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Introducción

La comunicación posee, en su calidad de práctica social, una capacidad


de poner en relación a sujetos y grupos que tienen diferentes cosmovisiones,
conocimientos y saberes. Y como estrategia, dispone de medios y escenarios
que facilitan la interacción entre las personas, los grupos y las instituciones.

La participación en el ámbito local de nuestro municipio, los ciudadanos


podemos expresar nuestros problemas y así podremos participar en las
decisiones locales que nos afecten.

La participación tiene distintas vertientes, por una parte, la participación


dentro de la comunidad, esto es lo que denominamos participación comunitaria,
a través de ella nuestra comunidad se organiza frente a las adversidades, o
simplemente con el objetivo de lograr un mayor bienestar procurando el
desarrollo de la comunidad.

Pero existe otro tipo de participación, la participación ciudadana a través


de la cual se establece una relación más estrecha entre la comunidad y las
autoridades, es decir es una forma de colaboración para conseguir hacernos oír
y lograr por ejemplo que nuestro municipio se haga cargo de la construcción de
un pequeño puente, o de un comedor infantil.

La importancia de la comunicación radica entre otras cosas:

Los ciudadanos podemos hacer llegar a la autoridad nuestras


necesidades, demandas o sugerencias.

Los ciudadanos podemos participar desde el proceso de identificación de


necesidades, formulación de proyectos, ejecución, evaluación y seguimiento
aportando de acuerdo a nuestras posibilidades.
El enfoque centrado en la comunicación

Este enfoque de la comunicación se abre camino poco a poco en


instituciones de desarrollo social y en medios de comunicación alternativa.
Aquí, la comunicación se concibe como una problemática que requiere ser
abordada de manera interdisciplinaria, que es transversal al desarrollo social y
cultural.

Entendemos la comunicación como un proceso amplio que va mucho


más allá del uso del lenguaje o de cómo facilitar la realización de actividades
concretas. Hablamos también de una actitud general en la planificación
organizacional, de una actitud personal y profesional. Una actitud que parte del
respeto que todo individuo, desde el reconocimiento de sus capacidades y sus
limitaciones.

La comunicación es entendida como transmisión de información a través


de medios. Es una visión mediática de la comunicación, valora sólo los
productos comunicativos. No reconoce los escenarios de comunicación de la
cultura (la familia, el vecindario, las instituciones, los escenarios de
participación ciudadana) ni tampoco los procesos comunicacionales que están
inmersos en las prácticas que conlleva la habitabilidad: producción, ocupación,
uso y simbolización del espacio, reproducción económica, organización social
en torno al mejoramiento de la habitabilidad

El componente de educación no contempla la comunicación como


dinámica permanente de los procesos educativos. La comunicación y la
educación se fusionan sólo en campañas educativas, en las que se depositan
una gran inversión y mucha confianza en los impactos a corto plazo.

No se reconoce que la comunicación conlleva una práctica pedagógica


con los medios y escenarios de comunicación para el aprendizaje.

Los programas y planes de comunicación de las municipalidades no


consideran las escalas territoriales de actuación. Plantean un cúmulo de
actividades, descoordinadas de las políticas y las metas de cada uno de los
componentes del desarrollo local. No se consideran los diagnósticos de
comunicación en la cultura local.
La comunicación reconocida por las instituciones es la que se crea a
través de los canales formalizados de circulación de información. No se atiende
ni se interviene la comunicación que no está formalizada en estructuras
institucionales, y que constituyen los escenarios de comunicación de cada
cultura.

Son prácticas que aportan a la construcción de un tejido social en la


medida en que son formas de expresión y comunicación empleadas por las
personas y las colectividades en sus relaciones sociales.

Es notable el esfuerzo de los pobladores y sus organizaciones para


insertarse en el medio urbano, comunicarse con los demás asentamientos, con
el centro de la ciudad. Esta necesidad de comunicación conlleva unas prácticas
que vinculan a la población en el esfuerzo colectivo para mejorar sus
condiciones de habitabilidad. Es el caso de los convites para la construcción
del equipamiento comunitario; la ocupación del tiempo libre (paseos entre
vecinos); solidaridad en los momentos difíciles (creación de organizaciones
mutuales); vecindad (que va desde acogida al recién llegado hasta intercambio
de servicios y de consejos).

Vale la pena mencionar que esta lectura de los procesos de


comunicación se puede hacer con la observación e interpretación de los
códigos de comunicación presentes en los usos del espacio y en las relaciones
sociales que allí se dan. Estos códigos se expresan a través de los sentidos y
de los hábitos. Así, los usos y apropiaciones que del espacio hacen las
personas y los grupos de población, generan gramáticas a estas
transformaciones, se suman los cambios en las relaciones de la población con
los gobiernos locales. El proceso de descentralización del Estado ha hecho que
su comunicación con la población esté hoy mediada por diversos actores
sociales como organizaciones no gubernamentales, instituciones educativas,
organizaciones sociales de diferente orden, agrupaciones de pobladores,
medios de comunicación masiva.
El enfoque centrado en la información

El predominio que ahora tiene la concepción de la comunicación


restringida al flujo de in prácticas. En tal sentido, las tareas y el reconocimiento
de las actividades comunicacionales competen a todos los participantes de los
procesos de comunicación. Ello implica una permanente retroalimentación hacia
la construcción colectiva de las propuestas de desarrollo.

Reconoce que hay intereses económicos y de poder para la toma de


decisiones tanto en las instituciones como en las comunidades. El contexto de
los hechos es importante en los mensajes que se producen, y, por tanto, orientan
a los actores sociales en el diseño, formulación y ejecución de los proyectos de
desarrollo social. Aboca por la comprensión de competencias, valores e
imaginarios de todos los que intervienen en un proceso.

La planificación de las acciones de comunicación tiene una


intencionalidad educativa en la medida en que propician el reconocimiento de la
diversidad cultural, el cambio de valores y actitudes hacia propuestas de
desarrollo endógeno y reconoce la incertidumbre como una variable constante
en la acción institucional y social.

Los procesos intelectuales manejan la información en un flujo secuencial


que es interdependiente; cada paso condiciona la calidad de ejecución del
siguiente, por lo que es importante el desarrollo y entrenamiento gradual de los
mismos.

Crítica al enfoque informacional

La cultura se reduce a folclor y a manifestaciones de la tradición local. Se


concibe como productos culturales y se dejan de lado los procesos. pasan por
alto el carácter estratégico de la comunicación y, en muchos casos, no tienen en
cuenta el carácter transversal de la educación y la comunicación en el desarrollo.
La introducción de conceptos y metodologías de gestión global (democracia,
cultura ciudadana, participación, gobernabilidad) se hace bajo esquemas que no
reconocen las particularidades del contexto local.

Los impactos de los planes de desarrollo, se miden con parámetros


cuantitativos en los que importan los productos, pero aún no se alcanzan a
establecer los impactos en los procesos de desarrollo Las acciones de
comunicación contempladas no tienen en cuenta el contexto socioeconómico,
ambiental y sociopolítico de los aspectos del desarrollo que pretenden intervenir.
·Prevalece en muchos planes de desarrollo local un enfoque de progreso
material y unos criterios de inversión que sobrestiman la infraestructura física.

La calidad de vida (concepto reiterativo en los planes de desarrollo) alude


a muchos aspectos, carece de concreción. En la calidad de vida la dimensión de
la comunicación interpersonal, intrafamiliar, comunitaria, institucional, no
aparece como indicador de bienestar individual y colectivo ligado a la
participación.

La comunicación desde la perspectiva de la interacción cultural


En sus acepciones más antiguas, el término comunicación hacía referencia a la
comunión, la unión, la puesta en relación y el compartir algo. Esta definición, sin duda
alguna, se aleja del asociar la comunicación casi automáticamente a la transmisión de
información a través de un vehículo técnico: los medios masivos. Si las primeras
definiciones de comunicación apuntaban a esa dimensión más interpersonal, más
relacional, en la actualidad parece que estas aproximaciones quedaron atrás y no son
casi tomadas en cuenta en la reflexión comunicológica. Es por ello que nos parece
pertinente iniciar este primer momento con una reflexión extensa acerca de la
comunicación como interacción.

Dentro de este abanico de posibilidades, abogamos por una definición general


que entiende la comunicación como proceso básico para la construcción de la vida
en sociedad, como mecanismo activador del diálogo y la convivencia entre sujetos
sociales. Desde esta perspectiva, hablar de comunicación supone acercarse al mundo
de las relaciones humanas, de los vínculos establecidos y por establecer, de los
diálogos hechos conflicto y de los monólogos que algún día devendrán diálogo. La
comunicación es la base de toda interacción social, y como tal, es el principio básico -la
esencia-, de la sociedad. Sin comunicación, diría Niklas Luhmann (1993), no puede
hablarse de sistema social: "Todo lo que es comunicación es sociedad (...) La
comunicación se instaura como un sistema emergente, en el proceso de civilización.
Los seres humanos se hacen dependientes de este sistema emergente de orden
superior, con cuyas condiciones pueden elegir los contactos con otros seres humanos.
Este sistema de orden superior es el sistema de comunicación llamado sociedad"
(Luhmann, 1993: 15). Tomando estas ideas en consideración, podemos decir que
partimos de una perspectiva que está a caballo entre los modelos psicosociales y
sistémicos de la comunicación.

En poco más de cincuenta años, la "teoría de la comunicación" ha tratado de ser


construida desde diferentes perspectivas. Desde el enfoque de una teoría física, hasta
los enfoques críticos de la Escuela de Frankfurt, pasando por una concepción social con
base en la lengua o con base en la antropología cognitiva, una teoría psicológica con
base en la percepción o en la interacción, y todos aquellos estudios que ponen el acento
en los efectos sociales y psicológicos de su aplicación institucional en el campo de la
comunicación de masas (6). Este panorama hace que la comunicación sea considerada,
junto con otros conceptos de las ciencias sociales, como son la cultura y la identidad,
un término polisémico donde los haya. Y hace que la comunicología sea una
"muestra de las confusiones a que puede llevar la desformalización cuando previamente
no se ha pasado por periodos e instancias de formalización" (Follari, 2000).

La sociedad general de manera continua redes de comunicación (interacción,


intercambio) que se materializan en los espacios físicos y en escenarios culturales. Son
las formas de habitar. El hábitat lo conforman pues los escenarios lúdicos, de consumo
cultural, la vivienda, el trabajo y la recreación. Son espacios permanentes o efímeros.

La comunicación y el contexto social


Las acciones de comunicación son afectadas con frecuencia por el
contexto social contexto social en el cual se interviene: transformación del
aparato del Estado; cambios en las relaciones económicas entre países,
regiones, ciudades, localidades; replanteamientos en las políticas de
organización y administración del territorio; disminución de las oportunidades de
acceso a bienes y servicios básicos para el desarrollo de la población (salud,
educación, recreación, vivienda); globalización de la oferta de bienes culturales
a través de los medios de comunicación masiva, entre otros.

Los seres humanos nos comunicamos por naturaleza, ya que tenemos la


necesidad de recibir e intercambiar información, expresiones, etc. Mantener una
relación comunicativa con nuestro entorno es la característica central de nuestra
vida. De esta manera la creación de símbolos es un recurso que se han
desarrollado con finalidad de crear un lenguaje común para poder llevar acabo
el intercambio de información, en la actualidad el uso de símbolos se ha
convertido en productos de consumo, compra y venta.

Los procesos de producción, circulación y almacenamiento de


información se encuentran en constante transformación, la principal causa es la
creación de nuevas tecnologías cuyo desarrollo lleva a la transformación de la
naturaleza de la producción de símbolos (significado y recepción).

El poder que los medios de información y comunicación ejercen es de tipo


simbólico, poder que se puede ejercer solo si hay recursos suficientes
(financiamiento, ventas), autoridad o veracidad, credibilidad y prestigio.

Cabe mencionar que “la comunicación de masas” es un nombre impropio


que recibe aquella información transmitida por los medios de comunicación, ya
que se le podría llamar “masa” a personas que solo son capaces de recibir la
información sin analizarla, procesarla o criticar, y como se supone que la gente
no hace lo antes ya mencionado, una manera correcta de llamar a esta
información transmitida por los medios de comunicación es: “Comunicación
mediática” o “Los mediática”.

Se puede entonces formular en este punto otro interrogante que ayude a


trascender en la reflexión y en la práctica de la comunicación como acción social.
Teniendo en cuenta estas dinámicas de la cultura (global, nacional, regional y
local) ¿es posible pensar hoy escenarios de comunicación que aporten a la
participación de los diferentes actores sociales en el desarrollo de sus
condiciones de habitabilidad?

La comunicación en la participación de la población

No es común cuestionarnos día a día por cada acción que


desarrollamos, como levantarnos a cierta hora, ver cierto programa, comer
cierto alimento, entre otros; sin embargo, si lo hiciéramos nos sorprendería
darnos cuenta que muchas de esas acciones que realizamos han sido
influenciadas, de tal manera que se hacen parte de nuestra cotidianidad.

Como individuos pertenecientes a una sociedad, necesitamos estar


interactuando constantemente con nuestro entorno, para poder lograr nuestros
propósitos sin que las constantes transformaciones del mundo sean un
impedimento. Pero antes de pensar en los avances tecnológicos del mundo y
cómo nos afectan, es más relevante y primordial pensar cómo el contexto
social en el que vivimos repercute nuestro diario vivir, y que mejor ejemplo que
el de Colombia, mi país.

El contexto social hace que una comunicación sea posible, y este mismo
hace que su perspectiva cambie y se maneje de diferente forma. En Colombia,
la legitimidad que tienen los medios de comunicación es notoria, y se ve claro
el modelo de flujo de mensajes en una sola dirección, puesto que muchas
veces los receptores – la audiencia- se ven como individuos pasivos que no
participan activamente en un proceso recíproco de intercambio comunicativo y
por lo tanto se habla de transmisión de información mas no de comunicación.

En el periodismo en nuestro país a menudo encontramos profesionales


que se encargan de producir una opinión en las personas según la manera que
informan, los influencian y se limitan a informar, pero realmente su labor radica
en ser mediadores, dar a conocer la información dejando abierta la capacidad
de análisis de la audiencia, utilizando la información de la cual son poseedores
para generar un cambio y romper las barreras de exclusión sociales y
simbólicas que los separa de los receptores para que se den cuenta de su
importancia en el proceso. Ese profesional sabrá que romper esas barreras en
vez de perjudicar su labor, la beneficiará.

Pero gracias a Dios existen individuos, receptores que no se dejan llevar


por la espiral de silencio y rompen con ese modelo comunicativo en una sola
dirección, así como dicen comúnmente, no comen entero. Ahí está la salida
que de manos de unos pocos, logre contagiar a todo un país, y todos ser
receptores con capacidad de intervenir y contribuir en el curso y contenido del
proceso comunicativo, como dice John Thompson en Los Media y la
Modernidad; se puede lograr con acciones pequeñas, como escribir
sugerencias sobre programación a un canal, una carta a un editor,
sencillamente manifestarse y expresar sus opiniones libremente, porque la
labor de los productores no tendría sentido sin los receptores, pues al final son
ellos el final del proceso comunicativo.
Cuando la comunicación promueve la participación, es posible que haya
un cambio de actitudes y que se transformen comportamientos apáticos hacia
la solución colectiva de los problemas de habitabilidad, que se cualifique la
toma de decisiones al permitir el acceso a información que potencie una
participación decisiva de la población en proyectos de impacto social.

Sin embargo, es necesario decir que -por lo general- las acciones de


comunicación están dirigidas hacia la circulación de mensajes desde las
instituciones hacia la población. Pero, muy poco se emplean para la creación
de escenarios de comunicación en los que se expresen problemas, dudas,
resistencias, propuestas, y se asuman compromisos por parte de los diferentes
actores sociales.

Para la comunicación entre instituciones, organizaciones sociales y


comunidades, los medios masivos de comunicación son válidos, aunque no
ofrecen tantas posibilidades porque sus contenidos y sus formas de
comunicación están todavía regidos por criterios y esquemas de trabajo en los
que poco importan los intereses y las formas de intercambio con las
audiencias. Su acción está aún concebida bajo un enfoque informacional. Y el
problema es que las instituciones y organizaciones depositan toda su confianza
y sus recursos económicos en estos medios masivos con la difusión de
campañas educativas. No se quiere decir con esto que los medios masivos
sean ineficientes.
Conclusión
Son escenarios físicos donde el espacio tiene grandes atributos
comunicacionales, y también a escenarios sociales que permiten múltiples
interacciones entre las personas, los grupos sociales y las instituciones alrededor
de diferentes prácticas de la cultura como la formación y capacitación, la
agrupación en torno a la solución de un problema común, la ocupación del tiempo
libre, el intercambio económico y de bienes simbólicos, la intervención sobre su
entorno habitacional, entre otros.

Una de las características definitorias de los sujetos en sociedad es el


poder que ejerzan en la misma. El poder, en suma, es la capacidad de intervenir
en los acontecimientos y modificar su resultado. Para ejercerlo, los sujetos
utilizan los mencionados recursos en algún tipo de actividad; así mismo, el tipo
de poder que se ejerza va a estar definido según los recursos que se empleen y
la actividad que se lleve a cabo.

Toda cultura posee estos escenarios comunicacionales. Es el caso -por


ejemplo- de una actividad cultural, una feria de comercialización de productos,
una campaña de vacunación, un convite para la construcción de vivienda o
equipamiento comunitario, un encuentro de vecinos, una reunión de familias o
de jóvenes, un foro, una actividad educativa.

La gestión comunicacional está orientada por criterios cualitativos y su


impacto se establece no por la cantidad de productos comunicativos que se
hagan sino por los procesos que se dinamizan. Se apoyan en técnicas
comunicacionales, pero son un medio, no el fin.

Las instituciones y las comunidades acaban entonces con los anaqueles


repletos de productos comunicativos que no son portadores de encuentros, de
experiencias y saberes. Que no liberan al individuo de su condición de receptor
pasivo de informaciones con las cuales apenas se siente próximo.

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