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“AÑO DEL DIÁLOGO Y RECONCILIACIÓN NACIONAL”

MACROECONOMÍA
GOBIERNO DE FERNANDO
BELAÚNDE TERRY
INTEGRANTES:
 Castro Vásquez, Estefani.
 Elera Luque, Sheyla.
 Romero Chávez, Milene.
 Ruiz Díaz, Andy.
 Soriano Pérez, Andrea.
DOCENTE: León Villarruel, Miguel Ángel.

CLASE: 9081.

2018
I.BIOGRAFÍA

Fernando Isaac Sergio Marcelo Marcos Belaúnde Terry nació el 7 de octubre


de 1912 en Lima, Perú y falleció el 4 de junio del 2002, fue un
arquitecto, estadista, político y presidente del Perú en dos mandatos no
consecutivos: de 1963 a 1968 y de 1980 a 1985. Hijo de Rafael Belaúnde y
Lucía Terry, Fernando Belaúnde realizó sus estudios primarios en el Colegio La
Recoleta de Lima.

Perteneciente a una familia tradicionalmente ligada a la política, cursó su


educación secundaria en París y sus estudios superiores en las Universidades
de Miami y Texas en Austin, Estados Unidos, donde obtuvo el título
de arquitecto en 1935. Al regresar a Lima, fundó la revista El arquitecto
peruano y se dedicó a la docencia en la Universidad Católica y luego en la
Escuela de Ingenieros de Lima que, en 1955, se convirtió en la Universidad
Nacional de Ingeniería, y de cuya facultad de Arquitectura fue primer decano.
Durante el régimen fujimorista actuó en la oposición. A inicios del 2001
transfirió la presidencia de su partido a Valentín Paniagua, quien fue presidente
del gobierno transitorio luego de la estrepitosa caída de Fujimori. Ya retirado de
la política, falleció al año siguiente.
II. INICIOS EN LA POLÍTICA
Ingresó a la política en 1944, cuando contribuyó a formar el Frente Democrático
Nacional (FDN), que propició la candidatura y posterior elección presidencial de
José Luis Bustamante y Rivero, en cuya lista fue electo diputado por Lima
(1945-48).

Al convocarse las elecciones de 1956 fue lanzado como candidato presidencial


por el Frente Nacional de Juventudes Democráticas (FNJD), grupo que dio
origen al partido Acción Popular. Impuso su inscripción ante el jurado electoral
por medio de una célebre protesta en las calles de Lima conocida como «El
Manguerazo». No ganó entonces pero inició una campaña recorriendo todo el
país, pueblo por pueblo, bajo el fundamento ideológico «El Perú como
doctrina» y «La conquista del Perú por los peruanos». Postuló por segunda vez
en las elecciones de 1962, que fueron anuladas ante las sospechas de fraude.
Volvió a presentarse en las elecciones de 1963, en alianza con la democracia
cristiana, y resultó elegido presidente constitucional para el período 1963-69.
Su gestión estuvo orientada a las grandes obras públicas: construcción de
carreteras (principalmente la Marginal de la Selva), aeropuertos, conjuntos
habitacionales, reservorios, etc. Asimismo, restituyó el origen democrático de
las autoridades municipales; sin embargo, enfrentó una crisis política al no
contar con mayoría parlamentaria y, en cuanto a política económica, no pudo
controlar la inflación.

Al tratar de resolver el asunto del petróleo con la International Petroleum


Company (IPC), suscribió el Acta de Talara que fue calificada por la oposición
de entreguista, lo que propició el estallido de la revolución institucional de la
fuerza armada, encabezada por el general Juan Velasco Alvarado, el 3 de
octubre de 1968. Derrocado y desterrado a Buenos Aires, pasó después a los
Estados Unidos, donde se dedicó a la docencia universitaria. Retornó al Perú
en 1978, y aunque su partido no participó en la Asamblea Constituyente de
1978, postuló a las elecciones generales de 1980, en donde fue elegido por
segunda vez Presidente Constitucional de forma no consecutiva, para la
primera mitad de la década. De inmediato convocó a elecciones municipales y
restituyó los medios de comunicación expropiados por la dictadura militar a sus
propietarios. Debió enfrentar los efectos desastrosos del Fenómeno del Niño, el
surgimiento de los grupos terroristas de Sendero Luminoso y el MRTA, y el
agravamiento de la crisis económica que ocasionó una oleada de huelgas y
paros laborales. No obstante, llevó adelante una política de obras públicas,
especialmente en lo referente a la educación, vivienda y carreteras. Finalizado
su segundo gobierno, continuó actuando en la política como líder de Acción
Popular. Fue uno de los propulsores del Frente Democrático (Fredemo), una
alianza de fuerzas políticas de derecha de la que formaba parte su propio
partido y que en las elecciones de 1990 lanzó la candidatura del escritor Mario
Vargas Llosa, que fue derrotada por la de Alberto Fujimori.

SEGUNDO GOBIERNO DE FERNANDO BELAÚNDE TERRY (1980-1985)


Los problemas que debió enfrentar Belaunde al asumir su segundo gobierno
eran más complejos que los de 1963. A la inflación, la recesión y el desempleo,
se añadía la realidad de un estado desarticulado. Devolver al país la confianza
en la seguridad jurídica luego de doce años de dictadura era ya un problema
complejo.

La asunción al poder del flamante mandatario de las filas de Acción Popular se


realizó el domingo 28 de julio de 1980 (con este acto el general Morales
Bermúdez honró su palabra de restaurar un régimen civil elegido por el pueblo).
Ese mismo día, memorable por muchos motivos, y sin bajarse del estrado,
Belaunde saco un lapicero y firmó la ley que ordenaba la devolución de los
diarios y medios de comunicación masiva a sus legítimos dueños,
restableciendo la libertad de prensa avasallada por el gobierno militar. Además,
restableció el sufragio popular para la elección de alcaldes, promulgó la
Constitución de 1979 y declaró la amnistía política general. A partir de entonces
y hasta la culminación del régimen, las libertades democráticas se
restablecieron plenamente. Para esto, fue muy importante la alianza política
con el PPC (Luis Bedoya).

Belaunde había accedido al gobierno en 1963 con un amplio programa


reformista, bajo gran expectativa popular y el apoyo de diversos sectores
sociales, pero no tenía el control del Congreso. En 1980 la situación era casi
inversa. No tenía un programa de gobierno claro, salvo la búsqueda de
solución para las necesidades inmediatas; las expectativas populares no eran
entusiastas y los diversos sectores sociales lo presionarían tratando de
enrumbar su gobierno. Pero contaba con una relativa mayoría en el Congreso
gracias a la alianza con el PPC, que recibió los ministerios de Justicia, e
Industria, Turismo e Integración. Los demás partidos se habían negado al
llamado de Belaunde a participar directamente en el gobierno, colocándose
más bien en la oposición. El primer gabinete de Belaunde estaba compuesto
por: Manuel Ulloa Elías, presidente del Consejo de Ministros y ministro de
Economía; Pedro Pablo Kuczynski, ministro de Energía y Minas; Alfonso
Grados Bertorini, ministro de Trabajo; Eduardo Orrego, ministro de Transportes
y Comunicaciones; Luis Felipe Alarco, ministro de Educación; el general Jorge
Muñiz Luna, ministro de Guerra; teniente general José Gagliardi Schiaffino,
ministro de Aviación; Javier Arias Stella, ministro de Relaciones Exteriores;
José María de la Jara y Ureta, ministro del Interior, entre otros. Una rápida
revisión de su composición muestra que los ministros podían ser clasificados
en tres grupos. El primero integrado por los ministros moderados encargados
de los sectores de gran influencia social (Trabajo, Transportes, Educación,
Interior, Relaciones Exteriores); el segundo por los ministros liberales
vinculados a organismos financieros internacionales (Economía y Energía y
Minas); y el tercero por los ministros militares en actividad (Guerra, Marina y
Aviación). Esta composición denota dos de las principales contradicciones al
interior del gobierno de Belaunde: en primer lugar, la combinación de una
política económica liberal con políticas populistas que buscaban paliar los
efectos de la crisis, ante el temor de una explosión social; en segundo lugar, la
fuerte presencia militar en un régimen nominalmente representativo y
democrático que ponía límites al poder civil. Esta situación se acrecentaría en
los años venideros. Por ello la democracia nacida en 1980 puede ser
caracterizada como restringida y tutelada por el poder militar. Ambos
elementos, que ya estaban presentes desde 1975, serían el contexto y el
germen del desarrollo de la violencia política a lo largo de la década. Por ello
este fenómeno no puede ser interpretado como causado por un grupo aislado o
calificado de incomprensible. La violencia política ya estaba presente antes de
1980 y recrudecería después hasta llegar al horror. Otro elemento importante
en el período es la constante presión sobre el gobierno tanto por parte del
empresariado como del movimiento social: el primero a través de la
reactivación de su influencia gremial sobre el Estado; el segundo, que pese a
no haber logrado un cambio de rumbo en la política económica liberal ni en la
militarización, mantenía su fuerza movilizadora y sus comportamientos tenían
gran impacto en el curso político, por lo que la política no se redujo al
Congreso.

LAS PRIMERAS MEDIDAS


Las primeras medidas liberales del gobierno de Belaunde se encontraban las
que continuaban el proceso de privatización iniciado por el gobierno de Morales
Bermúdez. Entre ellas se encuentran: la devolución de los diarios y las
estaciones de televisión y de radiodifusión; la devolución de la mayoría de
acciones de las empresas de cemento; las negociaciones para transferir los
yacimientos en posesión de Minero Perú; la transformación de empresas
estatales en sociedades anónimas (Minero Perú, Electroperú, Petroperú,
MINPECO, entre otras); eliminación del monopolio de la comercialización de
minerales por parte de MINPECO y de diversos productos de exportación como
el algodón, el café, el azúcar, los fertilizantes y el tabaco negro.

Dentro de la política liberalizadora destacan las medidas destinadas a otorgar


mayores facilidades al capital extranjero en la explotación de nuestros
productos mineros. En el caso del petróleo, a fines del gobierno militar se
habían renegociado los contratos con la Occidental Petroleum, la Belco
Petroleum y Oxy Bridas. El gobierno de Belaunde dictó la llamada “ley
Kuczynski”, por la cual se modificó la legislación para la explotación y
exploración del petróleo, contando con el apoyo aprista. Bajo esta ley se
firmaron nuevos contratos con Superior Oil, Hamilton Petroleum, Shell y Unión
Texaco, empresas a las que se otorgó ventajas tributarias adicionales a cambio
de invertir en nuevas explotaciones.

A fines de 1984 se comprobó que la Oxy Bridas y la Belco Petroleum, en vez


de utilizar el crédito tributario en nuevas explotaciones, se habían dedicado a la
extracción de las reservas conocidas. En esta línea, se dictaron leyes para
obstaculizar el desarrollo de proyectos productivos estatales iniciados por
gobiernos anteriores. Por ejemplo, en el caso de la minería, se prohibió que el
Estado avalase proyectos financieros de empresas estatales. Por ello no se
pudo financiar la segunda etapa de Cerro Verde y tampoco se culminó el
convenio para la mina Antamina, entre otros casos. También se tomaron
medidas para reducir la presencia estatal en el sector financiero, mediante el
crecimiento de la banca privada y el establecimiento de bancos extranjeros.

Se dictó la llamada “ley chica” de la banca la cual permitió la propiedad de


hasta un 33% del capital accionario de los bancos privados por empresas
extranjeras y se autorizó la apertura de nuevas sucursales y nuevos bancos
extranjeros; pero se nombró directorios con personas inescrupulosas y de poca
experiencia, produciéndose no pocos casos de préstamos a empresas
insolventes, cobertura de deudas de la banca privada o conversiones de
deudas en dólares a soles, lo cual llevaría a una serie de escándalos
financieros tanto en la banca estatal como privada. Se crearon los siguientes
bancos nacionales: Latino, Mercantil y Bandesco; y se establecieron oficinas de
representación y sucursales del Banco Unión República de Venezuela,
Commerzbank S.G., Chase Manhattan Bank, The Bank of Tokio, The Citizens
and Southern National Bank, Union Chelsea National Bank N.Y., Wells Fargo
Bank, First Interstate Bank of California y Manufacturers Hannover Trust.
Asimismo, el transnacional Banco Exterior de los Andes y de España
(Extebandes) consiguió autorización para actuar en el mercado interno.

Curiosamente, a pesar de la vocación privatista del régimen, la quiebra del


Banco de la Industria de la Construcción (BIC) y luego del Banco de los Andes,
del Banco Comercial del Perú y su financiera y del Banco Sur Medio y Callao
obligaron al gobierno a asumir los activos y pasivos de estos últimos y
emprender la operación de salvataje, incrementándose de este modo el
número de bancos y financieras en poder del Estado. También se devolvió el
51% del capital social de las empresas de cemento a sus antiguos propietarios,
a pesar de que se les había pagado los montos de valorizaciones de sus
acciones.

En el sector agrario, se autorizó la parcelación de las cooperativas y


sociedades agrícolas de interés social (SAIS), fragmentándose sus tierras en
lotes, aunque luego de dos o tres campañas muchos de los parceleros
quedaron en la ruina y tuvieron que vender sus parcelas.
En el sector industrial, se limitó más los alcances de la comunidad industrial
con intenciones de desactivarla. Finalmente, para lograr la autorización de
venta de las empresas estatales, se envió un proyecto de ley denominado de
acción empresarial del Estado, el cual, luego de dos años, no fue aprobado en
el Congreso. Ante la imposibilidad de acelerar el proceso privatizador, el
gobierno decidió transformar las empresas públicas en sociedades anónimas
dirigidas por un directorio y una junta de accionistas, nombrando en estos
cargos a personas con mentalidad privatista quienes usaron descaradamente
sus recursos en provecho propio. Ejemplos claros son los de Pescaperú,
Epsep, Minpeco y Centromin.

CONVOCATORIA A ELECCIONES MUNICIPALES


Respetuoso de la Constitución y de la ley, Belaunde convocó a elecciones
municipales, que durante 12 años habían permanecido en el «congelador» del
régimen militar. Con este acto, el arquitecto, devolvía a los vecinos el
irrenunciable derecho de elegir a sus autoridades comunales. En noviembre de
1980, Eduardo Orrego Villacorta, uno de los más lúcidos y carismáticos
dirigentes de Acción Popular, renunció al Ministerio de Vivienda y Construcción
para presentarse como candidato a la alcaldía de Lima, alzándose con el
triunfo.

En el segundo proceso electoral del año 1983 el triunfó le correspondió al


abogado cajamarquino de Izquierda Unida, Alfonso Barrantes Lingán. Por
primera vez en la historia de Lima asumió la alcaldía un hombre que
representaba a la izquierda peruana y salido de las canteras del marxismo, de
gran calidad humana y caballerosidad que no creó problemas a Belaunde.
Barrantes fue quien creó el Programa del Vaso de Leche.

LA APARICIÓN DEL MOVIMIENTO TERRORISTA FUNDAMENTALISTA


SENDERO LUMINOSO (SL) Y DEL MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO
TÚPAC AMARU (MRTA)
SENDERO LUMINOSO: Tuvo como líder a Abimael Guzmán, denominado el
«Presidente Gonzalo». Su primera irrupción violenta un día antes de las
elecciones del 18 de mayo de 1980: incendió el local municipal, las ánforas y
las cédulas electorales en el poco conocido poblado de Chuschi en Ayacucho.
Estuvo conformado por personas vinculadas a la vida universitaria de provincia
con ideología marxista-leninista-maoísta, en su mayoría migrantes a la ciudad.
Al inicio, este movimiento, recibió apoyo de los campesinos. Posteriormente,
cuando los campesinos se pusieron en contra de Sendero Luminoso fueron
brutalmente asesinados. Entre 1980 y 1984 sus acciones terroristas fueron en
Ayacucho. Desde entonces se trasladaron a Lima, donde los apagones y
bombazos se empezaron a convertir en hechos cotidianos de los limeños, y al
mismo tiempo cobraron dimensión nacional. En 1983 las FF.AA. fueron
convocadas a combatir la subversión. Fue el inició de una cruenta guerra civil
que causó devastación y zozobra. Sólo en el departamento de Ayacucho se
estima que entre 1980 y 1993 murieron 10,561 habitantes como producto de la
violencia política. El informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación
(CVR), del 2003, elevó aún más esta cifra.

MOVIMIENTO REVOLUCIONARIO TÚPAC AMARU: En junio de 1984, inicia


sus acciones en Juanjuí (San Martín). Su líder fue, un antiguo aprista, Víctor
Polay Campos. Este movimiento estuvo conformado por personas con
militancia política anterior, con una ideología marxista-leninista. Contó con el
apoyo de los productores ilegales de coca para conseguir recursos económicos
y logísticos para su organización.

ASPECTO EXTERNO
CONFLICTO DEL FALSO PAQUISHA

En 1981, tropas ecuatorianas se infiltraron en territorio peruano y tomaron un


puesto peruano al que llamaron con el mismo nombre de uno de sus pueblos:
Paquisha, pero el ejército peruano los desalojó en una semana y recuperó el
territorio invadido, por lo cual fuimos acusados de haber atacado un poblado
ecuatoriano. Finalmente, se demostró que era un «Falso Paquisha».

LA GUERRA DE LAS MALVINAS

Enfrentamiento entre Argentina y Reino Unido por la posesión de las islas


Malvinas, donde el Perú apoyó a Argentina; mientras que Chile y EE.UU.
apoyaron al Reino Unido.

HECHOS Y OBRAS
 Construcción de la Carretera Marginal de la Selva.
 Complejos habitacionales a través del Fonavi.
 Centrales hidroeléctricas de Cañón del Pato y Machu Picchu, así como
proyectos agroenergéticos como Majes, Chira y Tinajones.
 Construcción de penales: Canto Grande y San Jorge.
 Creación del Concytec (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología).
 Visita de su santidad el papa Juan Pablo II (del 1 al 5 de febrero de
1985).
POLÍTICA ECONÓMICA
La Política económica comprende las acciones y decisiones que las
autoridades de cada país toman dentro del ámbito de la economía. A través de
su intervención se pretende controlar la economía del país para proporcionar
estabilidad y crecimiento económico, estableciendo las directrices para su buen
funcionamiento.

A medida que un gobierno va estableciendo una determinada política


económica, se encarga del control de diferentes factores económicos
importantes en la vida del país, como los presupuestos del estado o el mercado
laboral. En otras palabras, el Estado conduce la economía de su territorio con
las herramientas de la política económica.

1980 - 1985

Dentro de la línea de aplicación de medidas en el marco de las propuestas de


los principales organismos financieros, especialmente el FMI, el gobierno
nombró como ministros a connotados representantes de los intereses de la
banca y empresas extranjeras; los casos más saltantes fueron los de Pedro
Pablo Kuczynski (Energía y Minas), Carlos Rodríguez Pastor y, en menor
grado, Manuel Ulloa (Economía). Como han señalado Iguíñiz, Basay y Rubio,
la bonanza de las cuentas externas entre 1979 y 1980, lograda mediante
políticas de ajuste, terminó muy pronto, apareciendo los problemas en los
primeros meses de 1981 debido, en primer lugar, a la caída del precio real de
nuestros productos en el mercado internacional y, en segundo lugar, al déficit
surgido en la balanza comercial debido a la liberalización de las importaciones
y al incremento de pagos de la deuda externa. Para enfrentar la situación, el
gobierno recurrió a una política de devaluaciones periódicas, lo cual provocó la
“dolarización” del ahorro y de la economía en general. Se establecieron
sobretasas del 15% a las importaciones. La política de apertura de la banca
nacional a la inversión de capitales extranjeros, reseñada líneas arriba, permitió
al gobierno recurrir a nuevos préstamos para pagar la deuda externa y elevar
nuestras reservas internacionales, pero ello sólo postergó el problema. Parte
de los nuevos préstamos se orientó a cubrir el continuo déficit y a la aplicación
de una política tributaria que ponía énfasis en el incremento de los impuestos
indirectos (de 50,5% en 1980 a 66,6% en 1982) y en la reducción de los
directos (de 48,9% en 1980 a 32,2% en 1982). La política monetaria se aplicó a
restringir el consumo ya que se consideraba que había “un exceso de la
demanda”; logrando una recesión en el sector productivo, pero no la reducción
de la inflación, ya que desde 1981 se había iniciado también la liberalización de
los precios controlados y regulados. A mediados de 1983, el gobierno reinició
negociaciones con el FMI para resolver los problemas de la deuda externa. En
ellas se establecieron nuevas medidas restrictivas, diseñadas y aplicadas por el
ex funcionario de la Wells Fargo, Carlos Rodríguez Pastor, incluyendo
reducción del gasto público, mayor restricción de la demanda e incremento del
ritmo de devaluación y de las tasas de interés. Dichas metas no se alcanzaron
a pesar de la eliminación de subsidios, del incremento en el precio de la
gasolina y el servicio eléctrico y de la política de “minidevaluaciones”. Los
precios de los productos básicos continuaron su tendencia alcista a lo largo del
año, por lo que el gobierno comenzó a controlarlos en perspectiva de las
elecciones municipales de noviembre. Los salarios se mantuvieron por debajo
del nivel de inflación. Ante la situación crítica, el gobierno atribuyó el fracaso del
programa económico a los efectos de las inundaciones causadas en 1983 por
la corriente del Niño.

INSTRUMENTOS DE LA POLÍTICA ECONÓMICA


POLÍTICA FISCAL

La Política fiscal es una disciplina de la política económica centrada en la


gestión de los recursos de un Estado y su Administración. Está en manos del
Gobierno del país, quién controla los niveles de gasto e ingresos mediante
variables como los impuestos y el gasto público para mantener un nivel de
estabilidad en los países.

POLÍTICA FISCAL EN EL PERÚ 1980-1985


Belaúnde inició su segundo mandato orientándose fuertemente hacia políticas
de corte ortodoxo, en un afán de revitalizar el rol del mercado en la economía.
Por ello, no sólo liberalizó el comercio exterior e intentó fomentar el ingreso del
capital extranjero, sino que propugnó un importante programa de
privatizaciones al lado de una disminución del rol del Estado como ordenador
de la economía, expresada en una política monetaria y fiscal conservadora. Sin
embargo, el gobierno mostró un comportamiento contradictorio en materia
fiscal ya que si bien se propugnaba una reducción del intervencionismo estatal
en la economía y un auténtico proceso de privatización de las empresas
públicas que no estuviesen ubicadas en los llamados sectores estratégicos de
bajos rendimientos privados pero elevados beneficios sociales, no sólo no se
materializó la transferencia de estas empresas al sector privado sino que el
Estado se convirtió en un importante estimulador de la demanda,
especialmente en los primeros años de gobierno, a través de un considerable
programa de inversión pública, además de mantener una regulación ineficaz
sobre los precios básicos de la economía. El proceso inflacionario, que se
exacerbaba en esos años, provenía de una fuerte presión de demanda ante el
despilfarro fiscal, pero también, y en forma importante, de la elevación de los
principales costos de la economía, la creciente recesión que contribuía al
incremento de los costos unitarios de producción y las expectativas de una
población que se iba acostumbrando a vivir con la inflación y por lo mismo
trataba de protegerse de ella. Al no percibir el problema como un fenómeno de
causas múltiples, el gobierno de Belaúnde trata de resolverlo a través de una
fuerte contracción del déficit fiscal, vía incremento de los ingresos y restricción
del gasto público. Esta política fue sumamente recesiva y tuvo efectos limitados
en el control de la inflación, ante el fracaso y posterior abandono de una
auténtica reforma tributaria y un ajuste de los gastos del sector —esto último
producto de la necesidad de enfrentar las obligaciones corrientes del gobierno.
Por lo mismo, se recurrió, básicamente, al incremento constante de los precios
de los bienes y tarifas públicas lo que terminó retroalimentando el proceso
están fraccionario. A medida que la crisis se intensificaba el gobierno se vio
obligado a restringir fuertemente sus gastos, aunque los programas de
inversión pública se restringieron en menor medida que en crisis anteriores
COMPORTAMIENTO DEL ESTADO EN LA ECONOMIA DURANTE LA
DECADA DE LOS 80

Veamos a continuación algunos indicadores que refuerzan las afirmaciones


hechas líneas arriba respecto del comportamiento del Estado en la economía
durante la década del 80. Como se aprecia en el Cuadro 1 el sector público no
financiero participó entre 1980 y 1988, en promedio, con 15.93% del valor
agregado generado en la economía. Dicha participación, tal como se puede
apreciar en el Gráfico 1.1, fue creciendo en forma importante desde 1980, en
que el sector público representaba el 11.81% de este valor agregado, hasta
1985 en que este ratio alcanzó la cifra de 19%; a partir de ese momento esta
participación empezó a caer sostenidamente como producto de la deplorable
situación del sector público, de tal forma que es muy probable que para 1989
se alcance nuevamente la participación que el Estado tuvo en 1980 en la
generación del producto final de la economía. En cuanto al empleo, podemos
apreciar un sector público muy "productivo", con una participación creciente en
el personal total ocupado en la economía, que en 1986, última fecha para la
que se dispone de información, alcanzó el 15.46%. Sin embargo, esta
generación de empleo representa, en la generalidad de los casos, un
incremento de la burocracia excedentaria del sector y no mayores progresos en
la producción y productividad del mismo. Respecto de la formación bruta de
capital podemos apreciar que el Estado ha representado en promedio
alrededor del 25% de su valor total, entre 1980 y 1988. No obstante, en los
últimos años se puede apreciar una caída paulatina de esta proporción,
alcanzando en 1988 tan sólo un 17.54%. Esta situación se explica no sólo por
el menor énfasis del gobierno aprista en los programas de inversión pública
respecto de aquel que mostró el segundo gobierno de Belaúnde, sino también
por las fuertes restricciones fiscales y de financiamiento externo que enfrentó la
administración de García y que generó un recorte de los principales proyectos
de inversión del sector. Estas mismas limitaciones explican la caída de la
participación del consumo público en el consumo total de la economía: siendo
en promedio 15% entre 1980 y 1989, en 1988 y 1989 alcanzó cifras por debajo
de este nivel (una presión tributaria de menos de 6% en 1989 nos podría dar
una buena indicación del porqué de esta situación). Finalmente, si analizamos
la posición de comercio exterior del sector público podremos apreciar una
reducción de su participación, tanto en el nivel de exportaciones como aunque
en menor medida en el de importaciones, durante los últimos años de nuestro
período de estudio. Sin embargo, la crisis no es tan notoria en estos
indicadores, básicamente porque el Estado es uno de nuestros principales
agentes de comercio exterior. Las cifras analizadas nos permiten concluir en
este acápite que si bien el deterioro del sector público en la década de los
ochenta ha sido notable, la agudización de los problemas económicos
peruanos en sus últimos cinco años sumió a este sector en una de las crisis
más agudas de su historia republicana.
INGRESOS Y GASTOS DEL SECTOR PÚBLICO
Para realizar el análisis de usos y fuentes de fondos públicos, nos hemos
concentrado en el sector público no financiero, no sólo porque la parte
financiera es poco representativa dentro de todo el sector, sino básicamente
por la limitación de información fidedigna para el período de análisis. Hemos
mantenido la división que tradicionalmente se utiliza para analizar el sector
público en nuestro país, es decir, aquella que lo divide en gobierno central,
empresas públicas no financieras y resto del sector público no financiero,
cerrando el análisis con un cuadro consolidado para todo el sector. Para la
preparación de esta información nos hemos basado en un trabajo similar
realizado para Bolivia1 y en información estadística elaborada por el Banco
Central de Reserva (BCR). En el caso del gobierno central, como se aprecia en
los Cuadros 2 y 3, hemos considerado como fuentes de fondos del subsector a
los ingresos tributarios, los ingresos no tributarios y los ingresos de capital.
Dentro de los ingresos tributarios se han considerado los impuestos directos (a
la renta, al patrimonio, a la exportación y a la revaluación de activos), los
impuestos directos (a la importación y a la producción y consumo) y los otros
ingresos tributarios (la amnistía tributaria y otros ingresos tributarios menores).
En el caso de los ingresos no tributarios se han incluido las tasas, las rentas de
propiedad (canon y regalías), los recursos propios y las transferencias, los
documentos valorados (certex y otros) y otros ingresos no tributarios menores.
En el caso de los ingresos de capital se ha tomado el total consignado por el
Banco Central de Reserva según su definición de tal rubro: "son los recursos
financieros que se obtienen de modo eventual y que alteran de manera
inmediata la situación patrimonial". En cuanto a los usos de fondos del gobierno
central se han considerado básicamente los gastos corrientes operacionales,
los gastos corrientes financieros y los gastos de capital. Dentro de los primeros
se encuentran el pago de remuneraciones, la adquisición de bienes y servicios,
las transferencias (a las empresas públicas no financieras, a las instituciones
públicas y a los gobiernos locales y otros) y los gastos en defensa. Dentro de
los gastos corrientes financieros se encuentran los pagos de intereses de
deuda interna y externa.

Cabe resaltar a este nivel que en todos los casos los pagos de intereses
consignados son devengados (es decir, los que corresponden al período) dada
la imposibilidad de obtener los gastos financieros efectivamente realizados en
cada período; por lo mismo este procedimiento generará un déficit "devengado"
que será ajustado con el correspondiente financiamiento externo o interno; es
decir, si consideramos en un período determinado un pago de intereses
devengado pero no efectivizado estaríamos sobreestimando el déficit, lo que se
compensa con un financiamiento externo o interno (bien sea pago de intereses
de deuda externa o interna) mayor, ya que en realidad esa postergación del
pago de un compromiso ya adquirido no es otra cosa que una forma de
financiamiento por parte del acreedor. Algo similar ocurre en el resto de
subsectores públicos cuando consignamos el pago de intereses. Un uso de
fondos adicional para el gobierno central son los gastos de capital que incluyen
inversión real (formación bruta de capital), inversión financiera, transferencias
(a empresas públicas, a instituciones públicas, a gobiernos locales y otros) y
otros gastos menores. Finalmente, tenemos el saldo no financiero del gobierno
central (saldo global - deuda externa), el saldo global (fuentes - usos), y los
totales de financiamiento interno y externo que sustentan esos saldos.
PBI
Dicho comportamiento estuvo influenciado por condiciones adversas en el
entorno económico - financiero, entre ellas figuran: elevada disminución del PBI
del 11.9% en términos reales cierre del financiamiento externo a
consecuencia de la primera crisis mexicana de la deuda, elevados niveles de
la tasa de interés internacional, que en promedio resultaron superiores a años
anteriores y presencia de fenómenos climatológicos que ocasionaron desastres
naturales.
POLÍTICA MONETARIA:
La política monetaria es una parte de la política económica que es
responsabilidad del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), entidad
autónoma e independiente del Gobierno Central. La política monetaria son las
decisiones que toma el Banco Central de Reserva en relación al control de la
oferta monetaria.

La herramienta principal de política monetaria es la tasa de interés de


referencia interbancaria (TIRI), definida como la tasa de interés que los bancos
comerciales se cobran entre sí para préstamos de muy corto plazo. Los bancos
comerciales se prestan dinero entre sí de manera rutinaria, es decir, aquellos
bancos con exceso de liquidez le prestan voluntariamente a aquellos a los que
les falta liquidez; la TIRI es el costo de ese préstamo y el BCR induce su
cambio en función de la meta de inflación

La política monetaria en el Perú: 1980-1992


1. Sector público no financiero: La política monetaria aplicada en el Perú
estuvo determinada, con poquísimas excepciones, por la evolución de
las necesidades financieras del sector público y el resultado de la
balanza de pagos. Durante esa década, el sector público no financiero
afrontó continuos y elevados déficit presupuéstales que fueron cubiertos
con recursos externos -modo de financiamiento dominante entre 1980 y
1985.

2. Evolución de la Liquidez real: La liquidez real en moneda nacional del


sistema bancario muestra un comportamiento bastante inestable y
decreciente a lo largo del periodo 1980-1993. Este comportamiento es
resultado tanto de los continuos desequilibrios de balanza de pagos (los
cuales, bajo un sistema de tipo de cambio fijo o de crawling peg, afectan
el nivel de reservas internacionales netas del Banco Central), como de
las necesidades financieras del sector público (las cuales afectan el nivel
de crédito doméstico extendido por el Banco Central).
3. Evolución de la emisión primaria: El comportamiento de la emisión
primaria es un reflejo de la evolución de dos variables: las reservas
internacionales netas y el crédito doméstico del Banco Central. Ello es
así porque la autoridad monetaria emite tanto para comprar reservas,
como para satisfacer las necesidades de financiamiento interno,
especialmente del sector público. La evolución de las reservas depende
del sistema cambiado vigente: si se tiene un sistema de tipo de cambio
fijo o un sistema de crawling peg, las reservas estará determinado por el
resultado de la balanza de pagos. Bajo ambos sistemas, el BCRP debe
realizar operaciones cambiarias (compra o venta de dólares) con el
objetivo de mantener el tipo de cambio en los niveles prefijado.
Crédito interno del BCRP 1980

4. La política de encajes y el multiplicador monetario: A partir de 1980 la


tarea de establecer las tasas de interés fue transferida del Poder Ejecutivo al
Banco Central de Reserva, entidad que siguió ejerciendo esa labor hasta julio
de 1990. Desde entonces, las tasas de interés se vienen estableciendo a
través del libre juego de la oferta y la demanda (aunque el Banco Central
puede establecer topes). la política de tasas de interés en moneda nacional
apuntó a otorgar al ahorrista un rendimiento real positivo, por lo cual la tasa de
interés nominal fue elevada frecuentemente para compensar los aumentos
observados en la tasa de inflación.
5. Una regla de política monetaria para el caso peruano: Las
dificultades que tiene el Banco Central para realizar operaciones de
mercado abierto -resultantes de la inexistencia de un importante
mercado de capitales y de instrumentos de deuda pública interna- hacen
difícil de aplicar el control de la tasa de interés en el Perú en las actuales
condiciones. Por este motivo, es razonable que la política monetaria esté
fijada en términos del control de la base monetaria, como sucede hoy en
el Perú.

La velocidad de circulación del dinero en el Perú

La velocidad de circulación de dinero, es posible determinar en el corto


plazo la cantidad de dinero necesaria para obtener un ingreso nominal
dado, y en el largo plazo -donde el ingreso real tiende a su equilibrio de
estado estacionario-, la cantidad de dinero necesaria para generar un
nivel de inflación dado.
GRAFICOS MACROECONOMICOS DE 1980 - 1985
POLITICA COMERCIAL
La política comercial se define como el manejo del conjunto de instrumentos al
alcance del Estado, para mantener, alterar o modificar sustantivamente las
relaciones comerciales de un país con el resto del mundo.

1980 -1985

La política comercial estuvo dirigida a favorecer las actividades productivas


consideradas prioritarias. En cuanto a las importaciones, se adoptaron
medidas, mayormente para-arancelarias, tendentes a la protección de la
producción de determinados bienes. En relación a las exportaciones, se
continuó incentivando aquellas de productos no tradicionales, lo que contribuyó
a atenuar su disminución. Por su parte el valor exportado de productos
tradicionales disminuyó a consecuencia de la adversa evolución de sus precios
internacionales.

ARANCELES:

Con el objetivo de mejorar los ingresos tributarios, en marzo de 1983 se


sustituyó la sobretasa arancelaria de 15 por ciento sobre los derechos
advalorem a las importaciones por una de 10 por ciento sobre el valor CIF de
las mismas. Se exceptuó de tal medida a las importaciones efectuadas por el
Estado, a las amparadas en franquicias derivadas de compromisos
internacionales y a las correspondientes a productos libres de arancel,
principalmente.

En 1983 se otorgó también rebajas arancelarias temporales a varios productos


alimenticios -azúcar, papa, aceites, entre otros-, con la finalidad de
complementar la oferta interna, afectada por los desastres de la Naturaleza.

Debe igualmente resaltarse las rebajas arancelarias a los paquetes CKD,


destinados a favorecer a la industria automotriz.

Con relación a las modificaciones a las tasas arancelarias, debe destacarse el


incremento de los derechos ad-valorem CIF dispuesto a principios de 1985,
mediante el cual estas tasas aumentaron entre 1 y 8 puntos porcentuales
según el rango en que se ubicara la tasa previamente vigente.

Por otro lado, un conjunto de partidas correspondientes principalmente a


productos de consumo final no esencial vio elevar sus tasas ad-valorem CIF en
10 puntos porcentuales.

El conjunto de estas medidas se tradujo en una elevación del promedio


arancelario pasando éste de 42 a 46 por ciento, nivel que prevaleció hasta fines
de año.

Otras modificaciones efectuadas en el arancel incluyen el incremento de la


sobretasa sobre el valor CIF, de 15 a 17 por ciento, dispuesto en mayo, y
aquella que aumenta los derechos ad-valorem a la importación de licores de 90
a 120 por ciento, dictada en octubre. Con lo cual resulta incrementado el
arancel máximo del universo arancelario a dicho nivel.

Con respecto a las exportaciones, las modificaciones en la política comercial


fueron menores y estuvieron referidas a productos no tradicionales.

Entre ellas, cabe mencionar el traslado dispuesto a fines de 1984 pero válido
para 1985, de 5 puntos porcentuales del CERTEX complementario al CERTEX
básico; y la elevación del CERTEX otorgado a los productos artesanales a 35
por ciento.
A principios de la década de 1980, en medio de un contexto externo favorable,
el nuevo gobierno de Fernando Belaúnde redujo la dispersión arancelaria y el
promedio arancelario a 32 por ciento, siendo la medida más importante la
desactivación de las barreras no arancelarias, de manera que el 98 por ciento
del universo de las partidas arancelarias quedó bajo el estatus de libre
importación. La situación cambió con el inicio de la recesión mundial y la
declaratoria de moratoria unilateral del pago de la deuda externa por parte de
México. Inicialmente, se impuso sobretasas arancelarias para mejorar la
recaudación fiscal y atenuar los desequilibrios de las cuentas externas, pero
luego se continuó con el aumento de los aranceles, los cuales se elevaron a un
promedio de 41 por ciento a fines de 1983. Esta tendencia continuó y a fines
del gobierno de Belaúnde el arancel promedio era ya de 63 por ciento, mayor
en 24 puntos porcentuales en relación con el inicio de la década. Esta reversión
del proceso de liberalización comercial fue resultado de la falta de convicción
del gobierno por mantenerlo, así como de las crecientes presiones de los
industriales por una mayor protección en una situación de crisis económica.
BALANZA DE PAGOS:
Es necesario anotar que el efecto sobre la balanza de pagos de tales medidas,
sumado fundamentalmente al del adelanto cambiario, implícito en el reajuste
efectuado a principios de agosto, coadyuvó a la reducción de las presiones por
divisas.

Complementariamente se creó el Mercado Financiero de Moneda Extranjera,


con una cotización claramente diferenciada de la del Mercado Único de
Cambios, el cual permitió atender los requerimientos de divisas para usos
considerados no prioritarios, y facilitar el incentivo a las exportaciones.
Balanza Comercial:

El deterioro de los precios promedio de las exportaciones tradicionales tanto en


términos nominales como en relación al de las importaciones, aunado a la
reducción ocurrida en el volumen exportado, determinaron una menor
capacidad para importar. De otro lado, el efecto de las medidas de política
comercial dictadas en octubre, así como el incremento del tipo de cambio real,
determinaron una reducción en las importaciones, que permitió, a pesar de las
menores exportaciones, que el superávit comercial aumentara en relación al de
1984.

Exportaciones:

Las exportaciones alcanzaron un valor FOB de US$ 2,966 millones, inferior en


US$ 181 millones al totalizado durante el año anterior. Este resultado ha sido
influenciado por una persistente reducción en los precios internacionales de la
mayoría de nuestros productos tradicionales; y constituye el punto más bajo de
una tendencia, en promedio, decreciente iniciada en 1980.

Por otra parte, las exportaciones no tradicionales en conjunto, alcanzaron en


1985 un nivel ligeramente inferior al registrado el año precedente, no obstante
el importante incremento en las ventas efectuadas dentro del programa de
pagos en especie de parte de la deuda pública externa.

La evolución adversa de las exportaciones de los diversos productos


tradicionales se derivó en gran parte de la reducción ocurrida en sus
respectivos precios, excepto en los casos específicos del cobre, hierro y café. A
nivel de grupo de productos, el mayor efecto negativo se observó en el caso de
los mineros, cuyas ventas externas registraron un valor inferior en US$ 108
millones al que se hubiera obtenido de no haber variado sus precios.

Por otro lado, en el caso de los productos agrícolas, el efecto precio adverso
sobre el valor exportado de algodón y azúcar fue parcialmente contrarrestado
por el favorable efecto precio del café.
Importaciones:

El valor FOB del total de importaciones también descendió durante 1985 al


nivel anual más bajo registrado desde 1979. Ello se debió a una conjunción de
factores entre los que están el aumento del tipo de cambio, la elevación del
arancel promedio, la adopción de restricciones paraarancelarias y las
dificultades de acceso a líneas de crédito comerciales del exterior.

La contracción de US$ 271 millones en las importaciones totales tuvo lugar, en


casi tres cuartas partes, en las efectuadas por el sector privado.

La reducción de las compras de mercaderías del exterior del sector público,


financiadas a largo plazo, explica la parte restante.

De acuerdo a la clasificación CUODE, las importaciones de bienes de capital


fueron las que mayor declinación experimentaron. Las realizadas por el sector
público disminuyeron como consecuencia del menor nivel real de la inversión
estatal, y fueron parcialmente contrarrestadas por el ligero crecimiento de las
adquisiciones del sector privado.
Las importaciones de bienes de consumo decrecieron debido a que no se
realizaron adquisiciones de arroz y azúcar, a las medidas arancelarias y para-
arancelarias dictadas y al incremento del tipo de cambio. Asimismo, durante el
período se redujeron las importaciones de insumos, principalmente por parte
del sector privado. Por su lado, el sector público disminuyó sus compras de
insumos alimenticios, tales como trigo y aceite de soya. Ello se reflejó en la
disminución del valor conjunto de las importaciones de los principales
alimentos. En dicha evolución se observó tanto una declinación de los
volúmenes físicos como una reducción significativa de los precios en el
mercado internacional.

Intercambio comercial por países

El intercambio de mercaderías con el exterior continuó concentrado en un


reducido número de países, de forma tal que el 58 por ciento de las ventas
externas fueron dirigidas a 5 países y el 56 por ciento de las importaciones
provinieron de 4 países.

Estados Unidos continuó siendo nuestro principal cliente, dirigiéndose a su


mercado aproximadamente la tercera parte de nuestras exportaciones, tanto de
productos tradicionales como de no tradicionales. Asimismo, este país continuo
siendo el principal proveedor de nuestras importaciones, no obstante su menor
importancia relativa, provocada por la disminución de las compras de insumos
y bienes de capital para la industria. La reducción de las importaciones de trigo
y aceite provenientes de este país reflejó los mayores volúmenes importados
de Argentina inducidos por los menores precios ofrecidos.

Japón constituyó el segundo cliente comercial en importancia. Hacia este país


se dirigió el 10 por ciento del total de exportaciones. Los envíos estuvieron
compuestos casi en su totalidad por productos tradicionales. Del mismo modo,
Japón cubrió el 10 por ciento de las compras efectuadas constituyéndose en el
más importante proveedor de equipo de transporte.

Con respecto al intercambio con países latinoamericanos, Argentina y Brasil


proporcionaron el 10 y 7 por ciento de las importaciones, respectivamente. Del
primero se adquirió trigo, aceite de soya y carnes. Por su parte, Brasil se
constituyó en el segundo proveedor de equipo de transporte (40 por ciento de
las compras a este país). Por el lado de las exportaciones, a Ecuador y
Colombia se les vendió derivados de petróleo, zinc refinado y productos no
tradicionales. En conjunto, a ambos países fue dirigido el 5 por ciento del total
de nuestras exportaciones.

DEUDA EXTERNA:
A partir de 1983, la caída de los precios de los metales desencadenó una
preocupante crisis económica, que se evidenció con las dificultades para el
pago de la deuda externa, un fuerte aumento de la inflación y la devaluación
del sol.

El segundo gobierno belaundista, apoyado en el legislativo por el Partido


Popular Cristiano, apostó por tomar medidas orientadas a restablecer el orden
económico y la estabilidad política. Enfrentado a la crisis de la producción
agraria, la debilidad de la burocracia pública, el surgimiento de Sendero
Luminoso/MRTA y al fenómeno del Niño (1983), encaró un obstáculo mayor
que determinó la necesidad de ajustes económicos importantes en el país: la
agobiante deuda externa heredada del decenio anterior.

El endeudamiento externo fue tan voluminoso que en 1978 llegó a representar


más del 60 % de las exportaciones. Esta situación se agravó en los años que
siguieron. En la medida en que los préstamos se volvieron más costosos y los
plazos cada vez más perentorios, esas colocaciones, en lugar de apoyar a la
estructura productiva, reforzaron los patrones tradicionales de dependencia y
subordinación al mercado. Una muestra del extremo a que se llegó es el
presupuesto de la República para 1983, que destinó alrededor del 40 % para
cumplir con las deudas contraídas, y la balanza de comercio, que asignó más
del 50 % de las exportaciones al mismo fin.

El total de la deuda externa, pública y privada, alcanzó a fines de 1985, US$


13,794 millones, incrementándose ligeramente con respecto al del año anterior.
La mayor proporción de dicho monto estuvo conformada por vencimientos
mayores de un año.
TRATADO DE LIBRE COMERCIO
Un tratado de libre comercio (TLC) es un acuerdo comercial vinculante que
suscriben dos o más países para acordar la concesión de preferencias
arancelarias mutuas y la reducción de barreras no arancelarias al comercio de
bienes y servicios. A fin de profundizar la integración económica de los países
firmantes, un TLC incorpora además de los temas de acceso a nuevos
mercados, otros aspectos normativos relacionados al comercio, tales como
propiedad intelectual, inversiones, políticas de competencia, servicios
financieros, telecomunicaciones, comercio electrónico, asuntos laborales,
disposiciones medioambientales y mecanismos de defensa comercial y de
solución de controversias.

TRATADO DE MONTEVIDEO DE 1980

El Tratado de Montevideo de 1980 fue firmado el 12 de agosto de 1980,


entrando en vigor el 18 de marzo de 1981, por los mismos países conformantes
de ALALC - La Asociación Latinoamericana de Libre Comercio , que son los
siguientes de acuerdo al grado de desarrollo:

 Países de menor desarrollo económico relativo; Bolivia, Ecuador y


Paraguay.
 Países de desarrollo intermedio; Colombia, Chile, Perú, Uruguay y
Venezuela.
 Países con un alto desarrollo económico; Argentina, Brasil y México.

POLITICA DE RENTAS
En economía, una política de rentas es aquella que persigue el control de
precios y de salarios, normalmente como respuesta a la inflación y como forma
de fijar precios y salarios por debajo de los del libre mercado.

PERIODO 1980 – 1985

PRECIOS

La inflación alcanzó un promedio mensual de 7.9% evolución en la que


influyeron la elevada tasa devaluatoria y el incremento de precios de los
productos controlados, que continuaron la tendencia creciente en el segundo
semestre de 1982. Un factor adicional e importante, fueron los desastres de la
naturaleza, que afectaron la producción y el normal abastecimiento de
alimentos, lo cual influyó en el fuerte aumento de precios de los alimentos no
transables.
INGRESOS
La calda de la producción en los diferentes sectores de la economía y la
consiguiente contracción de las cantidades comercializables indujo a una fuerte
reducción del poder adquisitivo del ingreso de las empresas y de los
trabajadores, estimándose que el ingreso promedio real de estos últimos
registró una disminución de 11.9 por ciento respecto a 1982.

El grupo más afectado fue el de trabajadores dependientes, pues las


remuneraciones de obreros y empleados disminuyeron en 17 y 16 por ciento
respectivamente, en tanto que los ingresos de los trabajadores independientes
se deterioraron en 7 por ciento. Dentro de este último grupo, quienes prestan
servicios intensivos en mano de obra habían logrado en años anteriores
protegerse de la inflación, incrementando sus precios, pero en 1983 vieron
limitada tal posibilidad ante las fluctuaciones de los mercados laborales y de
bienes y servicios.

INFLACIÓN
La inflación durante 1980, medida a través del incremento en el índice de
precios al consumidor en Lima Metropolitana, alcanzó el 60.8 por ciento en el
período comprendido entre el 19 de enero y el 31 de diciembre, lo que significó
una reducción de 6 puntos respecto a la tasa del año anterior. El aumento
promedio anual fue de 59.2 por ciento, y representa una desaceleración de 8
puntos, respecto a la inflación promedio del año anterior. Sin embargo, esta
desaceleración se explica por la política aplicada durante el primer semestre,
de postergación de ajustes en los precios sujetos a control. Durante esos
meses los ajustes realizados fueron mínimos, acentuándose durante el
segundo semestre pero sin llegar a situar los precios en sus niveles de
equilibrio, por lo que fue necesario mantener importantes subsidios,
principalmente en los casos del arroz y del aceite. Como consecuencia de esta
política se trasladaron presiones inflacionarias a 1981. Se pueden mencionar,
como factores que incidieron en el mantenimiento de la elevada tasa de
inflación, los siguientes:
 El incremento de 130 por ciento en las reservas internacionales netas,
que contribuyó directamente al aumento de la liquidez
 Los déficits económicos del Gobierno Central y del Resto del Sector
Público que ascendieron a S/. 141 mil millones y S/. 138 mil millones,
respectivamente, equivalentes, en conjunto, al 5.6 por ciento del PBI,
que igualmente afectaron el nivel de la liquidez
 Las expectativas inflacionarias existentes;' que incidieron
particularmente en el incremento de precios 36 los productos
industriales.
EMPLEO
PEA:

DESEMPLEO
Para el año 1985, el país se encontraba en una situación económica deplorable
con el dólar equivalente a 12,000 soles, y una inflación de 230%, una deuda
externa de increíblemente alta de más de $14,000 millones de dólares, con la
tercera parte de la PEA en una situación de desempleo.

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