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En complemento a esta idea, Andrés Malamud expone que “la condición histórica
del surgimiento de los partidos fue el incremento de la participación política, que se
verificó fundamentalmente a partir de la profundización del proceso de urbanización
de los siglos XVIII y XIX” (2003, 322) y que el sustrato indispensable mediante el cual
se desarrollaron fue el parlamento, como el órgano de representación política por
excelencia al que la burguesía fue constituyendo como herramienta de control
gubernamental.
A partir de entonces es posible advertir ciertos elementos comunes en los partidos
políticos, como se puede advertir en las propuestas teóricas de los autores que se
muestran en la Ilustración 1.
Fuente: Elaboración propia con base en Bartolini (1995), Sartori (2005) y Cotarelo
(1985)
De cuadros
Los partidos de cuadros nacieron en la primera mitad del siglo XIX en Europa, en los
regímenes semidemocráticos y de sufragio restringido. Eran organizaciones
controladas por un pequeño grupo de líderes, usualmente al frente del grupo
legislativo del partido, con poca participación, influencia o control por parte de la
mayoría de los miembros, pero con apoyos ocasionales de estos. Sus estructuras
organizacionales eran débiles, ya que se basaban principalmente en las redes
interpersonales.
La actividad principal de estos partidos tenía lugar en época de elecciones, tiempo
durante el cual cada grupo luchaba, primero, por las candidaturas al interior de su
organización y, después, en la competencia frente al partido oponente.
De masas
Durante la primera mitad del siglo XX, la extensión del sufragio y la llegada de las
ideologías de las clases sociales dieron origen a los partidos de masas. A diferencia
de los de cuadros, los de masas, siendo más numerosos, se organizaron en secciones,
eran centralizados y estaban fuertemente articulados (Duverger 2012, 96). El mismo
diseño obligó a que se transformaran en estructuras rígidas que, desde una posición
central, tomaban decisiones que ejecutaban las secciones en las que se encuadraban
los leales al partido. Los partidos de masas son un fenómeno moderno porque el
sufragio universal es una condición del siglo XX, antes no había una cantidad
importante de votantes. Un factor a considerar consiste en que con la expansión de
la ciudadanía también aumentaron las demandas sociales. Quizás por ello en este
tipo de partidos es posible advertir un origen socialista o revolucionario. En el primer
caso los partidos eran constituidos por obreros, en tanto que en el segundo lo
conformaban grupos armados, indistintamente de derecha y de izquierda, que
buscaban combatir el statu quo. La sección fue la estructura de los partidos
socialistas, mientras que la célula lo fue de algunas manifestaciones de los partidos
revolucionarios, como ocurrió con los comunistas y fascistas.
Una característica común consiste en que tenían una organización sólida y una
amplia base de afiliados que hacían aportaciones económicas al partido. Su
membresía era amplia, activa y comprometida. Mantenían lazos fuertes con
organizaciones externas, como sindicatos, entidades religiosas y medios de
comunicación.
De militantes
Los partidos de militantes, al igual que sus antecesores, son producto del sufragio
universal, de la regularidad de las elecciones y de la profesionalización del quehacer
político. No obstante, los partidos de militantes son más abiertos que los de cuadros
porque, en principio, todo el que se presente puede convertirse en militante. Son
más cerrados que los partidos de masas porque los militantes tienen que demostrar
su valía, su importancia, interés y compromiso con la organización política; no
solamente deben acudir a votar por el partido, tienen que trabajar para él.
El partido “atrapa todo” o catch all party es una categoría acuñada por Otto
Kirchheimer en 1966 para denominar la transformación de los partidos de militantes
en la década de los sesenta, en un contexto de reconstrucción posterior a la Segunda
Guerra Mundial.
Profesional electoral
Las funciones de los partidos políticos están vinculadas al contexto social en el que
actúan, a las transformaciones del sistema político, a la expansión del sufragio y al
incremento de la ciudadanía, entre otros aspectos. Los partidos actuales intentan
mantener, al mismo tiempo, vínculos con las instituciones y con la sociedad, debido
a su función de intermediarios entre los gobernados y los gobernantes.
De acuerdo con Mario Fernández, las funciones de los partidos políticos, que se
describen a continuación, se pueden dividir en dos grandes aspectos: la
representación de la sociedad y la operación del régimen político (1986).
Representación de la sociedad
Además, de acuerdo con Lipset y Rokkan, los partidos actúan como agentes de la
gestión del conflicto y como instrumentos de integración, a partir de lo que
denominan líneas críticas de ruptura o clivajes (en Nohlen 1994, 42).
Número de partidos.
Tamaño de los partidos.
Distancia ideológica entre los partidos.
Pautas de interacción entre los partidos.
Relación de los partidos con la sociedad o con grupos sociales.
Actitud de los partidos frente al sistema político.
Por su parte, la cristalización se relaciona más con las percepciones sobre el partido
que se estudia, es decir, se mide el grado de consolidación ideológica o programática
en función de cómo los miembros de los otros partidos consideran la actuación de
un partido específico (Ruiz y Otero 2014, 114; García y Ruiz 2001).
Para identificar cómo interactúan los partidos políticos a nivel interno, se usa la
coherencia partidista. Esta puede ser de dos tipos: programática, mide las similitudes
entre las posiciones de los distintos miembros del partido a partir de la identificación
de los grados de consenso o disenso respecto de un tema específico, y organizativa,
mide el grado de acuerdo entre los miembros del partido sobre su gestión interna.
Para medir la interacción en el Poder Legislativo no basta con contar a los partidos
que tienen registro en un país determinado, ni a todos los que han participado en
las elecciones durante un periodo en específico, ya que seguramente en varios casos
existen partidos que, aunque participan constantemente en las elecciones, no tienen
respaldo ciudadano significativo, o bien, solo existen durante un periodo corto. Por
lo tanto, en adelante veremos cómo identificar a los partidos relevantes en un
sistema determinado, a partir de la definición de algunos criterios.
Sartori propuso contar solamente a los partidos que tenían fuerza para integrar una
alianza, o bien para oponerse a una medida de gobierno, sin importar su tamaño, lo
que significa que podemos excluir a los partidos que no tienen posibilidades de
coalición ni posibilidades de chantaje (2002, 155). A la inversa, debemos contar a
todos los partidos que tienen importancia gubernamental en la liza en que se
deciden las coaliciones e importancia competitiva en la liza de la oposición.
La coalición o el chantaje a los que se refiere Sartori pueden ejemplificarse con las
posibles interacciones en dos sistemas diferentes, el primero con dos partidos
relevantes y el segundo con tres partidos relevantes:
Polarización
La polarización determina un valor numérico para medir la distancia entre las fuerzas
electorales (partidos o coaliciones) de un país en un momento determinado,
tomando en cuenta la cantidad de votos o escaños obtenidos por cada una de dichas
fuerzas (Sartori 1992). La relación causal es la siguiente:
Observa el siguiente video que ilustra las categorías de polarización a partir de los
resultados electorales de las elecciones en México durante 1967, 1997 y 2009,
respectivamente, así como un caso hipotético que muestra la polarización extrema
o absoluta.
Superposición
Como has estudiado en este módulo, tanto los sistemas electorales como los
sistemas de partidos permiten cumplir uno de los principales objetivos de los
regímenes democráticos, que consiste en generar representación política. Por medio
de las reglas electorales, los partidos logran participar y competir en comicios para
obtener cargos legislativos y ejecutivos. En tal virtud, existe un vínculo indisoluble de
reciprocidad entre ambos sistemas: las modificaciones que se realizan en uno
tienden a afectar al otro.
Las consecuencias políticas más evidentes del diseño de los sistemas electorales son
las llamadas mayorías manufacturadas o prefabricadas. Esto sucede cuando un
partido político obtiene la mayoría absoluta de un órgano colegiado, sin importar
que su cantidad de votos haya sido menor a otros. Este efecto se genera por la
diferencia que existe entre el porcentaje de votos y el porcentaje de escaños. Este
fenómeno también se conoce como sesgo de la representación legislativa.
Así, una forma de medir las consecuencias políticas de un sistema electoral específico
es calculando la diferencia entre el porcentaje de votos obtenido por un partido
político y su porcentaje de escaños en el poder legislativo. Esta medida sirve para
evaluar qué tan proporcional o desproporcional es el sistema electoral empleado.
Estos supuestos tienen el propósito de identificar los efectos que los sistemas
electorales generan en los sistemas de partidos, en la integración de los poderes
políticos y en la elaboración de las políticas que pretenda impulsar un gobierno
determinado.
Los índices más comunes para determinar las posibles consecuencias de un sistema
electoral sobre el sistema de partidos de un país se denominan son el de
fragmentación, el de proporcionalidad, el de número efectivo de partidos electorales
(NEPE) y el de número efectivo de partidos parlamentarios (NEPP), tal como se
muestra en la Ilustración 4.
2.4.1 Fragmentación
El valor del índice va desde 0 a 100, y un valor más bajo implica menor
desproporcionalidad (o mayor proporcionalidad), y viceversa.
Estas tres tendencias son mucho más fuertes en los sistemas de mayoría que en los
de representación proporcional. Sin embargo, en los sistemas de RP, las reglas
también pueden excluir del reparto a los partidos que no alcancen el umbral legal y
entonces la distribución de escaños se realiza únicamente entre los que logran
rebasar la barrera, como viste en la Unidad 1.
El índice NEPE se calcula dividiendo uno entre la sumatoria de los cuadrados de los
porcentajes de votos obtenidos por los partidos políticos, observa el caso hipotético
del siguiente video para aprender a calcularlo:
El índice NEPE tiene como propósito evaluar la importancia de los partidos políticos
al interior del sistema.
El índice NEPP pretende medir el peso de los partidos en los congresos para
coaligarse o tener la posibilidad de influir en la formulación de las políticas públicas.