Sie sind auf Seite 1von 28

VICTIMOLOGIA EN LA CIENCIA PENAL

DELITO Y AMBITO SOCIAL

La victimología es el estudio de las causas por las que determinadas personas


son víctimas de un delito y de cómo el estilo de vida conlleva una mayor o
menor probabilidad de que una determinada persona sea víctima del mismo. El
campo de la victimología incluye o puede incluir, en función de los distintos
autores, un gran número de disciplinas o materias, tales
como: sociología, psicología, derecho penal y criminología.

La Victimología es una ciencia que estudia científicamente a la víctima y su


papel en el hecho delictivo.

El estudio de las víctimas es multidisciplinar y no se refiere sólo a las víctimas


de un delito, sino también a las que lo son por consecuencia
de accidentes (tráfico),desastres naturales, crímenes de guerra y abuso de
poder. Los profesionales relacionados con la victimología pueden
ser científicos, operadores jurídicos, sociales o políticos.

La victimología es la ciencia que estudia a las víctimas. Indaga en las razones


por las cuales alguien puede ser víctima de un delito, un accidente de tránsito,
un desastre natural o el abuso de poder. Aborda su personalidad y sus
características biológicas, psicológicas, morales, sociales y culturales, como así
también las conductas en su estilo de vida que podrían favorecer este rol
(victimogénesis).

Para el estudio de la víctima individualmente (microvictimización) o del conjunto


de las víctimas (macrovictimización) se vale de otras ciencias y disciplinas tales
como la sociología, la psicología, el derecho penal y la criminología.

Si bien el concepto de víctima es tan antiguo como el crimen mismo, su


significación fue cambiando con las épocas.

El estudio de las víctimas puede realizarse desde la perspectiva de una víctima


en particular o desde un punto de vista epistemológico analizando las causas
por las que grupos de individuos son más o menos susceptibles de resultar
afectadas.

El estudio de la victimología no se limita sólo a la víctima, por lo que deben


analizarse tres niveles:
El primero se denomina individual, cuyo objeto de estudio es la víctima, su
personalidad y características. El segundo nivel es el conductual, en el cual, se
estudia la conducta aislada de la víctima con relación a la conducta criminal.

Finalmente está el tercer nivel, denominado general, en el que debe estudiarse


el fenómeno victimal, como suma de víctimas y victimizaciones.

En el fondo esta situación de conflicto entre realidad y teoría, e incluso entre las
distintas orientaciones teóricas no son mas que una manifestación de los
profundos conflictos de carácter social a los que ni el legislador, ni la
administración, ni la literatura pueden sustraerse.

Por ello, ante los proyectos de programas de defensa a las víctimas cuya
valoración inicialmente no puede dejar de ser muy positiva surge siempre la
duda de si no serán estrategias meramente políticas.

Lo cierto es que en la investigación victimológica se advierte una clara


diferencia de enfoque cuando la persona que realiza la investigación es un
hombre o una mujer. Es sin embargo una disciplina en ciernes donde aún está
prácticamente todo el camino por andar, un camino que afecta a las bases de la
estructura social y a las propias bases del sistema penal.

El objetivo de los estudios victimológicos es, generalmente, la víctima del delito.

En este sentido cabe distinguir entre lo que podríamos denominar "victimización


derivada del delito", es decir, aquel proceso por el que a una persona se le
convierte en víctima de una conducta tipificada por el ordenamiento jurídico
como delito, de las que se podrían denominar "victimización no derivada del
delito y victimización social". Existen multitud de conductas socialmente
admitidas y jurídicamente permitidas que presuponen la desigualdad entre el
hombre y la mujer, la superioridad de aquél sobre ésta y que, además,
comportan o conllevan actuaciones que atentan incluso gravemente contra
bienes jurídicos importantes, de forma que si tal conducta afectará a un hombre,
estaría fuertemente desvalorada, bien social, bien jurídicamente. Más bien al
contrario, los victimizadores actúan cumpliendo las normas del rol social que
desempeñan. En este caso, incluso existen supuestos donde lo que "está bien"
es colocar a la víctima en ese lugar y son las propias instituciones las que
colaboran al mantenimiento de esa injusta -desde un punto de vista material-
situación. En este sentido, es plenamente válida aquella observación según la
cual "lo injusto no es siempre lo ilegal".
En este sentido puede distinguirse entre la victimización no derivada del delito,
generalmente fundamentada en una situación de victimización social, de la
propia "victimización social" realizada por el abuso injusto e insolidario de la
prepotencia económica y social frente a grupos marginados o especialmente
débiles.

Los estudios y avances científicos en el ámbito victimológico no pueden ser


olvidados o pasar desapercibidos para el derecho penal aunque en este ámbito
no se opere con el concepto de víctima, sino con el de sujeto pasivo. Así en los
últimos años se intentan relacionar ambos conceptos (Victimología y Derecho
Penal) en lo que se denominaría "dogmática orientada al comportamiento de la
víctima" o "victimodogmática". Desde esta orientación se trata de analizar la
intervención de la víctima en la génesis de los fenómenos criminales.

Sin entrar en grandes profundidades, se constata así la incidencia de la víctima


en la criminalización, en la medida en que es a través de la denuncia de la
víctima que prácticamente el 90% de los delitos llegan a conocimiento de los
tribunales. Además, aunque la víctima no interviene en el ámbito penal, en
algunos delito juega un cierto papel. Así sucede con los que se denominan
delitos dependientes de instancia privada, que exigen querella o denuncia de la
parte agraviada o de quién pueda representarla. En estos delitos, considerados
tradicionalmente de carácter privado, frente al carácter público de los restantes,
se otorga a la víctima la posibilidad de decidir sobre la incoación del proceso y
su prosecución y se otorga también relevancia a su perdón, que extingue la
pena.

Pero la cuestión que ahora más nos interesa es aquella que analiza los
problemas sobre la corresponsabilidad de la víctima en la producción del delito.

Y aquí vuelven a aparecer el concepto de víctima provocadora que se puede


prestar a una utilización errónea o, por lo menos, interesada.

La cuestión que se plantea la doctrina es si se puede atenuar o eximir de pena


al autor de un delito cuando la conducta imprudente de la víctima ha propiciado
o agravado el resultado (de hecho así lo propuso Mendelsohn en sus primeras
obras). La doctrina de la imputación objetiva admite que la conducta posterior
negligente del autor impida la imputación objetiva del resultado más grave. Así
por ejemplo, quién atropella a un peatón ocasionándole una leve herida, no es
responsable de la muerte por infección si el peatón se ha negado a ser tratado
médicamente.

Más problemática es la cuestión de la incidencia de la "conducta imprudente de


la víctima" antes o en el momento de la comisión de un delito, sobre todo
cuando éste es doloso. Las cuestión que analizada en términos generales
puede parecer aséptica y hasta razonable, deja de serlo cuando se aplica a los
delitos en concreto, porque los ejemplos donde la víctima interviene
"activamente" en la comisión del delito suelen ser escasos: la estafa y los
delitos contra la libertad sexual.

Es en este último ámbito donde cobran mayor relevancia aquellas doctrinas que
consideran que cuando la comisión de un hecho se ha visto favorecida por la
falta de control sobre el sujeto activo o por haberle estimulado a cometerlo, se
debe proceder a atenuar o incluso a excluir la pena del autor, que ha de
compartir su responsabilidad con la de la víctima.

Esta orientación tiene un grave inconveniente y es que puede servir para


fundamentar teóricamente aquellas prácticas judiciales que exculpan a los
violadores o agresores sexuales porque consideran que la víctima actuó de
forma imprudente al "pasear sola de noche" o al admitir tomar unas copas con
unos desconocidos, etc. y que tal conducta, por ser provocativa, "explica"
cuando no justifica, la actuación del agresor.

VICTIMIZACIÓN PRIMARIA
Es una experiencia individual, directa de la víctima en el delito, esta experiencia
supondrá diversas consecuencias en la víctima, de índole física, psíquica,
económica, social, etc.

Tras la comisión del delito, los daños que pueda sufrir la víctima, no sólo
pueden ser daños físicos, sino que también un severo impacto psicológico. Tras
una agresión la víctima se siente impotente con miedo a que la agresión se
repita (ansiedad, angustia o abatimiento), e incluso sentimientos de culpabilidad
con relación a los hechos.

La respuesta de la sociedad no siempre es solidaria, en el mejor de los casos


compasión.

VICTIMIZACIÓN SECUNDARIA
No es la relación víctima agresor, sino la relación de la víctima con el sistema
jurídico penal.

Eso supone una segunda experiencia, puede ser más cruel que la victimización
primaria, porque el contacto de la víctima con la administración de justicia,
despierta sentimientos de índole variada (perder el tiempo, malgastar el dinero,
ser incomprendida, no se le escucha...). En muchas ocasiones las víctimas
tienen el sentimiento de convertirse en acusada (delitos de violación).
La victimización secundaria es más perniciosa que la primaria, es el propio
sistema el que victimiza a quien solicita ayuda, justicia, protección.

No es extraño que en la Ley 35/1995 el 11 de Diciembre, Ley sobre ayudas y


asistencia a las víctimas de delitos violentos y contra la libertad sexual, se alude
a la exposición de motivos a la victimización secundaria. A nivel legislativo se
contempla a partir de 1985, el comité de ministros del consejo de Europa,
establece una serie de recomendaciones:

Cuando la víctima se dirija a la policía, sea tratada de tal forma que no sufra
ningún daño psíquico adicional.

Se informe a las víctimas sobre ayudas materiales que puede recibir por parte
de la administración.

Se recomienda que la víctima sea interrogada de una manera cuidadosa y


considerada.

Todo esto ha dado pie a diversos programas. Programas de prevención,


asistencia, reparación y tratamiento a las víctimas.

1. Programas de asistencia inmediata: están dirigidos a paliar las


consecuencias primarias del delito, los destinatarios son colectivos específicos
(ancianos, niños, mujeres violadas...). Suelen correr a cargo de la
administración.

2. Programas de reparación o restitución a cargo del propio infractor. Es el


infractor quien mediante el pago de una cantidad o la realización de una
determinada actividad tratará de corresponder reparando el daño que ha
causado. Este programa se introdujo en Gran Bretaña y en EE.UU., en el
Código Penal español de 1995, se introduce este programa pero de forma
difusa.

3. Programas de compensación a la víctima. Es cuando interviene la


administración pública (Ley del 95). Está basada en la idea de solidaridad social
hacia la víctima inocente. Hay una necesidad de que el estado asuma unos
costos, que tiene su origen en el fracaso del estado en la prevención del delito.

4. Programas de asistencia a la víctima testigo. Dirigidos a la víctima que ha de


actuar como testigo en el proceso penal, se informa y asesora a la víctima
testigo y al mismo tiempo se la protege de la coacción y del posible impacto
negativo de los agentes del control social formal.
MODELO DE ENFRENTAMIENTO SOCIAL de DUSSICH, 1988

Este modelo pretende dar explicación a la dinámica por la que los individuos se
enfrentan con los problemas en su medio ambiente, renombrado como “medio
de enfrentamiento”. Según Dussich existen cuatro fases del proceso de
enfrentamiento aplicado a la victimización:

1. FASE PREVENTIVA: Conciencia de la posibilidad de un problema. Será


vulnerable quien no sepa anticipar razonablemente un problema.

2. FASE PREPARACIÓN: Conciencia y definición de un problema real. Será


vulnerable quien no realice esfuerzos de preparación ante el problema
inminente, valorando sus recursos y ensayando el enfrentamiento.

3. FASE DE ACCIÓN: Ocurrencia del evento. Aquí se predica la vulnerabilidad


de la persona inhábil para el enfrentamiento. Se incorporan aspectos de
“desamparo aprendido” y una expectativa de vulnerabilidad reforzada por la
sensación de carencia de control.

4. FASE DE REVALORIZACIÓN: Término del enfrentamiento. En ella, la


víctima con potencial de mejora aborda un “enfrentamiento secundario” que no
se produce en el caso de la víctima sin recursos de enfrentamiento sinal. Ésta
no revalorará la situación, negándola, evadiéndose, frustrándose, etc.

Según este modelo la victimación depende de dos factores:

a) la vulnerabilidad por la naturaleza objetiva del problema;


b) la vulnerabilidad por incapacidad de enfrentar un evento amenazante debido
a una falta de recursos adecuados.

Este modelo ha recibido apoyo dado su utilidad y aplicabilidad en términos de


prevención secundaria y terciaria ya que se basa en la potenciación de
habilidades de enfrentamiento social (como fuente preventiva).

MODELOS DE OPORTUNIDAD

Dada la extensión del tema, consideramos oportuno resumir este punto,


limitándonos a esbozar la idea principales del mismo y mostraros los principales
modelos de oportunidad.

Los modelos de oportunidad se basan en la idea de generar situaciones (en


base a distintos factores) que propician la victimización, por ejemplo, el estilo de
vida que lleve la víctima (actividad laboral, económica, zona de vivienda, de
ocio, etc.) o sus actividades rutinarias.

El modelo de oportunidad basado en el estilo de vida (Hindelang, Gottfredson y


Garofalo, 1978)
Tras una exhaustiva investigación cuantitativa los autores, en base a los datos
obtenidos, extraen la siguiente conclusión: la victimación no se distribuye al
azar sobre el tiempo y el espacio, hay espacios de alto riesgo y períodos de alto
riesgo (Garofalo, 1987).

Este modelo vincula la probabilidad de ser victimizado al concepto estilo de


vida. Dicho concepto comprende una serie de factores exógenos (relacionados
directamente con un modus vivendi arriesgado).

Es decir, la probabilidad de que un sujeto sea victimizado dependerá


básicamente de cuánto esté expuesto a lugares y horarios de riesgo, así como
a las asociaciones con individuos potencialmente delictivos, siendo el modo de
vida el factor moldeador de dichas situaciones.

El modelo de las actividades rutinarias (Cohen y Nelson, 1979)


Este modelo es el paso siguiente al modelo anterior y se basa en la idea de
oportunidad cotidiana que brindan las actividades sociales. Desde este modelo
explicaríamos las tasas de criminalidad en relación con los patrones de
actividad cotidiana rutinaria. Este planteamiento teórico ha demostrado su
enorme eficacia explicativa de la victimología.

Algunos conceptos vinculados son:

Actividades rutinarias: los autores las definen como aquellas actividades


recurrentes y frecuentes, que satisfacen las necesidades básicas de la
población y de los individuos, cualesquiera que sean su origen cultural o
biológico.

Factores de victimación: Este modelo define la victimización como área espacial


y temporal de convergencia de tres factores identificables:

a) Criminales motivados
b) Blancos preferenciales de victimización
c) Ausencia de guardián eficaz para prevenir la victimización.
REACCIONES SOCIALES FRENTE A LA VICTIMACIÓN

Sabemos que la sociedad participa activamente en la victimación secundaria de


las víctimas culpabilizándolas por su condición de víctimas.

Según Lerner (1980) podemos explicar este fenómeno a través de la llamada


Creencia en el Mundo Justo. La creencia justicialista parte de una doble
premisa:

1. Las cosas malas sucederán a las personas malas y,


2. Las cosas malas suceden a “quienes se comportan mal”.

De este modo la sociedad, utilizando la distorsión cognitiva o las acciones


prosociales, se autoprotege de la victimización (ya que, al no considerarse
personas malas consideran que ellas no se convertirán en víctimas; idea irreal
pero de efecto “curativo”).

LA SEDUCCION QUE EJERCE EL DELINCUENTE

La escuela clásica se ocupó medianamente del delincuente pero no se


concentró en él. Es claro que tras este, su capacidad de obrar. En todo acto
jurídico hay seres humanos que realizan o dejan de hacer. Obviamente, una
cosa es el delincuente desde el plano óntico y técnico – jurídico como sujeto
activo del delito, y otra su composición humana, que piensa, siente y es posible
de motivaciones racionales e irracionales, afecciones y defecciones y el todo
inmerso en sus creencias, su marco social y cultural que casi siempre lo
determina. La ciencia penal y, por cierto, la normativa jurídica se centra más en
el delito que en el hombre.

Mientras se marchaba raudamente hacia el Olimpo penal, apareció Lombroso,


que no era jurista sino medico de cárceles y antropólogo, para centrar la
elucubración en el principal actor del drama penal: el hombre delincuente, el
“protagonista”, como diría después Ferri.

La pasión de Lombroso era de fijar estigmas somáticos que condicionaban al


delincuente. A medida que avanzaba en sus investigaciones, pretendía
hallazgos que exponía con singular vehemencia cual si fueran determinismos
cosmológicos. Se dice que Lombroso obedecía las lealtades de un sistema
sociopolítico necesitado, premisamente, en determinar la tajante separación
entre los réprobos y los elegidos. Había estudiado al loco, y al hacerlo con
delincuentes encontró puntos de similitud. No en balde locos y criminales se
reclutaban para ser estudiados en los mismos establecimientos penales donde
solían yacer conjuntamente.

Es con Ferri y con Garófalo que la escuela positiva italiana acrecienta el


estudio del delincuente, de las causas del delito, de los tratamientos más
adecuados. El hombre pasó a ser pulpa y epicentro de toda investigación penal.

Había nacido la criminología. Cuyo estudio después disminuyo. Y hoy, al menos


en América latina y en buen parte de Europa, es escamoteado al estudiante
universitario como disciplina sistemática porque atreves de ella se observan, al
margen de las motivaciones y causalismo delictual, siluetas ideológicas de los
sistemas políticos y los factores del control social que perfilan y definen. Da la
impresión de que es preferible seguir en la creencia de que quien rompió las
pautas del control social, a veces efectuando una revolución privada
denominada delito, es un azote social, un monstruo apocalíptico, carroña,
flagelo, de todo menos hombre.

Lombroso y sus seguidores vendrán a decir en esencia que el delincuente y el


ser humano objeto de investigación forman parte indisoluble del plano penal. En
la naturaleza del delito esta la naturaleza del delincuente y la descripción del
marco social de pertenencia.

La escuela positivista no se lo propuso directamente pero signo crimen como


una expresión de psicopatía social. Como una enfermedad social con etiología
que concernía tanto al hombre en si como al contexto social. Y esa anormalidad
había que combatirla más allá de las propias leyes.

El delito, entre tanto, no es un hecho normal se da consecuentemente en la


sociedad.

La criminología vendrá a expresar que, tal como lo advierte, es exactamente lo


contrario. Solo tiene constancia en el tiempo, cual una enfermedad comunitaria
que es preciso prevenir y combatir con elementos idóneos y para ello será
necesario conocer y superar la ideología político – social en donde se
desarrolla.

TEORÍAS VICTIMOLÓGICAS
Los estudios entorno a la victimología (causas, prevención, actuación, etc.) se
enfocan desde tres vertientes posibles que a lo largo de este tema iremos
analizando:
a) La vertiente identificativa y comprensiva de específicas tipologías de
víctimas.

b) La vertiente identificativa y comprensiva de modelos de victimación;

c) La vertiente identificativa y comprensiva de modelos de revictimación o


victimación múltiple.

DESARROLLOS TIPOLÓGICOS

Empezamos analizando la primera vertiente. Antes de empezar a desarrollarla


es necesario que entender el concepto Tipología.

TIPOLOGÍA:

Esquema clasificatorio que ayuda a entender qué tiene en común un grupo y


como se distingue de otros. Es un sistema de clasificación en base a
características comunes entre aquellos que configuran la categoría.

¿Cuál es el interés (valor, importancia) de una tipología?


Se ha aducido a la importancia de la elaboración tipológica sobre la base de su
innegable valor heurístico, siendo eficaces y operativas tanto para la teorización
y planteamiento de modelos sobre victimación como para ilustrar las categorías
penales acuñadas en torno a las víctimas. A tales efectos son valores
relevantes en una tipología la coherencia interna, el respaldo empírico, la
utilidad legal y la capacidad de integración y correlación teórica (Serrano Maíllo,
2004). Tanto la víctimo-contribución como vulnerabilidad son, efectivamente,
nociones con presencia en las normativas penales (que en el ámbito español
han estudiado autores como Landrove Díaz, 1990, Herrera Moreno, 1996 y
Tamarit Sumalla, 1998).

Destacamos la importancia de la objetividad de las tipologías propuestas.


Pensad que no podemos establecer una tipología en base únicamente a
nuestra percepción, sensación personal (en general, subjetividad). Muchas de
las tipologías victimales existentes han sido criticadas en base a esta falta de
objetividad. Además con el surgimiento de una nueva victimología contraria a la
culpabilización de las víctimas, muchas de las tipologías han caído en desuso o
desprestigio (justamente por basarse en la culpabilización de la víctima). A
pesar de ello, no podemos negar su valor en base a la posible utilidad como
herramienta de prevención.
Podemos hablar de dos grandes enfoques clasificatorios en torno a las
víctimas, éstos enfoques vienen marcados por las tipologías de Mendelsohn y
Von Henting respectivamente: contribución o coadyudancia activa de la víctima
al delito (recordad el concepto de culpabilidad correlativa), y la proclividad,
propensión o vulnerabilidad de la víctima.

LOS EJES TIPOLÓGICOS DE LA CONTRIBUCIÓN Y LA VULNERABILIDAD

Veamos a qué refieren estos dos enfoques clasificatorios y que entienden por
contribución y vulnerabilidad:

a. La contribución de la víctima: Estas clasificaciones están vinculadas a la


Victimología positivista, previamente si hacéis memoria, la víctima era sólo un
sujeto pasivo (pensad en la vinculación con el derecho Penal), desde la
victimología del acto (positivista) se pretende cambiar dicha concepción,
atribuyendo un grado de participación en el delito a la víctima (contribución
victimal).

Esta línea clasificatoria fue muy productiva hasta la llegada de la Victimología


de la crítica a la contribución (victimal).

b. La vulnerabilidad de la víctima: sin duda alguna el inicio de estas


clasificaciones lo marcó von Henting. Hoy en día su clasificación queda
descartada por su determinismo (muy cercano al determinismo Lombrosiano
sobre el reo nato) al hablar de victima nata. A pesar de ello, la contribución de
su clasificación como enfoque sigue vigente. No cabe duda que las tipologías
basadas en rasgos de riesgo, propensión o vulnerabilidad aportan la ventaja de
su carácter multiaxial (es decir incluir distintos ejes clasificatorios: de carácter
psicológico, cultural. Socio-económico, etc.).

En términos victimológicos, la condición de víctima tradicionalmente ha sido


sometida a tipologías de vulnerabilidad personal, relacional y contextual
(Herrera Moreno, 1996); en la actualidad también se atiende a la vulnerabilidad
social dadas las condiciones precarias, de exclusión, etc. de ciertos grupos
específicos.

TIPOLOGÍAS BASADAS EN LA CONTRIBUCIÓN VICTIMAL

En este apartado os presentamos algunas de las tipologías basadas en el


concepto de contribución victimal formuladas por distintos autores:
A. TIPOLOGÍA DE JIMÉNEZ DE ASÚA:

Este autor distingue entre distingue entre víctimas indiferentes o fungibles y


determinadas o infungibles:

a) Indiferentes (Fungibles): pueden ser cualquiera y es elegida al azar por el


criminal. (no contribuyente)

b) Determinadas (Infungibles): el criminal escoge a la víctima específicamente;


por lo tanto son las víctimas contribuyentes. Despliega esta categoría en:

- Víctimas resistentes: Categoría que ha su vez subdivide en:

1. víctima resistente o de explícita resistencia;

2. víctima presuntamente resistente (que refiere aquellas víctimas cuya


resistencia se conjetura, o incluso se presupone legalmente, aunque no haya
ocurrido margen alguno de oposición, como sería el caso del envenenado o
inconsciente.

- Víctimas coadyuvantes: participan activamente en el delito; por ejemplo en el


caso de la eutanasia, la estafa, etc. Esta categoría supone para el autor un
posible motivo de atenuación de la pena o privación de compensación a la
víctima en el plano civil dada su “culpa concurrente” (contribución).

B. TIPOLOGÍA DE FATTAH:

Este autor elaboró su clasificación atendiendo a una posible distribución gradual


de responsabilidad (de la víctima) según el comportamiento de la misma.
Estableció 5 posibles tipos:

1) La víctima no participante: no contribuye en la agresión.


2) La víctima latente o predispuesta: tiene cierta inclinación a ser víctima por
diversos factores (predisposiciones):
- Predisposiciones biopsicológicas: la edad, estado físico, sexo, incluso el
alcoholismo
- Predisposiciones sociales: profesión, condición económica, forma de vida
- Predisposiciones puramente psicológicas: desviaciones sexuales, negligencia,
avaricia, confianza e incluso la vanidad
3) La víctima provocativa o precipitadora: incita al criminal a cometer el delito
4) La víctima participante, con actitud facilitadora: es aquella que interviene
mediante una actitud pasiva o facilitando la acción
5) La víctima falsa: de carácter simulatorio.
C. TIPOLOGÍA DE JOUTSEN:

El autor establece su clasificación en dos ejes:


a) Eje vinculado a la autoría:
i. Víctima concienzuda o diligente: paradigma de víctima ideal; irreprochable.
ii. Víctima facilitadora: aquella que facilita el delito por omisión preventiva.
iii. Víctima invitadora: aquella que asume de forma temeraria el riesgo y no es
precavida.

b) Eje vinculado a la intencionalidad:


i. Víctima provocadora: realiza una acción esencial de inicio de hostilidades.
ii. Víctima consentidora: asume el daño victimizador.
iii. Víctima instigadora o promotora: aquella que facilita de forma directa el delito
hasta el punto de ayudar en su comisión.
iv. Víctima simuladora: aquella que falsea sobre la comisión de un delito.

D. TIPOLOGÍA DE KARMEN:

Este autor basa su clasificación en torno a las medidas de precaución


observadas en las víctimas, estableciendo su tipología en una escalada gradual
en función de las mismas. El resultado:

- Víctima precavida y sin culpa: aquella que es diligente en autoprotección.


- Víctima convencionalmente cautelosa: que no acierta a adoptar medidas
especiales de precaución.
- Víctima facilitadora y negligente.
- Víctima precipitativa-incitadora.
- Víctimas provocadoras-conspiradoras.
- Víctimas insidiosas-simuladoras.

TIPOLOGÍAS DE CONTRIBUCIÓN/VULNERABILIDAD

Estas categorías mantienen la perspectiva de contribución victimal pero


añadiendo aspectos de vulnerabilidad bi-psico-sociales (influencia de von
Henting). A continuación os mostramos algunas de las más destacadas
formuladas por distintos autores:
A. TIPOLOGÍA DE SCHAFFER:

El autor establece una clasificación en base a siete categorías de víctimas.


Dicha clasificación tiene sus pilares en el concepto de coadyuvancia
victimológica, pero además el autor incluye aspectos de vulnerabilidad:
- Víctimas no implicadas
-Víctimas provocativas
- Víctimas precipitadotas
- Víctimas biológicamente débiles
- Víctimas socialmente débiles
- Víctimas-victimarias o autovictimizadoras
- Víctimas políticas
B. TIPOLOGÍA DE GULOTTA:

Basándose en un enfoque de tipo psicológico-psiquiátrico. El aspecto novedoso


y destacado de dicha clasificación es la diferenciación que establece entre la
concepción de contribución victimal y la concepción de víctima mendaz o
ilusoria vinculada a categorizaciones psiquiátricas.

B. TIPOLOGÍA DE NEUMAN:

Este autor atiende tanto al concepto de contribución victimal como a los factores
de riesgo. De igual modo vincula a las víctimas con el contexto social del hecho
delictivo. En su categoría podemos distinguir entre:
- Víctimas individuales
- Víctimas familiares
- Víctimas de la sociedad o del sistema social

C. TIPOLOGÍA DE LANDROVE DÍAZ:

Los pilares de su clasificación son el binomio: participación/infungibilidad vs. no


participación/fungibilidad. Donde las víctimas de terrorismo o por azar se sitúan
en el primer grupo y entre las segundas establece una clasificación gradual en
función de la cooperación y el grado de consentimiento.
A parte de este tándem tipológico habla de víctimas familiares, colectivas,
vulnerables, simbólicas y falsas.
TIPOLOGÍAS DE VULNERABILIDAD SOCIAL

A raíz de las corrientes críticas, surgen una serie de tipologías que denuncian
los procesos de amparo estatal (los cuáles estos autores consideran selectivos)
que permiten marginar ciertas categorías de víctimas.

A. TIPOLOGÍA DE BERISTAIN:

El autor insiste en la necesidad de abordar las victimizaciones derivadas de


estructuras políticas injustas. Habla de:
- Macro-victimización: en referencia a la victimización causada por desamparo
estatal.
-Micro-victimización: el círculo clásico de víctimas convencionales, amparadas
por el estado.

B. TIPOLOGÍA DE POLAINO NAVARRETE:

Aunque el autor no formalizó su tipología, Polaino identifica cuatro fuentes de


indefensión de víctimas, desde perspectivas de denegación de status normativo
que derivan en:
- Víctimas institucionales
- Víctimas jurisdiccionales
- Víctimas parlamentarias
- Víctima internacional

C. TIPOLOGÍA DE ZAFFARONI:

Para el autor existen dos rangos de vulnerabilidad social correlativos: la


vulnerabilidad a la criminalización y la vulnerabilidad a la victimación.
El concepto de vulnerabilidad a la victimación atiende al enfoque socio-
económico marcador de desigualdad y discriminación. Según el autor hay
víctimas y víctimas, que en palabras propias de Zaffaroni serían:

- Víctimas primarias;
- Víctimas primarias secundariamente victimizadas por la selección institucional.

D. TIPOLOGÍA DE SCHNEIDER:

Este autor establece tres tipos de víctimas:


- Víctimas socio-estructurales
- Víctimas culturales
- Víctimas institucionales
MODELOS TEÓRICOS SOBRE LA VICTIMACIÓN

En palabras de Dussich (pág.95, 1998). La teorización y modelado victimológico


de hipótesis, constituye una auténtica necesidad científica, en cuanto ofrece el
estudio de un marco de referencia orientador, tanto como la integración de los
conocimientos, aportando bases que favorezca posteriores avances científicos.

Muchos son los modelos que han surgido, como síntesis utilizamos los diez
conceptos básicos que, según Fattah (Fattah, 2000, pág. 30 y sigs.) están
presentes en los modelos de descripción y prevención de la victimización
criminal (Herrera, 2006):

1. La oportunidad (relacionada con los rasgos de víctima potencial)


2. Los factores de riesgo sociodemográfico(edad, género, lugar de residencia)
3. La orientación del infractor, en cuanto selector de víctimas.
4. La exposición al riesgo, por el contacto con figuras o situaciones
potencialmente peligrosas.
5. Las asociaciones, como transacciones determinadas por la homogeneidad o
propincuidad entre los colectivos de víctimas e infractores.
6. Los contextos espacio-temporales portadores de riesgo (en cuanto hay una
distribución explicable y estratificada de los lugares y momentos peligrosos).
7. Los comportamientos arriesgados (factores de invitación, provocación o
negligencia autopreventiva de la propia víctima).
8. Las actividades de alto riesgo, especialmente relacionadas con el ocio o el
modo de ganarse la vida. (prostitución, jóvenes y noctambulismo, policías, etc.).
9. Los comportamientos defensivos y evitativos.
10. La propensión de carácter estructural o cultural, que asocia
inequívocamente aspectos de deprivación y miseria con niveles de riesgo.

PERSPECTIVAS VÍCTIMA-OFENSOR

A continuación describimos algunas teorías que analizan de distintas formas un


mismo suceso: la interacción entre víctima y ofensor.

TEORÍA DE LOS CICLOS VICTIMOLÓGICOS

Zieguen-Haguen en 1977 propone un modelo psicológico (de los ciclos de


victimación) fundamentado en los modos de armonización de los respectivos
factores psicológicos, criminales y victimales, que predisponen,
respectivamente, al riesgo criminal o victimal. Destacando como factor principal
las combinaciones entre tipologías de víctimas y de ofensor para la producción
del hecho delictivo.
Según este autor es esencial establecer la clase de combinación necesaria
entre el tipo psicológico del autor y de la víctima para que la victimización se
lleve a cabo.

Según el autor se trata de ciclos victimológicos que interaccionan con ciclos


criminológicos. Y, el punto de encuentro entre ambos sería el elemento
psicológico: estado de frustración vitalizado.

Resultando de tal frustración tres posibles combinaciones que permiten


entender el fenómeno de la victimazión (extraído de Herrera, 2006):

AGRESIVIDAD MÚTUA: la victimización es el ápice de convergencia entre


mutuos ciclos de agresividad mutua. Así, en los casos de “tiranicidio”, donde el
infractor se revela frente a una figura de víctima que ha sido represora y
atormentadora: la agresividad de quien se rebela se ha venido, a la postre,
alimentando de la agresividad generada por la víctima abusiva.

REGRESIÓN-AGRESIÓN: una víctima, en el ocaso de sus facultades morales


y psicológicas (por senilidad, estado depresivo, etc.) contribuye con la
simplificación de su comportamiento sumiso y acatador, a ser objeto de la
agresividad de otro individuo que lo escoge para descargar su frustración.

RESIGNACIÓN-AGRESIÓN: la resignación como patrón comportamental de


adaptación, en la víctima, puede interpretarse, por el victimario, como una
latente promesa de aceptación del resultado victimizador. En esta clave se ha
llegado a entender, por ejemplo, la escalada de odio genocida que presidió el
holocausto judío.

LA PRECIPITACIÓN VICTIMAL EN EL ÁMBITO DEL HOMICIDIO

Wolfang, en 1974 plantea un modelo teórico (aunque destaca su vocación


empírica y aplicada de la Victimología) de influencia positivista (ya formuladas
de forma abstracta por von Henting en términos de contribución interactiva de la
víctima) de posibles modelos o paradigmas de homicidio criminal.

Según este autor se puede establecer una vinculación motivacional (impulso


intencional) de la víctima, que genera el delito. El autor establece dicha
vinculación tras observarla patente en un 26% de los 588 homicidios que
analizó.

A tal fenómeno lo definió como: homicidio precipitado, que en palabras del autor
es:
Aquel en el que el papel de la víctima se caracteriza por haber sido, en el drama
criminal, quien primero ha acudido al recurso de la fuerza física dirigida en
contra de su subsiguiente homicida. Los casos de victimo-precipitación se
refieren a aquellos en los que la víctima fue la primera en exhibir y usar un arma
letal o golpear en un altercado: en suma, la primera en iniciar la interacción o
recurrir a la violencia física.

Si analizamos la definición podemos darnos cuenta de que, en cierto modo, se


da una leve correspondencia con el concepto de legítima defensa. Otra de las
novedades de este diseño es que ofrece una visión de la víctima alejada a la
tradicional, donde tenía un papel de elemento inerte y pasivo.

Más sobre tres personajes precursores de la victimología

TEORÍA DE BENJAMÍN MENDELSOHN

Benjamín Mendelsohn (1940): Fundamenta su clasificación en la correlación de


culpabilidad entre víctima y el infractor. Es el único que llega a relacionar la
pena con la actitud victimal. Sostiene que hay una relación inversa entre la
culpabilidad del agresor y la del ofendido, a mayor culpabilidad del uno menor la
culpabilidad del otro.

1) Víctima completamente inocente o víctima ideal: es la víctima


inconsciente que se ubicaría en el 0% absoluto de la escala de
Mendelsohn. Es la que nada ha hecho o nada ha aportado para
desencadenar la situación criminal por la que se ve damnificada. Ej:
arrebato.
2) Víctima de culpabilidad menor o víctima por ignorancia: en este caso se
da un cierto impulso no voluntario al delito. El sujeto por cierto grado de
culpa o por medio de un acto poco reflexivo causa su propia
victimización. Ej. mujer que se provoca un aborto por medios impropios
pagando con su vida su ignorancia.
3) Víctima tan culpable como el infractor o víctima voluntaria:

a) Aquellas que cometen suicidio tirándolo a la suerte (Ej. ruleta


rusa).
b) Suicidio por adhesión.
I. La víctima que sufre de una enfermedad incurable y que
pide que la maten, no pudiendo soportar el dolor
(eutanasia).
II. La pareja que pacta el suicidio (incubo y súcubo); los
amantes desesperados; el esposo que mata a la mujer
enferma y se suicida.
4) Víctima más culpable que el infractor:
a) Víctima provocadora: aquella que por su propia conducta,
incita al infractor a cometer la infracción. Tal incitación crea y
favorece la explosión previa a la descarga que significa el crimen.
b) Víctima por imprudencia: es la que determina el accidente por
falta de control. Ej. quien deja el automóvil mal cerrado o con las
llaves puestas.
5) Víctima más culpable o víctima únicamente culpable:
a) Víctima infractora: cometiendo una infracción, el agresor cae
víctima (exclusivamente culpable o ideal), se trata del caso de
legítima defensa, en que el acusado debe ser absuelto.
b) Víctima simuladora: el acusador que premeditada y
irresponsablemente inculpa al acusado, recurriendo a cualquier
maniobra con tal de hacer a la justicia en un error.
c) Víctima imaginaria: se trata generalmente de individuos con
serias psicopatías de carácter y conducta. Es el caso del
paranoico reivindicador, litigioso, interpretativo, perseguidor-
perseguido), histérico, mitómano, demente senil, niño púber. Solo
sirve para señalar a un autor imaginario ante la justicia penal y
habrá que evitar que se cometan errores judiciales.

Mendelsohn concluye que las víctimas pueden ser clasificadas en tres grandes
grupos para efectos de aplicación de la pena al infractor:

1) Primer grupo: víctima inocente: no hay provocación ni otra forma de


participación en el delito más que la puramente victimal. Debe aplicarse
la pena integral al delincuente.

2) Segundo grupo: estas víctimas ha colaborado en la acción nociva y


existe una culpabilidad recíproca, por lo cual la pena debe ser menor
para el victimario.

a) Víctima provocadora
b) Víctima por imprudencia
c) Víctima voluntaria
d) Víctima por ignorancia

3) Tercer grupo: en estos casos son las víctimas las que cometen por
sí la acción nociva y el inculpado debe ser excluido de toda pena.
a) Víctima agresora
b) Víctima simuladora
c) Víctima imaginaria

Crítica a esta tipología: la tipología hace referencia a categorías legales, y el


punto de partida es el de culpabilidad, manejado no como fenómeno
psicológico, sino como ente jurídico.

TIPOLOGÍAS DE HANS VON HENTIG


Hans Von Hentig (1948/57): en sus primeras obras intenta una clasificación en
la que se aparta de criterios legales para proponer cinco categorías de "clases
generales" y seis de "tipos psicológicos". No pretende hacer una clasificación de
todas las víctimas, sino de categorizar a las más frecuentemente o mayormente
victimizables.

Las clases generales:

El joven, que por su debilidad, en el reino animal y en la especie humana, es el


más propenso a sufrir un ataque.

la mujer, cuya debilidad es reconocida, aún por la ley.

El anciano, que está incapacitado en diferentes formas.

Los débiles y enfermos mentales, entre los que sitúa al drogadicto, al alcohólico
y a otras víctimas potenciales por problemas mentales.

Los inmigrantes, las minorías y los tontos (dullnormals), pues tienen una
desventaja frente al resto de la población.

Los tipos psicológicos:

El deprimido, en el que está abatido el instinto de conservación, por lo que se


pone constantemente en peligro.

El ambicioso (adquisitive) cuyo deseo de lucro y avaricia lo hacen fácilmente


victimizable.

El lascivo (wanton), aplicado principalmente a mujeres víctimas de delitos


sexuales que han provocado o seducido.
El solitario y el acongojado (heartbroken), que bajan sus defensas en busca de
compañía y de consuelo.

El atormentador, que ha martirizado a otros hasta provocar sus victimización.


El bloqueado, el excluido y el agresivo (fighting) , que por su imposibilidad de
defensa, su marginación, o su provocación son fáciles víctimas.

Posteriormente, en la parte final de su obra “el delito”da un tratamiento


diferente, y sin intentar propiamente una clasificación, divide a las víctimas
según cuatro criterios: la situación; los impulsos y la eliminación de inhibiciones;
la capacidad de resistencia y la propensión a ser víctima.

Situaciones de la víctima:

Víctima aislada: se aparta de las normales relaciones sociales y se torna


solitaria, se priva de la natural protección de la comunidad. Ejemplo: el anciano,
el extranjero, el misántropo, etc.

Víctima por proximidad: distingue entre proximidad familiar (produce parricidios,


incestos y violaciones) y profesional (producen víctimas de robos y atentados al
pudor).

Impulsos y eliminaciones de inhibiciones de la víctima:

Víctima con ánimo de lucro: es aquella que por codicia por deseo de
enriquecimiento fácil, cae en manos de estafadores.

Víctima con ansias de vivir: es aquella que ha privado de las cosas de que la
mayoría ha gozado, y trata de recuperar el tiempo perdido, de vivir lo que no ha
vivido. Ejemplo: búsqueda de aventuras y peligro, pasión por el juego, etc.

Víctimas agresivas: son aquellas que han torturado a su familia, a sus amigos,
su amante o subordinados, los que llegado el momento, y por un mecanismo de
saturación, se convierten de víctimas en victimarios.

Víctimas sin valor: parece ser un sentimiento arraigado en algunas personas


que determinados individuos inútiles son víctimas de menor valor. Se ponen
como ejemplos a los viejos, los "pesados", los malos, los pecadores, los
"infieles", etc.
Víctimas con resistencia reducida:

Víctima por estados emocionales: la esperanza, la compasión, la devoción, el


miedo, el odio, etc. son estados emocionales propicios a la victimización.

Víctima por transiciones normales en el curso de la vida: en este caso cuenta


en primer lugar la corta edad, por ingenuidad, la confianza y la inexperiencia. La
pubertad y la vejez están en segundo lugar. En las mujeres el embarazo y la
menopausia ocupan un lugar privilegiado.

Víctima perversa: Hentig incluye aquí a los que él denomina "psicopáticos". Se


trata de desviados que son explotados por su problema.

Víctima bebedora: la existencia del alcoholismo, es fácilmente comprobable en


una buena cantidad de víctimas, el alcohol está a la cabeza de los factores que
crean víctimas.

Víctima depresiva: la preocupación y la depresión llevan a buscar la


autodestrucción, pues el instinto de conservación "padece achaques" y, por lo
tanto el sujeto padece "accidentes" y se pone en situaciones victimógenas.
Víctima voluntaria: es aquella que permite que se cometa el ilícito, o que por lo
menos no ofrece ninguna resistencia. Se dan casos principalmente en materia
sexual

Víctima propensa:

Víctima indefensa: es aquella que se ve privada de la ayuda del Estado, porque


tiene que evitar la persecución penal. La víctima tiene que tolerar la lesión, pues
la persecución judicial le causaría más daños que los que se han producido
hasta el momento.

Víctima falsa: es la que se autovictimiza para obtener un beneficio, sea para


cobrar un seguro, cubrir un desfalco, etc.

Víctima inmune: son determinadas personas a las que hasta el mundo criminal
evita victimizar ya que se considera una especie de "tabú". Ejemplo: los
sacerdotes, fiscales, jueces, policías, periodistas, etc.

Víctima hereditaria: es un tema que apenas ha sido objeto de atención. Hentig


presenta varios casos.
Víctima reincidente: a pesar de que la víctima ya ha sido victimizada, no toma
precauciones para no volver a serlo. Se trata de sujetos con impulsos
defensivos demasiado débiles.

Víctima que se convierte en autor: parte del postulado que existen donde no
existe un claro contraste entre autor y ofendido. Es algo así como el vencido
que se pasa al enemigo pues le convencen sus mejores métodos de combate.

Crítica de esta tipología: La primera clasificación no es en realidad una tipología


ya que no contempla un criterio único para encasillar los casos. No es
exhaustiva, característica reconocida por el mismo Von Hentig. Un mismo caso
puede caer en diversos tipos, así cualquiera de ellos puede ser reincidente. La
segunda clasificación, tiene la virtud de tener en cuenta una serie de factores
biológicos, psicológicos y sociales, que le dan una gran riqueza. Sin embargo,
al igual que la primera clasificación, un mismo caso puede caer en diversos
tipos.

TIPOLOGIA DE ELÍAS NEWMAN


Elías Neuman elabora una clasificación cuya característica esencial estriba en
que permite nuevas formulaciones y ajustes. Destaca la evolución de los
procesos victimológicos que requieren formular nuevas categorías de víctimas
atendiendo a la imposibilidad de determinar con claridad los miembros de la
pareja penal (principalmente del victimario). Desarrolla dicha tipología en su
obra Víctimología - El rol de la víctima en los delitos convencionales y no
convencionales, elabora la siguiente clasificación:

1. Individuales: a las que subdivide en 3 clases:

1. Sin actitud victimal:

a) Inocentes
b) Resistentes.

2. Con actitud victimal culposa:

a) Provocadoras (legítima defensa)


b) Provocadoras genéricas.
c) Cooperadoras o coadyuvantes.
d) Solicitantes o rogantes (mutilación, eutanasia).

3. Con actitud victimal dolosa:


a) Por propia determinación (suicidio)
b) Delincuentes (ciertos timos en la estafa).

2. Familiares:

1. Niños golpeados y explotados económicamente (trabajo, instigación a


robar).
2. Mujeres maltratadas.
3. Delitos del ámbito conyugal (violación, incesto).

Respecto de estos delitos, Neuman señala que escasamente llegan a


conocimiento de la justicia y tal vez constituyendo, dentro de los delitos
convencionales, los que engrosan de manera elocuente la "cifra negra" de la
criminalidad.

3. Colectivas:

1. La comunidad como nación:

a) Alta traición.
b) Sedición.
c) Levantamientos
d) Toda otra forma de conspiración para derrocar un
gobierno legítimamente establecido.

2. La comunidad social:
a) Terrorismo subversivo.
b) Genocidio.
c) Etnocidio.
d) Delitos de "cuello blanco" cometidos por particulares
(fraude bancario, financiero).
e) Polución de la atmósfera, la tierra y las aguas.
f) Falsificación de medicamentos.
g) Falsificación de alimentos.
h) Tráfico internacional de drogas.
i) Compra fraudulenta de armas de guerra.
j) Abuso de poder gubernamental.
k) Terrorismo de Estado.
l) Abuso de poder económico y social.
m) Evasión fraudulenta de capitales por funcionarios.
n) Ocultación de "beneficios" por funcionarios.
o) Monopolios ilegales.
p) Especulaciones ilegítimas desde el poder (con
motivo del conocimiento de desvalorizaciones
monetarias, por ejemplo).
q) Fraudes con planos urbanísticos.
r) Persecuciones políticas a disidentes de todo tipo.
s) Censura y uso abusivo de medios de comunicación.

3. Determinados grupos comunitarios por medio del sistema


penal:

a) Leyes que crean delincuencia (drogadictos, usuarios,


tenedores).
b) Menores con conductas antisociales.
c) Detenidos en sede policial (vejaciones, tratamiento
cruel, torturas).
d) Inexistencia de asistencia jurídica.
e) Exceso de detenciones preventivas.
f) Prisiones de máxima seguridad promiscuas, que sólo
atienden al depósito.
g) Inoperancia en la reinserción social de liberados
(definitivos o condicionales).
h) Dificultades para el resarcimiento económico de las
víctimas.

4. Víctimas de la sociedad o del sistema social:

5. Niños abandonados "de" y "en" la calle.


6. Enfermos.
7. Minusválidos
8. Locos
9. Ancianos
10. Marginados sociales.
11. Minorías étnicas, raciales y religiosas.
12. Homosexuales.
13. Accidentados laborales.
14. Exiliados por razones políticas.
15. Migrantes.
5.Víctimazación supranacional de naciones y pueblos dependientes por:

1. Ataque a la soberanía territorial por:

a) Invasión.
b) Invasión de fronteras.
c) Políticas.
d) Control por tierra, mar, aire y satelital.
e) Razones "humanitarias" (v.g. Etiopía).
f) Ayuda militar.

2. Ataques a la soberanía por:

a) Imposiciones, "sugerencias" y extorsiones.


b) Corporaciones trasnacionales.
c) Implantación de "basureros" nucleares o de otro tipo.
d) Leyes y jurisprudencia extranjeras.
e) Secuestros y extradiciones forzadas.
f) Policías, militares y agentes extranjeros.
g) Embargos, boicots.

Crítica de esta tipología: el mismo autor reconoce la dificultad para asir el


número, calidad y covariantes de las víctimas individuales, por lo que, la
característica esencial de la clasificación es no ser exhaustiva y permitir nuevas
categorías.
Puede prestarse a una dualidad de tipología en el caso de las víctimas de la
sociedad y del sistema social.

Según Rodríguez Manzanera, la victimización primaria es aquella dirigida


contra un individuo en particular. La victimización secundaria corresponde a la
que padecen grupos específicos. Y, finalmente, la victimización terciaria, que va
dirigida contra la comunidad en general.

La sobrevictimización, se refiere al daño se ocasiona a la víctima por la poca


eficacia y mala administración del sistema que debería cobijarle. Por dar
algunos ejemplos; una mujer que es obligada a probar que fue violada para que
su demanda proceda o un niño que fue golpeado por su padre pero no basta su
palabra para que las autoridades lo protejan de inmediato. La sobre
victimización se puede dar en uno o todos los niveles del proceso penal.

La victimidad abarca los factores bio-psico-sociales que predisponen a una


persona o grupo a ser víctimas. Victimar es convertir en víctima a alguien.
Victimable es el sujeto capaz de ser víctima. Victimante es aquello con
capacidad de victimar y victimógeno son los factores que pueden producir
victimización.

¿QUÉ ES LA VICTIMIDAD?

Para Mendelsohn, la victimidad es "la totalidad de las características socio-bio-


psicológicas, comunes a todas las víctimas en general, que la sociedad desea
prevenir y combatir, sin importar cuáles sean sus determinantes (criminales u
otros factores)".

Fattah sostiene que es la predisposición de unas personas para ser víctimas.


Es decir que el conjunto de factores que predisponen a una persona o grupo a
ser víctimas es la victimidad.

VICTIMIDAD: Este sería el conjunto de conductas y sujetos antisociales que


se presentan en un tiempo y lugar determinado, el total de victimizaciones
existentes dentro de un límite espacial y temporal. Victimidad es más amplio
que el concepto criminalidad pues el criminal siempre comete conductas
antisociales pero se puede ser víctima no sólo de una conducta antisocial sino
que también se puede ser víctima de desastres naturales, de uno mismo y de
conductas socialmente aceptadas.

En la sociedad no todos los individuos enfrentan las mismas probabilidades


de convertirse en víctimas, argumento explicable a partir de la existencia de la
predisposición victimal o la victimidad. Los estudios doctrinales victimológicos
han demostrado que el riesgo a convertirse en víctima se centra en sectores
poblacionales concretos sometidos a especiales peligros que se asocian a
diversos factores, tales como: su lugar de residencia, su profesión específica,
sus condiciones físicas y psicológicas, etc. Es la vulnerabilidad que ostenta
determinado grupo de personas para convertirse en víctimas de un crimen,
(González, 2005, p. 5).

Las características específicas de cada individuo y el medio social donde se


desarrolla son elementos que propician la vulnerabilidad para convertirse en
víctima. En general, es necesario estudiar el contexto donde se desarrolla el
acto victimizador, las características de la víctima y el momento concreto en que
actúa para poder enfrentar los factores de riesgo victimal y desarrollar acciones
de índole preventiva, tanto social como comunitaria y familiar, con una
interacción multifactorial que a su vez individualice el estudio de cada víctima.
REFERENCIA BIBLIOGRAFICA.

https://es.scribd.com/doc/212075215/VICTIMOLOGIA-pdf

http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/2356/1/TEMA_2_on_line.pdf

http://www.angelfire.com/ar/fmuraro/mendelsohn.htm

Das könnte Ihnen auch gefallen