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"YEDRO, Mario Alberto – TORRES, Silvia Yolanda – Enriquecimiento ilícito y

su acum. DEL RUBIO y HUNMENDI S.R.L. c/SUP. GOB. DE E.R.


s/IMPUGNACIÓN EXTRAORDINARIA" (Nº 4735)

______________________________________________________

///-C U E R D O:

En la ciudad de Paraná, Capital de la Provincia de Entre Ríos, a los


catorce días del mes de marzo del año dos mil diecinueve, reunidos los
señores miembros de la Sala Nº 1 de Procedimientos Constitucionales y
Penal del Excmo. Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos, a saber:
Presidente, Dr. DANIEL OMAR CARUBIA, y Vocales, Dr. MIGUEL ÁNGEL
GIORGIO y Dra. CLAUDIA MÓNICA MIZAWAK, asistidos por la Secretaria
autorizante, Dra. Noelia V. Ríos, fue traída para resolver la causa caratulada:
"YEDRO, Mario Alberto - TORRES, Silvia Yolanda - Enriquecimiento ilícito y
su acum. DEL RUBIO y HUNMENDI S.R.L. c/SUP. GOB. DE E.R.
s/IMPUGNACIÓN EXTRAORDINARIA".-

Practicado oportunamente el sorteo de ley, el mismo quedó conformado de


la siguiente forma: Dres. CARUBIA, GIORGIO y MIZAWAK.-

Estudiados los autos, la Excma. Sala planteó las siguientes cuestiones a


resolver:

PRIMERA CUESTION: ¿Es procedente la impugnación extraordinaria


interpuesta?

SEGUNDA CUESTION: ¿Cómo deben imponerse las costas?

A LA PRIMERA CUESTION PROPUESTA, EL SEÑOR VOCAL, Dr. CARUBIA, DIJO:


I.- Inicialmente, he de extenderme en el relato de los actos producidos en
este extraño proceso, a fin de intentar poner claridad para la mejor
comprensión del asunto y de la solución que -entiendo- corresponde
imponer.-

En ese orden de ideas, cabe anotar que la Sala Nº 1 de la Cámara de


Casación Penal (fs. 401/403), en fecha 28 de septiembre de 2016, declaró
mal concedido el recurso de casación interpuesto por el Dr. Daniel Aníbal
Loggio -fs. 339/341vlto.-, en su carácter de apoderado de “Del Rubio y
Hunmendi SRL”, contra la sentencia de fecha 4/5/15 dictada por el Tribunal
de Juicios y Apelaciones de Concordia -fs. 322/328- y, en consecuencia,
anuló la resolución obrante a fs. 342 emanada de este último organismo
jurisdiccional en fecha 16/6/15.-

II.- Contra dicho acto resolutivo de Casación, el mentado mandatario de la


razón social mencionada interpuso y fundó la impugnación extraordinaria
(fs. 405/415vlto.) prevista en el apartado II del Acuerdo General Nº 17/14
del Superior Tribunal de Justicia de fecha 3/6/14, punto Cuarto (hoy: arts.
524 y ss., Libro Cuarto, Capítulo IV, Sección II, del Cód. Proc. Penal -Ley N°
9754, modif. por Ley N° 10317).-

En su memorial, luego de efectuar un racconto de la causa, se explayó sobre


la procedencia sustancial del recurso y aseveró que, contra la sentencia que
rechaza la acción reivindicatoria del 4/5/15, interpuso dos recursos: el de
inaplicabilidad de ley y el de casación, siendo coincidentes los fundamentos
de ambos, al centrarse en la actuación decisiva del mismo magistrado en los
actos jurisdiccionales pronunciados en ambos procesos, violatoria del
principio de imparcialidad. Añadió que el juez sentenciante, en contra de
todo derecho, le aplicó retroactivamente a la sociedad ajena al proceso
penal el nuevo texto del art. 23 del C. Penal, silenciándose
significativamente la argumentación de su parte en la demanda sobre la
inaplicabilidad de dicho texto legal en razón de ser posterior al hecho
delictuoso, pues ocurre que el enriquecimiento ilícito por el cual fue
condenado Yedro se concluyó en julio de 1999, por tanto, es anterior a la
entrada en vigencia del nuevo texto del art. 23 del CP, teniéndose que regir
por el vigente a la fecha en que se consumó el delito que es el más benigno,
resultando claro que el fallo ejecutó una aplicación retroactiva de la ley
penal más gravosa. Destacó que cobra virtualidad la acción de cosa juzgada
írrita, o sea la nulidad o ineficacia de la sentencia condenatoria en lo que
hace a la extensión de sus efectos a terceros no responsables.-

Sostuvo que la providencia denegatoria del recurso de casación lesiona el


derecho a una justicia imparcial, el derecho de defensa y el derecho de
propiedad porque impide la aplicación de la ley civil adjetiva que rige este
tipo de acción. Expresó que el Tribunal elude aplicar correctamente y
conforme a expresas garantías constitucionales el texto del art. 23 CP
correspondiente a la época en que se produjo el delito, lo que lleva a
declarar la nulidad del decomiso que se impugna en la acción
reivindicatoria por afectar a un sujeto de derecho ajeno al proceso y no
responsable, con el alcance de disponer la restitución del dominio y de la
posesión del inmueble rural a su propietaria legítima, Del Rubio y
Hunmendi SRL y la reinscripción a su nombre en el Registro de la Propiedad
de Rosario del Tala.-

Manifestó que la Cámara argumenta que la sentencia condenatoria de la


Cámara de Concordia sólo podría revisarse a través de un recurso de
revisión y que el interpuesto no encuadra en ninguno de los motivos de
procedencia del art. 477 CPP. En tal sentido, recordó contra qué sentencia
procede y quiénes pueden interponerlo, concluyendo que Del Rubio y
Hunmendi SRL nunca hubiera podido interponer el recurso de revisión,
porque no ha sido el objeto condenado en dicho proceso penal, ni nunca
fue citado ni fue parte del mismo, careciendo de legitimación procesal para
hacerlo, además de no tratarse de un recurso de revisión promovido por el
condenado, sino de una demanda ordinaria reinvindicatoria promovida por
un tercero, que no se identifica con Mario A. Yedro, su socio administrador,
desconociendo la Cámara de Casación la realidad jurídica de que se trata de
dos personas distintas y la vigencia del art. 2 Ley 19.550 y 143 del Código
Civil y Comercial, que erigen a la sociedad regularmente constituida como
“sujeto de derecho”, con distinta responsabilidad que sus integrantes.-

Hizo referencia al velo de la personalidad jurídica y a la consecuente


inoponibilidad, resaltando que ni la Cámara Penal de Concordia que decretó
el decomiso del predio rural ni, posteriormente, el Tribunal de Juicio y
Apelaciones de la misma ciudad ni la Cámara de Casación, han declarado
inoponible o simulada la personalidad jurídica a fin de decretar legalmente
el decomiso o confirmarlo. Alegó que las sentencias de los organismos
judiciales que intervinieron dan por supuesto, en una demostración de
voluntarismo judicial, que el condenado Mario Yedro y la sociedad “DEL
RUBIO y HUNMENDI SRL” son la misma e idéntica persona, prescindiendo
del régimen legal aplicable al caso.-

Reveló que, con el afán de no resolver la cuestión de fondo planteada por la


parte a quien representa, la cual -aclaró- es de indudable naturaleza civil,
pretenden los tribunales identificar sin ningún asidero legal a la persona
física condenada con la persona jurídica titular dominial del inmueble rural
objeto de decomiso y, con este artilugio violatorio de la ley, sostener que el
único recurso viable es el de revisión, que ya fuera interpuesto por Yedro y
rechazado.-

Por otra parte, aseguró que el rechazo por parte de la Cámara del recurso,
expresando que no se encuentra previsto en los supuestos admitidos por el
art. 477 del CPP, es una afirmación inexacta, pues en su primer inciso lo
admite cuando se invoque la inobservancia o errónea aplicación de la ley
sustantiva, siendo ése el vicio invocado, pero que también se pasó por alto.
Entendió que si se hubiera aplicado el art. 23 del CP según texto vigente a la
fecha del ilícito, ese decomiso nunca hubiera podido decretarse contra un
tercero no responsable, de ahí su nulidad y el fundamento de la acción
reivindicatoria.-

En tercer lugar, alegó que no quiere advertir el Tribunal que está


entendiendo en una demanda ordinaria de carácter civil, consecuencia
accesoria derivada de la arbitrariedad cometida por el propio Tribunal penal
y que dicha demanda reivindicatoria se tramita por razones de conexidad
ante el Tribunal penal que dictó la sentencia condenatoria y decretó el
decomiso, que está fundada en normas civiles, no solamente en normas
penales y cuyo trámite está regulado por el CPCC que rige la cuestión, por
más que la competencia funcional recaiga en un Tribunal penal, por
disposición de la Sala Civil del Superior Tribunal, lo contrario -aseveró-
implicaría denegar la justicia, no obstante, así lo ha entendido la misma
Cámara de Casación ante el recurso de inaplicabilidad de ley que
interpusiera contra el fallo del Tribunal de Juicio y Apelaciones de
Concordia, pues rechaza alegando que se está ante un proceso sujeto al CPP
y no al CPCC, por lo cual solamente resulta viable contra dicho fallo el
recurso de casación reglado por el CPP, sin embargo -prosiguió- la misma
Cámara posteriormente, en el fallo que ahora recurre del 28/9/16, declara
“mal concedido” el recurso de casación que también y preventivamente se
había interpuesto, porque consideró que sólo era procedente el recurso de
revisión contra el fallo condenatorio de la Cámara Penal de Concordia que
decretó el decomiso y que por ello el remedio impugnativo de su parte no
encuadra en ninguno de los casos de procedencia del art. 477 CPP,
desconociendo que dicha sociedad carece de legitimación para interponer
ese recurso porque no es la persona condenada ni fue parte del proceso
penal.-

Expresó que de seguir esa tesitura, este proceso se convertiría en el primer


precedente en que el justiciable, ante el dictado de una sentencia que lo
agravia, como es la que rechaza la acción reivindicatoria, no puede
impugnarla al no resultar procedente ningún recurso, desconociéndole el
derecho que atribuye a su representada el art. 8 de la Declaración Universal
de Derechos Humanos, el cual transcribió.-

Relató que los fundamentos del recurso de inaplicabilidad de la ley, los del
recurso de casación y los de esta impugnación extraordinaria, son
esencialmente los mismos, porque se trata de la violación a los derechos
fundamentales de acceder a la justicia, a la defensa, a que se respeten las
reglas del debido proceso y a la garantía de la propiedad, que fueron
negados. Coligió que el mismo juez -Dr. Martín F. Carbonell- intervino en
ambos pronunciamientos de los años 2005 y 2015, por lo cual es suficiente
motivo para invalidar el fallo del 4/5/15 por violar la garantía de
imparcialidad objetiva, en razón de la vehemente sospecha de que por la
misma actividad realizada por el juez, derivada de la función que por ley
procesal y la decisión de la Sala Civil del Superior Tribunal le tocó cumplir.
Indicó que evidentemente ha inclinado a confirmar la sentencia
condenatoria que pronunció con anterioridad, como reitera en sus
argumentos, omitiendo mencionar algo en los fundamentos del rechazo del
recurso sobre esta delicada situación, no habiéndose salido de su discurso
ritualista sobre la procedencia formal del recurso ni el Fiscal ni la Cámara de
Casación, pareciéndose -fustigó- que la saga de este proceso ya parece un
laberinto kafkiano que concluye con la arbitraria denegación del acceso a la
justicia.-

Hizo un repaso de las contingencias procesales de la causa, resaltó lo dicho


por esta Sala en cuanto a la incomprensible radicación de una causa de
naturaleza eminentemente civil ante un órgano jurisdiccional del fuero
penal, lo cual fue omitido -agregó- por la Cámara de Casación,
rechazándose los recursos interpuestos por un criterio puramente
formalista e incoherente, negando el acceso a la justicia, violando el
derecho de defensa, las reglas del debido proceso y el derecho a la
propiedad de su representada. Persiguió la obtención de una sentencia
conforme al derecho positivo vigente, injusta o justa, pero nunca producto
de la violación del derecho, de la arbitrariedad e incongruencia,
pretendiendo se subsanen dichos vicios.-

Entendió que arbitrariamente se le imputó al representante de Del Rubio y


Hunmendi SRL haber “consentido” la acumulación de esta causa al
expediente penal, como si ello significara consentir la exclusiva aplicación
del CPP, siendo ello una afirmación carente de asidero jurídico, dando sus
argumentos al respecto. Sostuvo que la sentencia recurrida vulnera de tal
modo y abiertamente el principio y la garantía del debido proceso porque
se ha negado a investigar para decidir, y su conducta resulta contraria a las
normas procesales dictadas en consecuencia del art. 18 de la CN y normas
concordantes de tratados internacionales con rango constitucional, siendo
tales normas adjetivas las que imponen al juez los deberes de fundar la
sentencia, bajo pena de nulidad, respetando la jerarquía de las normas
vigentes y el principio de congruencia.-

Apreció que la sentencia recurrida, de quedar firme, tendría repercusiones


que excederían los gravámenes irreparables para su parte, pues quedaría
consagrada una notoria distorsión del funcionamiento del Poder Judicial
como institución básica del sistema republicano, produciendo no sólo la
lesión y frustración de los derechos fundamentales de su representada por
la arbitraria aplicación de una norma que claramente no rige el caso, sino
también se afectaría el interés general.-

Como corolario de su exposición, peticionó se declare admisible el recurso


de casación interpuesto y anule por arbitraria la sentencia Nº 212 de la
Cámara de Casación de fecha 28/9/16, dándole curso a dicho recurso contra
el decisorio del Tribunal de Juicios y Apelaciones de Concordia del 4/5/15 e
hizo reserva del caso federal.-

III.- Dicho acto impugnatorio fue desestimado por la Cámara de Casación Nº


1 de esta ciudad (fs. 401/403), la cual argumentó que el recurrente si bien
enunció la conculcación de garantías consagradas en cláusulas
constitucionales y convencionales, lo cierto es que, al desarrollar el planteo
impugnativo, se limitó a reeditar los agravios formulados en las distintas
instancias recursivas intentadas, que fueron oportunamente contestados,
siendo reiteración de planteos referentes a cuestiones de hecho y de
aplicación, interpretación y tratamiento de las normas de derecho de fondo
y procesal, materias ajenas al control que ejerce el Superior Tribunal de
Justicia de Entre Ríos, salvo supuestos de arbitrariedad o gravedad
institucional que no se observan argumentados en este caso.-

Dicha decisión originó, a la postre, el planteo de queja por parte del


mencionado apoderado de “Del Rubio y Hunmendi SRL”, Dr. Daniel Aníbal
Loggio, contra la resolución denegatoria de la concesión de la impugnación
extraordinaria para ante este Tribunal, contra la sentencia del mismo
organismo que declaró mal concedido el recurso de casación, haciéndose
lugar al recurso de queja, declarando mal denegada la impugnación
extraordinaria referida y concediéndola.-

IV.- Elevadas las actuaciones a esta Alzada y corrido traslado a las partes, el
representante legal de la firma “Del Rubio y Hunmendi SRL”, al contestarlo
(fs. 445/450), luego de ratificar y remitirse a los argumentos expuestos en el
recurso de queja, tildó de arbitrario el proceder del Tribunal a quo de
Concordia, en lógico encadenamiento con los fundamentos de su fallo
condenatorio contra María (rectius: “Mario”) Yedro y el decomiso del
campo de propiedad de su mandante, que no tuvo ninguna intervención en
la causa penal. Sostuvo que al quedar radicada la acción reivindicatoria en
dicho tribunal penal, no la consideró como acción autónoma, sino que la
acumuló y unificó prácticamente en la causa penal “Yedro, Mario Alberto y
Torres Silvia Yolanda s/enriquecimiento ilícito” y, como consecuencia de
ello, a pesar de haber comparecido el 9/2/15 a los autos “Delrubio y
Hunmendi SRL c/Gobierno de la Provincia de Entre Ríos s/acción
reivindicatoria” como apoderado de la actora en dicho expediente,
adjuntando poder general, constituyendo domicilio legal, solicitando se le
otorgue la participación correspondiente y se le preste el expediente, se
hizo caso omiso de dicha presentación, no tendiéndosela en cuenta ni
notificándoselo de ningún acto procesal, presentando un nuevo escrito
poniendo a disposición del Tribunal copia del anterior, el cual tampoco fue
proveído, presentando un tercer escrito.-

Agregó que la acción civil reivindicatoria, luego de proveída su presentación


después de varios meses, ha quedado, por voluntarismo judicial,
subsumida, neutralizada y englobada en la causa penal, lo que constituye
-alegó- una verdadera y flagrante negación de la imparcialidad que debe
regir la actuación de los jueces. Resumió en dos los vicios sustanciales que
fundamentan, según su criterio, la descalificación del fallo recurrido y que
fueron eludidos por la Cámara de Casación Penal con excusas procesales,
negando arbitrariamente a su parte la vía recursiva que en Derecho le
correspondía, impidiendo el acceso a la justicia, a la defensa y al debido
proceso, haciendo referencia en primer lugar a la selectiva aplicación
retroactiva de la ley penal.-

En tal sentido, sostuvo que el fallo en recurso descarta la existencia de la


sociedad a la que representa, le desconoce toda consecuencia jurídica y,
considerando que el verdadero propietario y destinatario del decomiso era
el señor Mario Alberto Yedro, resuelve esta causa como si actor fuera Yedro
y no la sociedad Delrubio y Humendi SRL (rectius: “Del Rubio y Hunmendi
SRL”), dirigiéndose la notificación de la sentencia a “Dr. Mario Alberto
Yedro”.-

Entendió que la sentencia viola abiertamente el art. 2 de la Ley Nº 19550,


que considera a la sociedad como un sujeto de derechos, persona distinta a
la de sus socios, no habiendo sido Yedro imputado como representante
legal de la sociedad. Cuestionó lo vertido por quien fuera Vocal de la Sala
Penal de la Cámara de Apelaciones de Concordia, haciendo hincapié en la
declaración del testigo Telayna. Agregó que en ningún momento se dictó un
decisorio, previa satisfacción del derecho de defensa de la sociedad, en el
cual se hubiese declarado simulada la estructura social, se desestimase la
personalidad societaria o se declarase inoponible al Estado Provincial el
ente societario por violar el 3er. párrafo del art. 54 de la ley de sociedades,
tampoco -prosiguió- se declaró nula la inscripción dominial del campo a
nombre de la sociedad, sino que directamente se lo consideró propietario a
Mario Alberto Yedro y se decomisó el inmueble rural, disponiendo tales
actos confiscatorios como si la personalidad jurídica de la sociedad no
existiera y haciendo caso omiso al art. 2 de la ley 19550, aplicando
retroactivamente a la sociedad ajena al proceso penal, el nuevo texto del
art. 23 del Código Penal.-

Añadió que el fallo que se recurre invoca, para fundar y mantener la eficacia
del decomiso, el citado artículo según redacción de la ley 25.188 del
1/11/99, silenciando significativamente la argumentación de su parte en la
demanda sobre la inaplicabilidad de dicho texto legal por ser posterior al
hecho delictuoso, en efecto -sostuvo- el enriquecimiento ilícito por el cual
fue condenado Yedro se concluyó en julio de 1999, por tanto, la entrada en
vigencia del nuevo texto del art. 23 del Código Penal, en consecuencia, se
tiene que regir por el texto de dicha norma según ley 23.007, y que es el
más benigno, porque establece que el decomiso no procede cuando los
efectos provenientes del delito pertenecen a un tercero no responsable,
que en este caso es la firma Del Rubio y Hunmendi SRL.-

Señaló que el fallo del Tribunal de Concordia, confirmado por la Cámara de


Casación, ejecuta una aplicación retroactiva de la ley penal y, en este caso,
más gravosa, violando los arts. 18 de la Constitución Nacional, 3 del Código
Civil y 7 del nuevo Código Civil y Comercial, además de haber efectuado
selectivamente una aplicación retroactiva de la ley penal, lo que denuncia
aún con más fuerza su discrecional arbitrariedad: por sentencia del
16/12/05 le aplicó a Yedro una “inhabilitación absoluta por el término de
diez años como autor material del delito de enriquecimiento ilícito de
funcionario público”, en cuyo caso aplicó correctamente el art. 268-2 CP,
según texto vigente a la fecha del ilícito (julio de 1999), pues dicho artículo
fue modificado por la misma ley 25.188, art. 39, que entró en vigencia en el
mes de noviembre de 1999, y por cuya reforma la inhabilitación se agravó
convirtiéndola en absoluta y perpetua, agregando que, cuando se trató de
decomisar el inmueble rural de titularidad dominial de la firma Del Rubio y
Hunmendi SRL, en vez de aplicar el art. 23 CP -texto vigente a la fecha del
ilícito- que impedía ese decomiso, recurrió al nuevo texto introducido por
aquella ley 28.188 que entró a regir con posterioridad, el 9 de noviembre de
1999, y lo aplicó retroactivamente, no obstante ser la norma legal más
gravosa.-

Consideró que semejante arbitrariedad selectiva descalifica claramente el


fallo, que resulta violatorio de los tratados internacionales de derechos
humanos, Declaración Universal de Derechos Humanos, art. 9, 2do. párr.,
Declaración Americana sobre Derechos Humanos y art. 15, inc. 1º, 3er.
párr., del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, todos de rango
constitucional, además de contradecirse el texto del art. 2 del Código Penal,
que consagra el principio de aplicación de la ley más benigna. Expresó que
su representada invocó, en su demanda reivindicatoria, esta regla básica del
derecho penal, por cuanto el desconocimiento y violación de ese principio,
ha tenido por efecto despojarla de un bien inmueble de su titularidad y
alegó que la nulidad es inexcusable y la restitución del predio rural
decomisado a su representado es un imperativo de la justicia.-

Referenció que el juez que suscribe la sentencia del 4/5/15 del Tribunal
Penal de Concordia que rechaza la acción reivindicatoria, Dr. Martín F.
Carbonell, es el mismo juez que también suscribió la sentencia del 18/12/05
de la Sala Primera en lo Penal de la Cámara de Apelaciones de Concordia,
por la cual se condenó a Mario Alberto Yedro a la pena de tres años de
prisión condicional, multa de $ 90.000 e inhabilitación absoluta por el
término de diez años como autor material y responsable del delito de
enriquecimiento ilícito de funcionario público y que ordenó el decomiso.-

Observó que el mismo juez que ordenó el decomiso del campo que estaba a
nombre de una tercera persona, una sociedad de responsabilidad limitada
legalmente constituida y que era ajena al proceso penal, resuelve ahora
esta acción reivindicatoria promovida por dicha firma Del Rubio y
Hunmendi SRL, que impugna el despojo que ilegalmente había sufrido de su
propiedad, rechazando la acción con los mismos argumentos con que
decretó el decomiso, pasando por arriba nuevamente la existencia jurídica
de dicha sociedad, provocando ello una flagrante violación de derechos
fundamentales garantizados por nuestra Constitución Nacional y tratados
internacionales, lesionándose el derecho de defensa de su representada y
el derecho a ser juzgada esta acción por un tribunal objetivamente
imparcial.-

Entendió que existe cuestión federal suficiente, al haberse violado la


garantía de juez imparcial, mencionando que el juez que decidió la suerte
negativa de la acción reivindicatoria no estaba en condiciones objetivas de
mantener su imagen de imparcialidad a la hora de dictar la sentencia que
no hizo lugar a la reivindicatoria, al haber estado impedido psíquicamente
para emitir un juicio de certeza objetivo, pues ya tenía una idea
preconcebida sobre el caso a resolver, desde que había adherido, como lo
reconoce, al voto de la Dra. Mariela Rojas, que fundó el fallo del 12/12/05,
cuyos párrafos aquel Juez transcribe extensamente en su voto a fin de
decidir el rechazo de la acción reivindicatoria.-

Finalmente, luego de enfatizar en la imparcialidad del juzgador, solicitó la


nulidad del sentencia del 4/5/15 y admisión de la demanda reivindicatoria
promovida y se tenga, en caso de rechazarse el recurso, la reserva del caso
federal por violación de las garantías constitucionales, del derecho de
propiedad, de la defensa en juicio y del debido proceso, e incluso la reserva
de acudir ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos de Costa Rica
por denegación arbitraria de justicia.-

V.- Por su parte, al comparecer la parte demandada, a través del Dr.


Sebastián M. Trinadori, en su carácter de Fiscal de Estado Adjunto de la
Provincia de Entre Ríos (fs. 452/455), catalogó como un acto válido la
sentencia dictada, apreció que el quejoso omitió hacer referencia a los
fundamentos del fallo que resultan acordes y coherentes con el material
colectado en la causa penal, referenciando algunos pasajes del fallo
cuestionado, lo cual condujo al tribunal de juicio al arribo del principio de
certeza requerido, respecto a la autoría y responsabilidad penal de Yedro.
Luego de transcribir parte de dicho decisorio, valoró que el fallo dictado por
el tribunal de juicio está plenamente fundado y sus conclusiones son
absolutamente respetuosas tanto del ordenamiento penal como también
de los principios contenidos en el ordenamiento civil.-

Razonó que la cuestión medular que el recurrente viene esquivando a lo


largo de todo el proceso, es que los condenados eran los únicos socios de
DEL RUBIO y HUNMENDI SRL, no solo cuando adquirieron los campos sino
que eran los mismos cuando fueron embargados, razón por la cual resulta
de plena aplicación el principio que indica que los efectos indirectos de los
delitos, esto es los objetos adquiridos con lo directamente obtenido por él,
son alcanzados por el concepto legal, y que el autor del ilícito siga
disfrutando de lo que obtuvo, sirviendo el decomiso de los campos del
condenado Yedro como una función reparadora del daño social causado por
el encartado, otorgándole ello un sentido restaurador de justicia, además
de la recuperación para la comunidad de los activos obtenidos mediante la
comisión de delitos. Por último, introdujo la cuestión federal, solicitó se
regulen los emolumentos profesionales por la tarea desempeñada en
ambas instancias y se rechace, con costas, el recurso extraordinario
intentado, confirmándose el fallo dictado el 4/5/15 por el Tribunal de Juicio
de la ciudad de Concordia.-

VI.- A su turno, se expidió el Procurador General de la Provincia de Entre


Ríos (fs. 456/464), quien sostuvo que como viene advirtiendo desde hace
años, se trata de diversas acciones rayanas al desconocimiento supino del
derecho, que forman parte de una estrategia lindante con el fraude
procesal del condenado Yedro, ahora a través de su apoderado legal, para
evitar -tardíamente- el cumplimiento de la sentencia penal que lo condenó
por Enriquecimiento Ilícito de Funcionario Público -art. 268 (2) CP-, en lo
atinente al decomiso del inmueble rural adquirido con fondos espurios,
fruto del ilícito. Añadió que ante la pertinacia dolosa en desalojar el campo,
se ordenó la iniciación de causa penal por Usurpación en la que Yedro fue
condenado por el Tribunal unipersonal de Nogoyá, por el delito referido
cometido en perjuicio del Estado Provincial, a la pena de cuatro años y seis
meses de prisión de cumplimiento efectivo, al unificársele con la condena
anterior condicional.-

Consideró acertado el resolutivo de la Cámara concordiense, al sostener


que se pretende desconocer el factum de certeza forense de dos decisiones
condenatorias judiciales firmes y pasadas en autoridad de cosa juzgada, en
frontal despecho a la norma que establece la preeminencia y definitoriedad
de condena penal respecto “…de la existencia del hecho principal que
constituya el delito…”, o “…la culpa del demandado”, según el viejo 1102 del
CC, fórmula que repite casi textualmente el nuevo texto en su art. 1176.-
Indicó que este aventurado escándalo -tal como lo catalogó- se simula a
través de lo que en lógica jurídica se denomina “falacia de falsa premisa”,
que implica convertir en premisa mayor de un silogismo lo que es la
conclusión adelantada falsamente, y la falsedad inicial -arguyó- la
constituye la afirmación de que el decomiso de la fracción de campo
decidido como pena en el juicio por el delito de Enriquecimiento Ilícito,
había recaído sobre un bien ajeno al encartado, lo que es falso y determina
la falsedad de todo el argumento.-

Destacó que la Cámara desbarata este pseudo argumento repetido una y


otra vez, agravios a los que agrega la parcialidad -pese a que no recusó al
Magistrado Carbonell- y aplicación retroactiva de la ley. Adicionó que el
Tribunal recordó pasajes de la sentencia condenatoria donde la vocal
preopinante, Dra. Rojas, concluía en la procedencia del decomiso por
tratarse de bienes mal habidos, es decir adquiridos directamente con
fondos que constituían el enriquecimiento incompatible con la función, no
justificado, derivados del quebranto de los deberes positivos propios del rol
de competente institucional, y si bien reconoce que el campo se hallaba
inscripto a nombre de la sociedad, nunca ello impidió el decomiso, pues la
“SRL”, como dice la sentencia firme, solo era integrada por los condenados
Mario Yedro y su cónyuge.-

Subrayó que la autoría material -dominio del hecho además de la infracción


al deber- de Yedro la reafirma el Tribunal con la propia indagatoria, donde
éste siempre asume la autoría de propia mano, sin alusión alguna a la
sociedad, es decir reflejando la plena identidad entre persona física y
jurídica, lo que se confirma con los dichos de los ex socios, Telayna y
Orabona, y la documental de la escritura de compraventa y, con cita del
voto de la Dra. Rojas, el Tribunal vuelve a concluir en que la sociedad fue
una pantalla para la adquisición de los inmuebles y muebles con los bienes
provenientes del enriquecimiento ilícito, resultando estas conclusiones
sobre la premisa fáctica de la condena firme -según manifestó- parte del
largo proceso penal y señaló que al ser conscientes de sus consecuencias
penales, ninguno de los letrados defensores de destacada trayectoria que
intervinieron en el juicio originario o en el de Usurpación, se animaron a
esta insólita aventura.-

Justificó la transcripción -in extenso- de parte de aquel voto de la Dra. Rojas


en la condena penal, reseñó los argumentos confirmados en el dictamen
del Procurador General Casal, al que la Corte Suprema se remite, para
rechazar la Queja argüida por la esforzada Defensa. Alegó que el delito del
art. 268 (2) CP posee la estructura de un ilícito complejo y donde el tipo
doloso es de aquellos tipos de “valoración global” que estudió Roxin.
Consideró que quien se enriquece de modo incompatible con sus ingresos y
habiendo quebrantado su deber de transparencia ya realizó el ilícito, de
modo que no podría alegar que “justificar” o explicar su incumplimiento, si
lo quiere hacer, sería contrario a la regla procesal de no incriminación.-

Expresó que es evidente que la norma prohíbe realizar actos que aumenten
considerablemente el patrimonio y que todos los bienes, cualquiera sea su
naturaleza, que se hallen contenidos dentro del incremento ilícito son
“efectos” del delito, independientemente de si se demuestra que lo han
adquirido por sí -como persona física de propia mano- o a través de
“persona interpuesta” (extraneus), intervención de terceros que solo tendrá
importancia en la imputación a título de partícipe por la restricción autoral
derivada de la naturaleza de infracción al deber o competencia institucional,
agregando que, así como ninguna trascendencia tiene que la estructura de
un tipo de “recogida”, suponga la comisión de otros ilícitos contra la
Administración Pública o “Fe” Pública, en concurso aparente, y que retoman
su significación en tanto se descubran, vgr.: Cohecho, Peculado, etc.;
tampoco la tiene el grosero intento de inocular los efectos de la ilicitud
culpable, con la argucia de la cesión gratuita de las cuotas sociales a las
hijas menores.-

Explicó que el no haberse extinguido como sanción administrativa la


persona ideal, ningún obstáculo existía para el traspaso gratuito de las
acciones, solo que ellas no representaban al capital decomisado, siendo
Yedro y la SRL la misma cosa o sustancia, no siendo necesario recurrir a la
famosa “teoría del disgregard of legal entity” o del corrimiento del velo de
la persona jurídica, indicando que, más allá que aquí no se trata de un
injusto penal cometido a través de una persona jurídica, aún en nuestra
legislación y doctrina mayoritaria sigue vigente la tesis del “societas
delinquere non postet”, es decir cometen los delitos las personas físicas por
el principio de culpabilidad personal, más allá que lo hagan físicamente o
través del ente ideal, pero -añadió- lejos de toda complejidad delictual, el
caso que nos ocupa es -pese a su gravedad- una ilicitud “de cabotaje”, un
ejemplo de lo que Zaffaroni denomina “esfuerzo por la vulnerabilidad”.-

Afirmó que quedó demostrado con valor de cosa juzgada que Yedro fue
quien materialmente realizó el ilícito -con su cónyuge como extraneus- y de
allí el legítimo decomiso, reforzando los argumentos vertidos la legitimidad
de lo decidido oportunamente, pero que tiene carácter inconmovible por la
cosa juzgada y la no concurrencia de ninguna de las causales de la acción de
revisión, de allí -entendió- la radical inadmisibilidad de lo planteado. Reiteró
que existe un segundo fallo también firme y con autoridad de cosa juzgada
que demuestra el yerro mayúsculo del intento reiterado, que es el que
dictara el Tribunal de Nogoyá condenando a Yedro por el delito de
Usurpación, que impuso pena en firme al unificarlo con la anterior
condicional, confirmado luego. Adujo que en dicho fallo quedó firme que
Yedro realizó el injusto de despojo al no acatar la orden de que el Estado
tome posesión del inmueble decomisado, que acaeció el 15/9/08,
confirmando la legitimidad de la constitución del dominio estatal y de la
inscripción registral consecuente, los que de nuevo fueron puesto en crisis
por el hoy “demandante” en la “acción contencioso-administrativa”, que fue
declarada inadmisible, y quedó firme al rechazársele el recurso de
inaplicabilidad de ley.-

Invocó que la inopinada “acción reivindicatoria” debió rechazarse in limine


una vez que se comprobase la firmeza de la pena de decomiso y la falsedad
cuasi fraudulenta de la postura actoral, no obstante se prefirió hacer lugar a
la incompetencia material planteada por Fiscalía de Estado y acogida en el
dictamen Fiscal, como si se tratase de cuestiones atinentes a la ejecución de
la sentencia (arts. 539 y concordantes CPP antiguo), fallo del señor Juez Civil
y Comercial que fue confirmado por la Cámara de Concepción del Uruguay
y declarado inadmisible por la Sala Civil del STJ, siendo por esta razón -yerro
malicioso del “actor”-, que la “soi dissent” acción reivindicatoria llega al
Tribunal penal que había condenado a Yedro y su cónyuge.-

Entendió que pierden consistencia las argucias sobrevinientes de falta de


imparcialidad en el Tribunal o de aplicación retroactiva de la ley, pues así
como un Tribunal puede rechazar “in limine” una recusación a todas luces
extemporánea o inadmisible, también en este caso podía desechar sin más
esta grotesca irracionalidad, debiendo lo formal sin ningún contenido ceder
ante la justicia del caso y lo normativamente inadmisible, concluyó que
debe rechazarse el planteo revisionista, “sin necesidad de que se ocurra al
pleno de V.E.”, opinando que debe rechazarse la impugnación extraordinaria
incoada.-

VII.-Reseñados como antecede los agravios motivantes de la impugnación


extraordinaria articulada en nombre de la razón social Del Rubio y
Hunmendi SRL, la postura del Estado Provincial y la opinión del Ministerio
Público Fiscal, corresponde ingresar al examen de la pretensión
impugnativa deducida poniendo de resalto que, como ya lo advirtiera esta
Sala en ocasión de una intervención anterior que, en razón de manifiesta
incompetencia material, no permitió profundizar entonces el análisis
integral de lo sucedido en este inconcebible proceso (queja por denegación
de recurso de inaplicabilidad de ley por parte del Tribunal de Juicio y
Apelaciones de Concordia), nos encontramos frente a la “incomprensible
radicación de una causa de naturaleza eminentemente civil ante un órgano
jurisdiccional del fuero penal” (cftr.: STJER, Sala Nº 1 de Proced. Const. y
Penal, Expte. Nº 4689, 2/3/16) que no fue oportunamente articulada y
admitida como acción civil dentro del proceso penal (cfme.: arts. 30/33,
89/106 y ccdts., Cód. Proc. Penal); mensaje éste que fue desoído por los
órganos jurisdiccionales que intervinieron a posteriori e hicieron caso omiso
de él, evitando corregir esta insensata extravagancia jurídica y poner orden
en el desquiciado trámite procesal que llega a decisión de este Alto Cuerpo.-
VIII.- Frente a ese panorama, corresponde a esta Alzada disponer lo
pertinente para ello y, en cumplimiento de tal cometido, señalaré
resumidamente el iter procedimental seguido por estos autos para llegar a
esta instancia extraordinaria.-

VIII.1.- La recurrente, Del Rubio y Hunmendi S.R.L., por apoderado,


promovió en fecha 3/9/10 (cftr.: fs. 113/132), ante el Juzgado de Primera
Instancia Civil y Comercial de Rosario del Tala, “acción reivindicatoria,
nulidad, ineficacia o inoponibilidad del decomiso decretado por sentencia
de la Sala Penal de la Excma. Cámara de la ciudad de Concordia de fecha 16
de diciembre de 2005 -ya firme, pasada en autoridad de cosa juzgada y
ejecutoriada, agrego-, respecto de tres fracciones de campo que totalizan
2.164 has …” (cftr.: demanda, fs. 113, pto. II) contra la Provincia de Entre
Ríos.-

VIII.2.- Corrido traslado a la accionada, el señor Fiscal de Estado de la


Provincia, Dr. Julio C. Rodríguez Signes, plantea excepción de incompetencia
y contesta demanda (cftr.: fs. 165/184), invocando incompetencia material
del fuero civil y comercial y pretendiendo se remitan las actuaciones al
tribunal del fuero penal competente, refiriéndose a la Sala en lo Penal de la
Cámara de Concordia que dictó la sentencia condenatoria del 16/12/05.-

VIII.3.- Sustanciada la excepción (fs.185, 186/190vlto.) y previo dictamen


Fiscal (fs. 192/197vlto.), el Juez Civil y Comercial de Rosario del Tala declara
su incompetencia y decide remitir los autos a la Sala en lo Penal de la
Cámara de Concordia (fs. 199/200vlto.).-

VIII.4.- La actora deduce recurso de apelación (fs. 206) que se concede, en


relación y con efecto suspensivo (fs. 208); expresa agravios (fs.
211/214vlto.), se contestan (fs. 218/219vlto.) y se dispone la elevación de
las actuaciones a la Sala Civil y Comercial de la Cámara de Apelaciones de
Concepción del Uruguay (fs. 220) que, a su turno, rechaza el recurso de
apelación y confirma la resolución impugnada.-

VIII.5.- Por su parte, la actora, en ambigua actitud, interpone recurso


extraordinario para ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación (fs.
228/231vlto.) y, simultáneamente, recurso de inaplicabilidad de ley para
ante la Sala Civil y Comercial del Superior Tribunal de Justicia (fs. 233/235);
ambos se sustancian por el tribunal recurrido (fs. 236), solicitando la Fiscalía
de Estado, en ambos casos, la denegación de sus concesiones (fs. 239/246
-RIL- y fs. 247/248 -RE-), concediéndose el recurso de inaplicabilidad de ley
y denegándose el recurso extraordinario federal (fs. 250/251vlto.).-

VIII.6.- Elevadas las actuaciones al tribunal ad quem, previo dictamen de la


Fiscalía General (fs. 290/292vlto.), la Sala Civil y Comercial del Superior
Tribunal consideró que no reviste definitividad el resolutorio impugnado ni
se demuestra la arbitrariedad alegada, y declara inadmisible el recurso de
inaplicabilidad de ley (fs. 297/300).-

VIII.7.- Devuelto el expediente a su origen -Juzgado Civil y Comercial de


Rosario del Tala-, se dispone su remisión a la Sala en lo Penal de la Cámara
de Concordia (fs. 312); recibido en ésta, se dispone la acumulación por
cuerda a los autos “YEDRO, Mario Alberto; TORRES, Silvia Yolanda –
Enriquecimiento ilícito” (fs. 315).-

VIII.8.- Corrida vista sobre la competencia, se expide el Fiscal de Cámara de


Concordia (fs. 316/317), considera competente al tribunal sentenciante, en
función de lo dispuesto en el art. 508 del Cód. Proc. Penal, y se pronuncia
sobre el fondo del planteo, propiciando su rechazo.-

VIII.9.- Al momento de resolver, el Tribunal de Juicio y Apelaciones de


Concordia interpreta que su competencia ha quedado fijada con la
inadmisibilidad del recurso de inaplicabilidad de ley declarada por la Sala
Civil y Comercial del Superior Tribunal de Justicia (cftr.: fs. 323vlto., 3er.
párr.) e ingresa al tratamiento del asunto resolviendo, finalmente, no hacer
lugar a la acción reivindicatoria, de nulidad, ineficacia e inoponibilidad del
decomiso dispuesto en la aludida causa “YEDRO-TORRES” interpuesta por
Del Rubio y Hunmendi S.R.L. (fs. 322/328).-

VIII.10.- Contra ese decisorio, en una actitud nuevamente ambigua, la


accionante deduce, en fecha 15/6/15, recurso de casación (fs.
339/341vlto.), que se concede para ante la Sala Paraná de la Cámara de
Casación (fs. 342), y articula, al día siguiente -16/6/15- recurso de
inaplicabilidad de ley (fs. 343/346), aparentemente -no emerge explícito-
para ante esta Sala de Procedimientos Constitucionales y Penal del Superior
Tribunal de Justicia, el cual sólo se tiene presente, estándose a lo dispuesto
a fs. 342.-

VIII.11.- Superadas ciertas contingencias menores de trámite, se eleva el


expediente a la Cámara de Casación y, previo a todo trámite, se dispone
devolver al tribunal de origen, a fin de cumplimentar el examen de
admisibilidad del recurso de inaplicabilidad de ley y otorgue la intervención
correspondiente a la Fiscalía de Estado (fs. 371).-

VIII.12.- Ordenada (fs. 373) y practicada (fs. 377/379) la sustanciación del


recurso de inaplicabilidad de ley, el Tribunal de Juicio y Apelaciones de
Concordia lo declara inadmisible (fs. 380/381) y remite a lo dispuesto al
conceder el recurso de casación a fs. 342 y se elevan los autos nuevamente
a la Cámara de Casación.-

VIII.13.- Llegado el expediente a la Alzada, se imprime el trámite pertinente


(fs. 390/vta.) y, paralelamente, tramita ante la Sala de Procedimientos
Constitucionales y Penal del Superior Tribunal un recurso directo contra la
inadmisibilidad del recurso de inaplicabilidad de ley, que se rechaza (cftr.:
copia sent., fs. 392/393).-

VIII.14.- Celebrada la audiencia de Casación (fs. 400/vta.) se declara mal


concedido el recurso de casación (fs. 401/403), sucediéndose, a partir de
ello, los actos -ya relacionados en los ptos. I y II de la parte inicial de este
voto- en base a los cuales interviene, finalmente, esta Sala de
Procedimientos Constitucionales y Penal del Superior Tribunal y llegamos al
presente estado de las actuaciones.-

IX.- Anotado el extenso, sinuoso y sufrido derrotero seguido por este


proceso, es dable advertir, sin embargo, un inicial error esencial de
interpretación en que incurre el Tribunal de Juicio y Apelaciones de
Concordia al recibir las actuaciones remitidas por el Juez Civil y Comercial
de Rosario del Tala, entendiendo de modo manifiestamente erróneo y como
único fundamento de su intervención, que su competencia para entender
en la causa habría sido fijada por la Sala Civil y Comercial del Superior
Tribunal de Justicia al declarar la inadmisibilidad de la impugnación de la
declaración de incompetencia del Juez Civil y Comercial, confirmada por la
Cámara del fuero, omitiendo considerar la posibilidad cierta de declarar su
propia incompetencia en razón de la materia, trabando el conflicto negativo
de competencia que, aunque no exista la “ley especial” que debería regular
el punto (cfme.: arts. 35, 36, 37 y 51, Cód. Proc. Penal), correspondería ser
dirimido por el Superior Tribunal en pleno, de acuerdo a lo genéricamente
previsto en el art. 37, inc. 11, de la Ley Orgánica del Poder Judicial (Dec.-ley
Nº 6902/82, ratif. por Ley Nº 7504).-

Este inicial error -en mi criterio- de singular esencialidad perjudica


irremediablemente todo lo actuado a partir de allí, toda vez que el
organismo del fuero penal que conoció y decidió el caso, resulta por entero
incompetente en razón de la materia habida cuenta que la acción
reivindicatoria, nulidad, ineficacia o inoponibilidad del decomiso decretado
por sentencia de la Sala Penal de la Excma. Cámara de la ciudad de
Concordia de fecha 16 de diciembre de 2005, respecto de tres fracciones de
campo que totalizan 2.164 has., tal como fue promovida, más allá de su
viabilidad formal, fundabilidad y procedencia -lo cual será objeto de
oportuna decisión por el órgano judicial materialmente competente-,
encierra una eminente cuestión de naturaleza civil que no fue
oportunamente articulada como tal en el proceso penal ni como eventual
tercería en él, encontrándose -al momento de la interposición de la
demanda- ya firme y ejecutoriada la sentencia definitiva dictada por la Sala
en lo Penal de la Cámara de Concordia disponiendo el decomiso de las
fracciones de campo por las que se intenta esta acción, tal como se
desprende de lo actuado incidentalmente en "YEDRO, Mario Alberto -
TORRES, Silvia Yolanda s/ENRIQUECIMIENTO ILÍCITO - INCIDENTE
RELACIONADO CON PAGO DE LA MULTA EN CUOTAS", en el cual, en fecha
30/6/08 se dispuso librar mandamiento, a los fines de efectivizar el
decomiso del inmueble rural y poner en posesión del inmueble al Fiscal de
Estado Provincial (cftr.: fs. 28, incid.cit.), lo que se efectivizó con el
diligenciamiento del mandamiento Nº 2637, por el señor Juez de Paz de la
localidad de Maciá, el día 15 de septiembre de 2008, con la presencia del
señor Fiscal de Estado y del señor Dante Quintana -encargado del campo en
cuestión y dependiente del señor Mario Yedro-, encontrándose entonces ya
definitivamente agotada la jurisdicción de la Sala en lo Penal de la Cámara
-hoy Tribunal de Juicio y Apelaciones- de la ciudad de Concordia, resultando
este organismo judicial carente de jurisdicción y competencia material para
conocer y decidir en estos autos de conformidad con las expresas
disposiciones del art. 56, incs. 4 y 5, de la Ley Orgánica del Poder Judicial y
de los arts. 24 del Cód. Proc. Penal anterior (Ley Nº 4843) y 406, 409 -in
fine-, 503 y ccdts., del Cód. Proc. Penal vigente (Ley Nº 9754 y sus modif.),
sin perjuicio de la inexistencia a la fecha de la específica ley especial a la
que utópicamente remiten los arts. 35 y 36 de este último cuerpo legal
adjetivo.-

Por lo demás, aunque en algunos actos de la causa se menciona que se


trataría de una acción autónoma de cosa juzgada írrita, creación pretoriana
de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (cftr.: C.S.J.N., in rebus:
"Tibold" y “Campbell Davison, Juan v. Pcia. de Bs.As.”, Fallos 254:320 y
279:59) -no regulada en nuestra provincia-, es la propia actora quien en su
demanda se ocupa de explicar que no se trata de esa acción y reafirma que
plantea una acción reivindicatoria común (cftr.: demanda, fs. 115vlto./116);
no obstante, aún cuando quisiera interpretarse como tal, debe ponerse de
resalto que esta vía invalidatoria de creación pretoriana supone,
naturalmente, una demanda que inicie un juicio de conocimiento pleno, el
que debe transitar por todas las etapas e instancias, respetando los
principios del debido proceso y demás garantías constitucionales, lo cual no
sería verificable en la única instancia del Tribunal Penal de Juicio y
Apelaciones sino, en el ámbito de la Provincia de Entre Ríos, solamente a
través de la intervención inicial de un Juez de Primera Instancia en lo Civil y
Comercial y, -como lo expresa Carlos Alberto Carbone- en orden a la
procedencia de la acción autónoma de nulidad en el marco de un proceso
penal, cualquiera sea la jerarquía y la competencia material del juzgado o
tribunal, si se quiere impugnar una sentencia firme emanada de ellos, la vía
sólo puede ser intentada ante un juez ordinario y, más allá de cuál es el Juez
que en definitiva resolverá la cuestión, lo cierto es que el impulso debe ser
canalizado a través de un amplio debate (cfme.: aut.cit.; “Impugnación de
sentencia en el proceso penal” en “La impugnación de Sentencia Firme”, T.
II, Parte Esp., pág. 252, Ed. Rubinzal-Culzoni, Bs.As.-Sta.Fe, 2006).-

X.- El análisis precedente me conduce inexorablemente a concluir que el


Tribunal de Juicio y Apelaciones de Concordia –ex Sala en lo Penal de la
Cámara de Concordia- resulta inequívocamente incompetente en razón de
la materia para conocer y decidir en esta causa, irrogando un vicio esencial
que afecta insubsanablemente la validez de todo lo actuado a partir de fs.
322 en adelante, correspondiendo, por tanto, acoger la impugnación
extraordinaria sub examine, declarar la nulidad de lo actuado a partir de fs.
322 y reenviar los autos al Tribunal de Juicio y Apelaciones de Concordia, a
fin de que, debidamente integrado, provea lo que en derecho corresponda,
comunicando lo aquí resuelto -con remisión de copia de esta sentencia- a la
Sala 1 de la Cámara de Casación.-

Así voto.-

El señor Vocal Dr. GIORGIO, a la misma cuestión, DIJO:

Adhiero al voto del Colega preopinante, cuyos fundamentos y conclusiones


íntegramente comparto.-

A su turno, la señora Vocal Dra. MIZAWAK, a la cuestión planteada, DIJO:

Que, existiendo coincidencia de los Sres.Vocales que me preceden en la


votación, hago uso de la facultad de abstención que me otorga el art.33,
última parte, de la L.O.P.J., texto según Ley Nº 9234.-
A LA SEGUNDA CUESTION PROPUESTA, EL SEÑOR VOCAL, DR.CARUBIA,
DIJO:

Atento al modo en que se resuelve la cuestión anterior, las costas deben ser
impuestas a la demandada Provincia de Entre Ríos que, a través de toda
esta extensa tramitación ha resistido la adecuada restauración del proceso y
en virtud del principio elemental del proceso -costas a la parte vencida- que
consagra el art. 585 del Cód. Proc. Penal, dejándose constancia que no se
regulan honorarios de los profesionales actuantes, en razón de no haber
sido ello expresamente peticionado (cfme.: art. 97, inc. 1º, Dec.-ley Nº
7046/82, ratif. por Ley Nº 7503).-

Así voto.-

El señor Vocal Dr. GIORGIO, a la misma cuestión, DIJO:

Adhiero al voto del Colega preopinante por análogas consideraciones.-

A su turno, la señora Vocal Dra. MIZAWAK, a la misma cuestión, DIJO:

Que, existiendo coincidencia de los Sres.Vocales que me preceden en la


votación, hago uso de la facultad de abstención que me otorga el art.33,
última parte, de la L.O.P.J., texto según Ley Nº 9234.-

Con lo cual se dio por terminado el acto, quedando acordada la siguiente


sentencia:

DANIEL O. CARUBIA

MIGUEL ANGEL GIORGIO CLAUDIA M. MIZAWAK

S E N T E N C I A:

PARANA, 14 de marzo de 2019.-


Y VISTOS:

Por los fundamentos del Acuerdo que antecede;

SE RESUELVE:

1º) HACER LUGAR a la impugnación extraordinaria deducida a fs. 405/415


vta., DECLARANDO la nulidad de todo lo actuado a partir de fs. 322.-

2º) DISPONER el reenvío de los autos al Tribunal de Juicio y Apelaciones de


Concordia, a fin de que, debidamente integrado, provea lo que en derecho
corresponda.-

3º) COMUNICAR lo aquí resuelto -con remisión de copia íntegra de esta


sentencia- a la Sala 1 de la Cámara de Casación.-

4º) IMPONER las costas a la demandada vencida Provincia de Entre Ríos


(art. 585 del Cód. Proc. Penal).-

5º) DEJAR CONSTANCIA que no se regulan honorarios profesionales a los


letrados actuantes por no haber sido ello expresamente solicitado,
conforme así lo establece el art.97, inc.1º, del Decreto Ley Nº 7046,
ratificado por Ley Nº 7503.-

Protocolícese, notifíquese, cúmplase y, en estado, bajen como está


ordenado.-

DANIEL O. CARUBIA

MIGUEL ANGEL GIORGIO CLAUDIA M. MIZAWAK

Ante mí: NOELIA V. RIOS – SECRETARIA -


ES COPIA.-

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