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discurso del pensamiento latinoamericano en su relación con las corrientes de ideas de Europa desde el siglo
XIX al siglo XX, que constituyen las matrices del pensamiento latinoamericano”3. En un segundo libro editado en
1999, situamos el eje de nuestro trabajo en la búsqueda de nuevas perspectivas teóricas y metodológicas para
nuestro quehacer. De este modo el título Nuevas perspectivas teóricas y metodologías de la historia intelectual en
América Latina, hizo perceptible nuestro interés por explorar nuevas sendas en la Historia intelectual4. No se
trataba de definirnos por un método determinado ni una teoría determinada, sino que de indagar críticamente
en las diferentes y plurales tradiciones dentro de las Ciencias Sociales y Humanas. Nuestra publicación de final
de siglo fue de algún modo testimonio de la crisis de las Ciencias Sociales, y específicamente del saber
Historiográfico y de la disolución de los paradigmas canonizantes, especialmente dentro de las versiones
integristas del materialismo histórico. En esta perspectiva, nuestro grupo se esforzó en los simposios realizados
a llevar a cabo una un debate que contribuyera al pluralismo teórico, metodológico y epistemológico5. En esta
trayectoria hacia la Historia Intelectual y de los Intelectuales colocamos en discusión el tema el de la función
de los Intelectuales en la política, en la sociedad y en la cultura en América Latina entre el siglo XIX y XX en los
horizontes de la tradición y la modernidad 6.
Este artículo pretende ser parte del la discusión que ya hemos emprendido y una convocatoria para
proseguir esta trayectoria a través de nuestros encuentros internacionales y también a través blog del Grupo
de Trabajo de AHILA que tiene su espacio virtual en la Web de la Universidad Veracruzana7.
Nuestra problemática es la siguiente. ¿En qué medida la Historia de las Ideas constituye un vieja disciplina
historiográfica que ha sido sobrepasada por el desarrollo teórico-metodológico desde mediados del siglo XX y
hacía adelante? ¿En qué medida es la Historia Intelectual, la Nueva Historia, como algunos la denominan, la que
asumiría la renovación metodológica y teórica anunciada por el Giro Lingüístico, y que pasaría sustituir a la
vieja: La Historia de las Ideas?
En lo que sigue presentaremos en la primera sección a grandes rasgos la genealogía de la Historia de las
Ideas, su objeto y sus métodos. Seguidamente examinaremos la genealogía de la Historia Intelectual, sus
tendencias, teorías y métodos de trabajo y finalmente emprenderemos una discusión y análisis que no
conduzca a responder a nuestros interrogantes. En este decurso, no podríamos omitir referirnos al Estado
del Arte de ambas disciplinas en América Latina.
Historia de la ideas: Balance y perspectivas.
El proceso de constitución y de formalización del saber historiográfico comienzan en Alemania con los
historiadores Leopold Von Ranke (1784-1886) y Bartholdt Georg Niebuhr (1776-871) hacia 1825. Ambos
historiadores transformaron el relato histórico o las viejas crónicas en Ciencia de acuerdos a los requerimientos
del movimiento de la Modernidad. Es decir, que del mismo modo que las Ciencias Naturales, la Historia debía
someterse al principio de la racionalidad, de la objetividad para establecer la Verdad siguiendo las reglas
metodológicas que configuraron el paradigma de la investigación científica de las Ciencias Naturales8. Uno de
pilares fundamentales del método historiográfico fue la crítica de las fuentes, la necesidad imperativa de su
diversidad, su multilateralidad para una investigación que debía siempre buscar la verdad objetiva, es decir la
ilusión de narrar lo hechos como estos sucedieron9. El saber histórico situado en el espíritu del positivismo tenía
que acceder al nivel de objetividad de las Ciencias Naturales. Esta concepción fue emplazada por primera vez
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por el filósofo alemán Wilhem Dilthey10. Dilthey afirmó que las Ciencias Humanas y Culturales, denominadas por
él como Ciencias del Espíritu debían crear sus propios métodos propios a su objeto humano de estudio y que
debían ser Ciencias comprensivas y no explicativas11. La Historiografía, surgió sólo como Historia política, para
posteriormente desarrollarse en diferentes campos de especialización como la Historia de las Ideas y otros.
La denominación de Historia de las Ideas, como un ámbito especializado de la historiografía, fue utilizada por
primera vez por Arthur Oncken Lovejoy (1873-1962), historiador norteamericano que se desempeño como
profesor de filosofía de la Johns Hopkins University desde 1910 a 1938. Lovejoy fundó la revista Journal of
History of Ideas, la que en la actualidad manteniendo su nombre es la mejor revista académica de la Historia
Intelectual. Su propuesta metodológica fue estudiar las ideas núcleos como conceptos que se unen entre sí
formando cadenas. Estas ideas núcleos aparecerían en todos los campos de la historiografía, en la Ciencia, en la
literatura, en las artes, la religión y la política12. Su método excluía la consideración de los contextos históricos
sociales-culturales en el análisis del texto. Para Lovejoy, el contexto es sólo de carácter lingüístico, es decir, son
otros textos o una serie de estos que son considerados como parte del análisis. El universo investigativo de
Lovejoy lo constituían las ideas núcleos y su lógica de articulación interna. A su juicio “el historiador de las
ideas debía demostrar el discernimiento y análisis de conceptos y un ojo avezado para las relaciones cuasi
lógicas no inmediatamente obvias entre ideas”13.
Nos parece pertinente señalar aquí que la Historia de las Ideas, antes que su nombre emergiera como una
especialidad del saber histórico en la década de los 20, había hecho su presencia desde fines del siglo XIX tanto
en Europa como en América Latina. Es posible encontrar precursores de la Historia de las Ideas, casi un siglo
antes que esta especialidad de la historiografía se formalizara académicamente. En Europa podemos mencionar
por ejemplo, autores como Max Weber, Benedetto Croce, Karl Mannheim, Poul Hazard, y Johan Huizinga, cuyas
obras se encuentran situadas en puntos convergentes con el campo epistemológico entre la Historia de las Ideas
y la Historia de la Cultura14.
En América Latina en general fue el ensayo, el género literario en el que se expresaron las primeras
generaciones de intelectuales nacionales, y esta fue la primera expresión del pensamiento latinoamericano15. Los
pensadores asumieron la tarea de repensar la nación y la identidad para construirla contemplando la Europa
de la Ilustración como inspiración e intentado romper con la tradición hispánica. La ruptura con ese legado lo
consideraban como un paso necesario para asumir los nuevos tiempos iluminados por las luces de la razón y
las ciencias. Como lo señaló certeramente Leopoldo Cea: “Los emancipadores mentales de la América Latina se
entregaron a la rara y difícil tarea de arrancarse una parte de su propio ser, su pasado y su historia”16. Para el
chileno José Victorino Lastarria, había que “progresar en la civilización para merecer un lugar al lado de esos
antiguos emporios de las ciencias y de las artes”17. Victorino Lastarria y Francisco Bilbao en Chile, Juan
Bautistas Alberdi en Argentina y muchos otros desde México, Centroamérica, Brasil fueron los apóstoles de los
nuevos tiempos. Sus ensayos fueron una lectura desde América Latina de los nuevos paradigmas de ideas, de las
instituciones y de los valores que venían de la vieja Europa ilustrada. Ellos a través de sus lecturas entablaron
un diálogo con el discurso de los intelectuales europeos. Desde América Latina nuestros pensadores admiraron,
leyeron e interpretaron, porque toda lectura es una interpretación, los discursos de sus congéneres europeos. En
sus lecturas dialogaron con sus textos y los asumieron en sus praxis. La paradoja es que los filósofos europeos
no se interesaron en conocer el pensamiento latinoamericano y aún dudaron de que pudiera existir un logo en
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tan regiones lejanas y tal vez bárbaras. El pensamiento latinoamericano nunca mereció un comentario o una
nota a pié de página en los historiadores de las ideas o en los filósofos: La excepción fue W. Hegel, quién expresó
una visión muy negativa sobre los pueblos originarios de América afirmando que sería muy difícil para ellos
acceder a la Civilización (Occidental)18. Karl Max y Engels no fueron más suaves y benevolentes con los pueblos
originarios que fueron calificados como bárbaros de salvajes19.
La historiografía de las Ideas en el transcurso siglo XX se expresó epistemológica y metodológicamente en
el marco de la tradiciones Hegeliana-neokantiana y en el historicismo positivista y en un grado menor en la
tradición marxista, basada en el materialismo histórico de Karl Marx-F. Engels20. Desde el horizonte del
historicismo, las ideas e ideologías se comprendían como entidades subsumidas en un universo autónomo en
su devenir de los contextos políticos, culturales y de las estructuras económicas y sociales. En las versiones del
marxismo canonizado, las ideas y las ideologías sólo constituían un reflejo, o una la superestructura de la
realidad material de los modos de producción, la que en definitiva determinaba la producción las ideas, e
ideologías, mentalidades etc. Una excepción sorprendentemente temprana en el tiempo que fue formulada fue
la crítica al esquema explicativo marxista tradicional que se registró en los trabajos de Antonio Gramsci en
Italia y en América Latina en el pensador peruano José Carlos Mariategui en la década de los años 2021. Los
cultores de la Historia de las Ideas fueron en general filósofos, escritores y en muy menor medida historiadores
profesionales. Sin embargo ya hacia la mitad de los años 60 del siglo XX comienza a emerger una generación de
historiadores de las ideas, que eran profesionalmente historiadores. Hacia las dos últimas décadas del siglo XX
son historiadores los que organizan simposios sobre las ideas políticas y religiosa y además las grandes
ideologías del siglo XX en los congresos y conferencias latinoamericanistas, como AHILA.
La historia de las ideas como una nueva especialidad historiográfica fue a partir de la mitad de la década de
los cuarenta situándose en los marcos institucionales de las universidades o institutos especializados de Europa
y América Latina. Un rasgo identitario de la nueva disciplina fue la amplitud y pluralidad de accesos
metodológicos y teóricos para estudiar su objeto. Este rasgo fundacional le ha permitidos a los filósofos,
historiadores de las Ideas y de la cultura trabajar temáticas que han llegado a ser clásicos de la historia de las
ideas en diferentes ámbitos, de las ideas políticas, filosóficas, religiosas y además Historia de las ideologías en el
siglo XX.
La institucionalización de la Historia de las Ideas en América Latina se inicia a mitad de la década de los
40 del siglo XX, es decir que ya se empiezan a crear centros de estudio e investigación y redes internacionales
de investigadores. Un papel central en este proceso de institucionalización lo tuvo en América Latina los
Seminarios de Historia de las Ideas latinoamericanas dirigido por Leopoldo Zea junto José Gados en México y
otros desde 1943 y la publicación de libros en la colección Historia de las Ideas y su propio libro América Latina
en sus Ideas (1986) tuvo repercusiones en muchos países latinoamericanos. Actualmente la historia de las Ideas
también denominada Historia del Pensamiento Latinoamericano se encuentra representada en la gran mayoría
de las universidades latinoamericanas, en los Departamentos de Historia, de Filosofía y en centros de
académicos especializados. Desde fines de los años 90 del siglo XX han sido organizadas redes nacionales y
trasnacionales de investigadores de historiadores que trabajan sobre Historia de las Ideas Historia o de Historia
del pensamiento latinoamericano, denominación que se usa en Chile, Argentina y otros países de la región. A
pesar de las denominaciones distintas, estos estudios están cubriendo áreas importantes de la Historia de las
Ideas, y de la Historia intelectual. Nos parece relevante mencionar que somos muchos los historiadores de las
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Ideas en América Latina que hemos sido influidos por el Giro Lingüístico y que investigamos en el marco de la
Historia de las Ideas en conceptos y prácticas claves de la investigación histórica contemporánea, como la
interdisciplinaridad, los intentos de relecturas del pensamiento de América Latina del siglo XIX y XX y el
análisis de las grandes ideologías y paradigmas ideológicos como el comunismo, el nacional-populismo, el
indianismo, las Iglesias y religiones de nuestra América, etc. Bajo la “vieja” denominación de Historia de Las
ideas, hay colectivos de investigadores, y grupos de trabajo como el nuestro que trabajan con teorías y métodos
renovados en distintos aspectos de la historia del pensamiento latinoamericano, en diferentes perspectivas, a
través de distintos métodos y posicionamientos teóricos22.
La Historia Intelectual entre el giro lingüístico de los años 60 y la crisis de paradigmas de fines del siglo
XX.
Vamos a denominar como el Giro lingüístico al movimiento teórico-metodológico y epistemológico que situó
en el centro del análisis el texto, es decir el discurso, para acceder a las capas más profundas de los
significantes, significados, y símbolos en sus articulaciones sintácticas23. relectura la obra de Ferdinand
Saussure(1857-1913), La Gramática General impulsó un movimiento de rediscusión y renovación que
comprometió a las Ciencias antropológicas, culturales, y humanas y que puso en cuestión los viejos métodos de
análisis y sus supuestos epistemológicos24. Ello significó una ruptura con las concepciones positivistas y
descriptivistas dentro de la historiografía y un acercamiento al análisis del texto, para estudiar las
mentalidades, las culturas, y los procesos sociales. El giro lingüístico replanteó a los historiadores, la necesidad
de investigar en contextos multidisciplinarios. El principio de multidisciplinariedad fue formulado por Marc.
Bloch en su Apología de la Historia en 194325. En el contexto de esta perspectiva de quehacer historiográfico, los
historiadores debían aprender los métodos y teorías de las disciplinas vecinas, como la lingüística, la
antropología, la psicología y sociología.
La Historia intelectual como tendencia historiográfica surgió en el transcurso de los años 60 del siglo XX.
Según Fernando Vallespin, la Historia Intelectual, se desplegó en tres tradiciones26 : La anglosajona, la francesa
y la alemana. Respecto a la primera mencionada, se puede mencionar como representantes a los profesores
John Dunn y Quentin Skinner del Departamento de Historia de la Universidad de Cambridge. Ambos se
dedicaron a la Historia intelectual de las ideas políticas dentro de un marco interdisciplinario en donde
predominó la orientación lingüística de John Austin, es decir una orientación focalizada en la función pragmática
de la lengua y su rol performativo en el medio social y cultural27. A este respecto los textos son considerados
como actos de habla. Ambos historiadores impulsaron la historia de los lenguajes políticos. En EE.UU. los
iniciadores de esta tendencia fueron los profesores Antony Grafton (Princeton University) y J.G. A. Pocock
(Johns Hopkins University) que publicaron estudios sobre los lenguajes del Renacimiento y la Ilustración. Es
notable destacar la preferencia de esta corriente por los estudios de los lenguajes políticos que llegó
transformarse en la especialización primera de la Historia Intelectual. En la tradición francesa se destacaron
Roger Chartier, Pierre Rosanvallon, François Furet y François, Xavier Guerra: Esta es una de las ricas, refinadas
tradiciones de la historiografía que arranca desde la Escuela de los Anales, la historia de las mentalidades, la
historia social, la irrupción de los estudios del discurso. En la tradición alemana coexisten dos orientaciones de la
Historia Intelectual, la primera representada por Reinhart Koselleck, quien introdujo la Historia Conceptual o
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potencia global. El ocaso del mundo comunista conllevó la disolución de sus paradigmas ideológicos y políticos
y su comprensión de la Ciencia y de su epistemología reduccionista.
Las nuevas tecnologías de la comunicación que hicieron posible el Internet y la Web fueron un componente
central de los procesos de globalización, que permitieron generalizar la crisis de fin de siglo a nivel global. Fue
también el agotamiento de un tipo de historiografía fundada en el materialismo histórico y del positivismo
historicista. La problemática de la verdad objetiva, de la racionalización de las ciencias sociales teniendo como
espejo las Ciencias Sociales se derrumba. En América Latina, la historia Intelectual está presente en el mundo
universitario latinoamericanista desde México hasta Argentina.. Sin embargo, este nuevo dominio está muy lejos
de estar institucionalizado, es decir, de ser reconocido e integrado a los centros de estudios o los
departamentos e Institutos de Historia. Una notable excepción es el Centro de Historia Intelectual, de la
Universidad Nacional de Quilme en Argentina, que reúne a un equipo de investigadores representados por
Carlos Altamirano y Elías Palti, quienes editan la revista Prismas ya internacionalmente conocida y organizan
conferencias internacionales.
Conclusiones
La Historia de las Ideas es más vieja cronológicamente hablando que la nueva especialización del saber
histórico, que a quien sus seguidores llaman La Nueva Historia. La primera es vieja, pero no decrépita. Vive en
las redes internacionales de investigadores. Hace ya un cuarto de siglo que El Grupo de Trabajo de AHILA: Ideas,
intelectuales y Cultura en América Latina es un Grupo de Trabajo institucionalizado en AHILA (Asociación de
Historiadores Europeos Latinoamericanista). La Historia Intelectual ha sido uno de los componentes de nuestro
trabajo de investigación. Los historiadores de las Ideas fuimos impactados por el Giro Lingüístico como la gran
mayoría de los historiadores de América Latina y Europa. Participamos con la Historia Intelectual en espacios
comunes. No ignoramos el desplazamiento de la Historia hacia al lenguaje y la lectura del texto y discurso que
la historiografía acogió desde el Giro Lingüístico. Somos parte de este curso de renovacion Me parece, sin
embargo, que el diálogo con la Historia Intelectual será fructuoso para ambas orientaciones de la Historia del
Pensamiento. Esperamos que por fin las tres tradiciones o tendencias de la Historia Intelectual se encuentren
y debatan sus diferencias y afinidades. Ninguna de las dos disciplinas historiográficas tiene el monopolio de los
estudios de las Ideas. Aceptemos que vivimos en un mundo cada vez más plural en las diferencias de métodos,
de enfoques, de orientaciones y de especializaciones en el análisis de la praxis social, política y cultural.
1 Nos referimos al Simposio XXXXX que tuvo lugar en el IV Congreso Internacional de Historia, Ideas, Cultura e intelectuales en América
Latina. 15 al 17 abril 2015, Veracruz
2 John FISHER (Editor). Actas del X Congreso Internacional de AHILA, 17-22 de septiembre de 1996, Vol. 1; Instituto de Estudios
Siglos XIX y XX, Quito Ecuador, Ediciones Abya-Ayala 1998. El libro reunió las ponencias del simposio que coordinamos en el marco del 49.
Congreso Internacional de Americanistas, celebrado en Quito en 1997. Nos llama la atención que la formación de nuestro grupo de trabajo
fuese seguida con interés por otros colegas de la comunidad internacional. La colega Mara POLGOVSKY EZCURRA escribe que a pesar de las
resistencias en ciertos espacios institucionales…mencionando nuestro grupo de trabajo, que se propuso “repensar y redescubrir la historia de las
ideas y de los intelectuales en el continente, Mara POLGOVSKY EZCURRA, La Historia intelectual latinoamericana en la era del “Giro
Lingüístico”, Nuevos Mundos Mundos Nuevos (online), Question du Temps présent , 27 de octubre, 2010:
http://nuevomundo.revues.org/60207:DOI: 10.4000/nuevomundo.60207
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4 Hugo CANCINO TRONCOSO, Susanne KLINGE y Nanci LEONZO (Coordinadores), Nuevas perspectivas teóricas y metodológicas en la
pp. 21-37.
9 Inga FLOTO: Videnskabernes Historie i det 20. Århundrede, Copenhagen, Dinamarca, Gyldendal, 1985, pp.27-31.
10 DILTHEY señaló que “la tarea central de la crítica de la razón histórica, esto es la facultad del hombre de conocerse a sí mismo y de
conocer la sociedad y la historia creada por él, reside en la fundamentación gnoseológica de las Ciencias del Espíritu”, Crítica de la razón
científica, Barcelona, España, Editorial Gedisa, 1983. p.29
11 Wilhelm DILTHEY: Introducción a las Ciencias del Espíritu, Fondo de Cultura Económica, México-Buenos Aires, 1949, pp. 11-21.
12 La obra principal de Arthur O. LOVEJOY: The Great Chain of Being. A Study of the History of Ideas, Harvard University Press, 1936.
13 Arthur O. LOVEJOY, “Reflexiones sobre Historia de las Ideas”, Prismas, Revista de Historia Intelectual,
14 Los títulos de los autores mencionados denotan su acercamiento al ámbito de la Historia de las ideas: Max WEBER: La ética protestante y el
espíritu del capitalismo, Alianza Editorial, Madrid, 2012; Benedetto CROCE: La Historia como hazaña de la libertad, Fondo de Cultura
Económica, España, 2008; Karl MANNHEIM: Ideología y utopía, México, Fondo de Cultura Económica, , 1941;Paul HAZAR: El pensamiento
europeo en el siglo XVIII, Madrid, Alianza Editorial, 1998; Johan HUIZINGA El Otoño de la Edad Media. Estudios sobre la forma de vida y del
espíritu durante los siglos XIV y XV en Francia y los Países Bajos, Madrid, Alianza Editorial, 2005.
15 Ver al respecto: Javier PINEDO, Tres tendencias metodológicas en el pensamiento en Hispanoamérica: Examen y propuestas, Cuadernos
Hegel y la Historia de América Latina, Historia Crítica, No. 3, Enero Junio, 1990, Colombia, Universidad de los Andes, pp.119-125.
19 Ver:Karl MARX/ Friedrich ENGELS: Materiales para la Historia de América Latina, Cuadernos de Pasado y Presente/30, Editorial Pasado y
Presente, 1972, Argentina: de José ARICÓ: Marx y América Latina, Fondo de Cultura Económica de Argentina, Buenos Aires, 2009.
20 Para una visión crítica del pensamiento /historia de las ideas de América Latina y sus tendencias es importante consultar el V tomo de la
obra de O:Carlos SLOETZER: Iberoamérica, Historia política y Cultural, Buenos Aires, Editorial Docencia, 1998. El difunto Prof. SLOETZER fue
una activo miembro de nuestro grupo de trabajo en la AHILA en sus inicios. Su obra fue editada previamente en Alemán.
21 El marxismo de Antonio GRAMSCI atravesó, nos parece, el siglo XIX. Sus textos escritos en la prisión fascista, sobre problemas de la
cultura y del rol de los intelectuales, por ejemplo, se liberaron del canon marxista leninista, crearon un nuevo lenguaje y pueden ser
considerados como expresión de la Historia de las Ideas y de la Cultura, leer por ejemplo: “La formación de los intelectuales”, en Manuel
SACRISTAN, Antonio Gramsci. Antología, Siglo XXI Editores, México D.F., 1970, pp. 388-396. En este mismo espíritu, de un discurso marxista
no dogmático es decir, ver: José Carlos MARIATEGUI: Temas de Nuestra América (1923). Empresa Editora Amauta, Lima, Perú, 1979.
22 Yamandú ACOSTA, “De la Historia de las Ideas la Historia de las Ideas: Algunas consideraciones a propósito de De la Historia de las Ideas
a la Historia de los Lenguajes Políticos. La Escuelas reciente del análisis conceptual . El Panorama latinoamericano de Elías Palti” , Revista de
la Facultad de Derecho, Montevideo, No.32, enero, junio, Montevideo, pp.11-16.
23 La expresión “Giro Lingüistíco” creada por el francés Gustav BERGMAN a mitad de los años sesenta, en donde se hace mención a que la
filosofía se orientaba a trasformarse en Filosofía del lenguaje en el ámbito del pensamiento anglosajón. Gustav BERGMAN, Logic and Reality,
Madison, The University of Wiscossin Press, 1964, p. 117. ; Ver: Elías José PALTI, Coord.) Giro Lingüistico e Historia Intelectual, Buenos Aires,
Universidad Nacional de Quilme, 1998; Elisabeth CLARCK History, Theory, Text , Historians and Liguistic Turn, Cambridge, Harvard University
Press, 2004; Frank LOPEZ, El Giro Lingüistico de la Filosofía y la Historiografía Contemporánea, Revista Mañongo, No. 37, Vol. XIX, Julio-
diciembre, 2011, Universidad de Carabobo, Venezuela,189-213.
24 Ver: Mariano PEÑALVER SIMÒ La Lingüística estructural y las Ciencias del hombre; Ediciones Nueva Visión, Buenos Aires, 1972, pp. 50-68.
25 Marc BLOCH, Apología para la historia y o el oficio del Historiador, México. DF., Fondo de Cultura Económica, 2001, pp.131-132. Marc Bloch
se incorporó a la resistencia francesa en Lyon en 1943 y fue fusilado por los alemanes en junio de 1944, Su “Apología”, obra inconclusa fue
encontrada entre sus papeles. Jacques LE GOFF, prefacio a la “Apología para la Historia y el oficio del Hstoriador, p.11.
26 Fernando VALLESPIN OÑA, El giro lingüístico de la Historia de las Ideas: Q. SKINNER y la Escuela de Cambridge en Roberto RODRIGO
ARAMAYO (coord.) et al: El individuo y la Historia: antinomias de la herencia moderna, Paídos, 1995 p. 269. Gedisa, 1988.
27 J. AUSTIN; Como hacer cosas con palabras. Palabras y acciones, Barcelona,
28 Sobre la teoría y el método de la Historia Conceptual, véase: Reinhart KOSELLECK, The Practice of Conceptual History, Timing, Spacing
Concepts, California, Standford University Press. 2002 ; Juan María SÁNCHEZ-PRIETO, Reinhart Koselleck: “La interdicisciplinaridad de la
Historia”, Memoria y Civilización 15, (2012), Universidad de Navarra, 475-499.
29 Conrad VILLANOU, Historia Conceptual e Historia Intelectual, ARS Brevis, Universitat Ramón Llull, 2006, pp. 165- 190.
30 GRONDIN, J. Introducción a la Hermenéutica filosófica, Barcelona, Herder, 1999;
31 Conferencia de Elías Palti en la Pontificia Universidad Católica del Perú, PUCP, 14 de noviembre 2014:
https://www.youtube.com/watch?v=1by3hTWzX0E
32 Mariano A.DI PASQUALE “De la Historia de la Nueva Historia Intelectual: Retrospectiva y perspectivas”. Un mapeo de la cuestión”, Revista