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MARÍA ¿Madre? Pero si Jesús le llama es "mujer"?

Este es un conocido argumento con el cual algunos pretenden decir que María Santísima
no es digna de ser llamada "madre nuestra" y mucho menos ser objeto de devoción
puesto que ni Jesús mismo sentía hacia ella un amor filial y que es más, hasta parece
desconocerla (Marcos 3,33-34). Esto desafortunadamente para su propia perdición,
porque sin proponérselo los que esto afirman insultan la santidad de Cristo, como Dios
encarnado y sujeto a si mismo a la excelsa ley de honrar a padre y madre (único
mandamiento con promesa Efesios 6,2).
Pero por el contrario, para nosotros los católicos y los primeros protestantes en el sentido
de las escrituras este es un momento muy decisivo para entender a María Santísima y su
lugar en la Iglesia:

♦ Juan 2,4-5 Y Jesús le dijo: MUJER, ¿qué nos va a ti y a mí en esto ? Todavía no ha


llegado mi hora. Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que El os diga.

♦ Juan 19:26 Y cuando Jesús vio A SU MADRE, y al discípulo a quien El amaba que
estaba allí cerca, dijo a su madre: ¡MUJER, he ahí tu hijo! Después dijo al discípulo: ¡He
ahí tu madre! Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su propia casa.

Ahora, recordemos la escritura en sus momentos cruciales para abordar este tema.
♦ Isaías 7:14 Por tanto, el Señor mismo os dará una SEÑAL: He aquí, una virgen
concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel (Dios con nosotros).
♦ Apocalipsis 12:1 Y una GRAN SEÑAL apareció en el cielo: una mujer vestida del sol,
con la luna debajo de sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza;
♦ Lucas 1:43 ¿Por qué me ha acontecido esto a mí, que la madre de mi Señor venga a
mí?

"Mujer" Antes:
♦ Génesis 3,15 Y enemistad pondré entre ti y la MUJER, y entre tu simiente y la simiente
suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.

"Mujer" Después:
♦ Apocalipsis 12,17 Entonces el dragón se enfureció contra la MUJER, y salió para hacer
guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de
Dios y tienen el testimonio de Jesús.

Entonces, cómo nos encontramos nosotros los católicos representados en este asunto
cuando llamamos a María MADRE DE DIOS Y NUESTRA? Quiénes son los promotores
únicos y eternos de la señal de Isaías para el aun incrédulo pueblo judío? Pero aun hay
en la Iglesia quien teme identificar a María como la gran señal del Apocalipsis.
Esto de decirle "mujer" no es un asunto de desprecio. Pensemos, ¿ Él Dios que hasta
reconoce la gloria de Salomón Mateo 6:29 quien le fallaría en contumacia desconociendo
a la mujer de fe y obediente?. Evidentemente, algo falla en ese razonamiento.
Todo lo contrario, al llamarle mujer, son momentos sublimes en los que María, para el
buen entendedor, es categorizada singularmente. En el primero, ella misma incita el inicio
de la manifestación pública del Salvador. En el segundo es entregada como madre al
discípulo amado, quien le acompañara hasta el final y en persona suya a la Iglesia en un
entendimiento congruente y en contexto de la Sagrada Palabra.

No es verdad que tan odioso argumento, más que intentar transmitir piedad, por el
contrario más parece heder a azufre?
En Lucas 11, 27-18 al decir JESÚS "Bienaventurado quien escucha la Palabra de DIOS y la pone en
práctica" está poniendo la balanza de la mujer en su valor real, como dijera San Agustín "en Sancta
Virginitate"…"Más bienaventurada es María al recibir a CRISTO por la fe que al concebir en su seno
la carne de CRISTO". Por qué Jesús llama en los Evangelios “mujer” a María en vez de Madre?
La Palabra de Dios no relata la vida familiar de Jesús, relata todo lo concerniente a la Salvación, sin
duda Jesús le diría "Mama" como todo buen Judío que está bajo el mandamiento de "HONRAR
PADRE Y MADRE”. Cuando Jesús llama "mujer" a María lo hace para definir quién es ella en el Plan
de la Salvación. María es la Nueva Eva, la Eva obediente a Dios (no como la otra).Si vas al capítulo
2 de génesis veras que Dios llamo al ser que creo como compañía del hombre, MUJER
Génesis 2, 23 El hombre exclamó:
"¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Se llamará Mujer, porque ha sido sacada
del hombre".
EN ESE MOMENTO QUE SE LLAMABA "MUJER", ESTE SER NO TENIA PECADO Y ERA VIRGEN
Después del pecado Adán llama a la mujer "Eva" que quiere decir "MADRE" y tiene relaciones con
ella
Génesis 3, 20 El hombre dio a su mujer el nombre de Eva, por ser ella la madre de todos los
vivientes. 21 El Señor Dios hizo al hombre y a su mujer unas túnicas de pieles y los vistió.
Génesis 4, 1 El hombre se unió a Eva, su mujer, y ella concibió y dio a luz a Caín. Entonces dijo: "He
procreado un varón, con la ayuda del Señor".
Por lo tanto, María es la MUJER antes del pecado "en Gracia y Virgen" en contraposición a "Eva"
"madre y desobediente".

«¡Mujer, ahí tienes a tu Hijo!


¡Hijo, ahí tienes a tu Madre!»

Desde lo alto de la Cruz. Desde el dolor. Desde el olvido y traición de tantos, la


incomprensión de tantos, el Señor Jesús tiene unas palabras cargadas de dulzura
y sentido profético para con su Madre. ¡Mujer, ahí tienes a tu Hijo!, le dice a
Santa María. Es una palabra con ecos que provienen de los umbrales de la
historia cuando Dios le prometió al hombre que la Salvación habría de venir.
Desde la misma Cruz del dolor y de la esperanza, el Señor ilumina la identidad
de su Madre. Jesús le dice que Ella es la Mujer, aquella de quien dependió el
ingreso de la Salvación en la historia. En esta palabra el Señor esboza y resume
lo grandioso del misterio de María, su rol dinámico participatorio en la historia
salvífica de la humanidad. Su maternidad no es un hecho aislado, revela Jesús; su
maternidad es piedra angular de la vida del cristiano, luz que esclarece, calor que
alienta, fuerza y esperanza que cimientan.

Y, completando el mensaje que alguien ha llamado el último testamento del


Señor, Jesús le dice a todos sus amigos fieles en aquel que es el apóstol fiel por
excelencia: ¡Hijo, ahí tienes a tu Madre! Al hablarnos a todos nosotros en San
Juan, el Señor Jesús, desde la Cruz de la Salvación nos confirma el misterio de la
maternidad espiritual de María. Ella, ¡la Madre de Dios!, ¡Madre nuestra! ¡Qué
hermoso legado del Hermano mayor! Hay en esto todo un programa de vida, todo
un camino para el peregrino que siente en su corazón la nostalgia del encuentro
con el Padre. Cada hecho, cada palabra del Señor recogida en el Evangelio son
iluminación del sendero que nos conduce a la semejanza, a la Casa del Padre.

¡María, nuestra Madre! Por voluntad del Señor, María madre de todos los que
buscan abrirse a Jesús en un encuentro plenificador que guíe todos los momentos
de su permanencia en el mundo. Por los propios designios del Salvador, Él nos
señala el camino más adecuado de aproximación: por María. San Pío X,
haciéndose eco de la voluntad de Dios, decía: «No hay camino más seguro y fácil
que María por el cual los hombres pueden llegar a Cristo». Y es que todo en
María apunta a Jesús. Amando a María se llega a amar plenamente al Señor
Jesús.

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