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miércoles, 7 de marzo de 2012

EL MAESTRO IGNORANTE: JACQUES RANCIERE


INTRODUCCIÓN

En 1818, la teoría de un extravagante pedagogo francés provocó una revolución en el


rígido universo de la educación europea: "Quién enseña sin emancipar embrutece". Todo
hombre, todo niño, postulaba, tiene la capacidad de instruirse solo, sin maestro. El papel
del docente debe limitarse a dirigir o mantener la atención del alumno. Jacotot proscribía
a los maestros explicadores y proclamaba como base de su doctrina ciertas máximas
paradójicas con las que ganó virulentas críticas: todas las inteligencias son iguales.
Quién quiere puede. Es posible enseñar lo que se ignora. Todo existe en todo.

El maestro ignorante se desarrolla en un doble registro, el primer relato se construye sobre


la figura de Joseph Jacotot y su experiencia personal de enseñanza a comienzos del siglo
XIX, que lo motivaron a hacer un cambio en su mirada sobre la educación tradicional. El
segundo, se despliega a partir de la apropiación política que hace Ranciere de aquella
experiencia, en una suerte de contrapunto constante.

Quien parte de una desigualdad que entiende de hecho, evidentemente la admite. Esto
significa que reconoce que o bien hay desiguales a él (inferiores) y él aspira igualarlos
(haciendo lo posible por "ascender" a los inferiores), o bien hay desiguales a él
(superiores) que él debe esforzarse en igualar, pero con la ayuda de los superiores (ya que
de no ser así, evidentemente no serían sus superiores y podría bastarse a sí mismo). En
cualquiera de los dos casos, lo que domina – y es la matriz de la lectura política que hace,
"El maestro ignorante" –, es el menosprecio, ya sea del otro o de uno mismo. En este
sentido, lo que Rancière nos quiere mostrar, es que es posible, a través del método de
Jacotot, plantear la ecuación de otra manera, borrando de antemano el prefijo "des". Un
personaje de comienzo del siglo XIX, académico, pedagogo y lector de literatura francesa,
experimentó en su exilio en Holanda, que el azar y la voluntad bien conjugados nos puede
llevar a nuevas respuestas en situaciones que creemos ya resueltas. Mientras la burguesía
y en ocasiones las masas populares, se turnaban el poder en Francia post caída de
Napoleón Bonaparte en Waterloo. En una época que incitaba a los cambios en búsqueda
de una estabilidad civil perdida, desde la época monárquica, Joseph Jacotot, sufre un
exilio en los países bajos, donde ofició comoprofesor de lengua francesa en circunstancias
aparentemente adversas, ya que él no sabía holandés ni sus alumnos conocían el francés.
Sin embargo, él quería responder a los deseos de ellos, es así que recurrió a una edición
bilingüe de Telémaco, de Fénelon, publicada en esos momentos en Bruselas. Les pidió
que aprendieran el texto francés ayudándose de la traducción. Posterior a esto, les hizo
repetir una y otra vez lo que habían aprendido y les dijo que se contentasen de leer el resto
al menos para poderlo contar. Para su sorpresa, luego de pedirle a los estudiantes así
preparados que escribiesen en francés lo que pensaban de todo lo que habían leído, se dio
cuenta de grandes progresos que habían alcanzado esos jóvenes. Habían podido
comprender de manera avanzada una lengua que no conocían, y lo más interesante en este
caso, ajeno a explicaciones que supone el método tradicional de enseñanza.

1-Capítulo I y II, argumentaciones sobre "una aventura intelectual" y "el maestro


ignorante"
El azar lo puso
a Jacotot, en presencia de un hecho, y éste pensaba que todo razonamiento debía partir de
los hechos y ceder ante ellos.

El hecho era que esos estudiantes se habían enseñado a hablar y a escribir en francés sin
la ayuda de sus explicaciones los habría dejado solos con el texto de Fénelon. Y su
voluntad de aprender francés. Y, en consecuencia, habría suprimido esa distancia
imaginaria que es el principio del embrutecimiento pedagógico.

Jacotot dice: "todas las inteligencias son de la misma naturaleza".

Comprender nunca es si no traducir, es decir, ofrecer un equivalente de un texto no su


razón. Aprender y comprender son dos modos de expresar el mismo acto e traducción.

Lo importante es la capacidad de decir lo que uno piensa en palabras de otros. La


inteligencia que les había hecho aprender el francés en Telémaco era la misma con la que
habían aprendido la lengua materna: observando y reteniendo, verificando etc.

Habían avanzado como los niños, a ciegas adivinando. Todo lo que ocurre al menos una
vez puede repetirse siempre.

Sabia que la voluntad de los individuos podía hacer que nacieran capacidades inéditas en
circunstancias en que la urgencia obligaba a quemar las etapas de la progresión
explicadora aquel método de la igualdad era antes que nada un método de voluntad (se
podía aprender, cuando así se lo quiera sin maestro explicador).

Los alumnos habían aprendido sin maestro explicador, peor no por eso sin maestro. Antes
no sabían ahora si, por lo tanto Jacotot las había ensenado algo. Se había separado, se
habían liberado las inteligencias un respecto de la otra, las dos facultades la inteligencia
y la voluntad. Entre el maestro y el alumno de habían establecido una pura relación de
voluntad a voluntad. Hay un embrutecimiento allí donde una inteligencia esta
subordinada a otra inteligencia.

Según Jacotot, se puede enseñar lo que se ignora, si se emancipa al alumno, es decir si se


lo obliga a usar su inteligencia. Dice que el maestro enseña en un círculo arbitrario; de
donde ella no saldría, a menos que esto le resulte necesario a sí misma.

"Para emancipar a un ignorante, es necesario estar emancipado", es decir, ser


consciente del verdadero poder de la mente humana. El ignorante aprenderá por su cuenta
lo que el maestro ignora, si el maestro cree que puede y lo obliga a actualizar su capacidad:
lo que el llama círculo de potencia, homólogo a ese círculo de la impotencia que une al
alumno con el explicador del viejo método.

El círculo de la impotencia está desde siempre, es el movimiento específico del mundo


social que se disimula en la evidente diferencia entre ignorancia y la ciencia. Por su parte,
el círculo de la potencia solamente pude causar efecto si se lo publicita. El círculo de la
emancipación debe ser comenzado.
Hay una manera de aprender "enseñanza universal". No hay hombre en la tierra que
nunca haya aprendido algo por sí mismo y sin maestro explicador. Existe desde el
comienzo del mundo, paralelamente a todos los métodos explicadores. El lo propone
como un método cuando lo necesita, pero nadir quiere reconocerlo. El círculo social, el
orden de las cosas, le prohíbe ser reconocido como lo que es: el verdadero método por
medio del cual cada uno de nosotros puede aprender y medir nuestra capacidad. Es
necesario arriesgarse a reconocer el método y continuar la verificación abierta de su
poder. Si no, el método de la impotencia, el Viejo, durará tanto como el orden de las
cosas.

Por aquellos entonces los hombres del orden querían elevar al pueblo por encima de sus
apetitos brutales, los hombres de la revolución querían conducirlo a la conciencia de sus
derechos; los hombres del progreso deseaban, por medio de la instrucción, reducir la
brecha entre clases; de la misma manera, los hombres de la industria soñaban con ofrecer
a las mejores inteligencias del pueblo los medios de su promoción social. Entre los
progresistas y los industriales, había un método que se llevaba los honores: la enseñanza
mutua. Permitía reunir a un gran número de alumnos divididos en cuadrillas, dirigidas
por los más avanzados, que habían sido promovidos al rango de instructores. De esta
manera, la autoridad y la lección del maestro irradiaban, gracias al relevo de los
instructores, sobre toda la población a instruir.

Pero Jacotot, soñaba con algo diferente: para la instrucción mutua, que cada ignorante
pudiera erigirse en el maestro de otro ignorante, un maestro que le revelaría su poder
intelectual. Su problema no era la instrucción del pueblo: se instruye a los reclutas detrás
de un estandarte,, a los subalternos que deben comprender las órdenes, al pueblo que se
pretende gobernar. Su problema era la emancipación: que cada hombre del pueblo pudiera
concebir su dignidad de hombre, medir su capacidad intelectual y decidir sobre su uso.

Los amigos de la instrucción aseguraban que ésta era la condición para una verdadera
libertad. Jacotot, no veía que la libertad podía resultar para el pueblo de los deberes que
imponen los instructores. Por el contrario, percibía en todo el asunto una nueva forma de
embrutecimiento. Quién enseña sin emancipar embrutece.

No era un método para instruir al pueblo, era una buena nueva para anunciar a los pobres:
que podían todo aquello que puede un hombre.

Proclamó: que se puede enseñar lo que se ignora y que un padre de familia, pobre e
ignorante, puede: si se está emancipado, encargarse de la educación de sus hijos, sin el
auxilio de ningún maestro explicador.

La lección del ignorante

Todo está en todo. Y todo está en Telémaco: un libro que es un todo, un centro con el
cual es posible relacionar todo lo nuevo que se aprenda. Un círculo donde se puede
comprender cada una de esas nuevas cosas, encontrar los medios para decir lo que se ve,
lo que se piensa, lo que se hace. Este es el primer principio de toda enseñanza universal:
es necesario aprender algo y relacionarlo con todo y el resto. Y ante todo, es necesario
aprender alguna cosa. El libro es la fuga bloqueada, no se sabe qué camino trazará el
alumno. Pero sí se sabe de dónde no saldrá: del ejercicio de la libertad. Se sabe además
que el maestro sólo podrá tendrá su derecho a permanecer en la puerta. El alumno debe
ver todo por sí mismo, compara incesantemente y siempre responder a la triple pregunta
¿qué ves? ¿Qué piensas? ¿Qué haces? Y así al infinito. Pero ese infinito ya no es el secreto
del maestro, es el camino del alumno. El libro es un todo, que el alumno puede abarcar
con su mirada, no hay nada que el maestro pueda arrebatarle y nada que él pueda hurtar
a la mirada del maestro. El maestro debe enseñar que el alumno puede, entonces el círculo
de la potencia comienza, y muy pronto podrá decirlo todo. Por eso el método Jacotot, no
es el mejor, es otro método. Es Telémaco: como podría ser cualquier otro. Se comienza
por el texto y no por la gramática, por las palabras completas y no por las sílabas. Esto no
implica que sea necesario aprender así para aprender mejor ni que el método Jacotot sea
el ancestro del método global. De hecho se va más rápido si se empieza por Calipso y no
por B, A, BA. Pero la velocidad ganada no es sino efecto de la potencia conquistada, una
consecuencia del principio emancipador. El problema consiste en revelar una inteligencia
a sí misma. Siempre hay algo que el ignorante sabe y que puede servir como término de
comparación, con el cual es posible relacionar una cosa nueva a conocer. Siempre hay
algo que el maestro puede ordenarle encontrar, acerca de lo cual el maestro puede
preguntar y verificar el trabajo de su inteligencia.

El acto que pone en marcha la inteligencia es la voluntad. La potencia de la inteligencia


está en toda manifestación humana. No hay dos tipos de mente. La desigualdad existe en
orden de las manifestaciones de la inteligencia para descubrir y combinar nuevas
relaciones, pero no hay jerarquías de capacidades intelectuales. La toma de conciencia de
igualdad de naturaleza se llama emancipación y es lo que abre el camino para cualquier
aventura en el país del saber.

2-Desarrollo de conceptos en relación al eje: "Hay un Sócrates que duerme en cada


explicador

 Hay un Sócrates que duerme en cada explicador

Para entender este concepto desarrollaremos el método creado por Sócrates quién se
interesó por un solo problema, la educación del hombre., y en forma muy especial la
educación del ciudadano. Lo importante para él no es el conocimiento de los principios
que rigen el universo, sino saber algo de sí mismo. No era un buen ciudadano el que sabía
más de leyes sino el que sabía de su propia condición. Quería hacer conocer a cada
individuo cual era su misión. Cada hombre lleva dentro de sí su propio ser, aquello para
lo cual está hecho, su virtud. Esta virtud es la que debe conocer el hombre; ésta es la
verdad que debe descubrir. El hombre debe descubrirse a sí mismo, conocerse a sí mismo.
Se puede apreciar una clara diferencia entre los sofistas y Sócrates: los sofistas no podían
enseñar al discípulo, por lo que se refiere al conocimiento, sino la utilidad de las palabras.
La palabra, el logos, no es sino un instrumento al servicio de los intereses del que la usa:
un instrumento capaz de defender cualquier causa. Esta causa puede ser justa o injusta,
depende de la habilidad del que maneja la palabra. El sofista adiestraba a los jóvenes en
el arte de defender cualquier causa, en el arte de la disputa. Sócrates no enseña el arte de
manejar las palabras, no enseña retórica; enseña a conocer lo que está al alcance del
hombre. La palabra es también para Sócrates un instrumento; pero un instrumento al
servicio de la verdad. Es un instrumento para intuir la verdad. La palabra sirve `para sacar
a flote las verdades que lleva en sí cada individuo. Los sofistas jugaban con las palabras
asignándoles distintos contenidos, haciéndolas equívocas, falaces. Sócrates asignaba a
cada palabra un contenido, el cual se encuentra dentro del hombre; no hay un doble
sentido, la palabra sirve para ver aquello que se busca, la verdad. Para Gorgias las palabras
no eran otra cosa que sonidos, inútiles para transmitir el conocimiento, lo que se veía: los
colores no pueden hacerse oír, ni los sonidos, ver. Para Sócrates la palabra no es simple
sonido, no es simple verbalismo, sino un instrumento que sirve para intuir la verdad; cada
palabra tiene sentido, el alude a una realidad. La palabra sirve para hacer ver al hombre
aquello que se le quiere hacer ver. El hombre lleva dentro de sí verdades que salen a flote
provocadas por las palabras. Sócrates se sirve de la palabra para hacer ver al interrogado
la verdad que lleva dentro de sí. Por medio del diálogo, Sócrates enseña al discípulo lo
que éste sabe internamente, lo hace conocerse a sí mismo. Lo hace parir su propia verdad.
El interrogado va diciendo cosas que creía no saber, sin necesidad de que se las digan,
como si las recordase al ser interrogado. Mediante el diálogo maestro y discípulo buscan
la verdad que se encuentra en ellos mismos. Mediante la mayéutica o arte de hacer parir,
los jóvenes se van encontrando a sí ismos, se van dando cuenta de su misión.

Sócrates no quiere enseñar, como lo hacían los sofistas, ningún arte, salvo el de
conocerse a sí mismo. Las cosas que se enseñan, las cosas que se transmiten por medio
de la palabra o el adiestramiento, es menester aprenderlas de memoria; pero lo que
aprende de memoria se olvida, es un saber inútil, no tiene valor (acá coincide con
Jacotot lo que este llama viejo método) lo que sí vale la pena poder mostrar a cada
hombre lo que es, sacar a flote lo que lleva dentro de sí. No hay que hacer memorizar
lo que no se es, porque se olvida, sino recordar lo que se es porque esto es lo que
permanece.

El método de Jacotot difiere radicalmente del método del maestro socrático. Sócrates,
por medio de sus preguntas, conduce al esclavo para que este pueda encontrar aquello
que ya estaba en el. La demostración de su saber es al mismo tiempo la de su
impotencia: nunca avanzará por su cuenta y, por otra parte, nadie le pide que lo haga,
sino para ilustrar la lección el maestro. Sócrates interroga a un esclavo destinado a
seguir siendo esclavo.

Así, para Jacotot el socratismo es una forma perfeccionada del embrutecimiento.


Como todo maestro sabio, Sócrates interroga para instruir. Sin embargo, quien quiera
emancipar a un hombre debe interrogarlo a la manera de un hombre y no como los
sabios, para ser instruido y no para instruir.

Y esto lo hará quien efectivamente no sabe más que el alumno, quien no ha


emprendido el viaje antes que él, el maestro ignorante.

En la obra "El Maestro ignorante" Jacotot, no deja de sorprender cómo ya desde sus
primeras páginas dirige un ataque sobre un recurso clásico de toda educación: la
explicación.

De manera abrupta, se ve que la explicación pasa a ser aquella herramienta


privilegiada con la que los maestros, desinteresadamente, han intentado llevar a sus
alumnos hacia el conocimiento y la cultura, a convertirse en un arma de imposición
y dominación.

En el viejo método: hay una selección, progresión, incompletud, se aprenden algunas


reglas y algunos elementos. Luego se pasa a un nivel superior: otras nociones, otro
libro, otros ejercicios, otro profesor… se agregan fragmentos, piezas sueltas de un
saber de explicador que hacen que el alumno vaya a la zaga de un maestro al que
jamás alcanzará. El maestro siempre se guarda un saber en la manga, es decir, algo
que el alumno ignora. Hay siempre una distancia de antemano que separa al maestro
del alumno y éste siempre necesitará la necesidad de otro maestro, para llegar más
lejos.

Dice Jacotot que la progresión razonada del saber es una mutilación reproducida
infinitamente. "Un hombre al que se le enseña no es más que un hombre a medias".

El joven avanza, se le enseñó, entonces aprendió, por lo tanto puede olvidar. Detrás
de él se abre de nuevo el abismo de la ignorancia.

Lo que ha olvidado ha sido superado, más olvida más se hace inteligente, más se hace
evidente que entiende y que puede mirar desde lo alto a quienes ha superado, a los
que repiten a falta de ser lo bastante inteligentes para comprender. Y este es el
temperamento de los explicadores: al ser que ellos han vuelto inferior lo amarran con
el más resistente de los lazos al país del embrutecimiento: a la conciencia de su
superioridad. Esta conciencia, no mata los buenos sentimientos, el joven instruido tal
vez se conmueva ante la ignorancia del pueblo y querrá trabajar en su instrucción.
Pero si es abnegado, sabrá que existe un tipo de explicaciónadaptado a cada categoría
en la jerarquía de las inteligencias.

 Todas las inteligencias son iguales:

Si todos los alumnos de Jacotot lograron aprender de forma bastante parecida un idioma
que no conocían, es porque las diferencias entre sus inteligencias no debieron ser muy
grandes. Lo que movilizó a aquellas inteligencias fue la voluntad a aprender algo que
deseaban aprender. De esta forma, al eliminar la explicación se eliminó el miedo
jerárquico entre profesor que explica y alumno que aprende, y todas las inteligencias
quedaron en igualdad de condiciones. Jacotot plantea que todos los hombres nacen con la
misma inteligencia. Estas inteligencias, que cuando eran infantes no se diferenciaban
mayormente unas de las otras, iniciaron el camino del aprendizaje sin ningún maestro al
aprender la herramienta fundamental del hombre
para poder comunicarse, que es el lenguaje, y ahora volvían a reencontrarse con ese
mismo tipo de aprendizaje. Con respecto a esto l puso a prueba con sujetos de diversas
edades, género y condición social obteniendo respuestas que superaban sus propias
expectativas.

Según nuestro punto de vista no coincidimos con la postura de Jacotot, haciendo


mención a Gardner en su libro "Marcos de la mente" él se aleja de la idea unitaria
de inteligencia y postula la existencia de varias inteligencias relativamente
autónomas.

Define a una inteligencia como "la capacidad de resolver problemas o productos


habituales que son importantes en un ámbito cultural o comunidad". Se dice que
una persona es inteligente, en la medida en que demuestre dos capacidades: resolver
problemas en forma practica y pueda crear productos culturalmente valorados y
aceptados. Bajo esta concepción predomina hoy en día la idea de que no existe una
inteligencia general, sino diversas habilidades mentales, necesarias para interactuar
con nuestro también diverso ecosistema.

Es decir, los seres humanos poseemos múltiples inteligencias, para las múltiples
demandas que encontramos en nuestra vida diaria.

Sócrates decía que el hombre es el animal racional, Gardner dice que el hombre es
el ser que tiene inteligencia musical, espacial, lingüística, interpersonal, etc. Así
como todos tenemos distintas personalidades, también poseemos distintas
combinaciones de inteligencia. No hay dos personas que tengan exactamente la
misma combinación.

Para Gardner su teoría afecta al problema de la educación, porque para él ésta debe
tomar este tema muy seriamente y tratar de individualizar la educación al máximo
posible. Dice que en el futuro todos nos vamos a reír de las escuelas que enseñan a
todos del mismo modo y que evalúan a todos por igual, porque va a ser fácil
personalizar la tarea, registrar lo que funcionó o no, y enseñarlo de otra manera la
próxima vez. Y alega… la vieja escuela será como un médico que no pide la historia
clínica del paciente y le da el mismo medicamento a todo el mundo por igual "será:
mala praxis".

Tampoco tuvo en cuenta Jacotot la inteligencia emocional de alumnos, la cual


describe las cualidades emocionales que parecen tener importancia para el éxito: la
empatía, la expresión y comprensión de sentimientos, el control del genio, la
independencia, la capacidad de adaptación, la simpatía, la capacidad de resolver
problemas en forma interpersonal, la persistencia, la cordialidad, la amabilidad y el
respeto. De esta teoría se desprenden formas de educar las emociones. Goleman
propone "aprender a emplear emociones, con la familia y maestros como
educadores.
Ambas teorías destacan la importancia de los primeros años de vida, individualizan
los requerimientos pedagógicos de niños/as; proponen un modelo de maestro que
busque mejorar las capacidades específicas de sus alumnos, destacando la educación
para la comprensión. Ambas teorías insisten en que no es posible medir las
inteligencias mediante cocientes, pero sí inferirlas a través de la observación.

 Es posible enseñar lo que se ignora: para probar esta premisa incursionó en disciplinas
que ignoraba totalmente como piano y pintura. También supuso que, dado que se puede
transmitir lo que se ignora un humilde e "ignorante" padre de familia, podría educar a sus hijos
sin maestro explicador".

La explicación no es necesaria para remediar una incapacidad de comprensión. Todo lo


contrario, esta incapacidad es la ficción que estructura la concepción explicadora del
mundo. El explicador es quien necesita del incapaz y no al revés, es él quien constituye
al incapaz como tal….la explicación es el mito de la pedagogía, la parábola de un mundo
dividido en espíritus sabios e ignorantes. Y por último él es quien arroja un velo de
ignorancia que el mismo se encarga de levantar.

Según nuestra postura, no coincidimos con el principio de Jacotot que la explicación


no es necesaria. Es impensable plantear en el debate, que puedan haber profesores
que enseñen lo que no saben, porque la importancia de la enseñanza está puesta en
la forma de explicar los conocimientos, y en ese sentido el profesor es el
representante de un saber válido y encaminado hacia ciertos objetivos. Cuestionar
el saber del maestro, puede ser interpretado como una ofensa a la pedagogía misma.

El rol fundamental del maestro no es instruir sus conocimientos, sino emancipar al


alumno en descubrir su propio aprendizaje, apostando a que cada uno puede
hacerlo a través de su potencia y su voluntad.

Lo que movió a esos alumnos fue la voluntad de aprender, en este caso se obtuvo
éxito pero no se podría asegurar que en todos los casos pase lo mismo, los alumnos
por el solo hecho de ser alumnos, ignoran determinados conocimientos que se supone
el maestro los posee para transmitirlos. Ahora bien, la forma en que haga esta tarea
puede variar, lo puede hacer sólo transmitiendo, transmitiendo pero a la vez
emancipando (acompañando al alumno a que logre significativamente el
conocimiento). O lo puede hacer de memoria, pero en todos los casos es necesarios
alguien que acompañe el proceso d enseñanza y aprendizaje. Es decir, que eche a
andar capacidades que el alumno ya posee.

También deja entrever claramente. Jacotot que no se plantea las condiciones de


educabilidad con las cuales los alumnos ingresan en la escuela.El concepto de
educabilidad se refiere a dos factores distintos, uno es el desarrollo cognitivo básico
que se produce e los primeros años de vida y otra es la socialización primaria
mediante la cual el niño adquiere los rudimentos de un marco básico que le permite
incorporarse a una institución especializada distinta de la familia como lo es la
escuela.

Las informaciones disponibles sobre el desarrollo social en la ultimas dos décadas


indican que las familias en una proporción importante no podrían garantizar a sus
hijos las condiciones materiales de vida que permitan el desarrollo cognitivo
básico. Pero, además, también se habrían deteriorado las posibilidades de
garantizar la socialización primaria sobre la cual se apoya el aprendizaje escolar.

 Enseñanza universal: el método Jacotot, bautizado como el método de aprendizaje


universal, postula que todas las personas (salvo casos excepcionales) han pasado por este tipo
de instrucción, donde se parte de cero, donde nadie obliga a aprender y donde no hay currículo
o método de enseñanza. Pero nuevamente hay que aceptar algo para que el método funcione,
y es que todas las inteligencias son iguales. Nuevamente hay que aceptar un todo, antes que
una dualidad. Pero si nuestra sociedad nos impone la idea, que en el contexto dela vida real, hay
cultos e ignorantes, exitosos o fracasados, superior so inferiores, ¿cómo se comprueba que estas
inteligencias orden ser iguales? La clave está en la voluntad de las personas por querer aprender.
Todas las personas se vieron obligadas a aprender a hablar, como necesidad de poder
comunicarse con su entorno. Balbucean, ensayan, repiten una y otra vez, hasta que cumplidos
los cinco años es raro encontrar a un niño que no sepa comunicarse a través de un lenguaje. El
problema parece cuando el sistema considera que hay personas con mejores capacidades que
las otras y los niños son seleccionados según sus supuestas virtudes, dejando a algunos con una
gran autoestima ya que son tratados como inteligentes y tiene que esforzarse (ejercitar su
voluntad) para ser mejores, mientras os otros, son aportillados en sistemas diferenciados, donde
se les tiene que explicar de forma mas lenta lo que otros aprenden rápidamente, pues sus
capacidades están en desmedro.

De esta forma, a los privilegiados del sistema se les explica que son superiores, por lo
tanto son quienes deben guiar a la sociedad de inferiores. Mientras los inferiores se les
explica que de los deben servir a los superiores, pero que en cierto sentido son
privilegiados ya que no tiene que esforzarse tanto en "servir" a los demás como las mentes
superiores.

Ranciere infiere de su estudio sobre Jacotot: la inteligencia es atención y búsqueda antes


de ser combinación de ideas. La voluntad es potencia de movimiento, potencia de actuar
según su propio movimiento, antes de ser instancia de elección… Este es el camino
fundamental que genera el nuevo giro de la definición del hombre: el hombre es una
voluntad servida por una inteligencia".

De esta forma el profesor, el maestro, el pedagogo no tiene que ser un recipiente de


conocimientos que busca el mejor método para transmitirlo a sus alumnos, sino, una
voluntad que estimula otra voluntad.
"El maestro es solo una autoridad, una voluntad que ordena al ignorante que haga su
camino Es decir, echa a andar las capacidades que el alumno ya posee…"

Los pasos del aprendizaje de la enseñanza universal serían: repetición, invención,


traducción incesante. Ello produciría una sociedad de emancipados, de artistas. El artista
necesita la igualdad tanto como el "explicador" la desigualdad.

 La explicación es el mito de la pedagogía: al darse cuenta el progreso que había


alcanzado sus alumnos, que habían podido comprender de manera avanzada una lengua que no
conocían, y lo más interesante, ajeno a explicaciones que supone el método tradicional de
enseñanza.

De este modo, un elemento en la lección de Jacotot sobraba, siendo la explicación en si


misma la que planteaba una forma ya condicionada para aproximarse al conocimiento. Si
revisamos el tema desde un punto de vista dual, nos damos cuenta que entre maestro y
alumno, se entablan niveles jerárquicos de sabio a ignorante, superior a inferior, instructor
e instruido. La revelación que se apoderó de Joseph Jacotot según Ranciere, se concentra
en esto:

 Maestro ignorante: no hay que confundir los términos "maestro ignorante" e


"ignorante maestro", ya que no incentiva el aprendizaje de los alumnos, mientras el otro
trata de enseñar arbitrariamente contenidos que no sabe, en la lógica de la charlatanería. lo que
podemos desprender de estas experiencias de Jacotot, es la reformulación de conceptos clave
como inteligencia y voluntad.

La misión del maestro ignorante es la de emancipar al alumno para que él mismo cree su
propio aprendizaje, pero para emancipar al alumno es necesario que el maestro esté
emancipado antes. Maestro es quien mantiene al que busca en su rumbo. Para ello es
necesario considerarse uno mismo emancipado, reconocerse como "viajero del espíritu",
semejante a los demás viajeros. Jacotot invierte la premisa de Descartes "pienso luego
existo", por " soy hombre, luego pienso" no establece diferencias entre la obra del
artesano, el obrero, el científico o la retórica del las elites.


Todo existe en todo. Todo está en todo. Y todo está en Telémaco: un libro que es un todo, un
centro con el cual es posible relacionar todo lo nuevo que se aprenda. Un círculo donde se puede
comprender cada una de esas nuevas cosas, encontrar los medios para decir lo que se ve, lo que
se piensa, lo que se hace. Este es el primer principio de toda enseñanza universal: es necesario
aprender algo y relacionarlo con todo y el resto. Y ante todo, es necesario aprender alguna cosa
 Quien quiere puede:

La experiencia inédita vivida por Jacotot, le hizo constatar que es posible aprender sin un
maestro explicador, que si alguien quiere aprender puede ser capaz de disponer las
relaciones con el otro de manera original y propia. Aprender sin un maestro explicador,
no quiere decir, que se prescinda de todo maestro. Para Jacotot es preciso separar las dos
funciones que la práctica del maestro explicador une: la del conocedor o especialista de
un saber y la del que enseña. No se trata de enseñar el propio saber, sino de hacer explícito
que el otro es capaz de aprender lo que quiera. Lo que se enseña cuando se emancipa es
a usar la propia inteligencia. La función del maestro será plantear al alumno un desafío
del que no pueda salir más que por sí mismo. Es interrogar como un igual, y no como un
conocedor, que ya sabe todas las respuestas. El que enseña emancipando sabe él también
que él esta aprendiendo y las respuestas del otro son nuevas para él. La palabra circula
entre todos y no solo en una dirección.

El único imperativo que el maestro debe sostener con tenacidad frente al alumno es "¡tú
puedes!

Estamos de acuerdo con la postura de Jacotot al afirmar este concepto, de ello


podemos decir lo siguiente: las cosas no cambian, o quizá somos nosotros quienes
por temor no queremos cambiar. De uno depende que las cosas cambien en la
medida en que uno se lo propone. Uno mismo debe salir al encuentro de las
oportunidades. Nadie vendrá a golpear nuestra puerta.

Pensemos: "una gota de agua puede perforar una piedra, y no por su peso, sino por
su perseverancia"
B- Método de emancipación

Etimológicamente se cree que la palabra alumno, significa "carente de luz". Se dice que
esto es erróneo, y más bien, es una palabra que viene del latín alumnum, que deriva de la
palabra alere, que significa alimentar, significa también "alimentarse desde lo alto". Para
efectos de la siguiente metáfora, la etimología del mito nos servirá para describir el
método Jacotot. La enseñanza religiosa presenta una verdad absoluta, incuestionable. Su
enseñanza distingue bien del mal, tiene un axioma que no transa con cuestionamientos
relativistas. Es una verdad iluminada, que da cobijo en un oasis de luz al alumno que
quiere tener, o que se le impone una respuesta arbitraria. Este alumno se queda para
siempre bajo esa luz acogedora, y no pretende entrar al oscuro bosque del conocimiento,
pues éste es solamente un distorsionador de esa "Verdad Absoluta". Pero hay alumnos
que sí quieren cuestionarse dichas verdades, y optan por los maestros quienes guían el
oscuro camino del bosque. El maestro bien sabe cruzar el bosque, y desde atrás, ilumina
el camino al alumno, para que encuentre la salida más rápida. De cierto modo, hay un
primer paso, pero que es engañoso, pues el alumno puede tomar ese camino iluminado
por el profesor como la única vía de salida para llegar al conocimiento. Es cierto que el
alumno se atrevió a entrar al bosque, pero sin duda no estaba convencido de ello, salvo
porque el maestro estaba ahí, y se sabía el camino. Pero Jacotot busca que el alumno entre
solo al bosque del cual él mismo, como maestro, desconoce las salidas. Así el alumno
encontrará por su cuenta propia, la entrada, el camino y la salida. En la metáfora del
bosque, cuando uno tiene una luz y un camino ya condicionado por el maestro, el único
sentido que se emplea, es el sentido de la vista. Si no existe tal camino definido, el
individuo está obligado a utilizar todos sus sentidos. Lo que genera la necesidad de
aprender de los alumnos de Jacotot es la desesperación por comunicarse, es decir en la
búsqueda metafórica, es la agudeza y la utilización de todos los sentidos (el individuo
total) sin fragmentaciones, y la superación del entrampamiento de las dualidades, sujeto-
objeto, individuo-sociedad, maestro-alumno, enseñanza-aprendizaje.

De esta forma, la misión del maestro ignorante es la de emancipar al alumno para que él
por si mismo cree su propio aprendizaje. Jacotot tenía la llave complementaria de la
libertad en el aprendizaje. Sin embargo, es Rancière en los tiempos actuales, quien
extiende estos planteamientos al ámbito de la política, la sociedad, y a todo orden de cosas
donde el hombre esté presente. Entonces:

¿Cuál es la finalidad de crear alumnos emancipados en esta sociedad?

Primero tenemos que entender que un alumno emancipado es una persona consciente de
su propio poder o potencia. Es decir alguien que siente, o se ha apropiado de la idea que
puede aprender lo que desee si se lo propone. Esta emancipación no es planteada desde
logros materiales o intelectuales, sino desde el simple hecho de situarse como un igual.
Pero según Jacotot, antes de lograr este fin, el maestro debe ser un emancipado, para que
la relación entre alumno y maestro sea de igual a igual. "La posibilidad de emancipación
en el enseñar, está ligada para Jacotot, a la potencialidad de un triple cuestionamiento,
que es un llamado libertario dirigido a la inteligencia, y un imperativo radical, dirigido a
la voluntad. El maestro no debe dejar de preguntar: "y tú... ¿qué ves?, ¿qué piensas?, ¿qué
harías?". Entonces una persona emancipada es alguien que puede comprender que todas
las personas son iguales por el hecho de querer serlo. "La igualdad no se da ni se
reivindica, se practica, se verifica." Por ende, enseñar y aprender, es un vínculo directo
entre los individuos (sin mediaciones), la imposibilidad de institucionalización, la
relación conflictiva con el estado contradicen el objetivo deseado. Las instituciones
jerarquizan y crean márgenes por lo tanto es imposible que una institución llámese
gobierno, ministerio u otras hablen de igualdad en la sociedad, sin que sea simplemente
un discurso demagógico. El paternalismo y autoritarismo, son dos caminos que convergen
en la misma ruta. Parten desde distintos escenarios pero finalmente privan al otro de
consumar una verdadera realización. Basta ver en la contingencia, en este caso como el
ministro de educación, Joaquín Lavín, toma un enfoque paternalista y de inmediatez, a la
hora de proponer formar estudiantes que estarán preparados para poder lograr una
movilidad social. Mientras el ex ministro de estado, José J. Bruner, en una pretendida
igualdad que habla de equidad, busca insertar la mayor cantidad de estudiantes en un
sistema educativo que en sí ya es excluyente, por lo tanto el círculo permanece igual.
Aportar a la emancipación del otro, sin situarnos desde el recurrente discurso de la
democracia, los clásicos paternalismos caritativos, o demagogias de luchas de clases, es
el primer paso para promover de manera aterrizada una sociedad igualitaria. Es la
aplicación de una fórmula que permite eliminar el entramado que nos lleva siempre a
plantearnos las cosas desde la dualidad y desde la dialéctica de la negación.
En nuestras salas de clases donde nos encontramos a veces en un "territorio de nadie", en
una lucha permanente del profesor por explicar la materia, por enseñar sus conocimientos,
al encuentro de alumnos ansiosos, aburridos, desinteresados, algunos agresivos, que
desertan antes de comenzar, y que aprenden desde el miedo, ya sea, a la jerarquía o al
fracaso, las respuestas para lograr una tregua no abundan. En este sistema, que promueve
la disciplina por sobre la libertad, los conocimientos impuestos como vía para el
desarrollo, y la búsqueda de la especialización acentuada en las distintas ciencias como
forma para conseguir un estatus, no han dado soluciones al problema de la desigualdad
entre seres humanos. Y si aquel "evangelio" o buena nueva, que nos dice que la voluntad
individual de los hombres nos conduciría a la igualdad estuviese en lo correcto, son los
sistemas políticos-educativos actuales entonces, los que están buscando la equidad en una
dirección opuesta, alejándose cada vez más de ella.
La enseñanza universal no se consolidará, no se establecerá en la sociedad. Pero no
perecerá, porque es el método natural del espíritu humano, el de todos los hombres que
buscan por sí mismos su camino. Lo que los discípulos pueden hacer por él, es anunciar
a todos los individuos, a todos los padres y a todas las madres de familia, el medio de
enseñar lo que se ignora según el principio de la igualdad de las inteligencias.

3-CAPÍTULO III: "La Razón de los Iguales"

Análisis del principio de veracidad, comparación con el concepto de opinión


"Dirigimos a los niños según la opinión de la igualdad de las inteligencias"

Según afirman los explicadores, la opinión es un sentimiento que formamos acerca de los
hechos que hemos observado superficialmente. Las opiniones proliferan en particular en
cerebros débiles y populares y se oponen a la ciencia que conoce las verdaderas razones
de los fenómenos. Ranciere quiere enseñarnos ciencia. Una opinión no es una verdad.
Quién no conoce la verdad, la busca, y hay muchos encuentros en ese camino. El único
error es tomar nuestras opiniones por verdades. Creemos que eso es lo que le pasó
a Jacotot con la aplicación de su método.

El partió de ciertos hechos: niños y adultos aprendían solos, sin maestro explicador, a
leer, a escribir, a tocar música, o a hablar lenguas extranjeras. Según Ranciere, estos
hechos pueden explicarse por la igualdad de las inteligencias. Es una opinión cuya
verificación, busca Ranciere. Pero la primera dificultad con la que se encuentra es que la
inteligencia no se puede aislar, ni medir. Esto limita a repetir las experiencias inspiradas
en nuestra opinión. Pero nunca podremos decir: todas las inteligencias son iguales.

Las inteligencias son desiguales porque la individualidad es la ley del mundo. Y por lo
tanto hay una diferencia intrínseca en cada uno de nosotros.

La desigualdad y la diferencia reinan tanto como la configuración y el funcionamiento de


todos los demás órganos del cuerpo humano.

En ese período histórico, las mentes superiores dirigían las mentes inferiores, nadie
discutía la desigualdad de inteligencias. Los cerebros superiores no se tomaban la
molestia de demostrar su superioridad a los inferiores. Los dominaban y punto.

La superioridad de la que se jactan no se mide decían, según ellos la superioridad


esespiritual. Son espiritualistas antes que nada por la buena opinión que tienen de sí
mismos. Creían en el alma inmaterial e inmortal (querían una mente distinta de la
materia y quieren inteligencias diferentes),tal como sostenía Platón, en su teoría de las
ideas: el camino de la mente humana desde la ignorancia hasta el conocimiento, atraviesa
dos campos principales, el de la opinión (doxa) y el del conocimiento (epísteme).

El ser humano esta compuesto de dos elementos netamente distintos, que son el alma y el
cuerpo. En esta concepción, lo superior y por tanto lo que debe gobernar al resto, es el
alma. Distingue tres partes o funciones del alma: la parte racional, la parte irascible y la
parte apetitiva o concupiscible. De las tres, la racional es la formalidad mas elevada,
inmortal y emparentada con lo divino.

El elemento racional, inmortal y divino, es el que puede contemplar el mundo inteligible


de las ideas, y por eso debe ser el que gobierna.

Para Ranciere la desigualdad de las inteligencias explica la desigualdad de las


manifestaciones intelectuales.
Ranciere toma otra dirección para verificar el enunciado anterior, para esto nombrará los
hechos sin pretender asignarle una causa.

El primer hecho que ve es al hombre que hace cosas que el resto de los animales no hace
(espíritu, inteligencia). De la misma manera puede decir que el hombre es un animal
racional.

El segundo hecho es compara a dos hombres entre sí, ve que en los primeros momentos
de la vida, tienen exactamente la misma inteligencia, es decir que hacen las mismas cosas
(inteligencia igual).

Mas adelante ve hechos de diferentes: constata que esas dos inteligencias ya no hacen las
mismas cosas ni obtienen los mismos resultados pero no por ello dirá que la facultad de
uno es inferior a la del otro. No dirá que no ha tenido resultados tan buenos porque es
menos inteligente.

En este análisis Ranciere dice que no ha avanzado mucho. Pero si lo suficiente como para
salir del circulo que habla Jacotot. Hacia allí se orientan todos los ejercicios de la
enseñanza universal.

Una vez que se ha dado este gran paso, la necesidad se vuelve menos imperiosa, el niño
se habitúa a aprender a través de los ojos del otro. Ocurre lo mismo con los hombres del
pueblo: desarrollan la inteligencia que las necesidades y las circunstancias de su
existencia les exigen. "El hombre es una inteligencia al servicio de una voluntad". Esta
formula es heredada de una larga historia.

Contra esos pensamientos dominantes, meditaron durante bastante tiempo a cerca del
sentido y de las virtudes que podría tener o volver a tener la vieja máxima socrática, en
cuanto a la respuesta del oráculo acerca de la ignorancia sabia de Sócrates. Cuando el
mismo se cuestiona de no tener conciencia de ser sabio ni poco ni mucho. Se pregunta
por que el oráculo afirma que es el mas sabio quien se inclina a descifrarlo examinando a
aquel sabio (un político) y dialogando con el experimenta la impresión de que muchas
personas creían que ese hombre era mas sabios que otros (opinión), pero que sobre todo
se lo creía el mismo y que en realidad no lo era. Intentando demostrarle que no poseía la
sabiduría que el presumía tener. Así pensando que el era mucho más sabio que el político:
ya que lo que no sabe, tampoco presume de saberlo.

De modo que Sócrates se preguntaba sobre la base del oráculo, si no era mejor ser como
el era: no siendo sabio en la sabiduría de aquellos ni ignorantes en cuanto a su ignorancia,
en lugar de poseer ambas cosas que ellos tienen. Así pues, se contesto a él mismo y al
oráculo también que es mejor para el ser como es. Los presentes crían que el era sabio
respecto a aquellas cosas en que refutaba a otro.

"El mas sabio entre ustedes, seres humanos es aquel que, como yo, ha caído en la cuenta
de que en verdad mi sabiduría no es nada".

Una inteligencia al servicio de la voluntad


Entendemos por voluntad ese retorno sobre sí del ser razonable que se conoce en la
medida en que actúa. Es ese foco de racionalidad, esa conciencia y esa estima de sí como
ser razonable en acto lo que alimenta el movimiento de la inteligencia. El ser razonable
es antes que nada un ser que conoce su potencia, que no miente sobre ella.

"esa voluntad soy yo, es mi alma, mi potencia, mi facultad. Tengo sensaciones cuando
quiero, ordeno a mis sentidos que me las traigan. Tengo ideas cuando quiero, les ordeno
a mi inteligencia que busque… el hombre es una inteligencia al servicio de una voluntad".

La significación es obra de la voluntad, y allí está el secreto de la enseñanza universal de


Jacotot, pero no hay que entender ésta como la llave del éxito de los prodigiosos poderes
de la voluntad. La única insignia que vale, como ya vimos en el método de Jacotot es el
de la igualdad de las inteligencias.

El primer vicio de la inteligencia es la pereza, que no traduce ninguna aventura de la


mente, "no puedo" es un ejemplo claro.Un individuo puede todo lo que quiere,
proclama la enseñanza universal.

El principio de veracidad

Para el principio de veracidad existen


dos mentiras fundamentales: la de quien dice digo la verdad y la de quien afirma no puedo
decir. El ser razonable que retorna a si mismo conoce la nada de esas dos proposiciones,
conócete a ti mismo quiere decir vuelve a ti mismo, a aquello e ti que no te puede engañar.
Tu impotencia no es sino pereza para caminar. Tu humildad no es otra cosa que temor
orgulloso de tropezar ante la mirada de los demás (primer punto de coincidencia-
voluntad).

Este principio de veracidad está en el corazón de la experiencia de emancipación, la


relación privilegiada de cada uno con la verdad. Es el fundamento moral del poder de
conocer.

La mayoría de los pensadores del tiempo entiende la cuestión al revés de Jacotot. Para
ellos, la verdad que exige adhesión intelectual se identifica con el vínculo que mantiene
unido a los hombres.

La verdad es aquello que reúne la sociedad persigue este objetivo con el cual quiere que
el individuo se identifique para alcanzar una percepción justa.

Y en este punto es la diferencia de Jacotot: que la verdad no congrega, lo que congrega a


los hombres es la no agregación, están unidos por ser seres distantes. El lenguaje no los
reúne, los comunica en el esfuerzo y también los une en la comunidad de la inteligencia,
pero esto se logra porque para él el lenguaje es arbitrario.

La verdad existe por si misma; es lo que es y no lo que de ella se dice. El decir depende
del hombre, pero la verdad no.
Lo esencial es no mentir de esta manera, cada uno de nosotros describe en torno la verdad
su parábola.

Por eso Jacotot dice que el método Socrático representa la forma mas temida de
embrutecimiento. Porque el alumno siente que por su cuenta no habría elegido seguir el
camino al cual acaba de ser arrastrado y luego olvida que existen otros senderos, para ser
abiertos según su voluntad en los espacios intelectuales.
CONCLUSIÓN

El sujeto, cada uno de nosotros, debe suponerse capaz, autónomo, emancipado,


suprimiendo las diferencias supuestas. Al preguntársele por coincidencias con la posición
socrática, declara a ésta como "embrutecedora" por excelencia, dado que Sócrates sabía
dónde quería llegar con sus preguntas, logrando que sus discípulos descubrieran la
incoherencia de sus argumentos. Sócrates era el maestro sabio que los guiaba por el buen
camino. Es preciso, en cambio, que el maestro no guíe más, que se declare ignorante. No
transmite ningún saber sino que permanece atento a la búsqueda de éste por sus
estudiantes. Respecto a la relación entre Jacotot y Descartes, Ranciere-
Jacotot consideran que ser y pensamiento configuran una unidad, como los psicólogos
que se referencian en el materialismo histórico del siglo XX, Wallon y Vigotsky,
aunque a diferencia de ellos, parecen suponer al sujeto separado de su medio.

La ideología dominante - dice más adelante también pre-supone la igualdad de las


inteligencias. Para ello cita a Aristóteles:"El esclavo comprende el lenguaje pero no lo
posee" (13).Su uso y comprensión es funcional a que cumpla órdenes. Ranciere- Jacotot
proponen transformar esta situación; que se rompa la dialéctica amo- esclavo, a través de
la autoafirmación del supuesto inferior.

No descarta que haya maestros pero pone como condición que no expliquen, que se
limiten a transferir su voluntad de saber a otras voluntades. Le preguntan entonces por
su relación con el psicoanálisis, a lo cual responde que tendría en común con el
psicoanálisis lacaniano que ambos (analista y maestro) asumen el lugar del "no saber".

El maestro puede ignorar el tema o la disciplina, como Jacotot el holandés o la pintura


mas lo fundamental es la ignorancia de la desigualdad. Supone Ranciere que esto
reestructuraría las relaciones humanas, acabaría con el"No sé, "No puedo" del
menosprecio hacia sí mismo y "Ustedes no pueden, no saben "del menosprecio hacia los
otros. Para mediar en esta relación entre voluntades en vías de emancipación, está el
dispositivo: un libro, un calendario, una plegaria, una herramienta.

Ante su posición frente a las diversidades culturales, responde no poder dar una respuesta
simple, ya que la emancipación siempre es singular y sólo para aquel que piensa que
existe una igualdad fundamental. Rechaza concepciones que resaltan la superioridad de
cualquier tipo de una cultura sobre otra. Por ejemplo las palabras de un aborigen mbyá
"no necesitamos papel porque tenemos la memoria".

Respecto a su posición y a la pedagogía de Paulo Freire, no hay puntos en común. A


Jacotot no le interesa la "concientización", no busca elevar a los pobres en tanto
colectividad. Su respuesta se inscribe en el anarquismo ya que sostiene que la igualdad
no puede institucionalizarse. Freire y Jacotot comparten la idea de la emancipación
intelectual al interior de cada individuo pero se diferencian en que el pedagogo brasileño
tenía un método, un conjunto de medios para instruir a los pobres en tanto clase. Jacotot
se opone a ello.

La actualidad que Ranciere otorga a "El maestro ignorante" es que hoy, más que nunca,
las diferencias entre individuos que son supuestas como socialmente iguales, se basan en
la oposición "primera de la clase" y "atrasada". Incluso el gobierno de los mundialmente
poderosos se explica por su mayor saber y comprensión. Lo más significativo de las
instituciones escolares es que simbolizan globalmente el orden mundial.

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