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CAPÍTULO II
LAS VARIABLES
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LAS VARIABLES
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Como se ha dicho, las variables no son entidades que existen en la realidad, sino
son conceptos elaborados con los que los investigadores tratan de aprehender ciertos
aspectos de la realidad. Las variables que se emplean, muy a menudo, en la
investigación socio–educativa, en lo que respecta al factor estudiante, entre otras
son las siguientes:
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En las variables categóricas, las características que poseen unos sujetos son
distintas a las características que poseen otros sujetos; y entre una y otra situación,
existe lo que se llama solución de continuidad. Por ejemplo, cuando la variable varía
en: “vivo” o “muerto”, existe una situación de estar vivo y otra situación de estar
muerto, es decir, hay un punto de ruptura entre las características del vivo con
respecto a las características del muerto, pues las características del vivo son
totalmente distintas de las características del muerto, así como las características
del muerto son totalmente distintas a las características del vivo. La distinción entre
vivo y muerto es completamente clara, terminante y de ahí su nombre: categórica.
En este caso es imposible confundir y no saber si alguien está vivo o está muerto,
porque la evidencia es de claridad meridiana. Lo mismo ocurre con el género, pues
resulta evidente que alguien es hombre o mujer. Tanto hombre como mujer son
sujetos que ostentan características diferentes, inconfundibles.
Cuando se estudian variables categóricas no es necesario emplear instrumentos
de medición, pero sí instrumentos de observación o constatación, cuando sea
necesario, para distinguir unas de otras características y luego constatar una u otra
situación. El resultado de estas observaciones no se puede expresar en cifras, ni
mucho menos en cifras decimales, porque alguien no puede, por ejemplo, estar
muerto en 2,56 puntos, pues es imposible medir la condición de estar vivo o estar
muerto. Se asigna la condición de vivo o muerto como resultado de una constatación
fáctica de una situación que es, a todas luces, evidente. Los instrumentos que se
aplican para estudiar este tipo de variable son, entonces, las pruebas de observación,
el análisis documental, la lista de cotejo, entre otros.
Las siguientes son variables categóricas: sexo, nacionalidad, estado civil,
lugar de residencia, opción ideológica, tipo de gestión institucional, etc. Los
valores que adquieren todas ellas son evidentes y se pueden constatar en los hechos.
Por ejemplo, alguien es soltero, o casado, o viudo o divorciado, y no puede ser
que algunas veces sea soltero y otras sea casado. Tampoco puede ser el caso que
alguien esté en el término medio entre ser soltero o casado, que haya una continuidad
entre estos dos niveles de variación. Para constatar que alguien es, por ejemplo,
casado, habrá que ver su partida de matrimonio, es decir, por la vía del análisis
documental se puede constatar su estado civil.
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menor medida. Por ejemplo, tratándose de la inteligencia, se puede decir que todos
los seres humanos poseen la característica de ser inteligentes, y la variabilidad
radica entonces que unos sujetos tienen mayor inteligencia y los otros también
tienen inteligencia pero en menor medida. En este caso, la variable varía en términos
de considerar que unos sujetos son más inteligentes que otros.
Por eso es que las variables continuas no pueden constatarse, sino medirse. Es
más, las variables categóricas se muestran de manera evidente, mientras que, por
ejemplo, la inteligencia, requiere ser medida para poder decir quién es más o menos
inteligente. La medición de las variables continuas puede ser más o menos exacta,
dependiendo de la calidad del instrumento de medición que se aplique. Para medir
la variable inteligencia, se deberá elaborar previamente una escala para medirla.
Esta escala será más precisa si sus unidades pueden dividirse en sub múltiplos, así
por ejemplo, el resultado de la medición de la inteligencia se puede expresar en
fracciones decimales: coeficiente intelectual de 106,75, en la escala que se usa
para medir la inteligencia o el éxito académico de un estudiante que obtiene 17,84
en un escala vigesimal de intervalo.
Para presentar la información recogida con respecto a las variables continuas,
éstas pueden convertirse en categóricas: tratándose del rendimiento académico,
en vez de presentar la diversidad de notas o puntuaciones alcanzadas por los
estudiantes en la escala vigesimal, se puede simplemente decir que unos están
aprobados mientras que otros están desaprobados, con lo que la variable
rendimiento académico asume la típica apariencia de variable categórica.
Las siguientes son variables continuas: rendimiento académico, inteligencia,
motivación por los estudios, competencia profesional docente, ansiedad,
autoritarismo, apoyo familiar, condición socioeconómica, talla, peso, etc. Por
ser continuas, todas estas variables pueden medirse y los resultados de la medición
se expresan con valores numéricos, como no podría ser de otra manera. Los
investigadores previamente deben haber elaborado las respectivas escalas para
medir tales variables. En dichas escalas es posible que cada intervalo de la escala
se divida en intervalos más pequeños, como se trata de expresar en el siguiente
gráfico:
x
|——|——|——|——|——|——|-|-|-|-|——|——|——|
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Gráfico N.° 1
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3. Operacionalización de variables
3.1. Connotación y denotación
El lenguaje es para el hombre una herramienta muy útil y variada y cumple
distintas funciones. Las principales funciones del lenguaje son la función estética, la
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está en función del conjunto de sujetos a los que se aplica o puede aplicarse el
término. Según esto, la mayor o menor intención o extensión de los términos
determina su grado de abstracción o concreción, es decir, de su separación o cercanía
con respecto de la realidad depende que sean más concretos o más abstractos los
términos.
Cuando el investigador se ubica en el plano concreto, la extensión es mínima y
máxima la intención. Sucede todo lo contrario cuando se ubica en el plano abstracto
en donde la extensión es máxima y mínima la intención. Los conceptos “humanidad”
y “Sócrates”, ejemplifican esta situación. Humanidad es un concepto de máxima
extensión y mínima intención, y por lo tanto más abstracto. En cambio “Sócrates”
es todo lo contrario. Tiene mayor intención y menor extensión.
Para ejemplificar el caso, Sierra Bravo, analiza los siguientes conceptos: “clase
social”, “clase alta” y “directores y grandes empresas”. Cada uno de estos
términos está planteado en un nivel específico de abstracción: “Clase social” está
pensada a un nivel general, es el más abstracto y por tanto, el de mayor amplitud en
cuanto a contenido y extensión. “Clase alta”, corresponde a un nivel intermedio,
mientras que “directores de grandes empresas” pertenece a un nivel muy concreto
y hasta se diría empírico. Éste es un concepto de muy poca extensión pero de
mayor intención.
Los conceptos con los que el investigador se refiere a la realidad son los nombres
de las variables. De aquí radica su importancia en la investigación. Los nombres de
las variables son tan importantes como lo son las hipótesis. Éstas no podrían existir
sin aquellas y los conceptos aislados no tendrían mayor relevancia si no se hallan
relacionados entre sí. Por eso se dice que la ciencia es un sistema básicamente
conceptual y es en esta medida en que deben comprenderse, tanto las hipótesis
como las variables.
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Nivel de lo abstracto
Nivel de lo concreto
Gráfico N.° 2
Los científicos, al estudiar las variables necesitan ubicarse, una veces, en el
nivel de lo abstracto, como cuando deben elaborar variables o bien necesitan ubicarse
en el nivel de lo concreto, como cuando deben manejar u operar las variables. No
es posible que los hombres de ciencia se sitúen en un solo nivel. Para trabajar con
las variables, es decir cuando se hallan en el nivel abstracto y necesitan referirse a
los fenómenos en forma más concreta operacionalizan las variables, con lo que
consiguen mayor fluidez en la comunicación con los miembros de la comunidad
científica a la que pertenecen.
En efecto, los científicos necesitan comunicarse entre sí y lo hacen a través del
lenguaje. Pero como el lenguaje sirve al hombre para los más diversos usos, el
común de las personas emplea el lenguaje sin preocuparse tanto por la precisión.
Las formas coloquiales del lenguaje son usadas por el común de los seres humanos
para comunicarse con los miembros de su entorno familiar en el que no se exige
formalidad ni mucha precisión, antes bien se reclama afectividad y ciertas dosis de
subjetividad. Naturalmente esta forma de usar el lenguaje no es conveniente para
la ciencia, por lo que ésta trata de elaborar formas de comunicación más precisas y
efectivas, asignando significados unívocos a los términos y tratando de evitar todo
tipo de ambigüedad. Los científicos requieren usar el lenguaje en niveles de precisión
muy altos para evitar las ambigüedades del lenguaje coloquial. Lo que tratan los
científicos es elaborar un lenguaje capaz de facilitar la comunicación y esto sólo se
logra operacionalizando los conceptos cuyo empleo requieren.
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través de los cuales es posible profundizar el conocimiento del factor. Por ejemplo,
si se trata de conocer con mayor profundidad cómo un estudiante emite respuestas
reflexivas ante una determinada pregunta, se dirá que uno de los indicadores es la
originalidad de las respuestas. William James, citado por Boudon y Lazarsfeld, opina
lo siguiente al respecto:
“...en realidad, al afirmar que una persona es prudente queremos decir que esta
persona adopta un cierto número de actitudes características de la prudencia:
asegura sus bienes, divide sus riesgos, no se lanza a ciegas, etc. (...) La palabra
‘prudente’ es, pues, una forma práctica de expresar en términos abstractos un
rasgo común a los actos habituales de esta persona (...) En su sistema psicofísico
hay una serie de caracteres distintivos que le impulsan a actuar prudentemente...”
Lo que propone James es un conjunto de indicadores que proceden de la
experiencia cotidiana y que actúan como referentes empíricos de un concepto
abstracto. El hecho de que provengan de la experiencia cotidiana determina la
posibilidad de identificar, desde una perspectiva diferente, otros indicadores de tal
modo que en la práctica sea posible disponer de series de indicadores para un sólo
fenómeno, según las perspectivas del análisis o la experiencia personal del
investigador que los propone. El análisis del concepto a partir de un conjunto de
indicadores, es la alternativa más conveniente porque ningún indicador es completo
o no garantiza su pertinencia con respecto al factor o componente. Ningún indicador
es totalmente preciso para analizar el concepto. Un indicador revela sólo parcialmente
el fenómeno que se pretende estudiar. Todo indicador es sólo probable con respecto
al concepto que trata de poner en evidencia y hasta se puede afirmar que ofrece
una visión parcial del concepto. Así por ejemplo, los ingresos son considerados
muchas veces como indicadores de competencia profesional; pero si el investigador
sólo se basara en este indicador para operacionalizar la variable competencia
profesional, casi todos los hombres de negocios resultarían más competentes que
los científicos más eminentes. Del mismo modo, el número de enfermos curados
por un médico refleja indudablemente la capacidad de éste. Sin embargo, hay que
tener en cuenta que las probabilidades de curación son distintas en cada una de las
especialidades médicas. En fin, si bien es cierto que el número de libros de una
biblioteca indica, en cierto sentido, el nivel cultural del conjunto de lectores no se
debe olvidar que la calidad de las obras es, tanto o más revelador, que la cantidad.
Los indicadores ponen de manifiesto los procesos u operaciones a las se refieren
los conceptos. Por eso es muy importante, a fin de evitar errores, someterlos
previamente a procesos de validación para tener mayores niveles de certeza de su
pertinencia con respecto al concepto al que se refieren.
Por otra parte, si el investigador analiza cada componente con un conjunto de
indicadores, es decir, estudia el concepto desde diferentes perspectivas, se puede
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decir que está construyendo la estructura de un test o una prueba para medir el
fenómeno que estudia. En este caso, el análisis de cada componente, se considera
un sub test.
Como se podrá notar de lo que se acaba de decir, para construir tests o pruebas
se debe partir de la operacionalización de las variables. No será posible elaborar
una prueba si previamente no se ha operacionalizado el fenómeno que se pretende
estudiar. Ésta es otra manifestación de la importancia que tiene el operacionalizar
variables.
d) Elaboración de índices
Luego de haber identificado los indicadores de cada uno de los componentes,
se debe establecer un criterio único según el cual sea posible medir el concepto. En
este momento se debe elaborar, en algunos casos, un índice general para todos los
indicadores de los componentes o en su defecto, índices específicos para cada
indicador. Sólo cuando se elaboren los índices será posible intentar hacer variar el
concepto. En otras palabras, recién en este momento se habrá logrado llegar al
nivel de concreción que permite cuantificar el concepto abstracto. La asignación
de índices debe hacerse para cada indicador siguiendo una misma lógica. Si por
ejemplo se opta por asignar índices, de menor a mayor, a un determinado indicador,
este mismo criterio debe aplicarse al asignar índices a los demás indicadores.
Sólo después de elaborar los índices, se puede intentar hacer variar el concepto.
En otras palabras, recién en este momento se habrá logrado llegar al nivel de
concreción que permite cuantificar el concepto abstracto. Como resultado de ello,
el investigador dispone de una escala de medición que la puede dividir en dos, tres
o más categorías, según sean sus intenciones por destacar los matices en los que
varía el concepto que está operacionalizando. Si la escala la divide en dos categorías,
estará estableciendo una dicotomía según la cual ‘varía’ la variable, y en este caso
no considera los matices intermedios de variación que le ofrecen los datos, pero
obtiene la ventaja de presentar datos mejor organizados y de poder diseñar una
estrategia más sencilla y más efectiva para contrastar las hipótesis. Por el contrario,
si la divide en tres o más categorías, estará estableciendo una politomía y podrá
aprovechar los matices de variabilidad hallados, pero se enfrentará con la dificultad
de diseñar una estrategia más compleja para contrastar las hipótesis y, aun la
organización y el análisis de los datos, demandarán mayores refinamientos técnicos.
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Hasta aquí se ha bajado hasta un primer escalón al haber identificado los factores
o componentes de la variable. Si se sigue bajando aún más el nivel de abstracción,
se puede llegar a niveles más concretos si se identifican los indicadores de cada
componente. Por ejemplo, para saber que una persona posee una sólida economía,
habrá que identificar sus respectivos indicadores o las manifestaciones personales
de riqueza.
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Cuadro N.° 3
– E.P.G. 8
Ingreso mensual
Nivel de escolaridad
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LECTURAS COMPLEMENTARIAS
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