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APOLOGIA

En el caso del delito de apología al terrorismo, previsto en el art. 316-A CP, el sujeto activo
ha de saber que con su comportamiento (participar en una marcha, publicar una foto de un
condenado por terrorismo, vitorear el nombre de éste, etc.) está exaltando, justificando o
enalteciendo el delito de terrorismo y, con ello, creando un riesgo para una pluralidad de
bienes jurídico-penales individuales y colectivos (vida e integridad de las personas,
estabilidad y subsistencia de la democracia). Siendo esto así, conforme lo señalé, serán los
datos externos, que rodean la concreta conducta analizada, los que permitirán determinar
si el agente conocía esa circunstancia. Y es que puede suceder que el investigado, no
obstante vitorear el nombre de un condenado líder terrorista, haya ejecutado tal
comportamiento en un contexto en el que de ninguna manera puede concluirse que era
consciente que estaba exaltando, justificado o enaltecido el delito de terrorismo. Piénsese
el caso de quien en una plaza pública, mientras parodia a un conocido líder terrorista,
empieza a gastar bromas y termina éstas pidiendo un efusivo aplauso para el delincuente
que está imitando. En este ejemplo, aunque puede afirmarse que existe una exaltación, no
puede afirmarse que el comediante sabía que estaba incurriendo en apología al terrorismo.
Los que trabajamos en el Derecho penal también sabemos que, al definirse el delito en
categorías consecutivas (acción, típica, antijurídica y culpable), si una de éstas no concurre
carece ya de sentido, por innecesario, buscar determinar la concurrencia de las que le
siguen. Así, pues, si en el caso concreto no se verifica el elemento objetivo del tipo (el verbo
rector) resultará improductivo el análisis del elemento subjetivo (dolo o culpa) puesto que
la falta de aquél causa ya la exclusión de la conducta del ámbito del Derecho penal
(atipicidad).
A partir de esta premisa, la acción de publicar un reportaje sobre un condenado por
terrorismo, en el que se recogen tanto testimonios de personas que conocieron pasajes de
la vida del sentenciado como relatos de quienes intervinieron en su captura, desde mi punto
de vista, no se subsume en modo alguno en el supuesto de hecho del delito de apología al
terrorismo, es decir, esa conducta, desde la óptica del elemento objetivo del tipo, no se
encuadra en los verbos rectores exaltar, justificar o enaltecer (el delito de terrorismo), como
algunos piensan.
En efecto, si bien, no contiene defensa o alabanza alguna de conductas destinadas a afectar
bienes jurídico-penales individuales y colectivos (vida e integridad de las personas,
estabilidad y subsistencia de la democracia). Por el contrario, desde mi punto de vista, el
Reportaje se muestra compatible con la finalidad social inherente a los medios de
comunicación, a saber: informar a la ciudadanía, en este caso sobre el fenómeno del
terrorismo, finalidad que resulta esencial pues, a nivel de la política criminal, el conocer ese
delito (en definitiva, cualquier delito), su forma de operar, es un importante paso previo no
sólo para establecer medidas de prevención eficaces sino también para desmitificar las
imágenes estereotipadas que del terrorismo existen y comprender sus verdaderas
dimensiones.
Un punto de vista contrario al que aquí se ofrece, considero, llevaría al absurdo de tener que
condenar por el delito de apología al terrorismo a quien en las redes sociales se limita a
publicar una fotografía de un líder terrorista seguida de la biografía de éste.
En la medida en que la acción de publicar ese reportaje no satisface ya el elemento objetivo
del delito de apología al terrorismo, estoy relevado de efectuar un análisis sobre la
concurrencia en el caso concreto del elemento subjetivo de este ilícito.

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