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INFORME N° 084-2018/AHL/VAZ

Tema: Incapacidad Moral


Fecha: 29 de enero del 2018
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1.- Introducción.-

El artículo 110º de nuestra Constitución Política consagra que “El Presidente de la


Republica es el Jefe del Estado y personifica a la Nación”, es un exceso verbal propio de
las monarquías absolutistas, tal como lo sostiene Enrique Bernales, lo cierto es que
dicho artículo constitucional refleja que el Presidente de la Republica ostenta un gran
poder en el Perú. Sobre el particular Samuel Abad corrobora que “el modelo
constitucional peruano cuenta con un Presidente con muchos poderes y pocos
controles.

No sorprende pues que en una Carta Política de origen fujimorista, la figura del
Presidente de la Republica, tradicionalmente fuerte en el Perú, fuese reforzada aun
más.

En el diseño constitucional peruano, el Presidente de la Republica concentra muchos


poderes: es a la vez Jefe de Estado y Jefe de Gobierno, si bien hay un Primer Ministro ,
este no alcanza a ser Jefe de Gobierno, también es Jefe Supremo de las Fuerzas
Armadas y de la Policía Nacional, puede dictar “decretos de urgencia” con fuerza de
ley, puede disolver el Parlamento cuando han censurado o negado la confianza a dos
Primeros Ministros o Consejos de Ministros y según lo previsto en el artículo 134ª de la
Constitución, no puede ser acusado constitucionalmente durante su mandato salvo
por las causales previstas en el artículo 117ª de la constitución, entre otras
prerrogativas. Al menos en el papel es un Presidente poderoso.

Sin embargo todo diseño constitucional suele tener una grieta, una redacción ambigua
o imprecisa o una válvula de escape puesta ahí de manera intencional o no. En este
caso el artículo 113ª de la Constitución que contempla los supuestos, ciertamente
excepcionales, de la figura de la vacancia presidencial, distinta a la acusación
constitucional o juicio político previstos en los artículos 99ª y 100ª de la Constitución;
esto es, los supuestos en los que la Presidencia de la Republica no culmina el mandato
constitucional de cinco años sino que puede ser vacada, es decir, quedar vacante:

1.- Por muerte del Presidente de la Republica.


2.- Por permanente incapacidad moral o física del Presidente de la Republica,
declarada por el Congreso.
3.- Por aceptación de la renuncia del Presidente de la Republica por part5e del
Congreso.
4.- Por salir del territorio nacional sin permiso del Congreso o no regresar a él dentro
del plazo fijado por este.
5.- Cuando el Presidente de la Republica es destituido por alguna de las infracciones
previstas en el artículo 117ª de la Constitución.

2.- Análisis de la Figura de la Incapacidad Moral

En principio la vacancia presidencial no es necesariamente un proceso sancionador


sino de mera verificación de supuestos en los que la Presidencia queda vacante. Esa es
la razón por la cual el procedimiento de vacancia es tan rápido, sin comisiones y visto
directamente por el Pleno del Congreso.

Ahora bien, salvo el supuesto de muerte del Presidente de la Republica, los otros
cuatro supuestos de vacancia están vinculados a una decisión del Parlamento:
declaratoria de incapacidad moral o física, aceptación de la renuncia, salir del país sin
permiso o cuando es destituido por el propio Congreso. De estos supuestos, hay uno
que no solo supone una mera verificación parlamentaria de una causal de vacancia,
sino que implica adicionalmente una valoración política y constitucional: la
permanente incapacidad moral.

Si se repara en las demás causales de vacancia anteriormente anotadas, todas ellas


tienen carácter objetivo y no requieren contradicción, son causales que tienen la
condición de inobjetables, sin embargo ello no ocurre con la causal de vacancia por
incapacidad moral, que entendida como ocurrió en el caso del Expresidente Toledo, o
se aplicó al Expresidente Fujimori, ello demandaría subsecuentemente su
contradicción y exigiría de parte del Órgano Legislativo escuchar argumentos de
descargo. En ese sentido, la incapacidad moral rompe con el esquema establecido en
todos los demás supuestos.

De esta manera, distingamos la permanente incapacidad moral de la física, porque


esta última es razonable y objetivamente verificable: un Presidente que física o
mentalmente se encontrase impedido de seguir ejerciendo el cargo. Sin embargo, la
incapacidad moral no es fácilmente verificable y por ello, considero que tiene que
estar vinculada a hechos tan graves y violatorios de la ética pública en un estado
democrático de derecho, que justifiquen declarar a una persona incapaz moralmente
para seguir dirigiendo una nación.

Hay que precisar que la incapacidad moral a la que se refiere el artículo 113.2ª de la
Carta Política, no está referida a una moral religiosa, la moral a la que se refiere dicho
artículo constitucional está vinculada a las reglas de la ética pública que deben ser
observadas en todo estado democrático de derecho contemporáneo, por ejemplo: no
distinción entre la esfera pública y privada para perpetrar actos de corrupción, las
mentiras publicas reiteradas, la reiterada mala conducta del mandatario (ebriedad
habitual o consumo de drogas), el no reconocimiento de paternidad (Toledo), huir a
otro país para no enfrentar cargos en su contra y renunciar a la distancia, le violencia
de género, el acoso sexual, podrían ser entre otros hechos , los que calificarían como
graves y permitirían declarar la permanente incapacidad moral de una persona.

En el Perú, el antecedente más cercano fue el del Expresidente Alberto Fujimori, quien
fue vacado por incapacidad moral mediante Resolución Legislativa Nª 009-2000-CR del
21 de noviembre del año 2,000, ante la huida de Alberto Fujimori, hoy como en esos
días la corrupción es la acusación que más cala en la opinión pública y sirve de base
para la configuración de la causal de “Incapacidad Moral”.

3.- Procedimiento de vacancia presidencial por incapacidad moral

A propósito del proceso de inconstitucionalidad interpuesto contra la modificación del


artículo 89 del Reglamento del Congreso, en relación a la votación requerida para el
levantamiento de la inmunidad parlamentaria, el Tribunal Constitucional tuvo la
oportunidad de pronunciarse sobre la necesidad de otorgarle un procedimiento cierto
al trámite que debe seguir la moción de vacancia y de una votación calificada para su
aprobación.

Así, el Congreso aprobó el articulo 89-A del Reglamento que establece el siguiente
procedimiento y requisitos de votación: La moción de vacancia presidencial, debe ser
presentada por lo menos por 26 Congresistas (20% del número legal), luego de su
presentación, se corre traslado al Presidente de la Republica y su admisión es sometida
a votación, la misma que requiere del voto del 20% de los Congresistas hábiles.

Si la moción es admitida, debe debatirse y someterse a votación entre el tercer día y


decimo día de su admisión, lo que se conoce como periodo de enfriamiento. Durante
el debate el Presidente de la Republica contara con 60 minutos para su defensa, la
misma que puede realizarla por sí mismo o con asistencia de algún abogado. Para la
aprobación de la vacancia presidencial se requiere una votación calificada no menor a
los 2/3 del número legal de miembros del Congreso (87 votos) y consta en resolución
del Congreso, la que debe publicarse en el diario oficial dentro de las 24 horas de su
recepción

Es importante señalar que este procedimiento legislativo tiene carácter de sumario,


por lo que no se exige intervención de ninguna comisión. Además que su debate en el
Pleno goza de prioridad en el orden del día.

A lo largo de la historia del Perú, hasta la fecha solo han sido tres los Presidentes de la
República los que han sido sometidos a la vacancia por “incapacidad moral”; acción
contemplada e inscrita formalmente desde la Constitución Política de 1839. José
Mariano de la Riva Agüero y Sánchez Boquete, primero en llevar el título de presidente
de la República vacado por el Congreso bajo este recurso.

Luego, en 1914, Guillermo E. Billinghurst también fue vacado por esta causa, no sin
antes intentar disolver el Congreso de la República. Nuevamente, “la muy mala
relación entre el Ejecutivo y el Legislativo determinaron la destitución del presidente.

Ya en el 2000, desde Japón, Alberto Fujimori envió su renuncia por fax al Congreso. Se
decidió no recibirla y por mayoría simple se determinó la vacancia a su mandato por
incapacidad moral permanente.

El Congreso, por entonces de 120 integrantes, decidió vacar a Fujimori el 21 de


noviembre del 2000. Tras un debate de más de doce horas, la medida se aprobó
finalmente por 62 votos a favor, 9 en contra y 9 abstenciones. Con las renuncias del
primer y segundo vicepresidente, respectivamente Francisco Tudela y Ricardo
Márquez, Valentín Paniagua titular del Parlamento asumió la presidencia del Perú
hasta el 2001, cuando se realizaron nuevas elecciones.

El concepto de permanente incapacidad moral, es abierto, indeterminado, solo lo


aplica el Parlamento de acuerdo al número de Congresistas que formen la mayoría. No
hay imputación de responsabilidad jurídica, tampoco de una responsabilidad política,
se basa en hechos objetivos que impiden que el Presidente ejerza las funciones para
las cuales fue elegido.

La figura de la vacancia presidencial por permanente incapacidad moral, se ha


convertido en una ventana que posibilita el retiro del poder a un Presidente
legítimamente elegido, esta grieta tiene sus orígenes en la primera vuelta de las
elecciones del 2016 (caso sui generis en la historia democrática del Perú), cuando el
Partido Fuerza Popular, obtuvo 73 escaños y el Partido Peruanos por el Cambio solo
18, lo cual la convierte en una bancada poderosa, principalmente por el tema de la
cifra repartidora, el tema de la valla electoral que terminaron favoreciendo
abiertamente al Fujimorismo.

Las entidades en materia electoral (JNE, ONP) deben revisar estos aspectos, para que
se exprese la voluntad de los votantes de manera equilibrada y no se vuelvan a
registrar estos desbalances que propician el Abuso de Poder.

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