Counseling se define como una ayuda profesional para
personas o grupos de sujetos, que atraviesan problemas existenciales, crisis vitales o conflictos de cualquier índole. Las investigaciones dan cuenta de que esta profesión comienza a gestarse a partir de la década del 30, en Estadas Unidos; y, es el resultado de una labor conjunta de sociólogos, trabajadores sociales y educadores; quienes, en aquel entonces y a partir de la Gran Crisis, advierten la falta significativa de un abordaje de la persona, básicamente desde la noción de salud y personalidad normal, Desde esta perspectiva, se trazan los lineamientos teóricos que sustentan al Counseling ; fundamentalmente que surge dentro del movimiento denominado Humanismo; el cual se caracteriza por poner como centro de interés al ser humano y su dignidad valorándolo positivamente- Además “los humanistas “ instalan una mirada diferente y singular a las corrientes psicológicas de la época: el Psicoanálisis y el Conductismo. La base epistemológica del Counseling es difundida a través del Enfoque Centrado en la Persona, desarrollado por Carl Rogers a lo largo de 20 años de estudio. Este modelo parte de la idea de que existe una tendencia actualizante en todo ser humano , entendida como “ esa fuerza propulsora” que promueve su expansión, su crecimiento facilitándole el despliegue de sus potencialidades; pero aquella se manifestará siempre y cuando el clima, en el cual se lleva a cabo la interrelación counselor- consultante sea el adecuado y que Carl Rogers describe como “ calor óptimo” . Éste se genera y se mantiene durante todo diálogo terapéutico; exigiéndose que el counselor desarrolle ciertas aptitudes: empatía, aceptación incondicional y congruencia; puesto que si el consultante, a través del vínculo, vivencia tales aptitudes se sentirá aceptado, contenido , amado, “fortalecido” como para comenzar su autoexploración, revisar su vida, buscar nuevas ideas…, en definitiva, emprender cambios, crecer personalmente, modificar sus actitudes y comportamientos , aprender a vivir “ sanamente” lo que no se pude cambiar; estos parámetros son algunos indicadores de que el proceso ha sido exitoso Particularmente, un counselor trabaja con personas sanas ; consecuentemente excluye a todos aquellos que padecen enfermedades o patologías ( pacientes). Su función consiste en acompañar a personas en crisis, que necesitar resolver un conflicto; o desean auto explorarse o bien potenciar sus capacidades. En otras palabras, ayuda a lograr autoconocimiento, crecimiento personal, brinda recursos para reconocer e integrar las emociones, mejorar la calidad de vida; al punto que el counselor es considerado y valorado, en ámbitos profesionales, como un agente de prevención y promoción de la salud, con incidencia relevante.
Esencialmente su tarea se consolida y se difunde a
partir de reconocer de que no es necesario tener grandes problemas para perder la paz, para sentirse infeliz o insatisfecho. A veces, solo y naturalmente, y de eso se trata “estar vivo” sucede que la vorágine, los estándares de perfección inalcanzable, los mandatos sociales, familiares, la rutina, hacen que las personas ignoren sus sentimientos más profundos, sus deseos, sus necesidades, que pierdan su propósito en la vida sintiéndose acorralados, desorientados, frustrados, sin saber cómo y de qué modo recuperar la estabilidad emocional, racional, conductual que se perciben como “perdidas” “. “
En otras ocasiones, puntualmente, no sabemos qué es
lo que necesitamos, y evadimos estos interrogantes íntimos cargándonos con múltiples actividades, compromisos; vivimos sometidos a demasiados “ Tengo que…”, “ “Debería hacer, pensar…”; sintiéndonos que nunca estamos a la altura de la circunstancias, que estamos excluidos del paradigma de los exitosos, según la valoración de la sociedad en que vivo… Como corolario de estas situaciones , en líneas generales, la frustración, el agobio, el resentimiento , la negatividad, comienzan a tomar protagonismo ,de manera sutil, imperceptible; pero que con el paso del tiempo se visibilizan literalmente con expresiones tales como “ me siento tan mal, “ya no sé qué hacer con mi vida”, “no tengo ya fuerzas” en fin, algunas de las frases que seguramente todos escuchamos, en los distintos ámbitos. En medio de este panorama caótico, irrumpe la figura del counselor, porque todos
necesitamos que nos escuchen ; , pero también
escucharnos, darnos el espacio de estar presentes para nosotros, tener una charla sincera con este profesional para contarle y fundamentalmente contarnos qué nos pasa, cómo nos sentimos, qué nos gusta y qué nos disgusta. La premisa de
reconectar con uno mismo no es fácil, a veces no se puede
hacer solo y es necesario la presencia de otra persona que acompañe en este proceso de re encontrarse con uno mismo. Ser felices es responsabilidad de cada uno, es una tarea y una misión que no se puede encomendar a otro, pero si se puede pedir orientación y apoyo. “¿A quién”? A un counselor, esta es su tarea, su identidad, su sello personal, que la sociedad hoy le reconoce y valora significativamente.