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¿Qué nos lleva a ser consumidores irresponsables que ponen en riesgo su salud y el futuro de su propio
planeta a causa de los productos que utilizamos? Nos hemos rendido ante el disfrute y el facilismo, y el
sector mercantilista ha hecho uso y abuso de esta situación para incrementar su poder y ganancias,
utilizando como pieza clave los medios de comunicación y la publicidad para mantener viva y hacer crecer
más esta realidad cada día. Aquí el eslabón que completa la cadena.
Cultura y educación
Dediquemos nuestro tiempo a propuestas culturales que tengan un valor verdadero para la
evolución de las personas como seres humanos: teatro, música, literatura y demás manifestaciones
artísticas conscientes pueden aportar muchísimo a nuestras vidas. Estudiemos lo que las distintas
tradiciones místicas de la historia tienen para ofrecernos, enriquezcámonos con su sabiduría para
comprender más la naturaleza que nos rodea y nuestra propia existencia. Investiguemos más allá de
lo que el modelo de consumo nos ofrece para comprender verdaderamente cuáles son las mejores
alternativas ante todo aquello que precisamos para nuestro vivir diario.
Igualmente debemos ser realistas y comprender que los medios de comunicación y la publicidad son
algo imposible de evitar, estamos expuestos a ellos en todos los ámbitos de la vida social, por lo que
es fundamental educarnos para poder ser consumidores críticos de los mismos. Tenemos que
aprender a ser espectadores responsables, que saben discernir para extraer lo positivo o educativo
que pueda haber en los medios, y detectar y aprender de lo negativo; tener uno el poder y no
dejárselo a los medios de comunicación.
La educación para el consumo crítico debe iniciarse en la familia, tenemos que educar a los niños
para que sepan poner el contenido de lo que reciben en tela de juicio. Así mismo es la familia
nuclear la que tiene en su seno el compromiso de mantener la cultura y los valores para que seamos
humanos y solidarios: compartamos más momentos familiares con los chicos, salidas al aire libre o
paseos culturales, no dejemos su educación en manos de los medios por puro facilismo o
comodidad.
«La victoria de la llamada sociedad de consumo ha sido absoluta. Ha conseguido todos y cada uno de los
objetivos a que podía aspirar un demonio postmoderno. Ha conseguido que vivamos en ella y de ella
plácidamente: está asumida. El consumo no es tan solo el objetivo final de toda actividad económica. Va
más allá de un ideal tan pedestre. Es el criterio de la desigualdad entre los hombres. La medida de la
felicidad. El estilo de vida. La religión de todos. El consumo, no el hombre, es la medida de todas las
cosas». Salvador Giner
«Olvidan dos cosas, sin embargo, que la huelga de consumo es la única gran insumisión que aún podemos
practicar impunemente. Dos: cuando la gente no quiere ir, nadie le detendrá». Juan Cueto