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1.- Introducción.-
No sorprende pues que en una Carta Política de origen fujimorista, la figura del
Presidente de la Republica, tradicionalmente fuerte en el Perú, fuese reforzada aun
más.
Sin embargo todo diseño constitucional suele tener una grieta, una redacción ambigua
o imprecisa o una válvula de escape puesta ahí de manera intencional o no. En este
caso el artículo 113ª de la Constitución que contempla los supuestos, ciertamente
excepcionales, de la figura de la vacancia presidencial, distinta a la acusación
constitucional o juicio político previstos en los artículos 99ª y 100ª de la Constitución;
esto es, los supuestos en los que la Presidencia de la Republica no culmina el mandato
constitucional de cinco años sino que puede ser vacada, es decir, quedar vacante:
Ahora bien, salvo el supuesto de muerte del Presidente de la Republica, los otros
cuatro supuestos de vacancia están vinculados a una decisión del Parlamento:
declaratoria de incapacidad moral o física, aceptación de la renuncia, salir del país sin
permiso o cuando es destituido por el propio Congreso. De estos supuestos, hay uno
que no solo supone una mera verificación parlamentaria de una causal de vacancia,
sino que implica adicionalmente una valoración política y constitucional: la
permanente incapacidad moral.
Hay que precisar que la incapacidad moral a la que se refiere el artículo 113.2ª de la
Carta Política, no está referida a una moral religiosa, la moral a la que se refiere dicho
artículo constitucional está vinculada a las reglas de la ética pública que deben ser
observadas en todo estado democrático de derecho contemporáneo, por ejemplo: no
distinción entre la esfera pública y privada para perpetrar actos de corrupción, las
mentiras publicas reiteradas, la reiterada mala conducta del mandatario (ebriedad
habitual o consumo de drogas), el no reconocimiento de paternidad (Toledo), huir a
otro país para no enfrentar cargos en su contra y renunciar a la distancia, le violencia
de género, el acoso sexual, podrían ser entre otros hechos , los que calificarían como
graves y permitirían declarar la permanente incapacidad moral de una persona.
En el Perú, el antecedente más cercano fue el del Expresidente Alberto Fujimori, quien
fue vacado por incapacidad moral mediante Resolución Legislativa Nª 009-2000-CR del
21 de noviembre del año 2,000, ante la huida de Alberto Fujimori, hoy como en esos
días la corrupción es la acusación que más cala en la opinión pública y sirve de base
para la configuración de la causal de “Incapacidad Moral”.
Así, el Congreso aprobó el articulo 89-A del Reglamento que establece el siguiente
procedimiento y requisitos de votación: La moción de vacancia presidencial, debe ser
presentada por lo menos por 26 Congresistas (20% del número legal), luego de su
presentación, se corre traslado al Presidente de la Republica y su admisión es sometida
a votación, la misma que requiere del voto del 20% de los Congresistas hábiles.
A lo largo de la historia del Perú, hasta la fecha solo han sido tres los Presidentes de la
República los que han sido sometidos a la vacancia por “incapacidad moral”; acción
contemplada e inscrita formalmente desde la Constitución Política de 1839. José
Mariano de la Riva Agüero y Sánchez Boquete, primero en llevar el título de presidente
de la República vacado por el Congreso bajo este recurso.
Luego, en 1914, Guillermo E. Billinghurst también fue vacado por esta causa, no sin
antes intentar disolver el Congreso de la República. Nuevamente, “la muy mala
relación entre el Ejecutivo y el Legislativo determinaron la destitución del presidente.
Ya en el 2000, desde Japón, Alberto Fujimori envió su renuncia por fax al Congreso. Se
decidió no recibirla y por mayoría simple se determinó la vacancia a su mandato por
incapacidad moral permanente.
Las entidades en materia electoral (JNE, ONP) deben revisar estos aspectos, para que
se exprese la voluntad de los votantes de manera equilibrada y no se vuelvan a
registrar estos desbalances que propician el Abuso de Poder.