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G U D E L E S T U D
*•. A N I O TT t) G t A B A ,S C A
EL NIÑO PREESCOLAR
Y LOS VALORES
L I C E N C I A T U R A EN E D U C A C I Ó N P L A N 19};94
EL NIÑO PREESCOLAR
Y LOS VALORES
LICENCIATURA EN EDUCACIÓN PLAN 1994
X
© Derechos reservados por
Universidad Pedagógica Nacional
E
Carretera al Ajusco No. 24
Col. Héroes de Padierna
E
Delegación Tlalpan, C.P. 14200
México 22. D.F. E
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i~:pr9so en México E
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ISBN 968-7742-33X E
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PRESENTACIÓN 5
Red conceptual g
Propósito 10
Actividades previas ^Q
Actividades de desarrollo ^Q
Actividad final -\-\
Red conceptual 12
Propósito , 13
Actividades previas 13
Actividades de desarrollo 13
Actividad final 14
Red conceptual , 15
Propósito 15
Actividad previa 15
Actividades de desarrollo 15
Actividad final 17
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA 20
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA 20
BIBLIOGRAFÍA GENERAL 21
PRESENTACIÓN
PRESENTACIÓN DE LA LINEA Y DEL CURSO los valores" lo hemos ubicado en el quinto ni-
vel del mapa curricular del plan de estudios
teniendo una relación con el curso, "El niño
La línea de Preescolar, al igual que la de Pri- preescolar: desarrollo y aprendizaje", y con el
maria y Gestión componen el área específica curso de sexto nivel "El niño preescolar y su
de la Licenciatura de Educación Plan 1994. relación con lo social".
El propósito de la línea es brindar al profe- La finalidad central del presente curso es
sor-alumno elementos que le permitan el aná- la de elaborar, aplicar y generar nuevas es-
lisis de situaciones problemáticas concretas trategias orientadas a procesos relacionados
vinculadas con su función. con la formación e interiorización de valores
La línea de preescolar está constituida por en el educando. El profesor-alumno ha de
doce cursos. El curso "El niño preescolar y estar en una constante contrastación entre la
EL NIÑO PREESCOLAR Y LOS VALORES
PROPÓSITO GENERAL
El curso "El niño preescolar y los valores" proporcionará al profesor-alumno elementos teóricos en
torno a la interiorización de valores y al desarrollo moral del niño, que le posibiliten una práctica
docente innovadora buscando favorecer la autonomía del educando.
A
PRESENTACIÓN
RED CONCEPTUAL
UNIDAD I. FILOSOFÍA, ÉTICA Y MORAL
FILOSOFÍA
ETICA
NORMAS UNIVERSALES
ANTROPOLOGÍA
SOCIOLOGÍA PSICOLOGÍA ECONOMÍA
SOCIAL
RELACIONES DE
COMPORTAMIENTO SOCIAL CONDUCTA
PRODUCCIÓN
OBLIGACIONES RESPONSABILIDADES
SISTEMAS MORALES
CONFLICTOS COLISIÓN DE
PERSONALES NORMAS
OBJETIVISMO SUBJETIVISMO
A
ti. NIÑO PREESCOIAR Y LOS VALORES
10
A
UNIDAD I
Tema 3. El campo de los valores Agregue con cuál de ellas se identifica y por
qué.
Lectura: "Los valores"
Actividad Final
SÁNCHEZ Vázquez, Adolfo. "Los valores", en:
Ética. México, Ed. Grijalbo, 1977. pp. 107-118. Tomando como referencia los temas tratados
en la unidad, presente un escrito con un plan-
Se sugiere que antes de resolver las siguientes
opciones de trabajo, haya llevado a cabo la lec- teamiento problemático referente a la forma-
tura. ción de valores en educación preescolar,
identifique las variables que lo constituyen a
Opción A fin de iniciar un proceso investigativo. Pre-
Conteste brevemente el siguiente cuestiona- sente sus reflexiones en un mínimo de dos
miento, ¿Qué significa tener valor o ser valio- cuartillas.
so?
Sugerencias y criterios de evaluación
1° Como ser social para la actividad final
2° Como profesional
3° En la práctica docente - Identificación clara del problema y sus va-
Opción B riables
Elabore un cuadro comparativo con las visio- - Justificar la investigación
nes del objetivismo y subjetivismo axiológico. - Viabilidad
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EL NIÑO PREESCOLAR Y LOS VALORES
RED CONCEPTUAL
UNIDAD II. LA MORAL EN LA EDUCACIÓN
RELACIONES
ÉTICA PEDAGOGÍA
MORALIDAD 1— EDUCACIÓN
CONDUCTA APRENDIZAJE
SOCIALIZACIÓN MORAL
DESARROLLO
SOCIOCONVENCIONAL
DISCIPLINA - ADHESIÓN A GRUPOS - AUTONOMÍA
NIVELES
COERCIÓN DE DOMINIO
ESTÍMULOS REFORZADORES
COERCIÓN COOPERACIÓN
RELACIONES IGUALES
HETERONOMÍA AUTONOMÍA
HÁBITOS
PROCESOS DE MUTACIÓN
NIVELES ESTADIOS
EVOLUCIÓN
12
UNIDAD II
Opción A
Actividades de Desarrollo
Redacte un escrito en el que con ejemplos
concretos quede clarificado qué practicas edu-
Tema 1. La relación entre ética y pedagogía
cativas sí corresponden a la educación moral
propiamente, y cuáles no. Acompañe su con-
Lectura: "Ética y pedagogía" clusión respecto a lo que se considera como
educación moral.
PIEPER, Annemarie. "Ética y pedagogía", en:
Ética y moral. Una introducción a la filosofía Opción B
práctica. Barcelona, Ed. Crítica, 1991. pp. 98- De acuerdo a la lectura presente un listado
110. de hechos o situaciones que se presentan den-
13
EL NIÑO PREESCOLAR Y LOS VALORES
14
A
UNIDAD III
RED CONCEPTUAL
UNIDAD III. EL NIÑO PREESCOLAR,
SU REPRESENTACIÓN ACERCA DE LOS VALORES
Y LA PRÁCTICA DOCENTE
AUTONOMÍA
AUTONOMÍA
INTELECTUAL
INTERCAMBIO DE CREAR
OPINIIÓN PROPIA
OPINIONES CONOCIMIENTO
DECISIONES Y
INTELECTUAL INTERPELACIONES
ACCIONES
REGLAS SANCIONES DE
RECIPROCIDAD
EVASIÓN
CONFORMISMO
RESPONSABILIDAD OBJETIVA CONSTRUCCIÓN DE REGLAS
REBELIÓN
15
EL NIÑO PREESCOLAR Y LOS VALORES
Temas
Opción B C=
Haga un análisis de la lectura y presente un r"
1. El realismo moral escrito en donde dé su opinión, sobre cada
uno de los casos sobre los que indagó Piaget. p
2. Kohlberg: El juicio moral
3. La autonomía en preescolar
Tema 2. Kohlberg: El juicio moral ^"
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A
UNIDAD III
17
El. NIÑO PREESCOUR Y LOS VALORES
RED CONCEPTUAL
UNIDAD IV. ALGUNAS ESTRATEGIAS PARA FAVORECER
LA FORMACIÓN DE VALORES EN PREESCOLAR
PREESCOLAR
18
UNIDAD IV
19
EL NIÑO PREESCOUR V LOS VALORES
BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
DELVAL, Juan. Crecer y pensar. La construc- PUIG Revira, Josep Ma. y Miguel Martínez
ción del conocimiento en la escuela. Méxi- Martín. Educación moral y democracia.
co, Paidós, 1991. 376 pp. Barcelona, LAERTES, 1989. 237 pp.
HERSH, et al. El crecimiento moral. De Piaget SÁNCHEZ Vázquez, Adolfo. Ética. México, Ed.
a Kohlberg. Madrid, Narcea, 1988. Ed. Grijalbo, 1977. 238 pp.
PIAGET, Jean. El criterio moral del niño. Méxi-
co, Roca, 1985. 356 pp. SEP. Antología de apoyo a la práctica docente
del nivel preescolar. México, 1993. 152 pp.
PIEPER, Annemarie . Ética y moral. Una intro-
ducción a la filosofía práctica. Barcelona, SEP. Programa de educación preescolar. Méxi-
Ed. Crítica, 1991. 251 pp. co, 1992. 90 pp.
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
COLL, César. Psicología y curriculum. México, HABERMAS, Jurgen. Moral y acción comunicativa.
Paidós. 1992. Barcelona, Península, 1991. 219 pp.
HELLER, Agnes. Sociología de la vida cotidia-
DELVAL, Juan. Crecer y pensar. La construc- na. Barcelona, Península, 1987. 418 pp.
ción del conocimiento en la escuela. Méxi-
co, Paidós, 1991. 376 pp. MORENO, Montserrat. La pedagogía operatoria.
Un enfoque constructivista de la educa-
FULLAT, Octavi. Filosofías de la educación. ción. Barcelona, LAIA, 1989. 365 pp.
Barcelona, CEAC, 1983. 434 pp.
SÁNCHEZ Vázquez, Adolfo. Ética. México, Ed.
GARCÍA Hoz, Víctor. La práctica de la educa- Grijalbo, 1977. 238 pp.
ción personalizada. Madrid, RIALP, 1989. WILLIAMS, Bernard. La fortuna moral. Méxi-
314 pp. co, UNAM, 1993. 218 pp.
20
BIBLIOGRAFÍA
21
A
EL NIÑO PREESCOLAR Y LOS VALORES
PARTICIPARON EN SU ELABORACIÓN
RESPONSABLE
COLABORADORA
ASESORÍA
JULIO DE 1995
ANTOLOGÍA BÁSICA
EL NIÑO PREESCOLAR
Y LOS VALORES
LICENCIATURA EN EDUCACIÓN PLAN 1994
Impreso en México
ISBN 968-7742-32-1
N D I
PRESENTACIÓN. . 5
Presentación g
Tema 1. La ética, su relación con* la filosofía, la moral
y otras ciencias 9
"El campo de la ética". Adolfo Sánchez Vázquez 9
Tema 2. La moral y la cotidianeidad 18
"El papel de la moral en la experiencia cotidiana".
Annemarie Pieper 18
Tema 3. El campo de los valores 25
"Los valores". Adolfo Sánchez Vázquez 25
Presentación 35
Tema 1. La relación entre la ética y la pedagogía 35
"Ética y pedagogía". Annemarie Pieper 35
Tema 2. Educación moral 43
"Concepto y límites de la educación moral". Josep Ma. Puig Rovira
y Miguel Martínez Martín 43
Tema 3. Fundamentos y perspectivas sobre el desarrollo moral. . . 48
"Teorías del desarrollo moral". Josep Ma. Puig Rovira
y Miguel Martínez Martín 48
Presentación 93
Tema 1. El realismo moral 93
"La presión adulta y el realismo moral". Jean Piaget 93
Tema 2. Kohlberg: El juicio moral 1 30
"Concepto de juicio moral". R. Hersh 1 30
Tema 3. La autonomía en preescolar 134
"La importancia de la autonomía". Constance Kamii 1 34
UNIDAD IV. ALGUNAS ESTRATEGIAS PARA FAVORECER
LA FORMACIÓN DE VALORES EN PREESCOLAR. . 149
Presentación 151
Tema 1. El método de proyectos en preescolar 151
"La estructura del programa". SEP 151
Tema 2. Propuesta para el desarrollo de valores éticos 1 50
"Elementos del programa". Cecilia Pliego -¡50
A
P R I M E R A U N I D A D
- -•' :— "
FILOSOFÍA, ÉTICA Y MORAL
PRESENTACIÓN
Esta primera unidad del curso "El niño preescolar y los valores" pretende dar los
elementos necesarios para ubicar al profesor-alumno dentro del campo de la ética, su
relación con la filosofía y otras ciencias. La atención se centra en el estudio de la
moral respecto a las conductas de los individuos dentro de su cotidianeidad, así como
las formas de elegir y regular las acciones. Los diferentes textos que aquí se presen-
tan contienen ejemplos concretos para diferenciar los tipos de valores y la forma de
elección que se puede hacer.
Las definiciones y conceptos que contienen los textos, son sólo una referencia y
punto de partida que podrán ser contrastados con otros autores por el profesor-
alumno.
TEMA 1. La ética, su relación con la filo- tas. Pero, desde el momento en que la solu-
sofía, la moral y otras ciencias ción dada a los primeros influye en la moral
vivida —sobre todo cuando se trata no de una
ética absolutista, apriorística, o meramente
especulativa—, la ética puede contribuir a fun-
LECTURA: damentar o justificar cierta forma de compor-
EL CAMPO DE LA ÉTICA tamiento moral. Así, por ejemplo, si la ética
revela la existencia de una relación entre el
comportamiento moral y las necesidades e
intereses sociales, la ética nos ayudará a po-
PRESENTACIÓN ner en su verdadero lugar a la moral efectiva,
real de un grupo social que pretende que sus
En este tema se hace una introducción al cam- principios y normas tengan una validez uni-
po de la ética, utilizando palabras sencillas y versal, al margen de necesidades e intereses
de fácil manejo con la finalidad de diferenciar concretos. Si, por otro lado, la ética al tratar
concepciones entre ética y moral. En la lectura de definir lo bueno rechaza su reducción a lo
se define a la ética como investigación o expli- que satisface mi interés personal, propio, es
cación de un tipo de experiencia humana sur- evidente que influirá en la práctica moral al
giendo así su relación con lo moral, continuando rechazar una conducta egoísta como moral-
con la descripción de ésta dentro de la filoso- mente valiosa. Por su carácter práctico, en
fía y su relación con otras ciencias: la psicolo- cuanto disciplina teórica, se ha tratado de ver
gía, la sociología, teoría del derecho,la en la ética una disciplina normativa, cuya
antropología y la economía. tarea fundamental sería señalar la conducta
mejor en sentido moral. Pero esta caracteri-
EL CAMPO DE LA ÉTICA zación de la ética como disciplina normativa
puede conducir —y, con frecuencia, ha con-
una especie de legislador del comportamiento lenguaje, naturaleza y significado de los jui-
moral de los individuos o de la comunidad. cios morales revisten una gran importancia
Pero la tarea fundamental de la ética es la de —y, por ello, se justifica que sean estudiadas
toda teoría: o sea, explicar, esclarecer o in- de un modo especial en la metaética—, dichas
vestigar una realidad dada produciendo los cuestiones no pueden ser las únicas de la éti-
conceptos correspondientes. Por otro lado, la ca ni tampoco pueden ser abordadas al mar-
realidad moral varía históricamente, y con ella gen de los problemas éticos fundamentales
sus principios y normas. La pretensión de for- que plantea el estudio del comportamiento
mular principios y normas universales, al moral, de la moral efectiva, en todas sus ma-
margen de la experiencia histórica moral, de- nifestaciones. Este comportamiento se presen-
jaría fuera de la teoría la realidad misma que ta como una forma de conducta humana,
debiera explicar. Cierto es también que mu- como un hecho, y a la ética le corresponde
chas doctrinas éticas del pasado son no ya dar razón de él, tomando como objeto de su
una investigación o esclarecimiento de la mo- reflexión la práctica moral de la humanidad
ral como comportamiento efectivo, humano, en su conjunto. En este sentido, como toda
sino justificación ideológica de una moral teoría, la ética es explicación de lo que ha sido
dada, que responde a necesidades sociales de-
o es, y no simple descripción. No le corres-
terminadas, para lo cual elevan sus princi-
ponde emitir juicios de valor acerca de la prac-
pios y normas a la categoría de principios y
tica moral de otras sociedades, o de otras
normas universales, válidos para toda moral.
épocas, en nombre de una moral absoluta y
Pero el campo de la ética no se halla al mar-
universal, pero sí tiene que explicar la razón
gen de la moral efectiva ni tampoco puede ser
de ser de esa diversidad y de los cambios de
reducido a una forma determinada, temporal
y relativa de ella. moral; es decir, ha de esclarecer el hecho de
La ética es teoría, investigación o expli- que los hombres hayan recurrido a prácticas
cación de un tipo de experiencia humana, o morales diferentes e incluso opuestas.
forma de comportamiento de los hombres: el La ética parte del hecho de la existencia
de la moral, pero considerado en su totalidad, de la historia de la moral; es decir, arranca de
diversidad y variedad. Lo que en ella se diga la diversidad de morales en el tiempo, con sus
acerca de la naturaleza o fundamento de las correspondientes valores, principios y normas.
normas morales ha de ser válido para la mo- No se identifica, como teoría, con los princi-
ral de la sociedad griega, o para la moral que pios y normas de ninguna moral en particu-
se da efectivamente en una comunidad hu- lar, ni tampoco puede situarse en una actitud
mana moderna. Ésto es lo que asegura su indiferente o ecléctica ante ellas. Tiene que
carácter teórico, y evita que se le reduzca a buscar, junto con la explicación de sus dife-
una disciplina normativa o pragmática. El rencias, el principio que permita comprender-
valor de la ética como teoría está en lo que las en su movimiento y desarrollo.
explica, y no en prescribir o recomendar con Al igual que otras ciencias, la ética se
vistas a la acción en situaciones concretas. enfrenta a hechos. El que éstos sean huma-
Como reacción contra estos excesos nos implica, a. su vez, que se trata de hechos
normativistas de las éticas tradicionales, en valiosos. Pero ello no compromete en absolu-
los últimos tiempos se ha intentado restrin- to las exigencias de un estudio objetivo y ra-
gir el campo de la ética a los problemas del cional. La ética estudia una forma de conducta
lenguaje y del razonamiento moral, renuncian- humana que los hombres consideran valiosa
do a abordar cuestiones como las de la defini- y, además, obligatoria y debida. Pero nada de
ción de lo bueno, esencia de la moral, eso altera en absoluto la verdad de que la éti-
fundamento de la conciencia moral, etc. Aho- ca tiene que dar razón de un aspecto real, efec-
ra bien, aunque las cuestiones acerca del tivo, del comportamiento de los hombres.
FILOSOFÍA, ÉTICA Y MORAL
11
LL NIÑO PREESCOLAR V LOS VALORES
12
FILOSOFÍA, ÉTICA Y MORAL
historia del pensamiento filosófico se halle dera naturaleza científica cobra más bien el
preñada de este tipo de éticas, en una época carácter de una ruptura con las filosofías es-
en que la historia, la antropología, la psicolo- peculativas que pretenden supeditarlas, y de
gía y las ciencias sociales nos brindan mate- un acercamiento a las ciencias que ponen pro-
riales valiosísimos para el estudio del hecho vechosas conclusiones en sus manos. La éti-
moral, ya no se justifica la existencia de una ca tiende así a estudiar un tipo de fenómenos
ética puramente filosófica, especulativa o que se dan efectivamente en la vida del hom-
deductiva, divorciada de la ciencia y de la pro- bre como ser social y constituyen lo que lla-
pia realidad humana moral. mamos el mundo moral; asimismo, trata de
En favor del carácter puramente filosófico estudiarlos no deduciéndolos de principios
de la ética se arguye también que las cues- absolutos o apriorísticos, sino hundiendo sus
tiones éticas han constituido siempre una raíces en la propia existencia histórica y so-
parte del pensamiento filosófico. Y así ha sido cial del hombre.
en verdad. Casi desde los albores de la filo- Ahora bien, el hecho de que la ética, así
sofía, y particularmente desde Sócrates en la concebida—es decir, con un objeto propio tra-
Antigüedad griega, los filósofos no han deja- tado científicamente—, busque la autonomía
:V do de ocuparse en mayor o menor grado de propia de un saber científico, no significa que
dichas cuestiones. Y ésto se aplica, sobre todo, esta autonomía pueda considerarse absoluta
al largo periodo de la historia de la filosofía, con respecto a otras ramas del saber, y, en
en que por no haberse constituido todavía un primer lugar, con respecto a la filosofía mis-
saber científico acerca de diversos sectores de ma. Las importantes contribuciones del pen-
la realidad natural o humana, la filosofía se samiento filosófico en este terreno —desde la
presentaba como un saber total que se ocu- filosofía griega hasta nuestros días—, lejos de
paba prácticamente de todo. Pero, en los tiem- quedar relegadas al olvido han de ser muy
pos modernos, se sientan las bases de un tenidas en cuenta, ya que en muchos casos
verdadero conocimiento científico —que es, conservan su riqueza y vitalidad. De ahí la
originariamente, físico-matemático—, y a me- necesidad y la importancia de su estudio.
dida que el tratamiento científico va exten- Una ética científica presupone necesaria-
diéndose a nuevos objetos o sectores de la mente una concepciónfilosóficainmanentista
realidad, comprendiendo en ésta la realidad y racionalista del mundo y del hombre, en la
social del hombre, diversas ramas del saber que se eliminen instancias o factores extra-
se van desgajando del tronco común de la fi- mundanos o suprahumanos, e irracionales.
losofía para constituir ciencias especiales con En consonancia con esta visión inmanentista
una materia propia de estudio, y con un tra- y racionalista del mundo, la ética científica
tamiento sistemático, metódico, objetivo y es incompatible con cualquier cosmovisión
racional común a las diversas ciencias. Una universal y totalizadora que pretenda situar-
de las últimas ramas que se han desprendido se por encima de las ciencias positivas o en
de ese tronco común es la psicología —cien- contradicción con ellas. Las cuestiones éticas
cia natural y social a la vez—, aunque haya fundamentales —como, por ejemplo, las de las
todavía quien se empeñe en hacer de ella — relaciones entre responsabilidad, libertad y
; como tratado del alma— una simple psicolo- necesidad— tienen que ser abordadas a par-
gía filosófica. tir de supuestos filosóficos cardinales como
Por esa vía científica marchan hoy diver- el de la dialéctica de la necesidad y la liber-
sas disciplinas —entre ellas la ética— que tra- tad. Pero en este problema, como en otros, la
dicionalmente eran consideradas como tareas ética científica ha de apoyarse en una filoso-
exclusivas de los filósofos. Pero, en la actuali- fía vinculada estrechamente a las ciencias, y
dad, este proceso de conquista de una verda- no en una filosofía especulativa, divorciada
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EL NIÑO PREESCOLAR V LOS VALORES
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FILOSOFÍA, ÉTICA Y MORAL
individuos concretos que los viven o in- las estructuras en que se integran esas rela-
teriorizan de acuerdo con cierta constitución ciones, así como las formas de organización y
psíquica, la ética no puede prescindir de la de relación de los individuos concretos en el
ayuda de la psicología, entendida no sólo en seno de ellas. Esas relaciones, así como las
el sentido tradicional de ciencia de lo psíqui- instituciones y organizaciones sociales, no se
co consciente, sino también como psicología dan al margen de los individuos, pero a las
profunda, o de los factores subconscientes que ciencias sociales les interesa, sobre todo, no
escapan al control de la conciencia, y que no el aspecto psíquico o subjetivo de la conducta
dejan de influir en el comportamiento de los humana—que es, como hemos señalado, una
individuos. tarea de la psicología—, sino las formas so-
La explicación psicológica de la conducta ciales en el marco de las cuales actúan los
humana permite comprender las condiciones individuos.
subjetivas de los actos de los individuos, y, El sujeto del comportamiento moral es el
de este modo, contribuye a entender su di- individuo concreto, pero en cuanto que éste
mensión moral. Problemas morales como el es un ser social y forma parte, independien-
de la responsabilidad y el de la culpabilidad temente del grado de conciencia que tenga de
no pueden abordarse al margen de los facto- ello, de determinada estructura social y se
res psíquicos que han intervenido en el acto inserta en un tejido de relaciones sociales, su
con respecto al cual el sujeto se considera res- modo de comportarse moralmente no puede
ponsable y culpable. La psicología, asimismo, tener un carácter meramente individual, sino
con su análisis de las motivaciones o impul- social. Los individuos nacen en una sociedad
sos irresistibles, nos hace ver cuándo un acto dada, en la que rige una moral efectiva que
humano escapa a una valoración o enjuicia- no es la invención de cada individuo en parti-
miento moral. Por todas estas razones, al es- cular, y que cada uno encuentra como un he-
tudiar el comportamiento moral, la ética no cho objetivo, social. Esa moral responde, como
puede prescindir de los datos que brinda la veremos más adelante, a necesidades y exi-
psicología y las conclusiones a que llega. Aho- gencias de la vida social. En virtud de esta
ra bien, cuando se sobreestima este aspecto relación entre moral y sociedad, la ética no
subjetivo de la conducta humana, es decir, el puede prescindir del conocimiento objetivo de
papel de los factores psíquicos, y se relega al las estructuras sociales, de sus relaciones e
olvido el aspecto objetivo y social del compor- instituciones, que le proporcionan las cien-
tamiento humano, hasta el punto de hacer de cias sociales y, particularmente, la sociología
él la clave de la explicación de la conducta como ciencia de la sociedad.
moral, se cae entonces en el psicologismo éti- Pero por importante que sea —y lo es en
co, es decir, en la tendencia a reducir lo moral alto grado— el conocimiento de los factores
a lo psíquico, y a considerar la ética como un sociales del comportamiento moral éste no se
simple capítulo de la psicología. Sin embar- reduce a una mera expresión de ellos; por otro
go, aunque los actos morales tienen su co- lado, aunque los actos morales individuales
rrespondiente lado psíquico, la ética no se se hallen condicionados socialmente, no se re-
reduce a la psicología. ducen a su forma social, colectiva e imperso-
La ética mantiene también estrecha rela- nal. Para que pueda hablarse propiamente del
ción con las ciencias que estudian las leyes comportamiento moral de un individuo, es
que rigen el desarrollo y la estructura de las preciso que los factores sociales que influyen
sociedades humanas. Entre estas ciencias en él y lo condicionan sean vividos personal-
sociales figuran la antropología social y la so- mente, pasen por su conciencia, o sean
ciología. En ellas se estudia el comportamiento interiorizados, pues sólo así podremos hacer-
del hombre como ser social en el marco de le responsable de su decisión y de su acción.
unas relaciones dadas; se estudian asimismo Se requiere, en efecto, que el individuo, sin
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LL NIÑO PRCESCOLAR V LOS VALORES
dejar de estar condicionado socialmente, dis- pre por la ética tradicional— de la historia de
ponga del necesario margen individual para la moral como proceso de sucesión de unas
poder decidir y actuar; sólo así podremos de- morales efectivas por otras.
cir que se comporta moralmente. Por todas Si existe una diversidad de morales no
estas razones, llegamos a la conclusión de que sólo en el tiempo, sino en el espacio, y no sólo
el estudio de la conducta moral no puede ago- en las sociedades que se insertan en un pro-
tarse en su aspecto social, y de que la ética ceso histórico definido, sino incluso en aque-
no es reducible a la sociología. La reducción llas sociedades hoy desaparecidas que
de los actos morales a hechos sociales, y la precedieron a las sociedades históricas, la éti-
búsqueda de la clave de la explicación de los ca como teoría de la moral ha de tener pre-
primeros en los segundos conduce al socio- sente un comportamiento humano que varía
logismo ético, es decir, a la tendencia a con- y se diversifica en el tiempo. El antropólogo
vertir la ética en un capítulo de la sociología. social, por un lado, y el historiador por otro,
Esta última aporta datos y conclusiones in- ponen ante nosotros la relatividad de las mo-
dispensables para el estudio del mundo mo- rales, su carácter cambiante, su cambio y
ral, pero no puede reemplazar a la ética. sucesión al cambiar y sucederse sociedades
Mientras que la sociología pretende estu- concretas. Pero ésto no significa que el pasa-
diar la sociedad humana en general, sobre la do moral de la humanidad sea sólo un mon-
base del análisis de las sociedades concretas, tón de ruinas, y que todo lo que en otros
a la vez que investiga los factores y condicio- tiempos tuvo una vitalidad moral se extinga
nes del cambio social, es decir, del paso de por completo, al desaparecer la vida social a
una formación social a otra, la antropología la que respondía determinada moral. Los da-
social estudia, sobre todo, las sociedades pri- tos y conclusiones de la antropología y la his-
mitivas o desaparecidas, sin preocuparse de toria contribuyen a que la ética se aleje de
su inserción en un proceso histórico de cam- una concepción absolutista o suprahistórica
bio y sucesión. Dentro del estudio de la con- de la moral, pero a la vez le plantea la necesi-
ducta de esas comunidades, entra también el dad de abordar el problema de si, a través de
análisis de su conducta moral. Sus datos y esta diversidad y sucesión de morales efecti-
conclusiones revisten gran importancia en el vas, existen también, junto a sus aspectos
examen de los orígenes, fuente y naturaleza históricos y relativos, otros que perduran,
de la moral. Los antropólogos han logrado sobreviven o se enriquecen, elevándose a un
establecer correlaciones entre la estructura plano moral superior. En suma, la antropolo-
social de una comunidad, y el código moral gía y la historia, a la vez que contribuyen a
que las rige, demostrando con ello que las establecer la correlación entre moral y vida
normas que hoy, conforme a nuestro código social, plantean a la ética un problema fun-
moral actual, parecen en algunos casos in- damental: el de determinar si existe un pro-
morales —como la de no respetar la vida de greso moral.
los ancianos y de los prisioneros—, respon- Toda ciencia del comportamiento huma-
den a cierto modo de vida social. Las conclu- no, o de las relaciones entre los hombres,
siones de los antropólogos constituyen una puede dar una aportación provechosa a la éti-
seria advertencia contra los intentos de los ca como ciencia de la moral. Por ello, también
teóricos de la moral que, desconociendo la la teoría del derecho puede aportar semejan-
relación entre ésta y las condiciones concre- te contribución en virtud de su estrecha rela-
tas sociales, tratan de elevar al plano de lo ción con la ética, ya que una y otra disciplina
absoluto determinados principios y normas estudian la conducta del hombre como con-
que corresponden a una forma concreta de ducta normativa. En efecto, ambas ciencias
vida social. Y esta advertencia se legitima asi- abordan el comportamiento humano sujeto a
mismo con el estudio —desdeñado casi siem- normas, aunque en el terreno del derecho se
16
FILOSOFÍA, ÉTICA Y MORAL
trata de normas que se imponen con una obli- apropiación y distribución de ellos— no pue-
gatoriedad externa e incluso coercitiva, mien- den dejar de tener cierta coloración moral.
tras que en la esfera de la moral las normas, La actividad del trabajador, la división so-
siendo obligatorias, no se imponen coerciti- cial del trabajo, las formas de propiedad de
vamente. los medios de producción y la distribución
La ética se halla vinculada, asimismo, con social de los productos del trabajo huma-
la economía política como ciencia de las rela- no, plantean problemas morales. La ética
ciones económicas que los hombres contraen como ciencia de la moral no puede dejar en
en el proceso de producción. Esa vinculación la sombra los problemas morales que plan-
tiene por base la relación efectiva, en la vida tea, particularmente en nuestra época, la
social, de los fenómenos económicos con el vida económica, y a cuyo esclarecimiento
mundo moral. Se trata de una relación en un contribuye la economía política, como cien-
doble plano: cia de las relaciones económicas o de los
modos de producción.
ajEn cuanto que las relaciones económicas
influyen en la moral dominante en una so- Vemos, pues, que la ética se relaciona estre-
ciedad dada. Así, por ejemplo, el sistema chamente con las ciencias del hombre, o cien-
económico en el que la fuerza de trabajo se cias sociales, ya que el comportamiento moral
vende como mercancía y en el que rige la no es sino una forma específica del compor-
ley de la obtención del máximo beneficio tamiento del hombre, que se pone de mani-
posible, genera una moral egoísta e indi- fiesto en diversos planos: psicológico, social,
vidualista que responde al afán de lucro. El práctico-utilitario, jurídico, religioso o estéti-
conocimiento de esa moral tiene que basarse co. Pero la relación de la ética con otras cien-
en los datos y conclusiones de la economía cias humanas o sociales, que tiene por base
política acerca de ese modo de producción, la estrecha relación de las diversas formas de
o sistema económico. conducta humana, no puede hacernos olvi-
fojEn cuanto que los actos económicos —pro- dar su objeto específico, propio, como ciencia
ducción de bienes mediante el trabajo y del comportamiento moral.
17
EL NIÑO PREESCOLAR V LOS VALORES
18
FILOSOFÍA. ÉTICA Y MORAL
La libertad como fundamento de la praxis ral de grupo cuya validez no puede extender-
humana no significa una libertad arbitraria y se sin más fuera de los miembros del grupo
carente de reglas que permita hacer a cual- en cuestión.
quiera lo que se le antoje. Pues sucede que el El intento de destilar una moral humana
hombre, a diferencia del animal, no está ópti- general a partir de la diversidad de morales
mamente programado a través de los instin- existentes no se malograría, en última instan-
tos y los impulsos como para que la libertad cia, por el desacuerdo en cuanto a normas
sea superflua. La libertad humana en tanto básicas o valores fundamentales de carácter
que libertad moral consiste, más bien, en dar- universal, pues hasta cierto punto parece in-
se a sí mismos reglas para el gobierno de los dudable que ninguna moral puede prescindir
sentidos, concebidos como condicionados por de las ideas de libertad, igualdad, dignidad
necesidades e impulsos, pero no como deter- humana, justicia, etc. La verdadera dificul-
minados sin más por éstos, y en obedecer a tad consiste, más bien, en la «aplicación» de
estas reglas con libertad y para el manteni- las reglas de una moral universal de estas
miento de la libertad. Sólo a través de la auto- características en el contexto de formas de
obligación a tales reglas de la libertad se vida y ambientes culturales diversos, producto
configura lo que puede llamarse una obligato- de experiencias históricas distintas. Esto es,
riedad y con ella una moral. la dificultad estriba en compaginar aquella
Una libertad carente de reglas no es hu- moral con las variadas condiciones de vida
mana; es, más bien, una libertad inhumana. (clima, situación geográfica, confesiones reli-
El otro extremo, una libertad determinada giosas, nivel económico, estado de la civiliza-
totalmente por reglas, congelada en mecanis- ción, etc.). También la tradicióny la convención
mos coercitivos —como en el caso, por ejem- contribuyen en gran medida a determinar el
plo, de los estados o las sociedades de carácter horizonte de significaciones de una sociedad
totalitario, donde no existe margen de manio- representado por su código moral, generando'
bra alguno para la libertad del individuo—, versiones distintas y en ocasiones incluso con-
es igualmente inhumano. La libertad moral, tradictorias de una misma norma básica .
en cambio, se autoimpone reglas en beneficio
de la libertad de todos, reglas a cuyo cumpli- Los datos que poseemos acerca de las reglas mo-
miento se obliga de manera análoga a como rales de conducta y sus interrelaciones en grupos
étnicos determinados son de importancia para la
se aceptan en los juegos, en los que la exis- ética, porque de esta clase de investigaciones
tencia de reglas, lejos de anularlos, los hacen inferimos que a partir de idénticos principios mo-
precisamente posibles como tales juegos. rales pueden surgir «paisajes morales» completa-
¿Cuál es, así, el contenido exacto de la mente distintos según las condiciones geográficas,
palabra moral? económicas e históricas en las que viven los
Una moral es el conjunto de normas y integrantes de aquellos grupos (G. Patzig, «Relati-
vismus und Objektivitát moralischer Normen», en
valores que merecen el reconocimiento gene- Ethik ohne Metaphysik, p. 79).
ral, y son por ello vinculantes, y que bajo la
forma de ¿Qué significa exactamente que a partir
de idénticos principios morales puedan sur-
— obligaciones (debes hacer...) o gir, sin embargo, «paisajes morales» comple-
— prohibiciones (no debes hacer...) tamente distintos? Un ejemplo extremo puede
ser ilustrativo:
apelan a la comunidad de sujetos actuantes.
En algunos grupos «primitivos', como por ejemplo los es-
Toda moral es así, en tanto que históricamente quimales, parece haber sido habitual dar muerte a las
formada e históricamente cambiante con el personas viejas y débiles. Esta regla se encuentra en
canon de reglas vinculado con la idea de la brusca contradicción con nuestra idea de la dignidad
libertad que se hacen los hombres, una mo- humana y sólo es comprensible en el contexto de las
19
EL NIÑO PREESCOLAR Y LOS VALORES
extremas condiciones de vida determinadas por el ca- 3. Las escalas y valores son relativos a la cultura de la
rácter absolutamente inhóspito del medio ambiente y la que se derivan. Por eso, todo intento de formular pos-
escasez de alimentos. Sólo así puede llegarse a enten- tulados procedentes de las convicciones o del código
der que la norma moral según la cual hay que buscar el moral de una sola cultura iría en detrimento de la
bien para los padres y ahorrarles el dolor se cumpla de aplicabilidad de una declaración de derechos huma-
tal forma que se les evite una muerte muy penosa dán- nos a la humanidad en su conjunto («Ethnologischer
doles muerte de manera indolora, con lo que se viene a Relativismus und Menschenrechte», en Texte zur Ethik,
incrementar las posibilidades de supervivencia de los pp. 39 y ss.). 1
más jóvenes.
La conclusión ética en lo relativo a los
Es decir, se cumple con el principio moral casos anteriormente señalados debería ser
de «hacer el bien a los padres», desde luego, más bien que se haga todo lo posible para que
pero de una forma que a nosotros nos parece las condiciones de vida y los condicionamientos
exactamente lo contrario de una praxis moral. económicos de esas personas mejoren de tal
manera que las prácticas que se han descrito
Sin embargo, cuando se piensa con cuánto desafecto se se hagan obsoletas por sí mismas.
relega entre nosotros a las personas de edad, a menudo Hasta aquí se ha hablado de la moral de
en ausencia de necesidad material, en asilos de ancia-
nos o residencias de la tercera edad, hay razones para grupo en el marco de ámbitos culturales di-
preguntarse si esta forma de «arrinconamiento» es real- versos. Pero en el terreno de la experiencia
mente mucho más compatible con la dignidad humana cotidiana, uno tropieza con la moral no sólo
que la práctica de las llamadas tribus «primitivas». como un fenómeno cultural específico que
circunscribe, de manera diferenciada de los
Debe tenerse presente que la muerte de sentidos asociados a otras comunidades so-
los ancianos se producía entre los esquima- ciales o nacionales, el horizonte de significa-
les no contra la voluntad de éstos, sino con ción de la comunidad de acción en la que se
su consentimiento. Ellos habían sido educa- ha educado el individuo y en la que está lla-
dos en un grupo en el que esta regla tenía mado a intervenir activamente, sino más bien
vigencia y conocían su significado. Es decir, se la encuentra —en el seno de la moral co-
de ningún modo se les aplicaba una medida lectiva— bajo la forma de morales particula-
coactiva o violenta en sentido propio. res cuyas reglas sólo tienen validez para una
parte del grupo total.
Entre las tribus pobladoras de las montañas del Japón
era costumbre que las personas mayores, cuando no
podían ya valerse, se retirasen por propia voluntad al • Así, la moral cristiana se dirige, alegando
monte para morir allí y no ser una carga para nadie. que sus reglas morales tienen un fundamen-
to religioso, a los cristianos, dándose el caso
La cuestión que se plantea en este con- de que estas reglas se perfilan de manera
texto es cómo hay que juzgar desde un punto distinta, tanto en forma como en conteni-
de vista ético estas diversas prácticas. Aquí do, según se trate de la confesión católica o
no se hace ciertamente con tolerancia, como de la protestante, para no hablar de las nu-
estima el etnólogo Melville J. Herskovits, quien merosas sectas y doctrinas afines.
ha enunciado las tres tesis siguientes:
• Así toda profesión ha desarrollado, de ma-
1. El individuo realiza su personalidad en el mar- nera más o menos explicitada, su propia
co de su cultura; por eso, la atención a las dife- ética profesional o gremial, cuyas normas
rencias individuales presupone la atención a las sólo son vinculantes para quien ha elegido
diferencias culturales... y ejerce la profesión en cuestión.
2. La atención a las diferencias culturales se si-
gue del hecho científico de que aún no ha sido
descubierto ningún método para la valoración cua- El "Juramento de Hipócrates", por ejemplo, obliga a los
litativa de las culturas... médicos a aplicar en su actividad facultativa la exigen-
20
A
FILOSOFÍA, ÉTICA V MORAL
da moral universal de ayudar al prójimo si éste lo nece- sional y quien transgrede estas reglas lesiona
sita, de tal manera que deben velar según su mejor sa- no sólo su propia reputación, sino la de toda
ber y su conciencia por el bienestar físico y la salud de
la profesión.
los pacientes que les hayan sido confiados.
La ética del profesor consiste en la exigencia de enseñar Un comerciante que venda mercancía de valor inferior a
a sus alumnos, mediante la adecuada transmisión de precios sobrevalorados lesiona su honorabilidad profesio-
determinados saberes, al objeto de hacer de ellos perso- nal, de la misma manera que un político que sólo persi-
nas educadas y adultas. ga sus propios intereses de poder en lugar de defender
La ética del conductor de autobús consiste en asumir la la causa por él representada, o que un artesano que tra-
responsabilidad de que sus pasajeros lleguen sanos y baje de forma deficiente. En estos casos, las personas
salvos a sus destinos. en cuestión son privadas de reconocimiento no sólo por
parte de los afectados (se deja de comprar en su tienda,
Esta lista podría alargarse a voluntad e se deja de votar su candidatura, se deja de llamarles
incluir desde la «moral del obrero», la «moral para efectuar reparaciones), sino también por parte de
del empleado» y la «moral de funcionario» hasta los grupos profesionales de los que forman parte, lo que
puede conducir a su exclusión de los mismos.
la «moral del ama de casa». Todas estas mo-
rales de grupos profesionales se basan en el Por el contrario, un comportamiento es-
principio moral general que consiste en hacer pecialmente modélico al servicio del prójimo
cada cual su oficio lo mejor que pueda. Aquí, suele ser distinguido con la alabanza pública
por tanto, se reconoce en el trabajo un valor o a través de la concesión de recompensas y
en sí mismo, o dicho de otra manera: el tra- condecoraciones.
bajo no se define sólo por las reglas técnicas El honor tribal y familiar constituye una
que permiten un proceso laboral fluido, sino variante singular del código de honor. Tam-
que es también una actividad que se ejerce bién en este caso una transgresión de las re-
sobre la base de unas reglas morales, parti- glas (por ejemplo, un matrimonio no deseado
cularmente en el caso de que directa o indi- por el grupo o una intervención desde fuera,
rectamente resulten afectadas otras personas. del tipo de una violación de los límites esta-
Un caso especial es la moral de una ban- blecidos) se castiga en la mayoría de las veces
da de ladrones. También en este caso se trata con la exclusión del clan familiar y a veces,
de una moral de grupo sin la que no funcio- aun hoy, con una venganza sangrienta.
naría la comunidad de los ladrones. Así, hay En la experiencia cotidiana se constata
que regular, por ejemplo, según qué criterios que la contravención de un tabú es conside-
se ha de distribuir el botín para que haya rada como un atentado moral especialmente
acuerdo; cómo ha de comportarse aquél que grave contra la decencia y las buenas costum-
es detenido por la policía (no debe «cantar» bres. Si anteriormente pertenecían esencial-
para no perjudicar a los otros), etc. Se trata mente a los ámbitos religiosos y sexual los
del llamado honor del bandido, de la ética del aspectos (de lo sagrado, lo luminoso, así como
delincuente profesional, que es al mismo tiem- determinadas variantes eróticas) que, median-
po una moral de grupo. te prohibición y bajo amenaza de graves cas-
Otras especializaciones de la moral gene- tigos, se declaraban inaccesibles («intocables»)
ral de grupo de una comunidad o de una so- y quedaban sustraídos a la praxis humana
ciedad se articulan, de un lado, en códigos de normal, en la actualidad es la esfera indivi-
honor y, de otro, en zonas de tabú respetadas dual privada e íntima de cada cual lo que ha
con frecuencia de manera tácita. Aquí se tor- asumido rasgos de tabú. Tanto la excesiva
nan manifiestas determinadas valoraciones exhibición de este ámbito personal por parte
evidentes por sí mismas que son mediadas por de personalidades conocidas como, por otro
procesos de reconocimiento. lado, el asalto abierto de los medios de comu-
La honorabilidad profesional o gremial, nicación son normalmente considerados por
por ejemplo, está estrechamente relacionada la mayoría, a pesar de la curiosidad del pú-
con las reglas sintetizadas en la ética profe- blico, como una injerencia desvergonzada e
21
A
J IL MÑO PRCCSCOLAR V LOS VALORES
inaceptable en cosas que en nada conciernen — Tal es el caso, por ejemplo, cuando la regla de decir
a la opinión pública. siempre la verdad no puede compatibilizarse, en una
determinada situación, con la regla de no aumentar el
Es esencial preguntar siempre, a propó-
-dolor de nadie, de tal manera que si se dice la verdad el
sito de los diferentes tabúes, hasta qué punto resultado es un sufrimiento mayor, pero callarla obliga a
sirven aún realmente a la protección de valo- constantes mentiras.
res auténticos como la dignidad humana y la — Otro caso es aquél en el que la salvación de la vida de
libertad personal, o si bien han quedado des- una persona sólo es posible si se rompe una promesa o
virtuados y reducidos a meros instrumentos a través de la traición.
de presión para limitar conductas no acepta-
• Puede suceder, en segundo lugar, que en-
das y para extender más allá de la medida
tren en colisión normas pertenecientes a
tolerada las funciones de control. Los tabúes
pueden envejecer y ser abandonados cuando sistemas morales distintos.
se pone de manifiesto que la gente ha esta-
— Para un pacifista, por ejemplo, es incompatible la exi-
blecido una relación más natural o más in-
gencia de no empuñar armas y mantenerse al margen
formada con los ámbitos originariamente de toda acción bélica con la exigencia del Estado de de-
tabuizados, de tal modo que las viejas prohi- fender la patria si es preciso con las armas.
biciones resultan caducas o requieren cam- — La prohibición de la Iglesia católica de utilizar «la pil-
bios. Como ejemplo a este respecto habría que dora» como método anticonceptivo puede chocar con la
referirse a la diferente valoración del incesto indicación médica o social de evitar un embarazo que
podría acarrear los más graves daños físicos y psíqui-
y de la homosexualidad.
cos.
Los sistemas morales esbozados hasta
ahora juegan un gran papel en la vida coti-
• Puede suceder finalmente, en tercer lugar,
diana, en el trato con las personas, en las re-
que una norma o un valor que goza del re-
laciones interhumanas, sin que la mayoría de
conocimiento general contradiga tan profun-
la gente tenga una idea clara y explícitamen-
te formulada de hasta qué punto su conducta damente la autodefinición de una persona
comunicativa está determinada —e incluso que su acatamiento dificulte de manera in-
reglamentada— por esas morales. Sólo cuan- tolerable la libre autorrealización a la que
esa persona tiene un derecho moral. Aquí,
do surgen conflictos personales (de concien-
cia) en el terreno privado o cuando se tratan el conflicto surge no de la incompatibilidad
en la discusión pública problemas que se de- entre normas generales o sistemas de nor-
rivan de una colisión de normas o valores se mas, sino del choque entre una norma ge-
hace consciente el individuo, por un lado, de n e r a l m e n t e r e c o n o c i d a y una norma
la manera tan obvia como sigue, sin cuestio- individual interpretada de una determina-
narlas, determinadas reglas morales inter- da manera.
nalizadas y, por otro, también, no obstante,
de su responsabilidad personal, de la que no — Tal es el caso, por ejemplo, cuando alguien tiene una
inclinación homosexual y aborrece las relaciones
queda en modo alguno eximido por el aca-
heterosexuales.
tamiento a las prescripciones de la moral — Otro ejemplo: cuando los dos miembros de una pareja
vigente. consideran el matrimonio como una institución coerciti-
Se puede distinguir tres tipos principa- va que limita su libertad personal, por lo que viven jun-
les de colisiones de normas o valores sus- tos sin casarse.
ceptibles de conducir a un conflicto de
conciencia: El rasgo común de las diferentes situa-
ciones de conflicto estriba en que no pueden
• Puede suceder, en primer lugar, que entren ser resueltas apríori, caso por caso, y de ma-
en colisión normas pertenecientes al mis- nera que obligue a todos por alguna autori-
mo sistema moral. dad o instancia pública. Más bien son los
22
FILOSOFÍA, ÉTICA Y MORAL
individuos afectados quienes, en ejercicio de rogeneidad o si, antes bien, a pesar de las di-
su propia responsabilidad, deben decidir. ferencias en cuanto a contenido, todas ellas
Ciertamente, las discusiones públicas o pri- pueden reducirse a un'principio formal que
vadas pueden ayudar a encontrar, a partir de haga las veces de criterio moral. Un principio
los argumentoB a favor y en contra, buenas de estas características, que remite a la Bi-
motivaciones para una u otra solución, así blia, es, por ejemplo, el que se conoce gene-
como llamar la atención acerca de las posi- ralmente como la «regla de oro»:
bles consecuencias de la decisión que se tome;
por otro lado, las regulaciones legales pueden Lo que no deseas que te hagan a.ti, no se lo hagas tú a
nadie; o formulado en positivo:
limitar el ámbito de decisión. Sin embargo, Trata a tu prójimo como quisieras que él te tratase a ti.
quien ha de tomar la decisión es la persona (Véase AT: Tobías 4, 16; NT: Mat. 7, 12; Lúe. 6, 31.)
que se encuentra sumida en una situación de
conflicto y la ha de tomar consciente de su Esta regla exige, en definitiva, que ante
responsabilidad moral, es decir, no de mane- toda decisión concreta uno se sitúe en la po-
ra arbitraria y siguiendo exclusivamente su sición de quien ha de resultar afectado, para
antojo y voluntad personal, sino teniendo pre- evaluar si la decisión sería igualmente apro-
sente lo que reviste validez en la comunidad a bada si fuese otro quien la tomase y yo quien
la que pertenece. Debe, así, estar dispuesta a resultase directa o indirectamente afectado
justificarse ante su comunidad con respecto por ella.
a su decisión y, por tanto, a exponer los moti- La regla de oro no es como tal una norma
vos que le mueven a actuar como lo hizo o moral; lo que hace es actuar como contraste
como le gustaría hacerlo. Independientemen- de las normas morales. No prescribe qué debe
te del tenor efectivo de su decisión, en los ca- hacerse en concreto en cada caso, sino que
sos señalados a título de ejemplo, siempre señala de manera puramente formal cómo
chocará con una u otra norma y en esta me- debe obrarse en general para que la actua-
dida irá asociada a un cierto grado de culpa ción resultante pueda ser reconocida como
moral. Pero la fundamental disposición a jus- moral. La actuación es moral cuando no es
tificar la decisión tomada, a responder ante consecuencia de una volición meramente sub-
los demás, es un indicio de que no se ha ac- jetiva inmediata (necesidad o interés), sino
tuado inmoralmente, sino más bien de que en expresión de una voluntad que se distancia
casos excepcionales y situaciones extremas de sus deseos inmediatos y toma en conside-
puede ser lícito no cumplir con la exigencia ración la voluntad de otros sujetos, es decir,
de una determinada norma moral y sí, en cam- cuando se trata de una voluntad mediada
bio, con la de una norma valorada como su- ínter subj etivamente.
perior. De todos modos existe un problema, que
tampoco la regla de oro está en condiciones
La moral vigente puede ser cuestionada o negada por
razones de moralidad.
de resolver. Es el problema del fanático, quien
reconoce el principio fíat iusticia, pereat
En los diferentes sistemas morales histó- mundus —hágase justicia aunque se hunda
ricamente formados se pone de manifiesto un el mundo—. Así, el fanático está en principio
pluralismo de normas, que determina la praxis dispuesto a sufrir la violencia y la muerte si
cotidiana y con ella también la idea de liber- él mismo se encontrase en el papel de afecta-
tad que se hacen las personas. Ésto se refleja do. La regla de oro falla en este caso; sólo fun-
en una multiplicidad de obligaciones, prohi- ciona mientras se trate de un comportamiento
biciones, indicaciones de actuación, reglas, moral «normal». En cuanto alguien está dis-
prescripciones, etc., de contenidos variables. puesto a aceptar para sí y a arrastrar las catas-
La cuestión es si esta diversidad de normas, tróficas consecuencias de un acto inhumano,
responde a un conjunto definido por su hete- no sólo se acaba la factibilidad de la regla de
23
A
I'.L NIÑO PRtESCOLAR Y LOS VALORES
oro, sino también la eficacia de todo argumen- consumo. El señor X vacía y vuelve a llenar su piscina.
to, por racional que sea, ya que el fanático y La señora Y deja todo el día en funcionamiento el riego
el individuo afectado por el celo moral no acep- por aspersión. El vecino Z indica a ambos las catastrófi-
tan ningún verdadero diálogo. cas consecuencias que se producirían si todos consu-
miesen análogas cantidades de agua.
Si la regla de oro atiende a la dimensión
cualitativa de la voluntad por la que un acto
se convierte en una acción moral, el contras- El principio de generalización apela, por
te moral viene dado por otra formulación, que consiguiente, al sentido de la responsabilidad
es asimismo muy frecuentemente utilizada en de quienes ejecutan una acción, obligándoles
la praxis cotidiana y que hace referencia a las a tomar consecuencias de sus acciones cuan-
posibles consecuencias de una determinada do tratan de obtener satisfacción para sus ne-
acción. Es el principio de la generalización cesidades presentes. Este problema se plantea
(plasmado en lenguaje vulgar en el siguiente actualmente con especial relieve en lo relati-
argumento: «Imagina lo que pasaría si todo el vo a las cuestiones medioambientales. ¿Es mo-
mundo actuase como tú»), según el cual una r a l m e n t e r e s p o n s a b l e legar a n u e s t r o s
acción es inmoral cuando su generalización descendientes un mundo destrozado por la
comporta consecuencias inaceptables. contaminación, los residuos y el envenena-
Ejemplo: En un verano muy seco hay una fuerte escasez miento radiactivo sólo porque así podemos
de agua, por lo que todos están obligados a restringir su permitirnos el más alto nivel de vida?
Nota de la lectura
:
Véase, a este respecto, también B. Williams, DerBegríff «...Supongamos que un ladrón penetra en una casa jus-
der Moral, pp. 32 y ss.: «Es bastante trivial la constatación to en el momento en que alguien va a asesinar al due-
de que el individuo experimentado y de mundo concluye ño legítimo de la misma. En tales circunstancias, ¿está
en ocasiones que su reacción moral espontánea a una moralmente obligado a no intervenir porque su presen-
conducta que le parece extraña resulta parcial, condicio- cia allí es injustificable?»
nada por su origen, y por tanto digna de ser evitada o
reprimida. Pero es importante distinguir entre las dife- «Con esto no se trata, en modo alguno, de discutir que
rentes reacciones que son de diversas maneras apropia- con frecuencia se han producido injerencias en asun-
das en tales casos: a veces, determinadas cosas no tos de otras sociedades, cuando lo mejor habría sido
parecen ser ya una cuestión moral; a veces, sucede que no hacerlo, ni que han existido intervenciones
cosas que uno reprobaría entre los suyos aparecen, por injustificables y ciegas, y a menudo con una brutali-
lo que se refiere al aspecto moral relevante, como algo dad considerablemente más pronunciada que la que
muy distinto... Pero aseverar que reacciones adaptativas teóricamente se pretendía evitar. Sólo afirmo que no se
de este tipo son en todos los casos lo único acertado y puede concluir linealmente de la esencia de la moral
que ante prácticas indudablemente inhumanas lo apro- que ninguna sociedad debería inmiscuirse nunca en
piado sería a príorí la exigencia de su aceptación, presu- los asuntos de otra o que lo único racional sea aceptar
pone un principio moral muy singular —y escasamente cualquier comportamiento de los miembros de otras
plausible, tanto psicológica como moralmente». sociedades».
24
A
EL MINO PREESCOLAR Y LOS VALORES
naturales o producidos por el hombre, y más sino que tiene una serie de propiedades nue-
tarde nos ocuparemos del valor con respecto vas como son, por ejemplo, la de servir de
a la conducta humana y, particularmente, a objeto de adorno, o producir un placer desin-
la conducta moral. teresado al ser contemplada (propiedad esté-
Con el fin de esclarecer su esencia, vea- tica); la de servir para fabricar objetos que
mos cómo se da el valor en las cosas, distin- tienen una utilidad práctica (propiedad prác-
guiendo en ellas dos modos de existencia suya tico-utilitaria); la de servir como moneda de
que ejemplificaremos con un mineral como la medio de circulación, atesoramiento o pago
plata. Podemos hablar de ésta tal como existe (propiedad económica).
en su estado natural en los yacimientos co- Vemos, pues, que la plata no sólo existe
rrespondientes; es entonces un cuerpo en el estado natural, que interesa investigar
inorgánico que tiene cierta estructura y com- particularmente al hombre de ciencia, sino
posición, y posee determinadas propiedades como objeto dotado de ciertas propiedades (es-
naturales que le son inherentes. Podemos téticas, práctico-utilitarias o económicas) que
hablar asimismo de la plata transformada por sólo se dan en él cuando se halla en una rela-
el trabajo humano, y entonces ya no tenemos ción peculiar con el hombre. La plata tiene,
un mineral en su estado puro o natural, sino entonces, para nosotros un valor en cuanto
objetos de plata. Como material trabajado por su modo de ser natural se humaniza adqui-
el hombre, sirve en ese caso para producir riendo propiedades que no existen en el objeto
brazaletes, anillos u otros objetos de adorno; de por sí, es decir, al margen de su relación
para la fabricación de cubiertos, ceniceros, con el hombre. Tenemos, pues, unas propieda-
etc., o bien puede ser utilizada como moneda. des naturales del objeto —como la blancura,
Tenemos, pues, una doble existencia de la brillantez, la ductilidad o la maleabilidad—
la plata: a) como objeto natural; b) como obje- y otras, valiosas, que se dan en él en cuanto
to natural humano o humanizado. Como ob- objeto bello, útil o económico. Las primeras
jeto natural, es sencillamente un fragmento —es decir, las naturales— existen en él, inde-
de naturaleza con determinadas propiedades pendientemente de las segundas. O sea, exis-
físicas y químicas. Es así como existe para la ten en la plata, por ejemplo, aunque el hombre
mirada del científico, para el químico inor- no la contemple, trabaje o utilice; es decir, al
gánico. En la relación que mantiene el hom- margen de una relación propiamente huma-
bre de ciencia con este objeto se trata de na con ella. En cambio, las propiedades que
determinar lo que es, describir su estructura consideramos valiosas sólo existen sobre la
y propiedades esenciales. Es decir, en esta base de las naturales, que vienen a constituir
relación de conocimiento, el científico se abs- —con su brillo, blancura, maleabilidad y
tiene de apreciar el objeto, o de formular jui- ductilidad— el soporte necesario de ellas, o
cios de valor sobre él. sea, de la belleza, de la utilidad o del valor
Ahora bien, en cuanto objeto humano —es económico.
decir, como objeto de plata, producido o crea- Pero estas propiedades pueden ser llama-
do por el hombre—, se nos presenta con un das también humanas en cuanto que el obje-
tipo de existencia que no se reduce ya a su to que las posee sólo existe como tal en
existencia meramente natural. El objeto de relación con el hombre (es decir, si es con-
plata posee propiedades que no interesan, templado, utilizado o cambiado por él). Vale
ciertamente, al científico, pero que no dejan no como objeto en sí, sino para el hombre. En
de atraer a los hombres cuando entran en otro suma: el objeto valioso no puede darse al
tipo de relaciones distintas de la propiamente margen de toda relación con un sujeto, ni in-
cognoscitiva. La plata no existe ya como un dependientemente de las propiedades natu-
simple objeto natural, dotado exclusivamente rales, sensibles o físicas que sustentan su
de propiedades sensibles, físicas o naturales, valor.
26
FILOSOFÍA, ÉTICA Y MORAL
27
EL NIÑO PREESCOUR Y LOS VALORES
naturales o producidos por el hombre, y más sino que tiene una serie de propiedades nue-
tarde nos ocuparemos del valor con respecto vas como son, por ejemplo, la de servir de
a la conducta humana y, particularmente, a objeto de adorno, o producir un placer desin-
la conducta moral. teresado al ser contemplada (propiedad esté-
Con el fin de esclarecer su esencia, vea- tica); la de servir para fabricar objetos que
mos cómo se da el valor en las cosas, distin- tienen una utilidad práctica (propiedad prác-
guiendo en ellas dos modos de existencia suya tico-utilitaria); la de servir como moneda de
que ejemplificaremos con un mineral como la medio de circulación, atesoramiento o pago
plata. Podemos hablar de ésta tal como existe (propiedad económica).
en su estado natural en los yacimientos co- Vemos, pues, que la plata no sólo existe
r r e s p o n d i e n t e s ; es entonces un cuerpo en el estado natural, que interesa investigar
inorgánico que tiene cierta estructura y com- particularmente al hombre de ciencia, sino
posición, y posee determinadas propiedades como objeto dotado de ciertas propiedades (es-
naturales que le son inherentes. Podemos téticas, práctico-utilitarias o económicas) que
hablar asimismo de la plata transformada por sólo se dan en él cuando se halla en una rela-
el trabajo humano, y entonces ya no tenemos ción peculiar con el hombre. La plata tiene,
un mineral en su estado puro o natural, sino entonces, para nosotros un valor en cuanto
objetos de plata. Como material trabajado por su modo de ser natural se humaniza adqui-
el hombre, sirve en ese caso para producir riendo propiedades que no existen en el objeto
brazaletes, anillos u otros objetos de adorno; de por sí, es decir, al margen de su relación
para la fabricación de cubiertos, ceniceros, con el hombre. Tenemos, pues, unas propieda-
etc., o bien puede ser utilizada como moneda. des naturales del objeto —como la blancura,
Tenemos, pues, una doble existencia de la brillantez, la ductilidad o la maleabilidad—
la plata: a) como objeto natural; b) como obje- y otras, valiosas, que se dan en él en cuanto
to natural humano o humanizado. Como ob- objeto bello, útil o económico. Las primeras
jeto natural, es sencillamente un fragmento —es decir, las naturales— existen en él, inde-
de naturaleza con determinadas propiedades pendientemente de las segundas. O sea, exis-
físicas y químicas. Es así como existe para la ten en la plata, por ejemplo, aunque el hombre
mirada del científico, para el químico inor- no la contemple, trabaje o utilice; es decir, al
gánico. En la relación que inantiene el hom- margen de una relación propiamente huma-
bre de ciencia con este objeto se trata, de na con ella. En cambio, las propiedades que
determinar lo que es, describir su estructura consideramos valiosas sólo existen sobre la
y propiedades esenciales. Es decir, en esta base de las naturales, que vienen a constituir
relación de conocimiento, el científico se abs- —con su brillo, blancura, maleabilidad y
tiene de apreciar el objeto, o de formular jui- ductilidad— el soporte necesario de ellas, o
cios de valor sobre él. sea, de la belleza, de la utilidad o del valor
Ahora bien, en cuanto objeto humano —es económico.
decir, como objeto de plata, producido o crea- Pero estas propiedades pueden ser llama-
do por el hombre—, se nos presenta con un das también humanas en cuanto que el obje-
tipo de existencia que no se reduce ya a su to que las posee sólo existe como tal en
existencia meramente natural. El objeto de relación con el hombre (es decir, si es con-
plata posee propiedades que no interesan, templado, utilizado o cambiado por éíj. Vale
ciertamente, al científico, pero que no dejan no como objeto en si, sino para el hombre. En
de atraer a los hombres cuando entran en otro suma: el objeto valioso no
tipo de relaciones distintas de la propiamente margen de toda relación con un sujeto, ni in-
cognoscitiva. La plata no existe ya como un dependientemente de las propiedades natu-
SvmpYe objeto rvatvirai., data.d.0 excl\iswajm.erYte rales, seT\sVt>les o íisAcSLS. qxie sxxstexvtsLrx SAJL
de propiedades sensibles, físicas o naturales, valor.
26
A
Cl NIÑO PRCESí.OLAR Y LOS VALORES
nificación humana, social, se oculta, y el va- 4)Las propiedades reales que sustentan e
lor de cambio se presenta sin relación con el valor, y sin las cuales no se daría éste, sók
hombre, como una propiedad de la cosa. Ésto son valiosas potencialmente. Para actuali-
da a la mercancía la apariencia de una cosa zarse y convertirse en propiedades valiosas
extraña, ajena al hombre, cuando es la ex- efectivas, es indispensable que el objeto se
presión o materialización de una relación so- encuentre en relación con el hombre social,
cial, humana. El producto del trabajo humano con sus intereses o necesidades. De este
se vuelve un fetiche, y a esta transformación modo, lo que sólo vale potencialmente, ad-
de un producto del trabajo humano en algo quiere un valor efectivo.
ajeno al hombre —extraño y enigmático— al
adoptar la forma de mercancía, es a la que Así, pues, el valor no lo poseen los objetos de
llama Marx el "fetichismo de la mercancía". por sí, sino que éstos lo adquieren gracias a su
Pero lo que nos interesa subrayar aquí es relación con el hombre como ser social. Pero
que: a) el valor de cambio —como el de uso— los objetos, a su vez, sólo pueden ser valiosos
sólo lo posee el objeto en su relación con el cuando están dotados efectivamente de cier-
hombre, como una propiedad humana o so- tas propiedades objetivas.
cial suya, aunque esta propiedad valiosa no
se presente en el objeto (en la mercancía) con
la claridad y transparencia con que se da en
ella el valor de uso; b) que el valor de cambio —Objetivismo y subjetivismo axiológicos
—como el de uso— no existe, por tanto, en sí,
sino en relación con las propiedades natura- La concepción que hemos esbozado de la natu-
les, físicas, del objeto que lo soporta, y en rela- raleza del valor nos permite enfrentarnos a
ción también con un sujeto —el hombre dos posiciones unilaterales —el subjetivismo
social—, sin el cual tal objeto no existiría, po- y el objetivismo axiológicos— y tratar de supe-
tencial ni efectivamente, como objeto valioso. rar sus escollos.
Si las cosas no son valiosas de por sí, ¿por
—Definición del valor qué valen? ¿Valen porque yo —como sujeto
empírico, individual— las deseo, y en ese caso
De todo lo anterior podemos deducir una se- sería mi deseo, necesidad o interés lo que con-
rie de rasgos esenciales que sintetizamos, a fiere su valor a las cosas? De ser así, el valor
su vez, en una definición. sería puramente subjetivo. Tal es la tesis del
subjetivismo axiológico, que también podríamos
l)No existen valores en sí, como entes ideales considerarlo como psicologismo axiológico, ya
o irreales, sino objetos reales (o bienes) que que reduce el valor de una cosa a un estado
poseen valor. psíquico subjetivo, a una vivencia personal.
2) Puesto que los valores no constituyen un De acuerdo con esta posición, el valor es sub-
mundo de objetos que exista independien- jetivo porque para darse necesita de la exis-
temente del mundo de los objetos reales, tencia de determinadas reacciones psíquicas
sólo se dan en la realidad —natural y hu- del sujeto individual con las cuales viene a
mana— como propiedades valiosas de los identificarse. No deseamos el objeto porque
objetos de esta realidad. vale —es decir, porque satisface una necesi-
3)Los valores requieren, por consiguiente dad nuestra—, sino que vale porque lo desea-
—como condición necesaria—, la existen- mos o lo necesitamos. En pocas palabras, lo
cia de ciertas propiedades reales —naturales que deseo o necesito, o también, lo que me
o físicas— que constituyen el soporte nece- agrada o gusta, es lo" que vale; a su vez, lo que
sario de las propiedades que consideramos prefiero, de acuerdo con estas vivencias per-
valiosas. sonales, es lo mejor.
28
A
FILOSOFÍA, ÉTICA Y MORAL
El subjetivismo, por tanto, traslada el nen, por tanto, una significación social. Por
valor del objeto al sujeto, y lo hace depender ello, el modo de ser afectado el sujeto no pue-
del modo como soy afectado por la presencia de ser reducido a' una reacción puramente
del objeto. Ésto es bello, por ejemplo, en cuan- individual, subjetiva, como sería la de una
to que me afecta en cierta forma, al suscitarse vivencia espontánea. Aunque la reacción del
en mi una reacción placentera desinteresa- individuo entrañe, por supuesto, un proceso
da. Es decir, la belleza del objeto no es puesta psíquico —es decir, la serie de vivencias pro-
en relación con ciertas propiedades suyas, con vocadas por la presencia del objeto—, la atri-
cierta estructuración o formación de su ma- bución de valor a éste, por parte del sujeto,
teria, sino que se la hace depender de la emo- no es un acto exclusivamente individual ni
ción o el sentimiento que despierta en el psíquico. De ahí que el subjetivismo fracase
sujeto. Tal es la tesis fundamental que, con al intentar reducir el valor a una mera viven-
diferentes matices, o fijando más la atención cia, o estado psíquico, subjetivo. Con todo,
en un valor que en otro, sostienen los parti- debemos reconocer la justeza de la tesis
darios del subjetivismo axiológico en nuestra —una vez depurada de su interpretación
época (R. B. Perry, I. A. Richards, Charles subjetivista— de que parte el subjetivismo
Stevenson y Alfred Ayer, entre otros). axiológico, a saber: no hay objeto (valioso) sin
Veamos ahora en qué tiene razón y en qué sujeto (o sea, no hay valores en sí. sino en
no la tiene esta posición subjetivista. relación con un sujeto).
La tiene al sostener que no hay objetos Justamente tal es la tesis que rechaza el
valiosos de por sí, al margen de toda relación objetivismo axiológico al afirmar, por el con-
con un sujeto, y, más propiamente, con un trario: hay objetos valiosos en sí (es decir, al
sujeto valorizante. Ya hemos defendido ante- margen del sujeto).
riormente este argumento y, por ello, no in- El objetivismo axiológico tiene anteceden-
sistiremos ahora en él. tes tan lejanos como los que encontramos en
Ahora bien, el subjetivismo yerra al des- Platón en su doctrina metafísica de las ideas.
cartar por completo las propiedades del obje- Lo bello y lo bueno existen idealmente, como
to —ya sean las naturales o las creadas por el entidades supraempíricas, intemporales, in-
hombre— que pueden provocar la actitud mutables y absolutas que existen en sí y por
valorativa del sujeto. De otro modo, ¿cómo sí, independientemente de cómo se plasmen
podría explicarse que distintos objetos susci- en las cosas empíricas, temporales, mudadizas
ten diversas actitudes valorativas en un mis- y relativas, e independientemente también de
mo sujeto, aunque ello no quiera decir que la la relación que el hombre pueda mantener con
relación sujeto-objeto tenga un carácter es- ellas conociéndolas o intuyéndolas. En nues-
trictamente individual? Es evidente que la tro tiempo el objetivismo axiológico se halla
existencia de propiedades objetivas distintas representado sobre todo, por los filósofos
contribuyen a despertar reacciones diversas idealistas alemanes Max Scheler y Nikolai
en el mismo sujeto. Hartmann. Dejando a un lado las diferencias
Por otro lado, la reacción del sujeto no es de matiz —no desdeñables— entre sus prin-
exclusivamente singular. El individuo perte- cipales representantes podemos caracterizar
nece a una época, y como ser social se inscri- esta posición por los siguientes rasgos fun-
be siempre en la malla de relaciones de damentales.
determinada sociedad; se encuentra, igual-
mente, inmerso en una cultura dada, de la 1) Los valores constituyen un reino propio,
que se nutre espiritualmente, y su aprecia- subsistente por sí mismo. Son absolutos,
ción de las cosas o sus juicios de valor, se inmutables e incondicionados.
ajustan a pautas, criterios o valores que él no 2) Los valores se hallan en una relación pecu-
inventa o descubre personalmente, y que tie- liar con las cosas reales valiosas que lia-
CL NIÑO PREESCOLAR Y LOS VALORES
mamos bienes. En ios bienes se encarna de- do los bienes en que se encarnan (obras d
terminado valor: en las cosas útiles la utili- arte, objetos útiles, actos buenos, actos ju
dad; en las cosas bellas, la belleza, y en los rídicos, etc.). Pero los valores existen en si
actos buenos de los hombres, la bondad. al margen de las relaciones que los seré
3) Los valores son independientes de los bie- humanos puedan mantener con ellos.
nes en los que se encarnan. Es decir, no d) Pueden variar históricamente las formas d
necesitan para existir que se encarnen en relacionarse los hombres con los valores (la
las cosas reales. formas de aprehenderlos o de realizarlos)
4) Los bienes dependen del valor que encar- pueden incluso ser ciegos para percibirlo
nan. Sólo son valiosos en la medida en que en una época dada. Sin embargo, ni la ig
soportan o plasman un valor. norancia de un valor ni los cambios histó
ricos en su conocimiento o su realizaciói
5) Los valores son inmutables; no cambian con afectan en nada a la existencia de los valo
el tiempo ni de una sociedad a otra. Los bie- res, ya que éstos existen de un mod<
nes en que los valores se realizan cambian intemporal, absoluto e incondicionado.
de una época a otra; son objetos reales, y
como tales, condicionados, variables y re- Las dos tesis fundamentales del objetivismt
lativos.
axiológico, cuyos rasgos esenciales hemo:
6) Los valores no tienen una existencia real; enumerado, podemos sintetizarlas respectiva
su modo de existir es —a la manera de las mente así: separación radical entre valor }
ideas platónicas— ideal. bien (cosa valiosa), y entre valor y existencif
humana. Hagamos ahora unas breves obser
Todos los rasgos esenciales anteriores vaciones críticas, completando lo que herno:
pueden sintetizarse en ésto: separación radi- expuesto anteriormente.
cal entre valor y realidad, o independencia de Aunque el objetivismo, al atribuir ai valo;
los valores respecto de los bienes en que se un carácter absoluto, intemporal e incondicio
encarnan. Tal es la primera tesis fundamen- nado, lo separe de los bienes o cosas valiosas
tal del objetivismo axiológico. no puede dejar de reconocer que el bien nc
La segunda tesis fundamental de esta podría existir como tal (es decir, como una COSE
concepción axiológica es la independencia de que vale) sin el correspondiente valor. La exis
los valores respecto de todo sujeto, y pode- tencia del valor no presupone necesariamente
mos descomponerla en los siguientes razgos la de un bien; en cambio, éste presupone
esenciales. forzosamente el valor que se encarna en él. C
sea, lo que hay de valioso en una cosa tiene
a) Los valores existen en sí y por sí, al margen su fuente en el valor que existe con indepen
de toda relación con el hombre como sujeto dencia de ella. Pero esta existencia de un va
que pueda conocerlos, aprehenderlos o va- lor no encarnado, o que no necesita plasmarse
lorar los bienes en que se encarnan. Son, en algo real, suscita problemas que, al no sei
pues, valores en sí, y no para el hombre. resueltos, conducen a consecuencias absur-
das. Por ejemplo ¿qué sentido tendría la soli-
b) Como entidades absolutas e independien-
daridad, la lealtad o la amistad como valores
tes, no necesitan ser puestos en relación
si no existieran los sujetos humanos que pue-
con los hombres, de la misma manera que den ser solidarios, leales o amigos? ¿Qué so-
tampoco necesitan relacionarse con las co- lidaridad podría existir —aunque fuera
sas (encarnarse en bienes). idealmente— si no existieran los sujetos que
c) El hombre puede mantener diversas relacio- han de practicarla y sus actos solidarios? Algc
nes con los valores: conociéndolos —es decir, semejante pudiéramos decir de la separaciór
percibiéndolos o captándolos—; producien- radical entre la utilidad y las cosas útiles, \z
30
A
FILOSOFÍA, ÉTICA Y MORAL
justicia y los hombres justos, etc. Todos los Las cosas no creadas pqr el hombre (los
valores que conocernos tienen —o han teni- seres naturales) sólo adquieren un valor al
do— sentido en relación con el hombre, y so- entrar en una relación peculiar con él, al in-
lamente en esta relación. No conocemos nada tegrarse en su mundo como cosas humanas o
valioso que no lo sea —o haya sido— para el humanizadas. Sus propiedades naturales,
hombre. El hecho de que ni siquiera podamos objetivas, sólo se vuelven valiosas cuando sir-
imaginar un valor que no exija esa relación o ven a fines o necesidades de los hombres, y
de que no podamos concebirlo al margen de cuando adquieren, por tanto, el modo de ser
ella, ¿no es una prueba de que carece de sen- peculiar de un objeto natural humano.
tido hablar de un valor existente en sí y por Así, pues, los valores poseen una objeti-
sí, que no exija necesariamente ser puesto en vidad peculiar que se distingue de la objetivi-
relación con el hombre, como fuente y funda- dad meramente natural o física de los objetos
mento de ellos? que existen o'pueden existir al margen del
Por otro lado, ¿cómo puede entenderse un hombre, con anterioridad a—o al margen de—
valor no realizado, autosuficiente, absoluto, la sociedad. La objetividad de los valores no
si no se asumen todas las implicaciones me- es, pues, ni la de las ideas platónicas (seres
tafísicas que lleva consigo un objetivismo de ideales) ni la de los objetos físicos (seres rea-
tipo platónico? Lo no realizado o no encarna- les, sensibles). Es una objetividad peculiar —
do sólo puede existir ciertamente de un modo humana, social—, que no puede reducirse al
ideal, pero lo ideal sólo existe, a su vez, como acto psíquico de un sujeto individual ni tam-
creación o invención del hombre. Por ello, no poco a las propiedades naturales de un obje-
hay valores indiferentes a su realización ya to real. Se trata de una objetividad que
que el hombre los crea al producir bienes que trasciende el marco de un individuo o de un
los encarnen o para apreciar las cosas reales grupo social determinado, pero que no reba-
conforme a ellos. sa el ámbito del hombre como ser histórico-
social. Los valores, en suma, no existen en sí
y por sí al margen de los objetos reales —cu-
—La objetividad de los valores yas propiedades objetivas se dan entonces
como propiedades valiosas (es decir, huma-
Ni el objetivismo ni el subjetivismo logran ex- nas, sociales)—, ni tampoco al margen de la
plicar satisfactoriamente el modo de ser de relación con un sujeto (el hombre social). Exis-
los valores. Éstos no se reducen a las viven- ten, pues, objetivamente, es decir, con una
cias del sujeto que valora ni existen en sí, objetividad social. Los valores, por ende, úni-
como un mundo de objetos independientes camente se dan en un mundo social; es decir,
cuyo valor se determine exclusivamente por por y para el hombre.
sus propiedades naturales objetivas. Los valo-
res existen para un sujeto, entendido éste no
en un sentido puramente individual, sino —Valores morales y no morales
como ser social; exigen, asimismo, un sustrato
material, sensible, separado del cual carece
de sentido. Hasta ahora nos hemos ocupado, sobre todo,
Es el hombre —como ser histórico-social, de los valores que se encarnan en las cosas
y con su actividad práctica— el que crea los reales y exigen propiamente un sustrato ma-
valores y los bienes en que se encarnan, y al terial, sensible. Los objetos valiosos pueden
margen de los cuales sólo existen corno pro- ser naturales, es decir, como los que existen
yectos u objetos ideales. Los valores son, pues, en su estado originario al margen o indepen-
creaciones humanas, y sólo existen y se rea- dientemente del trabajo humano (el aire, el
lizan en el hombre y por el hombre. agua o una planta silvestre), o artificiales,
31
EL NIÑO PREESCOLAR Y LOS VALORES
producidos o creados por el hombre (corno las jeto estético u obra de arte, la necesidad estéti-
cosas útiles o las obras de arte). Pero, de es- ca humana a la que sirve.
tos dos tipos de objetos no cabe decir que sean En todos estos casos, el vocablo "bueno"
buenos desde un punto de vista moral; los subraya el hecho de que el objeto en cuestión
valores que encarnan o realizan son, en dis- ha realizado positivamente el valor que estaba
tintos casos, los de la utilidad o la belleza A llamado a encarnar, sirviendo adecuadamente
veces suele hablarse de la "bondad" de dichos al fin o a la necesidad humana correspondien-
objetos y, con este motivo, se emplean expre- tes . En todos estos casos también la palabra
siones como las siguientes: "éste es un buen "bueno" tiene un significado axiológico positivo
reloj", "el agua que estamos bebiendo ahora —con respecto al valor "utilidad" o al valor
es buena", "X ha escrito un buen poema", etc. "belleza"—, pero carece de significado moral
Pero el uso de "bueno" en semejantes expre- alguno.
siones no tienen ningún significado moral. Un La relación entre el objeto y la necesidad
"buen" reloj es un reloj que realiza positivamente humana correspondiente es una relación intrín-
el valor correspondiente: el de la utilidad; o sea, seca, propia, en la que el primero adquiere su
cumple satisfactoriamente la necesidad huma- estatuto como objeto valioso, integrándose de
na concreta a la que sirve. Un "buen" reloj es acuerdo con ella, como un objeto humano es-
un objeto "útil". Y algo análogo podemos decir pecífico. Esta relación intrínseca con deter-
del agua al calificarla de "buena"; con ello que- minada necesidad humana, y no con otra, es
remos decir que satisface positivamente, desde la que determina la calificación axiológica del
el punto de vista de nuestra salud, la necesi- bien correspondiente, así como el tipo de va-
dad orgánica que ha de satisfacer. Y un "buen" lor que ha de ser atribuido al objeto o acto
poema es aquél que, por su estructura, por su humano en cuestión. Por ello, el uso del tér-
lenguaje, cumple satisfactoriamente como ob- mino "bueno".
32
E G U N D A U N I D A D
a
*
LA MORAL EN LA EDUCACIÓN
LA MORAL EN LA EDUCACIÓN
PRESENTACIÓN
Esta unidad abordará la relación existente educación - ética - pedagogía, en diferen-
tes perspectivas en las que se podrán revisar una amplia gama de posturas teóricas
que permitirán comprender el campo de cada una de estas ciencias, centrándose más
en lo que representa la educación en la formación moral de los educandos.
Una vez que se haya llegado a comprender el concepto de educación moral, se podrá
estar en condiciones de clarificar los límites y alcances de la formación moral dentro
del ámbito escolar, con otros ámbitos que influyen en procesos extraescolares.
Para tener una mayor fundamentación del desarrollo moral se presentan los estudios
de algunos teóricos más representativos de diversos campos que se han interesado en
este proceso.
TEMA 1. La relación entre la ética y la no es un ser moral por naturaleza, sino que
pedagogía ha de ser educado para la moralidad.
La conducta humana natural es en princi-
pio egoísta o «egocéntrica» (Piaget), en el senti-
do de que sólo la perspectiva de la satisfacción
LECTURA: de las necesidades y con ello de la propia ven-
ÉTICA Y PEDAGOGÍA' taja o utilidad es determinante para la acción,
Si a esta perspectiva no se le contrapusiese la
exigencia moral de reconocer las necesidades
PRESENTACIÓN de nuestro prójimo como intereses igualmen-
.te legítimos, el resultado sería ese estado na-
En el texto se analiza la relación existente en- tural descrito por Thomas Hobbes en su
tre ética y pedagogía, siendo objeto de reflexión Leviatán: la guerra de todos contra todos, una
por parte de la filosofía y la pedagogía. Para contienda en la que triunfa el más fuerte y el
reflexionar más acerca del tema se presentan más astuto.1
diferentes ideas expuestas por filósofos como: Una concepción diferente de la naturale-
Platón, Sócrates, Kant, Schüler, Kierkegaard, za humana era la defendida por Jean-Jacques
estos autores abordan la relación ética y pe- Rousseau, quien sustenta en su Emilio la te-
dagogía en el contexto de una reflexión de ca- sis de que la naturaleza humana es origina-
rácter ético. Otros en cambio, la abordan con riamente buena, habiendo sido pervertida por
una reflexión de naturaleza pedagógica desa- obra de los hombres, es decir, por la civiliza-
rrollando de manera separada su propio siste- ción y la cultura. De aquí su exhortación: vol-
ma ético, por citar algunos como: Friedrich vamos a la naturaleza, regresemos a una
Herbart, Friedrich Schleiermacher, Dilthey.
educación que no impida, sino que estimule
el desarrollo natural del hombre. 2
ÉTICA Y PEDAGOGÍA Sin embargo, parece lo más plausible no
partir ni de una ni de otra hipótesis, sino del
35
A
EL NIÑO PREESCOLAR V LOS VALORES
sienta las bases para que se forje a partir del Pero este conocimiento se refiere a la inteligem
niño una buena persona o no. a propósito de sus asuntos [del alumno], cómo £
ministrar de la mejor manera su hacienda, y k
Pero no sólo el proceso de aprendizaje del go también a propósito de los asuntos del Estac
alumno tiene como objetivo la moralidad. Tam- cómo adquirir la máxima habilidad tanto para i
bién la educación impartida por el propio solverlos como para hablar de ello (ibid., 316
maestro está sujeta a categorías morales. Este 319a).
doble aspecto, que induce a considerar la re-
lación entre moralidad y educación, por un Platón no se cansó nunca de denunci
lado, en lo relativo a la actitud (el ethos) del como una estafa esta pretensión de educ.
maestro y, por otro, en lo que respecta al con- como ciudadanos morales a los jóvenes (vé
tenido del aprendizaje del alumno, hace ne- se El sofista, 268 c-d) y de dar pruebas de qi
cesario que entremos a considerar tanto el el saber formalmente brillante de los sofistí
contenido ético de la pedagogía como el con- no era sino un ejercicio en el arte de la pe
tenido pedagógico de la ética. suasión verbalista, no una virtud.
Un retórico hábil que utilice sus dotes c
persuasión para manipular a sus semejantí
La dimensión ética de la pedagogía aprovechándose de sus escasas luces y de s
labilidad emocional para sus propios fines, u
La relación entre moralidad y educación, y hombre así puede muy bien ser un bue
también la relación entre ética y pedagogía estratega político, pero su actividad no sei
han sido una y otra vez objeto de reflexión una actividad moral, encaminada al logro c
por parte de la filosofía y de la pedagogía. En la libertad de los demás, sino una forma c
muchas ocasiones, esta reflexión culmina en opresión y en esta medida, precisamente, un
la caracterización ejemplar del hombre que se actividad inmoral.
distingue no sólo por sus destacadas cuali- Sócrates, en cambio, defiende —y vi\¡
dades didácticas, sino también por su forma también— la tesis de que la virtud no es alg
de vivir, llegando a ser de este modo un ejem- que se pueda enseñar (véase Protágoras, 319
plo moral que predica con la práctica a sus y ss.). Esta convicción recorre toda la activ
alumnos aquéllo que enseña. dad de enseñanza de Sócrates, quien se cor
Para Platón, por ejemplo, es la figura de sideraba sólo una «partera» en cuestiones d
Sócrates la que encarna al maestro moralmen- virtud y se colocaba irónicamente en la pos:
te modélico. La peculiaridad de la doctrina ción del ignorante cuando se esperaba de (
ética y de la existencia de Sócrates es deli- que formulase conocimientos y definicione
neada sobre el telón de fondo del tipo antitético acabados en el campo de la moral. No prc
de maestro y educador que Platón rechaza nunciaba largas exposiciones o discursos se
como inmoral y que, por tanto, presenta siem- bre la virtud, como los sofistas. Se la
pre negativamente: el tipo del sofista. En su arreglaba en sus conversaciones con discípu
diálogo Protágoras, Platón describe al sofista los para formular preguntas con tal habilida
como aquél que sabe «imponerse al hablar» que éstos —inicialmente confusos porque la
(Protágoras, 312d) y que ejerce el comercio con opiniones propias y ajenas que gozaban d
unos conocimientos que vende a los jóvenes a general reconocimiento fuesen puestas ei
cambio de dinero (ibid., 313c). Protágoras, uno cuestión—acababan llegando por sí mismo
de los retóricos más prominentes entre los a la búsqueda de propuestas de solución par
sofistas, formula expresamente la pretensión los problemas tratados. Al proceder de est
de transmitir unos conocimientos a través de manera, se daban cuenta de que la virtud ni
los cuales sus discípulos sean cada día mejo- era un producto de la mera razón que el maes
res y se conviertan así en hombres virtuosos tro pudiese transmitir directamente al discí
(ibid., 318a). pulo, de manera teórica, a través de un¡
U MORAL EN LA EDUCACIÓN
explicación o una definición conceptual, sino lización (véase ibid., pp. 760 y ss.), un proce-
una forma universalmente vinculante de pra- so en el que el maestro no aparece meramente
xis, que todos deben observar actuando desde como un «informante», sino también como
su sitio y a su manera. Sólo llega a ser moral «preceptor».
aquél que ha aprendido a actuar responsable- i
mente por su cuenta, no quien recurre a meras Aquél educa meramente para la escuela, éste para
la vida (ibid., p. 709).
fórmulas o definiciones de la virtud carentes de
eficacia y relevancia para la praxis.
El buen maestro se sabe a sí mismo suje-
Para Sócrates, por tanto, la ética y la pe-
to a la idea ética de la libertad, que es al mis-
dagogía son inseparables, hasta el punto de
mo tiempo meta de su actividad educativa, en
que sus ideas acerca de la ética inspiran su
la medida que pretende hacer del alumno un
concepción de la pedagogía, de acuerdo con
ciudadano esclarecido, adulto, autónomo, ca-
la cual el maestro debe velar precisamente por
paz de decidir acerca de sí mismo y responsa-
apartar la atención del discípulo de la per-
ble de sus actos.
sona de aquél, dirigiéndola a su propio po- En sus Cartas sobre la educación estética
tencial de acción, que deberá desarrollar
del hombre, Schiller asume la idea kantiana
independientemente y en función del bien. El de que la educación tiene como objetivo esen-
maestro no actúa ni como modelo moral ni cial liberar al hombre para que sea él mismo,
como autoridad, sino como comadrón: la vir- pero incluye asimismo en su teoría tanto la
tud habita en el interior del propio alumno y tesis de Herder acerca de los estadios que atra-
es él quien debe exteriorizarla por sí mismo. viesa de forma natural la evolución histórica
Para Kant, la tarea de la educación con- de la humanidad como la idea de Lessing de
siste en hacer hombre al hombre: una «educación del género humano» a través
El hombre sólo puede ser hombre a través de la de la revelación divina.
educación. No es nada sino lo que la educación Para Schiller, el hombre es en el juego ver-
hace de él... dadera y completamente hombre, pues es en
La buena educación es precisamente aquéllo de éste cuando consigue reconciliar su natu-
lo que procede todo lo bueno en el mundo. Basta raleza empírica (sensitiva = impulso material)
con que los gérmenes que hay en el hombre sean
desarrollados cada vez más. Pues los motivos de la y su inexcusable pretensión moral (racional =
maldad no se encuentran en las disposiciones na- impulso formal) de tal manera (impulso lúdico)
turales del hombre. La única causa del mal es que que el resultado es la libertad en el sentido de
la naturaleza no llegue a sujetarse a reglas. En el la belleza. La totalidad del carácter (la idea de
hombre hay sólo gérmenes del bien («Anthropologie la humanidad) se despliega sólo en el estado
in pragmatischer Hinsicht», en Werke, vol. 10, pp. estético (en el reino de la apariencia bella) y
699, 704 y ss.).
para introducir a este estado el maestro debe
Así, el hombre, según Kant, tiene una dis- ser un «artista pedagógico», alguien «que hace
posición al bien que no está acabada de una de los hombres a la vez su material y su ta-
vez por todas, sino que requiere desarrollo. rea» (4a Carta), alguien por ende que labora
La naturaleza humana no contiene, por tan- desde la armonía de su ser estimulando al
to, mal alguno; éste surge cuando se deja que alumno, en el trato consigo mismo, para que
la naturaleza degenere, cuando se la deja sin se convierta también él en un artista de la
reglas, es decir, salvaje, en vez de apoyar y vida, alguien que sepa desarrollarse históri-
fomentar su disposición al bien mediante re- camente en libertad hasta ser lo que es de
glas. acuerdo con su propio ser y también lo que
El proceso educativo a través del cual la debe ser. En tanto que artista, el maestro tie-
naturaleza humana es «sujetada a reglas» re- ne, así, la misión de educar para la armonía,
viste, según Kant, la forma de un proceso de un estado en el que los impulsos humanos no
disciplinamiento, cultivo, civilización y mora- luchan unos contra otros, sino que se com-
EL NIÑO PBtESCOUR Y LOS VALORLS
pletan mutuamente, de tal manera que el pen- la transmisión directa de una información e
sar, el sentir, el querer y el hacer pueden de- forma de saber teórico, sino tan sólo corr
sarrollarse como en el juego en calidad de indicación de una «capacidad» cuya realiz;
copartícipes que gozan de idénticos derechos. ción únicamente puede ser efecto de la a<
Fíente, además de escribir cartas sobre ción en libertad del individuo. Por esta razó
los deberes de los intelectuales, discutió tam- Kierkegaard utiliza como medio pedagogía
bién en concreto los problemas de la educa- inspirándose deliberadamente en el diálog
ción y la formación. Para él, en la figura del socrático, diferentes heterónimos, que hace
estudioso, del científico, se combinan de ma- las veces de autor. Kierkegaard procede a:
nera ejemplar la fuerza del espíritu y la capa- para apartar la atención del lector de la peí
cidad moral, dando como resultado un tipo sona del autor, por un lado, y también, de otrc
humano libre. para estimularle a que formule un juicio me
Para el estudioso, la ciencia no debe ser medio ral acerca de los modos de existencia vivido
para un fin, sea el que sea, sino un fin en sí mis- por cada uno de los seudónimos. También e
ma; una vez llega a convertirse en un verdadero este caso debe el maestro dominar el art
estudioso tendrá, independientemente de cómo dialéctico y vivir él mismo de acuerdo con la
aplique en el futuro su formación científica a la
categorías morales que hacen las veces d
vida, en las ideas y sólo en ellas su razón de ser,
de tal manera que sólo contemplará y percibirá la pauta ética en su método pedagógico indirec
realidad en función de ellas, y a partir de ellas to y le permiten como persona situarse tra
actuará sobre la realidad, pero jamás aceptará que la incondicional exigencia de la moralidad, ,
la idea se subordine al dictado de la realidad fin de permitir al alumno que sea él mismo.
(«Deduzierter Plan einer in Berlin zu errichtenden
hóheren Lehranstalt», en Die Idee der deutschen
Entre hombre y hombre esto es lo más alto; e
Universitát, p. 138).
alumno es para el profesor la ocasión de enten
derse a sí mismo, el profesor para el alumno 1,
Pero, según Fichte, la actividad del estu- ocasión de entenderse a sí mismo; al morir, el pro
dioso, del científico, debía también revertir en fesor no lega exigencia alguna al alma del alum
beneficio de la sociedad, pues el profesor re- no, de la misma manera que tampoco el alumn<
cibía su formación puede reclamar deuda alguna por parte del profeso
(Philosophische Brosamen, p. 33).
a fin de que pueda devolver a la sociedad aquéllo
que ésta ha hecho por él; por tanto, todo el mun- Hay que salir al paso aquí del malenten
do está obligado a aplicar su formación verdade- dido de que el alumno pueda convertirse er
ramente en beneficio de la sociedad (J. G. Fichte, una persona moral limitándose a imitar a si
Von den Pflichten des Gelehrten, Hamburgo, 1971,
p. 30). maestro. Puesto que la moralidad debe se:
obra de uno mismo en la configuración de si
Fichte ve así en la figura del estudioso o propia existencia, el maestro, en tanto qu(
del científico, que se sabe obligado a una idea educador, debe desarrollar un método que
y no hace durante toda su vida sino trans- permita al alumno «cortar el cordón umbilical
mitir a sus alumnos esta idea de tal forma y le posibilite ser él mismo, esto es, desarro-
que sea también para éstos pauta de su ac- llar libremente sus propias capacidades. Poi
tuación, el producto ideal de la ética y la peda- eso, Kierkegaard se inventó innumerables
gogía. heterónimos, cuya misión era hacer imposi-
Para Kierkegaard, como para Platón, la ble el contacto directo entre el autor y el lector,
figura de Sócrates es la imagen acabada del con la finalidad de provocar a éste a una tome
maestro ético o del filósofo moral dotado para de posición independiente y comprometida.
la pedagogía. Kierkegaard parte de la convic- Finalmente, Nietzsche creó con la figura de
ción de que la «comunicación ética» sólo pue- Zaratustra un personaje en el que también se
de ser indirecta, dado que no es posible como fundían en una unidad el compromiso moral y
38
A
U MORAL EÍV LA EDUCACIÓN
Los autores a los que hemos hechos refe- una ciencia completamente ligada a la a la ética, de
rencia hasta aquí a título de ejemplo, y cuyo ñvada de ésta y coordinada a la política (ibid., p
12).
número podría ampliarse aún considerablemen-
te, trataron la relación entre ética y pedagogía
más bien en el contexto de una reflexión de ca- El objetivo de la influencia pedagógica es
rácter ético o de un sistema ético, describiendo la madurez de la generación más joven, que
de manera prototípica la figura del maestro do- ha de encontrarse en condiciones de coope-
tada de una fuerte carga moral y concibiendo a rar de manera independiente al cumplimien-
éste como filósofo, preceptor, artista, científico o to de los deberes morales generales. Por eso,
poeta. Otros autores, en cambio, han tratado la la pedagogía sólo puede decidir lo que puede
relación entre ética y pedagogía en relación, hacer del hombre (ibid., pp. 15 y ss.), o bien
sobre todo, con una reflexión de naturaleza pe- qué límites tiene la acción del educador, desde
dagógica o con un estudio sistemático de la pe- la idea del bien que debe desarrollar la ética.
dagogía, desarrollando de manera separada su La educación debe procurar que el hombre... se
propio sistema ético. forme, a través de la influencia ejercida en él por
Así, Johann Friedrich Herbart expuso bajo la idea del bien, hasta donde sea posible en con-
el título de Allgemeine praktische Phüosophie sonancia con ésta (ibid, p. 20).
(1808) una ética que contempla al hombre
tanto como individuo como en su calidad de Y esto acaece según Schleiermacher en
ser social desde la perspectiva de las ideas de la medida que se fomente aquéllo que sea mo-
libertad, perfección, benevolencia, justicia y ralmente bueno y se contrarreste lo inmoral,
equidad (véase Sámtliche Werke, vol. 2, pp. lo malo. Cuanto más completa sea la compren-
329-458), por más que estas fundamentales sión moral de la idea del bien, mejor será la
reflexiones éticas figuraban ya en su obra teoría de la educación (véase ibid., pp. 26-28).
Allgemeine Pádagogik aus dem Zwesk der Aun cuando para Schleiermacher la éti-
Erziehung abgeleitet (1806) en lo esencial (véa- ca es la ciencia base para a pedagogía, tam-
se ibid., pp. 1-139). Aquí identifica en la «plu- bién la ética requiere, a la inversa, de la
ralidad de intereses» y en la «fuerza de carácter pedagogía, pues el perfeccionamiento moral
de la moralidad» la meta esencial de la educa- sólo puede realizarse a través e la educación
ción, en relación con la cual pasa a exponer (ibid., p. 33).
con detalle el curso de las enseñanzas, que
explícita por fases sucesivas. Un sistema ético sólo puede pretender que posee
También Friedrich Schleiermacher ense- un contenido de verdad si resulta posible cons-
truir un método para realizarlo. La pedagogía cons-
ñó en diversas ocasiones ética filosófica (en tituye la piedra de toque de la ética (ibid., p. 421).
particular en 1812-1813 y 1816: GrundriJS, der
phüosophischen Ethik), siendo títulos impor- Por consiguiente, la ética sólo puede pre-
tantes de tales lecciones: «El bien supremo» y tender eficacia práctica a través de la pedago-
«Teoría de la virtud y teoría del deber». Pero la gía.
relación entre ética y pedagogía fue tratada Wilhelm Dilthey señaló en «Versuch einer
por él ya ampliamente en la introducción a Analyse des moralischen Bewufetseins» (1864;
sus lecciones sobre pedagogía del año 1826 (véa- en Gesammelte Schriften, vol. 6, pp. 1-55) los
se Pádagogische Schriften, vol. 1, pp. 7-65). La rasgos comunes de la ética, la pedagogía y la
educación es definida aquí como una tarea filosofía de la religión en su influjo sobre la
moral por la cual la generación mayor influye vida (véase ibid., p. 2), afirmando, además, en
sobre los jóvenes (véase ibid., p. 11). «Über die Móglichkeit einer allgemeingültigen
pádagogischen Wissenschaft» (1888) que una
De manera que la teoría de la educación se en-
cuentra en exacta relación a la ética, siendo un
pedagogía sistemática que pretenda tener va-
arte que se vincula a la misma ... La pedagogía es lidez general (ibid., pp. 58-83).
40
LA MORAL EN LA EDUCACIÓN
obtiene de la ética la identificación de su objetivo cir, que tomen conciencia de la función producti-
y de la psicología el conocimiento de los procesos va de la moral (ibid., p. 13).
concretos y las normativas a través de las cuales
la educación trata de alcanzar ese objetivo (ibid, La educación es concebida así como un
p. 57). modas de la práctica social, cuya pretensión
Pero como la ética no puede definir como consiste en ejercitar en la comunicación racio-
algo acabado y dotado de validez general el nal para la búsqueda de vinculaciones en una
objetivo de la vida y con éste el objetivo de la acción conjunta y para su realización, tendien-
educación, sino únicamente como un ideal do así a la superación de la inhumanidad de
históricamente condicionado y por tanto tran- las condiciones dadas en la realidad (ibid., pp.
sitorio, la pedagogía sólo es una teoría de va- 142-159). Por eso, el propio profesor debe estar
lidez general en la medida en que se basa en comprometido políticamente y debe someter
aquellas normas de la vida moral, espiritual también ese compromiso suyo a debate y análi-
y creativa que se pretenden válidas en todo sis crítico a fin de motivar al alumno a partici-
momento y con independencia de los cambios par en la mejora de la sociedad y del Estado.
históricos (véase ibid, p. 67). Por diferentes que puedan parecer en los
aspectos concretos los diversos intentos de
Josef Derbolav ha elaborado un «Esbozo
determinación de la tarea de la educación y
de una ética pedagógica» (en Systematiche
de la personalidad del profesor, resulta posi-
Perspesktiven der Pádagogik, pp. 124-155) en
ble constatar una coincidencia fundamental
el que vincula la ética, en tanto que ética de
en dos puntos:
la acción educativa, al principio de la respon-
sabilidad en la educación. En consonancia con
1. Los objetivos de carácter ético son ineludi-
este principio, formula una «teoría de la vir- bles para una teoría de la educación. Pues
tud pedagógica» cuyos elementos esenciales: en última instancia, sobre los contenidos
de la enseñanza y la forma de su transmi-
— autoridad con conocimiento de causa, sión decide la imagen del hombre, la pro-
— eros pedagógico, puesta normativa acerca de qué y cómo debe
ser un hombre para que sea un hombre
— tacto pedagógico,
bueno. En esta propuesta normativa del
— humor pedagógico, hombre bueno como medida de la educa-
ción intervienen, sin duda, elementos
distinguen al pedagogo que puede ser consi- condicionantes de tipo empírico, influidos
derado bueno tanto en sentido moral como por el espíritu de la época y el contexto vi-
en sentido técnico (véase ibid., pp. 136 y ss.). tal correspondiente. Ésto tiene también su
Josef Fellsches, finalmente, defiende aspecto positivo.
como representante de la teoría crítica de la Pero es justamente tarea de la ética re-
Escuela de Frankfurt una educación moral cordar constantemente que esta imagen del
que se proponga la mejora de la realidad so- hombre que el espíritu de la época contri-
cial, lo que hace de ella una educación emi- .buye a conformar no puede ser dada como
nentemente política (Moralische Erziehung ais definitiva y fijada dogmáticamente; por el
politische Bildung, p. 11). contrario, debe quedar abierta, desde el
distanciamiento crítico, a determinaciones
La ciencia crítica de la educación... considera como nuevas, mejores, más humanas. La meta
una exigencia de la conciencia moral en nuestra permanente de la educación es un ser hu-
situación histórica que los adolescentes y los adul- mano autónomo y dueño de su libertad, no
tos perciban la necesidad del esfuerzo para hacer
que la realidad social —y con ella la de cada per- un individuo dirigido que reciba y ejecute
sona—avance y mejore en sus condiciones, es de- acríticamente órdenes.
41
EL NIÑO PREESCOLAR V LOS VALORFS
.Esta meta ética del ser humano que cada un instrumento de este proceso. Es decir,
vez se libera más y cada vez es más capaz su enseñanza no debe ser una forma de
de actuar bajo su propia responsabilidad, adoctrinamiento; antes al contrario, el profe-
contribuye a definir muy esencialmente la sor debe tratar al alumno como! al adulto que
función del maestro. Éste tiene que apoyar será en el futuro, como una persona con ple-
el proceso de despliegue de la libertad, de nitud de derechos, motivándole para que per-
emancipación del alumno convirtiéndose en siga incondicionalmente este objetivo.
Notas de la lectura
1
Considérese el siguiente fragmento del Leviatán (re- un poder general que les ponga coto, se encuentran er
producido en Texte zur Ethik, p. 171): «Existen en la un estado que se denomina guerra: en una guerra, ade-
naturaleza humana tres causas básicas de conflicto: más, de todos contra todos».
primera, la concurrencia; segunda, la desconfianza;
tercera, el ansia de gloria. 2
Se pone de manifiesto aquí nuevamente lo impres
»La primera conduce a que el hombre sobrevalore
la búsqueda de la ganancia, la segunda la seguridad y cindible que resulta la antropología para la ética y la
la tercera la fama. Los que se dejan dominar por la consecuencias que tiene la base antropológica para 1,
primera utilizan la violencia para adueñarse de otros ética. Si se parte, con Sócrates y Rousseau, de que e
hombres y de sus mujeres, hijos y ganado; los que por hombre es originariamente bueno, la tarea de la edu
ia segunda, hacen lo propio para defender lo consegui- cación consiste, en lo esencial, en transmitir al edt
do; y los que por la tercera, proceden de idéntica ma- cando la comprensión de su propia condición natura
nera ante menudencias como una palabra, una sonrisa, Pero si, con el cristianismo, se parte de que el hombí
una opinión discrepante o cualquier otro signo de me- es originariamente un ser depravado, entonces el edx
nosprecio bien directamente contra ellos mismos o bien cador no puede extraer el criterio del bien de la natun
que suponga una ofensa contra sus parientes, sus leza, viéndose obligado a proyectar su idea del bien a
amigos, su nación, su oficio o su nombre.
naturaleza con los medios de la razón, configuranc
»De esto se sigue, con claridad palmaria, que en
las épocas en las que los hombres viven en ausencia de aquélla en función de dicha idea.
42
LA MORAL EN LA EDUCACIÓN
TEMA 2. Educación moral ral. Sin embargo, esta tesis que consideramos
acertada, pierde buena parte de su razón
cuando se la exagera. Parece excesivo afirmar
que la educación es educación moral, lo cual
LECTURA: no impide creer que la educación envuelve
CONCEPTO Y LÍMITES siempre algún aspecto moral y, en consecuen-
DE LA EDUCACIÓN MORAL' cia, nada impide pensar que la educación es
siempre también educación moral.
Con todo, y a fin de precisar algo el uso
del lenguaje, y desvanecer en la medida de lo
PRESENTACIÓN posible ciertos malentendidos que acompañan
a la educación moral, vamos a señalar en pri-
mer lugar algunas prácticas educativas que a
En el siguiente apartado se busca delimitar la veces se han entendido como educación mo-
conceptualización de la educación moral, con ral, pero que no son propiamente educación
la finalidad de aproximarla a las prácticas moral, pese a que en algunos casos tengan
educativas, buscando clarificar qué se entien- un acusado trasfondo moral. En tal sentido,
de por educación moral. Este análisis se ex- pensamos que la educación moral no puede
tiende a otros ámbitos como el social, político identificarse con la educación religiosa , tan-
y ambiental entre otros. to si por ello se entiende la transmisión del
pensamiento de una confesión religiosa con-
creta, como si nos referimos al cultivo de la fe
CONCEPTO Y LIMITES en lo trascendente. Aunque a veces, este se-
DE LA EDUCACIÓN MORAL gundo aspecto pueda impulsar y dar sentido
a la actuación moral. Tampoco puede identi-
ficarse la educación moral con la educación
U no de los primeros problemas con los que
habitualmente se enfrenta el interesado
en la educación moral es el relativo al propio
política, en especial en la medida que la últi-
ma se entienda como información sobre el
orden constitucional y las leyes básicas de un
significado y delimitación conceptual de la
país, sobre el funcionamiento concreto de sus
misma. Si se ha dicho que todo es moral, pue-
instituciones públicas, o sobre la ideología que
de decirse también en buena lógica que todo
sustentan los respectivos partidos políticos.
tiene que ver con la educación moral. En la
Todo ello es sin duda importante y necesario
medida que la vida humana es inconcebible
para la correcta formación de los ciudadanos.
al margen de la comunidad y de la interacción
Pero la mera información política no es pro-
entre sus miembros, todos los comportamien-
piamente educación moral, aunque es bien sa-
tos del hombre se convierten en morales, o al
bido que la actividad política plantea infinidad
menos todos sus comportamientos tienen una
de problemas morales. Algo semejante ocurre
vertiente moral. Si se admite tal concepción,
con la educación social, tampoco ella puede
es asimismo normal afirmar que la educación
considerarse como, educación moral. Si enten-
moral lo impregna todo; es decir, que no hay
demos la educación social como la adquisi-
ninguna faceta educativa exenta de conteni-
ción de ciertas normas convencionales de
do moral. Se puede afirmar, por lo tanto, que
convivencia —roles de toda índole, costum-
la educación supone siempre educación mo-
bres arraigadas, normas de urbanidad, etc.—,
será difícil negar su trascendencia en la for-
Josep Ma. Puig Rovira y Miguel Martínez Martin. mación humana, pero no por ello su transmi-
"Concepto y límites de la educación moral", en: Edu- sión debe entenderse como educación moral.
cación moral y democracia. Barcelona, Ed. LAERTES.
1989. pp. 19-26.
Asimismo, la educación ambiental, la educa-
EL NIÑO PREESCOLAR Y LOS VALORES
ción vial, o la educación para la salud, por del sistema social. Pero también es cierto que
señalar algunos ejemplos característicos, tam- la socialización, además de ser inevitable, es
poco son esencialmente educación moral, aun- un proceso educativo imprescindible para
que todos estos campos de actividad educativa mecanizar cierto tipo de comportamientos so-
tengan un importante trasfondo moral, e in- ciales. Gracias a esas regulaciones y rituali-
cluso en ciertos casos se orienten priorita- zaciones que imponen las sociedades se logra
riamente hacia sus vertientes morales. Nos hacer previsibles las conductas de sus miem-
parece mejor afirmar que todos esos ámbitos bros, y asegurar así la convivencia; y en se-
tienen un relevante papel fcrmativo e infor- gundo lugar se evita tener que dilucidar a cada
mativo, sin duda necesario para la educación instante qué comportamiento es el más co-
moral, aunque en principio no siempre plan- rrecto ante cada situación. Es evidente que
teen directamente problemáticas morales, a cada situación personal o social no puede
pesar de que pueden hacerlo. plantearse como un problema que requiera
En todos estos casos, y en otras muchas idear o crear para cada caso una solución ori-
situaciones y actividades educativas, no pue- ginal y adecuada . La socialización, por tanto,
de hablarse propiamente de educación moral. garantiza la vida social y evita ese dispendio
No conviene hacerlo cuando nos referimos a inútil de atención.
la transmisión de un contenido informativo, Es preciso recordar, desde otra perspec-
o cuando se trata de que los educandos ad- tiva, que los hechos y situaciones a que se
quieran un conjunto de normas de conducta enfrentan los individuos no tienen la califica-
respecto a las cuales no hay discusión, bien ción eterna de morales o sociales, sino que
sea porque están avaladas por la tradición, o pueden pasar de una consideración a la otra.
porque todo el mundo las admite. En estos A saber, ciertos temas que en un momento
casos es preferible hablar de socialización. Es dado fueron muy controvertidos y quedaron
decir, cuando estamos ante la transmisión inscritos en el ámbito de lo moral, en otros
socialmente consensuada e impuesta de co- momentos alcanzan un nivel de consenso tal
nocimientos, informaciones, normas o valo- que los convierte en temas de socialización.
res no puede hablarse propiamente de De igual modo, temas que primero no ofrecen
educación moral sino de socialización. Es cier- mayores dudas, en otros instantes se convier-
to que ha habido importantes autores, como ten en grandes polémicas morales. A su vez,
es el caso de Durkheim, que han entendido hay temáticas que para la mayoría no repre-
que la educación moral era precisamente esa sentan, o aún no representan, un problema
transmisión que impone la sociedad. Pese a sobre el qué dudar, pero para una minoría
ello, creemos que es preferible reservar la ex- aquel es un problema cierto y claro, y por le
presión «educación moral» para aquellas si- tanto un problema moral. Todo ello nos sirve
tuaciones en las que se trasciende la mera para comprender que la distinción entre e.
adaptación a los criterios normalizados de la ámbito de la educación moral y el de \¿
sociedad. En los casos meramente adaptativos socialización no es estática sino muy flexible
utilizaremos el concepto de «socialización». y que es precisamente en esa flexibilidad don
Esta distinción no debe hacernos olvidar de se encuentra uno de los mecanismos de h
dos cosas. Primero, que con ello no se reduce evolución social.
la importancia de la socialización, ni tampoco Hemos afirmado que la socialización ver
toma inevitablemente un carácter negativo o sa sobre lo que la sociedad impone a su
reproductor de lo peor de la sociedad. Es cierto miembros tras un consenso más o meno
que en algunas situaciones a través de meca- aceptado por todos, y que la educación mora
nismos socializadores se transmiten compor- pretende capacitar a los educandos para tra
tamientos que únicamente son útiles para tar con aquellos temas que son percibido
perpetuar aspectos injustos e injustificables como problemáticos. Es decir, con aquello
44
LA MORAL EN LA l'lil PACIÓN
temas importantes para el individuo y la co- conciliar, o responder a una lucha de intere-
lectividad, cuya solución no está clara por- ses personales encontrados, o también
que supone resolver un conflicto de valores, explicitar enfrentamientos grupales y socia-
probablemente difícil de dilucidar. Pero ade- les de toda índole. La amplitud y naturaleza
más, para que dichos temas conserven su con- del conflicto a que debe enfrentarse el juicio y
sideración de morales, y para enfrentarse el comportamiento moral son datos añadidos
correctamente a ellos, es necesario apelar, y secundarios respecto de lo que es esencial
como veremos con mayor detalle más adelan- en lo moral; a saber, el enfrentamiento entre
te, al juicio y al comportamiento autónomos y alternativas y opciones de valor deseables.
responsables del individuo. Finalmente, para que estas situaciones
Estamos en el ámbito de la educación vitalmente importantes y envueltas en con-
moral cuando nos planteamos temas vitalmen- flictos de valor no queden desvirtuadas en su
te importantes, temas que afectan a las posi- esencia moral es necesario que se proceda a
bilidades de vivir una vida digna y plenamente resolverlas de forma plenamente humana.
humana, temas en definitiva que podrían co- Dado que tales situaciones pueden ser resuel-
locar al hombre en situación de medio y ale- tas y reguladas de muy diferentes maneras,
jarlo de su estatus de fin en sí mismo. Da igual debemos entrar de lleno en el terreno de la
que los temas problematizados se refieran al libertad y de la responsabilidad del individuo
ámbito de la vida individual y de los compor- para enjuiciar y actuar creativamente en di-
tamientos privados, o que por el contrario afec- chas situaciones de conflicto de valor. Tal con-
ten a decisiones públicas de carácter colectivo. dición no es ú n i c a m e n t e un resultado
Da igual también que sean temas calificados impuesto por el conflicto de valor, sino una
como políticos, científicos, ecológicos, de jus- condición necesaria de todo comportamiento
ticia e igualdad, de convivencia y relación moral. La autonomía del sujeto es una
interpersonal, o de cualquier otro tipo. Siem- característica esencial de todo acto moral. Por
pre que nos encontremos ante una temática tanto, la educación moral supone enfrentarse
que de alguna forma afecte en algo relevante de manera libre y autónoma a temas relevan-
a la vida humana estaremos ante un tema tes que están atravesados por una con-
moral. troversia o un conflicto de valores. Dicho de
En lo dicho queda implícito ya que esos otra manera, la educación moral supone
temas en buena medida adquieren importan- aprender a guiarse autónomamente ante te-
cia porque plantean a los hombres conflictos mas en los que nadie puede darnos una se-
entre tendencias, deseos, intereses y, a la guridad definitiva, pero respecto de los cuales
postre, entre valores distintos. Para que una podemos elaborar soluciones que considera-
temática adquiera la consideración de moral mos mejores y más justas que otras.
ha de plantear consciente o inconscientemente En consecuencia, la educación moral
algún conflicto entre opciones de valor dife- difícilmente puede acotar un campo junto a
rentes. No es necesario que el conflicto esté la educación intelectual, política, cívico-social,
siempre definido claramente y pueda verba- o junto a cualquier otra modalidad educativa.
lizarse y reflexionarse. En algunos casos el No. puede hacerlo porque no se define por un
conflicto simplemente se vive y se soluciona sector de la realidad humana, sino por el tra-
de forma más o menos espontánea, aunque tamiento autónomo de los conflictos de valor
ciertamente en otros casos el conflicto conlle- que plantea cualquier aspecto de esa reali-
va un notable grado de elaboración teórica. dad. Por lo tanto, nos parece claro que la
En cualquiera de los dos supuestos nos ha- política, la ciencia, la salud, lo socioconven-
llamos ante una de las condiciones de lo mo- cional, y otros muchos campos pueden con-
ral. Tales conflictos morales pueden partir de vertirse en sede de problemáticas morales, y
impulsos y tendencias individuales difíciles de ello en la medida que en su seno se planteen
45
EL NIÑO PREESCOUR V LOS VALORES
46
i
LA MORAL EN U EDUCACIÓN
este proyecto de educación moral. Sin embar- tencias en el pensamiento y la acción huma-
go, el carácter formal de estos principios de nas. Sin embargo, nada de ello debe menosca-
valor obliga a cada individuo a concretarlos bar la autonomía y la libertad del educando. La
de manera creativa en sus respectivas vidas. formación de personalidad moral exige siempre
Resumiendo lo que hemos propuesto, la autonomía como resultado, y supone la au-
pensamos que la educación moral pretende tonomía como método. Por otra parte, para lo-
colaborar con el educando en el desarrollo y grar una completa formación de la personalidad
la formación de aquellas capacidades que in- moral no creemos suficiente considerar sólo los
tervienen en el juicio y la acción moral, a fin aspectos cognitivos y relativos al pensamiento
de que sean capaces de orientarse con auto- y juicio moral, sino que es necesario considerar
nomía en todas aquellas situaciones concretas también aquellos aspectos volitivos y propios
de su vida que, implícita o explícitamente, su- de la conducta moral. Finalmente, la realiza-
ponen un conflicto de valores. Se trata del ám- ción de un proyecto de educación moral de
bito educativo más próximo a la optimización estas características no sería posible si limitá-
de la conciencia individual, que ha de permitir semos la acción educativa a las posibles expe-
a la persona actuar o no ante una situación riencias espontáneas que pueden vivir los
determinada en función de sus criterios per- educandos. Por el contrario, nos parece impres-
sonales. Es, en definitiva, la formación del cindible prestar especial atención al diseño de
carácter o manera de ser propia y querida del currículums de educación moral. A ello dedica-
hombre; es decir, la creación de ciertas consis- remos buena parte de este trabajo.
47
EL NIÑO PREESCOLAR Y LOS VALORES
J
U MORAL EN LA EDUCACIÓN
49
Ll. NIÑO PREESCOUR V LOS VALORES
prestado nada de la religión sino que se apo- morales por deber y no por miedo a conse
yara en criterios justificables racionalmente. cuencias desagradables que su infracciór
En consecuencia, no le basta con retirar lo pudiera acarrear. Por otra parte, la disciplim
religioso de la moral , si no que paralelamente es imprescindible no sólo para regular la vidf
debe descubrir los dinamismos sociales y hu- individual, dándole un horizonte normativo
manos que convierten al hombre en un ser sino también para organizar la existencia co
moral. Tales elementos esenciales de la mo- lectiva.
ralidad son: el espíritu de disciplina, la adhe- La adhesión a los grupos sociales es el se
sión a los grupos sociales y la autonomía de gundo elemento de la moralidad. Este dina
la voluntad. Su estudio nos dará las claves de mismo moral permite explicar cómo se acept;
la moral humana y nos indicará cómo inter- y reconoce la autoridad que emana de la so
venir pedagógicamente sobre ella. ciedad y convierte en obligatorias las norma
Las acciones morales responden siempre sociales. Para ello, según Durkheim, se deb
a un sistema de reglas preestablecidas. Con- distinguir entre actos personales y actos im
ducirse moralmente es actuar conforme a cier- personales. Los primeros tienen como fin sos
tas normas que la sociedad tiene establecidas. tener o desarrollar la propia existencia d
Por tanto, la moral es el conjunto de reglas quien los realiza, y por tanto no son acto
p r e v i a m e n t e definidas que determinan morales. En cambio, en los actos impersona
imperativamente la conducta de los hombres. les el fin concierne a otra entidad distinta £
Ésto significa, ante todo, que una vida moral propio individuo que los realiza, aunque pue
es una vida regularizada en la que se han dan tener también algún interés para él mis
substituido los elementos de arbitrariedad, mo. Estos son los actos propiamente morales
indecisión o azar por normas sociales que se Sin embargo, como resulta imposible hace
imponen a los sujetos. En consecuencia, una algo por todos los demás tomados individua
existencia moral debe ser regular y fija, y por mente, el objeto de los actos morales no pued
ello deberá encontrar cierto gusto por la regu- ser otro que los grupos o sociedades humane
laridad y la conducta prescrita. La adquisi- en su conjunto. En definitiva, los fines morí
ción de hábitos es la vertiente psicológica de les serán aquéllos cuyo objeto es la sociedac
esa necesidad propiamente moral. Sin embar- y obrar moralmente será obrar por un interé
go, en las reglas morales impuestas desde el colectivo. Es decir, el comportamiento morí
exterior hay algo más que predictibilidad y supone la adhesión, solidaridad y vinculacic
regularidad de la conducta. Para que sean con los grupos sociales. Corresponsabilizan
obedecidas es necesario que haya también un de fines que superan al individuo y corre
componente de autoridad. Es decir, la efica- ponden a la sociedad no es una carga que pes
cia de la regla moral supone la influencia o sobre los individuos sino todo lo contrari
ascendiente que ejerce sobre los hombres un Ocurre así, y el individuo se adhiere a la s<
poder moral que reconocemos como superior. ciedad, en primer lugar, porque la sociede
La regla moral ha de contener en sí misma es una entidad que es más que la suma de 1<
una fuerza que todos ios individuos entien- individuos que la componen; porque posee ui
dan que es superior a ellos y la acaten. Tal naturaleza propia, una personalidad distin
fuerza, si no tiene su origen en creencias reli- y superior a la de sus miembros. La socied;
giosas, en opinión de Durkheim únicamente constituye pues una entidad que sobrepase
puede proceder de una entidad empírica su- es superior a cualquiera de los individuos qi
perior a los individuos: de la sociedad. En sín- la constituyen. La sociedad es algo que sie
tesis, el respeto por la autoridad y el sentido do empírico y no espiritual trasciende la exi
de regularidad son los dos aspectos constitu- tencia individual de cada hombre. Pe
tivos del espíritu de disciplina que todo indivi- además los hombres tiene un interés en unir
duo debe adquirir para cumplir las normas a la sociedad porque en ella reconocen u:
50
LA MORAL EN LA EDUCACIÓN
entidad más variada, eminente y rica que su gran potencia de estas inclinaciones requiere
propia individualidad concreta, y sólo unién- una actuación prudente por parte de los edu-
dose a ella consiguen realizar plenamente to- cadores. Prudencia que se concreta en la de-
das las posibilidades de su naturaleza. cisión de que el niño asista a la escuela para
Como ya se indicó, el reconocimiento de no verse limitado por la exclusiva influencia
la superioridad de la sociedad y la adhesión paterna, así como al cambio periódico de pro-
que provoca es un elemento indisociablemente fesores para salvar el mismo escollo. Sin em-
unido al espíritu de disciplina, pues la auto- bargo, dado que el comportamiento moral no
ridad que regula y normativiza la vida emana surge espontáneamente de tales predisposi-
de la superioridad que los individuos recono- ciones, sino que es necesario conducir a los
cen a la sociedad y que permite a ésta dictar jóvenes al respeto de las reglas exteriores, se
normas y hacerlas cumplir. No obstante, cada le debe exponer a una experiencia en la que
vez es más conveniente que la moral no se se encuentre enfrentado a un sistema de re-
base tan sólo en la disciplina y la adhesión al glas que deba respetar. La escuela es la insti-
grupo, sino que las reglas sean también res- tución que cumple esta función. En ella el
petadas desde la conciencia moral de cada joven se encuentra sometido a un sistema de
persona, desde la autonomía de su voluntad. reglas que se le imponen y empiezan a impri-
¿De qué modo es posible conciliar la moral mirle el carácter moral. Sabemos, además, que
entendida como algo exterior que se impone a toda regla debe estar respaldada por la auto-
la voluntad y la moral como libertad autóno- ridad y, en este caso, sólo la autoridad del
ma? Durkheim halla la solución en una com- maestro puede lograr que la regla sea respe-
paración con las ciencias naturales. El único tada. El maestro, en tanto que individuo que
modo de ser libres ante la naturaleza es co- en principio no posee por sí mismo ninguna
nocer sus leyes y utilizarlas sin intentar for- superioridad o autoridad moral, la adquirirá
zarlas sino respetándolas. De igual manera, y manifestará en la medida en que tenga una
la sociedad posee un conjunto de regularida- idea clara de su misión social, y sienta ínti-
des morales cuya certidumbre se nos impone mamente y exprese con pasión el ideal de esa
como las leyes naturales, y ante las cuales tarea. Al representar el ideal de la sociedad
sólo es posible ser libres reconociendo las ra- se elevará por encima de su limitada indivi-
zones por las que se imponen, aceptándolas dualidad. En consecuencia, el respeto a las
por ello como racionales, y actuando confor- normas no proviene de los castigos que pue-
me a lo que dictan. La autonomía moral es el da imponer el maestro, aunque ciertamente
reconocimiento personal de la necesidad de haya una conexión entre las reglas y el casti-
las normas morales de la sociedad, y por tan- go, sino de la autoridad que corno represen-
to el paso de lo que era exterior al interior de tante de la sociedad expresa el educador. Por
la conciencia individual. tanto, el castigo no sirve para imponer las
Concluido el análisis de los elementos de normas, pero evita que éstas pierdan su as-
la moralidad, Durkheim traza un plan para cendiente y autoridad. Si las transgresiones
construirlos en la personalidad de los jóve- no fuesen castigadas, el joven iría perdiendo
nes, En primer lugar, para formar el espíritu el respeto por las normas y acabaría por no
de disciplina se apoya en dos predisposicio- aceptar tampoco la autoridad del maestro. Por
nes naturales del niño que actúan como con- tanto, el castigo sirve para ratificar la regla
diciones de posibilidad de la aceptación de las que se ha negado; es un aviso de que ésta
reglas de la autoridad. Nos referimos a su sigue siendo importante. Si los castigos tie-
receptividad a los hábitos, que permite con- nen un lugar en la educación moral, y para
tener y regular su inestabilidad, y a su gran que no se conviertan en injustificables tortu-
sugestibilidad, mediante la que se consigue ras, es necesario discutir qué tipo de castigos
inculcarle el respeto a la autoridad moral. La conviene administrar y cómo hacerlo. Durkheim
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