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Todos los animales cuentan con unos mecanismos para defenderse del ataque de un

enemigo o depredador. Estos mecanismos pueden ser tan sencillos como huir, que es
el más básico y utilizado por todos los animales en primera instancia. En ocasiones los
animales requieren de unos mecanismos más especializados. El reino animal es muy
diverso, por lo que así de diversos son los mecanismos de defensa que utilizan los
animales para defenderse contra los depredadores.

Un ejemplo de estrategias de defensas grupales son los cardúmenes de peces o


bandadas de aves pueden combatir a los depredadores es el ‘efecto de confusión del
depredador. Esta teoría se basa en la idea de que es difícil para los depredadores
elegir una presa individual de entre grandes grupos a causa de que los numerosos
objetivos móviles sobrecargan el canal visual del depredador.

Tipos de mecanismos de defensa:

Huir y esconderse:

Estos son los principales mecanismos que algún animal puede utilizar. Estos son
básicos e instintivos.

En el Humano sucede lo mismo ante una amenaza tiene a huir del lugar donde se
siente amenazado y esconderse en un lugar donde se sienta seguro.

Sonidos:

A la serpiente de cascabel le basta con sonar su cascabel para advertir de su


presencia, la cual es muy peligrosa para muchos animales por su veneno. Un
mecanismo de defensa eficaz, sin necesidad de llegar al contacto físico directo.

Los humanos hacen lo mismo al discutir, intentando asustar la amenaza gritándole.

El cuerpo: su mejor defensa

Los erizos y los puercoespines tienen espinas que los protegen de un ataque.

Los humanos hacen lo mismo al protegerse de cualquier ataque dando la espalda y


dando la parte que más cubre del cuerpo.

Actitud amenazante:

Existen animales que más que víctimas parecen el depredador. Esto es así porque su
mecanismo de defensa está basado en el enfrentamiento directo y agresivo hacia su
atacante.
La iguana verde al sentirse amenazada levanta las escamas de su dorso para asustar
al intruso. Pero si está acorralada, arremete contra el depredador con garras, dientes y
latigazos de su fuerte cola.

Los humanos en ciertos casos aun teniendo miedo deciden tomar estas actitudes para
parecer que no tienen miedo y resultarles más amenazantes ante el peligro.

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