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Cambios Económicos y Sociales durante el

Desarrollismo

El Aumento en la Economía
A finales de la década de los 50, la economía española estaba al borde del colapso, había:
inflación, déficit comercial, desequilibrio presupuestario y agotamiento de las reservas de Banco
de España. Pero partir de 1957, Franco realizó una pequeña regeneración de los cargos
gubernamentales, obteniendo así una plantilla más cualificada profesionalmente que sus
antecesores. Esto les ganó el nombre de tecnócratas. Para ellos, el modo de hacer perdurar el
franquismo era realizar una serie de reformas administrativas y económicas en lo que se conoció
como desarrollismo.

Además, se recurrió a organismos internacionales, los cuales produjeron la aceptación de


medidas correctivas, las cuales quedaron enmarcadas en el Plan de Estabilización (1959)
teniendo, principalmente, 3 objetivos: la estabilización de la economía, la liberalización de la
economía interior y la liberalización de la economía exterior. Explicados en este esquema:

Posteriormente se emprendieron planes de desarrollo económico y social, y se promulgaron 3


planes cuatrienales (1964-1975) controlados por una comisaría del Plan de Desarrollo al mande
de la cual estaba Laureano López Rodó. Estos planos generaron de vías de actuación: las acciones
estructurales (encargada de las deficiencias de la industria) y los polos de desarrollo (encargados
de la promoción de nuevas industrias). Pese a todo, los resultados fueron bastante escasos, dada
la ineficacia de las inversiones.

También se inició una reforma fiscal que resultó ser insuficiente, ya que las mayores cargas
fiscales afectaban a los impuestos indirectos. Por lo que el ministerio de Hacienda se limitó a
controlar el déficit y el gasto público. Durante este periodo se invirtió en ministerios dedicados
a los servicios sociales y a infraestructuras en detrimento otros más tradicionales, mostrando
una modificación de las prioridades estatales.
En cuanto a la industria, supuso la principal fuente de expansión económica, aumentando a una
media del 10% por año. El auge de este sector se debe a la importación de maquinaria, a la
inversión extranjera y a los bajos salarios. Además, se diversificó la producción prácticamente
todos los sectores, y si bien los núcleos industriales (Cataluña y País Vasco) mantuvieron su
hegemonía, se industrializaron áreas nuevas.

El sector agrario también experimentó una transformación drástica, siendo así que en los años
sesenta se produjo la llamada “crisis de la agricultura tradicional”, que abrió el paso hacia la
mecanización y la intensificación de los cultivos. Al mismo tiempo las explotaciones ganaderas
se modernizaron. Tanto el auge de la industria como la modernización del sector primario (con
su respectiva reducción de la mano de obra necesaria) provocó un éxodo rural.

Junto a estas transformaciones, se incrementó notoriamente la importancia de los servicios


debido:

-Al aumento del comercio exterior, que se incrementó enormemente tanto en las importaciones
como en las exportaciones, los cuales ampliaron la gama de productos con los que comerciar.
-A la intensificación del turismo. .

-A la urbanización producto de la migración a las ciudades. .

-Y a la mejora de los medios de transporte, que se volvió una necesidad con el aumento
demográfico.

La construcción también experimentó un crecimiento dados los flujos migratorios y el


incremento del turismo. Al mismo tiempo, el sector bancario, que invirtió en industria, otorgó
créditos (con intereses), etc. Llegó a controlar más del 80% de los recursos financieros del país.

Si bien la economía nacional experimentaba un crecimiento innegable, se había vuelto


tremendamente dependiente de factores externos, precisaba de importaciones, inversiones, …
Por lo que, ante la falta de recursos públicos, la incapacidad para llevar a cabo una reforma fiscal
efectiva o de construir infraestructuras capaces de fortificar el crecimiento económico, hicieron
que la crisis económica de 1973 afectase gravemente a la nación.
Cambios Demográficos y Sociales

Al éxodo rural fruto de la prosperidad de la industria y de la mecanización del sector primario


que supuso el traslado de casi 5 · 106 de personas de una provincia a otra más productiva
(Madrid, Cataluña, País Vasco, …), hay que sumarle los movimientos migratorios que
supusieron la emigración de 1,5 · 106 españoles al extranjero y el crecimiento demográfico
que aumentó en un 18% aproximadamente la población española producto del descenso de la
mortalidad (mayormente la infantil) y el aumento de la tasa de natalidad.

Como consecuencia se incremento la densidad poblacional en los núcleos urbanos receptores,


sobre todo de gente joven. Por el contrario, en las zonas emisoras hubo un proceso y
despoblación que además de reducir la densidad poblacional, aumento considerablemente la
edad media de sus habitantes.

El nuevo paradigma social de la población urbana, trajo consigo una variación ocupacional, el
número de asalariados se incrementó junto al de autónomos, funcionarios y profesionales
liberales. Al mismo tiempo la clase media ganaba importancia y se abría paso una nueva
burguesía urbana.

Por primera vez en España, había más obreros industriales (que pasaron de abarcar el 24% al
38%) que de labradores (que pasaron de abarcar el 50% al 21%). Para 1975, había 4 · 106
obreros, los cuales representaban la mitad de los activos asalariados en España
distribuyéndose mayoritariamente en las zonas más industrializadas.

El aumento salarial en el sector industrial y de servicios que se produjo durante la década


aumentó tanto la renta per cápita como la familiar, llegando a duplicar la media del consumo
de bienes y servicios de los ciudadanos entre 1960 y 1973. Este desahogo económico también
afectó a la distribución del gato familiar, haciendo que el porcentaje de fondos destinados a
alimentación se redujese, y se aumentasen el doméstico, de vivienda o de ocio.
Proceso de Urbanización
Los cambios sociales y demográficos de la 2ª mitad del S.XX, además de ser tremendamente
rápidos, estuvieron altamente desorganizados, sin casi supervisión estatal ni por las
administraciones locales. En consecuencia, hubo un proceso de urbanización desordenado con
nuevos barrios sobrepoblados y notorios desequilibrios económicos entre regiones.

Dada la magnitud del fenómeno migratorio que sobrepasó en gran medida las previsiones
oficiales, muchas demandas de vivienda, de infraestructuras y de servicios públicos quedaron
desatendidas a medida que aumentaba la población de las ciudades.

Por contraparte, la España rural se distanció cada vez más de la industrializada. Pues mientras
en regiones como Cataluña o el País Vasco la economía florecía y la población se regeneraba,
otros lares como Extremadura o las Castillas (vieja y nueva) sufrieron un deterioro económico y
un envejecimiento de la población progresivo.

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