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GÉNERO ÉPICO

El género épico es uno de los géneros que permiten narrar hazañas y


gestos heroicos que pueden ser reales o ficticios y sus hazañas suelen ser
magnánimas, las cuales permiten guardar o formar una leyenda épica y que
los personajes trasciendan posteriormente.

Este género tiene elementos sobrenaturales tales como mostros, guerreros


sobre-naturales o eventos magnánimos.

Otro de los elementos que tiene el género épico es el de los combates


extremos, que generalmente son físicos además de que el héroe tiene
poderes extraordinarios.

En este género se describen bien los acontecimientos, especialmente las


batallas, además de que se describe la forma de vida de los lugares en los
que se encuentran, como pueblos, provincias, castillos o incluso reinos.

Los estilos de este género son divididos en:

 Cantares
 Cantos y
 Rapsodias.

Además de que el género épico puede realizarse en capítulos.

Obras del género épico:

1. La Iliada. Autor: Homero


2. La Odisea. Autor: Homero
3. La Eneida. Autor: Virgilio
4. La Farsalia. Autor: Lucano
5. El cantar del Mio Cid . Autor: Anónimo
6. El cantar de los Nibelungos. Autor: Anónimo
7. El cantar de los siete infantes de Lara. Autor: Anónimo
8. La Canción de Roldán. Autor: Anónimo
9. Cerco de Zamora. Autor: Anónimo
10. El camino de los pecados. Autor: Anónimo

EJEMPLO DE TEXTOS DEL GÉNERO ÉPICO:


Antes que la peluca y la casaca
Antes que la peluca y la casacafueron los rios, rios arteriales:
fueron las cordilleras, en cuya onda raída
el cóndor o la nieve parecían inmóviles:
fue la humedad y la espesura, el trueno
sin nombre todavía, las pampas planetarias.
El hombre tierra fue, vasija, párpado
del barro trémulo, forma de la arcilla,
fue cántaro caribe, piedra chibcha
copa imperial o sílice araucana.
Tierno y sangriento fue, pero en la empuñadura
de su arma de cristal humedecido,
las iniciales de la tierra estaban
escritas.

El Cantar de mio Cid.


Primer cantar
Con la ayuda de la calumnia y el resentimiento, algunos cortesanos que
profesan envidia al Cid logran que el rey de Castilla, Alfonso VI, lo destierre
para siempre. Con un gran pesar, Rodrigo deja atrás su país natal
acompañado por parientes, entre ellos su leal vasallo Älvaer Fañez.
El rey, para hacer aún más complicada la marcha, prohíbe a la gente de los
pueblos que lo hospeden, por lo que solo puede dormir acampando a las
afueras de la ciudad. Sin embargo, el burgués Martín Antolínez le proporciona
comida y le confiere un préstamo, por lo que obtiene dos judíos.
Al día siguiente, el Cid se dirige a sus parientes y les ordena levantar sus
tiendas para proseguir su camino hasta el monasterio de San Pedro de
Cardeña, donde se encontrará con doña Jimena, su esposa, y sus dos hijas.

Al llegar al lugar, donde se reúne con su amada, las emociones se intensifican.


Después toma en brazos a sus hijas, aunque posteriormente se separan y el Cid
encomienda su familia al abad don Sancho.
El Cid inicia su exilio con combates en Castejón y Alcocer, donde son
vencidos dos reyes moros, y con el botín de guerra envía un regalo al rey
Alfonso. A partir de allí realiza diferentes viajes por la región de Teruel,
Lérida y, finalmente, Castellón. Por su parte, el conde de Barcelona decide
luchar, pero también sale perdiendo, ya que no solo la batalla sino también la
libertad.

Segundo cantar
Después de 13 años de destierro y tras derrotar durante ese tiempo al rey moro
de Sevilla, Rodrigo envía nuevamente un presente al monarca castellano,
quien en agradecimiento permite que se reencuentren con él Jimena y sus
hijas.
Más adelante, Yúcef de Marruecos se presenta con un gran ejército ante
Valencia. EI Cid se pone en marcha y logra derrotarlo. Del triunfo monetario
que también adquiere despacha otro regalo al rey Alfonso.

Tras recibir reiteradas muestras de fidelidad, el rey de Castilla Alfonso VI


acuerda un encuentro y le cede su perdón de forma pública. El monarca,
para demostrar su confianza al Cid, le pide que case a sus hijas con los
infantes Diego y Fernando de Carrión.
El Cid, aunque no se encuentra muy satisfecho, acepta la petición y organiza
el doble matrimonio.

Tercer cantar
Los infantes, a causa de su mal comportamiento durante la batalla contra el
rey Búcar, a quien derrotaron, dejan muy mala impresión ante la corte de
Valencia. Al sentirse objeto de burla, la rabia hace mella en ellos y deciden
trasladarse hasta Carrión junto con sus mujeres. Sin embargo, durante el
camino, deciden parar la travesía y descargan su ira contra sus
esposas. Las golpean hasta dejarlas bañadas en sangre, inconscientes y
abandonadas.
Ellas, más tarde, son encontradas por Félix Muñoz, quien las lleva de vuelta
con su padre y éste pide justicia por lo sucedido. Los infantes son llamados a
duelo para resarcir el honor del Cid, y son derrotados y deshonrados al
mismo tiempo.
La obra llega a su fin con el segundo matrimonio de las hijas del Cid, el cual
ve aumentar su honra debido al ser entregadas a los infantes de Navarra y de
Aragón.
Esta obra literaria ha recibido innumerables méritos por su estructura y
rima. Además, cuenta con un tiempo narrativo impecable. Es importante
destacar la minuciosidad y el realismo en la descripción de costumbres, armas,
viviendas y vestimentas.
El Cantar del Mio Cid es la más antigua canción de gesta conservada casi
íntegramente. Narra la vida de un personaje histórico y activo durante la
etapa de la reconquista de la Península, Rodrigo Díaz de Vivar (¿1.040-
1.099?), desde el momento en que cae en desgracia ante Alfonso VI hasta su
muerte, pasando por sus momentos de mayor gloria.

El único texto escrito que se conserva de este poema


es el llamado Manuscrito de Per Abbat (juglar o copista). Este manuscrito
está fechado en 1.307, aunque se cree que la composición del poema debió
realizarse hacia 1.207.

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