Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
EL HISPANISMO EN EL
DISCURSO OFICIAL Y LAS MANIFESTACIONES SIMBOLICAS
(1919-1930)
el país andino y que tanto influyó en otros como la Argentina o México. Esto hizo
que el Perú estuviera al margen de corrientes "heterodoxas" progresistas, mientras
fue potenciada por el regimen franquista, a través de diversas instituciones, la
formación en centros peninsulares de académicos y profesionales en general que se
convirtieron en protavoces y reivindicadores de la conquista y colonización como
momento fundacional de la historia peruana (DELGADO, 1988; MANRIQUE,
1993: 22-23).
I- EL MARCO DE REFERENCIA
Para enmarcar el tema, hay que hacer una alusión a la representación diplomática.
No hay en Iberoamérica ninguna embajada española hasta 1917, en que se eleva a
este rango la legación de Buenos Aires. En 1923, además de esa embajada, había en
aquellas repúblicas diez legaciones, una de ellas en el Perú. Durante el Oncenio, al
frente de la legación española está un Ministro Plenipotenciario de segunda clase,
Jaime de Ojeda y Brooke, de vinculación familiar con el Perú y que había
desempeñado cagos en Tanger, la Santa Sede, el Ministerio de Estado y la
El Perú y España durante el oncenio... Ascensión Martínez Riaza. -5-
Secretaría del Rey. Su gestión en Lima contó con el beneplácito del Ministerio de
Estado, ya que fue un entusiasta difusor de la doctrina oficial del regimen
(MARTINEZ DE VELASCO, 1981: 186-189).
Tras el "98" voces españolas advirtieron de la limitación que suponía para España
quedar reducida a su dimensión europea y diseñaron programas de reformas que
tratarán de promocionar la identidad común de la colectividad hispanoamericana. El
regeneracionismo, del que Rafael Altamira es máximo exponente, reivindicó esa
memoria colectiva y la reconquista del pasado común (MAINER, 1977). La
Primera Guerra Mundial y sus secuelas marcan un paso adelante en que, para
combatir en parte los efectos de la marginalidad que suponía la neutralidad
española, se potencian los contactos político-diplomáticos con los paises
iberoamericanos. A pesar de todo, y a modo de balance, puede concluirse que hasta
la década de 1920 se había avanzado poco en la adopción de medidas concretas que
favorecieran los vínculos entre España y aquellas repúblicas (RAMA, 1982).
Hay que recordar que, a pesar del alejamiento impuesto tras la consecución de la
independencia política, nunca dejo de existir en el Perú un grupo de intelectuales
(entendido el concepto en sentido amplio, de personas con una cierta capacidad de
transmisión de valores y posibilidad de hacerlo a través de canales como el sistema
educativo o publicaciones, en definitiva con influencia sobre la opinión pública),
que se manifestó a favor de mantener los vínculos con España basados en la lengua,
religión y cultura comunes y en una historia compartida durante tres siglos.
Como se ha venido reiterando, del análisis del discurso oficial se deriva que el
hispanismo va a ser modelo ideológico utilizado por el leguiismo para tratar de
situarse en la historia, lo que no deja de sorprender teniendo en cuenta que Leguía
trata de liquidar las bases del la República Aristocrática y que se vuelve a Estados
Unidos para impulsar el sistema económico intensificándose la participación de
capital, empresas y técnicos norteamericanos en el país.
Durante el Oncenio coinciden una serie de situaciones que dan pie a las instancias
oficiales y a portavoces autorizados para hacer manifestaciones de declarado
hispanismo. Los discursos insisten en la importancia de la lengua, la religión y la
historia comunes que han contribuido a la conformación de una comunidad
7 Para una aproximación más detenida ver Ascensión MARTINEZ RIAZA "Las
buenas relaciones de dos regimenes autoritarios. El Perú y España durante el
Oncenio (1919-1930)". Congreso Internacional América Latina Ayer y Hoy.
Barcelona, noviembre 1993 (en prensa).
El Perú y España durante el oncenio... Ascensión Martínez Riaza. - 10 -
Como casos ejemplares en los que se difunde ese "mensaje" se seleccionan aquí: la
asunción del Inca Garcilaso y Francisco Pizarro como elementos constitutivos de la
historia del Perú; la celebración del Centenario de la Independencia en 1921; la
visita oficial del cardenal Benlloch en 1923, en representación del Papa y del
Monarca español y el Centenario de Ayacucho en 1924.
Especialmente cuando los paises pasan por una coyuntura traumática, caso del Perú
a raiz de su independencia política o la derrota en la Guerra del Pacífico, se plantea
una fase de reflexión crítica sobre su identidad que pasa por la recomposición del
pasado. La reconstrucción de los orígenes se convierte en tarea prioritaria y es
incorporada como elemento constitutivo de un modelo de nación oficial (u otros
alternativos que aquí no se tratan). Los mecanismos de control del Estado se ocupan
de transmitir a distintos niveles y con lenguaje adecuado a los destinatarios esa
El Perú y España durante el oncenio... Ascensión Martínez Riaza. - 11 -
9 Memoria que presenta al Congreso ordinario de 1928 el Dr. Pedro José Rada
y Gamio, Presidente del Consejo de Ministros, Ministro de Relaciones Exteriores y
senador por Arequipa. Lima, Imprenta Torres Aguirre s. f, pp.94-95.
El Perú y España durante el oncenio... Ascensión Martínez Riaza. - 13 -
14 Todavía El Sol de 6 de abril de 1921 recoge la intención del Rey de viajar, aun
tras el asesinato de Dato. Las excusas del Rey para no seguir adelante se basan en la
imposibilidad real de quedar bien con todos los paises que le han invitado y prefiere
anular la gira.
El Presidente Leguía retoma los argumentos lanzando uno de los mensajes más
reproducidos de todos los pronunciados en el Centenario,
"La madre patria, la patria común de estos pueblos, que ella, como bien habéis
dicho descubrió y conquistó con su legendario esfuerzo, y exaltó a la
cristiandad y a la civilización (...) Si las necesidades sociológicas del
crecimiento del gobierno propio, trajeron querella deplorable entre esa
madre y sus hijos, jamás pudieron extinguir ni extinguieron en éstos, la
gratitud y el amor que arde en nuestra alma para con la nación excelsa que
no vió ponerse el sol en sus inmensos dominios... Somos sangre de vuestra
sangre, vuestros hijos un día predilectos... ¿Cómo habríais de haber faltado,
en esta oportunidad, tan solemne como grata para el Perú, vosotros, nuestros
tutores de ayer, nuestros hermanos mayores de hoy, nuestros amigos de
siempre...? (...) Esta morada es vuestra, tornais a la casa solariega propia,
vieja y conocida. Estad seguro de que en ella podeis hallaros como en la
patria misma. Los peruanos somos españoles por la sangre, por la
tradición, por la fé, por la lengua, por todo cuanto sirve de timbre y
distintivo a una raza..." (20).
18 Ibidem. p.535.
19 Ibidem. pp.16-17.
La colonia española, pequeña en relación con la de otros paises europeos pero con
un núcleo activo e influyente, se vuelca en los actos públicos y en respuesta a los
agasajos recibidos obsequia al Perú con un arco monumental de estilo neomorisco
que se erige en la Avenida Wilson. Además se dispone a reunir fondos para levantar
un monumento a Leguía. Francisco Graña, hijo de español y peruana, amígo íntimo
de Jaime de Ojeda y muy vinculado a los círculos españoles es elegido portavoz en
ocasiones especiales. Afín al Oncenio, sería nombrado por Leguía Comisario del
Gobierno del Perú en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929. En un acto
de homenaje a la Embajada española magnifica los lazos entre España y América y
compara a Palafox con Bolognesi y a Churruca con Grau,
"Las gotas de vuestra sangre que sembrasteis en el mundo de Colón, han producido
pueblos que nada podrá separar de vuestro pueblo. Están unidos por raíces
tan hondas y poderosas, que a veces me parece descubrirles formas
materiales y tangibles, tan gigantescas que han sido capaces de taladrar el
planeta para ligar eternamente el viejo tronco de la Iberia con las jóvenes
ramas de la América..." (23).
Leguía no se extraña de la actitud del pueblo peruano dado que España es la madre
de América y "el Perú predilecta hija suya". En su última intervención, fechada en la
casa de Gobierno el 30 de agosto de 1921, cuando ya todo ha pasado se dirige al
Rey de España. Todo parte de la conquista,
25 Ibidem, p.536.
El Perú y España durante el oncenio... Ascensión Martínez Riaza. - 19 -
Las paradojas del Oncenio se muestran también en las relaciones con el poder
eclesiástico. Leguía no dudó en alternar su proyecto de modernización con el
mantenimiento de relaciones amistosas con la Iglesia, condición necesaria para
ampliar su base de poder social y político. Pilar García Jordán ha realizado un
análisis profundo de este tema capital haciendo notar cómo en 1919 la Iglesia
peruana era muy diferente a la de 1821. Su papel había perdido preeminencia desde
la Independencia hasta la década de 1870. Entonces la jerarquía comprendió que
asumiendo las funciones que el Estado le asignaba podría reconquistar espacios y
consolidarse como estructura de poder, lo que lograría en la década de 1920 con el
auspicio de Leguía. Su regimen simultaneó medidas laicistas, como la aprobación
del matrimonio civil y la ley del divorcio, con la promulgación en 1920 de una
Constitución que ratificaba la confesionalidad del Estado peruano en el título
primero, artículo quinto que sentenciaba que "la Nación profesa la religión católica,
apostólica, romana. El Estado la protege". Hay que añadir que en las elecciones para
la Asamblea Constituyente de agosto de 1919, Leguía encargó a eclesiásticos la
constitución de las mesas electorales. En abril de 1923 se preparaba la consagración
del Perú al Sagrado Corazón de Jesús. En el discurso que había preparado para la
ocasión el Arzobispo de Lima, Emilio Lissón, sintetizaba los principios básicos del
nacionalcatolicismo peruano elaborado en las décadas anteriores. La respuesta
social no fue unánime, las manifestaciones multitudinarias en contra obligaron a
suspender el acto público, hecho que el prelado atribuyó a minorías protestantes y
anarquistas y a los estudiantes de San Marcos (GARCIA JORDAN, 1992:
333-335).
La visita oficial del Cardenal Juan Benlloch y Vivó, Arzobispo de Burgos y senador
del reino en representación de Su Santidad Pio XI y Su Majestad Alfonso XIII, en
noviembre de 1923 vendría a ratificar la trayectoria de Leguía en su empeño por
mantener buenas relaciones con la Iglesia (28). Se prolongó durante doce días a partir
del día 7 y comprendió un intenso programa de recepciones y visitas que incluyeron
a las más altas instancias civiles y eclesiásticas: el Palacio de Gobierno, el Senado
(recibido por los senadores de la Piedra, Bedoya y Piérola), la Municipalidad
(recibido por el alcalde Sr. Dasso), el Panteón de los Héroes, distintos colegios
religiosos de fundación española y agasajos privados ofrecidos por miembros de la
elite social, fueron algunos de los escenarios elegidos.
Los distintos actos dieron pie a discursos claramente hispanistas en los que se
realzaban los valores intrínsecos de la "nación hispanoamericana": raza, lengua,
tradición... Dado el carácter de la visita se resaltan los perfiles religiosos de la
comunidad hispana. Leguía y la cúpula de poder insisten en que el catolicismo es un
componente básico del nacionalismo peruano y proclaman las bondades de un
Estado confesional. Tema recurrente es también el de la trascendencia del
Descubrimiento que llevó al Perú la civilización y los valores de la raza, además de,
por supuesto, la religión. No deja de reiterarse que históricamente el Perú ha sido
"hijo predilecto" de España, el país en el más arraigaron sus donaciones y el que
más tardó en desligarse de la madre patria.
En ausencia del Arzobispo de Lima, Emilio Lissón, en visita a los Estados Unidos,
asumen las tareas protocolarias correspondientes a la jerarquía los obispos de
Arequipa, Monseñor Holguín, y el Cusco Monseñor Farfán, que le recibe en la
catedral de Lima. Las palabras que intercambian aunan "religión" y "raza". El
prelado del Cusco considera de vital importancia "para nuestra historia y para
nuestra raza el acercamiento cada día más creciente de estas repúblicas hijas a las
caricias de la madre...". Benlloch retoma el mensaje puntualizando que "con las
carabelas de Colón vino a esta bendita tierra la fe de Cristo y con los leones de
Castilla el vigor de la raza" (29).
30 Ibidem pp.65-66.
31 Ibidem pp.95-100
El Perú y España durante el oncenio... Ascensión Martínez Riaza. - 23 -
la República ofrece "el testimonio que, sin desmedro de la soberanía, debe el Perú a
las altas entidades que representais: la Iglesia, que es la religión del Estado, y la
Nación española que es madre de la nuestra". Benlloch no le va a la zaga y
acudiendo de nuevo a la historia y a la religión como dos caras de una sola moneda
responde que en efecto "Pizarro hizo hondeaar la bandera roja y gualda y afirmó en
su mano el puño de la espada, que era el signo de la cruz". Promete comunicar al
Papa que "en el Perú la religión del Estado es la católica", y a su Majestad el rey que
en el Perú "a España la llaman madre" (32).
El Centenario de Ayacucho.-
32 Ibidem pp.135-138.
El Perú y España durante el oncenio... Ascensión Martínez Riaza. - 24 -
Las ceremonias oficiales se completan con actividades lúdicas y culturales. Entre las
primeras, una corrida de toros en la plaza de Acho, la más antigua de América, con
Juan Belmonte como figura principal. Entre las segundas la participación del poeta
José Santos Chocano que dedica un poema épico en homenaje a los héroes, y la
representación en el teatro Forero (luego Municipal) de la producción dramática de
Francisco de Villaespesa El Sol de Ayacucho.
BIBLIOGRAFIA
TUÑON DE LARA, Manuel. La España del siglo XX. París, Librería Española,
1973.