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¿QUÉ ES UNA COSMOVISION?

Aborto, Eutanasia, Pornografía, Matrimonios entre personas del mismo sexo, Derechos de los
transgénero, Investigación embrionaria, Mejoramiento genético.
Los cristianos que estudian el paisaje cultural en el occidente tienen un claro sentido de que las cosas se
dirigen en un camino destructivo. Mientras que la mayoría de los creyentes pueden identificar fácilmente
los síntomas del declive, pocos se sienten competentes para diagnosticar y tratar las causas de raíz. Hay
muchos factores complejos detrás de esto, pero una herramienta invaluable para una mejor comprensión
y participación con nuestra cultura es el concepto de cosmovisión. La agitación sociológica y las fisuras
morales que observamos en nuestros días se deben en gran medida a lo que podríamos llamar “tectónica
de placas culturales”: los movimientos y colisiones en las cosmovisiones subyacentes.
¿Qué es una cosmovisión? Como la propia palabra sugiere, una cosmovisión es una visión general del
mundo. No se trata de una visión física del mundo, sino de una visión más bien filosófica, una perspectiva
global sobre todo lo que existe y nos importa.
La cosmovisión de una persona representa sus creencias más fundamentales y lo que asume acerca del
universo en que habita. Refleja cómo respondería a las “grandes preguntas” de la existencia humana:
preguntas fundamentales acerca de quienes, y qué somos, de dónde venimos, por qué estamos aquí, a
dónde vamos (si es que vamos a algún lugar), el significado y propósito de la vida, la naturaleza de la
vida que existe después de la muerte, y qué es una buena vida aquí y ahora. Pocas personas piensan en
estas cosas con profundidad, y menos aún tienen firmes respuestas para estas preguntas, pero la
cosmovisión de una persona por lo menos la inclinará hacia cierto tipo de respuestas, y la alejará de
otras.
Las cosmovisiones moldean e informan nuestras experiencias en el mundo que nos rodea. Afectan a lo
que vemos y cómo lo vemos, igual que unos lentes con cristales de color. Dependiendo del “color” de los
lentes, algunas cosas se verán con más facilidad, o, por el contrario, se verán sin el énfasis adecuado, o
distorsionadas. De hecho, puede que algunas cosas ni siquiera se puedan ver.
Además, las cosmovisiones también determinan en gran medida las opiniones que tiene la gente en
asuntos de ética y política. Lo que una persona piensa acerca del aborto, eutanasia, relaciones entre
personas del mismo sexo, ética medioambiental, política económica, educación pública, y así
sucesivamente, dependerá de la cosmovisión de fondo más que de ninguna otra cosa.
Como tales, las cosmovisiones juegan un papel central y definitorio en nuestras vidas. Dan forma a lo
que creemos y a lo que estamos dispuestos a creer, a cómo interpretamos nuestras experiencias, cómo
nos comportamos en respuesta a esas experiencias, y cómo nos relacionamos con otros. Nuestros
pensamientos y acciones se ven condicionados por nuestra cosmovisión.
Las cosmovisiones operan tanto a nivel individual como a nivel social. Es raro que dos personas tengan
exactamente la misma cosmovisión, pero pueden compartir la misma base. Además, dentro de una
sociedad, ciertos tipos de cosmovisión serán representados con más prominencia que otros, y ejercerán
una mayor influencia en la cultura de esa sociedad. La civilización occidental ha estado dominada por
una cosmovisión cristiana desde alrededor del siglo IV, aunque han existido grupos e individuos que la
han desafiado. Pero en los dos últimos siglos, por razones que van desde lo tecnológico a lo teológico, la
cosmovisión cristiana ha perdido dominio, y otras cosmovisiones que compiten con ella se han vuelto
más prominentes. Estas cosmovisiones no cristianas incluyen:
 El naturalismo: no existe Dios; los seres humanos son solo animales evolucionados; el universo
es un sistema físico cerrado.
 El posmodernismo: no existen las verdades ni estándares morales objetivos; la “realidad” es, en
definitiva, una construcción humana social.
 El panteísmo: Dios es la totalidad de la realidad; así pues, todos somos divinos por naturaleza.
 El pluralismo: las diferentes religiones del mundo representan perspectivas igualmente válidas
acerca de la realidad última; hay muchos caminos válidos hacia la salvación.
 El islam: hay un solo Dios, y no tiene hijo; Dios ha revelado su voluntad para todas las personas a
través de su último profeta, Mahoma, y su palabra eterna, el Corán.
 El deísmo terapéutico moralista: Dios solo quiere que seamos felices y amables con otras
personas; Él interviene en nuestros asuntos solo cuando lo invocamos para que nos ayude.
Cada una de estas cosmovisiones tiene implicaciones profundas en cómo la gente piensa acerca de ellos
mismos, qué comportamientos consideran correctos y equivocados, y cómo orientan sus vidas. Por tanto,
es crucial que los cristianos sean capaces de conectar con la incredulidad al nivel de la cosmovisión. Los
cristianos no solo necesitan entender lo que significa tener una cosmovisión bíblica, sino también por qué
deben sujetarse a ella y aplicarla a la totalidad de la vida. Deberían ser capaces de identificar las
principales cosmovisiones no cristianas que luchan por dominar en nuestra sociedad, entender en qué
se diferencian de la cosmovisión cristiana de manera fundamental, y elaborar un argumento bien
razonado sobre por qué solo la cosmovisión cristiana es verdadera, buena, y hermosa.
El desafío es más grande que nunca. Pero no debemos desanimarnos, porque las oportunidades y
recursos de los que disponemos son también mayores ahora de lo que jamás lo han sido. En el último
medio siglo ha habido un destacable renacimiento en la filosofía y apologética cristiana, y gran parte de
este se ha centrado en desarrollar y defender la cosmovisión bíblica. En cualquier cosa que Dios llame a
su pueblo a hacer, Él los equipa para ello (ver Efesios 4:11-12; Hebreos 13:20-21). El problema no es
que la iglesia esté poco preparada, sino que todavía ha de hacer un uso completo de lo que Cristo ha
provisto para ella.
Romanos 12:1-2: Las ideas tienen consecuencias. Nosotros actuamos de la manera como pensamos.
No solo debemos saber lo que creemos; también debemos saber por qué lo creemos; y debemos saber
lo que no creemos y por qué no lo creemos.
O sabemos esto; o seremos influenciados y dirigidos por aquellos que sí lo saben. Cada persona o es
dirigida o es dirigente. ¡Como cristianos, debemos ser los dirigentes!
La vida en un tiempo determinado en un lugar determinado es siempre influenciada por un número
relativamente pequeño de personas, porque solo un número muy limitado de personas saben lo que
creen y por qué, y lo que no creen y por qué no. Un número pequeño de "líderes bíblicos-cristianos"
podrían cambiar el mundo.
El liderazgo no es lo mismo como ocupar una posición de poder. Las personas que consideramos como
"líderes", en realidad solo ponen en práctica lo que aprendieron de los líderes verdaderos.
¿Por qué tantos cristianos no tienen influencia? - Es que saben las respuestas, pero no conocen las
preguntas cuyas respuestas este mundo pos-cristiano busca desesperadamente.
No solo debemos conocer las respuestas, sino también vivirlas con toda nuestra existencia. Debemos
combinar nuestro conocimiento intelectual con nuestra consagración. El conocimiento sin consagración
nos lleva a una escolástica rígida; la consagración sin conocimiento nos lleva a un misticismo sin fuerza.
Las partes de una cosmovisión
- ¿Cuál es la naturaleza, el origen y el destino del cosmos? (la pregunta cosmológica)
- ¿Cuál es la naturaleza, el origen y el destino del hombre? (la pregunta antropológica)
Por ejemplo: ¿Es el hombre fundamentalmente bueno o malo? ¿libre o cautivo? ¿racional o intuitivo? etc.
Antes de responder a estas preguntas, debemos hacer las cuatro preguntas filosóficas
fundamentales. Estas son preguntas a las cuales cada persona busca una respuesta, sea de manera
consciente o inconsciente. De las respuestas a estas preguntas depende toda nuestra forma de pensar.
1. La pregunta ontológica (pregunta por la existencia, el origen): ¿De dónde existimos?
Todas las respuestas posibles encajan en una de las siguientes categorías:
a) Ontología sobrenatural: un poder sobrenatural creó todo.
(por ejemplo, una ontología bíblica-sobrenatural: el Dios de la Biblia creó todo).
b) Ontología natural: Todo existe por medio de fuerzas naturales.
Los intelectuales modernos se encuentran en un dilema ontológico: Se "abolió" lo sobrenatural, y por
tanto uno es obligado a suponer un origen natural del cosmos. Pero la ciencia no fue capaz de solucionar
la pregunta ontológica de manera satisfactoria. En consecuencia, o consideramos que la pregunta no
tiene respuesta y es absurda (lo que lleva a la desesperación), o pasamos por alto la pregunta e
intentamos hacer lo mejor de nuestra vida, aun sin conocer la respuesta. Pero ¿cómo sabemos qué es lo
mejor? Para saber esto, tendríamos que saber primero qué posibilidades existen, o sea, quienes somos
en realidad; pero exactamente esta es la pregunta que nos hemos negado a responderla.
Afuera de la Biblia no hay ninguna respuesta (ni siquiera a la pregunta: ¿Cuál es la naturaleza de la
energía?, la ciencia hace declaraciones contradictorias en cuanto a esta pregunta).
2. La pregunta epistemológica (la pregunta por el conocimiento): ¿De dónde sabemos?
a) Epistemología de revelación (un poder superior se comunica con nosotros)
(por ejemplo, una epistemología de revelación Bíblica: La fuente de nuestro conocimiento es la
revelación de Dios en la Biblia, y Su encarnación en Jesucristo.)
b) Epistemología racionalista
c) Epistemología intuitiva.
La epistemología de revelación presupone la racionalidad del hombre, porque esta es una condición
indispensable para que haya comunicación. La epistemología racional presupone el racionalismo del
hombre, o sea, su razón es absoluta. La epistemología intuitiva presupone que el hombre mismo es Dios
(panteísmo).
Los intelectuales modernos se encuentran en un dilema epistemológico: Al rechazar lo sobrenatural,
aceptaron el racionalismo. Pero la razón llegó finalmente a la conclusión de que el único conocimiento
seguro es el hecho de que no podemos saber nada con seguridad. (Una expresión dramática de este
hecho eran las revoluciones estudiantiles de la década de los 60: Puesto que las instituciones de
educación superior no eran capaces de resolver las preguntas, los estudiantes se vengaron de sus
"torturadores intelectuales". Es significativo que los estudiantes no destruyeron gimnasios o edificios
parecidos; solo los edificios académicos eran afectados.) Esta tautología lleva a la desesperación; es
necesario tener una respuesta a la pregunta epistemológica.
3. La pregunta axiológica (la pregunta por los valores): ¿Cuál es el valor supremo?
a) Axiología teísta (un poder superior es el valor supremo)
(por ejemplo: una axiología Bíblica-teísta)
b) Axiología humanista (el hombre es el valor supremo)
c) Axiología materialista (la materia es el valor supremo).
Los intelectuales modernos se encuentran en un dilema axiológico: Cuando se rechaza al Dios de la
Biblia, entonces tampoco hay una razón por qué el hombre debería tener algún valor. Por tanto, se
abandonó poco a poco la axiología humanista en favor de una axiología materialista. Pero en realidad
nadie quiere reconocer esto. Por tanto, se llegó finalmente a la conclusión de que nada tiene valor. Esto
lleva a lo absurdo y a la desesperación. ¡También la pregunta axiológica exige una respuesta, si no
queremos desesperarnos!
4. La pregunta teleológica (la pregunta del destino): ¿Adónde vamos?
a) Teleología del Reino de Dios (Dios es todopoderoso; es Él quien determina la dirección del tiempo
etc.)
b) Teleología del reino de este mundo.
La pregunta por el destino presupone que el tiempo tiene una dirección determinada. Los intelectuales
modernos se encuentran en un dilema teleológico: No se pudo encontrar ninguna fuerza natural que
determine la dirección del tiempo. Por tanto, se asume que la historia no tiene sentido ("no vamos a
ningún lugar"). Pero no podemos dejar este "ningún lugar" sin ser definido: el hombre necesita tener una
respuesta.
Después de estas preguntas filosóficas fundamentales podemos hacer las otras preguntas acerca de
Dios, el hombre y el cosmos; y las respuestas que damos determinarán nuestra vida entera.
Nota adicional:
Nuestras respuestas a las cuatro preguntas fundamentales tienen consecuencias más amplias de lo que
nos podemos imaginar. Señalaré aquí solamente algunas de las consecuencias que surgen cuando
admitimos la respuesta cristiana a la pregunta epistemológica (¿De dónde sabemos?):
- Si admitimos que la Verdad se conoce solamente por revelación de Dios, entonces debemos cumplir
los requisitos para recibir esta revelación. Algunos de estos requisitos que menciona la Biblia son:
Creer. Hebreos 11:6: "... porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es
galardonador de los que le buscan." (Vea también Hebreos11:1-3.) Cuando se trata de la revelación de
Dios, no necesitamos primero "ver para creer", sino primero creer, y después veremos.
Obedecer. Juan 7:17: "El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si
yo hablo por mi propia cuenta." Aquí también: no necesitamos primero "entender para obedecer", sino
primero obedecer, y después entenderemos.
El temor de Dios. Proverbios 1:7: "El principio de la sabiduría es el temor de Jehová." (Vea también
Proverbios 3:5-7, 15:33, Salmos 111:10). Temer a Dios implica entregarnos a Él con todo nuestro ser; no
solamente con nuestra "parte religiosa", sino también con nuestra manera de pensar y argumentar.
- Si admitimos que nuestro conocimiento humano es relativo y limitado, y solamente la Verdad de Dios
es absoluta, entonces tenemos que admitir también que la Verdad de Dios se aplica a todas las áreas de
la vida y del conocimiento científico. Algunos autores, incluso evangélicos, dicen que existen "dos
verdades": una "verdad religiosa" o "teológica" que encontramos en la Biblia, y una "verdad científica" en
la cual la Biblia no tiene nada que decir. Por ejemplo, un representante de las Sociedades Bíblicas
respondió a una pregunta respecto a la teoría de la evolución: "La Biblia no es un libro científico. La Biblia
nos da la verdad religiosa de que Dios creó el mundo, pero la ciencia nos da la verdad científica de cómo
lo hizo." (Esto significa decir que Dios tal vez sabe algo de teología, pero nada de ciencias.) Pero si Dios
es absoluto, entonces Su Verdad incluye también el área de las ciencias. La Biblia contiene no solamente
"la verdad religiosa", sino también la verdad científica.
- Es claro que la Biblia no nos da respuestas directas a cada pregunta, sobre todo en el campo de las
ciencias. Pero ella nos muestra cómo podemos completar nuestro conocimiento:
a) Podemos sacar conclusiones de lo que está escrito en la Biblia y aplicarlo a nuestros tiempos, así
como los apóstoles aplicaron mandamientos y profecías del AT a la situación actual.
b) El Espíritu Santo nos puede dar conocimiento (Juan 16:13).
c) Podemos pedir sabiduría de Dios (Santiago 1:5-7) y renovar nuestro entendimiento (Romanos 12:1-2).
Cuando empezamos a desechar nuestras premisas antiguas que contradicen la Palabra de Dios, y
empezamos a edificar nuestro pensamiento sobre la Verdad que Dios nos revela, entonces podemos
llegar a conclusiones correctas también en asuntos que no están mencionados directamente en la Biblia.
- La Palabra de Dios nos exhorta a "llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo" (2 Corintios
10:5). Debemos examinar constantemente nuestros propios pensamientos, si están conformes a la
Palabra de Dios. De la misma forma tenemos que examinar también los pensamientos y opiniones de
otras personas. Las teorías científicas son una de las formas como el enemigo edifica "fortalezas" y
"altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios". ¡No podemos aceptar cualquier teoría como
"verdad", solamente porque lo dice un científico!
La pregunta epistemológica es la primera pregunta que debemos clarificar, si queremos tener una
cosmovisión cristiana. Algunos estudiantes tendrán problemas con los conceptos expuestos en este
curso, simplemente porque no han hecho una decisión clara acerca de la fuente del conocimiento: confían
más en los conocimientos de hombres, o en su propio razonamiento, que en la revelación de Dios.
Las presuposiciones de una cosmovisión Bíblica-cristiana
Tenemos que ocuparnos de las preguntas de todas las áreas de la sociedad, porque debemos ser un
sacrificio vivo para Cristo (Rom.12:1-2). Debemos aprender cómo "pensar los pensamientos de Dios
detrás de Él", para convertirnos en una fuerza reformadora y para cumplir la voluntad de Dios en todas
las áreas de la vida.
Cuando asumimos una posición bíblica en cuanto a las cuatro preguntas fundamentales, entonces
nuestra sugerencia para la sociedad será que todo sea orientado según Dios como norma absoluta, en
todas las áreas de la vida, no solo en la iglesia. Por el otro lado, donde se asume una ontología natural,
una epistemología racionalista, una axiología humanista y una teleología del reino de este mundo, allí el
hombre se orientará según el hombre, y esto en todas las áreas de la sociedad, entonces también en la
iglesia.
Las presuposiciones de una cosmovisión Bíblica-cristiana son estas:
1. El Reino de Dios es espiritual.
Dios es siempre el punto de partida. Él gobierna eternamente (vea Génesis 1:1, Juan 1:1). Él era, es
ahora, y será para siempre.
La soberanía de Dios se aplica a todas las áreas de la vida; no se la puede limitar en términos de tiempo
o espacio. Por tanto, el Reino de Dios no es idéntico con ninguna institución, ni siquiera con la Iglesia.
Cada área de la vida debe ser un lugar del servicio a Dios.
2. El hombre redimido es un sacerdote, rey y profeta bajo el Dios Soberano.
El sacerdocio general: Cada persona tiene acceso directo a Dios por medio de Cristo. Él es el único Sumo
sacerdote, y su obra es cumplida.
El reinado: Dios colocó al hombre sobre la creación. Entonces, nosotros debemos escudriñar y utilizar la
creación de una manera que agrada a Dios. Por eso, no debemos rechazar la ciencia, pero tampoco
adorarla.
Profetas somos, aunque no tengamos el don especial de la profecía. Es una realidad Bíblica que Dios
"hace saber" al hombre; sobre todo a base de Su Palabra escrita.
¡Podemos celebrar a un Dios poderoso! Él es el Creador, el Revelador, el Salvador, el Guía, el Rey que
viene; y esto en todas las áreas de la vida. Dios no quiere que los sucesos nos sorprendan, sino que
sepamos lo que sucedió, lo que sucede y lo que sucederá, y por qué sucede. No lo podemos saber de
manera perfecta, pero de manera verdadera. La Biblia debe ser la única fuente de nuestro conocimiento.
En este punto, los no creyentes tienen su problema más grande: el hombre no quiere inclinarse
epistemológicamente. Pero también como cristianos, debemos siempre reconocer que no sabemos nada
por nosotros mismos.
Nosotros vemos tan poco sentido en la historia porque seguimos una interpretación naturalista de la
historia, que no puede saber nada y que considera el presente como "normal". Los cristianos desean
primero conocer el pre-tiempo (cuando Dios creó todo de la nada), antes de comprender la historia. Desde
de la caída, las condiciones del mundo son muy diferentes y en realidad anormales. Lo que es ahora, no
era siempre y no será siempre. Dios "concluirá" el tiempo para levantar Su Reino. No la historia nos da
esperanza, sino el Reino de Dios.
Una cosmovisión Bíblica-cristiana es la cosmovisión suprema y en realidad la única posible: Cuando
ponemos como absoluto alguna cosa aparte de Dios, entonces destruimos esta misma cosa, porque
nadie y nada puede llevar el peso de lo absoluto. En cambio, cada persona que se somete a Dios, tiene
acceso a Dios por medio de Cristo. Tampoco debe colocarse alguna institución entre el hombre y Dios,
porque esto significaría ponerse en el lugar de Cristo.
3. El orden del pacto de Dios
Dios nos dio un orden del pacto con preceptos para todas las áreas de la vida. La Biblia describe cómo
Dios busca al hombre caído y le presenta Sus preceptos u "ofertas"; por ejemplo: "Busca primero el Reino
de Dios", "Todo lo puedo por Cristo", "Yo te guiaré", etc. Dios quiere hacer un pacto con nosotros, o sea,
una "oferta" que inicialmente es unilateral por parte de Dios. (Esto es algo que olvidamos a menudo,
porque pensamos a manera humana que un pacto es un contrato entre dos partes iguales, a un nivel
"horizontal"; pero Dios está muy por encima del hombre.)
¿Cuál es la diferencia entre el cristianismo y todas las otras religiones? - El Dios de la Biblia vive, los otros
dioses son muertos. - También podemos decir que es la diferencia entre objetivo y subjetivo: La religión
empieza con el hombre que se extiende hacia Dios. Existen religiones teológicas (donde un dios del "más
allá" es lo absoluto), y religiones antropológicas (donde el hombre es lo absoluto). Pero cuando el hombre
empieza consigo mismo, también terminará con el hombre, porque el hombre finito no puede por sí mismo
llegar al Dios Infinito. - En cambio, el cristianismo empieza con Dios, con lo objetivo: con Dios quien se
extiende hacia el hombre. Esta es la diferencia entre toda religión (aunque se llame "cristiana"), y el
cristianismo verdadero.
Aun el orden del pacto de Dios no se debe poner como absoluto. Este orden es un medio para que el
hombre pueda caminar en los caminos de Dios. El pacto de Dios es un pacto personal, un pacto de la
Salvación por gracia, y la posibilidad de acercarnos a Dios. (A menudo estamos demasiado ocupados
con buscar la voluntad de Dios, mientras Él desea que conozcamos en primer lugar a Él mismo como
persona. Entonces se nos aclarará Su voluntad también.)
Dios hace, por ejemplo, un pacto eclesiástico (el reconocimiento de que cada miembro del Cuerpo de
Cristo puede conocer a Dios y aplicar Sus caminos en la iglesia), un pacto social (que el hombre puede
aplicar los caminos de Dios en sus relaciones con otras personas), un pacto matrimonial, un pacto familiar,
el pacto de una vocación, etc.
Que el hombre es caído, no significa que el hombre fuera insignificante o sin responsabilidad o
predeterminado; pero que no puede liberarse por sí mismo del dilema en el cual nació. Para esto, el
hombre depende de la obra de Dios.
Como ciudadanos regenerados del Reino de Dios podemos ser una fuerza renovadora en este mundo,
"sal y luz" (ambas son necesarias para vivir). Dios coloca nuestra época sobre el fundamento de personas
redimidas; Su Reino ya está gobernando en los corazones de los creyentes. En contraste con el mundo
que se ocupa con más y más intensidad de su futuro y de una salvación futura, nosotros podemos
apoyarnos en una victoria ya ganada; solo esperamos la "entronización oficial" de nuestro Rey.
COSMOVISION BÍBLICA-CRISTIANA EN LA SOCIEDAD
Tenemos una ontología Bíblica-sobrenatural, una epistemología de revelación Bíblica (nuestra fuente de
conocimiento es la revelación de Dios en la Biblia y Su encarnación en Jesucristo), una axiología teísta
(Dios es el valor supremo; pero según la Palabra de Dios, también el hombre tiene mucho valor como
imagen de Dios), y una teleología del Reino de Dios (Dios está en control, sobre todo). Según esta base
tenemos que ordenar todas las áreas de la vida.
La educación (Adquisición de informaciones; medios de comunicación; escuelas):
Es bíblicamente fundamentado que aprendamos a leer, escribir y calcular.
La meta de una educación Bíblica-cristiana es:
 conocer a Dios (y aplicar Sus caminos a todas las áreas de la vida)
 conocer todas las otras cosmovisiones de una manera justa (porque no podemos estar conscientes
de nada en un vacío: no podemos saber lo que creemos, sin saber a la vez lo que no creemos)
 reinterpretar todo conocimiento, a base de las presuposiciones, principios y cosmovisión bíblicas.
Esto es de especial importancia en nuestro mundo pos-cristiano. Tenemos que reinterpretar casi
con tanta frecuencia como respiramos, sino seremos dirigidos por personas que tienen una
cosmovisión enemiga.
¡Una ciencia bíblica exige mucho! Tenemos que dominar sus fundamentos y métodos; pero igualmente
tenemos que dominar el conocimiento de Dios y de Su manera de pensar.
La iglesia:
La iglesia tiene que dirigir a todas las personas hacia Dios.
La iglesia tiene que unir a los redimidos en Cristo, como el Cuerpo de Cristo.
El derecho:
Cuando preguntamos: ¿Qué es la ley? - ¿Qué es la justicia? - etc., la respuesta cristiana será siempre:
"Dios es la ley, la verdad, la justicia", etc. Por tanto, sabemos que "en Él vivimos, y somos". Toda ley
tiene que ser fundamentada sobre la Biblia, o sea, sobre principios bíblicos.
El área civil-social (el conjunto de todas las relaciones humanas):
El gobierno civil es un don de Dios para la dirección de un mundo caído. Dios está, sobre todo; no existe
ninguna "esfera secular". Todo es sagrado, en el sentido de "incluido en la esfera de Dios"; porque Dios
gobierna, sobre todo. Si aceptamos una separación entre "sagrado" y "secular", entonces ya hemos
perdido la lucha antes que empiece. No es un asunto de relevancia, sino de reverencia: de la relación
correcta de cada uno con Dios. O soy reverente en todas las áreas de mi vida, o en ninguna; o estoy en
una buena relación con Dios y esto se manifiesta en todas las áreas de mi vida, o mi relación con Dios
no es buena.
Una separación entre iglesia y estado es necesaria, pero no en el sentido de "sagrado" y "secular", sino
porque Dios creó estas dos instituciones para fines diferentes.
Cuando no se considera a Dios como soberano, la consecuencia será o la dictadura o la anarquía. En el
lugar de Dios se pone aquello que el hombre cree haber creado primero: el gobierno. Entonces se
considera que el Estado es soberano, entonces el Estado se eleva al nivel de Dios. Ya no se considera
al estado como instituido por Dios para garantizar Sus leyes y ordenanzas, sino como una institución del
hombre para su propio bienestar y su propia salvación.
Entonces, cuando hay problemas en el estado, se intenta darle aún más poder para solucionar estos
problemas, y esto lleva a la dictadura. O aquellos que no tienen el poder consideran que todo gobierno
es malo, y desean la anarquía. Esto es en realidad blasfemia: puesto que Dios instituyó el gobierno, al
rechazarlo estaríamos diciendo que Dios no sabe lo que hace.
Es bíblico honrar el gobierno como un don de Dios.
Las artes
El arte tiene que ver con la belleza. Dios es también belleza; ¡entonces los cristianos tienen mucho para
escribir, pintar, cantar, etc.! Podemos tomar a Dios mismo como motivo artístico; pero también Su
creación, y al hombre, que, aunque caído, sigue siendo hermoso.
La economía
Abogamos en favor de la propiedad privada y la economía del mercado, pero con algunas limitaciones
bíblicas importantes:
La propiedad privada se presupone por ejemplo en el mandamiento: "No hurtarás". Pero mi propiedad no
me pertenece absolutamente. Cada uno es un administrador para Dios y es responsable ante Él por todo:
el tiempo, los dones, la propiedad, etc.
La economía del mercado tiene que ser unida con justicia en cuanto a los precios y salarios. El mercado,
aunque es un mecanismo creado por Dios para mantener la justicia en cuanto a precios y salarios, no
debe ser tomado como absoluto.
¿Qué es un precio justo? - Un precio justo es un precio que el vendedor puede cobrar con conciencia
limpia ante Dios, y que el comprador puede pagar con conciencia limpia ante Dios. Entonces, el vendedor
no debe siempre cobrar el máximo, y el comprador no debe ofrecer siempre el mínimo, de lo que soporta
el mercado. Los negocios en sí no son injusticia, pero deben llevarse a cabo de manera justa. Esto se
aplica a ambas partes: El comprador que conscientemente y sin informar al vendedor, paga un precio del
cual sabe que es demasiado barato, es igualmente un ladrón ante Dios, como el vendedor que exige un
precio demasiado elevado.
El trabajo
se realiza para Dios y bajo Dios, y puede considerarse una forma de adoración. En el idioma inglés, la
palabra "work" (trabajo) tiene la misma raíz como "worship" (adoración).
A base de las "ofertas" bíblicas para nuestra vida, es inimaginable que un cristiano viva en pobreza
permanente. Si considero el trabajo como adoración y busco en el trabajo primero el Reino de Dios,
entonces también tendré éxito y habrá una demanda de mi trabajo. Entonces me consideraré también
llamado por Dios para realizar mi trabajo específico.
La filosofía contemporánea nos dice que el trabajo es solo un medio para aprovecharnos de las leyes
naturales, y que su éxito es la expresión del éxito personal. La consecuencia es una adicción al trabajo.
Por causa del relativismo, el trabajo ya no tiene ningún sentido en relación con lo absoluto. Por tanto, uno
intenta solamente ganar el máximo con un mínimo de esfuerzo. ¡Así no puede sobrevivir ninguna
sociedad!
Los problemas económicos actuales son en el fondo problemas políticos; y los problemas políticos son
en el fondo problemas intelectuales y teológicos. Tenemos la economía equivocada porque tenemos la
teología equivocada.
¿Qué es de los desocupados? - Tenemos que discernir entre aquellos que no quieren trabajar, y los que
no pueden trabajar. Para aquellos que no quieren trabajar, un castigo es apropiado, como en los tiempos
de los puritanos. La negación de trabajar es en realidad la negación de adorar, y por tanto blasfemia.
Para aquellos que no pueden trabajar, somos responsables. Hasta donde sea posible, tenemos que
impartirles habilidades que les permiten trabajar; pero aquí es también el lugar de la caridad cristiana
(ofrendas).
Hoy en día, en lugar de la caridad cristiana se cobran impuestos. Pero en realidad, los impuestos deberían
servir para el mantenimiento del gobierno y del Estado, no para la redistribución de las riquezas. ¡El
"Estado de asistencia social" es diabólico! Lo que sucede es que se pone en el centro a aquel que recibe
la ayuda; y éste considera que el Estado es su sustento - en lugar de Dios.
La asistencia social bíblica consiste en que el amor de Dios fluye a través de las personas. La persona
que recibe ayuda, no debe ser hecha dependiente de instituciones o de algunas personas generosas,
sino debe depender de Dios como fuente de su sustento. El hombre que es egoísta por naturaleza, debe
ser movido por el amor de Dios (y no por la obligación del Estado) para dar generosamente.
En el estado, la comunidad de todos los ciudadanos, el sistema de asistencia social se pervierte mucho
más rápidamente que en la iglesia, la comunidad de los creyentes.
Un pequeño número de personas con los dirigentes fundamentales de los hombres: aquellos que saben
lo que creen y por qué lo creen, y saben lo que no creen y por qué no lo creen. Un número pequeño de
líderes bíblicos-cristianos podrían causar una Reforma grande. Y esto será necesario, si el Señor no
regresa antes.
En esto, solo Dios debe dirigirnos. Como ciudadanos del Reino de Dios, con una mente renovada,
podemos convertirnos en una fuerza reformadora, con la Biblia como punto de referencia.

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