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Temas de 'educación / 2

PETER WOODS

LA ESCUELA POR DENTRO


La etnografía en la investigación educativa

Wood s, P., 1986, La escuela por dentro. La


etnografía en la investigación educativa, Barcelon a,
Paidos, capítulos 3. "Observación" y 4. "Entrevistas" .

1. ]. Carnpion, El niiio en 511 context o


~ Ediciones Paidós ~
2. P: 'X'oods, LJ escuela por dentro Barcelona - Buenos Aires - México WM.E.C.
Tirul o original: j·:.rid, Sclx ols
Publicado en :n.ri¿s por Rourlcdge 8:. Kegan Pau., Londres v 1\ ucva York SUlvlARlü
Traducción de Ma!"co Aurelio Galrnarini
Supervisión de :\uria Pércz de Lara

Prefacio 11
Agradecimientos . 13

1 La etnografía y el maestro 15
Conocimiento pedagógico, 16
Etnograña, 18
L utilidad de la emografía para los maestros, 20
Algunos usos pedagógicos de la etnograf ía, 24

2 El comienzo de la investigación . 31
La obtención del marco mental adecuado , 31
Cubierta de Fcrran Carres
I La medición del problema y la ordenación de los recursos, 34
La negociación del acceso, 37
Primera edición. i 9~ j I 3 Observación. A.C:
1: reimpresion. i S'?:}
I Observación participante, 49
Todos J \ ) ~ derecho- r n ,: :" " ':~ !\ : :; ~..r.;; p'lr:: ocl -S : ;.: h ~ r o puc-d= ser rc :,r ~u Cl-.i..... : :":.:: ~-nU ll.L. ~1 almacenada.
sea por p roccdur ucr uos ::: t :"-: _ ' :'~. 0rucos (¡ qu íauco s, inciuuias las fo rocopus . ~ ::. :-:~~ : "· I .Id r fO ? I::;:;HI O de
Observación no participante . 52
iOl J.crecru:H Técnicas de observación y notas de campo , 56
Cuestiones de validez, 64
Algunos ejemplos , 67
© 1986 Pcrcr \\"'oods La psicología y la ética de la observación , 72
© de la presente edición: Centro de Publicaciones del Ministerio de Educación y Cien­
cia; Ciudad Universitaria, s/n - Madrid \" 4 Entrevistas 77
Ediciones Paid ós Ibérica, S. A., .
El etnógrafo y las entrevistas , 77
Mariano Cubi. 92 - OS02l Barcelona,
Coediran : Centro de Publicaciones del M.E.e \" Ediciones Paidós Ibérica, S.A. La forma y el carácter de las entrevistas , 82
Tirada : 3.000 ejemplares . Entrevistas técnicas, 91
El registro de las entrevistas, 95
ISBN: 84-7509·..;....í2-2 La validación de los relatos, 98
Dep ósito legal: B-1 8.781/1989
N.I.P.O .: 176·8-·160·8 5 Materiales escritos 105
Impreso en HGROPE, S. A.; Documentos oficiales, 105
Cl Rccaredo, 2 . 08005 Barcelona Documentos personales, 113
Impres o en Espata· Prinrcd in Spain Cuestionarios, 129
8 1 La escuela por dentro

6 Análisis . 135

Análisis especulativo, 136

Clasificación y categorización, 139

Formación de conceptos, 145

Modelos , 150

Tipologías, 154

7 Teoría 161

Limitaciones teóricas de la etnografía, 16:

Posibilidades teóricas de la etnografía, 1ó5

Actirudes respecro de la teoría, 174

8 Redacción 183

El umbral del sufrimiento, 183

Imperativos morales y condicionadores mectales , 184

«Darle a la manivela », 188

Planificaci ón, 193

Fallos comunes en los primeros borradores l: a veces en los úl­

timos), 196

Conclusión, 200

Referencias bibliográficas 203

Indice de amores 215

Indice analítico . 219

3 OBSERVACION

Observación participante

El método más importante de la etnografía es el de la observación parti­


cipante. que en la práctica tiende a ser una combinación de métodos, o más
bien un estilo de investigación. A diferencia de, por ejemplo, las encuestas,
una característica de esta orientación es que muchas de las técnicas de la eje­
cución real de la tarea están implícitas en el compromiso etnográfico inicial.
Como ha observado BALL (1 984 , pág. 71) , es como «montar en bicicleta:
por grande que sea la preparación teór ica que se tenga, nada puede sustituir
al hecho de montar y andar». Qué hacer debiera ser casi una cuestión de
instinto. y es justamente eso lo que ocurre cuando el observador participante
se enfrenta con muchos prob lemas ad boc. Aun así, la experiencia de los
otros puede proporcionar ciertas seguridades y orientación, así como dar una
idea de las posibilidades y los peligros .

¿Por qué participar?

La idea central de la participación es la penetración de las experiencias


de los otros en un grupo o insutución. ¿Hay mejor manera de hacer tal
cosa que la de adoptar un papel real dentro del grupo o institución y con­
tribuir a sus intereses o fun ción, al mismo tiempo que se experimenta per­
sonalmente esas cosas en conjunción con los demás? Esto supone el acceso a
todas las actividades del gr''':?O , de manera que es posible la observación
desde la menor distancia posic le, inclusive la vigilancia de las experiencias
y procesos mentales propios . [na vez más , los maestros están en una ex­
celente situación para ello , p:.:es ya desempeñan un papel en el seno de su
50 i La escuela por dentro
Observación I 51
propia institución. Pero esto no sólo es una ventaja. sino que también en­ A una cierra altura de ia invest igación decidí que era para mí de vital impar.
traña peligros. El mayor peligro inicial , tal como se ha analizado en el ca­ rancia tener la experiencia personal de determinadas pautas básicas del como
pítulo anterior, estriba en que los marcos interpretativos desarrollados duo portamiento bippic, a fin de sintonizar verdaderamente con lo que realmente
rante años de actividad docente impongan 12 modalidad en que percibimos ocurría. Embarcado en esta empresa , decidí, cuando se me presentó la opor­
las experiencias ajenas, en lugar de convertirnos nosotros mismos en material tunidad , que para mi investigaci ón era decisivo que participara en 'cien os
de valoración. Es necesaria, ' pues, una cierta «limpieza» de los propios actos que entraban en conflicto con jos valores vitales básicos de un pro­
procesos de pensamiento, junto con la necesidad de convertir al grupo o fesor de clase media y en general respetuoso de las leyes . (YABLONSKY, 1968, .
escuela en algo «antropológicamente extraño». Entonces estaremos más abier­ pág. 13.)
tos a las opiniones de los demás. Por tamo, la participación contribuye a la
Parker tenía una posición marginal en su banda de catseye kings.
valoración. Al mismo tiempo, el investigador se convierte en miembro y
puede operar por reflexión y analogía, analizando sus propias reacciones , in­
Mi posición en relación con el robo estaba bien establecida. Yo recibiría un
tenciones y motivaciones, cómo y cuándo ocurren en el curso del proceso de empujón y no diría nada. Si era necesario, me haría el tomo , pero no me
que forma parte. ensuciaría las manos . Esta actitud era normal y no sorprendía a nadie; coin­
Al participar se actúa sobre el medio :- al mismo tiempo se recibe la ac­ cidía con la de la mayor parte de los adultos del vecindario.
ción del medio. Pero debemos tratar de combinar la profunda implicación
personal con un cierto distanciamiento. Sin esto último, se corre el riesgo de La relación con ellos funcionó bien , pero no habría ocurrido así ' de no
«volverse nativo», es decir, de identificarse hasta tal punto con los miem­ haber sido él joven, de pelo largo, borracho, etc. etc., con voluntad de pa­
bros que la defensa de sus valores prevalezca por encima de su estudio real. sarse largas horas sin hacer nada y aceptar pautas «permisivas » (P ARKER,
Lo que nos preserva de este peligro es el tornar cuidadosas «notas de campo» 1974, págs. 219, 223 ).
(sobre lo cual volveremos) y una actitud reflexiva capaz de alertarnos acerca En relación con la investigación en la Lumley Secondary Modern School,
de nuestros propios cambios de opinión o puntos de vista. La extensión del D. HARGREAVES resumió de la siguiente manera las ventajas de su partici.·
compromiso , las reacciones y los cambios del observador, todo ello se con­ pación.
viene en parte de la explicación. REDFIELD insta a sus colegas antropólogos
a no esconderse tras una «máscara de neutralidad» (1953, pág. 156). Ro­ En teoría, permite una entrada fácil en la situación social, al reducir la resiso
BINSON aconseja al investigador «realizar un deba te público consigo mismo tencia de los miembros del grupo; disminuye la extensión de la perturba.
con la intención de elucidar las bases de su propia percepción» (1974, pá­ ción que el investigador introduce en la situa ción «natur al» ; y permite al
gina 251). investigador experimentar y observar las normas , los valores, los conflictos y
las presiones del grupo , que --en un período' prolongado-- no pueden per­
El compartir actividades vitales implica necesariamente el aprendizaje
manecer siempre ocultas a quien desempeña un papel en el interjuego social
del lenguaje, reglas y modos de comportamiento y requisitos del papel, la
del grupo (1967, pág. 193 ).
adopción de la misma ropa y apariencia , las mismas obligaciones y respon­
sabilidades y convertirse en sujetos pasivos de las mismas presiones y com­
LACEY (1976, pág . 60 ) también «tuvo que enseñar a fin de apreciar
pulsiones.
las tensiones que en ocasiones, con toda justificación . convierten a hombres
La naturaleza y el grado de participación pueden variar de acuerdo con
bondadosos en rivales vociferantes y ll-:nnc ¿~ inouina ». También BnR(;'F.SS
los objetivos de la investigación , el investigador y la cultura involucrada .
(1983 , pág . 4), durante un período de dieciséis meses, «enseñó a un grupo
En las escuelas, por eiernplo , hay quienes han cogido una carga de enseñanza
de Newsam sobre una base regular de cu atro clase s semanales e hizo también
de sólo media jornada (D HARGiU:'AVE.S, 1967; LACEY, 1970). Un horario
muchas suplencias en arras departamentos de la escuela » ; también fue «miem­
completo habría conspirad: contra ese elemento de distanciamiento impres­
bro de una sección y de un departamento».
cindible. Cierras estudios su r-culturales, por otra parte, han requerido una
Aunque los observadores participantes realicen un intenso estudio acerca
inmersión casi completa (WHY ': ~ : 1955; YABLONSKY, 1968; PATRICK , 1973 ;
de un grupo en especial , sus hallazgos tendrán también interés para otros
PARKER, 1974; WILLIS, 1977 J. Whyte se unió a una banda de Chicago;
grupos, no necesariamente dentro de la misma clase de institución . Los es­
Yablonsky se hizo bippie. tudios realizados en hospitales, prisiones, asilos , escuelas , etc., se ilustran
recíprocamente, pues tienen en común ciertos procesos institucionales. Pero
'" la investigación también puede revestir interés allende la vida institucional.
52 l' La escuela por dentro
Observación I 53
Los estudios de subculturas como los de P.HRICK (1973) , PARKER (1974)
útil. En segundo lugar, se suma a las propias responsabilidades preexisten­
Y WILLIS (1977 ) son comentarios válidos para la sociedad global. Los estu­
tes. Hay que satisfacer los requerimientos del papel, y satisfacerlos con regu­
dios de interacción en las escuelas pueden contener tanta información acerca
laridad , en los términos prescriptos y los plazos estipulados. En tercer lugar ,
de las interrelaciones entre los sistemas económico, político y educacional,
aumenta las posibilidades de conflicto de papeles. A veces, los objetivos del
como pueden hacerlo acerca de la interacción social en general. Por ejemplo,
maestro y los del investigador pueden chocar entre sí. Como uno de los
se puede descubrir hasta qué punto los alumnos son instrumental o expresi­
múltiples ejemplos , casi diarios, de los problemas éticos que este conflicto
vamente orientados, así como las bases de esa orientación , y esto tendrá
origina, puedo citar uno perteneciente a mi propia investigación . Tenía yo
relación con la estratificación del sistema económico; o podríamos encontrar
interés en la interacción alumno-maestro , y ocasionalmente participaba como
que ciertas estrategias y técnicas de comportamiento social forman parte del
maestro. Sin emb argo, también me preocupaba descubrir las opiniones de los
propio equipamiento social general, de modo que estudios sobre, digamos , el
alumnos , y los estimulaba a que hablaran libremente. Encontré una respuesta
estado de confusión, la dominación, la agresión, el humor, etc ., en las escue­
gratifican te , pero hubo problemas. En cierto sentido, hablar equivale a legi­
las (o en cualquier Otro sirio) tienen una validez más amplia . BRUYN con­
cluye que: timar , lo que se confirma mediante la acritud de «escucha silenciosa»' de
parte de la figura que representa la autoridad. Fumar, fornicar, tender tram­
pas a los maestros y otras actividades que en el marco de las reglas escola res
Si el investigador es consciente del peligro y las reglas del método de
observación participante, estará en condiciones de encontrar con precisión los se consideran aberrantes, son actividades que ocupan un lugar muy destacado
significados culturales contenidos en cualquier grupo que estudie, algunos en la vida de muchos alumnos, por lo cual yo necesitaba saber acerca de ellas.
de cuyos significados pueden tener su raíz en la existencia social misma del Esto tenía que producirse en términos de una completa indulgencia , pues de
hombre (1966, pág. 21 ). lo contrario los alumnos jamás hubieran confiado en mí , pero esto me plan ­
teaba problemas:
En la misma linea, WOLCOTT ha observado que :
1) como maestro ocasional . ¿no deb ía yo, mientras desempeñara ese papel,
El compulsivo interés del etnógrafo es el de investigar continuamente en la dar pasos para reprimir cualquier conducta indisciplinada de que tuv iera
vida social humana y en las maneras en que los seres humanos enfrentan su conocimiento? y
condición humana 0975, pág. 125).
2) como invitado de la escuela, me remordía la conciencia, puesto que
estaba trabajando bajo sus auspicios y gozando de su hospitalidad , al
Observación no participante tiempo que trababa amistad con quienes trataban de eliminar esas ac­
tividades.
A pesar de que la observ ación participante sea el método más puro de
Lue go me ocuparé de aproximaciones idóneas para resol ver rápidamente
la etnografía, la observación 110 participante ha llegado a ser el más común
problemas éticos como éstos, aunque es evidente que una manera de evitar­
en la investigación educativa británica. En este caso, el investigador sólo
los cons iste en rehuir los papeles conflictivo s.
desempeña el papel de investigador y observa situaciones de interés en tanto
D. HARGREAVES (196 7) consideró que tenía mucho que ofrecer de su
tal; por ejemplo, una lección desde el fondo del aula, una asamblea de escue­
«papel de maestro cuidadosamente elaborado», con un resultado diferente del
la desde el fondo del salón , una reunión de personal o un recreo desde fuera .
conflicto de papeles. En efecto . aunque la participación contribuyó a sus rela­
El investigador es, teóricamente, ajeno a esos procesos, y adopta las técnicas
ciones con los maestros , y a :J valoración de sus intereses, también afect ó
de la «mosca en la pared » para observar las cosas tal como suceden, na tural­
su rel ación con algunos alumnos. que resultaban imprescindibles para desarro­
mente, con la menor interferencia posible de su presencia.
llar su proyecto . Por tanto . c¡;ió de enseñarles y «desde ese momento mis
No es difícil advertir por qué algunos prefieren esta modalidad. El enfo­
relaciones con los chicos mejoraren muchísimo ». Algunos lo pusieron a prueba
que de la in vestigación etnográfica es complicado, pues plantea grandes exi­
con impertinencias que «cerno maestro hubiera tenido que reprimir de in­
gencias a las ener gías y el tiempo del investigador, y a menudo presenta una
med iato », per o cuando «dejó de responder tal como los chicos esperaban ,
gran masa de dat os confusos e intrincados a Ía que el investigador Jebe
esos int ento s de provocación cesaron» . Peco a poco los reemp laz ó una cierta
encontrar algún sentido . Sean cuales fueren las ven ta jas que brinda la parri­
Ior rna de com plicidad. «Cca ndo descu bri eron que no los vceriunciaria por
cipací ón, hay que agregar estas exigencias. En primer lugar, lleva un tiempo
las violaciones de las reglas escolares qu e :'0 había obse rvado . el papel de

".
i
54 I La escuela por dentro I Observación I 55

maestro comenzó a disminuir y lo reemplazó una nueva forma de respeto y panre es menos probable que ocurra esto. En este caso, no sólo protege al
de confianza. » ¿Cómo manejó Hargreaves las infracciones que observaba in vestigador de su implicación real en un papel , sino que por la mismarazón
o de las que tenía conocimiento? «U n repentino ataque de ceguera o de estimula el cultivo de un distanciamiento necesario con vistas a la evaluación
sordera demostré un incalculable valor para resolver esos problemas.» (Pági­ científica del material descubierto y presentado. He aquí uno de los cons­
nas 203-2 04.) tantes dilemas: verse involucrado al punto de ser capaz de valorar la vida
También Lacey pasó del rol de maestro a otro «más libre, de investiga­ corno un nativo, pero ser al mismo tiempo capaz de distanciarse a voluntad
ción» , y halló que eso producía «un aumen to -gradual al comienzo y luego con el fin de poder representar esa vida con la adecuada contextualización .
exorbitante- en el volumen de información que recibía de los alumnos» Una conciencia del problema contribuye sin duda a su solución , pero, una
(LACE""', 1976, pág. 58 ). Es evidente que la participación como maestro puede vez más, la observación no participante es una precaución para quienes sien ­
ser contraproducente para una investigaci ón entre alumnos . La participación ten surgir demasiado fácilmente sus simpatías , al punto de teñir su jui cio .
como alumno parecería ser en ese caso ls indicada , pero es impracticable La no participación no evita por completo estos problemas, claro está;
para la mayoría de los ya curtidos etnógrafos . Corno observa un investigador: y, en cambio. carece de los beneficios de que goza la participación : el alla ­
namiento del acceso, la penetración del núcleo vital del grupo, la satisfac­
Otro impor tante fracaso personal que cambia las técnicas de investigación ción de contribuir a la función del grupo o instirución y su utilización corno
es el hecho de medir yo 1,90 metros de altura , mientras que la mayoría de carta de negociación. Cuál de estos tipos se adopte depende por entero de
los muchachos de catorce años de Suoderland son considerablemente más
la clase de proyecto y del carácter y disposición personal del investigador.
bajos. Esto quiere decir que la observación participante sin interferencia,
Sin embargo, corno ya hemos visto, en cierto sentido se es siempre par­
mediante el expediente de mezclarme araistosamenre entre ellos, resulta lisa
y llanamente imposible. Muy otra hubiera sido la situación en caso de haber ticipante . En primer lugar, es difícil no ejercer influencia alguna sobre la
hallad o de prc::Jto un gran aliado para sus peleas callejeras: 12 existencia situación que se observa , en particular en áreas especialmente sensibles corno
de ese gran aliado habría cambiado notablemente sus acciones. (CORRIGAN , las aulas . David HARGREAVES (1967), por ejemplo , describe cómo, apenas
1979, pág. l~ _ ) comenzó la observación de clase, las percepciones que los maestros tenían
de su papel cambiaron , y, en consecuencia, también cambió el comportamien­
Sin embargo . algunos han conseguido hacer de esto una ventaja (L LE­ to de esos maestros. Dejaron de verlo corno un maestro, para considerarlo más
WELLYN, 1980 ), e incluso ha y quien ha recibido el galardón de «alumno bien un inspector. Un maestro «hizo trabajar a los chicos silenciosamente
honorario » (FULLER , 1984). Lo má s común es que haya que fabricarse un con los libros de texto , les hablaba en su escritorio en voz muy baja. . . »
papel especial. Así. Lacey se convirtió en una especie de consejero informal , se Otro, «encargaba por lo general un trabajo escrito y luego se me unía , al
integró en con versaciones con los muchachos en cualquier momento del día , fondo del salón , donde conversaba conmigo o me contaba chistes» (pág. 196 ).
visitó sus casas , los im -itó a la suya, form ó parte de un equipo de cricket y Después de una lección , uno me comentó : «H an estado un poco ruidosos ,
procuró participar en sus actividades extraescolares , aunque esto lil !;~,., "''' ::C:: ¿verdad? Me parece que castigaré a algunos cuando usted se haya marcha­
lo consiguió. En otras palabras , «participo» i.v"';u lo que pudo y se creó un do .» (Pág. 197 .)
papel especial , el más productivo para lo que buscaba. Por mucho qu e se trate de reducir este efecto y alcanzar «el tercer esta­
Otra limitación de la observación participante plena es la resistencia a dio de acceso», es inevitable ejercer una cierta influencia, que , por tanto, debe
volverse «nativo », es decir , a sobreidentificarse con los puntos de vista de tenerse en consideración. Aun cuando no comparta ninguno de los papeles que
la gente al punto de hacerlos pr evalecer sobre la propia perspectiva de inves­ observa, el observador no participante es, a pesar de todo , parte de la escena.
tigador. En el trabajo etn - -d fico , son muy fuertes los vínculos que se crean En segundo lugar , en cualquier investigación a largo plazo, es difícil
con los sujetos que se estucn. E n verdad es éste un requisito indispensable, evitar verse envuelto de algún modo en la vida del grupo o de la institución.
como hemos vist o, para comr. , i er sus modos de vida con una cierta pro­ Mis propias experiencias, por ejemplo, me han llevado a pensar en el «ob­
fundidad . También es menester em patizar con las opiniones de la gente, ver servador comprometido» (WOODS , 1979; véase también PORTER, 1984;
y sentir como los demás. El pel igro es evidente. La ernpatía puede term inar HAMMERSLEY, 1984 ; RUDDUCK , 1984 ; POLLARD, 1985a). No adopté un papel
por imponerse , y descubrimos un día otorgando primacía a las opiniones aceptado en la institución, aunque, lo mismo que Lacey, en ocasiones ayudé
de un grupo particular e interpretando cualquier Otro material a la luz de a los supervisores, ocupé su lugar en actividades tales como jugar al ajedrez,
esas opiniones , todo lo cual culmina en la idealización romántica de las ac- .. arbitrar partidos de cricket, acompañar a los alumnos en servicio comunita­
tividades y creencias del grupo privilegiado. Con la observación no partici- rio a hospitales , ayuntamientos , casas de ancianos y, sobre todo , compartí
la vida de los maestros en la sala de profesores. El compromiso estaba en la cuela», de modo que adoptó un procedimiento de registro en video y playhack.
relación que se establecía con el personal y los alumnos , una identificación Filmaría en video una clase en su acti vidad ordinaria y luego se la mostraría
con el proceso educativo y una voluntad de aceptación de las percepciones a los niños. Durante el playback , analizaría con ellos los que sucedía. Esta
que ellos tenían de mi papel. Estas percepciones me incorporaron en el marco actividad vol vía a registrarse en una cinta de «segunda generación» . Las ven­
de la escuela. Por ejemplo, me veían, entre otras cosas, como: tajas de ello , de acuerdo con Silvers, residía en que los niños podían asignar
sus propias «claves y principales interpretaciones a la inmediatez del material
1) una agencia de socorros, o consejero, tanto los alumnos como el perso­ del video» en lugar de tener que «iniciarlos» el investigador (págs. 130-131).
nal docente (alguien con quien a todo el mundo le gustaba hablar para El video de segunda generación era una suerte de control de hasta qué pun­
«aliviar el corazón del peso de sus secretos»); to el investigador había influido sobre los niños en la discusión .
2) un agente secreto -por ejemplo, para el director, quien pensaba que De la misma manera, las fotografías «pueden acelerar la relación, com­

podía yo actuar como una fuerza de orden, de información sobre acti vi­ prometer gente en la investigación Y ofrecer anécdotas y colecciones de datos ,

dades indisciplinadas, etc .; con lo que se imprime velocidad a los procesos , a veces mu y largos , de ~ons­

3) un factor a utilizar en la lucha por el poder; por ejemplo, apelar al cono­ trucción de las relaciones de trabajo de campo y de localización de inform an­

cimiento que yo pudiera tener para dar apoyo a un argumento político tes de confianza » (\'{7 ALKER Y WIEDEL, 1985. pág . 213). Por supuesto, las

(y no educativo ); fotografías no narran por sí mismas, pero contribuyen a una «memoria viva»

4) un miembro suplente del personal, disponible para utilizar en casos de (ibíd., pág. 215; véase también BOGDAN y BIKLEN, 1982).
emergencia; y Sin embargo, el recurso mecánico de más extendida utilización en la in­
5) simplemente un ser humano, que compartía la compañía tanto de maes­ vestigación educativa británica es el reg istro magnetofónico. A veces, el ma­
tros como de alumnos. terial primario más importante es 10 que el maestro dice realmente en la
lección . no fragmentos de ello ni aproximaciones , sino la totalidad y tal
En todos estos aspectos, me sentí profundamente comprometido en la coma fue dicho . no como se recu erd a . Gran parte del tr ab ajo de H.-\..MMERS­
vida de la escuela, aun sin ningún papel formal en ella. Estas eran las circuns­ LEY (por ejemplo . 1977b) se refiere al análisis del lenguaje del maestro en
tancias en que yo, y aquellos con quienes tenía que tratar, fabricam os un papel las sesiones de pregu n tas y respuestas , y utiliz a lar gas secciones de transcrip­
que tuvo connotaciones funcionales para los fines de las personas que forma­ ciones . Esto no podría observarse de ninguna otra manera con la misma pre­
ban la escuela. cisión (véase también BAR.'1ES, 1976 ; NucLURE Y FRENcH, 1980, EDWARDS
y FURLONG , 1978).
A. HARGREAVES ilustra algunos de los beneficios del registro magnetofó­
Técnicas de observación y notas de campo nico. Este autor estudió la toma de decisión de los maestros y prestó aten­
ción a una cantidad de reuniones semanales de discusión.
En primer lugar, ha y que prestar atención a la observabilidad propia. Es
necesario, en la medida de 10 posible, «fund irse con el escenario» y perturbar Las transcripciones proporcionan una documentación fascinante de las com­
lo menos posible la acción con nuestra presencia. La propia aparición 'f el plejidades del proceso de toma de decisiones acerca del currículum, de las
estrategias que emplean los directores para asegurarse el acuerdo del perso­
sitio que ocupemos debieran carecer de notoriedad alguna . (Si se trata de
nal sobre política curricular, de los tipos de explicación que los maestros dan
un a clase , en un rincón al fondo .) K.rNG (1984 ) ha conseguido hacerse invi ­ usualmente para apoyar sus argumentos, de los niveles de compromiso del
sible al observar una clase de infantes desde la Wendy House. De lo con­ personal superior respecto de los maestros en período de prueba , etc. (1981,
trario, la modalidad aceptada , como en DELA...\loNT (19 8-i, p ág. 27), es la de
pág. 308).
«ocu lt ar se y acechar».
Los principales requisitos de la observación son, naturalmente, un ojo Una de las estrategias que se utilizaron fue la de la «retórica de con tras­
avizor , un oído fino y una buena memoria. A veces se utilizan filmes , gra­ te», un artificio para allegar apoyo a una opinión o una política mediante la
gaciones y ' foto grafías para ayudar a la memoria, y en algunos proyectos denigración de la alternativa. Esta táctica se muestra claramente en la trans­
son indispensables (v éase WALKER y ADELMAJ'\l , 1972 ). Una utilización del cripción de la discusión siguiente en Countesthorpe.
lilme ha sido demostrada por SILVERS (1 977 ). Buscaba -¿J una manera de
«t ener acceso a la comprensión del niño y las pr ácticas organizativas de la es­
58 I La escuela por centro Observación I 59

Afr. Pool (delegado principal) : Pero, fuera de eso, no hubo. .. no hubo nin­ 2 ) las cosas que para los participantes son indudablemente importan­
gún tipo de coacción para obligarles a ir . Simplemente les dejamos todo el tes (que un alumno se haya equivocado en el color de los calcetines o qu e
día sin moverse y leyendo... leyendo únicamente comics hasta que, en teoría, coma un caramelo en una lección, pueden parecer anécdotas tr iviales para '
hartos de: ello. les surgie:ra el deseo de hacer otra cosa. Y si recorrieran us­ f un extraño, pero si mere cen la severa reprimenda de un miembro del perso­
tedes la escuela, podrían ver chicos cociendo patatas fritas y sentados sin nal --como yo he presenciado a menudo-, la cuestión reviste su interés,
hacer nada. Pero ése es el punto extrem o del recorrido de que hablábamos . pues es algo qu e req uier e comprensión; análo gamente , gran parte del com- .
Mr. Stones: l.::: largo recorrido (en voz baja).
portamienro de los alumnos , sobre todo el indisciplinado o anómalo , puede
(Risas).
Miss Heme: l.:!l recorrido larguísimo . .. parecer irr acional y carente de finalidad . pero para mí es precisamente una
(Más risas). luz de alerta que indica que hay algo que requiere una explicación particu­
Pues ya me veo yo a los chicos, aburridos de estar sentados sin hacer nada larmente detenida.
y de comer patatas fritas y leer com ics. yéndose de la escuela en busca ce
algo más... más excitante. (A. HARGREAYES, 1981, pág. 310.) Aun así, es preciso prestar espe cial atención a posibles causas de un mues­
treo tendencioso (véase BURGESS , 1982a). Algu nos etnógrafos , al considerar re- .
Sin embargo , estos auxiliares pueden ser costosos , producir interferen­ trospectivamente su trabajo . han mostrado ciertos ejemplos de esos muestreos
cias y absorber demasiad o tiempo (en el capítulo siguiente analizo el pro­ tendenciosos , qu e pudieron haber afect ado los resul tados. B ALL (1984) , por
blema de las cintas magnetof ónicas ) y, en la mayor parte de los estudios, ejemplo, describe cómo se concentró en la enseñanza académica en una escuela
la persona del investigador seguirá siendo la pieza fundamental del equipo . y tuvo muy poco en cuenta el currículum «no académico », prestó poca aten­
Es éste un instrumento mucho más flexible , capaz , en teoría , de mezclarse ción al trabajo pastoral o a las actividades extracurriculares y obs ervó las lec­
con el medio, discriminar el material , ejercer decisiones y elecciones , ir de ciones a las que pudo tener acceso, a consecuencia de todo lo cua l su repre­
un sitio a otro , interp retar. Los filmes y 12s cintas magnetofónicas no son sentaci ón de la escuela sufrió profundas di storsiones (pá g. 77 ). HAMME RSLEY
más que ayud as para completar la fuente primordial de material, que puede ( 1984 ) también reflexiona acerca de cómo ado ptó en su investigación decisio­
requerir una gran tarea de «rellenado» por parte del observador. Lo que el nes ad boc acerc a de cuáles lecciones grab aría , se conc entró en los aspectos
observador ve, oye y experimenta en persona no tiene sustiruro real . Además , orales del tra bajo del aula, realizó visiras irregulares al personal y se permitió
todo lo que se presenta a nuestra mirada o nuestro oído es potencialmente una interacción desigual con los maestros , todo io cual pl anteaba in terrogantes
pertinente. En esto incluimos gran parte de lo que, en caso contrario, podría acerca de «la representarividad de los dat os, nacido s de la ausencia de un a
juzgarse tri vial (10 que es trivial para una persona puede estar lleno de sig­ actividad sistemática de muestreo » (pá g. 51). Yo mismo tendría que con fesar
nificado para otra ). aná logas des viaciones en mi trabajo; por ejemplo, no conversé de la mi sma
Sin embargo, puesto que, como se ha dicho, es físicamente imposible manera con todos los mi embros del personal, ni observé todos los tipos de
obse rv ar y registrarlo todo, ha y decisiones que deben tomarse sobre la base lecciones.
de «muestras ». Es C2s dependerán del tipo de pro yecto . Puede ocurrir que En general , es necesario apuntar a una muestra «intencional, sistemáti­
se quiera enfocar un fragmento de la enseñanza considerada en su con junto , ca y teóricamente conducida» (ibíd., pág . 53 ). Sin embargo , en el trabajo
y las reacciones a ella, o incluso aspectos parciales de esa enseñanza, tal es antropológico esto no es siempre po~i\.:'!~ de conseguir plename nte , debido a:
como la manera en que se dirige a los muchachos y a las niñas , o bien que
se qu iera estudiar específicamente un grupo o persona en particular. En mi 1) su naturaleza no siste mática , exploratoria ;
investigación en LowEeld (W OODS, 1979), en la que lo que me interesaba era 2) problemas de acceso ; y
la in teracción maesrro-alumno , escogí enfocar fundamentalmente dos clases 3) la recogida de datos y problemas de procesamiento a través de un solo
de cuarto cur so y de quint o y los observé a lo lar go de toda una gama de par de oídos y de ojos.
acti vidades , con particular atención en :
Por todas esta s razones , algunos de los problemas a que Ball y H arnrners­
1) ocurrencias insólitas, conflictos, quiebras del orden ; como sociólogo ley se refieren , son pr ácticamente ine vitables. En este caso, como estos auto­
esto me interesaba porq ue a menudo las normas , las reglas, los valores y las res sostienen, debiéramos reconocer las des viaciones y no presentar el es­
creencias que se encuentr an detrás de ello sólo pueden resultar visibles cuan­ tudio como pl enamente representativo.
do se las transgrede;

Obs erv ación I 61


60 l La escuela por dentro

yarse tan sólo en la memoria, por muchos peli gros que eso acarre y aunque
Notas de campo
hubiera que de scart arl a ante cualquier sospecha. Sin embargo , así com o los
Tal vez haya que realizar muchas observaciones en un amplio espectro actores aprenden su s papeles , los músicos solistas sus partituras y los no ve­
de situaciones antes de poder comenzar el análisis. Mientras , es menester listas y dr amaturgos desarrollan un oído espe cial para el diálogo, así tam bién
registrar las observaciones . Esto se cons igue con las notas de campo. Las el etnógra fo desarrolla un a facilidad para recordar escenas y parlamentos.
notas de campo son, en lo fundamental , apuntes realizados durante el día Puede que dependa de los mismos esúmulos -algunas palabras clave, nom o
para refrescar la memoria acerca de lo qu e se ha visto y se desea registrar, bres, frases ap rendidas de memoria-, pero en est e caso se cultiva más
y not as más extensas escr itas con posterioridad , cuando se dispone de más esp ecialmente la capacidad para recrear escenas en la mente y reproducir el
tie mpo para hacerlo . Los etnógrafos tie nen sus propias triquiñuelas para to­ diálogo , d e modo que , en cierto sentido, se vuelve a vivir la parte rele vante
m ar apuntes ocasion ales. P or supue sto , a men ud o ser á muy con veniente tomar de la acción.
Se ad vertirá la importancia de tornar notas la misma noch e y plenamente,
notas directamente, al estilo del periodista. Sin embargo, aun ent onces, puede
pues los acontecimientos del día siguiente pue den muy pr on to agolp ars e
acudir en nuestra ayuda la habil ida d para la taquigrafía y el resumen rápido.
Los etnógrafos cultivan sus sistemas pers onale s de taquigrafía : abreviaturas jun to a los recu erdos ante rieres y producir confusione s y perder así datos
(m por «m aestr o», ut por «a fin de »), símbolos ( ¿ por «preg un t a», O por importantes . En la paz Y el silencio del hog ar, frente a la chi men ea (esta
«nad a», :. por «en con secu encia», '.' por «porque» , ~ por «va a» ), di a­ situación es muy importan te. pues favorece el recuerdo y la reflexión gracias
a que ya no presenta nuevas ¿ emand as a la sens ibilidad), se pueden comple­
gr am-as para explicar una escena o un fr agm ento de acción , para describir
tar los d etalles qu e rodean a los indicadores principales. Esto no resulta fácil ,'
relaciones o para resumir UD acontecimiento. Pu eden tener un dictáfono
en donde regis trar coment arios cada tanto. Des arroll ar una notación fluida pues es esencial la precisión y hace falta una gran concentración. Se trata, en
verdad . de momentos mu y agotadores para el etnógr afo , pero no tiene es­
puede llevar cierto tiempo . BALL ( 198 4, pág. 73 ) ob serva que sus anotacio­
nes inic iales eran mu y pobres. capa tor ia.
La manera en que cada ::.::0 llev a estas notas es mera cu estión de gus tO
person al. Yo u tili zo un gran c::.:!derno de tapas dura s,' en ei que, de un lado
Tu ve que desarro llar la fluidez de apuntes prácticamente inde scifrables a fin
de que , mi s tarde , me permi tieran registrar, palab ra por palabra, secciones d e la página , regist ro las «netas de campo», y del ot ro lado , las «reflexiones»
enteras de conversación o describir con tocio detalle incident es del aula o de y la in formac ión extra . El :l!:" :sis detenido vendrá luego; no ob st ante , mien­
la sala de profesores, tra s escribo las notas surgen :";.evitablement e ciertos pensam ient OS, que ser­
virán como ind icadores inic ia.:.es del análisis . E n est a parte de la ho ja pue de
haber también referencias 3 ca tos afines. El objetivo princip al, sin embargo ,
Sin embargo , puede no ser con veni ente ni d eseable tomar notas abierta­
debe ser siempre el registro ::::ís completo y fidedi gno posib le de las obs er­
mente. Sobre todo si se es part icipa nt e, pue de no haber ocasión par a ello o
vaciones del d ía , puesto qu e :oda la investigación depende del vigor y la
pr ovocar interferencias ea la interacción. En o tra s ocasiones, el ver a alguien
que torna notas sobre lo que ha cen los dem ás pu ede ser desalentador. Los exac titud de este material.
OtrOS pr efieren ut ilizar r.c :3.S sueltas que se gua rdan en una carpeta . L a
pr ese nt es pueden sentirse espiados , o, de alguna mane r a, juzgados y evalua­
ventaja de este sistema est:í :::1 que las ho jas se puede n q uitar fácilmen te
dos , Ad em ás, puede ha ber ocas iones compl etamente im previstas en qu e acune
del con junto y son cómod as ;O'H a fotocopi ar , e incluso se las puede agregar
algo de gr an impo rt ancia para la investigaci ón o se dice algo decisivo. Los
sin alt erar par a nada el o r¿~ y la meticul osida d . P uede haber ocasiones,
etnóg rafos tienen siempre a mano tro zos de papel y habili dad par a no dejar
escapar las oportunidades adecuadas para anotar palab ras clave , nombres y tambi én , en que resulte físic.:::ente impos ible tomar notas de un modo com­
pleto. Lo único que se pu ede ~ acer entonces es coger uno s rápidos apuntes
fra ses cap aces de agilizar lue go la memoria. H AMMERSLE Y (1 98 4, pág. 53 ) se
sorprendió un día en la sala de profesores tornando nota en el periódico que aproxima tivos . Por tant o , es ::¡ás cómodo que tod os estén hecho s en ho jas
del mismo tamaño y que se :.:s pueda arch ivar limpiamente y en orden. P or
en ese momento estaba leyendo . A veces pue de n tener que recurrir a ciertas
ejem plo , se podrían div id ir :.:..; notas en archivos separados de acuerdo con
zonas pri vadas, en las que pueden realizar una anotación má s completa, Es
los tem as u ob jetivos dc la :";.·: estig ación , y duplicar las not as qu e tienen
así como se pue de ver a Jos etnógraf os acudir :J. le s lavabos con una Irecuen­
cia mucho mayor que la normal du r an te el día. func ión múltiple. As í, GRIFI:'! (198 5 , pág. 104 ):
P ero también puede ocurrir que no se presente nin guna oportunidad de
tomar la má s pequeña nota. Esto q uiere decir que, a vece s, es pr eciso apo-
62 I La escuela por dentro Observación I 63

tenía vario s arcarvos de «notas de campo»: notas de mis visitas a escuelas,


que as piramos introd uci r no llegarán hasta que nos hayamos sumergido en
lugares de trabajo y un archivo titulado «vida familia r y tiempo libre»; un
archi vo para el «método», que incluía mis propias reacciones y desarrollaba fragmen to s d e la vida real.
ideas acerca de la metodología de la investigación, opiniones de los parti­ A ve ces, 105 inv estigadores tratan de resolver estos problemas relativos
cipantes acerca de mí mismo y del proyecto , y un archivo tirulado «T eor ía», a las fuentes con un a recogida más sistemática de datos. En el extremo de '
que contenía notas para un marco teórico y puntualizaciones acerca de textos estos sistem as se halla el Flanders Interaction Analysis Category System
importantes. f (F I AC). del qu e han utilizado adaptaciones DELAMONT (1976 ) Y GALTON y
colab. , éstos últimos en los estudios Orade (GALTO?' y SIMON , 1980; GALTON
La recogida de datos puede ser excitante y gratificante, pero también y colab ., GALTOI\ y \\hLLCOCKS; SIMO!' Y 'J.,7ILLCOCKS , 1981 ). Consiste en que
puede ser aburrida y frustrante. Por ejemplo , hay muchas lecciones que no el observador señ ala a intervalos regulares ítem s adecuados y predefinidos . en
presentan ningún interés para un observador adulto , y es probable que la una ho ja codificada. A sí, las categorías de observación del registro de los
ma yor parte de lo que se observa en una escuela sean lugares comunes. Sin alumnos en los estudios Oracle comienzan del siguiente modo.
embargo, esto mismo puede ser vehícu lo de un mensaje. BEYNON ( 198 3 , pá­ Código d e las categorías alumno-adulto.
gin a 48), por ejemplo , halló frecuentes referencias al aburrimiento en sus
notas de campo, pero poco a poco aprendió a valorar esta actividad , no con ­ Categoría Item Breve definición del ítem
cebida como la de un adulto que se pasa horas sentado ante una actividad
trivial, sino como la de los alumnos que a él le interesaba estudiar. 1. Función del II\TIT Intentos del objetivo para convertirse en
objetivo roca de atención (no foco a una señal
Al comienzo despreciaba sus juegos como irritantes y violentos , pero luego previa).
llegué a interpretarlos corno un a manera aut éntica y valiente de mantener STAR El objetivo es foco de atención .
vivo y act ivo algo de sí mismos durante el prolongado asalto del día escolar P ART El objetivo en la audiencia (ningún niño
tanto a la mente como al cuerpo. es foco)
LSWT El objetivo en la audiencia (o tro niño es
Si el e tn ógrafo ernpatiza verdaderamen te con su s su jetos, entonces , inclu­ el foco ).
so el «ab u rr irse» se vuelve interesante.
Entre los etnógrafos es mu y conocido el sentimiento -llamado «síndro­ (G ALTON y SU,iON, 1980, pág . 12 .)
me de otro sitio»-- de que lo realmente impor tan te ocurre en algún otro
sitio . Y por mucho que se cambie el programa del investigador para tratar
Luego se codifica el co mpo rtami en to del alumno-objetivo , a intervalos
de detectar ese Otro sitio, éste parece siempre desplazarse exasperantemente. regulares de veinticinco segundos. .
Estos temores tienen su origen en la mala captación de lo que se ha presen­ DELAMONT (1984 ) confeccion ó sus propias categorías de observación del
ciado como testigo, lo cual ocurre por accidentes tales r-....mo la pérdida de !:::~~.: :::~ :~::.T-!10 como uno entre muchos métodos . Comienza así:
no tas , fallos de memoria, incapacidad p ar a comprender las propias notas ,
inconvenientes mecánicos , como el grabador que no graba , o fatiga abruma­ Código Explicación
dora . La regla de oro es ab stenerse de inventar un a ficción . En caso de
duda, es mejor olvid ado. Es posible que la sit ua ción se repita, y quizá ha ya VR U na respuesta correcta , o al menos aceptable , producida por un
algo que se pueda hace r para asegurarse de qu e así sea . Además, no hay que voiu n ran c.
perder de vista que los límites de este tipo de investigación no provienen de V\YJ Una respuesta incorrecta, o i naLt:: p;. ":: ) '~ ' ):'roducid:i por un vo­
los datos --casi siempre infinitos- sino de las propias capacidades persona­ luntario.
les . En consecuencia, hay que ponerlas a prueba . Sin embargo, es importante VT U na traducción voluntaria.
no confundir desorden , ininteligibilidad y variación de los datos con inca­ AR Una respuesta correcta producida a pedido . (p ág. 35)
pacidad personal. Los etn ógrafos acostumbran a «f orcejear» con los datos
durante un tiempo, y a menudo se encuentran referencias a «logros algo «El análisis interaccional » , como se lo llam a, ha suministrado informa­
chapuceros ». Así es la vida, llena d e ambigüedades , incoherencias , faltas de ción ú til . P or ejemplo , estos sistemas pueden decirnos , con gran fiabilidad ,
ló gica , confusiones. Las p autas que esperamos descubrir y las explicaciones qué proporción de tiempo habla el maestro y qu é proporción de tie mpo se
64 , La escuela por dentro
Observación I 65
invierte en «lectura» , en «formulación de pr eguntas» , o que proporción ocupa
la expresión oral del estudiante, y también si se tr ata de «respuesta» o de de lo que se denomina datos «dur os» es sospechosa, en la medida en que a
«iniciación», etc. (FLANDERS, 197 0) . Es evidente que esto presenta una gran menudo los informes estadísticos se han aceptado como datos sin ningún
utilidad en áreas como la de los estilos de enseñanza, tal como Galton y esfuerzo por descubrir los criterios y los procesos implícitos en su compila­
sus colaboradores han demostrado. ción (Crcm.JREL, 1968 ; DOUGLAS, 1970 ).
Sin embargo, aun cuando un instrumento sistemático bien construido En primer lugar , hay que advertir que no estamos tratando con absolu­
pueda facilitar muchos problemas de una observación más abierta, tiene tos : ni conocimiento absolutamente ob jeti vo , ni absolutamente subjetivo.
también su precio. En efecto, los datos son más limitados desde el momento Como lo ha dicho BRUYN, «todo conocimiento social, y en realidad toda co­
en que el observador tiene que ignorar gran parte de la acción , así como el municación humana, tien e al mismo tiempo una dimensión objetiva y una
medio cultural general de la situación. La definición previa de categorías dimensión su bjetiva» (196 6 , pág. 164 ). Podemos, pues, dejarnos conducir por
también menoscaba uno de los principios etn ogr áficos básicos : el de permi­ SCHUTZ.
tirles emerger de los datos. Además, los significados ocultos tras las acciones
observadas pueden fácilmente ser mal interpretados o inadecuadamente re­ Es esencial a la ciencia la objetividad, no sólo para mí, o para mí. para ti
presentados. Por ejemplo, si un alumno levanta la mano para responder una y para unos pocos más, sino para rodas. y que las proposiciones cienr íficas
pregunta del maestro, se puede interpretar eso como un «acto voluntario» , no se refieran a mi mundo privado, sino al único y unitario mundo-de-vida
pero no se sabe hasta qué punto esa «volunt ad» es auténtica, o cuáles son común a todos (1962, pág. 205).
sus motivos. Como observan DELAMONT y H..nuLToN (1984, pág. 11) acer­
ca del estudio Orade: Esto es lo que nos interesa como investigadores científicos , y ésta es una de
nuestras diferencias respecto de los novelistas y los periodistas . El trabajo
Cont inúan con la distinción de seis estilos de enseñanza , que son el tema de , por ejemplo, l lNRY (1963 ), S ~IITH y GEOFFREY (1968 ) y .vlEAD ( 1934 ),
principal del proyecto. Una vez más, la pre gun ta irritame es la de por qué muestra est e int erés por pautas de comportamiento generalizables. Su rela­
los maestros eligen actuar como lo han hecho. Los datos de O racle no nos ción con las propiedades «personales» del in dividuo --en oposición a las
pueden informar al respecto.
«sociales»- la expresa ] AGCSON en las siguientes palabras: «T oda estrategia
im po rtante de adaptación es objeto de una sutil trans formación y de una
Por estas razones, la mayoría de los etnógrafos prefieren no llegar a ex presi ón ún ica como resultado de las caracter íst icas idiosincrásicas del esru ­
estos extremos , o, como DELA.MONT y FULLER ( 198-+ ), utilizan estos instru­
mentos con propósitos restringidos . La mayoría prefiere nadar en datos, por
incómodo que sea, hasta que emerjan las categorías y diri jan por sí mismas
toda la sistematización. En consecuencia, no se trata de sosla yar el hecho de
.
diosa que [as ernplea. » (1968, pág. 15 .) El investigador debe buscar las pro­
piedades com unes de las estrategias ante o a través del velo que su trans­
., .
rorrnac ion interpone.
Esto plant ea dos pr eguntas importantes , a saber: ¿Cómo podemos estar
que la ma yor ía de las recogidas etnogr:íficas de datos sean frené ticas . En las ,
seguros c e:
etnografías en gran escala , se trata de una tarea diaria y de jornada completa,
que req uiere una concentración sostenida, energías indi visa s y la renuncia 1 ) la generalizabilidad (validez exterior) ; y
a Otros placeres y acti vidades mientras se procede a redactar las notas de 2 ) cu e lo que nosotros «descubrimos» sea un producto auténtico y no
campo. No obs tante, todo ello tendrá su com pensación , pues el análisis y la esté teñido por nuestra presencia o nuestra instrumentación (v alidez interna )?
presentación posteriores se harán con mayor holg ura . Pero su calidad depen­
derá siempre de los datos.
/ t b st.1 qué pun to pueden est os halla zgos aplicarse a otras escuelas? Hay
do s enfoques diferentes de la etnografía. Están quienes la ven como exclu­
sivament e ideogr áfica, es decir , descriptiva de sit uaciones particulares ; ést os
Cuestiones de validez destacan la naturaleza hol ística de la etnografía y la índole distintiva de la
infor mación descubierta, que, por tanto, no está respaldada por los supu es­
Las relaciones que surgen del tr abajo de observación participante suelen tos de la valoración estadística. En consecuencia, no permite la generaliza­
recibir la acusac ión de im presionistas, subje tivas, dis torsio nadas e idi osinc r:í­ ci ón, aun cuando le sirva de base. Como hemos visto va con anterioridad, la
sícas . Es interesante, desde el punto de vista imer:lccionista, que gran parte situ ación es fluida, emergente . to rmada por realidades múltiples en constan­
te negociaci ón . ~o se tr ata de «verdades» J descubrir, ni de «pruebas» a
66 ; La escuela por dentro
I Observación I 67

realizar; el objetivo es más bien una mayor comprenSlOD de la acción social ría de métodos tanto para el descubrimiento y la exploración como para
en la situación que se estudia. Las descripciones del etnógrafo pueden mu y el control recíproco de las relaciones . Algunas de éstas pueden ser medidas
bien estar llenas de detalles , de significados, de estilo y de modelos, todas sin producir interferencias (WEBB y colab., 19ó6 j, Algunos métodos impli- '
ellas características no fácilmeme mensurables .
Por otro lado , están los que prefieren considerarla nomotética, es decir,
r can « reacción »; esto quiere decir que se requiere a los sujetos que «reac­
cionen » a un estímulo, sea éste un cuestionario o una entrevista; pero si el
generalizadora, comparativa y teórica. Hay una cantidad de maneras posibles investigador está observando, su mera presencia puede afectar el comporta­
de generalizar a trav és de la etnografía. Por ejemplo, podemos coger un área de miento (como, por ejemplo, cuando observa a un maestro en una clase). Las
especial interés , digamos una innovación del currículum, y realizar inten­ medidas que no producen interferencias no son reactivas. Incluyen el estudio
sos estudios de ella en el marco de diversas escuelas; luego, en tanto el estu­ de informes y registros , trabajo escolar de los niños, la adopción de un papel
dio revele ciertos aspectos particulares de interés relativos a la innovación, amo participante enmascarado y la observación. Es evidente que algunos son éti­
pliar la muestra de escuelas. camente sospechosos, y que nadie soñaría con utilizar uno de los más pode.
Dado que el foco es más estrecho, la base de operaciones puede ser más rosos artificios de no interferencia -las escuchas ocultas-, desde el mo­
amplia. Podríamos así acumular estudios individuales de características, as­ mento en que esto pudiera perjudicar todo el resultado. Más acorde con el
pectos o áreas particulares, como la clase, la «corriente expresiva» o las asam ­ espíritu de la empresa es conseguir la propia aceptación como miembro de
bleas de la escuela. Ahora bien , es posible pasar, a través de una secuencia un grupo, por las vías que ya hemos expuesto antes , de modo que nuestra
lógica e internamenre trabada , del estudio de ítems en pequeña escala a su presencia sólo «interfiera » en calidad de miembros del grupo. Allí estamos
estudio en una escala más amplia, como , por ejemplo, de una clase a un obligados por las normas generales de la conducta social , y es menos probable
grupo anual o una subcultur a, a una escuela o una comunidad. En algunas que termine uno rehuido por todos (como les ha sucedido a no pocos), en
ocasiones, la observación participante ha sido objeto de cuantificación, aunque la cárcel, o tal vez embreado y emplumado.
lo más común es que io fuera por «cuasi-estadísticas» (B ECKER, 1970). Por
ejemplo, a menudo las observaciones pueden ser implícitament e numéricas,
sin prestarse ellas mismas a una verdadera medición. Se puede observar que Algunos ejemplos
en una lección , la mayoría de la clase presta atención durante la mayor parte
del tiempo , mientras que en otra eso no ocurre; o se podría descubrir, ha­ ¿Qué parecen esos «fr agmentos de vida real», una vez anotados? Doy
blando con la gente , que unos pocos individuos, una cierta cantidad o muchos, más abajo algunos ejemplos tomados de mis investigaciones. Por supuesto
mantienen ciertos puntos de vista o determinadas preocupaciones. Todo esto que los he seleccionado como tipos de incidentes que he encontrado intere­
implica frecuencia y distribución . santes y que exigen explic ación. Sin embargo, tengo los archivos llenos de ma­
Según mi opini ón personal , el enfoque «ideográfico» y el «nomotético» terial que no he utilizado , principalmente porque no he podido descubrir su
no son exclu yentes, ya que podemos tener una descripción rica e intensa y aportación a los ternas emergentes del estudio. En el capítulo 6 me exten­
al mismo tiempo generalizabilidad. En lo que concierne a las escuelas , po­ deré sobre estos «temas emergentes ». Por ahora podríamos observar que,
demos operar en sentido inverso ; esto es, seleccionar una escuela, un grupo poco a poco, comienzan a aparecer Items particulares de interés y a aparecer
o una clase «típicos», mediante la utilización de índices tales como cantidad, regularidades que luego llegan a actuar corno agente primordial de selección
tipo de escuela, currículum, área, vecindad, sexo, edad, composición social, de qué observar y de qué registrar de lo que se observa. Este importante
et cétera. Cuanto más «representativa » sea la escuela, mayores serán las pro­ proceso ha dado en llamarse «enfoque progresivo», Es el primer paso hacia
babilidades de validez externa de los resultados. La generalizabilidad se ve el descubrimiento de sennco en ia «(,;Ull{u~ júw, Su'- ~ ... :'<i;';~¡" u;"'~-:'''<i':v "'~
fortalecida , lo mismo que se ve fortalecida la teoría, y esto se puede hacer comienzo. Estos ejemplos , por tamo, constitu yen un puente. Fueron parte
de diversas maneras , ya sea mediante más estudios singulares de escuelas, de la colección inicial de datos, pero son también algunos de los datos que
mediante ot ras formas de comprobación empírica que repercuten en la teoría, condujeron al «enfoque progresivo », que retornaremos en el capítulo 6.
o en partes de ésta , y, con la misma importancia, en la mente de los lectores ,
en la medida en qu e despliegan su propio conocimiento y experiencia de tales Ejemplo 1
instituciones.
Acerca de la segund a cuestión, relativa a la valídez interna, el observa­ Extraído de las notas de campo tomadas en el campo de deportes de la
dor participante aspira a un rendimiento elevado, pues utiliza toda una bate­ escuela durante la selección para los deportes escolare s.
68 La escuela por dentro
Observación I 69

Acompañé a un maestro, el señor Brown, que tenía la tarea de organizar a


tencional como no inten cio n alm en t e, era en ve r d ad una de las causas prin­
las chicas ma yores (14-16 años ) que representarían a su sección.
cipales de conflicto en tr e maestros y alumnos.
9.30 Las chicas comienzan ya la reunión de la sección. E. e 1. pregun­
tan a la señora T . si no se las puede excusar. Ella responde: «P ro bad Ejemplo 2. Arte, 4.° Curso, 1." y 2." horas
un salto, o cualquier cosa. » E. mira espantada .. .
Carel, Jamie y Susan , locas por hacer algo. «¿Tiene alguna tarea, señor?»
10 .05 El Sr. B. intenta con vencer a A . de que participe en salto de altura, Se mecen perezosamente en sus pupitres. «¿Cómo hago para encontrar tra­
a L. en 100 metros vallas y salto de longitud y a Chris , en lanzamiento ba jo para vosotras tres para roda el próximo trirnestre ?» Las pone a ordenar
de peso. Todas lo bombardean con excusas . «Me he lastimado el brazo revi stas en un arch ivo. C. parece malhumorada : lleva cuatro pulseras con
esquiando», «Me duele un tobillo» , «Ya no soy buena para esto» . nom br es de chicos. S. está P.":'..: Y orgullosa de las fotos que se hizo con Mai sie
El Sr. B. dice : «No importa el resultado. Sólo por participar tenemos y su pareja (y también con alguien más ), vein te en color , veinte en blanco y
un punto.» «Tú eres lanzadora de peso, ¿verdad, Chris?» (<< ¡No , no lo negro . Las mostraba antes . ..
soy! » ) «¡Sí, sí que lo eres , ahora! ¿Q uiénes son lanzadoras de dis­ Ju lia y Alan conversan -bs hojas en blanco-e- sin hacer nada. H ablan de
co ?» (<< ¡Sharon ! ¡Angela!» ) «Bien, vosotras dos podéis hacer eso.» cosas domésticas como la edad que ten ían sus abuelos .. .
(<< E n jabalina es buena, ella .» «¡No, no soy buena! De verdad ; Angela Roger copia un león y Bugs Bunny de un camic. .. 10JO de la mañana
hace jabalina .»)
N. tod avía con el papel en blanco ... Mark dibuja coch es. Sreve hace ¡brmmm,
Cbris (aparte: « [E sto me enferma! » ) «¿De modo que tú estás en
brmmm! cuando pasa .. . Tres de éstos hab ían sido «cateados » en el nivel «O»
lanzamiento y en salto en altura, Barbara ?» (<< ¡No, que no! ¡D e ver­
de Arte porque no hacían progresos.
dad , hace tres años que no salto altura! »)

Barbara (aparre : «Lo que yo quiero es hacer disco y salto de lon­


La relectura de estas notas recrea en mí el pesado aburrimiento que
gitud, pero él no me dejará hacer ninguna de las do s cosas .. . !») . soportan en la escuela los alumnos mayores que no se examinan, que a mí
me par eció una clave important e de algunas actitudes indisciplinadas o re­
10.45 El Sr. B. en salto de longitud. Angela toma impulso, salta mu y feme­ beldes . R1\' también comentarios interes antes sobre el horario v el currícu­
ninarnente y ni siquiera llega :11 foso . « [O tra vez!», ordena el Sr. B. lum. Aquí. la asi gnatura de arre só lo tiene valor por las relaciones sociales
Ella repite el mismo cornporramienro . «[Otra vez. », dice con tono can­
que permite , y en consecuencia cu m p le una func ión útil de control.
sado. Por último : «¡An gela, lo has conseguido }. «¡No! ¡Cállese! ».. .

11040 «Vamos, ahora probaremos todos en 100. Vamos , Sharon , no has he­ Ejemplo 3. Literatura inglesa de 4.° Curso, 1." y 2." horas
cho nada toda vía.»
(<<¡No! ¡Voy a dar el espect áculo!») «¡Vamos!» (Rí e, la tranquiliza «No me siento muy bien esta mañana, así que no esperéis una actuación

riendo .) Cambia de actitud y la anima. « j Vamos, arribal , ¡rodas lo dema siado brillante.. «¡Oh . bravo !»

hacen !» Sharon se levanta, corre, y, no sin congo ja, llega última.. . «H ola, señor. ¿ha cogido una borrachera?» Las niñas conversan anima­

damente con D. R.

9. 20 . Timbre. D . R .: «¿Es el final o el comienzo de la clase? »

Este ejemplo es mu y elocuente en materia de socialización sexual, de sa­


«¡Seño ras. '~ eño res y Ke~r: : O s advierto que quizá me atragante a la mitad .

rrollo de las niñas, burocracia, métodos de enseñanza y relaciones maestro­ (¡O h . genial . ] i Por favor. Laura . deja de desparramar spray para el pelo !»

alumno. Pero 10 que en esa época me interesaba especialmente (en un estu­ «No es eso , es deso doran te, me lo dio mi tía ¡y ahora est á muerta! (rí e) .

dio de la interacción alumno-maestro ), porque era un hilo conductor que no ¡Qué publicidad! ». . .

sólo recorría este incidente, sino muchos otros en la escuela, era el temor de Tras un momento más ce : :coroto de las chicas, D. R . com ienza en el ca­

las niñas a verse observadas , a «d ar el espectáculo». Es Sharon la que utiliza pítulo 25 . con una descr ipci ón psicol ógica de Troy.

la expresión hacia el final del ejemplo (y la que .10 ilustra perfectamente de


hecho), pero la cuestión de la presentación personal parece esconderse detrás «Alegre, no deprim ido - ~ omo nuestro personal,

de la actitud de varias de las niñas. Curiosamente, este maestro , que , por lo - C0mo nuestl'OS alumnos,
demás , había tenido e."l:celentes relaciones con ellas, p ar ecía ol vidarlo o" asi g­ - como nuestro silencioso experto del fondo.»
n arle escasa importancia ante la misión q u e tenía que cu m p li r y «el honor»
«e n brib ón en pot encia. :: podía ser un tenorio de éxito. Pan un padre
de la sec ción . El «dar el espectáculo» --o «p o n er se en evidencia » - tanto in-
victoriano arque tí pico. e¿ :::..:C:o en unos principios rígidos o menos rigidos ,
70 I La escuela por dentro Observaci ón 1 71
1
era perfectamente legítimo tener relaciones extraconyugales . Era un C2.S0 ce había adoptado una actitud de sumisión , esto es . adelante con el cricket, ade­
doble moral , desaprobado en público . .. " (Iulie: «¡Así me parece!» ) «Lo qu e lante con los árbitros- mientras él estaría a salvo en la reunión de personal .
quiero decir es que Troy podía permitirse sus pecadillos.» (Grandes risas .) «En El tema , para A . Ro, era por qué no se le había consultado a él , que estaba
vuestra jerga, sus «ligues» . El autor ha suavizado a menudo su desaprobación directamente implicado. ) B. J. se retiró disgustado , mientras A . R . apostro­
moral con un g-~o humorístico. Troy rebosaba actividad (pienso que tenía
que ser así) .» (G: andes risas .) «Cogía toda oporrunidad que se le presentaba
-todas las mu jeres que se le ponían en el camino .. . Tr átalas bien y eres hom­
[ faba a todo el mundo y repetía la historia a roda el que llegaba . Ahora iba
a tener que estudiarse las reglas del cricket para pode r arbitrar. 10 primero
que haría por la mañana era ver al Director . No lo haría . Importunó a 1. W .
bre perdido-- ¿qué os parece esa filoscíia? Pero recordad vosotras, mujeres y éste prometió interceder. B. J. me había dicho antes que unos cuantos ind io
liberadas , que Troy era un producto de su época . .. »
9.55. «Ahora remad vuestras notas , o leed los úlrimos diez minutos» En
realidad , sigui ó una charla generalizada. mientras D. R. hablaba conmigo.
I viduos estaban en contra de E. F. Estaban resentidos porque , por ejemplo,
interviniera (como Director de E. F .) en reuniones de Directores de Depar­
tamento en cuestiones académicas, y a favor de A . R. , como en el caso de A. R.,
«Todo fue p!::2 improvisación, usted sabe ... [Señoritas! ¡Señoritas ! ¡Vaya «por su maldita arrogancia».
modo de comportarse UD grupo de liberadas! En otras palabras : [Callaos! »
Hubo varios incidentes de conflictos de personal como éste, todos los
Una vez más , no estamos más que frente a un mero fragmento de esta cuales tuvieron serias repercusiones en el funcionamiento de la escuela. Se
lección particular. Debo confesar que se trata de una lección que probable­ pueden detectar aquí tres problemas:
mente habría sido mejor grabar, pues todo dependía en ella de lo que se
decía, aunque nada garantiza que en tal caso la lección hubiera sido igual. 1) rivalidad interdepartamental
Esta lección me parece interesante como típica adaptación de un maestro 2) fallos burocráticos : y posiblemente
en unas circunstancias ampliamente desfavorables , que es más una represen­ 3) cierta animadversión personal.
tación, un entretenimiento , que una clase. Habla del tema, pero , en lugar
de ser el humor una simple ayuda a la comunicación, la domina por com­ Se podría hacer algo al menos acerca de 2 ) para evitar o aligerar esos
pleto. ¿Por qué? Para responder a esta pregunta debería referirme a Otro conflictos. En todos estos ejemplos, aun cuando fu er temen te personalizados
por las personas implicadas , se apreciaron signos de fracaso del sistema.
material, lo que haré en el capítulo 6 .

Ejemplo 5. Reunión de alumnos


Ejemplo 4. Conflicto en el personal
En nuestro estudio sobre el intercambio de los alumnos, Lynda Measor
Hoy , un choque entre A. R . Y B. J. A. R. supo por los chicos (otra vez ) que se
habían programado dos partidos de cricket para mañana . (A la misma hora y yo nos interesamos por mostrar cómo se desarrollan las amistades de éstos .
estaba programada una reun ión de personal. ) Esto sucedió :. la reunión Hubo una etapa en que las fronteras de los grupos de amistades se hicieron
de personal se suponía que tendría lugar esta tarde. Per o el Director no más rígidas , para afianzar la integración interna y la diferenciación respecto
tenía «esperanzas. de llegar antes de las 21.00 . Se dio al personal la opción de otros grupos. Los intrusos eran rechazados . El siguiente resumen de las
de hacerla mañana a las 9.00 o el viernes antes del comienzo del próximo tér­ notas de campo de Lynda ilustra lo que acabamos de decir.
mino. Eligieron lo primero . (La señora T . habló. Pero el Director pensó que
la últ ima tenía que hacerse de todas maneras , igual que en las otr as escue­ Se pide a los alumnos que «formen grupos de cuatro ». Phillip, Stewart, Giles
las.) Había algunos no inmed. involucrados, que podían supervisar el resto y Erik están en su grupo habitual. Ceofrey se agrega a ellos . La maestra
de la escuela en el campo, entre ello s A. R., G . c.. B. A.. Y L.. Miss Snident . wu: '1U~ : ..~ú Jlw ~C.1- ....u"' ...... >..i P.....L;:)Ul1 í:1S. :-:.I.~~F ~\ Stewart dicen «Somos cuatro,
B. A . habló y manifestó su acuerdo ()' el de A . R .). (Más tarde A. R. se desaho­ no sé qué hace Geoffrey aquí ». Tienen mu y claro los lími tes de su grupo
gó conmigo, me contó que los demás se habían puesto de acuerdo antes para y quién es el intruso . Es Geoffrey qu ien se va . Pete y Kim se desplazan
segarle la hierba debajo de los pies.) Cuando el Director le preguntó , no pudo directamente al arra lado de la habitación para trabajar con Keith y Andrew .
optar. No se ofrecen para unirse a Dominic y Mark o Matthew, aunque están en
Abora bien, A. R . supo por los chicos que los partidos se jugarían en la la mesa de al lado. Geoffrey, cuando deja el grupo de Phillip, se va a la
tercera y cuarta horas. Al ocupar 3 proL/5, quedaban A. R . y J. L. para con­ mesa de Pete. Otra vez es rechazado sin ambages. Rey le dice: «Vete de
trolar 500 - 44 chicos. B. J. dijo haber estado con una autoridad superior, aquí.s La atención de la maestra queda atrapada por este sonoro despliegue
pero A. R. conocía al vie jo - B. J. musitaría algo y el Director le contestaría de agre sión e insiste en que se le permita quedarse, pero esto ocurre por
«Sí», sin saber de qué se trataba. Era responsabilidad-directa de B. J. y éste pura lástima . (MEAS OR y WOODS, 1984, pág . 92 .)
72 I La escuela por dentro
Observación I 73

La psicología y la ética de la observación tiemp o horrible , el día no pare cía muy prometedor, precisamente. Pero, como
tantas veces ocurría en mis día s de ens eñanza en la escu ela, la genre me
L a etnografía puede ser una intensa exper ien cia so li ta r ia, sobre todo si levantó el áni mo. Tuve interesantes discusion es con T. H ., 1. \Y/ ., J. D. , M. S.
se t ra ta del observador no part icipanre U n o es ent o nces mar ginal , un miró n y :'1. T . Los alumnos tamb i én coo pera ro n, y com pleré el dí a con partidas de
extraño, y to das esas pos iciones están carg adas de sen tim ien to s J~ an si ed ad ajedrez con uno s chicos de ~ .o en la última hora .
y alie n ació n, d e ser sól o a medias, de no es ta r n i d e un lado ni d e o tro. La
v id a de la escuela continúa , la gent e se afana en sus ocu p acio n es, y en esta 3) (El dí a siguien te )
acti vidad el etnógrafo no pinta nada. En realid ad proba ble m ente estarian
E n conjunto , un buen día . Los daros com ienzan a lleg ar , la genre se abre,
mejor en su ausencia. A un cuando és te p u ede sentirse ren o vado y feli z po r
empiezo :1 devolver algo a la escuela .
un momento, en pa n ic u lar si se libera de una posici ón m olesta, es ca si ine ­
vitable que las tensiones comiencen a h ace rs e sentir. E st as tensi ones deri van ~) (3 meses de investi gación )
d e auténticas dificultades ét icas en rel ació n con el enfoque . En parte , p ro­
vien en de la ci rcu n s t an cia que se ac aba d e enunciar, es decir, la d e depend er Esto y estancado . He puesro al de scu bierto dos estratos de lo que ocur ría
por completo de ellos para lo que se hace , mi entras que ellos so n totalmente en la escuela, ahora es necesario uri gran esfuerzo para explorar orr o .
independientes de uno . En esta situ ació n, como huésped, como suplicante , Pero me sien to algo ab ur rid o de la operac i ón por ahora , T engo que hacer
como vi sitante, uno ha de comportarse en todo momento con t acto, di scre­ mi dí a, y mient ras, no quej arme de los pr ogramas , de su administraci ón
ción y decoro y una total aceptación de las convenciones . Véanse estos ejem­ y sac re roda del riesgo de caer mal (¿ por qué qu iere usred hacer esto?
plos de mis notas de campo : ¿ir allí? ¿ver a esa gente ? ¿en qu é puede ayudarle asisrir a esa re uni ónj') .
Un día como el de ho y, en que me sient o muy cansado mentalmente (lo he
estad o toda la seman a ), me pregunto si todo esro vale la pena .. . (luego
1) (Una semana de investigación , un a etnogr afía ce un a escu ela) siguen extensas notas sobre : OS acon recimi en tos del día ). . . Un profu ndo sen­
cimiento , boyo de haber sat urado un tipo LÍe Gato s, y un sent imien to de vacío
Un dí a dep ri ment e, prácticarn en r- con finado en la sala de pro fesores, pocas qu e va tornand o cuer po. Pero po r la noche, cristalizó un pensamiento nue­
oportunidad es de salir, y all í la cor.::J¿icció n en stat us ? deberes entre ~i \ ' 0 . . . En resumen , le haría nuevas entrevistas .1 S. ]. con el fin de ilu mi nar
mismo y el atareado per son al que pi;::de rodas su s liben ades y qu e posib le­ los :-asgos esenciales de sus subc ul tu ras ::a revel ados en la primera barri da.
mente me consi dera un qu int acolum.:1:s ra. Lo último se pu ede eliminar grJ­ ¿H :!S!a qué punto son coherentes? -:Cuán ros? ¿Rasgos principales en la rela­
cías a la asunción de l papel de maestro . 10 cual po dría dar acceso a más CO:1::­ ción con la cultura de la escue la? ¿Fuerzas del compromiso con ellos?, ere.
dencias de los maest ros en lugar de las evasivas (posiblemenr e no intencio­
nales ) que floran como nebulosa en el aire y sólo ocas ionalmente llegan a 2: 5) (10 meses de investigación )
nar iz. " La depresión llegó a su culminac i ón cuando me di cuenta de que
había dejado olvidado el documento con mis notas sob re los infor mes de J .' Tengo en mente el comienzo de la segunda ronda de entre víst,IS con los
- ¿dónde ?- en el suelo de la sala de profesores . Ap arre de ser los 2 /3 de de cuarto. Sin em bargo, durante la mañ ana. una pesada sensació n de d¿jd uu
mi trabajo del día , ¿cuántas pru ebas contra mí (po r ejemplo , de mi cali dad v de aburrimiento . De alguna man era, no parecía el mismo sirio .
de espí a) había o podían enconrrarse allí? « ¿Q ué pas aba si A. R. (un miembr o
particularmente agr esivo del personal y que es rab a complcramcnrc en ;:0;;_ 6\ ( 11 meses de in vestigaci ón)
tra de mi in ve stigac ión ) llegaba a descub rir el material? Lo imagino leyen do
fragmentos a sus intrigados colegas .
Es uno de esos dí as en q:.:e no sale nada de lo progr amado. C. S. se lleva
repe nt inamente a los suyos. horas 3 :: 4, y el D irector los reclama en la
2) (2 sem an as de investigació n)
sex ta. Y en la pri mera, un.i .isamb lea la recorra brutalmente .

Un día precedido de depr esión. en sent imient o de no saber a dónde ir . 7) (11 meses )
en verdad de no saber po r dónde comenzar y cómo actuar . ~ Cómo ent ra r en
acción? ¿Ofrecer al personal la condi ció n de «invesrigad o res asociados» > :,luy difícil concentrarse en la reda cci ón de estas nora s (K . no hace más
¿Compart ir mis hon or ar ios? . . , pero .:aué es lo que '1 ellos pod rí a en tu­ qu e hablar de esro y aquello ).
sicsmarles de mi provecto > Es to y :lili porq ue me tol eran . . . Con esta sens.i­
ción , tr as ha berm e do rmido por la r::::::cma después de un a m ala noche y un
74 : La escuela por dentro

Estos fragmenros dan una idea de algunos de los problemas psicoló gicos
y fisioló gicos del trabajo etnográfico. El requisito de observar las cosas «tal
I Observación

zar é esto en plenitud. AqUÍ me limito a anotar su im por t ancia para la moral
del investigador. .
I 75

com o suceden» y de «no interferir», sobr e todo en relación con problemas


de negociación del acceso , pueden entrañar largos períodos de aburrimien­
t A lo s etn ógr afos' los angustia continuamente la cues tión de la ética de
la observaci ón . M i propia conciencia ,acerca de ciertos aspectos de la cuestión
to , de vez en cuando escepticismo acerca del resultado de la investigación, y se reflejan en los aparrados 1 y 2, de las páginas anteriores. Allí se exhiben
dos problemas básicos.

I
remordimientos de conciencia acerca del valor y la propiedad de lo que se
hace. Por supuesto que puede haber ocasiones en que lamab salud , pro­
blemas domésticos o cualquier otro factor ajeno a la investigación, también 1) La moralidad de la investigación educativ a en áreas con recursos ..
insuficientes, en donde la presencia pe rsonal tal vez podría emplearse con:
la afecten . En otras ocasiones, el bajo rendimi~nto es consecuencia de la in-
ma yor fruto . ' . '
vestigación misma. l 2) La ética de la observació n oculta, en oposici ón a la de la manifiesta .
El prim er paso hacia una solución consiste en considerar estos problemas
como -parte de la investigación y documea rarlos y anal izarlos (tal vez en el
Sobre todo en un clima de escepticismo entre lo s maestros acerca del
diario de in vestigación , véase capítulo 5 ). E sto aumenta las probabilid ades
de superarlos en vez de quedar aplastado por ellos . No cabe duda de que
habrá un momento en que uno tendrá que apelar a impulsos psicológicos
equivalentes a los del «desafío» de mi entrenamiento como maestra. De lo
I valor de la investigación educativa, es justo que consideremos continuamen­
te y con todo cuidado el v ~or y la importancia de lo que hacernos. Pero las
dudas que se expresan en el ejemplo 1 son principalmente el producto de
las primer ísimas etapas de la investigación, mando no parece suceder nada,
contrario , las dificultades pueden deberse a un fallo personal -un error u se han conseguido pocos accesos significativos y uno se siente extraño tanto
om isión o mala interpretación-e- o el resultado de un accidente -que puede a la inv estigación como a las personas de la escuela . E s una de las etapas
ser rápidamente rectificado. Pueden ser consecuencia de una mala planifica­ más vulnerables del trabajo etnográfico, en que uno podría, por toda clase
ción , de falt a de planificación , de un pobre proceso de negociación del acceso , de razones , convencerse de que «no vale la pena » seguir . Sería una pena
de un fallo en el aprovechamiento de las oportunidades o de la explora­ que eso fuera más una racionalización para evitar dificultades que una ver,
ción de su especrro completo. E s nece sario mantener la mente activa y, den­ dadera convicción .
tro de los límites de la « no interferencia». experimentar nuevas vías, el acce­ Ya he comentado la investigación oculta (véase también BULMER , 1982;
so a nuevos sitios o nuevas formas de interacción . Hay 'momentos, cuando HAMMERSLEY , 1984 ; B URGESS, 198 4c, 1985a ). Mi preocupación en el ejern­
se est á inseguro de la respuesta, en que deben plantearse más preguntas , plo 1 parece ser la de alguien que ha estado conduciendo una investigación
pero en ese caso hay que asumir el riesgo de perder el hilo de la investiga­ oculta y pueda ser descubierto, ¡e ignominiosamente expulsado ! En un tra ­
ción . Por este camino, tal vez podamos hacer que algo suceda , o, más preci­ bajo tan íntimo y detallado, uno está condenado a observar , a oír y a r egis­
sam ente, ganar acceso a sitios donde están sucediendo las cosas . Es impor­
trar cosas potencialmente perjudiciales para los individuos . Por ejemplo, al
tante , en primer lugar, tener en cuenta si el problema no es en primer lugar '
observar una lección desordenada se tomará nota de conductas indisciplina­
un producto del <,:síndrome de otro lugar ».
das y de lo s inútiles intentos del maestro para eliminarlas . Se pueden escu ­
El otro antídoto consiste en dar pasos para neutralizar el propio ¡l ;d ~­ char comentarios crít icos de los alumnos a los maest ros. o de los maestros
miento mediante la constitución de vínculos . E stos pueden ser "de varias sobre sus colegas , que parecen pernnenies II - ~" ~U\""~ ~~~i:1~i~u- ." yu c "" siente
'clases. Los extraños a una institución podrían buscar una persona vinculan­ la necesidad de registrar, tal vez en algunos de esos W ' :JS de papel qu e uno
V 7

te , alguien de dentro que asuma la responsabilidad de observar si y c ómo se lleva siempre consigo. El test ético último reside en la util ización que se
satisfacen las solicitudes del investigador . Sin embargo , con el tiempo, el haga de ese material. Pero el investigador tiene la ob ligación de preservar .
investigador puede llegar a establecer rel aciones afectivas mu y fuertes con ese material de cualquier utilización que pudieran hacer de él personas extra­
algun os auténticos amigos, como ya lo hemos observado. En el ejemplo 2, ñas. En el ejemplo 1) he quebrado esa regla, pero el ejemplo también ilustra
me recuperé de mis pozos de de sesperación gracias a las conversaciones la z óna gris entre el trabajo manifiesto y el oculto , que se mencionaba en el
amistosas con diversos miembros del personal. P or último, el investigador cap ítulo 2 , pues mientras las líneas. generales de la in vestigación er an con o­
pu ede tener la buena suerte de descubrir un « infor mante clave »; alguien pre­ cid as por todo el personal , no lo eran en cambio sus detalles paniculares.
parado para divulgar un gran volumen de inf orm ación , y que compensa así Por eso , es casi imposible mantener esa responsabilidad en un a gra n éscue­
con creces el escaso progreso en otras áreas . En el próximo capítulo ao:ali­ la . Aunque en esa parte oculta del trabajo no haya ninguna intención . pre­
76 I La escuela por dentro

meditada de engañar, así puede interpretarse si es descu bierta en circunstan­ 4


ENTREVISTAS
cias adversas.
Otro aspecto de esta zona gris reside en el momento en que uno se en­
cuentra a sí mismo involuntariamente comprometido en la investigación
encubierta, como se ve , por ejemplo, en el incidente siguiente, tomado de
mis notas de campo de la investigación Lowfi eld.

Tranquilo e indolentemente sentado en mi despacho oí un día a G. B. que


daba una auténtica paliza verbal a un chico. ;Por Dios, qué terrible ! ¡.\le
daban ganas de cogerlo y sacudirlo!. . . Amenazas, ataques, interrogatorios
implacables, el niño reducido a lágrimas. Además de la recriminación : ,,¿ Por
qué continúas? ¿A dónde vas a parar?» Esa experiencia subrepticia confir­
maba todo lo que los chicos hab ían dicho (la observación confirma las en­
trevistas ).

Cuando hoy , unos diez años después , releo este pasaje , puedo sentir aún
la casi criminal naturaleza vengativa de esta ofensiva del maestro y puedo Aunque la observación constituye el coraz ón de la etnografía pura , la ma­
sentir todavía el frío que me congelaba en la silla de la pequeña piez a conti­
yor parte del trabajo de investigación educativa realizado en Gran Bretaña
gua . Evidentemente , no se sospechaba mi presencia allí, pues en ese caso el
se ha basado principalmente en las entrevistas. A menudo es éste el único
maestro habría tenido la precauci ón de cerrar la puert a que daba a esa salita. modo de ¿ escucrir lo que son las visiones de las distintas personas y de reco­
¿En dónde está la ética en un caso semejante ? Si hubier a estado yo alli
ger informaci ón sobre determinados acontecimientos 1) proble mas, pero es
con la intención de testimoniar el inciden te, hubiera podido ser justamente también un medi o de «h acer que las cosas sucedan» ? de estimul ar el flujo
acusado de espía . en circuns tancias en que el maestro, natu ra lment e , habr. a de da tos . Sin emb argo, sostendr é que las entrevist as debe n usars e en con­
que rido que fuera totalmente privadas . Pienso que e 5W ha b ría sido imper­ junción con otros m étodos, y que las ent revistas etnográficas por sí mismas
donable. No podía escapar, pues me ha bría oído mov erme , y después de la tienen un carácter bastante especial, algo afín a la observ ación participante.
primera oración , consideré que él se sentiría profundamen te turbado al des­ lo mismo que ocurre con el m étod o, ames de toda consideración de forma
cubrir que algu ien 10 había oído . Pero yo estaba en mi habitación, con todo y de técnica, hemos de considerar la persona y la disposición del etn ógrafo ,
derecho (en ella hacía yo entrevistos, circunstancia completam en te conocida pue s la clave del éxito de la en trevista descansa precis amente en ello . El es­
por todo e! personal , aunque en aque! momento hubiera una pausa entre
tudio de cómo proceden los de más refinará el m étodo pro pio, pero no sumi­
entrevis tas) . Al no cerr ar la puerta, el maestro cometió en re alidad un error
nistrará la orientación básica a partir de la cual se desarr ollan naturalmente
sim ilar al mío cuando extravié mis «informes». Aun así, no sentí que pu­
muchos de ellos.
diera utilizar e! incidente en ninguna publicación relativa a la in vestigación
(y só lo lo hago ahora, porque ha pasado tanto tiem po . que todos los impli­
cados se habrán olv idado de él ). Por otra parte, arro ja una luz especialmente
El etnógrafo y lás entrevistas
re veladora sobre las relaciones maestro-alumno , y, po r tant o, fue registrada
y tomada en cuenta en los análisis .
los principales atr ibu tos ::ersonales qu e se re quieren en las entrevistas
Otra guía útil, y a 1:1 vez gara n tía, de la propiedad de 10 que se est á
son los mismos que en otros aspectos de la invest igación ; y giran siempre
haciendo reside en la oportunidad y capacidad para coníiarse po r lo menes
en torno a la confianz a, la curiosidad y la naturalidad . Nad ie le habla porque
a una parte del personal respe cto de la finalidad completa de la empresa.
sí a cualqui er a. Por tanto , 10 mismo que en el caso de la obs er vación , ha y
Estas personas pueden , por ejemplo , prestar una gran .iyud a con su consejo
implícitas cuestiones de acceso, de obtención de respeto por el pr oyecto en
acerca de la conveniencia de que un pape! circule F0r todo el personal , de
el que uno se halla empeñado y de la confianz a en la capacida d para llevarlo
que cierto ma terial sea utilizado o eliminado , o de que se lo inclu ya en alguna a cabo. Pero , sob re todo, hay. una vez más, necesidad de establ ecer un sen­
pu blicación y en cuál.
timiento de confianza y de re.ación . Un buen test de lo que llevan implícito
78 ¡ La escuela por dentro Entrevistas I 79

estas cualidades reside en pensar a qué tipo de persona estaría uno dispuesto aproximadamente una hora de conversación y habló de orquídeas durante
a confiar algunos de sus más íntimos secretos. Para mí tendría que tratarse unos treinta minutos: luego hizo continuamente referencia a ellas. Sin otor­
de una persona comprensiva, a la que yo supiera interesada en mí por mí gar excesiva importancia a esto, pienso, sin embargo, que indica que .está
mismo (y no por el proyecto) y que quisiera escuchar y apreciar mis opinio­ dispuesto a compartir algunas confidencias conmigo. De modo semejante be
nes sin juzgarlas, por raras, malignas , absurdas o mal expresadas que pudie­ utilizado mi conocimiento de arte .. . También es útil tener un tipo deportivo
ran parecer. Si yo ruera un maestro , esperaría que el entrevistador fuera de personalidad.. . Se ha de hacer el esfuerzo por poseerlo, y posiblemente
aun por adqui.::ir UD conocimiento básico adecuado.. . de modo que, cuando
capaz de apreciar k> dificultades con que los maestros se encuentran en su
sea oportuno , la otra persona pueda compartir en un nivel satisfactorio (es
trabajo , incluso las ce
los alumnos especialmente díscolos. Si fuera un alum­
decir, sin necesidad de explicar los rudimentos ) determinados aspectos sig­
no, esperaría una recepción simpática, incluso de lo que honestamente pu­ nificativos de su vida y de lo que en ella aprecia y le produce satisfacciones.
diera sentir por los maestros. Al mismo tiempo, esperaría que el entrevis­ Tomemos a jimy y sus orquídeas: yo sabía muy poco acerca de estas fiares,
tador fuera consciente, bien informado }" honrado y que no cayera fácil­ pero algún conocimiento tenía .. . Sabía algo sobre propagación y crecimiento
mente en ninguna ce
las distorsiones de la verdad que yo pudiera intentar. y algo pude extrapolar. Así pudimos tener una discusi ón inteligente durante
Debiera ser una relación entre nosotros tal que trascendiera la investi­ la cual aprendí muchísimo; he hecho UD esfuerzo por hojear libros de orquí­
gación, que prom oviera un vínculo de amistad , un sentimiento de solidaridad deas y be descubierto que son fascinantes. (Comunicaciones personales.)
y unión en persecuci ón de una misión común que planeara por encima del yo
de cada cual. Percibiría este sentido a través de lo que el entrevistador dijera Hasta aquí, de acuerdo. Pero las personas también tienen valores e inte­
y de cómo lo dijera, de cuánto pusiera en 12 discusión, de lo que extrajera yo reses, y a veces el entrevistador puede estar acusadamente en contra de ello s.
de ella , de qué intereses tuviéramos en común, de cómo me mirara, contes­ En esencia, la dificultad consiste en cómo aparecer como un ser humano,
tara mis preguntas , me escuchara . Decididamente no querría tener la sensa­ maduro, pues eso incluye tanto una cantidad de intereses y disposiciones
ción de ser «investigado» por un agente superior, que en última instancia (opin iones políticas, actitudes sociales, gustos intelectuales) contra los que
reuniera tod os estos elementos en una gr2.J.'1 máquina para uso de los demás . algunas personas pueden sentir resistencia, como otra actitud que todos, o
Querría sentir que podría yo hablar con toda libertad, y que si di jera «Le al menos el grupo en que se tiene interés, pueden aceptar. Atacar ferozmen­
cuento esto en forma estrictamente conndencial», este deseo sería respetado; te al gobierno no nos aportará precisamente el cariño de quienes lo apo yan .
o incluso que sin aclarar nada, nada de mi información se utilizaría en mi Hacer ostentación de un ejemplar del Tbe Times y resolver las palabras
desdoro ni con ningún tipo de mala intención. Podría ocurrir que necesitara cruzadas en cinco minutos podría provocar asombro y despertar la sospecha
encontrarme varias veces con esa persona durante un tiempo antes de sentir de ser un presuntuoso. Lynda MEASOR (1985 ) pág. 24 ) descr ibe cómo llegó
que se ha establecido la relación , pero en algunos casos puede darse más ella a ser etiquetada de feminista a partir de una declaración que dejara
rápidamente, gracia> a una pronta identificación de intereses , procesos de caer por casualidad y cómo eso produjo las b~las de los maestros de más
pensamiento, opiniones y valores semejantes, así como a las diversas mane­ edad y le cerró ciertos caminos de la investigación. Por supuesto que las afi­
ras en que las personas establecen conexiones entre sí liaciones y los valores personales pueden constituir un recurso útil con indi­
Pat SIKES da estos ejemplos. viduos úc: L.U"...~;":'::.:=:,r .,f;'1es.· Pero con los demás , la única opción es la

Experiencias compartidas . Dar detalles personales cuando se solicitan deta­

lles personales, por ejemplo, mencioné a Helen que yo era ~ll jv .:....~.:: ;' oue

esto lo limitaba a uno. Entonces ella babló de sus experiencias como hija
única. ¡Nos entendimos!
I de una discreta neutralidad, y el cultivo de las cosas compartidas.
El segundo atributo , y en verdad requisito de todos los investigadores,
como antes lo hemos mencionado ya, es la curiosidad, un deseo de saber:
'-u ~_:~ r<lC;O , de conocer las opirúones y las percepciones que las personas

tienen de los hechos , oír sus ml>wii;;.: ... descubrir sus sentimientos . Esta es
Utilización de pruebas . A veces, be utilizado ciertas pruebas que presien­
la fuerza motivadora , y tiene que hab;r un motivo desencadenante que im­
to que pueden darme alguna indicación acerca del progreso de la relación.
Por ejemplo, supe que Jim cultivaba orquídeas. También supe que era muy pulse a los investigadores a apoderarse y dominar las múltiples dificultades
reacio a hablar de ello o a mostrarlas a otras personas... Pensé que debía que se presentan en la preparación y conducción de entrevistas (y, en verdad,
dejarlo que fuera el primero en referirse a ellas. De otro modo, si yo comen­ todo el resto de la investigación).
zaba a habla acerca de una zona relativamente privada de su vida, podía A veces es imposible «descubrir» los pensamientos de los informantes ,
sentirse interrogado, lo cual probablemente no contribuiría a establecer una porque están mal formulados en la mente del entrevistado y han de ser explo- '
buena relación entre nosotros . En esta ocasión, él ~introduj o el tema tras rados conjuntamente en una indagación mutua. A veces sólo son parcial­
80 : La escuela por dentro
Entrev istas I 81

mente presentados en el estilo del «primer estadio » o del «segu ndo»! y en­ sin peinados ni maquillajes demasiado diferentes de los normales , siempre
tonces el inv esti gador de be apelar al tacto y la discreción para detectar si es con la intención de fundirse con el escenario y apa re cer como una persona
oporruno presionar en busca de ma yor información o si es mejor prescindir digna de crédito con quien vale la pena relacionarse . Si uno se aparta exce­
de ella . Pero hay que saber, o por lo menos alentar grand es sospechas , de sivamente de la norma , corre el riesgo de quedar definido fuera de la cultura
que hay algo más. Es mu y frecuente encontrarse en la pr imera entrevista y de ver reforzada por contraste la pro pia identidad de los demás . Esto
con una información insulsa y sin fisuras . No ha de ser necesariamente erró­ ocurre a menudo a los estudiantes-maestros. Por ejemplo :
nea , pero puede ser tan sólo una fachada pública, purgada de los detalles
pri v ados más importantes e interesantes. Lo mismo que los exploradores de Tuve a este mozo en mi departamento, me puse contento cuando se mar­
antaño , debemos bus car la que ha y «en la cumbre». Puede que el ascenso chó . Aquello era la monda , un don divino para el mundo del arre . La primera
mañana llegó a la escuela con una gorra de policía y botas tipo "welling ton ".
sea penoso y que luego se encuentre uno sólo con el des ierto , la marisma
También llevaba barba, y cuando ent ró a la sala de profesores, todos dijeron :
. u otra cumbre más al ta , pero también puede haber pastos ricos . Puede que
«{Dios San to !» Acostumbraban a tomarle el pelo. ¿H as de usar barba para
el pro greso no sea amplio ni se dé en un solo frente. sin o qu e consista en convencerte de que eres pro fesor de arte? Usaba pantalones de pana y san­
una serie de pruebas en determinadas zonas para encontrar una línea pro­ dali as. sin calcetines. Se burlaban de él sin piedad. (Citado ea SU:::ES , N1E.\­
ductiva. En otra palabras , de modo mu y semejante a lo que se hace en la SOR Y \170 0DS, 1985. )
observación , se presta atención a palabras o frases clave , que pueden no ser
más que comentarios casu ales que se han dejado caer sin ninguna intención A veces pueden ocurrir incidentes , como, po r ejemplo, cuando Lynda
d e que fueran registrados ; o bien se pueden buscar indicadores de la impor­ MEA SOR ( 198 5 ), «decentement e» vestida , fue a entrevistar a una maestra
tancia que una cuestión ti~ne para un entrevistado ; o bien se tiene rapidez en su propia casa y ést a la recibió con «el pelo teñido con agua oxigenada ,
para recoger toda peculiaridad y toda anormalidad . Todo eso se po tencia calcetines ros ados y una chaqueta de piel de leopardo» (pág. 5). Al comien­
con el deseo de saber más , el inter és en los demás por alcanzar la más rigu­ zo. la mujer «se mostraba algo b a y desa fiante » . Por supuesto , en la visita
rosa comp re nsión posible. sigui en te procur ó acudi r in form1 iment e vestid a.
El te rcer elemento es la espontaneidad . Así como en la observación se Lu ego Lyndn ilustr a est e punto con los maestros retirados que visit ó para
procura no interferir, a fin de recoger testimonio de los acontecimientos tal este estudio t SIKES, MEASOR y \\'OODS, 1985 ).
como son, no afectados por la presencia ni las acciones del observador, así
también en las entrevistas , el objetivo es el de captar lo que se encuentra Yo.. . vest ía siempre de moco muy tradicional; nunca usé te janos, ni pan­
en el in terior de los en trevistados , sin la coloración ni la distorsión que el talones, siempre tenía los zapatos lustrados y llevaba blusas limpias y pe­
entrevistador pueda imprimirle . En consecuencia, las entrevis tas son no es­ queñas . Supe que mi reacción int uitiva era correcta , por los datos que poste­
trucruradas, pensadas para facilitar la expresión de las opiniones y hechos rior mente llegué a reunir. Les maestros más viejos, con una única excepción,
pon ían mucho énfasis en su enérgica objeción a la apariencia de los jóvenes
personales con toda sinceridad y precisión. El entrevistado proporciona la
y de los maestros jóvenes en particu lar . Pensaban que los jóvenes eran
esrructura ; las preguntas del entrevistador tienden a ayudar a descubrir de
zaparrastrosos y desaliñados. :; en cu anto l los maestros jóvenes, considera­
qué se trata. En consecuenci a, es menester un cuidado especial para evitar ban qüe su aspecto menoscababa todo su etbos profesional. (t-.l.EASOR, 1985 ,
la «con ducción» o la «sug erencia» , pues de lo contrario se estropeará el re sul­
pág. 5.)
tado, así como habilidad para descubrir y extraer lo que se esconde en la
mente del entrevistado . D e todo ello se sigue que cuanto más «n atu r al» es Pat Sikes, en el mismo proyecto, ilustra otro aspecto de este hiato ge­
el entrevistador, ma yores son sus posibilid ades de éxito. «Ser na tu ral» o «ser
neracional.
espontáneo» significa que no se adopta nin guna postura especial en calidad
de «inv es ti gad or» , «experto», «b urócra ta», sino que jo que se hac e es rela­ Sólo he visto una maestra retirada hasta ahora, pero tengo que informar
cionarse con las gen tes sobre la b ase del víncu lo de pers ona a persona . T al que he experimentado el síndrome del «niño travieso de cuart o»... me sen­
vez a los maestros les resulte más fácil hacer esto entre colegas que con alum­ tía incompetente, descuidada ' no lo era ), irresponsable y en general como si
nos . No utilizamos un lenguaj e especializado, ni vestimos ropas llam ativas , se me hub iera estado [uzgacco :UHe aquella profesora por alguna falta nimia.
pues en ese caso tendríamos una apariencia extra ña ( D E W .\.ELE y HARRÉ,
19(9 ), véase también DEL.... xío-rr, 19 7 6, cacírulo 2) . L as -etn ózr afas no ma é's­ Hay aquí un «hiato de cr ec. bilidad» , que sólo puede ser eliminado con
. ~ ~

tras que van a trabajar en escu el as tienen como lema vestir como las m aestras , un g ~ 1l1 núm ero de encuentros c e una y otra parte . Sin embargo , esto in dica
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que UD,a entrevista aislada carece pr ácticamente de valor por sí mism a, salvo guaje como forma de comunicación... Al entrevistado se le pide que elabore,
el de romper el hielo. pues las personas ci~.irán la situación de acuerdo ·l ilustre, reitere , defina, resuma, ejemplifique y confirme ciertos ítems en su
con indicadores normales a los que están acostumbrados. conversación, hasta un extremo que resultaría inaceptable en otras situacio­
Es difícil parecer natural si la propia presencia es periférica a las preo­ nes conversacionales. .. El entrevistador controla la especificación de los te­
mas y mantiene una vigilancia verbal en la situación conversacional. .. Las
cupaciones de la escuela. A menos que se rrabaje en la propia escueia , lo
reglas del discurso conversacional se ignoran fiagranremente en nombre de
más probable es que al etnógrafo se le pregunte, no sin insistencia: « ,~ Qué
hace usted aquí?» Los maestros estarán más dispuestos a comprender obje­
1 la ciencia sociaL.. El entrevistador llega a «conocer» a sus sujetos sin nin­
guna necesidad de comprometerse en un proceso recíproco de «striptease so­
tivos de investigación que los alumnos (aunque éstos comprenderán más cial» personal.
cuanto más significativos y más generales sean sus beneficios desde el punto
de vista educativo). Puede que los alumnos necesiten más explicaciones y Sin embargo, aún está en discusión que esto sea necesario. DAVIES (1985,
más seguridades. Algunos investigadores les han dicho que lo que buscan es pág. 83) , sostiene que esto podría ser consecuencia de la investigación de tipo
comprender mejor sus puntos de vista, de tal modo que todo podría me jo­ machista, y cita a OAKLEY (1981 ), de quien dice :
rar, no sólo para ellos, sino también para los demás, y que en última instan­
cia podrían escribir un libro acerca de ello. Esta imagen de «persona de los
Argumenta de manera convincente contra la noción de que la entrev ista pue­
medios de comunicación » es una imagen que en general los alumnos parecen da ser un procedimiento unidireccional en que la entrevistadora se absten­
aceptar. Si ella les proporciona una plataforma, una voz, no dejarán pasar ga de formular su opinión y se resista a la relación amistosa o de compro­
la oportunidad. Si, por el contrario, parece baber algún riesgo de que el ejer­ miso. En su análisis del tipo de preguntas que las mujeres «devolvían» , y
cicio se vuelva contra ellos y de que , por ejemplo , se presente ante el perso­ de la cualidad de la investigación que surge de la reciprocidad e intimidad de
nal de la escuela CC::;10 un recurso que este último pudiera utilizar contra sus propias relaciones investigativas, Oakley se resiste enérgicamente a la
ellos en los conflictos que los enfrentan, eso basta para que se abstengan de actitud que relega a los entrevistados a una función , estrictamente objetiva­
convertir la ocasión en un arma arrojadiza a su favor en dichos enfrenta­ da, de meros «datos» .
mientos.
Una vez más , por tanto, puede tratarse de orientación básica, pero, ¿qué
significa en la práctica? Veamos en qué términos se plantea y se conduce la
La forma y el carácter de las entrevistas entrevista. Cuanto mayor sea la incidencia del elemento voluntario, y cuanto
menor sea la presión de la dirección --es decir, mayor la tolerancia y la per­
En consecuencia, el lugar donde se realiza la entrevista, cómo se la gra­
misividad- en la participación, mayores son las probabilidades de lograr
dúa , las relaciones que se dan entre las personas involucradas y toda la forma
este estado de espontaneidad y reciprocidad. Esto es más importante cuanto
que adopta, son otros tantos problemas decisivos.
más extensa sea la contribución que se requiere. Por ejemplo, en el trabajo
En primer lugar , podríamos observar que «entrevista» no es precisa­
etnográfico, las entrevistas -o conversaciones- pueden tener lugar en cual­
mente un término afortunado, pues implica un a form alidad que el etnógraf o
quier sitio , en cualquier momento y durante un período muy largo. Abarcan
trata de evitar. Prefiero llamarlas conversaciones o discusiones , lo que ind ica
desde charlas en la sala de profesores o el bar local hasta discusiones ad hoc
mejor un proceso libre , abierto , democrático, bidireccional e informal, y en
acerca de acontecimientos inmediatos (como una lección que se acaba de
el que los individuos pueden manifestarse tal corno son, sin sentirse atados
dar, una nueva iniciativa en materia de política educativa o algún problema
a papeles predeterminados. En consecuencia, pueden al mismo tiempo repre­
J",- ~ : "''': :r~ ::: ;;' de lo: ..:l~=nc; s ) , h?:;-:-: :; =~!"'::'~!:-1 0~ C~~ los alumnos en el re­
sentar el papel y reflejarlo, y exhibir menos interés en presentar «frentes» impe­
creo o en la cola del comedor, o entrevistas organizadas previamente con
netrables, detrás de los cuales refugiar su personalidad real, privada, innac­
carácter más formal. En la práctica, es difícil prescindir de estas entrevistas
cesible . Sin embargo, es más fácil para nosotros presentar de esta manera
formales , pero se las puede preparar y conducir dentro del espíritu etno­
nuestras entrevistas etnográficas que llevarlas efectivamente a la práctica.
gráfico general.
Como dice BALL (1983 , págs . 93-95):
Cerno hemos observado, todo esto tiene su fuente en la naturalidad, en
la recogida de las cosas tal como son, no tal como se las fuerza 8 que sean.
La producción social de una entrevista implica el establecimiento de una En consecuencia, es muy grande el crédito que se otorga a las conversacio­
relación simétrica entre entrevistador y entrevistado, gracias al uso del Ien-» nes que tienen lugar dentro del curso normal de los acontecimientos. Así, es
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posible ganar adeptos a la causa mediante la publicidad de los objetivos de pensamientos intimas de una manera y con un detalle que difícilmente se dan
la investigación, de los principios del método, de los posibles resultados en la vida cotidiana. Esto puede aliviar la tensión y proporcionar la satis­
para la educación y, tal vez , también para los maestros desde el punto de facción de transmitir conocimiento y tal vez contribuir a mejorar el mundo .
vista personal. Como sostiene STENHOUSE (1975, pág . 144 ): «El rasgo so­ También puede ser un acontecimiento «crítico» profundamente conmocionan­
bresaliente del profesional en el pler-o sentido del término es su capacidad te para el entrevistado al producir una tedefinición de la identidad y los
para el autodesarrollo profesional autónomo a través del estudio sistemático objetivos personales. Las conversaciones y los procesos de pensamiento que
de sí mismo.» Puede que haya algunos de estos profesionales en activo. se establecen entre ellos suministran un tipo de psicoterapia social. Par SIKES
Puede también que haya otros, naturalmente bien dispuestos respecto de la da el siguiente ejemplo:
investigación , con interés personal y profesional en ella . Algunos de ellos
pueden localizarse a través de canales informales. A tra vés de amigos -() Después de hablarme dos veces, fui al tercer encuentro con Sally, para ver­
por otros medios- se puede averiguar dónde se ha conseguido ya conoci­ me gratamente sorprendido por la noticia de que había expuesto en el café
más elegante de la ciudad y que , gracias a la fuerza de su obra, había reci­
miento personal, informalidad y confianza, y entonces recomendarse mutua­
bido varios encargos de trabajo . No lo nacía desde hacía diez años. Di jo
mente profesores e investigadores, Uno o dos contactos de este tipo asegu­
que había comenzado a pensar en sí misma y que había advertido que
rarán en general un efecto en cadena. Al mismo tiempo que se buscan cola­ todavía era más artista que profesora . Al mont ar esta exposición parece como
boraciones para la investigación, es también conveniente detectar cualquier si hubiera hecho una reafumación pública de su identidad. (Comunicación
oposición y dar los pasos necesarios para evitarla, o por lo menos neutrali­
personal.)
zarla. Por ejemplo, es necesario, como punto básico de partida, contar con
todas las autorizaciones requeridas para emprender las lineas de investiga. Los entrevistados pueden buscar otro tipo de «contrato». Por ejemplo ,
ción implicadas, lo cual asegura los derechos legales y morales del inves­ pueden prestar acuerdo a que se grabe una conversación siempre que se les
tigador. permita controlar la grabación y el derecho ce corregir la transcripción. Si es
En cierto sentido, 10 que se busca, en teoría, son voluntarios. Los maes­ ése un camino para la adquisición de in fo r.:l ación valiosa, el contrato vale
tros , muy ocupados ya, normalmente no hacen precisamente cola para asistir la pena. aunque nunca deja de haber posibilidades de continuar la negocia­
a un investigador educativo, aun cuando éste sea uno de ellos, pero inevita­ ción para asegurar los resultados óptimos par a la inv estigación . La nego­
blemente hay algunos que se sienten más atraídos que otros por algunos pro­ ciación da al entrevistado una sensación de poder y de responsabilidad perso­
yect os o que tienen menos rechazo. Precisamente en su cooperación futura nal en la investigación.
puede residir un valioso elemento de negociación. Son normales las garantías Cuando las entrevistas se « prepar an », debiera darse a los entrevistados ,
de protección de la identidad, pero, más allá de esto, los entrevistados pue­ siempre que sea posible, oportunidad de ele gir el momento y e! lugar. Para
den tener algo que deseen decir y que el investigador considere no pertinente los maestros , puede ser en sus aulas, en sus casas , o incluso, tal vez , en un
a la investigación, pero que tenga prácticamente la obligación de escuchar, bar cercano . No se trata tan sólo de una cuestión de comodidad y disponi­
pues ello puede expresar algún deseo de cosas que informar, cuya realización , bilidad. sino, una vez más , de sensación de co ntrol y de confianza de parte
en caso de ser posible, se puede prometer. STENHOUSE (19 84, pág. 222 ), del entrevistado. Del mismo modo, es necesario tener en cuenta las pos icio­
dice, por ejemplo: nes en el marco mismo de la entrev ista. Cuanto menos formal , más relajado,
menos com petitivo y más esti mulante sea un sentimiento de comunidad.
Parte de mi trabajo consiste en no dar a la gente la simple impresión de que mejor . Prefiero «entrevistar» a los maestros en la comodidad de! sill ón de
cuentan con mi oído , mi espíriru y mis pensamientos. sino en crear en eilos una sala de profesóres: si es en una clase , trato de adoptar un aire relajado ,
el sentimiento de que desean explicarse, hablar de sí mismos, porque ven informal. tal vez de pie junto al :naestro mientras prepara un aparato . o sen ­
que la entrevista es en ciert o sentido una oportunidad: oportunidad de tado a su lado . en su escritorio. BALL ( 193-1 , pág . 83) mantuvo con ver sa­
expresar a alguien cómo ven ellos el mundo. ciones con maestros «en la sala de profesores, en aulas y corredores, en cam­
pos de juego, en bares, en sus casas, en viajes escolares, en el coche hacia
Por tanto, espera que «la ocasión halague en cierro modo a la persona o desde la escu ela y en encuentros casuales ea la ciudad . A STENHOUSE ( 1984,
entrevistada». pág . 222) le gu staba sentarse al lado de los entrevistados o formando ánzu­
Todo esto indica el elemento potencialmente terap éuj ico de este tipo de lo con ellos y explicarles que 10 c ue a él le gustaba era «cont emplar el mundo
encuentro. Proporciona una plataforma a la 'gen te para h;b lar y exp resar sus con ellos. co mparti r su visión » , Algunos hm considerado útil entre\'istar a
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más de una persona a la vez. GrNSBURG y colaboradores (1980 ), por ejemplo, ni alumnos pueden aventurarse sin graves riesgos. Por ejemplo, se permitió
descubrieron que eso era útil para promover la discusión . También se ha pro­ a Lynda Measor asistir con un grupo de chicas a un concierto de música pop
bado la práctica inversa -la de utilizar más de un entrevistador- y sus de­ en especial, pero no a otro. El primer concierto 10 daba un grupo que con­
fensores han proclamado sus ventajas (capacidad para seguir ciertos puntos. taba con un club de admiradores internacional; el segundo era ll.T1 grupo más
no dejar nada de lad o. triangular las respues tas), aun cuando parezca violar típicamente «suyo» (de los chicos ) :> se habría considerado que el investi­
algunos de los principios que hemos analizado y potencialmente amenazante gador se inmiscuía en una zona r";va rl2 que no le correspondía. Una niña
y agotador para el entrevistado. me d ijo en 1" investigación: «Hay cosas que ni siquiera a usted le conta­
Más difícil parecer ía conseguir una relación espontánea y relativamente mos », lo que interpreté como un cumplido y como una advertencia al mismo
democrática con los aiumnos , quienes , tan a menudo en los estudios de inves­ tiempo. Para mi eterna vergüenza, puedo recordar un fragmento muy temo
tigación , constituyen una audiencia sensible, y con qu ienes algunos han teni­ prano de una investigación que realizaba yo para un trabajo de graduación
do dificultades de comunicación . LOGAN (1984, pág . 18 ) cita a un inves­ cuando «eché a perder» una entrevista con una niña con la que me iba muy
tigador. bien. Era una niña muy reticente, con algunos problemas psicológicos, y en
cierto momento había tenido problemas por hurtos en tiendas. Tan bien iba
Nunca sé cómo formular a los niños preguntas que no parezcan orientar con ella la «conversación», que me pareció que podría plantear el terna para
excesivamente la respuesta. Es difícil entablar conversación con un niño ; sien­ ayudarla a encontrar su verdadera motivación. Apenas advirtió que yo estaba
to que éste me adivina el pensamiento , que sabe qué me propongo. Es muy enterado de ello, se puso roja como un tomate y se encerró en sí misma. Yo ,
artificial. Por n:?;,¡esto; no soy yo un adulto que hable normalmente con había arruinado la entrevista y había hecho daño a la niña, pues tras haber
niños. Se sabe q'le no puedes presentarte un buen día y decir «esto es así
establecido con éxito un «terreno intermedio» me había luego salido del es­
y as á, ¿quién quiere conversar conmigo?...
pacio común a ambos para internarme demasiado en un territorio privado.
Este tipo de circunstancias, me parece ahora, sólo debieran ser planteadas
Pero aun cuan do las entrevistas más formales estén programadas, se por el alumno. Puede haber maneras de proporcionarle oportunidades para
pueden forzar un poco las situaciones para dar a los alumnos un cierto poder ello. y en eso reside la habilidad del entrevistador: en crear una relación,
en las relaciones. Ha y que decir algo acerca de la investigación en términos una situación y una atmósfera adecuadas.
no demasiado técn icos ni de modo protector , y dar las seguridades usuales de El «terreno intermedio» ofrece una manera útil de hacer tal cosa. Otra
confidencialidad y anonimato. Además , habría que explicar que, en aras de la es la de ingeniárselas para dar más poder a los alumnos en la entrevista
investigación , está uno fuera del papel de maestro, y que ambos pueden que la que pudieran tener en una investigación más formal . Una vez más,
examinarlo, Esto puede ser difícil de lograr, sobre todo en situaciones en esto podría conseguirse eligiendo con cuidado el . lugar de la entrevista, de
que entre maestros ": alumnos haya una brecha grande . tal modo que no se sientan amenazados y que puedan identificarse con él
Pero se pueden hacer también otras cosas. Hemos observado en ciertas hasta cierto punto. En Lowfield (WOODS, 1979 ) tuve la suerte de contar
escuelas , en las que se da un abismo potencial entre maestros y alumnos , con los servicios del «piso »: la habitación en la que los niños mayores prac­
que se ha podido superar ese abismo gracias a lo que hemos llamado «cultura tican administración del hogar y, a veces, mantienen huéspedes. Allí había
intermedia » (MEAsoR y WOODS , 1984 ). En ella , los alumnos y los maestros invariablemente algo de sus pertenencias y decoraciones personales, y se sen­
se ponen de acuerdo en lo relativo al funcionamiento de la escuela. Se carac­ tían libres para divertirse cuando me hablaban como les daba la gana . Toda­
teriza , de parte de los maestros, por la tolerancia al aspecto , tanto al propio vía se trataba de una propiedad escolar, pero ciertamente r1 :c:::::_ . 1 ;: ...ú i.
como al de los alumnos. por la adopción de ciertas formas del lenguaje de los clase, una sala de: profesores u c:i aespacno de un maestro, También era dis­
alumnos , por la incorporación de elementos de los adolescentes y de la cul­ tinto de los sitios privados exclusivos de los alumnos -los retretes , detrás
tura masiva a la enseáanza, por el humor y por cierto distanciamiento oca­ del cobertizo para las bicicletas, etc .-, donde mi entrada hubiera podido
sional del papel de maestro . También podríamos agregar cierta flexibilidad poner en peligro cualquier sentimiento de confianza que se hubiera desarro­
general en la interpretación de las reglas, que , como REYNOLDS (1976 ) descu­ llado entre nosotros.
brió, fue de gran ayuda para mantener el orden en sus escuelas de Gales del Una de las defensas de los alumnos en la escuela, donde las bases. del
Sur. Esta cultura semisumergida se distingue por su apertura y flexibilidad, poder conspiran en contra de ellos , reside en su número. Otra, en la fuerza
por la igualdad de trato, por la sinceridad y la amistad . Tiene sus limites, y de sus amistades. Estas pueden constituir valiosos recursos para el entrevis­
ha y puntos en la culrura del otro grupo más allá de los cuales ni maestros' tador etnográfico. Por ejemplo , para mí resultó útil mantener conversaciones
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Entrevistas ! 89
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con alumnos en grupos de compañeros ( W OODS, 19 7 9). Iba yo a una clase y puede que 10 empleen también en la entrevista (v éase, por ejemplo , WIL­
--con e! permiso del maestro correspondiente, por supuesto-e- al comien­ LIS , 1977 ). También ellos tienen un sentido de! humor, que, si a veces es
zo del día y preparaba un horario para el día , durante el cual veía grupos de gracioso , otras , con su machismo , racismo y crudeza, resulta difícil de tolerar .
alrededor de cuatro alumnos en períodos de dos boras de clase. Invariable­ Algunos pueden ser a veces «son das de prueba». Puede ser una auténtica ce­
mente, los alumnos se divid ían en grupos cuando yo entraba. Si eran grupos lebración de su cultura en honor del irivé stÍgado r. Puede que sea necesario
grandes , les pedía que volvieran a dividirse. Cuando estaban unidos de a dar el sentido y el énfasis correcto a 10 que dicen, pues la utilización de ese
pares , les pedía que se juntaran dos pares. Esta técnica, me parece , tiene len guaje indica la aceptación del entrevistador y la confianza en él (LaGAN,
varias ventajas. La compañía de individuos de mentalidad afín les ayudaba 1984 ). Otras observaciones y conversaciones ayudarán a establecer ese sen­
a sentirse cómodos. El vínculo entre ellos y el modo en que se les permitía tido. El problema más inmediato , el de cómo reaccionar ante expresiones tan
mostrarse inclinó a su favor la balanza del poder en las discusiones. En la fuertes, está nuevamente en el «terreno intermedio»: ni desalentar ni estimu­
medida en que mis intervenciones no eran demasiado interterentes, se faci­ lar , ni aprobar ni desaprobar, sino tomar nota y continuar tratando de faci­
litaba el establecimiento de sus normas , y yo podía volv erm e experto en su litar el flujo de conversación , mientras se mantiene una actitud sensible ,
cultura, si bien de una manera algo artificial. Otras ventajas consistían en que discreta , de amplitud mental , pero no tonta. Una «sonda» sólo puede tener
actuaban como controles, estímulos y fuentes de com pensación recíprocos . éxito si el entrevistador da a conocer su asombro, su conmoción o su confu­
Se corregían las imprecisiones, se recordaban y analizaban los incidentes y sión , o bien si «cae en la trampa».
las reacciones . A partir de estas conversaciones obtuve los ind icios de las La entrevista en grupo tiene otros costes. Hay individuos que pueden
experiencias de los alumnos a las que luego me referiré: «avergonzarse» , es­ llegar a dominarlas , como vemos aquí.
tar «aburrido» , « reírse» , « t rabajar » , etc.
Estas discusiones en grupo me proporcionaban inrormacron que no creo Conversación con Linda , Ju lie , Carol y Tracey. Se trat a de un cuarteto muy
sólido, que en conjunto retuerza las tendencias individuales contra la escuela.
que hubiera podido obtener po r ningún otro m étodo. A veces , los alumnos
Tracey y Carel son las más ~trev idas , mientras que Linda tiende a la hipo­
se estimulaban entre sí : «¡ V amos, díselo !» , « ¿Q ué tal cuando tú .. . ?» En
cresía. La influencia de Tracev se hizo sentir sobre Linda cuando. por ejem­
compañia de sus compañeros, brindaban voluntariamente información , más plo. ant e la pregunta por su opinión de la escuela, esta última dijo, de
bien unos a otros que a mí , en el contexto de las con versaciones con ellos , un modo evasivo : «Est á bien .» T racev miró dulcemente de soslavo con
información que de otra manera no hubiera conocido. Por ejemplo, me pare­ expresión de burlona incredulidad. ¿Cuil es la verdad? ¿Dij o Linda '10 que
ce mu y dudoso que, en una entrevista individual, se me hubiera confiado la dijo: a ) por compromiso, puesto que percibía que ésa era la respu esta que se
siguiente información. esperaba ; b) porque era lo que realmente senda . o c ) en realidad no sen­
r ía absolurameme nada y era eso lo que la respuesta quería decir ? (\'(TO ODS,
Cbristine. Estaba sentada junto a Kevin y él había colocado este carrucha 1979. )
en su pluma y lo movía así (indica un gesto obsceno ); yo lo apart é de un
empujón , y el maestro, que estaba escribiendo en la pizarra y que debe de Me extenderé brevemente acerca de «cómo sabemos que están diciendo
tener ojos en la espalda . .. se vuel ve con cara furio sa v dice: «[Vosotros dos , la verdad », per o la reacción inmediata a \a situación que se acaba de citar es
dejad de rnanosearos l s Nunca me puse tan colorada en mi vida , y el maestro tomar nota ,de ella . En el traba jo interpretativo no hay significados absolu tos
me empujó hacia un lado y lo apartó a él hacia el otro. . . y todo el mundo se
separados de todo contexto soci al. de modo que necesitamos saber algo acer­
dio la vuelta , ¿verdad? .. ¡Delante de todos mis compañeros ! Usted sabe. . .
ca del contexto para captar el senti do de lo que en él se expresa . Tambi én
cómo se. .. burló ... ¡no lo aguanto ! Todo el mundo estaba muerto de miedo
en aquella clase, todos sentaditos, quietecitos, (WOODS, 1979, pág. 31.) nec esitamos ver al y hablar con indiv idu os insertos en una variedad de con­
te xtos. si es que queremos descubrir sus opiniones en la plenitud de su condi­
Por cierto que es posible llevar esto demasiado le jos y crear un clima 1. ció n de se res humanos. Así, pues, en el C:lSO que nos ocupa, insistiría en
tan natural y relajado qu e los alumnos comiencen a pasarse cigarrill os o trans­ ha blar otra vez con Linda sin b presencia de T racey.
gredan de cualquier otra forma las reglas de la escuela. Puede aquí recurrirse POLLARD (1985a, pág . ni ) llevó esta técnica grupal a un estadio pos­
al «terren o intermedio », desalentando amablemente tales acti vidades y expli­ terior , pues empleó algunos de sus alumnos más jóv enes de la escuela para
cando por qué . No se trata de que uno se eri ja en juez ce esa acti vidad , sino recoger datos sob re otros alumnos . Determinados chicos que eran
de qu e hay una re gla, y si se los descubre , las sancion es caerán sobre todos .
Una vez más , h ay alumnos que utilizan entre ellos un len guaje chocante,
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Entrevistas I 91

dóciles a la participación en el estudio ... reflejaron UD abanico de tipos y saban era el de los códigos sexuales :- el modo en que se establecían a esa
grupos (y quienes ) eran más populares al esos grupos (fueron ) invitados ¡¡ edad ~' en esa etapa . Todo eso constiruia datos muy útiles acerca de lo que
constituir UD equipo de entrevistas en la bora del almuerzo para ayudarme consideraban comportam iento «propiam en te femenino ». Me atre vería a afir­
-romo dije- «a descubrir todo lo que los chicos pensaban de la escuela... mar que difícilment e habrí a reunido tales datos con el mero interrogatorio.
El Departamento de Investigación de Moorside entrevistó con considerable (ME ASOR, 1985, pág. 25 .)
entusiasmo a compañeros, puso de manifiesto UD adecuado sentido del secre­
to y puso en práctica los princip ios de confidencialidad e inmunidad (p ági­
En es ta etapa de la investigación . el encuentro forma él mismo parte de
na 228 ).
la investigación , pue s es much o ame; ~'1 incidente que ha de incorporarse
Aparte del material que recogieron, fueron ellos mismos importantes fuen­ a los datos que un instrumento diseñado para descubrirlos . Se convierte en
tes de información, siendo por supuesto, en este caso , colaboradores de inves­ «observ ación participante », y el investiga dor puede extraer de ello todos los
tigación. Finalmente, Pollard se sintió capaz de unir estas entrevistas e.'1 un beneficios, incluso reacciones afectivas concomitantes. De esta manera pude
momento adecuado , cuando va el «DIM» había establecido el estadio tres de apreciar las reacc iones contrastantes de diversión y de ab urrim iento de los
acceso . Medi ante est a técnica, sintió que conseguía reducir el significado alumnos . Una vez que hube advertido que para ellos era tan import an te la
simbólico de su papel de maestro y establecer confianza y sen timiento de se­ «risa» , centré un a ser ie esp ecial de entrevistas en este tema y algunas de
guridad. las dis cusiones cobraron vida po r sí mismas . Se con virtieron en «risas» por
Es posible anunciar los cambios en las técnicas «gru pales». DELJJ~Ol\T derecho propio , pos iblemente en mayor medida que la engendrada por el
( 1984, pág. 27 ), por ejemplo, invitó a grupos de chicas a su piso durante accidente ori ginal.
las vacaciones, y allí se «sentaban a leer revistas mientras yo las entrevistaba
una a una en otra hab itación ». Esto daba a Delamont «una medida no inter­ Tracv: Dianne se cayó de una silla y cuando fue a levantarse se cogió de mi

ferente de su estructura sociom érrica» y presumiblemente ayudaba a las niñas falda, le dio un tirón y qued é en enagua, la falda se me cayó hasta los tobi­

llos, y en ese momento ent ró Mr. Angle (grandes carcajadas de las niñas ).

a sentirse cómodas. Hab ía estado de pie, fuera del aula .

Con este requerimiento -la necesidad de desarrollar relaciones y con­ Ka t c : Le ciijo que le aplicarían UDa sanción.

fianza y de atravesar diferentes capas de acces~ es evid ente que resulta Tr acy: Llamó a mi madr e a la escuel a y le contó qué horri ble niña era yo.

necesario concebir entrevistas continuas a lo larg o de un periodo prolongado . Ka/e: «Nadie se casará cont igo», dijo Miss Ju dge.

Y, como ocurre con las tasas de interés de algunas cuentas de ahorro , la in­ T racy: « ¡Ah , sí, cierto !» Miss judge estaba sentada allí y dijo : «Es verdad ,

ve rsión inicial puede que no arroje una gran ganancia, pero en los estadios nadie se querrá casar contigo , jones.» Y yo dije : «¡La que no se casará es

sigu ientes se obtendrán más datos (y de mejor calidad), siempre que el mer­ usted !» (LAs niñas se ríen a carcajadas.) (W o oDs, .1979, pág. 103.)

cado funcione normalmente. En esta etapa, aun cuando no se formule ningu­


na pregunta , los datos surgen de la interacción normal. En realidad , BALL
(1984) prefiere considerar esto no simplemente como «entrevista», sino como Entrevistas técnicas
«investi gación interactiva».
En el siguiente ejemplo se encontrará cierta indicación de 10 que se aca­ Lo que realmente hacemos durante 12s entrevistas se de sprende de los
ba de decir. principios que hemos discutido hasta ahora. Al comienzo, como hemos visto ,
es nece sario establecer contacto y hacer que la gente se sienta cómoda. Esto
Cuando trabajaba en la investigación de alumnos estaba casada,· pero no
significa empezar amablemente y no formular preguntas Íntimas ni intimi­
tenía hijos y había conservado mi apellido de soltera . Después de UD año
de interrogatorios sin problema, los alumnos habían terminado por rccccc ­ dantes , Puede utilizarse una cantidad de. fórmulas de buena educación y pre ­
... ~~ Ul (1l! CL t1 agra dable. Lyudc S~ ¿:~:u~:e n rf ~~~m:"! :::~!1 ri p~~('\ zr;
,)I,..ÚLU, ';',_",
cer y aceptar todo esto. El conomiento del panorama completo y el conoci­
miento de mi persona, provocó una verdadera explosión de ira en muchas chísirno en su s primeras etapas. Bill GREER (1983 ) pone en juego una rutina
chicas. La ferocidad de su ataque me chocó por entonces , y todavía lo recuer­ de «incompetente», deja caer el bolígrafo y los pap eles, no encuentra sus
do perfectamente. Me acusaban de ser muy egoísta, de centrarme irracional­ gafas , pero al mi smo tiempo se muestra expansivo y comprensivo. Muestra
ment e en mí misma y de no ocuparme de los demás, y sostenían que no era al menos qu e es humano y no un burócrata fríamente científico. E s impor­
bueno no tener UD hijo. Parecía que para ellas los hijos fueran un sueño" tante ob serv ar que se sorprenden a sí mismos actuando de esta manera, que
un símbolo de lo que esperaban de la vida. Uno de los temas que me intere - es una con secuen cia lógica del enfoque. Una presentación dem asiado estu ­
Entrevistas 93
92 La escuela por dentro

diada puede conducir a sospechas de que uno es un impostor, justamente considero útil tener a mano una «gu ía» para asegurar la inclusión de todos
lo contrario de lo que se pretende conseguir (MILLER, 1952) . esos aspectos (v éase también BURGESS, 19 8:.+cl. Por ejemplo, si estuviera
Sin embargo, de la misma manera hay que cultivar acritudes y disposicio­ entrevistando a un maestro acerca de un método panicular de enseñanza,
nes que normalmente no se po seen, pues es preciso ernpatizar con el entre­ podría desear sace r por qué lo adoptó , conocer la exp licación del maestra
vistado , lo que, al menos por ahora, significa hablar su lenguaje, valorar sus de cómo lo practica (con el apoyo de la ocservación l. y de sus virtudes y
argumentos y aparentar ponerse de su lado . Esto, no o bstante , se hace de defectos, cómo es en comparación con otro s m étodos, cómo recibió las opi­
tal manera que dista mucho de la plena identificación. Como observa un niones de los demás acerca de él y cuáles fueron sus resultados Si la en­
entrevistador: rrevista tu viera lugar con posterioridad a la obser\'ación, sin duda habría
cuestiones de detJ Ue que puntUalizar (( ¿ Po r qu é ha hecho esto? » « ¿ Q ué
Establecer esta suerte de neutralidad requiere una rigurosa disciplina inte­ pensó usted cuando este alumno ... ?» « ¿Q u é ha bría hecho usted si ... ?» ).
lectu al. Tuve que encuadrarme en un marco mental en el que sentía tal Este último tipo ce preguntas necesita clariíicaci ón y extensión. El primero
como mis informantes podían hacerlo; practiqué el indignarme, por ejem­ tiene más de «marco de trabajo», suelto . sin f:lnali¿a¿es cerradas, flexible .

plo, por la «insensibilidad» de un amigo del Departamento de Estado, que A medida que se ':'esarrolla la entrevi stJ pueden tener le gar marcos alt er­

no pareció preocuparse por los mineros del carbón a los que el petróleo nativos de traba jo , sugeridos por las respuestas mismas. El original no se

venezolano había dejado sin trabajo . . . Entonces pude utilizar términos tales ha perdido , pero los aspectos importan res para el entrevistado sólo se vuel­

como «mano de obra barata», «compre americano», erc., con sentido y sin­
ven evidentes cuando éste habla, y puede, en la reilidad , absorber la lista

ceramente, haciéndome cargo de su significado emocional para los entrevis­


tado s. De la misma manera tienen los actores que «sumergirse» en su papel; de control original. Así, un maestro que habla acerca de métodos de ense­

no basta con la mera repetición de las palabras . (DExTER. 1956, página. ñanza puede rererirse inmediJtamenre a lo s requisitos de los exámenes, la

156-157.) presión de los pacres y los recursos. Esto me despenaria un deseo de saber

qué diíerencic J?OHJrÍJ un cambio en estas áreas y esto explicaría a su vez

Esto, por supuesto, no qu iere decir que el in vesti gador deba volv erse " por qué el maestro utilizó ese método de esa manen particular» y «cu áles

«un nativo», sino más bie n que, a los fines de una recogida de datos de eran las alternativas a la vista ». De esta su erte, las ::.:1¡revis ras llegan a pro ­

mayor calidad y de una mejor comprensión final, es menester participar mo­ porcionar , teóricJoente, la estructura en sus propios términos, en su propio

mentáneamente en cualquier papel que el entrevistado tenga en la vida nor­ orden y en su propio tiempo. Por tanto, mi guía sirve de control y de carta

mal. Esta ernpatía puede ponerse de manifiesto de muchas m aneras : oportu­ de reserva .
nos gestos de asentimiento , sacudidas de cabeza, sonr isas, expresiones físicas A veces, sin embargo, el hecho de ser excesivamente no directivo puede
de asombro, muecas, gruñidos de estimulación o de conocimiento. expresiones provocar angustia í WHYTE, 1982) Y entonces puede resultar necesario pro­
interjectivas , Esto comprende también el no enfadarse ni mostrar que se porcionar cierta ori ent ación . Puede que algunos entre';istados no sean suficien­
emite un juicio moral o que se q u ier e aconsejar ( W H YT E , 1982 ). Todo esto temente claros :: que otr OS sean demasiado volubles . Una vez más, cuando
exige un considerable volumen de con ocimiento y de comprensión del mundo se ha conseguido estJblecer una relac ión vigorosa, el entrevistado puede tener
social del entrevistado antes de la entrevista (PORTER, 198:.+ ). gran interés en saber si el investigador obtiene lo c;:.:e necesita y emitir co­
Podrían plantearse problemas allí donde haya grupos conflictivos en el mentarios como ,, ~o sé si es esto lo que usted quiere », «No sé si esto le
seno de la misma institución , pues es menester empatizar con todos ellos . sirve para algo» . La orient ación debiera relJcionarse .an to con el marco de
EsLO puede poner realmente J prueba la propia credibilidad en tanto ser la entrevistJ /coj"¡w con su contenido. Pu ede ocurrir _~·..;e una parte del «mar­
humano de buena fe . Sin em bargo, por supuesto q ue uno no int erv iene para ca » propio que. según la guíJ . viene después . desenc::.cene una rica serie de
nada en la acción ni contribu ye JI ccn samienro que , detrás de ella, desem­ pensamientos , Jl!í ¿a nde otras pan es :10 lo cons igu en . La elaboración puede
bOCJ en conflicto, y si se lo apura con preguntas directas como «¿ D e qué luego ap oJerJrsc de las áreas anteriores según esta nueva luz. A veces es
lado est á usted?», la única respuesta posible, desde el punto de vist a de la difícil distinguir entre uno y otr a, y puede ser necesaria una práctica " pilo­
investigaci ón, es: «Del de todos .» to » y oírse uno J sí mismo en una grabaci ón, J fin de :Jentific:lr la «cuestión
Aunque estas entrevistas J menudo se denominan «no estructuradas» , central» , que C~ .cdo momen to uno t ra ta de evitar .
no lo so n del todo . Habr á te rnas y aspect os del rema de investi gación ' que Los entrevistJéores procuran cultivar ci arte de escuchar . No se trata tan
re sulten evidentes '! q ue d investiuac or tendrá inter és en cubrir. El entre, só lo de oír v -eco rdar. El esn:chJr implica «aparenrcr que se escucha» con
vistado también necesitará cata orientaci ón acerca de qué hablar . Por tanto, un len gua je cc,:·:;r::l1 k"erJ IT.c:;te exa ge rcc o '! arenc.oo JI contacto ocu lar .
94 I La escuela por dentro Entrevistas I 95

De James Cameron se decía que era un buen escucha y que «podía dejar 4) Pedido de explicaciones, planteamiento de alternativas (<< ¿No se po­
ver una aura casi tangible de inter és, aprobaci ón y afirmación cuando escu­ dría decir también ... P» ).
chaba, y que 10 mismo ocurría cuando discrepaba» (Guardian , 1985). Hay 5) Busca de una comparación, en interés de una comprensión más refi­
una modalidad de estar «interesadamente silencioso», con una sonrisa, un nada «( ¿Cómo se relaciona esto con la política, el argumento, la descrip­
gesto comprensivo de afirmación o negación con la cabeza, una leve mirada ción, etc., de ... ?» «Otros han dicho que ... »).
de asombro, un «[vaya, vaya!», una mirada como queriendo decir «¿Qué 6) Persecución de la lógica de un argumento (<< ¿Entonces, hay que de­
puedes hacer al respecto?» o «¿Siempre es así?» (Véase MEASOR, 1985; ducir que ... ?» «¿Es de suponer que ... ?»).
BURGESs , 1982b.) A veces, puede comenzar por darse una ayuda extra, una 7) Busca de información ulterior allí donde parezca haber agujeros en
comprensión o estímulo extras en entrevistas que los informantes, por la la explicación «<¿Qué pasa con ... ?» «¿Se aplica esto a ?»).
razón que sea, encuentran difíciles , como , por ejemplo, cuando alguno de 8) Esfuerzo por abarcar más (<< ¿Alguna atta cosa ?» « ¿Todos de esta
nuestros maestros describe incidentes críticos en su carrera: manera?» , «¿Tiene algo más que decir al respecto?»). .
9) Distinta formulación de las cosas (<<¿Sería correcto decir que . .. ?»
Mr.-Tucks: Dudo que lo repita, no puedo, no sé qué... usted sabe... es dií í­
«¿Quiere decir ... ?» «En otras palabras .. . »] ,
cil repetirlo... no me gusta...
la) Expresión de incredulidad o de asombro (<<¿En cuarto curso? »
Aquí, Lynda, mediante una presión amable (<<¿Querría hablar de esto?»; «¿Y se aplica igualmente al quinto?» «¿Realmente?»).
cubriendo un silencio con una frase en tono comprensivo, «¿EstO pasó en 11) Resúmenes ocasionales y pedidos de corroboración («Así, pues ... »
su primer trimestre?»; inclinando las simpatías del lado del informante, «Lo que usted quiere decir es ... » «¿Serí!! esto correcto?»).
«¿E ntr ó e interrumpió su lecci ón?», y repetidos «Hum» y <<-Iiliá» , casi siem­ 12) Formulación de preguntas hipotéticas (<<Sí, pero ¿qué pasaría si. .. ?»
pre de apoyo), terminó asegurando el relato (SIKES , MEASOR y WOODS, 1985). «Suponiendo. .. » ).
(Imagínese el lector la siruación inversa: que alguien bostece y dirija la mirada 13) Adopción del papel de «abogado del diablo» (<<También podría fun­
a otro sitio mientras usted le habla.) La persona compasiva , comprensiva e cionar el argumento contrario ... » «¿Qué contestaría a la objeción .. . ?»).
interesada puede conseguirlo naturalmente. Otros tendrán que esforzarse . Con­
trasta notablemente con la actitud directa, áspera , agresiva , de muchos perio­ Por supuesto que hay maneras de hacer que estos comentarios se fundan
distas políticos (pero , una vez más, este tipo de persona está hecha para lidiar en el espíritu del ejercicio y hacer que parezcan una parte natural de la inter­
en ese terreno particular). acción. Se puede poner como pretexto el no haber oído, no haber entendido
Las entrevistas implican también la observación -principalmente, la bus­ bien , incredulidad o sorpresa, que son reacciones de una persona común y
ca de signos de desarrollo, indicios como escalas de prioridades en la pers­ no de un científico calculador. Una misma pregunta se puede formular de
pectiva del entrevistado y de todo lo que pueda parecer «extraño>>-- de las muchas maneras . Se pueden emplear algunos de los' términos y la fraseología
mismas cosas que se buscan en Otros tipos de observación. Estos serán indi­ clave del entrevistado. Si bien, en general, la cortes ía y la amabilidad (aun­
cadores de lo que haya que enfocar en entrevistas posteriores. que no lisonjera ni remilgada) parecerían constituir el enfoque indicado, a
Hay modos de apoyar al entrevistado una vez la discusión ha comen­ veces puede resultar mejor recibida una mayor agresión. Esto sólo puede
zado , sobre todo en interés de la precisión y de la integridad. He aquí algu­ saberse después de una cantidad de encuentros.
nos de ellos:

1) Control de contradicciones aparentes, non sequiturs, desequilibrios, El regi<itro de las entrevistas


falta de razonabilidad, exageraciones o incoherencias (<<Sí , pero , ¿no ha di­
cho usted hace un momento ... ?» «¿Cómo puede ser si... ?» «¿Es realmente Así como, en ciertos aspectos, la entrevista puede compararse con la ob­
así?» «¿Se sigue de esto necesariamente que .. . ?» «¿Por qué?» «¿Por qué servación participante, así también la realización de un registro puede com­
no?» «¿Qué sentido tiene esto?») pararse con las notas de campo. Es evidente que un grabador puede ser un
2) Busca de opiniones (<<¿Qué piensa usted de esto?» «¿Cree que ... ?») instrumento magnífico, pero a condición de que no provoque «interferen­
3) Pedido de aclaración (<<¿Qué quiere decir con ... ?» «¿Puede expli­ cia». No hay otra manera de reconquistar la plenitud y la fiabilidad de pala­
car algo más acerca de... ?» «¿En qué sentido?» «¿Puede darme un ejem­ bras y lenguaje, lo cual en realidad libera al entrevistador de una difícil tarea
plo?»). y le permite concentrarse en otras. Así, pues, en la medida en que ninguna
96 I La escuela por dentro
Entrevistas I 97

amenaza imp ida el flujo de la conversación -ni la distorsión-, su utiliza­


ble que tenga que transcribir en dos etapas. La primera consiste en escuchar
ción debiera considerarse muy seriamente. Cuando se tropiece con dudas
la cinta grabada lo antes posible después de la conversación, confeccionar un
acerca de su uso, será necesaria alguna negociación -por ejemplo, la aclara­
índice de sus contenidos y señalar los puntos que requieren corrección u
ción de que el entrevistado es dueño de los datos contenidos en las cintas.
orientación, tal como hemos expuesto antes. Pueden transcribirse algunos
Sin embargo , como hemos visto en el capítulo 2, debiera prestarse mucha
puntos particularmente elocuentes . El índice hace las veces de registro de la
atención al lugar y el momento más adecuado para introducir el tema, por
no 'hablar de la solicitud de permiso para usarlo. conversación y guía la memoria durante el largo periodo en que lo probable
es que no se tenga a disposición la cinta ~ bien en período de transcrip­
Hasta cierto punto, nos hemos dejado seducir por las ayudas mecanrcas
ción, o bien aparcada en un estante, decisiones que corresponden en ambos
y nos hemos olvidado de nuestros recursos mnemotécnicos y taquigráficos
personales; sin embargo, debiéramos cultivar estos últimos , pues a veces los casos al investigador. Durante la primera etapa, vale la pena considerar si es
realmente necesario transcribir toda la grabación. Una selección previa puede
medios mecánicos no funcionan o no se los puede usar. Además , y a menudo,
ahorrar mucho tiempo. Los principios que rigen esta selección se analizarán
ha'y informaciones clave que se producen cuando el grabador está apagado,
en el capítulo 6.
en el ambiente relajado y la charla general que precede o sigue a las sesiones
No hay duda de que el entrevistador es el mejor transcriptor, por tediosa
y que constituyen en realidad momentos de oro para las verdades duras y
las confidencias compartidas. A veces, los entrevistados pedirán que la má­ que la tarea pueda parecer. Los aud iomecanógrafos escribirán lo que oigan.
quina sea desconectada, de modo de poder hacer confidencias que no desean El investigador, en cambio, podrá completar la transcripción con indicaciones
ver registradas. de tono, humor, aspecto, vacilaciones, etc. , que pueden llegar a ser esen ­
ciales para la comprensión del fragmento. Por ejemplo, el estilo del fragmen­
Además de grabar y participar en la conversación, el in vestigador puede
tener necesidad de tomar notas. Se trata de ese tipo de notas que se forman to que citamos a continuación resultó esencial para la comprensión de lo
en el trabajo de campo etnográfico, cuando el etnógrafo se ve abrumado que se había dicho (la transcripción de un incidente decisivo en la vida de
un maestro).
por un torrente de datos. Los crípticos apuntes del momento son suficientes
para poner más tarde la memoria en mov imiento , y recordar todos los datos
o impresiones. El grabador puede captar lo que se dice, pero no puede reco­ Tuvimos cierta dificultad en la transcripción del relato de Mr. Quilley , gra­
ger los pensamientos y las impresiones pasajeras, así como algo que el maes­ bado en la cinta. El problema estaba en entender lo que había dicho. La
causa de ello parecía ser el aumento de ritmo que había impreso a su discur­
tro dice estimula primero este pensamiento, luego aquél (in vari ablem ente, el
so, con frases sintéticas y rorundas que se sucedían a modo de staccato . Este
segundo desplaza de la memoria al primero ). La más breve de las notas puede modo de hablar, si bien es difícil de reproducir gráficamente, enfatizaba el
ayudar a la memoria. También es difícil conservar en mente todos los puntos dramatismo de su narración. (SIKES, MEASOR y WOODS, 1985, pág. 60.)
sobre los cuales se desearía una elaboración posterior del informante, pues
fueron arrastrados por el torrente de palabras. Por tanto, se hace impres­ Una combinación útil sería la de contar con cintas transcriptas por un
cindible un aide-memoire.
buen audiomecanógrafo (un a transcripción mala, o incompleta, podría ser
Lo mismo que la observación, también las notas de campo son neceo contraproducente y un derroche de recursos) siempre que sea posible (10 que
sarias. Hace falta un registro de cómo se recogieron los hechos, con detalles no sólo es' cuestión de recursos y disponibilidad, sino también de inteligibi­
de tiempo y lugar. El investigador debe registrar impresiones de la dispo­ lidad de la' cinta), y que luego el investigador recurra a la cinta y le agregue
sición del entrevistado, la actitud de éste respecto de la investigación y en sus comentarios en una-columna junto a la transcripción.
general respecto del investigador. E, inmediatamente después, evasivas, áreas Tal vez, el comentario siguiente resuma lo que se acaba de decir.
sensibles, puntos fuertes , etc . (DENZIN, 1970 ). Todo esto constituye una for ­
ma continua de disciplina para el investigador, así como un marco esencial Ayer regresé a casa, después de un primer encuentro con un maestro, y des­
para la plena comprensión de los datos . cubrí que había olvidado abrir el micrófono. Mi primera reacción fue de
Hay otro aspecto de las notas de campo, relativo a las transcripciones. horror , luego de irritación ; más tarde me senté y escribí con toda concen­
La transcripción de horas y horas de conversación es una tarea ingente (a me­ tración durante noventa minuros. Me siento muy halagado de haber recor­
nos que uno pueda darse el lujo de disponer de teda un equipo de a6dio­ dado todo. Hay que reconocer que se trataba de una entrevista para reunir
mecanógrafos) y casi inexorablemente lento. No obstante, el investigado r ne­ perfiles de carrera profesional , de modo que el carácter progresivo y fáctico
cesita proceder con rapidez para mantener el impulso. Así las cosas , es pos í- de lo que se había dicho fue sin duda una ayuda pan mí.
Pero, aun así, pienso que mis actitudes han cambiado ligeramente. Antes,
98 I La escuela por dentro Entrevistas I 99

me oponía absolutamente a prescindir de un grabador; ahora, aunque utili­ Conversación con A. H. acerca de P. S., W . M. y H . M.
zaría siempre uno salvo que me fuera completamente imposible, concedo Lo interesante de esta conver sación es cómo A. H . achacaba sus valores
que podr ía bastar con notas atinadas cogidas en el momento . Una buena a H. M., por ejemplo . «nunca podrás ganarle una discusi ón» (yo he adver­
razón estriba en que no tienes por qué escuchar todas las dísgres iones, aun tido esto acerca de A . H .. ¡lo mismo que T . J, !). Jamá s se echará atrás ,
cuando éstas puedan ser signíficativas. mientras que S. P. sí que lo hará , pensará, al final, «No vaya ganar . más
En conjunto, realizar una grabación evita el pánico de recordar , y nunca me vale , será más fácil que le deje lugar a él» . (Nota: la atribución de un
sabremos a ciencia cierta cuán exacto fue Mayhew . (Par SIKES, comunicación mal motivo, la no aceptacián del argumento de A. H .). «H . M . nunca ce­
personal.)
derá el paso . También es cobarde -mucho despliegue, mucho ruido y mu­
cho hablar, pero es un debilucho cualquiera-o Por ejemplo , ayer fue hacia
él una pelota de cricket a ras del suelo , ¡y se apartó ! En cambio, un mu­
chachito de gafas, tres veces más pequeño, hizo un gran esfuerzo para dete­
nerla.» A. H. lo regañó el otro día (por otra cosa) y él se justificó : «¡No fui
La validación de los relatos
el único!» A. H .: «Yo sé que no fuiste el único.. (H. M. se quedó perplejo,
esperaba otra respuesta . El argumento de A. H. era: «no le conté la vieja
Una cuestión importante que recorre todo este tipo de entrevista es el
historia de "eso me duele más a mí que a ti" ; al contrario, dije "Vamos,
siguiente: «¿ Có m o sab em os que el in formante dice la verdad?» (DEAN Y ¡es lo justo ' (que era lo que esperab a H . M.l. acepta tu castigo, y asumo
WHYTE, 1969 ). ¿Acaso este tipo de material no es impresionista, subjeti­ terminado. No voy a insistir más en esto."» A. H. interpreta como cobardía
vo, tendencioso y puramente personal? Para responder, se podría afirmar pri­ las protestas de H. M. Yo propongo un a explicación alternativa de su acti­
mero el objetivo de descubrir los pensamientos íntim os de los individuos y tud, reflejo de los valores de su cultura , que considera sospechoso toda auto­
las considerables fatigas que implica, y tratar de asegurar que es precisa­ riciad y todo hombre del establisbment , y exige una actitud de constante '
mente eso lo que tenemos que llegar a representar. Hemos dado ya una vigilancia y agresividad respecto de ellos, con un cierto toque de «jamás en­
cierta idea del rigor proyectado para lograrlo. Además, el investigador tendrá tregarse», salvo cuando ya no queda nada más por hacer. Pero este argu­
que estar alerta a posibles influencias que operen sobre los informantes -mo­ mento es rechazado de plano.
tivaciones ocultas , el deseo de complacer , fa ctores situacionales como 1.1..'1 inci­
dente traumático rec iente (por ejemplo, un incidente desorganizador ), valores , La discusión me sugirió más cosas acerca del maestro que del alumno al
etcétera- y puedan teñir sus juicios (WHYTE, 1982): vigilará las señales que éste refería sus comentarios. Indicaba sus compromisos y valores como
-un relato demasiado emocional, una pintura demasiado rosa , reacciones maestro, y también algo de sus marcos mentales , por ejemplo, que «nunca
inusuales- y puede tratar de concentrarse en ciertas ireas de problemas o puedes ganarle una discusión». Yo ya estaba advertido de esto, no sólo por
volver a ellos en entrevistas posteriores . La distorsión puede penetrar sigi­ mi propia experiencia, S1..."10 por «T . .J.», a quien se menciona al comienzo
losa e inconscientemente en la percepción selectiva de los hechos . Interpre­ del ejemplo. En una de nuestras detalladísimas discusiones , por ejemplo, T . J.
tamos el pasado a través de nuestros marcos mentales actuales, e invariable­ observó que A. H. era «agresivo y debía ganar pumas para preservar su yo».
mente esos hechos sufren ciertas deformaciones. Hay aquí disponibles diver­ En calidad de tutor del curso, T. J., como táctica, había permitido siempre
sos controles. El relato, cuando se lo obtiene a través de las técnicas enun­ a A . H. decir lo que quisiera y le reconocía mérito por cualquier cosa que
ciadas , tendrá una cierta verosimilitud/inverosimilitud. Podemos hacernos una se resolviera {«Como usted sugiriera ... »). También Otros notaron esta carac­
cierta idea de la confiabilidad del informante y podemos conocer algo de terística en A. H.
la estructura mental a través de la cual se ha procesado el material. Sin He aquí otra ventaja que aporta el contar con informantes clave. Como
embargo , por encima de todo , no nos conformaremos con una versión , sino se observó en el capítulo 3 , éstos son personas con quienes, en el curso Go;;;
que procuraremos mantener otros encuentros con la misma persona ' para la investigación, llega uno a establecer una relación especialmente estrecha.
obtener una muestra completa de sus opiniones acerca de una cantidad de Se identifican con la persona y los objetivos del investigador a tal punto
situaciones y en momentos diferentes, y también trataremos de reunirnos que se convierten casi en asistentes de investigaci ón (L ACEY, 1976 ). El ejem­
con otras personas, gracias a 10 cual estaremos en condiciones de cotejar plo clásico es el «D oc» de ' Street Comer Society , de White :
unas con otras las distintas versiones, técnica que se usa habitualmente en
los tribunales judiciales. Está bien . Dime qué quieres ver , y ya lo arreglaremos . Cuando quieras algu­
Obsérvense las siguientes notas de campo sobre una conversación con un na información, yo la pedir é, y tú escuchas . Cuando quieras descubrir su
filosofía de la vida, yo comenzaré UD argumento y la obtendré para ti. Si hay
maestro.
100 La escuela por dentro
Entrevistas I 101
alguna otra cosa que quieras conseguir, montaré un escenario para ti. Con
tal de que no sea una pelea, ya lo sabes, dime simplemente lo que quieras En segundo lugar, sobre cualquier interpretación o explicación , el informante
y yo te lo conseguiré. (W H YTE, 1955, pág. 292.) puede tener algún comentario que hacer.
Así, pues, me pareció útil someter a retroalimentación los documentos
que resumían aspectos de mi investigación del personal de Lowfield (WOODS,
Los informantes clave abren perspectivas en todo el frente metodológico.
1979). Ello demostró ser un útil control de los datos allí incluidos (amplia­
Pueden ser fuente de grandes volúmenes de información, pues en cierto modo
mente corroborados ), dio lugar a interesantes discusiones sobre las interpre­
son observadores participantes por poder en zonas inaccesibles para el inves­
taciones (no todos estuvieron de acuerdo con mis opiniones , lo que me llevó
tigador. Pueden ayudar a identificar la índole de la conversación y el com­
portamiento de otras personas. Un ejemplo de esto es el que surge de la a revisar mi argumento , modificarlo en ciertas partes y reforzarlo en otras ),
y en algunos casos condujo a nuevos desarrollos de la investigación.
distinción entre el discurso del educador y el del maestro (KEDDIE, 1971).
No siempre es necesario, posible ni deseable llevar tan lejos las cosas.
No es sorprendente que en ciertos contextos haya una gran diferencia entre
Difícilmente cabe esperar que los sujetos que uno aporta, ni el personal de
lo que los maestros dicen que hacen y lo que hacen en realidad. En un con­
las escuelas, se adecuen a las puntualizaciones que hemos presentado en el
te..no distinto, podría decir cosas más acordes con su comportamiento. El
comienzo del capítulo 2 acerca del «marco correcto de referencia para la in­
abismo será más ancho si no se avanza más allá de los dos primeros niveles
vestigación». Tenderán a interpretar las cuestiones desde perspectivas pro­
de acceso, y podría ser difícil el descubrimiento si no hubiera·'informantes.
fundamente influidas por sus posiciones en el seno de la escuela. SCARTH·
Análogamente, los informantes clave pueden alertarnos acerca de explicacio­
(1985, págs. 78-79) informa acerca de la respuesta que a dos capítulos en
nes alternativas del lenguaje de terceros que tal vez no tendríamos otro
borrador sobre horarios y exámenes dieron en una «reunión operativa» siete
medio de conocer, de modo que podamos comprender las diversas retóricas
maestros de la escuela en la que realizó la investigación.
que nos presentan, y lograr un conocimiento de la conciencia y seriedad
-, con que se las ha empleado. Además, en la importante dimensión temporal, los La primera discusión que se centró en el horario se redujo al Director Dele­
informantes proporcionan un sentido de historia , al interpretar los aconteci­ gado responsable del horario, que defendía las ordenaciones y trataba de
mientos presentes como parte de un largo proceso, que aún continúa. identificar a los miembros del personal a partir de los informes relativos a
Por supuesto que puede haber formas de distorsión en nuestros infor­ sus comentarios. A los maestros, por su parte, se los colocó en [al posición
mantes clave. A ellos se les aplican las medidas usuales de seguridad, pero que debían pronunciarse «a favor» o «en contra» del horario. Esta polari­
también ayuda el hecho de tener varios tipos de informantes. Cuanto más zación de puntos de vista fue más acusada durante el segundo seminario
representativos sean, en conjunto, de las distintas secciones de la población sobre exámenes y la discusión se centró a menudo más sobre cuestiones per­
en cuestión, más fácil percibiremos el peligro de distorsión. Por ejemplo, en sonales que sobre alternativas. Como consecuencia de todo ello, por un lado,
me pidieran los nombres de los informantes y. por otro lado, tuve que de­
un estudio tuve la suerte de establecer vínculos muy estrechos no sólo con un
fender a los miembros del personal de las críticas del Director y del Director
maestro izquierdista de la vieja guardia reformista y un joven principiante Delegado. No me sentía en disposición ni para una cosaui para la otra;
libertario, sino también con un director de departamento tradicional y con­ no podía yo revelar datos confidenciales y deseaba que no se me asociara
servador y un maestro tradicional pero liberal. Sus relatos concordaban en personalmente a los comentarios de los maestros citados en el texto. Traté
algunos puntos y discrepaban en otros. Entre ellos, me parecía, eran inca­ de orientar la discusión de tal manera que no se focalizara en cuestiones
paces de hacer apreciaciones exactas (para mayor análisis de los informantes personales mediante el enfoque de ciertas pautas generales , tanto en los de­
clave, véase BURGESS, 1985b) . partamentos como en los individuos. Desgraciadamente el sentimiento gene­
Si conseguimos manejar correctamente todo esto, aun podemos sentir ral al final del segundo seminario fue tal que se cancelaron las reuniones
que influimos los resultados con nuestras percepciones e interpretaciones. Los siguientes.
apuntes o la transcripción defectuosos pueden omitir ciertos puntos clave o
Se puede así correr a veces el riesgo de ofender. de ser malinterpretado
colorear de alguna manera los datos. Hay mucho que decir aquí acerca de
o de que el material propio se use con diferentes propósitos; pero por supues­
la «validación del demandado» esto es, la devolución del relato al informante
to, nunca se deben traicionar las confidencias . Sin embargo, una cierta vali­
para su apreciación. La utilización podría darse en dos niveles . En primer
dación del demandado resulta útil (véase BALL , 1984 , págs. 83-89) . Otra vez,
lugar, en la comprobación de la exactitud de los daros. ¿Ha producido un
es tema de juicio cuándo, cómo y con quién se utiliza.
informe riguroso de este acontecimiento? ¿Están bren representadas ciertas
Con todo , los medios más importantes de confirmación de informes y de
. impresiones? ¿Se han tomado en cuenta todos los aspectos pertinentes?
observación, y en verdad de cualquier otra cosa en el trabajo etnográfico,
102 [ La escuela por dentro Entrevistas I 103

reside en la «tr iangulación ». Los triángulos tienen una fuerza enorme. E ntre Lo que ocurre es que obtengo datos acerca del Maestro A a partir del Maes­
otras cosas, constituyen la estructura b ásice de bicicletas, puertas y techos tro B o de otra persona C. Esto informa mi próximo cuestionario en la entre­
d e casas. En astronomía la triangulación cace posible una extraordinaria vista siguiente. Por ejemplo, entrevisté a D. R. Luego recogí infrmación acer­
precisión a distancias fabulosas. Análogamente, en la investigación en ciencias ca de él a través del Partido Laborista y de otro maestro. Eso cambió mi
visión del hombre, o, para ser más precisa, me llevó ~ tCr-·é! :::: ::-..;::::: ~
sociales, la utilización de tres métodos diferentes o más para explorar un pro­
otra visión del hombre, lo cual me llevó a su vez a un tipo diferente de
blema aumenta enormemente las probabili¿d.es de exactitud. Por ejemplo,
pregunta s que hacerle, a fin de conseguir más datos en las áreas de su perso­
podemos entrevistar a un maestro director en relación con su política en lo nalidad y sus acritudes. También conduce a problemas teóricos, como el
que se reaere a nueva admisión de alumnos. Su opinión acerca de esta polí­ hecho de que debe tener excepcionales cualidades para distanciarse del papel.
tica puede ser interesante, pero mucho más iateresante sería -y rendriamos El hombre de la entrevista fue así muy diferente del hombre de quien me
de ella un a ide a mucho más acabada , una ziayor comprensión de sus virtu­ habían hablado (comunicación personal) .
des y sus defectos, así como de su participación real en el proceso- si
contáramos con Otras aportaciones valiosas, como, por ejemplo, las diferen­
No cabe duda de que el vínculo más fuerte es el que se produce cuando
t es reuniones realizadas con padres, alumnos y maestros , las opiniones que
las entrevistas van acompañadas de observaci ón, En el capítulo 3 , di un ejem­
se enunciaron en esos grupos y la observación de distintos aspectos de esa
plo de observación de un período de juegos, en que uno de los principios
política en acción.
Otra forma de triangulación, cuando se desea estudiar una actuació n de crganizativos de la experiencia de los alumnos parecía ser el miedo a «pasar
vergüenza ». Esto se repitió (delibe radam ente) , y se explicó con más deteni­
un maestro en la lección particular, podría ser:
miento a quien concernía en las entrevistas, en las que pudimos explorar
1) discutir de antemano, con el maestro, qué ha programado para la dentro de lo posible la naturaleza de la experiencia --en otras palabras,
pudimos «saturar» por completo el concepto hasta que no quedara ya nueva
lección;
información que dar sobre él (G LASER y STRAUSS, 1967). Al mismo tiempo ,
2) observar la lección tal como sucede; y
3 ) discutir cen el maestro , después de la lección , qué ha sucedido y observé lecciones y otras zonas de la jornada de los alumnos , y torné nota
por qué , si se han modificado los objetivos y en qué medida se los ha lo­ particularmente de todos esos incidentes. Esto me puso en una mejor po­
sición , no sólo par a describirlos con exactitud, sino también para medir
grado, etc .
las distorsiones, exageraciones y representaciones incorrectas en los informes
Una forma de esta triangulación ha sido practicada por HARGREAYES y de los alumnos. En otras palabras, me otorgó un ventajoso punto de mira
colab. (19 75 ) en su estudio acerca de la estructura del pensamiento del sen­ desde el cual considerar esos informes y evaluar para qué les habían servido
tido común en torno a las reglas de la escuela . Dado que la mayor parte de a los alumnos, si para descargar energía, vengarse de los maestros , o, incluso,
éstas son implícitas -raramente articuladas u objeto de reflexión- han tal vez, para «llamar mi atención» o «probar».
tenido que ciudarse de «no imponer una estructura que no las representa­ Ambos métodos combinados también permiten una participación más
ra adecuadamente y que las distorsionara más bien que explicara» (pág. 45 ). plena. Durante las discusiones de alumnos , por ejemplo, otra experiencia do­
En consecuencia , utilizaron una variedad de métodos a lo largo de un pro­ minante que me llamó la atención fue la de «aburrirse». Una y otra vez des­
longado período de participación, incluso con preguntas a los alumnos y a cribían su aburrimiento y, a veces, lo hacían con gran énfasis en sus expre­
los maestros acerca de las reglas, la observación de lecciones y la demanda siones : «i Todo es tan aburrido, aqu íl» «Esas lecciones eran tan pes adas, ¡que
a los maestros de que realizaran comentarios sobre acontecimientos o juicios aburrimiento! » Llegué a advertir que el término es realmente onomatopéyico:
orales que habían tenido lugar durante la lección. Estos comentarios eran «1t' s so bo-or-or-ing!» (¡Es tan aburrido r), dicho con todo el dolor y la frus­
luego analizados a su vez. Aun en otra forma, ELLIoTT y ADELMA.".' (1975) tración contenidas que se habían acumulado en un largo período . Aunque
proponen que quienes desempeñan papeles complementarios , como maestros, tenía menos razón para sostener la veracidad de esta parte de sus informes
alumnos e investigadores , puedan intercambiarse informes para exponer dis­ en suspenso , no llegué a apreciar plenamente la cuestión antes de observar
crepancias e incoherencias. Análogamente, el grupo de informantes clave ya realmente algunas de las circunstancias particularmente conducentes a las ex­
mencionado proporcionaba importantes puntos de vista alternativos sobre periencias . En estas lecciones, en las que el maestro hablaba durante toda
el mismo incidente o cuestión. una hora con voz monótona, y la participación de muy pocos alumnos , a
Lynda MEASOR brinda la siguiente ilustraci6n. veces algunos se giraban hacia mí (sentado al fondo del aula) con la misma

104 I La escuela por dentro

expresión de sufrimiento en sus caras, y entonces supe con exactitud lo 5 MATERIALES ESCRITOS

que sentían.
Espero haber dejado claro el carácter especial de las entrevistas en etno­
grafía. A través de la «investigación interactiva» se trata de penetrar las ex­
periencias de los demás, de empatizar con los demás, de volverse como ellos,
contemplar el mundo con ellos, hablar como ellos y parecerse a ellos, com­
partir con ellos. Podríamos decir que las entrevistas son el instrumento más
poderoso de una investigación cuando se las utiliza en conjunción con otros
métodos, sobre todo con la observación. Pero, sin desmedro de la verdad
de esta afirmación, lo principal acerca de las entrevistas etnográficas es que
constituyen una forma de observación participante.

La utilización ponderada de materiales escritos o impresos constituye un


apoyo útil a la observación. Una vez más, lo mejor es considerarlos como
instrumentos cuasi-observacionales, reemplazando a los investigadores en los
sitios y momentos en que para ellos es difícil o imposible estar presentes en
persona, y como parte del abanico de posibles métodos a emplear, como una
consecuencia o como un precursor de otros. Sin embargo, a veces pueden
constituir el cuerpo principal de datos.
Los materiales de este tipo que más ampliamente se utilizan son los do­
cumentos oficiales, los personales y los cuestionarios.

Documentos oficiales

Incluyen registros, horarios, actas de reuniones, planificaciones, planes y


notas de lecciones, documentos confidenciales sobre alumnos, manuales es­
colares, periódicos y revistas, grabaciones escolares, archivos y estadísticas,
tableros de anuncios, exposiciones, cartas oficiales, textos, libros de ejerci­
cios, documentos de exámenes, fichas de trabajo, trabajo en la pizarra, foto­
grafías. Pocos estudios cualitativos podrían dejar de tomar en cuenta al menos
algunos de estos documentos. Con todo, el enfoque cualitativo de éstos es
muy peculiar, pues aun cuando puedan contener información útil, han de
ser siempre contexrualizados en las circunstancias de su construcción.
Tomemos, por ejemplo, los libros de asistencia, las tasas de delincuencia
y la aprobación de exámenes. Las tres fuentes suministraron datos clave en
el trabajo de REYNOLDS (1976). Este autor pudo establecer comparaciones
entre nueve escuelas secundarias, estudiadas a lo largo de un período de
siete años, de asistencia, tasas de delincuencia (definida como «culpabilidad

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