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Szuchmacher, R. (2013). Notas para el aprendiz de director de teatro y afines.

México: Paso
de gato.

En su libro, el autor hace un breve relato sobre los elementos estructurales a tener en cuenta en
el oficio de la dirección teatral, es decir, sobre las diversas disciplinas que integran el hecho teatral,
las cuales deben ser ampliamente manejadas por el director, independientemente de la manera
como accedió a desempeñar el oficio, por estudio directo, por la practica como ayudante o
desempeñándose en alguna de las artes relacionadas con el teatro. A su vez, que recomienda la
estrecha relación con el espectador, dentro de un espacio determinado y primordialmente
recomienda la armonía total con un equipo de trabajo, la que se logra con el tiempo de trabajo.

Palabras clave: Director de teatro, teatro, artes escénicas.

Si bien, la figura del director de teatro no aparece sino hasta el siglo XIX, ya a lo largo y ancho
de la historia del teatro occidental otras personalidades como dramaturgos y actores (entre otras)
hacían las veces de director; el trabajo del director es uno de los más complejos del teatro, y este
se ha ido complejizando cada vez más a medida que evolucionan las formas de producción teatral,
a manera de resumen se podría decir que la principal tarea del director consiste en trabajar
simultáneamente en todas las individualidades que componen la puesta en escena y articularlas,
todo ello sin dejar de lado la consideración importante del espectador; Szuchmacher (2013) afirma:

Un director escénico debe tener en cuenta muchos temas: el espacio en el que se produce la relación
entre la escena y el espectador, la duración del espectáculo, los modos en que los actores
comprendan sus partes, los aspectos visuales como la escenografía, el vestuario o la iluminación,
la música o los silencios en el transcurso de la escena, la forma de las palabras de los textos y
muchas más cosas que aparecen en el trabajo que se realiza para que el espectáculo se constituya y
aunque todas esas tareas tienen responsables como los escenógrafos, los iluminadores o los
compositores, lo cierto es que el director debe ser el articulador pleno de todas esas materialidades
tan diferentes. (pp.5-6)
Sin duda alguna otro de los aspectos que hacen que la labor del director de teatro se torne más
compleja es el hecho de que depende de otros artistas (actores, escenógrafos, bailarines, etc.) para
poder realizar su obra; el director deberá guiar el camino de los otros artistas, deberá crear una
huella emocional en los actores, sus ideas serán el punto de partida para las creaciones de los
demás. El director de teatro deberá también elegir el punto de partida para la creación de la puesta
en escena, existen tantos puntos de partida para una misma obra, como directores que pretendan
dirigirla, y aunque existen muchos métodos para empezar a dirigir una puesta en escena, ninguno
es la fórmula exacta.

Szuchmacher dice que al momento de abordar el montaje de una puesta en escena es


indispensable que el director tenga claro un interrogante que quiere resolver (ya sea a nivel estético,
filosófico, etc.) “Sea cual fuere el interrogante propuesto, es bueno tenerlo claro y dar cuenta de el
en cada momento del proceso, pues, de alguna manera es lo que organiza la totalidad del trabajo”
(Szuchmacher, 2013, p.14). Este interrogante no necesariamente deberá ser socializado con el resto
del equipo de trabajo, y de él nacerán otros interrogantes, y también generará interrogantes en el
espectador.

Para que haya teatro, para que haya teatralidad, es indispensable la presencia del espectador,
por lo tanto es importante que el director se haga interrogantes respecto al espectador, tales como:
¿Cuál será el papel del espectador en la puesta en escena? ¿Qué emociones y qué preguntas quiere
se generar en el espectador? ¿Hacía que público va dirigida su puesta en escena? Etc.

Si bien como he dicho anteriormente no existen fórmulas exactas para dirigir de manera
“correcta” alguna puesta en escena, mas es de gran ayuda que el director (o aprendiz de dirección)
sea un artista informado, que sepa de arte, de historia, que sepa la situación actual del mundo que
lo rodea, y claro está, también es importante que lea lo que otros directores más experimentados,
han publicado sobre sus procesos de creación desde la dirección.
Personalmente estoy de acuerdo con lo planteado por Szuchmacher, pues es innegable la
complejidad existente al momento de elegir un proyecto teatral para dirigirlo, es necesario contar
con todos los conocimientos artísticos alternos (música, arquitectura, literatura y técnicas de
iluminación), lo cual se adquiere por estudio y trabajando en el medio teatral. Al igual que los
aspectos sicológicos planteados en la teoría de Sigmund Freud, atención flotante, según la cual, el
director durante el montaje y sus ensayos o prácticas, no debe enfocar su atención en un aspecto
determinado, sino en el todo, para ir corrigiendo las fallas que se vayan presentando en los
diferentes aspectos: musicales, escenográficos, literarios y de iluminación. El libro de
Szuchmacher me ha hecho reflexionar acerca de lo complejamente subjetivo que es el arte del
teatro, ya que depende mucho de vivencias personales, y la visión que tiene del mundo cada
individuo que participa del hecho escénico, desde el director hasta el espectador.

Por: Jorge Riaño


Asignatura: Fundamentos de dirección
Enero de 2019

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