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All content following this page was uploaded by Luis Arturo Rivas Tovar on 24 September 2018.
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Derechos reservados
ISBN: 970-93878-6-3
México 2015
Tercera Edición
Capítulo 1 DOI: 10.13140/RG.2.1.4111.4961
2
Currículum
Luis Arturo Rivas Tovar
Es Doctor en Ciencias Administrativas por el Instituto Politécnico de México. Es también Dr. (c) en Estudios
Europeos en el Instituto Universitario Ortega y Gasset de España. Y realizó un Postdoctorado de dos años en la
Universidad Politécnica de Madrid.
Ha ocupado diversos puestos ejecutivos en las áreas de Recursos humanos y organización. Trabajo 13 años en una
de las organizaciones más importantes del mundo (PEMEX), donde ocupo entre otros cargos el de Gerente
Corporativo de Organización. Es consultor internacional y ha dirigido diversos proyectos de reingeniería y
reorganización de empresas públicas y privadas.
En su carrera académica ha impartido clases de postgrado en diversas universidades públicas y privadas mexicanas
tales como: la Universidad Autónoma de Baja California, Universidad La Salle, el Instituto Tecnológico de Estudios
Superiores de Monterrey, la Universidad CETYS de Baja California, entre otras. A nivel internacional ha impartido
clases de Doctorado en la Universidad Politécnica de Madrid donde fue profesor visitante durante 12 años. En la
Universidad Católica de Honduras, y en la Facultad de Psicología de la Universidad de Valencia. En Colombia es
profesor visitante de la Universidad del Rosario y así como en el Centro de investigación y Consultoría en
Administración Pública (CICAP) de la Universidad de Costa Rica.
Ha formado a un total de 20 doctores, 7 de los cuales son miembros del Sistema Nacional de Investigadores SNI y a
55 maestros en ciencias.
Ha publicado 13 libros sobre dirección estratégica, teoría de la organización, recursos humanos y poesía. Su
producción científica incluye un total de 80 artículos científicos en revistas arbitradas e indexadas. Su producción
incluye artículos, ensayos, y poemas que se han publicado en México, España, Estados Unidos, Canadá, China,
India y Colombia.
Ha sido Consultor de diversas empresas e instituciones internacionales la cuales incluyen a Pemex, IMSS,
COFEPRIS. El Instituto Tecnológico de Massachusetts, Dirigido procesos de estrategia y cambio organizacional.
En el mundo académico ha sido Director de la Maestría en Ciencias en administración de negocios y de la Maestría
en administración pública de la ESCA Santo Tomas, Director del Centro de investigación en Ciencias Administrativas
de la ESCA-IPN. Director del European Institute of Management. Ha sido Coordinador de proyectos estratégicos
en el Centro Mario Molina presidido por el Premio Nobel de Química (1995). Actualmente es Catedrático de la
Escuela Superior de Comercio y Administración del Instituto Politécnico de México. Es editor en jefe de la Revista
Investigacion Administrativa indexada en varias bases e índices internacionales.
Su campo de la investigación se centra en la Gestión de los sistemas complejos. Es miembro del Sistema Nacional
de investigadores nivel II.
3
Índice
..
4
CAPÍTULO 1. El panorama de la ciencia en México
Objetivos:
5
Capítulo 1 Panorama de la investigación en México
Este capítulo está divido en 4 apartados: En el primero se describen las características de la
ciencia en México, en el segundo se describe la problemática de la formación de
investigadores en México, en el tercero se analizan los resultados de la política científica en
México y finalmente se proponen cambios en las políticas públicas sobre la ciencia en México.
1En los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que tienen
el mayor desarrollo en el mundo, más del 60% de la inversión que se hace en ciencia y tecnología, viene
del sector privado. Hoy en México alcanzamos apenas el 25% (del financiamiento) del ámbito privado
(CNN, 2015).
6
…” Otra característica importante de la inversión en IDE es la proporción aportada por los
sectores gubernamental y empresarial al total del GIDE. En México, la contribución del sector
empresarial al GIDE del 2012 fue de 36.4%, mientras que el sector gobierno contribuyó con
60.0%. Además, de esa cantidad el 98.5% fue aportado por el Gobierno Federal y solo 1.5%
por los gobiernos estatales.”… (CONACYT, 2015).
El sistema educativo en México está conformado por siete niveles que van desde el preescolar,
primaria, secundaria, técnicos profesionales, bachillerato, hasta la educación superior, que
incluye técnicos superiores, licenciatura universitaria y tecnológica, y el posgrado. Este último
incluye, a su vez, la especialización, maestría y el doctorado. Del total de personas ocupadas
en ciencia y tecnología, 87.4 % tenían estudios de Licenciatura, 11.6 % tienen maestría y sólo
el 1 % ostentaba un doctorado (CONACYT 2011).
Aunque el número de investigadores ha crecido de manera sostenida a lo largo de los años
está muy lejos no solo de los países más desarrollados sino inclusive de países emergentes
tales como Argentina o Turquía. …” En 2012, México contaba con un total de 46,066
investigadores, de los cuales 32.3% laboraba en empresas, 20.6% en el gobierno, 44.4% en las
IES, y el restante 2.7% en instituciones privadas sin fines de lucro. “ (CONACYT, 2015 pag.
24).
El indicador internacional usado es medir la proporción de investigadores por cada mil
integrantes de la Población Económicamente Activa (PEA). En México dicho indicador es de 0.9
versus 7.2 en la OCDE, 5.6 en España e incluso es inferior a Argentina y Turquía con 2.5.
Adicionalmente existen grandes desigualdades tanto entre las universidades de las tres
grandes metrópolis (Ciudad de México, Guadalajara, y Monterrey) como en el resto de las
universidades de provincia. También hay diferencias visibles tanto en la cantidad como en la
calidad de la investigación que se realiza en las instituciones públicas y privadas. A partir de la
década de los 80, con objeto de paliar estas desigualdades y evitar el desplazamiento de
estudiantes de provincia a la capital, se ha observado un proceso de descentralización de las
metrópolis que ha favorecido la creación de un gran número de universidades e institutos
tecnológicos regionales, los cuales han triplicado su número en la última década.
Esta descentralización que en principio supone el beneficio de acercar la universidad a
grandes cantidades de jóvenes en todo el país, también ha implicado la creación apresurada de
claustros con infraestructuras tecnológicas insuficientes. Aunque esto ha supuesto una
innegable mejora en la oferta universitaria, se ha avanzado poco en lo relacionado con la
7
formación de doctores. 2 Con datos del 2010 (los más actuales encontrados) 4,167 obtuvieron
un doctorado. De estos 1,399 pertenecen a educación y humanidades, y 1,224 personas lo
hicieron en ciencias sociales y administrativas, el resto de los campos de la ciencia. Se
esperaba que 4,665 personas egresaran del doctorado en 2011. Aunque el número de
doctores ha crecido en forma importante en los últimos 10 años, la mayoría de ellos está
concentrado en las áreas sociales (63%). En otros países de importancia económica similar,
como Brasil, España y Corea, se formaron 13,166, 9,452 y 11,051 respectivamente. En Estados
Unidos, se formaron 59,459 (CONACYT 2011).
Conforme se muestra en la figura 1.1 el sistema de posgrado en México ha pasado por
tres etapas: La primera de 1991 a 2000 cuando los posgrados certificados se llamaban
pomposamente como de excelencia. De 2001 – a 2006 asume el anodino nombre de Programa
nacional de Fomento al Posgrado. Para a partir de año 2007 llamarse Programa Nacional de
Posgrado de calidad más acorde con lo que evalúa. Para 2015 existen 1943 programas 599
son de doctorado.
9
Sorprende por tanto que esta carrera que es la mejor pagada esté en las menos
estudiadas. Resulta también sorpresivo que en un país con el tercer lugar en zonas protegidas
y uno de los más biodiversos del mundo las ciencias ambientales y la tecnología y protección
de medio ambiente ocupen las últimas de las preferencias cuando esta es una de las megas
tendencias mundiales. Finalmente también resulta inaudito que en un país donde existe miles
de desaparecidos en la fallida guerra contra el narcotráfico y ha sido asolada por poderosos
grupos criminales, la carrera de criminalística ocupe el antepenúltimo lugar de las preferencias.
Una posible explicación de esto radica en los sueldos de los titulados universitarios.
El salario promedio nacional es escandalosamente bajo cuatro mil 870 pesos mensuales (246
dólares) y el de los titulados universitarios es de nueve mil 981 pesos (587 dólares) (Notimex,
2014).
La preeminencia de las ciencias sociales tiene también varias explicaciones: por un
lado, es el ámbito de la oferta en la que se han concentrado las universidades privadas, dado
que la docencia de estas disciplinas no requiere más que una inversión mínima de
infraestructura. Estos centros privados contratan a los profesores bajo la modalidad de servicios
profesionales, lo que supone una contratación temporal sin pago de derechos, tales como la
seguridad social y el reconocimiento de antigüedad. Por otro lado, está el prestigio social y
económico asociado al trabajo de los funcionarios públicos, donde históricamente los
licenciados en derecho, y titulados de diversas disciplinas de ciencias sociales, como
economistas y administradores, han ocupado destacadas posiciones burocráticas asociadas a
la riqueza y al poder.
Un dicho popular dice que en México ..”Todos los hombres son Licenciados y todas las
mujeres son Señoritas”… Aunque la afirmación no está exenta de ciertas connotaciones
misóginas, la evidencia indica que todos los presidentes mexicanos posrevolucionarios sin
excepción hay sido “Licenciados” en Derecho y en Economía3.
3La excepción a esta regla han sido el presidente Vicente Fox que aunque era bachiller cuando obtuvo la
presidencia estudio relaciones laborales y el presidente Ruiz Cortines que no tenía estudios
profesionales.
10
composición desequilibrada del profesorado y de los recursos, ya que muchos de los profesores
carecían no sólo del título de doctor, sino que muchas veces no tenían incluso el de
licenciatura. Además, la misma urgencia del crecimiento propició que muchos fueran reclutados
entre los estudiantes recién graduados, los cuales, era raro que hubieran adquirido las
competencias docentes y de investigación, que debe tener un claustro universitario, lo que
promovió carreras académicas confusas que privilegiaron la actividad docente.4
Educación con fuerte presencia privada. Las Instituciones de Educación Superior ( IES
como enigmáticamente se les llama en México organizaciones universitarias no pueden
llamarse universidades bajo el concepto clásico, ya que la mayoría de ellas no hacen
investigación. Para establecer una comparación, en España existen 82 Universidades con una
población universitaria similar mientras que en México hay 2,2255 IES con una matrícula muy
similar (SEP, 2012).
Las razones de esta proliferación de universidades, ha implicado por fuerza que muchas
tengan grandes deficiencias en la gestión de los recursos y en la calidad de la enseñanza.
Aunque hay distintos criterios de clasificación, se pueden concretar en tres tipos: a)
Instituciones centradas en la transmisión del conocimiento (docencia); b) Instituciones
orientadas simultáneamente en la transmisión, generación y aplicación del conocimiento y, c)
Instituciones preponderantemente orientadas a la generación, aplicación y transmisión del
conocimiento en el nivel posgrado (Fresan & Taborga, 2002).
La incapacidad de los gobiernos mexicanos para atender la creciente demanda en
educación superior, ha implicado expandir la matricula mediante concesiones indiscriminadas a
instituciones privadas. Estas instituciones constituyen una alternativa válida hasta el
bachillerato, debido a la masificación de las instituciones públicas. Sin embargo, la mayoría de
las veces esta predilección carece de sustento con las competencias que de verdad se
adquieren en ellas. Según informe de la SEP, sólo 538 universidades privadas tienen
reconocimiento de buena calidad (SEP, 2012).
4 Una de las pocas investigaciones sobre los académicos mexicanos, que abarcó a 3774 profesores en
ocho estados, documentó algunas características significativas de la planta académica de las
instituciones de educación superior: 35 % de los profesores que ingresaron a las Instituciones de
Educación Superior (IES) antes de 1959, empezó a dar clases sin haber obtenido la licenciatura, mientras
que entre quienes ingresaron en el periodo comprendido de 1986 a 1992, sólo 27 % lo hizo en esa
condición. que ingresaron antes de 1959 y 91.7 % de los profesores que accedieron a un puesto
universitario entre 1986 y 1992, carecía de experiencia en investigación (ANUIES, 2002).
5 Es muy difícil establecer con precisión cuantas IES hay en México. Puesto que su autorización es una
facultad estatal. Cada fin de gobierno en los estados son autorizadas muchas universidades nuevas sin
los requisitos de calidad mínimos. El CONACYT al concentrase sólo en los programas de calidad, ha
mirado para otro lado ya que no está entre sus facultades dicha certificación.
11
Un aspecto de las operaciones de las universidades privadas que merece un
comentario, pero sobre el cual no profundizaremos, es el gran negocio que representa su
gestión, ya que por regla general éstas invierten muy poco en la formación de científicos, con el
agravante de prácticas violatorias de los derechos laborales, dado que la mayoría de sus
profesores de posgrado son contratados por “honorarios”, y no pueden optar por prestaciones,
vacaciones o retiro, llegando a ser una verdadera excepción la existencia de profesores de
tiempo completo en sus claustros.
Una sencilla evaluación de sus productos científicos y la composición de sus claustros
permite afirmar que, tanto en la cantidad de proyectos de investigación que financian, como en
el número de investigadores nacionales, su contribución resulta muy pobre en su relación con,
la cantidad de instituciones privadas el tamaño de sus matrículas y los beneficios que obtienen.
La tabla 1.2 resume el panorama de los posgrados en México con datos de 2015.
Tabla1.2 Posgrados en el padrón de posgrados de calidad en México
12
II) La formación de investigadores en México
La formación de investigadores ha sido abordada desde distintas perspectivas, dentro de
ellas cabe mencionar: el reclutamiento y movilidad en las comunidades científicas (Hargens &
Hagstrom, 1967), los enfoques de intercambio y distribución de recompensas entre científicos,
(Cole & Cole, 1973), la conformación de autoridad en el mundo científico (Torres, 1994), así
como otros enfoques sociológicos, por ejemplo el de la psicología de las profesiones que han
entendido la formación de investigadores como un proceso constructor de ideología y creador
de paradigmas profesionales (Clark, 1995). Así mismo, no son escasos los trabajos sobre el
funcionamiento de las instituciones de educación superior que estudian la formación de
investigadores en las universidades. (Ben- David, 1972), (Clark, 1995), (Becher, 1989). Pese
a ello, todavía no se dispone de un marco teórico general que permita orientar los estudios
descriptivos de alcance nacional sobre la formación de investigadores. (Rivas, 2004).
13
el motor del progreso”. En esta fase el sistema de financiamiento está basado en los
indicadores de ingreso monetario, inversión, etcétera.
La segunda fase que comprende los años sesentas y setentas, se caracteriza por el
patronazgo de los gobiernos en las áreas de interés nacional. Su paradigma se podría resumir
en la idea: “la ciencia como solución de los problemas nacionales.” El sistema de financiación
de esta fase está basado en ciertos indicadores de resultados tales como las patentes y la
producción nacional de artículos científicos.
Una tercera fase se inicia a principios de los años ochenta, y se caracteriza por la
creación de sistemas nacionales de ciencia, destinados a impulsar el desarrollo tecnológico, su
paradigma podría ser resumido en la idea “la ciencia es un recurso estratégico”. Su sistema de
financiación se basa en la evaluación de la producción con criterios de medición y comparación
internacional, que suele medir cuatro variables: 1. escrutinio sistemático de las propuestas de
investigación; 2. recuento periódico de la producción de libros, artículos y patentes; 3.
evaluación del impacto de las publicaciones mediante los índices internacionales de las citas
del Institute for Scientific Information (ISI) ahora Journal Citation Reports (JCR) y el estudio del
rendimiento económico de las patentes; 4. Estudio del desempeño con base en las actuaciones
pasadas.
México, en armonía con las tendencias mundiales descritas con anterioridad, organizo
su sistema de investigación de ciencia y tecnología en la década de los setenta. Los orígenes
de la creación de dicho sistema se remontan a la Ley sobre Planeación General de la
Republica, de 1930 y el Consejo Nacional de Educación Superior y de la investigación
Científica, creado en octubre de 1935. Sin embargo, la formación de investigadores no se
establece como un objetivo estratégico hasta la creación del Consejo Nacional de Ciencia y
Tecnología, (CONACYT). Por una ley que fue publicada en el Diario Oficial de la Federación
No. 47 del 29 de diciembre de 1970. El CONACYT es la agencia gubernamental que gestiona la
política nacional en México (Camara de diputados, 2002).
Las cinco tareas fundamentales del CONACYT pueden resumirse de la siguiente forma:
1. Apoyar en lo financiero a las universidades y centros que cumplan los criterios de evaluación
de excelencia internacional; 2. Crea un sistema de becas que impulse la formación de nuevos
investigadores en las universidades públicas y en los institutos tecnológicos regionales; 3.
Apoyar proyectos de investigación dirigidos a los grandes problemas nacionales y 4. Crear un
sistema de becas para investigadores ligado a parámetros de desempeño internacionales. 5
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Promover el desarrollo de la ciencia, la innovación, el desarrollo y la modernización tecnológica
de México.
6 Esta tradición contrasta con la española y la francesa, donde para acceder a los estudios de tercer ciclo
(doctorado) no es requisito indispensable estudiar una maestría, la cual se percibe como estudio de
orientación profesional. Estas titulaciones no tienen reconocimiento del Ministerio de Educación, ya que
se consideran títulos propios, a diferencia de lo que ocurre en México, donde los títulos de maestría en
las escuelas públicas los expide la Secretaria de Educación Pública. Esta obligatoriedad de estudiar una
maestría previa al doctorado supone un aumento de tres o cuatro años en la carrera de un investigador.
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instituciones de educación superior es la fuente principal para la formación de investigadores, y
se realiza básicamente en las áreas de posgrado de las universidades públicas, donde solo
puede aspirar a ser investigador aquel que obtenga el grado de doctor.
Si bien existen algunas excepciones en los campos de la tecnología, el requisito de ser
doctor es un paradigma fundamental para ser considerado investigador en México bajo los
criterios del CONACYT. A pesar del gran prestigio social que tiene la figura del doctor, dada la
dificultad, los años de dedicación necesarios, y la escasez de éstos en el sistema educativo
nacional. Lamentablemente la formación de doctores como ya se mencionado es otra de las
grandes debilidades de la ciencia en México.
Para establecer mecanismos que justifiquen una distribución racional de los escasos
medios con los que cuenta el CONACYT, se ha creado un conjunto de criterios para asignar los
apoyos financieros mediante becas a los posgrados, que tengan prácticas de formación que
permitan elevar la capacidad científica y tecnológica del país, a los cuales se les denomina
posgrado de calidad (PNPC). Este programa ha sido muy criticado por la comunidad científica
nacional ya que resta valor de manera tácita a todos aquellos otros programas de calidad no
están encaminados a la formación de científicos, sobre todo en el caso de las maestrías que
tienen una orientación profesional7, esta evolución se realiza mediante pares que tienen un alto
reconocimiento académico, por lo general investigadores nacionales del más alto nivel (peer
review). Pese a las críticas, esta evaluación constituye una forma objetiva de distribuir los
escasos recursos, que contrasta de manera positiva con las prácticas patrimonialistas
observadas en el pasado. El tiempo promedio para obtener una maestría en ciencias en las
universidades públicas mexicanas es de dos a tres años años, más otros cinco años en
promedio hasta la obtención del grado de doctor. La distribución nacional de los programas de
doctorados entre los estados es también desigual, el Distrito Federal, Puebla y Baja California,
son los que ocupan los primeros lugares. Ello demuestra que la política científica mexicana,
pese a su orientación funcionalista, en el fondo no se correlaciona con la importancia
económica de los estados, ni con la cantidad de programas de posgrado o el número de sus
matrículas. Por lo que debe concluirse que la formación de investigadores obedece a un
7 Por fortuna desde hace años el CONACYT ha creado criterio para calificar también este tipo de
programas de orientación profesional.
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sistema espontaneo8 en las instituciones científicas mexicanas que siguen prácticas ajenas a la
política oficial.
El requisito previo de estudiar una maestría para acceder a los estudios de doctorado
parece ser una variable que opera contra la producción de doctores, pues de 44,318
estudiantes que egresan de la maestría sólo concluyen con los estudios de doctorado 4,167 y
tan sólo 3,691 consiguen el grado de doctor (CONACYT 2011). De manera adicional, en los
últimos años la Secretaria de Educación Pública ha seguido criterios confusos y ha otorgado a
muchas universidades privadas la posibilidad de dar títulos de maestría sin el requisito de
elaborar una tesis de investigación, tarea que implica al menos un año de trabajo. En la
práctica, esta concesión implica que los estudiantes de universidades privadas tengan una
formación pobre en la metodología de la ciencia, lo que les dificulta acceder después a un
doctorado. Ampliando así la brecha de calidad entre los programas públicos y privados de
doctorado en el país y los años de dedicación que ello implica y cuando lo hacen, se elaboran
trabajos de investigación pobremente estructurados que no pueden ser publicados en revistas
de arbitraje internacional, que les impiden iniciar una carrera real de investigador, ya que al
carecer de habilidades esenciales que se requieren en la investigación de frontera es muy difícil
que en el corto plazo se consiga resarcir los notables atrasos en productividad científica que
enfrenta el país.
El sistema de becas para estudios de posgrados nacionales y extranjeros. En
México, 85 % de los fondos provenientes del Gobierno Federal destinados a la ciencia, se
orientan a la formación de recursos humanos de alto nivel. De éstos sólo el Programa de Becas
acapara más del 20 % del presupuesto total, y dada la importancia, será la variable explicativa
donde centraremos nuestro análisis sobre los resultados en la formación de investigadores.
El programa de becas administrado por el CONACYT cuenta con dos variantes
fundamentales que son: becas nacionales, y becas al extranjero para realizar estudios de
maestría y doctorado.
,..” para 2012 diversas dependencias de la APF otorgaron en total 60,014 becas para
estudios de posgrado. La mayoría de estas se otorgaron en IES públicas y privadas nacionales,
y en proporción menor, en instituciones del extranjero. En el periodo 2006-2012 el número de
becas apoyadas creció 74.4%.”… (CONACYT, 2015)
8 Los sistemas espontáneos son aquellos en que el desarrollo obedece a la evolución natural de la
sociedad y a sus inercias y no a una estrategia definida.
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De estas becas el CONACYT concedió 8 de cada 10 becas. Una de las externalidades
positivas de la política de becas es que considerando los bajo de los sueldos profesionales
muchos becarios encuentran estímulos para mantenerse estudiando ya que el monto de las
becas resulta atractivos sobre todo para jóvenes solteros. Para Estudios de Doctorado en
becas nacionales se paga 12,618 pesos (742 dólares) y para becas de maestría. 9.463 pesos
(556 dólares). Estos montos pueden ser incluso mayores si el estudiante lo hace en un centro
del prestigio y los recursos del CINVESTAV del IPN, (CINVESTAV, 2015).
De manera oficial el programa de becas está orientado a reproducir y favorecer los
campos del conocimiento que se consideren prioritarios para el desarrollo nacional, y se
conceden a los estudiantes aceptados en las universidades mejor clasificadas a escala
internacional. De las 32,854 becas concedidas en 2011, 2,439 se otorgaron para estudiar en el
extranjero. El destino preferido para las becas internacionales es la Unión Europea con 55 %
del total, seguido de América del Norte 30 % y 15 otros países. (CNN. 2011).
En el año 2012 las becas fueron de 46.314, en 2013 de 52, 054, en 2014 57.426, y para
2015 se espera que se concedan 58, 861 becas. Esto supone un aumento del 27 % en un
período de solo 4 años (Cabrero, 2015).
3. Las recompensas para los investigadores del Sistema Nacional de
Investigadores. El Sistema Nacional de Investigadores (SNI) en México está integrado por dos
categorías: candidatos a investigador nacional e investigadores nacionales.
Esta última categoría está dividida a su vez en tres niveles: el nivel I es para
investigadores que tengan un doctorado y hayan participado de manera activa en trabajos de
investigación original de alta calidad. Esto, por lo general implica haber publicado libros y tener
artículos internacionales en revistas de arbitraje9. El nivel II es para quienes además de cumplir
con los requisitos del nivel I, han hecho investigación original, reconocida, apreciable y
consistente, en formación individual o en grupo. Por último, el nivel III agrupa a quienes además
de cumplir los requisitos del nivel II han realizado contribuciones científicas o tecnológicas
importantes, tienen reconocimiento académico nacional e internacional y han efectuado una
destacada labor de formación de recursos humanos, como la dirección de tesis de doctorado.
Los requisitos de mantenimiento y promoción son estrictos, y es necesario para ingresar
como candidato a investigador nacional tener un doctorado y queda a juicio de las comisiones
dictaminadoras los casos en los que por obra académica de calidad se puede obviar dicho
9 Aunque esta definición es muy ambigua, en los últimos años se impuesto que sean indizados en las
bases del Journal Citation Reports (JCR), en Scopus o en las revistas del índice CONACYT.
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grado. Además, el nombramiento de candidato a investigador nacional tiene una validez de tres
años con la posibilidad de renovarlo un año más si hay una aprobación justificada por parte de
la comisión dictaminadora. Cuando los investigadores han permanecido en el SNI al menos 15
años interrumpidos, se amplía a 10 el periodo de evaluación para los investigadores nacionales
con 65 años de edad o más. Desde su creación, en 1984, el Sistema Nacional de
Investigadores ha sido uno de los principales instrumentos del gobierno mexicano para impulsar
la permanencia del personal académico de carrera en las universidades. El sistema está
basado en el paradigma del universalismo propuesto por (Merton, 1977), en su famosa regla
de los CUDOS. (Comunalismo, Universalismo, Desinterés y Escepticismo Organizado). El
sistema valora con privilegio, el número de citas recogidas y el de artículos publicados en
revistas de arbitraje internacional10. Esta orientación ha sido interpretada en el caso mexicano
como un sistema “meritocrático, donde el acceso al sistema de becas y a la movilidad entre los
tres distintos niveles antes descritos, se otorga según el valor de las contribuciones científicas
contratadas y sancionadas por los miembros del nivel máximo (III). Sin embargo, y en contra de
la lógica con la que ha operado el SNI en México, distintas investigaciones empíricas (Merton &
Zuckerman, 1979) sobre las pautas del trabajo institucionalizado, demuestran la existencia de
diversos aspectos sociales que afectan a la evaluación universalista del trabajo científico y la
posibilidad de su acceso diferencial a los canales de comunicación científica, porque
sobrevaloran las contribuciones de individuos conocidos. Dicho de otro modo, existen
preferencias que generan importantes desigualdades. Sobre todo cuando la decisión
corresponde a un reducido número de científicos, los cuales tienen amplios márgenes de
discreción. Un análisis realizado por el autor, de la estructura de las comisiones evaluadoras del
SNIk, reveló que las comisiones vigentes en 2012, de los evaluadores, la mayoría eran del
Distrito Federal, es decir, la mayoría de los evaluadores provenían de la Universidad Nacional
Autónoma de México–UNAM. Esta participación de la UNAM en los grupos de decisiones del
SNI se explica, de manera parcial por el hecho de que por sí sola genera la mitad de doctores
que egresan en México y, por tanto, domina en la estructura de poder que gobierna las
comisiones del SNI. Como resultado de lo anterior, la UNAM es la institución con la mayor
concentración de miembros en el SNI. La UNAM concentra el 56 % de los Investigadores de
10 La excepción a esta regla está en el área de ciencias sociales donde los investigadores aun los niveles
III raramente tiene estos estándares. ,,,” Te informo que tuve la oportunidad de revisar y analizar la
extensa y cuidadosa propuesta del Dr. Rivas Tovar del IPN en relación con mejorar nuestro sistema de
evaluación, específicamente orientado hacia una medición objetiva (bibliométrica) de la producción
científica apropiadamente arbitrada. Es muy interesante, pues viene del Área V, donde la objetividad está
mal vista …”(Fernadez-Zayas, 2013).
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nivel III del país (Foro Consultorio Científico y Tecnológico 2012). Es evidente que esto es una
clara sobre representación que hace albergar serias dudas sobre la objetividad de las
evaluaciones del más alto nivel, ya que la UNAM por si sola tiene al 25 % de los investigadores
nacionales totales.
Como un ejemplo de la discriminación positiva que ha recibido la UNAM. El Instituto
Politécnico Nacional pese a ser la universidad tecnológica más importante de México ha
recibido un trato discriminatorio por parte de las comisiones evaluadoras. De los casi 17, 637
investigadores que había en 2011. La UNAM contaba con 3, 574 (20.26%) de los cuales
669 eran SIN nivel III (3.79%). El IPN contaba con 775 (4.39%) de los cuales sólo 30 son SIN
nivel III (0.17%). Es decir, aunque la UNAM tiene 4.6 veces más investigadores nacionales
con respecto al IPN, la UNAM tiene 22.3 veces¡¡¡ más SIN nivel III, una diferencia totalmente
desproporcionada. De todos los investigadores nivel III en el campo de ciencias sociales que
había en el país 1510, el 44.3 % son de la UNAM versus dos, 0.13% del IPN. (SIN
2011Estadisticas vigentes). Por lo que toca al área de Ciencias Sociales el área V de los 1510
SIN nivel III, 226 investigadores eran de la UNAM y 2 en el IPN (Foro Conjuntivo Científico y
Tecnológico A.C., 2012).
El enfoque meritocrático con el que ha operado el SNI ha sido objeto de múltiples
críticas por la comunidad científica mexicana, pues la utilización casi exclusiva del indicador de
productividad como valoración de la realización científica, desestima los esfuerzos en otros
campos necesarios en el caso de México, tales como la creación de infraestructura científica y
la formación de recursos humanos. Así, existe un consenso teórico que demuestra que la
medida de la productividad puede ser válida para los investigadores de un centro de
investigación que se dedican por entero a la misma, pero esta medida no es válida en todos los
campos del conocimiento, pues la mayoría de los científicos no se dedican por completo a la
investigación y buena parte de su tiempo deben invertirlo en tareas de promoción profesional,
captación de recursos y relaciones públicas con los proveedores de recursos públicos o
privados, así como a múltiples reuniones de académica colegios y comités. Así mismo el SNI
desestima el trabajo comunitario y la divulgación. Así como la labor de editor de revistas
científicas11.
11Desde hace 15 años ejerzo el cargo de editor en jefe de una revista cientifica la cual ha tenido una
evolución constante y ganado calidad e indexaciones. Esta tarea no vale nada para el SIN y sus
evaluadores. Se trata de la Revista Investigación Administrativa que invito a visitar para consultar
artículos y postularlos para arbitraje, Ver http://www.sepi.escasto.ipn.mx/Revista/Paginas/Inicio.aspx
20
En todo caso y pese a sus disfunciones, es de prestigio dentro de la comunidad
científica mexicana pertenecer al SNI, ya que perciben remuneración mediante becas que van
12
desde cuatro salarios mínimos para el candidato, seis salarios mínimos para los
investigadores del nivel I, 10 para los del nivel II, y 14 salarios mínimos para los investigadores
del nivel III. De manera adicional las instituciones públicas tienen sistemas de becas internas
que premian a aquellos que pertenecen al SNI lo cual hace que en muchos casos un científico
que consigue adscribirse a este sistema pueda duplicar o triplicar sus ingresos económicos.
En la figura 1. 2 se aprecia que ha tendido el SIN desde su fundación partiendo de 1396
investigadores en el año 1984. 31 años después para el año 2015 hay 23,316 investigadores.
Esto es, se ha multiplicado casi 17 veces el número de investigadores certificados por este
sistema el cual es aún insuficiente para el tamaño de país. Durante este espacio de tres
décadas, ha habido periodos negros, sobre todo durante la primera década donde el
crecimiento fue muy marginal. Hubo de hecho regresiones en los años 1993, 1994, 1995 donde
coincidiendo con la crisis económica el número decreció.
Figura 1.2.Evolución de los miembros del Sistema Nacional de investigadores
1984-2015
Fuente: Elaboración propia a partir de (CONACYT, 2015), (CNN, 2015) (Foro Consultivo
Científico y Tecnológico A.C., 2012)
A partir de año 2006 durante el gobierno del presidente Calderon se inicia un periodo de
crecimiento constante y esperanzador que ha continuado durante el presidente Peña donde los
14 La única forma de tener estadísticas actuales es asistir a las conferencias del Director del CONACYT
24
El concepto de parques tecnológicos se inspira en la experiencia de la Universidad de
Stanford con Silicon Valley, donde se asentaron diversas empresas de cómputo en un área al
sur de San Francisco, California. Actualmente se estiman más de 400 parques en el mundo, la
mayoría localizados en Estados Unidos, Europa y Asia.
En México hay varios casos icónicos dentro de los que cabe mencionar: el Parque de
Innovación e Investigación Tecnológica (PIIT), en Monterrey, BioHelis. Dedicado al
aprovechamiento eco eficiente y sustentable de los recursos naturales acuáticos y terrestres
ubicado en Baja California Sur, el Centro del Software. Creado en 2006. Este proyecto ubicado
en Jalisco y el Chapala Media Park, de más reciente creación (2010), está orientado al sector
de animación 2D y 3D, postproducción cinematográfica, efectos especiales, multimedia y
videojuegos (OEI, 2015). Sobre el número total de parques en México hay dos datos que son
aparentemente contradictorios. El primero se refiere a parques industriales y el segundo a
parques tecnológicos. Según el Foro consultivo de la Ciencia y Tecnología,, “ en la actualidad
México tiene 183 parques industriales, dispuestos en 22 estados; con una planta de mil 400
empresas y clusters dedicados a software, salud, mecatrónica, nanotecnología, microeléctrica,
energía y biotecnología…”
El CONACYT citando a la Secretaria de Economía menciona.. “en 2009 identificó 23
parques tecnológicos cuya iniciativa de desarrollo se ha manifestado por el sector empresarial,
gobiernos de los estados, gobierno, federal y la academia” (CONACYT, 2015). Como los que
se estudia son los parques tecnológicos en número está en torno a unos 30 parques.
Por lo que respecta a los sistemas estatales de ciencia y tecnología. En 2012, todas las
entidades federativas contaban con una Ley General de Ciencia y Tecnología y un Consejo de
Ciencia y Tecnología o sus similares; 25 de ellas tenían un Programa de Ciencia y Tecnología y
20 una Comisión en la materia en sus congresos locales. Sin embargo, aunque parece que el
impuso a la ciencia es una tendencia nacional cuando se analiza los recursos estatales
dedicados a ello, los datos son sombríos: En 2012, sólo el 1.2% de la inversión en CTI fue
financiada por los gobiernos de las entidades federativas. La inversión privada tiene también
grandes desigualdades. La inversión en IDE del sector empresarial en el Distrito Federal,
Querétaro, Chihuahua, Baja California Sur, Nuevo León y Puebla, se invierte entre 0.2% y 0.5%
como proporción del PIB estatal; en Yucatán, Durango, Nayarit, Sinaloa y Oaxaca, sólo se
destina entre el 0.01% y 0.02% de su PIB (CONACYT, 2015 ). Resultados de la política
científica en México.
25
III) Resultados de la política cientifica en México
Finalmente para poder evaluar la política cientifica en México debemos estudiar
productividad científica, bajo los estándares internacionales por ello se usa dos de los criterios
más reconocidos: los artículos producidos y las patentes registradas.
27
Tabla 1.4 Principales titulares de patentes concedidas en México, 2010
Titular Número de patentes
Instituto Mexicano del Petróleo 17
Universidad Nacional Autónoma de México 11
Instituto Tecnológico y de Estudios 7
Superior de Monterrey
Universidad Autónoma Metropolitana 7
Centro de Investigación y de Estudios 6
Avanzados del Instituto Politécnico Nacional
Instituto Politécnico Nacional 6
Instituto Mexicano del Seguro Social 5
FUENTE: IMPI, informe de Actividades, 2010
Con datos de 2014 en patentes concedidas a mexicanos, el IMPI otorgó 305, apenas 0.99 por
ciento más que en 2013 (CANAIVE, 2014).
Las razones de la baja producción de patentes tiene múltiples explicaciones: Un problema es el
costo de la solicitud al IMPI cercano a los 8,000 pesos (470 dólares), una fortuna en
comparación con el registrado de derechos de autor que es de 179 pesos (10 dólares ).
Otro aspecto, es el nudo burocrático en las universidades, donde existen pocos expertos para
asesorar a los profesores que lo hacen. La otra causa son las recompensas recibidas por el
sistema de evaluación. En el SNI hasta el pasado reciente se ha privilegiado la elaboración de
artículos en detrimento de la producción de patentes. Y finalmente el principal problema es de
carácter cultural. Según Rodrigo Cárdenas… “La falta de cultura tecnológica en nuestro país es
uno de los motivos de por qué no se tiende a solicitar este proceso en el país. La gente no
sabe qué es una patente ni para que le sirve, (…) las ideas no se patentan, sino que se trata de
todo un proceso intelectual de inventiva que trasciende la ocurrencia.
(…) En EU se pude patentar todo, como por ejemplo campañas de publicidad o especies
vegetales modificadas. En México hay limitantes que a lo mejor merecerían ciertos ajustes. La
mayoría del software no es patentable, en nuestro país se han generado alrededor de 280, 000
patentes a lo largo de nuestra historia. (..) La falta de cultura legal de la población y de la
capacidad económica para respaldar la creación. Muchos logran registrar la patente y jamás la
explotan, la cuelgan en una pared de su casa y de allí no pasa. No hay estadísticas precisas,
pero se considera que entre el 60 y 70% de las patentes no son explotadas. “ (Gonzalez, 2015).
28
un sistema universitario desigual en términos de calidad y recursos, dominado por las ciencias
sociales, orientado a la docencia y con fuerte presencia privada.
Pese a sus enfoques funcionalistas, el análisis de la política científica y sus resultados
permite concluir que se ha creado un sistema de apoyo a la ciencia, cuyos resultados han
obtenido importantes avances en los últimos años no se relacionan con los objetivos
establecidos por el CONACYT.
Asimismo, este capítulo demuestra que el prestigio de la universidad privada en México
carece de sustento, al menos en el plano de la investigación, pues no realiza las inversiones
que le corresponden en relación con los beneficios económicos que obtiene. El programa
mexicano de becas, pone de manifiesto que tanto en la formación de investigadores como en la
producción de artículos internacionales, citas y generación de patentes, se tienen resultados
que si bien muestran una esperanzadora evolución son muy insatisfactorios, debido al error de
apoyar becarios de maestría y doctorado a los que luego no se consigue integrar en la plantilla
de investigadoresDe acuerdo a nuestra percepción la política cientifica en México debe
cambiar para dirigir el grueso de los recursos a tres campos: a) fortalecer las plantillas de las
universidades estatales más desfavorecidas de provincia, mediante la creación de plazas de
investigadores para los becarios CONACYT que concluyen su doctorado: b) crear regímenes
semi-laborales en las becas de doctorado privilegiando su número a las becas de maestría y
restringir las de doctorado en el extranjero a los campos donde no existía oferta del sistema de
posgrado nacional de competencia internacional, y c) potenciar las estancias posdoctorales, las
cuales tienen la ventaja de contribuir de manera poderosa al desarrollo de competencias en las
mejores prácticas mundiales, dado que son más cortas y económicas y generan diversos
subproductos académicos, como el intercambio de profesores y la publicación de artículos.
Aunque el panorama no es halagador en lo personal me deja un toque de esperanza
observar que ha habido un clara evolución en todos los indicadores, desde la primera vez que
estudie el tema (Rivas, 2004) observo una claridad de propósitos que van convergiendo hacia
una mejora de la ciencia en México.
Este libro es una humilde contribución que intenta ayudar a remediar uno de los
problemas más graves que impiden la formación de investigadores: la falta de tesistas de
maestría y doctorado.
Ser doctor no es lo máximo, sino lo mínimo para alguien que aspira a ser un verdadero
investigador.
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