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Así empieza La peor señora del mundo, una historia de Francisco Hinojosa que narra la malicia de esta cruel

mujer y cómo los habitantes del pueblo encuentran la forma de plantarle cara, a través de una ingeniosa
estrategia, para conseguir liberarse de sus maldades.

En ningún lugar del mundo jamás se había conocido a una señora tan malvada, ¡la peor de todas las señoras!
Imaginaos lo mala que podía llegar a ser que a sus pobres cinco hijos les alimentaba con comida para perros y
les echaba limón en los ojos (tanto si se portaban bien, como si se portaban mal). Pero no solo abusaba hasta
el infinito de sus hijos, el resto de habitantes de Turambul, e incluso los animales, padecían sus fechorías. Sí
señores, ¡era la matona del pueblo!

Les pegaba bofetadas a sus hijos, mordía las orejas de los carpinteros,
apagaba su puro en los ombligos de los taxistas, daba coscorrones en la
cabeza de los niños, puntapiés a las ancianitas, puñetazos en los ojos a los
generales del ejército y reglazos en las manos de los policías.

Todos corrían cuando la veían venir, hasta que un día decidieron confeccionar una estrategia para derrotar a su
adversaria: ¡vamos a festejar sus vilezas! La peor señora del mundo disfrutaba aterrorizando a los demás, por lo
que tales festejos y agradecimientos (pellizco tras pellizco, pisotón tras pisotón…) la tenían desconcertada, así
que decidió cambiar su estrategia haciendo totalmente lo contrario: hizo algo bueno y recibió un reproche de su
contrincante. Así fue como el ingenio y la inocencia ganó frente a la fuerza física y la ignorancia.

Bajo este título tan atrayente, Hinojosa, influenciado por Roald Dahl, juega con el sinsentido, la exageración y lo
absurdo como fuente de humor en sus relatos. Un juego literario donde la mezcla de crueldad, transgresión y
grosería engancha al lector, que se siente atraído por este mundo en el que la incongruencia le provoca una
gran fuente de diversión, a la par de que provoca en él una gran actividad emocional y mental. Chukovsky (1971),
ya nos hablaba sobre estos aspectos en los que la falsa realidad, la perversión de la verdad a través de la
estupidez y la inversión de la relación normal de las cosas resultan gratificantes y divierten. Cuando más
conscientes somos de la relación correcta de las cosas, más motivados estamos a violar las reglas del juego y
darle un efecto cómico. Esto lo vemos claramente representado en este relato, caricaturesco de principio a fin,
donde la señora más mala del mundo disfruta con su mezquindad, provocando el terror por donde quiera que
vaya (un personaje literario al cual no podemos resistirnos).

Las ilustraciones en blanco y negro (en la edición del 1992) complementan la narración plasmando la esencia
de cada una de las escenas. Un lenguaje claro combinado con dibujos caricaturescos, exagerados, que
describen a la perfección los rasgos más característicos de los personajes y nos sacan una sonrisa de la boca
al observarlos. Todo ello proporciona una lectura rápida y agradable para cualquier niño, y como no, cualquier
adulto.

Una obra que, adaptada al teatro (con gran éxito) y publicada por primera vez en 1992 por Fondo de Cultura
Económica, se ha convertido en un clásico contemporáneo de la LIJ, siendo uno de los títulos más vendidos
por la editorial, quien la ha reeditado en 2010 para conmemorar sus 75 años.

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