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Consejos para un nuevo pastor

En la iglesia donde me congregaba se ordenó hace años a un hermano muy apreciado para servir como
pastor. Para darle la bienvenida, hablé con un par de decenas de amigos que sirven como pastores en
otras iglesias y les pedí que me enviaran algunos consejos que le darían a un nuevo pastor. Aquí está el
resumen de lo que ellos le dirían a un hombre joven que se está iniciando como un nuevo pastor. Por eso
Josué quiero decírtelas hoy.

1. Ora (1 Samuel 12:23)

La autosuficiencia será tu tentación más persistente. La confianza en el Señor se cultiva a través de la


oración. Ora por ti mismo. Ora por tu familia. Ora por la iglesia. Ora con y por los otros pastores. Ora, y
luego, ora un poco más.

2. Aprende a escuchar (Santiago 1:19)

Este fue, por mucho, el consejo más repetido. Como nuevo pastor, es probable que sientas la presión de
“probarte a ti mismo”. No caigas en esta trampa. Jesús te ha llamado a servir, y la iglesia ha reconocido
este llamado. Escucha a los otros pastores, especialmente a aquellos que han servido durante mucho
tiempo. Durante las reuniones, escucha cómo la conversación va progresando y limita tu impulso.
Escucha a la congregación. Sé uno de ellos y haz preguntas. Nosotros aprendemos más cuando
escuchamos, por tanto escucha el doble de lo que hablas.

3. Aprende a hablar (Proverbios 25:11)

Algunos hermanos se sienten intimidados como nuevos pastores y quieren evitar ser vistos como
agresivos o arrogantes. Pero el Señor te ha dado una perspectiva única que, después de haber escuchado,
debe ser compartida si va a ser beneficiosa a la conversación.

4. Confía en la sabiduría de tus compañeros ancianos (Proverbios 11:14)

Debes confiar en que el Espíritu Santo está guiando a cada uno de tus compañeros ancianos. Espera a ser
edificado, alentado y desafiado por ellos. Aprende a ser paciente y ver cómo el Espíritu obra a través de
ellos. Al servir humildemente al lado de estos hombres, te sorprenderás al ver cómo el Señor usa cada
uno de tus dones y perspectivas únicas para liderar y amar a la congregación.

5. Debes estar dispuesto a perder aprobación (Efesios 5:21)

Hay batallas que pelear hasta la muerte, pero debes elegirlas sabiamente. Es sabio y humilde el diferir de
otros hermanos. Esto puede ser difícil cuando se tiene una fuerte opinión sobre algo, pero hay que
confiar en que Dios puede dirigir a la iglesia en una dirección que no puedes ver. Cuando sientas que no
estás siendo escuchado, haz una pausa y ora en silencio. Tienes que aprender a confiar en los demás
hermanos con quienes sirves.

6. Cuidado con el temor a los hombres (Proverbios 29:25)

El temor a las opiniones de otros puede evitar que digas cosas que debes decir. También puedes ser
tentado a decir cosas que no deberías decir. Recuerda que vives para agradar al Señor y no a los demás.
No trates de impresionar a los demás. No retengas palabras necesarias de confrontación. Habla, sirve, y
ama a las personas como para el Señor. Esto te mantendrá a salvo.
7. No te compares con los otros pastores (Romanos 12:3)

El Espíritu Santo nos ha dotado a cada uno de nosotros de forma única. No te veas inmerso en
comparaciones carnales o competencias con otros hermanos. Tú eres un siervo del Rey llamado a servir
junto a los hermanos que están dotados de manera similar y diferente de lo que tú lo estás. Regocíjate en
los dones que les ha dado a ellos y ten contentamiento con los que Él te ha dado a ti.

8. Construye amistades con otros pastores (Proverbios 17:17)

Tú y los otros pastores están luchando juntos contra las puertas del infierno. Ustedes se necesitan el uno
al otro. Y aunque no serás el mejor amigo de cada pastor, debes buscar pasar tiempo personal con ellos.
Haz desayunos, almuerzos, o reuniones juntos. Pasa tiempo con ellos, especialmente con los que no
“haces clic”. Haz todo lo posible por ser un “Bernabé” para los otros hermanos; van a necesitar de tu
aliento. Sé el amigo que deseas que otros sean para ti (Mateo 7:12). Las relaciones que establezcas con
tus hermanos te sostendrán en la neblina de la batalla.

9. Habla bien de otros pastores y miembros de la iglesia (Santiago 4:11, 5: 9)

Siempre se pueden encontrar razones para expresar quejas contra otras personas. Casi siempre deberás
refrenar tu lengua. Busca evidencia de gracia en otras personas y asegúrate de destacarlas en tus
conversaciones. Sin duda habrá tiempo para la crítica y el reproche, pero hablar bien de los demás será
glorificar a Dios y permitir que la gente confíe en ti como un pacificador.

10. Rinde cuentas a otro pastor (1 Timoteo 3:2)

Tu oficio como pastor está supeditado a tu carácter. Y como sabes bien, la santidad no se da de repente.
Debes luchar por ella. Nunca vas a ser un hombre perfecto, pero debes pelear contra el pecado. Y el
pecado prospera de forma aislada. Tener otro anciano al cual rendir cuentas es esencial en el ministerio.

11. Haz de tu familia tu ministerio principal (1 Timoteo 3:4-5)

Si eres soltero, supervisa tu propia vida en todos los ámbitos de la pureza y dignidad. Si estás casado, tu
familia es tu primer rebaño. Asegúrate de cultivar tiempo con tu esposa. Protege tus citas con ella.
Protégela de información que la llevará a frustración hacia otros miembros de la iglesia o pastores. Ama
a tus hijos. No disciplines a la iglesia a expensas de disciplinar a tus hijos. Esto los tentará a odiar a la
iglesia que recibe de ti lo que ellos más necesitan recibir.

12. Ama la iglesia (Juan 15:12)

Jesús derramó su sangre por la iglesia que pastoreas. Así es lo mucho que Él la ama. Él te ha llamado
para mostrarles el mismo tipo de amor. Somos siervos de la grey que hemos rendido nuestros derechos
para que la iglesia puede ver a Cristo en nosotros. Ámalos con lo que dices pero di la verdad. Ámalos en
cómo lo dices siendo gentil y tierno. Ámalos ahuyentando los lobos que buscan hacerles daño. Ese tipo
de paciencia y amor cuidadoso en algunos momentos será difícil. Serás tentado a sentir amargura. La
gente pecará en maneras que te irritarán y romperán tu corazón. La gente se resistirá a tu consejo. Esta es
la razón por la que la cruz debe ser central en tu pastoreo.

13. Desarrolla una piel gruesa (Salmos 109:4)

Si vas a perseverar como un pastor, debes aprender a no ser ofendido fácilmente. La gente te dirá cosas
duras. La gente va a malinterpretar lo que digas. La gente se molestará por el tono, a pesar de que habrás
intentado bastante el hablar suavemente. Debes pedirle a Dios que te ayude a recordar que, “el que cubre
un delito busca el amor” (Proverbios 17: 9) y que “el amor todo lo soporta” (1 Corintios 8). Pídele a
Dios que te ayude a no ser demasiado sensible a la crítica, sino a desarrollar una piel gruesa que le
permitirá a tu corazón permanecer suave hacia la iglesia.

14. Echa tus cargas en el Señor (1 Pedro 5: 6-7)

En 2 Corintios 11, Pablo habla de su “ansiedad diaria por todas las iglesias”. Tú no vas a tener muchas
iglesias por las cuales preocuparte, pero la ansiedad que enfrentarás desde tu iglesia demostrará ser
suficiente. Escucharás historias desgarradoras. Las tragedias te sorprenderán. Serás llamado a llevar las
cargas de las personas. Matrimonios rompiéndose pesarán en tu mente. La preocupación por ovejas
descarriadas te mantendrá despierto por la noche. Tú sostendrás la mano de los santos que sufren. La
gente te va a calumniar. La gente va a malinterpretarte. La gente va a tomar tu trabajo por sentado. Pero
la buena noticia es que Jesús tiene cuidado de nosotros y nos llama a echar nuestras cargas sobre sus
brazos eternos. No lleves tu ansiedad por ti mismo. Llévalas al Señor.

15. Permite que tu incapacidad se convierta en tu fuerza (2 Corintios 12:9)

A menudo tendrás dificultades en saber qué hacer. La gente irá donde ti en busca de sabiduría, pero no te
sentirás como si la tuvieras. Tu capacidad para soportar las vidas rotas de aquellos que pastorearás será
inferior a la voluntad para llevarlo a cabo en algún momento. Tu incapacidad es una oportunidad para
que Jesús sea magnificado. Pídele por la sabiduría, la fuerza y la gracia que necesitarás para servir como
un hombre débil.

16. Exige de ti mismo (1 Timoteo 4:15)

Estudia nuevos temas teológicos. Ten la disposición de hacer las cosas que son incómodas como la
predicación, la enseñanza, la oración pública, asesoramiento y cualquier otra cosa que pudiera bendecir a
la iglesia. No te limites a tu posición, esfuérzate continuamente para afilarte a ti mismo.

17. Lee tu Biblia (Josué 1:8)

Tú debes ser un hombre de la Palabra. Necesitas de la Palabra de Dios para alimentar tu propia
alma, necesitas conocer la Palabra de Dios para alimentar y defender las almas de las ovejas. Si
descuidas la devoción constante con Dios a través de su Palabra, te apoyarás en tu propia prudencia y sin
duda harás daño espiritual a ti mismo y a otros. Tu pastoreo fluye de tu unión permanente con Cristo,
que brota de permanecer en su Palabra (Juan 15:7-8).

18. Ora

Ya has olvidado lo mucho que necesitas orar. Permanece en Jesús y fortalécete en Él. Ora y, después,
ora un poco más.

Escrituras para meditar con regularidad:

 Ezequiel 34: 1-31


 Juan 10: 1-42
 Hechos 20: 17-38
 Filipenses 2: 1-11
 1 Timoteo 3: 1-7
 Tito 1: 5-9
 1 Pedro 5: 1-8
 Apocalipsis 2-3

Harías bien en leer 1 Timoteo, 2 Timoteo y Tito en su totalidad cada mes.

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