PASOS PARA LA MADUREZ ESPIRITUAL. Base bíblica 1 de Pedro 13-10
A la virtud, conocimiento; Necesitamos comprender por medio de la razón la
Hay muchas personas que se definen así mismas como cristianos
independientemente de su denominación religiosa, pero muy comúnmente sus
actitudes son poco cristianas como los celos, la envidia, el chisme, la difamación, las
mentiras, la exageración, la cizaña, la calumnia y la incredulidad entre otras. Esto hace
surgir una pregunta ¿Por qué sucede esto, si se supone que el signo de Cristo sobre
su iglesia es el amor?, la respuesta es sencilla, no hemos avanzado hacia la madurez
en nuestra vida espiritual. Y nuestro pasaje bíblico de hoy es muy claro en este sentido
y nos muestra una ruta que debemos seguir si queremos crecer en nuestra vida
espiritual.
“Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por
su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y
excelencia,4 por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas,
para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido
de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia;5 vosotros
también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la
virtud, conocimiento;6 al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a
la paciencia, piedad;7 a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.
8 Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni
sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.
9 Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado
la purificación de sus antiguos pecados. Por lo cual, hermanos, tanto más procurad
hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis
jamás.” (1 Pedro 1: 3-10)
Hay mucha riqueza en este texto, pero por hoy sólo tomarémos los versículos del 5 al
7: Dios espera que seamos diligentes en nuestro crecimiento espiritual, en cambio
nosotros esperamos que sea El Señor el que haga todo en nosotros; queremos que
Él nos cambie, que Él cumpla sus promesas y que nos facilite el trabajo. Nuestra
incorrecta expectativa es la que produce cristianos errados, feligreses frustrados y
creyentes vacíos; Dios es claro y nos dice que Él ya hizo su parte entregándonos a su
Hijo, dándonos Sus promesas y cambiando nuestra naturaleza, ahora es nuestro turno
de hacer un esfuerzo diligente para ir creciendo espiritualmente, y nos propone una
estrategia clara para lograrlo:
1. Añadid a vuestra fe virtud; Todo inicia con la pequeña medida de fe que se nos
ha dado para creer que hay un Dios y que es galardonador de los que le buscan
(Heb. 11:6); y a esta fe se le añade la virtud. La virtud es la disposición habitual de
hacer el bien. De nada sirve nuestra fe si no la acompañamos con buenas obras,
y para ello necesitamos “querer conscientemente” hacer el bien a los demás.
2.
naturaleza, cualidades y atributos de Dios para imitarlo tal como hicieron sus
discípulos. También tenemos un llamado a escudriñar todo aquello que nos rodea
para entenderlo sin permitir que cambie nuestra buena conducta.
3. Al conocimiento, dominio propio; El dominio propio es la habilidad de conquistar
nuestro carácter, refrenar los impulsos y los instintos, controlar nuestras emociones
para actuar acorde a lo que hemos conocido acerca de la Voluntad de Dios por
medio de Su Palabra. De tal forma que la naturaleza divina que nos ha sido
regalada empiece a desplazar nuestra vieja naturaleza egoísta, orgullosa y
pecaminosa, y actuemos obedientemente para honrar a Dios.
4. Al dominio propio, paciencia; El vivir con templanza, tratando de menguar
nuestra personalidad y educando nuestro temperamento puede producirnos una
buena dosis de impaciencia y frustración, por eso Dios nos advierte que debemos
cultivar una buena actitud para poder soportar contratiempos, dificultades y
problemas.
5. A la paciencia, piedad; La piedad no solo significa compasión, también significa
devoción, es decir, una actitud de profundo respeto y admiración inspirada por la
dignidad que Dios confiere a todos los seres humanos; que nos lleve a aceptar su
singularidad sin juicios ni deseos de control.
6. A la piedad, afecto fraternal; El resultado de actitudes piadosas y devotas se
traduce como un cariño natural, no forzado, parecido al que se produce dentro del
seno familiar. Hablamos de la capacidad de ver a nuestros semejantes como
miembros de nuestra propia familia.
7. Y al afecto fraternal, amor. Esta es la Visión de Dios, todos somos sus hijos, todos
somos hermanos entre sí, necesitamos tomar una decisión clara, rotunda y
contundente de amar, es decir, de aceptar a las personas tal y como son y
extenderles nuestra buena voluntad en la que van incluidas la tolerancia y el
perdón.
Conclusión
Difícilmente Dios otorgará poder y autoridad a cristianos inmaduros, por eso mismo,
muchas iglesias están viviendo de legalismo y religiosidad; no hay poder ni vida en las
congregaciones, si queremos recuperar la gloria de la primera iglesia de la que habla
el libro de Hechos, necesitamos madurar hasta llegar a la estatura del Varón Perfecto
que es nuestro Señor Jesucristo, quien por amor se entregó para salvar nuestra vida.
Es tiempo de dejar de ver lo que hace el otro, y centrar nuestra vista en la Visión de
Dios, en ser parte activa del establecimiento de Su Reino mediante el amor que no
juzga ni se envanece, sino que todo lo espera y todo lo soporta