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INTRODUCCIÓN
El Condicionamiento clásico (o Condicionamiento pavloviano) es uno de los temas
introductorios que se estudian en la carrera de psicología, y es uno de los principios
básicos del aprendizaje.
Por eso, seguramente todos los psicólogos y maestros tienen conocimiento sobre
su importancia en el aprendizaje asociativo o en la formación de patologías como
las fobias. Son pocos los que no conocen a Iván Pavlov y sus experimentos con
perros. Para aquellos que todavía no lo conocen, a continuación explicamos su
teoría al detalle.
DEFINICIÓN
El condicionamiento clásico, también llamado condicionamiento pavlovliano,
condicionamiento respondiente, modelo estímulo-respuesta o aprendizaje por
asociaciones (E-E), es un tipo de aprendizaje asociativo que fue demostrado por
primera vez por Iván Pávlov. Este autor ideó unos experimentos con perros que son
la base del condicionamiento clásico. Se dio cuenta de que al ponerle la comida al
perro, este salivaba. Cada vez que le pusiera la comida, Pavlov hacía sonar una
campana, de modo que, cuando el perro la escuchaba, asociaba ese sonido con la
comida y salivaba. Así, el perro estaba dando una respuesta (en este caso, la
salivación) a un estímulo (la campana). La próxima vez que escuchara la campana,
independientemente de si iba unida a la comida, empezaría a salivar.
El término fue introducido por el Psicólogo Burrhus Frederic Skinner, aunque hoy se
prefiere el de «condicionamiento instrumental», introducido por Edward Thorndike,
por ser más descriptivo. Este último sugiere que la conducta sirve de instrumento
para conseguir un fin y se da por ensayo y error, a diferencia del condicionamiento
operante planteado por Skinner, que propone que aquellas respuestas que se vean
reforzadas tienen tendencia a repetirse y aquellas que reciban un castigo tendrán
menos probabilidad de repetirse.
Pavlov, experimentó con perros. En un principio, hacía sonar una campana antes de
alimentarlos, así, los condicionó a relacionar dicho sonido con la acción de comer. Una vez
establecido ese patrón, Pavlov se concentró en la segunda parte de experimento.
Al hacer sonar la campana, detectó la secreción de saliva y jugos gástricos y, aquí vino la
crueldad de su experimento, ya que abrió dos pequeños orificios en la zona abdominal de
los canes, para hacer una observación y recolección inmediata de la muestra.
Así, pudo demostrar que el sólo sonido de la campana activaba el sistema digestivo de los
perros, sin necesidad de presentarles el alimento, sólo bastaba con ese estímulo
auditivo con el que entrenó a los perros, aunque faltara el estímulo del alimento.