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La Lola

La Lola es un personaje que


forma parte de una amplia zona
geográfica, pues se registra en
Antofagasta, Santiago, O’Higgins y
Colchagua.
En la provincia de Antofagasta,
en la época de los descubrimientos,
fue muy conocida una bella mujer
llamada Lola. Su padre vivía para
cuidar a su hija y distanciarla de
sus enamorados.
La Lola sembraba ilusiones y
desengaños en los hombres, y mucha envidia entre las
mujeres. Un día conoció a un hombre del que se
enamoró, pero él amaba a otra mujer; ella, al sentirse
desplazada, se transformó en una terrible celosa. Fue
así como, una noche, se dirigió descalza y silenciosa a
la habitación donde dormía el hombre y lo mató con
un puñal. Después huyó a los cerros dando gritos y
alaridos. Al tiempo regresó al poblado, víctima de la
locura, solo sabiendo reír, hasta que murió. Desde
entonces la Lola y su espíritu vengativo recorren los
cerros.
O
El Tótem del Guanaco (Yestay)
De acuerdo con algunas
tradiciones, el Yestay sería un
guanaco protector de las
manadas, especialmente de
las vicuñas y guanacos, que
resalta sobre los demás por su
gran tamaño y belleza. Se cree
que este animal sería el jefe de
todos los demás y que tiene la
particularidad de aparecer en
los momentos más
inesperados.
Sin embargo, su apariencia no siempre es agradable de ver,
porque, en ocasiones, desata toda su furia contra los cazadores
mostrándose con una cabeza de demonio y lanzando lenguas de
fuego por su boca. Ni siquiera las balas son capaces de
derrumbarlo y, menos, la fuerza humana.
No obstante, en otras oportunidades se presenta con un rostro
angelical. Incluso, puede hacer las veces de guía en medio del
desierto, cuando capta la bondad en quienes se aproximan de
manera tranquila y pacífica a la manada.
Su alimento predilecto es el cocho (harina de maíz tostado)
con harina de quintitaco (algarrobo dulce).
Los que desean cazar, deben pedirle permiso al Yestay, para
lo cual le dejan una ofrenda entre las piedras del cerro. Este animal
protege a los cazadores pobres que atrapan animales solo para
alimentarse, y castiga a los que lo hacen sin necesitarlo. En
ocasiones asume la forma humana para hacer tratos con las
personas.
Otra versión apunta a que es hijo de la Pachamama (madre
tierra) y que por encomienda de ella debe cuidar a los animales
silvestres. En muchas ocasiones se presenta como un anciano de
barba blanca que lleva consigo un cetro y una flauta con la cual
toca suaves y dulces melodías, logrando de esa manera amansar a
las fieras.
Los brujos de Salamanca
Se dice que en una cueva de Salamanca, donde se
aprende el arte de la brujería, viven las almas de los brujos
fallecidos, quienes les entregan poderes a los que se inician
en este arte. Esta cueva tiene varias entradas y están
cuidadas por culebrones.
Además, en este lugar se rinde homenaje a Satanás,
se efectúan misas negras y se realizan las confesiones de
brujos y brujas. Solo una palabra religiosa o la señal de la
cruz puede disolver, rápidamente, una asamblea, y al canto
del gallo, los brujos vuelven a sus casas escurriéndose por
la chimenea, por el ojo de la cerradura o por alguna rendija.
Cada cierto tiempo, en la cueva se organizan fiestas a
las que asisten los maestros. En ellas se usan servicios de
oro y plata, pero ninguna de estas piezas puede ser sacada
de la guarida, ya que en el exterior se convertirá en algo de
poco valor. Cuentan que un brujo invitó a un joven a la
cueva mientras se realizaba
allí una fi esta y cuando nadie
lo veía, este escondió una
cuchara de plata en su bolsillo.
En ese momento, vio que
una niña se le acercaba,
perdió el sentido y despertó en
la plaza del pueblo.
Rápidamente se llevó la mano
al bolsillo buscando la pieza
robada, pero sólo encontró
una bolita, sin ningún valor, de
las que usan los niños para
jugar.
El Caleuche
Se dice que es un barco
fantasma que navega y vaga por
los mares de Chiloé y del sur de
nuestro país y que está tripulado
por brujos muy poderosos.
Por lo general, aparece
cuando hay neblina, que él
mismo crea, y en las noches
oscuras se ilumina intensamente. Nunca surca las aguas de día.
Además, navega sobre y bajo la superficie del mar a altas
velocidades. Los brujos del barco se dedican, principalmente, al
contrabando, abasteciendo a comerciantes que tienen pacto con
ellos. Por eso, se dice que cuando un comerciante de la zona se
enriquece rápidamente, es porque ha hecho oscuras negociaciones
con el Caleuche.
Además, se cuenta que en su cubierta se realizan grandiosos
bailes y es posible escuchar una maravillosa música festiva. Son
justamente estas melodías las que atraen a los náufragos o
tripulantes de otras embarcaciones, quienes se incorporan como
parte de su dotación.
Cuando el barco es perseguido, se transforma en roca, tronco
de árbol o simplemente en alga para pasar inadvertido y así evitar
su captura.
El castigo para aquellos que miran al Caleuche consiste en
dejarles la boca chueca, la cara hacia la espalda o bien darles
muerte en forma repentina.
Pero cuando esta misteriosa embarcación se apodera de una
persona, la traslada a las profundidades, mostrándole grandes
tesoros y ofreciéndole parte de ellos con la condición de no contar
lo que ha visto.
Se dice que los marineros del Caleuche tienen ciertas
particularidades físicas, como una sola pierna para andar, porque
la otra la llevan doblada por la espalda, y también que son
desmemoriados, para impedirles que cuenten el secreto de lo que
sucede a bordo.

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