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ANÁLISIS DE LA ESTRUCTURA SOCIAL EN LA
CIUDAD DE EL TOCUYO COLONIAL
(1545-1821)
3
SOBRE EL AUTOR
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MARCO ANTONIO GHERSI GIL
5
Primera edición, 2000
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AGRADECIMIENTOS
Deseo dejar aquí constancia de mi agradecimiento a las siguientes
personas e instituciones:
A la historiadora Nieves Avellán de Tamayo, por su invalorable amistad,
por compartir material vital para esta investigación, y por su incesante estímulo
para que yo terminara esta investigación y por su valiosas sugerencias desde el
inicio hasta la revisión final.
A mis padres, Cecilia Gil García y Antonio Ghersi Lares, por su apoyo
sin tregua siempre; y a la memoria de mis abuelos maternos Victor y Adela Gil
García, por quienes soy descendiente de los fundadores de El Tocuyo.
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PRÓLOGO(*)
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la estadistica y la demografía, entre otras. Especialidades
que le han permitido ahondar con inusitados hallazgos en
los diversos tópicos que abarca este trabajo; que, para decirlo
en pocas palabras, refiere las peculiaridades del poblamiento,
la alternancia de las diferentes castas sociales --españoles
peninsulares y blancos nacidos en Venezuela, mestizos,
indios, africanos, mulatos, pardos y esclavos--, al principio
claramente diferenciadas y luego vemos cómo debido a
diversas razones de orden social y ecónomico se ven
impelidos a un mestizaje que les permitía avanzar o
involucionar dentro del panorama tan estricto y cerrado de la
época. Así, asistimos al conocimiento pormenorizado, con
ejemplos siempre oportunos, de cómo se dan las instituciones
heredadas de las ocupación española, como la encomienda,
la Dote, la concertación matrimonial, la limpieza de sangre,
el “blanqueamiento”, el sistema de las haciendas, los oficios
viles y toda una panoplia de posturas rígidas que trazan el
panorama social de una etapa crucial en la historia
venezolana, y cómo se lleva a cabo la transformación
socioconómica y su impacto en aquellos tempranos
pobladores, junto al minucoso rastreo de los familias de origen
indígena, europeo y africano, y los inevitables
entrecruzamientos entre ellos.
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tratados existían hasta esta publicación. Pasar revista de
cuáles son tales tópicos rebasaría la intención de este sucinto
prólogo y no voy a repetir aquí lo que el autor dice con
suficiente soltura, con un ordenamiento sistemático poco
común y una interpretación siempre pertinente y clara de la
gran complejidad de factores analizados. A partir de los datos
obtenidos, en los folios de las escribanías y los libros de
registros del período que ocupa al autor, el complejo
panorama se nos va presentado sin limitaciones --salvo la
pérdida de tantos libros en algunos períodos determinados
y la falta de continuidad en aquella época por llevar un registro
más minucioso de su realidad poblacional y de los
pormenores del peculiar y difícil desarrollo social de El Tocuyo
de la colonia, cuya importancia en el poblamiento de las
nuevas ciudades y villas fue de gran influencia en el resto
del país; y cuyas repercusiones son conocidas por los
especialistas desde la época de los primeros cronistas.
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fidedigno de cuanto registra este libro. Yo que le conozco y
sé de su inequívoca ética de trabajo puedo dar fe de ello. Y
lo que es mucho más importante y fundamental, Ghersi Gil
desde el comienzo se ha atrevido a pensar, a analizar, a
esforzarse sin límites por construir un universo con ideas
propias. Ya sabemos que sustentadas siempre por los hechos
históricos. Y de allí se lanzó a la interpretación en gráficas
rigorosas, cuadros de análisis de variables y cálculos de las
relaciones porcentuales para darle expresión estadística a
sus hallazgos y aportes inequívocos, cuya valía tardará en
reconocerse en un medio tan mezquino como el nuestro (y
no me refiero, por supuesto, solamente a la sojuzgada
provincia). Justo aquí nos topamos con la novedad esencial
que presenta este libro, como anoté al incio, y es la utilización
por vez primera de la demografía con un criterio exhaustivo
en lo etnohistórico, basada en fuentes primarias indiscutibles
como los libros parroquiales, de bautismos, matrimonios y
entierros, en contraposición de las fuentes comunmente
utilizadas, que no son otras que las incompletas e inexactas
matrículas poblacionales (elaboradas por los vicarios en el
período estudiado), las cuales estas plagadas de errores de
clasificación étnica. En esto, el uso de la genealogía en cada
caso proporciona datos para una clasificación veraz que
muestra las verdaderas variantes y matices del mestizaje en
El Tocuyo colonial.
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permite conocer y aisistir a la reconstucción de los diferentes
grupos étnicos que contribuyeron a formar El Tocuyo colonial,
su peculiar comportamiento social y la urdimbre de
fenómenos que hicieron posible gran parte de lo que hoy
somos.
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con los lectores, gracias a la iniciativa del Dr. Marco Tulio
Mendoza Dávila, quien supo apreciar y ver con generosa
honradez intelectual el claro valor de estas páginas. Espero
que estas líneas no desmerezcan de una obra cuya
importancia irá creciendo en el tiempo como tal vez pocos
puedan al menos imaginar ahora. ¿Para qué agregar más?
14
INTRODUCCIÓN GENERAL
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como me he propuesto en esta investigación.En tal sentido,
debido al tamaño de la muestra considerada, que representa
la mayoría de la población en muchos casos, los datos
obtenidos resultan claves y difíciles de objetar por cualquier
análisis estadístico riguroso.
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ningún modo se agotan las múltiples posibilidades de
interpretación que sobre el tema pueden hacerse con los
datos existentes, y si se diera el caso de disponer en el futuro
del descubrimiento de otros documentos que permitan aclarar
aún más el tema.
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la presente investigación. Antes, naturalmente, se procedió
a realizar un estudio preliminar para definir el tamaño y
alcances de la muestra, variables y procedimiento de trabajo
a emplear.
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Para la ciudad sólo se disponían de datos desde
1660 por lo cual se decidieron tomar muestras al azar de
esta población hasta 1788, dando preferencia a las uniones
mixtas, especialmente a aquellas con blancos o negros
esclavos.
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Tamayo; documentos de escribanías de El Tocuyo de 1660
a 1821 y de Barquisimeto de 1603 a 1821; dispensas
matrimoniales, Capellanías, Ordenes de Sacerdotes y otros
documentos del Archivo Archidiocesano de Caracas desde
1620 hasta 1740; documentos del Archivo General de la
Nación y finalmente los libros parroquiales de bautizos,
matrimonios y entierros de los diferentes grupos étnicos de
El Tocuyo y su jurisdicción de 1616 a 1821, localizados en
el Archivo Archidiocesano de Barquisimeto.
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en el campo de la genealogía y demografía de El Tocuyo
colonial. Aquí se presentan, aparte de mis consideraciones
sobre los temas tratados, los datos suficientes que resaltan
a modo de ejemplos las afirmaciones que van tejiendo todo
el libro. No se incluyen notas a pie de página, pues se cita
gran parte de la información en el transcurso de la
investigación completa.
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ADDENDA.
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LA ESTRATIFICACIÓN SOCIAL INICIAL Y
LOS ESPAÑOLES
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acostumbrados aún.
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fragmentaban en diversas ramas con el fin de disfrutar de
los privilegios que en cada una de ellas les habían sido
asignados en virtud de sus méritos militares, y así
virtualmente “despoblaban” a las ciudades matrices como
El Tocuyo y Coro" para poblar a otras nuevas como Caracas,
Valencia, Borburata, Barquisimeto,Carora, Trujillo y otras.
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historiadores.
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concluida la conquista, algunos hidalgos, en desgracia
económica o política, emigraron a la Provincia de Venezuela
ávidos de reivindicación o por motivos personales. Estos
hidalgos “recién llegados” a pesar de no pertenecer al grupo
fundador, gozaban de los fueros y privilegios de la “nobleza
titular” europea, ya que la legislación hispánica e indiana así
lo garantizaba. En consecuencia, y apadrinados por la corte
y el Real Consejo de Indias, no tardaron en relevar de los
altos cargos políticos a los conquistadores y algunos de sus
descendientes para finales del sigo XVI.
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enlaces matrimoniales ventajosos con las doncellas y viudas
españolas nacidas en Venezuela, reales herederas de la élite
territorial, económica y militar de los primeros pobladores de
esta ciudad. Por su parte, los fundadores y sus hijos — los
españoles nacidos en Venezuela dominantes— ,
consideraron como prioritario englobar a la “nobleza” para
sus descendientes por todas las poderosas razones antes
mencionadas. Estos enlaces también les proporcionarían los
altos fueros sociales y fiscales y cargos políticos de la nobleza
titular y garantizaron sus solicitudes de encomiendas, tierra
y demás privilegios económicos con las cuales fortalecer y
perpetuar su hegemonía.
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explicarse a través de los siguientes argumentos: los
españoles nacidos en Venezuela y otros grupos
“segregados”, no alcanzaban los altos empleos políticos.
Insoslayables razones de orden político de la Corona llevaron
a que ex-profeso sus peticiones y solicitudes fueran recibidas
con frialdad y burocratización, aunadas al impedimento que
tenían de tramitarlos personalmente. Por otra parte, se les
consideraba menos confiables para cargos de semejante
responsabilidad, por la escasa fe depositada en la lealtad,
eficiencia y capacidad de aquella población, aislada, con poco
o inexistente acceso a la educación en instituciones de
prestigio académico, y porque obstaculizaban la designación
de los empleados de confianza, que deseaban imponer desde
Europa. Los empleos más elevados, y de mayor
responsabilidad y prestigio estaban reservados para los
“nobles”, recién llegados de provincias españolas,
principalmente de Castilla, o quienes se vinculaban a ella
por antiguas alianzas, favores, vasallaje feudal, y a la
burocracia de la corte por motivos políticos, geográficos y
sociales.
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hijas. Uno de los aspectos en que podían materializar este
desprecio, era en la situación de franco mestizaje de las viejas
familias de la élite española nacida en Venezuela ; se veían
como los únicos “libres” de mezcla con otras razas
consideradas inferiores y les aventajaba en sus ambiciones
de poder político y económico.
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categoría del futuro marido “noble” requería costosas
compensaciones. Por otra parte, como las esposas española
nacida en Venezuela s no tenían noción de “la fuerza y
fundamento de sus derechos” las entregaban al marido para
que “velase por su vida, bienes y futuro”, encargándoles la
administración y multiplicación de los bienes dotales. A este
respecto podemos señalar que las leyes sobre la Dote,
buscaban proteger a la mujer y a la institución familiar como
expondremos a continuación.
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Las ventajas y fueros legales, sociales y
económicos que estaban asignadas al grupo fundador,
contrastaban con la condición de encomendados de los
indios.
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casarían los “españoles con sus mancebas que son las indias
principales” por lo cual en 1539 el Rey ordenó en un plazo
de tres años casarse a los encomenderos o traer a sus
mujeres e hijos de España, so pena de perder sus
encomiendas. (Mörner, 1969:46)
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acatado en Venezuela dentro de líneas generales— que se
“recogieren a todos los hijos de Españoles que hubieren
habido en indias... y anduvieren entre los indios” y darles
educación y formación Española. Para las Reales
Autoridades y a todos los efectos, los mestizos de sangre,
habidos bajo enlace matrimonial —como el caso de los hijos
Esteban Mateos— eran considerados “Españoles españoles
nacidos en Venezuela”, a diferencia de los habidos
concubinariamente que eran considerados “mestizos”.
(Mörner, 1969:45)
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española y tal número de estos “mestizos” en la provincia de
Venezuela y en la ciudad de El Tocuyo, que como se verá
luego, tanto los hijos legítimos como concubinarios quedaron
tempranamente englobados en la población europea de la
ciudad, sí bien con diferentes gradaciones de categoría,
principalmente según el orden de proveniencia en el
estamento de jefatura militar.
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adelante. Estas condiciones impedían el establecimiento de
una estructura social rigurosamente clasificada y dividida en
dos “castas”, excluyentes entre sí. Por otra parte, la inicial
unión pacífica interétnica con la población femenina aborigen
había garantizado para la reproducción del grupo europeo
un número suficiente de “doncellas” mestizas, educadas para
el matrimonio a la usanza española; que eran accesibles a
quienes no podían aspirar a las escasas españolas puras,
que en breve tiempo serían especialmente valiosas para el
crecimiento, población y reproducción de los españoles,
“principales” y, en mayor grado, del “estado llano”.
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(que tildaban de “voluptuosas y lascivas”), compañeras
ideales durante la guerra e inestabilidad de los primeros años,
generaron tal cantidad de “cópulas ilícitas”, que como
resultado hubo una desproporcionada cantidad de hijos
mestizos.
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unión, interesado en casar la hija mestiza, garantizando
además una cuantiosa Dote y ,a veces, hasta la “dejación de
encomiendas” a favor de sus futuros yernos, para que así
fueran “personas de su misma calidad”.
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JOACHIM RITZ, contador y tesorero de los Welser, no
teniendo otros herederos y no ocultando su paternidad
pretendieron legítimar a sus hijos mestizos, no obstante la
raza indígena de sus madres Para ello mostraban sobradas
razones tales como la esmerada educación con que los
habían preparado para sucederles en sus cargos y para
cualquier empleo de República, que los hacia “iguales” a los
españoles nacidos en Venezuela no mestizos y también
“caballeros de su misma calidad” a las doncellas de las
principales familias.
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y militares. Tenían en común el privilegio de ser nobles por
una Real Cédula de Don FELIPE II del 13-6-1573, dada en
el bosque de Segovia según la Recopilación de Leyes de
los reynos de las Yndias ”Que los pobladores principales y
sus hijos y descendientes legítimos sean hijosdalgos en las
Indias” Ordenanza 99 de Don Felipe II , se ordena que “ Por
honrar las personas,hijos y descendientes legítimos de los
que se obligaren a hacer población y la hubieren acabado y
cumplido su asiento , les hacemos hijosdalgo de solar
conocido, para que aquella población y otra cualesquier
partes de las Yndias sean Hijosdalgo y personas de noble
linage y solar conocido y por tales sean habidos y tenidos y
les concedemos las honras y preeminencias que deben haber
y gozar todos los hijosdalgos y Caballeros de estos Reynos
de Castilla,según fueros, leyes y costumbres de España
deben hazer y gozar”... (Recopilación de Leyes de las Indias
mandadas a imprimir y publicar por la Magestad Católica
del Rey Don Carlos II, nuestro señor, Tomo Segundo, Madrid
MDCCLXXXXI, Quarta impresión Libro IIII, Título VI, página
18, Ley vj)
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encomenderos y enfeudamiento de mayorazgos,
aprovecharon hasta el extremo esas ventajas para acumular
toda la riqueza posible hasta los límites naturalmente
alcanzables, a pesar de la pobreza de la provincia Acciones
tales como atropellos, herencias indivisas, maniobras,
uniones matrimoniales consanguíneas, manejo
indiscriminado de recursos e insolvencia fiscal no fueron
infrecuentes durante el período en cuestión.
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declaraba Don Ambrosio de Mendoza tenía que conformarse
con tener “dos hixas casadas pobremente en la Provincia
del Dorado y otras dos doncellas por casar”. Por otra parte,
careciendo de conventos, que requerían menor Dote, donde
recluir a sus hijas doncellas conforme a la dignidad y calidad
de sus antepasados, no había nada digno para resolver su
situación para ellos desesperada.
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pobreza y ahora no tienen como garantizar las bodas de una
hija, o una capellanía para que puedan ordenarse y así servir
a la Iglesia sus hijos. Por otra parte, sabían sobradamente y
así lo argumentaban que en el clero local los únicos ministros
durante este período fueron ellos y sus descendientes.
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descendientes solicitasen la protección de la Corona a la
hora de elegir los cargos públicos vacantes.
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era como ya hemos dicho, una “élite social, económica y
territorial “, y era el sector entonces denominado “gente
principal”. Correspondía a un heterogéneo origen étnico y
legal, para el propio siglo XVI, y por consiguiente se acentuará
la heterogeneidad en el siglo XVII con el paulatino auge de
algunas actividades económicas en la ciudad y su jurisdicción
Estas últimas, permiten el sucesivo ascenso de no sólo los
primeros extranjeros e hispánicos y mestizos segregados,
sino a nuevos personajes de un origen no tan conocido,
incluso de otras ciudades o colonias de Hispanoamérica.
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Gobernadores se enlzaron a estas familias, incluían: del
Grupo Villegas, ANTONIO DE SOTOMAYOR Y AGUIRRE,
FRANCISCO MALDONADO, JUAN DE HERVAS,
BARTOLOME DE TORRALBA, LUIS DE TORRELLAS; del
grupo Losada JUAN OÑATE DE OCHOA, GONZALO DE
OSORIO; del Clan Villasinda LEONARDO GRUBEL, suizo
de San Gallen, ANTONIO DE REINOSO, y de estos dos
últimos clanes varios miembros se unieron a las
descendientes FRANCISCO LOPES DE TRIANA y PEDRO
DE MIRANDA. El clan de la Peña incluyó por enlaces a
nobles portugueses como MANUEL SA SILVA, MATHEO
RUIZ DE SEQUERA Y ALONSO FREYRE y a otros nobles
españoles.
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MARCELLA DE GRADOS, GONZALO DE VIDES, y las
familias tocuyanas de origen caroreño como los XIMENES
DE ENCISO y XIMENES DE LA PEÑA .
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Debemos resaltar que durante el lapso
comprendido entre los primeros años de la ciudad, de la gente
que dejó sucesión en ella; esto es, los escasos individuos
que gozaron de tal privilegio fueron: DON AMBROSIO DE
MENDOZA, único de los hijos de Mariscal Gutierre de la Peña
que lleva este título en su firma, que tal vez se lo debe al
origen hidalgo de su madre; ya que el propio Mariscal no
gozó de tan honorífica distinción. Luego su hijo DON
FRANCISCO y sus nietos DON FRANCISCO y DON
ALONSOcontinúan usando tal título, además de los hijos del
Gobernador Don PEDRO PONCE DE LEÓN, llamados DON
ANDRES Y DON RODRIGO PONCE DE LEÓN y el hijo de
LUIS DE NARVAEZ, hidalgo, llamado DON RODRIGO DE
NARVAEZ Y VALDELOMAR. Entrado el siglo XVII aparece
usándolo el portugués DON NICOLAS GOMES DE
LUCENA. Para entonces, dos tocuyanos de conocida
vinculación con las más antiguas familias y con mezcla de
sangre aborigen, cuyos padres no gozaron del uso del “Don”,
DON LUIS VENTURA DE VILLEGAS Y DON ALONSO LUIS
DE VILLEGAS —padre e hijo lo ostentaron, no siendo
excluidos los blancos de origen mestizo, pues DON LUIS
VENTURA DE VILLEGAS era hijo del CAPITAN FRANCISCO
DE SAN JUAN y nieto por tanto de MARIA DE LA PEÑA, hija
mestiza del Mariscal Gutierre de la Peña.
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textualmente podemos leer:
LA ORTODOXIA RELIGIOSA
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llamara judío a Marcos Hontañon de Alvarado, Escribano
Público y de Cabildo de El Tocuyo, y a Antonio de Esteves,
para que se originara en la ciudad un “pleito ruidoso” y una
rebelión el 29—1—1602 a las 9 de la noche; en el cual fueron
presos los acusados de “judíos” y luego su acusador en el
año de 1602.
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profesa” y en calidad de persona noble, en compañía de
dos criadas, mujeres españolas; una era Inés de Mendoza y
la otra el Mariscal antes de embarcar en Sevilla. se
reservaban el derecho a escogerla. Luego dice el Documento,
en 1562: “FRANCISCA HERNANDES, beata no profesa
como de sinquenta años de edad nral (natural) y veza(vecina)
de la ciudad de Toledo hija de JUAN FERNANDEZ DE LA
PEÑA qe la tubo en MARGARIDA HERNANDES, negra
atezada nral (natural)al pareser de Guinea, pero xristiana
católica limpia era nieta por la parte de su padre de
GUTIERRE DE LA PEÑA y de CATALINA HERNANDES”.
Pasó a Venezuela con su hermano el Mariscal Gutierre de la
Peña, “hijo lexitimo del referido JUAN FERNANDEZ DE LA
PEÑA en Virtud de Real Cedula despachada en Madrid el
25—4—1563 por la cual se le permite llevar dos mozas para
su Servicio”.( A.G.I. Legajo de Casa de Contratacion 5220,
Año 1563, Número 556, folios 9 al 10).
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Fernandez de la Peña padre deste Testigo la dha ( dicha)
Francisca Hernandes que la dha ( dicha) Margarita
Hernandes”..” -faltan lineas 21 y 22— “berdad para el
Juramento que hizo... Hernandes”.— Linea 27—. El Mariscal
Gutierre de la Peña firma el documento.
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LOS BLANCOS DEL ESTADO LLANO.
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encomenderos y en 1588 de 50 vecinos 38 eran
encomenderos, lo que representa un 75 % de vecinos
españoles encomenderos.
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Los hijos varones legítimos de la “gente del estado llano”
sólo pudieron aspirar a casarse sin Dote con mestizas
"blanqueadas" apartadas por la categoría inferior de sus
nacimientos ilegítimos o por la dudosa “honorabilidad” de
las madres (tal sospecha de deshonor era un estigma notorio
para entonces).
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ganado y esclavos suficientes para establecer prósperas
explotaciones agrícolas y ganaderas que les dió una situación
desahogada y honorable.
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LOS OFICIOS VILES Y LA POBLACIÓN DEL ESTADO
LLANO
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por MARTA DE OCHOA y JOSEPH DE OCHOA, se
comprometió igualmente para “servir primero de aprendiz
hasta que aprendiera el oficio, y de ayudante para trabaxar
la madera de la manera gruesa y fina”, por lo cual no se le
pagaría renta.
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en terminar en una situación económica desventajosa. Los
blancos llanos, tras alcanzar una buena posición económica
y edificar ingenios o hatos de ganado con fabulosa
productividad, terminaron por ser excelentes partidos para
contraer nupcias, obviándose las diferencias de linaje y
calidad por no haber Dote por parte de los arruinados
“nobles”. Aún en el caso de resistirse a estas uniones,
finalmente luego de dos o tres generaciones, muchos “
blancos principales”, empobrecidos hasta el límite, vinieron
a ver como superiores a este grupo despreciado y segregado.
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de la Peña y biznieta de Diego de Losada, Juan de Villegas
y el Mariscal Gutierre de la Peña .
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Con frecuencia las madres solteras expósitas o
blancas del Estado llano y sus hijas recaían en el círculo
vicioso de la pobreza y dependencia por varias razones. Los
varones “nobles” no aportaban más que exiguos recursos,
ya que la payor parte de su fortuna la destinaban a sus
matrimonios legítimos. En n el caso de dejarles casas y
tierras, en cierta forma estas eran improductivas porque no
contaban con los recuros ecónomicos y los mayordomos
expertos necesarios para explotarlas; y, por último, la
mentalidad religiosamente inquisitiva de la época respecto
al adulterio y al nacimiento ilegítimo.
LOS EXPOSITOS
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las leyes Indianas, era especialmente inquisitorial respecto
a los hijos adulterinos o de mujeres solteras, si se les
compara a las sociedades venezolanas de siglos posteriores.
No obstante, dadas las características especiales del período,
a pesar de que esta situación tuvo notables excepciones, es
notorio que tal situación legal “ilegítima” era motivo de
grandes demostraciones de desprecio por la población
“blanca principal”.
62
ciudad. En este documento se dice que MIGUEL PIÑERO,
natural de Maracaibo, se casó y veló en Coro en 1661 con
ANA DE LA PAZ, natural de esa ciudad. No obstante, era
vecino de El Tocuyo para 1675 pues en ese año apadrina
junto a doñaFrancisca de Mendoza, a ROSA MARIA, una
niña expósita, en casa del Maestre de Campo Thomás de
Colmenares, la cual será su futura nuera.
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de la madre “por onor se calla”. (Archivo Registro Principal
de Barquisimeto, Escribanías.1738 Expediente de limpieza
de sangre de Ildefonso de la Paz Piñero. Folio 1 y ss.).
64
ocasiones también formaban clanes familiares complejísimos
por sus madejas de múltiples parentescos. Estos hechos,
numerosos en extremo, dieron origen a una nueva
subdivisión del estrato social de los blancos del estado llano
que comenzó a estrechar vínculos entre sí y con otros estratos
inmediatamente superiores o inferiores, como se verá, según
el caso, originándose nuevos matrimonios con expósitos o
hijos de matrimonios de expósitos o sus descendientes:
personas del estado llano.
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Preguntadas estas familias las razones de tan
intrincada cantidad de dispensas y parentescos, respondían
invariablemente respuestas como esta: “... hallándose tan
despoblada esta ciudad de personas onradas de nuestra
misma calidad y hallándonos huérfanos y en una gran
pobreza no hay otro marido que pueda hacer la felicidad desta
huérfana que el que pretende desposarla por palabras de
presente...”.
66
un largo juicio para estorbar el matrimonio alegando que
existía un impedimento del tercero con cuarto grado de
consanguinidad en virtud de que doñaMaría de Piña era hija
de Alvaro de Carrizales, hijo legítimo de MELCHOR DE
LEON Y CATALINA DE MIRANDA.
67
...”.
68
asta que tubo edad (,) la caso con el dho ( dicho) Cristóbal
Guedes y le dió dote (,) y que es la contenida la dha ( dicha)
DoñaMaría de Piña su muger (,) madre de la dha (dicha)
DoñaMaría de Guedes y que si saben que la noche que le
llebaron al dho (dicho) Capitán Gonzalo de Piña a la dha
(dicha) DoñaMaría de Piña (,) mi muger escribió de su puño
y letra el día y ora que se la llebaron mes y año (,) y para lo
que les a mostrado al dho (dicho) (papel) y traído a los testigos
que vieren y leieren y conosieron la letra del dho (dicho)
Capitán Gonzalo de Piña para que la reconozcan (;) y si
saben que en el referido tiempo de más de 56 años que fue
viva la dha ( dicha) DoñaMaría de Piña nunca jamás se
supo ni su padre ni su madre de la dha ( dicha)
DoñaMaría....sino que lo era del dho ( dicho) Gonzalo de
Piña por el mucho amor que le tenía y con el recato que la
crió y por la dote que le dió y la casó”. Esto lo confirmó
Francisco de Trexo Quesada “quien conoció al dho ( dicho)
Gonzalo de Piña y recuerda como la noche que le llevaron a
la niña vió que este le decía a su esposa DoñaJuana Arias
Valdés con la niña en el regazo que ya tenía una hija, pues
no tenían hijos al presente”.
69
Otro declarante, el Capitán Gracián de Piña
Ludueña, dijo que” el dicho Gonzalo de Piña, su tío, tuvo
asentado casamiento a la dha ( dicha) DoñaMaría con Diego
Fernandes de Escorcha y llevando las amonestaciones al
Padre Diego Phelipe de León, cura, le dijo que querían cassar
y el cura le dijo que DoñaMaría era hija de Alvaro de
Carrizales, deudo muy cercano de Escorcha y que no trataran
de desenterrar los huesos de los muertos dexandoles
descansar en paz y que por dho ( dicho) parentesco dexó
dho ( dicho) casamiento por no querer enviar dispensacion
y sabe que Gonzalo de Piña tuvo mucho amor a DoñaMaría
y que cuando la casó la dotó con 4000 pesos y mas”. (Archivo
Arquidiocesano de Caracas Matrimoniales legajo 5)
70
CRISTOBAL DE GUEDES, Alguacil Mayor en su
ciudad natal, había casado hacia 1690 con DOÑAANA DE
ARROIO HL del Procurador General FRANCISCO MARTIN
DE ARROIO y de su muger DOÑALUCIA DE SILVA Y PEÑA
71
Rodrigues, viuda de Luis Martin Morzillo a nombre de su
nieta María Magdalena de Aguilar demandó a Manuel de
Guedes ante los tribunales eclesiásticos y ante el notario
Dionisio de Roxas por la falsa palabra de matrimonio con
que había gozado de su virginidad.
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María Magdalena de Aguilar declara el mismo día
que es”...vecina y natural de esta ciudad, muger pobre y sin
abrigo y desamparada protestán do por las causas referidas
no me parese perjuisio todo lo que dexare de desir y alegar y
asimesmo por no estar cursada en estas materias y ignorar
como muger la fuerza y fundamento de mi derecho digo que
por mandado de Umd a mi se me a dado traslado de las
probansas que tengo dadas en la demanda que tengo puesta
a Manuel de Guedes Fonseca sobre deberme mi birginidad
con palabra de casamiento que me otorgó y en cuia
conformidad gosó de ella y digo que justicia mediante hai
debe Vmd en conformidad de la prueba que tengo dada de
mandar debajo de grabes penas me cumpla pues como
consta de los dho ( dicho)s los testigos siendo algunos de
ellos y los más amigos íntimos y familiares y criados y
esclavos de la casa del padre del susodho ( susodicho) que
me gosó bibiendo yo por el cuidado y desbelo de Francisca
Rodrigues, mi abuela que puso notorio empeño ante toda
esta ciudad enserrada devaxo de llave siempre que se
ausentaba de casa...”
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Matute, María Alvarado, mulata libre. Jacinto de Colmenares,
mulato esclavo agrega: “que ella y sus hermanas son
donsellas recogidas”. Por su parte, Bartolomé Sedeño,
forastero dice que conoce a María Magdalena y sus hermanas
Petronila y Francisca Martín de Aguilar
74
en el cuerpo del mismo.
75
Por otra parte, con frecuencia las hijas ilegítimas
imitaban la conducta de madre solteras, de sus madres con
nexos ilegítimos con criollos “nobles” dando lugar a prole
igualmente segregada a la de sus progenitoras. No obstante,
cuando algún padre responsable las protegía con dote y
apoyo, pasaba a segundo plano el hecho de sus nacimientos
bastardos y ser las hijas y nietas de madres solteras
expósitas, terminando por establecer lazos nupciales con los
vecinos más destacados de la ciudad. A continuación dos
ejemplo característicos.
76
ENCARNACION AGUILERA y otra hija, MARIA DE LA
CONCEPCION LUGO, casó con el Sargento JOSEPH
ANTONIO FERNANDES,hermano del anterior.
77
JUANA BUENAVENTURA CONTRERAS, --asentada en su
entierro el 2-1-1745 en el libro de “blancos” como hija natural
de DOÑAJUANA DE ORTIZ, con este título.
78
Dice que en tal circunstancia y por no venir por
legitimidad por que su abuelo JUAN MIGUEL AZUAXE no
fue legítimo hijo de MARIA ENCARNACION, muger ordinaria
y su mujer MARIA CONTRERAS era hija natural de JUANA
VENTURA, también hija ilegítima de JUANA ORTIZ “de
sórdido nacimiento” a quienes “ ni se les ha distinguido con
el Don ni han estado en dha (dicha) posesión en tiempo
alguno”.
79
el Juicio, declarando en ocasión del triunfo de su causa “se
mande al cura de El Tocuyo le ponga en la amonestación el
tratamiento de DON a la dha (dicha) DOÑALUISA, como se
lo dio la Real Audiencia de Caracas en AUTO del 30-3 1792”
pues de lo contrario apelará ante los tribunales superiores, y
en tal carácter fue asentada la Boda el 11-7-1792.(Archivo
Arquidiocesano secreto de Barquisimeto. Legajo
Matrimoniales de El Tocuyo. A.G.N. Sección Discensos
Matrimoniales)
80
CRECIMIENTO DE LA POBLACIÓN
EUROPEA DURANTE LA COLONIA
Muy lento tuvo que ser el crecimiento vegetativo
de las primeras familias coloniales tocuyanas en el siglo XVI.
La población europea hubo de crecer lentamente producto
de una natalidad restringida por la escasez de mujeres de
origen europeo y producto de maridos y mujeres que por
necesidad vivían geográficamente separados (por ejemplo,
Juan de Villegas y Doña Ana Pacheco), y de una mortalidad
elevadísima por la dramática situación sanitaria de la
Venezuela de la época, plagada de endemias y epidemias
de tres razas diferentes y coexistentes, en guerra continua
con los indios.
81
tendría 100 vecinos, mientras que Coro sólo tenía 40, muchos
de ellos enfermos. (Boletín A.N.H., vol. 70: 3-14). Luego, en
1579 señalan las relaciones geográficas que algunos de los
pobladores iniciales por haber marchado a fundar otras
ciudades, en consecuencia en El Tocuyo sólo quedaron 38
vecinos encomenderos.(Arellano Moreno, 1964:150)
82
a 160 blancos, que añadidos a los 220 españoles
preexistentes generan cifras cercanas a los estimados de
380, que la documentación revisada en los archivos permite
aproximar hacia 360-380 blancos (por blancos o españoles
se incluyen todos los subgrupos sociales ya mencionados).
Durante este período los “principales vecinos “ constituían
por lo menos la mitad de los blancos. En un más de un siglo
1545-1660, la población blanca apenas aumentó un 68 %
por ciento: la mayoría nacidos en El Tocuyo; y sólo se
duplicará hacia 1739, cuando aproximadamente ya existían
450 blancos. Estos datos son aproximación de las inferencias
de los libros bautizos, matrimonios y entierros de esas fechas
(y anteriores), y otras del interesante libro de confirmaciones
del Obispo José Felix Valverde. Esto indica un crecimiento
anual vegetativo neto de sólo 1.3 a 1.5 nuevos blancos, en
su gran mayoría tocuyanos, representando una variación
promedio anual de 0.6 %. Estas cifras son elocuentes sobre
la insalubridad del establecimiento y las condiciones médico-
asistenciales durante el siglo XVI y XVII, y principalmente las
que representaron la viruela y otras plagas epidémico-
endémicas (enfermedades pesthinenciales, según el uso de
aquel período) en brotes fatídicos como el de 1595, que
virtualmente “despoblaron” la ciudad y la Provincia de
Venezuela.
83
en los campos de El Tocuyo representaba un 60 %, de
manera que la cifra de ascenso tal vez haya sido 1 % anual
(es decir, el doble). Estas cifras muestran diferencias
significativas --40 % mayores-- con las del período
precedente. Si las comparamos luego con las cifras desde
1788 hasta 1800 en que se contaron 850 personas blancas
en El Tocuyo y sus campos, se muestra un crecimiento de
un 56 % en apenas 30 años, lo cual representa una variación
promedio anual de 1.75 %, que triplica las cifras
preexistentes, o las sextuplica, si consideramos que la
población blanca en las doctrinas por lo menos representaba
cifras iguales a las de la ciudad.
84
bautizados al año a un porcentaje de 42 % para 1690-1700,
con un promedio de 12 bautizados al año. Pero
posteriormente la población “principal” disminuirá en
porcentaje total a un 40 % en 1720-1740 y a un 35 % en
1760-1780, para luego en 1800 sólo representar un 28 %
del total.
85
El número de expósitos se mantuvo estable
porcentual mente de 14 % a 12 % para 1660-1700, a
diferencia de los hijos naturales de mujeres llanas, quedaron
estabilizados con tendencia a descenso muy leve, originando
una variación porcentual de 8 % a 7%. Es durante el siglo
XVIII cuando se alcanzarán relaciones porcentuales de
máxima diferencia para 1760-80 cuando los “llanos”
representarán el 46 % de los bautizados blancos, los
“principales” el 35 % y los expósitos e hijos naturales el 14
% y 4 % respectivamente.
86
entonces, además de que la “gente principal” había
empezado a arruinarse y a perder muchos de sus privilegios
económicos.
87
residencia de la población en los suburbios y en la propia
ciudad. Cuando el desarrollo de la encomienda de tributo y
la superpoblación de blancos en la ciudad originaron
respectivamente el éxodo de los blancos y mestizos de la
ciudad a las tierras baldías abandonadas por el éxodo
aborigen a las haciendas, se “despoblará” la ciudad de gran
parte de los blancos; lo cual generara un descenso de la
población blanca y de la natalidad de este grupo,
manteniéndose constante la tasa de mortalidad, que fue el
fenómeno observado en la práctica desde 1758 a 1800.
88
aún si se toma en cuenta el efectivo crecimiento poblacional.
89
últimos deseaban a toda costa separar los grupos “libres de
sangre negra” del resto de la población del “común”. De esta
manera, el número real de descendientes mestizos se
subestima y no tardaron en denominarse “blancos” por el
predominio de este grupo étnico en la relación porcentual
del fondo común de genes de la población mestiza, donde
representaba un porcentaje no menor del 70 %.
90
disminución de la natalidad real en la población blanca de
un total de 26 bautizados al año en 1715 a 16 en 1790, lapso
éste en que la población blanca de la ciudad se mantuvo
prácticamente estable, dada la estabilización de la tasa de
defunciones anuales del grupo alrededor de 14 al año.
91
total; menos de un 3 % de blancos; y un 8 % de mestizos.
Las razones de la mudanza de blancos y mestizos de la
ciudad a las haciendas y el campo, serán revisadas
suficientemente en la sección de los blancos del estado llano
y los mestizos blanqueados, y al analizar el mestizaje en las
doctrinas de indios, así como al hablar del sistema económico
de las “haciendas”.
92
LOS ABORIGENES
93
La sociedad colonial había sido dividida por las
leyes de indias en dos castas con jurisdicción legal diferente.
Mediante procedimientos legales específicos, la Corona
buscaba manejar fácilmente la conflictiva situación política
de la colonia. En Venezuela, las dos castas identificables; la
de los españoles e indios, estaban excluyentemente
clasificadas con autoridades particulares a cada una de ellas,
lo que intentaba establecer una mejor organización político
administrativa. No obstante, a pesar de que una estructura
de este tipo pudiera bien ajustarse a la natural segregación
entre dos culturas y grupos étnicos diferentes, numerosos
factores modificadores generarían una situación por completo
diferente, siendo el de mayor envergadura el mestizaje y sus
consecuencias sociales.
94
que esto generó una situación administrativa que fortaleció
peculiar y profundamente al poder hispánico en lo local.
95
Recopilación del 31-8-1588, de cuya disposición se ha
deducido que habilitados para tan alto ministerio lo están
por necesidad para la instrucción de la gramática, fiilosofía,
teología, moral, escolástica y dogmática, y hechos sacerdotes
se hallan aptos para predicar, confesar, servir de curas de
almas, y dispuestos para otros ascensos eclesiásticos,
adoptando el pensamiento para los estudios y ciencias
correspondientes a las carreras militar, civil y política.
96
(Morner, 1969:51 s. y Rodulfo Cortes, 1978:II 129)
97
con que en respuesta de esta carta ver yo ejecutados
ejemplares castigos en los que hubieren excedido en esta
parte, me dare por servido y aseguraos que aunque no lo
remediéis lo tengo de remediar y mandaros hacer gran cargo
de las más leves omisiones en esto por ser contra Dios y
contra mi y en total ruina y destrucción destos reynos cuyos
naturales quiero y estimo que sean tratados como lo merecen
vasallos que tanto sirven a la monarquía y tanto la han
engrandecido e ilustrado”. E igualmente en el artículo 9 del
Título 2, Libro 2 y del artículo 23, del Título 10, Libro 6 su
conclusión por las injurias y daños que experimenten,
declarando en aquella el señor Don Felipe IV el deseo de
favorecerles y hacerles bien, el de servicio que de lo contrario
resultaba a su majestad y encargando y mandando a los del
real consejo de indias que con particular afecto y ciudado
procurasen siempre proveer lo conveniente acerca de esto,
para que en todo fuesen tratados, mirados y favorecidos como
vasallos suyos castigando con rigor a los que lo contrario
hicieren para que con esto entendiesen la merced que S.M.
les deseaba hacer bajo su real protección y amparo había
sido para el bien de todos ellos”, disposiciones que luego
confirmará enérgicamente el Rey Don Carlos II, y no
contentos con ellos el artículo 21 del título 10, Libro 6
declararon “que fuesen castigados con mayor rigor los
españoles que injuriaren, ofendieren o maltrataren a los
indios, que si los mismos delitos se cometiesen contra
españoles declarándoles finalmente como delitos publicos”.
Por las leyes 16, título 12, libro 6 y la ley 7, título 5, libro 7 se
impuso a los negros y mulatos que tuvieren indios a su
servicio la pena de cien azotes publicamente por la primera
vez, de cortarles las orejas por la segunda, o de desterrarlos
para siempre conforme a las circunstancias”. Juan Germán
Roscio declara que la Ley 7, título 7, libro 1 pasó en silencio
que sean “ los indios y mestizos de aptos para obtener los
honores y distinciones nacionales expresamente les abrió el
98
camino para ser incorporados en el estado eclesiástico
secular y regular...limitada únicamente a los que tengan mala
mezcla o a los ilegítimo s o a los que no tengan las virtudes
necesarias para desempeñar el oficio”. Roscio declara que
“acerca de la inviolabilidad y firmeza de todos los derechos,
privilegios, gracias, mercedes, preeminencias y
prerrogativas” de los indios, los monarcas insistieron de tal
forma que la ley 5, título 1, libro 2 de la recpilación del
recopilación de leyes de indias “que se guardasen
inviolablemente y sin embargo de apelación o suplicación
las que fueren en favor de los indios so pena de la real merced
--a los más altos funcionarios de Virreyes para abajo.
99
con los blancos españoles”. (S.Rodulfo Cortés, 1978, II:129)
100
descendiente de los caciques de las encomiendas sino
también de los “capitanes indios principales”.
101
simplemente “legal” en la cual ambos súbditos “españoles”
e “indios” tenían leyes diferentes que los gobernaban según
los recopilación de leyes de indias.
102
servicios”.
103
Por citar algunos, doña Felipa de Mora y el
Capitán Thomás de Ponte, su marido, fueron acusados de
obligar a los indios a “trabajar en los obraxes de liensso” en
condiciones infrahumanas, sin respetárseles el domingo ni
el sábado como días de descanso. Otros como el
Encomendero DIEGO RODRIGUES MORENO, en Cubiro
fueron privados de su encomienda porque se le comprobó
haber alquilado los indios para trabajos en construcción de
viviendas y corte de maderas, y por habérsele proporcionado
una serie de vejámenes inauditos, lo cual no impidió que las
irregularidades continuaran sucediendo. En Humocaro Bajo,
por ejemplo, para el 8-5-1649 escribe el Presbítero Salvador
de Villalobos Leal en el libro de entierros, que a FELIPE,
indio del encomendero “ Juan Ochoa de Losada” --el fundador
del pueblo-- no lo pudo enterrar por fallecer en “el trapiche
de su amo y no e podido haser con su amo que benga a su
población” y, más tarde, el 17-6-1655 declara que sucedió
todavía lo mismo, con ANDREA, india de OCHOA, “sin
confición por yo no pude remediar por llevar las indias a
trabaxar tres leguas digo seys distante “ declarando que en
comunicación con “ el bicario no se ha probeydo nada” en
remedio de esta situación. Si bien este veto era en cierta
forma un triunfo para proteger a la población indígena, las
frecuentes violaciones trastornaron sensiblemente la
situación. Además, como no estaba vetada la residencia de
los mestizos de madre india nacidos en el pueblo, el creciente
número de ellos bien pronto vendría a cambiar el panorama.
En este aspecto, autores tan autorizados, como cita a Mörner,
indican que en Nueva España desde 1546 quedaron
excluidos tales individuos, no sólo por mestizos sino también
por ilegítimos, de la supervisión y trato cercano con los
indígenas --este hecho fue frecuente en las doctrinas y
misiones de la jurisdicción de El Tocuyo.
104
Según señala acertadamente Mörner, entre
1570-80 se dictaron leyes prohibiendo acceso a ciertos
cargos como protector de indios, corregidor y cacique a los
mestizos, y luego en 1643 fueron excluidos de ser soldados
según Konetze --el autor de este libro ha observado una
frecuencia elevada de hechos contrarios a estos en El Tocuyo.
Por otro lado, según autorización del Papa y del Patronato,
no se veía exclusivismo en contra de mestizos recientes en
los seminarios y conventos siempre que no fueren hijos
ilegítimos o adulterinos. Sacerdotes tan ejemplares como
Juan Mateos, hijo legítimo de Esteban Mateos y la cacica
doña Isabel, provenían de este origen y gozaban de “honrras
y preeminencias”, debidas a su alta estirpe --su madre doña
Ysabel se supone era descendiente de los caciques
principales caribes de Salvatierra en Santo Domingo.
105
se verán en sección aparte, la única fuente de trabajo de los
españoles en las haciendas agrícolas y ganaderas e incluso
en los obrajes(telares) de lienzo era la mano de obra aborigen
de las encomiendas. Como sabemos el sistema de la
encomienda de servicio personal fue introducida al fundarse
El Tocuyo en 1545 y finalmente trocada en la de tributo para
fines del siglo XVII, con una vigencia de por lo menos 150
años.
106
mismos vecinos eran los principales interesados en
contravenir las disposiciones reales al respecto por poderosas
razones de índole económica. Además del interés en la
cercanía de la encomienda a sus propiedades por razones
obvias, el sistema de encomiendas múltiples y el “sonsaque”,
y otras irregularidades muy frecuentes. A pesar de estar
prohibido tener haciendas en las cercanías de la jurisdicción
de las doctrinas y misiones para evitar abusos incontrolables,
tales irregularidades al igual que otros vicios como el llamado
“sonsaque” --garantizado principalmente por uniones
matrimoniales, obviando de modo truculento las dispensas
requeridas-- fueron causales fundamentales por las que
algunos grupos privilegiados de la élite blanca concentraron
la mayoría de la mano de obra india de la encomienda en
sus telares de lienzo o en sus haciendas agrícolas o
pecuarias.
107
entonces, como la estricta jurisprudencia sobre la materia
no pudo ser acatada por numerosos intereses involucrados.
Por otra parte, las disposiciones legales no siempre eran
acatadas por los propios gobernadores; ya que el propio
Diego de Osorio entre 1595 y 1596 concedió una elevada
proporción de encomiendas a mujeres, a menores bajo la
tutela de la madre u otros y aún a sujetos extranjeros, lo cual
era un desafío a las disposiciones legales en vigencia. El
gobernador Sancho de Alquiza declara que en 1602-1606,
en ocasión de regularizar las composiciones y Encomiendas,
no halla los documentos originales ni constancias de las
disposiciones de Diego de Osorio, lo cual deja bastante que
desear.
108
lograban impedir la cercanía de las recién fundadas doctrinas
a las haciendas de los españoles en cuya vecindad solían
vivir los encomenderos y hacendados y sus capataces
blancos o mestizos, siendo estos “un azote” para los
aborígenes.
109
con cifras del 12.29 % del total de los bautizados para un
mínimo valor hacia 1778-88 con un 8.5 al 8.75 % del total.
Esto puede explicarse en parte porque el promedio de
bautizados anuales de este grupo apenas osciló entre 38,
31, 45 y 35 bautizados, respectivamente para 1749-50, 1757-
59, 1768-69 y 1778. Estos datos se compaginan con la
representación porcentual total de la población indígena
aborigen sobre el total general. Resultan peculiares los
porcentajes similares entre blancos y aborígenes para 1660,
en contraste con los pardos libres que tenían cifras levemente
inferiores, todas cercanas a un 24 %. Para 1709-1721 apenas
representaron un 12 %, lo que representa un descenso del
50 % en el lapso de unos 60 años, lo cual permite situar la
variación promedio anual del descenso en un 0.83 %, cifra
muy significativa. Esto puede ser entendido si se estudian la
evolución porcentual de los diferentes subgrupos de este
origen y las alianzas que en ellos predominaron. Para 1660-
84 las uniones entre la población “indígena del servicio
personal” --o tributaria luego de 1687-- y libre” que participa
en los libros de bautismos “del común” como progenitora
representaba el 33.33 % del total, mientras que el 61.9 % lo
eran hijos naturales la mayoría de ellos mestizos y un
pequeño porcentaje de pardos libres, y un 4.7 %
representaban los enlaces de indias con negros, mulatos,
zambos libres o esclavos. Para 1696-1708, el 64 %
correspondió a uniones intracasta y el 22 % a hijos naturales
de indias, mientras el 14 % correspondió a las uniones de
indias con mulatos, zambos y negros esclavos o libres. Para
el 1709-21 las uniones intracasta representaban el 57 % y
los hijos naturales de indias el 32 %, mientras que las uniones
mixtas con esclavos o sus descendientes libres
representaban el 10 %. Para 1728-30 las proporciones fueron
de un 52 % de uniones intracasta, 34 % de hijos naturales y
se registró un ascenso hasta un 13 % de las uniones con
esclavos y pardos libres. Para 1736-39 las uniones
110
intracastas alcanzaron el 65 %, los hijos naturales el 17 %
mientras aquellas intercastas con esclavos y pardos
ascendieron al 18 % y de ellos el 83 % lo representaban las
uniones a esclavos. Para 1749-50 se acentuó este ascenso
de las uniones intercastas hasta un 29 % con esclavos y un
11 % con pardos libres, con apenas un 55 % de uniones
intracastas y un 16 % de hijos naturales de indias. Para 1757-
59 se obtuvo una estabilización entre los dos períodos
anteriores, descendiendo las uniones intercastas al 29 %,
de ellos el 60 % con esclavos, mientras que las intracastas
eran de un 52 % y un 19 % de hijos naturales. Para 1768-69
las uniones intercastas ascendieron al 37 %, con equiparidad
entre esclavos y pardos libres, mientras las uniones
intracastas eran del 49 %, con un 15 % de hijos naturales.
En cuanto al número de “tributarios --o del servicio personal
antes de 1687--” respecto al total, de un 30 % de los bautizos
de indígenas en 1660-1684 con 4.14 bautizados al año a
un porcentaje de 50 % para 1696-1708, con un promedio de
7.07 bautizados al año, manteniéndose en un 51 %, con
10.58 bautizados anuales para 1709-21 y en 45 y 47 %
respectivamente para 1727-29 y 1736-39, con un promedio
de bautizados anuales que osciló entre el 13.33 y 16.25.
Posteriormente veremos que la población indígena tributaria”
disminuirá en porcentaje total a un 23 % para 1749-50,
igualándose a un 22 % de indios libres, que representaban
un 8,5 % de bautizados anales para cada grupo. Los indios
libres hasta entonces habían oscilado entre el 3 y el 14 %
entre 1660-1729 y habían ascendido al 18 % para 1736-39,
con un promedio de 6 bautizados anuales El inicial ascenso
de la natalidad cruda, que se verificó a fines del siglo XVII,
demostrable perfectamente por el aumento entre 1660 y 1750
de modo considerable a expensas de la población “indígena
libre y tributaria, tuvo una posterior tendencia a disminuir
especialmente a mediados del siglo XVIII, como consecuencia
del incremento de las uniones mixtas que llegaron a
111
representar más de la tercera parte de ellas para 1749-50,
manteniéndose de esta manera por el resto del período. Al
estudiar la composición y el número de nacimientos en esta
población en sus diferentes subgrupos identificables de la
llamada “gente indígena “ se encuentra una peculiar
evolución. En las proporciones de los subestratos del
estamento indígena eran predominantes la “gente indígena
tributaria y libre “ ya que entre 1696-1708 y 1768-69
representaron entre el 64 % y el 49 % del total general, con
una variación promedio anual de - 0,2 %, el doble de la
observada para los hijos naturales. El número de hijos
naturales fue variable, desechando el 63 % --cifra
extraordinariamente alta para 1660-84-- desde un 22 % para
1696-1708 hasta un 15 % entre 1768-69, lo cual implica un
descenso con una variación promedio anual de - 0.1 %, que
en realidad no resulta demasiado franco. La variación
promedio anual para las uniones con los pardos libres y
esclavos fue de + 0.44 %, lo cual cuadruplica la del descenso
en los hijos naturales y duplica la del descenso de las uniones
intracastas.
112
Grande y otras. Esto implicó el despoblamiento que
demostraremos a continuación de las mismas en población
aborigen, mientras que creció notablemente la población de
otras “castas”. Esto fue especialmente notorio para mediados
del siglo XVIII. Este éxodo indígena a las haciendas, aunado
a la “mestización” del aborigen por su migración de las
doctrinas a las haciendas y su éxodo a la ciudad, reforzara
el proceso de intenso “blanqueamiento y pardamiento” de
los indios de la ciudad y las doctrinas para dar lugar a otras
castas.
113
condiciones especiales de movilidad social antes nunca
vistas.
A continuación estableceremos la
comparación entre dos doctrinas con los comportamientos
más disimiles durante el período en cuestión, de las cuales
poseemos suficientes datos fidedignos por las matrículas y
libros parroquiales de bautizos.
114
La primera de ellas, más o menos aislada de los
hispánicos y africanos fue, la de San Miguel de Cubiro. La
segunda, la de nuestra señora del rosario de Humocaro Bajo,
invadida por estos grupos para el siglo XVIII. Ambas fueron
fundadas por orden del gobernador Francisco de La Hoz
Berrío --hijo de Antonio Berrío, otro Capitán General-- hacia
1620, y visitadas por el Obispo Fray Gonzalo de Angulo en
1625, contaban con un número de 112 indios residentes en
Cubiro y 85 en Humocaro Bajo, si bien según la Matrícula
de 1609 la doctrina y encomiendas que luego formarían a
Humocaro Bajo tenían unos 278 indios y las encomiendas
que corresponderían a Cubiro unos 224 indios del servicio
personal. En teoría estas cifras deberían aumentar, pues
luego de la visita del Obispo Angulo se ordenó que varios
encomenderos, que tenían sus indios fuera de las doctrinas
respectivas, se vieran forzados a llevarlos a ellas, como fue
el caso de Antonio de Vargas en Humocaro y Gonzalo de
Piña en Cubiro. Posteriormente, tenemos un interesante
censo levantado en 1640 por el Presbítero Andrés de
Escorcha en Cubiro, donde se declara que el pueblo de
doctrina de San Miguel incluye en ese momento a 126 indios;
de ellos, 38 útiles para el trabajo, 23 niños y 25 niñas de
“dottrina” y 40 indios casados e indias solteras; todos estos
indios formaban parte de las encomiendas de Francisco
Fernández de Escorcha y Francisco de Angulo. No obstante,
en los libros parroquiales se indica una gran cantidad de
otras encomiendas, cuyos miembros recibían los
sacramentos. En una matrícula posterior, del 21-7-1653, se
contaron 193 indios del servicio personal entre las
encomiendas de Gutierre de la Peña, Don Alonso de
Mendoza, Francisco de Escorcha, Jacinto Falcón, Diego
Liscano, Bartolomé Aguilar y Diego Rodríguez.
115
que en 1768 Cubiro tenía 616 pobladores, de los cuales 570
indios tributarios y libres, 6 españoles y 40 mestizos y
mulatos. Para mediados de siglo XVIII, según una matrícula
de 1746 del Presbítero Montenegro, Cubiro tenia 811 indios
tributarios: 355 adultos y 456 menores, según cifras del
Obispo Martí, dadas por el Presbítero Juan Francisco
Andueza, contaba Cubiro con 549 indios y 59 de otras castas
para 1776. Ya para 1781, según el Presbítero Andrés Duin,
se contaban 588 indios y 126 individuos de otras castas y
apenas 5 años después, en1786, contaba con 583 y 113
respectivamente. Para 1790 se contaron 584 indios y 53 de
otras castas, y para 1795, 649 indios y 102 de otras castas.
Estas cifras no sólo muestran un lento crecimiento vegetativo
y un descenso de la población aborigen para algunos
períodos.
116
en Quíbor la “gente principal” representaba un 5 % de la
población blanca, y los llanos, expósitos y los hijos naturales
un 95 % del total, mientras en la ciudad los nobles no
representaban menos del 35 % para ese momento. En la
villa de doctrina de Humocaro Bajo puede verse el mismo
proceso, donde los blancos apenas sumaban 15 en 1708 y
para 1778 su población era de por lo menos 300 habitantes.
117
declinación de las poblaciones aborígenes, luego del contacto
con el español, que ha sido estudiado profundamente por
autorizados historiadores (Mörner , 1969: 93 s.). Se han
implicado como principales causas de este exterminio las
grandes epidemias generadas desde el primer contacto y,
especialmente, la viruela, que fue el más violento de los
flagelos que contribuyó a esta aniquilación, y que al parecer
fue traído por los negros esclavos de Africa durante el siglo
XVI. Las guerras de conquista y los maltratos por parte de
los hispánicos han sido demostradas como causas menos
importantes cuantitativamente del fenómeno en la Provincia
de Venezuela.
118
Por lo general autoabastecidas, las haciendas
eran una forma de subsistencia eficiente que obtenía un
producto excedente para el comercio que generaba
ganancias dentro de aquella intensa austeridad, permitiendo
una vida más desahogada a amos y empleados blancos, al
igual que a los indios encomendados.
119
El nuevo sistema de las haciendas tendrá un
auge especial en el siglo XVIII, fortalecido por el éxodo de los
mestizos libres y aborígenes tributarios, acarreado por el
recién implantado sistema de encomienda de tributo. En este
proceso, la migración de grupos de la población blanca llana,
mestiza, y mulata libre tendrán vital participación al conformar
una masa de trabajadores libres, que ha de permitirle a un
grupo de hacendados incipientes convertir en florecientes
sus exiguas plantaciones de caña de azúcar y otros frutos, y
a sus hatos de ganado.
120
Como consecuencia del sistema económico de
las “haciendas” y la creciente necesidad de mayordomos
españoles llanos o mestizos, los vecinos “principales”
aprovecharon sus hijos --los numerosos mestizos recientes-
-, causando desconcierto y confusión social en las doctrinas
por el “falso” ascenso social de estos individuos en desmedro
de los aborígenes.
121
en los siglos XVI y XVII, en el cual los “blancos principales”,
actores preponderantes que se apoyaron de manera básica
en el sistema de servicio de personal de la encomienda, el
auge y florecimiento de este tipo de propiedades sólo tendrá
un éxito en gran escala --dada la creciente población blanca
y mestiza-- desde finales del siglo XVII y especialmente desde
1750.
122
por por hallarse lejos de la ciudad y en las estrictas cercanías
de doctrinas --lo que había impedido desarrollarlas por la
oposición de los aborígenes durante la encomienda del
servicio personal--, mas al agregarse el producto de un
inmenso trabajo productivo que culminó con la compra de
esclavos y explotaciones, a la manera y modelo de las
haciendas de que habían sido mayordomos o empleados,
su valor se vio multiplicado de manera considerable, viéndose
favorecido por la coincidencia del éxodo indígena a la ciudad
y a las haciendas como consecuencia de la encomienda de
“tributo”, y el hecho de contar con la mano de obra proveniente
tanto de la masa indígena, como de la mestización de las
doctrinas por causa del exceso de pobladores europeos en
sus cercanías.
123
en las tierras baldías vecinas a las de los indios. Esto atrajo
mayor población blanca, mestiza e india para radicarse en
estas localidades donde el éxodo de los aborígenes por el
sistema de tributo había dejado cada vez más un gran
parcelamiento de tierras baldías de los indígenas, que los
blancos y mestizos invadieron incansablemente. Con la
finalidad de cultivar por ellos mismos y producir bajo forma
de “conucos”, los invasores buscaban el anhelado
autoabastecimiento que en cierta forma se asemejaba al de
las “grandes y medianas haciendas” de la localidad. Los
pobres ansiaban el éxito de los nuevos hacendados ricos y
se animaban para el trabajo con gran desvelo con la
esperanza de mejoría económica por matrimonios o por
tesonero trabajo. Por otra parte, como ya se señaló, el
excedente de mestizos se canalizó a las haciendas de los
blancos hacendados locales bajo la forma de peones libres
y con el sistema de arrendatarios mestizos. Esto último parece
haber sido menos frecuente en esta jurisdicción que lo que
Mörner y otros señalan para otras partes de América.
124
MISIONES DE INDIOS DE LA JURISDICCION DE EL
TOCUYO DURANTE LOS SIGLOS XVII Y XVIII.
125
10 años de la fundación-- se evidencia un significativo
proceso de mestizaje, que como veremos habrá de
intensificarse a partir del siglo XVIII. Aunque en muchos casos
se hicieron quejas de que el encomendero y su familia no
permanecían el tiempo requerido en las encomiendas, sobre
todo en el caso del sistema múltiple de las mismas,es posible
documentar la presencia no autorizada de blancos no
encomenderos --capataces principalmente-- en las doctrinas,
que unida a la presencia de los encomenderos (efectivamente
legal) generará una situación de irregularidad de nacimientos
mestizos y naturales que mediremos con una creciente
frecuencia.
126
El caso de Humocaro Bajo y Alto resulta
especialmente ilustrativo del proceso de mestización. La
llegada de blancos y mestizos pobres a las haciendas de los
pueblos invadiendo los terrenos de los indios en ocasiones
tuvieron oposición de los tributarios.. Como lo acusaron los
blancos al buscar el apoyo del obispo Martí, los indios de
Humocaro Alto en 1777 se habían mantenido bastante
aguerridos contra los blancos a pesar de sus progresos
doctrinarios. En la villa de Humocaro Bajo las condiciones
preexistentes desde 1648 generaron otro proceso diferente.
En ella había a lo sumo dos familias de españoles
encomenderos “vecinos” --los Rodríguez de Porras y los
Vargas-- para 1630-1660. Para 1668-80 aparecen en la villa
radicadas varias familias de capataces --españoles llanos
pobres-- como las de Miguel Piñero y Juan Velázquez de
Aguilar, los cuales se van casando y trasladando de la ciudad
con sus parentelas, dando lugar a 5 familias de españoles
nobles empobrecidas para 1708, que para 1725 ya se han
triplicado, contando los descendientes de los “blancos llanos”.
Igualmente vemos que la población blanca pasa de 15
individuos para 1710 a por lo menos 300 para 1768; y los
mestizos de un número de 60 a más de 400 en el mismo
período.
127
pardas libres. Como ejemplo, JUAN BAUTISTA DE
ALVARADO, Hijo de Juan Francisco de Alvarado y Bernarda
de Torralva, indios de origen “cacique” se casó en Quíbor el
10-6-1769 con ROSA MARIA, parda libre hija de JOSEPH
DE SANDOBAL Y de ISABEL, “libres”. JOSEPH DE
SANDOBAL, era en realidad un indio libre “en éxodo”, venido
del Nuevo Reyno, específicamente de Buitama, en la Zona
de Santa Fe de Bogotá, hijo de DON NICOLAS DE
SANDOBAL indio cacique y JOSEFA NUÑEZ. DON JOSEPH
DE SANDOBAL había casado, en El Tocuyo el 4-11-1728,
con ISABEL RUFINA, mulata “blanqueada” esclava de Josefa
Guedes e hija natural de Victoria, mulata esclava de Felix
Guedes, a la que luego comprara su “carta de manumisión”,
ya que para el matrimonio de su hija, en 1769 era ya “libre”.
Y entonces queda totalmente consumida la población
aborigen porque otros grupos crecientes la absorben, y su
sangre pasa a formar parte entre otros de los “pardos libres”.
Como otro ejemplo claro, tenemos la hija de los nombrados
JUAN BAUTISTA ALVARADO, indio y ROSA SANDOVAL,
parda, fue MARIA DE JESUS SANDOVAL, madre del General
FLORENCIO JIMENEZ, Epónimo del Municipio Jiménez,
pasa a ser clasificada en el grupo de los “pardos libres” a
pesar de su padre y abuelo indios “puros”. Posteriormente
veremos el mismo fenómeno de los mestizos blanqueados
recientes, quienes van ascendiendo socialmente y que es la
causa primordial del elevado y creciente número de “blancos”
que habitan esta villa de Humocaro Bajo para 1768 y 1777.
128
población indígena, fuertemente belicosa y resistente a ello
hasta la llegada del obispo Martí. Vemos, entonces, que para
vísperas de la independencia se abre un voluminoso libro
de blancos cuando sólo esporádicas partidas de estos grupos
habían sido asentadas en el libro de tributarios desde 1740
hasta 1768. Es así como colapsa la estructura de las “castas”
en estos pueblos a la manera de la ciudad, intensificándose,
como ya se ha dicho el proceso de mestizaje, lo cual genera
cambios trascendentes en apenas 30 años.
129
hijas, frustrando sus esperanzas de superación con un
matrimonio decente. La pobreza en que habitaron sus hijas
las imposibilitaba al matrimonio pues una dote escasa era
atractivo insuficiente para que los blancos pudieren enlazarse
a personas mestizas. Estándo en consecuencia sus hijas
mestizas pobres, discriminadas y ansiosas de fortuna para
el enlace con los blancos, de un amante de la “nobleza criolla”
que además proporcionaría sangre europea para que su
progenie se blanqueara, siendo la manera más práctica de
compensar la ilegitimidad de los nacimientos de su prole, y
la situación económica en que se hallaban. Halagábales el
hecho cierto de que mientras que si contraían esponsales
con mestizos la categoría social de la prole no era superior a
la de los padres, efectivamente sus hijos escalaban un
peldaño más alto del que pudieran aspirar si la progenie
bastarda tenía mayor porcentaje de sangre europea y el
origen era no “llano” sino por el contrario de la gente “noble”.
Y en estos casos, igual como lo que sospechaban los pardos,
era muy bien fundada la esperanza de ascenso social.
130
XVII y XVIII.
131
que se hallaban. Las uniones de concupiscencia a los
blancos “noble” eran la principal tendencia de las mujeres
de estas condición blanqueada por las razones antes
expuestas para el siglo XVIII, ya que las leyes dominantes
posibilitaban alcanzar la categoría de “blancos”.
132
pura ISABEL MARIA, hija de Juan Andrés y María de la
Concepción, indios del pueblo.
133
De igual manera consideramos el interesante caso
de JUANA CAMACHO o también llamada DE PAIBA, mestiza
quien declara con testigos acreditados ser hija natural de
una india de Alonso Martín Camacho, habida por el
Presbítero Licenciado MATHIAS CAMACHO, hijo del
encomendero. Concubina sucesivamente de DIEGO
LAMILLA CASTELLANO, y THOMÁS DE AGUILERA, --de
Tunxa en el Nuevo Reino--, españoles ambos tuvo del
segundo enlace dos hijas: JUANA, bautizada en El Tocuyo
el 27-11-1662 casada y velada en El Tocuyo con
FRANCISCO PERDOMO, hombre blanco, y ESPERANZA
DE AGUILERA.
134
“mientras se fenesca y determine esta causa... que el susodho
(dicho) no salga de esta ciudad so la misma pena” dictado
por el Visitador Don Pedro Lozano del Valle.
135
había otra población europea, de modo que los “blancos
nobles” empobrecidos, confundidos o despreocupados,
consideraron a las mestizas blanqueadas siempre opciones
convenientes para sus nupcias. No existiendo competencia
suficiente en aquellos lugares, llegaban a alcanzar situación
destacada e incluso llegaban a regresar a la ciudad con el
título de “don”.
136
hija natural del capitán GUTIERRE DE LA PEÑA LANGAIO.
Testó en la ciudad de El Tocuyo el 20-12-1718. Sólo tuvieron
una hija legítima: JUANA PASCUALA DE OXEDA, casada y
velada con Dote de 150 pesos con BERNARDO SANCHES
DE CASTRO. La Dote consistió en la misma posesión de
tierras en el sitio de Chaimare en el valle de Quibor y otros
enseres domésticos, recibidos antes por su madre.
137
del capitán GUTIERRE DE LA PEÑA LANGAIO.Ellos
tuvieron larga sucesión en El Tocuyo, y sus dos hijos mayores
pasaron a la Nueva Segovia, radicándose en la Villa de Santa
Rosa, donde dejarían larga e ilustre sucesión que incluye al
presbítero coronel Andres Torrellas y sus sobrinos Albizu,
Casanova y otras familias de distinción.
138
en 1737 con MARIA PASCUALA RODRIGUES, hija de
Margarita Arenas, mestiza blanqueada. Hubo hijas
“blanqueadas” que recibieron Dote para enlace con los
“nobles” como por ejemplo, MARIA DE LA CONCEPCION
ACEVEDO Y ARENAS, casada el 12-12-1759 con
APOLINARIO ANGULO, hija de la mestiza blanqueada
Josepha Angulo y MARIA MANUELA, casada el 12-1-1769
con JOSEPH FRANCISCO ANGULO, hijo de Leonor Angulo.
Sus nietos ANGULO, por estas líneas entablan directa
relación con los FALCON DE MIRELES y MARQUES DE
ESTRADA, todos ellos pertenecientes a las familias más
“nobles” de la ciudad de El Tocuyo, de origen “encomendero”
y desterrados por la pobreza económica generada por la
superpoblación blanca en sus haciendas del valle de
Humocaro Bajo.
139
140
LOS AFRICANOS
LOS AFRICANOS Y SU PROLE EN EL TOCUYO DEL
SIGLO XVI
141
TAMAYO, 1992:II-217)
LICENCIAS
ASIENTOS
142
Corona, donde aquel se comprometía a solucionar los
trámites de trata de un número mínimo de piezas que traía
personalmente hasta el sitio de embarque, recibiendo una
fianza al inicio de la negociación y un pago fijo de una
cantidad estipulada por cada uno de los años que duraba el
contrato. El Gobernador de Angola Juan Rodrigues Coutinho
y su sucesor su hermano Gonzalo Vaez Coutinho contrataron
con la Corona para introducir 500 piezas para la Margarita,
Cumaná y Venezuela. A la ciudad de Coro llegaron 207
esclavos comerciados a través de Vaez Coutinho en 1613.
El régimen de los Asientos, interrumpido entre 1640 hasta
1662 se reinició ese año con contratos con Domingo Grillo y
Antonio Lomellin, y luego al Consulado de Sevilla en 1676.
(AVELLÁN DE TAMAYO, 1992:II - 226 y s.)
LAS COMPAÑIAS
143
entrada nunca fueron herrados. ( AVELLÁN DE TAMAYO,
1992: II - 219)
144
PROCEDENCIA DE LOS NEGROS AFRICANOS
ESCLAVOS
145
pertenecieron los numerosos esclavos que casan entre sí y
con las negras, mulatas y zambas criollas, así como con las
aborígenes y mestizas libres.
146
Todos los documentos indican un trato que
podríamos catalogar de benévolo, si se compara con el trato
a los esclavos negros en otras partes de América del Sur y
del Norte, relativamente escasos para el siglo XVI, y siendo
mercancías de elevado precio, los españoles y los criollos
tocuyanos tuvieron consideraciones relativamente
“humanitarias”, dado que el mal trato a una mano de obra
escasa y costosa les generaría pérdidas cuantiosas. El costo
era tan elevado que muchas veces constituía el principal bien
patrimonial o dotal de algunos matrimonios tocuyanos del
estado llano y la “gente principal”. Su posesión generó
disputas encarnizadas como aquella entre Don Gervasio
Alvares Peraza, quien reclama la posesión de una mulata
esclava llamada incluso en algunos documentos como “pieza
de mulata” y “mula humana”. Juzgaba que le pertenecía
porque su tío Hipólito de León Peraza la había concedido en
Dote a su madre doña Juana Escolástica, en 1710 con la
venia de su abuela, la viuda doña Francisca de Escorcha, y
luego la había retenido para sí durante más de veinte años.
La razón final de todo era que el “buen trato” a la negra había
permitido que tuviera “siete hixas e hixos”, todos patrimonio
del dueño de la mulata.
147
esclavas criollas; se podría garantizar el éxito de lograr una
prole con “menos tachas malas y mejores buenas”. Al parecer
esta prole habida en tales condiciones tendría una
complexión física mayor, al compararseles en fortaleza y
fuerza física a los negros criollos; por lo cual los amos, se
supone que, utilizando el vientre negro o mulato criollo, y
sementales “bozales” adecuados, obtenían proles
fenotípicamente bastante satisfactoria, fuerte y apta para el
trabajo de los ingenios, haciendas agrícolas, ganaderas y
cacaotales a la manera de la región. Esto consta, por ejemplo,
en el antes citado juicio por herencia de una mulata y sus
hijos entre don Hipólito de León-Peraza y don Gervasio
Alvares-Peraza, l737, Escribanías de El Tocuyo. Esta práctica
que en la actualidad sería inconcebible, si es que realmente
ocurrió de tal manera, debe ser considerada dentro del
estricto marco del período que estudiamos, en el la esclavitud
era una de los tantos sistemas económicos, vistos y tenidos
como normales, y por ende, capaz de dar enriquecimiento a
los dueños de esclavos resistentes para el trabajo en las
plantaciones. De aquí que naturalmente se le diera toda la
importancia a la manera de lograr los mejores ejemplares
negros esclavos y a la reproducción de los mismos. Es
indispensable subrayar aquí que en los documentos de la
época está muy claramente saldada la cuestión de que los
esclavos eran tenidos como “mulas humanas” y “piezas de
esclavos”. Expresiones que son en suma elocuentes sobre
lo que venimos afirmando.
148
los negros fueron utilizados como oficiales y hasta como
maestros en los oficios de artesanos, explotando las destrezas
aprendidas por ellos. Es frecuente encontrar en los
documentos de las escribanías de El Tocuyo, y en los de
juicios civiles y eclesiásticos, a negros esclavos y libres como
oficiales y maestros de “curtiembre”, “tenería”, “zapatero de
obra prima”, “sastre”, “de ingenio de azúcar”, “música”,
“herrero”, “albañil” y otros. Anteriormente la mayoría de estos
oficios habían sido y continuaron siendo ejercidos por blancos
llanos y mestizos blanqueados, por lo cual no se les puede
ni siquiera comparar con el peor trato que recibieron los
esclavos empleados en los trabajos agrícolas. También las
negras, criollas o bozales, muchas veces fueron asignadas
al servicio de la casa como “cocineras” y “ayas”, en cuyo
oficio muchas de ellas fueron recompensadas con la ansiada
libertad por sus agradecidos “hijos de crianza”. No obstante,
también fueron empleados en oficios infamantes, como por
ejemplo los negros de Juan de Carvajal, que oficiaron como
verdugos de Bartolomé Welser y Felipe de Hutten para 1546.
149
Las condiciones inhumanas de la explotación en las
plantaciones de caña de azúcar, por todos conocidas, donde
el trato brutal de los capataces blancos o mestizos, motivaron
de estos grupos de esclavos bozales y criollos su solidaridad
con los restantes esclavos --incluso mulatos--, para
garantizarse la subsistencia. Para las primeras generaciones
de hijos de bozales nacidas en el territorio de la ciudad de El
Tocuyo, las condiciones no fueron diferentes a las de sus
progenitores y mucho más duras porque comenzaron a
desarrollarse nuevos ingenios y haciendas para la mismas
fechas. Estas condiciones hostiles contribuyeron a crear los
intentos de evasión de los esclavos, y dado que la fuga no
tenía buenos resultados en una ciudad, “al descampado”, lo
más fácil y coherente fue buscar abiertamente las uniones
étnicas mixtas. Es natural que fueren ellos los principales
propulsores de las uniones intercastas con aborígenes y
blancos, principalmente porque en su lucha por alcanzar la
libertad, resultaba la única forma viable para la reivindicación
de sus descendientes.
150
“esclavos criollos”, realmente no eran descendientes puros
de etnias africanas, sino producto de aquel proceso de mezcla
interétnica lento pero efectivo que se generó en el siglo XVI
y se intensificó en los siglos XVII y XVIII, muy especialmente
en este último. Como argumento de las anteriores
afirmaciones, presentaremos la intensa y muy peculiar
variabilidad étnica de los esclavos para las décadas
anteriores a 1660 y 1680, que diulucidaremos luego en
separadamente y en detalle. Como consecuencia natural de
las condiciones legales, sociales y económicas en que se
hallaban estos individuos como propiedad privada de elevado
precio, los amos, vecinos y poderosos de la ciudad pudieron
en un principio frenar toda aspiración de las mujeres africanas
a participar de las uniones mixtas con indios, pero en breve
los blancos fueron subyugados por las negras esclavas y no
tardaron en generar progenie mulata. A pesar que la
población esclava, en el siglo XVI, con respecto a la gente
libre de origen africano era abrumadoramente superior,
debido al proceso de “mezclado interétnico” --que luego
desarrollaremos ampliamente-- el porcentaje de esclavos
frente a la “gente de color” y libre para finales del XVII era
significativamente muy inferior. Quedan ejemplificadas las
afirmaciones antes presentadas con los niños bautizados en
el período 1660-1684, perteneciente a la “gente del común”
y de cuyas estadísticas se hablará separadamente; donde
el número de negros criollos superaba con creces a la de los
negros africanos, habiendo igual cantidad de “mulatos
esclavos”. En consecuencia, los esclavos criollos componían
casi la mayoría de los esclavos del siglo XVI y XVII. A su vez,
la población de color y libre representaba similar cifra a la
suma de las partes mulata y negra de la población esclava.
151
también la sucesiva llegada de otros africanos a lo largo del
período, aunque los mismos sólo representaran la minoría
de la población esclava de la época.
152
de la ciudad ninguna oposición trabaron a estas
transgresiones a las leyes españolas.
153
Con respecto a las mujeres africanas, los europeos no
estaban libres de la tentación que una etnia diferente
representaba para ellos, quizá tan atractiva para ellos como
la aborigen, de manera que desde la llegada del africano
bozal a la ciudad, los blancos se unieron sucesivamente con
negras criollas o africanas y mulatas, esclavas suyas o de
sus vecinos. La prole generalmente era esclava, con
excepciones reales aun cuando escasas. A este también
heterogéneo sector, que comenzó a incrementarse
progresivamente y algunas de cuyas ramas “por el
blanqueamiento” alcanzó con rapidez un gran número de
veces la libertad, se les denominó “mulato”, y este nombre
como veremos fue aplicado independientemente de cuanta
mayor cantidad de sangre europea respecto a la negra tuviera
el individuo. En este caso era otro de los instrumentos para
librarse del cautiverio en futuras generaciones. La ilegítima
unión de las esclavas africanas o criollas con los blancos o
mestizos económicamente importantes, involucraban deseos
ocultos a la simple “apetencia sexual del amo”, involucrando
intereses de la esclava en muchos casos, ya que mediante
la compra o las cartas de libertad, terminarían por conseguir
para sus hijos y ellas mismas la ansiada liberación. Aquel
motivo señalado por muchos testamentos “es mi voluntad
liberar a mi esclava... por que me ha servido fielmente... por
los leales servicios que me ha hecho” resultaba de la voluntad
de muchos amos y esclavas por sus relaciones ilegales.
154
grupo de personas de procedencia africana con diferentes
grados de mezcla interétnica que legalmente no estaban
sujetos a la esclavitud, y que se denominarán como “gente
de color y libre”. Luego agrupado con otros sectores de
diferente origen de la población tocuyana con el nombre de
“gente del común” en el siglo XVII, su papel fue trascendente
en la formación del estrato más numeroso en la población
de la ciudad y de la colonia a través de los siglos XVII, XVIII y
XIX. Argumentar esta aseveración resulta sencillo, ya que
considerando que esta población “de color” y condición libre
tuvo cuantitativamente hablando una representación
porcentual elevada y creciente, resulta lógica la participación
notable que hubo de tener el grupo en la formación de la
población “parda libre” y de la “gente del común” de la ciudad
de El Tocuyo, que representó el estrato más numeroso en la
misma durante todo el período colonial, especialmente los
siglos XVII, XVIII y aun más en el XIX. Había una elevada
proporción de personas de origen africano y de condición
libre para las primeras cuatro decadas del siglo XVIII, si se
compara con la de la población esclava, que puede
observarse en todos los documentos revisados de este
período con una frecuencia estadísticamente tan elevada que
representa la tendencia principal en aquellos grupos. Resulta
práctico afirmar que la población en cuestion, producto de la
imbricación profunda de los diferentes grupos de la llamada
“gente del común” fue mucho más heterogénea que su ya
mezclado grupo de origen, los esclavos. Debemos admitir
que a pesar de la tendencia principal del primer siglo a
mantener a individuos un estrato o estamento legal y
claramente separado de los restantes, en virtud de su
“procedencia inferior” por su vinculación a la esclavitud, el
ascenso paulatino de sus miembros, económicamente más
notorio para los siglos XVIII y XIX, resulta la demostración de
la movilidad social franca existente en la población general
durante el período en cuestión.
155
El comportamiento “clasico” de cada sexo en las
uniones interétnicas de los individuos africanos fue diferente.
No obstante, de los mecanismos de liberacion, quizas el más
empleado y con mayor éxito por los negros esclavos, fue
enlazarse con las indígenas, ya fueren libres o de
encomienda, con el futuro destino de “ zambos libres”, lo
mismo que con las mujeres de esta última procedencia.
156
Por otra parte, obviamente por su situación social y legal,
resulta muy superior la “fertilidad” de la población de color
nacida libre al compararla con sus equivalentes étnicos
esclavos. En mejor situación económica y no sometidos al
desgaste del trabajo en esclavitud, los individuos libres
tuvieron una mayor supervivencia y mayor número de hijos,
además de poder ya estabilizar sus hogares y sustentar sus
obligaciones conyugales y paternales. Por otra parte, el
destino de esta prole incluyendo mezcla interétnicas con otras
castas consumía población de éstas, acrecentando el número
de “mulatos libres”. En estos casos, la progenie era
evidentemente “mulata libre”, dado que en esta categoría se
incluían las más diversas posibilidades de cruce y
proporciones diversas de mulato con blanco.
157
al generado por las uniones intercastas procuradas por los
pardos libres. Como este efectivo proceso de franco
“blanqueamiento” observado en la población esclava era un
obstáculo a la productividad de la misma, los amos buscaban
e intentaron introducir los “sementales” africanos en esta
prole, lo que sólo consiguieron en casos limitados. En la
mayoría de las ocasiones, terminaron por sentir apetitos
carnales ante estas mujeres y esto les llevaró a darle la
libertad a sus hijos casi blancos y hasta velar por su futuro.
Es por eso que tales hijos bastardos, numerosas veces
terminaban por ser libres o por enlazarse ventajosamente
con personas libres. En consecuencia, este considerable y
“ventajoso” porcentaje de sangre europea quedaba aislado
del grupo para concentrarse en la población de color y libre,
que buscaba el blanqueamiento abiertamente.
158
buscaba explicar la sangre europea de la mezcla étnica del
zambo.
159
gozaba del privilegio de alternancia matrimonial y algunas
veces hasta social con el estrato de los blancos. Los “pardos
libres” incluían por su parte un heterogéneo sector que se
mantuvo con subdivisiones étnicas muy marcadas a lo largo
de todo el período, principalmente de orden económico. Las
primitivas clasificaciones de la “gente del común” en mulatos,
zambos y negros libres, consideradas de modo étnico y legal
completamente segregadas de las de blancos, mestizos y
aborígenes, ilustran de modo claro la tendencia principal que
habría de mantenerse hasta finales del período colonial, ya
que tenía muy especiales implicaciones afirmadas en la
aplicación de las reales pragmáticas de matrimonios. En lo
que respecta a los siglos XVII y XVIII, las uniones intercastas
entre indios y negros eran bastante frecuentes a pesar de
que la prohibición es específica, siendo taxativas las reales
pragmáticas de matrimonios sobre la unión mixta entre
esclavos y encomendados. Esto no sólo era frecuente en la
ciudad y en las doctrinas importantes como las de Quibor,
Barbacoas y Humocaro Bajo sino que también se registran
casos como los de “Marco Alfonso, hijo natural de Constanza,
mestiza de Trujillo, casado en Cubiro el 22-8-1694 con
LEONOR ZAMBA, hija de Inés, india de la encomienda de
Bartolomé de Torralba” y el de Benito, negro esclavo y Ana,
india de encomienda, ambos del capitán Gutierre de la Peña
Langayo en 1674.
160
caporal, entre otros. Estos primeros individuos mezclados
étnicamentes adquirieron las ventajas de ser libres, aunada
a una clara oportunidad para competir económicamente con
la “gente blanca”. En ello encontraron fortuna, gracias a su
capacidad para el trabajo y buena administración, que
vigilaban personalmente al desarrollar ingenios y hatos de
ganado caballar y vacuno.
161
y bienes, quedarían ligados a muchas de las descendientes
de las uniones que transgredieron a las reales pragmáticas
de matrimonios. Es por esto, que éste grupo, social y
étnicamente marginado, con razón, dedicare todos sus
esfuerzos a alcanzar fortuna, que condicionaba su ascenso
social en la práctica, con las limitantes del caso. Pero además
de ello, sabiendo la capital importancia que legal y
socialmente se le daba a la mayor cantidad de sangre
europea respecto a la africana o aborigen que tuvieren los
individuos, estos pardos aspiraron en las primeras
generaciones al enlazarse a mujeres mestizas.
162
cuarteronas; no tuvieron otro recurso que asimilar las leyes
de concertación matrimonial de los blancos y se unieron de
manera endogámica en un grupo oligárquico, socialmente
destacado (acorde a la recopilación de las leyes de indias,
libro octavo, título V, ley 10), privilegiado militar (acorde a la
recopilación de las leyes de indias, libro octavo, título V, ley
11) y económicamente, que se autodenominó “pardos de
calidad y estimación”.
163
blancos y las autoridades civiles y eclesiásticas,
representaban complejos sistemas de clanes familiares;
formando un grupo muy reducido, todavía más oligárquico y
privilegiado social, económica y militarmente, que se
autodenominaban “mestizos” sin ser otra cosa que “mulatos”,
según los libros parroquiales de El Tocuyo.
164
inventarios de sus cuantiosas haciendas y bienes. Por ello,
aspiraban cada vez más a consolidar su posición social
mediante enlaces concertados por los bienes de fortuna, para
garantizar la movilidad social de sus futuras generaciones
mediante el enlace con descendientes de europeos, para el
tan ansiado “blanqueamiento”. La riqueza de sus hijos y
descendientes, honrados por cargos militares y sus
relevantes trayectorias, llegó a ser tan considerable, que
compraron luego haciendas, ingenios y cacaotales valiosos
por su productividad a cambio de fortunas, desde inicios del
siglo XVIII, que no obstante les redituarían ganancias por
largos períodos, aun la eventualidad de caer a posteriori en
la desgracia económica. Uno de los recursos para evitar tal
situación fue la concertación de los matrimonios y la lucha
por mantener las herencias indivisas, que queda ilustrada
por el largo juicio que los hijos del CAPITAN JUAN
GREGORIO GRATEROL, hermano del adinerado CAPITAN
MIGUEL GERONIMO DE GRATEROL, pretenden reclamar
la totalidad de bienes que quedaron por “fin e muerte de su
tío MIGUEL GERONIMO” porque no había tenido éste
sucesión con JUANA ISABEL LOPES. No pudieron los
“nobles” oponerse efectivamente a ello, ya que el “proceso
étnico” de purificación de la sangre africana de los “pardos
de calidad” tenía condiciones factibles de aplicación. Basado
en el atractivo de halagadoras fortunas ofrecidas a las blancas
llanas pobres, éstas no podían resistirse al enlace matrimonial
con ellos. Por experiencia sabían las “blancas llanas” que,
por su situación desnivelada que no se ajustaba a blancos
ni a mulatos, sufrían terrible indigencia al ser mujeres “no
doncellas”, carentes de Dote, madres solteras, hijas naturales
o expósitas, despreciadas por los blancos. Por esto vemos
al nieto de JUAN ANTONIO GRATEROL, mulato libre,
llamado el capitán JUAN ANTONIO GRATEROL, casándose
en 1743 con la blanca llana BLASA MARIA DE LA
CANDELARIA CANELON, hija bastarda de uno de los
165
Canelón Lanzarote, importantes caballeros de Barquisimeto,
y de Thomasa Perdomo, blanca llana tocuyana, quien a su
vez como era común, tenía una bisabuela mestiza, JUANA
CAMACHO.
166
Alvarado, pardo libre hijo de Ambrosio Alvarado y María
Perez, pardos libres y MARIA GERTRUDIS OROSCO,
casada el 28-8-1718 con JOSEPH ESCALONA, pardo libre.
También tenemos por otros casos a MARIA DEL CARMEN,
hija legítima de Juan Marcelo del Barrio y Escobar y Maria
Francisca Riveros de Losada, blancos, quien casó el 30-11-
1736 con el alférez ANTONIO DE COLMENARES, hijo
natural de de Josefa Vasquez, parda libre. Otro ejemplo es
el de BLASA MARIA CANELON hija natural de don Blas de
Canelon Lanzarote, noble de Santa Fé de Bogotá y Thomasa
Perdomo, blanca llana tocuyana; BLASA MARIA CANELÓN,
que casó en El Tocuyo el 6-8-1743 con el CAPITAN JUAN
ANTONIO GRATEROL, hijo del Capitán Juan Gregorio
Graterol y Catalina de Mendoza, pardos libres. Uno de los
más relevantes casos fue el de doña JUANA PAULA DE
MONCTEZUMA, hija de don Francisco de Monctezuma y
doña Elena Trexo, blancos, casada el 23-4-1740 con el
CAPITAN JUAN ALEJANDRO LINARES, hijo natural de
Eufemia Ana del Rosario, parda libre.
167
Otro de las características resaltantes del
“proceso étnico de blanqueamiento”, fue la creciente
endogamia manifiesta entre las familias autodenominadas
“pardas de calidad y estimación “, que exigió la institución
de prejuicios y normas al estilo de los blancos para la
concertación de la Dote. Los principios requeridos para esta
suerte de concertación matrimonial eran: el mayor tiempo
de blanqueamiento; moral cristiana familiar y prestigio militar
y poder económico; menor porcentaje de sangre africana y
más lejano ancestro sometido a esclavitud. Era inevitable
que intentaran segregarse de los restantes pardos, ya que
despreciados y marginados por los blancos por los mismos
motivos, temían “retroceder” socialmente, aunque tuvieran
para evitarlo pagar el alto precio de los enlaces concertados
por las fortunas y conveniencias étnico-sociales. De esto eran
acusados por los blancos, que temían su ascenso, con el
pretexto de que no consideraban sus sentimientos cristianos
como sinceros por la falta de tolerancia y caridad con sus
congéneres. Pero, como no no se tardó en confirmar, este
era el único camino para la preservación de sus bienes y
posición alcanzados con dificultad, haciéndose co-participes
del creciente “desprecio y segregación” por sus congéneres
de raza menos afortunadas y “blanqueados”, principalmente,
por el temor a veces justificado de que permitir matrimonios
con personas con mayor porcentaje de sangre africana, les
haría perder todo lo ganado con tanto trabajo sostenido.
168
del común” con la misma categoría que los otros pardos, no
tomando en cuenta ni el computo real de razas ni su fortuna
ni su “calidad y estimación”. La frustración por tal desprecio
de los blancos era considerable, al no poder impedirlo ni
siquiera mediante sus cargos de oficiales de milicias, leales
al Rey y sus autoridades, desempeñados con honor,
pulcritud, esmero y costosos esfuerzos, sus hojas de servicios
intachables, moral y vida cristianas, su “blanqueamiento”
casi perfecto o por sus fortunas alcanzadas. No les fue posible
cambiar en modo alguno la intolerancia de los blancos, ya
que los clérigos, ajustados a las leyes vigentes, los
declaraban pardos.
169
sacerdotes blancos, ciñéndose a la Real Pragmática de 1778,
estaban bien alertas, pero a veces inadvertida o
caritativamente celebraban este tipo de enlaces dentro del
marco legal. Los pardos esperaban a que estos inadvertidos
enlaces (permitidos ilegalmente) ocasionarían futuras
reivindicaciones, apoyadas en un error de clasificación que
los beneficiara a la postre.
170
para ocultar que entre sus ancestros existió la escalvitud, la
ilegitimidad y el paganismo africano. A la vista de las
autoridades eran “gente de la pleve”.
171
durante los siglos XVII y XVIII, alcanzaban el número
suficiente para poder atender satisfactoriamente la demanda
de oficiales, autoridades y clérigos en la ciudad y la provincia.
El temor e indignación de los “blancos” --que eran las
autoridades inmediatas-- habían sabido convencer siempre
a las instancias superiores del inconveniente de la
participación parda en los oficios de república, argumentando
insistentemente “muy dudosa capacidad, disciplina,
honestidad y efectividad “ de sus empleos contaminados con
los “oficios viles”. En cuanto a la moral, no los consideraban
sinceros, por ligarlos al pecado de la ilegitimidad y al defecto
de la esclavitud, recordando siempre su paganismo de origen.
Estas eran sólidas acusaciones, pues se requerían de
tradiciones y costumbres fuertemente arraigadas que no eran
seguras en ellos para poder ejercer tan importantes
responsabilidades.
172
de esta ralea es indispensable que en las concurrencias más
publicas y solemnes se hayan de adocenar con ellas los
blancos y tal vez aquellos mismos de quienes fueron esclavos
sus causantes o que descienden de ellos. Y cúantos blancos
querrán sufrir este sonrojo?...Vuestra Merced. mismo no ha
estimado conveniente esta mezcla en el ejercicio de las
armas... sin duda por que cada uno se mantenga en su clase
de lo cual proviene todo el buen orden de la república... no
siendo recibidos en escuelas públicas --ni otras instituciones
eclesiásticas y universitarias--... entonces reinará en el clero
la ignorancia... ellos necesitarían una enseñanza prolija por
la educación grosera que necesariamente les han de dar
sus padres tanto por la pobreza como por el abatimiento en
el que viven......tanto de blancos como de pardos hay aquí
bastante número de familias cuyos hijos puedan contraer
matrimonio recíprocamente dentro de su propia esfera sin
ningún impedimento legal... los pardos son los que pretenden
la alianza con los blancos pero sin necesidad pues sin salir
de su clase tiene con quien verificar sus matrimonios que
les serán más ventajosos que... con blancos... la experiencia
hace ver... las fatales consecuencias que experimentan los
pardos... de los pocos matrimonios que se celebraron aquí
antes que se publicara Vuestra Real Pragmática de
Matrimonios”... (RODULFO CORTES, 1978: II, 33 s.)
173
temía no fueren suficientes los ya escasos conocimientos
recibidos en sus hogares tan humildes y poco tradicionales.
No podrían, pues, aspirar a ninguna de estas dignidades y
empleos sin compensar por otra parte esta deficiencia, ni
dejar de dominar lo que representaba la cuenta y memoria
de la ciudad en el campo militar, civil y eclesiástico. Por lo
general, la condición de hombres libres de los pardos no les
garantizaba los derechos y honores más simples, y el acceso
los oficios de la república, aunque Santos Rodulfo Cortés
menciona interesantes excepciones a esta generalidad.
174
étnicas, GRATEROL tenía un 1/8 (12,5 %.) de negro; 1/4
(25 %.) de indio y 5/8 (62,5 %.) de blanco, aunque la forma
como lo denominaron fue “mulato libre”. Teniendo mejor
posición económica que su madre y abuelos, pretendió
celebrar un enlace étnicamente favorable y, naturalmente, el
único posible en estos casos era con alguna mestiza, lo que
en efecto verificó, con GRACIA MARIA DE LAS HERAS, hija
de padres mestizos libres. Sus descendientes tendrían
aproximadamente 1/16 (6,25 %.) de negro; 3/8 (37,5 %.) de
indio y 9/16 (56,25 %.) de blanco.
175
lo cual sus hijos tendrían aproximadamente 3/64 (4,7 %.) de
negro; 23/32 (71,9 %.) de blanco y 15/64 (23,4 %.) de indio.
Otros dos hijos de JUAN GREGORIO, el capitán PEDRO
JUAN y MARIA ANTONIA, casaron con los hijos naturales
de GERTRUDIS FIGUEREDO, FRANCISCA GERTRUDIS
Y PEDRO JOSEPH MONTES, de calidad “mulatos
cuarterones”, resultando los descendientes de ambos
matrimonios con un porcentaje aproximado de 3/16 (18,7
%.) de negro; 11/16 (68,8 %.) de blanco y 1/8 (12,5 %.) de
indio.
176
fue la de MARIA FRANCISCA, quien se casó con su primo
hermano JUAN THOMÁS AGUILAR, hijo legítimo de MARIA
GERVASIA DE LOS SANTOS GARTEROL DE LAS HERAS
y de su marido el mestizo libre JOSEPH FRANCISCO
AGUILAR. JUAN THOMÁS, por ser hijo de MARIA
GERVASIA tendría aproximadamente 1/32 de negro; 17/32
de blanco y 14/32 de indio. Por esta razón, los descendientes
de este enlace tendrían aproximadamente 1/16 (6,25 %.) de
negro; 5/16 (31,3 %.) de indio y 10/16 (62,5 %.) de blanco,
lo que daba un computo de “casi mestizo”.
177
aborigen.
178
ESTADISTICAS DE LA PROCEDENCIA
ETNICA EN LA POBLACIÓN PARDA LIBRE Y
ESCLAVA TOCUYANA EN LOS SIGLOS XVI,
XVII Y XVIII.
Hemos mencionado las generalidades de la
procedencia de la población africana en la jurísdicción de El
Tocuyo en sección aparte, por lo que ahora nos
concretaremos a las conclusiones particulares de las
tendencias reproductivas estadísticamente hablando, que
hemos esbozado con la ayuda de los gráficos y tablas para
esta seccion de nuestra investigación. Como hemos visto,
hubo una notoria escasez de población africana en la
Venezuela del siglo XVI. Es para finales del siglo XVI y
comienzos del XVII que se verificaron en una cantidad
cuantificable los primeros enlaces “furtivos” y “copulas
illicitas” entre los europeos con negros africanos libres o
esclavos --particularmente la población femenina negra--, de
muy diversa procedencia y tanto bosales como “criollos”. Esta
mezcla inevitable entre las etnias diversas, fue de una cuantía
que no podemos evaluar con precisión, pero se produjo tanto
con blancos europeos o americanos --ya mestizos en muchos
casos-- como con los aborígenes y en número
estadísticamente significativo. Por ejemplo, una partida de
casamiento que data del 8-9-1637 declara que se casaron y
velaron por palabras de presentes el esclavo MATEO NEGRO
CONGO Y MARIA INDIA XIRA --xirahara probablemente de
la Provincia de Nirgua. La resultante fue una amalgama de
personas en su mayoría libres, clasificados como “ zambos
y mulatos comunes,” zambos prietos” y “ negros libres”,
relativamente escasa para principios del siglo XVII. Asimismo,
vemos que debió ser lo suficientemente notoria ya que la
ciudad de Nirgua, poblada con un grueso contingente
tocuyano y neosegoviano requirió abundantes pardos libres
179
como lo ha verificado el autor en los libros parroquiales de
1623 a 1696 de esa ciudad del actual Yaracuy. La resultante
población de “mulatos” en su mayoría libres, será la base del
proceso de mezcla que veremos para el siglo XVII, ya que
para esa fecha menos de un 10% de la población era mulata
y entre ellos predominaba el grupo de los libres de esclavitud.
Sin embargo, los cambios sólo pueden ser apreciados con
cierta frecuencia durante las cuatro primeras decadas del siglo
XVII, especialmente durante el último medio siglo.
180
de ellos 7 con indias y 4 con zambas --libres o tributarias-- y
2 con mulatas libres (44.8 % unión a libres); 1 con mulatas
esclavas, 2 con negras esclavas y 13 con bosales (55.2 %
unión a esclavas). Al analizar el período total 1660-1751,
se aprecia que los varones africanos se casaron
predominantemente con indias (51)(17.8%) o mestizas (7)
(2.4%) tributarias o libres o zambas libres (38)(13.57 %) y
mulatas o negras libres (42)(14.63 %) , negras bosales o
criollas (142)(49,5 %) o mulatas esclavas (7)(2,4 %).
181
entre negros esclavos, 2 de ellos de bozales recien
bautizados, 14 matrimonios negro esclavo con mulata libre, 4
matrimonios de mulatos esclavos con negras esclavas y sólo
1 de la unión contraria, 6 de negros con india libre y 1 con
mestiza, 3 de negros con mulata zamba libre, 1 con negra
libre, 2 de negros esclavos con zambas esclavas. Esto
implica 51 varones negros africanos progenitores; de ellos
22 casados con mujeres libres (43.13 %) y 23 con bozales
(45.1%), 6 con mulatas y zambas esclavas (11,7 %). En
consecuencia, se ven cifras muy similares a las que se
aprecian producto del promedio de 1660-1741 donde el 52.7
% (39/74) de los negros esclavos casaron con mujeres
libres. Por otra parte se contaron 138 mujeres progenitoras;
de ellas 111 como madres de hijos naturales (80.4%) y 23
negras casadas con esclavos negros y sólo 4 con mulatos
esclavos. Comparando la población hábil a la reproducción,
se tienen 52 varones contra 138 mujeres, representan una
relación de 1 varon por cada 2.65 mujeres, o lo que es igual
que la reproductividad porcentual masculina fue del 37.68
% y la femenina del 62.32 %. La población esclava si
bien predominantemente era masculina, como hemos visto,
tuvo la peculiaridad de que los africanos, tanto esclavos como
libres, representan una proporción menos numerosa como
progenitores a la de población femenina. En El Tocuyo desde
el siglo XVII vemos un franco predominio en los progenitores
de bautizados desde 1660 hasta 1821, del sexo femenino
sobre el masculino, que puede situarse convencional y
aproximadamente entre un 55 a 85 % y un 45 a 15 %,
respectivamente. Estos valores como se verá más adelante,
variarán dependiendo del período y del grupo étnico-social
del progenitor del bautizado. En consecuencia, estos datos
fueron extrapolados directamente sobre los directos
obtenidos de los promedios anuales de 1660 a 1672 para
determinar las dos primeras generaciones de lo que
denominaremos “mestizaje”. Este término (no está aquí en
182
su común acepción que refiere la mezcla de indios con
españoles; la empleo por no hacer uso de pardamiento, que
sería lo ideal, pero por no ser este último utilizado sino
excepcionalmente, lo obvio) indica el grado de cruzamiento
sucesivo desde la generación original de los esclavos
africanos “de nación” o “bozales” como los documentos
declaran. Varias convincentes hipótesis pueden formularse
al respecto de las diferencias de “reproductividades”, luego
de haber revisado la documentación de bautizos, defunciones
y matrículas. Algunas de ellas son las siguientes:
4. - La diferencia en la “reproductividad” de
varones y mujeres africanos, término con el que nos
referimos a la cuantificación del número de hijos de la “gente
del común”, según su sexo y su categoría social. En la
documentación revisada resalta como la tendencia central
de la población masculina hábil para la “reproducción” de
origen africano, tanto esclava como libre --durante todo la
colonia-- fue ligeramente inferior a la femenina. Esto no
implicaba una menor capacidad “genésica” sino un simple
subregistro estadístico. Entre los factores que intervinien en
183
el origen del subregistro y la baja “reproductividad masculina”
están:
1. - Todos los factores antes mencionados
anteriormente.
184
de color para la misma época, y este fenómeno resulta
convincentemente explicado por las anteriores afirmaciones
y por la alta mortalidad de la población esclava respecto a la
“gente de color y libre” y a los restantes grupos étnicos,
especialmente los “blancos”. En conclusión, como todos
estos fenómenos influyeron decisiva y radicalmente en el
origen de la población de origen africano, para poder hacer
un análisis estadístico con menor tasa de error cuantitativo
de la tendencia global de la población, tomaremos varios
factores de corrección.
185
PRIMERA GENERACION DE MESTIZAJE
186
En su comportamiento se observaron diferencias
notables en cuanto al sexo del individuo. La población
masculina esclava africana mostraba una tendencia a
uniones con mujeres libres o mezcladas étnicamente mayor
que con las esclavas. Dentro de este primer grupo de uniones
con mujeres libres la tendencia más importante fue la unión
con zambas libres (8.1 %) ; con indias y mestizas (10.8 %);
con mulatas libres (25.7 %); y con negras libres (8.1 %).
Dentro del grupo de unión con esclavas, un 40.5 % fue con
bozales y a negras criollas; y un 6.7 % se realizó con mulatas
o zambas esclavas, que en total representa el 47.2 % de las
uniones.
187
el 55 % de las uniones fueron concubinarias. Las uniones con
indígenas representaron un 8 %. Los hijos blanqueados de
las mulatas, en muchas ocasiones han debido de gozar de
cierta estimación del padre, de manera que por lo menos un
grupo de ellos pasó a engrosar el sector de los mulatos
tercerones y cuarterones libres.
188
LA TERCERA GENERACION DE MESTIZAJE
EN 1696-1708
189
con hombres blancos y mestizos, y en segundo término con
mulatos, zambos y negros --ya fueren libres y en menor
grado con esclavos-- y en en menor grado con indios. Tal
porcentaje era sensiblemente mayor si se compara con el
reducido número de uniones sacramentales, de las cuales
fueron las más frecuentes las realizadas con esclavos
africanos. Apenas un bajo número de uniones se realizó con
mulatos esclavos y con los negros, mulatos o zambos libres.
190
LA CUARTA GENERACION DE MESTIZAJE
191
82 % del total de los enlaces. Un 13 % se trató de uniones
con mujeres de color y libres casadas con negros o mulatos
esclavos, a predomio de estos últimos (8 %); y apenas un 1
% de hombres libres se enlazaron con mulatas o negras
esclavas. Apenas un 3 % de las uniones correspondieron a
uniones con indios y mestizos libres o tributarios. De las
uniones concubinarias se vio más frecuentemente la unión
ilegítima a los hombres blancos y mestizos o mulatos libres
o esclavos
192
entre 1709- 1721 representaron el 25 % de los hijos de negros
esclavos bautizados en El Tocuyo, y por tanto un 8.16 % de
toda la población de color de la ciudad, afectando las cifras
teóricas pasivas. Así se obtienen cifras corregidas de 27 %
de negros esclavos; un 59.1 % de mulatos libres; y un 13.8
% de mulatos esclavos.
MULATOS LIBRES
193
mujeres libres, a saber: mulatas libres y negras libres en un
37 %; y un 13 % con indias y mestizas libres o tributarias; y
hubo un 2 % de uniones con mulatas esclavas; un 4 % de
ellas con negras esclavas. De las mulatas esclavas el 46 %
de las uniones fueron concubinarias.
194
esclavos.
MULATOS LIBRES
195
mostraba una tendencia a uniones con mujeres libres o
mezcladas etnicamente mayor que con las esclavas. Dentro
de este primer grupo de uniones con mujeres libres la
tendencia principal fue la unión con zambas libres (19 %);
con indias y mestizas (9 %); y con mulatas y negras libres
(11 %), los cuales representan un 39 % del total. Dentro del
grupo de unión con esclavas, un 15 % se enlazó con bosales
y negras criollas, que en total representan el 15 % de las
uniones.
196
SEPTIMA GENERACION DE MESTIZAJE EN
1749-1750
MULATOS LIBRES
197
tendencia principal fue la unión con zambas libres (10 %); los
enlaces con indias y mestizas (21 %); los enlaces con mulatas
y negras libres (5 %), los cuales representan un 36 % del total.
Dentro del grupo de unión con esclavas, un 28 % se unió con
bozales o negras criollas, que en total representan el 28 % de
las uniones.
MULATOS LIBRES
198
concubinaria (19 %) y el matrimonio entre personas libres de
color (68 %), para representar el 87 % del total de los enlaces.
Un 10 % de las uniones fueron mujeres de color y libres
casadas con negros o mulatos esclavos, a predomio de estos
ultimos (7 %). Apenas un 2 % de los enlaces correspondieron
a uniones con indios o mestizos libres o tributarios. De las
uniones concubinarias se vieron más frecuente la a la unión
ilegítima a los hombres blancos, mestizos o mulatos libres o
esclavos. Apenas un 1 % correspondio a enlaces de hombres
libres con mujeres esclavas.
199
en total representan el 19 % de las uniones.
200
obtenemos un 70 % de mulatos libres; un 12 % de mulatos
esclavos; y un 17.8 % de negros esclavos.
201
en 1798. Estos cambios representaron un tasa de crecimiento
vegetativo de 34 habitantes anuales.
202
CONCLUSIONES GENERALES SOBRE EL
ANÁLISIS DEMOGRAFICO EN EL TOCUYO
DURANTE EL PERIODO HISPÁNICO
POBLACIÓN DE ORIGEN EUROPEO
203
elaborada con gran precisión por los curas tocuyanos,
aparecen sólo 545 personas blancas, lo cual representa un
crecimiento respecto a 1660 de un 47.29 %, y una variación
promedio anual de 0.47 %. Sin embargo, hay que considerar
también que la población blanca tocuyana, residente en las
doctrinas y misiones, representaba por lo menos el 40 % del
total, lo mismo que la población en los campos de El Tocuyo
representaba un 60 %, de manera que la cifra puede
duplicarse a 1 % anual. Estas cifras muestran diferencias
significativas --40 % mayores-- con las del período
precedente. Si las comparamos luego con las cifras de
blancos desde 1788 hasta 1800, en que se contaron 850
personas blancas en El Tocuyo y sus campos, se muestra
un crecimiento de un 56 % en apenas 30 años, lo que
representa una variación promedio anual de 1.75 %, la cual
triplica las cifras preexistentes, o las sextuplica, si
consideramos que la población blanca en las doctrinas al
menos representaba cifras iguales a las de la ciudad. Como
se ha venido exponiendo, fue debido al mejoramiento de las
condiciones sanitarias precarias y socioeconómicas
deplorables, preexistentes para los siglos XVII y XVIII, y al
desarrollo de la economía agrícola y ganadera en El Tocuyo,
que la población blanca aumentó en mayor cantidad.
204
blancos, el argumento más lógico fue una tendencia a la
reorganización de los componentes de cada subgrupo, que
generara cambios tan drásticos para los 40 años
comprendidos entre 1660 y 1700 y luego acentuados para
1740-1800.
205
Veamos ahora cuál era la relación porcentual de
la residencia real de los blancos en El Tocuyo, durante el
período colonial, tanto en la ciudad y sus suburbios como en
las doctrinas y sus suburbios.
206
de las relaciones geográficas que existían 38 encomiendas
de indígenas en su jurisdicción. Para 1581 se contaban con
30 a 34 de ellas, de las cuales la mayor tendría unos 200
indios, lo cual da una cifra aproximada de 3000 a 4000
aborígenes.
207
corresponder a sólo los indios residentes en las doctrinas, lo
que se aproxima más a los cálculos que se tienen por los
libros de Humocaro y Quibor; doctrinas bien pobladas de
indígenas y a las cuales apenas se asignan 82 y 101
encomendados respectivamente. En este caso, la cifra podría
ser aproximada a 3000 indios de doctrina.
208
EVOLUCIÓN DE LA FAMILIA EN EL
TOCUYO
209
familia entre 1776-1787 no muestra diferencias significativas
(5.353 y 5.233 respectivamente). El número de párvulos en
este mismo aspecto es particularmente diferente, pues las
cifras de la ciudad son duplicadas por las del campo (l.853 y
3.707, respectivamente).
210
factible obtener conclusiones válidas, llegándose a obtener
que la relación entre número de familias y casas existentes
en El Tocuyo y su zona rural aledaña desde 1776-1787 fue
de 1.194 en la ciudad y de un 1.532 en el campo.
211
212
FUENTES
ARCHIVO DE LA ACADEMIA NACIONAL DE LA HISTORIA
Traslados del A. G. I. Hechos por el Hermano Nectario María.
Copias.
Papeles de don Felipe Francia
Archivo de Manuel Landaeta Rosales
213
ARCHIVO GENERAL DE INDIAS, Sevilla, España.
Audiencia Santo Domingo
Patronato Eclesiástico
Casa de Contratación.
Escribanías de El Tocuyo.
Escribanías de Barquisimeto.
Judiciales.
214
BIBLIOGRAFÍA
AGUADO, Fray Pedro de. Recopilación Historial de
Venezuela. (Serie Fuentes para la Historia Colonial de
Venezuela No 62-63). Caracas, Biblioteca de la Academia
Nacional de la Historia, 2da edición 1987, 2t.
215
Nacional de la Historia, 1946.
216
PERERA, Ambrosio. Historial Genealógico de familias
caroreñas. Caracas, Editorial Gráfica Americana, C.A. 1967.
217
Nacional de la Historia, 2da edición 1987, 2t.
------------------------------------------------------------------------------
FE DE ERRATA DE LAS GRAFICAS
218
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220
221