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Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

CURSO DE LITURGIA

CAPITULO 44
ELEMENTOS NECESARIOS PARA LA
CELEBRACIÓN DE LA MISA

Para celebrar la Misa el sacerdote que preside debe llevar el alba, la


estola y sobre ellas la casulla, con los colores litúrgicos del tiempo
correspondiente. Los ministros concelebrantes pueden también
llevarla, aunque está permitido que sólo vistan alba y estola.

El altar debe estar cubierto con un mantel blanco digno y sobre él o


cerca se colocan dos candeleros con velas encendidas. Puede haber
flores (salvo en Cuaresma) aunque el criterio es que la ornamentación
del altar sea siempre moderada y que no se impida su visión por el
pueblo. Además debe haber una Cruz con la imagen de Cristo, o bien
sobre el Altar o en un lugar cercano y visible. También se debe seguir
el criterio de que sólo debe haber sobre el Altar los objetos que se
vayan a utilizar en ese momento, debiendo retirarse cuando no se
necesiten.

El Misal es el libro que se necesita para celebrar y contiene las


oraciones de la Misa y las partes comunes, con sus distintos
formularios. Se coloca sobre un atril o sobre un cojín. En el ambón
estará el Leccionario, con las lecturas del día. También puede estar el
libro de la Oración de los fieles.

En la credencia debe estar el cáliz cubierto con un velo, (palia),


patena con hostia, corporal, purificador, vinajeras con vino y agua,
jarrita con agua, aguamanil y toalla pequeña, platillo de comunión y la
llave del sagrario.

Al momento de comenzar la liturgia eucarística el acólito acercará al


Altar el cáliz, con la patena y la hostia, cubierto con el purificador y el
corporal así como las vinajeras con vino y agua. Una vez preparados
los dones, retirará las vinajeras.

El turiferario ofrecerá el incensario al sacerdote en los momentos


oportunos. El incienso siempre lo pondrá el sacerdote.

El toque de campanillas, hoy en desuso, puede hacerse al acabar el


Sanctus y durante la ostensión del cáliz y de la hostia recién
consagrada. También puede hacerse al terminar la consagración.

Tras la comunión se retiran los vasos sagrados y se purifican en la


credencia. Si hay bendición con el Santísimo deberá estar previsto el
humeral (paño de hombros para coger la custodia) y el ostensorio o
custodia.

El pan a consagrar debe ser de trigo y hecho recientemente. No se


pueden usar cereales distintos del trigo. Sería un abuso grave
introducir en su fabricación frutas, azúcar o miel.

Las hostias deben ser preparadas por personas honestas, expertas


en la elaboración y que dispongan de los instrumentos adecuados.
Las fracciones del pan eucarístico deben ser repartidas entre los
fieles, pero cuando el número de estos excede las fracciones se
deben usar sobre todo hostias pequeñas.

El vino del Sacrificio debe ser natural, del fruto de la vid, puro y sin
corromper, sin mezcla de sustancias extrañas. En la celebración se le
debe mezclar un poco de agua. No se debe admitir bajo ningún
pretexto otras bebidas de cualquier género.

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant


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