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Agosto de 1998
http://www.iztacala.unam.mx/carreras/psicologia/psiclin/jorgluis.html
RESUMEN.
Las técnicas que se han desarrollado desde perspectivas cognitivas y conductuales han
demostrado su utilidad en el tratamiento de diversos "problemas" psicológicos y de la conducta,
en general. Desde la perspectiva de la terapia de la conducta, se han desarrollado diversas
explicaciones teóricas e hipótesis acerca de la génesis y mantenimiento de la depresión. Dichos
planteamientos teóricos, concuerdan en enfatizar que los individuos deprimidos manifiestan una
disminución de la tasa de reforzamiento social, el empleo frecuente del auto-castigo y pérdida del
control sobre el ambiente. Con base en ellas se han desarrollado diversas estrategias terapéuticas
para incrementar la tasa de reforzamiento social, la percepción de control del ambiente y de la
manera en que se valora el mismo por la persona, el futuro y a ella misma, todo con la finalidad
de remitir los diversos comportamientos que se han considerado dentro del término depresión.
Con la finalidad de demostrar la utilización de técnicas cognitivas y conductuales en el
tratamiento de conductas depresivas, se expone la intervención en un caso de una mujer de 25
años. Se concluye que el éxito de la intervención fue debido a la utilización de técnicas
consistentes con el análisis funcional de la conducta de la paciente y no de su uso como recetas
establecidas para el tratamiento de "problemas" definidos a priori.
Techniques developed from cognitive and behavioral perspectives have demonstrated their
usefulness in the treatment of various psychological "problems" and of conduct, as a rule.
Behavior Therapy have developed various theoretical explanations and hypothesis about the
genesis and maintenance of depression. Such theoretical points of view agree in emphasizing that
the depressed individuals show a decrease of the rate of social reinforcement, frequent
employment of self-punishment and perceived loss of control over the environment. There have
been developed several therapeutic strategies to increase the rate of social reinforcement, the
perception of control over the environment and of the way in which the person judges his future
and himself, all in order to change the various behaviors that have been considered within
depression term. This paper shows usefullness of these cognitive-behavioral techniques in the
treatment of depression in a case of a 25 years old woman. It is concluded that the success of the
intervention was due to the techniques utilization related to the functional analysis of the
behavior of the client and not to the use of the same, as recipes established for the treatment of
"problems" defined in an aprioristically way.
La depresión es un fenómeno que afecta de manera creciente a una gran cantidad de personas en
nuestros días. En el ámbito mundial, se señala en informes de la OMS que la prevalencia del
síndrome depresivo alcanza valores de 3 a 4 por ciento en la población general y que un 10% de
la población mayor de 15 años llega a presentar estados depresivos en alguna época de su vida,
dichos datos están referidos sobre todo a los países desarrollados (Suarez, 1988).
Desde el punto de vista conductual, las aproximaciones teóricas pueden ser divididas, a grandes
rasgos, en las que enfatizan el "reforzamiento" y aquellas que enfatizan las "cogniciones" en la
etiología de la depresión. Mientras que esas dos conceptualizaciones difieren con relación al
"qué" de la causación, existen algunas similitudes. Ambos suponen que el paciente deprimido ha
adquirido patrones de reacción desadaptativos que pueden ser desaprendidos. Los síntomas son
vistos como importantes en sí mismos y no como manifestaciones de conflictos subyacentes.
¿Cuáles son los planteamientos principales acerca de la depresión en cada una de las teorías en la
aproximación conductual?.
POSICIONES DENTRO DE LA APROXIMACIÓN DEL REFORZAMIENTO.
Una hipótesis corolaria supone que una alta tasa de experiencias castigantes (por ejemplo,
interacciones aversivas, estresantes, desagradables o trastornantes) también causan depresión. Las
interacciones castigantes o punitivas con el medio ambiente pueden causar depresión, directa o
indirectamente, al interferir con la involucración y disfrute de actividades potencialmente
reforzantes (Lewinsohn y Talkington, 1979). La ausencia de eventos reforzantes que son
relevantes a la depresión puede ser de varias clases como: las experiencias sexuales, relaciones
sociales, actividades recreativas en el hogar, soledad y experiencias en donde se compite. Los
eventos castigantes que se relacionan más a la depresión abarcan: discordia marital, excesivo
trabajo del hogar y las reacciones negativas de otros.
POSICIONES COGNITIVAS.
Los teóricos cognitivos como Beck (1967, citado por Lewinsohn, Teri y Hoberman 1989), Rehm
(1977) y Seligman (1975) proponen hipótesis que atribuyen un rol causal a las cogniciones en la
depresión, aunque en ellos encontramos diferencias en la naturaleza específica de las mismas.
Beck (1976) concibe a la depresión como un desorden del pensamiento. Supone que los signos y
síntomas de la depresión son una consecuencia de la activación de patrones cognitivos negativos.
Para esto, existen varias estructuras cognitivas específicas que son centrales al desarrollo de la
depresión: la triada cognitiva, los esquemas y los tres patrones cognitivos (Beck y cols. 1979). La
triada cognitiva consiste de tres patrones cognitivos que controlan la ideación: una visión
negativa de uno mismo, una visión negativa del futuro y una visión negativa del mundo. Los
esquemas cognitivos, se supone, llevan a los individuos a un filtrado sistemático o distorsión de
la percepción y la memoria. Tales distorsiones son los errores cognitivos. Ellos son involuntarios
e incluyen: la inferencia arbitraria, la abstracción selectiva, la sobregeneralización, la
magnificación y la minimización.
Por otro lado, Rehm (1977) propone la teoría del "auto-control" de la depresión en la cual las
auto-evaluaciones negativas y las bajas tasas de auto-reforzamiento y las altas tasas de auto-
castigo producen bajas tasas de conducta. Propone a tres procesos como los más importantes en
el auto-control: el auto-monitoreo, la auto-evaluación y el auto-reforzamiento. Así, Rehm sugiere
que las personas deprimidas atienden selectivamente a los eventos negativos de tal manera que
los toman como criterios para hacer su auto-evaluación produciéndose que se utilicen altas tasas
de auto-castigo en combinación con una baja en las tasas de auto-recompensas.
Por su parte, Seligman (1975) utilizando un paradigma experimental propuso, inicialmente, una
teoría de la depresión humana en donde es central el efecto de la independencia de la conducta y
sus productos. El desamparo aprendido es un fenómeno de laboratorio observado cuando unos
perros fueron expuestos a un trauma incontrolable. Los fenómenos principales del desamparo
aprendido son: 1) la pasividad; 2) un retardo en el aprendizaje; 3) la carencia de agresividad y
competitividad; 4) la pérdida de peso y bajo consumo de comida. El antecedente crítico para la
aparición del desamparo aprendido no es el "trauma" (por ejemplo, recibir choques eléctricos) en
sí mismo sino la carencia de control sobre el evento traumático. De esta manera, los sujetos
deprimidos se considera que están en situaciones en las cuales sus respuestas y el reforzamiento
son independientes. La recuperación de la creencia de que la respuesta produce reforzamiento es
el cambio de actitud crítico que, se hipotetiza, cura la depresión.
2) Terapia cognitiva. La terapia cognitiva busca ayudar al paciente a identificar los pensamientos
y esquemas que sostienen patrones recurrentes de pensamientos negativos estereotipados y en
encontrar errores de estilo en el pensamiento (véase Rush y Beck, 1978 para mayor detalle). Las
sesiones terapéuticas, regularmente, conjugan técnicas conductuales como son los programas de
actividad, clasificación y ejecución de actividades placenteras, el entrenamiento asertivo, el juego
de roles con el fin de atacar la pérdida de la motivación del paciente, la inactividad y la
preocupación con ideas depresivas. De igual manera, se hace énfasis en que el paciente reconozca
sus éxitos parciales, sus grados pequeños de placer y se le ayuda a revalorar sus creencias
negativas; además, la terapia se enfoca a examinar la relación cercana entre sentimiento, conducta
y pensamientos.
Las tres terapias anteriores suelen ser las predominantes en el tratamiento de la depresión y
poseen elementos comunes, como podemos haber notado; sin embargo, existe aun controversia
acerca de los componentes de las mismas que son críticas al éxito. Zeiss, Lewinsohn y Muñoz
(1979), después de una extensa revisión de los resultados con dichas terapias concluyen en que
toda terapia de corto plazo deben incluir lo siguiente:
1) La terapia debe comenzar con una fundamentación racional de los componentes a implementar
y su planeación.
2) La terapia debe aportar habilidades que el paciente puede utilizar para sentir más efectividad y
control en el manejo de su vida diaria.
3) La terapia debe enfatizar el uso independiente de esas habilidades por el paciente, fuera del
contexto de la terapia, con una estructura que permita el desarrollo de otras habilidades al
paciente de manera independiente también.
4) La terapia debe estimular la atribución del paciente en que la mejora en su estado de animo, así
como el incremento de su actividad es el resultado del desarrollo de sus habilidades y esfuerzo y
no por la obra y gracia del terapeuta.
A través de la exposición previa se ha deseado presentar una revisión general de las principales
aproximaciones coginitivo-conductuales que abordan la depresión pero es importante no dejar de
considerar la relevancia de los factores fisiológicos en la misma al señalar que en casos de
depresión mayor recurrente (de acuerdo a la clasificación psiquiátrica) existe cierta base
biológica, principalmente en la depresión endógena, que se manifiesta en la alteración
noradrenérgica del sistema nervioso central, por lo tanto requiriéndose valoración y atención
médica antes o concurrentemente con el trabajo psicológico. Un indicador de la necesidad de una
intervención médica en el tratamiento de la depresión es la presencia de síntomas agudos
persistentes por más de 3 años y con respuesta pobre a la terapia breve (Reus, 1989). También,
habría que tener en cuenta que antes de instrumentar un proceso de terapia es necesario descartar,
en el paciente, la presencia de alteraciones físicas (por ejemplo, casos como insuficiencia renal,
hiperactividad adrenal, epilepsia, síndrome cerebral orgánico, etcétera) y el uso de algunos
fármacos como son psicotrópicos, barbitúricos, uso de antihipertensivos ya que se asocian a
síntomas depresivos.
Una vez expuesto el marco conceptual de partida, se expondrá un "caso de depresión", típico de
los que se atienden en la Clínica Universitaria de la Salud Integral (C.U.S.I) de la ENEP Iztacala-
UNAM con la finalidad de demostrar un procedimiento de intervención derivado de las
explicaciones teóricas revisadas y estructurado conforme a las quejas y sus necesidades.
MÉTODO
Sujeto:
Instrumentos:
-Un registro de conductas sociales y asertividad tanto para el entrenamiento como para
asignación de tareas y post-evaluación. A través de este registro se obtuvo información
relacionada con: situaciones, personas, eventos de la interacción, respuesta de la paciente
-Registros de frecuencia de: tiempo de estar llorando, durmiendo en el día, dolores de cabeza,
ensoñaciones ; registro del nivel tensión.
Procedimiento.
Fase A
Durante esta fase se recolectó información más profunda sobre las conductas motivo de la queja y
que se pueden considerar depresivas. Inicialmente se elaboró, conjuntamente con la paciente, el
análisis funcional de su queja a través de la entrevista. Se identificaron las conductas "problema"
para ella definiéndolas funcionalmente, identificando los antecedentes (situaciones), los
consecuentes y las variables organísmicas implicadas como son los pensamientos, valores,
creencias, atribuciones, expectativas, condiciones orgánicas, estilos de pensamiento, habilidades,
etc. (para mayor información sobre este modelo véase Ballesteros, 1982, cap. 3). Adicionalmente
y como apoyo a la elaboración del análisis funcional, se utilizó el inventario de depresión de
Beck (1976), asimismo se le pidió que llevara a cabo un registro del tiempo que permanecía
llorando, el tiempo que permanecía en su cuarto durmiendo, así como del número de veces que
tenía ensoñaciones con su ex-pareja y un auto-monitoreo de sus pensamientos negativos durante
su estado de "tristeza". Los registros del tiempo que permanecía llorando, durmiendo, y
frecuencia de recuerdos de su anterior relación de noviazgo, además se utilizaron como línea base
y post-evaluación, junto con el inventario de Depresión de Beck, entre otros. Esta fase constó de
4 sesiones, en donde, además de la entrevista, se le entrenó a registrar los eventos anteriores. Las
sesiones fueron 2 veces por semana, con duración de 1 a 2 horas.
Fase "B".
"Bien, M.U. con la información que hemos ido recolectando durante las tres
sesiones anteriores tú y yo, he procedido a hacer el análisis y te explicaré por qué
se mantienen los comportamientos que te preocupan, me gustaría que si existe
alguna duda preguntes o si deseas corregir alguna información lo hagas con toda
confianza durante mi explicación. Primeramente, mencionaste que, de todo lo que
te preocupaba, lo más importante era el que te sentías triste, sin ganas de hacer
algo, permanecías en tu cuarto llorando o durmiendo, que tienes pensamientos en
donde crees que no vales nada, eres tonta y no serás capaz de salir adelante por ti
misma, que no puedes evitar estar pensando en tu relación de noviazgo anterior.
Además de que no comías, tienes dolor de cabeza y cansancio; por lo tanto, me
explicaste que tienes depresión. "
"Bien, ahora que sabes de manera más precisa por qué se mantienen los
comportamientos que te preocupan, ¿podrías decirme qué conductas deseas
cambiar, o qué otras puedes aprender para sentirte mejor y salir adelante?. Trata de
pensar cómo te verías pensando, sintiendo y comportándote una vez que
terminemos la terapia. "
Como puede verse, en este caso se le pidió a la paciente que formule sus objetivos de tratamiento
con base en la información que se le dio en la exposición del análisis funcional y el terapeuta no
actuó como un "especialista" que elabora dichos objetivos. Este procedimiento tiene como
ventaja también, el permitir valorar por parte del terapeuta si la paciente, a través de la
explicación del análisis funcional, identificó con precisión las variables que son responsables del
mantenimiento de sus comportamientos. Un criterio de éxito en dicha tarea es que la paciente
haga referencia a conductas concretas y que guardan relación con el mantenimiento de las
conductas motivo de "queja".
La paciente propuso cambiar los siguientes comportamientos de ella, pues consideraba que eran
los responsables de su situación:
Estos cuatro objetivos fueron elaborados entre el terapeuta y la paciente. El terapeuta jugó el
papel de asesor, clarificador e instigador, discutiendo con ella el por qué de cualquier objetivo
que ella sugería y llevándola a que lo describiera lo más operativamente posible para limitar las
ambigüedades -como "llevarme mejor con la gente sin sentirme ansiosa o insegura". Esto llevó 2
sesiones, las cuales permitieron elaborar un plan de trabajo que se puso a su consideración y
discusión.
Así, se le propuso lograr sus objetivos terapéuticos a través de tres técnicas cognitivo-
conductuales, haciendo énfasis en el aprendizaje de habilidades y formas de comportamiento que
permitirían superar sus quejas actuales.
A) Entrenamiento en relajación.
4) Tarea en el hogar
4) Tareas en el hogar.
3) Poner a prueba y corroborar los supuestos que subyacen a los pensamientos relacionados a sus
estados de ánimo depresivos, de auto-valoración y evaluaciones negativas.
La instrumentación de las técnicas no se hizo de manera lineal o secuenciada por técnica, sino
que se combinaron diferentes partes de las mismas y de habilidades con criterios de
complementariedad y complejidad: de lo más simple a lo más complejo, inclusividad de
respuestas en segmentos más elaborados y que una habilidad instrumentada por una técnica sirva
de apoyo para el logro de otra habilidad instrumentada con otra técnica (por ejemplo, derechos
asertivos con reestructuración cognitiva en cuanto a su valor como persona.) Todo el proceso
terapéutico se llevó a cabo en 14 semanas, con dos sesiones por semana con duración de una hora
a una hora y media.
RESULTADOS
Los resultados fueron satisfactorios para M.U. y se describirán utilizando tablas de indicadores
que fueron importantes para la paciente y el terapeuta, comparándolos antes y después de la
intervención. Aunque dichas tablas no agotan la riqueza de los resultados obtenidos -el reporte de
la paciente ofrece aún más información- el ceñirse a las mismas facilitará la exposición y
evidenciar la parte objetiva del éxito de la intervención.
Como se puede ver en la tabla 3, el número de minutos que se la pasaba llorando en su cuarto
disminuyó dramáticamente con relación a la línea base de la intervención, encontramos un
promedio de 111.81 minutos en la línea base, bajando dramáticamente a 2.72 minutos en
promedio después de la intervención.
De igual manera, el número de actividades por semana se incrementó, resaltándose que asiste a
clases de migajón, como actividad regular y visita a sus amigas en los fines de semana asistiendo
al cine y leyendo, va a la librería; además, reportó que salía con un compañero de trabajo que
manifiesta interés en ella.
Hay que enfatizar que el entrenamiento en habilidades sociales y asertivo logró mejorar sus
respuestas asertivas en situaciones de defensa de sus derechos y sus necesidades, haciendo que
adquiriera un sentimiento de dominio de sus relaciones con las personas y en cuanto a definir por
ella su vida. También como consecuencia de esto, el número de interacciones sociales se
incrementaron de manera importante, tanto con sus amigas (en frecuencia) como con sus
compañeros de trabajo en calidad (reportando que mantenía relaciones de amistad y
confidencialidad con dos compañeras más y ha salido a reuniones con ellas
Además, reportó que pudo enfrentar la ira de su madre al plantearle sus necesidades, sus deseos,
llegando a acuerdos sobre sus derechos y obligaciones. Como disminución de su habla depresiva,
su hermana mantiene mayor comunicación con ella; incluso, su misma hermana le comento que
por su estado "contagiante" de depresión la había evitado.
Es importante comentar que el nivel de agrado por las actividades que lleva a cabo mostró un
incremento promedio de 0 en la fase de tratamiento a 5 en la fase de tratamiento.
Para finalizar, la paciente nos reportó que se despierta mejor y despejada por las mañanas,
duerme mejor y tiene más apetito, aunque no ha logrado aún subir de peso, siente que ahora está
valorando el interés que la gente le tiene y reporta mayor satisfacción. No obstante, y después de
la fase de seguimiento, aún persiste en ser demasiado exigente con ella misma y tiende a ser
autocrítica, aunque mencionó que le era fácil detectarlo cuando lo hacía; se le propone seguir
trabajando en dichos aspectos y en caso de requerirlo asista a terapia.
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES.
Se puede establecer que el tratamiento cognitivo y conductual instrumentado con M.U. fue
exitoso, en donde se hipotetizó que las variables de tipo autonómicas y cognitivas jugaron un
papel importante en la medida en que trajeron consigo un aumento en la actividad y por lo tanto,
un aumento en la tasa de reforzamiento de la paciente; sin duda que la programación de
actividades se constituyó en una variable de importancia al permitir que los reforzadores
disponibles en su medio entraran en operación, contribuyendo a la mejora -el incremento de sus
actividades atrajo la atención de su madre, hermana y amigas de manera favorable, tanto para
llevar a cabo las actividades planeadas como para disponer de las condiciones de expresión de
comportamientos sociales y asertivos, principalmente con la madre.
Cabe resaltar que la terapia se planeó e instrumentó con base en el análisis funcional y no como
mera aplicación de técnicas como receta, y esto hace que la probabilidad de éxito se incremente
en el tratamiento de cualquier "problema". La estrecha relación entre evaluación y tratamiento es
otro factor que, desde esta perspectiva, juega un papel importante. Aquí se utilizó una forma de
evaluación que podría llamarse "multimodal" en el proceso de terapia, pero sin perder de vista la
medición de los comportamientos que fueron relevantes inicialmente para la paciente y
teniéndolos en cuenta como criterios de éxito o fracaso de la intervención (por ejemplo, número
de horas llorando, encerrada, durmiendo y número de actividades llevadas a cabo y su nivel de
agrado). De esta manera, la evaluación y medición se utilizó con dos propósitos básicos: a) el
conocimiento de las variables que mantienen los comportamientos motivo de queja y su nivel
basal antes y después de la intervención y, durante el proceso terapéutico; b) el monitoreo de los
logros y nivel de alcance en los comportamientos instrumentados a través de la terapia. De esta
manera, y sin perder la relación puntual entre evaluación y tratamiento, las mediciones a lo largo
de la intervención indicaron los avances en la instrumentación de habilidades, así como las
dificultades que fueran surgiendo para hacer modificaciones en dos niveles en forma paralela:
ajuste y corrección de la instrumentación de las técnicas y el cumplimiento de objetivos y los
ajustes al análisis funcional en que se basó el diseño de la intervención.
Otro aspecto a considerar para el éxito de nuestra intervención es que las técnicas utilizadas se
escogieron con base en el análisis funcional de la conducta de la paciente, con el objetivo de
incrementar la tasa de reforzamiento social según lo planteado por Lewinsohn, Sullivan y
Grosscup (1980). Para este caso, fue necesario dotar al paciente con habilidades que
potencializaran sus interacciones sociales, que le permitan un mayor y mejor control de su
ambiente (Rehm, 1977) y modificar patrones de comportamiento que lo impidieran (en este caso
sus patrones cognitivos como lo planteó Beck, 1976); así, también es importante establecer, en el
proceso de terapia, las condiciones para que la práctica de las nuevas habilidades tenga mayor
probabilidad de presentación y de reforzamiento positivo, lo cual se hizo a través de una
programación de actividades, combinado con auto-reforzamiento por cumplirlas.
BIBLIOGRAFÍA.
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International Universities Press.
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Weiner, B, Frieze, I., Kukla, A., Reed, L, Rest, S., y Rosenbaum R. (1971)
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