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Tabla de contenido
INTRODUCCIÓN .................................................................................................................................. 2
CONVULSIONES NEONATALES....................................................................................................... 3
1. DEFINICIÓN:............................................................................................................................. 3
2. EPIDEMIOLOGÍA: .................................................................................................................... 3
3. FACTORES DE RIESGO: ......................................................................................................... 5
4. FISIOPATOLOGÍA: ................................................................................................................... 6
5. ETIOLOGÍA: .............................................................................................................................. 7
6. CLASIFICACIÓN – MANIFESTACIONES CLÍNICAS: ...................................................... 12
7. DIAGNÓSTICO: ...................................................................................................................... 15
Historia Clínica: .................................................................................................................... 16
Examen físico........................................................................................................................ 17
Laboratorio............................................................................................................................ 18
Neuroimagen ......................................................................................................................... 19
8. TRATAMIENTO:..................................................................................................................... 22
Tratamiento anticonvulsivante: ............................................................................................. 22
Duración del tratamiento....................................................................................................... 26
Diagnóstico diferencial ......................................................................................................... 27
9. PRONÓSTICO ......................................................................................................................... 27
CONCLUSIONES ................................................................................................................................ 29
CONVULSIONES NEONATALES 1
CÁTEDRA DE PEDIATRÍA
INTRODUCCIÓN
Las convulsiones en el período neonatal (CN) constituyen la expresión clínica por excelencia
de la disfunción del Sistema Nervioso Central. Se manifiestan por una alteración en la función
neurológica ya sea motora, de la conducta, autonómica o por una combinación de ellas. No
siempre es fácil identificarlas y pueden pasar fácilmente desapercibidas especialmente en el
recién nacido pretérmino. En contraste con los niños mayores los recién nacidos no suelen tener
convulsiones bien definidas y presentan patrones muy poco organizados y difíciles de
reconocer. Todo ello está en relación con el desarrollo anatómico, bioquímico y fisiológico del
sistema nervioso central durante la época perinatal. (Protocolos Diagnóstico Terapéuticos de
la AEP: Neurología Pediátrica)
Los recién nacidos pueden convulsionar por múltiples factores, como parto laborioso, hipoxia,
acidosis/hipercapnia, hipoglucemia o hipocalcemia. Este tipo de sintomatología en el neonato
es en sí un marcador de morbilidad neurológica y su control será factor pronóstico del
desarrollo del niño. No siempre son fáciles de reconocer, pueden ser asintomáticas, presentarse
como crisis generalizadas, movimientos oculares, bucolinguales o apneas; debido a la
estructura cerebral neonatal, suelen dejar secuelas neurológicas a largo plazo, siendo uno de
los factores de más alto riesgo para convulsiones futuras a lo largo de la vida.( CCAP Volumen
14 Número 3 Convulsiones neonatales: actualización)
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CÁTEDRA DE PEDIATRÍA
CONVULSIONES NEONATALES
1. DEFINICIÓN:
La ILAE define una convulsión como una ocurrencia transitoria de signos y / o síntomas debido
a actividad neuronal excesiva o síncrono anormal en el cerebro; 3,24Sin embargo, un ataque
no significa necesariamente que una persona tiene epilepsia. Las convulsiones neonatales a
menudo se clasifican como clínica solamente, electro-clínica, o electrographic solamente. Una
única convulsión clínica consiste en un paroxismo repentino de cambios clínicos anormales sin
una asociación EEG definido. Sea o no todos estos eventos son de hecho de origen epiléptico
sigue siendo incierto en los recién nacidos. Una convulsión electro-clínica cuenta con signos
clínicos definidos acoplados simultáneamente con una convulsión electrográfico.
Una crisis es un paroxismo causado por una descarga hipersincrónica de un grupo de neuronas.
Si esta descarga ocurre en el RN la connotación será distinta a otras etapas de la vida y
constituye un fenómeno único o transitorio que no se repetirán en el tiempo. Las crisis son la
manifestación más común de disfunción neurológica en el neonato.
2. EPIDEMIOLOGÍA:
Las convulsiones ocurren con más frecuencia en el período neonatal que en cualquier otro
momento de la vida. Durante este período, ocurren con mayor frecuencia dentro de la primera
semana de vida [1,2]. La incidencia informada varía de 1.5 a 5.5 por 1000 en recién nacidos [
2-4 ] y puede ser incluso más alta en bebés prematuros [5,6]. La incidencia de convulsiones
varía con algunos factores de riesgo específicos. La ocurrencia aumenta con la disminución de
la edad gestacional y el peso al nacer, y con el aumento de la agudeza de la enfermedad la
mayoría de las convulsiones en el recién nacido son un síntoma de una enfermedad aguda y
pueden ser electrografía única o asociada a manifestaciones clínicas. Por lo tanto, las
convulsiones neonatales pueden no caber fácilmente en esquemas de clasificación para las
convulsiones y epilepsias desarrollados principalmente para los niños mayores y adultos.
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Se considera que el 0,15-1,4% de los recién nacidos presenta convulsiones en este período,
llegando a situarse la incidencia, en recién nacidos de menos de 36 semanas, hasta el 6% en
algunas series.
Pueden ser ocasionales, debido a una disfunción neuronal aguda como consecuencia de una
agresión cerebral, o reiterarse de manera crónica, configurando una epilepsia. En el primer
caso, entre el 10-30% evolucionarán hacia una epilepsia secundaria en el lactante o en el niño
mayor. Entre las segundas, algunas evolucionarán hacia epilepsia en etapas posteriores
mientras otras se auto limitarán al período neonatal. (Protocolos de Neonatología BOL PEDIATR
2006; 46(SUPL. 1): 145-150 Convulsiones neonatales G. GALICIA POBLET**, M.P. ARAGÓN GARCÍA*)
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nacidos a término. En los bebés prematuros BPN, el las estimaciones varían considerablemente,
pero son 10 veces más comunes que en los bebés a término.
(Vasudevan C, Levene M, Epidemiology and aetiology of neonatal seizures, Seminars in Fetal & Neonatal
Medicine (2013), http://dx.doi.org/10.1016/j.siny.2013.05.008)
3. FACTORES DE RIESGO:
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Intraparto:
Evidencia de sufrimiento fetal.
Desprendimiento de la placenta, prolapso del cordón
Fiebre materna, corioamnionitis.
Recién nacido:
Menor edad gestacional en RNPT
Bajo peso al nacer.
Post termino > 42SG
Sexo masculino.
Vasudevan C, Levene M, Epidemiology and aetiology of neonatal seizures, Seminars in Fetal & Neonatal
Medicine (2013), http://dx.doi.org/10.1016/j.siny.2013.05.008
4. FISIOPATOLOGÍA:
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que carecen de los mecanismos que en gran medida evitan una excitabilidad excesiva en el
cerebro adulto, aumentando así la propensión a desarrollar convulsiones.
El recién nacido corre el riesgo de sufrir insultos que pueden provocar convulsiones, entre los
que se incluyen: traumatismos en el parto, insultos hipóxico-isquémicos, infecciones
perinatales adquiridas, hemorragia intracraneal, fiebre y trastornos metabólicos. Además de los
insultos, varios trastornos neonatales como anomalías cerebrales congénitas, errores
congénitos del metabolismo y factores genéticos pueden estar presentes inicialmente en las
convulsiones o pueden conducir a convulsiones recurrentes durante el período neonatal
Además de los factores externos, varios factores intrínsecos también hacen que el cerebro
inmaduro sea más susceptible a las convulsiones que el cerebro adulto. El principal de ellos es
el desarrollo temprano de sistemas neurotransmisores excitadores y el retraso en el desarrollo
de la inhibición. Durante el período postnatal temprano, el GABA ejerce una acción excitadora
paradójica. Esto ha sido demostrado para todas las especies [animales y estructuras cerebrales
estudiadas hasta la fecha. En ratas, el GABA produce despolarización de las neuronas hasta el
día 14 postnatal (P14) y hasta el tercer trimestre en el útero en primates.La falta de inhibición
GABAérgica eficiente aumenta la excitabilidad y puede facilitar la sincronía. De hecho, se
observa una correlación entre la incisión de las convulsiones y el cambio excitatorio a inhibidor
del efecto del GABA. Además, se cree que la maduración retardada de la inhibición mediada
por el receptor metabólico GABABAB también contribuye a aumentar la excitabilidad
neuronal.También existen diferencias de desarrollo en los sistemas glutamatérgicos que
promueven la excitabilidad en el cerebro inmaduro.
5. ETIOLOGÍA:
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la epilepsia neonatal familiar benigna. En contraste, los síndromes de epilepsia neonatal grave,
como la encefalopatía mioclónica temprana (neonatal) y la encefalopatía epiléptica infantil
temprana (EIEE) se asocian con un examen anormal y un pronóstico desfavorable.
Metabólicas
Hipoglucemia transitoria o persistente (20 mg/dL o menos en el pretérmino y 30 mg/dL
en el niño a término).
Hipocalcemia precoz y tardía (inferior a 7 mg/dL de calcio total o 4 mg/dL de calcio
iónico).
Hipomagnesemia (cifras inferiores a 1 mEq/L).
Otras son las alteraciones de la natremia, hipo o hipernatremia (<130 mEq/L o más de
150 mEq/L) y la hiperbilirrubinemia.
Se debe realizar análisis de sangre, glucemia, electrolitos séricos, calcio y magnesio aunque
se sospeche una etiología clara de las convulsiones como la encefalopatía hipóxico-isquémica.
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a) Ocasionales.- Un cuadro agudo de crisis debidas a una agresión puntual sobre el SNC
(el 10-20% evolucionaran posteriormente a una epilepsia secundaria en el lactante o
niño mayor). Son las más frecuentes y pueden ser debidas a múltiples causas, siendo la
principal la encefalopatía hipóxico-isquémica. La segunda en orden de frecuencia es la
infecciosa, seguida de los trastornos metabólicos y las hemorragias.
b) Verdaderas epilepsias.- Con crisis recidivantes, una clínica bien definida y una
etiología desconocida en la mayoría de ellos. Bajo este nombre se incluyen una serie de
trastornos convulsivos crónicos de la infancia que debutan en el período neonatal.
Se clasifican en:
CN Idiopáticas Benignas:
Epilepsias específicas sintomáticas (representadas por las epilepsias de los errores del
metabolismo, malformaciones del SNC, hemorragias y accidentes vasculares
cerebrales).
Estados de mal epiléptico.
Las manifestaciones clínicas de las convulsiones neonatales (CN), debido a las características
neuroanatómicas y fisiológicas del cerebro neonatal, rara vez son en forma de crisis
generalizadas y si en forma de movimientos oculares, bucolinguales o apneas. Existen diversas
clasificaciones, pero la más útil, tanto desde el punto de vista del neurólogo como del pediatra
es la de Volpe1, que reúne los tres elementos indispensables y abordables: la clínica, el EEG y
la detección de fenómenos autonómicos. Las divide en cuatro grupos: crisis sutiles, tónicas,
clónicas y mioclónicas.
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CRISIS SUTILES
Son episodios de expresión mínima, fragmentaria, paroxismos periódicos y estereotipados de
movimientos normales. Es el tipo de crisis más común en el RN a término (RNT) y pretérmino
(RNPT), son más comunes en el RNPT e indican un compromiso severo del SNC. Pueden ser
difíciles de reconocer clínicamente. Debe plantearse el diagnóstico diferencial con
encefalopatías severas, apneas de origen bulboprotuberancial, que no tienen un carácter
estereotipado ni expresión eléctrica, se observan principalmente en encefalopatía hipóxico-
isquémica (EHI) y malformaciones congénitas del SNC. Las manifestaciones incluyen:
Fenómenos oculares (desviación tónica de la mirada, ojos permanentemente abiertos,
nistagmus, parpadeo).
Fenómenos orales (succión, deglución, chupeteo).
Fenómenos autonómicos (cambios en la presión sanguínea y/o frecuencia cardiaca,
palidez, aumento de la salivación o secreciones; apneas centrales que ocurren raramente
como única manifestación de crisis)
Movimientos corporales fragmentarios (posturas anormales, pedaleo, remo).
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CRISIS CLÓNICAS
Son movimientos rítmicos lentos, que pueden ser focales, multifocales, migratorios de una
extremidad a otra, o raramente hemiconvulsivos. La marcha Jacksoniana es excepcional en
neonatos. Usualmente presentan un adecuado correlato con los cambios en el EEG. Pueden ser
difíciles de diferenciar de movimientos no epilépticos como temblores. Las focales no implican
necesariamente un daño local, dado que la expresión neurológica corresponde más bien al daño
difuso propio de las EHI; afectan la cara, las extremidades, o estructuras axiales (cuello y
tronco). Las multifocales pueden ser causadas por un compromiso severo (EHI, malformación
del SNC) o por trastornos metabólicos, ya sean transitorios o errores innatos del metabolismo
(EIM).
CRISIS MÍOCLÓNICAS
Son sacudidas bruscas, erráticas, fragmentarias o más generalizadas asociadas a otros tipos de
crisis, especialmente los espasmos tónicos, clónicos o mixtos. Pueden persistir hasta la infancia
(espasmos infantiles). Son poco frecuentes en el neonato, su importancia reside en que sugieren
siempre un EIM. Se diferencian de las clonias por la rapidez del movimiento flexor (fase
rápida) y la frecuencia (tres flexiones por segundo). Los cambios ictales son más comunes en
las mioclonias focales y multifocales. Pueden distinguirse de las mioclonías benignas
neonatales de sueño. Estas últimas no son epilépticas, sólo ocurren durante el sueño en un niño
sano, no requieren tratamiento y tienen excelente pronóstico.
CRISIS TÓNICAS
Pueden ser focales o generalizadas, son la expresión de un compromiso severo del SNC,
debiendo sospecharse infección, enfermedades metabólicas, EHI y hemorragia intracraneal en
el prematuro
Focales: postura sostenida asimétrica, abrupta o más lenta, estereotipada de
extremidades y/o tronco, o de los ojos, frecuentemente acompañada de apnea,
rubicundez, o leve cianosis. La actividad EEG de fondo es anormal y son comunes las
descargas ictales.
Generalizadas: posturas simétricas tónicas, pueden ser en flexión, extensión o mixtas,
raramente son verdaderas crisis; la mayoría representa posturas transitorias de
decorticación o descerebración que pueden desencadenarse por estimulación y no
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presentan correlato EEG ictal. La actividad eléctrica de fondo es casi siempre muy
anormal y el pronóstico pobre.
7. DIAGNÓSTICO:
Para esclarecer la etiología de las CN debe aplicarse una metodología cuidadosa que incluya
en una primera fase una historia clínica detallada valorando los antecedentes familiares, los
datos del embarazo y del parto, examen físico completo, exámenes bioquímicos de primera
línea, un trazado EEG y finalmente una ecografía craneal transfontanelar (Tabla I)5,6. En una
segunda fase habrá que proceder a una serie de exámenes complementarios más complejos en
función de la patología (Tabla II.).
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Historia Clínica:
La historia debe tratar de identificar los factores de riesgo de convulsiones y pistas sobre la
etiología subyacente.
- Historial gestacional y de nacimiento: un historial completo de nacimientos debe
identificar los factores de riesgo de lesión anóxica, como trombosis del cordón nasal o
del cordón umbilical, desaceleraciones de la frecuencia cardíaca fetal, meconio,
puntajes de Apgar bajos y anomalías placentarias. La naturaleza del parto también es
importante, ya que los bebés nacidos por parto vaginal quirúrgico tienen más
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Examen físico
Los aspectos del examen físico pueden dirigir pruebas adicionales y proporcionar pistas para
La etiología subyacente (tabla 5). El examen general debe evaluar los signos vitales y evaluar
el tamaño de la cabeza, las marcas de nacimiento, las anomalías somáticas o los dismorfismos
faciales y cualquier posible signo de infección (p. Ej., Fontanela abultada para sugerir
meningitis o erupción cutánea para sugerir una infección por TORCH).
El examen neurológico debe incluir la medición de la circunferencia de la cabeza, la evaluación
del estado mental y el nivel de alerta, el examen del nervio craneal y el examen motor para
detectar asimetría en movimientos espontáneos o tonos anormales que pueden sugerir una
lesión cerebral estructural o una encefalopatía neonatal.
La presentación típica de un error innato del metabolismo generalmente incluye una
alimentación deficiente, letargo y dificultad respiratoria después de un período inicial sin
síntomas de varios días. Sin embargo, algunos bebés pueden presentar convulsiones aisladas.
Las características de las convulsiones que pueden sugerir un defecto metabólico subyacente
incluyen la semiología de las crisis mioclónicas y las convulsiones que son refractarias al
tratamiento convencional.
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Laboratorio
Las pruebas de laboratorio sugeridas se presentan en la tabla (tabla 6). Signos y síntomas de
La infección sistémica y del sistema nervioso central (SNC) puede ser sutil e inespecífica en
los recién nacidos. Si se sospecha una infección, se deben extraer los cultivos apropiados e
iniciar el tratamiento, incluidos los antibióticos a dosis meníngeas y aciclovir. Para el virus del
herpes simple en el escenario clínico apropiado. La punción lumbar se recomienda en todos los
recién nacidos con hemocultivos positivos y también debe considerarse siempre que exista una
sospecha clínica de sepsis, ya que los bebés pequeños carecen de signos clínicos de infección
del SNC y la infección es una de las causas más comunes de convulsiones neonatales. (Ver
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Neuroimagen
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- Electroencefalograma:
Monitoreo de video EEG: el estándar de oro para el diagnóstico de convulsiones
neonatales es el EEG de video multicanal seguimiento. Debido a que esta prueba es
especializada y requiere muchos recursos, debe reservarse para los recién nacidos con
mayor riesgo de convulsiones. Hay muchos ejemplos de escenarios clínicos de alto
riesgo, pero en general, se debe considerar la monitorización del EEG para los recién
nacidos con lesión cerebral aguda probada o presunta y encefalopatía comórbida. Un
EEG de 60 minutos de duración de rutina no se considera suficiente para detectar
convulsiones neonatales. Para los recién nacidos con alto riesgo de convulsiones, la
American Clinical Neurophysiology Society recomienda que la video vigilancia EEG
se grabe durante 24 horas. Si el fondo interictal es estable y no se registran
convulsiones después de 24 horas, se puede interrumpir el monitoreo. Con frecuencia,
se hace una excepción para los recién nacidos tratados con hipotermia terapéutica para
la encefalopatía isquémica hipóxica (HIE). Estos bebés son monitoreados con
frecuencia durante el enfriamiento y el recalentamiento debido a la alta incidencia de
convulsiones en esta población de pacientes (alrededor del 50 % tendrá convulsiones
neonatales).
Si se identifican las convulsiones, la monitorización del EEG debe continuar hasta que
el bebé esté libre de convulsiones durante 24 horas, a menos que esta duración de la
monitorización no sea en el mejor interés del bebé (por ejemplo, un recién nacido con
convulsiones debido a una malformación cerebral grave podría no esperarse). Ganar el
control completo de las crisis). De manera similar, las pautas especifican que la
transferencia a un centro de cuidados intensivos diferente, únicamente con el propósito
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8. TRATAMIENTO:
Las convulsiones neonatales requieren tratamiento urgente para prevenir la lesión cerebral. La
medicación anticonvulsivante debe iniciarse solo después de haber establecido una adecuada
ventilación y perfusión, y medido la concentración de glucosa, ya que las crisis con
hipoglucemia o hipoxia deterioran el cerebro. El tratamiento debe orientarse a:
Asegurar una adecuada ventilación y perfusión.
Corregir las alteraciones metabólicas.
Iniciar terapia anticonvulsivante.
El manejo de las convulsiones neonatales debe incluir, además del tratamiento antiepiléptico,
el tratamiento adecuado del o los factores etiológicos desencadenantes. Sin embargo, esto
último a veces no es posible, ya sea porque no se identifica una etiología, o porque ésta no tiene
un tratamiento específico conocido. Se deben buscar dirigidamente las alteraciones
metabólicas corregibles que pueden ocasionar convulsiones (hipoglicemia, hipocalcemia e
hipomagnesemia), y diagnosticar oportunamente patología infecciosa para iniciar el
tratamiento antibiótico apropiado en forma precoz.
El tratamiento de los trastornos metabólicos más frecuentes, de acuerdo a las recomendaciones
de las guías nacionales de neonatología, se resume en la Tabla 2. No se debe olvidar en esta
etapa, la dependencia a la piridoxina, que si bien es una enfermedad infrecuente, se caracteriza
por convulsiones neonatales precoces (incluso intrauterinas) y tiene una excelente respuesta al
tratamiento. La administración de 50-100mg de piridoxina endovenosa provoca el cese de las
convulsiones en minutos, tratamiento que se continúa con una dosis diaria similar por cinco
días y luego con 10-20mg/día vía oral de por vida. Hay que tener presente que en algunos casos
la respuesta puede observarse después de varios días de tratamiento. En relación a lo anterior,
también deben considerarse otras enfermedades metabólicas tratables que pueden presentarse
con convulsiones, como el déficit de piridoxal fosfato, el déficit de ácido folínico y el déficit
de biotina.
Tratamiento anticonvulsivante:
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(FAE) en este grupo etario, y se suelen homologar los conocimientos que se han demostrado
en niños mayores y/o adultos.
En el año 2004, el Grupo Colaborativo Cochrane realizó una revisión de los anticonvulsivantes
en el período neonatal, concluyendo que hasta esa fecha había escasa información proveniente
de estudios controlados aleatorizados como para respaldar el uso de cualquier FAE en el
período neonatal.
A pesar de lo anterior, en la práctica clínica existen diversas alternativas terapéuticas para el
manejo de las convulsiones neonatales. Podemos separar los FAE actualmente en uso en dos
grupos: los fármacos clásicos (fenobarbital, fenitoína, benzodiacepinas y lidocaína) y los
nuevos FAE (levetiracetam, vigabatrina, lamotrigina, topiramato y bumetanida).
Rev. Ped. Elec. [en línea] 2014, Vol 11, N° 3. ISSN 0718-0918
FAE Clásicos:
a. Fenobarbital: En la práctica clínica, el fenobarbital sigue siendo considerado la droga de
primera línea en el manejo de las convulsiones neonatales y ningún otro FAE ha demostrado
ser superior a fenobarbital en población neonatal. Tiene un perfil seguro, aunque existe cierta
evidencia experimental de que podría interferir en el neurodesarrollo a largo plazo y ocasionar
apoptosis neuronal. Con una dosis de carga de 15-20mg/kg se logra el control de crisis en el
33-40% de los neonatos, cifra que aumenta hasta a un 77% tras una segunda carga que complete
en total
40mg/kg. Luego se puede continuar con una dosis de mantención de 2.5- 5mg/kg/día. La vida
media del fenobarbital tiene un rango muy amplio y puede llegar hasta 140 horas en un recién
nacido asfixiado. Se sugiere controlar niveles plasmáticos del fármaco si reaparecen crisis o si
se sospecha intoxicación. Los niveles terapéuticos se encuentran entre 20-40mg/L. Con niveles
sobre 50mg/L se puede observar sedación y dificultad en la succión.
b. Fenitoína: Posee una eficacia similar al fenobarbital si se administra como primera opción;
y como droga de segunda línea después de fenobarbital aumenta el control de crisis en un 14-
16%. Una de las desventajas del uso de fenitoína es el riesgo de hipotensión y arritmias severas.
Además, es necesario considerar el riesgo de toxicidad en caso de enfermedad renal o
hipoalbuminemia preexistente, ya que podría aumentar la fracción libre del fármaco. Por esos
motivos, sigue siendo considerada una droga de segunda línea. La dosis de carga es de 20mg/kg
vía endovenosa y la mantención 5mg/kg/día divididos en dos o tres tomas diarias. La velocidad
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de infusión no debe superar 1mg/kg/min, por lo que se requiere bomba de infusión para su
administración. No se utiliza en forma oral porque tiene una biodisponibilidad oral errática y
que se ve interferida con la alimentación. Dada la necesidad de controlar en forma estricta los
niveles plasmáticos del fármaco (cada 4-6 horas) para poder llevar un buen tratamiento, es que
en nuestro medio se prefiere realizar la mantención con otra droga, que además permita
continuar el tratamiento si es que se requiere en forma prolongada.
c. Benzodiacepinas: Se utilizan como droga de segunda o tercera línea en el manejo de
convulsiones neonatales. La dosis de carga de midazolam, que tiene el inicio de acción más
rápido, es de 0.05-0.15mg/kg ev a pasar en 10 minutos. La mantención se inicia con
0.15mg/kg/h y se puede ir incrementando en forma escalonada de a 0.05mg/kg/h hasta llegar a
0.5mg/kg/h. También puede usarse lorazepam 0.05- 0.1mg/kg ev a pasar en 5 minutos, pero no
como droga de mantención.
d. Lidocaína: Aunque se utiliza poco en nuestro medio, existen estudios pequeños que permiten
catalogarla como una efectiva droga de segunda o tercera línea. La dosis de carga es de 2mg/kg
endovenoso a pasar en 10 minutos. La infusión se mantiene con 5-7mg/kg/h durante 4 hrs y
luego se comienza el descenso progresivo. Es necesario mantener al paciente estrictamente
monitorizado por el riesgo de efectos adversos cardíacos y, por lo mismo, está contraindicada
en pacientes cardiópatas, o en quienes se usó fenitoína previamente.
Nuevos FAE:
a) Levetiracetam: Si bien el levetiracetam no tiene un perfil completamente evaluado en
neonatos, su uso ha mostrado una amplia eficacia como medicamento de segunda línea
en recién nacidos de término y pretérmino. Puede usarse en forma oral (por sonda
nasogástrica) o endovenosa. Se sugiere una dosis de carga de 20-50mg/kg y una
mantención de 15-40mg/kg/día en dos dosis diarias. Se considera un medicamento
seguro y los efectos adversos son infrecuentes, pero pueden presentarse algunos graves,
como shock anafiláctico, que se ha reportado recientemente en neonatos.
b) Vigabatrina: Medicamento aprobado para el tratamiento de espasmos infantiles en
niños pequeños, siendo la primera elección en pacientes con esclerosis tuberosa. Sin
embargo, falta evidencia de calidad que permita respaldar su uso en población neonatal.
Existe un reporte de dos casos en el que fue útil en convulsiones neonatales refractarias
en dosis de 100mg/kg/día. Además, dado que uno de sus efectos adversos es la pérdida
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La duración del tratamiento en las CN está en función de la etiología de las crisis y del riesgo
reconocido de recurrencia, que en la encefalopatía hipóxica se cifra en un 10-30% y en los
trastornos del metabolismo en un 1-2 %. La tendencia actual es pues a no mantener la terapia
anticomicial durante mucho tiempo excepto lógicamente en los trastornos del desarrollo
cerebral (en cuyo caso el riesgo de recurrencia es prácticamente del 100%), en las graves
encefalopatías hipóxicas u otras patologías en las que las convulsiones persisten al alta
hospitalaria. Se recomienda en estos casos proseguir la terapia 3-4 meses para replantear de
nuevo la situación en base a los mismos datos (clínica y EEG especialmente). REV MED
HONDUR 2014;82(Supl. No. 2):1-108 JAMPITON
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Diagnóstico diferencial
9. PRONÓSTICO
Las convulsiones en la etapa neonatal pueden dejar secuelas a corto y largo plazo en
aproximadamente un 30% de los casos, con déficits cognitivos que van desde discapacidad
para el aprendizaje (27%) a retraso en el desarrollo y retardo mental (20%) y epilepsia
posneonatal (27%). La mortalidad neonatal secundaria a las convulsiones es baja, menos del
20% de todos los casos. No todas las convulsiones tienen el mismo riesgo.
Peor pronóstico:
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CONCLUSIONES
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