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PROYECTO DE EGRESO

Tema:

Maltrato Infantil

Integrantes:

 Yessica Tamara Fernández Mendoza 5.931.748 …………………...


 Liz Mabel Aguayo Casco 6.800.563 …………………...

Asesora: Nancy Priscila Pérez Vargas

Curso: 3ero. Sección: “A” Turno: Mañana

Énfasis: Ciencias Sociales

Año: 2018

Hernandarias - Paraguay
Introducción
En las páginas siguientes estaremos tratando sobre el maltrato infantil.
A través del tiempo se han hecho investigaciones acerca del maltrato infantil, el
cual ha sido un problema para la sociedad y que se ha ido dando durante el
paso del tiempo.
El uso intencionado de la fuerza física u omisión de cuidado por parte de los
padres viene siendo lo que es el maltrato. La mayor parte de los padres que
abusan de sus hijos, habían sufrido ellos también la misma situación por parte
de sus progenitores.
Existen diferentes maneras de cómo se puede maltratar a un infante los cuales
son: física, emocional, psicológica o mental, por abandono o negligencia o por
abuso sexual.
Al paso del tiempo el maltrato puede producir consecuencias en el desarrollo
del niño. Una de ellas es que afecta en su crecimiento, en su conducta,
también puede causar traumas psicológicos o trastornos mentales.
Después de haber sido maltratado un niño puede presentar una serie de
conductas como de inferioridad, rechazo, inseguridad y miedo.
Esta investigación plantea cuales son las características del maltrato, cuáles
son sus consecuencias, así mismo los tipos de maltrato que se dan en los
niños, pero también se dará información sobre las instituciones a las cuales se
puede acudir para ayudar a los niños maltratados.

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Desarrollo
“El niño, como el huevo, en nido de piedad será paloma o en nido de rencor
será serpiente”
Palencia.

Pobreza, hambre, desesperación, soledad, desesperanza, abusos y


prostitución son algunos de los factores que rodean y caracterizan a nuestra
sociedad actual. Sin embargo, una de las peores y más dolorosas situaciones
que un menor puede vivir es la del maltrato infantil. Este es un hecho que ha
venido en aumento y que nuestra sociedad colombiana lo percibe como un
comportamiento erróneo y desaprobado en toda instancia, pero a la vez se ve
como algo tan común que hace parte del diario vivir.

«El maltrato infantil no es solamente un problema de salud pública. Es un


problema social mucho más profundo» involucra a todos los miembros de la
comunidad y es una responsabilidad del Estado, en primer lugar, detectarlo,
prevenirlo y darle la atención adecuada a las personas y a las familias inmersas
en el problema.

Algunos padres no pueden o no satisfacen las necesidades más básicas de


sus hijos. Sin alimentación, los niños mueren de hambre; sin ropa, padecen de
frío; al quedar solos perecen en incendios. Otros niños son víctimas de abusos
constantes: son pateados, golpeados, quemados, sacudidos, arrojados contra
las paredes, asfixiados, víctimas de abuso sexual e incluso quemados vivos.
Son víctimas de humillaciones, trabajos forzosos y viven aterrorizados por las
personas que se suponen los cuidan. Esto es lo que a diario los medios de
comunicación se encargan de difundir y es realmente alarmante.

¿Por qué los adultos abusan de los niños o los descuidan? La respuesta es
compleja ya que la causa del maltrato incluye muchos factores.

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El problema puede apreciarse desde una perspectiva ecológica donde se
consideran factores asociados con el niño, el abusador (microsistema), la
comunidad (exosistema) y la sociedad en general (macrosistema).

Hoy en día se aprecia más de cerca la interacción de los diferentes factores


que causan el abuso. El maltrato se considera como un síntoma de una
perturbación extrema en la crianza del niño, la cual suele aparecer en el
contexto de otros problemas familiares graves como pobreza, alcoholismo,
estrés o comportamiento antisocial.

Es muy común que el abuso comience cuando uno de los padres está ansioso,
deprimido o agresivo, empieza a perder el control físico sobre el niño, luego
pierde el control sobre su propio comportamiento y termina sacudiendo,
golpeando o lastimando de alguna manera al menor. Los padres descuidados,
de otro lado, tienen más probabilidad de mostrarse apáticos, incompetentes,
irresponsables y de ignorar a sus hijos.

Las mayores necesidades de los niños víctimas de abusos pueden surgir de


problemas de salud, personalidades “difíciles” o incapacidades específicas.
Estos niños tienen más probabilidad de haber sido bebés prematuros o con
bajo peso al nacer, ser hiperactivos, presentar retraso mental o discapacidades
físicas, o presentar anormalidades en el comportamiento. Es posible que los
componentes relacionados con el niño no ocasionen el abuso inicial sino que
sirven para mantenerlo. Por tanto, el abuso mismo afecta a los niños
convirtiéndolos en seres más agresivos y desafiantes que perpetúan el ciclo.

Por otro lado, el mundo exterior, puede crear un clima que favorece la violencia
familiar. El desempleo, la insatisfacción con el trabajo, el aislamiento social, los
lazos sociales limitados, la falta de asistencia o de confianza en la persona más
cercana en el cuidado y la pobreza son todos factores muy relacionados con el
niño.

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Dos factores culturales que parecen llevar al abuso infantil son la violencia
criminal y la creencia en el castigo físico para los niños. Los resultados del
abuso o del descuido infantil no solo son de índole emocional o de
comportamiento sino que cualquiera de ellos puede producir consecuencias
graves. A menudo, los niños víctimas de abusos presentan retrasos en el
lenguaje y en su desarrollo emocional y cognoscitivo. Además, tienen más
probabilidad que los demás niños de volverse agresivos, delincuentes o
criminales en la edad adulta.

Es probable que los adolescentes que tuvieron problemas durante su infancia


tengan problemas emocionales, cognoscitivos y de desarrollo, evidentemente
debido al descuido emocional. Los adolescentes que fueron víctimas de abuso
en su infancia pueden reaccionar escapando (lo cual puede convertirse en una
medida de autoprotección más saludable) o adoptando actividades
autodestructivas como el consumo de drogas.

El maltrato emocional se ha relacionado con actitudes en el niño como mentir,


robar, tener baja autoestima, desajustes emocionales, dependencia, bajos
logros, depresión, detención del crecimiento, agresión, desórdenes en el
aprendizaje, homicidio y suicidio al igual que con perturbaciones psicológicas
en su vida posterior.

Todos estos factores hacen pensar y reflexionar en la importancia de prevenir e


intervenir en la problemática de maltrato que en los últimos tiempos ha sido la
causa más influyente a la hora de encontrar familias disfuncionales donde los
niños son los más afectados; pero aún es más importante abarcar la
problemática con los directamente implicados (niños, padres y maestros) en los
diferentes contextos educativo y familiar pero de manera conjunta de forma que
ambas partes tienen responsabilidad en el problema y también en la solución.
Encontrar herramientas de prevención brindados por la misma comunidad en
estos contextos es la tarea más importante a la hora de actuar o de intervenir.

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Se denomina maltrato infantil o abuso infantil a cualquier acción (física, sexual
o emocional) u omisión no accidental en el trato hacia un menor, por parte de
sus padres o apoderados, que le ocasiona daño físico o psicológico y que
amenaza el desarrollo de tales funciones.
Se distinguen cinco tipos básicos de maltrato infantil:
 El abuso físico
 El abuso sexual
 El maltrato emocional
 El abandono físico
 El abandono emocional

Concepto
La definición de maltrato o abuso implica una valoración social en relación a lo
que es peligroso o inadecuado para el niño. Y aquí reside precisamente gran
dificultad para definirlo, ya que hay una falta de consenso social respecto a lo
que constituyen formas de crianza peligrosas e inaceptables. Resulta difícil
establecer la raya de separación entre lo que es un maltrato y lo que no lo es.
De acuerdo a la OMS el maltrato infantil se define como los abusos y
desatenciones que reciben los menores de 18 años, incluyendo maltrato físico,
psicológico o sexual que dañen su salud, desarrollo o dignidad o bien que
pongan en riesgo su supervivencia.
El maltrato infantil ha sido un conflicto que ha persistido desde los pueblos y
civilizaciones de la antigüedad donde utilizaban a los niños para realizar
sacrificios y rituales. Sin embargo, según este texto, no hace tanto tiempo que
la sociedad obtuvo control sobre el abuso en los menores de edad. En los
Estados Unidos se creó una organización la cual, se dedicó ayudar a niños
desamparados y la misma fue conocida como “Child Welfare Movement”
(Movimiento Bienestar de la Infancia). Además surgieron otras organizaciones
contra el maltrato infantil tal como la Sociedad Neoyorquina para la Reforma de
los Delincuentes Juveniles en 1825, cuyos propósitos fue ayudar a niños
maltratados y abandonados por sus padres o familiares. Años más tarde se
fundó en el estado de Nueva York la “Society for Prevention of Cruelty of

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Children” la cual, surgió como fuente de inspiración para desarrollar otras
organizaciones contra el abuso infantil en los Estados Unidos y Europa.
Aunque, según el texto, en 1874 fue la primera vez que se ganó un caso
referido al abuso o maltrato de infantil cuando una menor de nueve años nativa
del estado de Nueva York fue sometida a abuso físico. Una trabajadora de
caridad ayudó a la criatura y la misma acudió a la Sociedad Americana para la
Prevención de crueldad de los animales donde la trabajadora, encargada del
caso de la menor expresó lo siguiente: “la menor merecía tanta protección
como a un perro común” y con estos testimonios pudieron ganar el caso.

Abuso y descuido
El maltrato tiene muchas formas y cualquiera de ellas casi siempre va junto con
una o más de las otras (Belsky, 1993):
 El abuso infantil incluye lesiones físicas, en un patrón que con frecuencia
se denomina como el síndrome del niño golpeado (Kempe, Silverman,
Steele, Droegemueller y Silver, 1962).
 El abuso sexual es cualquier forma de contacto sexual entre un niño y
una persona mayor.
 El descuido infantil es cuando el niño carece de los elementos
necesarios para su alimentación, vestido y supervisión.
 El descuido emocional puede ser causa del síndrome conocido como
fracaso no orgánico para crecer: un bebé deja de crecer y ganar peso en
casa a pesar de contar con una adecuada nutrición pero mejora cuando
se le traslada a un hospital y cuenta con apoyo emocional.
 El abuso emocional implica causar daño por acción u omisión a un niño,
de manera que se deteriore su funcionamiento físico, emocional,
cognoscitivo o de comportamiento. Puede incluir rechazo, terror,
aislamiento, explotación, degradación, ridiculización o corrupción.

Causas del abuso y el descuido: factores de riesgo

El problema puede apreciarse desde una perspectiva ecológica como lo indicó


Belsky, (1993), en donde se consideran los siguientes factores:

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El Microsistema

El abusador o la persona que descuida al niño.

En el pasado, la madre solía ser la persona abusadora probablemente por ser


quien más tiempo pasaba con el niño. No obstante, análisis más recientes
sugieren que los hombres (puede ser o no el padre del niño) están más
involucrados en el abuso infantil. Esto tiene particular validez en el abuso
sexual y en las lesiones graves o fatales (Browne y Finkelhor, 1986).

En el pasado, médicos y psicólogos estudiaron los aspectos físicos del abuso y


lo consideraron como una perturbación psicológica de los padres. Hoy en día
se aprecia más de cerca la interacción de los diferentes factores que causan el
abuso.

Aunque más del 90% de los abusadores no son psicóticos y no tienen


personalidades criminales, muchos viven solos, son infelices, ansiosos,
deprimidos, furiosos, agresivos y están sometidos a una gran presión. Con
frecuencia tienen problemas de salud o de abuso de drogas que menoscaban
su capacidad para educar a sus hijos, su nivel de autoestima es bajo y tienen
un deficiente control de sus impulsos.

Casi un tercio de los padres abusadores fueron a su vez víctimas de abusos


durante su infancia. Algunos utilizan su poder sobre los niños como un esfuerzo
mal dirigido para lograr el control sobre la vida de estos. Los padres que
descuidan a sus hijos tienden a ser impulsivos e infantiles y es frecuente que
presenten problemas para planear las opciones de su propia vida. Los adultos
que abusan sexualmente de los niños parecen tener un amplio rango de
desórdenes en su personalidad.

A menudo, los abusadores odian lo que hacen pero se sienten impotentes para
detenerse. Con frecuencia carecieron de unos buenos padres y no saben cómo
serlo con sus propios hijos. Es muy común que el abuso comience cuando uno
de los padres está ansioso, deprimido o agresivo, empieza a perder el control
físico sobre el niño, luego pierde el control sobre su propio comportamiento, y
termina sacudiendo, golpeando o lastimando de alguna manera al chico.

Los padres abusadores tienden a desconocer el comportamiento de un niño


normal y esperan que un pequeño que está aprendiendo a utilizar el baño no
llore o permanezca limpio y aseado a una edad tan temprana que no
corresponde con la realidad. Estas personas tienden a considerar como
altamente estresante el comportamiento que la mayoría de los padres toman
como un obstáculo, y tienen más enfrentamientos con sus hijos. Poseen menos
capacidad para resolver problemas, se sienten mal y reconocen su ineptitud e

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incompetencia como padres. Suelen esperar que sus hijos se encarguen de
cuidarlos y se enfurecen cuando esto no sucede.

Los padres abusadores tienen problemas para leer las expresiones de sus
hijos, de modo que pueden mal interpretar las necesidades de ellos antes que
ignorarlas. Un padre puede tratar de alimentar a un niño que llora de dolor y
luego sentirse frustrado cuando el bebé vomita la comida que le dio. (Kropp y
Haynes, 1987).

Los padres descuidados, de otro lado tienen más probabilidad de mostrarse


apáticos, incompetentes, irresponsables y de ignorar a sus hijos. Las madres
de infantes cuyo crecimiento se detiene, suelen estar también desnutridas y
tener relaciones de mucho estrés con el padre de sus hijos. Estas mujeres
suelen presentar más complicaciones durante el embarazo y el parto que otras
madres, ganan menos peso, dan a luz antes de tiempo y tienen bebés más
pequeños. También presentan más problemas para alimentarlos (Altemeir,
O`Connor, Sherrod y Vítese, 1985); no los alzan ni les hablan, no son capaces
de organizar un ambiente seguro y cálido en el hogar, y parecen resentidas con
sus bebés.

Los padres abusadores tienen más posibilidad de presentar problemas


maritales que otras parejas y de luchar físicamente entre ellos. Tienen más
hijos, los tienen más cerca, y sus casas son más desorganizadas.
Experimentan situaciones más estresantes que otras familias (J. R. Reid y
otros, 1982). La llegada de un nuevo hombre a la casa, un padrastro o el novio
de la madre, suele ser el mecanismo que activa el abuso por parte del hombre.
Los adultos tienden a evitar todo contacto con los vecinos, la familia y los
amigos para no permitir que nadie se entere de las condiciones de estrés ni
vea lo que está sucediendo. Los padres descuidados se aíslan dentro de la
familia y tienden a aislarse emocionalmente del cónyuge y de los hijos (Wolfe,
1985).

El niño

Cuando los padres tienen una imagen pobre de sí mismos, tuvieron problemas
durante su niñez, tienen problemas para manejar las emociones negativas y
tienen hijos con necesidades o demandas especiales, suelen terminar
cometiendo abusos con los pequeños. Las mayores necesidades de los niños
víctimas de abusos pueden surgir de problemas de salud, personalidades
“difíciles” o incapacidades específicas.

Estos chicos hiperactivos, presentan retraso mental o discapacidades físicas, o


pueden presentar anormalidades en el comportamiento (J. R. Reid y otros,
1982). Las víctimas de abuso sexual parecen tener una necesidad más grande

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de afecto que el promedio, lo cual puede hacerlos víctimas más fáciles para el
abuso.

Claro está que la mayoría de los niños con estas características no son
víctimas de abusos. Es la interacción con otros factores la que conduce al
maltrato; es posible que los componentes relacionados con el niño no
ocasionen el abuso inicial sino que sirven para mantenerlo. Por tanto, el abuso
mismo afecta a los niños convirtiéndolos en seres más agresivos y desafiantes
que perpetúan el ciclo.

El Exosistema: trabajos, vecindario y apoyo social

El mundo exterior puede crear un clima que favorece la violencia familiar. El


desempleo, la insatisfacción con el trabajo, el aislamiento social, los lazos
sociales limitados, la falta de asistencia o de confianza en la persona más
cercana en el cuidado y la pobreza son todos factores muy relacionados con el
niño y el abuso del cónyuge. Sin embargo, ninguno de ellos es un factor
determinante.

Entonces, ¿qué hace de un vecindario con bajos ingresos un lugar en donde


los niños se encuentran en un alto riesgo de ser víctimas de abusos, mientras
que otro similar en su población y en el nivel de ingresos, es más seguro?
¿Qué incide en estas diferencias? Investigadores que entrevistaron a los
líderes de la comunidad en el área con el índice más bajo, encontraron una
atmósfera de depresión en la primera de ellas. La actividad criminal era
evidente, los espacios físicos de los programas de la comunidad eran oscuros y
deprimentes, y la gente tenía problemas para pensar en algo bueno que decir.
Incluso las personas que trabajaban en agencias locales conocían muy poco
acerca de los servicios y recursos de su comunidad; no sabían de un sistema
de apoyo social, ni estructurado ni informal, y no mostraron ningún sentimiento
positivo hacia los líderes políticos.

En el vecindario con bajo nivel de abusos, la gente estaba lista para hablar
acerca de su comunidad y, aunque reconocía los problemas, la describía como
un lugar pobre pero decente para vivir. Una imagen que procedía de un
vecindario con redes sólidas de apoyo social, servicios comunitarios
reconocidos y un fuerte liderazgo político por parte del gobernante que atendía
este sector. El equipo de investigación concluyó que el primer vecindario era un
ambiente con una “conspiración ecológica en contra de los niños” (Garbarino y
Kostelny, 1993, p. 213).

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El Macrosistema: valores y patrones culturales
Dos factores culturales que parecen llevar al abuso infantil son la violencia
criminal y la creencia en el castigo físico para los niños. En comparación con
otras naciones Colombia es un lugar violento. El homicidio, la agresión hacia la
esposa y la violación son delitos comunes; la resistencia a la legislación para el
control de armas es alta. En países donde los crímenes violentos no son
frecuentes y a los niños rara vez se les castiga, como Japón, China, y Tahití, el
abuso infantil es raro (Celis, 1990).
Algunos autores como, Linch y Roberts señalan otros factores de riesgo como:

Historia criminal de violencia/ (particularmente del padre).


Nacimientos prematuros y problemas prenatales del niño o niña.
Hacinamiento en las viviendas, carencias de espacios físicos y emocionales
para las personas como individuos, particularmente para la pareja.
Educación estricta y disciplinaria de los padres. Formación militar, policial, o
basada en fanatismos religiosos.
Bajos ingresos y desempleo, lo cual trae la insatisfacción de las necesidades
básicas.

Podría decirse que estos factores constituyen un modelo causal que puede
resumirse en cuatro componentes así:

1. Relaciones entre los padres: varias uniones o matrimonios, disputas


maritales, padrastros, cohabitantes o padres separados solteros.

2. Relación con el niño: espaciamiento entre nacimientos, tamaño de la


familia, apego de los padres al niño y expectativas de los padres ante el
niño.

3. Estrés estructural: malas condiciones de la vivienda, desempleo,


aislamiento social, amenazas a la autoridad, valores y autoestima de los
padres.

4. Estrés producido por el niño: niño no deseado, niño o niña problema,


niño o niña que no controla esfínteres a la edad correspondiente,
difíciles de disciplinar, enfermo a menudo. Discapacitado física o
mentalmente.

Se ha sugerido que estos factores de riesgo o de predisposición pueden


constituir una base para la identificación de las familias en riesgo de maltratar a
sus hijos.

Sin embargo es importante anotar, que a pesar de que muchas familias pueden
tener varios de estos factores no todos maltratan a sus hijos por lo que es

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necesario no juzgar a la ligera y apoyar a las familias que presentan uno o
varios de los factores anotados.

Efectos a largo plazo del abuso y el descuido


Los resultados del abuso o del descuido infantil no sólo son de índole
emocional o de comportamiento sino que cualquiera de ellos puede producir
consecuencias graves (Emery, 1989). A menudo, los niños víctimas de abusos
presentan retrasos en el lenguaje y en su desarrollo emocional y cognoscitivo
(Coster, Gersten, Beeghly y Cicchetti, 1989). Además, tienen más probabilidad
que los demás niños de volverse agresivos, delincuentes o criminales en la
edad adulta (Dodge, Bates y Pettit, 1990; Widom, 1989). Es probable que los
adolescentes que tuvieron problemas durante su infancia tengan problemas
emocionales, cognoscitivos y de desarrollo, evidentemente debido al descuido
emocional. Los adolescentes que fueron víctimas de abuso en su infancia
pueden reaccionar escapando (lo cual puede convertirse en una medida de
autoprotección más saludable) o adoptando actividades autodestructivas como
el consumo de drogas (NRC, 1993).

El abuso sexual tiene sus propias consecuencias específicas, las cuales varían
de acuerdo con el nivel de desarrollo del niño, de esta forma:

 Niños de preescolar: Ansiedad, pesadillas, comportamiento sexual


inapropiado.
 Niños en edad escolar: Miedo, enfermedades mentales, agresión,
pesadillas, problemas escolares, hiperactividad, comportamiento
regresivo.
 Adolescentes: Depresión, comportamientos de aislamiento, suicidio o
autoagresión, lesiones físicas, actos ilegales, fugas abuso de sustancias.
 Otros grupos: Pesadillas, depresión, aislamiento, enfermedades de
neurosis mental, agresión, comportamiento regresivo.

Las niñas víctimas de abuso sexual tienden a vivir preocupadas con el sexo y a
tener más problemas de comportamiento y desempeño escolar que las niñas
sin esa situación (Einbender y Friedrich, 1989). Los adultos de quienes se
abusó sexualmente siendo niños suelen vivir temerosos, ansiosos, deprimidos,
furiosos, hostiles o agresivos. Con frecuencia, sufren de baja autoestima, no
confían en la gente y se sienten aislados y estigmatizados. No sorprende que
presenten desajustes sexuales y se vean envueltos en comportamientos
autodestructivos como abuso de drogas, o antisociales como crímenes, y es
probable que sean violados o asaltados sexualmente en la edad adulta.

El trauma más severo se presenta en estas situaciones: cuando un padre que


no abusa de su hijo no cree en su relato de abuso y no trata de protegerlo;
cuando al niño se le retira de su hogar, y cuando ha sufrido más de un tipo de

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abuso (Kendall-Tackett, 1993). El abuso sexual lleva a más síntomas cuando el
abusador es alguien cercano al niño, cuando el contacto sexual ha sido
frecuente y por mucho tiempo, cuando se ha utilizado la fuerza, cuando ha
habido penetración oral, anal o vaginal, y cuando el niño tiene una actitud y un
estilo negativos.

El maltrato emocional se ha relacionado con actitudes en el niño como mentir,


robar, tener baja autoestima, desajustes emocionales, dependencia, bajos
logros, depresión, detención del crecimiento, agresión, desórdenes en el
aprendizaje, homicidio y suicidio, al igual que con perturbaciones psicológicas
en su vida posterior (S. N. Hart y Brassard, 1987).

Factores protectores
En la conceptualización de los factores asociados al maltrato infantil como lo
afirman Ciccheti y Rizley, es importante, incluir no solo los factores de riesgo
sino los factores de compensación o protectores, porque la conducta parental
está determinada por el equilibrio relativo entre los factores protectores
(disminuyen la probabilidad) y los factores de riesgo (incrementan la
posibilidad) que experimenta una familia. Los malos tratos tendrían lugar
únicamente cuando los factores de riesgo transitorios o crónicos, sobrepasan o
anulan cualquier influencia compensatoria.

Pero sobre todo porque es necesario destacar los factores de protección


familiar y personales, porque pueden señalar los cambios que se deben
proveer para apoyar a los padres.

Los factores compensatorios se clasifican así:

 A nivel ontogenético: o personales, también denominados de «resiliencia»


las cuales se parecen a la habilidad que muestran los juncos para hacer
frente al viento y las tempestades.

La naturaleza del junco nos recuerda la resistencia elástica que parece


mostrar los individuos para hacer frente a las adversidades y riesgos
sociales, para adaptarse, para sobrevivir. Los juncos son flexibles,
persistentes para volver, de manera elástica a sus posiciones y activos para
recuperarse de las tempestades, al igual que las personas que parecen
recuperarse con éxito de las adversidades sociales y emocionales que les
depara la vida.

Estas competencias pueden promoverse desde la primera infancia, con un


enfoque de potenciarlas. Uno de estos factores es la competencia social y
emocional que aparece en los niños para desenvolverse en sus contextos
interpersonales y que juega un papel fundamental en la prevención de la

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violencia y la crueldad y de muchas prácticas de riesgo como fumar, beber
alcohol, conducir a alta velocidad, tener relaciones sexuales sin protección,
etc.

La autonomía e independencia, la aceptación de responsabilidad y la


autoestima son también factores personales de protección.

Otros son la presencia de padres no maltratados cuya vinculación afectiva


les ha permitido ser conscientes de la necesidad de cambios en los
patrones de crianza, que tienen por eso buen nivel de autoestima y de
reconocimiento de sí mismos. Personas con apertura al cambio de las
relaciones, conscientes de los valores del otro y respetuosos de los
derechos de los demás porque han aprendido y vivido este respeto y han
construido la capacidad de empatía y escucha, personas con habilidades
emocionales, que pueden favorecerlas en otros.

 A nivel del microsistema: familias estables, con valores centrados en el


respeto del otro y capaces de manifestar sus sentimientos y de escuchar y
aceptar a los otros.

Padres dignos de crédito y confianza, capaces de motivar el aprendizaje, la


autonomía y el cambio, con habilidad para negociar las diferencias y los
desacuerdos y de promover prácticas de comportamientos saludables y
comportamientos responsables de autocuidado.

Una afiliación religiosa o espiritual, experiencias escolares positivas, buenas


relaciones con los iguales, así como intervenciones terapéuticas oportunas,
puede ser apoyo.

 En el nivel del Macrosistema: prosperidad o estabilidad económica que


permitan la sobrevivencia del grupo familiar, satisfacción en el trabajo,
valores y normas culturales opuestas a la violencia y la promoción del
sentido de responsabilidad compartida en el cuidado de los niños.

Las Pautas o Patrones de Crianza


Aquellos usos o costumbres que se transmiten de generación en generación
como parte del acervo cultural, que tienen que ver cómo los padres crían,
cuidan y educan a sus hijos, dependen de lo aprendido, de lo vivido y esto, de
la influencia cultural que se ejerce en cada uno de los contextos y en cada una
de las generaciones.

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La Resiliencia
Es la capacidad humana para enfrentar situaciones de peligro o tragedia;
resistencia a la destrucción, problemas de la vida, ser capaz de salir adelante,
crecer y desarrollarse solamente llegando como seres adultos competentes y
exitosos.

El niño puede estar rodeado de afecto (tengo), pero si no tiene fuerza interior
(soy/estoy) no es resiliente. El niño puede ser locuaz y hablar bien (puedo),
pero no tienen empatía (soy/estoy), o no aprende de los modelos (tengo),
entonces no es resiliente.

La resiliencia es el producto de una combinación de estas características


puedo, soy, estoy y tengo.

Por lo tanto, el niño que trabaja bien, juega bien y tienen buenas expectativas,
aspiraciones en la vida, se desarrolla sicológicamente sano y socialmente es
exitoso; eso es ser niño resiliente.

La resiliencia debe ser una virtud que se forma continuamente durante cada
etapa del desarrollo del ser humano.

La disciplina
La disciplina incluye todos los métodos usados para lograr que los niños tengan
auto disciplina y llamen la obediencia. Implica, como vemos, un proceso de
educación y orientación que ayuda al niño a desarrollar desde sí mismo
actividades de autocontrol.

La disciplina induce al niño a desear ser una persona organizada, pretende


lograr que el niño acepte unas responsabilidades para sí, o sea que conduzca
el niño a la madurez y que esto se logre sin ningún despotismo material o
psicológico del pequeño. Así el orden exige un compromiso de unas excelentes
relaciones entre padres e hijos.

El vínculo afectivo
Es una relación activa, afectuosa, recíproca y fuerte entre dos personas, que
en los círculos no científicos se conoce como amor. Los seres humanos desde
nuestra más temprana edad estamos inmersos en relaciones, de hecho, lo que
nos caracteriza como tales, más que ninguna otra cosa, es la capacidad de
relacionarnos.

Somos producto de un vínculo, estamos inmersos en relaciones y estamos


condenados a establecer vínculos. El vínculo, pues, es un aspecto necesario

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para la supervivencia, está ligado a la vida. En los seres humanos la forma
esencial de establecer vínculos es a través de la palabra.

Todo vínculo, establece una dependencia recíproca de los elementos


implicados en él y además esa interdependencia, determina las condiciones de
la evolución de los elementos. Este aspecto es fundamental comprenderlo,
puesto que esa estructura y esa organización en vínculo hacen que emerja un
proceso de auto organización. Es decir, la relación misma adquiere la virtud (en
sentido original, el poder de o la posibilidad de) de la coevolución, de modo tal
que cada acto de una parte está íntimamente ligado a la respuesta de la otra
parte y viceversa.

Nosotros, al relacionarnos con otros, coordinamos acciones (palabras, afectos,


emociones, percepciones, etc.) en la búsqueda de consensos que nos permitan
acoplarnos con el otro estructuralmente en una organización particular en un
proceso autopoético en el cual nos creamos a nosotros mismos. Pero cuando
no se produce esa coordinación de acciones consensuadas, los vínculos
pueden generar destrucción, la muerte misma.

Un ejemplo es el maltrato infantil o el abuso sexual. En ellos existe un vínculo


donde no existe la preocupación por parte del maltratador o el abusador por
encontrar un consenso, simplemente el otro no es un legítimo otro, el otro no es
una estructura con la cual se organiza en relación autopoética (para generar
nuevos elementos que hagan crecer la relación), sino que es utilizado como un
elemento sin identidad y, por lo tanto, es negado, está muerto para acoplarse
creativamente.

El maltratador o el abusador no se acoplan, simplemente engulle al niño para


alimentar su propia estructura, no transaccionan, no están dispuestos a
transigir, bien porque nunca lo experimentaron en ellos mismos o bien por qué
no conocen esa posibilidad. Entonces desde una perspectiva preventiva es
preciso desarrollar esa capacidad de acoplamiento. Y esto se puede hacer si
utilizamos la palabra como mediador, porque cuando no se pueden utilizar
palabras como vínculos, entonces puede darse paso a los actos.

Síntomas del maltrato infantil


 Cambio repentino en el comportamiento o rendimiento en la escuela.
 Estado de alerta, en espera de que algo malo suceda.
 Mal comportamiento.
 Salir de casa temprano, llegar a casa tarde y no querer ir a casa.
 Temor cuando se le acerca un adulto
 Apartamiento de las amistades y las actividades habituales.

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 Depresión, ansiedad o miedos inusuales, o pérdida repentina de la
confianza en sí mismo.
 Ausencias frecuentes de la escuela o negativa a tomar el autobús
escolar.
 Intentos de huida.
 Comportamiento rebelde o desafiante.
 Intentos de suicidio.

Consecuencias del maltrato


Este puede tener consecuencias a largo plazo ya que genera estrés y se
asocia a trastornos del desarrollo cerebral temprano. Los casos extremos de
estrés pueden alterar el desarrollo de los sistemas nervioso e inmunitario. En
consecuencia, los adultos que han sufrido maltrato en la infancia corren mayor
riesgo de sufrir problemas conductuales, físicos y mentales, como depresión,
obesidad, comportamientos sexuales de alto riesgo, embarazos no deseados,
se vuelven adictos a sustancias como alcohol, tabaco o drogas.
El maltrato puede contribuir a las enfermedades del corazón, al cáncer, al
suicidio y a las infecciones de transmisión sexual.
Más allá de sus consecuencias sanitarias y sociales, el maltrato infantil tiene un
impacto económico que abarca los costos de la hospitalización, de los
tratamientos por motivos de salud mental, de los servicios sociales para la
infancia y los costos sanitarios a largo plazo.

Prevención
Principalmente se requiere de un planteamiento bien constituido que vaya
dirigido a los padres para que ellos reciban el conocimiento, apoyo e
información adecuada y correcta para la educación de sus hijos, así como las
escuelas para padres en las cuales se les alienta a adoptar buenas estrategias
en las relaciones padres-hijos.
Dar programas dentro de las instituciones hospitalarias y educativas para
informar a los niños sobre los abusos sexuales en la infancia. Haciendo énfasis

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en la propiedad de su cuerpo, las diferencias entre los contactos normales y los
tocamientos impúdicos, cómo reconocer las situaciones de abuso, cómo decir
"no" y sobre todo cómo revelar los abusos a un adulto en el que confíen.
Difusión de información sobre la eficacia de las intervenciones y expansión de
la aplicación de las intervenciones de eficacia demostrada.

Tratamiento
El niño podría necesitar tratamiento médico y asesoramiento. Existen grupos
de asesoramiento y apoyo que están disponibles para los niños y para los
padres que quieren recibir ayuda. Hay departamentos o agencias estatales y
gubernamentales que son responsables de la protección de los niños menores
de 18 años. Las agencias de protección infantil usualmente toman una decisión
de si el niño debe ir a un hogar de cuidado temporal o puede regresar a casa.
Las agencias de protección infantil generalmente hacen un esfuerzo por reunir
a las familias cuando es posible. El sistema varía de un estado a otro, pero
usualmente incluye un tribunal de familia o un tribunal que maneja casos de
abuso infantil.

El maltrato o abuso físico


Se define como «cualquier acción no accidental por parte de los padres o
cuidadores que provoque daño físico o enfermedad en el niño o le coloque en
grave riesgo de padecerlo»
Los indicadores típicos del abuso físico en un menor son las magulladuras o
moretones en diferentes fases de cicatrización y de forma extendida en
diferentes partes del cuerpo; las quemaduras con formas definidas; las
fracturas de nariz o mandíbula, o en espiral de los huesos largos; las
torceduras o dislocaciones; las heridas o raspaduras en la cara y la parte
posterior de las extremidades y torso; señales de mordeduras humanas; cortes
o pinchazos; lesiones internas (en el cráneo o cerebro, síntomas de asfixia...).
El abuso de menores consisten en varios elementos y se enfatizan en dos
ideas principales las cuales son: la asimetría de edad y el abuso de poder. La

18
asimetría en edad se refiere en la diferencia de edad que hay entre el agresor y
la víctima, mientras que el abuso de poder es un factor necesario para el abuso
infantil; ya que el mismo implica miedo y obtiene un rol dominante en el ámbito
social. El abuso al poder se obtiene por medio de las experiencias y la madurez
del agresor. Por esta razón la asimetría de edad se convierte en un factor en el
maltrato infantil; ya que por medio de la edad se pueden descifrar los niveles de
experiencia, madurez y sobre todo de malicia del agresor.

El abandono o negligencia física y cognitiva y maltrato


institucional
La negligencia se identifica como la falta de proveer las necesidades básicas
de un niño por parte de sus padres o personas encargadas.
Se define como aquella situación donde las necesidades físicas (alimentación,
vestido, higiene, protección y vigilancia en las situaciones potencialmente
peligrosas, educación y/o cuidados médicos) y cognitivas básicas del menor no
son atendidas temporal o permanentemente por ningún miembro del grupo que
convive con el niño.
La negligencia puede ser:
 Física (ej., falta de proporcionar comida o resguardo necesario, o
ausencia de supervisión adecuada);
 Médica (ej., falta de proporcionar tratamiento médico o para la salud
mental);
 Educativa (ej., falta de atención a las necesidades emocionales de un
niño, falta de proporcionar cuidado psicológico o permitiendo que el niño
use alcohol o drogas).
Estas situaciones no siempre quieren decir que un niño es descuidado. Algunas
veces los valores culturales, los estándares de cuidado en la comunidad, y la
pobreza pueden ser factores que contribuyen, indicando que la familia necesita
información o asistencia. Cuando una familia falla en el uso de información y
recursos, y la salud o seguridad del niño está en riesgo, desde entonces la
intervención de la institución de protección y bienestar del niño podría ser
requerida.

19
El maltrato de menores en el seno de las familias es una de las causas
contribuyentes a la problemática social que hoy en día se vive, cuyo producto
último es el aumento en la incidencia criminal por parte de la juventud. El
maltrato destruye el núcleo familiar, al romper los lazos de confianza y amor
que son fundamento mismo de ella. El uso de la violencia por parte de sus
padres y/o cuidadores la pone en tela de juicio la realidad de amor de los
padres hacia los hijos.

El maltrato institucional
Se entiende por maltrato institucional a cualquier legislación, procedimiento,
actuación u omisión procedente de los poderes públicos o bien derivada de la
actuación individual de los profesionales que comparte abuso, negligencia,
detrimento de la salud, la seguridad, el estado emocional, el bienestar físico, la
correcta maduración o que viole los derechos básicos del niño y/o la infancia.
(Martínez Roig, 1989) Al hablar del maltrato institucional, nos referimos a las
inadecuadas o insuficientes prácticas llevadas a cabo por los siguientes
sectores: ámbito sanitario, justicia, educación, servicios sociales, asociaciones
para la prevención del maltrato infantil y ONG. Incluye tanto las formas más
conocidas de malos tratos llevadas a cabo extra-familiarmente -físico,
negligencia, emocional, sexual- como de los programas -educación, salud,
nutrición- y de los sistemas políticos, públicos y/o sociales inadecuados.
El abuso infantil se puede detectar de diversas formas especialmente cuando
los encargados legales del menor dejan de tomar responsabilidades sobre el
mismo. Según este artículo, ha habido casos severos donde menores de 10
años tienden a cocinar ellos mismos porque los padres no han podido traer
comida a la casa e incluso han ocurrido situaciones donde el menor
permanecen más de 24 horas sin comer. Según esta revista, existen varios
tipos de maltrato infantiles tales como, el abuso sexual (donde hay un contacto
directo entre el agresor y la víctima), maltrato físico (donde ocurren lesiones y
agresiones físicas en contra la víctima, no necesariamente hay abuso sexual),
negligencia infantil (donde los padres o encargados legales descartan

20
responsabilidades sobre el niño y al mismo lo abandonan) y el maltrato
emocional (donde el agresor cosecha el miedo y la angustia sobre la víctima).
Un ejemplo de discriminación contra personas con discapacidad fue Cighid, un
centro asemejado a un campo de concentración donde niños con discapacidad
considerados como "irrecuperables" (en rumano: irecuperabili) murieron por el
abandono al que eran sometidos.

Impacto
Las situaciones de maltrato lo que revelan es una grave disfunción relacional
que por lo tanto afectará al normal desenvolvimiento del cumplimiento de
tareas del menor. Este fracaso en la ejecución de las metas del menor sería, en
sentido amplio, el impacto del maltrato y es lo que se viene a significar cuando
en las definiciones de maltrato se señala que éste amenaza el desarrollo de la
competencia del niño o el desarrollo físico, psicológico y emocional
considerado como normal para el niño.
El impacto del maltrato o abuso, al ser un fenómeno contextualizado, puede
verse amortiguado, según múltiples variables: no solo las más obvias,
relacionadas con el tipo, duración o intensidad del maltrato, sino también con
las características de la víctima, los recursos y apoyos que tenga, y las propias
situaciones de su evolución vital. Según el artículo (2003). "Basta de
indiferencia: maltrato infantil", el abuso infantil es un conflicto del cual, hay
muchas polémicas con respecto al niño; ya que el mismo puede tener muchos
problemas durante su desarrollo personal.
Independientemente de las secuelas físicas que desencadena directamente la
agresión producida por el abuso físico o sexual, todos los tipos de maltrato
infantil dan lugar a trastornos conductuales, emocionales y sociales. La
importancia, severidad y cronicidad de estas secuelas depende de:
 Intensidad y frecuencia del maltrato.
 Características del niño (edad, sexo, susceptibilidad, temperamento,
habilidades sociales, etc.).
 El uso o no de la violencia física.
 Relación del niño con el agresor.

21
 Apoyo intra-familiar a la víctima infantil.
 Acceso y competencia de los servicios de ayuda médica, psicológica y
social.
En los primeros momentos del desarrollo evolutivo se observan repercusiones
negativas en las capacidades relacionales de apego y en la autoestima del
niño. Así como pesadillas y problemas del sueño, cambios de hábitos de
comida, pérdidas del control de esfínteres, deficiencias psicomotoras,
trastornos psicosomáticos.
En escolares y adolescentes encontramos: fugas del hogar, conductas
autolesivas, hiperactividad o aislamiento, bajo rendimiento académico,
deficiencias intelectuales, fracaso escolar, trastorno disociativo de identidad,
delincuencia juvenil, consumo de drogas y alcohol, miedo generalizado,
depresión, rechazo al propio cuerpo, culpa y vergüenza, agresividad,
problemas de relación interpersonal.
Más allá de las consecuencias en el plano meramente psicológico, una
investigación norteamericana ha apuntado que el castigo físico puede provocar
alteraciones a nivel cerebral. Según este estudio, cuando los niños están
sometidos a la violencia más allá de los cinco años de vida, tienen un
Coeficiente Intelectual más bajo que sus coetáneos, lo cual se debe a una
disminución de la materia gris en las zonas del área prefontal del cerebro.
Diversos estudios señalan además que el maltrato continúa de una generación
a la siguiente. De forma que un niño maltratado tiene alto riesgo de ser
perpetuador de maltrato en la etapa adulta.

Aspectos históricos

Desarrollo histórico
A lo largo de la historia de la humanidad y en la actualidad, tomando a la
humanidad como un todo, puede decirse que lo normal, en el sentido de
frecuente, es que los niños no reciban lo que entendemos por «buen trato». La
mayoría de los datos históricos que poseemos sobre el respeto de los derechos

22
de los niños por parte de muchas culturas de la antigüedad corroboran esta
afirmación.
La atención jurídica y médica de los menores maltratados empezó a
desarrollarse en la segunda mitad del siglo XIX. De manera individual, el
médico francés A. Tardieu publicó en 1860 la primera monografía sobre el tema
y el también médico estadounidense Silverman demostró con estudios
radiológicos las consecuencias no visibles de los maltratos.
El primer proceso judicial que defendió a un menor (una niña) por los malos
tratos recibidos por adultos (en su caso, su propia madre), tuvo lugar en 1874
en Estados Unidos. La acusación fue realizada por la Sociedad Protectora de
Animales, por cuanto no existía ley alguna que amparase a los menores,
aunque sí a los animales en general.
Estas labores pioneras dieron como resultado que antes de que acabase el
siglo se creasen dos sociedades pro derechos de los niños: The Society for the
Preventión of Cruelty to Children, en Nueva York, y The National Society for the
Prevention of Cruelty to Children, en Londres.
La atención a los derechos de los menores es característica de la segunda
mitad del siglo 20, que es cuando se les reconoce como sujetos de derechos.
En 1959, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración
de los Derechos del Niño; y, más tarde, en 1989, esa misma Asamblea adoptó
la Convención sobre los Derechos del Niño.
Paralelamente a este interés en el estatus legal, se fue desarrollando la
correspondiente atención a la comprensión y prevención del fenómeno.

En 1962 se publicó en Estados Unidos un trabajo científico titulado «Síndrome


del niño apaleado» que incentivó de manera definitiva la atención a las víctimas
de los malos tratos infantiles, incluyendo con ellos la reformulación de las
medidas legislativas y la sensibilización de la opinión pública respecto del
problema. En los países europeos más desarrollados, se produjo un fenómeno
similar en los años siguientes.

Habiéndose registrado una alta incidencia de querellas de maltrato de niños y


un esfuerzo único por este mal fue aprobada en varios estados de Estados
Unidos la Ley Número 75 el 28 de mayo de 1980, en la cual se establecía que

23
un menor era víctima de "maltrato o negligencia" cuando sufría daño o
perjuicio, o se encontraba en riesgo de sufrir daño o perjuicio en su salud física,
mental emocional, o en su bienestar, por las acciones y omisiones no
accidentales de sus padres o de otras personas o instituciones responsables
de su cuidado. En esta ley se estableció la política pública de protección a
menores.

La atención de los expertos ha ido desde la casi concentración en los malos


tratos de tipo físico a la apertura hacia, por un lado, la comprensión de los
conceptos de negligencia y de maltrato emocional, y, por otro, el problema de
los abusos sexuales. También, ha habido cambios en lo que se refiere a la
percepción de los maltratadores (en principio, identificados con personas con
problemas psíquicos y/o pertenecientes a contextos socio-económicos muy
atrasados; después, asumiendo el perfil variopinto del maltratador infantil) y en
la forma de abordar los problemas (en principio, la separación del maltratado
de su entorno; después, el intento de rehabilitar ese entorno).

Otro tipo de maltrato infantil, muy poco conocido es el llamado Síndrome de


Münchausen por poderes, consiste en inventar una enfermedad en el niño o
producirla por la administración de sustancias y medicamentos no prescritos.
Generalmente se trata de un niño en la edad de lactante-preescolar (edad
media de 3 años). Los signos y síntomas aparecen solamente en presencia de
la madre (habitualmente el perpetrador del abuso), son de causa inexplicable y
los exámenes complementarios no aclaran el diagnóstico. Este síndrome
presenta una mortalidad entre 10-20%, y su impacto a largo plazo puede dar
lugar a desórdenes psicológicos, emocionales y conductuales.

Hechos clave
Una cuarta parte de todos los adultos manifiestan haber sufrido maltratos
físicos de niños.
 Una de cada 5 mujeres y 1 de cada 13 hombres declaran haber sufrido
abusos sexuales en la infancia.
 El maltrato infantil causa alteraciones en la salud mental y física que
perduran toda la vida, y sus consecuencias a nivel socioprofesional

24
pueden, en última instancia, ralentizar el desarrollo económico y social
de un país.
 Es posible prevenir el maltrato infantil antes de que se produzca, y para
ello es necesario un enfoque multisectorial.
 Los programas preventivos eficaces prestan apoyo a los padres y les
aportan conocimientos y técnicas positivas para criar a sus hijos.
 La atención continua a los niños y a las familias puede reducir el riesgo
de repetición del maltrato y minimizar sus consecuencias.
El maltrato infantil se define como los abusos y la desatención de que son
objeto los menores de 18 años, e incluye todos los tipos de maltrato físico o
psicológico, abuso sexual, desatención, negligencia y explotación comercial o
de otro tipo que causen o puedan causar un daño a la salud, desarrollo o
dignidad del niño, o poner en peligro su supervivencia, en el contexto de una
relación de responsabilidad, confianza o poder. La exposición a la violencia de
pareja también se incluye a veces entre las formas de maltrato infantil.

Magnitud del problema


El maltrato infantil es un problema mundial con graves consecuencias que
pueden durar toda la vida. A pesar de las encuestas nacionales recientes en
varios países de ingresos bajos y medianos, faltan todavía datos acerca de la
situación actual en muchos países.
El maltrato infantil es complejo y su estudio resulta difícil. Las estimaciones
actuales son muy variables, dependiendo del país y del método de
investigación utilizado. Dichas estimaciones dependen de:
 las definiciones de maltrato infantil utilizadas;
 el tipo de maltrato infantil estudiado;
 la cobertura y la calidad de las estadísticas oficiales;
 la cobertura y la calidad de las encuestas basadas en los informes de las
propias víctimas, los padres o los cuidadores.
No obstante, los estudios internacionales revelan que una cuarta parte de todos
los adultos manifiestan haber sufrido maltratos físicos de niños y 1 de cada 5

25
mujeres y 1 de cada 13 hombres declaran haber sufrido abusos sexuales en la
infancia. Además, muchos niños son objeto de maltrato psicológico (también
llamado maltrato emocional) y víctimas de desatención.
Se calcula que cada año mueren por homicidio 41 000 menores de 15 años.
Esta cifra subestima la verdadera magnitud del problema, dado que una
importante proporción de las muertes debidas al maltrato infantil se atribuyen
erróneamente a caídas, quemaduras, ahogamientos y otras causas.
En situaciones de conflicto armado y entre los refugiados, las niñas son
especialmente vulnerables a la violencia, explotación y abusos sexuales por
parte de los combatientes, fuerzas de seguridad, miembros de su comunidad,
trabajadores de la asistencia humanitaria y otros.

Consecuencias del maltrato


El maltrato infantil es una causa de sufrimiento para los niños y las familias, y
puede tener consecuencias a largo plazo. El maltrato causa estrés y se asocia
a trastornos del desarrollo cerebral temprano. Los casos extremos de estrés
pueden alterar el desarrollo de los sistemas nervioso e inmunitario. En
consecuencia, los adultos que han sufrido maltrato en la infancia corren mayor
riesgo de sufrir problemas conductuales, físicos y mentales, tales como:
 actos de violencia (como víctimas o perpetradores);
 depresión;
 consumo de tabaco;
 obesidad;
 comportamientos sexuales de alto riesgo;
 embarazos no deseados;
 consumo indebido de alcohol y drogas.
A través de estas consecuencias en la conducta y la salud mental, el maltrato
puede contribuir a las enfermedades del corazón, al cáncer, al suicidio y a las
infecciones de transmisión sexual.
Más allá de sus consecuencias sanitarias y sociales, el maltrato infantil tiene un
impacto económico que abarca los costos de la hospitalización, de los

26
tratamientos por motivos de salud mental, de los servicios sociales para la
infancia y los costos sanitarios a largo plazo.

Factores de riesgo
Se han identificado varios factores de riesgo de maltrato infantil. Aunque no
están presentes en todos los contextos sociales y culturales, dan una visión
general que permite comprender las causas del maltrato infantil.

Factores del niño


No hay que olvidar que los niños son las víctimas y que nunca se les podrá
culpar del maltrato. No obstante, hay una serie de características del niño que
pueden aumentar la probabilidad de que sea maltratado:
 la edad inferior a cuatro años y la adolescencia;
 el hecho de no ser deseados o de no cumplir las expectativas de los
padres;
 el hecho de tener necesidades especiales, llorar mucho o tener rasgos
físicos anormales.

Factores de los padres o cuidadores


Hay varias características de los padres o cuidadores que pueden incrementar
el riesgo de maltrato infantil, entre ellas:
 las dificultades para establecer vínculos afectivos con el recién nacido;
 el hecho de no cuidar al niño;
 los antecedentes personales de maltrato infantil;
 la falta de conocimientos o las expectativas no realistas sobre el
desarrollo infantil;
 el consumo indebido de alcohol o drogas, en especial durante la
gestación;
 la participación en actividades delictivas;
 las dificultades económicas.

27
Factores relacionales
Hay diversas características de las relaciones familiares o de las relaciones con
la pareja, los amigos y los colegas que pueden aumentar el riesgo de maltrato
infantil, entre ellas:
 los problemas físicos, mentales o de desarrollo de algún miembro de la
familia;
 la ruptura de la familia o la violencia entre otros miembros de la familia;
 el aislamiento en la comunidad o la falta de una red de apoyos;
 la pérdida del apoyo de la familia extensa para criar al niño.

Factores sociales y comunitarios


Hay diversas características de las comunidades y las sociedades que pueden
aumentar el riesgo de maltrato infantil, entre ellas:
 las desigualdades sociales y de género;
 la falta de vivienda adecuada o de servicios de apoyo a las familias y las
instituciones;
 los niveles elevados de desempleo o pobreza;
 la disponibilidad fácil del alcohol y las drogas;
 las políticas y programas insuficientes de prevención del maltrato, la
pornografía, la prostitución y el trabajo infantiles;
 las normas sociales y culturales que debilitan el estatus del niño en las
relaciones con sus padres o fomentan la violencia hacia los demás, los
castigos físicos o la rigidez de los papeles asignados a cada sexo;
 las políticas sociales, económicas, sanitarias y educativas que generan
malas condiciones de vida o inestabilidad o desigualdades
socioeconómicas.

Prevención
La prevención del maltrato infantil requiere un enfoque multisectorial. Los
programas eficaces son los que prestan apoyo a los padres y les aportan

28
conocimientos y técnicas positivas para criar a sus hijos. Entre ellos se
encuentran:
 las visitas domiciliarias de enfermeras para ofrecer apoyo, formación e
información;
 la formación de los padres, generalmente en grupos, para mejorar sus
aptitudes para criar a los hijos, mejorar sus conocimientos sobre el
desarrollo infantil y alentarlos a adoptar estrategias positivas en sus
relaciones con los hijos, y
 las intervenciones con múltiples componentes, que generalmente
incluyen el apoyo a los padres y su formación, la educación preescolar y
la atención al niño.
Otros programas preventivos prometedores son:
 los destinados a prevenir los traumatismos craneoencefálicos por
maltrato (también conocido como síndrome del bebé sacudido, síndrome
del niño sacudido o lesión cerebral infligida por traumatismo).
Generalmente se trata de programas hospitalarios mediante los cuales
se informa a los nuevos padres de los peligros de zarandear a los niños
pequeños y de cómo afrontar el problema de los niños con llanto
inconsolable.
 los destinados a prevenir los abusos sexuales en la infancia.
Generalmente se realizan en las escuelas y les enseñan a los niños:
o la propiedad de su cuerpo;
o las diferencias entre los contactos normales y los tocamientos
impúdicos;
o cómo reconocer las situaciones de abuso;
o cómo decir "no";
o cómo revelar los abusos a un adulto en el que confíen.
Estos programas son eficaces para reforzar los factores de protección frente al
abuso sexual en la infancia (por ejemplo, el conocimiento del abuso sexual y
los comportamientos protectores), pero no hay pruebas de que reduzcan otros
tipos de abusos.

29
Cuanto antes se producen estas intervenciones en la vida del niño mayores
son los beneficios que le pueden aportar a él (por ejemplo, desarrollo cognitivo,
competencias conductuales y sociales, logros educacionales) y a la sociedad
(por ejemplo, reducción de la delincuencia).
Además, el reconocimiento precoz de los casos y la asistencia continua a las
víctimas y sus familias pueden ayudar a reducir la recurrencia del maltrato y a
paliar sus consecuencias.
Para maximizar los efectos de la prevención y la atención, la OMS recomienda
que las intervenciones se realicen en un marco de salud pública y en cuatro
fases:
 definición del problema;
 identificación de las causas y los factores de riesgo;
 creación y puesta a prueba de intervenciones destinadas a minimizar los
factores de riesgo, y
 difusión de información sobre la eficacia de las intervenciones y
expansión de la aplicación de las intervenciones de eficacia demostrada.

La respuesta de la OMS
En colaboración con distintos asociados, la OMS:
 ofrece orientación técnica y normativa basada en datos científicos para
prevenir el maltrato infantil;
 promueve el aumento del apoyo a la prevención del maltrato infantil
basada en datos científicos y las inversiones internacionales en esta
esfera;
 presta apoyo técnico a los programas de prevención del maltrato infantil
basados en datos científicos de varios países de bajos y medianos
ingresos.

30
Ayudar a las familias en problemas o en situación de riesgo
Es posible que estas situaciones puedan evitarse si las familias con
probabilidad de presentar situaciones de abuso reciben ayuda. Otro tipo de
ayuda se dirige a detener el abuso que ya se ha presentado y reparar el daño
causado.

Prevenir el maltrato
Como el abuso y el descuido son mucho más comunes entre los padres
jóvenes, pobres y sin educación los programas que buscan ayudar a la gente
joven en las escuelas y prepararla para desempeñarse en algún oficio u
ocupación antes de que tengan hijos pueden ser una manera de prevenir el
abuso.

Otros programas ayudan a los padres que se sienten abrumados por las
exigencias de la paternidad. Con frecuencia ofrecen entrenamiento a los
padres jóvenes que se sienten en una situación de riesgo dándoles puntos de
afianzamiento para un buen comportamiento y desalentando los
comportamientos errados, enseñándoles actividades para ayudar a los niños a
desarrollar su lenguaje y destrezas, y dando a las mujeres embarazadas y a las
nuevas madres información acerca de la salud de los bebés (Wolfe, Edwards,
Manion y koverola, 1988). Los esfuerzos en este sentido también pueden incluir
programas que ofrecen subsidio para el servicio de cuidado diario, ayudantes
voluntarios para el hogar, visitadores domésticos, y “hogares temporales” o
“padres auxiliares” que se encarguen ocasionalmente de los niños (Belsky,
1993; Wolfe, 1985).

El Microsistema: La Familia
En ocasiones se debe separar a un niño de los padres que abusan de él, pero
en lo posible se debe mantener al niño dentro de la familia y detener el abuso.
Una manera eficaz para hacerlo es tratar a los abusadores como culpables

31
ante la ley: las personas a quienes se arresta por violencia familiar tienen
menos posibilidad de repetir el maltrato (Bouza, 1990).
Los servicios para niños y adultos víctimas de abusos incluyen refugios,
educación y terapia. Un programa eficiente enseña a los padres destrezas para
el manejo de los niños mientras les brinda terapia para ayudarlos a manejar el
estrés. Padres anónimos y otros grupos brindan servicios gratuitos y
confidenciales. Una evaluación de las personas que asisten a esos grupos
encontró que el abuso físico se detuvo un mes después de haber comenzado a
asistir, y el abuso verbal disminuyó luego de dos meses (Ehresman, 1988).

Para ayudar a las víctimas de abuso sexual, el primer paso es reconocer las
señales. Éstas incluyen cualquier cambio extremo en el comportamiento como
pérdida del apetito, perturbaciones del sueño o pesadillas, regresión a la época
de mojarse en la cama, chuparse el dedo o llorar con frecuencia, rasgaduras o
manchas en la ropa interior, sangrado o flujo vaginal o rectal, infecciones en la
garganta o la vagina, dolor, comezón o inflamación de los genitales, interés o
conocimiento poco usual sobre temas sexuales, y miedo o desagrado de
quedarse en cierto lugar o con determinada persona (USDHHS, 1984).

A los niños pequeños se les debe enseñar que su cuerpo les pertenece y que
pueden decir “No” a cualquier persona que trate de tocarlos o besarlos en
contra de su voluntad, incluso si es alguien a quien aman o en quien confían.
Los niños también deben saber que nunca son culpables de lo que hace un
adulto y que ellos pueden hablarles a sus padres sobre cualquier tema sin
temor a que se les castigue. Es necesario asegurarles que la mayoría de los
adultos quieren ayudar y cuidar, y no hacerles daño. Los niños víctimas de
abusos pueden recibir terapia artística o lúdica y cuidado diario en un ambiente
terapéutico.

El Exosistema: La Comunidad
En comunidades con alto riego de abuso infantil, los programas que van más
allá de la familia puede ser eficaz. Un programa de preescolar ayudó a niños

32
entre tres y cinco años víctimas de abusos o descuido y que se habían vuelto
severamente retraídos; en ese programa se entrenó a un profesor asistente y a
otros niños de preescolar para sugerir o dirigir actividades de juego y dar o
recibir objetos durante ellas, con el fin de animar a los niños maltratados a jugar
con ellos. Los niños “iniciadores” entrenados, con cuatro años de edad,
lograron mejores resultados que los adultos para que los niños retraídos se
volvieran más sociables (Fantuzzo y otros, 1988). Esta clase de programa
demuestra el impacto práctico que la investigación sobre el desarrollo infantil
puede tener sobre la vida de los pequeños.

El tratamiento médico debe ser oportuno y adecuado al nivel del trauma en el


niño. Un enfoque de equipo que incluye médicos, enfermeras, trabajadores
sociales y abogados quienes necesitan entrenamiento para aprender a
identificar el abuso reúnen evidencia, documentación de las historias
personales y se dirigen a las familias en donde se presentan abusos para
brindarles ayuda. Las agencias de protección infantil se establecen para
investigar denuncias de maltratos y remitir a las familias en busca de ayuda.
Sin embargo, debido a la falta de personal y de recursos, muchas de estas
actividades no se pueden llevar a cabo.

El Macrosistema: Valores Culturales


Los chicos que sufren de abusos suelen quedar en medio de una maraña de
conflictos de valores sociales como la protección y seguridad de los niños
frente a la preservación de las familias, o el respeto a la privacidad individual
frente a la confidencialidad. Cuando la vida de un niño está en la balanza,
¿Cuál valor deberá primar? Éstas no son preguntas fáciles de responder en
especial cuando muchas denuncias de abuso nunca se confirman. Los padres
acusados injustamente de abuso, como el caso de aquellos cuyos bebés
fallecieron por el síndrome de muerte infantil repentina, sufren profundamente.

Con todo, los periódicos están llenos de crónicas que describen la muerte de
niños cuya precaria situación era del conocimiento de las autoridades que los

33
dejaron en manos de los padres que ya habían abusado de ellos, y quienes al
final les dieron el golpe fatal. Ante la difícil situación de los niños víctimas de
abusos o descuido la sociedad aún no ha encontrado soluciones efectivas.
Poco se sabe acerca de las diferentes acciones de ayuda y, entre tanto, estos
niños suelen crecer con muchos problemas a un gran costo para ellos mismos
y la sociedad.

Fundamento legal
Aunque los actos humanos no son únicamente hechos jurídicos, analizar el
maltrato infantil a la luz de la legislación colombiana, nos dará las luces sobre
la forma como lo concebimos y, por lo tanto, nos ayudará a iluminar la manera
en que podemos abordar los vacíos que tenemos y la forma de entenderlos.

La Convención sobre los Derechos del Niño aprobada el 20 de noviembre de


1989, por los distintos países integrantes de las Naciones Unidas, se constituye
en el principal instrumento jurídico de reconocimiento de la dignidad intrínseca
e inviolable de los niños.

Estos derechos son los siguientes:


 El derecho a la igualdad, sin importar la raza, el color, la religión, el sexo
o la nacionalidad.
 El derecho a un desarrollo mental y físico sanos.
 El derecho a la nacionalidad.
 El derecho a la suficiente alimentación, vivienda y cuidado médico.
 El derecho a un cuidado especial en caso de sufrir alguna deficiencia. El
derecho al amor, la comprensión y el cuidado.
 El derecho a la educación gratuita, el juego y la recreación.
 El derecho a la asistencia médica en caso de desastres y emergencias.

34
 El derecho a la protección contra la crueldad, el abandono y la
explotación.
 El derecho a la protección contra la persecución y a la crianza en
espíritu de hermandad y paz mundiales.
Esta declaración incluye la protección para el niño maltratado, cuyos elementos
fueron descritos en las declaraciones 2, 4, 6,7, 9:10.

Al respecto El Código del menor ha promulgado:


“Todo menor tiene derecho a la protección, cuidado y asistencia necesaria para
lograr un adecuado desarrollo físico, mental, moral y social. Estos derechos se
conocen desde la concepción. Cuando los padres o las demás personas
legalmente obligadas a dispensar estos cuidados, no estén en capacidad de
hacerlo los asumirá el Estado con criterio de subsidiariedad” (artículo 13)
Legalmente, la relación entre padre e hijo se basa en un conjunto de derechos
que la ley reconoce a los padres sobre sus hijos no emancipados; conocido
como la institución de la patria potestad. En el ejercicio siendo estas las de
corregir, sancionar, educar y vigilar su conducta y proveer al menor de lo
necesario.
Por otro lado se afirma en el artículo 8:
“El menor tiene derecho a ser protegido contra toda forma de abandono,
violencia, descuido o trato negligente, abuso sexual y explotación. El Estado
por medio de los organismos competentes garantizará esta protección”.
Igualmente se considera el maltrato al menor en el artículo 272:
“un menor se considera maltratado cuando ha sufrido violencia física o
psíquica, o cuando se le obligue a cumplir actividades que impliquen riesgos
para su salud física o mental o para su condición moral, o impidan su
concurrencia a los establecimientos educativos.”
La exposición crónica de los menores a un ambiente familiar violento, por
mecanismos de identificación e internalización de la violencia, los lleva con
frecuencia a reproducir la misma situación al formar sus propias familias.
Esto es lo que se denomina un círculo vicioso de la transmisión
intergeneracional, que no tiene fin.

35
Estudio previo de Paraguay
En Paraguay se dieron los primeros pasos para identificar la prevalencia del
maltrato infantil, por medio de un estudio de línea de base realizado por la
organización Plan Internacional - Paraguay. El mismo data del año 2007 y
abarcó 4 departamentos (San Pedro, Caaguazú, Paraguarí y Guairá). La
muestra no fue representativa a nivel nacional, por tanto los resultados no
pueden hacerse extensivos al país, pero esta investigación fue la primera en
dar indicios sobre la magnitud del problema en Paraguay. Los resultados de
esa primera evaluación indicaban que un 56% de niños, niñas y adolescentes
habían recibido algún tipo de maltrato en su hogar. Si se comparan los
resultados de aquel estudio con los de la presente investigación, puede notarse
que no existe una gran diferencia porcentual, puesto que en este informe se
indica que el 61% de los niños, niñas y adolescentes encuestados manifiesta
haber sufrido algún tipo de maltrato por parte de algún familiar con el que vive.
En Paraguay el marco legislativo vigente protege al niño contra el maltrato
infantil. Esto se encuentra contemplado en la Constitución Nacional, la
Convención sobre los Derechos del Niño ratificada por el país, el Código Penal
y el Código de la Niñez y de la Adolescencia. El maltrato físico está
considerado un delito de conformidad a lo establecido en el Código Penal, pero
lamentablemente sólo se penaliza con multa o pena de hasta un año. Un
desafío pendiente para el país es la incorporación del maltrato psicológico en el
Código Penal, que no se ha logrado pese a los intentos de introducirlo en las
diferentes reformas. Por otro lado, el Comité de los Derechos del Niño, en su
53º período de sesiones (enero de 2010), recomienda al Paraguay con carácter
urgente: “a) Prohíba expresamente y por ley el castigo corporal en todos los
contextos teniendo en cuenta la Observación general Nº 8 del Comité, sobre el
derecho del niño a la protección contra los castigos corporales y otras formas
de castigo crueles o degradantes. El Comité define el castigo físico como “todo
castigo en el que se utilice la fuerza física y que tenga por objeto causar cierto
grado de dolor o malestar, aunque sea leve”. Además, comenta: “El Comité
opina que el castigo corporal es siempre degradante. Existen también, otras

36
formas de castigo que no son físicas, pero que son igualmente crueles y
degradantes y, por lo tanto, incompatibles con la Convención. Entre éstas se
cuentan, por ejemplo, los castigos en que se menosprecia, se humilla, se
denigra, se convierte en chivo expiatorio, se amenaza, se asusta o se ridiculiza
al niño”. A continuación incluimos un resumen de los instrumentos legales
vigentes en el país, que protegen a los niños y niñas del maltrato, con una
síntesis de los principales artículos referidos al tema.

Convención sobre los Derechos del Niño

Artículo 19
1. Los Estados Partes adoptarán todas las medidas legislativas,
administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger al niño contra
toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente,
malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual, mientras el niño se
encuentre bajo la custodia de los padres, de un representante legal o de
cualquier otra persona que lo tenga a su cargo.

2. Esas medidas de protección deberían comprender, según corresponda,


procedimientos eficaces para el establecimiento de programas sociales con
objeto de proporcionar la asistencia necesaria al niño y a quienes cuidan de él,
así como para otras formas de prevención y para la identificación, notificación,
remisión a una institución, investigación, tratamiento y observación ulterior de
los casos antes descritos de malos tratos al niño y, según corresponda, la
intervención judicial.

Constitución Nacional

Artículo 54.- De la protección al niño


La familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación de garantizar al niño su
desarrollo armónico e integral, así como el ejercicio pleno de sus derechos
protegiéndolo contra el abandono, la desnutrición, la violencia, el abuso, el

37
tráfico y la explotación. Cualquier persona puede exigir a la autoridad
competente el cumplimiento de tales garantías y la sanción de los infractores.
Los derechos del niño, en caso de conflicto, tienen carácter prevaleciente.

Artículo 60.- De la protección contra la violencia


El Estado promoverá políticas que tengan por objeto evitar la violencia en el
ámbito familiar y otras causas destructoras de su solidaridad.

Código Penal

Artículo 110.- Maltrato físico


1.- El que maltratara físicamente a otro, será castigado con pena de hasta
ciento ochenta días o multa.
2.- Cuando la víctima sea un niño, la pena privativa de libertad será de hasta un
año o multa.
3.- La persecución penal del hecho dependerá de la instancia de la víctima,
salvo que la protección de ésta o de terceros requiera una persecución de
oficio.

Artículo 111.- Lesión


1.- El que dañara la salud de otro será castigado con pena privativa de libertad
de hasta un año o con multa.
2.- En los casos del inciso anterior se aplicará lo dispuesto en el artículo 110,
inciso 3.
3.- Cuando el autor utilizara veneno, arma blanca, de fuego o contundente o
sometiera a la víctima a graves dolores físicos o psíquicos, se aplicará una
pena privativa de libertad de hasta tres años o multa.

Artículo 113.- Lesión culposa


1.- El que por acción culposa causa a otro un daño en su salud, será castigado
con pena privativa de libertad de hasta un año o con multa.

38
2.- La persecución penal del hecho dependerá de la instancia de la víctima,
salvo que la protección de ésta o de terceros requiera una persecución de
oficio.

Código de la Niñez y la Adolescencia (Ley N°


1680/01)

Artículo 5.- De la obligación de denunciar


Toda persona que tenga conocimiento de una violación a los derechos y
garantías del niño o adolescente, debe comunicarla inmediatamente a la
Consejería Municipal por los Derechos del Niño, Niña y Adolescente (CODENI)
o, en su defecto, al Ministerio Público o al Defensor Público. El deber de
denunciar incumbe en especial a las personas que en su calidad de
trabajadores de la salud, educadores, docentes o de profesionales de otra
especialidad desempeñen tareas de guarda, educación o atención de niños o
adolescentes. Al recibir la información, la Consejería Municipal por los
Derechos del Niño, Niña y Adolescente (CODENI), el Ministerio Público y el
Defensor Público adoptarán las medidas correspondientes, que les competen.

Artículo 25.- Del derecho del niño y adolescente a ser


protegidos contra toda forma de explotación
El niño y el adolescente tienen derecho a estar protegidos contra toda forma de
explotación y contra el desempeño de cualquier actividad que pueda ser
peligrosa o entorpezca su educación, o sea nociva para su salud o para su
desarrollo armónico e integral.

Artículo 191.- Del procedimiento para la atención del


maltrato
En caso de maltrato del niño o adolescente, recibida la denuncia por el
Juzgado de la Niñez y la Adolescencia, éste deberá adoptar inmediatamente
las medidas cautelares de protección al niño o adolescente previstas en este

39
Código, sin perjuicio de las acciones penales que correspondan. La medida de
abrigo será la última alternativa.

¿CÓMO PONER LÍMITES A LOS NIÑOS, NIÑAS Y


ADOLESCENTES SIN VIOLENCIA?
A continuación se proponen algunos recursos y técnicas que pueden ayudar a
madres y padres en la difícil tarea de educar y poner límites a sus hijos e hijas
sin emplear la violencia. Estas recomendaciones pueden adaptarse a cada
etapa del desarrollo del niño, niña y adolescente.
Parar, calmarse y pensar: Cuando el niño, niña o adolescente está haciendo
algo que no debe y no hace algo que sus madres y padres esperan, es muy
fácil caer en la tentación de “pedir-hablar-gritar-pegar”. Para evitar esto, los
adultos pueden detenerse, respirar hondo, calmarse, haciendo una pausa para
pensar desde una visión diferente. Podrían hacerse algunas preguntas en ese
momento:
• Estoy esperando algo adecuado para la edad de mi hijo o hija?
• Le estoy hablando claro y firme?
• Le he mostrado con el ejemplo de mis acciones?
• De qué otras maneras, tal vez más lúdicas, podría transmitirle el mensaje?
• He sido consecuente con mis ideas y límites?
• Cómo puedo evitar ceder a posibles chantajes de mi hijo o hija?
• Qué emociones tengo?
• Estas emociones están relacionadas a la conducta de mi hijo o hija o están
relacionadas con otras preocupaciones del trabajo, la pareja, etc.?
• Qué emociones reconozco en mi hijo o hija en este momento? Está pudiendo
expresarlas? Estoy facilitando que pueda hacerlo?
• Está mi hijo o hija percibiendo que el límite es a la acción y no al afecto o a su
identidad?
De esta manera, madres y padres podrían estar en un permanente proceso
reflexivo acerca de cómo están ejerciendo su autoridad y como están siendo
vistos por sus hijos e hijas.

40
Decirle al niño, niña o adolescente lo que debería hacer y lo que no: Los
adultos deben ponerse de acuerdo entre sí primero sobre las conductas
deseadas y decir a los hijos e hijas lo que esperan que hagan o dejen de hacer,
de manera serena, clara y firme. Abrazar al niño, niña o adolescente: Uno de
los mayores gestos de autoridad es el abrazo y en todas las edades, madres y
padres pueden ofrecer un abrazo como límite a los hijos e hijas. Al abrazarlos,
pueden sentir el contacto del cuerpo con el otro: un cuerpo que mece y que
acuna trae a la memoria emotiva el recuerdo físico de los brazos de la madre o
de la figura “maternante”. El abrazo cálido y firme da un “contorno”, un límite,
es un poderoso mensaje de “hasta acá podes”. Calma esa sensación de
angustia y de no sentirse escuchado, que de alguna manera, los niños, niñas y
adolescentes experimentan cuando se desbordan emocionalmente.
Refuerzo verbal de conductas positivas: Las madres, padres o cuidadores,
cuando el niño, niña o adolescente tiene un buen comportamiento, pueden
emplear frases como: –Qué bien!, –Te felicito!, –Lo lograste!, –Estoy orgullosa
de ti!, –Cómo estas creciendo!, Mira todo lo que ya aprendiste!, Has notado lo
bien que hiciste tus tareas?, entre otras. Estas palabras o expresiones
confirman y validan al hijo o hija sus logros, en el proceso de ir aprendiendo a
vivir en el mundo que le rodea. Al escucharlas, comprenden lo que sus madres
y padres esperan de ellos y se sienten estimulados a querer seguir haciéndolo,
buscando su reconocimiento.
Dejar que asuman las consecuencias de sus actos: A medida que van
creciendo, los niños, niñas y adolescentes van teniendo más responsabilidades
en la casa, como cuidar y ordenar sus juguetes o su pieza y en la escuela,
hacer las tareas. En este proceso de ejercicio de responsabilidad y autonomía,
es importante que conozcan y asuman las consecuencias de lo que hacen o
dejan de hacer, obviamente siempre y cuando esto no implique riesgos para su
integridad o su salud. Para ello, las madres, los padres o cuidadores podrían
decirles y anticiparles lo que va a ocurrir si no actúan debidamente, dejando
que los niños, niñas y adolescentes enfrenten sus propias responsabilidades. A
modo de ejemplo, si deciden no hacer su tarea o se olvidan, dejar que vayan al
colegio sin la misma y reciban la sanción de la profesora o del profesor. Luego,

41
en un clima de calma y serenidad, podrían conversar juntos para reflexionar
sobre la experiencia vivida y sacar aprendizajes de la misma. Dialogar: A partir
de conversaciones, las madres, los padres o cuidadores pueden guiar a sus
hijos e hijas a imaginar y expresar los anhelos y metas para su vida. Así como
compartir momentos de reflexión acerca de las consecuencias de las acciones
que realizan. Además, pueden ayudarlos a expresar sus emociones, hablar de
los conflictos y encontrar maneras para solucionarlos.
El juego: A través del juego los adultos pueden compartir los mismos códigos
con los niños y niñas logrando conectarse desde lo emotivo, lo que ayudará a
que sus hijos e hijas pequeños les presten más atención sobre aquello que
desean enseñarles. A través del juego y las canciones, los niños y niñas
pueden aprender a hacer cosas, como ordenar sus juguetes. Otra forma, puede
ser mediante la lectura de cuentos. De esta manera las madres y los padres
pueden ir transmitiendo ideas acerca de sus concepciones del mundo, además
de ir estimulando el lenguaje. Lo que a su vez, proporciona más elementos
cognitivos y emotivos para que los niños y niñas comprendan lo que sus
madres, padres y cuidadores esperan de ellos. Con los niños y niñas mayores
y adolescentes, los adultos podrían lograr una aproximación similar para
dialogar mejor y obtener la atención de los mismos, conociendo y compartiendo
algunas actividades de interés de los hijos e hijas, como sus programas
favoritos de tv o jueguitos electrónicos o temas musicales, por citar algunos
ejemplos.
Suspenderles algo que les gusta: Esta forma de castigo o sanción se aplica
avisándole al niño, niña o adolescente previamente que si no deja de actuar o
hacer determinada cosa que está mal se le suspenderá una actividad que le
agrada, por ejemplo va a dejar de ver la televisión por dos días o no va a poder
ir a una fiesta. Las madres y padres tienen que prometer algo que puedan
cumplir y luego cumplir con lo estipulado para no perder autoridad ante los hijos
e hijas.
Tiempo de exclusión (time out): Este procedimiento se utiliza con la intención
de reducir la frecuencia de un comportamiento que las madres, los padres o
cuidadores consideren inadecuado, negándole al niño, niña o adolescente

42
cualquier oportunidad de que refuerce el mismo, como por ejemplo “el querer
ser siempre el centro de atención”. Las madres y padres envían al niño o niña a
un lugar aparte a pensar sobre lo que hizo. El tiempo de exclusión debe ser
acorde con la edad del hijo o hija. Si estamos hablando de un niño de 5 años,
el tiempo no debe ser mayor de 5 minutos, si es un niño de 8 años, podría
permanecer 8 minutos en un lugar pensando. Este método, al igual que las
variantes del mismo que se detallan a continuación, es apropiado para niños y
niñas a partir de 2 años en adelante.

Donde buscar ayuda?


• Centro de Desarrollo de la Inteligencia, CDI (Centro Privado).
Dirección: Bernardino Caballero 261, Asunción. Teléfono: 204545. Web:
www.cdi.org.py. Servicios ofrecidos: organización especializada en temas de
educación.
• Family Care (Centro Privado). Dirección: Luis de Granada 348, Asunción.
Teléfono: 207516. Persona de contacto: Lic. Patricia Ruiz Díaz. Servicios
ofrecidos: acompañamiento y talleres de apoyo a la crianza para padres
primerizos.
• Fundación „Buscando la Vida‰ (Centro Privado). Dirección: Quesada 4336 y
Mariano Molas, Asunción. Teléfono: 614519. Web: www.buscandolavida.org.py.
Servicios ofrecidos: organización especializada en temas de educación.
Realizan talleres.
• Génesis (Centro Privado). Dirección: Mayor Fleitas 702 y Luis A. Herrera,
Asunción. Teléfono: 201835. Web: www.genesisprenatal.com. Servicios
ofrecidos: acompañamiento y talleres de apoyo a la crianza para padres
primerizos.
• La liga de la leche (ONG). Web: www.lalecheleague.org, así como también
www.llli.org/paraguay.html. E-mail: ligadelalechematernaparaguay@gmail.com.
Servicios ofrecidos: organización que promueve la lactancia materna y el
apego.
• Mamá Club (Centro privado). Dirección: R.I.3 Corrales 1055, Asunción.
Teléfono: 604608. Persona de contacto: Prof. María Aurelia Codas. Servicios

43
ofrecidos: gimnasia y preparación para el parto, acompañamiento y talleres de
crianza a los padres primerizos.

Centros públicos y comunitarios de atención


psicológica
• Dirección General de Salud Mental. Ministerio de Salud Pública y Bienestar
Social. Dirección: Brasil c/Manuel Domínguez, Asunción. Teléfono: 214936. En
este teléfono puede consultar sobre servicios gratuitos con que el Ministerio
cuenta, no solamente en Asunción sino en distintas ciudades del país.
• TeSis - Instituto de Terapia Familiar.
Dirección: Luis de Granada 348, Asunción. Teléfono: 207516. Persona de
contacto: Lic. Sofía Cálcena.
• SAF - Servicio de Asistencia y Formación. Dirección: De las Residentas,
Asunción. Teléfono: 222855. Persona de contacto: Lic. Raúl Stelatto.
• COP - Centro de Orientación Psicológica de la Universidad Católica „Nuestra
Señora de la Asunción‰. Dirección: Independencia Nacional y Comuneros,
Asunción. Teléfono: 441044 (interno 200). Persona de contacto: Lic. Liz
Toñánez.

44
Conclusión

No cabe duda de que el maltrato infantil es un problema enorme, que se hace


sentir no sólo en sus víctimas, sino también en toda la sociedad. Un informe del
Instituto Nacional de Justicia estimaba que el costo anual de las consecuencias
del maltrato y negligencia infantil en los Estados Unidos ascendía a 56 mil
millones de dólares. Este estimado incluía costos directos tales como
programas médicos, pérdida de ganancias y programas públicos, al igual que
costos indirectos asociados con el dolor y la disminución en la calidad de vida.
Un estudio realizado recientemente por la Prevenga el Maltrato Infantil en
Norteamérica, estimaba que el costo total del maltrato infantil en los Estados
Unidos superaba los 94 mil millones de dólares anuales. El maltrato infantil
puede afectar el exitoso desarrollo del niño no sólo en un determinado periodo
de desarrollo, sino a lo largo de toda su vida. Es importante reconocer, sin
embargo, que se está procesando una considerable diversidad de resultados
en relación con el maltrato infantil. Se han aclarado nuevos e importantes
ángulos de investigación en torno a este crítico problema de toda la sociedad.
Ya no resulta productivo conducir investigaciones que se enfoquen
exclusivamente a descubrir los principales efectos asociados con el maltrato
infantil, porque tales aproximaciones posiblemente puedan arrojar resultados
que no cubran con exactitud los riesgos para el desarrollo que acompañan a
tales maltratos. Existe igualmente una necesidad imperiosa por más
investigaciones respecto a los efectos del maltrato infantil durante la infancia y
la niñez. También resulta fundamental el desarrollo e implementación de
investigaciones amplias y longitudinales respecto al maltrato infantil y sobre los
factores de riesgo coexistentes.

45
Donde denunciar?

FONOAYUDA
El número telefónico 147 es una línea gratuita para todo el país, a la que
cualquier persona puede llamar para hacer una denuncia de abusos y todo tipo
de violencia hacia niñas, niños y adolescentes.

CODENI y otras instancias


Las denuncias también pueden hacerse recurriendo a las Consejerías
Municipales de la Niñez y la Adolescencia (CODENI), a las Fiscalías de la
Niñez y de la Adolescencia, así como las Comisarías. Las CODENI funcionan
en la mayoría de las Municipalidades de todo el país.

División de Atención Especializada a Niños, Niñas,


Adolescentes y Mujeres víctimas de violencia
Este servicio se inició a fines del año 2008 con la creación de un Comité
Interinstitucional que incluye al Ministerio del Interior, el Ministerio de Salud
Pública y Bienestar Social, la Secretaría de la Mujer de la República del
Paraguay y la Secretaría Nacional de la Niñez y la Adolescencia con el objetivo
de articular la estrategia de acción frente a la violencia intrafamiliar.

Oficinas de la División de Atención


Especializada:
Comisaría 7.a Metropolitana
Tel.: (021) 228518
Avda. Eusebio Ayala c/ Morquio, Asunción

Comisaría 6.a Metropolitana


Tel.: (021) 204876 Avda. Mariscal López c/ Kubitschek, Asunción (Al lado del
Policlínico Rigoberto Caballero)

46
Comisaría 15.a Metropolitana
Tel.: (021) 557500
Avda. Fernando de la Mora c/ Avda. De la Victoria, Asunción

Dirección de Derechos Humanos Ministerio del Interior


Tel.: (021) 4152024 y (021) 4152027 Manduvirá casi Chile, Asunción

En Ñemby: Comisaría 7.a


Tel.: (021) 960302 Independencia Nacional 671 c/ La Franconi

En Encarnación: Comisaría de Atención Primaria a Mujeres, Niñas, Niños y


Adolescentes
Tel.: (071) 205043 Lomas Valentinas y Padre José Kreusser

En Villarrica: Comisaría 4.a


Tel.: (0541) 42580
Fundadores del Sur e/ Ybaté

47
Recomendaciones
 Se recomienda a los padres de familia que busquen ayuda acerca de
cómo orientarse en los cuidados de las necesidades básicas a las que
tienen derecho los niños y niñas, así mismo que como padres participen
activamente en algún programa donde se brinde información con el
propósito de disminuir tanto la Violencia Intrafamiliar como los maltratos
de negligencia y maltrato físico que más se destacan en la presente
investigación.
 Se recomienda a los maestros, implementar en las charlas de Escuela
de Padres, más y mejores temas que conlleven a la orientación y
sensibilización a los padres de familia para que brinden mayor atención
a sus hijos, mejorando con ello el bienestar físico, psicológico, y social
de la niñez de la comunidad; así mismo hacer énfasis en programas de
orientación sexual a nivel escolar; para mejorar los conocimientos en
cuanto al abuso sexual que puede estar sucediendo.
 Es de suma importancia recomendar a las diferentes organizaciones
existentes de la comunidad a la búsqueda de proyectos comunitarios de
capacitación en la que se aborden temas que ayuden a la población en
la sensibilización de brindar una atención de calidad a la niñez. Además
de la aplicación del programa de charlas elaborado por el grupo que
surge como recomendación final a raíz de los resultados obtenidos en la
presente investigación.
 Se hace necesario también recomendar a la población de niños de la
comunidad a que demanden cualquier tipo de maltrato del que puedan
estar siendo víctimas, ya que es de esa forma como se disminuiría en tal
medida que más niños sigan siendo maltratados por sus padres, no
obstante que también reconozcan que al mismo tiempo que tienen
derechos, pero que también tienen deberes.

48
Anexo

49
50
51
52
53
54
55
56
57
58
Bibliografía

 Libro “Estudio sobre maltrato infantil en el ámbito familiar Paraguay”


 Publicado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia

 CuadroComparativo.org
 https://cuadrocomparativo.org/cuadros-sinopticos-sobre-el-
maltrato-infantil/

 Proyecto de Prevención del Maltrato Infantil en Firatova, Municipio de


Colombia – Autores: Javier Rodríguez y Rafael Tunarosa – Pontificia
Universidad Javeriana.

 Monografias.com
 Maltrato Infantil -
http://www.monografias.com/trabajos24/maltrato-infantil/maltrato-
infantil.shtml

 Enciclopedia virtual “Enciclopedia sobre el Desarrollo de la Primera


Infancia”
 http://www.enciclopedia-infantes.com/maltrato-infantil/segun-los-
expertos/el-maltrato-infantil-y-su-impacto-en-el-desarrollo-
psicosocial

 Wikipedia, La enciclopedia libre


 https://es.wikipedia.org/wiki/Maltrato_infantil

59
Indicadores

Puntualidad -- 1p

Se involucra en la relación de la investigación -- 1p

Colabora activamente con el/la compañero/a -- 1p

Estructura del trapajo -- 10p (Hoja de Respeto, portada, introducción, desarrollo

mínimo de 30 pág., conclusión, recomendación, anexo de 10 pág. Incluyendo

Marco Conceptual, bibliografía con mínimo 5 fuentes, indicadores, índice)

Respeta las reglas ortográficas y de concordancias -- 2p

Defiende puntualmente -- 1p

Dominio del tema -- 1p

Evita la utilización de muletillas -- 1p

Modula la voz correctamente -- 1p

Demuestra seguridad ante el auditórium -- 1p

Viste uniforme de gala -- 1p

Utiliza material didáctico -- 1p

Emite juicio crítico sobre el trabajo -- 1p

60
Índice
Contenido Pág.

Introducción..........................................................................................................1
Desarrollo..............................................................................................................3
Concepto...............................................................................................................6
Abuso y descuido.................................................................................................7
Causas del abuso y el descuido: factores de riesgo............................................7
El Microsistema.................................................................................................8
El abusador o la persona que descuida al niño.............................................8
El niño............................................................................................................9
El Exosistema: trabajos, vecindario y apoyo social........................................10
El Macrosistema: valores y patrones culturales..............................................11
Efectos a largo plazo del abuso y el descuido...................................................12
Factores protectores...........................................................................................13
Las Pautas o Patrones de Crianza.................................................................14
La Resiliencia..................................................................................................15
La disciplina.....................................................................................................15
El vínculo afectivo............................................................................................15
Síntomas del maltrato infantil..........................................................................16
Consecuencias del maltrato............................................................................17
Prevención.......................................................................................................17
Tratamiento......................................................................................................18
El maltrato o abuso físico...................................................................................18
El abandono o negligencia física y cognitiva y maltrato institucional.................19
El maltrato institucional...................................................................................20
Impacto...............................................................................................................21
Aspectos históricos.............................................................................................23
Desarrollo histórico..........................................................................................23

61
Hechos clave......................................................................................................25
Magnitud del problema.......................................................................................25
Consecuencias del maltrato...............................................................................26
Factores de riesgo..............................................................................................27
Factores del niño.............................................................................................27
Factores de los padres o cuidadores..............................................................27
Factores relacionales......................................................................................28
Factores sociales y comunitarios....................................................................28
Prevención..........................................................................................................29
La respuesta de la OMS.....................................................................................30
Ayudar a las familias en problemas o en situación de riesgo............................31
Prevenir el maltrato.........................................................................................31
El Microsistema: La Familia............................................................................32
El Exosistema: La Comunidad........................................................................33
El Macrosistema: Valores Culturales..............................................................33
Fundamento legal...............................................................................................34
Estudio previo de Paraguay...............................................................................36
Convención sobre los Derechos del Niño..........................................................37
Artículo 19.......................................................................................................37
Constitución Nacional.........................................................................................38
Artículo 54.- De la protección al niño..............................................................38
Artículo 60.- De la protección contra la violencia............................................38
Código Penal......................................................................................................38
Artículo 110.- Maltrato físico............................................................................38
Artículo 111.- Lesión........................................................................................38
Artículo 113.- Lesión culposa..........................................................................39
Código de la Niñez y la Adolescencia (Ley N° 1680/01)....................................39
Artículo 5.- De la obligación de denunciar......................................................39
Artículo 25.- Del derecho del niño y adolescente a ser protegidos contra toda
forma de explotación.......................................................................................39

62
Artículo 191.- Del procedimiento para la atención del maltrato......................40
¿CÓMO PONER LÍMITES A LOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES SIN
VIOLENCIA?.......................................................................................................40
Donde buscar ayuda?.........................................................................................43
Centros públicos y comunitarios de atención psicológica..............................44
Conclusión..........................................................................................................45
Donde denunciar?..............................................................................................46
FONOAYUDA.....................................................................................................46
CODENI y otras instancias.................................................................................46
División de Atención Especializada a Niños, Niñas, Adolescentes y Mujeres
víctimas de violencia...........................................................................................46
Oficinas de la División de Atención Especializada:............................................46
Recomendaciones..............................................................................................48
Anexo..................................................................................................................49
Bibliografía..........................................................................................................49
Indicadores.........................................................................................................60
Índice..................................................................................................................61

63

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