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Oriente Próximo a través del Neolítico

Liverani, M. (1995). El antiguo oriente. Historia, sociedad y economía. Barcelona: Grijalbo Mondadori.
La revolución neolítica implicó un cambio radical en las estructuras socioeconómicas de las
comunidades, pues se comenzó a producirde alimentos (agricultura y ganadería) en detrimento de la
caza-recolección. De esta idea parte Mario Liverani (historiador y arqueólogo italiano, nacido en 1939)
en el capítulo Las premisas neolíticas y calcolíticas de su libro de divulgación científica El antiguo
oriente. Historia, sociedad y economía. Este capítulo, que será el objeto del presente texto, está dividido
en 4 secciones, las cuales tienen como tema central el Neolítico y sus diversas expresiones dentro de las
culturas de Oriente Próximo. Dicho esto, a continuación, se expondrán las ideas principales de estas
secciones, seguido de una valoración de todo el capítulo y de algunas conclusiones.
En la sección Los primeros productores de alimento, Liverani establece que la imagen típica de
las culturas neolíticas (producción agro-pastoral, aldeas sedentarias y cerámica) no siempre se cumple
en Oriente Próximo, pues hay casos de recolección intensiva y producción incipiente, de agricultura no
sedentaria y de neolítico acerámico. La anterior aclaración se hace para introducir una exposición sobre
los hechos que llevaron hasta el Neolítico. Así, en el Epipaleolítico (15-10 mil años a.C.) hubo caza de
animales pequeños y recolección intensiva de gramíneas y legumbres, para lo cual existió una movilidad
más estructurada con relación a la explotación de recursos. Además, los asentamientos se hacían en
cuevas; se tuvieron pequeños rebaños controlados (no domesticados), y herramientas como microlíticos
especializados y manos de mortero de piedra para moler gramíneas. Asimismo, entre el 10 mil y el 7500
a.C. se usaron el pelo/lana y la leche de animales, pues se tenían pequeños rebaños (las primeras
propiedades). Adicionalmente, la recolección intensiva de las gramíneas y leguminosas generó
concentración de semillas en los núcleos habitados, lo que dio pie a los primeros experimentos de cultivo
de especies silvestres. Con relación a la organización social, los primeros campamentos permanentes y
estacionales se establecieron, así como la propiedad y la transmisión hereditaria. Todo lo anterior llevo
a que, entre el 7500 y 6000 a.C., se diera el Neolítico, donde las aldeas fueron sedentarias con casas
cuadradas o rectangulares de barro/adobe y con fortificaciones hechas comunalmente. Sumando, a la
existencia de agricultura de gramíneas y leguminosas; cría de ovejas, cabras y cerdos; estructuras sociales
patriarcales con propiedad de los medios de producción y transmisión hereditaria de los mimos; y
contactos interregionales.
Por otra parte, el autor evalúa una a una todas las causas que posiblemente llevaron a la
producción de alimento. En primera medida, establece que la presión demográfica como causa aún tiene
escasa información. En segunda medida que los cambios climáticos serían solo posibilitadores de
cambios tecnológicos y económicos, pero no una causa de tal cambio productivo. En tercera medida que
el factor temporal dilató la dependencia a los ciclos ambientales en la búsqueda de alimento, y por su
parte, el factor espacial implicó que, por el movimiento constante, los grupos traspasaron de un lugar
natural a otro artificial los recursos de los que dispondrían para la sobrevivencia. Así, Liverani llega a la
conclusión de que las dos últimas causas mencionadas son más adecuadas, pues las comunidades proto-
neolíticas tuvieron más estabilidad al intervenir en los ciclos de producción y consumo, en lugar de
depender pasivamente de estos.
En la sección El Neolítico pleno: caracteres generales, el autor establece que en el Neolítico la
base económica es agropecuaria, la cual es complementada en algunas zonas por la pesca y la recolección
de moluscos. Así, la colonización agropecuaria es producto de operaciones infraestructurales de roza,
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drenaje y regadío. Además, se hacía tejido con fibras vegetales y animales para suplir necesidades de
vestir (reemplazando pieles animales). Igualmente, otras técnicas usadas fueron: la molienda de semillas
con morteros de piedra; cocción y conservación de alimentos dispuestos en ollas de cerámica; utilización
de herramientas de madera para operaciones agrícolas; entre otras. En cuanto a la organización social,
las aldeas son pequeñas y diseminadas (familias nucleares reunidas en familias extensas), estructuradas
patriarcalmente y a partir del parentesco, aunque aún no hay diferencias significativas de rango. Por su
parte, la religiosidad pudo haber sido difusa, pues el culto es de carácter familiar hacía los antepasados o
con relación a la fertilidad (vegetal, animal o humana). Adicionalmente, las relaciones comerciales entre
aldeas fueron cada vez más importantes, tanto así que tomaron un gran lugar los rasgos de identidad
aldeana construidos a partir de la decoración de la cerámica, la lengua y el origen común. Así, el autor
postula que en el Oriente Próximo, durante el neolítico, la estructura básica social se encamina hacia el
sistema regional.
En la sección El Neolítico pleno: las variedades regionales, Liverani describe las culturas neolíticas en
Oriente Próximo, a través de un recorrido regional. En este sentido, algunas de las culturas son: a) Can
Hasan (4900-4500 a.C.) con aldeas en donde hubo yuxtaposición de casas mono-celulares y cerámica
pintada de rojo sobre crema; b) Levante (Siria-Palestina entre 5500-4200 a.C.) con culturas cerámicas
sirio-palestinas, y con aldeas arcaicas muy pequeñas y pobres; c) Umm Dabaghiya (6000-5500 a.C.), la
primera cultura cerámica (pintada o pulimentada) encontrada en Mesopotamia con asentamientos con
casas rectangulares, y agricultura y ganadería muy pobres por ambiente árido; d) Hassuna (5500-5000
a.C.) tuvo casas rectangulares (con varias habitaciones), agricultura de secado, ganadería, caza, y una
cerámica distintiva, pero no muy vistosa; e) Samarra (5600-4800 a.C.) que tuvo casas con muchas
habitaciones, cerámica pintada con motivos complicados y agricultura de regadío; f) Halaf (5600-4500
a.C.) con economía es agropastoral (cebada de secano, cabras y ovejas), asentamientos con viviendas de
tamaño reducido y construcciones tholoi (redonda y con cúpula); y g) en la Baja Mesopotamia la cultura
Eridu con refinamientos en la cerámica, agricultura de regadío y pesca.
En la última sección Hacia la urbanización, el autor describe a las culturas ‘Ubaid y Uruk. La
cultura ‘Ubaid (4500-3500 a.C.) desarrolló el primer ordenamiento de la llanura mesopotámica, a través
de acequias (para retener agua o drenarla), a lo largo de las cuales estaban los asentamientos con cabañas
de caña y barro, y un templo. En dichos templos se hacía culto comunitario y sacerdocio profesional.
Además, esta cultura practicaba la agricultura (con irrigación extensiva y arado animal), la ganadería, la
arboricultura y la horticultura. En cuanto a la organización socioeconómica (que era centralizada), esta
se caracterizaba por la presencia de más productos artesanales de valor intrínseco (útiles metálicos y
piedras talladas); por márgenes de riqueza que exceden la supervivencia y que estaban relacionados con
lo simbólico (ofrendas a templos o ajuares funerarios); y por el comienzo de producciones en serie y la
aparición de artesanos con dedicación plena en su labor. Sumado a esto, la metalurgia se convirtió en una
tecnología muy importante para generar herramientas y armas. Posteriormente con el Calcolítico tardío
del este de Anatolia y el Gasuliense de Palestina (3700-3300), llega la cultura Uruk tardía que tenía un
gran conjunto de templos y producía un cuenco muy característico llamado de ‘borde biselado’ (hecho
con molde para el consumo de comida extrafamiliar en las grandes organizaciones de los templos).
Así, el autor termina el capítulo diciendo que a mediados del milenio IV a.C. la llanura baja de
Mesopotamia se convierte en el centro de las zonas aledañas por su desarrollo técnico y organizativo.
Además, las ciudades templo se convierten en lugares de atracción socioeconómica, política e ideológica.
Por esto, dichas lugares implican sistemas de ofrendas y surgimiento de personalidades divinas, las cuales
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tienen relación con los humanos a través de una clase emergente de sacerdotes, quienes también tienen
la labor de coordinar comportamientos políticos y económicos del cuerpo social.
En cuanto a la valoración del capítulo, es preciso establecer que este presenta un desarrollo
adecuado y una discusión muy pertinente para reflexionar sobre el Neolítico. Esto debido en primera
mediada a que Liverani efectivamente cumple el objetivo, trazado inicialmente en su texto, de describir
el Neolítico desde un enfoque socioeconómico, político y cultural, a partir de postulados generales y de
las particularidades locales de las culturas de Oriente Próximo al atravesar por dicho período. En segunda
medida, el desarrollo textual del capítulo, por su forma de escritura, es accesible a todas y todos los/las
interesados/as en el tema, teniendo en cuenta que se escribe de manera clara, yendo de lo general a lo
específico y explicando con detalle algunos de los elementos (cerámica, arquitectura, organización social,
etc.) que atraviesan el tema. En tercera medida, la exposición del autor da un panorama claro que da pie
a reflexionar lógicamente acerca de cómo desde el Epipaleolítico se dieron las bases para que surgiera
efectivamente la revolución socioeconómica características del Neolítico. Sumado a esto, el autor hace
un llamado para que pensemos en el Neolítico no como una serie de hechos universales, sino como una
serie de cambios ocurridos de manera particular en cada uno de los territorios y culturas de Oriente
Próximo. Sin embargo, resulta importante resaltar que el capítulo no cumple a cabalidad sus objetivos,
pues si bien ya se estableció que presenta una discusión y exposición amplia del Neolítico, esto se queda
corto en el Calcolítico, teniendo en cuenta que el título reza Las premisas neolíticas y calcolíticas. Así,
el Calcolítico queda prácticamente silenciado, dejando algunas preguntas como: ¿qué pasó en el
Neolítico para dar paso al Calcolítico?, ¿qué caracterizo al Calcolítico?, ¿la mención de la metalurgia en
algunas culturas de Oriente Próximo está relacionada con el Calcolítico?, etc.
En conclusión, en el presente texto se expusieron las ideas principales del capítulo Las premisas
neolíticas y calcolíticas escrito por Liverani, a partir de las cuales se describió de manera completa al
Neolítico, así como a sus expresiones particulares en cada una de las culturas de Oriente Próximo.
Asimismo, se estableció que dicho capítulo, aunque tiene un desarrollo adecuado y una discusión muy
pertinente, no cumple sus objetivos a cabalidad al dejar de describir los sucesos que caracterizaron al
Calcolítico. A pesar de esta valoración, se hace la invitación al lector/a del presente texto a acercarse al
capítulo reseñado, si le interesa el tema y aún es novato/a en el mismo, pues allí encontrará, a través de
una comunicación escrita amena, un excelente panorama sobre el Neolítico en Oriente Próximo.

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