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5to año
Secciones: A, B, C y E
2019 -l
,el
El Supuesto de hecho de la Obligación Cambiaria
Cándido Paz-Ares
Catedrático de Derecho Mercantil
I. IrrnoouccúN
§ l. Cowideraciones generales
La ponencia que me ha sido encomendada dentro de Este cwso versa sobre la natr¡raleza jurídica
de la obligacíon carrbiaria, Se tr¿ta de t¡n tema de gran comp§idaü que en el marco de esta
disertación solo prede ser abordado en sus trazos más gruesos. Centraré la atención en tres
cuestiones básicas. La primera es la relativa a la fuente de la obligación cambiaria. De lo que se
mta es de averiguar crÉl es el supuesto de hwho aI que el ordenamiento conect¿ la constitución
'de la obligación cambiaria (v. infra, tr). La segunda cuestión alude al célebre problema de la
absüacción cambiaria. En relación con ella habrá de determinarse en que medida puode califica¡se
de absüacta ta obligación c¿nrbiaria {v. infra, trI). La tercera cuesüón versil sobre lm dificiles
problemas de coordinación que suscita la existencia sepamda de una obligación cambiaria y una
obligación causat que tienen el mismo proposito páctico (v. irfra, fV). A esta última cuestión se
le presAra especial atención. Las dos primer¿s serán objeto de un fiatamiento mas simplificado,
En todo cam, el objetivo es insertar la teoría de la obligación cambiaria en nuestro sistema del
' derecho de obligaciones. A tat efecto prtiré de la teoría duali*a, que he desarrollado con dealle
e,n otros estudios (l).
§ 4. Sentidos de la abstracción
l;La primera tiene por objeto recordar que la obligación cambiaria es abstracta en el sentido
funcional, es decir, en el sentido de que se habla de absúacción pra aludir a los negocios con
causa plural o variable. En este aspecto, el negocio canrbiario es, en efecto, abstracto, puesto que
carece de una carxa üpica que lo individualice. La etrtrega de una letra de ca¡nbio puede realizarse
por muy diversas causas {donandi, credendi, solvendi, de caucién, etc.). Se fiata de un tipo de
abstacción que no es desconocido por nuesfro ordenamiento, en el que se reconocen negooios
ñmcionalmente abstractos (cesión de créditos, expromisién, etc.).
3' También se afirma que la obligación cambiaria es abstracta en el sentido de que es wta
obliqacign autónorw respecto a la obtigación causal. Con ello quiere decirse qo" negocio
cambiario ---§orrio se ha recordado ya- hace nacer una nrteva obligación distint¿ de"tla causal.
AHql bien, el hecl¡o de que la obligación cambiaria sea distirta de la obligacién subya(rnte no
significa que quede desvinculada de elta.
4. Por úlümo, la doctrina tradicional afirma que Ia letra es un tífulo absfiacto en seirtido
material, os decir, en el sentido de que las vicisitudes de lo relrción cawol (la que dio origen a la
emisión o fransmisión de la letra) no afectan a la relación cambiaria, Con ello quiere significarse
que la valtdgz y eficacia del negocio cambiario son independieirtes de la vaHdéz y eficacia de la
caus& Tal calificación responde a la necesidad de la doc8ina de justificar 1a inoponibilidad de
excepciones causales &er¡te al tercero cambiario. Es muy discutiblq sin embargq que tal
calificación sea eomlmtible con nuestro Derecho de obligaciones, qrn ----como es sabldo- es un
derecho causalista.
En efrcto, no nos parece correcto calificar Ia obligacion cambimia como obligación abstracta
en sentido matsrial. No 1o es ciertameute la obligación cambiaria inter partes. De-serlo
-ademiis
de introducirse una anomalía er Ruestro sistema, gobernado por el principio de 1a causalidad de
la atibución-- no se explicaría por qué los artículos 2A y 67 LCCh penniien al deudor oponer al
acreedor cambiario las excepciones dimanantes de sus relaciones causales. En este terreno la
obligacién cambiaria es una obligación rigurosamente causal. Cuando la obligación canrbiaria se
establece frente a terceros que no han sido parte en el negocio subyacente .arñd, ta obligación se
comporta como una obligación abs&acta. No se trata, sin embargo, de una absüacción-material
(que no tiene cabida en nuesto derecho de obligaciones), sino & una abshacción personal, que
es compatible con los prirrcipios de nuestro sistema. La Ley Calnbiaria, es cierüo, *p.*
analÍticamente Ia causa del supuesto de lrecho negocial desde el momento en que la letra rircutu
(v' arts. 2Ü y 67 LC§h). Pero esta separación nada tiene que ver con la genuina absracción
material, propia del derecho alemán. No opera ratione materiae a ratione negotit(por fiatarse
de
un negocio q§e no expresa la causa), §no ratione personae (abstacción personal). la absUacción
.se produce como consecuencia de la plarattdad subjetwa propia de fa htra de cambio. Cada
participante en el giro cambiario $¡eda sometido tos ,i"ioi o ausencia de Ia propia
causa de la
" o vicios de las causas de'atribución
atribución, pero ptrede deseotende,rse de la ausencia de las
relapiones en las que no e§ Prte. Es decir, la causa (de las relaciones entre los o¡'os participantes
en el giro cambiario) constituye para el te¡cero una circunstancia exteÍra al negocio firndamental
en virtud del eual está legitimado o justificado para reclamar al deudor Ia prestación Un
fenómeno simil¿r a€aece en todas las relaciones trilatemles. Se produce rura escisióo eutre la
esusa eredendi y la cousa debendi,de forma que el fercero puede iener causa por recibir pgo
el
amqus el deudor no tenga cüusa debendi,y el deudor puede estar aunque terero no tenga
cau§a uederdi. Asf, por ejemplo, si la obligación del aceptante es nub(porque "i el contrato áe
compraventa con eI lib¡ador que le llevó a obligarse cambiariamente to era) el áceptante no tiene
cau§a debendi,pero el tomador sí tiene cnuca credendi,porque su dereciio al cobro de
la letra
tiene su origen e sB relación (causal) con el librador. El tomador üene demho, por trmto, a
desentenderse {res inter alias acta) de las vicisitudes de la relación entre librador y aceptante.
TV. OoUCICTÓN CAIIBIARTAY OSUCEC¡éN CAU§AL
§ 6. Consideraciones generales
Llegamos asi finalmente al estudio de la tercera cuestión que nos proponíamos abordar en esta
lección. Se trata del problerna, al que queremos prestar una especial atención, de la coordinación
e'nfie la obligacíón cambiaria y la obligacién causal o, como suele decirse en la dogmática de los
títulos-valor, de la accíón cambia¡ia (acción ex titulo) y de Ia acción causal (acción ac causa). La
primera se fimda en la obligación cambiarie que surgs del negocio cartular, y goza del régimea
especial del derecho de los títulos-valor. La segunda se frmda en la obligación derivada negocio
subyacente, y esüi sometida a la disoiplina general que corresponda (compraventa, présAmq
apeudamiento- et§.). El hecho de que sean dos pretensiones distintas no quiere decir que sean
independientes. Por lo que aqul inbresa, ha de indicarse qtre el ejercicio de la acción causal, en
la medida en que persigue el mismo objetivo que el ejercicio de la acción cambiaria (la
satisfaccién del interEs dsl aoreedor-tsnedordel título), se halla subordir¡ado a ciertas circunstan-
cias que se producen en el plano de la obligación cartular. El precepto qu€ en nuestro
ordenamiento regula las condiciones de ejercicio de la acción causal es el artículo 1.170 CC. El
precepto tiene r¡rra fi¡nción reguladora y al propio tiempo desempda u*afinción interPretotivs.
Sobre este segundo aspecto conviene tanrbién reparar. La norma interpretativa maferial que
contiene puede formularse así: mientr¿s de la convención ejecutiva no se desprenda oüa cosa, ha
de entenderse que los títulos carnbiarios se emtregan trxo solvenda y rw eon otros fines u otos
efestos (llamamos convencisl ejecutiva al acuerdo en virtud del cual las partes conüenen
suscnbir y/o entregar un tituto cambiario para regular sus relaciones causales). En stt función
reguladora,el artículo contempla y disciplina los límites que la existencia de un título cambiario
impone al ejercicio de las acciones dimanantes del negocio causal, en cuya virtud se emitió o
suscribió. Por medio de estos limites:{uq en definitiva" se fraducen en excepciones cambiarias
fre¡te a lasacciones causales-- el ordenamiento trata de eoordinar la existencia y funcionamiento
independientes de la obligac ión ex título y de la obligación e* cüus{t . Cuatro son eü concreto tales
llmites o er«cepciones: la excepcién de enfega del titulo (v. irdra, § 6), el derwlro a retener la
prestación y aiescatar el título {v. infra, § 7), la excepción de realizaoión del dtulo (v. iafa § 8)
y la excepcién de perjuicio del título {v. infra, § 9). El hecho de que hablemos de acciones y de
excepciones obdece al enfoque ofensivo/defensivo con que üadicionalmente suele abordarse el
estudio de la lefia de canrbio. La materia es, no obshnte, exquisitamente sustantiva.
El tltulo cambiario, según acabade exponerse, se entrega nonnalmente pro solvenda, es decir,
con finalidad de pago o cumplimiento de la obligación subyacente. Dicha finalidad convierte en
subsidiaria la responsabilidad derivada de la relación causal y, eonsiguientemente, determina que
el acreedor que recibe el título no pueda ejercitar la acción causal enfre tanto no haya intentado la
satisfacción de su interés por los cauces que el dtulo le proporciona. la entrega del título hqce
inexigible el crédito esusal. Este efecto debe construirse como ura modificacién de larelación
causal operada por la convención ejecutiva, en virtud de la cual la exigibilidad de la obligación
ex causa se somete a una condicién suspensiva (potestativa), que cabalmente consiste en la
necesidad de que el acreedu reclame pneviamente por medios cambiarios (basta a tal efecto la
simple reclarn:trtión ex&4iudicial, la presentación del títuto al cobro). Esto es lo que se desprende
de la lectura del artículo l,.fiA Cq y especialmente de zu Érrafo terceror «Entretanüo [es decir,
mientras el titulo no se presente al pgo] la aocién derivada de la obligacién primitiva quedará en
swpeoso». La acción causal, pues, sólo renace o se reactiva cuando el titulo queda impagado (v.
STS 2 1-VI46). A este $rpuesto han de asimilarse todos aquellos en que aparezcan circunstancias
que pongan en entredioho la idoneidad del instrumento cambiario para obtener el pago: negativa
a aceptar del librado, insolvencia del librado, insolvencia del librador en las hipótesis de letr:as no
aceptables, et§. (arg. exwt.50 LCCh).
La segpnda condición a que qtreda sometido el ejercicio de la acción causal esla restitrción det
título. En efecto, el acteedor únicamente puede pretender la prestación ex causa contra la
devolucióndel título. Mientras nolo restituya" el deudorestálegitimado par:aretenerla prest¿ción
La existeacia del mencioriado derecho del detdor causal a rescatar el título (aconrpañado de la
correspondiente facultas retentionis\, aunqrÉ no se halla consagrada positivamente de una
tnaner& directa y global, se reconoce generaknente por la doctrin¿ y la jurisprudencie (v.,
ultimamente, STS l8-IlI-87 y RDGR 1GIX-8}. EI fundamento de esta afiibución al deudor ¿x
causs deun dsrechode rescate similar al que contempla el artlculo 45 LCCh al disciplinar el pago
canrbiario s halla fi¡ndament¿lnnente en la neresidad de impedir que el deudor se vsa expuesto
al riesgo de un doble pago. Desde el punto de üsta positivo, el derecho de rescaüe puede funda¡se
en la aplicacióa analógica del artículo 69 II LCCh, que es el r¡nico precepto de nuestr¡
ordenamier¡to que confiere tat facultad pam oponerse aI Fgo de un crédito causal (obsérvese que
e[ crédito derivado de la provisión es un crédito causat).
§
g. La excepción de realización del título
2. El concepto de realización del título tesuhade más dificil definición. Para perfilarlo ha de
partirre de que el titulo se enfregapro solverdo y que, por taotq no habiendo novaciór¡ la acción
causal debe permanecer viva entretanto el interés del acreedor no ss etrcuentre reintegrado.
Anancando de tal premisu refleja la ingqulvocafinalidad de la norma*-, por fuera hemos
-q*
de entender que la expresión «realizacién del titulo» alude a todos aquellos stpuestos en que se
produce la satisfacción definitiva del inteÉs del acreedor. El problema consiste entonces en
determinar cuándo puede reprfiarse definü»anrcnte satisfecho eI interés del acreedo¡ ex caasa. La
respuesta no pare¡e dificil: cuando el valor que ha ingresado en su pafrimonio como consecuencia
de la negociación o de la ejecución (cobro) del título ya rio está sujeto al alea de la devolución;
cuando el acrsedor ya no queda expuesto al riesgo de tetrer que restituir la valuh recibida o la
suma cobrada, ni directa ni indi¡ectamente, ni en vla cambiaria ni en vía causal Asi las oosas,
resulta obvio que la utiliación pr prte del legislador de rm concepto *onómico («realización
del tÍtulo») en lugar de rm concepo jurídico («extincién del título») se halla plenamente
justificada, pues sólo e[ concepto económico se refiere a cualquier v¿lorizacién deñnitiva
-que
del ütulo, es decit a su conversién irrevereible en un valor que equivale al valor del crédito
causat- dispone de la flexibilidad necesaria pam englobar todos los supuestos de satisfacción
definitiva del acreedor causal: tanto los crrsos de extincién satisfactiva (por ejemplo, el pago de
la letra o la compensación) como los supuestos de satisfaccién no extintiva (v. gr.: la venta de
tífulo o el endosopro sol*o con la cláusula sine obligo).
3. La explicación más lineal del efecto extintivo que analizámos es la que se fi¡nda en la
comunidad de fin que las partes atribuyen al crédito oartular y al credito causal. En efecto: el
convenio ejecutivo en $¡e se fija que el título se entrsgap,ro solvendo de la obligación causat
necesaríamente ha de interpretarse en el sentido de que la acción causal per,ece cuando el acreedor,
con ayuda del títuto, $re& definitivamentesatisfecho. De la mismammera que la acción causal
permarcce en suspenso entretanto el acreedor no intent¿ la satisfbcción cartular de su interés (y
por ello dispone el deudor-segdm veíamos*- de la excepcién dilatoria de «entregadel título»),
así se extingue cuando el acreedor queda definitivamente satisfecho en su interés (convirtiéndose
entonces la excepción dilatoria en ma excepción perentoria).
El artículo 1170 II dispone, er su segunda previsión, que la erifrega del título «produciiá los
efectos del pgo [es decir, extinguirá las obligaciones causalesJ cuando por culpa del acreedor se
hubiesen perjudicado». El concepto de perjuicio ha de bt¡scarse en la legislación cambiaria y, por
tanto, entenderse como la perdida de la acción cambiaria de regreso ocasionada por la inftaccióu
de los deberes de diligsncia impuestos al tenedor (tales deberes son básicamente los relativos a la
presentación de la letra al F.go y al levantamieuto del protesto o realizaeién de la llamada
decla¡ación equivalente). La nornna faculta, así pues, al deudore¡ canrsap ra opon€rse a la acción
causal esgrimierdo la excepción de perjuicio del titulo cambiario.
1. Ante semejante prescripción, la tarea inmediah del intérprete consiste en determinar si la
notma posse algtún sentido, pues, al meaos en principio, resulta sorprrendente que el legislador
decrete el perecimiento de la acción causal como consecuencia de tm evento e¡rtintivo no
satisfactivo de la accién cambiaria A nuestro modo de ver, la norma contenida en el artículo
1.170 U in fine, aunque no carece de justificaciéq es6 fonnulada con tal generalidad o
simplicidad que necesariamente desemboca en conclusiones incongnrentes, unás veces por
excesivas y otras por restrictivas. Para apercíbirnos de ello hemos de tener en cuenta quela ratio
del precepto consiste docrina bien consolidada'en la necesidad de proteger al deudor
-segrm
w c&tsa contra el empeoramienlo de su psición que fraerla consigo la autorización al acreedor
qrre ha dejado perjudicar Ia leúa para el ejercicio de Ia acción causal. De lo que se trata es de
evitar al deudor ex causo el daño que le ocasionaría la perdida de las acciones cambiarias para
regresar contra los obligados anteriores; y ello con independencia de que, por otras vias, pudiese
reintegarse (v. SSTS 18-III-1987 y 27-l-1992). De ello se desprende, primero, qr:e cuando el
perjuicio del título no dañe la posición del deudor ex causa (porque detrrás de él no hay obligados
de regreso contfü los que pueda üilizarse la acción carnbiaria) no extingue la acción causal del
tenedor. En estos casos hay que reducir teleológicamente el alcance de la nonna que nos ocupa.
Y segundq que cuando el dtulo no se , pero por cualquier otra razón se inutilice
dañando [a posición del deudor @c causa (qr¡e ya no lo puede emplear para reintegrr¡rse
cambiariamente de los obligados anteriores) ha de entenderse que la acción causal tanrbién se
extingue. En estos otros casos el precepto debearrptiarse analógicamente.