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tes es que efectivamente les enseñe algo. llega a ser viable en su irreproductible
Todo saber humano es al menos poten- novedad sobre la base de que él mismo
cialmente “crítico”. Lo único que no puede tiene raíces de las que se nutre. De ahí
serlo es la ignorancia [3]. que el progreso dependa de que no se
pierda lo que ya se conquistó. Mas como
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medios, entre hacer lo mismo que ha ción deviene, así, ansia posesiva y domi-
hecho otro o ser auténtico” [18]. nadora.
Se impone la desaparición de toda
Kant acertó a describir plásticamente
referencia que no sea auto-referencia, de
la diferencia entre estas dos actitudes:
toda fidelidad que no sea a uno mismo y
por un lado, la inclinación hacia las cosas,
al impredecible devenir de la propia
que anula la distancia entre el posesor y
“narrativa” autobiográfica, de toda precep-
lo poseído, entre sujeto y objeto, y, por
tiva –gramática, como diría Nietzsche–
otro, el respeto hacia las personas, que
que no sea la que cada uno se da a sí
mantiene la distancia entre sujeto y suje-
mismo. La idea de que no todo puede ser
to impidiendo la posesión y la objetiva-
de otra manera, y la idea de que no todo
ción completa [20]. El afán de dominio
está a nuestra disposición, que constitu-
puede convertirse en una obsesión, per-
yen el legado socrático de nuestra cultu-
diéndose de este modo lo que Josef Pieper
ra, han de ser definitivamente arrumba-
das como premodernas. Cualquier refle- llamaba “la serenidad del poder no afe-
xión teórica sensata se reduce a tomar rrado” [21]. Con dicha pérdida al hombre
conciencia de que todo es transformable y se le hace muy difícil retener la mirada a
mudable, y la razón práctica ha de emple- la realidad en la forma necesaria para
arse en el esfuerzo consensuado por arbi- poder enriquecerse de ella: pierde tam-
trar medidas para limitar el alcance de la bién su sentido la actitud teórica y con-
propia originalidad, pues efectivamente a templativa, y se vacía irremediablemente
veces puede molestar al vecino. Todos los el ethos del respeto [22].
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sis se puede salir de dos formas: o bien reafirma la madurez sino que multiplica
con creencias nuevas, o bien con las mis- la dependencia [26]. De ahí que, al
mas convicciones de antes, pero mejor ampliar el círculo de los dependientes,
fundadas, más consolidadas y resistentes. más bien haya que decir que es autorita-
ria en el mal sentido [27].
Sócrates tan sólo está seguro de una
cosa, a saber, que cabe un convencimien- b) ¿La educación tradicional se impone
to verdadero, y que en todo caso no lo será a un sujeto ignorado en su interioridad?
por ser mío o tuyo. Quien piensa que algo En una forma análoga al viejo lema del
es verdad, lo primero que piensa es que, si despotismo ilustrado –“todo por el pueblo
lo es, lo será con completa independencia pero sin el pueblo”– la pedagogía posmo-
de que él lo diga. Más aún: seguiría sien- derna muestra a los antiguos maestros
do verdad aun en el caso de que él dijera desde su arrogante tarima ignorando o
lo contrario. Por tanto, si eso es verdad, despreciando la interioridad de los alum-
no es porque sea “mi” verdad, o la tuya, nos, exigiendo de ellos tan sólo “resulta-
sino además y a pesar de ello. Eso es lo dos” externos y objetivables, en el fondo
primero de lo que está convencido todo el más preocupados por la brillantez de su
que está convencido de que algo es ver- enseñanza que por la eficacia del apren-
dad. A esta luz se pone de manifiesto la dizaje. Frente a esto propone dar la pala-
insuficiente justificación de quien por sis- bra al alumno.
tema adscribe la condición de dogmática a
cualquier certeza, o de quien siempre ve De nuevo Sócrates: “De mí no apren-
arrogancia en la actitud de quien afirma o den nada, pero en la conversación dan a
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el respeto como la actitud propia de quien ta para el ser humano. Ese es el talante
se inclina ante algo que ve le trasciende, característico de la persona culta, educa-
la de quien desea dar a la realidad la da. Reconocer una realidad que no está
oportunidad de que se despliegue a sus enteramente a mi disposición, que no es
anchas, de que “hable” para poder escu- sólo manufactura o mentefactura huma-
charla. La falta de respeto conduce a acti- na, me obliga a estar atento siempre, o lo
tudes insolentes, presuntuosas frente a la que es lo mismo, en tensión. La atenta
realidad –especialmente frente a las mirada a la realidad –también a la propia
demás personas– y a una superficialidad realidad del ser humano– me obliga al
ciega ante los valores y ante el arcano inconformismo y a la auténtica rebeldía
misterioso del ser [31]. Hildebrand señala frente a lo dado. A eso nos enseña
la importancia del respeto como actitud Sócrates.
teórica básica:
El amor a la verdad funda la Filosofía,
“El gesto más elemental del respe- y el afán por hacer partícipes a otros de
to consiste en la respuesta a lo exis- ese amor cuando efectivamente nos
tente como tal, a la en sí misma pacífi- colma, la Pedagogía. Ambas cosas las
ca majestad del ser, en contraposición inventó Sócrates. Creo que el legado
a toda mera ilusión o ficción; constitu- socrático capaz de rescatar a la pedagogía
ye la respuesta a su propia consisten- posmoderna de su inercia se podría resu-
cia interior y a la realidad positiva, así mir, en lo que aquí nos afecta, en dos
como a su independencia respecto de axiomas fundamentales:
nuestro arbitrio. En el respeto ‘confor-
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tro espíritu. Por eso, la actitud básica también, y antes, sea capaz de
que supone el respeto constituye ya de
mostrar la verdad.
por sí algo indispensable para un
entendimiento adecuado. La profundi-
Naturalmente que esa razón es discur-
dad, la abundancia, y sobre todo el
siva y no dogmática. El discurso es el ins-
arcano misterioso de lo real sólo se
trumento del que disponemos para acer-
descubre al espíritu respetuoso” [32].
carnos a la verdad, con un acercamiento
Frente a la ideología de la emancipa- siempre incompleto, pero que si parte de
ción y de la autonomía, configuradora de una búsqueda sincera será un efectivo
la conciencia tardomoderna, la actitud de acercamiento, aunque nunca lleguemos a
quien se sabe en deuda con la realidad se la plenitud. ¿Quién mejor que Sócrates
erige en todo su valor como la más realis- para ilustrarlo? [33].
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lógica de la creatividad se revela en la cultura de masas de Dios tiene una eficacia no meramente locutiva o
de USA: “Las películas o las series televisivas america- expresiva, sino ontológica. Vid. Gen. 1, 26-27. Por su
nas ofrecen persistentemente un espectáculo cultural parte, y como ha puesto de relieve O. Fullat, de la afir-
extremadamente heterogéneo: sus protagonistas no mación de que el hombre es el que devela el ser median-
sólo son de razas diversas, o esferas sociales diferen- te el lenguaje, siendo éste en último término su fuente de
tes, o de períodos históricos variados, sino que fre- sentido, los valores que de ahí nacen sólo pueden ser
cuentemente se trata también de monstruos, extrate- débiles y efímeros. Vid. FULLAT, O. (2003) Heidegger o
rrestres, fantasmas, alimañas exóticas, figuras fantásti- los valores rasos de la educación postmoderna, revista
cas, ordenadores, automóviles o neveras que se han española de pedagogía, 225, pp. 209-222. Vid. tam-
vuelto locas. A lo largo de la película o serie, esos héro- bién COLOM, ANTONIO J. y MÈLICH, JOAN-CARLES
es tan heterogéneos, sin embargo, deben dejar claro en 1994) Después de la modernidad. Nuevas filosofías de
las secuencias finales que todos ellos poseen las mis- la educación (Barcelona, Paidós).
mas funciones, representaciones y deseos (por ejemplo,
la familia, el reconocimiento social, un puesto propio en [15] Lo contradictorio no puede ser ni ser pensado, pero, por
la vida, etc.). La búsqueda de la tautología determina la definición, sí puede ser dicho.
forma de actuación: frecuentemente sirve, además, para
llevar a esos héroes protagonistas a una situación límite [16] BERGER, P. y LUCKMANN, Th. (1986): La construcción
que, por otra parte, les obliga a expresar sus deseos y social de la realidad (Madrid, Amorrortu). El constructi-
pensamientos más íntimos, a contrastarlos con los dese- vismo pedagógico es tan sólo uno de sus epígonos. Vid.
os y pensamientos de los demás y a eliminar eventuales BARRIO, J. M. (2000) Las bases gnoseológicas de las
diferencias y equívocos. La acción no finaliza antes de modernas teorías sobre el aprendizaje. Una interpreta-
que todos los participantes reconozcan y formulen explí- ción crítica del paradigma constructivista, Revista de
citamente que también ellos piensan y sienten de la Educación, 321, pp. 351-370.
misma manera que todos los demás. La tautología per-
fecta juega aquí el mismo papel que la catarsis en la poé- [17] “No me puedo asumir como mi pura omnipotencia acti-
tica de Aristóteles” (Ibíd., 89-90). va, sin tomarme a la vez como la pura posibilidad pasi-
va que indefinidamente puedo moldear. Tengo, pues, que
[13] Este “hacerse cargo” se ha de entender en la doble sacarme de mi nada, poniéndome a la vez, como tal
acepción que en castellano reviste el giro lingüístico: por nada, enteramente a mi disposición” (MILLÁN-PUELLES,
un lado, de un modo cognoscitivo, el hombre necesita ANTONIO (1967) La estructura de la subjetividad, p. 411
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“tomar nota” del mundo que le rodea, conocerlo, com- (Madrid, Rialp).
prenderlo; y por otro, el hombre precisa hacerse cargo
de la realidad también de un modo dominativo, es decir, [18] FONTÁN, M. (1996) Arraigos personales portátiles o for-
necesita “adueñarse” de ella. Ambas acepciones son mación de la subjetividad. (Educar en la época tecnoar-
concurrentes y estrictamente inseparables en el hom- tística del mundo), pp. 52-53, en GARCÍA-HOZ, V. (dir.)
bre. Responden de manera inequívoca a una vocación Enseñanzas artísticas y técnicas (Tratado de Educación
esencial del ser humano: su radical apertura al mundo, personalizada, vol. 18) (Madrid, Rialp).
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mos nosotros. La única posibilidad de que no todo sea JOSEPH (2005) Fe, verdad y tolerancia, p. 218
puro poder es que haya instancias sobre las que no ten- (Salamanca, Sígueme).
gamos poder. Pero eso no ocurre ‘del todo’ ‘con nada’
de lo que es producido exclusivamente por nosotros. [25] Schooyans entiende que la mayoría puede ser regla de
Sólo ocurre con lo que no depende de nosotros. Creo funcionamiento, pero nunca referencia última del
que ese es el tipo de realidad viva a la que, con distintos Derecho o de la Ética. De lo contrario, carecería de sen-
nombres, se viene llamando persona desde hace más de tido la noción de unos derechos humanos como funda-
veinte siglos. Y cada una de ellas vale más, infinitamen- mento de todo ordenamiento jurídico, que lo primero que
te más que cualquier cosa” (Ibíd., p. 59). ha de hacer es reconocer y atenerse a un fundamento
–constitucional– que le es previo precisamente por no
[21] PIEPER, JOSEF (1957) Glück und Kontemplation, p. 29 ser resultado de un consenso, ni estar por ello al arbitrio
(München, Kösel-Verlag). de un eventual disenso. Vid. SCHOOYANS, MICHAEL
(2004) Dios, o el postulado de la razón práctica (Madrid,
[22] He reflexionado sobre esto con más detenimiento en el Instituto de Humanidades Ángel Ayala-CEU).
capítulo III del libro BARRIO, J. M. (2003) Cerco a la ciu-
dad (Madrid, Rialp). [26] SPAEMANN, ROBERT (2003) Límites..., cit., 455.
[23] Ese talante dialógico queda bien reflejado, por ejemplo, [27] Ibíd., p. 461.
en la actitud de Gustave Thibon. Hablando del verdadero
discipulado en filosofía, y de la humildad del auténtico [28] PLATÓN, Teeteto, 150 a.
maestro, afirma lo siguiente: “Mi deseo no es tanto apor-
tar una enseñanza como suscitar un diálogo. No soy uno [29] Vid. TAYLOR, CHARLES (1994) La ética de la autentici-
de esos maestros dominantes cuya autoridad, recha- dad (Barcelona, Paidós) y, del mismo autor, (1996)
zando toda discusión, impone su yugo y sus límites al Fuentes del yo (Barcelona, Paidós).
pensamiento de sus discípulos. De ambicionar como
maestro algún tipo de autoridad sería la de ‘hacer pen- [30] LLANO, ALEJANDRO (2005) Después del final de la
sar’. Y no necesariamente en la misma dirección en que Metafísica, p. 39 (Madrid, Facultad de Teología San
yo pienso. (...) La verdadera influencia no consiste en Dámaso). Para esa metafísica mínima –continúa Llano– “la
modelar desde fuera el espíritu del otro a nuestra ima- expresión el mejor de los mundos posibles no tiene refe-
gen y semejanza, sino en despertar en su interior al rencia, ni siquiera sentido. Siempre nos movemos en un
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Este artículo muestra los principales
lugares comunes de la pedagogía posmo-
derna y su proximidad a los planteamien-
tos de la hermenéutica heideggeriana, así
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