Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
000 años
Horno sapíens llega a Europa. Hace 20.000-30.000 años
Casi todos los europeos actuales Pobladores de Asia central
proceden de las líneas de ADN se desplazan hacia Europa
mitocondrial que aparecieron hace y hacia Beringia.
entre 13.000 y 50.000 años.
Orígenes africanos
Hace más de 150.000 años,
los humanos actuales
-nuestros antepasados Hace 120.000 años Hace 75.000 años
según el ADN mitocondrial- Un grupo humano se desplaza Pobladores humanos
vivían en África. al norte por Egipto e Israel, de la India se desplazan
pero se extingue hace hacia China y el sureste
90.000 años. asiático.
Hace 22.000-25.000 años
Grupos humanos cruzan
el estrecho de Bering por
el puente de tierra que unía
Alaska y Siberia.
'." .
Hace 40.000 años
Pobladoresde la costa
orientalasiática se desplazan
haciael oeste por la Ruta de Hace 15.000-19.000 años
laSeda. Utensilios y herramientas
encontrados en Pensilvania
demuestran que hubo grupos
Hace 40.000 años humanos que emigraron a
Pobladoresde Pakistán América antes del período
remontanel río Jndo y se glacial.
adentranen Asia central.
,
o
SERIE MAYOR
Directores:
JOSEP FONTANA Y GONZALO PONTÓN
STEPHEN OPPENHEIMER
LOS SENDEROS ~
DELEDEN
ORÍGENES Y EVOLUCIÓN
DE LA ESPECIE HUMANA
Traducción castellana de
ANTONIO-PROMETEO MOYA
CRÍTICA
BARCELONA
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo
las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier me-
dio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de
ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos.
Título original:
OUTOFEDEN
The peopling of the world
ISBN: 84-8432-572-5
Depósito legal: M. 39.960-2004
Impreso en España
2004 - BROSMAC, S.L., Polígono Industrial 1, calle C, 31
28932, Móstoles (Madrid)
Para mis hijos Maylin y David,
para mi esposa Freda
y para mis padres.
Mis editores ingleses, Constable and Robinson, han sido muy pacien-
tes y no han escatimado esfuerzos para transformar un libro escrito con
intención académica en algo más ameno y accesible. Creo que han hecho
un buen trabajo. El primer lugar de la lista corresponde al equipo edi-
torial: Pete Duncan (mi corrector de estilo), John Woodruff, Anna Wi-
lliamson, Sara Peacock y Jane Anson. El ilustrador Bill Smuts realizó
unos mapas magníficos con mis múltiples dibujos. Pero hay otros, como
Gary Chapman, Sallie Robins y Jennifer Duthie.
Muchos otros que no figuran en los grupos mencionados me ayuda-
ron igualmente. Georgina Harvey, que investigó la literatura sobre el Toba
y me puso en contacto con el oceanógrafo Eelco Rohling, que me ilus-
tró sobre la prehistoria de la salinidad del mar Rojo. Un antiguo amigo,
George Wells, me obligó a revolver los 200 años de historia de los dos
paradigmas del origen del lenguaje. Roger y Geeta Kingdon me dieron a
conocer el trabajo de Jonathan Kingdon, y John Robinson me propor-
cionó referencias y mucho apoyo. Por último he de mencionar a mi mu-
jer, Freda, que siempre ha hecho mejores fotos que yo y me ha ayudado
en todo momento.
Que haga constar mi gratitud hacia estas personas no significa ne-
cesariamente que estén de acuerdo con las opiniones expresadas en este
libro.
PREFACIO
el20 por 100 procede de los agricultores de Oriente Próximo. Los viejos
no eran tan frágiles. 2
Por último, y por desplazamos a la otra punta del mundo, siempre ha
habido especulaciones vistosas sobre los orígenes de los polinesios. Thor
Heyerdahl no fue el primero (la verdad es que el capitán Cook estuvo más
cerca de acertar cuando adujo que había un vínculo polinesio con el ar-
chipiélago malayo). Los arqueólogos han alegado durante los últimos
quince años que los polinesios procedían de Taiwan. El árbol genético lo
desmiente; los antepasados de los tripulantes de las grandes piraguas
partieron de un punto más avanzado: Indonesia oriental. 3
Por volver a nuestra cola del aeropuerto, deberíamos recordar asi-
mismo que todos somos personajes de esta historia genética, dado que el
99 por 100 de la reconstrucción de nuestros antiguos árboles genéticos se
llevó a cabo con ADN moderno, donado voluntariamente por personas
de distintas regiones del mundo. Es una historia que afecta a todos y cada
uno de nosotros.
PRÓLOGO
SIMIOS ANDANTES
rebro de nuestros antepasados, aunque mayor que el de casi todos los de-
más mamíferos terrestres, no era más grande que el de nuestro primo el
chimpancé y, por lo tanto, no debía de ser mucho el peligro de sobreca-
lentamiento. Y no es lo mismo ponerse erguido -cosa que hacen mu-
chos mamíferos, como los monos, los chimpancés, los osos y los surica-
tas- que andar habitualmente con dos extremidades durante largos
períodos. La idea de liberar las manos para hacer travesuras como em-
puñar palos pesados para la caza (o más probablemente para defenderse
de los depredadores, ya que nuestros antepasados eran básicamente ve-
getarianos) resulta interesante entendida como fuerza evolutiva. Por des-
gracia no tenemos ninguna prueba material, porque la madera desapare-
ce y no conocemos útiles de piedra de aquellos tiempos.
Después de aquellos primitivos simios andantes, de los que sólo te-
nemos todavía indicios fragmentarios, apareció la famosa familia de
«Lucy», el Australopithecus afarensis. Donald Johanson descubrió un
esqueleto parcial femenino en 1974, en Hadar, Etiopía. Vivió hace 3-4 mi-
llones de años y su especie medía entre 1 m y 1,5 m de estatura, con una
tendencia más acentuada a la postura erguida ya la bipedación, y una pel-
vis más parecida a la nuestra. Por encima del cuello terminaban las se-
mejanzas, ya que su cráneo y su cerebro eran de chimpancé (375-500 crrr'
de volumen), aunque sus caninos eran más pequeños (véase la lámina 1).
Como en el caso de los gorilas, las hembras eran mucho menores, lo que
sugería una sociedad-harén. Otra versión bípeda (Australopithecus afri-
canus) vivió hace 2-3 millones de años; no obstante tener el mismo ta-
maño que los chimpancés, su cerebro, con un volumen medio que osci-
laba entre 420 y 500 crrr', era ligeramente mayor. Sus dientes también
eran menores y más parecidos a los nuestros. Convendría decir que estos
dos bípedos concretos no representan pasos obligatorios en una cadena
evolutiva que culmina con nosotros: en aquellos tiempos, nuestro ante-
pasado habría podido ser perfectamente otra especie, aún por descubrir.
Por ejemplo, cabe la posibilidad de que nuestro antepasado más próximo
fuera una especie recientemente descubierta, de hace unos 3,6 millones
de años y llamada Kenyanthropus platyops, que significa «hombre cari-
chato de Kenia» (véase la figura 0.1). La cara chata, un rasgo humano,
podría ser un puente entre los simios andantes y nosotros. Lo que es segu-
ro, sin embargo, es que durante los escasos millones de años en que los
australopitecos (esimios del sur») y sus antepasados inmediatos reco-
rrieron andando la pradera africana sólo vemos un crecimiento encefáli-
co moderado, no un aumento espectacular.
24 LOS SENDEROS DEL EDÉN
Chimpancé
Orrorin tugenensis •
-
Sahelanthropus tchadensis
Ardipithecus ramidus.
Australopithecus
Paranthropus
Paranthropus aethiopicus
africanus _
boisei ••••••
_
_
Paranthropus robustus
Australopithecus anamensis _
Horno ergaster _
Horno heidelbergensis _
Horno neanderthalensis
Horno sapiens
8 6 543 2 o
Millones de años antes del presente
Las cosas iban a cambiar, porque hace 2,5 millones de años el mun-
do comenzó a enfriarse. En menos de un millón de años, el húmedo y cá-
lido Plioceno cedió el paso al helado Pleistoceno, el cual consistió en un
PRÓLOGO 25
brevivieron hasta hace menos de 30.000 años, pero no quedan rastros ge-
néticos de ninguno de ellos en los humanos vivos.
Es significativo que tanto los neandertales como los humanos mo-
dernos anteriores a la última glaciación, hace 20.000-30.000 años, tu-
vieran un cerebro algo mayor que los humanos actuales. 16 Es como si el
efecto mágico de las glaciaciones, la dilatación del cerebro, se hubiera
producido antes de nuestra aparición como subespecie de Horno helmei
(véase la figura 0.2). Es posible que el peligro obstétrico que representa
una cabeza grande fuera un factor restrictivo. O eso o el tamaño ence-
fálico dejó de ser el determinante principal de la eficacia y en su lugar se
puso algo distinto que estábamos haciendo con el cerebro, otra innova-
ción cultural o conductual.
Cuando salimos de África, aunque el cerebro había dejado de crecer-
nos, el clima siguió rigiendo nuestras expansiones e invenciones hasta
llegar a los tiempos actuales. No sería exagerado decir que las fuerzas im-
pulsoras de las olas de innovación técnica que inundaron Eurasia desde
hace 80.000 años se debieron más a la angustia y al alivio que a un per-
feccionamiento biológico de la máquina humana. Por ejemplo, la difu-
sión de las tecnologías llamadas por los arqueólogos Paleolítico Superior
Antiguo, Medio y Tardío, Mesolítico y Neolítico coincidió con especta-
culares mejoras del clima en Europa y con expansiones demográficas ha-
cia nuevos territorios. Estos acontecimientos se correspondieron en el
. sureste asiático con expansiones y progresos en la construcción de bar-
cas y en la navegación, para hacer frente a la inundación de la plataforma
continental cuando el nivel del mar subía y bajaba.
En resumen, el rápido desarrollo del tamaño cerebral fue un factor
clave que distinguió a los humanos de los simios andante s que vivieron
hace más de 2,5 millones de años. Desde entonces, el volumen de nues-
tro cerebro se ha triplicado. No fue un crecimiento gradual ni uniforme:
casi todo se produjo hace dos millones de años, con la duplicación del
volumen en Horno erectus. En otras palabras, el crecimiento más acele-
rado del tamaño relativo del cerebro se produjo hace más de 1,5 millones
de años, en los orígenes de nuestro género, y luego se redujo poco a poco.
La paradoja es que nuestra notoria explosión cultural es básicamente re-
ciente y se está acelerando.
34 LOS SENDEROS DEL EDÉN
LA IDEA DE BALDWIN
FIGURA 0.2. Tamaño encefálico y evolución cultural. Gráfica del crecimiento en-
cefálico que pone de manifiesto tres fases durante los últimos 2,5 millones de años,
separadas aquí por líneas verticales discontinuas. La curva de abajo muestra la rapi-
dez de la aceleración cultural durante la reducción del tamaño encefálico. (Se da el
mismo valor a los hitos culturales reconocidos. Las líneas logarítmicas de regresión
1-6 guardan relación con tipos humanos regionales contemporáneos estrechamente
emparentados, tal como indican los símbolos.)
PRÓLOGO 35
1.500cmJ
I
5 O 8 1.400cm3
I
I
•
I •
l.
I
I
I
O.
• O
1.200cm3
I 1.100 cm' o
I
I
O
."iB
o
t I
l.~cm3~
I
o
• I
'"E
,o:
I
O
• I
I
I
Notación musical '*
9OOcm3 .9
Ql
"O
I o:
I Escrirura-c-» 'O
I '(3
I
I 800cm3 ~
I Edad de los Metales
~ I
Neolitico
&
I
O I
I
I
I Arte graveuiense ~ ~
Puntas dentadas (pinturas de ~
Instrumental óseo I calidad, etc.) ....."-
Pesca
Objetos con incisiones -,,
IPrincipio del..
I Paleolítico
-<
-ui
<, <, Superior ~ '>.
", . «;" Cuentas
~-'-"" ' ...~Microlitos
500 cm'
O
'Principio del
'Paleolítico Paleolítico Medio i
Achelense Inferior
-, "~H . 1"
Olduvaiense ······t- errarmentas iucas
desarrollado
des, tienen el cerebro más grande que pequeños y expertos cazadores como
el gato montés. Los humanos a los que por razones médicas hay que ex-
tirparles medio encéfalo en la infancia pueden tener inteligencia y ap-
titudes casi normales con los 700 crrr' restantes. Está claro que las co-
nexiones influyen y es innegable que dentro del cerebro tenemos más
interconexiones que otros mamíferos; pero ¿cómo llegó a producirse?
Por lo general, los cuerpos grandes necesitan cerebros grandes. Por
decirlo sin rodeos, se debe a que los órganos y músculos grandes de los
cuerpos grandes necesitan que los gobierne un cerebro más grande o al
menos una pequeña parte de la atención que el cerebro presta a la masa
general del cuerpo. Esta relación entre cuerpo y tamaño encefálico, aun-
que previsible en casi todos los mamíferos, no es directamente propor-
cional; si lo fuera, los ratones, por ejemplo, tendrían un cerebro mucho
menor del que tienen. La relación es incluso menos directa en los mamí-
feros superiores, porque la razón cuerpo/tamaño encefálico se ha altera-
do aquí en varios aspectos. Los primates, por ejemplo, tienen de adultos
un cerebro comparativamente mayor que el de otros mamíferos, porque
tienen un cuerpo que ya desde los primeros momentos de vida crece más
despacio, aunque su cerebro se desarrolla a la misma velocidad absoluta.
Los humanos tienen asimismo un reloj para la maduración del cere-
bro que es más lento que el de otros simios. En todos los mamíferos, el
crecimiento encefálico se detiene antes que el crecimiento corporal, por-
que conviene a las necesidades funcionales del tamaño corporal adulto.
Los humanos, sin embargo, se diferencian de otros primates en que su
reloj interno deja crecer el cerebro durante más tiempo del que sería
lógico esperar por su tamaño final de primates. Lo que resulta de la
prolongación de las etapas fetal e infantil es un tamaño encefálico más
apropiado para un simio de 1.000 kg, como el extinguido Gigantopi-
thecus,"
Otra sencilla diferencia genéticamente derivada es que las partes en-
cefálicas situadas originalmente en la parte posterior del embrión que
empieza a desarrollarse crecen relativamente más en los humanos que en
otros primates." Esto quiere decir que, en el humano adulto, el cerebelo
y el córtex terminan siendo desproporcionadamente grandes. Estas dos
partes del encéfalo son esenciales para la coordinación y el pensamien-
to superior. Los cambios genéticos que produjeron estos efectos tan es-
pectaculares probablemente fueron sencillos y supusieron la interven-
ción de pocos genes del desarrollo. Los cambios relativos en el tamaño
de diferentes partes del encéfalo tienen consecuencias profundas.
PRÓLOGO 39
tales en aquella época. Hubo que esperar a que Jane Goodall y otros, me-
diante una observación paciente y un brillante trabajo fotográfico de
campo, convencieran a los científicos y al público de las consecuencias
de los resultados de Kohler, muchos años después.
La primera sorpresa, ya en la segunda mitad del siglo xx, fue averi-
guar que los chimpancés, una especie muda de simio, separada de la
nuestra en el árbol evolutivo al menos por cinco millones de años, tiene
una capacidad lingüística incipiente. Se les ha enseñado a comunicarse
con los humanos. Más impresionante es que sean capaces de asimilar la
nueva habilidad y la utilicen para comunicarse entre sí, sirviéndose de
signos simbólicos y codificados. El principal protagonista de esta histo-
ria es Kanzi, una bonobo (los bonobos son parientes cercanos de los
chimpancés y tienen varios rasgos conductuales que nos recuerdan a no-
sotros). Kanzi aprendió a comunicarse utilizando un complejo lengua-
je de símbolos en un ordenador. Además, empezó espontáneamente a
aprender el inglés hablado, interpretando correctamente la sintaxis. La
magnitud de su hazaña sin duda tuvo que ver con el hecho de que fuera
una bonobo (parece que los bonobos podrían estar genéticamente más
cerca de los humanos que otros chimpancés), pero es más probable que
se debiera a que asimiló las habilidades cuando era pequeña, alIado de
su madre chimpancé adoptiva, cuando su capacidad para aprender esta-
ba en su mejor momento. Kanzi fue en realidad el objeto deliberado de la
enseñanza lingüística y, ya de adulta, se esforzaba por aprender aquellos
símbolos desconocidos. También se ha demostrado que los chimpancés
cultivan el pensamiento abstracto, simbólico y racional, así como lo que
se ha llamado «inferencia simbólica» y «manipulación simbólica», aun-
que, lógicamente, no son tan hábiles en este campo como nosotros. Lo más
probable es que se trate de una simple cuestión de grado. Por lo que se re-
fiere al lenguaje, los chimpancés tropiezan con el problema de que no
tienen dominio vocal, y una de dos, o no están predispuestos o no son ca-
paces de entender el valor de la comunicación no verbal prolongada."
Por asombroso que parezca, casi ningún lingüista ha prestado aten-
ción a las consecuencias profundas de estos experimentos. Para com-
prender esta resistencia hay que tener en cuenta las dos teorías que cir-
culan actualmente sobre el origen del lenguaje y el pensamiento. Desde
el siglo XIX hay dos explicaciones que han discurrido en sentido parale-
lo. La primera, que concibe el lenguaje básicamente como una inven-
ción, la esbozó Étienne Bonnot de Condillac, un filósofo ilustrado del
siglo XVIII. Según él, el lenguaje hablado había nacido de la mímica
44 LOS SENDEROS DEL EDÉN
EL ADN MITOCONDRIAL:
ELGENEVA
complica mucho cuando tratamos con toda la raza humana, con miles de
combinaciones de mutaciones. Por eso hay que emplear ordenadores en
la reconstrucción. Observando el ADN de una muestra de personas ac-
tualmente vivas y reconstruyendo los cambios aparecidos durante va-
rias generaciones, los biólogos pueden remontar la genealogía hasta un
remoto antepasado común. Como sólo heredamos el ADNmt de la ma-
dre, esta línea da un cuadro de la genealogía femenina de la especie hu-
mana.
No sólo podemos reconstruir el árbol, sino que, además, teniendo pre-
sente de dónde proceden las personas muestreadas, podemos ver dónde
se produjeron determinadas mutaciones, es decir, si fue en Europa, en
Asia o en África. Más aún, como los cambios se producen a un ritmo es-
tadísticamente coherente (aunque aleatorio), podemos averiguar de ma-
nera aproximada el momento en que se produjeron. Esto nos ha permi-
tido, a finales del siglo xx y principios del actual, hacer algo que los
antropólogos del pasado tenían que limitarse a soñar: reconstruir las mi-
graciones de los humanos modernos por todo el planeta. Resulta así que
los cambios más antiguos de nuestro ADNmt se produjeron en África
hace entre 150.000 y 190.000 años. Luego aparecieron otras mutaciones
en Asia, hace entre 60.000 y 80.000 años (véase la figura 0.3). Esto nos in-
dica que los humanos modernos maduraron en África y que algunos pa-
saron al continente asiático hace menos de 80.000 años.
Hay que señalar que la datación es aproximativa, a causa de la natura-
leza aleatoria de cada mutación. Hay varias formas matemáticas de fe-
char las migraciones demográficas que se ensayaron con resultado de-
sigual en los años noventa, pero en 1996 se estableció un método que
fecha cada rama del árbol gen ético calculando la media de mutaciones
posteriores en los tipos filiales de dicha rama;" este método ha resistido
la prueba del tiempo y es el principal que empleo en este libro.
AFRICANOS NO AFRICANOS
6,5
millones
de años
Ewm,,~,",,/
sola línea africana
200-
1190 1
1
I
I I
I
162 Llbc
L2'3
149
150-
Chimp ancé lb
r-r- 138
L2
Mutaciones no encontradas en África
empiezan a aparecer hace 60.000-80.000 años
Llc
Llk Lla
103
100-
africanos
L3 83 L3
I
LZc L2a~ 121M
?
Erupción I
del Toba -= 67 N
A
J
60R
57 M8 F
HY
53 J U 51 B
50- G 48 P
41 D
37~ 36
Último
r+
máximo
glacial -
Hoy
l ,1 r 11
Tribu o nación
PRÓLOGO 55
mún, O «Eva mitocondrial», y luego, mucho más tarde, apareció una línea
secundaria de «Eva extraafricana» cuyas descendientes genéticas pobla-
ron el resto del mundo. Fue un descubrimiento extraordinario.
La etiqueta «Eva» o «Primera Dama», explotada por los medios de co-
municación de la época, no era totalmente exacta, desde el punto de vista
de los genetistas. Éstos, sirviéndose de ADN mitocondrial, habían iden-
tificado una primitiva línea genética femenina de una minúscula parte de
nuestra herencia genética. La Eva mitocondrial no fue una sola persona,
una «primera madre» individual, como a menudo daban a entender los
medios de comunicación. Rastrear un marcador genético materno has-
ta llegar a una antepasada común no significa que todos nuestros genes
procedan de una sola mujer. En todos nuestros núcleos celulares hay
más de 100.000 posiciones genéticas (el término técnico es loci) que
pueden cartografiarse. Cualquiera de estas posiciones podría utilizarse
como sistema marcador para rastrear una línea genética, hasta dar con un
antepasado común.' Como las posiciones se mezclan en cada genera-
ción, no todos sus árboles genéticos se remontan al mismo antepasado.
La verdad es que la herencia genética de los humanos modernos podría
proceder de un grupo de 2.000 o 10.000 africanos que vivieron hace unos
190.000 años.
Aunque podría parecer que la realidad de los «árboles genéticos» eli-
mina el encanto de la leyenda de Eva, esto no afecta a la capacidad ex-
cepcional de este rastreador gen ético para contamos la epopeya de los
vagabundeas humanos durante los últimos 200.000 años. Su habilidad
para contar la misma historia utilizando multitud de genes confirma y
enriquece el contenido. Las líneas genéticas masculinas, por ejemplo,
tienden más a extenderse aventurera e intercontinentalmente que las fe-
meninas. Por ejemplo, los genetistas han averiguado hace poco que una
sedicente «tribu perdida de Israel», de África del sur, tenía antepasados
judíos, pero sólo por línea masculina."
Fue inevitable que se levantaran voces en contra del claro y audaz ca-
mino de la expansión humana trazado por los marcadores mitocon-
driales. Los multirregionalistas discreparon, de eso no hubo duda. Se
trataba sobre todo de paleoantropólogos que seguían creyendo que las
«razas» del planeta procedían de formas primitivas premodernas de dis-
FUERA DE ÁFRICA 61
tintas partes del mundo, que recibían nombres como «Hombre de Java»,
«Hombre de Pekín» y neandertales. Un importante escollo con que se
tropieza con esta teoría es que las poblaciones humanas modernas regio-
nalmente definidas se parecen más entre sí en muchos aspectos que a sus
presuntos antepasados. Para salvar el escollo, ciertos multirregionalistas
dicen ahora que las «especies humanas» regionales se mezclaron des-
pués, intercambiaron material genético y formaron las complejas razas
modernas de la actualidad (véase la figura l.1).
Sin embargo, los resultados genéticos no revelan esa concienzuda
mezcla interregional. Las distribuciones geográficas de las ramas y sub-
ramas de los árboles extraafricanos modernos son regionalmente muy
concretas. En la última carga de los multirregionalistas, el «acuerdo so-
bre la mezcla interregional» se ha ampliado para abarcar la hipótesis
africanista, sugiriendo que las poblaciones regionales arcaicas, como los
neandertales, a veces se apareaban con recién llegados anatómicamente
modernos, es decir, «como nosotros», los Cro-Magnon. (Los «humanos
anatómicamente modernos» somos los miembros de la especie Horno
sapiens [sensu stricto] que poseemos rasgos esqueléticos que nos dife-
rencian colectivamente, a nosotros y a nuestos inmediatos antepasados
africanos de los últimos 200.000 años, de extinguidas versiones arcaicas
de Horno sapiens [sensu lato], entre ellas nuestro pariente Horno helmei.
Las principales características «anatómicamente modernas» son el crá-
neo alto y redondo, la barbilla pronunciada, cara y mandíbulas pequeñas
y finos arcos superciliares.) La mezcla interregional de veteranos y re-
cién llegados es en realidad una solución de compromiso poco con-
vincente por parte de la hipótesis africanista, que permitiría que hubiera
restos genéticos de poblaciones arcaicas en la reserva genética moderna.
Como prueba de este mestizaje se ha citado un esqueleto infantil hallado
en Portugal, con extremidades cortas y robustas y con una antigüedad fi-
jada en 24.500 años, cuando ya no había neandertales. Sin embargo, en-
tre las decenas de miles de no africanos cuyo ADNmt y cuyo cromoso-
ma Y se han sometido a estudio no hay absolutamente ningún rastro de
esta mezcla.'
Para ser justos hay que decir que aquí no termina la historia. Aunque
no hay pruebas de ninguna suma arcaico/moderno en las líneas «Adán»
y «Eva», estas líneas contienen sólo una fracción infinitesimal de la in-
mensa biblioteca de ADN que es nuestro genoma. Como en cada genera-
ción se transmite una sola versión de ADNmt y de cromo soma Y (YNR)
y no dos, cabe la posibilidad de que algunas líneas específicamente
62 LOS SENDEROS DEL EDÉN
Modelo multirregional
!
Neandertal
!
Ngandong
modernos
~1~
•••
···········"········•••
~••••···········<······· ••••
africanos europeos
modernos
•••
~~·><.l asiáticos
modernos
australianos
modernos
Modelo africanista
!
africanos
!
Neandertal
! !
Ngandong
r-
modernos
africanos europeos
7 ~
asiáticos
~
australianos
modernos modernos modernos modernos
blaciones arcaicas regionales." Puede que al final resulte que, como afir-
man algunos, las cejas peludas de ciertos jugadores de rugby y de ciertos
aficionados al fútbol son atavismos neandertales y no (como supongo yo)
variaciones normales de humanos modernos.
Los genetistas de poblaciones tradicionales objetaron algo más. Les
sorprendía -y quizá incluso les molestara- que el ADN mitocondrial
diera una imagen tan diáfana, porque sus métodos, que se servían de cien-
tos de marcadores genéticos tradicionales, es decir, de genes del núcleo,
transmitidos tanto por los varones como por las mujeres, venían dando des-
de hacía años una imagen donde la separación entre África y el resto del
mundo era confusa. Varios factores contribuían a esta confusión. El más
importante era el método clásico de los tradicionalistas, basado en las po-
blaciones y consistente en construir árboles de migraciones masivas en
vez de árboles de líneas genéticas. Se empeñaban en seguir una idea de la
«migración racial» muy general, aunque con base matemática, en vez de
rastrear las migraciones de líneas genéticas individuales encontradas en
esas poblaciones. Otro factor importante era la mezcla y remoción de lí-
neas genéticas nucleares en cada generación, cosa que no le sucede al
ADNmt ni al YNR. Además, casi todos los marcadores genéticos que em-
pleaban tenían árboles sencillos con una pequeña cantidad de ramas muy
antiguas, y las subramas eran comunes a muchas poblaciones.
Por todos estos motivos, el método tradicional de comparar poblacio-
nes de distintas regiones, midiendo incidencias de genes nucleares, era
una forma básicamente defectuosa de estudiar las migraciones antiguas.
Como para ilustrado, ya se había publicado en Nature, en 1986, un estu-
dio de James Wainscoat y sus colegas, basado en resultados obtenidos con
genes de un solo locus nuclear (es decir, no con genes Adán o Eva) y que
postulaba un modelo africanista. Fue un año antes de los hallazgos de
Rebecca Cann, divulgados por el artículo de Newsweek, y utilizaba mues-
tras de sujetos humanos de todo el mundo, incluso muestras que había
recogido yo en Nueva Guinea en 1984. En vez de comparar la incidencia
de muchos genes, Wainscoat construyó un sencillo árbol genealógico de
poblaciones a partir de un solo locus genético. El resultado se parecía mu-
cho a los hallazgos de Cann en el sentido de que señalaba un origen afri-
cano. Hubo también otros genetistas que pusieron objeciones de elevado
nivel técnico al análisis de los genes «Eva». Estas objeciones técnicas han
ido desapareciendo una tras otra.'
Gracias a los recientes análisis del otro sistema que no se mezcla, el
cromo soma Y, y al estudio de muchos otros marcadores genéricos," la
64 LOS SENDEROS DEL EDÉN
¿Dos RUTAS
PARASALIRDE ÁFRICA?
Los humanos tuvieron que salir de África al final, como todos sus
parientes primates, pero el momento y el camino, como siempre, los de-
cidieron los cambios climáticos. Había dos rutas posibles para salir de
África, una en el norte y otra en el sur, y el clima determinaba cuál era
practicable en un momento particular. La que estaba abierta orientaba a
su vez a los exploradores sobre adónde ir a continuación, hacia el norte o
hacia el este. Los primeros humanos modernos que salieron de África lo
hicieron hace más de 120.000 años por una puerta septentrional. Como
veremos después, esta primera expedición terminó en castástrofe. La se-
gunda obtuvo mejores resultados y cruzó Asia por el sur y hacia el este por
un camino recorrido ya por otros grupos. Europa se pasó por alto y no atra-
jo el interés hasta hace 50.000 años.
África es la cuna de todas las especies humanas que han vagado por
el planeta. Este vasto y aislado laboratorio natural moldeó a los humanos
durante interminables ciclos alternos de desertización y reverdecimien-
to. Ese mosaico excepcional de sabana y bosque que es el África sub-
sahariana está realmente separado del resto del mundo por dos series de
puertas y pasillos ambientales. En el curso de los dos últimos millones
de años, esos pasillos han funcionado como un gigantesco corral de ga-
nado cuyas dos puertas se abrían y cerraban alternativamente. Cuando
una puerta estaba abierta, la otra por lo general estaba cerrada. Una puer-
ta conducía al norte por el Sahara, hacia Oriente Próximo y Europa, y la
otra conducía al sur, al otro lado del mar Rojo, a Yemen, Omán y la In-
dia. Que estuviera abierta una puerta u otra dependía del ciclo glacial y
determinaba si los mamíferos, incluidos los humanos, que salían de Áfri-
ca iban hacia el norte y hacia Europa o hacia el este y hacia Asia."
En la actualidad, África está físicamente unida al continente euroasiá-
tico sólo por uno de aquellos pasillos, el septentrional, que llega a la penín-
sula del Sinaí. Desierto seco y normalmente implacable, la ruta potencial
por el Sahara y el Sinaí hacia el resto del mundo se abre únicamente,
como una puerta estelar de película de ciencia-ficción, cuando las alte-
raciones de la órbita terrestre y la inclinación del eje de rotación produ-
FUERA DE ÁFRICA 65
•• Pluvisilva
Bosque
Matorral
O Pradera
D Desierto
Ruta septentrional
nIJ Lago
FIGURA 1.2. La ruta septentrional para salir de África. En el mapa vemos la dis-
tribución de la flora africana durante una interglaciación como la que se produjo hace
125.000 y 7.000-8.000 años. En estas ocasiones la pradera cubrió el Sahara, permi-
tiendo que los habitantes del sur siguieran la caza hasta la franja norte y por aquí has-
ta Oriente Próximo. Para simplificar las cosas, se han identificado matorral y sabana,
al igual que el semi desierto y el desierto extremo.
Casi todos los autores admiten hoy que los primeros humanos mo-
dernos que salieron de África murieron en Oriente Próximo al reprodu-
cirse las condiciones de frío y sequía que volvieron a desertizar la región.
Bloqueados en el pasillo septentrional por el Sahara, no tuvieron forma
68 LOS SENDEROS DEL EDÉN
EL PROBLEMA AUSTRALIANO
Eva
mitocondrial
• África
~ Asia oriental
O Europa
Próximo
y Oriente
FIGURA 1.4. Una sola expansión desde África. Red simplificada de grupos de
ADNmt que muestra que un único clan africano entre trece da origen a todos los no
africanos. El grupo N (Nasreen) se amplía para distinguir sus ramificaciones en Eura-
sia occidental. M (Manju), en cambio, no tiene presencia aquí, pero está abundante-
mente representada en la India. (Para los detalles y antigüedad de las tres ramas, véa-
se el Apéndice 1.)
véase la figura) que procede del clan Europa de Eurasia occidental (y por
Eurasia occidental entendemos Europa más Oriente Medio). U6 tiene to-
dos los indicios de haber salido de Oriente Próximo y no de lo contrario.
Alrededor de la octava parte de las líneas genéticas maternas del norte
de África proceden de migraciones más recientes que salieron del Áfri-
ca subsahariana y más de la mitad son emigraciones europeas recientes
hacia el sur. Por último, el otro clan filial de la Eva extraafricana, el super-
grupo asiático M que se localiza en la India, falta por completo en Euro-
pa, en Oriente Próximo y en el norte de África. Esto significa que es muy
improbable que los asiáticos procedieran del norte de África, tal como
propone el esquema de Jonathan Kingdon."
Todo lo cual hace pensar que Europa y el norte de África fueron re-
ceptoras de antiguas migraciones procedentes de zonas más orientales.
76 LOS SENDEROS DEL EDÉN
6
V>
<1.l
7
.:
o 8
'ü
...
ro
<1.l
.: 9 .-
<1.l
O 10 ...
II
12
13··
14·
15 .
16
ttttttttttttttt
FIGURA 1.5. La deriva genética. En una población aislada de tamaño constante
(por ejemplo, 100-400), la variación natural del proceso reproductivo experimenta
una tendencia a reducir la diversidad: así, de muchas variedades de ADNmt se pasa
a unas cuantas líneas o una sola (destacada en negro). El rastreo ascendente desde la
decimosexta generación revela aquí que todas tienen la misma antepasada.
ambos progenitores revelan una vez más que sólo hubo una emigración
de África."
Otro tema que viene muy al caso es la predicción de fechas. Cuando
observamos la línea genética fundadora, la Eva extraafricana, vemos que
tiene una antigüedad de unos 83.000 años" (véase la figura 0.3). Esto no
coincide con los indicios arqueológicos y genéticos, que hablan de una
FUERA DE ÁFRICA 79
montes yemeníes que quedan por encima de Adén. El litoral arábigo me-
ridional sufre además el azote de los monzones. Es posible que los hu-
manos saliera de África por la ruta meridional por lo menos tres veces en
los dos últimos millones de años."
Cuando los humanos se adentraron por primera vez en Asia, hace dos
millones de años, las barreras desérticas que separaban Europa y Orien-
te Medio de Asia se cerraron. Saliendo de África por la puerta meridio-
nal, sólo podían llegar a la India siguiendo la costa, mientras que los que
tomaron la ruta norte sólo pudieron llegar a Oriente Próximo, el Cáucaso
y Europa.
Este complejo de corrales y obstáculos a la emigración hacia Asia
marca la pauta de la colonización humana del resto del mundo. Confor-
me aparecían en África nuevas versiones del género Horno, unas tribus
tomaron seguramente la ruta septentrional durante una interglaciación
cálida y otras tomaron la meridional durante una glaciación. Los prime-
ros humanos que tomaron la ruta norte durante una interglaciación, hace
alrededor de 1,8 millones de años, llegaron a Dmanisi, Georgia. Por su
aspecto estaban seguramente más cerca de Horno habilis, el primero y
más primitivo humano africano, que de su propio contemporáno, el erec-
tus de Asia oriental. Y dieron nombre a una especie nueva, Horno geor-
gicus, situable entre el primitivo erectus africano (Horno ergaster) y
Horno habilis. Esta colonización paralela a cargo de dos especies huma-
nas primitivas que han seguido rutas diferentes confirma la idea de que
las emigraciones de África anteriores al cierre de la ruta meridional tu-
vieron más que ver con las oportunidades geográficas que estaban al al-
cance de cualquier mamífero africano que con ningún comportamiento
especial de Horno erectus, como se pensaba hasta ahora."
Al parecer, los humanos de Dmanisi murieron hace mucho en el Cáu-
caso y en Oriente Próximo, cuando bajaron las temperaturas. Como he-
mos visto, la misma tragedia afectó a los humanos modernos dos millo-
nes de años más tarde, después de la interglaciación eemiana. Cuando se
secó Oriente Próximo, al cabo de unos miles de años, los humanos de
Dmanisi no pudieron escapar por el norte, por el sur ni por el este, y en
consecuencia sucumbieron. Podría considerarse un homenaje al siguien-
te grupo emigrante, el de Horno heidelbergensis, que sus descendientes
consiguieran mejores resultados en sus sucesivos intentos de colonizar
Europa, seguramente tres en los últimos 800.000 años. La última de es-
tas emigraciones septentrionales podría haber ocurrido durante una in-
terglaciación reciente, hace 250.000 años. Por entonces, el Horno origi-
82 LOS SENDEROS DEL EDÉN FUERA DE ÁFRICA 83
La ruta meridional
.. : : Desierto. polar :: o
•• Pluvisilva
Bosque
11 Matorral
[J Pradera
O Desierto
D Hielo
. .
..... . .. Ruta de los recolec-
tores de conchas
6-6- Montañas
n
\j
Lago
o • : Desierto:
FIGURA 1.6. La ruta para salir de África por el sur. Itinerario completo que si- mar aparecen tal como estaban hace 70.000 años. Adviértase hasta qué punto la ex-
guieron los recolectores de conchas por el mar Rojo y el litoral índico-pacífico hasta tensión del desierto impidió pasar a Eurasia septentrional en este período.
Australia y otros lugares como China, Japón y Nueva Guinea. La flora y el nivel del o
84 LOS SENDEROS DEL EDÉN
¿PIES FRÍOS?
nas que habían conseguido coexistir en este planeta durante largos pe-
ríodos sin exterminarse entre sí. Esta coexistencia pacífica probable-
mente se debió menos a una buena política de convivencia que al hecho
de que cada especie viviera aislada por lo general en continentes e islas
propios.
Cuando varias especies humanas han intentado compartir un conti-
nente, el resultado normal ha sido la rápida reducción de una especie.
Los restos fósiles de África revelan que el alba de los humanos modernos,
hace 130.000 años o más, coincidió con el rápido declive de los testi-
monios de nuestro pariente Homo helmei en el mismo lugar. Los últimos
vestigios tienen unos 130.000 años de antigüedad. No sabemos si el
atroz período de sequía de hace 140.000-190.000 años acabó con todos
los homínidos africanos menos con los humanos modernos o si fueron és-
tos quienes «limpiaron» África de ejemplares de Homo helmei, pero te-
nemos una buena teoría. Dicha teoría se basa en el reciente historial de
los genocidios intentados y logrados en Tasmania, Alemania, Ruanda y los
Ba1canes. La aniquilación de los tasmanios en el siglo XIX es el único
genocidio racial proyectado que ha conseguido destruir totalmente una
población, y se hizo en un tiempo relativamente breve, sin duda porque
los víctimas estaban atrapadas y no podían huir de la isla que acabó sien-
do su tumba. Así pues, según la historia reciente, estamos ya preparados
y dispuestos a exterminar a los vecinos de nuestra propia especie. Tene-
mos todas las razones del mundo para suponer que, en el curso de unos
miles de años, pudimos obtener el mismo resultado con toda una espe-
cie, a nivel continental. 32
Los primeros pasos en un continente desconocido son los más difíci-
les. La extraordinaria y victoriosa expansión prehistórica en la que los
antepasados de los polinesios, partiendo del sureste asiático, ocuparon
las islas de la región índico-pacífica nos da una idea de lo que es aden-
trarse en territorio desconocido. Aunque poseían una tecnología de pri-
mer orden en el campo de la navegación a vela, envidiada incluso por el
capitán Cook, siempre evitaban colonizar islas ya habitadas. Allí donde
la duración de sus largos viajes hacia el este les obligaba a desembarcar
como «invitados», por ejemplo en la vasta y ya habitada isla de Nueva Gui-
nea, sus colonias se fundaban literalmente en la playa y allí han seguido
hasta nuestros días, miles de años después." Que un pequeño ejército de
invasores cruce el mar y, gracias a su superioridad en tecnología militar, se
apodere con facilidad de un continente poblado es una hazaña que sólo
ha podido hacerse en los últimos quinientos años.
FUERA DE ÁFRICA 87
TIEMPO DE MUDANZA
han perdido todas las conchas antiguas menos las depositadas durante
los períodos en que el nivel del mar estaba alto, es decir, durante inter-
glaciaciones como la que se produjo hace 125.000 años.
Los neandertales barrieron playas en España y en Italia hace 60.000
años, de modo que es posible que llevaran consigo la práctica cuando
salieron de África. Hasta hace poco, sin embargo, el conchero africano
más antiguo estaba en Suráfrica, en la desembocadura del río Klasies,
y tenía una antigüedad de entre 100.000 y 115.000 años. En el año 2000,
sin embargo, se descubrieron indicios más antiguos ,en Abdur, en la cos-
ta de Eritrea, al norte mismo de la Puerta de la Catástrofe. Son de hace
125.000 años, del momento culminante de la interglaciación eemiana, y
en el mismo conchero se han encontrado restos troceados de mamíferos
grandes, lo que indica una dieta mixta. El utillaje, consistente en hojas
de obsidiana, salió muy probablemente de manos humanas modernas."
El gran interés que despierta este yacimiento pegado al mar Rojo es
doble: nos da el testimonio más antiguo del mundo de la actividad reco-
lectora de conchas y está muy cerca de la salida meridional de África.
Los dos aspectos juntos dan para un bonito modelo que podríamos llamar
«cabriolé playero a Australia». Y nos cuentan una convincente historia
de recolecto res de conchas que se multiplicaban hasta que su playa no
podía ya mantenerlos y entonces se iban a otra sin explotar, y luego a otra.
Con esta rápida progresión y una vez cruzado el mar Rojo, la vanguar-
dia se habría limitado a seguir comiendo por la costa del océano Índico
hasta llegar a Indonesia en menos de 10.000 años. Los bajos niveles del
mar de aquellos tiempos seguramente les permitieron pasar andando de
Adén al extremo de lava y saltar luego de isla en isla hasta llegar a Aus-
tralia, donde los concheros coinciden con los primeros rastros de pobla-
ción humana.
Estoy totalmente seguro de que este modelo de la primera coloniza-
ción de Australia es verdadero, pero tienen que encajar las dataciones, no
sólo las del registro arqueológico, sino también las del reloj molecular
del árbol genético de todas las demás expansiones euroasiáticas. Si ade-
más del modelo cabriolé proponemos una sola emigración africana para
colonizar Australia y el resto del mundo, ya podemos ponemos a hacer
cálculos sobre la cronología de la colonización de la India y del sureste
asiático, y del movimiento contemporáneo hacia Nueva Guinea. Estos
cálculos deberían ser la prueba de fuego de la teoría.
FUERA DE ÁFRICA 89
Surde Lejano
Europa y . PapuasiaJ
Arabia y Oriente y
Clima África Oriente India Nueva Australia
golfo sureste
Próx. Guinea
Pérsico asiático
Primera línea
Eva 190
140
Primer cráneo
se:: anatómica-
mente
O)
V> moderno
•...
O)
o. Primera
Q) emigración
"O 120 (fracasada) de
V> humanos
~
e:: modernos a
o; Oriente
V> Próximo
O
le::
o;
O)
"O
V>
~ 100
~
Oriente
Próximo
Salida de Áfric repoblado por
hacia Adén neandertales Llegada al SE
L1egadaa
80 Separación de asiático antes
Papuasia-Nueva
la línea Maniu del Toba
Guinea
Erupción
India cubierta Liegadaa Australia
del Toba
Separación de por cenizas Cráneo de
la línea Nasreen Liujiang Primer
testimonio
Separación de
arqueológico
la línea Rohani
60
Separación de
la línea El/ropa Segunda
) colonización
de Oriente
Próximo
y Europa
40
Fin de los
neandertales
20
Hoy
Principales etapas de la colonización del mundo
92 LOS SENDEROS DEL EDÉN
el contrario, las playas del golfo de Adén, al otro lado del estrecho, en Ye-
men, quedaban fuera de la Puerta de la Catástrofe y estaban bañadas por
las aguas profundas del océano Índico, que afloraban oxigenadas y ricas en
nutrientes. En otras palabras, en la costa meridional de la península Ará-
biga, las condiciones para recoger conchas eran seguramente excelentes."
Por lo tanto, cabe pensar que la reducción de los recursos alimen-
ticios de las costas occidentales del mar Rojo, las atractivas playas del
golfo de Adén y la posibilidad de encontrar refugio en las húmedas y frías
tierras interiores del Yemen fueron factores que estimularon a nuestros an-
tepasados a dar aquel paso memorable. La cuestión sigue siendo cuándo lo
dieron: ¿esperaron hasta que se agotaron los moluscos, hace 70.000 años,
o se trasladaron antes, cuando las cosas empezaron a tener mal cariz?
Una vez más, el plancton del mar Rojo puede damos una pista. Los ni-
veles de plancton no estaban determinados sólo por el nivel del mar en la
Puerta de la Catástrofe. Los cambios en los monzones del noreste son in-
dicio de grandes glaciaciones y afectan a la oxigenación y evaporación
de las aguas del mar Rojo. Hay una especie concreta de plancton, parti-
cularmente sensible a estos cambios, que empezó a desaparecer masiva-
mente hace 80.000 años." Tal vez fuera el acicate que puso a nuestros an-
tepasados en la ruta de los concheros.
Las perforaciones de la plataforma litoral de la península Arábiga
han encontrado indicios de otra gran catástrofe climatológica durante
este descenso del nivel del mar." Se trata de la erupción del volcán Toba
de Sumatra, hace 74.000 años. Famosa por ser la erupción más violen-
ta de los últimos dos millones de años, esta megaexplosión originó un
largo invierno nuclear y lanzó una inmensa nube de ceniza de 1-3 metros
de espesor que se extendió hacia el noroeste y cubrió la India, Pakistán
y la región del golfo Pérsico.
Si nuestros antepasados salieron de África hace 80.000 años, sus des-
cendientes dispusieron de 6.000 años para expandirse antes de la explo-
sión del Toba (véase la figura 1.7) y los recolectores de conchas dellito-
ral del océano Índico estuvieron debajo mismo del peor diluvio de ceniza
volcánica que conoce la historia de la humanidad. La erupción del Toba
es, por lo tanto, un importante punto de referencia para las dataciones,
porque la ceniza cubrió una zona muy amplia, se ha fechado con exactitud
y puede identificarse en todos los estratos intactos del suelo.
La arqueóloga malasia Zuraina Majid ha estudiado los restos de una
cultura humana moderna en un boscoso valle del estado de Perak, cerca
de Penang. Hay allí una ininterrumpida tradición paleolítica, llamada
FUERA DE ÁFRICA 93
cosas en este estadio, hablaré con más detalle de los tres hijos de Adán
en los capítulos 3-7.
El árbol genético nos dice con claridad algo extraordinario sobre los
europeos y los proximoorientales: que no proceden directamente de Áfri-
ca, sino de algún lugar de la India meridional. Su matriarca, Nasreen, fue
probablemente la más occidental de las dos hijas asiáticas que le na-
cieron a Eva en la ruta de la costa. Se diferencia de Manju en que sus des-
cendientes se encuentran entre no africanos de todo el mundo, de Eura-
sia, de Australia, de América. Este factor diferencial respecto del clan
Manju, que falta en Europa y en Oriente Próximo, significa que la divi-
sión de Nasreen en orientales y occidentales pudo haberse producido
cerca del punto por donde los recolectores de conchas entraron en la In-
dia. Según la datación genética, las descendientes asiáticas y australianas
de Nasreen son por lo menos tan antiguas como Manju." El punto de la
ruta donde es más probable que naciera Nasreen es el golfo Pérsico. En
aquellos tiempos de sequía no era un golfo, sino una serie de lagos de
agua dulce y poco profundos, alimentados por acuíferos y por las aguas
de los ríos Tigris y Éufrates. Allí, en el sur, Nasreen tuvo una hija, Ro-
hani, hace 60.000 años o más. Esta hermosa reserva del desierto debió de
durar miles de años, porque aunque está claro que los clanes occidenta-
les se originaron en el sur, los primeros rastros genéticos y arqueológicos
que señalan que las hijas de Nasreen y Rohani llegan a Europa ya Orien-
te Próximo son de hace 45.000-50.000 años.
Como de costumbre, hay una razón climatológica que explica por qué
las hijas de Nasreen colonizaron Europa tan tarde, y se ha encontrado
en las perforaciones practicadas en la plataforma sumergida de la penín-
sula indostánica, en el fondo del delta del Indo. Como ya dije, el paso
de Siria al océano Índico estaba cortado por el desierto durante las gla-
ciaciones. Sin embargo, hace casi exactamente 50.000 años se produjo un
breve pero intenso calentamiento y reverdecimiento en el sur de Asia,
con monzones menos violentos que en la actualidad. Esta mejora clima-
tológica se detecta en forma de estrato rico en carbono en el fondo del
delta del Indo.47 Puesto que el período cálido probablemente duró sólo
unos milenios, los geólogos no hablan de interglaciación, sino de interes-
tadio, pero su efecto en el aletargado Creciente Fértil de Irak fue el mismo.
96 LOS SENDEROS DEL EDÉN
FIGURA1.8. El pasillo del Creciente Fértil hacia Europa. Hace unos 50.000 años,
el tiempo se calentó y humedeció hasta el punto de formarse un pasillo verde (líneas
discontinuas) que cruzaba el desierto entre Asia meridional y Turquía. Era la prime-
ra vez, desde la interglaciación que tuvo lugar hace 75.000 años, que los humanos en-
traban en Oriente Próximo; y por aquí llegaron a Europa.
• Pluvisilva
Hielo
• Bosque
Matorral
o Pradera
Pradera y bosq ue
D despejado
O Desierto
O Hielo
66 Montañas "
e
tT'I
;;o
....
)
. Desierto: ..
\D
-..l
98 LOS SENDEROS DEL EDÉN
RESUMIENDO
AFRICANISMO y MULTIRREGIONALISMO
de que los neandertales hicieran eso. Los modernos trabajaban con ma-
terial no lítico, como el hueso, las conchas, el cuerno, y tallaban figuri-
llas, cosa inimaginable en ningún neandertal. Estos artículos recorrieron
cientos de kilómetros por Europa, dando testimonio de alguna clase de
comercio o intercambio. Al principio no se encontraron rastros de estas
actividades entre los neandertales. Y cómo iban a encontrarse, si los nean-
dertales ni siquiera utilizaban estos materiales. Esta cooperación a larga
distancia parecía corroborar otros datos que se han utilizado para aducir
que los modernos tenían redes sociales mayores y más complejas que los
neandertales. Éstos, por el contrario, se ha supuesto que vivían obstina-
damente en grupos pequeños, dado que carecían de medios intelectuales
para adaptarse a las circunstancias en transformación, aunque Clive Gam-
ble ha señalado que antes del Paleolítico Superior se transportaba piedra
rara de primera calidad, hasta distancias de 300 kilómetros, con objeto de
desbastarla, en múltiples zonas de Europa. 1 Los modernos construían ho-
gares y enterraban a sus muertos, rasgos que no eran propios de la cultura
neandertal. Por último, cuando nos fijamos en los testimonios más abun-
dantes y duraderos del pasado, las herramientas líticas, vemos una clara
y conveniente diferencia entre los neandertales y los modernos. Éstos fa-
bricaban hojas, lascas desgajadas de un núcleo lítico que eran dos veces
más largas que anchas.
Los Cro-Magnon, los primeros europeos modernos, por todas estas
razones parecían ser los que «cantaban y bailaban» cuando se compara-
ban con los obtusos, salvajes y tercos neandertales, ¿y cuál era la causa?
La respuesta canónica ha sido siempre que éramos biológicamente su-
periores. La reconocida superioridad física de los neandertales, con unos
huesos grandes que contrastaban con nuestro delgado esqueleto, com-
pletaba el cuadro que contraponía fuerza bruta e inteligencia. Los distin-
tos grados de diferencia cultural entre los dos grupos se han utilizado
además para alegar que los europeos modernos habían llegado a la ma-
durez biológica de la sensibilidad, pero hay poca lógica en esta argu-
mentación.
¿Qué más podía decirse de nuestros primos? Entre las diferencias
que pusieron al hombre por encima del animal figuran el pensamiento
abstracto y simbólico y, naturalmente, el lenguaje. ¿Podía demostrarse
que los neandertales eran seres «que no hablaban», es decir, «tontos»?
Que tuvieran en la tráquea un «hueso del habla» (el hioides) muy parecido
al hioides de los modernos no ha puesto fin a estas especulaciones. Hay
incluso una opinión muy extendida que dice que todas las habilidades re-
102 LOS SENDEROS DEL EDÉN
LA PREGUNTA DE YALI
¿Qué tiene que ver todo esto con el origen humano y los primeros
europeos modernos? Bueno, todavía hay prehistoriadores que cometen
el error cotidiano de juzgar el potencial humano por las herramientas, los
productos y el «desarrollo cultural». Se equivocan cuando comparan a
106 LOS SENDEROS DEL EDÉN
Hago hincapié en que era de esperar que los primeros humanos mo-
dernos que salieron de África hace más de 100.000 años poseyeran bási-
camente la tecnología del Paleolítico Medio porque no hay indicios de la
presencia contemporánea de una tradición más moderna en el norte y el
este de África. Las herramientas de 125.000 años de antigüedad encon-
tradas en el conchero próximo a la desembocadura del mar Rojo -que
fue, en mi opinión, el verdadero escenario del éxodo humano moderno-
eran del Paleolítico Medio, aunque no se halló ningún resto humano que
pudiera identificar a los fabricantes.
Lo mismo podría decirse de las herramientas de sus antepasados in-
mediatos, que emigraron a Asia. En la India aparecieron las primeras
herramientas del Paleolítico Medio hace unos 150.000 años, pero están
claramente relacionadas con la última interglaciación cálida, de hace
125.000 años. Estas dataciones podrían significar dos cosas: o que Horno
helmei llevó allí este utillaje o que los humanos modernos llegaron a la
India antes de lo que se ha venido creyendo. En cualquier caso, el único
resto óseo que da fe de la presencia de humanos en la India hace entre
100.000 y 200.000 años, el cráneo del Narmada, definitivamente no es
moderno y, por lo tanto, sugiere la primera posibilidad.'
Los testimonios seguros más antiguos que se conocen de la presencia
de humanos modernos en el sureste asiático, los de la cueva de Niah, en
Borneo, son un cráneo moderno de 50.000 años de antigüedad y una in-
dustria de lascas del Paleolítico Medio que se considera típica del soa-
niense o Paleolítico Medio indio." Puesto que las pruebas genéticas nos
dicen que todos los humanos modernos no africanos proceden de una sola
emigración, lo dicho corrobora el principio general de que los primeros
humanos modernos que salieron de África todavía fabricaban utillaje del
Paleolítico Medio (es decir, igual que el de los neandertales) cuando cru-
zaron el mar Rojo. Lo curioso del sureste asiático -y que nos advierte
una vez más contra la valoración excesiva de la tecnología- es que, des-
contando aquel solitario testimonio de la industria de lascas del Paleo-
lítico Medio en la cueva de Niah y otros casos, la mayor parte del regis-
tro paleolítico de la zona refleja un retroceso. Después, los asiáticos del
sureste en general dejaron de utilizar núcleos preparados durante mucho
tiempo. En otras palabras, podría decirse que volvieron a una tecnología
lítica más antigua.
¿CUÁNDO NOS VOLVIMOS MODERNOS? 109
Por lo tanto, hace más de 50.000 años los humanos modernos estaban
en el mismo estadio que los neandertales en lo que se refiere al uso de
instrumentallítico; éste es un apecto de la tesis. ¿Y qué hay del período
que transcurrió hace entre 40.000 y 28.000 años, que fue cuando los nean-
dertales entraron en contacto con los modernos? Podríamos poner a prueba
las hipótesis contrapuestas de los cerebros mejores y los cerebros iguales
fijándonos en lo que ocurrió cuando los dos grupos se relacionaron. Si se
trataba simplemente de que a los neandertales, que tenían un gran volumen
encefálico y estaban evolutivamente emparentados con los modernos, se
les había pasado por alto una buena idea, lo lógico sería asimilar la inno-
I~$~I c--.
o
c:
;¡:.,
z
~
"
O
Z
O
o:
<
O
Industrias del núcleo preparado (Paleolítico ~
Medio, Edad de Piedra Media): se preparan los
núcleos antes de extraer las lascas, que luego se ---- ~ §::
O
retocan (/)
Industrias de la hoja (Paleolítico Superior): se
extraen lascas largas y delgadas que luego se ~ ~
retocan para fabricar multitud de instrumentos O
"'"
tTl
1$& ~ ~,ij
Industrias microlíticas: se extraen
lascas y hojas muy pequeñas que
luego se retocan y se utilizan en
herramientas compuestas
Z
O
(/)
• ...;¡
••....
••....
••....
112 LOS SENDEROS DEL EDÉN
HOGARES y TUMBAS
LAS PRUEBAS
daron." Es posible que los dos principales progresos prácticos del Pa-
leolítico Superior, la diversidad de instrumental y la economización de la
materia prima, coincidieran en el uso de la hoja.
El dúo antropoarqueológico formado por las norteamericanas Sally
McBrearty y Alison Brooks ha llevado mucho más allá la tesis de las fa-
cultades de los antiguos africanos de la Edad de Piedra Media. En un tra-
bajo titulado «The revolution that wasn't»?' analizan en profundidad el
origen del comportamiento humano moderno, y ponen en duda la orto-
doxia de la «revolución humana» de 40.000-50.000 años de antigüedad.
En el mismo sentido que Foley y Lahr, que ven en las tecnologías del
Modo 3 (el Paleolítico Medio) los rasgos definidores del comportamien-
to humano moderno, pero utilizando un método distinto, McBrearty y
Brooks enfocan la evolución del comportamiento cultural moderno des-
de el punto de vista de la Edad de Piedra Media africana. Ésta, a grandes
rasgos, fue contemporánea del Paleolítico Medio europeo hasta llegar a
la Edad de Piedra Tardía africana, con un largo e irregular período de cam-
bios que comenzó hace menos de 70.000 años. Las dos ven en la Edad de
Piedra Media africana, que apareció con Horno helmei hace 250.000-
300.000 años, una secuencia evolutiva cultural más dinámica e inventiva
que la del Paleolítico Medio europeo, ya que adelanta algunos compor-
tamientos que son más característicos del Paleolítico Superior europeo.
Según cuentan estas investigadoras, los humanos de África acabaron acu-
mulando, en el curso de centenares de años, mediante la invención, un
conjunto material y cultural de técnicas de especialización creciente. Si
observamos el registro africano, vemos que sólo unos pocos progresos
técnicos y sociales podrían relacionarse con puntos de referencia bioló-
gicos cuando los humanos modernos reemplazaron a Horno helmei. Po-
drían atribuirse muchos más a la simple evolución cultural, que tiene su
propio ritmo de aceleración.
Complejo nubio
PINTORES AFRICANOS
ORNAMENTOS AFRICANOS
U --- Imágenes
Cuentas
@
a~G Microlitos
A Minería
~
~' ~
Instrumentos
Pesca
óseos
O Captura de marisco
OO~ Puntas
@ Piedras de moler
Hojas
IDW@
50 100 150 200 250
PESCADORES AFRICANOS
arrecife de los efectos erosionantes de otra elevación del nivel del mar,
que se produjo hace 5.500 años.
Al día siguiente recorrimos el acantilado hasta llegar a la llanura de
los cauces secos y vimos a unos amables afar que daban de beber a sus
animales. Para no destruir el pozo, sacaban el agua en cubos y la vertían
en grandes hoyos en forma de plato que abrieron en la arena. Mientras
las vacas, las cabras y las ovejas hacían cola para beber por turnos en los
improvisados abrevaderos, los pastores cantaron una canción dedicada
al agua.
Inmediatamente por encima de esta escena de tiempos antiguos, Sei-
fe Berhe me enseñó las conchas de 125.000 años de antigüedad, restos
de banquetes de ostras que parecían haberse celebrado la víspera. So-
bresaliendo con claridad, aunque firmemente enterrada entre las conchas
fosilizadas, había una lasca de obsidiana. Por su forma, se notaba que la
habían tallado, pero tuvieron que trasladarla allí, porque la fuente de ob-
sidiana más próxima está a 20 km. Las conchas, los huesos de animales
descuartizados, la lasca y otros objetos de obsidiana reflejaban la dieta
mixta que comían los humanos que vivieron junto a aquel arrecife en
tiempos remotos.
Había bloques de coral en proceso de separarse del precipicio y gra-
cias a ellos pudimos subir y mirar de cerca. Entre los escombros corali-
nos que poblaban la arena que rodeaba estos grandes bloques había mul-
titud de hojuelas de obsidiana, de 10-14 mm de longitud, algunas muy
pulidas y afiladas. Habría podido afeitarme con ellas. Recordaba que el
artículo de Nature que daba cuenta de aquel importante yacimiento ar-
queológico hablaba de hojas de obsidiana, pero yo veía microlitos. Lo
desconcertante era que hace 125.000 años era demasiado pronto para que
estuvieran allí aquellos pequeños instrumentos, a no ser que los hubieran
llevado al arrecife con posterioridad. El hecho de que estuvieran aisla-
dos, sin revelar ninguna conexión clara con las conchas, apoyaba esta
posibilidad. Los microlitos aparecieron en el registro arqueológico afri-
cano hace sólo 80.000 años. Estaban por toda la arena que quedaba por
encima del precipicio, de modo que tal vez hubiera sido así. Es intere-
sante señalar que los microlitos extraafricanos más antiguos se han en-
contrado al este del mar Rojo, en Sri Lanka."
Entre los elementos clave del paquete conductual «humano moder-
no» encontramos en último lugar el intercambio a larga distancia, es de-
cir, el comercio o traslado de objetos importantes, por ejemplo herra-
mientas y obsidiana en bruto, a distancias de hasta 300 km. De nuevo
¿CUÁNDO NOS VOLVIMOS MODERNOS? 133
Los AURIÑACIENSES
r
O
Vl
Vl
lTl
Z
tJ
lTl
13
tr:
llOro
o
m
1'>
....
\(ar?r.:; •••.• r-
rn
tJ
1Tl,
Z
• Yacimientos auriñacienses con
más de 37.000 años
O Auriñaciense de Oriente Próximo
X Otros yacimientos
b. Montañas
Mesolítico
Paleolítico Paleolítico Paleolítico
Primer Paleolítico Superior Superior Superior Neolítico
,
Sup~rior Anti,guo Medio Tardío
, , ,
U5 (Europa) , , </l
••••• , (1)
, ,,
1:_._•..
HV , _ 5,7% ~
,
,, 5,4% ~
U4--- H-16304
T
H_, :
,,
,
,
,
::
1,7% ~
3,0% g.
37,7%~
3,9%
(1)
:e
'«i'
2,2% .:::
T2
: J_
K •••••
:
,
TI ' ¡
:
,
:
,
4,6%
2,9% ,g
6,1% 'é
2,2% g.
:g
o
•....
A-.
60 50 40 30 20 10 O
Miles de años antes del presente
Erupción del
- Toba
N asiático N asreen (L3)
-70
R asiático Rohani (L3)
-60
Europa S
pre-JT t:
U2 U5 U6 1;l
Colonización <U
J~ - 50 de Eurasia 'el.
-<
pre-
occidental O)
HV "O
I en
NI
,....L., S
- 40 o:
Nla Nlb
~ ~
s
'"eno
'ó U2e lO:
~ -c :g X
H V El '"
<U
J2
~ .sG U7
- 30
El
gravettiense
"O
en
:;: ,< ..!!
~ ¡
W
en Europa
¡ U4 ~
i Colonización
UJ - 20
K i de América
,i
~
I -10
I
i
!
i - Hoy
Eurasia occidental
t
América
FIGURA 3,3, El árbol del ADNmt de Eurasia occidental. Como puede verse,
Manju no aparece y, aunque Nasreen y Rohani se remontan a 65,000-70,000 años
atrás, la expansión de las líneas por Eurasia occidental sólo se produce en los últimos
55,000 años, en consonancia con el movimiento hacia el noroeste desde Asia meri-
dional. Los vínculos con la India (nota 10), África del norte (nota 9) y América (ca-
pítulo 7, nota 47), con trazo débil. Datación basada en análisis de secuencias completas
de ADNmt (capítulo 1" nota 22),
F r
O
CIl
CIl
lTl
Z
CI
lTl
;O
O
CIl
CI
rn
r
lTl
CI
1Tl,
Z
FIGURA 3.4. Rutas propuestas para la difusión de las líneas genéticas de Europa.
La línea gris corresponde al Primer Paleolítico Superior, que se concentra alrededor
del Mediterráneo (véase la figura 3.1); la línea negra corresponde al «Paleolítico Su-
perior Antiguo», que es posterior, entró por Europa oriental y se localiza sobre todo en
el norte y el oeste europeos (notas 3, 5, 8, 14-19 Y 28-37). Las líneas de cromoso-
ma Y aparecen en cursiva; son de datación menos segura que el ADNmt (nota 29).
144 LOSSENDEROS
DELEDÉN
LASTRESPRIMERAS
HIJASDEEUROPATENÍAN50.000 AÑOS
U5, la quinta hija genética del clan Europa, tuvo seis hermanas en to-
tal, pero sólo dos tenían una antigüedad parecida a la suya. Eran U6 y
U2i, pero ninguna era característica de los europeos. Ya nos hemos cru-
zado con U6 en el norte de África. Identificadora excepcional de berebe-
res, tiene la misma antigüedad que U5, 50.000 años, lo que sugiere que
mientras U5 avanzaba hacia el noroeste de Turquía y entraba en Europa,
U6 se dirigió al oeste por la costa meridional del Mediterráneo y llegó al
norte de África. Incluso tenemos probables testimonios físicos de la lle-
gada de aquellos exploradores de Oriente Próximo. En el yacimiento cos-
tero de Haua Fteah, en Libia, se han encontrado herramientas del Paleo-
lítico Superior Antiguo que sin duda se remontan a 40.000 años atrás y
que posiblemente reflejan esta primera invasión."
La tercera de las tres hijas gen éticas del clan Europa con 50.000 años
de antigüedad nació al parecer a muchísimos kilómetros de los berebe-
res de Libia, en algún lugar con costas al océano Índico. Responsable del
9,5 por 100 de todas las líneas maternas de la India y del 78 por. lOa de
todas las líneas indias de Europa, U2 maduró claramente en aquella
zona, donde tiene una antigüedad de 53.000 años. U2 no está presente ni
DOS CLASES DE EUROPEOS 145
HISTORIA DE ADÁN
Así pues, tenemos la versión que dice que la historia del clan feme-
nino Europa comenzó en algún lugar de Asia meridional hace más de
50.000 años. Sin embargo, la ausencia absoluta en Europa y Oriente Pró-
ximo del clan Manju, dominante en la India, sugiere que Europa pudo ha-
ber nacido más bien al oeste de la India, en la base del Creciente Fértil,
cerca de la antigua ciudad de Ur, en el golfo Pérsico. Pero, lógicamente,
donde hay madres, hay padres. En el capítulo 1 he descrito por encima la
solitaria línea del Adán extraafricano y sus tres hijos, Caín, Abel y Set,
que salió de África por la ruta meridional y pobló el mundo. Los tres hijos
genéticos proceden de aquella emigración única." ¿Tienen los tres hijos del
Adán extraafricano una historia parecida a la de las dos hijas de la Eva
extraafricana en este viaje concreto que partió de Asia meridional? Pues
bien, la tienen, y la historia geográfica de los descendientes de al menos
una línea Y, Set, es más explícita aún que en el caso de Europa, aunque
resulta difícil de fechar. (En el caso de otra línea, el tipo Abel o YAP, la ex-
plicación resolvería uno de los grandes enigmas de la prehistoria genética
masculina; véase el capítulo 4.) Como en la historia de las hijas de Euro-
pa, tenemos que remontamos desde las ramitas secundarias hasta las ra-
mas principales para saber en qué dirección se movían los varones.
Los descendientes de Set, hijo del Adán extraafricano (véase la figu-
ra 3.5) son los más numerosos del mundo, y no digamos fuera de África.
Uno de sus cinco hijos domina Oriente Medio, junto con el tipo original
de Set, y es responsable de la cuarta parte o de la mitad de los varones de
la zona comprendida entre Irán y el Mediterráneo. Según una reciente
reclasificación acordada por la comunidad científica, este hijo se cono-
ce por la letra J, pero yo lo llamaré Jahangir, para que refleje su presun-
to origen surasiático. En Eurasia occidental y meridional sigue la distri-
Adán extraafricano
F
YAP Abel Set
Jahangir 1 G Krishna
N Polo
E
Ruslán MI?
Europa oriental O O 1 2 O 3 O 3
Litoral mediterráneo 2 2 O 1 l O 1 2
Turquía y Oriente
Próximo 2 3 0-2 O O O O O
e Jahangir
o Otras líneas
Ruta del Primer
Paleolítico Superior
()
o
148 LOS SENDEROS DEL EDÉN
bución del clan Europa. La costa nororiental del Mediterráneo tiene los
porcentajes más altos de esta línea genética en Europa. La línea Jahangir
alcanza incidencias elevadas en la franja fenicio-israelí (30-60 por 100).
La incidencia europea más alta está en Anatolia, con el 40 por 100, segui-
da por los Balcanes e Italia, con el 20-30 por 100. Jahangir se encuentra
por toda Europa, pero estas elevadas incidencias están concentradas en la
cuenca mediterránea. También hay elevadas incidencias en países nor-
teafricanos, como Argelia, con el 41 por 100.14
Esta distribución mediterránea refleja la difusión de U5 y U6 hace
50.000 años; así pues, resulta una tentación buscar el origen de Jahangir
más al sureste. El camino del Creciente Fértil por el Kurdistán aumenta
de temperatura conforme avanzamos hacia el sureste. El varón Jahangir,
normalmente por encima del 35 por 100 en todo Irán, llega a inciden-
cias del 55 por 100 al sur del mar Caspio y al 59 por 100 en los Montes
Zagros, que quedan más al sur. Jahangir se encuentra igualmente aún
más al sur, en Pakistán y la India, y en Asia central y en Siberia, pero
con incidencias menores. 15
Es evidente que sólo con las incidencias no podemos saber dónde está
la patria de origen de un clan, pero la diversidad de las líneas genéticas
puede ayudamos. El genetista Lluís Quintana-Murci y sus colaboradores
argumentan que la cuna del clan Jahangir está en los Montes Zagros, al
sur del Kurdistán, o lo que es igual, la antigua tierra de Elam, situada en
la orilla nororiental del golfo Pérsico. No les faltan motivos, porque la
región de los Montes Zagros tiene la mayor diversidad de tipos Jahangir
de todo el mundo. Como ya he dicho, no hay acuerdo sobre la medición y
métodos de datación con el cromosoma Y y casi todos tienden a rebajar
las fechas; pero un método da a Jahangir una antigüedad de 37.000 años
en Europa, de 55.000 en Irán y de 62.000 en la India. Estas dataciones se-
rían compatibles con la historia genética materna, pero como sucede tam-
bién con otras líneas Y, otros métodos dan estimaciones más tardías. 16
Hemos visto que las historias arqueológica, climática y genética de la
llegada de los humanos modernos a Oriente Próximo y por aquí a Europa
y el norte de África pueden trazarse juntas desde hace unos 50.000 años.
El origen surasiático de los europeos contradice la opinión tradicional
de que hubo un camino norteafricano que llegó a Europa bordeando el
Mediterráneo oriental y que cuenta con pocos indicios de este carácter
triple.
En cambio, podemos rastrear fechas y lugares desde el golfo Pérsico
y por las laderas de los Montes Zagros hasta el Creciente Fértil. Un lar-
DOS CLASES DE EUROPEOS 149
en Kostenki, remontando el río Don, al norte del Cáucaso por más señas."
Los llamados spitsynienses fabricaban útiles de pedernal que se impor-
taba desde distancias de 150 a 300 km. Kostenki se hizo célebre después
porque hace entre 24.000 y 33.000 años floreció allí una cultura extraor-
dinaria y compleja, basada en el mamut, pero no hay ningún indicio de
ella entre los primeros spitsynienses.
Algunos expertos en arqueología europea preglacial creen que la pre-
historia paleolítica de Europa estuvo jalonada por una serie de fases tem-
pranas de ocupación creciente que coincidieron con mejoras climáticas.
La primera, la del Primer Paleolítico Superior, que se produjo hace
33.000-45.000 años, se caracterizó por la difusión de la primera tecno-
logía auriñaciense, de la que ya hemos hablado. La segunda fase, la del
Paleolítico Superior Antiguo, que se produjo hace 24.000-33.000 años,
señala el inicio de las altas cimas culturales del Paleolítico Superior. Hay
un grupo de culturas que se emancipan en esta fase, hace unos 30.000 años,
y que se conocen con el nombre de «complejo tecnológico gravettiense»,
aunque las variaciones locales acaban confundiendo. El gravettiense re-
presenta realmente la tercera fase de ocupación masiva y la introducción
de una nueva cultura en Europa, pero Clive Gamble, experto en el Paleo-
lítico, señala que el importante umbral cultural de esta segunda era euro-
pea se formó hace unos 33.000 años en la Europa nororiental, por ejem-
plo en Kostenki, a orillas del Don, y no con el gravettiense, localizado
mucho más al suroeste, hace 30.000 años."
Las principales innovaciones culturales del gravettiense fueron la
extracción de materiales de gran calidad en bruto, un arte rupestre de
gran calidad, entierros complejos, un amplio utillaje óseo, el uso del hue-
so --concretamente de mamut- para construir casas y la cacería espe-
cializada del mamut. En resumen, las culturas del Paleolítico Superior
Antiguo no sólo revelan un progreso acelerado en el arte figurativo
europeo, el uso de materiales exóticos y la práctica del enterramiento,
sino que podrían haber representado además la llegada de poblaciones de
Europa oriental, portadoras de las semillas de estas prácticas culturales.
Las culturas de las poblaciones no se quedaron en Europa oriental; algu-
nas de sus expresiones artísticas más elevadas se han encontrado en el
sur de Francia y el norte de España."
¿Podemos compaginar la señal genética HV de la expansión de los hu-
manos modernos en Europa septentrional y occidental con el advenimien-
to del Paleolítico Superior Antiguo, hace alrededor de 33.000 años? La
breve respuesta es que sí; hay una clara señal genética femenina en la fe-
DOS CLASES DE EUROPEOS 153
cha correspondiente, hay una ruta evidente que debió de tomar y hay un
homólogo masculino. El clan HV podría representar pues el primer avan-
ce de los humanos modernos por el norte de Europa a través de Trans-
caucasia.
¿Adónde fue después? Probablemente a todas partes. Como hemos
visto, HV es el clan más común en Europa, pero sus descendientes son
más comunes aún en la Europa del norte y del suroeste que en la cuen-
ca mediterránea. Mucho después tuvo una hija, el clan europeo V, apro-
ximadamente en la región de los Pirineos, pero ciertos estudios recientes
ponen de manifiesto la existencia de un protomodelo V de más antigüe-
dad en Transcaucasia, el norte de los Ba1canes, el sur de España y Ma-
rruecos, que sugiere un temprano avance desde Ucrania hacia Occiden-
te, a través de toda Europa (véase la figura 3.4).26
ASIÁTICOS EN EUROPA
El cromo soma Y, por ser mucho mayor, debería contener más secre-
tos de nuestro pasado que el ADN mitocondrial, ese diminuto vestigio de
nuestro remoto invasor microbiano. Pero los genetistas no han hecho
más que empezar a desentrañarlos y aún tienen que cogerle el tranquillo
al reloj gen ético de Adán. Las fechas de las ramas varían mucho según
las establezca un equipo investigador u otro y por lo general son entre
dos y cinco veces más recientes que las que da el árbol de ADNmt. Di-
cho de otro modo, hay un buen rastro Y, pero los investigadores suelen
rebajar su antigüedad. Por suerte, el concienzudo análisis de líneas fun-
dadoras y la datación con ADNmt que han llevado a cabo Martin Ri-
chards y sus colegas, y otros como Toomas Kivisild, ha aportado un mar-
co de referencia con rutas genéticamente datadas con las que empalmar
el rastro de Y. Por el momento podemos servimos del árbol Y para mirar
más de cerca las rutas geográficas de expansión."
Peter Underhill, genetista de Stanford, consiguió construir a finales
del año 2000 un árbol mundial con 150 marcadores Y; esta extraordina-
ria hazaña fue complementada por Omella Semino y otros colegas del
equipo de Underhill, que llevaron a cabo una revisión más detallada de
Europa." Dicha revisión puso de manifiesto, con más claridad que la his-
toria del ADNmt, que Europa se colonizó siguiendo varias rutas.
Ya hemos visto que, al igual que las hijas de Europa, Jahangir, nieto
de la línea fundadora extraasiática a través de Set, pudo haberse ex-
pandido subiendo desde el golfo Pérsico por el Creciente Fértil, entran-
do por primera vez en Turquía y en Europa por el sur. ¿Vemos más líneas
DOS CLASES DE EUROPEOS 155
Extendido por todo el Viejo Mundo, desde Inglaterra hasta Asia cen-
tral y meridional, por Siberia y más allá, incluso por Australia y Nortea-
mérica, el clan Ruslán se ha movido mucho y su modelo original, según
un estudio, es el modelo Y más común del mundo. Sin embargo, el padre
genético de Ruslán, P, que llamaré Polo por la familia de exploradores de
la Ruta de la Seda, se encuentra sólo en la India, Pakistán, Asia central y
Norteamérica. El estudio de la distribución geográfica y la variedad de
ramas y tallos genéticos sugiere una vez más que Ruslán, junto con su
hijo MI7, apareció muy pronto en Asia meridional, en algún lugar cer-
cano a la India, y se desperdigó no sólo hacia Australia por el sureste,
sino también por el norte, hacia Asia central, antes de bifurcarse y des-
DOS CLASES DE EUROPEOS 157
plazarse una parte hacia Europa y otra hacia Asia oriental (véanse los ca-
pítulos 5 y 6).36
A diferencia de su hijo M17, Ruslán no acecha en el umbral de Europa
oriental. En realidad es mucho más común en occidente, alcanzando el
86 por 100 en el País Vasco y porcentajes igual de elevados en las islas
Británicas. Esta distribución continuista de padre e hijo sugiere que el
primero pudo haber llegado a Europa mucho antes. Como veremos en
el capítulo 6, la explicación podría ser el período glacial. Baste decir
aquí que, aunque Ml7 pudo ser hasta cierto punto un recién llegado, su
padre Ruslán es probablemente la línea masculina marcadora más segu-
ra para el rastreo de la entrada inicial por el este del Paleolítico Superior
Antiguo en Europa occidental hace unos 33.000 años. Este equipo pater-
nofilial es el responsable del 50 por 100 de las líneas masculinas presen-
tes hoy en Europa."
Este viaje por el tiempo gen ético y humano nos hace concebir dos
conclusiones extraordinarias: primera, que la patria genética de los
europeos estaba localizada en la región Pakistán/golfo Pérsico hace más
de 50.000 años; y segunda, que los antepasados de los europeos si-
guieron dos rutas muy separadas para llegar al final al mismo frío pero
rico vergel. La ruta más antigua fue el Creciente Fértil, que se abrió hace
51.000 años y formó un pasillo desde el golfo Pérsico que permitió subir
por Turquía hasta Bulgaria y Europa del sur. En principio coincide con el
avance de la cultura auriñaciense por Europa. El segundo camino tem-
prano desde Asia meridional hasta Europa pudo haber remontado el Indo
hasta Cachemira y Asia central, donde hace 40.000 años o más empeza-
ron a cazarse animales del tamaño de los mamutes. Es posible que algu-
nos cazadores, en posesión de habilidades técnicas complejas, se despla-
zaran hacia el oeste, cruzaran los Urales, entraran en la Rusia europea y
de aquí pasaran a Chequia y Alemania. Un enfoque más conservador po-
dría sugerir que la ruta más antigua que siguieron los humanos para en-
trar en Rusia no pasó por Asia central, sino por Transcaucasia.
Capítulo 4
PRIMEROS PASOS EN ASIA,
PRIMER SALTO A AUSTRALIA
En el capítulo 1 hemos visto los alegatos en pro de una sola línea ge-
nética extraafricana, L3, cuyas líneas filiales, Manju y Nasreen, poblaron
el resto del mundo. Esta solitaria línea genética es fundamental para la
tesis de la emigración única por el sur. Como hemos visto en el capítulo 3,
el hecho excepcional de que los europeos desciendan únicamente del
clan Nasreen sitúa el origen de su rama en una temprana colonia del ea-
. mino de salida de África, probablemente cerca del golfo Pérsico. La ausen-
cia de Manju y de Nasreen en África del norte y Oriente Próximo y su
abundante presencia en la India excluyen la ruta septentrional hacia Euro-
pa y confirman la ruta meridional por la desembocadura del mar Rojo .
. Ahora repasaremos más detalladamente los testimonios genéticos y de
otra índole en favor de la colonización inicial de Asia del sur y de todo el
litoral del océano Índico. El cromosoma Y entra ahora en nuestra histo-
ria con más cuerpo, junto con algunos marcadores genéticos distintos de
los genes Adán y Eva. Asia meridional comprende todos los países que
se encuentran en aquel itinerario recolectar de conchas que siguió el li-
toral septentrional del océano Índico.
Puede que haya habido más debates académicos sobre qué humanos
llegaron primero a Australia y sobre cuándo llegaron que sobre ninguna
otra incógnita planteada por la arqueología de la región. La pregunta
cuáles, una llamada a filas para los multirregionalistas y sus reiterativos
argumentos sobre diferencias regionales de formas craneanas deriva-
das de humanos anteriores (véase el capítulo 1), va perdiendo pertinen-
cia ante las crecientes pruebas genéticas de que todos los australianos y
neoguineanos modernos pertenecen al clan Nasreen o al clan Manju.' En
otras palabras, no son casos especiales, no son de un tipo humano primi-
PRIMEROS PASOS EN ASIA, PRIMER SALTO A AUSTRALIA 163
FIGURA 4.1. Salto hacia Australia. Mapa del sureste asiático (Tierra de la Son-
da) y de Australia/Nueva Guinea (Tierra de Sahul) tal como eran hace 70.000 años, con
el nivel del mar 80 m por debajo del actual. La recolección de conchas se practicaba
a pie enjuto hasta Bali; pero para llegar a Sahul había dos rutas posibles y las dos exi-
gían ir de isla en isla. Era más fácil ir por el sur hasta Timor; para ir más allá se de-
pendía de las oscilaciones del nivel del mar.
o 17
'6 9
o
.":;o
§2
m
:;o
QLD O
en
Mindanao AM ¡ ,. .
~
en
¡ Willandra O
en
¡ Lakes
: Jt tTl
!...•...NGS Z
l)
<>
·····v···-, ;J>
en
:;
.":;o
§2
.
.•·0.~"
-',:Jio~~'
<JO¡OI.~.
~es tTl
:;o
\ en
;J>
Sulawesi C;
O
;J>
;J>
NUEVA BRETAÑA e
en
>-J
:;o
;J>
Wajak r
A Yacimientos mencionados en el texto
:;
••• Ruta de los recolecrores de conchas
Para ir más allá con esta pregunta sobre la diversidad tenemos que
descartar los marcadores genéticos de ADNmt y cromosoma Y. Por lo
que se refiere a éstos, sólo una canica original africana de cada línea pro-
genitora sobrevivió en último término para procrear el resto del mundo.
Como ya he dicho, así podemos aducir que hubo solamente una emigra-
ción (véase el capítulo 1). En una línea no hay ninguna diversidad. Y si
queremos comparar la diversidad genética primitiva con la del resto del
mundo, necesitamos tipos de marcador genético que resistieran el efecto
fundador y la deriva genética con más variedad y más población que una
sola línea por unidad. Así que tenemos que revisar el resto de nuestra com-
posición genética, el que reside en el núcleo de las células y no está vin-
culado en exclusiva a uno u otro sexo.
El símil de las canicas estaba muy simplificado para que se enten-
diera mejor. Cuando analizamos la pequeñísima parte del ADN que sir-
176 LOS SENDEROS DEL EDÉN
ve realmente para algo, vemos que de cada gen hay entre una y doce ver-
siones ligeramente distintas. Estas versiones pueden incluirse en términos
generales en un árbol genealógico. La base de cada árbol genético y sus ra-
mas inferiores suelen revelar un predominio africano, pero las últimas
ramas y en ocasiones también las anteriores se encuentran, con frecuen-
cias diversas, fuera de África. Además, podemos fijamos en las partes no
funcionales del ADN que poco a poco adquieren también paquetes adi-
cionales de información insignificante que pueden servir a los genetistas
de correo basura identificador. Estos paquetes añadidos pueden acumu-
larse hasta el punto de llegar a representar ellO por 100 de todo el ADN.
La ausencia de paquetes adicionales específicos en los individuos signi-
fica por lo general que han conservado el tipo ancestral o africano."
Cuando queremos saber qué poblaciones han conservado más heren-
cia africana original, nos remitimos a Australia y a Nueva Guinea. Estas
dos grandes masas tectónicas forman juntas la inmensa, distante y par-
cialmente sumergida plataforma continental de Sahul y han conservado
más tipos genéticos africanos originales que el resto del mundo no afri-
cano." En la actualidad, sin embargo, los neoguineanos y los australianos
no se parecen (véase la lámina 11) y, a juzgar por las apariencias, los úni-
cos habitantes de la región que se parecen a los africanos modernos son
los melanesios, que tienen la piel muy oscura y el pelo muy rizado. Aun
así, los neoguineanos de las montañas, que se tienen por los melanesios
«menos diluidos» de las primeras poblaciones pleistocénicas, tienen ras-
gos mucho más grandes (huesos grandes con arcos superciliares fuertes;
véase el capítulo 5) que los africanos de nuestros días. Lo cual exige que
nos preguntemos por el aspecto que tenían los africanos hace aproxima-
damente 80.000 años, en el momento de la emigración de los moder-
nos. Es casi seguro que no tenian exactamente la constitución delgada
(de huesos pequeños) de los bantúes, los nilóticos, los pigmeos o los !kung
de nuestros días. Los cráneos fósiles de Qafzeh y Skhul, que tienen una
antigüedad de entre 90.000 y 120.000 años, son mucho más robustos que
los de la población africana moderna, lo cual sugiere que los africanos
pueden haber cambiado en este aspecto más que los montañeses de
Nueva Guinea. Puesto que he vivido algunos años en Nueva Guinea y
en África, creo que puedo decir que la cabeza reconstruida de nuestro
documental, y que se basó en un cráneo de Qafzeh, no llamaría hoy la
atención en Nueva Guinea, pero sería más difícil de colar en África
(véase la lámina 12).
PRIMEROS PASOS EN ASIA, PRIMER SALTO A AUSTRALIA 177
FIGURA 4.2. Árbol del ADNmt de los recolectores de conchas. Muestra las ra-
mas de ADNmt encontradas en el litoral índico-pacífico y Oceanía. En todas puede
verse que la difusión genética va de Asia meridional a Japón y al Pacífico suroc-
cidental. Las líneas horizontales indican regiones; las flechas verticales, la represen-
tación local específica; los nombres con asterisco (*) señalan supuestas poblaciones
supervivientes de aquel viaje.
PRIMEROS PASOS EN ASIA, PRIMER SALTO A AUSTRALIA 179
<=
<l)
--------------- i.g +--------
0,"'"~ Península Malaca'/Nueva Guinea'
r------------L ~~ ~
.s +-------- Península Malaca'/Nicobar'/Andamán'
z'"
i u,
¡z
Ir' &:! _
~
&
~
>-
~
¡;:;
¡;¡------ :El +_------- Semang*/Senoi*
~I
H----------
.;j"g;
"]-----
~-------------r +_------- Irakllndia'/Pakistán/Koya'
:sL ~.BlI +-------- lrak/Hadrarnaut" (S del Yemen)
z--------------- ~< +-------- Yemen'
]'M _
+_------- Australia'
J
N
cc
~:~ +_------- Semang*
~I j +--------
• China meridional
~ +-------- Bomeo*/Filipinas'
r-.
~r
ti ti
e,
Andamán'IChenchu'/Koya'
::E +-------- Koya*IChenchu'
:.: ~'~I •
~< IraklPakistánllndia*/Hadramaut* (S. del Yemen)
180 LOS SENDEROS DEL EDÉN
Manju, que falta casi por completo en Eurasia occidental, nos da mu-
chos motivos para sospechar que nació en la India. Allí es donde alcan-
za su máxima diversidad y antigüedad. En ningún otro lugar tiene tanta
variedad ni tan elevada proporción de tipos originales y ramas primarias
exclusivas. M2, la hija más antigua entre las muchas que tuvo en la India,
se remonta a hace 73.000 años. Aunque no está muy clara la fecha de la
expansión de M2, podría reflejar una recuperación demográfica local
tras la extinción causada por la erupción del Toba, hace 74.000 años. M2
tiene una gran representación entre los chenchu, tribus australoides de
cazadores-recoletores que habitan en Andhra Pradesh y tienen sus pro-
pias y exclusivas variantes de M2 y antepasados comunes con tipos de
M2 encontrados en el resto de la India. En términos generales hay mo-
tivos de peso para localizar la cuna de Manju en la India y no hacia el
oeste o en África."
El espectro tipológico de Nasreen en la India no es el mismo que el
del oeste. Aunque hay tipos de su nieta Europa en el 13 por 100 de los
indios estudiados, se deben casi por entero a dos subramas de Europa,
U7 y U2i (la versión india del clan U2), y a una dispersión de otros cla-
nes de Europa también localizados en el oeste; prácticamente no hay
tipos originales Nasreen. Este resultado sugiere que, aunque U7 y U2i
son clanes muy antiguos de Asia meridional, llegaron por el oeste en el
momento de la primera migración hacia Europa desde Asia meridional,
hace 50.000 años, es decir, mucho después del abandono de África. Tam-
poco hay testimonios que sitúen la cuna de Nasreen en la India, aunque
hay allí un disperso enjambre de hijas de primera generación que tienen
homólogas en Eurasia occidental. 38
La verdadera sorpresa entre las representantes del clan Nasreen en la
India es su hija Rohani. Como se recordará, Rohani es la hija más fecun-
da de Nasreen, ya que engendró a casi todos los occidentales, incluyendo
a Europa, y sin mencionar a las dos hijas del Lejano Oriente con familias
amplísimas (véase la figura 4.2). Rohani, en la India, hace que la fecun-
PRIMEROS PASOS EN ASIA, PRIMER SALTO A AUSTRALIA 183
o •
O
Manju
o •
Nasreen
Líneas africanas
~ íIII M/N Lugar de origen propuesto
'!111' para Manju y Nasreen
o
\)
'i·G~,;:,' / .
(.:, .....
tinguió fuera de África y no dejó más que tres hijos, Caín, Abel y Set, las
tres líneas masculinas que abarcan todas las poblaciones no africanas
(véase el capítulo 3).41
Una de estas tres ramas iniciales, C (o RPS4Y), que he llamado Caín
por el primogénito de Adán, es una línea totalmente no africana y se en-
cuentra, con porcentajes generalmente bajos, en el sur y el este de Asia,
en Oceanía y en América. Caín está presente con un porcentaje más o
menos uniforme del 5 por 100 en toda la India, sin descontar a los pro-
toaustraloides chenchu. La línea de Set, F (o M89), es casi totalmente no
africana; la excepción es la serie de tipos originales que, al igual que una
rama de la línea materna Manju (MI), volvió al norte de África, en con-
creto a Marruecos. La rama Set es con diferencia la más frecuente de
las tres y se encuentra en todo el mundo extraafricano (véase la figura 4.5),
con porcentajes elevados en Australia y Nueva Guinea, lo que indica cla-
ramente que se unió a los otros dos hijos genéticos del Adán extraafricano
en aquella épica emigración de los recolectores de conchas. Es respon-
sable del 95-98 por 100 de las líneas masculinas indias, cuyas ramas pre-
sentan profundas escisiones.f
Entre las ramas de Set más frecuentes en la India hay tres que apenas
se encuentran en el resto del mundo (exceptuando Asia central, que que-
da inmediatamente al norte), lo cual refleja la pauta del florecimiento lo-
cal de las líneas maternas indias. Dos son derivaciones del grupo K, o
Krishna, el hijo más prolífico de Set (véase la figura 4.4), mientras que la
tercera es una rama de Set de la mejor calidad que se ha encontrado en el
norte, en puntos vecinos de Asia central, y también, dato significativo, en
Camboya, es decir, más al este. Los tres tipos tienen una destacada pre-
sencia en las poblaciones tribal es del sur de la India, sobre todo entre los
australoides chenchu. La cuarta parte de la población koya tiene además
un tipo Set original que no es frecuente. Este tipo está mayoritariamente
concentrado en la península indostánica y en zonas vecinas de Asia cen-
tral, lo que afianza la idea de que la India fue la primera escala impor-
tante de Set en la ruta meridional."
Según otro enfoque de la emigración africana, basado en datos del
cromosoma Y, los recolectores de conchas del principio sólo tenían Caín
y Abel; Set apareció mucho después, fue directamente a Asia central por
el norte de África y Oriente Próximo y pasó a la India y al sureste asiá-
tico. Como creo que se ve con claridad en este capítulo y en otros pasa-
jes del presente libro, no estoy de acuerdo con esta hipótesis y sostengo por
una serie de razones -como la estrecha coincidencia geográfica y ge-
186 LOS SENDEROS DEL EDÉN
~ =-~-f:j-oo-~r= L*
Ñ-;e-Ll
•... Tamil Nadu'/Bengala
•... J Chenchu'fTamilNadu"
Occ*
IAndamán'/Bengala Occ.'
o fl--------G2 •... Malaisios
•... J Chenchu'fTamil Nadu'
~-$I-&l-
-_-_-_-_-_-_-_-:_-_-_-_-_-:-= :: 1Koya'/Bengala Occ. '/Camboya'
•... Koya'
0"1
:H
•... J Koya'/Cingaleses'/China meridional
1Australia'/Sureste As. '/Oceanía'
gl-~--------J' •... Bengala Occ'
CI I1 .... Japón
~:::
rb<---------- C3a •... Bengala Occ.vlndochinavlapon
,,--.1.. C3' ~ 1,1 •... Chenchuvlndonesia Or'/lndochina'
---------------------i~:c~----:::-~l--------::-~~~~,:::---
:o_-f~:g-C;-$-~ D2a .~ •... Andamán'fTalland,.'/Guam'
O ....- D' e> •... Yun-nan'fTíbetlJapón/~ureste As'
r"{8~=.
•... Pakistán'
nética de las líneas fundadoras- que una sola ruta por el sur explica me-
jor los hallazgos. Por lo que se refiere a Set en Asia central, el tipo de
cromo soma y indio más frecuente contiene la solución al problema de si
las numerosas líneas Y compartidas por Asia central y la India surgieron
de aquí o de allí. Este tipo es M17, del que he dicho en el capítulo 3 que
era uno de los principales actores europeos que llegó procedente de Asia
central. M17 tiene una incidencia general en la India del 27 por 100, aun-
que en el Panjab llega al 47 por 100. Alcanza su diversidad máxima en
Irán, .la India y Pakistán, lugares donde es mucho mayor que en Asia cen-
tral y en Europa. Esto indica que su tierra natal podría ser Asia meri-
dional. Lo decisivo sería encontrar a la vez porcentajes altos y mucha di-
versidad de M17 entre las poblaciones tribales de la India meridional, sin
excluir a los australoides chenchu y yadhava. Si M17 hubiera sido un in-
truso y no un elemento en estas poblaciones tribales, su diversidad de-
bería ser escasa."
LA POLÉMICA
SOBREYAP: ¿AFRICANO
O ASIÁTICO?
o Ket y seIkup
(j
Even, eVenki,~
oroqen
~Altáj f o
~KaZakOS
r: Mongolia
.......'"::.
FIGURA 4.5. Proporción de los tres fundadores masculinos, Abel, Caín y Set, en
los grupos étnicos de Eurasia. Set es predominante, aunque las cotas próximas al 100
por 100 que alcanza en la India probablemente sean fruto de la erupción del Toba. La
pronunciada deriva hacia Set se da asimismo en Asia noroccidental. Los elevados ín-
dices de Caín en Asia nororiental y Australia y de Abel en el Tíbet, las Andamán y Ja-
pón podrían deberse a la deriva. Esto último es compatible con la extinción local casi
absoluta que se produjo a raíz de la erupción del Toba y de la que sólo se recuperó Set
en la costa oriental.
190 LOS SENDEROS DEL EDÉN
Todos tendemos a ver diferencias. Una pregunta que repiten los ni-
ños desde muy pequeños es: «Mamá, ¿por qué esa persona tiene ese as-
pecto?». Y ésa es la cuestión: ¿por qué las personas de diferentes partes
del mundo se diferencian tanto? ¿Por qué los niños y los adultos se in-
teresan tanto por estas cosas? Para muchas personas, el tema de la dife-
rencia física está relacionado con el racismo, esa obscena y destructiva
forma del comportamiento grupal humano. Pero cerrando los ojos no lle-
garemos a ninguna parte. Las diferencias no desaparecerán. Una inves-
tigación sin prejuicios debería servimos para comprender «por qué esa
persona tiene ese aspecto» y por qué las diferencias en el aspecto físico son
un tema tan delicado.
Un argumento frecuente, presentado en el capítulo anterior, es que
cuando se dividieron los diversos grupos diseminados ya por el inmenso
continente asiático, pusieron distancia por medio y «evolucionaron» ais-
lados unos de otros. Al igual que para defender la unidad de la dispersión
original, hay razones genéticas para apoyar esta idea del aislamiento y el
cambio, pero el apoyo arqueológico y fósil de los pormenores de la his-
toria no está tan claro. La verdad es que hay muy pocos testimonios /
arqueológicos, y no hablemos de testimonios fósiles, que nos indiquen
dónde y cuándo estuvieron los antepasados de los grupos asiáticos mo-
dernos durante la mayor parte de los últimos 70.000 años, así que, hasta
cierto punto, toda respuesta será especulativa. Sin embargo, incluso con
las dudas de que haya testimonios fósiles, la datación de los yacimientos
arqueológicos, el conocimiento del clima prehistórico y los testimonios
de los marcadores genéticos nos permiten reconstruir las rutas que si-
guieron los primeros asiáticos. Los exploradores entraron en el gigantes-
196 LOS SENDEROS DEL EDÉN
/' Mongoloides
meridionales
Asiáticos del sureste (menos los negritos), polinesios,
micronesios
comienzos del siglo xx. Lo sé porque tuve que hacer una investigación
sobre el raquitismo cuando trabajaba en el departamento de patología del
Royal London Hospital. El raquitismo, u osteomalacia infantil, volvió
con menos fuerza a Gran Bretaña en la segunda mitad del siglo xx pero
afectó a niños de familias procedentes de la penínula indostánica. Entre
otras cosas se debió al color de su piel, que por ser más oscura impedía
absorber parte de la ya escasa luz solar que recibe esié pais.
Hay por lo menos dos f!ler¡a~ €lvolHtivasseleccionadoras que fun-
cionan de manera concertada para graduar el color de la piel de acuerdo
con la latitud. Los cambios epidérmicos y capilares inducidos por el sol
tardan muchas generaciones en producirse. Por los testimonios genéti-
cos que tenemos, parece que los africanos han sufrido siempre una tre-
t/ menda presión selectiva para seguir siendo de piel oscura. Fuera de Áfri-
ca, sin embargo, vemos fluctuaciones en el color de la piel y el cabello
conforme bajamos desde la península escandinava hacia Italia y desde
Siberia hacia el sureste asiático. Los grupos no africanos de piel más os-
//
(/ cura todavía tienden a vivir en países tropicales y soleados. Está claro,
pues, que si para que cambie el color de la piel han de pasar muchas
generaciones, a veces encontraremos individuos cuyos antepasados re-
cientes se fueron a vivir a países soleados y todavía tienen la piel clara
LAS PRIMERAS DIVISIONES ASIÁTICAS 199
CAMBIOS FACIALES
FIGURA 5.2. Distribución inicial del color de la piel en el Viejo Mundo. Des-
contando las excepciones evidentes como Australia, los grupos de piel más oscura
tienden todavía a vivir en países soleados y tropicales.
¿Podemos saber qué aspecto tenían los primeros emigrantes que salie-
ron de África? La verdad es que no. La hipótesis más razonable y medi-
tada, que eran de piel oscura y.pelo rizado, se basa en el aspecto de los
africanos modernos," aunque es muy poco probable que los africanos de
hace 80.000-100.000 años fueran exactamente igual que los actuales. Sin
embargo, tenemos algunas pistas.
Hay unos cuantos cráneos de «humanos anatómicamente modernos»
de hace unos l-OO.OOO años que se han conservado fosilizados e intactos.
Uno que se suele considerar característico de aquel período procede del pri-
migenio y frustrado éxodo hacia Oriente Próximo. Se denomina Skhul 5,
202 LOS SENDEROS DEL EDÉN
-
rasgos mongoloides se han encontrado mucho más al oeste, en el yaci-
miento de Afontova Gora II, a orillas del río Yeniséi, en Siberia meridio-
nal, al oeste del lago Baikal, y datan de hace 21.000 años. Como se trata
de un hallazgo aislado de significado discutible y no hay otros cráneos
preglaciales en Siberia meridional para establecer una secuencia, lo úni-
co que podemos inferir de este magro registro fósil sin relación con otros
testimonios es que China no tiene por qué haber sido el origen de las mo-
dificaciones que condujeron a los rasgos mongoloides."
40°
Cráneo de Liujiang
Plataforma de la Sonda
Micronesia / Polinesia
Islas (sondadoncia)
Andamán y Mongoloides
Nicobar meridionales
(sondadoncia)
Tipos dentales
Iil Sinodoncia
fIl Sondadoncia m Plataforma de la Sonda
África occidental
o- Australia
·..- ?'...
•• oo ••••••
•.•.•. Temuan (tiempos O
tn
·· .
'" ••••• recientes)
MALAYOS r
INDÍGENAS rn
'" Semang / Siberia O
O-
-O
-, ........ ." meridional tTl'
Z
África del norte
/1. Los primeros asiáticos (que además fueron los antepasados de los
europeos) se parecían a los africanos de aquellos tiempos y segura-
mente tenían una dentadura idéntica.
2. Aquellos primeros surasiáticos, robustos e indiferenciados, partieron
hace 80.000 años de la costa de Arabia meridional y se diseminaron
por la costa surasiática a través de la India, hasta el sureste asiático y
también hasta Nueva Guinea, al final del arco del Pacífico surocci-
dental. Los descendientes actuales que se encuentran en aquella ruta
conservan rasgos dentarios primitivos. /
3. Estos tipos indiferenciados pasaron de Indochina a China, por la cor-
nisa occidental del Pacífico, hace entre 35.000 y 70.000 años. ~
4. Un complejo de formas dentarias llamado sondadoncia apareció en
algún momento anterior a la última glaciación entre las poblaciones
«premongoloides» que vivían en el sureste asiático. Estos nuevos ti-
pos dentales, ya modificados, se difundieron más tarde por la costa
pacífica hasta Japón (los prehistóricos jomon y los modernos ainu)
y hacia la Polinesia (véase la figura 5.3). /'
5. Otro complejo dental, la~oncia, es sin duda mucho más recien-
te y deriva.de.la sondadoncia. No parece que la evolución de la son-
dadoncia a la sinodoncia se produjera en el sureste asiático ni, por la
costa pacífica, entre los jomon y los ainu de Japón; pero el grado de
sinodoncia aumenta conforme subimos al norte, entre las modernas
poblaciones mongoloides del interior de Asia oriental, y alcanza su
punto máximo en el continente americano. Parece pues que la sino-
doncia se gestó entre los sondadóncicos del sur. Por falta de fósiles,
no se ha detectado sinodoncia en el sur de China ni en Japón en fe-
chas anteriores a hace 10.000 años.
6. El cráneo mongoloide se caracteriza por tener huesos delgados y de-
licados, un aplanamiento facial acentuado y la reducción de la lon-
gitud. Se ha encontrado achatamiento nasa] en un cráneo de poco an-
tes del último máximo glacial en los alrededores del lago Baikal. El
aplanamiento facial sigue siendo muy acentuado en aquella región.
7. Al igual que en el caso de la sinodoncia, no se han detectado rasgos
mongoloides en los fósiles chinos anteriores al último máximo gla-
cial. En fechas más recientes se difundieron con amplitud por el nor-
te y el este de Asia, y son típicos de los sinodóncicos -es decir, de
los mongoloides septentrionales- y de la mayoría de los america-
nos nativos.
/por un lado evolución adaptativa como respuesta al frío y por el otro sim-
ple aislamiento y deriva genética. (Hay cierto parentesco entre los dos
mecanismos modificadores que se han propuesto, ya que las teorías adap-
tativas se refieren en concreto a una fría zona norte de adaptación.)
La división geográfica norte-sur se ha afirmado con más fuerza gra-
cias a los testimonios físicos (y genéticos), antiguos y recientes, que dicen
que los mongoloides septentrionales y los meridionales pueden diferen-
ciarse. Ciertos estudios de curvas de crecimiento infantil en China, por
ejemplo, han revelado que los niños de Hong Kong (sur), aunque bien
alimentados, son más pequeños que los de Pekín (norte). El que estos ni-
ños de Hong Kong no sean del mismo tamaño que los de Pekín, incluso
después de generaciones de prosperidad económica, sugiere que entre
norte y sur hay una diferencia genética sistemática.'?
------
Mamut era en realidad una vasta y alta pradera cuyo núcleo estaba al
'
LAS PRIMERAS DIVISIONES ASIÁTICAS 213
norte del paralelo 35, al norte del Himalaya y de la meseta tibetana. Todo
aquel hábitat frío y complejo, llamado bioma paleártico por los biólogos,
desapareció hace 10.000 años por un efecto paradójico del calentamien-
to planetario, que acabó para siempre con un amplio caudal de flora y fau-
na de todos los tamaños. 18
Según Guthrie, el núcleo meridional de la estepa estaba ocupado por
humanos modernos primitivos diseminados por Sinkiang, en Mongolia,
(
y por la región siberiana del lago Baikal. En esas zonas hay vastos de-
siertosacjualmente. En su momento de máxima extensión, la e~ del
Mamut llegaba desde la costa atlántica de Europa hasta Hokkaidó, en el ¿j-
Pacífico. Era la pradera más grande de la historia del mundo y en ella po-
dían vivir manadas casi infinitas de grandes herbívoros. Algunos viven
todavía en territorios muy reducidos y en cantidades por lo general muy
pequeñas: el caballqsalvaje, el ~o, el almizclero, l~ saiga; porque los
grandes, el mamut lanudo, el bisonte estepario y el rinoceronte lanudo,
se extinguieron.
Salta a la vista que la estepa del Mamut tuvo que ser el paraíso para
los cazadores capaces de soportar el frío intenso y los vientos secos. Gu-
thrie supone que las poblaciones paleolíticas que cazaban animales este-
parias tendían a vivir en la franja meridional del paralelo 40, que era más
cálida y contenía bosques aislados donde refugiarse (véase la figura 5.3).
Es seguro que las personas que vivían en tales condiciones necesitaban
prendas de abrigo. Guthrie y otros han sugerido que hubo una serie de
adaptaciones físicas que ayudaron a los mongoloides a vencer la hosti-
lidad del entorno. Dichas adaptaciones son: el epicanto o doble.párpado
superior, para reducir las pérdidas de calor por los ojos; más grasa sub-
cutánea alrededor de los ojos, en las mejillas y en las mandíbulas; un~e-
ducción d~ariz para impedir.su congelación; mayor esfericidad de la
cabeza para eliminar ángulos y las consiguientes pérdidas de calor; tron-
co más corto y robusto, con extremidades más cortas; una distribución
más equitativa de la grasa, lo cual, con los cambios en las extremidades,
reduce en total en un 10 por 100 la proporción entre superficie y volu-
men; piel clara como la de los europeos para favorecer la adecuada pro- ----
ducción de vitamina D, que impide el raquitismo; y una mejor circulación
sanguínea en las extremidades para impedir la congelación.
Aunque la teoría es atractiva en términos generales, personalmente creo
que la lista de Guthrie es demasiado ambiciosa y desde luego no me con-
vence en absoluto lo que aduce para explicar la nariz pequeña. En Euro-
pa, tanto los modernos como los neandertales parece que seleccionaron
214 LOS SENDEROS DEL EDÉN
/ ber sido más valoradas a causa de su aspecto: esto cae más en el campo
de la selección sexual y la hipótesis de la deriva, y, una vez más, aunque en
el norte hubiera habido una acentuación de la deriva o de la selección, los
rasgos latentes pudieron haber salido en última instancia del sur.
Yo diría que en la evolución de los mongoloides intervinieron los dos
mecanismos. Los rasgos mongoloides meridionales pudieron haber apa-
recido a consecuencia de la selección sexual y/o de la deriva. Algunas
poblaciones subieron tiempo después a Asia central y allí seguramente
prosiguió el «desarrollo del tema» en respuesta a las presiones evolutivas
que Dale Guthrie describe tan gráficamente. En cierto modo, pues, hubo
dos plataformas patrias en el desarrollo de los rasgos mongoloides. Esta
teoría de salón carece de base científica, porque los genetistas saben muy
poco todavía de los genes que regulan el crecimiento y la forma corpo-
ral, y menos aún de la localización de las diferencias importantes dentro
de nuestra propia especie. En cambio, el rastreo genético podría ayudamos
con la dirección de la emigración.
FIGURA 5.5. Cuatro rutas paleolíticas para entrar en Asia central. El Himalaya,
sus estribaciones y los desiertos han dificultado siempre el acceso a Asia central. En
este mapa se muestran las posibles rutas de entrada, sobre todo por los grandes ríos; es-
tas rutas se tienen en cuenta en los mapas de este capítulo y el siguiente. También se
muestran las primeras colonias humanas.
220 LOS SENDEROS DEL EDÉN
Hemos visto ya que hay cuatro rutas posibles para llegar a Asia cen-
tral: tres desde la costa índico-pacífica (oeste, sur y este) y otra desde Ru-
sia (noroeste). Una vez en Asia central, había tres rutas paralelas por sen-
dos cursos de agua que los exploradores pudieron seguir para pasar del
oeste al este de Asia: dos meridionales, por Sinkiang y Mongolia, y otra
septentrional por Siberia meridional. La ruta norte sólo habría sido acce-
sible durante los períodos más templados del Paleolítico (hace 30.000-
50.000 años), es decir, durante los interestadios (véase el capítulo 3).
kal, también del Paleolítico Superior. Hay otros yacimientos, con unos
30.000-35.000 años de antigüedad, en Varvarina Gora y Tobalga, en la
orilla oriental del lago Baikal, y en Malaia Syia, mucho más al norte, cer-
ca del río Yeniséi. Esto significa que la transición al Paleolítico Superior
fue por lo menos tan temprana en Siberia meridional como en Europa."
El arqueólogo belga Marcel Otte ha sugerido hace poco que el centro
t
de origen de la tecnología del Paleolítico Superior podría estar en el tra-
mo norte de los Montes Zagros (Irán e Irak), desde donde se difundió por
el noroeste, hacia Oriente Próximo y Europa, y por el noreste, hacia Asia
central y el Altái ruso, seguramente por la ruta que siguió Marco Polo y
que se ha descrito más arriba, o pasando antes por el Cáucaso."
/ tales. Las cuevas del Altái ruso, sobre todo Kara-Bom, revelan además
una tradición mesopaleolítica debajo de estratos del Paleolítico Superior
auriñaciense y que se remontan a hace 62.000-72.000 años. Es difícil
atribuir estos estratos inferiores a los modernos o a humanos arcaicos
(como los neandertales), porque podrían ser de ambos y no hay fósiles a
mano para identificar a sus responsables. Ningún resto de neandertal se
ha encontrado nunca en una zona tan ~tentrional como el Altái ruso,
aunque sí al suroeste, en Teshik Tasly(Uzbekistán). Una cuestión clave
es saber si los estratos del Paleolítico Medio reflejan una evolución au-
tóctona hacia la tecnología posterior o si el Paleolítico Superior aparece
bruscamente. Parece más exacto lo segundo, por lo menos en lo que se
refiere a la tecnología auriñaciense. Por lo tanto, sigue en pie la posi-
bilidad de que el Paleolítico Medio, que tiene 60.000-70.000 años de an-
tigüedad en la cueva de Kara- Bom, indique una ocupación anterior del
Altái por los humanos modernos."
El segundo motivo para ser cautos es que hasta hace poco apenas se
había estudiado la cronología del registro paleolítico de Sinkiang, el Tíbet
y Mongolia. No se debía a que no hubiera restos paleolíticos, sino, en-
tre otras cosas, porque había muchos que no podían datarse. Un recien-
/ te informe de campo sugiere la presencia en Mongolia de una tradición
mesopaleolítica de unos 60.000 años de antigüedad. Otro informe su-
giere que en el Tíbet hubo dos tradiciones (microlíticas) del Paleolítico
Superior, independientes entre sí, una en el norte y otra en el sur, rela-
cionadas con poblaciones y tradiciones líticas del norte y el sur de Chi-
na, respectivamente. La datación era difícil porque muchos hallazgos
se habían hecho en la superficie (los hallazgos de superficie carecen de
contexto y estratificación, que son esenciales en la datación arqueo-
lógica)."
Así pues, hay testimonios arqueológicos clarísimos que permiten su-
poner que hubo una tecnología del Paleolítico Superior que se difundió
como en Europa pero más al norte, por el sur de Siberia, y que partió del
Altái ruso hace 43.000 años. Sin embargo, hubo humanos que ocuparon
Asia central y el núcleo meridional de la estepa del Mamut en fecha an-
/ terior, aunque no hay todavía testimonios fósiles claros que concreten
su identidad. Como veremos, el testimonio genético de Asia septentrio-
nal apoya los 40.000 años de antigüedad atribuidos a la llegada de los
humanos modernos al noroeste de Asia. El Paleolítico Superior de Asia
1; septentrional asimiló con el tiempo la rica cultura gravettiense (centrada
en la caza del mamut) de Europa central y oriental, como puede verse en
LAS PRIMERAS DIVISIONES ASIÁTICAS 223
LA GENÉTICA