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D.P.

120/2016

Relacionado con los expedientes


D.P. 486/2014, D.P. 488/2014 y D.P. 519/2014;
(resueltos en sesión de 27 de agosto de 2015).

QUEJOSO: *
**.

(INTERNO EN LA PENITENCIARÍA DE
LA CIUDAD DE MÉXICO).

(DOCE CUADERNOS).

MAGISTRADO PONENTE: HÉCTOR LARA GONZÁLEZ.

SECRETARIO: RAFAEL PRIMO GARCÍA.

Ciudad de México. Acuerdo del Cuarto Tribunal

Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito,

correspondiente a la sesión de siete de julio de dos mil

dieciséis.

V I S T O S, para resolver, los autos del juicio de

amparo directo 120/2016, promovido por ***contra el acto

de la Sexta Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia

de la Ciudad de México.

 R E S U L T A N D O:


PRIMERO. Antecedentes. ****reclamó de la


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Sexta Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de la

Ciudad de México, la sentencia de siete de agosto de dos

mil catorce, dictada en el toca **, formado con motivo del

recurso de apelación interpuesto por el defensor de oficio

del aquí quejoso y los cosentenciados, contra la

sentencia de trece de diciembre de dos mil trece,

pronunciada en la causa * acumulada con la *, por el

Juez Vigésimo Tercero Penal de la Ciudad de México.

En la resolución reclamada, la responsable

modificó la diversa de primera instancia y consideró al

demandante de amparo responsable de la comisión del

delito de secuestro (con la finalidad de obtener rescate)

calificado (cometido en grupo de más de dos personas,

con violencia y durante el cautiverio se cause daño [por

mutilación] a la salud de la víctima), cometido en agravio

de **, previsto y sancionado en los artículos 9, párrafo

primero, fracción I, inciso a) y 10, fracción I, incisos b) y

c), y fracción II, inciso c), de la Ley General para Prevenir

y Sancionar los Delitos en Materia de Secuestro,

Reglamentaria de la Fracción XXI del artículo 73 de la

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos;

en concordancia con el diverso 79, segundo párrafo, del


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código punitivo; a quien se le atribuyó un grado de

culpabilidad "MÁXIMO" y le impuso cincuenta años de

prisión y ocho mil días multa equivalentes a

cuatrocientos setenta y ocho mil quinientos sesenta

pesos ($478,560.00).

Determinó que a la pena privativa de libertad se

deberá computar la preventiva sufrida con motivo de los

hechos que aquí interesan a partir del diecisiete de abril

de dos mil once.

Resolvió que la pena pecuniaria deberá enterarla

el sentenciado a la Dirección para el Cobro de Multas

Judiciales del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad

de México, para que proceda de conformidad a lo

dispuesto en el artículo 41 del Código Penal para la

Ciudad de México y para el caso de insolvencia

debidamente acreditada, les sea sustituida por cuatro mil

jornadas de trabajo no remunerado en favor de la

comunidad.

Lo condenó a la reparación del daño material


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consistente en pagar al denunciante **, seiscientos

cincuenta y siete mil pesos ($657,000.00), de los cuales

seiscientos veintisiete mil pesos ($627,000.00) fueron

entregados en efectivo, y restituir tres anillos de 14

quilates de oro, dos esclavas de 14 quilates de oro y dos

relojes, marcas Mido y Longines, con un valor de treinta

mil pesos ($30,000.00).

Asimismo, a la reparación del daño moral

consistente en el pago de treinta y un mil doscientos

pesos ($31,200.00) a la víctima *, por concepto de

cincuenta y dos sesiones psicoterapéuticas y al

denunciante ** veintidós mil ochocientos pesos

($22,800.00), por concepto de veintiocho sesiones

psicoterapéuticas.

Dado el quantum de la pena impuesta, negó al

aquí quejoso los sustitutivos de la pena de prisión y la

condena condicional.

Finalmente, ordenó la suspensión de sus

derechos políticos por el tiempo de la pena privativa de la

libertad impuesta.
5 D.P. 120/2016

La modificación consistió, en que LO condenó a

la reparación del daño moral derivada del delito de

secuestro calificado cometido en agravio de **.

SEGUNDO. Trámite del juicio de amparo. El

catorce de abril de dos mil dieciséis, la presidencia de

este Tribunal Colegiado admitió la demanda de

amparo, y sustanciado el trámite respectivo, durante el

cual la responsable corrió traslado en carácter de

terceros interesados a * y **, a quienes con

posterioridad este órgano colegiado emplazó con tal

calidad; se dio la intervención que corresponde al

agente del Ministerio Público de la Federación de la

adscripción, quien no formuló pedimento, así como a

su homólogo adscrito a la responsable sin que realizara

manifestación alguna y, se hizo del conocimiento de las

partes que este órgano jurisdiccional está integrado por

los Magistrados Elvia Díaz de León D’Hers, Olga

Estrever Escamilla y Héctor Lara González. No se

promovió amparo adhesivo.


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Mediante proveído de presidencia de once de

mayo de la presente anualidad, se turnaron los autos al

Magistrado Héctor Lara González, para los efectos

precisados en el artículo 183 de la Ley de Amparo.

C O N S I D E R A N D O:

PRIMERO. Competencia. Este Tribunal

Colegiado es legalmente competente para conocer del

presente asunto, por tratarse de un juicio de amparo

directo en el que el acto reclamado lo constituye una

sentencia definitiva en materia penal dictada por una

autoridad judicial de segunda instancia, con residencia en

el ámbito territorial donde ejerce jurisdicción este tribunal

colegiado.

SEGUNDO. Existencia del acto reclamado. La

existencia del acto reclamado está acreditada con el

informe justificado rendido por el Presidente de la Sexta

Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad

de México, lo cual está corroborado con el original del

toca de apelación ** (en el que consta la sentencia

reclamada), así como con la causa ** acumulada con la

**, del índice del Juzgado Vigésimo Tercero Penal de la


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Ciudad de México, constancias que el órgano de alzada

responsable acompañó a su informe.

TERCERO. Resumen de los conceptos de

violación.

I. La responsable al emitir la sentencia

reclamada vulneró las garantías constitucionales

previstas en los artículos 14 y 16; pues en el sumario no

existen pruebas suficientes para demostrar su

responsabilidad en la comisión del delito que se le

imputa; además, la responsable consideró pruebas

ilícitas y fue omisa en investigar u ordenar la

investigación de los actos de tortura que expuso, con lo

que conculcó lo dispuesto en los artículos 1 y 22 de la

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,

1.1 y 5 de la Convención Americana Sobre Derechos

Humanos, 1, 6, 8 y 10 de la Convención Interamericana

para Prevenir y Sancionar la Tortura, y 2, a 12, 13 y 15

dela Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas

Crueles, Inhumanos o Degradantes.


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II. La responsable realizó una indebida

valoración de pruebas, pues consideró su declaración

ministerial que fue recabada sin asistencia de defensor

técnico durante su arraigo, el cual fue decretado de

manera ilegal. Su reconocimiento a través de cámara de

Gesell por parte de la víctima y el testigo de hechos,

también fue ilícito por no haber contado con defensor,

además, antes de tal diligencia, la víctima no había

proporcionado dato alguno que permitiera identificar

particularmente al quejoso, lo que evidencia lo inducido

de tal reconocimiento; por tanto, el reconocimiento del

quejoso por parte de la víctima * y el testigo *, carecen de

valor de convicción.

CUARTO. Determinación de este tribunal. Los

conceptos de violación relativos a la insuficiencia

probatoria para demostrar la intervención del quejoso en

la comisión del delito que se le imputa, así como la

omisión de la responsable de excluir pruebas ilícitas, son

fundados.

Este Tribunal Colegiado advierte que la

sentencia reclamada es violatoria de las garantías


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contenidas en los artículos 14 y 16 de la Constitución

Política de los Estados Unidos Mexicanos, al no estar

demostrada la plena responsabilidad penal del quejoso

en la comisión del delito de secuestro (con la finalidad

de obtener rescate) calificado (cometido en grupo de

más de dos personas, con violencia y durante el

cautiverio se cause daño [por mutilación] a la salud de

la víctima), cometido en agravio de *, pues ciertamente el

evento típico está plenamente demostrado; sin embargo,

no lo está la responsabilidad penal respecto de tal delito

cometido en agravio de *; ya que por una parte, la

responsable incluyó pruebas ilícitas, y por otra,

excluyendo éstas, las restantes son insuficientes para

sustentar una sentencia condenatoria por tales hechos.

I. Exclusión de pruebas.

Del análisis del sumario surgen diversas

actuaciones que debieron excluirse por la Sala

responsable para la emisión del acto reclamado, por

haber sido obtenidas en contravención a derechos

fundamentales del quejoso; medios de convicción que


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son los siguientes:

En términos del artículo 79, fracción III, inciso a),

de la Ley de Amparo, este órgano colegiado, luego de

examinar el sumario, advierte que la detención del

quejoso con motivo de los hechos fue ilícita, dado que no

cumplió con los requisitos que para el caso urgente,

prevé el artículo 16 de la Constitución Política de los

Estados Unidos Mexicanos, tal y como lo estableció la

Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la

Nación, en la tesis de rubro y texto:

"DETENCIÓN POR CASO URGENTE.


REQUISITOS PARA SU VALIDEZ. El artículo 16, párrafo
sexto, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, prevé que sólo en casos urgentes, cuando se
trate de delito grave así calificado por la ley y ante el
riesgo fundado de que el indiciado pueda sustraerse a la
acción de la justicia, siempre que no se pueda ocurrir
ante la autoridad judicial por razón de la hora, lugar o
circunstancia, el Ministerio Público podrá, bajo su
responsabilidad, ordenar su detención, fundando y
expresando los indicios que motiven su proceder. Ahora
bien, de las características ontológicas de la detención
por caso urgente, destaca que: a) es una restricción al
derecho a la libertad personal; b) es extraordinaria, pues
deriva de condiciones no ordinarias, como el riesgo
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fundado de que la persona acusada de cometer un delito


grave se sustraiga a la acción de la justicia y que por
razón de la hora, lugar o circunstancia, el Ministerio
Público no pueda ocurrir ante la autoridad judicial a
solicitar una orden de aprehensión; y, c) es excepcional,
pues se aparta de la regla general sobre el control judicial
previo dentro del régimen de detenciones. En ese
sentido, para que sea válida o legal la detención por caso
urgente debe estar precedida de una orden del Ministerio
Público, una vez que se han acreditado los tres requisitos
que la autorizan: i) que se trate de un delito grave; ii) que
exista riesgo fundado de que el inculpado se fugue; y, iii)
que por razones extraordinarias no sea posible el control
judicial previo. Así, estos requisitos constitucionales a los
que está sujeta la detención por caso urgente configuran
un control normativo intenso dispuesto por el legislador,
que eleva el estándar justificativo para que el Ministerio
Público decida ordenar la detención de una persona sin
control previo por parte de un juez. Por ello, esta Primera
Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
considera razonable que el Constituyente determinara
que el Ministerio Público deba demostrar que los tres
requisitos establecidos en el artículo 16 constitucional se
actualizan concurrentemente. Además, deben existir
motivos objetivos y razonables que el Ministerio Público
tiene la carga de aportar para que la existencia de dichos
elementos pueda corroborarse posteriormente por un
juez, cuando éste realice el control posterior de la
detención, como lo dispone el artículo constitucional
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referido.".1

Como se aprecia, en tal criterio la Primera Sala

de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, determinó

las características ontológicas de la detención por caso

urgente, normativamente previstas en el artículo

constitucional en comento, como las siguientes:

Es una restricción al derecho a la libertad

personal;

Es extraordinaria, pues deriva de condiciones no

ordinarias, como el riesgo fundado de que la persona

acusada de cometer un delito grave se sustraiga de la

acción de la justicia y que por razón de la hora, lugar o

circunstancia, el Ministerio Público no pueda recurrir ante

la autoridad judicial a solicitar una orden de aprehensión.

Es excepcional, pues aparte de la regla general

sobre el control judicial previo dentro del régimen de

detenciones.

1Consultable en la página 466, Libro 21, Agosto de 2015, Tomo I, Décima


Época, de la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación.
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Debe estar, siempre precedida de una orden

por parte del Ministerio Público, una vez que se han

acreditado los tres requisitos que la autorizan: a) que se

trate de un delito grave, b) exista riesgo fundado de que

el inculpado se fugue y c) que por razones

extraordinarias no sea posible el control previo.

Una vez acreditados concurrentemente los tres

requisitos anteriores, el Ministerio Público podrá ordenar

la detención de la persona, bajo su más estricta

responsabilidad, fundando y expresando los indicios que

motiven su decisión, lo cual significa que sólo mediante

una orden (una resolución), emitida previamente por el

Ministerio Público, debidamente fundada y motivada,

podrá ejecutarse la detención posterior de una persona.

Cuando no se cumplen concurrentemente esos

tres requisitos y no existe orden previa emitida por el

Ministerio Público, la detención ejecutada es ilegal, por

contrariar lo dispuesto en el artículo 16 constitucional.

En el caso, de las constancias de autos, se


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advierte que materialmente el aquí quejoso **** fue

detenido en flagrancia por la comisión del delito de robo

calificado, en agravio de *, cometido el quince de abril

de dos mil once, lo que dio origen a la averiguación

previa **, hechos diversos a los que nos ocupan en el

caso en estudio; sin embargo, el policía remitente

Salvador Flores Calixto puso a disposición tanto la

referida indagatoria como al aquí quejoso, del Fiscal

Especial en Investigación para Secuestros, quien la

radicó en la indagatoria ********, el dieciséis del mes y

año en cita, y a las cinco horas con treinta minutos del

diecisiete siguiente, decretó la detención del peticionario

de amparo por caso urgente (fojas 724, 768 y 799, tomo

VII de la causa).

Si bien en tal acuerdo, el Ministerio Público para

justificar el caso urgente consideró que los tres requisitos

que lo configuran estaban concurrentemente acreditados,

pues expuso que el delito que en esa etapa se le atribuyó

al aquí peticionario de amparo era grave (secuestro

agravado), dado que el término medio aritmético de la

pena de prisión prevista para el mismo era mayor a cinco

años; señaló que existía el temor fundado de que el


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entonces indiciado se sustrajera a la acción de la justicia

una vez que conoció la imputación que existe en su

contra, de la penalidad por demás agravada y que no

tiene derecho al beneficio de libertad bajo caución; por

razón de la hora en que se actuaba, esa representación

social no podía acudir ante la autoridad judicial a solicitar

la orden correspondiente y en virtud de que en su contra

existía la imputación firme y categórica del ofendido.

Por tanto, es claro que la detención del aquí

quejoso fue ilegal, dado que no existió orden previa

emitida por el Ministerio Público, en el que fundada y

motivadamente se expusieran los motivos por los cuales

se cumplían los requisitos antes precisados y como tal

situación no fue corregida ni por el Ministerio Público ni

por los juzgadores intervinientes en la causa, procede

declarar nulas las pruebas que tuvieron origen en tal

detención o están vinculadas a dicho acto, por constituir

prueba ilícita, siendo las siguientes:

1) La declaración ministerial del quejoso de

diecisiete de abril de dos mil once.2


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Tal declaración tiene su origen precisamente en

la detención ilegal de que fue objeto, por lo que debe

excluirse del material probatorio.

En tal virtud, la declaración ministerial de

diecisiete de abril de dos mil once, no tiene ningún efecto

de vicio con relación a lo manifestado ante el Juez natural

en que no ratificó aquella, pues no hay vínculo de

corrupción-procesal entre la ratificación de la declaración

ilícita y las manifestaciones que la contradicen.

2) Exclusión de la diligencia de

reconocimiento por fotografía.

El tres de mayo de dos mil once, la víctima * y el

testigo * comparecieron ante el Ministerio Público en

donde reconocieron al aquí quejoso **, como uno de

quienes intervinieron en el secuestro del primero; tal

reconocimiento se hizo a través de una fotografía.

La ilicitud de dicho reconocimiento deriva de la

ilicitud en la obtención de las fotografías en que la víctima


2 Foja 792, tomo VII de la causa.
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y el testigo basan su señalamiento; por tanto, se está

ante una prueba que deriva de otra que es ilícita, por lo

que se produce un efecto corruptor de la segunda.

Esto es así, porque las únicas fotografías que

corren agregadas en autos, pertenecientes a **** y que

por inferencia lógica debieron obtenerse antes de la

diligencia de tres de mayo de dos mil once, son las que

aparecen a fojas 887, tomo VII de la causa, obtenidas por

el perito forense Juan Manuel Parra López el dieciséis de

abril de dos mil once, pero tal toma de imágenes es ilícita

porque deriva a su vez de una detención ilícita del aquí

quejoso.

Por tanto, en el caso, la detención precedió a la

orden ministerial por lo que es ilícita aquella e ilícitas

también las pruebas que involucren al detenido, en el

caso ***, en cuanto a su persona. De ahí que la toma de

fotografías que el perito forense hizo el dieciséis de abril

de dos mil once, constituye una prueba ilícita por

involucrar al detenido, fotografías que, entonces, no

podían ser utilizadas después por el Ministerio Público


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para desahogar la diligencia de reconocimiento por parte

de la víctima ** y el testigo *, ocurrida el tres de mayo de

dos mil once;3 lo que conlleva a excluir esta última

diligencia.

Además, en tal actuación únicamente se puso a

la vista de la víctima ** y el testigo *, la fotografía del aquí

quejoso para que lo identificaran, por lo que se concluye

que tal identificación fue inducida y, ello produce que el

señalamiento imputativo del agraviado y el testigo en la

averiguación previa en dicha actuación, sea ilícito y en

consecuencia, carente de valor de conformidad con la

jurisprudencia sustentada por la Primera Sala de la

Suprema Corte de Justicia de la Nación, cuyo rubro y

texto son:

"IDENTIFICACIÓN DE PERSONAS
POSIBLEMENTE INVOLUCRADAS EN HECHOS
DELICTIVOS. REQUISITOS PARA QUE LA
EXHIBICIÓN DE SUS FOTOGRAFÍAS SE ESTIME
CONSTITUCIONAL, INCLUSIVE EN LOS CASOS DE
TESTIGOS PROTEGIDOS. El hecho de mostrar a los
testigos fotografías de personas que podrían estar
involucradas en hechos delictivos será constitucional
siempre que, como lo ha establecido este Alto Tribunal -
3 Fojas 621 y 624, tomo II de la causa.
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sin distinción tratándose de testigos protegidos-, la toma


de fotografías cumpla con las formalidades dentro de la
averiguación previa por el Ministerio Público y no se
induzca de forma alguna a las terceras personas a
reconocer a alguien, lo cual puede darse si la muestra de
una fotografía se hace de forma aislada, es decir, si se
muestra únicamente una fotografía y no se hace junto
con un grupo de otras.".4

QUINTO. Punto de concesión de la protección

constitucional, delito y responsabilidad.

Una vez realizada la exclusión probatoria en los

términos precisados en el apartado que antecede, en

atención a los nuevos criterios que ha emitido la Suprema

Corte de Justicia de la Nación, este Tribunal Colegiado

advierte que la sentencia que se combate conculca las

garantías de legalidad y seguridad jurídica, contenidas en

los artículos 14 y 16, constitucionales, así como del

principio de presunción de inocencia, previsto

implícitamente en la Constitución Federal.

Así es, la Carta Magna establece diversas

4Visible en la página 980, Libro 24, Noviembre de 2015, Tomo I, Décima


Época, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación.
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garantías en materia penal cuya observancia, en un

proceso de esta índole, es obligatoria para el Estado

previo a decretar un acto en contra de un gobernado.

Una de esas garantías es el respeto al principio de

presunción de inocencia, la que consiste en reconocer

que no es el gobernado quien debe demostrar su

inocencia de la comisión de un hecho delictuoso que le

es atribuido, sino por el contrario, la culpabilidad (en

sentido amplio del término) le corresponde acreditarla al

Estado, a través de la institución del Ministerio Público;

incluso así expresamente lo reconocen, como ley

secundaria, los artículos 122 y 124 del Código de

Procedimientos Penales para la Ciudad de México, al

establecer que el agente del Ministerio Público debe

comprobar el cuerpo del delito y la probable o plena

responsabilidad penal del acusado.

Ahora bien, del análisis del acto reclamado,

surge que la responsable, valoró en forma incorrecta los

elementos de prueba que conforman el sumario, los

cuales justipreciados conforme a las reglas procesales de

valoración contenidas en el Código de Procedimientos

Penales para la Ciudad de México, contrario a lo que


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sostiene la ad quem, resultan insuficientes para

demostrar la plena responsabilidad del quejoso aquí

quejoso *** en la comisión del delito de secuestro (con la

finalidad de obtener rescate) calificado (cometido en

grupo de más de dos personas, con violencia y durante el

cautiverio se cause daño [por mutilación] a la salud de

la víctima), cometido en agravio de **; pues si bien es

cierto que las autoridades judiciales tienen facultad para

apreciar las pruebas, pero su arbitrio no es irrestricto,

sino que se sujeta a las reglas procesales respectivas y,

sobre todo, a los principios fundamentales de la lógica y

las máximas de la experiencia.

Esto es así, porque como lo ha establecido la

Suprema Corte de Justicia de la Nación, el principio de

presunción de inocencia como estándar de prueba o

regla de juicio, comporta dos normas, la primera referente

a las condiciones que han de satisfacer la prueba de

cargo para considerar que es suficiente para condenar, y

una regla de carga de la prueba, que establece a cuál de

las partes perjudica el hecho de que no se satisfaga el

estándar de prueba, conforme a la cual se ordena


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absolver al imputado cuando no se satisfaga dicho

estándar para condenar.5

En el caso, se tiene que el material probatorio no

reúne el estándar de prueba suficiente para probar la

plena responsabilidad penal del quejoso en la comisión

de los ilícitos en comento, por lo que la sentencia

condenatoria que se reclama conculca la garantía de

seguridad jurídica consagrada en el artículo 14

constitucional.

Previo a exponer las razones que conducen a

establecer lo anterior, debe señalarse que con acierto, la

autoridad responsable tuvo por demostrado el delito de

secuestro (con la finalidad de obtener rescate)

calificado (cometido en grupo de más de dos personas,

con violencia y durante el cautiverio se cause daño [por

mutilación] a la salud de la víctima), cometido en agravio

de *.

Ello es así, pues efectivamente, con los medios

de convicción relacionados por la responsable, quedó

5 Jurisprudencia que aparece en la página 476, Libro 5, Abril 2014, Tomo I, de


la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, de rubro:
"PRESUNCIÓN DE INOCENCIA COMO ESTÁNDAR DE PRUEBA.".
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demostrado que aproximadamente a las diecinueve

horas del catorce de marzo de dos mil once, cuando *, se

encontraba en la esquina que forman las calles ** y **,

colonia **, delegación *, debido a que el conductor de un

vehículo Volkswagen, Derby, negro, había impactado su

automóvil azul metálico Mazda 3, 2010, placas *, se

presentaron aproximadamente cinco sujetos, uno lo

amagó con un arma de fuego y lo obligó a subir al

vehículo Mazda, privándolo de la libertad ambulatoria,

después los sujetos activos realizaron diversas llamadas

telefónicas a los familiares del secuestrado solicitando

como rescate para su liberación, diez millones de pesos

($10’000,000.00), y al recibir seiscientos veintisiete mil

pesos ($627,000.00), el veintidós de marzo de dos mil

once, liberaron a la víctima; empero, durante su

cautiverio le mutilaron el dedo meñique de la mano

izquierda.

Para tener por acreditado el desvalor de la

conducta reprochable, la responsable valoró el atesto de

**, quien ante el órgano investigador y en lo que interesa

manifestó que ser empleado en el lote de autos **,


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ubicado en Eje ** casi esquina con calle **, colonia **,

delegación *, propiedad del ofendido *, y

aproximadamente a las dieciocho horas del catorce de

marzo de dos mil once, cerró el negocio y se fue con sus

amigos ** y ** alias “*”, dejaron a éste en su casa y luego

se dirigieron a la casa de la novia de ** que se ubica en la

sección *, colonia *, delegación **; después de cinco

minutos aproximadamente, le pidió a ** que lo dejara en

la estética de su amigo ** que está en la colonia **,

delegación ** y al llegar a bordo del vehículo azul cielo

Mazda 3, 2011, a la esquina formada por las calles ** y *,

colonia *, delegación **, un auto negro Volkswagen,

Derby, los golpeó en la parte trasera, descendieron para

ver el golpe y del otro automóvil bajó el conductor, les dijo

que no se había fijado porque le había dado un beso a su

novia, él se paró junto a la puerta del Derby para que no

se diera a la fuga y en ese momento se percató que en el

asiento del copiloto viajaba una muchacha de unos

dieciocho o diecinueve años de edad; el conductor les

dijo que les iba a pagar ciento cincuenta pesos ($150.00)

por el golpe y le habló a un tío para que se presentara en

el lugar con el dinero; sin embargo, unos tres minutos

después, llegaron caminando aproximadamente cuatro


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sujetos vestidos con sudaderas y gorro, uno sacó una

pistola tipo escuadra gris con la que le apuntó, le ordenó

que subiera al Mazda, pero como se negó le propinó un

cachazo en la cabeza y entonces se situó en los asientos

traseros donde ya estaba su amigo *, los sujetos los

amenazaron con matarlos y les ordenaron que no los

vieran, cerca de diez minutos después, sacaron a ** del

Mazda y lo pasaron a otro vehículo del que no pudo ver

sus características porque iba agachado, después de

circular unos minutos más, detuvieron el automóvil y dos

sujetos lo metieron en la cajuela del Mazda en donde

permaneció cerca de tres minutos hasta que no escuchó

nada, se soltó las manos de la cinta con la que lo habían

amarrado, abrió la cajuela, salió y abordó un taxi que lo

llevó a la cafetería “*” propiedad de su patrón **, a quien

le informó lo sucedido por teléfono y una vez que llegó al

establecimiento, fueron al lugar en dónde se quedó el

automóvil Mazda. Lo que ratificó en posterior

comparecencia ministerial en la que proporcionó la media

filiación del sujeto que conducía el vehículo Derby; sin

embargo, respecto de la mujer que lo acompañaba y de

los cuatro sujetos que llegaron al lugar después del


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percance automovilístico, señaló que no podía

proporcionar su media filiación pero si los tuviera a la

vista sí los podría reconocer (fojas 82 y 98, tomo VII de la

causa).

La declaración ministerial del sujeto pasivo *,

quien en suma indicó que aproximadamente a las

diecinueve horas del catorce de marzo de dos mil once,

se encontraba en la colonia *, delegación *, porque fue a

ver a una amiga en compañía de su amigo ** alias “**”, y

al circular a bordo del vehículo azul cielo Mazda 3,

propiedad de su padre **, un automóvil Volkswagen,

Derby, color oscuro, le pegó en la parte de atrás, por lo

que descendieron para ver el golpe y del otro automóvil

bajó el conductor, se disculpó, dijo que no se había fijado

porque le había dado un beso a su novia y que cuánto

quería por el golpe, le respondió que sólo le diera para el

polish y éste acepto, tal sujeto llamó por teléfono sin que

pudiera escuchar la conversación, se subió a su vehículo,

luego descendió y en ese instante llegaron cerca de cinco

chavos caminando, uno de ellos lo amagó con una pistola

cromada, lo subieron al asiento trasero del Mazda, detrás

del chofer, y estando en el piso sólo escuchó que uno de


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los sujetos dijo “échale por la pista y nos vemos por ahí,

por la antena en las vías”, se percató que subieron al

carro tres sujetos que se situaron en el lugar del

conductor, en el asiento del copiloto y atrás del lugar del

copiloto, mientras que “*” iba en el asiento de atrás;

después de circular cerca de dos minutos, lo pasaron del

Mazda al Derby que tripulaba el mismo sujeto que antes

había colisionado su vehículo acompañando de una

chava y otro sujeto, lo colocaron en el piso atrás del

asiento del chofer; después de circular aproximadamente

media hora, escuchó que el conductor dijo por teléfono

“ya lo traemos, todo salió bien, nos vemos en la antena y

las vías”; le quitaron sus pertenencias y una cadena de

oro con una cruz que dejó en el Mazda, más tarde sintió

que abrieron un zaguán, dentro del carro le vendaron los

ojos, lo metieron en un cuarto, sobre una cama y lo

encadenaron al parecer de una ventana que estaba

arriba del lado derecho con relación a como estaba

acostado en la cama, le amarraron las manos con cinta

canela, le pidieron un número para que se comunicara

con su papá y el de la casa, en la tarde del día siguiente,

un sujeto le informó que le iban a cortar el dedo porque


28 D.P. 120/2016

no creían que estuviera vivo y le amputaron el dedo

meñique, pero como lo anestesiaron, no supo con qué lo

hicieron; en lugar del cautiverio era frío, olía a humedad,

no se escuchaban carros ni perros ladrar, sólo la

campana de la basura, niños que estaban jugando y al

parecer la mujer que escuchaba era la madre del sujeto

que lo llevó a ese lugar, ya que éste le decía “ya dale de

comer mamá”; en la madrugada de ese día lo trasladaron

a otra casa, lo sacó el mismo sujeto que lo cuidaba junto

con otro, lo subieron en la parte de atrás de un vocho y lo

acostaron sobre las piernas de una muchacha, tardaron

cerca de diez minutos en llegar a la otra casa de

seguridad y cuando lo bajaron del vehículo sintió que era

como un departamento ya que lo metieron como en una

puerta, después a un cuarto, lo acostaron en un camastro

y lo amarraron en los tubos de éste con una cadena, ahí

lo cuidaron un muchacho y una muchacha porque los

escuchó hablar, lugar en el que permaneció

aproximadamente seis días hasta que fue liberado el

veintidós de marzo de dos mil once; entre cinco sujetos y

una mujer lo sacaron de la casa con una gorra, una

sudadera, vendado de los ojos, lo subieron a un vehículo

y después de veinte minutos aproximadamente, lo


29 D.P. 120/2016

dejaron en un puente, en un terreno baldío que está

cerca de la gasolinera “**”, desde donde se comunicó por

teléfono con su padre para que fueran a recogerlo (folio

358, tomo VII del proceso).

El atesto ministerial de *, quien en lo conducente,

dijo ser concuño del ofendido ** y que aproximadamente

a las veintiún horas con treinta minutos del quince de

marzo dos mil once, recibió en el teléfono fijo la llamada

de un sujeto que pidió hablar con * y al hacerse pasar por

éste, tal sujeto le manifestó “yo tengo a tu chavo, ira, no

te vayas hacer pendejo, no le vayas avisar a la policía,

júntate unos pesos, espérate a mañana, yo te voy hablar

temprano”, “mira, ve a recoger el pinche carro que traía tu

hijo, lo fuimos a tirar en el segundo puente yendo para la

ampliación en la subida de la zapata y no le vayas avisar

a la policía” y colgó; * comentó que entre las dieciséis o

diecisiete horas del catorce de marzo de dos mil once, se

habían presentado en el lote de autos propiedad de *,

ubicado en Eje **, entre avenida ** y calle **, colonia **,

delegación *, dos sujetos masculinos abordo de un

vehículo Derby negro, preguntaron por el güero,


30 D.P. 120/2016

refiriéndose a **y al no encontrarlo se retiraron, sujetos

que conoce y son sus vecinos (foja 94, tomo VII de la

causa).

El testimonio de *, quien ante el órgano

investigador y en lo que interesa afirmó ser concuño del

ofendido * y encargado de la cafetería “**”, ubicada entre

las calles ** y **, colonia *, delegación *, y a las dieciocho

horas con treinta minutos del quince de marzo de dos mil

once, se encontraba en el domicilio de **, ubicado en

calle *, manzana **, lote **, colonia **, delegación *,

cuando * le pidió que lo acompañara junto con ** y

estando el vehículo en marcha, le informó que iban a

buscar el kilómetro 25 de la carretera **, ya que le

llamaron a su casa para decirle que le habían dejado un

regalito y al llegar al lugar, ** caminó sobre el camellón

que hay entre la autopista y la lateral, mientras que ** y él

lo seguían a bordo de la camioneta en marcha lenta

buscando una caja con las características que les había

mencionado, la cual debería estar a un lado de un árbol, *

recogió una caja amarilla con letras negras con la

leyenda “**”, abordó la camioneta y después de abrirla les

indicó que había un dedo humano, por lo que regresaron


31 D.P. 120/2016

al domicilio de su compadre ** (folio 127, tomo VII del

proceso).

El deposado ministerial del ofendido *, quien en

lo conducente indicó que su hermano * le informó que **

alias “*”, le había dicho que a él y a su hijo ** se los

habían llevado unos sujetos en un carro Derby negro

junto con el Mazda, mientras que su hermano ** le

comunicó que recibió una llamada en el teléfono de su

domicilio de un sujeto que dijo tener a su hijo y que

mañana marcarían; al día siguiente, quince de marzo de

dos mil once, entre las ocho horas y ocho horas con

treinta minutos, recibió una llamada al teléfono de su

casa y un sujeto con tono de voz de la costa le dijo que

tenía a su hijo, que le diera diez millones de pesos

($10,000,000.00) o se lo enviaría en cachos, cuando le

indicó que sólo tenía cincuenta mil pesos ($50,000.00), le

contestó que le echara ganas que porque le iba a mandar

un regalito y cortó la llamada; después, cerca de las

diecinueve horas con treinta minutos volvió a llamar, le

preguntó si ya tenía el dinero y como le dijo que sólo

tenía la cantidad que le había dicho, le respondió que


32 D.P. 120/2016

volvería a marcar, lo cual ocurrió aproximadamente a las

veinte horas con treinta minutos, le ordenó que fuera al

kilómetro ** de la carretera ** y antes de llegar a * se iba

a encontrar con árbol y al pie de éste, una cajita de

plumas; al llegar al sitio encontró la cajita y en el interior

contenía el dedo meñique de la mano izquierda de su hijo

**; después de una serie de llamadas telefónicas en las

que negociaron el pago para la liberación de su hijo, el

veinte de marzo de dos mil once, los secuestradores

aceptaron como pago del rescate la cantidad de

seiscientos veintisiete mil pesos ($627,000.00), tres

anillos de catorce quilates de oro, dos esclavas de

catorce quilates de oro y dos relojes marcas Mido y

Longines, y cerca de las veintitrés horas, el secuestrador

le ordenó por teléfono que cambiara el dinero por la

mañana en billetes de cien dólares, que consiguiera un

vehículo de dos puertas y le colocara dos faros de

alógeno al frente; el veintidós de marzo de dos mil once,

aproximadamente a las veintitrés horas con treinta

minutos, vía telefónica le pidió “que agarrara el paquete

que lo subiera carro y me dirigiera a la gasolinera ‘*’”

sobre la autopista *, veinte minutos después de llegar al

sitio indicado le llamó al teléfono móvil y le ordenó que


33 D.P. 120/2016

fuera a la desviación de *, en donde le volvió a llamar, le

indicó que fuera a **, se parara en frente del parque a un

lado del ** con las luces preventivas prendidas, y ahí, por

teléfono le señaló que se dirigiera a la desviación de *,

que bajara la velocidad a veinte kilómetros por hora,

cinco minutos adelante se iba a encontrar con dos topes,

un kilómetro adelante con otro, se tenía que regresar y al

llegar al segundo tope aventar la bolsa con el pago del

rescate; una vez que realizó el recorrido se regresó a su

domicilio y a las cuatro horas le llamó su teléfono móvil

su hijo **, informándole que ya lo habían liberado y que

se encontraba en la carretera * en la gasolinera * en el

interior del **, por lo que en compañía de su hermano ** y

un policía de investigación, se trasladaron al lugar a

recogerlo (foja 362, tomo VII de la causa).

Asimismo, ponderó las inspecciones en la que el

personal ministerial tuvo a la vista una caja amarilla con

la leyenda “BIC” impresa en letras negras de “BIC”, que

al parecer en su interior presenta un fragmento de tejido

biológico similar a un dedo humano, maculado de líquido

al parecer hemático, y que se encuentra cubierto con


34 D.P. 120/2016

papel higiénico blanco y un elemento filamentoso corto

color blanco; así como, el vehículo azul metálico Mazda,

Mazda 3, 2010, placas **, el cual describió (fojas 131 y

137, tomo VII de la causa).

También valoró la inspección en la que el

personal del órgano investigador, tuvo a la vista el acta

médica 25 de veintisiete de marzo de dos mil once,

suscrita por los médicos Francisco Ramírez Reyes y

Martínez Llamas María Angélica, respecto del dedo en

bolsa plástica embalado, en la que apreciaron los datos

siguientes: características, falange media y distal de

dedo, con características de corresponder a quinto dedo,

con uña, midiendo de longitud 3.5 centímetros en su

totalidad, observándose corte irregular en piel, media

filiación nombre, desconocido, sexo desconocido, edad

desconocido, dimensiones 3.5 centímetros, señas

particulares ninguna (folio 344, tomo VII del proceso).

Destacó el certificado de estado psicofísico

realizado a la víctima **, suscrito por el doctor Gómez,

quien a la exploración física lo encontró "….con lesiones

caracterizadas por dermoescoriación en dorso de la nariz


35 D.P. 120/2016

y ambos parpados, presenta amputación parcial de

quinto dedo de mano izquierda, no reciente." (foja 269,

tomo VII de la causa).

La responsable concedió valor al dictamen en

materia de criminalística signado por el perito oficial

Pedro Pablo López, Pérez, en el que concluyó: "1. Con

base en las características morfológicas que presenta el

tejido biológico en cuestión, se puede inferir que el mismo

es similar a la parte de un dedo humano de alguna mano.

- - - 2. Con base a las características de la lesión

observada en el tejido biológico en cuestión, se puede

determinar que la misma es de tipo cortante por

amputación, la cual fue producida por presión y

deslizamiento con un objeto de cuerpo duro con filo. - - -

3. Con base al estudio realizado se puede determinar que

el tejido biológico en cuestión, una vez amputado fue

envuelto en el papel higiénico, color blanco, situación por

lo cual se produce la mancha hemática por escurrimiento

en dicho papel, y así evitar que escurriera al exterior,

enseguida es introducido a la caja de cartón para plumas

de escritura, muy probablemente con la intención de


36 D.P. 120/2016

conservarlo para un fin determinado." (folio 139, tomo VII

del proceso).

Del material probatorio reseñado, ciertamente,

tal y como lo estimó la responsable, ha quedado

demostrado que más de cinco sujetos amagaron con un

arma de fuego y privaron de la libertad ambulatoria a *,

cuando se encontraba en la esquina que forman las

calles ** y *, colonia **, delegación *, con el propósito de

obtener rescate para sí, por la cantidad de diez millones

de pesos ($10’000,000.00), de los cuales sólo obtuvieron

seiscientos veintisiete mil pesos ($627,000.00), y durante

su cautiverio le mutilaron el dedo meñique de la mano

izquierda.

De lo que resulta que el evento delictivo, es

constitutivo del delito de secuestro (con la finalidad de

obtener rescate) calificado (cometido en grupo de más

de dos personas, con violencia y durante el cautiverio se

cause daño [por mutilación] a la salud de la víctima),

cometido en agravio de *, previsto y sancionado en los

artículos 9, párrafo primero, fracción I, inciso a) y 10,

fracción I, incisos b) y c), y fracción II, inciso c), de la Ley


37 D.P. 120/2016

General para Prevenir y Sancionar los Delitos en Materia

de Secuestro, Reglamentaria de la Fracción XXI del

artículo 73 de la Constitución Política de los Estados

Unidos Mexicanos.

Sin embargo, tal y como se anunció, si bien el

material probatorio reseñado resultó suficiente para

acreditar el delito en comento, también lo es que resulta

insuficiente para tener por acreditada la plena

responsabilidad penal de *** en su comisión. En principio

cabe afirmar que el testigo * no realizó imputación alguna

contra el ahora quejoso y si bien proporcionó la media

filiación del sujeto que conducía el vehículo Derby;

empero, tal descripción es tan general, que por sí misma

no es apta para demostrar que dicho sujeto es el aquí

quejoso; además, aseveró que no podía proporcionar la

media filiación del resto de los sujetos que participaron en

el evento criminal. A ello cabe agregar que la diligencia

en la que durante la averiguación previa reconoció al aquí

quejoso por fotografías, como ya se expuso, es ilícita. Y

no sobra decir que el testigo no compareció ante el Juez

de instrucción, por lo que el Ministerio Público no cumplió


38 D.P. 120/2016

con su carga de persistir en su acusación con relación a

tal probanza.

De la declaración del sujeto pasivo **, tampoco

se advierten datos de prueba que sustenten la conclusión

de que el impetrante es penalmente responsable de la

conducta reprochable que se le atribuye. Esto, porque en

una primera declaración ministerial sólo narró los hechos

sin hacer señalamiento alguno contra el quejoso y la

diligencia en la que lo reconoció por fotografías es ilícita

según ya se expuso. Igualmente, el ofendido no

compareció ante el Juez de instrucción.

Los testigos ** y *, sólo refirieron que acudieron

al lugar en donde el padre de la víctima encontró la caja

en la que se encontraba el dedo que los sujetos activos le

cercenaron a la víctima y si bien el primero de los

nombrados señaló que fue la primera persona que tuvo

conversación telefónica con el sujeto activo que les

informó del secuestro de **, por el que pidió rescate, no

realizó ninguna imputación contra el peticionario de

garantías.
39 D.P. 120/2016

En tanto, que el padre del secuestrado *, si bien

fue el encargado de realizar todo lo referente a la

negociación vía telefónica del rescate y el pago del

mismo por la liberación de su hijo, durante el proceso no

hizo señalamiento alguno contra el impetrante, en cuanto

a su participación en los hechos delictivos que denunció.

En cuanto a los elementos de convicción

relativos a la existencia del dedo amputado a la víctima,

su embalaje y descripción criminalística; de la caja de

cartón en que fue encontrado el miembro cercenado y el

certificado de estado psicofísico realizado a la víctima *,

no son idóneos para demostrar la plena responsabilidad

penal del quejoso en el evento criminal, ya que con tales

pruebas lo que se acredita es el delito.

Cabe destacar que para la demostración de la

intervención del impetrante en la comisión del delito a

que no hemos venido refiriendo, la responsable destacó

la declaración ministerial del aquí quejoso * de diecisiete

de abril de dos mil once, misma que, como ya se dijo

debe excluirse por ilicitud.


40 D.P. 120/2016

Cuando rindió su declaración preparatoria y al

ampliar su declaración en la audiencia de duplicidad de

plazo constitucional, afirmó desconocer los hechos,

porque no conocía al aquí quejoso ni a los coprocesados,

no ha tenido una Combi, siempre ha sido comerciante; no

tiene apodo, no ratificó sus deposados ministeriales

porque dijo, lo estuvieron golpeando y amenazando con

hacerle daño a su familia; lo que reiteró al ampliar su

declaración ante el Juez de conocimiento y agregó que la

persona que le enseñaron como “**” era una persona

toda tatuada y recordó que los policías le enseñaron una

foto donde esa persona tenía dibujado un rostro con unos

cuernos en la parte de la panza y que cuando vio al aquí

quejoso en el Juzgado y a quién nunca lo había visto ni a

los otros que estaban ahí, se sorprendió porque el ahora

impetrante no tenía tatuajes ni el rostro del que le habían

enseñado los policías; no conoce a las personas que se

mencionan en la declaración ministerial; y al ser careado

con el cosentenciado *, señaló que no lo conocía, que las

fotografías que le mostraron los policías de “**” no era él

y que tampoco conocía a tal sujeto (fojas 755, 1193, tomo

VII; 25, tomo V; 275 vuelta y 593, tomo VIII, de la causa).


41 D.P. 120/2016

En tal contexto, es evidente que el aquí quejoso

ha negado haber participado en el evento criminal que se

le imputa; y en tal aspecto, la responsable, de manera

incorrecta, sostuvo que la retractación del quejoso de su

deposado ministerial obedeció a maniobras defensistas a

fin de eludir su responsabilidad y que éste no aportó

elementos que generaran convicción para robustecer su

dicho respecto a la denuncia de actos de tortura que dijo

sufrir por parte de servidores públicos; aserción que

implica violación al principio de presunción de inocencia

al pretender que sea el sentenciado quien acredite que

no está demostrada su plena responsabilidad en la

comisión de los delitos que se le atribuyen, cuando al

imputarse un ilícito al gobernado éste no es quien debe

probar su inocencia sino que corresponde a la parte

acusadora acreditar cada uno de tales extremos. Por

tanto, al agente del Ministerio Público correspondía

demostrar que el quejoso fue quien en compañía de

otros, privó de la libertad ambulatoria a **, para obtener

un rescate de seiscientos veintisiete mil pesos

($627,000.00) por su liberación, y que durante su


42 D.P. 120/2016

cautiverio le mutilaron el dedo meñique de la mano

izquierda; pues la carga de la prueba no le correspondía

al peticionario de garantías.

Por ende, la responsable valoró indebidamente

las pruebas que constan en autos con las que tuvo por

demostrada la responsabilidad penal de *** en la

comisión del delito de secuestro (con la finalidad de

obtener rescate) calificado (cometido en grupo de más

de dos personas, con violencia y durante el cautiverio se

cause daño [por mutilación] a la salud de la víctima),

cometido en agravio de **, dado que no son aptas para

integrar la prueba circunstancial en que se basó para

emitir juicio de reproche contra el aquí quejoso.

Así, la mayor o menor exigencia de datos

probatorios para tener por demostrado un hecho

delictuoso, y atribuirle su comisión a una persona, sobre

todo, cuando ésta la niega, se encuentra en relación

directa con los medios de prueba que, según la

experiencia y naturaleza de ese hecho, pudieran haberse

aportado para ese efecto. Ello es así, porque si no se

allegaron estas probanzas, sólo puede obedecer a que el


43 D.P. 120/2016

hecho no existió, o que siendo cierto, el órgano de

acusación no cumplió con su deber de aportarlas; por

tanto, un argumento adicional que pueda apoyar el por

qué las pruebas aportadas son insuficientes, puede ser el

de que pudiendo haberse allegado otras, de ser cierto el

hecho delictivo, no se aportaron.

Además, la carga de la prueba corresponde al

Ministerio Público; esto es, demostrar que en el caso, el

inculpado es la persona que participó en los hechos por

los cuales acusó, ya que los principios de debido proceso

legal y acusatorio, íntimamente relacionados con el

principio de presunción de inocencia, imponen al

Ministerio Público la carga de la prueba en tales

aspectos.

En efecto, el principio de debido proceso legal

implica que un inculpado debe gozar de su derecho a la

libertad, no pudiendo privársele del mismo, sino cuando

existan suficientes elementos incriminatorios y se siga un

proceso penal en su contra, en el que se respeten las

formalidades esenciales del procedimiento y se le


44 D.P. 120/2016

otorgue una defensa adecuada, que culmine con una

sentencia definitiva que lo declare plenamente

responsable en la comisión de un delito. Por otra parte,

corresponde al Ministerio Público la función persecutoria

de los delitos y la obligación (carga) de buscar y

presentar las pruebas que acrediten la existencia de

éstos y de la responsabilidad de los inculpados. Dichos

principios resguardan, de forma implícita, el principio

universal de presunción de inocencia consistente en el

derecho de toda persona, acusada de la comisión de un

delito, a ser considerada como inocente en tanto no

existan pruebas suficientes que destruyan dicha

presunción, esto es, que demuestren la existencia de

todos los elementos del tipo así como de su probable o

plena responsabilidad en la comisión de los ilícitos y que

justifiquen una sentencia condenatoria en su contra.

De manera tal, que es indudable que al dictar el

acto reclamado, la responsable transgredió los derechos

fundamentales del quejoso, al valorar en forma indebida

las pruebas, pues de una correcta apreciación de las

mismas, se colige que existe insuficiencia para justificar

la sentencia condenatoria contra **** por la comisión del


45 D.P. 120/2016

delito de secuestro (con la finalidad de obtener rescate)

calificado (cometido en grupo de más de dos personas,

con violencia y durante el cautiverio se cause daño [por

mutilación] a la salud de la víctima), cometido en agravio

de *.

En consecuencia, al vulnerarse la esfera jurídica

del gobernado, lo procedente es otorgar a **, en forma

lisa y llana, el amparo y la protección de la justicia federal

solicitada, contra la sentencia de siete de agosto de dos

mil catorce, dictada en el toca *, por la Sexta Sala Penal

del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México,

a fin de restituirle en el goce de sus garantías

conculcadas, en términos de lo establecido en la fracción

I del artículo 77 de la Ley de Amparo.

SEXTO. Obligaciones del Estado frente a la

posible comisión de actos de tortura.

Según lo estableció la Primera Sala de la

Suprema Corte de Justicia de la Nación, al resolver el

amparo directo 9/2008, Varios 1396/2011 y los amparos


46 D.P. 120/2016

directos en revisión 703/2012, 90/2014 y 1275/2014, de

conformidad con los artículos 1 y 22 de la Constitución

Federal, en relación con los artículos 1.1 y 5 de la

Convención Americana de Derechos Humanos, 1, 6, 8 y

10 de la Convención Interamericana para Prevenir y

Sancionar la Tortura; y 2, 4, 12, 13 y 15 de la Convención

contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles,

Inhumanos o Degradantes, todas las autoridades en el

ámbito de sus competencias, tienen, en general, el deber

de prevenir, investigar, sancionar y reparar cualquier acto

de tortura.

Asimismo, según se puntualizó en el amparo

directo en revisión 3457/2013, de la precitada Sala de

nuestro Máximo Tribunal, la Corte Interamericana de

Derechos Humanos, al resolver los casos Loayza

Tamayo Vs. Perú, Maritza Urrutia Vs. Guatemala, Bueno

Alves Vs. México, Cabrera García y Montiel Flores Vs.

México, ha puntualizado que la infracción del derecho a

la integridad física y psíquica de las personas es una

clase de violación que tiene diversas connotaciones de

grado y que abarca desde la tortura hasta otro tipo de

vejaciones cuyas secuelas físicas y psíquicas varían de


47 D.P. 120/2016

intensidad según los factores endógenos y exógenos

concurrentes al caso concreto; que entre los elementos

de la noción de tortura se incluyen métodos para anular

la voluntad de la víctima con el objeto de obtener ciertos

fines, tales como información de una persona y que en

algunos actos de agresión infligidos a una persona

pueden calificarse como tortura psíquica, particularmente

aquéllos que han sido preparados y realizados

deliberadamente contra la víctima para suprimir su

resistencia psíquica y forzarla a autoinculparse y confesar

determinadas conductas delictivas; que los elementos

constitutivos de la tortura, como afectación a la integridad

personal, son la existencia de un acto intencional, que

cause severos sufrimientos físicos o mentales y que se

cometa con determinado fin o propósito; y, que existe

para el Estado, el deber ineludible de investigar la tortura,

pues debe iniciar de oficio y de inmediato una

investigación imparcial, independiente y minuciosa que

permita determinar la naturaleza y el origen de las

lesiones advertidas, identificar a los responsables e

iniciar su procesamiento.
48 D.P. 120/2016

De ahí que, con independencia de la obligación

de los órganos de control constitucional, en torno al

reconocimiento y protección del derecho fundamental de

integridad personal y la prohibición de la tortura como

derecho absoluto, subsiste en todo momento la

obligación de instruir su investigación conforme a los

estándares nacionales e internacionales para deslindar

responsabilidades y, en su caso, esclarecerla como

delito, según se desprende de los artículos 21

Constitucional, 1, 3, 6 y 8 de la Convención

Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, así

como 1, 3 y 11 de la Ley Federal para Prevenir y

Sancionar la Tortura.

Ahora bien, en el caso concreto, el aquí quejoso

***, al ampliar su declaración en la audiencia de

duplicidad de plazo constitucional de diecisiete de mayo

de dos mil once (foja 25, tomo V de la causa), respecto a

la tortura dijo:

"no ratifica sus declaraciones ministeriales


porque me estuvieron pegando y amenazando en hacerle
daño a mi familia, por eso no reconozco la firma ni la
huella, de las declaraciones porque yo no las hice…".
49 D.P. 120/2016

Lo que ratificó al ampliar su declaración ante el

Juez natural el veintiuno de agosto de dos mil doce (folio

275 vuelta, tomo VIII del prceso), pero no ratificó sus

declaraciones ministeriales y al respecto agregó que no

la reconocía:

"…porque en todo momento estuvo amenazado,


que la licenciada de oficio del arraigo me dijo que no
tenía que firmar ninguna declaración o ninguna foja otra
[sic] que me dieran bajo presión, siendo que ella puso
una queja de que estaba siendo golpeado y me obligaron
a firmar bajo presión, de hecho esa queja existe en la
Comisión de Derechos Humanos y en ese momento que
le obligaron a firmar las declaraciones no había ninguna
persona de confianza o licenciado que yo nombrara, fue
hasta el momento que me hicieron firmar las
declaraciones que permitieron hablar con mi familia…".

Lo anterior no se atendió por la autoridad judicial

como una violación al procedimiento al tenor de la tesis

publicada en la página 1424, Libro 15, Febrero de 2015,

Tomo II, Décima Época, de la Gaceta del Semanario

Judicial de la Federación, de rubro "TORTURA. LA

OMISIÓN DEL JUEZ DE INVESTIGARLA


50 D.P. 120/2016

OFICIOSAMENTE CUANDO LA ALEGUE EL

PROCESADO, CONSTITUYE UNA VIOLACIÓN AL

PROCEDIMIENTO QUE TRASCIENDE AL

RESULTADO DEL FALLO.".

Sin embargo, como en el caso ya se analizó, el

ahora quejoso negó los hechos que se le imputan y no

existen pruebas suficientes para demostrar su

intervención en el evento criminal que se le atribuye,

resulta innecesario que este órgano colegiado conceda la

protección constitucional para que el Tribunal Unitario

responsable revoque el fallo de primera instancia y

ordene la reposición del procedimiento para que se

excluya del material probatorio su declaración ministerial

como violación de derechos fundamentales al referir

posibles actos de tortura.

Empero, surge para éste Tribunal Colegiado la

obligación de dar vista al agente del Ministerio Público de

la Federación adscrito para que realice las diligencias

que considere necesarias a efecto de que se investigue

la tortura descrita por el impetrante.


51 D.P. 120/2016

Por lo expuesto y fundado, además con apoyo

en los artículos 73, 74, 185 y 186 de la Ley de Amparo;

35 y 37, fracción I, inciso a), de la Ley Orgánica del Poder

Judicial de la Federación; este tribunal,

R E S U E L V E:

PRIMERO. La Justicia de la Unión ampara y

protege a ***, contra la sentencia de siete de agosto de

dos mil catorce, dictada en el toca *, por la Sexta Sala

Penal del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de

México.

SEGUNDO. Dese vista al Ministerio Público de

la Federación adscrito, para los efectos precisados en el

último considerando de esta ejecutoria.

Notifíquese; con testimonio de esta resolución,

devuélvanse los autos a la Sexta Sala Penal del

Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México;

y, requiérasele en términos del artículo 192 de la Ley de

Amparo, para que le dé inmediato cumplimiento, de lo

cual habrá de informar a este Tribunal Colegiado con la

misma prontitud, apercibido de que en caso de no cumplir


52 D.P. 120/2016

con tal requerimiento sin causa justificada, se le impondrá

multa de cien días de salario, con fundamento en la

fracción I del artículo 237, en relación con el 258, de la

citada Ley de la Materia; lo anterior sin perjuicio de remitir

el expediente a la Suprema Corte de Justicia de la

Nación, para la correspondiente tramitación de la

inejecución que podrá culminar con la separación de su

puesto y su consignación a las autoridades respectivas.

ASÍ, lo resolvió el Pleno del Cuarto Tribunal

Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito, por

unanimidad de votos de los Magistrados Héctor Lara

González (Presidente y Ponente), Elvia Díaz de León

D’Hers y Olga Estrever Escamilla, quienes firman ante el

Secretario de Acuerdos, Cristian Alberto Meza Jiménez,

quien autoriza y da fe.

MAGISTRADO PRESIDENTE:

HÉCTOR LARA GONZÁLEZ.

MAGISTRADA:
53 D.P. 120/2016

ELVIA DÍAZ DE LEÓN D’HERS.

MAGISTRADA:

OLGA ESTREVER ESCAMILLA.

SECRETARIO DE ACUERDOS:

CRISTIAN ALBERTO MEZA JIMÉNEZ.


EL SUSCRITO SECRETARIO DE ACUERDOS DEL CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN
MATERIA PENAL DEL PRIMER CIRCUITO, CERTIFICA: QUE LA PRESENTE HOJA ES
PARTE FINAL DE LA RESOLUCIÓN DICTADA EN EL JUICIO DE AMPARO 120/2016, EN LA
QUE POR SESIÓN DE ESTA MISMA FECHA ESTE TRIBUNAL COLEGIADO RESOLVIÓ POR
UNANIMIDAD DE VOTOS, CONCEDER EL AMPARO Y PROTECCIÓN DE LA JUSTICIA DE
LA UNIÓN A MIRSHA OCTAVIO LIMA HERNÁNDEZ Y DAR VISTA AL MINISTERIO
PÚBLICO DE LA FEDERACIÓN.- CIUDAD DE MÉXICO A SIETE DE JULIO DE DOS MIL
DIECISÉIS.- DOY FE. - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

LIC. CRISTIAN ALBERTO MEZA JIMÉNEZ.

Se giró el oficio 3883


El licenciado(a) Rafael Primo GarcÃ-a, hago constar y certifico que en términos
de lo previsto en los artículos 8, 13, 14, 18 y demás conducentes en lo relativo
de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública
Gubernamental, en esta versión pública se suprime la información considerada
legalmente como reservada o confidencial que encuadra en el ordenamiento
mencionado. Conste.

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