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República de

Colombia

Corte Suprema de
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL

LUIS GABRIEL MIRANDA BUELVAS


Magistrado Ponente

Radicación No. 37067


Acta No. 08

Bogotá, D.C., quince (15) de marzo de dos mil once


(2011).

Se resuelve el recurso de casación interpuesto por LUIS


SENEN LEÓN PINZÓN, contra la sentencia dictada, el 14 de septiembre
de 2007, por el Tribunal Superior de Pasto (Sala de Descongestión), en el
proceso promovido por el recurrente contra la COOPERATIVA DE
CONDUCTORES Y TRANSPORTADORES DE LA EMPRESA VECINAL
DE SUBA LTDA- COCEVES LTDA.

I. ANTECEDENTES

Luis Senen León Pinzón demandó a la Cooperativa de


Conductores y Transportadores De La Empresa Vecinal De Suba Ltda-
Coceves Ltda. para que fuera condenada a reconocerle y pagarle,
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debidamente indexado, los salarios de los meses de agosto y septiembre
de 2000; las horas extras dominicales y festivos, correspondientes a los tres
últimos años; la cesantía y sus intereses; las vacaciones; primas legales; la
indemnización por despido; la sanción moratoria de los artículos 65 del
Código Sustantivo de Trabajo y 99 de la Ley 50 de 1990; los descuentos
que la demandada le efectuó sin su consentimiento y las dotaciones de
overol y calzado por todo el tiempo laborado.

En lo que interesa al recurso extraordinario, basta decir


que el actor sustentó sus pretensiones en que laboró para la entidad
demandada desde el 10 de diciembre de 1983 hasta el 30 de septiembre
de 2000, fecha en la que le terminaron el contrato de trabajo sin justa
causa, cuando se desempeñaba como conductor; que su último salario fue
de $310.000.oo; que la jornada diaria, durante los siete días de la semana,
era de 10 horas; que sólo descansaba cuando el vehículo que conducía
estaba en mantenimiento; que el empleador no efectuó todos los aportes
al sistema general de seguridad social y que la demandada le adeuda los
derechos impetrados en la demanda.

II. RESPUESTA A LA DEMANDA

La Cooperativa de Conductores y Transportadores de La


Empresa Vecinal De Suba Ltda - Coceves Ltda. Al contestar, aun cuando
aceptó que el actor le prestó sus servicios por el término que indicó en
dicho escrito, se opuso a sus pretensiones alegando que entre las partes
existió “relación laboral regida por varios contratos de trabajo a término indefinido
inicialmente y posteriormente a término fijo de un año. A la terminación de cada contrato se
efectuó (…) la liquidación correspondiente y se pagaron oportunamente salarios y
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prestaciones sociales”. Propuso las excepciones de prescripción, inexistencia de

la obligación, compensación y pago.

III. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Noveno Laboral del Circuito de Bogotá, por


fallo de 28 de octubre de 2005, absolvió a la demandada de todas y cada
una de las pretensiones del actor; declaró probadas las excepciones de
prescripción e inexistencia de la obligación y condenó en costas a la parte
vencida.

IV. SENTENCIA DEL TRIBUNAL

La alzada se surtió por apelación del actor y terminó con


la sentencia atacada en casación, mediante la cual el Tribunal de Pasto
actuando como organismo de descongestión, confirmó la del juez de
primer grado sin imponer costas.

En primer término el Tribunal sostuvo que “del estudio del


acervo probatorio se tiene que en el plenario se acreditó la existencia de la relación laboral
entre las partes mediante la prueba documental consistente en los contratos escritos de
trabajo (fls. 34-37ª vta), las liquidaciones de los mismos (fls 38-48 vta) y las Relaciones de
Novedades – Sistema de Autoliquidación de Aportes mensual al Instituto de Seguros Sociales
(fls. 2-6); igualmente se tiene, que si bien la prueba testimonial rendida por los señores
DAVID AGUILAR MALAGÓN (fls. 68-71), IVO PINTO SALCEDO (fls. 72-74) y JOSE RICARDO
GONZÁLEZ PÁEZ (fls. 74-75) es enfática en afirmar que entre las partes no medió relación
laboral alguna, dichos deponentes afirmaron ser socios activos de la accionada, situación por
la cual se denota su interés directo en las resultas del proceso, aspecto que inviabiliza ser
tenidos en cuenta por la Sala. Por lo tanto se estima que la existencia de la relación laboral se
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acredita plenamente con la prueba antes referida, toda vez que de los contratos escritos
allegados al plenario se desprende la manifestación expresa de la voluntad de las partes de
vincularse mediante un contrato de trabajo”.

Más adelante adujo el juez colegiado que “en lo atinente a


los extremos temporales de la misma, el recurrente alega que con la prueba documental
consistente en las certificaciones de los períodos de afiliación al régimen de pensiones en el
I.S.S. y de la relación de novedades al sistema de autoliquidación de aportes mensuales (fls. 3-
6) se acredita que el vínculo laboral operó desde el 10 de diciembre de 1983 hasta el mes de
septiembre de 2000; pues a ello, es menester señalar que en plenario no se allegó medio de
convicción alguno que demuestre que el actor efectivamente prestó sus servicios
subordinados a la sociedad accionada en el lapso comprendido entre el 10 de diciembre de
1983 y el 3 de noviembre de 1988, ni desde el 1º de enero de 2000 hasta el mes el
septiembre de la misma anualidad, sin perder de vista que el mismo actor al absolver el
interrogatorio a instancia del demandado, confiesa que se afilió al Seguro Social a partir del
10 de diciembre de 1983 y noviembre de 1988 < porque en ese tiempo había una ley del
gobierno, todo socio debía estar afiliado al seguro social y, creo que existe esa ley todavía>
(fl. 66), aserto que permite colegir, tal como acertadamente lo hizo el a-quo, que la
vinculación inicial al Instituto de Seguros Sociales no operó en virtud de la existencia de un
contrato de trabajo, sino que obedeció a la calidad de socio que ostentaba el promotor del
litigio. Como corolario de lo anterior se tiene, que la relación laboral existente entre a las
partes operó entre el 1º de diciembre de 1989 y el 31 de diciembre de 1999. En efecto, el 1º
de diciembre de 1988 se suscribió entre las partes un contrato de trabajo a término
indefinido (fls. 34-34vta), el que operó hasta el 31 de diciembre de 1989, tal como consta con
la liquidación del mismo (fls. 38-38vta), teniendo una duración de un año y un mes,
señalándose en el documento contentivo de la liquidación como <Causa de la Terminación
del Contrato> el <RETIRO VOLUNTARIO> (fl. 38), prueba documental que no fue tachada de
falsa, y que por lo tanto, presta pleno mérito probatorio”.

En seguida sostuvo el Tribunal que a partir del 1º de


enero de 1990 se pactó entre las partes un contrato de trabajo a término
fijo de un (1) año, “respecto del cual no se allegó al plenario prueba documental que
acredite el respectivo desahucio, por lo cual se concluye que aquél se prorrogó por efectos
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de la automática reconducción estipulada en el numeral primero del artículo 46 del C. S. del
T., modificado por el artículo 3º de la Ley 50 de 1990, por un término igual al inicialmente
pactado, y que corresponde a los períodos comprendidos entre el 1º de enero y el 31 de
diciembre de 1991, el 1º de enero y el 31 de diciembre de 1992, el 1º de enero y el 31 de
diciembre de de 1993, el 1º de enero y el 31 de diciembre de 1994, el 1º de enero y el 31 de
diciembre de 1995, el 1º de enero y el 31 de diciembre de 1996, el 1º de enero y el 31 de
diciembre de 1997, el 1º de enero y el 31 de diciembre de 1998 y desde el 1º de enero hasta
el 31 de diciembre de 1999, data en la cual se verificó la última liquidación del contrato de
trabajo (fl. 48-48vta), pero que al no haberse verificado el respectivo desahucio también
operó la prórroga automática a partir del 1º de enero hasta el 31 de diciembre de 2000,
careciendo en consecuencia de eficacia por lo anteriormente expuesto, los contratos escritos
de trabajo a término fijo de una año <pactados> a partir del 1º de enero de 1991 (fls. 36-
36vta), 1º de enero de 1992 (fls. 37-37 vta) y 1º de enero de 1993 (fls 37 A- 37ª vta), pues se
reitera, dicho lapso de tiempo así como el subsiguiente está reglado por le contrato de
trabajo inicialmente referido y que se prorrogó por ministerio de la ley. Igualmente es
menester puntualizar, que si bien el contrato de trabajo suscrito entre las partes se prorrogó
hasta el 31 de diciembre de 2000, la prestación efectiva de servicios se verificó hasta el 31 de
diciembre de 1999, toda vez que así lo acredita la última liquidación allegada al plenario” .

Concluyó el juez de alzada que “ se infiere, que la relación


laboral del actor operó hasta el 31 de diciembre de 1999, generándose un cúmulo de
acreencias laborales en beneficio del accionante, tales como cesantías, intereses a la
cesantía, vacaciones y primas legales, así como la factibilidad de deprecar el pago de
indemnizaciones, como moratorias o por despido injusto, las que deben ser reclamadas
oportunamente, dado que el transcurso del tiempo hace que los mismos se extingan por
efectos de la prescripción. En efecto, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 488 del
C. S. del T., las acciones correspondientes a los derechos laborales prescriben en tres (3) años,
los que se cuentan desde que la respectiva obligación se haya hecho exigible o de la
posibilidad de accionar. De la revisión del plenario se determina que la parte accionada
propuso la excepción de mérito de prescripción de <todos aquellos derechos que tengan más
de tres años de haberse causado> (fl. 51), por lo tanto, con respecto al pago de dichas
acreencias laborales e indemnizaciones se tiene, que si bien no milita en el plenario prueba
de su pago, a excepción del auxilio a la cesantía del año 1999 (fl. 48), aquellas se encuentran
prescritas, toda vez que se hicieron exigibles a la finalización de la relación laboral, es decir,
el 31 de diciembre de 1999, en consideración a que la demanda se presentó el 12 de agosto
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de 2003 (fl. 16 vta) y no se acreditó la existencia de reclamación alguna que interrumpiera el
término prescriptivo, transcurriendo por ello más de tres (3) años desde la exigibilidad de los
derechos hasta su efectiva reclamación judicial. Por tanto, se confirmará la sentencia de
primera instancia al absolver a la sociedad accionada de todos los pedimentos y declarar
probada la excepción de prescripción respecto de las acreencias laborales e indemnizaciones
solicitadas por la activa” .

V. RECURSO DE CASACIÓN

En la demanda con la cual sustenta el recurso


extraordinario, el recurrente pretende que la Corte case totalmente la
sentencia del Tribunal para que, actuando en sede de instancia, revoque el
fallo del a-quo y, en su lugar, condene a la demandada a reconocerle y
pagarle las pretensiones 1ª, 3ª, 4ª, 5ª, 6ª, 7ª, 8.1 y 13 consignadas en su
demanda inicial.

Con ese propósito formula un solo cargo, que con vista


en la réplica se decidirá a continuación.

VI. CARGO ÚNICO

Acusa la sentencia de violar, por vía indirecta, en la


modalidad de aplicación indebida, los artículos “6º numeral 1, 15 numeral 1, 153
numeral 2 y 157 numeral 1 de la Ley 100 de 1993; artículos (legislación Cooperativa) 19
numerales 3 y 10, 22, 26, 48 y 59 parágrafo 2º de la Ley 79 de 1988; artículo (Estatuto
Nacional del Transporte) 36 de la Ley 336 de 1996; artículos 9, 13, 14, 20, 46 numeral 1, 51
(subrogado por el artículo 4 de la Ley 50 de 1990), 55, 65 (modificado por el artículo 29 de la
Ley 789 de 2002), 186, 249, 306, 340 y 488 del Código Sustantivo del Trabajo; artículo 1º de
la Ley 52 de 1975; en conjunción con los artículos 27, 1602 y 1603 del Código Civil; artículos
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4, 6, 174, 177, 187, 194, 200, 258 y 305 del Código de Procedimiento Civil; en concordancia
con los artículos 29, 53 y 230 de la Constitución Política de Colombia; artículos 49, 60, 61,
145 y 150 del Código Procesal del Trabajo y Seguridad Social”.

Señala como errores manifiestos de hecho los siguientes:

“1. No dar por demostrado, a pesar de estarlo, que el actor probó


que hubo una única relación laboral entre éste y la demandada,
del periodo comprendido entre el 10 de diciembre de 1983 y el
30 de septiembre de 2000
2. Dar por demostrado, a pesar de no estarlo, que la relación
laboral existió entre las partes sólo entre el 1º de diciembre de
1989 y el 31 de diciembre de 1999.
3. No dar por demostrado, a pesar de estarlo, que la demandada
no probó la excepción propuesta de prescripción de las
acreencias laborales del actor.
4. Dar por demostrado, a pesar de no estarlo, que la demandada si
probó la excepción propuesta de prescripción de las acreencias
laborales del actor.
5. No dar por demostrado, estándolo, que la demandada actuó de
mala fe, no solamente durante la vigencia del contrato de trabajo
sino a la terminación del mismo, al no pagar al actor la totalidad
de salarios y prestaciones sociales.
6. Dar por demostrado, sin estarlo, que la demandada actuó de
buena fe, a la terminación del contrato de trabajo de LUIS SENEN
LEÓN PINZÓN, al considerar erróneamente que pagó en forma
completa y oportuna todos los derechos sociales causados a su
favor.
7. No dar por demostrado, estándolo, que la demandada continúa
adeudando al actor los salarios, las primas, las vacaciones,
intereses a las cesantías y demás derechos legales, puntualizados
en el alcance de la impugnación y que por tanto continúa
causándose la indemnización moratoria”.
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Sostiene el recurrente que el Tribunal apreció
erróneamente la demanda, los periodos de afiliación al régimen de
pensiones, los contratos de trabajo, las copias al carbón de la liquidación
del contrato de trabajo, la contestación de la demanda y el interrogatorio
por él absuelto. Como probanza no contemplada relaciona el
interrogatorio absuelto por el representante legal de la demandada.

Aduce que “lo que acreditan las documentales de folios 2 a 6 del


cuaderno 1 o cuaderno principal, es que se probó el hecho 1 de la demanda, es decir, que sí
existió el contrato de trabajo a partir del 10 de diciembre de 1983. Es que legalmente y
conforme a las normas invocadas en la proposición jurídica, no existe sino dos formas para
estar afiliado a la Seguridad Social: (i) la primera en forma obligatoria y (ii) la segunda en
forma voluntaria; la primera conlleva la vinculación del afiliado (como es el caso presente)
mediante contrato de trabajo, lo que a su vez significa la existencia de empleador y el
afiliado en calidad de trabajador, sin que exista excepción alguna que permita a las
Cooperativas afiliar a sus empleados sin la existencia de relación laboral y por el simple
hecho de que puedan estar cooperados; además la legislación que regula el transporte
público citada en la proposición jurídica ordena que los conductores estén vinculados con
contrato de trabajo directamente con la empresa y no con los propietarios de los vehículos”.

Asevera que la “documental de folio 34 no acredita que a partir de


allí se haya iniciado la relación, toda vez que la demandada no probó la terminación del
anterior contrato de trabajo iniciado el 10 de diciembre de 1983, probado mediante la
afiliación a la Seguridad Social. Amén de la interpretación errónea que acabo de puntualizar
respecto al formato de contrato de trabajo del folio 34 del cuaderno 1 o cuaderno principal,
el Tribunal también apreció erróneamente el formato de liquidación de folio 38. Obsérvese
que esta liquidación ni siquiera está firmada por el demandante y menos está respaldada, ni
con carta donde el actor apareciese que realizó un <RETIRO VOLUNTARIO> y menos con
comprobante alguno de que el demandante efectivamente hubiese recibido los $57.141.00
que allí arrojan como liquidación. En consecuencia las documentales de folios 34 y 38
cuaderno 1 o cuaderno principal no acreditan ni una nueva relación laboral entre las partes
de este proceso, ni el finiquito de la misma y menos el pago de los derechos laborales
causados en ese lapso de tiempo”.
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En relación con extremo final de la relación laboral,
acota que “a prima –facie la Honorable Corte encontrará el anfibológico e incongruente
dislate del Tribunal. Es decir, que para el Ad-quem la relación laboral se prorrogó hasta el 31
de diciembre de 2000 lo cual es correcto, pero en errónea apreciación de la documental de
folio 48 consideró que la relación laboral había terminado el 31 de diciembre de 1999 dizque
porque esta documental acredita que la prestación efectiva de servicios sólo fue hasta esta
última fecha. Tan espeluznante incuria es justamente consecuencia de la errónea apreciación
por parte del Ad –quem del último formato de liquidación del contrato de trabajo visible a
folio 48 del cuaderno 2 o cuaderno del Tribunal. Obsérvese que lo que acredita esta
documental es: que la demandada en su afanoso comportamiento de mala fe en la ejecución
de la relación laboral, fijo(sic) en esta documental como presunta fecha de ingreso del actor
el 31 de diciembre de 1999 y no como fecha de terminación, como erróneamente lo apreció
el Tribunal. Que en esta documental se acreditó la clase de contrato, esto es, a término fijo
inferior a un año, sin que exista la prueba idónea o documental de la terminación del
contrato inicial verbal de trabajo o el desahucio de ninguno de los que fueron aportados al
proceso. Que con este documento se probó el hecho 2 de la demanda y que no se encuentra
ni en esta documental ni en ninguna otra prueba de que el actor no haya prestado servicios a
la demandada entre el 1º de enero y el 30 de septiembre de 2000. Precisados los yerros del
Tribunal respecto al extremo final, no hay duda que el contrato de trabajo estuvo vigente
hasta el 31 de diciembre de 2000 y que el servicio fue prestado efectivamente por el actor
hasta el 30 de septiembre de ese mismo año, quedando demostrado así no solamente el
hecho 2 de la demanda sino también el hecho 8 de la misma, respecto a salarios e igualmente
probados los demás hechos respecto a los derechos ciertos, así como los derechos inciertos
(indemnizaciones)”.

En la que atañe a los salarios, cesantía y sus intereses,


prima de servicios y vacaciones afirma el impugnante que “la no apreciación
de la confesión hecha por el representante legal de la demandada al responder las preguntas
12,13 y 14 del interrogatorio (fl. 63 del cuaderno 1 o cuaderno principal) donde confesó que
la demandada no pagó al actor la liquidación plasmada en el folio 48 del expediente” .
Igualmente, sostiene el censor que la liquidación de acreencias laborales del folio 48 no fue
respaldada “con comprobante de pago alguno y que en consecuencia< no milita en el
plenario prueba de su pago> (…) que la prescripción incoada por la demandada del citado
folio 51 no fue probada, pues como ya se dijo, el documento del mencionado folio 48 no es
prueba idónea con la que se pueda tener como fecha de terminación de la relación laboral y
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menos como pago de los derechos ciertos causados en el año 1999 (…) la documental de folio
48 acredita una liquidación de cesantías sin respaldo probatorio de su pago, que el si el
Tribunal hubiera valorado correctamente habría encontrado que allí no existe liquidación
alguna de prima de servicios y vacaciones y que estando probado el extremo final del
contrato de trabajo hasta el 31 de diciembre de 2000, esto último aceptado por el Tribunal,
no hay duda de que la demandada debe ser condenada a estos derechos ciertos causados
entre el 13 de agosto de 1999 y el 31 de diciembre de 2000, ha (sic) sabiendas de que la
demanda se presentó el 12 de agosto de 2003” .

Respecto a la indemnización por despido señala el


recurrente que el Tribunal no apreció la confesión realizada por la
demandada al absolver el interrogatorio de parte y al contestar la
demanda “pues de haberlo valorado no habría incurrido en la incongruencia de haber
considerado correctamente la vigencia del contrato de trabajo hasta el 31 de diciembre de
2000, pero a su vez erróneamente haber exonerado a la demandada de la indemnización por
despido unilateral, habiéndose demostrado una única relación laboral hasta el 31 de
diciembre de 2000 y sin que se hubiese probado en el proceso la no prestación de servicios
del demandante para la demandada en el año 2000. En relación al interrogatorio practicado
al actor éste al responder la pregunta 5 (fl. 67 del cuaderno 1 o cuaderno principal) confesó
que también condujo vehículos de la sociedad demandada y al responder la pregunta 7
confesó que sí tuvo vehículos en la demanda después de diciembre de 1999 y que fue la
Cooperativa quien le impidió prestar el servicio alegando que hasta que saliera uno de sus
vehículos del taller, en tanto que el vehículo de placas No. CGL-252 sí estaba prestando el
servicio. Si el tribunal hubiese valorado correctamente y sin error esta confesión habría
encontrado no solamente la vigencia del contrato de trabajo hasta el 31 de diciembre de
2000, sino la efectiva prestación del servicio del actor y la terminación del contrato de
trabajo en forma verbal por la demandada de manera unilateral y sin justa causa y en
consecuencia hubiese condenado a la demandada al pago de la indemnización respectiva”,
así como a la sanción moratoria.

VII. LA RÉPLICA
República de 11 Expediente 37067
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El opositor alega que el Tribunal “no incurrió en errores de
hecho apreciando erróneamente las pruebas indicadas por la parte recurrente, ya que (…) les
dio el valor probatorio de acuerdo a los postulados legales”.

VIII. CONSIDERACIONES DE LA CORTE

Primeramente se impone a la Sala recordar lo que antaño


ha enseñado en torno a que cuando el ataque se endereza por la vía de los
hechos no es cualquier desatino del juzgador el que da al traste con su
proveído, sino únicamente aquél que tenga la connotación de “manifiesto”.
Ese carácter surge frente a transgresiones fácticas patentes, provenientes de
desaciertos en el examen de los elementos de juicio que conforman el haz
probatorio, ya bien por haberlos apreciado equivocadamente, ora soslayado.

No basta que el recurrente dé explicaciones así sean


razonables sobre los eventuales asertos erróneos del fallador o que se limite
a enfrentar sus conclusiones con las de éste, sino que además de identificar y
demostrar el desacierto de hecho ostensible debe acreditar, con base en el
contenido de las pruebas, qué es lo que ellas en verdad acreditan y su
incidencia en la equivocada resolución judicial.

Pretende el recurrente demostrar con las pruebas


señaladas como mal apreciadas o inestimadas por el Tribunal, que entre las
partes en contienda existió una única relación laboral entre el 10 de
diciembre de 1983 y el 30 de septiembre de 2000 y que en consecuencia la
acción impetrada no se encuentra prescrita.
República de 12 Expediente 37067
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Bajo las anteriores aristas, se procede a analizar las
diferentes pruebas denunciadas, cuyo examen objetivo arroja el siguiente
resultado:

Para el Tribunal el actor estuvo vinculado con la


demandada de la siguiente manera: del 10 de diciembre de 1983 hasta el 3
de noviembre de 1988 en calidad de socio, y del 1º de diciembre de 1989
hasta el 31 de diciembre de 1999 en virtud de un contrato de trabajo. En
contraposición, el recurrente sostiene que con los documentos obrantes a
folios 2 a 6 (afiliación y aportes al Instituto de Seguros Sociales) “probó que
hubo una única relación laboral entre éste y la demandada, del periodo comprendido entre el
10 de diciembre de 1983 y el 30 de septiembre de 2000”.

En cuanto a los documentos de folios 2 a 6 del cuaderno 1,


que contienen los periodos de afiliación al régimen de pensiones,
específicamente al Instituto de Seguros Sociales del actor, debe reiterar la
Corte Suprema de Justicia que dicha inscripción no implica per sé la
celebración de un contrato de trabajo, por lo que no constituye plena
prueba para acreditar que el promotor del litigio estuvo vinculado como
trabajador y mucho menos que prestó efectivamente los servicios hasta una
determinada fecha.

Así lo asentó esta Corporación, entre otras, en la sentencia


de 10 de marzo de 2005, radicación 24. 313:

“(……) Y lo sostenido por el ad quem, en cuanto a que


para cierta época aparezca afiliado el actor al ISS, no es
suficiente para demostrar la existencia del contrato de
trabajo al ser ello apenas un <mero indicio de ese tipo de
vinculación>, no resulta un razonamiento equivocado,
República de 13 Expediente 37067
Colombia

Corte Suprema de
habida consideración que como lo ha reiterado la Corte
de tiempo atrás <…el hecho de la afiliación al seguro
social, no demuestra por sí sólo el contrato de trabajo,
pues para la estructuración de este, se requiere la
coexistencia de los elementos del contrato de trabajo>
(Sentencia del 18 de marzo de 1994, radicado 6261)”.

Y aunque no desconoce esta Corporación que la sola


afiliación a la seguridad social puede resultar un buen elemento de juicio, de
raigambre indiciario, para acreditar el tiempo servido y los extremos
temporales de una relación laboral, lo cierto es que en el asunto sometido a
escrutinio de la Corte, el juzgador de segunda instancia, con fundamento en
la liquidación del contrato de trabajo que obra a folio 48, infirió que “la
prestación efectiva de servicios se verificó hasta el 31 de diciembre de
1999”, es decir, que dicha probanza fue más persuasiva que la historia
laboral del Instituto de Seguros Sociales y por ello le otorgó mayor valor
demostrativo, lo que es permitido en virtud de lo estatuido en artículo 61 del
Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social.

De suerte, que el Tribunal no distorsionó el documento


que contiene la liquidación de acreencias laborales del actor, la que, valga
decir, se encuentra firmada por éste sin que se desprenda reproche
alguno, dado que del mismo es dable colegir, de manera razonable, que el
contrato que ató a las partes terminó el 31 de diciembre de 1999; y la
verdad es que no se puede arribar a otra conclusión, habida cuenta que el
demandante no demostró haber prestado efectivamente sus servicios mas
allá de esta calenda, pues, se reitera, la afiliación por si sola no es plena
prueba para acreditar fehacientemente tal hecho.
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Colombia

Corte Suprema de
Tampoco cabe decir que el actor demostró que laboró
hasta el 30 de septiembre de 2000 con fundamento en lo contestado al
absolver el interrogatorio a que lo sometió la demandada, ya que para que la
declaración de parte adquiera relevancia probatoria debe contener
confesión, es decir, cuando el deponente admite hechos que lo perjudiquen
o favorezcan al contrario. Así lo exige el artículo 195 del Código de
Procedimiento Civil, aplicable al proceso laboral por permitirlo el 145 del
Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social, al indicar los requisitos
de la confesión. Y es que el recurrente, basándose en sus propias
aseveraciones, pretende establecer que prestó sus servicios hasta la fecha
mencionada, cuando resulta inadmisible que el interrogatorio vertido por
la parte en el proceso constituya prueba en su favor y, más aún, que dichas
afirmaciones sirvan para fundar un error de hecho en el recurso
extraordinario, precisamente por las razones que se acaban de esgrimir y
que emanan del propio texto de la norma instrumental.

De otra parte, sostuvo el Tribunal que “En efecto, el 1º de


diciembre de 1988 se suscribió entre las partes un contrato de trabajo a término indefinido
(fls. 34-34vta), el que operó hasta el 31 de diciembre de 1989, tal como consta con la
liquidación del mismo (fls. 38-38vta), teniendo una duración de un año y un mes, señalándose
en el documento contentivo de la liquidación como <Causa de la Terminación del Contrato>
el <RETIRO VOLUNTARIO> (fl. 38), prueba documental que no fue tachada de falsa, y que por
lo tanto, presta pleno mérito probatorio” y que a partir del 1º de enero de 1990 se
pactó entre las partes un contrato de trabajo a término fijo de un (1) año
obrante a folio 35.

Asevera el recurrente que la “documental de folio 34 no


acredita que a partir de allí se haya iniciado la relación, toda vez que la demandada no probó
la terminación del anterior contrato de trabajo iniciado el 10 de diciembre de 1983, probado
mediante la afiliación a la Seguridad Social. Amén de la interpretación errónea que acabo de
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Colombia

Corte Suprema de
puntualizar respecto al formato de contrato de trabajo del folio 34 del cuaderno 1 o
cuaderno principal, el Tribunal también apreció erróneamente el formato de liquidación de
folio 38. Obsérvese que esta liquidación ni siquiera está firmada por el demandante y menos
está respaldada, ni con carta donde el actor apareciese que realizó un <RETIRO
VOLUNTARIO> y menos con comprobante alguno de que el demandante efectivamente
hubiese recibido los $57.141.00 que allí arrojan como liquidación. En consecuencia las
documentales de folios 34 y 38 cuaderno 1 o cuaderno principal no acreditan ni una nueva
relación laboral entre las partes de este proceso, ni el finiquito de la misma y menos el pago
de los derechos laborales causados en ese lapso de tiempo”.

En torno a este puntual tema de debate, observa la Corte


Suprema de Justicia que si bien la liquidación de acreencias laborales que
obra a folio 38 no aparece suscrita por el actor, lo cierto es que el Tribunal
no solamente apreció este documento para concluir que la relación iniciada
el 1º de diciembre de 1988 había terminado el 31 de diciembre de 1989,
sino también arribó a ella al valorar el contrato de trabajo a término fijo de
folio 35 (no controvertido en el ataque), convenio que sí aparece firmado
por el impugnante, y del cual se lee como “fecha de iniciación de labores 1º
de enero de 1990”, infiriendo, en forma plausible, de una parte el
fenecimiento de aquella relación y, de otra, que a partir de esta data se
inició un nuevo vínculo contractual; con independencia de que
efectivamente se le hubiere reconocido y pagado al actor los derechos
laborales emanados del primer contrato de trabajo.

Así las cosas, no es dable calificarse como


ostensiblemente equivocada la contemplación de estos concretos medios de
convicción y, por ende, imputarle al juez colegiado algún yerro con la
connotación de monumental o protuberante, como lo exige la ley para la
prosperidad del recurso extraordinario.
República de 16 Expediente 37067
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En otro orden de consideraciones, en sentir de esta
Corporación el Tribunal en ningún momento desconoció que el contrato
de trabajo se prorrogó hasta el 30 de diciembre de 2000, en la medida en
que operó la tácita reconducción, es decir, la prórroga automática, lo que
sucede es que la sala sentenciadora estimó que a pesar de lo anterior el
vínculo término el 31 de diciembre de 1999, toda vez que así lo acredita la
liquidación de contrato de trabajo visible a folio 48. Y aunque no cabe
duda que en la liquidación aparece un error en cuanto al periodo
liquidado, básicamente en lo que respecta a la fechas de ingreso y retiro,
pues se encuentran invertidas, el sentenciador colegiado no equivocó la
apreciación de esta prueba porque precisamente lo que ella dice es lo que
dedujo con el propósito de mostrar la terminación del contrato de trabajo.

El cargo, entonces, no logra derruir lo dispuesto por el


Tribunal en el sentido de tener por acreditado que el actor laboró hasta el
31 de diciembre de 1999. Siendo esta la conclusión del juez de alzada, que
permanece incólume, encuentra la Sala que por lo menos no resulta
manifiesto o de bulto lo asentado por Tribunal en cuanto a que las
acciones tendientes a la reclamación de las prestaciones sociales e
indemnizaciones que se causaron a favor del actor como consecuencia de
la relación laboral se encuentran prescritas, toda vez que la demanda se
presentó el 12 de agosto de 2003, vale decir, después de transcurridos los
tres años que estatuyen los artículos 488 del Código Sustantivo del Trabajo
y 151 del Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social.

No prospera el cargo. Las costas son a cargo del


recurrente por haber sido replicada la demanda extraordinaria. En
consecuencia, inclúyase como agencias en derecho a cargo del actor, la
suma de dos millones ochocientos mil pesos ($2.800.000.oo).
República de 17 Expediente 37067
Colombia

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En armonía con lo discurrido, reluce palmario, la


improsperidad del ataque.

Costas en casación a cargo del recurrente, por cuanto


hubo oposición.

En mérito de lo expuesto, LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA, SALA DE CASACIÓN LABORAL, administrando justicia en
nombre de la República de Colombia y por autoridad de la ley NO CASA
la sentencia dictada por el Tribunal Superior de Pasto (Sala en
Descongestión) el 14 de septiembre de 2007, en el proceso que LUIS
SENEN LEÓN PINZÓN promovió contra la COOPERATIVA DE
CONDUCTORES Y TRANSPORTADORES DE LA EMPRESA VECINAL
DE SUBA LTDA. COCEVES LTDA.

Costas como se dijo en la parte motiva.

Cópiese, notifíquese y publíquese y devuélvase al


Tribunal el expediente.
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LUIS GABRIEL MIRANDA BUELVAS

JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ ELSY DEL PILAR CUELLO CALDERÓN

CARLOS ERNESTO MOLINA MONSALVE FRANCISCO JAVIER RICAURTE GÓMEZ

CAMILO TARQUINO GALLEGO

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