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EL PERU Y ESPAÑA DURANTE EL ONCENIO.

EL HISPANISMO EN EL
DISCURSO OFICIAL Y LAS MANIFESTACIONES SIMBOLICAS
(1919-1930)

Ascensión Martínez Riaza


Universidad Complutense de Madrid

La necesidad de contar con un "proyecto nacional" que proporcione justificación a


determinadas actuaciones y actitudes públicas ha sido una constante en la evolución
de los pueblos, y el Perú no es una excepción. Abarcando un amplio espectro que va
desde posiciones radicales de izquierda a las más tradicionales, el "nacionalismo
peruano" tiene una historia que sobrepasa los límites de su vida republicana.
Teniendo esto en cuenta, la historiografía coincide en señalar la etapa posterior a la
derrota en la Guerra del Pacífico como el inicio de una reflexión profunda, que se
prolonga hasta nuestros días, acerca de qué es el Perú y, en palabras ya clásicas de
Jorge Basadre, cuáles son sus problemas y posibilidades. Las propuestas de Alberto
Flores Galindo, Manuel Burga, Nelson Manrique, Pablo Macera, Franklin Pease o
César Pacheco son, entre otros, el producto más reciente de un proceso complejo y
variable que en diferentes coyunturas han tratado de construir un modelo de Perú de
acuerdo a unos valores y a unas necesidades (FLORES GALINDO y
PORTOCARRERO, 1988) (1).

Actualmente, el término hispanismo suscita prejuicios que, según Nelson Manrique,


obedecen al menos a dos razones, la primera nace de un "resquemor nacionalista",
de las heridas derivadas del dominio colonial que España mantuvo sobre el Perú y
que ha provocado reacciones en contra de fuerte contenido emocional; la segunda
tiene que ver con el escaso peso que tuvo el exilio español tras la Guerra del 36 en

1 Alberto FLORES GALINDO proporciona una referencia general sobre algunas


de las líneas propuestas por la historiografía contemporánea partiendo de José de la
Riva Ag¨ero y abarcando las principales corrientes conservadoras y progresistas.
Trata de mostrar diversas concepciones que han ido sustentando la investigación
histórica. Gonzalo PORTOCARRERO parte de la percepción que tienen del Perú
actual una serie de jovenes a los que entrevista en 1988. Concluye que para la
mayoría de ellos ser peruano es algo incierto y a esa imagen ha contribuido el
nacionalismo tradicional que no ha hecho una valoración del país como diferente,
pluricultural y socialmente integrado.
El Perú y España durante el oncenio... Ascensión Martínez Riaza. -2-

el país andino y que tanto influyó en otros como la Argentina o México. Esto hizo
que el Perú estuviera al margen de corrientes "heterodoxas" progresistas, mientras
fue potenciada por el regimen franquista, a través de diversas instituciones, la
formación en centros peninsulares de académicos y profesionales en general que se
convirtieron en protavoces y reivindicadores de la conquista y colonización como
momento fundacional de la historia peruana (DELGADO, 1988; MANRIQUE,
1993: 22-23).

De las elaboraciones posibles de nacionalismo, se plantea aquí el análisis de


diversas expresiones manifestadas durante el Oncenio de Leguía, incidiendo en la
utilización de elementos hispanistas como integrantes de un modelo que habría que
caracterizar no sólo de complejo sino también de paradójico, por cuanto desde las
instancias oficiales se utiliza un discurso con componentes tradicionales de
raigambre colonial y se hace confesión de catolicismo militante, al tiempo que se
trata de modernizar al Perú eliminado los vestigios de la "aristocracia civilista" e
introduciendo reformas sociales, político-administrativas y económicas (2).

2 El significado del Oncenio, etapa clave en la construcción el Estado peruano


contemporáneo ha sido abordado por la historiografía peruanista desde muy
distintas perspectivas. Aparece ineludiblemente en todos los trabajos de historia
general, y es tratado de forma más específica en obras como la fundamental de
Manuel BURGA y Alberto FLORES GALINDO, Apogeo y crisis de la República
Aristócratica. Lima, Rikchay, 1984 (3ªedición). La dimensión social del Oncenio
que busca la liquidación de la oligarquía civilista y potencia y favorece a los grupos
medios es estudiada por Gary Richard GARRETT, The Oncenio of Augusto B.
Leguía: Middle Sector Government and Leadership in Peru, 1919-1930. Ann
Arbor, Michigan, 1973 (xerox). El desarrollo del sistema político administrativo en
el marco de los regímenes autoritarios de Leguía, Sánchez Cerro y Benavides es
abordado por Frederick HERBOLD, Development in the Peruvian Administrative
System 1919-1939: Modern and Traditional Qualities of Government under
Authoritarian Regimes. Ann Arbor, Michigan, 1974 (xerox). Un balance
historiográfico que atiende a todos los componentes del leguiismo realiza Marta
IRUROZQUI "El Perú de Leguía. Derroteros y extravíos historiográficos".
APUNTES, 34. Lima, Universidad del Pacífico 1994 (en prensa).
El Perú y España durante el oncenio... Ascensión Martínez Riaza. -3-

I- EL MARCO DE REFERENCIA

El Manifiesto lanzado por el Capitán General de Cataluña, Miguel Primo de Rivera,


el 12 de septiembre de 1923, refrendado por el Rey al nombrarle jefe de gobierno
dos días después, inicia en España un ensayo autoritario que se prolonga hasta 1930.
En una primera fase, hasta finales de 1925, domina un directorio militar y el ejército
es pieza clave. En una segunda, ya bajo una dictadura civil y hasta julio de 1927, se
acentúa el personalismo del dictador refrendado por los éxitos de la política
marroquí. La tercera fase se caracteriza por el desarrollo de un aparato
político-institucional que permita la continuidad del sistema. En 1929 la calma
aparente se rompe y una sucesión de reveses económicos y políticos darán al traste
con la experiencia. Incluso el ejército (en el que arrecian las rebeliones a lo largo del
año), y la marina retirarán la confianza a Primo de Rivera que presenta su dimisión
al Rey el 28 de enero de 1930 (MARTÍNEZ CUADRADO, 1973: 381-389;
TUÑON DE LARA, 1973: 122-189; BEN AMI, 1984).

En el Perú los resultados de las elecciones de mayo de 1919 provocan la


intervención de los militares para decantar una victoria poco contrastable del lado
de Augusto B. Leguía, frente a la posibilidad del civilista José Pardo. Sería su
segunda presidencia. Fue el suyo un mandato progresivamente legitimado por la
fuerza que fue afianzándose mediante medidas legales y que trató de perpetuarse a
través de la reelección (Constitución de 1920). En el caso del Oncenio, los
investigadores más relevantes distinguen dos etapas, unos hasta 1922 y otros antes y
después de las elecciones de 1924. Al comienzo, Leguía mantiene una posición de
fuerza frente a la oposición civilista y adopta medidas legislativas de orden
económico, social y político que persiguen el refrendo. Después, mediante un
control cada vez más costoso de los mecanismos de poder y de las fuerzas sociales,
y recurriendo al personalismo, Leguía desarrolla otra fase de su gobierno. Los
signos del declive aparecen a finales de 1927. A lo largo de 1928 caen los precios
de los productos agrícolas de exportación, y con la crisis desciende el favor de la
opinión pública. El malestar creciente del ejército se manifiesta en la actitud hacia la
política con relación los asuntos fronterizos (concesiones a Colombia y a Chile).
Ante las elecciones de 1929, Leguía se presenta sin oposición organizada, pero
distintos sectores muestran su protesta mediante complots y manifestaciones. La
revuelta de Arequipa sería la definitiva. El 22 de agosto de 1930 el teniente Sánchez
Cerro apoya un Manifiesto redactado por civiles que llevan al golpe de Estado que
desplaza a Leguía (GARRETT, 1973: 40-53, 200-233).
El Perú y España durante el oncenio... Ascensión Martínez Riaza. -4-

El Oncenio de Leguía coincide en buena medida en el tiempo con la Dictadura de


Primo de Rivera en España. La disección de ambos regimenes permite establecer
una serie de coincidencias y paralelismos que pueden ser útiles para enmarcar y
comprender el significado del "hispanismo" como componente del "nacionalismo
oficial" de Leguía. Se trata para comenzar de dos regimenes autoritarios que
aplicaron programas de reformas y, al tiempo, mecanismos de control sobre las
mismas. Combinaron la introducción de una serie de elementos modernos (aparato
administrativo, programas de infraestructura, desarrollo de competencias del
Estado...) con una gestión personalista que no es ajena a la larga tradición de
caudillismo en ambos paises. En ambos casos la ocupación del poder estuvo
amparada en el apoyo militar que fue también un factor decisivo en su caida. El
recurso a un partido político hecho a medida y privilegiado, el Partido Democrático
Reformista en el Perú y la Unión Patriótica en España es otro elemento común. El
intervencionismo se manifestó en la política local: Primo de Rivera disolvió los
ayuntamientos sustituyéndolos por Juntas gestoras supervisadas por autoridades
militares, Leguía suprimió las elecciones municipales y el gobierno central participó
en la designación de las autoridades. También puede hacerse referencia a relaciones
conflictivas con territorios sobre los que se había ejercido o ejercía dominio que se
zanjan no sin oposición del cuerpo militar. Leguía sentenciará el Tratado
Salomón-Lozano con Colombia, y el firmado en 1929 con Chile que establece las
fronteras actuales entre los dos paises. Primo de Rivera tiene como conflicto
cercano la cuestión del Protectorado de Marruecos en la que ha de emplearse a
fondo y sobre la que -al igual que Leguía- mantuvo una posición conciliadora con el
consiguiente desacuerdo de los jefes militares que defienden la solución militar que
finalmente se produjo en 1927. También sostuvieron los dos dirigentes unas muy
buenas relaciones con la jerarquía eclesiástica (salvando en el caso español el
conflicto con el clero catalán). En cuanto a las manifestaciones ideológicas y
culturales, la cuestión es más complicada y se tratará, en parte, en este trabajo.
Académicos, intelectuales y prensa adoptaron posiciones diversas que hay que
seguir de cerca, sin bien en ambos casos intelectuales relevantes, tanto
conservadores como de izquierdas, se alinearon en la oposición.

Para enmarcar el tema, hay que hacer una alusión a la representación diplomática.
No hay en Iberoamérica ninguna embajada española hasta 1917, en que se eleva a
este rango la legación de Buenos Aires. En 1923, además de esa embajada, había en
aquellas repúblicas diez legaciones, una de ellas en el Perú. Durante el Oncenio, al
frente de la legación española está un Ministro Plenipotenciario de segunda clase,
Jaime de Ojeda y Brooke, de vinculación familiar con el Perú y que había
desempeñado cagos en Tanger, la Santa Sede, el Ministerio de Estado y la
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Secretaría del Rey. Su gestión en Lima contó con el beneplácito del Ministerio de
Estado, ya que fue un entusiasta difusor de la doctrina oficial del regimen
(MARTINEZ DE VELASCO, 1981: 186-189).

En España la representación fue más variable que su correspondiente en Lima. Al


frente de la legación había un Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario.
La legación dependía de Londres, lo que retrasaba, y a veces cortocircuitaba el
desarrollo de muchas gestiones. Leguía se preocupó de situar en Madrid a personas
allegadas y de reconocida amistad con España. Es el caso de Anselmo Barreto que
había estudiado en el colegio español dirigido por Juan María Mata Rivero y había
ocupado cargos destacados como el Minsiterio de Justicia, Instrucción y Culto (del
21 de marzo al 11 de septiembre de 1901). Sería además delegado del Perú ante la
Sociedad de Naciones. Llegó a España con el Oncenio y se mantuvo como Minsitro
Plenipotenciario hasta finales de 1921. El otro Minsitro Plenipotenciario que jugó
un papel destacado en las relaciones con España fue Eduardo S. Leguía que
presentó credenciales en mayo de 1923 y que se mantendría al frente de la legación
hasta 1930.

II.- EL HISPANISMO Y EL HISPANOAMERICANISMO, DOCTRINAS


NACIONALISTAS

Tanto el régimen de Primo de Rivera como el Oncenio tratan de legitimarse


elaborando una ideología, una mentalidad política, que sirva como referente y
proporcione elementos de cohesión. José Luis Gómez Navarro señala en España
unos supuestos comunes que se perpetúan en las distintas fases y se constituyen en
principios rectores del primoriverismo. Uno de ellos es el "nacionalismo básico y
tradicional". El concepto de Patria es, junto con el de Religión y Monarquía, pilar
básico de la Unión Patriótica. Y en estrecha relación con este patriotismo se produjo
una revitalización de los valores de la raza española como descubridora y
civilizadora de pueblos, y la "asunción por parte de la Madre Patria del papel de
abanderada en las relaciones iberoamericanas" (GÓMEZ NAVARRO, 1991:
322-324). El "hispanoamericanismo" se convierte en doctrina oficial y desde las
instituciones se intenta reforzar los lazos con las repúblicas ultramarinas.

No se trataba de un fenómeno nuevo y espontáneo. Desde mediados del siglo XIX


se venía configurando una corriente que contemplaba a Iberoamérica como una
prolongación de la identidad nacional, como un marco de resonancia y
El Perú y España durante el oncenio... Ascensión Martínez Riaza. -6-

amplificación de España. Lorenzo Delgado y Eduardo González Calleja elaboran


una tesis que tiene como eje de análisis la dinámica entre identidad española y los
proyectos de vinculación transatlántica, que va tomando diferentes significados en
distintos periodos históricos, pero que tiene como común denominador ese afán de
convergencia. Intelectuales e ideólogos españoles formularon planes para la
conformación de una unidad hispana, con escasas posibilidades de respuesta porque
en las repúblicas iberoamericanas dominaba la imagen negativa del pasado colonial.
A finales del XIX se produjo un nuevo impulso americanista que coincidió con un
periodo de estrechamiento de relaciones fomentadas por sectores conservadores
iberoamericanos que buscan en la reivindicación del pasado colonial y los valores
tradicionales respuesta a lo que consideran expansión del democratismo anglosajón
(DELGADO GOMEZ ESCALONILLA y GONZALEZ CALLEJA, 1991:
267-302).

Tras el "98" voces españolas advirtieron de la limitación que suponía para España
quedar reducida a su dimensión europea y diseñaron programas de reformas que
tratarán de promocionar la identidad común de la colectividad hispanoamericana. El
regeneracionismo, del que Rafael Altamira es máximo exponente, reivindicó esa
memoria colectiva y la reconquista del pasado común (MAINER, 1977). La
Primera Guerra Mundial y sus secuelas marcan un paso adelante en que, para
combatir en parte los efectos de la marginalidad que suponía la neutralidad
española, se potencian los contactos político-diplomáticos con los paises
iberoamericanos. A pesar de todo, y a modo de balance, puede concluirse que hasta
la década de 1920 se había avanzado poco en la adopción de medidas concretas que
favorecieran los vínculos entre España y aquellas repúblicas (RAMA, 1982).

Se ha mencionado al comienzo la relación compleja de los intelectuales con los dos


regimenes autoritarios tratados. En España en la década de 1920 se vivía un pujante
movimiento cultural. Pensadores como Unamuno y Ortega, poetas como los
Machado y Juan Ramón Jiménez, escritores como Valle Inclán, Baroja o Azorín...,
producían a todo ritmo. El mundo universitario estaba también en ebullición. La
Dictadura sería un revulsivo que produjo manifestaciones contrarias a muchas de
sus medidas. Destierro, exilio o manifestaciones callejeras fueron distintas vías
seguidas por los discrepantes. París se convirtió en activo centro de oposición desde
el que actuaron Unamuno, Ortega o Blasco Ibañez. Los estudiantes universitarios se
organizaron a partir de 1925 en la Unión Liberal de Estudiantes, mientras Jiménez
de Asúa, Marañón, D'Ors o Américo Castro mostraban en discursos y escritos su
desacuerdo (QUEIPO DE LLANO, 1987). En definitiva, la oposición de
académicos y escritores fue creciendo a medida que la Dictadura actuaba, aunque
El Perú y España durante el oncenio... Ascensión Martínez Riaza. -7-

las actitudes y posiciones no fueron homogéneas. Como ejemplo destacado, que


además guarda relación con intelectuales peruanos, puede citarse a Miguel de
Unamuno, crítico siempre al regimen y que desde su continuo exilio se empleó en el
escrito de combate (3). No puede obviarse a José Ortega y Gasset, más ocupado en
tareas intelectuales, que centró su producción en la Revista de Occidente y El Sol,
periódico que inicialmente apoyó la Dictadura para engrosar pronto las filas de la
oposición (4).

En el Perú, ya se ha apuntado, la derrota en la Guerra del Pacífico inició un debate


acerca de la identidad nacional desarrollado por la llamada "Generación del Dolor",
grupo de intelectuales que nace en la década de 1880, publica el grueso de su obra
en torno a la década de 1910 y alcanza la mayor influencia entre las dos guerras
mundiales ( 5 ). Para algunos, el hispanismo fue la respuesta adecuda a sus
reflexiones. José de la Riva Agüero, José Gálvez, José Santos Chocano, Luis
Alayza, Oscar Miro Quesada y Victor Andrés Belaunde forman parte de un grupo
de intelectuales que buscaron en la reinterpretación de la conquista y la colonia las

3 Intensa y divergente fue la relación entre Unamuno y José de la Riva Agüero,


uno de los pilares del nacionalismo tradicional peruano. Los caminos de ambos se
cruzaron y se separaron entre 1905 y 1914. Mantuvieron una correspondencia que
refleja el camino del peruano del libre pensamiento al conservadurismo y la
ortodoxia religiosa, y del español que divulgó la expresión "americanidad". Ver
César PACHECO VELEZ, "Unamuno y Riva Agüero: un diálogo desconocido".
APUNTES, IV, num.7. Lima, Universidad del Pacífico, 1977. pp.101-165. La
relación de Unamuno con el Perú no se limitó a Riva Agüero. Su presencia en la
revista Amauta, editada por José Carlos Mariátegui es repetida entre el número 1 de
septiembre de 1926 al número 25 de julio-agosto de 1929. Prologó la obra de José
Santos Chocano Nuestra América (1906), del que el autor después renegaría. Ver
también Julio Céar CHAVEZ. Unamuno y América. Madrid, Cultura Hispánica,
1964.

4 El análisis de la prensa en ambos periodos merece una atención pormenorizada.


La censura se ejerció de una manera cuando menos aleatoria y en los dos paises fue
un momento de enorme auge del periodismo cultural y científico, e incluso se
permitió -de nuevo la paradoja- la edición de publicaciones críticas como El Sol en
España o Amauta en el Perú.

5 Pablo MACERA cuestiona que sean pertinentes expresiones como "Generación


de la Reforma", "Generación del 900" o "Generación del Centenario". Tienen en
cualquier caso, en su opinión, un carácter marcadamente elitista, que precisamente
es el que se acepta para este trabajo. Ver "Reflexiones a propósito de la polémica
del indigenismo". APUNTES, III, num.6. Lima, Universidad del Pacífico, 1977.
pp.75-81.
El Perú y España durante el oncenio... Ascensión Martínez Riaza. -8-

claves de su "ser peruano" y reivindicaron los valores culturales y religiosos de la


Madre Patria. La relación de muchos de estos intelectuales con el Oncenio fue más
bien difícil, sólo en casos contados fueron favorables al régimen (LOAYSA, 1990).

Hay que recordar que, a pesar del alejamiento impuesto tras la consecución de la
independencia política, nunca dejo de existir en el Perú un grupo de intelectuales
(entendido el concepto en sentido amplio, de personas con una cierta capacidad de
transmisión de valores y posibilidad de hacerlo a través de canales como el sistema
educativo o publicaciones, en definitiva con influencia sobre la opinión pública),
que se manifestó a favor de mantener los vínculos con España basados en la lengua,
religión y cultura comunes y en una historia compartida durante tres siglos.

En el Perú durante el siglo XIX, las tendencias antihispanistas no pudieron anular la


influencia de instituciones educativas de ascendiente español. Educadores como
Sebastián Lorente o Carlos Wiesse, que le reemplazó en la cátedra de San Marcos
en 1885, transmitieron un mensaje que fue recogido por otros académicos que a su
vez formaron a generaciones posteriores. El resultado se llamó José de la Riva
Agüero o Victor Andrés Belaunde, dos de los adalides de la "reflexión positiva"
sobre la reconstrucción de la historia peruana a partir de la recuperación del pasado
colonial. La tendencia se acentúa a partir del último tercio de siglo. Una vez
restablecidas las relaciones diplomáticas, tras las negociaciones de París que
desembocaron en el Tratado de Paz y Amistad de 14 de agosto de 1879, uno de los
primeros gestos del Perú fue la participación en el IV Centenario del
Descubrimiento, en el que Ricardo Palma tuvo la representación oficial. De una
manera más orgánica, mediante instituciones como la Academia de la Lengua, la
Sociedad Geográfica de Lima o el Ateneo y a través de Congresos, Tratados,
Convenios y otros mecanismos relacionales, el hispanismo se afianza ( 6 ). El
desarrollo de los medios de comunicación y el apoyo de ciertos grupos de poder
fomentarán la difusión del hispanismo como componente de cierta concepción del
nacionalimo peruano y la conveniencia, en términos más amplios, de apostar por
una comunidad iberoamericana de la que España es fuente (SANCHEZ
MANTERO, 1992).

Afines o no al régimen de Leguía, los prohispanistas se hicieron notar tanto en el


Perú como en el exilio. Hombres como Riva Agüero o Victor Andrés Belaunde son

6 Ascensión MARTINEZ RIAZA. "Sociedad y cultura en las relaciones entre el


Perú y España a finales del siglo XIX y comienzos del XX". IX Congreso
Internacional de Historia de América (AHILA), III, Sevilla, 1992 pp.193-208.
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constructores del nacionalismo tradicional peruano, su obra ha tenido "efecto


dominó" a través de la actividad académica u órganos de expresión de alcance
social, y llega a través de discípulos, y porqué no, de detractores, hasta nuestros
días. Junto a ellos hay otros nombres de "propagandistas" de España, no
desconocidos, pero sí menos estudiados en sus actitudes personales y su discurso
ideológico. La caracterización socioprofesional de estos "propagandistas" no es
fácil. Suelen compaginar varias actividades, aunque predominan los que, con
dedicación más o menos exclusiva, se dedicaron a la docencia. La mayor parte se
integró en instituciones fundadas siguiendo el modelo de homónimas españolas, y
muchos fueron correspondientes de las peninsulares. Lo dicho no debe hacer caer en
la tentación de explicaciones maniqueas. No todos los intelectuales prohispanistas
fueron conservadores porque los hubo que se adhirieron a tendencias liberales y
progresistas. Pero compartían la interpretación de los orígenes, integrando el pasado
colonial como parte de la historia propia y descubriendo en ella valores positivos.
La nómina ha de incluir sin duda a Felipe Barreda Laos, José Santos Chocano,
Emilio Gutierrez de Quintanilla, José Gálvez Barrenechea, José Matías Manzanilla,
Anibal Maurtua, Oscar Miró Quesada, Angélica Palma, Horacio Urteaga, Felipe
Sassone o Manuel Bedoya (7).

III- LAS MANIFESTACIONES Y EL DISCURSO OFICIAL

Como se ha venido reiterando, del análisis del discurso oficial se deriva que el
hispanismo va a ser modelo ideológico utilizado por el leguiismo para tratar de
situarse en la historia, lo que no deja de sorprender teniendo en cuenta que Leguía
trata de liquidar las bases del la República Aristocrática y que se vuelve a Estados
Unidos para impulsar el sistema económico intensificándose la participación de
capital, empresas y técnicos norteamericanos en el país.

Durante el Oncenio coinciden una serie de situaciones que dan pie a las instancias
oficiales y a portavoces autorizados para hacer manifestaciones de declarado
hispanismo. Los discursos insisten en la importancia de la lengua, la religión y la
historia comunes que han contribuido a la conformación de una comunidad

7 Para una aproximación más detenida ver Ascensión MARTINEZ RIAZA "Las
buenas relaciones de dos regimenes autoritarios. El Perú y España durante el
Oncenio (1919-1930)". Congreso Internacional América Latina Ayer y Hoy.
Barcelona, noviembre 1993 (en prensa).
El Perú y España durante el oncenio... Ascensión Martínez Riaza. - 10 -

iberoamericana en la que se reconoce a España como la "Madre Patria" y a las


repúblicas americanas como sus hijas. El concepto de "Raza" en el que ambos lados
insisten no deja de ser eminentemente retórico, sin implicaciones étnicas ni
socioeconómicas. Se acude a la civilización incaica como parte integrante de la
historia peruana, grande y avanzada como lo fue la civilización europea. De la
unión de ambas, a raiz de la admirable gesta del Descubrimiento, ha surgido el
Perú. El indio no se integra como tal en esa comunidad, como tampoco los otros
grupos étnicos que viven en el país, en la línea del más puro nacionalismo
tradicional. De la lectura de los numerosos discursos que se pronuncian en actos que
tienen como propósito celebrar o conmemorar algún acontecimiento de relevancia
histórica en el que España tiene algún protagonismo queda un rasgo que debe
resaltarse. Es que muchos de ellos son intercambiables, es decir, sustituyendo
palabras como España por el Perú o Monarca por Presidente de la República, o
"madre patria" por "hijas", son atribuibles indistintamente a un emisor peruano o
español. Los conceptos clave están presentes en unos y otros y el lenguaje elogioso
y retórico es equivalente.

Como casos ejemplares en los que se difunde ese "mensaje" se seleccionan aquí: la
asunción del Inca Garcilaso y Francisco Pizarro como elementos constitutivos de la
historia del Perú; la celebración del Centenario de la Independencia en 1921; la
visita oficial del cardenal Benlloch en 1923, en representación del Papa y del
Monarca español y el Centenario de Ayacucho en 1924.

La reconstrucción del pasado: el Inca Garcilaso y Francisco de Pizarro.-

Las sociedades reconstruyen su pasado histórico como una manera de definir su


identidad. La revisión de los libros de historia proporciona suficientes pruebas de
hasta qué punto el pasado es "cambiable", y una misma etapa o situación está sujeta
a distintas interpretaciones según los criterios, valores e intereses que se apliquen
para analizarlas.

Especialmente cuando los paises pasan por una coyuntura traumática, caso del Perú
a raiz de su independencia política o la derrota en la Guerra del Pacífico, se plantea
una fase de reflexión crítica sobre su identidad que pasa por la recomposición del
pasado. La reconstrucción de los orígenes se convierte en tarea prioritaria y es
incorporada como elemento constitutivo de un modelo de nación oficial (u otros
alternativos que aquí no se tratan). Los mecanismos de control del Estado se ocupan
de transmitir a distintos niveles y con lenguaje adecuado a los destinatarios esa
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historia elaborada ad hoc (PORTOCARRERO, 1989).

Héroes, mitos y personajes sobresalientes pasan a formar parte de un olimpo al que


se rinde homenaje a través de monumentos, obras literarias y otros ritos públicos.
Dos nombres sobresalen para los propósitos de este trabajo : el Inca Garcilaso y
Francisco de Pizarro. Los dos son reclamados por el Oncenio como parte de una
historia compartida con España y elevados a la más alta categoría. Ninguno era
peruano en sentido estricto. El Inca Garcilaso era mestizo, nacido ilegítimo, aunque
reconocido, de un capitán español. Siguiendo la voluntad de su padre viajó a España
a demandar ante el Consejo de Indias reconocimiento de los servicios prestados por
su padre y de los derechos patrimoniales de su madre, emparentada con los Incas.
Sus pretensiones fueron rechazadas. Pero luchando contra los moriscos logró llegar
a ser reconocido capitán Garcilaso de la Vega. Entonces ya vivía en Montilla.
Cuando inicia su carrera de escritor firma "Garcilaso de la Vega, de la gran ciudad
del Cusco, cabeza de los reinos y provincias del Perú". Como sintetiza Max
Hernández en uno de los últimos estudios sobre el Inca Garcilaso, éste asumió la
representación de las posibilidades de la América hispana e indígena: " Logró
adueñarse de su destino: conquistó la escritura de quienes habían llegado a la tierra
en que nació como extranjeros, para a través de ella, dar al mundo entero una visión
del Tawantinsuyu cercana al corazón de los Incas y una historia de la conquista que
reivindicaba para los aventureros españoles el lugar que las razones de estado le
habían arrebatado" (HERNANDEZ,1993: 23). Los restos del Inca Garcilaso se
encuentran en la Capilla de las Animas de la catedral de Córdoba, una construcción
mestiza como lo era él mismo.

En el marco de recuperación de su historia el gobierno de Leguía pretendió que


regresaran al lugar al que pertenecían y realizó gestiones a nivel diplomático para su
traslado al Cusco. En las instrucciones que al respecto recibe el Ministro
Plenipotenciario Eduardo S. Leguía se introduce como argumento reivindicativo el
criterio histórico: el Inca es autor de los "Comentarios Reales", que tratan de todo lo
relativo a los Incas, y "La Historia General del Perú", que se ocupa de la conquista y
posteriores guerras civiles. Incluso intelectuales de la influencia de Menéndez Pidal,
lo reconocen como el más grande autor de la literatura colonial (8). A pesar de la
insistencia, el tema no se resuelve de inmediato. Tres años después Eduardo S.
Leguía en un oficio firmado el 8 de noviembre de 1929 hace un resumen de las

8 Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú (en adelante


AMRREE). Sección Diplomática. Instrucción al Ministro Plenipotenciario en
Madrid. Lima 16 de octubre de 1926.
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gestiones realizadas al efecto: con fecha 21 de diciembre de 1926 se había dirigido


al Ministro de Estado expresando el deseo del gobierno peruano. Recibió respuesta
el 27 de febrero de 1927. Pero el curso de los acontecimientos le hace pensar que el
gobierno español no deseaba desprenderse de los restos del Inca Garcilaso, ligado
igualmente a la historia de España y a la de América. El asunto quedó en suspenso.

Otra muestra de "conciliación histórica" entre el Perú y España auspiciada desde el


Oncenio es la inauguración de una capilla en honor del conquistador Francisco de
Pizarro en la basílica metropolitana de Lima en 1927. Los actos tienen toda la
solemnidad y protocolo que desplegaba el Oncenio en sus continuas campañas de
imagen. Participan el alcalde de la capital Sr.Andrés Dasso, el Ministro de Culto Dr.
Pedro de Oliveira y el propio presidente Leguía. Su discurso es un ejemplo entre
muchos de prohispanismo que justifica la conquista y asume la colonia como parte
gloriosa de la historia peruana:

"El país, y en especial la Ciudad de los Reyes en el 393 aniversario de su fundación,


rinden este homenaje al hombre extraordinario que siguiendo la ruta
gloriosa de las carabelas históricas y de las huestes de Balboa, tuvo la
audacia sobrehumana de prolongar el camino, sobre las aguas vírgenes del
Pacífico hasta clavar en el Imperio más civilizado de América, la cruz del
Salvador y el estandarte de Castilla (...) De los grandes hombres, a través
del tiempo, como de las estrellas, a través del espacio, sólo llega hasta
nosotros la luz. Y en el caso del Conquistador, esa luz irradia de la raza
gloriosa y fecunda de España, madre no de naciones sino de un mundo y
cuya sangre y cuyo espíritu es nuestra sangre y nuestro espíritu. Glorificar a
Pizarro es glorificar a España y en España a nosotros mismos (...)" (9).

Al gobierno de Alfonso XIII le complace sobremanera el discurso y se propone su


difusión. Para el ministro peruano éste es un honor que no se había dispensado en
España a ningún Jefe de Estado. Pizarro el conquistador que había sido un
personaje sangriente para muchos durante mucho tiempo ahora es considerado
héroe nacional.

9 Memoria que presenta al Congreso ordinario de 1928 el Dr. Pedro José Rada
y Gamio, Presidente del Consejo de Ministros, Ministro de Relaciones Exteriores y
senador por Arequipa. Lima, Imprenta Torres Aguirre s. f, pp.94-95.
El Perú y España durante el oncenio... Ascensión Martínez Riaza. - 13 -

El Centenario de la Independencia del Perú.-

El Perú prepara con tiempo los actos de celebración del Centenario de la


Independencia. La organización da a Leguía la posibilidad de hacer converger en
Lima a representantes de todo el continente americano y de selectos paises europeos
(10)
. La invitación se extiende, por supuesto, al gran amigo, los Estados Unidos, y
también a los vecinos "conflictivos" Ecuador, Bolivia, Colombia y Brasil. Queda
excluido Chile, con el que el Perú aún no había saldado el contencioso provocado
por la Guerra del Pacífico. El Perú se convierte en anfitrión del panamericanismo y
se aprovecha para dar una imagen de paz y prosperidad. Por eso no se escatiman
medios y entre el 24 de julio y el 3 de agosto de 1921 Lima va a ser, como soñaba
Leguía, la gran capital americana. El Ministerio de Relaciones Exteriores edita un
libro con todos los discursos y documentos oficiales, y se dedican números
especiales de revistas y periódicos (11).

La Cancillería, a cuyo frente está Alberto Salomón, da a conocer la lista definitiva


de invitados en octubre de 1920. Confirman su asistencia 16 embajadas y 13
misiones especiales de todo el mundo. A España se le destina un lugar de honor y el
Secretario de la legación del Perú en España, Sr. Oscar Barrenechea recibe
instrucciones para invitar a Su Majestad Alfonso XIII ( 12 ). El gesto es lo
suficientemente expresivo por cuanto subvierte la interpretación de un capítulo

10 El Perú en el Primer Centenario de la Independencia. Florida, Societe de


Publicité Sud Americaine. Notre Dame, 1922.

11 Discursos y Documentos oficiales en el Primer Centenario de la


Independencia Nacional. 1921. Ministerio de Relaciones Exteriores. Lima,
Imprenta Torres Aguirre, 1922. También el número extraordinario de El Mundial de
28 de julio de 1921 ha quedado como exponente del esfuerzo por recoger las
colaboraciones de especialistas en diferentes ámbitos de la realidad peruana. Se
publica una lista de los presidentes desde 1821, una historia de la Cámara de
Diputados, un repaso a la vida diplomática escrita por Victor Andrés Belaunde, el
artículo clásico de Raul Porras Barrenechea "130 años de Periodismo en el Perú",
una semblanza de San Marcos por Humberto del Aguila, un trabajo sobre los
educadores extranjeros, y un repaso a las distintas embajadas invitadas. El director
Andrés Avelino Aramburu, se define en la editorial de presentación "hijo amante de
España, orgulloso de su estirpe". Se completa este número con una edición
complementaria del 12 de agosto con nuevos trabajos sobre la vida social peruana y
los actos del Centenario.

12 Barrenechea da cuenta de sus gestiones y las dificultades que enfrenta.


AMRREE. Sección Diplomática. Legación en España. Fdo. Oscar Barrenechea,
Secretario de la Legación. Madrid, 2 y 9 de marzo de 1921.
El Perú y España durante el oncenio... Ascensión Martínez Riaza. - 14 -

fundamental de la historia del Perú, el de su independencia, ya que a lo largo del


siglo XIX España había sido considerada la metrópoli colonial que había dominado
y subyugado al país. Ahora, una manifestación de ámbito internacional, organizada
en el territorio que junto con México más había sentido las luces y las sombras del
Imperio, sirve de escenario para hacer una revisión y colocar a España en la
posición de madre patria de todas las repúblicas hispanoamericanas. La
independencia es entendida como parte de un proceso de madurez y el pasado
colonial como un periodo precursor de la lucha por la libertad que mantiene el Perú.
De ahí la importancia simbólica de la presencia del rey. Oscar Barrenechea va a
contar con el apoyo de personas de peso político y social, como Alvaro Alcalá
Galiano, emparentado con familias peruanas y que hace campaña desde las páginas
de ABC (13). Alfonso XIII muestra inicialmente su interés por recorrer varios paises
hispanoamericanos y estar presente en Lima, y Eduardo Dato es designado para
llevar a cabo los preparativos. Su asesinato será un obstáculo insalvable, y
finalmente el monarca declina la invitación delegando en una embajada especial (14).

La representación española va a estar encabezada por el Excmo Sr. D. Cipriano


Muñoz y Manzano, Conde de la Viñaza y Grande de España con la categoría de
Embajador Extraordinario. La completan el Excmo Sr. D. Luis Jerónimo Valdés y
González, Conde de Torata como Ministro Plenipotenciario; D. Alvaro Muñoz y
Roca Tallada, Secretario; el General Luis Bermúdez de Castro, Agregado Militar; el
Comandante del acorazado "España", capitán de navío Montero; y el Ayudante de
campo de Bermúdez de Castro, comandante González Pumariega (15). La despedida

13 ABC. Madrid, 22 de febrero de 1921

14 Todavía El Sol de 6 de abril de 1921 recoge la intención del Rey de viajar, aun
tras el asesinato de Dato. Las excusas del Rey para no seguir adelante se basan en la
imposibilidad real de quedar bien con todos los paises que le han invitado y prefiere
anular la gira.

15 Cipriano Muñoz y Manzano, Conde de la Viñaza, había nacido en Zaragoza el


3 de octubre de 1862. Ingresa en la carrera diplomática desempeñando cargos de
importancia. Entre ellos Ministro Plenipotenciario en Bruselas (1895) y en Lisboa
(1904), Embajador en San Petersburgo (1907) y en el Vaticano (1913). Perteneció a
diversas instituciones científicas: Real Academia Española, Academia de la
Historia, Bellas Artes de San Fernando, Buenas Letras de Barcelona... Fue senador
del reino y diputado a Cortes. Distinguido con la medalla de oro de Alfonso XIII, de
la Regencia, Gran Cruz de Carlos III, de Isabel la Católica, del Mérito Militar. Entre
sus obras destaca una de interés americanista, Bibliografía Española de Lenguas
Indígenas de América (1891). Por su parte Luis Jerónimo Valdés y González,
Conde de Torata, era licenciado en Derecho y había servido en la Santa Sede y en
las legaciones de Londres, San Petersburgo, La Haya, Viena y Roma. Era
El Perú y España durante el oncenio... Ascensión Martínez Riaza. - 15 -

oficial en España la ofreció Anselmo Barreto, entonces Ministro Plenipotenciario


del Perú, en el Hotel Ritz (16), y la Embajada parte hacia Lima el 21 de junio de
1921. Allí le espera, como a las demás, una comisión receptora integrada por los
Sres Alejandro de la Fuente, Juan de Osma, Julio Carrillo de Albornoz, Alfonso de
la Menchaca y los militares Germán B. Yáñez, Oscar Alvarado y Carlos Fajardo.

La conmemoración del Centenario se convierte en una sucesión de muestras de


patriotismo, donde los héroes de la independencia, con San Martín y Bolívar a la
cabeza, son protagonistas indudables. El Programa de Fiestas se abre el día 27 de
julio con la inauguración del monumento a San Martín erigido en la plaza del
mismo nombre y realizado por cierto por el escultor español Mariano Benlliure.
España está especialmente presente en la jornada del día 31 en que se procede a la
colocación de la primera piedra de los locales que el Perú ha obsequiado a varias
legaciones, entres ellas la española.

En el ceremonial de recepción se explica a las distintas embajadas los pormenores


del protocolo. En los actos oficiales tendrá preeminencia el Embajador de la Santa
Sede, "que tradicionalmente la tiene en todos los paises católicos",

"Le seguirá en precedencia el Embajador de España, por haberlo así resuelto el


Supremo Gobierno, teniendo en consideración la circunstancia de que esa
nación, en un rasgo de gentil nobleza, se ha asociado a las fiestas
conmemo-rativas de la emancipación política del Perú, de la Madre Patria"
(17)
.

El día 21 de julio la entrega de credenciales por parte de la Embajada de España da


lugar a tres expresiones extremadamente hispanistas, ampliamente recogidas por la
prensa peruana y española. La primera es el mensaje de S.M. Alfonso XIII fechado
el mismo día 21 en el palacio Real de Madrid. Se apropia de la fundación de Lima y
de la celebración misma del Centenario. Considera a la capital "fruto valioso del

descendiente de familias aristocráticas peruanas, y el título nobiliario data de 1856.


También el general Bermúdez de Castro estaba emparentado con la aristocrática
familia peruana Moreyra y Riglos. Había ganado prestigio en las campañas de Cuba
y Africa y como crítico militar colaboró en rotativos de Europa y América.

16 El Sol, sábado 11 de junio de 1921.

17 Discursos y documentos oficiales, 1922. p.LXV.


El Perú y España durante el oncenio... Ascensión Martínez Riaza. - 16 -

esfuerzo civilizador y cristiano de la RAZA HISPANA" y envía su saludo al país


que, "con ocasión de las fiestas que van a celebrarse, simboliza hoy la unión y el
amor que liga ESPAÑA y a sus hijas las Naciones Hispanoamericanas" (18). La
segunda es la intervención del Conde de la Viñaza que hace girar su discurso en
torno a los conceptos clave, cristiandad, civilización, raza,

"...El Rey de España que es modelo de monarcas constitucionales no habría


atendido a aquella opinión pública y a la de sus ministros, sino hubieran
convergido ambas en sus propias ideas en orden al interés que le inspiran las
acciones hispanoamericanas, cuyos territorios incorporaron sus gloriosos
predecesores a la cristiandad y a la civilización (...) Su majestad y el
gobierno español han querido, por tanto, asociarse a estas fiestas centenarias
para afirmar de esta suerte la solidaridad de esta raza, porque, aunque los
hijos se hayan emancipado, la familia es siempre la misma, e indestructibles
los lazos que la unen..." (19).

El Presidente Leguía retoma los argumentos lanzando uno de los mensajes más
reproducidos de todos los pronunciados en el Centenario,

"La madre patria, la patria común de estos pueblos, que ella, como bien habéis
dicho descubrió y conquistó con su legendario esfuerzo, y exaltó a la
cristiandad y a la civilización (...) Si las necesidades sociológicas del
crecimiento del gobierno propio, trajeron querella deplorable entre esa
madre y sus hijos, jamás pudieron extinguir ni extinguieron en éstos, la
gratitud y el amor que arde en nuestra alma para con la nación excelsa que
no vió ponerse el sol en sus inmensos dominios... Somos sangre de vuestra
sangre, vuestros hijos un día predilectos... ¿Cómo habríais de haber faltado,
en esta oportunidad, tan solemne como grata para el Perú, vosotros, nuestros
tutores de ayer, nuestros hermanos mayores de hoy, nuestros amigos de
siempre...? (...) Esta morada es vuestra, tornais a la casa solariega propia,
vieja y conocida. Estad seguro de que en ella podeis hallaros como en la
patria misma. Los peruanos somos españoles por la sangre, por la
tradición, por la fé, por la lengua, por todo cuanto sirve de timbre y
distintivo a una raza..." (20).

18 Ibidem. p.535.

19 Ibidem. pp.16-17.

20 Esteban M. CACERES. España en el Perú, I. Lima, 1923, pp.24-26. También


aparece en El Sol, sábado 24 de septiembre de 1921.
El Perú y España durante el oncenio... Ascensión Martínez Riaza. - 17 -

El 26 de enero de 1920 la Ley 4164 había aprobado la donación de los terrenos y la


construcción de un edificio que sirviera de sede definitiva a la legación diplomática
española (21). La primera piedra se pondría precisamente en el marco de los actos del
Centenario. En el acto de presentación, el 31 de julio, el Embajador Extraordinario,
Sr.Conde de la Viñaza, hace un nuevo encendido discurso hispanista, en la línea de
los que venían haciendo las más altas autoridades peruanas,

"Es para mí un símbolo la coincidencia de ambas fechas y su proximidad al mismo


tiempo, porque si en la fiesta de la Raza, por voz unánime y con rapidez y
eficiencia hubisteis de pensar en la Madre Patria, cuya representación
oficial aquí mantiene los lazos ahora espirituales que nos unen, al celebrar el
aniversario de la Independencia habéis resuelto, de la misma suerte, dedicar
a España el recuerdo reiterado de que la casa de la nación progenitora debe
ser ofrecida por vosotros a ella en la efemérides que se festeja como si
quisierais afirmar así la solidaridad del espíritu, del alma y de la sangre
españolas(...). Hijos de la misma estirpe, no hay que volver la vista ni agitar
la memoria hacia lo que produzca estériles e infecundos resultados, y cada
vez, por el contrario afirmar más y más que sobre los vínculos de poder
político, artificiales y deleznables están los de la raza, más recios, sólidos e
incontrastables, formando el árbol de la nacionalidad hispana" (22).

La colonia española, pequeña en relación con la de otros paises europeos pero con
un núcleo activo e influyente, se vuelca en los actos públicos y en respuesta a los
agasajos recibidos obsequia al Perú con un arco monumental de estilo neomorisco
que se erige en la Avenida Wilson. Además se dispone a reunir fondos para levantar
un monumento a Leguía. Francisco Graña, hijo de español y peruana, amígo íntimo
de Jaime de Ojeda y muy vinculado a los círculos españoles es elegido portavoz en
ocasiones especiales. Afín al Oncenio, sería nombrado por Leguía Comisario del
Gobierno del Perú en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929. En un acto
de homenaje a la Embajada española magnifica los lazos entre España y América y
compara a Palafox con Bolognesi y a Churruca con Grau,

21 AMRREE. Sección Diplomática. Legación en España. Al Enviado


Extraordinario y Ministro Plenipotenciario Anselmo Barreto. Lima, 8 de noviembre
de 1920.

22 Reproducido en la Memoria del Ministro de Relaciones Exteriores del Perú,


Alberto Salomón. Lima, Imprenta Americana, 1922. pp.75-76.
El Perú y España durante el oncenio... Ascensión Martínez Riaza. - 18 -

"Las gotas de vuestra sangre que sembrasteis en el mundo de Colón, han producido
pueblos que nada podrá separar de vuestro pueblo. Están unidos por raíces
tan hondas y poderosas, que a veces me parece descubrirles formas
materiales y tangibles, tan gigantescas que han sido capaces de taladrar el
planeta para ligar eternamente el viejo tronco de la Iberia con las jóvenes
ramas de la América..." (23).

El 3 de agosto se produce la despedida oficial de la delegación española a bordo del


"España". El Conde de la Viñaza agradece el recibimiento del pueblo peruano y se
va convencido de que en el Perú vibran aún los sentimientos de afecto hacia la
"madre patria", y que

"...Esta predilecta hija suya no ha olvidado que su sangre es la nuestra, feliz


presagio tal vez y fuerza incontrastable algún día si llegan a unirse, en un
sólo y apretado haz los ideales hispanoamericanos..." (24).

Leguía no se extraña de la actitud del pueblo peruano dado que España es la madre
de América y "el Perú predilecta hija suya". En su última intervención, fechada en la
casa de Gobierno el 30 de agosto de 1921, cuando ya todo ha pasado se dirige al
Rey de España. Todo parte de la conquista,

"...Cuando un grupo de soldados españoles, alentado por antecesores gloriosos de


Vuestra Majestad, vino a América e inmortalizó con sus épicas hazañas el
genio de la raza hispana (...). A esta voz, que resuena en el inmenso mar
centuplicada por el eco de la pétrea cordillera, se une la de mis compatriotas
todos para proclamar la indestructibilidad de los lazos con que la tradición y
el afecto han ligado para siempre al Perú y a la Madre Patria..." (25).

En España la repercusión del Centenario es mucho menor. Periódicos como el ABC


y El Sol recogen informaciones y dan opinión. En concreto el periodista peruano
Manuel A. Bedoya comunica a través de la legación del Perú que ha llegado a un
acuerdo con El Sol para publicar los sábados una "Página Iberoamericana", y
anuncia que piensa realizar crónicas especiales en los días de la celebración del
Centenario. Pide al gobierno peruano una subvención de 200 libras que

23 CACERES, I, 1923. pp.79-82.

24 Discursos y documentos oficiales, 1922. p.401.

25 Ibidem, p.536.
El Perú y España durante el oncenio... Ascensión Martínez Riaza. - 19 -

efectivamente le es concedida (26). A nivel diplomático la conmemoración queda


prácticamente reducida a una recepción ofrecida por la legación peruana presidida
por Oscar Barrenechea en el Hotel Ritz (27).

26 La primera Página Iberoamericana que aparece en El Sol es de 19 de abril de


1921 y está dedicada a Venezuela. En la siguiente de 30 de abril ya aparece el
nombre de Manuel Bedoya como responsable.

27 AMRREE, Seccción Diplomática. Legación en España. Firmado Oscar


Barrenechea. Madrid, 15 de agosto 1921.
El Perú y España durante el oncenio... Ascensión Martínez Riaza. - 20 -

La visita del Cardenal Benlloch.-

Las paradojas del Oncenio se muestran también en las relaciones con el poder
eclesiástico. Leguía no dudó en alternar su proyecto de modernización con el
mantenimiento de relaciones amistosas con la Iglesia, condición necesaria para
ampliar su base de poder social y político. Pilar García Jordán ha realizado un
análisis profundo de este tema capital haciendo notar cómo en 1919 la Iglesia
peruana era muy diferente a la de 1821. Su papel había perdido preeminencia desde
la Independencia hasta la década de 1870. Entonces la jerarquía comprendió que
asumiendo las funciones que el Estado le asignaba podría reconquistar espacios y
consolidarse como estructura de poder, lo que lograría en la década de 1920 con el
auspicio de Leguía. Su regimen simultaneó medidas laicistas, como la aprobación
del matrimonio civil y la ley del divorcio, con la promulgación en 1920 de una
Constitución que ratificaba la confesionalidad del Estado peruano en el título
primero, artículo quinto que sentenciaba que "la Nación profesa la religión católica,
apostólica, romana. El Estado la protege". Hay que añadir que en las elecciones para
la Asamblea Constituyente de agosto de 1919, Leguía encargó a eclesiásticos la
constitución de las mesas electorales. En abril de 1923 se preparaba la consagración
del Perú al Sagrado Corazón de Jesús. En el discurso que había preparado para la
ocasión el Arzobispo de Lima, Emilio Lissón, sintetizaba los principios básicos del
nacionalcatolicismo peruano elaborado en las décadas anteriores. La respuesta
social no fue unánime, las manifestaciones multitudinarias en contra obligaron a
suspender el acto público, hecho que el prelado atribuyó a minorías protestantes y
anarquistas y a los estudiantes de San Marcos (GARCIA JORDAN, 1992:
333-335).

La visita oficial del Cardenal Juan Benlloch y Vivó, Arzobispo de Burgos y senador
del reino en representación de Su Santidad Pio XI y Su Majestad Alfonso XIII, en
noviembre de 1923 vendría a ratificar la trayectoria de Leguía en su empeño por
mantener buenas relaciones con la Iglesia (28). Se prolongó durante doce días a partir
del día 7 y comprendió un intenso programa de recepciones y visitas que incluyeron
a las más altas instancias civiles y eclesiásticas: el Palacio de Gobierno, el Senado
(recibido por los senadores de la Piedra, Bedoya y Piérola), la Municipalidad

28 Nacido en Valencia el 29 de diciembre de 1864, el cardenal Benlloch hizo una


brillante carrera eclesiástica. Fue obispo de Urgel y en agosto de 1908 tomó
posesión del Principado de Andorra. El 15 de julio de 1919 fue elegido senador
vitalicio del reino. Nombrado por Real Decreto de 21 de noviembre de 1918
Arzobispo de Burgos. Recibió el capelo cardenalicio en consistorio público
celebrado en Roma en junio de 1921.
El Perú y España durante el oncenio... Ascensión Martínez Riaza. - 21 -

(recibido por el alcalde Sr. Dasso), el Panteón de los Héroes, distintos colegios
religiosos de fundación española y agasajos privados ofrecidos por miembros de la
elite social, fueron algunos de los escenarios elegidos.

Los distintos actos dieron pie a discursos claramente hispanistas en los que se
realzaban los valores intrínsecos de la "nación hispanoamericana": raza, lengua,
tradición... Dado el carácter de la visita se resaltan los perfiles religiosos de la
comunidad hispana. Leguía y la cúpula de poder insisten en que el catolicismo es un
componente básico del nacionalismo peruano y proclaman las bondades de un
Estado confesional. Tema recurrente es también el de la trascendencia del
Descubrimiento que llevó al Perú la civilización y los valores de la raza, además de,
por supuesto, la religión. No deja de reiterarse que históricamente el Perú ha sido
"hijo predilecto" de España, el país en el más arraigaron sus donaciones y el que
más tardó en desligarse de la madre patria.

En ausencia del Arzobispo de Lima, Emilio Lissón, en visita a los Estados Unidos,
asumen las tareas protocolarias correspondientes a la jerarquía los obispos de
Arequipa, Monseñor Holguín, y el Cusco Monseñor Farfán, que le recibe en la
catedral de Lima. Las palabras que intercambian aunan "religión" y "raza". El
prelado del Cusco considera de vital importancia "para nuestra historia y para
nuestra raza el acercamiento cada día más creciente de estas repúblicas hijas a las
caricias de la madre...". Benlloch retoma el mensaje puntualizando que "con las
carabelas de Colón vino a esta bendita tierra la fe de Cristo y con los leones de
Castilla el vigor de la raza" (29).

Lugar preeminente en las actividades orquestadas en torno al ilustre visitante ocupa


la Unión Católica, organización que surge en 1886 como reacción a la progresiva
laicalización de la legislación y la sociedad peruanas. Desde su fundación asumió
una función religiosa, social y política. A partir de la base inicial de Arequipa se
extendió a otras ciudades importantes como Lima, Cusco y Cajamarca. Llegó a
contar con órganos de expresión propios y con secciones femeninas de gran
protagonismo. Tuvo que ver, aunque fueron teóricamente independientes, con la
fundación en Arequipa en octubre de 1913 de un Partido Católico que se propuso
"la defensa de los principios católicos de la vida política peruana a través de la
participación electoral" (GARCIA JORDAN, 1992: 319-332). De hecho es un

29 El Cardenal Benlloch en el Perú. Reseña completa de las recepciones,


discursos, ceremonias religiosas, homenajes y fiestas sociales. Recopilación del Dr.
Fausto E. Linares Málaga. Lima, Imprenta y Litografía T. Scheuch, 1924.
El Perú y España durante el oncenio... Ascensión Martínez Riaza. - 22 -

representante de la Unión Católica, D. Guillermo Basombrío, quien pronuncia las


primeras palabras de bienvenida a Benlloch a la capital la mañana del 7 de
noviembre. Predomina el referente religioso, llegando Basombrío a distorsionar la
realidad republicana al destacar "la adhesión incondicional" del país al Pontificado
Romano y la confesión de orgullo a la pertenencia a España, de la que se sienten
hijos predilectos. Benlloch está de acuerdo, en efecto, "el Perú tiene fama en España
de ser el hijo que mejor ha sabido perpetuar las tradiciones de la Madre Patria" (30).

La recepción oficial del gobierno tiene lugar el día 8 en el Palacio de Gobierno, la


vieja casa de Pizarro. Benlloch inicia la secuencia de intervenciones aprovechando
para intercalar continuas alusiones a Cristo, a la Virgen y, cómo no, a Santa Rosa de
Lima. Como enviado del Pontífice y del Rey de España se considera privilegiado
por juntar sus huellas en esas tierras "con las de aquellos intrépidos navegantes,
valientes guerreros y celosos y abnegados misioneros que os trajeron la fé, la
civilización y el progreso, trocando el sol de los Incas por el sol de la verdad que es
Cristo...". Leguía en reciprocidad hace un discurso sintomático de lo que venía
siendo su tónica hasta el momento. En lo religioso reniega de los "liberalismos
ingenuos" que al aflorjar los lazos espirituales atentan contra la solaridad humana, y
renueva la confesionalidad del Estado. Además hace una disección del
nacionalismo americano forjado en una comunidad religiosa y linguística. En eso
consiste, dice, América Latina (expresión que utiliza), no en una unidad geográfica
sino en una unidad espiritual basada en dos grandes símbolos: Cristo y la lengua de
Cervantes

"Mantener, pues, en estos pueblos la comunidad religiosa y la comunidad


linguística que son los principales factores que los juntan y asimilan es, no
sólo conservar su fisonomía y su tradición y, por lo tanto favorecer su
perpetuación como nacionalidades, sino mantener encendida en nuestra
alma colectiva la gratitud histórica que debemos a eso dos grandes
nexos..."(31).

El protagonismo de Leguía se repite en el banquete del día 10 de noviembre,


también en el Palacio de Gobierno, y al que asisten el personal de la Embajada
española, los ministros, el cuerpo diplomático y consular, diputados, miembros de
la Corte Suprema, obispos y el cabildo metropolitano. En el brindis, el Presidente de

30 Ibidem pp.65-66.

31 Ibidem pp.95-100
El Perú y España durante el oncenio... Ascensión Martínez Riaza. - 23 -

la República ofrece "el testimonio que, sin desmedro de la soberanía, debe el Perú a
las altas entidades que representais: la Iglesia, que es la religión del Estado, y la
Nación española que es madre de la nuestra". Benlloch no le va a la zaga y
acudiendo de nuevo a la historia y a la religión como dos caras de una sola moneda
responde que en efecto "Pizarro hizo hondeaar la bandera roja y gualda y afirmó en
su mano el puño de la espada, que era el signo de la cruz". Promete comunicar al
Papa que "en el Perú la religión del Estado es la católica", y a su Majestad el rey que
en el Perú "a España la llaman madre" (32).

En la despedida Leguía le ofrece una muestra inequívoca de amistad hacia España,


una prueba que restaña heridas históricas. Se trata de la aprobación por el Congreso,
con su firma, de un proyecto presentado al Parlamento por el Ministro de Guerra
Benjamín Huamán de los Heros para levantar un monumento en Lima a los
soldados españoles que sucumbieron en la guerra de la independencia y en el
combate del Dos de Mayo de 1866.

El Centenario de Ayacucho.-

Si en el Centenario de la Independencia el discurso y las manifestaciones


hispanistas estuvieron a la orden del día, el aniversario de Ayacucho en 1924 fue
una manifestación eminentemente hispanoamericana. Desde el punto de vista
oficial-diplomático se produce lo que el Perú considera un desplante, y es la
ausencia de un representante español de alto rango, acorde con la solemnidad que se
quiere dar a la conmemoración. En los preparativos, el gobierno peruano envió al
coronel Manuel Bonilla para que realizase una investigación histórica sobre la
batalla de Ayacucho y Jaime de Ojeda aconsejó que España enviase a un
representante de alta categoría, a ser posible un miembro de la familia real. Su
propuesta chocó con el obstáculo del tiempo ya que tardó casi dos meses en
recibirse y el informe que serviría de respuesta demoró quince días. Su autor
Manuel Allendesalazar desechó la sugerencia de que el representante fuera el
Cardenal Benlloch y además concluyó que España había cumplido suficientemente
su compromiso con la misión especial que había enviado al Centenario de la
Independencia. El jefe de sección del ministerio Antonio Pla y da Folgueira, y el
subsecretario Fernando Espinosa de los Monteros coinciden con él. Jaime de Ojeda
recibe un despacho instándole a que busque la salida que crea más conveniente
(MARTINEZ DE VELASCO, 1981: 190-192).

32 Ibidem pp.135-138.
El Perú y España durante el oncenio... Ascensión Martínez Riaza. - 24 -

La percepción del Ministro Plenipotenciario del Perú Eduardo S. Leguía es de un


desaire del gobierno español. El 26 de septiembre de 1924 informa de sus
conversaciones con el subsecretario de Estado Sr.Espinosa de los Monteros y con el
propio Primo de Rivera. Su visión es desoladora, ninguno menciona como posible
causa el retraimiento de la situación económica. Responden que España ya había
evidenciado su afecto al Perú enviando un buque de guerra y una embajada especial
al Centenario de la Independencia, ahora sólo podía investir a su ministro en Lima
con el carácter de Embajador Extraordinario. Concluye el representante peruano,
"El fracaso de esta negociación me afinca en la incertidumbre de que la España
oficial se caracteriza por su apatía en cuanto respecta a las relaciones de
acercamiento con América" (33).

Días después, a comienzos de noviembre, da cuenta del resultado de la invitación


que el gobierno ha cursado a una serie de intelectuales y artistas españoles para que
asistan a las ceremonias. Dice (lo que no se correspondería con la realidad), que
todos excepto B. Sanín Cano excusan su asistencia. El Ministro Plenipotenciario
adjunta las cartas correspondientes y achaca las negativas a razones de tipo
económico. La lista de invitados incluye a Ignacio Zuloaga, E. Gómez Baquero,
Romero de Torres, Luis Araquistain, Azorín, Santiago Ramón y Cajal, Antonio
Machado, Ramón del Valle Inclán, Manuel González de Hontoria, Gabriel Alomar,
A. Bonilla San Martín, Eugenio D'Ors, Ramiro de Maeztu, L. Torres Quevedo,
Niceto Alcalá Zamora, Rafael Altamira (que en una larga nota alega que le impiden
la asistencia sus obligaciones como Juez Permanente de Justicia Internacional, pero
que se adhiere por lo que significa para los liberales españoles de 1924), Gregorio
Marañón (que expresa su gran amor a la República peruana y recuerda a sus
discípulos), Mariano Benlliure (autor de la escultura a San Martín inaugurada en
1921), Miguel de Unamuno (que escribe desde su exilio en París y aduce esa
situación como razón), Julio Camba y Vicente Gay. Los dos últimos sí asisten junto
con Jiménez de Asua y el autor de teatro Francisco de Villaespesa (34).

Eduardo S. Leguía proporciona el 10 de diciembre una nueva muestra del


"desplante oficial" de España, al comunicar la negativa del Ministro de Estado a

33 AMRREE. Sección Diplomática. Legación en España. Reservado. Firmado


Eduardo S. Leguía, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario. Madrid, 26
de septiembre 1924

34 AMRREE. Sección Diplomática. Legación en España. Reservado.Firmado


Eduardo S. Leguía. Madrid, 6 de noviembre 1924.
El Perú y España durante el oncenio... Ascensión Martínez Riaza. - 25 -

realizar ningún tipo de acto para conmemorar el Centenario de Ayacucho. Por si


fuera poco, el gobernador de Madrid ha prohibido a la Federación Universitaria
Hispanoamericana la colocación de una corona en la tumba de La Serna (virrey del
Perú cuando se produjeron los triunfos de Bolívar y Sucre). Una vez más se lamenta
de que "Ambas actitudes, en extremo elocuentes, me afirman una vez más en el
convencimiento de que el gobierno español contempla, si no con desdén, por lo
menos con indiferencia cuanto respecta a su decantado espíritu hispanoamericano"
(35)
. Sólo algunas voces aisladas como el reconocido hispanista Víctor E. Ayarza,
consul del Perú en Portugal, se muestran partidarias de aprovechar el Centenario de
Ayacucho para concretar proyectos a corto plazo, como la celebración de un
congreso de prensa iberoamericana que siente las bases del estrechamiento de
relaciones, evadiendo la tutela de grupos ajenos al mundo hispano (36).

En el Perú diversos testimonios escritos, tanto en la prensa como en crónicas


monográficas, reseñan los principales actos. Están acreditadas embajadas y
misiones de 30 países. La representación española está integrada por el Ministro
Plenipotenciario, con categoría de Embajador Extraordinario Jaime de Ojeda;
Gonzalo de Ojeda, Primer Secretario; Emilio Boix Ferrer, Agregado Comercial; y el
capitán de corbeta Adolfo H. de Solas, Agregado Naval. Casi todas las
representaciones se alojan en el Hotel Bolívar, una de las obras arquitectónicas
emblemáticas del leguiismo. Los actos se inician con la celebración de un Te Deum
y los siguientes días son de intensa actividad. El 9 de diciembre se inaugura un
monumento a Sucre, con gran presencia de Argentina, Bolivia, Ecuador y
Venezuela. Al día siguiente en el Panteón de los Próceres se hace entrega al Perú de
la espada de Bolívar y un estandarte de Pizarro por parte del gobierno de Venezuela.
Su representante hace un breve recordatorio de España, "El estandarte de Pizarro
representa la conquista, ciertamente dura y cruel; pero no son sus crueldades y
durezas lo que ha perdurado, sino su resultado final, que fue la transmisión del alma
de España a las dormidas razas de la América" (SOTELA, 1927: 75). El día 15 tiene
lugar una solemne recepción que el Congreso del Perú ofrece a las delegaciones
parlamentarias de América y a todos los representantes diplomáticos asistentes
(DELGADO, 1924; MAX MEDINA, 1924).

El presidente Leguía pronuncia diversos discursos en los distintos actos de las

35 AMRREE. Sección Diplomática. Legación en España. Reservado. Firmado


Eduardo S. Leguía. Madrid, 10 de diciembre 1924.

36 Victor AYARZA. "España y el Centenario de Ayacucho". Unión


Iberoamericana, 3 de abril 1924. pp.1-4.
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fiestas del Centenario de Ayacucho. Uno de ellos va dirigido al Embajador


Extraordinario de España. Y a pesar de los incidentes que habían rodeado la
presencia española, vuelve a hacer alarde de hispanismo. Justifica la independencia,
como había hecho en 1921, no en términos de enfrentamiento con España, sino
como una consecuencia lógica de la madurez de unos pueblos que han llegado a la
necesidad de la emancipación jurídica como parte de "una crisis inevitable de
crecimiento". Los vínculos con la antigua metrópoli se mantienen intactos,

"Todo en América está unido al nombre venerable de vuestra patria. Para


arrancarnos a España del alma necesitaríamos quitarnos de la conciencia su
religión, de la vida sus costumbres, de la memoria sus tradiciones, de los
labios la más hermosa de las lenguas modernas y de las venas esa impetuosa
sangre que animó a los héroes que, partiendo de las fronteras de un reino en
donde se oía la trompeta del Palacio Real, no sólo reintegraron el suelo
perdido de la patria, sino que conquistaron todos los mares y todos los
continentes del planeta, llegando en su marcha triunfal hasta el Imperio del
Sol, en donde Pizarro renovó las hazañas de Don Pelayo y el Cid"
(SOTELA, 1927: 120-121)

Las ceremonias oficiales se completan con actividades lúdicas y culturales. Entre las
primeras, una corrida de toros en la plaza de Acho, la más antigua de América, con
Juan Belmonte como figura principal. Entre las segundas la participación del poeta
José Santos Chocano que dedica un poema épico en homenaje a los héroes, y la
representación en el teatro Forero (luego Municipal) de la producción dramática de
Francisco de Villaespesa El Sol de Ayacucho.

El ciclo se cerraría ya en pleno declive del Oncenio y de la Dictadura de Primo de


Rivera. Con la Exposición Iberoamericana de Sevilla, es España la que busca
construir, en su terreno, la imagen de líder de la comunidad iberamericana. De ser
un proyecto privado, pasaría al auspicio oficial. El Perú trata de quemar cartuchos y
tener una representación acorde a su posición privilegiada. Los intentos estarían
surcados por una pugna interna y por problemas financieros que no empañarían sin
embargo la grandilocuencia del discurso oficial.

En la década de 1930 se convulsionarían las relaciones entre el Perú y España como


resultado en buena medida de lo que serían sus dinámicas internas. En España el
advenimiento de la Segunda República quedaría truncado por la Guerra Civil. El
Perú sería gobernado hasta 1939 por los regímenes militares de Sánchez Cerro y
Benavides que reconocería oficialmente al gobierno de Franco. A pesar de las
El Perú y España durante el oncenio... Ascensión Martínez Riaza. - 27 -

posibilidades y los fondos documentales existentes, es un periodo escasamente


estudiado, como lo son en general las relaciones entre ambos países.
El Perú y España durante el oncenio... Ascensión Martínez Riaza. - 28 -

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