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Trabajo realizado por Cecilia Portal para la Universidad Siglo 21

Resumen

El Código Civil y Comercial ha incorporado la obligación alimentaria de los progenitores en


caso de hijos mayores de edad y hasta los 25 años, cuando estos estudien. Ello, en pos de
garantizarles la protección de su derecho alimentario hasta que se encuentren más asentados
en su vida adulta. Sin embargo, dicho plexo normativo no ha dispuesto si dicha obligación
debe ser respondida en caso de imposibilidad de sus progenitores, por sus abuelos o parientes
afines.

En tal sentido, el presente trabajo de investigación analizará la legislación vigente, como así
también lo dispuesto por la doctrina y la jurisprudencia al respecto. Ello a los fines de
analizar si es equivalente y con el mismo alcance y límites el derecho de alimentos del menor
de edad al del mayor de edad que requiere el apoyo económico de sus padres para seguir
estudiando luego de la mayoría de edad.

Palabras claves: hijos mayores de edad – obligados alimentarios - derecho alimentario –


Código Civil y Comercial – obligación alimentaria

Abstract

The Civil and Commercial Code has incorporated the maintenance obligation of parents in
the case of children of legal age and up to 25 years of age, when they study. This, in order to
guarantee them the protection of their right to food until they are more settled in their adult
lives. However, this normative plexus has not decided whether this obligation should be
answered in the event of the impossibility of their parents, their grandparents or related
relatives.

In this sense, the present research work will analyze the current legislation, as well as the
provisions of the doctrine and jurisprudence in this regard. This is for the purpose of
analyzing whether the minor's right to food is equal and with the same scope and limits as
that of the adult who requires the financial support of their parents to continue studying after
the age of majority.

Keywords: children of legal age – food obligors - food law – Civil and Commercial Code
– food obligation
Índice

Introducción ............................................................................................................................... 6
Capítulo 1: La obligación alimentaria en el Código Civil y Comercial .................................... 9
Introducción ........................................................................................................................... 9
1.1. Obligación alimentaria y su regulación actual en el Código Civil y Comercial ..... 9
1.2. Diferencias con la legislación anterior .................................................................. 12
1.3. Obligación alimentaria que surge de la responsabilidad parental ......................... 13
1.4. Obligación alimentaria que surge de la relación de pareja (matrimonio o unión
convivencial) .................................................................................................................... 17
1.5. Obligación alimentaria hacia los ascendientes ...................................................... 19
1.5.1. Contenido de la obligación ................................................................................ 19
1.5.2. Caracteres del derecho alimentario .................................................................... 20
1.6. Algunas cuestiones relativas al juicio de alimentos .............................................. 21
1.7. La figura del delito de Incumplimiento de Deberes de Asistencia Familiar ......... 22
Conclusión............................................................................................................................ 24
Capítulo 2: La obligación alimentaria de abuelos o parientes afines....................................... 25
Introducción ......................................................................................................................... 25
2.1. La obligación alimentaria de los abuelos y de otros parientes (incluso progenitor
afín) con respecto a los nietos........................................................................................... 25
2.2. La obligación alimentaria ...................................................................................... 26
2.3. Obligación alimentaria por parte de los abuelos ................................................... 27
2.4. Obligación alimentaria según el vínculo ............................................................... 31
2.5. La obligación alimentaria de otros parientes y del progenitor afín ....................... 32
Conclusión............................................................................................................................ 37
Capítulo 3: Alimentos al hijo mayor de edad .......................................................................... 39
Introducción ......................................................................................................................... 39
3.1. Alimentos debidos al hijo mayor de edad ............................................................. 39
3.2. Cuando el hijo mayor continua sus estudios ......................................................... 40
3.3. Supuestos que proceden......................................................................................... 42
3.4. Regulación del Código Civil y Comercial y sus fundamentos .............................. 43
3.5. Cuestiones procesales para el otorgamiento del beneficio .................................... 50
3.6. El supuesto de incumplimiento alimentario .......................................................... 51
Conclusión............................................................................................................................ 52
Capítulo 4: El derecho a la alimentación y su tratamiento en la jurisprudencia ...................... 54
Introducción ......................................................................................................................... 54
4.1. Derecho a la alimentación. Descripción general ................................................... 55
4.2. Dependencia alimentar en el marco del derecho ................................................... 56
4.3. Jurisprudencia al mayor de edad que sufre de discapacidad física........................ 57
4.4. Jurisprudencia del derecho alimentar cuando el afectado está en fase de estudios y
desarrollo profesional ....................................................................................................... 58
4.5. Jurisprudencia negada al mayor de edad en situación de dependencia ................. 61
4.6. Alcance de la jurisprudencia cuando el derecho alimentario es necesario para el
mayor de edad ................................................................................................................... 63
4.6.1. Intervención de la madre ante derechos alimentarios atrasados ........................ 63
4.6.2. Intervención de los padres cuando el hijo no puede aún ser insertado en el
campo laboral ................................................................................................................... 64
4.6.3. Límite del derecho legal para apoyar al mayor de edad en su derecho de
alimentación...................................................................................................................... 65
4.7. Jurisprudencia ante el mayor de edad cuyos padres tienen hijos menores que
deben sustentar ................................................................................................................. 66
4.8. Derecho del mayor de edad cuando la figura paterna no existe ............................ 67
4.9. Jurisprudencia aplicada en la demanda de una nieta contra su abuela .................. 67
Conclusión............................................................................................................................ 70
Conclusiones finales ................................................................................................................ 71
Bibliografía .............................................................................................................................. 74
Doctrina ................................................................................................................................ 74
Jurisprudencia....................................................................................................................... 76
Legislación ........................................................................................................................... 77
Introducción

El presente trabajo de investigación analizará el caso particular de los mayores de


edad que continúan estudiando y su derecho a recibir manutención por parte de sus padres y/o
familiares. Esta cuestión surge a partir del hecho que existe una obligación a mantener a los
mayores de edad si siguen estudiando por parte de los padres reconocidos por el nuevo
Código Civil y Comerciales. Sin embargo no queda del todo claro si las mismas obligaciones
y del mismo tenor se aplican que en el caso de los niños. Esta duda surge porque en el caso
de los niños, juega un papel importante el interés superior del niño, mientras que en el caso
de los mayores de edad no se puede o podría reconocer dicho principio.

Al respecto, la pregunta de investigación apuntará a responder lo siguiente: ¿es


equivalente y con el mismo alcance y límites el derecho de alimentos del menor de edad al
del mayor de edad que requiere el apoyo económico de sus padres para seguir estudiando?

Las obligaciones alimentarias se desprenden del vínculo filiatorio entre alimentado y


alimentante, quien debe suplir las necesidades de aquél a los fines de sustentarlo y
garantizarle un estándar de vida satisfactorio. Sin embargo, existen excepciones, es por ello
que el Estado, a través de las leyes marca una serie de obligaciones para este tipo de
relaciones paterno filiales en las que el sujeto más vulnerable jurídicamente hablando suele
ser el hijo.

Con la entrada en vigencia del nuevo Código Civil y Comercial, el mundo jurídico
argentino buscó adaptarse a las nuevas exigencias sociales, precisamente dentro de esos
cambios presentados nos vemos con los derechos y responsabilidades presentes en las
relaciones paterno filiales. Entre esos derechos esta uno fundamental y humano como es el
derecho a la alimentación que tienen los hijos y que debe ser garantizado por los padres de
estos. Sin embargo todavía no existe suficiente claridad al respecto de este derecho y es por
eso que se hace imperioso el hecho de hacer un investigación extensiva sobre cuál es su
alcance y su significado, atento a que se ha extendido la responsabilidad alimentaria del
progenitor hasta que su hijo alcance la edad de 25 años y continúe estudiando.

Así, el objetivo general es analizar si es equivalente y con el mismo alcance y límites


el derecho de alimentos del menor de edad al del mayor de edad que requiere el apoyo
económico de sus padres para seguir estudiando.
Mientras que los objetivos específicos consistirán en analizar el derecho de alimentos
por parte de menores y mayores de edad en caso de continuar con sus estudios; definir la
responsabilidad que tienen los padres, tutores, encargados, tíos y abuelos frente a quienes
reclaman alimentos; indagar en torno a los fallos que trataron esta cuestión con especial
atención a los que tomaron en cuenta el Código Civil y Comercial; y, determinar los
requisitos que debe cumplir el mayor de edad para poder reclamar a sus padres.

La hipótesis por confirmar, o descartar, es que las obligaciones alimentarias del niño
menor y mayor de edad son equivalentes en caso de que estudie, dado que el Código Civil y
Comercial ha extendido dicha protección.

Ahora bien, respecto del tipo de investigación, se utilizará la descriptiva; mientras que
como estrategia metodología se asumirá una cualitativa. Por lo tanto, se obtendrán datos e
información sobre el tópico de estudio, sobre diferentes perspectivas y puntos de vista con el
objetivo de entender la situación actual de la legislación en torno a los alimentos de los
menores.

Para realizar la presente investigación la técnica será observación de datos y de


documentos para poder contrastar las diversas posiciones y los cambios que hubo en términos
de legislación de alimentos. En cuanto a las técnicas de análisis de datos, se utilizarán
preferentemente las estrategias de análisis documental y de contenido, en cuanto que las
mismas nos permitirán interpretar los fallos y la situación de la legislación de alimentos en
casos de menores y mayores de edad.

Este trabajo si bien tomará como centro de análisis la situación jurídica a partir de la
sanción del Código Civil y Comercial, se tomarán en consideración la evolución en materia
de concepción jurídico-penal que hubo en la historia de la legislación y jurisprudencia
Argentina en torno a la cuestión. En cuanto a los niveles de análisis, la investigación tomará
como referencia la jurisprudencia nacional, y la legislación nacional. También se tomará
como referencia la legislación de otros estados a la hora de analizar cómo se ha
compatibilizado un marco constitucional similar al nuestro con la legislación en torno a los
alimentos de mayores de edad.

El presente trabajo de investigación se dividirá en cuatro capítulos. El Capítulo I


analizará la obligación alimentaria, los diferentes tipos de ella, su contenido y sus caracteres.
Mientras que el Capítulo II examinará la obligación alimentaria de los abuelos o de los
parientes afines, en qué consiste y cuáles son los otros parientes que podrán hacer frente a
dicha obligación.

El Capítulo III tratará los alimentos del hijo mayor de edad, los diferentes supuestos
previstos por el Código Civil y Comercial, las cuestiones procesales que se han de tener en
cuenta y qué rubros se han de afrontar. El Capítulo IV analizará la jurisprudencia en relación
al derecho de alimentación de los hijos y el hecho de que otros parientes los afronten.
Finalmente, se expondrán las conclusiones finales.
Capítulo 1: La obligación alimentaria en el Código Civil y Comercial

Introducción

La alimentación constituye un derecho fundamental del ser humano, por tal razón es
considerado un deber del Estado desarrollar las bases para su efectiva protección y
cumplimiento dentro de la familia, entendida esta como el núcleo de la sociedad.

Así lo concibió la Declaración de los Derechos Humanos del año 1948, así como
también la Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José de 1969, y
más recientemente en la Convención sobre los Derechos del Niño, en la cual se explanó de
manera más explícita todo lo concerniente al derecho alimentario y la obligación que tienen
los padres o parientes de garantizar su cabal cumplimiento.

En tal sentido, se plantea la presente investigación, cuyo objetivo principal es analizar


pormenorizadamente la obligación alimentaria en el marco del nuevo Código Civil y
Comercial de Argentina, tocando puntos relevantes como son el ámbito de aplicación,
diferencias con la legislación anterior.

De igual manera, se analizará la obligación alimentaria que surge de las relaciones


parentales, sea entre padre e hijos, parientes ascendientes, cónyuges; el contenido de la
obligación, sus características, algunas aspectos relativas al juicio de alimentos y la figura del
delito de Incumplimiento de Deberes de Asistencia Familiar, entre otros aspectos.

De acuerdo con el planteamiento efectuado, el presente capítulo es de vital


importancia pues permite evaluar si la reforma del Código Civil y Comercial permitirá
garantizar el derecho alimentario a las personas más necesitadas como lo son los niños, niñas,
adolescentes y personas vulnerables o necesitadas, su ámbito de aplicación y herramientas
procesales.

1.1. Obligación alimentaria y su regulación actual en el Código Civil y Comercial

La obligación alimentaria está concebida como un derecho fundamental del ser


humano, así fue previsto por la Organización de Naciones Unidas (ONU) cuando estableció
el acceso a una alimentación adecuada como un derecho individual y de responsabilidad
colectiva, tanto del Estado como de particulares.
Esta concepción fue desarrollada en la Declaración de los Derechos Humanos del año
1948, donde se estableció que: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que
le asegure, así como a su familia, la salud, y el bienestar, en especial, la alimentación”1.
Tal principio fue ratificado en el año 1969, en la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, también conocida como Pacto de San José, en cuyos artículos 17 y 19,
imponen la obligación de los Estados miembros de proteger a la familia y en especial a los
niños. Así, el artículo 17 es del tenor siguiente:
Artículo 17. Protección a la Familia. (…) 4. Los Estados Partes deben tomar
medidas apropiadas para asegurar la igualdad de derechos y la adecuada
equivalencia de responsabilidades de los cónyuges en cuanto al matrimonio,
durante el matrimonio y en caso de disolución del mismo. En caso de disolución,
se adoptarán disposiciones que aseguren la protección necesaria de los hijos,
sobre la base única del interés y conveniencia de ellos. 5. La ley debe reconocer
iguales derechos tanto a los hijos nacidos fuera de matrimonio como a los nacidos
dentro del mismo2.
De la norma precedentemente transcrita, se colige el deber del Estado en relación a la
institución de la familia, destacando la obligación que tiene de tomar las medidas, a través de
las leyes que adopten, para garantizar la igualdad de derechos y responsabilidades entre
cónyuges, durante el matrimonio y después de su disolución, tendiendo a la protección
integral de los hijos.
En el mismo marco de ideas, el artículo 19 de la mencionada la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, señala: “Derechos del Niño. Todo niño tiene derecho a
las medidas de protección que su condición de menor requieren por parte de su familia, de la
sociedad y del Estado”3, estableciendo con ello el principio que la familia, sociedad y Estado
tienen el deber de brindarle a todo niño las condiciones necesarias y adecuadas para su
desarrollo como persona, que incluye no solo su alimentación, sino asistencia integral
(educación, esparcimiento, asistencia médica).
Con más precisión, se encuentra la Convención sobre los Derechos del Niño4, en la
cual existe un reconocimiento expreso de la condición de los niños, niñas y adolescentes
como sujetos de derecho, y teniendo la premisa fundamental de su interés superior para el

1
Declaración Universal de los Derechos Humanos. [Resolución Nº 217 A (III)], París, Francia, diciembre 10,
1948. Asamblea General de las Naciones Unidas.
2
Ley 23.054 que ratifica la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Boletín Oficial de la República
Argentina, 22 de noviembre de 1969.
3
Ley 23.054 que ratifica la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Boletín Oficial de la República
Argentina, 22 de noviembre de 1969.
4
Ley 23.849 que ratifica la Convención sobre los Derechos del Niño. Boletín Oficial de la República Argentina,
del 16 de octubre de 1990.
efectivo goce y disfrute de sus derechos, así como la protección integral de ellos, para un
desarrollo físico, psicológico y espiritual.
Partiendo de estas premisas, y como una manera de reconocer los derechos y garantías
que tienen los hijos (sean estos niños, niñas y adolescentes, e incluso adultos cuando no
tengan como satisfacer sus necesidades o estén estudiando), el Código Civil y Comercial de
Argentina, reformado recientemente en el año 2015, en su artículo 659, define la obligación
alimentaria como “la satisfacción de las necesidades de los hijos de manutención, educación,
esparcimiento, vestimenta, habitación, asistencia, gastos por enfermedad y los gastos
necesarios para adquirir una profesión u oficio”5.
Así mismo, el mencionado Código Civil y Comercial hace una nueva inclusión en
cuanto a la forma de cumplirlo, cuando indica que tal obligación alimentaria está constituida
por prestaciones monetarias o en especie, haciendo la distinción que tal pago será
proporcional a la posibilidad económica del obligado y necesidades del alimentado.
Es así que, dentro de esta perspectiva, la obligación alimentaria debe ser entendida
como un deber del padre-madre para satisfacer las necesidades de sus hijos, conforme a su
condición y fortuna, pero que esta sea suficiente “para que pueda satisfacer sus necesidades
elementales o básicas de alimentación, educación, vestimenta, habitación, esparcimiento,
medicación, entre otros” (Petrillo, 2016, p. 4).
Así pues, desde el punto de vista jurídico, la obligación alimentaria no es más que un
tipo de obligación de ejecución permanente entre padre e hijo, al prolongarse en el tiempo
hasta que el hijo cumpla los veintiún años o más, y contempla no solo la manutención del
hijo, sino la satisfacción de otras necesidades básicas como vestido, asistencia médica, etc.
Dichas premisas son compartidas por Tonon (2016), quien sostiene:
…el concepto alimentos en el ordenamiento jurídico nacional -y también
internacional- no solo comprende aquello necesario para la nutrición del ser
humano, sino que abarca un conjunto de elementos indispensables para un
desarrollo sano y un desenvolvimiento armónico por parte del alimentado
respecto del entorno social y cultural al que pertenece (p. 2).
Sobre la base de dichas definiciones, la legislación argentina previó proteger a la
persona más vulnerable; es decir, aquel menor que se encuentre bajo la tutela de uno de los
padres, aquel hijo que sea mayor de 21 y hasta los 25 años cuando se encuentre estudiando, e
incluso trata de proteger a aquel ex cónyuge o pariente que no tenga como cubrir sus
necesidades básicas, realizando así cambios profundos en relación con la legislación anterior.

5
Código Civil y de Comercio. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de octubre de 2014.
En efecto, dicho texto normativo no solo efectuó cambios sustanciales en cuanto a su
alcance sino además, sino que además incluyó nuevas normas en relación a las personas
sujetas a su aplicación y contempló cambios en relación a la responsabilidad parental que
anteriormente era conocida como patria potestad, adaptándose de esta manera a la
Convención de los Derechos del Niño6, cuyo fin primordial es la protección y el bienestar de
los niños, niñas y adolescentes.
Sobre este particular, sostiene que la reforma de esta ley implicó cambios profundos
en materia de derecho de familia “y en particular en cuanto al derecho asistencial vinculado
al derecho matrimonial, a la unión convivencial, al parentesco y a la responsabilidad
parental” (Pitrau, 2016, p. 1).
Así pues, además de proteger integralmente a los niños, niñas y adolescentes, en el
marco de relaciones familiares, la obligación alimentaria extiende este deber a los hijos hasta
los veintiún años, a menos que éste tenga recursos suficientes, o hasta los veinticinco años en
aquellos casos en que “se halle cursando estudios o preparándose para adquirir un arte u
oficio, y ello le impida proveerse los medios necesarios para su sostenimiento, de
conformidad con lo establecido en el artículo 663” (Dellutri, 2016, p. 1).
Esto con el objeto de dar una respuesta más adecuada a la realidad actual, siendo
acordes al fin último de la Convención sobre los Derechos del Niño, como lo es la protección
integral del niño, niña y adolescente, así como también tiende a la protección de los más
vulnerables y desasistidos, en especial a aquellos parientes, ex cónyuges, entre otros, que no
tengan como satisfacer sus necesidades básicas.

1.2. Diferencias con la legislación anterior

El novísimo Código Civil y Comercial de Argentina efectuó importantes cambios en


cuanto al alcance, el bien jurídico objeto de protección, la forma de cumplimiento, así como
su procedimiento ante la falta de regulación que se observaba en el código anterior, el cual a
criterio de muchos doctrinarios ha sido beneficioso en algunos aspectos y para otros ha sido
negativo.
Así pues, para algunos autores como Pitrau (2016, p. 1), el nuevo Código Civil y
Comercial tiene diferencias sustanciales con respecto a la ley anterior, entre otras, la falta de
previsión de normas transitorias que “ofrezca una respuesta precisa y certera a la cuestión de
la aplicación de la nueva legislación a las situaciones y relaciones jurídicas nacidas bajo el

6
Ley 23.849 que ratifica la Convención sobre los Derechos del Niño. Boletín Oficial de la República Argentina,
del 16 de octubre de 1990.
amparo del Código anterior y aún vigentes al momento de la entrada del nuevo régimen”, lo
que a su juicio, tiene una trascendencia negativa.
No obstante a tal afirmación, el artículo 7 del Código Civil y Comercial prevé “el
principio de irretroactividad, salvo disposición legal en contrario, y a la luz del límite dado
por los derechos amparados por la Constitución”7, la inaplicabilidad de las nuevas leyes
supletorias a contratos celebrados con anterioridad, entre otros.
Adicional a ello, dicho código cambió la noción de potestad o poder de los padres
hacia los hijos, por el vocablo responsabilidad, un término que va más acorde con las
legislaciones a nivel internacional (Cicarelli, 2017). Se trata pues, de una modificación
sustancial al cambiar la manera en que era visto el niño, niña y adolescente, quienes ya no
son considerados como un objeto, sino como un sujeto de derechos, que goza de derechos y
garantías como cualquier ser humano.
A pesar de tal esfuerzo, en el nuevo Código no se precisa una reforma de las normas
en torno al sujeto que tiene el deber de cumplir la obligación alimentaria, pero sí incorporó
nuevas normas “destinadas a asegurar la obligación y a sancionar su incumplimiento que son
aplicables a partir de la entrada en vigencia del nuevo Código” (Pitrau, 2016, p. 6).
Incorporando, además, nuevas normas en relación a aquellos padres separados de hecho, y en
aquellos casos derivados del divorcio, sea porque existen hijos, o porque alguno de los
cónyuges se encuentre en situación especial, llámese enfermo o en condición de indigencia.
Anteriormente, la ley no estipulaba la obligación alimentaria derivados de la relación
parental, casos en los cuales fueron resueltos por vía jurisprudencial, ahora con la nueva
reforma, se contempla una serie de tipos asistenciales como lo son el reconocimiento
económico de las tareas de cuidado personal de los hijos8, la obligación alimentaria para
aquellos hijos que se encuentren capacitándose hasta los veinticinco años de edad, la
alimentación a aquel hijo no reconocido, al hijo que está por nacer, la obligación alimentaria
a los ascendientes y del progenitor afín.

1.3. Obligación alimentaria que surge de la responsabilidad parental

La obligación alimentaria, como derecho fundamental del ser humano, tiene su fuente
en las relaciones familiares, sean estas producto de la relación padre e hijo, o de la relación

7
Código Civil y de Comercio. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de octubre de 2014.
8
Artículo 660 del Código Civil y de Comercio. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de octubre de
2014.
entre parientes, en cuyo caso viene a ser más no solo una obligación sino un deber moral de
solidaridad que existe entre aquellos unidos por matrimonio o por lazos de parentesco.
Así lo ha señalado Tonon (2016), cuando indica “la norma impone este instituto en
virtud de las relaciones de familia, ya sea como consecuencia del matrimonio, de la
responsabilidad parental o del parentesco” (p. 2), implicando dicha obligación el deber de
cubrir las necesidades alimentarias y otras necesidades básicas como la de vestido, medicinas,
educación, esparcimiento, habitación, entre otros., constituyéndose tal obligación en una
prestación monetaria o en especie, proporcionales a la posibilidad económica del o los
obligados.
En tal sentido, la legitimación para actuar en estos casos viene dada para el otro
progenitor en representación del menor hijo, “el hijo con grado de madurez suficiente con
asistencia letrada y, subsidiariamente, cualquier pariente o el Ministerio Público” (Cicarelli,
2017, p. 8).
Ahora bien, en el caso de la relación que se deriva entre padre e hijo, es definida como
obligación parental, la cual puede tener distintas variantes. En primer término, el Código
Civil y Comercial de Argentina contempla la obligación alimentaria entre padre e hijo que se
encuentre bajo su tutela por ser menor de edad. En segundo término, el mencionado código
contempla la obligación de aquel padre cuyo hijo no se encuentre bajo su tutela, y en tercer
lugar, prevé la obligación derivada de aquellos padres cuyos hijos se encuentren en
situaciones especiales, sea estudiando o con alguna discapacidad.
En relación a la obligación alimentaria entre padre e hijo que se encuentre bajo su
tutela por ser menor de edad, Berti (2016, p. 3), señala que tal obligación parental “Se trata de
una prestación que tiene por finalidad afrontar las necesidades esenciales y urgentes de la
persona, que en razón de su naturaleza no pueden ser dilatados ni postergados”, por tratarse –
justamente– de niños, niñas y adolescentes menores de dieciocho años, quienes no tienen la
manera de suplir sus necesidades básicas, sean estas de alimentación, vestido, estudio, de
salud, etc.
Sobre este punto, para autores como Cicarelli (2017), el Código Civil y Comercial de
Argentina ha progresado significativamente en relación a las anteriores legislaciones, por
cuanto cambió el concepto o noción de potestad o poder de los padres sobre los hijos por el
vocablo “responsabilidad”.
En efecto, para Zini (2015, p. 5), en las reformas anteriores al Código Civil y
Comercial “se actualiza el enfoque sobre el contenido y el ejercicio de la patria potestad en
múltiples aspectos, conservando sin embargo la denominación y el sentido ligados a la
tradición romana”. En cambio, con la reforma implantada en este novísimo código, se busca
la igualdad y la no discriminación sobre la base de una sociedad multicultural, tomando en
cuenta así, los postulados de los tratados internacionales.
La sustitución de la expresión “patria potestad” por el de “responsabilidad parental”
viene dado no solo por el valor simbólico y pedagógico del lenguaje, sino además por sus
implicaciones. En este sentido, Cicarelli (2017), sostiene que “La modificación en la
designación del instituto no es sólo terminológica, sino que recepta la transformación de la
dinámica de relación entre los progenitores y los hijos en las diversas formas familiares” (p.
01).
En efecto, en el Derecho Romano la palabra “potestas” implicaba la idea de una
dependencia absoluta del niño sobre la estructura familiar, del poder del padre sobre el hijo,
concepto que aún se mantuvo en las legislaciones anteriores a la reforma del Código Civil y
Comercial y que hasta ahora, con la promulgación de este nuevo código fue desplazado por el
vocablo de “responsabilidad parental”.
Tan arraigado se encontraba el concepto de “patria potestad” en la legislación
argentina que Zini (2015, p. 5) afirma que en las conclusiones de la “Comisión de Derecho
Romano de las XXIV Jornadas Nacionales de Derecho Civil donde se coincide por
unanimidad en: "destacar la pervivencia de la figura de la patria potestas como fundacional
antecedente de las actuales relaciones de familia vigentes”.
De otra parte, el vocablo responsabilidad, implica un cambio de paradigma pues
involucra “el ejercicio de una función en cabeza de ambos progenitores que se manifiesta en
un conjunto de facultades y deberes destinados, primordialmente, a satisfacer el interés
superior del niño o adolescente” (Cicarelli, 2017, p. 3).
Tal evolución de los derechos que le asisten a los niños, niñas y adolescentes se
encuentra desplegada de manera clara en los principios recogidos en la Convención sobre los
Derechos del Niño, cuando en su artículo 27 indica:
(…) el interés superior del niño, el contenido integral de la prestación, la
universalidad de la obligación asistencial en cabeza de todos los que sean
responsables de los niños y la participación del niño en los asuntos en los que
estén sus derechos en juego9.
En razón de tales principios, que buscan un progreso armónico e integral de los
derechos que le asisten a los niños, niñas y adolescentes de una manera más humanizada, la

9
Ley 23.849 que ratifica la Convención sobre los Derechos del Niño. Boletín Oficial de la República Argentina,
del 16 de octubre de 1990.
responsabilidad parental compartida tiene un valor más simbólico pues contribuye a que
ninguno se considere excluido.
Por otra parte, en cuanto a la obligación alimentaria derivada de aquellas relaciones en
las cuales uno de los padres no se encuentre viviendo con el hijo, el régimen legal es más
rígido a fin de salvaguardar un desarrollo integral a ese hijo, que contemple no solo su
alimentación sino también otras necesidades vitales para el desarrollo de cualquier ser
humano.
Es así que el Código Civil y Comercial contempla entre sus normas, la regulación en
lo concerniente al cumplimiento de dicha obligación, y en razón a ese mismo cambio del
vocablo de patria potestad por responsabilidad parental, el autor Cicarelli (2017) afirma:
…no parece ser un simple cambio terminológico, sino que la nueva denominación
del conjunto de derechos y deberes de los progenitores respecto de sus hijos se
encuentra más direccionada al principio jurídico de consideración del niño como
un sujeto de derecho (p. 5).
Este cambio de terminología de patria potestad por régimen parental, tiene su
significancia en la relación misma de padres-hijos, concebida en la actualidad como una
relación de parentesco en el cual cada quien tiene derechos y a la vez deberes, y no
simplemente como un poder absoluto del padre hacia el hijo.
Además de ello, dicho Código reemplaza el término "padres" por el de "progenitores”,
con el fin de acompañar en el desarrollo a los hijos, menores de edad, de una manera más
responsable y en aras al interés superior del niño, su autonomía progresiva.
Como tercera variante de dicha obligación, se encuentra la concerniente a la
obligación alimentaria de aquellos padres cuyos hijos tengan hasta veinticinco años, siempre
y cuando se encuentren estudiando, obligación esta que se encuentra establecida en el artículo
658 del citado Código, imponiendo expresamente el deber de prestar alimentos por parte de
los padres/progenitores, conforme a su condición y fortuna, extendida esta obligación hasta
los veintiún años, a menos que el obligado u obligados acredite o acrediten, que el hijo tiene
los recursos suficientes para proveerse por sí mismo.
Tal norma también tiene su alcance o extensión en aquellos hijos que tengan hasta
veinticinco años, siempre y cuando se encuentren capacitando o estudiando, y el padre no
haya acreditado que ese hijo tenga los medios económicos para cubrirlos.
En cuanto a la legitimidad para reclamar la obligación alimentaria, se infiere que recae
en el hijo mayor de edad como tal, es decir, el hijo mayor de 21 y hasta los 25 años, siempre
y cuando se encuentre en sus facultades plenas, tal como se encuentra establecido en los
artículos 661, 662 y 663 del Código Civil y Comercial.
La innovación que traen estas normas, según Galli, “está en el reconocimiento de la
acción en cabeza del progenitor que convive con el hijo mayor, como legitimado por derecho
propio, por ser el sostén económico exclusivo del hijo mayor” (2018, p. 4), por lo cual puede
demandar en representación de su hijo, no limitándose exclusivamente al ámbito judicial,
pues puede celebrar acuerdos extrajudiciales.
Otra de las variantes de la obligación alimentaria parental, se produce en aquellos
casos de los hijos no reconocidos, y viene dado en los procesos de reclamación de la filiación
y aún antes de su inicio, con carácter de alimentos provisorios, conforme lo señala el artículo
544 del Código Civil y Comercial.
Según Cicarelli (2017, p. 10), “el reclamo de alimentos se desvincula del juicio de
reclamación de la filiación, y puede proceder el reclamo alimentario aun antes que el juicio
de filiación”, por lo que la resolución que fije los alimentos provisorios deberá establecer un
lapso para la demanda de filiación.
Tal cambio representa una innovación en el Derecho argentino, toda vez que permite a
los hijos no reconocidos reclamar la obligación alimentaria, antes de la demanda de filiación,
con lo cual se le garantiza el pleno goce de sus derechos y garantías que le asisten.

1.4. Obligación alimentaria que surge de la relación de pareja (matrimonio o unión


convivencial)

La obligación alimentaria al tener su origen en las relaciones familiares (padre-hijo, o


parientes), el nuevo Código Civil y Comercial de Argentina ha regulado estas normas,
agrupándolas conforme se expresan dichas relaciones. Así lo han afirmado distintos autores
como Galli (2018) cuando señala:
Tres son los supuestos de alimentos derivados del matrimonio: los alimentos
entre cónyuges que conviven, los debidos entre cónyuges separados de hecho, y
los alimentos entre divorciados. La legitimación corresponde al cónyuge o
excónyuge, siempre que se cumplan los presupuestos indicados en las normas
(p.7).
Así, conforme lo indica dicha autora, son tres supuestos de obligación alimentaria
derivada del matrimonio. El primero de ellos, la obligación entre cónyuges que conviven, el
segundo supuesto, cuando los cónyuges se encuentren separados de hecho y el tercer
supuesto, es la obligación alimentaria entre divorciados.
En el caso de la obligación alimentaria entre cónyuges que conviven, el deber de
asistencia es mutuo sin que exista preferencia de sexo, y por tanto, cada uno está obligado
dependiendo de sus posibilidades económicas y las necesidades del otro, por lo que al ser
ambos cónyuges titulares este derecho, cualquiera de ellos se encuentra legitimado para
reclamarlo. Así lo ha afirmado Tonon (2016) cuando señala:
Acerca de la obligación alimentaria en el matrimonio, el nuevo ordenamiento
recepta el principio contemplado en el artículo 198 del CC respecto del deber
recíproco de prestarse alimentos que compete a ambos cónyuges.
Ese principio se encuentra receptado en el artículo 432 del CCyC al disponer que
“los cónyuges se deben alimentos entre sí durante la vida en común y la
separación de hecho” (p. 5).
Tal regulación tiene su asidero en el principio de igualdad y reciprocidad entre
cónyuges, así como el principio de no exclusión y de igualdad entre las personas, que se
encuentra en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948).
En el segundo supuesto –en aquellos casos de obligación alimentaria entre cónyuges
separados de hecho–, la demanda podrá hacerlo cualquiera de los cónyuges siempre y cuando
acredite las circunstancias especiales del caso, como son la duración de la relación, los roles
desempeñados durante la convivencia, enfermedad o discapacidad, etc.
En este caso, el Código Civil y Comercial regula tales normas bajo el título de
“Uniones Convivenciales”, pudiéndose aplicar las normas del Título 3 del Libro Segundo
para ambos “convivientes” siempre y cuando sean mayores de dieciocho años, y además, que
sean libres sin impedimentos matrimoniales por parentesco, según Galli (2018), “sin un
matrimonio o convivencia registrada anterior subsistente, y haber mantenido la convivencia
durante un período no inferior a dos años)” (p. 7).
Además de ello, el artículo 433 del Código Civil y Comercial establece que la
obligación alimentaria finalizará entre cónyuges (durante la convivencia y la separación de
hecho), si desaparece la causa que lo motivó, si el cónyuge alimentado inicia una unión
convivencial, o incurre en alguna de las causales de indignidad.
En el caso del tercer supuesto, es decir, en los casos de obligación alimentaria entre
cónyuges divorciados, la ley es clara al contemplar que los divorciados pueden convenir un
régimen alimentario, pudiendo reclamarlo el beneficiario. En aquellos casos en que no se
haya convenido, señala Galli (2018), que la obligación alimentaria podrá reclamarla aquel ex
cónyuge “que acredite su enfermedad grave preexistente al divorcio que le impide
autosustentarse” (p. 07).
También procede en aquellos casos en que el ex cónyuge no posea “recursos propios
suficientes ni posibilidad para procurárselos” (Tonon, 2016, p. 13). Además de tales
supuestos, debe tenerse en cuenta la edad, la salud y la capacitación laboral de los cónyuges.
Ahora bien, la normativa establece expresamente que el plazo de la obligación
alimentaria entre ex cónyuges no puede extenderse por más tiempo que el que duró, es decir,
que si un matrimonio duró cinco años, tal obligación no puede extenderse por más de ese
tiempo.

1.5. Obligación alimentaria hacia los ascendientes

Sobre este tipo de obligación, los requisitos para su procedencia y la cuantía del
monto a fijar son los mismos del artículo 608 del Código Civil y Comercial, y en cuanto al
sujeto obligado son, por defecto, los hijos y de forma subsidiaria también son los parientes
restantes en orden de prelación, de acuerdo con lo regulado en el artículo 537 del mismo
código, cuando indica:
(…) los parientes se deben alimentos en el siguiente orden: a) los ascendientes y
descendientes. Entre ellos, están obligados preferentemente los más próximos en
grado; b) los hermanos bilaterales y unilaterales. En cualquiera de los supuestos,
los alimentos son debidos por los que están en mejores condiciones para
proporcionarlos. Si dos o más de ellos están en condiciones de hacerlo, están
obligados por partes iguales, pero el juez puede fijar cuotas diferentes, según la
cuantía de los bienes y cargas familiares de cada obligado10.
Conforme a la norma anteriormente transcrita, tanto ascendientes como descendientes
se encuentran obligados a cumplir con dicha obligación, tomando en cuenta los grados más
próximos y siempre y cuando tengan mejores condiciones para proporcionarlos.
En cuanto los requisitos para su procedencia, Cicarelli (2017), sostiene que en estos
casos no se exige la prueba de la necesidad y la cuantía depende de la condición del obligante
y su fortuna, para los restantes parientes como los ascendientes, “hacen necesaria la
demostración de la falta de recursos por parte de quien los reclama y la cuota a fijarse debe
cubrir lo necesario para la subsistencia” (p. 11).
Sobre este particular, la ley establece una diferencia con respecto a la obligación
alimentaria derivada de padre-hijo menor, pues en el caso de los ascendientes apenas se
obliga a que se le suplan las necesidades básicas o elementales, debiendo demostrar el
pariente necesitado la existencia de dificultades.

1.5.1. Contenido de la obligación

Al ser considerada la obligación alimentaria como un deber de padre-hijo, algunos


doctrinarios sostienen que tal deber se constituye en una deuda de pecuniaria o de valor, al
ser pagadera en dinero y no en especie. Tal postura, es sostenida por Petrillo (2016), quien
interpreta dicho deber como una deuda de valor, cuando señala que “es claro que, quien debe

10
Código Civil y de Comercio. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de octubre de 2014.
una cuota alimentaria, no debe una suma de dinero, sino el valor necesario, para satisfacer las
necesidades de un hijo” (p. 5).
La obligación alimentaria comprende, de acuerdo con lo expuesto por Cicarelli
(2017), “el deber de asistencia, que es el sostenimiento debido de los progenitores a los hijos.
En su sentido genérico, ésta implica el cuidado, resguardo y atención en la persona y bienes
del asistido” (p. 7).
En este contexto, el Código Civil y Comercial no solo contempla que la obligación
sea cumplida en especie, sino que la misma sea pagada a través de una prestación dineraria, la
cual es de vital importancia a efectos de imponer la cuota alimentaria parental, al tomarse en
cuenta las posibilidades económicas del obligado.
Tales pautas constituyen, a juicio de Belluscio (2016, p. 3), “una innovación en
materia alimentaria respecto de la legislación anterior y amplía los ítems alimentarios que, en
relación con los hijos menores de edad, contenía el art. 267 del derogado Código Civil”,
adoptando de esta manera los criterios jurisprudenciales y doctrinarios en la materia.
De igual manera, Tonon (2016) sostiene que el contenido de la obligación alimentaria
en el Código Civil y Comercial, incluye alimentos, habitación entendida esta como el hábitat
donde reside el beneficiario, vestuario, asistencia médica (que en principio era asistencia en
las enfermedades) e implica “lo concerniente a la prevención y control de la salud” (p. 3), por
lo cual se debe considerar como un gasto ordinario.
En fin, la obligación alimentaria no solo incluye la manutención en sí del ser humano
sino implica además, proveerle de las condiciones necesarias para su subsistencia como lo
son la vivienda, el vestuario, educación, asistencia médica, siendo considerados por la
doctrina como gastos ordinarios, lo que anteriormente era interpretado como gastos
excepcionales.

1.5.2. Caracteres del derecho alimentario

Al igual que otro derecho, el derecho alimentario tiene una serie de caracteres que lo
distinguen de otro, como lo son su carácter inalienable, su imprescriptibilidad,
irrenunciabilidad, reciprocidad, inembargabilidad e irrepetibilidad.
En tal sentido, el derecho alimentario en esencia configura una consecuencia legal del
estado de familia de una persona, según Tonon (2016, p. 5), “por lo cual le son aplicables sus
caracteres fundamentales”. Por tal razón, dicho autor considera que el derecho alimentario
tiene un carácter asistencial, pues su objeto principal es satisfacer las necesidades básicas del
familiar necesitado.
En segundo lugar, el derecho alimentario es un derecho inalienable, toda vez que no
puede ser transmitido entre vivos, pero “sí sería viable transmitir la facultad de cobrar las
cuotas ya devengadas” (Tonon, 2016, p. 5), caso en el cual debe existir la voluntad expresa de
transmitir dicha voluntad.
En tercer término, el derecho alimentario al igual que es inalienable es irrenunciable,
al ser un derecho inherente a la persona humana, aun cuando el demandante influya sobre el
beneficiario para que este renuncie a tal derecho, o interfiera –a través de artimañas- para
que dicho beneficiario desista del derecho que le asiste.
Además de ello, es un derecho recíproco, es decir, entre parientes y cónyuges existe el
deber y el derecho de alimentarse mutuamente, conforme a lo dispuesto en los artículos 432 y
537 del Código Civil y Comercial, así como también existe el deber del hijo de cuidar y dar
sustento al padre que ya no puede hacerlo por sí mismo.
De otra parte, también se considera que tal derecho de reclamar alimentos y de
prestarlos, son propios a la persona humana, lo que lo hace también un derecho
imprescriptible, pues “la doctrina siempre le ha reconocido ese carácter sobre la base de que
se trata de un derecho renovable día tras día en la medida en que surjan las necesidades”
(Tonon, 2016, p. 6). No obstante, puede producirse la prescripción del cobro de alimentos
conforme al artículo 2.560 del Código Civil y Comercial, en un plazo de cinco años.
Asimismo, dicho derecho es inembargable e irrepetible, una vez el alimentante haya
cumplido su obligación, y es considerado un derecho de ejecución permanente, toda vez que
tal obligación se prolonga en el tiempo hasta que el hijo cumpla los veintiún años o incluso
más, hasta los veinticinco, si se encuentra estudiando.

1.6. Algunas cuestiones relativas al juicio de alimentos

En el nuevo Código Civil y Comercial de Argentina, se prevé un proceso judicial más


breve, siendo improcedente la acumulación a otras pretensiones, con la finalidad de “cubrir
en el menor tiempo posible las urgencias asistenciales del alimentado, de manera tal que el
efectivo cumplimiento del derecho no se vea imposibilitado por demoras y procedimientos
burocráticos” (Tonon, 2016, p. 10), quedando los lapsos a cargo de cada jurisdicción
provincial.
No obstante, a tal premisa, existe la posibilidad de peticionar la fijación de alimentos
provisorios, entendida esta como una medida cautelar, a fin de paliar aquellas situaciones de
extrema urgencia, mientras que el juez de la cause dicte la sentencia, lo que a juicio de Pitrau
(2016, p. 14), constituye un avance en la legislación argentina.
Asimismo, a fin de evitar que la sentencia que acuerda la obligación alimentaria quede
ilusoria, la legislación contempla que la apelación de la sentencia no suspenderá los efectos,
hasta tanto no haya una sentencia que disponga lo contrario, y “una vez dictada sentencia que
ordena la prestación de alimentos, esta tiene efectos retroactivos al día de interposición de la
demanda” (Tonon, 2016, p. 10).
Otra de las innovaciones de este Código, se encuentra en el artículo 551, norma esta
que “dispone la responsabilidad solidaria del agente de retención que no cumple con la orden
judicial de depositar la suma que debía descontarle al alimentante” (Tonon, 2016, p. 10).
Ello, a fin de evitar cualquier fraude o maniobra por parte del demandante, para evadir
el cumplimiento del pago de la obligación alimentaria, o evitar la negligencia del empleador
o la complicidad de este con el demandante, para no cumplir el mandato legal, caso en el cual
el beneficiario podrá promover la ejecución de la sentencia en contra del tercero.

1.7. La figura del delito de Incumplimiento de Deberes de Asistencia Familiar

La Ley de Incumplimiento de los Deberes de Asistencia Familiar, llamada también


Ley 13.944, prevé en su articulado una serie de delitos para aquellos padres o aquel pariente
obligado, que de alguna manera incumplan con la obligación alimentaria.

Así, en el caso del artículo 1 de la mencionada ley, establece la imposición de un mes


a dos años de prisión, o multa de setecientos cincuenta a veinticinco mil pesos a aquellos
padres que, “aun sin mediar sentencia civil, se substrajeren a prestar los medios
indispensables para la subsistencia a su hijo menor de dieciocho años, o de más si estuviere
impedido”11.

Para Dellutri (2016), este tipo de infracción puede presentarse desde que el progenitor
no conviviente haga “el ofrecimiento económico que formule el progenitor no conviviente, en
el marco del proceso penal” (p. 2), y es considerado como un delito de omisión, el bien
jurídico tutelado para algunos doctrinarios es la familia en sentido amplio, y en sentido más
restringido es la persona. La acción típica consiste en sustraerse a prestar los medios

11
Ley 13.944. Boletín Oficial de la República Argentina, 15 de septiembre de 1950.
indispensables para la subsistencia, es decir, prestar los recursos económicos necesarios para
la satisfacción de las necesidades básicas del hijo, por lo que tal ilícito es considerado como
un delito permanente, por cuanto su configuración necesariamente conlleva a que el
incumplimiento sea permanente en el tiempo.

De igual manera, la Ley de Incumplimiento de los Deberes de Asistencia Familiar o


Ley 13.944, tipifica en el artículo 2, las agravantes del delito de Incumplimiento de Deberes
de Asistencia Familiar, agrupadas en cuatro supuestos, a saber:

a) el hijo con respecto a los padres impedidos;

b) el adoptante, con respecto al adoptado menor de dieciocho años, o de más si


estuviere impedido; y el adoptado con respecto al adoptante impedido;

c) el tutor, guardador o curador, con respecto al menor de dieciocho años o de


más si estuviere impedido, o al incapaz, que se hallaren bajo su tutela, guarda o
curatela;

d) el cónyuge con respecto al otro no separado legalmente por su culpa 12.

Conforme se evidencia de la norma, el sujeto activo es cualquiera de los parientes


señalados allí sobre los cuales recae la obligación alimentaria, es decir, el hijo, el adoptante,
el adoptado (cuando el adoptante se encuentre impedido), el tutor y el cónyuge, el sujeto
pasivo será aquel pariente que se encuentre legalmente impedido para satisfacer sus
necesidades básicas.

Con la reforma del Código Civil y Comercial, existe una posibilidad cierta y real de
solicitar medidas cautelares para asegurar el pago de alimentos, y establece la responsabilidad
solidaria “del que debió retener una suma de dinero, en virtud de una orden judicial, a su
dependiente u otro acreedor” (Dellutri, 2016, p. 5), mecanismos procesales que si bien no
están contemplados en la Constitución Nacional, resultan válidos para lograr que el
cumplimiento de alimentos se haga efectivo.

En efecto, dicho código prevé en su artículo 551 la posibilidad de adoptar medidas


precautelativas para impedir que el beneficiario de la obligación alimentaria no se vea
privado de su goce, lo que, a juicio de Dellutri (2016, p. 5), “Es un paso importante que,
aunque más no sea de manera compulsiva, aleja el riesgo de incumplimiento y, por ende, de
incurrir en la figura penal en análisis”.

12
Ley 13.944. Boletín Oficial de la República Argentina, 15 de septiembre de 1950.
Se infiere pues, la intención del legislador por garantizar una tutela judicial efectiva y
la protección a aquellos beneficiarios de la obligación alimentaria, en aras del interés superior
del niño, la protección integral de la familia, la progresividad de los derechos, a fin de evitar
que sea nugatorio el derecho alimentario a quien más lo necesite.

Conclusión

Atendiendo al análisis presentado en la investigación, sobre la base de la legislación


consultada y juristas citados, se exponen las siguientes conclusiones: la obligación
alimentaria es un tipo de obligación de ejecución permanente, ya sea entre padre e hijo, entre
cónyuges, entre hijo y padre (cuando este no tenga recursos), y contempla no solo la
manutención, sino la satisfacción de otras necesidades básicas como vestido, asistencia
médica, entre otros.

En efecto, la normativa analizada expone sin lugar a dudas, un cambio en el


paradigma de la obligación alimentaria, ya no vista como un poder absoluto del pater familia
sobre el hijo, sino como una verdadera expresión de la relación parental, entendida esta como
el ejercicio de las facultades y deberes de ambos progenitores, dirigidos a satisfacer el interés
superior del niño o adolescente.

En todo caso, queda de parte del beneficiario accionar sus derechos para que el
Estado, en cabeza de los legisladores y jueces, siga tratando de ajustar este tipo de obligación
a los requerimientos de la sociedad actual, a fin de evitar que se quede en letra muerta o
quede nugatoria el fin para el cual fue concebido.
Capítulo 2: La obligación alimentaria de abuelos o parientes afines

Introducción

En un mundo con una sociedad tan demandante en sus trabajos, los núcleos familiares
se ven fracturados cuando se trata del cuidado o manutención entre padres, abuelos para con
los hijos y nietos respectivamente. La familia tradicional pierde importancia jurídica, debido
a que nos encontramos en una era plurifamiliar, donde la familia se conforma por distintas
personas que pueden tener parentescos o no debido a causas de la vida cotidiana irregulares.

Los padres por diferentes situaciones no pueden contar con el capital moneda o la
dedicación necesaria para satisfacer las necesidades de los hijos, demandando en algunos
casos a los abuelos que quizás puedan tener el capital moneda y tiempo para cuidar de los
nietos. Lo dicho anteriormente sólo queda en una suposición acerca de lo que pueden o no
hacer los adultos de acuerdo a su realidad para con los niños, niñas y adolescentes e incluso,
hijos mayores de edad, que necesiten de una ayuda de acuerdo a sus expectativas de vida.

Ahora bien, que se desconoce para estos sujetos, es la manera de abordar los
supuestos en cuanto a las peticiones para la manutención o los subsidios, aspectos de los
cuales la ley actúa de distintas maneras, estudiando las capacidades de los adultos y
sobretodo las necesidades de los niños, niñas y adolescentes.

En el presente capítulo se pretende dar una explicación amplia acerca de la obligación


alimentaria de los abuelos padres y otros parientes hacia sus nietos, hijos y descendientes
respectivamente, indagando sobre lo que es la obligación, los tipos de obligación de acuerdo
a la leyes que actúan en torno al tema, los aspectos de los subsidios. Por último la explicación
de un supuesto de un niño mayor de edad que estudia aclarando su le corresponde obligación
por parte de los sujetos mencionados, entendiéndose la consecuencia jurídica bajo las normas
jurídicas.

2.1. La obligación alimentaria de los abuelos y de otros parientes (incluso progenitor


afín) con respecto a los nietos

La alimentación de los nietos por parte de los abuelos ha sido un tema discutido en el
derecho bajo diferentes perspectivas de aproximación, debido a que influyen situaciones
donde no solo están en vulnerabilidad los niños, padres y parientes según su situación
económica pero sobre todo la figura del abuelo, que al ser una persona mayor de edad y que
en la gran mayoría de las veces puede presentar condiciones de vida y de salud inestable para
consolidar la alimentación o cuidados específicos requeridos a sus nietos.

En este tipo de sustentos, la obligación alimentaria se encuentra en su mayoría los


abuelos y en segunda instancia los padres y otros parientes (mayormente los demandantes) y
los niños, niñas, adolescentes y mayores de edad (los beneficiarios). Es decir, todo un grupo
familiar donde los distintos sujetos les corresponde una responsabilidad en específico sobre
los beneficiaros.

2.2. La obligación alimentaria

La obligación alimentaria consiste entonces, en un proceso donde intervienen distintos


sujetos del núcleo familiar con parentesco o afinidad con el fin de darle sustento al niño, niña
o adolescente para que puedan cumplir sus necesidades de vida dentro de los primeros 21
años de edad permitiéndoles así tener derecho a la vida y contar con un desarrollo emocional
e integral dentro del núcleo familiar.

Existen diferentes tipos de obligación alimentaria, pero en lo que respecta a algunos


conceptos, la obligación alimentaria puede ser subsidiaria en cuanto al sujeto o al objeto y
puede ser absoluta o relativa como explica el autor a continuación:

En cuanto al sujeto la obligación subsidiaria es la que queda a cardo de


determinados deudores y presupone no cumplida la obligación por parte de otro
deudor (principal) (…); En cuanto al objeto, una obligación es subsidiaria
cuando… se presupone que la obligación principal ha sido incumplida o bien que
han sido agotadas las posibilidades de obtener ejecución forzada; la
subsidiariedad es absoluta cuando media incumplimiento y se han agotado las
posibilidades de obtener su ejecución forzada (…); es relativa cuando media
incumplimiento sin que se exija el agotamiento de las posibilidades de obtener su
ejecución forzada (Sosa, 2005, p.1).

Analizándose que, de acuerdo al parentesco y a las situaciones de posibilidad de


brindar la obligación alimentaria, se definirán de distintas maneras de acuerdo a las
condiciones económicas que poseen el tercero y no el sujeto principal, adicionando que los
parientes deben comprobar que les falta medios para alimentarse y que no les es posible
adquirirlos con su trabajo, características mencionadas en el Código Civil y Comercial.
Tradicionalmente, el Código Civil Argentino regula la obligación alimentaria,
ubicándola como derecho y obligación por parte de los parientes, por lo tanto, el vínculo
determinante del parentesco establece una relación alimentaria de manera obligatoria y legal,
fundamentándose en los principios de solidaridad familiar, donde Huais, Tissera y Vilela
(2014), explican que “se habla de un Código con identidad cultural latinoamericana, de
igualdad, basado en un paradigma no discriminatorio, de los derechos individuales y
colectivos, para una sociedad multicultural” (p.3). Por lo tanto, el Código Civil y Comercial
dentro sus fundamentos expresa valores que inciden en el derecho a los alimentos, tanto
naturales como civiles, garantizando así justicia para su obtención.

En vista de los distintos sujetos que pueden intervenir en la obligación alimenticia y la


manera en que se presenta los artículos del Código Civil para los distintos sujetos, se
comenzará explicando el alcance de los abuelos hacia los niños y niñas menores y mayores
de edad y sus distintos grados de vulnerabilidad terminando en una ramificación de los demás
sujetos y sus distintas obligaciones y alcances dentro de las leyes.

2.3. Obligación alimentaria por parte de los abuelos

La obligación alimentaria por parte de los abuelos a sus nietos menores de edad, tiene
su fundamento legal en la Convención de los Derechos del Niño y en los arts. 537, 541 del
Código Civil y Comercial. La Convención de los Derechos del Niño en su artículo 27 expone
que los padres u otras personas encargadas del niño tienen la responsabilidad de brindar,
dentro sus posibilidades y medios económicos, las condiciones de vida para el desarrollo del
niño, esas condiciones de vida, incorporan los deberes y derechos de los padres y otras
personas sobre el niño. En cuanto al Código Civil y Comercial, se destacan dos posturas: una
donde la obligación alimentaria se alude a los parientes y otra donde se alude a los padres, de
acuerdo a los artículos 537 y 541 respectivamente.

Analizándose que tantos los abuelos como padres y demás parientes están en la
obligación alimentaria hacia el niño, así como garantizar la habitación, vestimenta, educación
y salud, con el fin de reconocer los derechos humanos y mantener un nivel de vida según sean
sus condiciones.

Se debe mencionar que evidentemente el anterior código civil planteaba condiciones


para la solicitud de la mentada obligación, no obstante se considera que en materia de
menores debe regir como principio primordial el interés superior del niño plasmado en el
comentado artículo 3 de la convención del niño y que plantea que respecto a cualquier
medida concerniente a los niños que tomen las instituciones públicas privadas o de otra
naturaleza se tendrá el interés superior del niño como consideración primordial.

Sin embargo, dentro de las obligaciones a cubrir, también van a existir irregularidades
o limitantes por parte de los obligados alimentadores, así como explica Ballarin (2016) en el
supuesto de un abuelo en estado de vulnerabilidad “… esta limitación no guardaría vínculo ya
relación con el vínculo familiar que los une, sino con las posibilidades económicas del
alimentante…” (p.1), lo que significa, que un abuelo en estado limitado puede velar por el
niño a través de sus condiciones económicas para garantizarle salud, educación, vestimenta y
recreación, entendiéndose que la obligación alimentaria no es sólo alimentación, sino que
comprende un conjunto de obligaciones que garanticen una calidad de vida digna.

Los alimentos constituyen el derivado de derecho a la vida, obteniendo sus


fundamentos en las relaciones familiares de solidaridad familiar, los hijos por lo tanto, tienen
sus deberes morales por parte de la madre o padre, lo que implica que éstos deben garantizar
el desarrollo personal e integral a través de la solidaridad que como deber les compete
generar. Como explica el autor:

Los nietos no deben demostrar necesidad o falta de medios para alimentarse, e


imposibilidad de obtenerlos con su trabajo (art. 370 CCiv), ya que ello presume
en virtud de la edad, aunque en este caso donde los obligados son los abuelos se
admite prueba en contrario (González, 2015, p. 2).

Por lo que el nieto debe comprobar que no puede él mismo adquirir alimentos
trabajando, que no posee medios para alimentarse, que sus padres incumplen la obligación
alimentaria a su cargo y que le faltan medios para alimentarse debido a que sus padres están
incumpliendo la obligación alimentaria a su cargo. Si el menor carece de bienes que no puede
conseguir mediante un trabajo, el abuelo está en obligación alimentaria para los nietos.

Debido a esto, la trayectoria de la obligación alimentaria cambia por parte de los


abuelos hacia sus nietos y nietas cuando éstos presentan la mayoría de edad, debido a que se
encuentra en desequilibrio el que es más vulnerable.

Las leyes mencionadas pueden acreditar a los niños mayores con pocos medios
económicos, así como aquellos con imposibilidad de mejorar con sus trabajos como los
sujetos más vulnerables. También la ley puede acreditar a la abuela o el abuelo por presentar
vulnerabilidad, ya sea por su avanzada edad, salud precaria, así como gastos de transporte o
de medicamentos diarios, lo que significa que los abuelos pueden mantener la obligación
alimentaria siempre y cuando tengan familiares cercanos que los puedan ayudar en sus
necesidades.

El Código Civil y Comercial puede acreditar a los actores que no poseen las
condiciones de brindar alimentos, distinguiéndose el carácter subsidiario, dados a aquellos
con parentescos y con responsabilidad parental, por lo que la obligación alimentaria por parte
del abuelo presenta ese carácter subsidiario mencionado, al ser otorgado por una figura que
no es la principal. En el caso de que los abuelos que no posean el incentivo económico, el
juez deberá evaluar las posibilidades económicas de ambos y fijar montos, donde el
progenitor debe abonar un 30% y el abuelo un 10%.

Se necesita reflexionar para entender por qué la obligación alimentaria de los abuelos,
que siempre reconoce su fuente en el parentesco, ahora también está dentro de los deberes y
derechos de los progenitores, y esta reflexión recae en la nueva legislación. La nueva
legislación no modifica las reglas de subsidiariedad, por lo tanto, los progenitores tienen la
obligación sobre las necesidades de sus hijos, la cual deriva de la llamada responsabilidad
parental.

Es por esto que la obligación de los abuelos se deriva del parentesco y es subsidiaria a
los progenitores, la cual aparece dentro de las novedades del Código Civil y Comercial, que
incluye la posibilidad de reclamar alimentos a los ascendientes.

La obligación subsidiaria de los abuelos no necesita probar que sus padres no tienen
bienes ni la posibilidad de conseguirlos, el menor es quien debe probar que sus padres no
tienen los medios, ni posibilidad para conseguirlos o en el peor de los casos, los padres
poseen los medios pero que no pueden ayudar.

En tal caso, los abuelos podrían repetir de los padres los alimentos pagados al nieto,
esto es explicado por el artículo 367 del Código Civil y Comercial, destacando que los
ascendientes como padres, tíos y abuelos deben alimentos a sus descendientes, obligando a
los más próximos en grado y a igualdad de grados, es decir, quienes estén en mejor condición
para proporcionarlos, entonces, los padres están obligados a brindar alimentos a los
descendientes frente a los abuelos. Se debe mencionar también que aquellos que brinden
alimentos por voluntad o por decisión judicial no tendrán derecho a pedir a los otros parientes
cuota. El derecho de repetición no existe frente a los obligados menos preferentes ni en los
obligados con igual grado de preferencia

Para entender un poco las obligaciones del abuelo, se explicará un ejemplo de


sustento de un nieto mayor de edad, que requiere manutención y cuya demanda es presentada
para poder continuar con sus estudios. De acuerdo con las leyes mencionadas y la explicación
anterior, la solución implica a perjudicar a un abuelo que puede estar en estado de
vulnerabilidad a aplicar la obligación alimentaria al niño, siempre y cuando el nieto mayor de
edad no tenga los medios económicos así como la imposibilidad de adquirirlos con su trabajo
de acuerdo con el artículo 545 del Código Civil y Comercial.

Dentro de este sustento pueden encontrarse dos posturas: la primera consiste en


brindar un neto corte subsidiario presentándose como ilimitado o absoluto, explicándose que
es subsidiario porque la obligación a la alimentación es deber de todos los parientes, pero
nace de quien posea las condiciones de hacerla, en este caso, el abuelo quizás no posee la
condición económica, por lo que puede optar por el subsidio, dividiendo los montos en los
porcentajes mencionados.

La segunda postura radica en las responsabilidades del Estado, el cual debe tomar las
medidas para asegurar una pensión de los padres hacia los hijos, también el Código Civil y
Comercial en sus articulo 367 y 368, explica que los parientes por consanguinidad deben
alimentarse en igual grado, según quien tenga mejores condiciones económicas, de
ascendientes a descendientes, por lo que el abuelo puede brindarle ayuda al nieto en este
caso, pero en primera instancia el padre debe velar por su ayuda.

Como verán, la situación se complejiza si existe un sujeto en estado de vulnerabilidad,


y como explica Ballarin (2016) “cuando los abuelos se encuentran también en una situación o
estado de debilidad, sería atendible limitar su quantum” (p.2), analizándose que la ley no
efectúa una distinción con antelación de la vulnerabilidad del abuelo, sino en el interés del
niño.

Para concretar, existe la obligación del abuelo en este caso porque la ley ampara el
interés superior del niño en el derecho de satisfacer sus necesidades, la figura del abuelo es
subsidiaria a los progenitores que no pueden cumplir con la obligación alimentaria. El
sustento puede fallar si se comprueba que el niño no cuenta con los medios para mantenerse,
su trabajo no se lo otorga y los padres no están cumpliendo con el mismo como se mencionó.
Los mentados problemas de aplicación e interpretación fueron solucionados por el
Código Civil y Comercial que se inclinó hacia la postura intermedia, quedando establecido
que la subsidiariedad no es igual que sucesividad procesal, ya que ascendientes como
bisabuelos, tatarabuelos pueden ser demandados en el mismo proceso que se acciona contra
los progenitores.

Este sustento da una visual del panorama familiar de la actualidad, donde los abuelos
son discriminados y la responsabilidad alimentaria se da hacia los nietos y no hacia los
abuelos, que también son sujetos mucho más vulnerables, es decir, prevalece el interés
superior del niño por sobre los derechos de los otros sujetos vulnerables. En el sustento, la
obligación se encuentra condicionada hacia el progenitor, a pesar de que no se reclama el
incumplimiento parcial del progenitor, obligando a los abuelos a abonar el quantum
establecido en la sentencia.

2.4. Obligación alimentaria según el vínculo

Como se ha observado, la obligación alimentaria forma parte de un proceso que


busca asegurar una cuota alimentaria y la efectividad de su cobro, satisfaciendo las
necesidades de obligación alimentaria, mediante un vínculo de solidaridad que debería existir
en los grupos familiares. Por lo tanto, el Código Civil y Comercial y citado por el autor, el
cual clasifica los tipos de obligación alimentaria de acuerdo al vínculo o relación entre partes:

Tutor (art. 119), el de los conyugues (art.432); el de los convivientes (art.519); el


derivado del parentesco (arts. 537 y 538); el derivado de la responsabilidad
parental (arts. 646 y 658); el del progenitor afín (art. 676); por fuera de estos
casos, el Código asimismo recepta la obligación alimentaria del donatario a favor
del donante cuando el contrato es gratuito (art. 1559) (Barabasqui, 2017 p. 2).

Lo que significa que cada parte, tendrá una obligación de acuerdo a sus condiciones y
relaciones de parentesco con el niño. En lo derivado de responsabilidad parental, como
explica el art.658 del Código Civil y Comercial, los progenitores deben alimentar hasta los 21
años a sus hijos, comprendiendo el desarrollo y formación integral, así como la satisfacción
de sus necesidades de esparcimiento, vestimenta, educación, enfermedad, los gastos para su
profesión u oficio entre otros aspectos, según sean las condiciones económicas de los
progenitores, lo que significa que estos tienen un deber de mayor amplitud en comparación
que aquellos derivados del parentesco.
La obligación de los alimentos derivados del parentesco (específicamente parientes
en grado ascendentes), como explica el art. 668 del Código Civil y Comercial, se presenta
como una alternativa práctica para hacer un reclamo asistencial al progenitor cuando no
cumple sus deberes en las necesidades de la obligación.

Este artículo es importante porque relaciona el derecho de fondo, facilitando el


proceso desde lo procesal, evitándose la rigurosidad, debido a que se hace el reclamo sobre el
progenitor principal o sobre el abuelo, pero como hemos mencionado, la naturaleza de
obligación de los abuelos es de carácter subsidiario, no supone una sucesión procesal, es
decir, que se acciona contra ellos sin percibir postergación alguna. Se necesita entonces tener
en cuenta las necesidades del beneficiario alimentado y la capacidad económica del
alimentante, siendo la primera la pauta a considerar para determinar el contenido de la
prestación alimentaria.

Para determinar el quantum de la prestación alimentaria entre parientes se


consideraran las necesidades del niño, la capacidad económica del alimentante y la ley
establecerá la cuota alimentaria, entendiéndose que las necesidades del niño es el aspecto más
importante, debido a que el contenido de la prestación deriva del parentesco y por lo tanto,
comprende las necesidades básicas.

2.5. La obligación alimentaria de otros parientes y del progenitor afín

Nuestra realidad social nos muestra múltiples estructuras familiares, las cuales poseen
distintas normas jurídicas. El concepto de familia tradicional es un concepto perdido, ahora
nos referimos a las familias, debido a la instauración de los distintos modos de convivencia
adoptados en el acelerado cambio que presenta la sociedad.

Para que pueda existir una familia, deben existir los vínculos de matrimonio, filiación
y parentesco, donde en continuidad como lo mencionada de las nuevas “familias”, van a ser
todas las personas vinculadas a los niños, niñas y adolescentes a través de la consanguinidad,
afinidad, incluyendo a aquellos miembros con lazos de afectividad en su historia de vida, que
le brinden desarrollo, protección y asistencia.

Una de las configuraciones del escenario familiar que introducen la figura afín de la
familia es explicada por Huais, Tissera y Vilela (2014), que corresponde a la familia
ensamblada como “aquella que se origina en nuevas uniones, tras una separación, divorcio o
viudez, cuando uno o ambos conyugues tienen hijos de un vínculo anterior” (p.1). Estos
grupos vienen siendo pequeñas familias donde conviven niños y adolescentes de distintos
matrimonios, que al final forman una red de sustento emocional y material por parte de los
diferentes progenitores.

En vista de las distintas formaciones familiares que definen nuestra realidad como lo
son la incorporación de distintos sujetos debido a viudez, divorcio, entre otros aspectos, y
recapitulando que la obligación alimentaria se plantea según el parentesco.

El Código Civil y Comercial de Argentina, utiliza el principio de no discriminación


ante estas distintas organizaciones familiares, reconociendo a la denominada familia
ensamblada, y legisla sobre los derechos y deberes de los progenitores afines,
conceptualizándolos como cónyuges o conviviente que vive con quien tiene a cargo el
cuidado personal del niño, de esta manera, el Código incorpora la obligación alimentaria
entre parientes afines.

En continuidad con lo anterior, el código incorpora la figura de progenitor afín en el


actual Código Civil, reconociéndose también a través de distintos sujetos como magistrados y
académicos explicando que éste sujeto presenta un papel fundamental en el bienestar del
niño, niña y adolescente, ya que la inestabilidad de los grupos familiares responde a familias
que les falta un miembro que ayude a estos niños en su crecimiento personal, evitándose así,
el vacío o sentimiento de abandono con que pudiesen llegar a crecer.

El parentesco por afinidad es definido por Huais, Tissera y Vilela (2014) que, “para
designar a la persona cónyuge del padre/madre, otorgándole la relevancia que le corresponde,
reconociendo socialmente su rol y permitiendo la adecuada integración al entorno familiar, lo
cual conlleva un hondo significado para la construcción de las relaciones” (p.2), lo que
significa aceptar el pluralismo familiar, eliminando las etiquetas dadas por las convenciones
sociales de la familia tradicional, permitiendo así que los Estados reconozcan todas las
formas de relaciones familiares.

En este sentido, el derecho a la vida consiste también en tener acceso a condiciones


que garanticen una vida digna, como consecuencia de esto, el Estado debe garantizar la
adquisición de alimentos y no sólo el ámbito privado.
Dentro de la figura del progenitor afín, prevalece el interés superior del niño, por lo
que dicho interés debe ser atendido de manera primordial, asegurándoles protección y
bienestar. El art. 27 de la Convención de los Derechos del Niño establece que corresponde a
padres u otros responsables tener la responsabilidad del niño dentro de sus posibilidades o
medios económicos.

También el interés va de la mano con la solidaridad familiar, por lo que el Estado


debe tomar medidas para asegurar la igualdad de derechos y la adecuada equivalencia de
responsabilidades de los conyugues en cuanto al matrimonio y después de su disolución. La
solidaridad alcanza a todos los miembros de la familia, considerando en un sentido amplio a
aquellos que se encuentren unidos por lazos biológicos y los que tengan un rol protagónico en
la vida del niño.

Para legislar los alimentos de acuerdo a los progenitores y/o figuras afines, las leyes
realizaron distinción entre los alimentos derivados de la responsabilidad parental y aquellos
derivados del parentesco, manteniendo la diferencia en su procedencia, alcance y contenido.

Los alimentos de responsabilidad parental se encuentran en el artículo 646 del Código


Civil y Comercial explicando que:

…son deberes de los progenitores: a) cuidar del hijo, convivir con él, prestarle
alimentos y educarlo; b) considerar las necesidades específicas del hijo según sus
características psicofísicas, aptitudes y desarrollo madurativo; c) respetar el
derecho del niño y adolescente a ser oído y a participar en su proceso educativo,
así como en todo lo referente a sus derechos personalísimos; d) prestar
orientación y dirección al hijo para el ejercicio y efectividad de sus derechos; e)
respetar y facilitar el derecho del hijo a mantener relaciones personales con
abuelos, otros parientes o personas con las cuales tenga un vínculo afectivo; f)
representarlo y administrar el patrimonio del hijo. …13.

Lo que significa que los padres tienen el derecho hacia los hijos menores de edad y
mayores de edad en cuanto a la alimentación, garantizando también los alimentos extendidos,
los cuales comprenden la obligación alimentaria hasta los 21 años de edad, teniendo
excepción si el hijo o padre no cuenta con los recursos por sí mismo para mantener la
obligación.

En el caso de los alimentos por responsabilidad parental, la obligación de los


progenitores reside no sólo en cuanto a los alimentos, sino también en manutención en

13
Código Civil y Comercial de la Nación. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de octubre de 2014.
general que comprende crianza, vestimenta y hasta esparcimiento, lo cual, lo diferencia de la
obligación por parte de los parientes, quienes están obligados a brindar “sólo lo necesario
para la subsistencia (…)”14, pero siempre rescatando que el deber a prestar alimentos recae en
las dos figuras.

Para continuar, en lo que respecta a los alimentos otorgados por parientes en general,
se encuentra en los artículos 537 y 538 del Código Civil y Comercial, retomando como se
mencionó anteriormente, que va desde ascendientes a descendientes, los más próximos en
grados y los que estén en mejores condiciones de brindarlos.

Pero a diferencia del caso anterior, el contenido es mucho más restringido debido a
que sólo se resume a lo necesario para la subsistencia, además, el pariente debe probar su
falta de medios provenientes del trabajo que traiga como consecuencia la imposibilidad de
alimentar.

Se debe destacar que el deber alimentario del progenitor afín no está regulado de la
misma manera en que se regularon los alimentos debidos entre otros parientes. Así, la
obligación alimentaria se dispone como una contribución a la sociedad conyugal respecto de
los gastos en la manutención de la familia y de los hijos comunes, como así también de los
hijos de uno de los conyugues y los alimentos que uno de los conyugues está obligado a dar a
sus ascendientes.

La sociedad conyugal se encuentra como un pasivo definitivo, debido a que los


alimentos y la manutención de la familia quedan incluidos los hijos de las anteriores uniones
del cónyuge, matrimoniales, extramatrimoniales y adoptivos, norma prevista en la ley 23.264
que constituye una fuente para el fortalecimiento de la obligación alimentaria de los padres
afines, constituyendo también el deber de contribución dentro de todo matrimonio.

La obligación del progenitor afín no se encuentra vislumbrada en las leyes


mencionadas, sin embargo, se encuentra previsto en el artículo 673 del Código Civil y
Comercial, disponiendo que “el cónyuge o conviviente de un progenitor debe cooperar en la
crianza y educación de los hijos del otro, realizar los actos cotidianos relativos a su formación
en el ámbito doméstico y adoptar decisiones ante situaciones de urgencia” 15, analizándose
que posee el deber de contribución, siendo carga de la sociedad conyugal los gastos de

14
Código Civil y Comercial de la Nación. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de octubre de 2014.
15
Código Civil y Comercial de la Nación. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de octubre de 2014.
manutención de la familia y de los hijos comunes, así como los hijos de los cónyuges y los
alimentos que éstos estén obligados a dar a sus ascendientes.

Los progenitores afines deben cooperar en la crianza y en la educación de los hijos del
otro con los que comparte una vida en común. Si existe desacuerdo entre el progenitor y el
conyugue, prevalecerá el criterio del progenitor. Los padres afines pueden realizar otras
tareas que necesiten de ayuda los progenitores dentro del ejercicio de su responsabilidad
parental, esto con el fin de sumar familias responsables que puedan contribuir al desarrollo de
los niños, siempre teniendo en cuenta su interés superior.

La legislación por la tanto mantiene firme que los niños y adolescentes siguen
teniendo como principales responsables a los progenitores, los cuales tienen todos los
derechos y deberes en el cuidado y crianza de los hijos, destacándose el progenitor afín como
una figura que complemente los beneficios para los niños, a través de la compañía, la
asistencia así como la formación educativa, motivándole la inserción en conductas positivas
dentro del sistema argentino.

Se puede señalar que el articulo 674 explica que “el progenitor a cargo del hijo puede
delegar a su conyugue o conviviente el ejercicio de la responsabilidad parental cuando no
estuviera en condiciones de cumplir la función en forma plena por razones de viaje,
enfermedad o incapacidad transitoria…”16, lo que significa que el progenitor afín puede tener
la responsabilidad parental siempre y cuando exista homologación judicial a menos que el
progenitor exprese desaprobación, donde puede producirse una renuncia a la responsabilidad
parental, beneficiando de alguna manera a la madre o al padre de no poder ejercer su función
por incapacidad, pero que sin embargo, el progenitor afín puede obtener la responsabilidad
parental en caso de ausencia o muerte del progenitor.

Como se ha observado, el Código Civil vigente infiere la figura del progenitor afín,
por lo que el código acoge la obligación alimenticia de la siguiente manera como explica
Huais, Tissera y Vilela (2014) “la obligación alimentaria del conyugue o conviviente respecto
de los hijos del otro tiene carácter subsidiario” (p.9), entendiéndose que éste deber cesa si
existe caso de ruptura en la relación conyugal, sin embargo, si esta situación ocasiona daños
al niño o adolescente y el cónyuge asumió durante la vida en común el sustento del hijo del
otro, se puede fijar una cuota asistencial a su cargo, de carácter transitorio, definida por el

16
Código Civil y Comercial de la Nación. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de octubre de 2014.
juez según las condiciones económicas del progenitor afín, las necesidades del beneficiario y
la duración de la convivencia.

Este tipo de subsidio presenta diferentes tipos de prestación, teniendo un carácter


asistencial, es decir, que no posee miras en un interés económico, solo el contenido
patrimonial de la prestación. Explicado lo anterior, el progenitor afín se caracteriza por tener
rasgos de subsidiariedad y transitoriedad. La primera surge del artículo 676, que corresponde
a los progenitores el deber de alimentar a los hijos, pudiendo también verse obligados
parientes cercanos, además, se prevé a los progenitores afines probar en juicio la existencia
de otros obligados en mejor condición de brindar los alimentos.

La segunda corresponde a lo que se refleja en que la obligación perdurará según la


convivencia o el matrimonio hasta la eliminación del vínculo conyugal, recordando, que el
juez coloca una cuota asistencial en caso de que exista la ruptura de la relación y que ésta
ocasione daños en el niño.

Para finalizar, el Código Civil y Comercial se adecúa a las normativas internacionales,


siguiendo además las tendencias más actuales de la época, incorporando como se apreció las
distintas figuras en la familia, como lo es el progenitor afín, estos han recibido un trato
alimentario ajustado e el Código Civil y Comercial, abriendo las puertas a los distintos
familiares que puede encontrar, lo que significó un cambio muy fuerte en el concepto de
familia tradicional que se venía manejando.

La existencia de la normativa en el progenitor afín trata de estimular la cooperación y


responsabilidades de los niños y adolescentes y de su cónyuge, sin que percibamos en
ninguna de las explicaciones una figura con carácter de reemplazo por parte del progenitor
que no está disponible. Con esta incorporación a las leyes, vemos que se materializa un grupo
familiar incompleto adicionándole nuevos aspectos afectivos y vinculantes como lo es la
obligación de la alimentación a los niños.

Conclusión

El acelerado ritmo de vida de las sociedades frente a las demandas de los modelos de
países a favor de la globalización, permite que las leyes se redacten con ciertas
irregularidades, y entre ellas se encuentra la discriminación hacia personas de avanzada edad.
De acuerdo al análisis del sustento, se evidencia la discriminación de los más
ancianos, donde no son reconocidos sus derechos, prevaleciendo el interés superior del niño,
no contemplando el estado de salud o pobreza que pueda presentar el abuelo. Como se
explicó, también se evidencia que dentro de los juzgados es más importante velar por las
obligaciones de alimentación del niño que la de los abuelos.

Si bien se comprende la diligencia normativa para proteger al niño, quien depende de


los adultos para garantizar su vida, no puede soslayarse el estado de nuestros ancianos en la
sociedad actual. Estos últimos son relegados de nuestro sistema que merecen el mismo
amparo y protección que se le otorga a un niño.

A manera de reflexión, en mi opinión nos encontramos en una era donde los grupos
familiares están en continua transformación, adaptándose en el día a día, por lo que tanto los
abuelos, como los padres, parientes o progenitores afines que correspondan sus obligaciones
con los niños, niñas y adolescentes, están haciendo una gran labor en formar hogares
completos, con desarrollo y bienestar emocional, evitando de alguna manera el abandono, el
desapego de los hijos y las luchas por rencores de atención en un futuro. Así las cosas, el
Código Civil y Comercial debe actuar en favor de los derechos a condiciones dignas de vida
física y emocional en lo que respecta a los sujetos más importantes de una sociedad, como lo
son los que forman las familias.

Sin perjuicio de lo expuesto, se considera que el legislador propuso a través de este


nuevo articulado soluciones justas y eficientes teniendo como guía el principio de flexibilidad
procesal y teniendo como principio rector el del interés superior del niño. Ello, en atención a
que se precisaba otorgar una mayor protección a los niños, niñas y adolescentes a quienes sus
padres no les otorgaban la suficiente protección para garantizarles sus necesidades básicas.
Capítulo 3: Alimentos al hijo mayor de edad

Introducción

En el presente capítulo se relatará sobre los alimentos que deben ser instaurados de
manera correcta y garantizada hacia el hijo mayor de edad. El asunto se ha tomado con
importancia puesto que se establece de manera internacional que toda persona desde su
nacimiento tiene el completo derecho a recibir alimentos de una forma completa y adecuada,
contando con aquellos bienes esenciales o necesarios para la supervivencia y el bienestar de
la persona.

Para ello, se analizarán los supuestos que proceden para que se logre certificar la
implementación de los alimentos a los hijos mayores de edad, contando también sobre los
acuerdos judiciales que se llevan a cabo una vez se haya efectuado el divorcio. De igual
forma, es importante resaltar que se toma en cuenta aquel papel importante que obtiene el
hijo en conjunto con sus intereses, es decir, si continúa sus estudios o realice algún otro
habito académico, dinámico, entre otros.

Las regulaciones que se encuentran establecidas en el Código Civil y Comercial


(CCC) también serán mencionadas para que así se logre un mayor entendimiento jurídico y se
determinen de manera adecuada dichas ordenaciones. En vinculación con lo anterior se
determinarán las diferencias que se encontraban establecidas en las épocas pasadas, es decir,
la manera en que se resolvían los asuntos alimenticios al hijo mayor anteriormente, en
conjunto con las materias que las regulaciones comprenden en sí.

Por consiguiente otro tópico que será indicado en continuidad será sobre las
cuestiones procesales, esto quiere decir que se indicaran aquellos deberes para que se logre
probar el otorgamiento del beneficio de alimentos hacia los hijos mayores de edad. De igual
manera, los fundamentos de la obligación alimenticia serán nombrados para que se logre
establecer un orden adecuado en las manutenciones al momento de las separaciones
matrimoniales.

3.1. Alimentos debidos al hijo mayor de edad

Se puede mencionar que el primer grupo que se toma en cuenta en la temática sobre
los alimentos que debe recibir el hijo mayor ha sido los que hayan cumplido entre los 18 y 21
años de edad. Se establece de manera internacional que la obligación de prestar alimentos a
los hijos mayores (en caso de separación matrimonial) se extiende hasta los veintiún (21)
años, pero no se aplicaría tal extensión cuando el hijo mayor se encuentre completamente
capacitado para trabajar y logre cubrir sus gastos esenciales.

De igual manera se ha conservado que el padre que conviva con su hijo mayor de
edad tiene consumadamente el derecho de obtener una completa contribución del otro hasta
que él hijo haya cumplido los 21 años de edad, se puede establecer de dos maneras, o de
manera única alimentaria o también se puede continuar con el mismo proceso pensionario
cuando el hijo tuvo la minoría de edad, y allí es donde el juez debe determinar las nuevas
cuotas al otro progenitor. Asociado con lo anterior, aquellas pensiones las puede recibir el
hijo de manera directa, y también administrarla para cubrir toda clase de gastos que se
presenten en su vida diaria, contando con aquellos fines culturales o educativos, ropa,
alimentos u otro tipo de funciones que se presenten en el momento determinado. (Chechile,
2016)

3.2. Cuando el hijo mayor continua sus estudios

Ahora bien, en cuanto a los hijos que se encuentren entre la edad de 21 a 25 años, es
donde se implanta el Código Civil y Comercial en su artículo 663, integrante de su libro II,
Titulo 7, referido a la “Responsabilidad Parental”17 que los progenitores obtienen la completa
obligación de garantizar recursos alimenticios a su hijo mayor siempre y cuando este se
encuentre en proceso de estudios o de alguna preparación profesional de arte u oficio que le
impide completamente obtener los medios esenciales para realizarse de manera independiente
(o sea, realizar ambas acciones). Todas pueden ser solicitadas tanto por el hijo como por el
progenitor en el cual convive mientras se tengan las pruebas necesarias sobre la capacitación
académica que el hijo mayor mantiene.

Todas estas cuestiones se encuentran establecidas para que el hijo mayor no se


encuentre en una encrucijada de trabajar o abandonar o retrasar sus estudios u oficio
profesional para lograr autoabastecerse (es importante mencionar que sería aplicado en las
ocasiones que no se pueda mantener ambos actos). El límite de los 25 años de edad se

17
Artículo 663 del Código Civil y Comercial de la Nación. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de
octubre de 2014.
establece por el hecho de que es aquel aproximado de edad en el cual puede culminarse la
etapa universitaria. (Chechile, 2016)

Al mismo tiempo es importante resaltar que el derecho alimentario es completamente


esencial y su cumplimiento debe ser plenamente garantizado, puesto que el principal objetivo
de ello es que la responsabilidad parental pueda ser establecida de la manera más adecuada
posible para que así se logren formar sujetos que consigan vivir independientemente en
sociedad. Para que se pueda lograr el objetivo es importante que la niñez y la adolescencia
puedan ser transitadas con buena salud, contando con una calidad de vida y de educación,
para que el perfeccionamiento de los mismos logre insertarlos en el mercado laboral en un
futuro.

El Código Civil y Comercial18 ha instituido muchas soluciones a cierta cantidad de


problemáticas que se instauraban en doctrina y jurisprudencia. Todas las atenciones han
resultado generar una serie de transformaciones y estudios, puesto que se van creando nuevos
retos e insuficiencias, en conjunto con los desenvolvimientos sociales que han necesitado de
nuevas tácticas para que se consigan abordar más dificultades que se presenten en un
momento determinado, garantizando una solución con el amparo de los derechos humanos de
los más vulnerables. (Chechile, 2016)

Prosiguiendo con el orden de ideas, en la responsabilidad parental el hijo mayor se


encuentra completamente legitimado para que en un momento indicado logre reclamar
debidamente a sus progenitores (o cotitulares del régimen) sus alimentos y las extensiones
adecuadas, por eso mismo se busca que los progenitores colaboren para la preparación del
individuo y que de forma futura logre ingresar al área laboral. Continuamente, Gómez (2015)
establece lo siguiente con relación al tema:

Nuestro tiempo registra, como un constitutivo de sus relaciones existenciales, la


creciente exigencia de capacitación en orden a la mejor empleabilidad futura de
las personas, lo que determina, las más de las veces, la continuidad de dicha
capacitación tras sus veintiún años de edad circunstancia ésta que, en algunos
casos, se traduce en la real o virtual imposibilidad de aquéllas del procurarse, por
sí mismas, los recursos económicos para su subsistencia (Gómez, 2015, p.1).

Lo anteriormente expuesto quiere decir que el ser humano va registrando todos los
sucesos importantes de su vida, como personas, conocimientos, lugares, momentos, etc. Con

18
Código Civil y Comercial de la Nación. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de octubre de 2014.
ello se desea manifestar que el ser humano regularmente al principio de su mayoría de edad
busca capacitarse de forma académica para en un futuro poder asociarse a una oportunidad de
profesión o ejercer por cuenta independiente, por ello, se recomienda que después de los
veintiún (21) años de edad se prosiga con las preparaciones, obteniendo un apoyo de recursos
económicos de sus progenitores para su subsistencia si él mismo no puede realizar sus
estudios y al mismo tiempo tener un empleo.

Recapitulando según la normativa, el deber de los padres de proveer al hijo los


recursos necesarios permanece hasta que éste alcance los 25 años de edad, si la continuación
de los estudios o la preparación profesional de un arte u oficio, le evita abastecerse de
recursos necesarios para mantenerse independientemente. Estos pueden ser solicitados por el
hijo o por el padre con el cual reside; debe demostrarse la posibilidad del pedido. Dentro de
este marco en un fallo del Juzgado Nacional de 1ª Instancia19, decretó en función del Código
Civil y Comercial de la Nación, que tenían que acreditar a la hija (demandante) mayor de
edad la asignación de alimentaria correspondiente, hasta que culminara su instrucción
universitaria y recibiera el tan luchado título que le habilitara, ejercer su carrera. Debido a
que estaba realizando estudios referentes al ámbito científico (la medicina puntualmente), la
carrera universitaria requería mucho de su tiempo y atención, esto le impedían efectuar
alguna actividad productiva económicamente.

3.3. Supuestos que proceden

Uno de los supuestos que ha tomado mayor relevancia en el asunto trata del caso en
que el hijo mayor cohabita solamente con uno de sus progenitores, es allí donde el Código
Civil y Comercial20 establece que el progenitor que convive con el hijo mayor tiene la
legitimación de obtener aquella pensión contributiva para su hijo hasta que el mismo cumpla
los veintiún (21) años de edad y la cuota sería presentada y determinada por una autoridad
competente que lleve el caso en cuestión.

El hijo tiene el derecho a reclamar sus alimentos al padre que no conviva con él, y
también podrá administrarlos completamente puesto que a dicha edad se encuentra
plenamente capaz de sobrellevar sus cuestiones alimenticias, y otras necesidades esenciales.
En caso de que el hijo mayor obtenga la cuota para satisfacer sus necesidades pero no las

19
Juzgado Nacional de 1ª Instancia en lo Civil nº 81, sentencia del 25 de septiembre de 1998. Revista
Interdisciplinaria de Doctrina y Jurisprudencia, Ed. Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1999, nº 14.
20
Código Civil y Comercial de la Nación. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de octubre de 2014.
realiza de la manera correspondiente, el progenitor que conviva con él podrá requerir que el
juez determine completamente la situación y determinar al progenitor con quien se vive que
sea aquel percibido y administrador del hijo. Por ende, Gómez (2016) instaura lo siguiente:

Si el progenitor conviviente con el hijo no demanda o lo hace deficientemente en


cuanto al "quantum" de la cuota éste se perjudique por una inexistente o
inadecuada satisfacción de sus necesidades alimentarias. Resulta casi innecesario
señalar, por lo demás, que, como el texto de la norma aquí en estudio lo dispone
expresamente, si el demandante de los alimentos es el progenitor conviviente,
podrá devenir operativa la escisión de la cuota conforme la segunda parte de
aquella con el fin de evitar que el hijo no pueda atender los que, en expresión de
la norma, constituyen "los desembolsos de su vida diaria" (Gómez, 2016, p. 1 y
2).

Dicho de otra manera, si el progenitor que no convive con su hijo mayor de edad no
cumple con lo establecido en la ley sobre manifestar el buen desarrollo alimenticio de su hijo,
entonces el otro progenitor tiene el completo derecho a demandar por no realizar
debidamente la manutención del sucesor para un perfeccionamiento eficaz en las actividades
que realice en el momento. Otra de las partes que puede demandar ha de ser el hijo mayor en
cuestión que se vea perjudicado por tales acciones, puesto que las cuotas deben ser
satisfechas para que se atiendan los desembolsos de su vida diaria.

3.4. Regulación del Código Civil y Comercial y sus fundamentos

Por lo que refiere el tema en cuestión, en primer lugar, se observará el sujeto del
derecho, puesto que es importante que se logre identificar para saber sobre que son las
garantías que la ley le otorga para que sus alimentos sean otorgados de la manera correcta y
eficaz y que la ley pueda estar al tanto de las situaciones que se presenten en el momento para
lograr que la sociedad pueda instaurar un mejor orden cuando se ejecuten las separaciones
matrimoniales.

Ahora bien, el Código Civil y Comercial en su artículo 658 21 que habla sobre los
deberes y derechos de los progenitores, se destaca que competen con la obligación de
alimentación, es decir que ambos padres obtienen el completo compromiso y derecho de criar
a sus hijos de una manera adecuada, en conjunto con la garantía de los alimentos y
educaciones que pueden ser otorgadas dependiendo de sus condiciones y la fortuna que
posean, así sea que el cuidado lo aplique solo un progenitor. Todas estas cuestiones deben

21
Artículo 658 del Código Civil y Comercial de la Nación. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de
octubre de 2014.
aplicarse hasta la extensión de los veintiún (21) años (se extingue al momento de probar que
el hijo mayor de edad puede saciar independientemente sus necesidades). (Gómez, 2016)

Es importante destacar que el artículo 25 del Código Civil y Comercial22 establece que
el hijo mayor de edad (18-21) podrá demandar indiscutiblemente sus alimentos a sus
progenitores, puesto que la ley busca la protección legitima del hijo ya que en algunas
circunstancias los jóvenes de dicha edad no se encuentran en condiciones de mantenerse por
sí mismo, es decir, no poseen los recursos suficientes para autoabastecerse (solamente en
algunas ocasiones).

Simultáneamente, otro de los asuntos relevantes son los contenidos de la cuota, es


decir, las responsabilidades que debe ser seguidas por ambos padres y que de igual manera
deben cumplir aquella cuota alimentaria que se encuentra establecida en el artículo 659 del
Código Civil y Comercial23, en donde se transcribe que aquella cuota debe ser establecida por
un juez y que las misma debe satisfacer completamente las necesidades del hijo mayor,
puesto que aquellos gastos se determinaran para que el hijo pueda obtener una profesión
adecuada u oficio en el futuro. (Gómez, 2016)

Los principios generales que se rigen del Código Civil y Comercial24 en concordancia
con la responsabilidad parental tratan de solventar los intereses superiores del hijo, de igual
modo, garantizar que el hijo obtenga un buen desarrollo conforme a las características
psicofísicas presentadas y su aptitud. A su vez otro de los principios es que se logre respetar
el derecho del niño a ser oído y que su opinión sea tomada en cuenta según la edad que
obtenga en el momento y su madurez en los asuntos de manutención. Todo se encuentra
establecido en el artículo 63925.

Los encargos alimenticios que rige la ley se encuentran establecidas por los
progenitores, el mismo hijo mayor, e inclusive, por aquel responsable familiar que cohabite
con él en el momento que sea otorgado por el juez, esas serían las figuras legales para la
responsabilidad parental, teniendo en consideración que la autoridad competente debe

22
Artículo 25 del Código Civil y Comercial de la Nación. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de
octubre de 2014.
23
Artículo 659 del Código Civil y Comercial de la Nación. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de
octubre de 2014.
24
Código Civil y Comercial de la Nación. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de octubre de 2014.
25
Artículo 639 del Código Civil y Comercial de la Nación. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de
octubre de 2014.
determinar que tipología de compromiso se aplica para que los procesos de manutención
puedan ser ejercidos de forma adecuada. (Gómez, 2016)

El Código Civil y Comercial en su artículo 64126 establece el ejercicio de la


responsabilidad parental, que el mismo corresponde que si ambos progenitores conviven en el
mismo hogar con su hijo mayor de edad entonces se considera que los actos realizados por no
cuentan también como si los fuese realizado el otro. De ser el caso, si el cohabito de los
progenitores se extingue, o se especifica el divorcio la nulidad del matrimonio, entonces el
juez debe aplicar sus responsabilidades de manera separada y en distintas modalidades. En
caso de la muerte de alguno de los progenitores, la responsabilidad del fallecido pasaría a ser
responsabilidad del único progenitor con vida.

En continuidad, el artículo 663 del Código Civil y Comercial27 también ha logrado


manifestar el momento en el cual cesa tales responsabilidades de las cuotas alimenticias, que
sería cuando el hijo mayor de edad haya cumplido los veinticinco años, o también cuando se
observe que el hijo ya se encuentra completamente capacitado o se encuentra en una etapa de
estudios plenos que le otorga la oportunidad de realizar sus desarrollos de manera
independiente. En vinculación con lo anterior, Fortuna (2015) mantiene lo siguiente:

La nueva normativa varias modificaciones sustanciales que resultan novedosas,


tanto en lo relativo a la extensión de la obligación en el supuesto del hijo mayor
que estudia o se prepara/capacita en un oficio determinado, circunstancia esta
última que impide de algún modo desarrollar un trabajo remunerado, como
también en lo referido a, en determinados supuestos, la percepción por el
progenitor con quien convive aun siendo el beneficiario mayor de edad (Fortuna,
2015, p.1).

Por otro lado, el artículo 64228 regula en caso de que los progenitores se encuentren en
un constante desacuerdo para establecer entre ellos mismos las cuotas que deben ejercer de
manera organizada para la manutención alimenticia del hijo, cualquiera de ellos puede
dirigirse ante un juez competente para que logre resolver los problemas que se encuentren en
el momento según lo previsto en la ley, acordando una breve audiencia entre los progenitores.
Si alguno de los dos padres entorpece las responsabilidades entonces el juez podrá atribuirlos

26
Artículo 641 del Código Civil y Comercial de la Nación. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de
octubre de 2014.
27
Artículo 633 del Código Civil y Comercial de la Nación. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de
octubre de 2014.
28
Artículo 642 del Código Civil y Comercial de la Nación. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de
octubre de 2014.
de manera total o parcial, en conjunto con las disciplinas que la autoridad competente les
aplicaría para establecer el orden correspondiente.

Entrando en el marco normativo sobre la estructura del derecho alimentario del hijo
mayor de edad, se logra determinar que los primeros términos establecidos según el artículo
658 del Código Civil y Comercial29 que tratan sobre los alimentos correspondidos de padres a
los hijos, también se toma en cuenta las redacciones de uno de los antecedentes inmediatos
del Código Civil30, puesto que él también exceptúa que los hijos al cumplir la mayoría de
edad cuentan aún con sus padres al momento de la manutención, puesto que ellos mismos son
los encargados de que se obtenga un amplio desarrollo alimenticio del hijo mayor de edad.
(Fortuna, 2015)

En épocas pasadas se aplicaban las cuotas alimentarias de una manera completamente


diferente, en donde solamente establecían que los padres estarían sometidos a
responsabilidades parentales cuando el hijo mantuviera la minoría de edad y apenas cumpliría
los 18 años ya aquella obligación de alimentación estaría extinguida completamente, fue allí
donde se comenzaron a implementar ciertas reformas para que se lograra expresar que en
ciertas circunstancias el hijo no obtiene la completa capacidad de mantenerse por sí mismo
porque aún no se tiene la capacidad o por el hecho de que continua sus estudios, por ello se
buscaron tanto las extensiones hasta los 21 y los 25 años de edad.

Es importante resaltar que las reformas que ya han sido especificadas durante varias
décadas se desenvuelven de tal forma para aplicar una serie de prórrogas sobre el deber
alimentario que deben seguir los padres o responsables del hijo mayor de edad, para que así
aquellos desarrollos puedan servir de ayuda en un futuro para que se logre conseguir un buen
oficio de manera profesional y los padres deberán presentar una serie de pruebas para
eximirse de tales responsabilidades. En continuidad con lo anterior, Fortuna (2015) implanta
su informe de la próxima manera:

En este mismo sentido, se ha señalado que sólo los padres que tienen la
obligación alimentaria deberán probar, para eximirse de ella, que el hijo posee
recursos suficientes, pero no el hijo, que es quien recibe los alimentos, ya que, si
considera que puede mantenerse por sí mismo, no formulará reclamo,
apareciendo poco probable la hipótesis inversa de que el hijo se ocupe de
demostrar judicialmente que no necesita alimentos (Fortuna, 2015, p.2).
29
Artículo 658 del Código Civil y Comercial de la Nación. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de
octubre de 2014.
30
Código Civil y Comercial de la Nación. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de octubre de 2014.
Es decir, que los padres que no se encuentren de acuerdo con proseguir con las
manutenciones del hijo por el hecho de que el mismo ya ha logrado autoabastecerse por
cuenta propia y los progenitores poseen pruebas suficientes para demostrar ante un juez de las
acciones independientes del hijo mayor de edad, entonces obtienen el completo derecho de
exponerlas para eximirse de tales compromisos alimenticios, teniendo en cuenta que el juez
sometería la situación a una investigación exhaustiva para determinar si las pruebas exhibidas
son innegables ante la realidad.

Prosiguiendo con el orden de ideas, el artículo 648 del Código Civil y Comercial 31 ha
establecido sobres los deberes y derechos que los padres deben seguir para lograr orden en
los cuidados del hijo, es allí donde se establece que los progenitores tienen que estar a cargo
de la vida cotidiana de su sucesor y los mismos en su artículo 649 32 establece que dichos
cuidados alimenticios pueden ser establecidos o por uno de los progenitores (cuando no
conviven) o también por ambos si se estipula de tal modo. (Graiewski, 2014)

Las extensiones de tiempo y de alcance ha sido un tema de suma relevancia y también


se forman numerables debates en doctrina, jurisprudencia para saber si se puede establecer y
proceder de manera adecuada los compromisos de proveer alimentos a su hijo mayor, puesto
que se realizan ciertos análisis para que las circunstancias de manera generalizada logren ser
abarcadas por si se presenta en algún momento una problemática de cualquier índole.

Otro de los puntos importantes se ha tratado sobre el deber informativo que deben
tener los progenitores al momento de tratar sobre los productos alimenticios de su hijo mayor,
es decir, que ambos padres deben mantener comunicación para intercambiar informaciones
sobre las cuestiones de educación, salud, alimentos, entre otros, que se encuentre en completa
relación con el hijo mayor para un efectivo desarrollo, y se encuentra establecido en el
artículo 654 del Código Civil y Comercial33 sobre el deber de informar. En concordancia con
todas las cuestiones que ya se han establecido, el Código Civil y Comercial 34 en vinculación
con la manutención de alimentos hacia los hijos con la mayoría de edad instaura lo siguiente:

31
Artículo 648 del Código Civil y Comercial de la Nación. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de
octubre de 2014.
32
Artículo 649 del Código Civil y Comercial de la Nación. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de
octubre de 2014.
33
Artículo 654 del Código Civil y Comercial de la Nación. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de
octubre de 2014.
34
Código Civil y Comercial de la Nación. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de octubre de 2014.
Artículo 662: El progenitor que convive con el hijo mayor de edad tiene
legitimación para obtener la contribución del otro hasta que el hijo cumpla
veintiún años. Puede iniciar el juicio alimentario o, en su caso, continuar el
proceso promovido durante la minoría de edad del hijo para que el juez determine
la cuota que corresponde al otro progenitor. Tiene derecho a cobrar y administrar
las cuotas alimentarias devengadas. Las partes de común acuerdo, o el juez, a
pedido de alguno de los progenitores o del hijo, pueden fijar una suma que el hijo
debe percibir directamente del progenitor no conviviente. Tal suma, administrada
por el hijo, está destinada a cubrir los desembolsos de su vida diaria, como
esparcimiento, gastos con fines culturales o educativos, vestimenta u otros rubros
que se estimen pertinentes35.

Acorde con el precepto de opiniones ya sugeridas, la ley también regula cuando el


hijo mayor se encuentra en capacitaciones, y se encuentra establecido en el artículo 66336, en
el cual fundamenta que los progenitores podrán brindar alimentación al hijo mayor de edad
hasta los veinticinco años, y dicha demanda de manutención puede ser realizada por el mismo
hijo o por uno de los progenitores acreditando firmemente sobre la preparación profesional
que se mantenga para tal pedido.

Hecha esta salvedad, también la ley salvaguarda a los hijos que no fueron reconocidos
en su artículo 66437, donde se fundamenta que el hijo extramatrimonial no reconocido tiene el
mismo derecho a la alimentación mediante un lazo solicitado. La demanda puede realizarse
una vez se efectué el juicio de filiación, pero ser el caso de que se ejecute antes de dicho
juicio, entonces el juez deberá establecer ciertos plazos para promover las acciones
alimentarias para que así se pueda cesar la cuota mientras que en el compromiso no se
encuentre aun una persona fijada por la ley para realizar tales actos de manutención.
(Mesiano, 2011)

Todas las conceptos que se van impartiendo sobre las continuaciones del deber
alimentario hasta los veintiún años se comprueban para que se obtenga un amparo asistencial,
teniendo en cuenta que la capacidad jurídica de los mayores de dieciocho años es plena, la ley
los salvaguarda para la protección alimenticia hasta los veinticinco años para asumir en
miramiento de las situaciones sociales en donde se demuestra que los jóvenes que se hallen

35
Artículo 662 del Código Civil y Comercial de la Nación. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de
octubre de 2014.
36
Artículo 663 del Código Civil y Comercial de la Nación. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de
octubre de 2014..
37
Artículo 664 del Código Civil y Comercial de la Nación. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de
octubre de 2014.
en dicha edad y aun se encuentren en proceso estudiantil, no se aprecian completamente
preparados y poseen diferentes conflictos para alcanzar el ingreso en el mercado laboral.

Aunado a lo anterior, se determina que las responsabilidades para proseguir con la


aplicación del deber alimentario de los progenitores no derivan completamente del parentesco
o de quien obtenga la patria potestad del hijo, sino del vínculo filial. Asimismo, la entrada en
vigencia de las reformas se encuentran varios juicios en diferentes etapas con varias clases de
obligación, por ejemplo, los alimentos que han sido establecidos por convenio, alimentos
provisorios, alimentos fijados por decisión judicial, etc., y todos aquellos fueron iniciados por
el progenitor cohabitante con el hijo cuando siguió siendo su representante al momento de la
minoría de edad. (Mesiano, 2011)

Uno de los asuntos que se han tomado en unos cuantos debates de forma internacional
ha sido sobre la persona que administre los alimentos provenientes de tales cuotas, la
pregunta más susodicha es: ¿sería el progenitor conviviente? Y es allí donde se especifica que
no le corresponde realizar tales administraciones por el hecho de que el hijo ya adquiere la
mayoría de edad (18 años) se encuentra completamente facultado de poder solicitar sus
alimentos ante una autoridad competente y también para continuar con los procesos de
asignación, puesto que el progenitor cohabitante ha dejado de ser el representante legal de su
hijo y por ello es que se determina que no incumbiría intervenir en el juicio defensor de los
alimentos, que es un derecho que solo lo debería ejercer el hijo mayor. En vinculación con el
texto en materia, Mesiano (2011) constituye su criterio de la sucesiva forma:

A pesar de las críticas que pueda recoger el hecho de que el hijo sea quien reciba
y administre la cuota alimentaria que fuera estipulada durante su minoría de edad,
es a él quien corresponde hacerlo ya que la mayoría de edad le ha otorgado
precisamente la capacidad jurídica requerida. Entre los problemas más comunes
que suscitan grandes inconvenientes entre el hijo ahora mayor de 18 años y su
progenitor conviviente es que, la capacidad que deriva de la mayoría de edad, no
puede perjudicar a alguno de los progenitores vulnerando el principio igualitario
en el ejercicio de la responsabilidad parental, tutelado en los Tratados de
Derechos Humanos y con jerarquía constitucional en nuestro derecho (Mesiano,
2011, p.2-3).

Es necesario recalcar que el artículo 667 del Código Civil y Comercial 38 instaura el
fundamento de alimentación cuando los hijos se encuentran fuera del país o están alejados de
sus progenitores. Determina que si se localizan en un país extranjero o en algún lugar

38
Artículo 667 del Código Civil y Comercial de la Nación. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de
octubre de 2014.
separado de sus progenitores dentro de la Republica y él mismo tenga la insuficiencia de
recursos para su adecuado desarrollo alimenticio y demás facultades, es allí donde tiene el
derecho de acudir hacia un juez competente del lugar, o también la representación
diplomática de la Republica al verlo con dichas necesidades, puede contraer ciertas deudas
para satisfacer sus necesidades esenciales. (Rabinovich, 2010)

3.5. Cuestiones procesales para el otorgamiento del beneficio

Indiscutiblemente en materia procesal se destaca que se introducen varias


discrepancias entre el deber alimenticio de los progenitores, puesto que el hijo mayor de edad
si obtiene tal necesidad y le faltan los medios para autoabastecerse los padres deben
proporcionarle los recursos suficientes para que su desarrollo sea óptimo. Para que el
beneficio sea otorgado, en primer lugar se pueden dirigir ante la autoridad competente el hijo
mayor de edad o en su defecto, el progenitor que conviva con él (si fuese que los progenitores
no cohabiten) y probar que realmente se poseen las necesidades.

El hijo en cuestión seria citado de manera judicial para que se tome la intervención
adecuada para el juicio alimentario y el trámite del mismo pueda ser garantizado para un
progreso formativo eficaz. El juez luego de obtener a todas las pruebas deberá acudir a una
serie de investigaciones para verificar que tales circunstancias de necesidad son ciertas ante la
realidad social. Una vez efectuadas las pruebas, entonces allí se procedería a nuevas
citaciones para el juicio y otorgar las cuotas alimentarias dependiendo de la fortuna de los
progenitores. En concordancia con lo anterior, Kielmanovich (2010) resalta lo siguiente:

Si no se hubiese acordado o fijado judicialmente la cuota alimentaria, la


invocación y prueba referida a la existencia de recursos en cabeza del hijo mayor
deberá entenderse como una carga procesal del demandado, … contrariamente, de
tratarse de alimentos ya fijados judicialmente o acordados, la alegación y prueba
de la existencia de los manidos recursos deberá formularse por el demandado …,
esto es, por los juicios incidentales de cesación o de reducción de la cuota, en fiel
observancia de las garantías del debido procesal legal. Por otra parte, si la
citación al hijo para que tome intervención en autos se efectiviza con anterioridad
a la preclusión del plazo de ofrecimiento de la prueba del demandado,
entendemos que éste podrá alegar y probar la eventual existencia de recursos en
cabeza del actor en la misma forma (Kielmanovich, 2010, p.1)

Expresado de otro modo, se entiende que la demanda efectivizada por el hijo mayor
con la existencia de pruebas deberá comprenderse como una obligación procesal del
progenitor demandado, esto se aplicaría cuando la cuota alimentaria no se ha fijado. De otra
manera, si el monto fue confeccionado para satisfacer las necesidades alimentarias ya fue
determinado, el demandado tendrá la oportunidad de probar si ha estado cumpliendo con la
entrega de recursos y si no lo ha realizado, entonces se determinaría una nueva cuota en
conjunto con un seguimiento judicial para su cumplimiento garantizado.

3.6. El supuesto de incumplimiento alimentario

Sera preciso mostrar que el derogado artículo 622 del CC, no imponía de forma
obligatoria la fijación de intereses, por ende otra de la novedad que presenta la nueva
normativa (dispuesto en el artículo 552) en materia del incumplimiento alimentario, en el
caso de que se deban sumas en el periodo programado, se adeudara con la tasa de intereses
semejante a la más alta que cobran los bancos de las personas que utilizan sus servicios, pero
se adiciona la que el magistrado determine, en consideración de las situaciones del caso
(relacionadas con el incumplimiento de la obligación que se hace más de una vez o con un
comportamiento malvado así como insensato del demandado).

En relación con las obligaciones alimentarias adeudadas después del 1º de agosto de


2015, se ha pronunciado de forma puntual la Cámara Nacional Civil, sala J, en un fallo del 22
de septiembre de 2015 afirmando que:

...la obligación alimentaria tiene carácter de deuda de valor, por cuanto tiende a
proveer al alimentado de los recursos necesarios para su subsistencia. Pero una
vez determinada en cuotas, se convierte en deudas de dinero, que quedan fijas con
el transcurso del tiempo cuando no son abonadas en término. Por tanto, es
innegable que las cuotas alimentarias impagas devengan intereses a partir del
vencimiento del plazo fijado en la sentencia, respecto de las pensiones posteriores
a ésta; y a partir de la Constitución en mora desde el vencimiento de cada
período, con relación a las cuotas anteriores.39

Según esta cámara puesto que la obligación de alimentos es llevada a cabo o pagada
mediante cuotas de dinero, que si no se pagan pueden quedar como deudas inertes (cuando no
son pagadas a tiempo). Por ende la consecuencia de estas deudas es que se conduzcan a
intereses, después de la terminación del plazo fijo en el juicio, en conexión también de las
cuotas postreras a la misma. Por último la demanda impuesta de incumplimiento de
manutención no será viable en contra de los abuelos, pues la obligación alimentaria de los
parientes es de condición subsidiaria, es decir, recae sobre los padres. La obligación de los

39
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala J, "D., A. v. D. C., F. N. s/ aumento de cuota alimentaria",
sentencia del 22 de septiembre de 2015. Recuperado de: elDial AA929B.
abuelos solo se limita a ciertos aspectos precisos para dar atención a las necesidades
inevitables de los nietos.

Conclusión

Con anterioridad se ha logrado establecer aquellas conductas de manutención que


deben ser realizadas por los padres que convivan en el mismo hogar o que se encuentren en
proceso de divorcio o una vez su separación ya se haya vuelto legítima hacia su hijo ya
mayor de edad entre los 18 a 25 años. Se ha confirmado que la persona que cohabite con el
hijo tiene el completo derecho (como el mismo hijo) de demandar al progenitor no
conviviente a que efectúe las cuotas establecidas por una autoridad competente para satisfacer
las necesidades de la vida diaria del hijo, tanto de manera alimenticia, vestimenta, educativa,
entre otros.

Ahora bien, en el mismo análisis se destacaron la tipología de personas que


obtendrían la responsabilidad de sustento alimenticio una vez el juez lo haya establecido de
tal manera, contando con las regulaciones del Código Civil y Comercial para que el hijo
mayor tenga los beneficios sustanciosos por sus progenitores o inclusive por aquel tercero
que se encuentre a su cargo.

Otra de las cuestiones que fueron destacadas en las antepuestas observaciones fueron
sobre las reformas que fueron constituidas en épocas pasadas y como se fueron creando más
transformaciones para que las leyes lograran expresar lo que hoy día se formula sobre la
adecuada responsabilidad de los padres hacia sus hijos con la mayoría de edad.

Ahora bien, una de las cuestiones más sustanciales que se han reformado es lo
inherente a la fijación de la cuota alimentaria obedece a una necesidad inmediata según la
normativa del Código Civil y Comercial. El nuevo plexo normativo plantea que el sujeto
durante los procesos judiciales no sufra necesidades por la lentitud o la voluntad malvada del
demandado. Se vislumbra cómo en aras de conseguir la rápida satisfacción de la obligación
alimentaria, se ha prescindido del daño al individuo que necesitada del apoyo jurisdiccional.

Se destacaron los razonamientos judiciales para que logre ser procesada la demanda,
así el orden en los asuntos de manutención pueda conservarse de la manera más conveniente
posible, contando con el dictamen del juez competente para que dicho beneficio de
subsistencia hacia el hijo mayor de edad, que aún se encuentra en proceso de capacitación,
pueda ser ejercido y administrado por él mismo y así socorrerse en las necesidades
fundamentales como la alimentación, para asegurar que el desarrollo del hijo mayor consiga
estar implantado en representación eficaz.
Capítulo 4: El derecho a la alimentación y su tratamiento en la
jurisprudencia

Introducción

La alimentación es un derecho fundamental, el cual debe ser garantizado para todo ser
humano, no solo para el goce y disfrute sino para la satisfacción de sus necesidades. En el
derecho universal está amparada la alimentación como uno de los principales derechos del
hombre, indispensable para cualquier ser vivo que garantiza la salud y no se ponga en riesgo
el derecho a la vida.

Cada ser humano se torna independiente en un momento determinado para hacer valer
sus derechos y el cuidado de sus beneficios alimentarios. Es necesario destacar que un menor
de edad es dependiente de un núcleo familiar para poder cubrir está necesidad, debido a que
su imposibilidad de ingresar al campo laboral ley de por sí misma poder ingresar a la
obtención de bienes que le permitan saciar sus propias necesidades. Es claro de entender que
el trabajo y explotación del menor a nivel laboral es un delito penado a nivel internacional,
por lo que los padres deben velar por el bienestar de sus hijos hasta que los mismos logren su
independencia.

A nivel de la jurisprudencia, es necesario entender hasta qué punto el padre debe


velar por la alimentación de los hijos y cuando se considera la independencia de aquella
persona que se encuentra en un núcleo familiar. Cabe destacar que la independencia de una
persona no se logra con la mayoría de edad y a veces es extendida mientras la persona no
logra completar su desarrollo profesional y la obtención de un empleo que le permita
desconectarse definitivamente de sus padres. Tras las novedades expresadas en el Código
Civil y Comercial una persona está bajo la protección jurídica mientras se encuentre
imposibilitado de entrar en el área laboral.

Cabe destacar que el amparo de una figura paterna puede llegar hasta el punto en el
que un mayor de edad alcance la independencia de sus padres. La extensión de este derecho
va a depender de las necesidades del mayor de edad y de las funciones que éste pueda estar
realizando para garantizar la cobertura de sus propias necesidades en el futuro, en relación
con las obligaciones que pueda o no tener su progenitor.
Con el presente capítulo se pretende la verificación de fallos de la jurisprudencia en
relación a los derechos que puede tener un mayor de edad cuando aún se encuentra
imposibilitado de entrar en el campo laboral y garantizar su independencia, las obligaciones
de padres o familiares directos y las limitaciones que puede tener el derecho para defender a
un mayor de edad que aún no se encuentre en condiciones de pagar sus propios insumos para
garantizar su adecuada alimentación y como los gallos legales han hecho la notoria diferencia
en la relación del núcleo familiar con un dependiente cuándo del tema alimentario se hace
referencia.

4.1. Derecho a la alimentación. Descripción general

La alimentación no es solo un disfrute de tener un alimento para el consumo, sino que


es fundamental para saciar las necesidades humanas. Está sustentada en el derecho como
parte del derecho sanitario y garantiza no sólo la alimentación para la vida, sino que en este
caso se haga de manera correcta y sin menoscabar los principios de salud su puedan poner en
riesgo la vida de cualquier ser humano.

La jurisprudencia considera que el no cumplimiento de la alimentación en la sociedad


se considera un delito, pues viola los derechos fundamentales como lo es la alimentación y
arriesga el derecho la vida y a la salud. Es importante conocer que la alimentación va a ser
presentada por un individuo para sí mismo o para una determinada cantidad de miembros del
núcleo familiar, al cual éste se acoge y brinda su responsabilidad. Tal lo menciona la autora
cuando expresa que:

…en el marco de la relaciones de familia, históricamente, la obligación


alimentaria de origen legal ha sido analizada como de uno de los efectos
principales del parentesco en el ámbito civil, como consecuencia del matrimonio
y como deberes emergentes de la responsabilidad parental (Vero, 2015, p. 1).

Esto expresa que el parentesco influye en la alimentación, en especial cuando hay un


nexo parental que da un marco de dependencia para la cobertura de los derechos
fundamentales. Con ello queda claro que un padre o madre están en la obligación de
garantizar que su descendencia esté no sólo a su resguardo, sino que tengan la alimentación
atribuida. El no consolidarla se torna un delito en el ámbito civil.

No obstante, es meritorio saber hasta qué punto la descendencia es cubierta en el


marco de la jurisprudencia, ya que se entiende que un padre busca la forma en la que su hijo o
protegidos lleguen a independizarse. De igual manera se genera la duda en cuanto a la falta
de la figura parental y a quién recae la responsabilidad del protegido. La jurisprudencia tiene
muy en cuenta el ámbito familiar de modo global y, dependiendo de cómo se ejecute, puede
caer en manos de vínculos familiares sin ser los padres, ya que de no existir los mismos, la
ley puede buscar el amparo en tíos, hermanos independientes o incluso abuelos. De aquí la
extensión del ámbito alimentar en el área del derecho humano.

4.2. Dependencia alimentar en el marco del derecho

El padre o protector está bajo la obligación del derecho en garantizar la alimentación


de su protegido, con el propósito de que alcance su independencia. Es claro conocer que el
derecho ampara al protegido para indicar su alimentación por medio de una figura
representante hasta su mayoría de edad, la cual es hasta los 18 a 21 años según leyes locales.
No obstante, es necesario conocer que esta protección se extiende cuando se verifica que el
mayor de edad está en una fase de estudios, la cual busca acabar para obtener su ingreso al
área laboral e independencia.

En el marco de protección tutelar, se ha ampliado el derecho al dependiente para


garantizar que logre su independencia en base a la protección familiar que garantice su
protección hasta que el protegido no esté en la capacidad de independencia y costear sus
necesidades. La ampliación básicamente se presenta para evitar el desamparo de personas que
estén buscando su desarrollo profesional y que tienen a familiares bajo su tutela. Así se
expresa por lo citado:

…reconocimiento de la obligación alimentaria de los progenitores respecto del


hijo mayor de 21 años que se capacita hasta los 25 años y la ampliación de la
legitimación activa como expresión del derecho a accionar comprendido en el
principio procesal de la tutela judicial efectiva incorporado en el art. 706 del
CCiv.yCom (Vero, 2015, p. 1).

La garantía con lo dicho previamente extiende la protección alimentaria hasta los 25


años. Esto indica que si un dependiente puede acudir a la ley cuando, en situación de
dependencia y en búsqueda de formación profesional y de crecimiento personal, se le sea
negado por sus protectores el derecho a la alimentación. El amparo en el código civil puede
dar al dependiente la posibilidad de acudir a la ley y llegar a la jurisprudencia para la toma de
decisiones.
4.3. Jurisprudencia al mayor de edad que sufre de discapacidad física

La jurisprudencia ayuda a que la persona que tiene alguna discapacidad este aún
protegida por el derecho ampliando le su posibilidad de seguir protegido y resguardado de su
alimentación por el núcleo familiar. En este caso, se entiende que la persona que busca la
protección se encuentra en una situación vulnerable y que no puede valerse por sí misma ya
que su situación física lo impide. En el marco de la jurisprudencia existe la posibilidad de que
aquella persona mayor de edad pueda poseer el libre derecho de solicitar a su representante
legal la garantía de su alimentación. La autora defiende esto a través de lo expresado a
continuación:

En primer lugar, entiende fundado el planteo de legitimación incoado por el


demandado, en base a las siguientes premisas: a) la discapacidad del joven no
conlleva la extensión de la cuota alimentaria a cargo del padre; b) a partir de los
21 años debe regirse por las reglas de los alimentos entre parientes, y c) la
discapacidad de orden física del joven no afecta su capacidad jurídica (Vero,
2015, p. 1-2).

Conforme a lo citado, se entiende que la persona demanda por una acción legal para
sustentar su alimentación, ya que, a pesar de tener 21 años no tiene la capacidad y orden
física para lograr mantenerse y de igual manera el padre puede hacerse cargo ya que así se
está determinando por el sistema de legitimación legal. Hay que aclarar acá de que el fallo lo
hace directamente la jurisprudencia debido a que el demandante, en este caso, la madre del
afectado estipula que el padre puede hacerse cargo de los gastos de aquella persona que no
puede costear su alimentación debido a que no puede insertarse en el campo laboral debido a
condiciones de incapacidad física que le impiden el goce total de un trabajo estable.

A pesar de que se establece un fallo para la extensión de la alícuota para el pago de la


alimentación de aquella persona con discapacidad, la demanda viene de la madre y se
procede a dar el fallo para que el padre pague la alícuota de alimentación, entendiéndose de
que el discapacitado vive con su madre y hay aspectos que no serán cubiertos a través de la
ley vigente cómo es en este caso el sustento de techo. Esto claramente es parte de lo
explicado por la autora en la sentencia interpretada:

Concluye que no procede con ajuste a la ley vigente y las constancias de autos, y
desde esta premisa la ratificación del joven al pedido de su progenitora es
interpretado como un planteo cautelar a los fines de extender el pago de la cuota
vigente, importando también un pedido de coparticipación, dado que es la madre
quien presta atención y cuidado al hijo con discapacidad, en el cual participan los
alimentantes y no el beneficiario (Vero, 2015, p. 2).

Se interpreta en este sentido que la autora informa que se está cumpliendo una
sentencia, en la cual se pide que el padre intervenga con el pago de la alimentación del joven
que no vive con él, teniendo en cuenta de que la madre está realizando las labores de cuidado
del joven que en este caso es el beneficiario y solo se pide la participación en las despensas
alimentares, la cual la jurisprudencia las comparte entre los progenitores, ya que se entiende
de que el protegido no tiene capacidad suficiente de inserción en el mercado laboral.

4.4. Jurisprudencia del derecho alimentar cuando el afectado está en fase de estudios
y desarrollo profesional

La jurisprudencia como bien ya se ha explicado se encuentra con una extensión de


ayuda a aquella persona que, aun siendo mayor de edad, se encuentra en fase de desarrollo
profesional para poder insertarse en el campo laboral. Mientras este sea el objetivo, el
representante legal de esta persona debe garantizarle según la ley el sustento de una
alimentación hasta que esta persona logre culminar su desarrollo profesional, y así
independizarse.

Esta interpretación se encuentra como una novedad en la legislación expresada por el


Código Civil y Comercial, que indica que la educación de una persona mayor de edad le da la
posibilidad de que el hijo mayor aún tenga el resguardo de sus padres y estos tengan la
obligación de sustentar su bienestar alimentación a través de una alícuota que le permita a la
persona afectada a cumplir sus derechos alimentares mientras concluye su desarrollo
profesional. Así lo interpreta el Código Civil y Comercial en el artículo 663 conforme a un
mayor de edad:

La obligación de los progenitores de proveer recursos al hijo subsiste hasta que


éste alcance la edad de 25 años, si la prosecución de estudios o preparación
profesional de un arte u oficio, le impide proveerse de medios necesarios para
sostenerse independientemente. Pueden ser solicitados por el hijo o por el
progenitor con el cual convive; debe acreditarse la viabilidad del pedido.40

La interpretación del Código Civil y Comercial en este sentido es bastante explícita,


debido a que se entiende de que la persona que está frente a un desarrollo profesional tiene la
posibilidad de acreditarse de un medio de parte de su representante legal para subsistir y tener

40
Código Civil y Comercial. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de octubre de 2014.
la alimentación viva o no viva con él, ya que está en una fase de preparación para volverse
independiente, entendiéndose que este desarrollo profesional es lo que le permitirá al
representado salir del sustento del núcleo familiar.

Si se tiene en cuenta de que la persona mayor de edad está en una situación de


estudios, tiene la posibilidad de tener una cuota fija para mantener su necesidad alimentaria.
Esta es condicionada por el padre o representante legal conforme a la jurisprudencia, debido a
que el menor no tiene la posibilidad de insertarse en el campo laboral debido a que se
encuentra en preparación profesional. En este caso, no hay que demostrar que el mayor
dependiente esté imposibilitado de realizar trabajo lucrativo. Conforme el punto de vista de la
autora se destaca:

En este punto resultan de aplicación las exigencias en materia probatoria puestas


de resalto por la jurisprudencia a la hora de decidir acerca de la procedencia de la
fijación de una cuota alimentaria a favor del hijo mayor. Así, se ha entendido que
la continuación de la ayuda alimentaria se encuentra condicionada a la
acreditación del cumplimiento regular del plan de estudios, su desempeño en el
estudio, sin necesidad de demostrar la imposibilidad absoluta de desarrollar tareas
laborales (Vero, 2015, p. 3).

De esta manera se cita que las exigencias en materia probatoria indican que el mayor
de edad está en situación de estudios y tiene derecho a una cuota para mantener sus
necesidades alimentarias. Cuando se encuentra en situación de estudios, no es necesario
probar que la persona dependiente no puede insertarse en el campo laboral, pues entiende que
se encuentra en preparación profesional para luego entrar en la búsqueda de trabajo y tornarse
independiente.

Ahora bien, esta corriente no se encontraba estipulada de esta manera determinante.


La Cámara Nacional en lo Civil, sostenía que al llegar un hijo a la mayoría de edad bajo el
imperio del antiguo Código Civil de Vélez, que para ese entonces estaba fijada a los 21 años
de edad; la obligación de los progenitores de proveer para el sustento de tales hijos, cesaba de
pleno derecho, fijando por supuesto la respectiva excepción a dicha regla41; excepción que se
explicará más adelante.

La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil en sentencia del 02 de noviembre de


1.982, desestimó la petición del accionante de extender el deber alimentario del padre durante

41
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sala B, “E.D.”, expte. Nro. 135-456, sentencia de 1988.
Recuperado de http://www.laleyonline.com.ar
todo el tiempo requerido para completar la formación del hijo que había alcanzado la mayoría
de edad; sosteniendo que el petitum carecía de sustento legal, por cuanto el deber de prestar la
cuota alimentaria no respondía al vínculo del parentesco, sino a la patria potestad que para
ese momento se hallaba ya extinguida.42

Entonces, para esta corriente jurisprudencial conforme quedó plasmado mediante


dictamen de la citada Cámara, de necesitar el hijo la ayuda financiera del padre, la solicitud
debía ser interpuesta por el hijo, llenando los requisitos exigidos por lo dispuesto en el
artículo 370 del entonces vigente Código Civil, sin lo cual la pretensión debía ser
desestimada.43

Dicho artículo del entonces vigente Código Civil velezano, versaba que: “El pariente
que pida alimentos, debe probar que le faltan los medios para alimentarse, y que no le es
posible adquirirlos con su trabajo, sea cual fuese la causa que lo hubiere reducido a tal
estado”.44 A través de una sentencia ulterior de la previamente enunciada Cámara, ratificó su
postura al resolver que una vez cumplidos los 21 años, para que un hijo pueda demandar del
padre la prestación alimentaria, solo puede procederse a la fijación de una pensión entre
parientes mayores de edad, siendo llenas las formalidades legales contenidas en el arriba
citado artículo del Código Civil.45

Igualmente la Cámara explicó que si la peticionaria se circunscribió a demostrar que


estaría dispuesta a comenzar sus estudios universitarios, luego de haber adquirido la mayoría
de edad, sin otra justificación para el disfrute del derecho de alimentos, tal circunstancia no se
basta para exigir el cumplimiento de la obligación de los padres una vez fenecida la patria
potestad; puesto que de admitirse, se estaría dejando librado a la voluntad de la hija ya mayor
de edad inicio de su preparación profesional, removiendo todo límite temporal de la
obligación alimentaria de sus padres, aspecto fundamental para el mantenimiento estable de
las relaciones jurídicas entre padres e hijos.46

Ahora bien, por otro lado, la Cámara Segunda Civil y Comercial de la Ciudad de
Paraná, juzgó que si los padres han creado en el hijo la iniciativa de que sus hijos se

42
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sala C, sentencia de 1982. Recuperado de E.D. 17-125, sum.
309.
43
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sala C, sentencia de 1982. Recuperado de L.L., 1984-
C-638 y Rep. LL, 1984-147, sum. 109
44
Artículo Nro. 360 de la Ley N° 340. Boletín Oficial de la República Argentina, 25 de septiembre de 1869.
45
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sala J, “E.D.”, sentencia del 2005. Recuperado de
http://www.laleyonline.com.ar
46
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sala C, sentencia de 1982. Recuperado de L.L., 1984-C-638
(caso 5247) y Rep. L.L., 1984-147, sum. 109
embarquen en la obtención de un título universitario y han suministrado los medios para ello;
se infiere que su intención debería estar volcada a continuar con el aporte hasta la finalización
de esa carrera.47

Decidiendo de igual manera en una causa similar, el Superior Tribunal de Justicia de


Entre Ríos juzga que no habiendo el padre negado los ingresos y bienes atribuidos por sus
hijas mayores accionantes, y de acuerdo al plan de estudio de las carreras por ellas elegidas;
corresponde establecer cuota alimentaria a su favor durante un plazo de cuatro años (tiempo
restante para terminar de cursar las carreras en cuestión), debiéndose acreditar anualmente la
continuidad de los estudios para mantener vigente la obligación del progenitor.48

En esa misma corriente, el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil de la


Ciudad de Buenos Aires, sentenció a favor de una hija mayor de edad para que recibiera
alimentos de sus padres hasta que diera fin a sus estudios universitarios y recibiera el título
que le habilitara para el ejercicio profesional. El referido juzgado explica en su decisión que a
su criterio la procedencia de la acción no requería de una causal de imposibilidad absoluta
para el auto-sustento de la hija, puesto que el curso de la carrera que estudiaba y por la
complejidad de la misma (tratándose en ese caso de estudios en el área de la medicina);
configuraba obstáculo para el ejercicio paralelo de cualquier actividad comercial y lucrativa,
y el desarrollo de la carrera.49

4.5. Jurisprudencia negada al mayor de edad en situación de dependencia

La ley defiende al mayor de edad cuando este se encuentra con algún impedimento
qué es o no necesario probar para qué obtenga de sus progenitores la posibilidad de
resguardar una alícuota alimentaria. En algunos casos, esta demanda surge de padres que no
se encuentran bajo un mismo techo y sólo uno de ellos vela por los derechos de aquella
persona que se encuentra en situación de dependencia.

Al revisar la jurisprudencia que se explica abajo, se podrá ver que es la madre quien
pide que el padre que no vive con el mayor de edad sustente los gastos de alimentación por el
hecho de estar vinculado con el afectado mediante un nexo familiar. Sustenta en este

47
Cámara 2ª de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Paraná, Sala II, sentencia del 2000. Recuperado de
http://www.laleyonline.com.ar
48
Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos, Sala Civil y Comercial, sentencia del 06 de julio de 2007.
Recuperado de http://www.laleyonline.com.ar
49
Juzgado Nacional de 1ª Instancia en lo Civil Nro. 81 de Capital Federal, sentencia de 1998. Recuperado de
http://www.laleyonline.com.ar
particular el artículo 367 del Código Civil y Comercial que cita que: “La obligación
alimentaria derivada del parentesco entre padres e hijos mayores de 21 años, que requiere que
el alimentado pruebe su falta de medios y la imposibilidad de procurárselos por sí mismo”50
lo que sería de punto de partida para comenzar una interpretación de la jurisprudencia, debido
a que el mayor de edad en conformidad con la madre, expresa que no puede cubrir aún sus
necesidades por sí mismo.

Sin embargo, es necesario tener en cuenta que este artículo del Código Civil y
Comercial sólo indica que debe ser cubierta la cuota alimentaria cuando existe alguna razón
por la cual el mayor de edad todavía no pueda insertarse en el campo laboral, cómo lo son la
formación profesional, enfermedad, discapacidad u otro qué límite al joven entrar en su
independencia del núcleo familiar. Tal y como expresa el artículo 267: “La obligación de
alimentos comprende la satisfacción de las necesidades de los hijos en manutención,
educación y esparcimiento, vestimenta, habitación, asistencia y gastos por enfermedad”51 lo
que explica que la persona que pide la garantía de administración de gastos de alimentación
por el padre o madre debe tener alguna limitante.

Si una persona mayor de edad se encuentra en capacidad de ser insertado en el campo


laboral, no tiene limitaciones de salud, no se encuentra en situación de desarrollo profesional,
no limitación de capacidades físicas y motoras u otros, estaría fuera del alcance legal y por
ende, debe cubrir sus gastos alimentarios por su cuenta y encontrar una fuente de trabajo.
Debido a la negativa del fallo, la persona involucrada puede buscar otro medio legal que debe
hacerse por su cuenta y sin la intervención de su madre. Así se pone en las disposiciones
finales interpretadas por la autora a continuación:

Que el hijo mayor de edad y fuera del alcance del art. 265 del Cód. Civ. en cuanto
a los efectos de la obligación alimentaria puede solicitar por sí mismo, ya que se
encuentra debidamente legitimado, alimentos pero en otro juicio distinto al que
venía percibiéndolo pero bajo otros conceptos. Es necesario iniciar un nuevo
juicio instado por el sujeto legitimado e interesado. Es decir quien está legitimado
para iniciarlo es el hijo mayor de 21 años de edad, no su madre por más que
conviva con ella (Ciolli, 2015, p. 2).

Con esta interpretación queda en evidencia que es la parte afectada la que debe
solicitar el resguardo de sus derechos de alimentación en el caso de que éstos sean necesarios
y no pueda cubrir los por sí mismo. El hecho de ser mayor de edad hace a la persona un ser

50
Código Civil y Comercial. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de octubre de 2014.
51
Código Civil y Comercial. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de octubre de 2014.
responsable de velar por aquellos derechos que se entiende no poder cumplir debido a
incapacidad de insertarse en el campo laboral, dando alegatos suficientes para pedir que el
padre madre o ambos le ayuden con la cobertura de la cuota alimentaria necesaria.

4.6. Alcance de la jurisprudencia cuando el derecho alimentario es necesario para el


mayor de edad

Se entiende que la obligación de los padres para dar la alimentación a los hijos es
obligatoria hasta la mayoría de edad. Cabe acotar que el Código Civil tiene interpretaciones
donde informa que el mayor de edad puede seguir solicitando a sus progenitores un apoyo
para su sustento. A través de la jurisprudencia se da a conocer que existen mayores
posibilidades de que el mayor de edad tenga aún el apoyo de sus padres o progenitores si se
encuentra con algún impedimento de ingresar al campo laboral y obtener su independencia.
Entre los impedimentos de mayor envergadura se encuentran la educación de parte del mayor
de edad discapacidad física enfermedad u otro que impida su acceso al mercado laboral para
dejar el nexo familiar y que este le brindé el apoyo económico para la cobertura de sus
necesidades.

4.6.1. Intervención de la madre ante derechos alimentarios atrasados

Se entiende que algunos núcleos familiares no cuentan con las dos figuras para acoger
a una persona mientras la misma se encuentra creciendo hasta alcanzar su independencia. La
intervención de la madre o padre en este caso es fundamental, debido a que alguna de las
partes está apelando por los derechos de un hijo que tienen en común cuando una de las
partes no se ha presentado para velar por los derechos de su hijo. En este escenario, la madre
apela por derechos atrasados debido a que el padre no aporto los gastos necesarios para que
su hijo tuviese la posibilidad de cubrir su alimentación básica.

Aquí existe una limitante en la jurisprudencia, ya que no hay ningún motivo por el
cual el progenitor que no convivió con el afectado deba realizar la liquidación de derechos
atrasados ya que estos pertenecen y se acrecienta a la persona con la que convivió el
actualmente mayor de edad y no se puede tomar en cuenta la opinión de la madre para hacer
la cancelación de estos derechos cuando el individuo afectado ya tiene la capacidad y edad de
ejecutar este derecho por su cuenta. Así lo interpreta el autor en una sentencia52 del 11 de
septiembre de 2015:

La sentencia que rechazó la ejecución de alimentos intentada por la madre por


entender que el pago efectuado por el padre a su hijo mayor de edad tiene efectos
cancelatorios debe revocarse y, en su lugar, admitir la legitimación de la actora,
declarar a ese pago ineficaz y aprobar la liquidación presentada, pues el hecho de
que aquel haya alcanzado la mayoría de edad no lo torna en acreedor de los
alimentos atrasados, sino que esa acreencia queda en cabeza del progenitor con el
que convivió mientras era menor (Diegues, 2017, p. 1).

Esto quiere decir que la defensa de una persona frente a su madre se toma en cuenta
cuando este aún es menor de edad. No está estipulado en la ley que el padre deba realizar el
pago de derechos atrasados si el afectado no convivió directamente en el núcleo familiar
donde estaba su padre. Esto solo compete cuando la figura afectada aún es menor de edad, ya
que el afectado al ser mayor de edad puede reclamar sus propios derechos sin necesidad de la
intervención de aquella figura con la que convivió mientras era menor y dependiente.

4.6.2. Intervención de los padres cuando el hijo no puede aún ser insertado en el
campo laboral

Cómo se ha comentado previamente, un mayor de edad tiene el derecho de ser


amparado en el seno del nexo familiar por sus progenitores si en este caso el afectado se
encuentra aún en condiciones de dependencia y es menor de los 25 años de edad. Solo es
concebido este derecho si el mayor de edad en este caso necesita asistencia económica porque
se encuentra en fase de estudios o tiene alguna limitante para poder ingresar al trabajo y
tornarse independientes tales como enfermedad, incapacidad o formación profesional
pendiente. Este alcance lo cita el autor como:

El deber alimentario de los padres para con los hijos menores de edad continúa
después de alcanzar éstos la mayoría si la asistencia económica es necesaria para
su formación laboral y profesional, siempre que no exceda las posibilidades de
los obligados (Diegues, 2017, p. 1).

La jurisprudencia busca con esta interpretación apoyar al mayor de edad hasta su


inserción en el campo laboral y tornarse independiente, para evitar que el mayor de edad
tenga menoscabado su derecho a la alimentación mientras se encuentra en una fase de
formación para insertarse en el mercado profesional o esté con algún percance que le impida

52
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala H, "A. M. J. c. N. F. M. s/ejecución de alimentos" —
incidente, del 11 de septiembre de 2015. Recuperado de http://www.laleyonline.com.ar/AR/JUR/38327/2015.
estar acorde a los requerimientos laborales para tornarse independiente. Si el mayor de edad
no se encuentra en ningún tipo de formación profesional y está en condiciones para insertarse
en el campo laboral queda excluido de la protección de la Ley.

4.6.3. Límite del derecho legal para apoyar al mayor de edad en su derecho de
alimentación

Es posible que el mayor de edad a pesar de tener la protección de sus padres exija aún
que se le acrediten derechos de alimentación, debido a que considera insuficientes los
presentados y se encuentra inmerso en situaciones de desarrollo profesional y no esté
amparado por la ley, debido a que se puede verificar que el mayor de edad ya tiene los
recursos suficientes para mantenerse por sí mismo y tornarse independiente.

Esto está amparado en el artículo 658 que establece que: “La obligación alimentaria
de los progenitores se mantiene hasta los 21 años de edad del hijo, con la excepción de
aquellos casos en que acrediten que su descendiente cuenta con recursos suficientes para
sustentarse”53; lo que quiere decir que si el mayor de edad ya se encuentra en una situación
donde puede subsistir con los recursos que posee, queda excluido de la jurisprudencia ya que
se torna autónomo y sus padres no deberían proporcionar apoyo económico sí el mayor de
edad lo exige.

Existen fallos donde el mayor de edad que se encuentra en condiciones para


mantenerse por sí mismo debe ser amparado por sus padres con una alícuota de alimentación,
debido a que antes del fallo los padres no pudieron dar pruebas de que el mayor de edad
estaba en condiciones para sobrevivir por sí mismo y tornarse independiente. Es necesario
que ante una demanda como esta haya pruebas suficientes para determinar que el mayor de
edad y menor de lo estipulado por la ley pueda mantenerse bajo sus propios medios. Un
ejemplo de ello viene de un fallo54 del 19 de febrero de 2013 que interpretado por el autor se
expresa de la siguiente manera:

El progenitor debe abonar una cuota alimentaria a su hijo mayor de edad y menor
de 21 años —en el caso, un 25% de sus haberes—, pues no acreditó que éste
cuente con recursos suficientes para proveer a su subsistencia, y lo invocado

53
Código Civil y Comercial de la Nación. Boletín Oficial de la República Argentina, 08 de octubre de 2014.
54
Cámra de Apelaciones en lo Civil, Comercial, Laboral y de Minería de Neuquén, "V. M. A. c. V. N. R.
s/alimentos para los parientes", sentencia del 19 de febrero de 2013. Recuperado de
http://www.laleyonline.com.ar/AR/JUR/406/2013.
respecto al abandono de sus estudios son cuestiones ajenas al deber alimentario
(Diegues, 2017, p. 1).

Según lo comentado el mayor de edad y menor de 21 años tiene la posibilidad de


reclamar derechos de alimentación y el pago de una alícuota por parte de sus padres debido a
que no se comprobó o no se vieron suficientes pruebas para probar que los recursos que tiene
actualmente el mayor de edad dan para cubrir sus necesidades alimentarias y separarse del
núcleo familiar de manera definitiva.

4.7. Jurisprudencia ante el mayor de edad cuyos padres tienen hijos menores que
deben sustentar

Es muy común que en un núcleo familiar exista padres que tienen dos o más hijos a
los cuales deben mantener. En muchas oportunidades se toma en cuenta de que los padres
frente a un conflicto legal indiquen que se encuentran dando sustento a otros hijos menores y
dejen a un lado al hijo mayor que se encuentre con limitaciones para entrar en el campo
laboral. La jurisprudencia apoya en este caso al mayor de edad pues si se encuentra en una
situación de preparación profesional o con limitaciones físicas para insertarse en el campo
laboral sigue siendo parte y responsabilidad de sus padres él apoyo económico para su
sustento alimentario. Un ejemplo es el fallo55 presentado el 11 de diciembre de 2012 que cita
el autor de la siguiente manera:

El progenitor debe abonar una cuota alimentaria a su hijo mayor de edad que
cursa estudios universitarios, pues la formación de una nueva familia y la
existencia de nuevos hijos alegada no es un reparo hábil, ya que esa circunstancia
no hace más que agregar obligaciones, correspondiéndole al obligado realizar los
mayores esfuerzos para cumplir satisfactoriamente las responsabilidades que le
caben en razón de su paternidad para afrontar la manutención de su prole
(Diegues, 2017, p. 2).

Conforme se interpreta lo citado por el autor se puede entender que el derecho de un


mayor de edad no debe ser menoscabado cuando existen figuras menores de edad en el
núcleo familiar. Sí el mayor de edad aún no se encuentra en condiciones para poderse
sustentar por sí mismo sus necesidades alimentarias, van a ser tomadas parcial o totalmente
con sus padres, los cuales tienen la obligación de darle la posibilidad a su hijo de cubrir su
cuota alimentaria hasta independizarse del núcleo familiar de manera definitiva; esto
independientemente de que los padres tengan otros dependientes a su cargo.

55
Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial y Laboral de Gualeguaychú, "V. R. E. c. V. C. A. s/alimentos",
sentencia del 11 de diciembre de 2012. Recuperado de http://www.laleyonline.com.ar/AR/JUR/78886/2012.
4.8. Derecho del mayor de edad cuando la figura paterna no existe

Existe el escenario en el cual una persona mayor de edad no cuenta con el apoyo de
sus padres, bien porque estos estén ausentes, hayan fallecido o en este caso, no se encuentren
en las condiciones laborables mínimas requeridas para poder sustentar las necesidades de sus
hijos a nivel alimentario. La ley puede establecer y apoyar al mayor de edad que se encuentra
en situación de dependencia a buscar el apoyo en otros miembros del núcleo familiar que se
encuentren en condiciones para sustentar las necesidades alimentarias del demandante
mientras éste no se encuentre a un inserto en el área laboral ya sea por enfermedad, estudios
superiores u otros impedimentos.

4.9. Jurisprudencia aplicada en la demanda de una nieta contra su abuela

La demanda comienza debido a que el padre o madre de la afectada, en este caso la


nieta, no pueden sustentar las necesidades alimentarias de la mayor de edad que se encuentra
en condiciones no favorables para insertarse en el campo laboral. La afectada recurre
directamente a la jurisprudencia debido a que ante la ausencia de la figura paterna puede
recurrir a algún familiar para que éste pueda brindarle el apoyo económico para que pueda
seguir con su desarrollo profesional hasta lograr la independencia.

En este caso falta más de un 30% de las obligaciones mensuales del padre sobre la
hija mayor para la cobertura de las necesidades alimentarias. Ante la imposibilidad del padre,
la demandante entra bajo la jurisprudencia en una denuncia frente a su abuela paterna para
cubrir sus necesidades, debido a que la cuota alimentaria no ha sido cubierta en su totalidad.
En la sentencia56 se expresa el alegato de la siguiente manera:

G. P. C. promovió demanda de alimentos en perjuicio de su abuela paterna


expresando que su padre D. R. C.-- A. M. L. de C.fuera condenado al pago
de una cuota alimentaria que cumple parcialmente no depositando más del
30% por cada mensualidad, que es insuficiente para cubrir sus necesidades y,
ante la imposibilidad de obtener los recursos necesarios para subsistir
interesa se condene a la accionada al pago de una cuota complementaria de
la anterior asegurando que su abuela tiene dos ingresos previsionales. 57

La afectada en este caso, realiza la demanda en contra de la abuela debido a que como
su hijo (padre de la demandante) no pudo responder con la cuota total que le correspondía
56
Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Concordia, SALA I, "C., G. P. c/ L. de C., A. M. s/
Alimentos", sentencia del 09 de septiembre de 2015. Recuperado de http://www.laleyonline.com.ar
57
Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Concordia, SALA I, "C., G. P. c/ L. de C., A. M. s/
Alimentos", sentencia del 09 de septiembre de 2015. Recuperado de http://www.laleyonline.com.ar
pagar y considera que la demandada posee los recursos necesarios para terminar de cubrir la
cuota y satisfacer las necesidades de la mayor de edad hasta su independencia. Cabe acotar
que la afectada puede realizar esta demanda, debido a que la protección familia representa un
apoyo cuando sus necesidades estén afectadas mientras que realiza sus formaciones
necesarias para ingresar en el campo laboral de forma exitosa y tornarse separada
definitivamente en lo familiar.

A pesar de alegatos de la demandante, la jurisprudencia actúa en su contra, debido a


que no se encontraron pruebas suficientes que indiquen que la demandante no esté en
condiciones de realizar una actividad laboral para su desarrollo profesional e independencia.
Además de ello, no existían pruebas de que la madre que convive con la demandante haya
aportado cualquier obligación lucrativa para la satisfacción de las necesidades de su
progenitora. En el fallo se evidencia lo establecido a continuación:

…los abuelos deben alimentos cuando faltaren sus padres o bien cuando a
estos no les fuese posible prestarlos de tal modo que dicha obligación nace
para el pariente más lejano cuando no exista otro más cercano en
condiciones de satisfacerla y en el caso, no se demostró que la madre de la
actora con quien no convive esté realizando algún aporte económico, que sus
progenitores estén imposibilitados de aportar los recursos necesarios, que la
actora -mayor de edad- esté imposibilitada de realizar un trabajo o actividad
lucrativa.58

Claramente la sentencia se cierra en contra de la demandante por falta de pruebas


justificadas que hagan saber que es requerida la acción de la abuela para pagar la cuota que el
padre no puede realizar mientras la demandante esté realizado actividades que no fueron
presentadas como evidencia para imposibilitar su ingreso al campo laboral. Los fundamentos
de la abuela se tornan válidos debido a que no es obligatorio darle un sustento a una persona
mayor de edad si la misma tiene las posibilidades de consolidar su independencia y realizar
actividades lucrativas para su propio desarrollo. De igual modo, si se demostraran pruebas de
que la demandante tiene actividades que imposibilitan su entrada en el campo laboral, no se
había demostrado aún medios qué garantizaran que la madre que convivía con ella le
estuviese dando algún sustento.

Ante el fallo, la demandante procura una apelación debido a que la abuela percibe un
sustento económico mayor que el del padre y un aporte complementario debido a un subsidio

58
Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Concordia, SALA I, "C., G. P. c/ L. de C., A. M. s/
Alimentos", sentencia del 09 de septiembre de 2015. Recuperado de http://www.laleyonline.com.ar
de fallecimiento de su abuelo, el cual permitiría que pague la alícuota que pertenece al padre
ya que este está imposibilitado de cumplirla en su totalidad. La demandante concluye con
pruebas de que su padre se encuentra en situación de desempleo y que sólo puede cubrir parte
de sus gastos alimentarios por parte de su madre y está en proceso de preparación para entrar
en el área laboral. Al ver el estatuto se puede verificar lo siguiente:

…la actora sostuvo al demandar que su abuela paterna goza de una situación de
mayor solvencia que le permite contribuir con un aporte complementario al que le
hace su padre señalando que cuenta con dos beneficios previsionales -uno de
pensión derivado del fallecimiento de quien fuera su esposo y otro
correspondiente a su propia jubilación, totalizando mensualmente un ingreso de
aproximadamente ocho mil pesos.59

Conforme a lo escrito se puede evidenciar que la demanda procede con un recurso en


contra de la abuela para que ésta se haga cargo de las obligaciones económicas que no puede
cubrir el padre, dándose a conocer también que la abuela tiene los recursos suficientes para su
subsistencia y el cumplimiento de la cuota alimentaria que su nieta necesita. Sin embargo, es
necesario verificar antes de dar un recurso de casación la situación de la demandada.

Ante un recurso esta envergadura, es necesario visualizar que una persona mayor
puede ser vulnerable a temas de salud que pueda imposibilitar la a dar reconocimiento de
responsabilidades económicas para su nieta. Se entendió tras la verificación de la información
que la demandada se encontraba con un muy vulnerable estado de salud y es necesaria la
retribución económica que percibe para poder cubrir sus necesidades básicas y evitar en este
caso que sea puesto en causa la salud de la demandada.

Al interpretar la situación, se puede edificar que la demandada tiene un estado de


salud delicado dónde requiere la participación económica que posee para la cobertura de sus
necesidades. El darle la retribución económica a la nieta, significa entrar en detrimento de las
normas establecidas en la Constitución frente a una persona considerada adulto mayor. Ante
la decisión se fundamenta que la vulnerabilidad de la demandante es menor que el de la
demandada, por lo que la demandante pierde el recurso y debe tener el apoyo de sus padres
hasta lograr insertarse en el campo laboral. Aprobar en recurso a favor de la demandante
menoscaba principios constitucionales a favor de los adultos mayores.

59
Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Concordia, SALA I, "C., G. P. c/ L. de C., A. M. s/
Alimentos", sentencia del 09 de septiembre de 2015. Recuperado de http://www.laleyonline.com.ar
Conclusión

El derecho es una rama fundamental para poder tener cobertura de aspectos legales
que sean necesarios para poder estimar o desestimar cualquier tipo de situación en nuestra
sociedad actual. Ante la renovación del Código Civil y Comercial en materia de derecho
alimentario para personas mayores de edad en situación de dependencia de su núcleo
familiar, se ha podido dar curso a normas que deben seguirse por los padres o representantes
de un mayor de edad hasta lograr su independencia económica.

El no cumplimiento de las alícuotas por parte de los padres cuando el mayor de edad
se encuentra en situación de dependencia puede ser cubierto por el Código Civil y Comercial
bajo la exclusiva demanda del afectado, esto siempre que existan pruebas que vean
menoscabados sus derechos alimentarios.

A razón de lo analizado a lo largo del presente capítulo, se ha visualizado que la


jurisprudencia dominante en la realidad actual ha entendido que resulta vergonzoso que este
tipo de casos deban ser llevados ante terceros para darles resolución. Ello, puesto que debería
ir en consonancia al plan parental inicial de formar individuos funcionales e íntegramente
desarrollados, no sin dejar de lado el afecto y la solidaridad que deberían comandar las
relaciones entre los miembros de una familia. Sin perjuicio de ello, se considera válido y
ahora legalmente respaldado el accionar en el caso que los factores ut supra enunciados no
estén presentes.

A pesar de existir uniformidad actual en cuanto a la alimentación de hijos mayores de


edad se refiere, es importante destacar que si la regulación normativa no se hubiese tardado
tanto en llegar, los fallos hubieran sido más justo en cuanto a su resolución. Así es que ha de
resaltarse también la importancia de que los legisladores tomen mayor consideración en
incluir a otras disciplinas humanas tales como la sociología, en la creación de las leyes, y así
evitar conflictividades como la de la brecha existente entre la edad legal en que se consigue la
mayoría de edad, y el verdadero momento donde se está realmente capacitado para prescindir
del aporte económico de los progenitores.
Conclusiones finales

La familia en la actualidad ha perdido su tradicionalismo, por lo que las leyes se


enfrentan a situaciones plurifamiliares, donde pueden coexistir numerosas situaciones.
Asimismo, en estos casos se han previsto situaciones donde se le endilgarán, incluso,
responsabilidades a terceros, parientes afines, como por ejemplo, la obligación alimentaria.

Con la reforma del Código Civil y Comercial se produjeron importantes cambios en lo


referente a la obligación alimentaria, específicamente en cuanto al alcance, el bien jurídico
objeto de protección, la forma de cumplimiento, así como su procedimiento ante la falta de
regulación que se observaba en el código anterior, cambios estos con el fin de asegurar la
obligación y de sancionar su incumplimiento, lo que se traduce en un avance en el derecho
argentino.

Se trata, pues, de una reforma que genera expectativas tanto en los estudiosos del
tema como en los tribunales donde se procesan día a día gran cantidad de casos, así como
también en la sociedad común, pues si bien anteriormente la ley y la jurisprudencia de la
nación, abordaba de alguna manera la obligación alimentaria, con esta reforma existe mayor
garantía para la solución de esta problemática.

Ahora, el Código Civil y Comercial ha establecido que se han de extender las


obligaciones alimentarias a los casos de hijos adultos hasta los 25 años, que estudien y
cohabiten con alguno de los progenitores. Esto ha sido un cambio de paradigma absoluto con
el anterior imperante.

Sobre ello, se ha establecido que en estos casos podrá reclamar el pago de los
alimentos el propio hijo, ya mayor de edad, o bien el progenitor con el cual el hijo convive.
Es decir, se ha extendido la legitimación del progenitor a estos casos incluso durante su
mayoría de edad.

Ahora bien, en caso de que el hijo mayor de edad no estudie, la obligación se


extenderá hasta los 21 años. Sin embargo, en ninguno de los dos supuestos, el Código
establece quién responderá por los alimentos debidos en caso de que el progenitor no los
abone. Por el contrario, solamente establece que se generarán intereses, los cuales deberán ser
posteriormente abonados por el progenitor deudor.
Sobre ello, y tomando en consideración lo interpretado en diferentes fallos, se puede señalar
que la jurisprudencia sólo ampara al mayor de edad que se encuentre en situación de
enfermedad, discapacidad o en preparación para entrar al núcleo laboral para exigir
directamente a los representantes responsables su alimentación y la cobertura total de su
cuota. Las posturas judiciales indican que aquella persona que aún se encuentre en situación
de estudios está amparada directamente por la ley y mientras no esté inserto en el campo
laboral y los insumos que este tenga en caso de poseer alguna inserción en el trabajo no sean
suficientes para la cobertura de sus necesidades.

Al verificarse la jurisprudencia en la investigación realizada, se ha podido determinar


en qué aspectos puede estar protegida y resguardada la alimentación de un mayor de edad que
aún se encuentra fuera de campo laboral y por ende, fuera de la independencia del núcleo
familiar. Es de vital importancia señalar que la jurisprudencia tiene limitaciones para aquella
persona que aún no ha logrado su independencia alimentaria y requiere de las cuotas de sus
representantes para saciar sus necesidades.

La protección al mayor de edad es vital para que no se desvirtúen sus derechos y


pueda entrar exitosamente en una situación de independencia para formar su propio núcleo
familiar. El resguardo de este derecho debe seguir vigente, para que exista una posibilidad de
que la persona en situación de dependencia pueda desarrollarse de manera exitosa y
contribuir con su desarrollo en el futuro ya que la mayoría de edad no siempre representa la
libertad económica y la mejor manera de que una persona pueda tomar adecuadamente
decisiones para su futuro.

Ahora bien, se han abordado todos los aspectos que refieren a las nuevas tendencias
en la regulación jurídica acerca de la obligación de alimentos, y en este particular caso, a los
hijos que han adquirido la mayoridad, y sin embargo, requieren del sustento económico de
parte de sus progenitores. En tal sentido, se ha visualizado una intención flagrante del Estado
de dar respuesta a la problemática que implicaba que los progenitores no abonen los montos
determinados en concepto de alimentos.

Sin embargo, en lo que respecta a la obligación de los abuelos estos presentan un


carácter de subsidiariedad y unilateralidad. Es subsidiario por lo que debe comprobarse la
imposibilidad por parte de los padres de no contar con los recursos a manera tal que el abuelo
pueda apoyar al progenitor y lo que respecta a lo unilateral, es que la única relación de
reciprocidad será cuando el niño alcance la mayoría de edad y pueda velar por sí mismo de
sus necesidades.

Es a razón de ello que corresponde confirmar la hipótesis planteada, los alimentos


otorgados a los hijos menores de edad resultan ser equivalentes a aquellos aportados a los
hijos mayores de edad, dado que apuntan a satisfacer las mismas necesidades, y poseen la
misma finalidad, tal es el desarrollo físico y psíquico, exitoso de los hijos. Igualmente, se ha
de considerar la situación especial de aquellos hijos que, con ocasión a las implicaciones
reales de estar en medio de un proceso de capacitación o formación (en cualquiera de los
ámbitos instructivos que existen), no pueda sustentarse económicamente, pese a haber
adquirido los veintiún años de edad.

Dicha situación ha motivado al legislador a expandir ese grado de referencia temporal


hasta los veinticinco años de edad, plazo más que suficiente para que la persona pueda
desarrollar las aptitudes propias de las exigencias que supone la inserción al sector productivo
de una sociedad, independientemente de la complejidad y extensión de los estudios que tal
sujeto realice, y así complementar la finalidad que se ha perseguido con las nuevas corrientes
en la técnica legislativa: preservar el desarrollo social. De esta manera, puede sostenerse que
por regla general, si se trata de hijos mayores de 18 años pero menores de 21 años, la
obligación de alimento por parte de los padres, está destinada a su continuidad, salvo en el
caso que logre demostrarse que el hijo cuenta con los medios para sustentarse.
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