Japon 1853-1868.
El ocaso del Shogun
AE
Por Agustin Monzon Pefia
PERIODISTA E HISTORIADOR
10 | DESCUBRIR LA HISTORIA«Los barcos a vapor / rompen el des-
canso de los halcones / del pacificos /
con solo cuatro barcos basta / para ha-
cernos perder el suefio en las noches».
En estos versos, provenientes de un
poema japonés, se puede calibrar la
conmocién que sintieron los habitan-
tes de Uraga cuando, en los primeros
dias de julio de 1853, vieron dibujarse
en el horizonte los cuatro barcos ne-
gros (bautizados asf por su casco oscu-
ro y por la negra humareda que des-
pedian) que dirigia el comodoro esta-
dounidense Mathew Calbraith Perry.
En un pafs sometido durante més de
dos siglos a un estricto aislamiento in-
ternacional, la Iegada de fordneos
debja representar un acontecimiento
muy destacado.
Lo que pocos podfan imaginar es
que aquella expedicién seria el deto-
nante que harfa sucumbir en apenas
quince aftos todo el entramado politi-
co del régimen Tokugawa, que habia
regido los destinos de apén desde ini-
cios del siglo XVII. En 1868, la revolu-
cién Meiji dio la estocada a un sistema
cuyos cimientos se habfan visto carco-
midos en los diltimos afios por una
nueva realidad: el contacto con el ex-
terior.
éCémo pudieron aquellas cuatro
naves socavar los cimientos de un régi-
men que se habia mantenido en el po-
der durante cerca de 250 afos? Lo
cierto es que la llegada de Perry no fue
tun suiceso del todo inesperado pata los
dirigentes japoneses. Desde inicios de
1840, cuando China fue escenario de
la primera guerra del opio, que le en-
frenté a Gran Bretafia, se intensificé
el temor a que los paises occidentales
intentaran iniciar relaciones con
apén. Esta inquietud se vio reforzada
por las cada vez mas frecuentes incur-
siones de barcos extranjeros en aguas
niponas y por las informaciones
transmitidas por los comerciantes ho-
landeses, los tinicos a los que se les
permitia por entonces mantener cier-
tas relaciones comerciales en territorio
japonés, que aconsejaban a los gober-
nantes de apén prepararse para estos
contactos.
La misién estadounidense tenia
unos objetivos @ priori poco ambicio-
sos: apertura de determinados puertos
a los barcos de EEUU, con fines de
abastecimiento, y la posibilidad de
contar con un representante diploma-
tico en el pais. Sin embargo, de acep-
tarse, estas concesiones supondrian el
fin de la politica del aislamiento. Los
dirigentes japoneses estuvieron tenta-
dos de rechazar las peticiones nortea-
mericanas. Pero la mera incursién de
Perry en las aguas de Uraga habia
puesto de manifiesto la inutilidad de
las defensas costeras niponas y la vul-
nerabilidad de su capital, Edo (la ac-
tual Tokio). Y China representaba un
gemplo muy cercano de los riesgos
que encerraba el negarse a las peticio-
nes occidentales. Cuando Perry regre-
sa menos de un afio después, apén
consiente a sus pretensiones, tratando
de minimizar en la medida de lo posi-
ble su impacto. Mediante el tratado de
Kanagawa, del 31 de marzo de 1854, se
aprueba la apertura de dos puertos sin
comunicacién con el centro del pais:
Shimoda y Hakodate.
Las sospechas de que aquella ren-
dija seria aprovechada por las naciones
extranjeras para ir aumentando su
Ptesencia en apén se vieron pronto
confirmadas. En 1855, Gran Bretafia y
Rusia disfrutaban ya de concesiones
DESCUBRIR LA HISTORIA | 11Imagen que evoca el deseo de expulsar a
los extranjeros de Yokohama. 1861
similares a las de EEUU. Y, mientras,
el consul estadounidense Towsend
Haris trabajaba en lograr del gobier-
no nipén la aprobacién de un tratado
comercial. Este veria la luz el 29 de ju-
lio de 1858 y contemplaba la apertura
inmediata de los puertos de Yokoha-
ma y Nagasaki, mientas que los puer-
tos de Niigata, Kobe, Edo y Osaka de-
berfan abrirse progresivamente entre
1860 y 1863. Se establecfa la extraterri-
torialidad, la fijacién de derechos
aduaneros a bajo nivel y el intercam-
bio de funcionarios “diplomaticos.
Una vez mis, los progresos de EEUU.
servirfan de ejemplo a otras potencias
occidentales, como Gran Bretafia, Ru-
sia, Paises Bajos y Francia, que lo-
grarian acuerdos semejantes.
12 | DESCUBRIR LA HISTORIA
CONFLICTI IDAD POLITICA
El establecimiento de relaciones co-
merciales con el exterior encontré una
fuerte contestacién social y fue moti-
vo de una creciente conflictividad
politica. El sistema de gobierno de los
Tokugawa hacfa convivir tres esferas
de poder. La autoridad central, que
residfa en la ciudad de Edo, estaba re-
presentada por el bakufu, érgano de
gobierno de la dinastia en el poder, a
cuyo frente destacaba la figura del
shogun. En un nivel teérico semejante,
pero en la practica despojado de cual-
quier poder de decisién, se encontraba
el emperador y su corte. Y, en el ambi-
to local, prevalecia la figura de los
daim{o, sefiores feudales que domina-
ban con notable autonomia sus terri-
torios o ban. Habia unos 250, entre
los que se encontraban varios de los
rivales histéricos de los Tokugawa, los
tozama.
Cuando se inician las presiones
desde el exterior, el bakufu recurre a la
brisqueda de apoyo del resto de pode-
res, Ya en 1853, tras la primera visita de
Perry se envian mensajes a todos los
daimios, en una clara llamada a la uni-
dad. Pero lejos de eso, el rechazo a la
presencia extranjera en apén ird ga-
nando en intensidad con el paso de los
afios y se manifestaré por medio de
atentados, que tendrén como princi-
pales victimas a comerciantes foraneos
y, también, a miembros del bakufu,
sefialados por haber aceptado la aper-
turade apén,
Distintos daimios, entre los que
destacaron los gobernantes de Chésht
y Satsuma, pertenecientes a familias
rivales de los Tokugawa, acaudillaron
estos movimientos de rechazo al ex-