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DE MOROSO
por
NOTAS HISTORICAS
viera a violar o inquietar este escrito hecho gratuitamente, que sea excomul-
gado, y secuestrado de los límites de la Santa Madre Iglesia, y con penas in-
deficientes castigado con Datán y Abirón, a los que tragó la tierra terrible-
mente y con Judas el traidor de Cristo atormentado sin fin en la parte infe-
rior del infierno, y además pague al abad de Sto . Domingo, o al que tuviere
·su voz y defendiese su causa mil libras de oro purísimo. Se hizo esta carta
el día VII antes de las Kalendas de Abril. Era MCLVII. Yo Urraca la dicha
Reina, mandé hacer este escrito y lo confirmé con mi propia mano y devo -
ción . El Conde Pedro González lo confirma. El Conde Rodrigo González lo
confirma. Fernando García el Mayor lo confirma. Fernando García el Me-
nor lo confirma. Fernando Pérez lo confirma. Pedro Belasquiz lo confir-
ma. Bernardo arzobispo de la Iglesia Toledana lo confirma. Diego obispo
de la Iglesia de Santiago lo confirma. Pedro obispo de Palencia lo confirma.
Diego, prelado de León lo confirma. Semena, electo de Burgos lo confirma.
Alfonso Rey, hijo de la predicha Reina, lo confirma. La infanta Dosupria, her-
mana de la Reina Sandra lo confirma. La infanta Dosupria hija de la reina
Sandra lo confirma. Semeno López, Maestresala de la Reina lo confirma. Gar-
cía Eneguez lo confirma. Pedro de Vicente, Notario de la Reina lo confirma.
Testigos Ziti, Belliti, Anaya".
Nos ha perecido interesante transcribir este documento completo, por
considerarle importante dentro de nuestro trabajo y por darnos una visión
de la época, donde aparece Doña Urraca de Castilla rodeada de su hijo, her-
mana y fieles defensores· como el obispo Gelmírez y los hermanos González
de Lara, personajes tan decisivos en su vida.
Es curioso que la figura de esta misteriosa Reina, tan maltratada por
algunos historiadores y tan ensalzada por otros, esté unida a estos lugares.
Doña Urraca, cuya vida corre entre los años 1077-1126, era hija de
Alfonso VI de Castilla y heredó el trono de su padre al morir éste sin des-
cendencia masculina, por haber perdido a su único hijo varón, el Infante
Don Sancho, en la batalla de Uclés.
En su primer matrimonio con Raimundo o Ramón de Borgoña, no hubo
ninguna nota discordante que pudiera servir de crítica a la todavía Infanta
de Castilla. De esta unión nació un hijo, más tarde Alfonso VII el Emperador,
cuyo reinado transcurrió entre los años 1126-1157 e inauguró una nueva
dinastía: La Casa de Borgoña, que duró hasta el advenimiento de los Tras-
tamara ( 1368).
Al morir Alfonso VI, en el año 1109, su hija Urraca, ya viuda del refi-
nado conde francés, casa precipitadamente, por consejo de sus magnates, con
el monarca aragonés Alfonso 1 el Batallador, guerrero infatigable, hombre
l. Iglesia románica de Co tillo
fuerte y musculoso , único en los campos de batalla, pero poco apto para .vivir
y moverse en medio de la frivolidad de la corte castellana.
Fue este matrimonio, probablemente, el más nefasto de la historia del
antiguo reino de Castilla. El período que va desde la muerte de Alfonso VI
al advenimiento de la Casa de Borgoña es uno de los más turbulentos y en-
marañados de la historia. Hubiera resultado funesto para los territorios cas-
tellanos y leoneses si en frente se hubiera alzado pujante el poderío musul-
mán. Por suerte, la España mahometana presentaba, en aquellos momentos,
la decadencia de los almorávides.
Doña Urraca, al poco tiempo de casarse con el rey aragonés, gustaba
con exceso la compañía de los condes castellanos, los amigos de su infancia,
con uno de los cuales, Don Pedro González de Lara, tuvo un hijo llamado Fer-
nando Pérez Hurtado .
Fueron constantes las luchas que sostuvo este matrimonio . Dos veces
fue encerrada la Reina por su marido y amb as consiguió escapar ayudada
por sus vasallos castellanos.
El Papa Pascual 11 anuló esta únión por incestuosa (había un parentesco
en tercer grado). Sin embargo pronto volverían a reconciliarse, para luchar de
nuevo, hasta que Alfonso repudió definitivamente a su esposa en el año 1114,
retirándose a sus dominios de Aragón.
El 8 de marzo del año 1126 moría Doña Urraca en Saldaña. Su cuerpo
está enterrado en San Isidoro de León.
Según otros documentos, que también nos merecen crédito, es otra do-
ña Urraca la relacionada con el monasterio de San Román de Moroso. La
crónica latina de Alfonso VII el Emperador nos habla de cómo este rey, una
vez que subió al poder encontró grandes dificultades con algunos nobles que
acostumbrados a la insubordinación durante el reinado de su madre Doña
Urraca, eran difíciles de dominar.
Distinguíanse entre todos Don Pedro de Lara y su hermano Don Rodrigo
González, y añade la crónica que vivían en la tierra que dicen Asturias de
SantilléH1a.
Con temor veían estos señores feudales como las fuerzas del Rey aumen-
taban de día en día, por lo que trataron de avenirse con el nuevo Monarca.
En el año 1130 vino Don Alfonso de León a Palencia y en este viaje
prendió a Don Pedro y a su yerno el conde Beltrán. Esto fue motivo de que
Don Rodrigo González, apellidado el último Señor de Cantabria, se sublevara,
por lo que el Rey vino a estas tierras y sitió y destruyó sus castillos, prendió
fuego a sus heredades, taló sus viñas y cortó sus árboles. Ante esta situación,
el conde mandó mensajeros al Rey para entrevistarse con él junto al río
Pisuerga. Durante estas negociaciones, nos recuerda la crónica, que el mo-
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138 MERCEDES RODRÍGUEZ DE LA FUENTE
narca tomó una concubina llamada Gontroda, hija de Pedro Díaz y de Ma-
ría Ordoñez, del mejor linaje de Asturias y Liébana; tuvo de ella una hija,
llamada Urraca, cuya crianza y educación confió a su hermana, la Infanta
Doña Sancha.
Doña Urraca casaría más tarde con Don García de Navarra, celebrándose
las bodas en León con gran esplendor, y dice igualmente la crónica que asis-
tieron todos los condes, duques y magnates de Castilla y León e igualmente
vinieron los parientes de la Infanta de "Terra Liebanensis".
Doña Urraca, años más tarde, ya viuda de Don García, se retiró a Castilla
y su padre le dio las Asturias para que pudiera vivir con el rango que había
ocupado, y por esto y ser su madre de estas tierras, se la conoce con el nom-
bre de Doña Urraca la Asturiana.
El hecho de que en el valle de Anievas exista la tradición de que una
Reina Doña Urraca está enterrad a en Moroso, hace pensar si sería ésta la
que terminó allí sus días, y su cadáver sería inhumado en este monasterio.
Sin embargo, en los últimos años del reinado de Isabel 11, para cubrir la des-
nudez en que se hallaba por los deterioros del tiempo , fue exhumado el ca-
dáver de Doña Urraca en la catedral de Palencia. Algunos historiadores pien-
san que pudo ser trasladado allí cuando los monjes abandonaron San Román
de Moroso para ir a Santo Domingo de Silos, del que, como ya sabemos,
dependían. A pesar del abandono en que quedó después del traslado de los
monjes, los de Silos conservaron los derechos señoriales o de abadengo, re-
gentando su parroquia, como igualmente lo hacían en otros lugares de la pro-
vincia. El último monje párroco de Bostronizo fue hermano del Ilustrísimo
señor Orcos, célebre Obispo de Osma, que tanto figuró en el infausto bienio
progresista de 1854.-1856, defendiendo los intereses religiosos.
Después de estos testimonios históricos mezclados con la leyenda y la
tradición es difícil saber qué Reina Urraca fue realmente la que visitó estos
lugares, que indudablemente están unidos a la presencia de una de ellas.
Nosotros nos inclinamos a pensar que fue la de Castilla la que, durante
algún tiempo, estuvo en estas tierras . Indudablemente, y como veremos más
adelante, la tradición y la leyenda se refieren a esta soberana que, acompaña-
da de su séquito y solamente de paso, anduvo por estos contornos. De todas
formas, dejamos al amable lector que se quede con la presencia de la reina
que más le plazca en este rincón de nuestro solar cántabro.
HISTORIA Y LEYENDA DE SAN ROMÁN DE MOROSO 139
LEYENDAS
gas colas, por lo que en muchas ocasiones, los lugareños se veían obligados
a dejar sus labores para desenmarañarlas .
El malestar creció y una noche los mozos cortaron las crines, colas y
cernejas a los caballos del cortejo. Enterado el Regidor, a la mañana siguien-
te, de tamaña afrenta, ordena que se toquen las campanas para que el pueblo
imponga a los suyos la paz y el castigo a los culpables. Doña Urraca, cono-
cido el ultraje hacia su séquito y la desobediencia hacia ella, al romper el si-
lencio que había ordenado, abandona precipitadamente Cotillo y sale por el
camino de la Cotorra hacia el cercano Priorato de San Román de Moroso.
En medio de protestas y lamentaciones dijo: "Me marcho a donde ni siquiera
llegue el eco de las campanas de tan maldito pueblo". Y, parece ser, estable-
ció en escritura pública, que a nadie nacido en Cotillo o con ascendientes de
este pueblo se le diera en tiempo alguno el priorato de Moroso.
Las gentes del lugar, ofendidas por la frase de Doña Urraca, deciden ele-
var la torre de la iglesia a fin de que el tañido de las campanas llegue hasta
el alto Moroso. Es curioso que, efectivamente, hoy se aprecia una elevación
en el campanario, pero no cabe duda que es mucho más moderna que la épo -
ca a que se refiere la leyenda.
Camino del monasterio, la Reina pasa por el cercano pueblo de Raicedo,
cuyos habitantes se postran ante tan egregia señora y le ofrecen bienes, ayu-
da y pleitesía.
Sin duda, San Román de Moroso sería el lugar ideal para recogimiento
y descanso de la reina, cansada de la vida cortesana y de las constantes gue-
rras en que participaba. Bien se hallaría su espíritu en medio de la soledad
y del silencio del bosque, acompañada de los pocos monjes que eligieron este
increíble lugar para pasar su vida.
Años más tarde, y como ya hemos apuntado, · donaría este priorato y otras
iglesias circundantes al monasterio de Santo Domingo de Silos que percibi-
ría los diezmos y cuyo Prior nombraría un monje por cura.
Nos sentiríamos felices si algún día estas ruinas fueran reconstruidas,
pero aún con el deplorable aspecto que ofrecen, invitan al visitante a la paz
y al descanso, a que su mente se traslade a la época en que estando habitadas
dieron hospitalidad a esta Reina de Castilla, que atravesando brañas y cam-
beras buscó aquí la soledad y el recogimiento. No cabe duda que eligió el
más hermoso de los lugares para tranquilizar su espíritu.
Hoy día, el silencio, roto únicamente por el canto de los pájaros y el
susurro de las hojas, es el dominador de estos parajes.
* * *
Hay una leyenda que por su relación con el monasterio transcribimos a
continuación.
HISTORIA Y LEYENDA DE SAN ROMÁN DE MOROSO 141
Se cuenta por estos lugares, que hace muchos años, cuando todavía se
celebraba el 9 de agosto la romería de San Román en el prado del monaste-
rio, los días anteriores a esta fecha, reinaba una gran humedad que impedía
secar la yerba. Un sol espléndido, largamente esperado, lució el día de San
Román. El propietario de un prado colindante al monasterio ordenó a su hijo
que acinara la yerba. El muchacho, temiendo perderse la romería, entró en
la capilla, cogió la . imagen de San Román, la ató a una cagiga que había en-
cima de un sumidero del río y la prometió que si no se nublaba soltaría el
belorto y la dejaría caer al agua. Unas horas más tarde el sol se ocultaba de-
trás de gruesas nubes.
Cuando el muchacho subió a Bostronizo, la gente se preguntaba por qué
se había estropeado el día, el joven les dijo que si le invitaban a una cuartilla
de vino les contaría el motivo. Más tarde todos bajaron al monasterio y en-
contraron la imagen colgada de la cagiga.
A partir de entonces, el prado del muchacho se le conoció con el nom-
bre de "Prado de Satanicas".
Es curiosa también la leyenda que nos habla de la famosa piedrona que
había en el · Cueto Moroso, piedra que tenía en uno de sus costados la siguien-
te inscripción: "El que me dé vuelta de este lado debajo de mí encontrará U:n
gran hallazgo". Reunidos un día los más fuertes del lugar, consiguieron vol-
verla y con gran asombro para ellos encontraron otra inscripción que decía:
"Gracias a Dios que me diste vuelta de este lado que del otro bastante he
estado".
¿Cuentos de "jilas" en las noches de invierno? ¿Cuántas generaciones,
durante cuántos años, los habrán contado? A nosotros, los más viejos del lu-
gar nos los han recordado.
APENDICE
sint. Dono antem illud atque congedo, sicut superius scriptum est prae-
dicta Ecclesia S. Dominici, et Fratibus illic sub Monastico Habitu de
gentibus liberum et absolutum sine omni contradictione jurae perpe-
tuo posidendum. Si quis igitur vir, aut si qua femina, seu quilibet per
sona de génere meo, aut de alío aliquo hoc scriptum gratis factum vio-
lare, aut inquietare temerario ausu praesumpserit, sit excomunicatus, et
a limitibus Sanctae Matris Ecclesia sequestratus, et cum Datam, et Abi-
ron, quos terra terribiliter absorbuit, penis indefigientibus depuratus, et
cum Juda Christi traditore in inferno inferiori sine fine cruciatus, et
insuper exolvat Abati S. Dominici, aut eriqui illius vogem temerit, et
causam defensaberit, mille libras auri purissimi. Et hec charta moneat
firma et stabilis omni tempore. Facta hac charta die aguito VII Kalen-
das Aprilis. Era MCLVII. Ego Urraca, praefata Regina, hoc scrip-
. tum fieri mandabi, et manu propia, et mente debota robarabi. Petrus
Gonzalbi comes confirmat. Rodericus Gonzalbi comes confirmat. Fer-
nandus Garzia Mayor confir. Fernandus Garzia Minor conf. Fernan-
dus Petri confirmat. Petrus Belasquiz confirmat. Bernardus Toletanae
Ecclesia Archiepiscopus confirmat. Didagus Ecclesia S. Jacobi Episco-
pus confirmat, Petrus Palentinus Episcopus conf. Didagus Legionensis
Praesul conf. Semena Burgensis Electus conf. Adefonsus Rex filius prae-
nominata Regina confirmat. lnfantisa Dosupria Santia Reginae germana
conf. lnfantisa Dosupria Santia Regina filia conf. Semeno Lopez Dapi-
fer Regina confirmat. García Eneguer confirmat. Semeno Eneguez con-
firmat. Petrus Vincentii Notarius Regina confirmat. Ziti testis, Belliti
testis, Anaya testis".
BIBLIOGRAFIA
Fotografías originales.