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Mopulo I Clas 2 flena belhan, tog rare. Maguieira, Sileina Alvares, Ci hax Sanches, (+) Feoinis es . Debates Lowes Conkmpore'eos.. Mang. Eitorial, Weodrd, 2007 3. Género, diferencia y desigualdad Virginia Maquieira D’Angelo Introduccién El ferinismo como movimiento social y politico de transformacién de tas relaciones de poder entre hombres y mujeres no podia dejar de tener reper- ‘asin en los modos de conceptualizacion y por tanto en el discurso cientt- fico en tanto discurso legitimo por excelencia. Como se ha visto en las pé- sinas precedentes, la conciencia critica emanada del movimiento feminista 2 finales de los aos sesenta del siglo xx adquiere especial fuerza en los pai- ses anglosajones y produce un aumento de conciencia critica que plantea al mundo académico nuevas preguntas y desafia Ios saberes heredados que se guian reproduciendo en las aulas y en la sociedad una vision sexista de la cultura como verdad consagrada. Este proceso fue el resultado de una doble confluencia, de la mutua re- troalimentacién entre las demandas te6ricas y politieas del movimiento te- ministay las condiciones de produccin del saber en las insituciones aca- démicas. Las mujeres feministas que en aquellos afios iban adquiriendo nuevas posiciones en el mundo académico fueron conscientes de la necesi- dad de transformar las bases del conocimiento como una dimensién nece- catia para el logro de los abjetivos emancipadores del feminiseo, Esta tarea critica y reflexiva sobre 10s modas de elaboracién del saber vo, como es, l6gico, una pronta repercusin en el Ambito de tas humanidades y las cien- cias sociales. Se inavgurd asi un proceso que se fue extendiendo en afios posteriores a otras campos del conocimiento, Ta Feminismos, Debates teéricos contempacdneos La antropologia social fue un terreno privilegiado donde germinaron, desde comienzos de los afos setenta, nuevos desarrollos tebricos bajo el impacto de( feminismo de dentro y fuera de la academia. Probablemente esta temprana repercusidn, en comparacién con otras disciplinas, se debe al ejercicio critico realizado por las/los profesionales de la antropologia con respecto a los fenémenos de poder en la representacién y construccién de la alteridad. Como es sabido la antropologia ha definido desde sus inicios su objeto de conocimiento en tomo a la investigacion de las sociedades y culturas ajenas, y en ese proceso de conocimiento, muchas veces, la com prensién de fo ajeno se realiz6 como une forma de control y de dominio en beneficio de lo propio y en otros casos 1a busqueda de lo ajeno fue un modo de consolidar las estructuras de desigualdad en la propia sociedad. Estas cuestiones cristalizaron en la antropologia en torno al concepto’et- nocentrismo y la eitica sobre sus implicaciones précticas. El concepto etno- centrismo vino a designar la creencia en la superioridad de los propios valo res y costumbres culturales con respecto a otfoS grupos ¥, por tanto, en un contexto de poder y desigualdad, la exclusién o infravalorizacién de lo aje~ no. Comm consecuencia de esta acttud el etnocentrismo vino a reflejarse en el orden tedrico no sélo en la fijacién de conceptos en los que se plasmaba de manera clat2 dicha infravaloracin, sino también en la elaboracién de mo- delos tedricos validos para analizar la propia sociedad y que se proyectan sin cuestionamiento como esquemas interprtativos 0 de accién para realidades ajenas, Estos aspectos estin interelacionados y han planteado y plantean a 1a disciplina diverfos problemas tanto de orden epistemol6gico como politi- co, en la medida en que los constructos etnocentricos instauran tna clasifi- cacion jerdrquica de las realidades socioculturales y se convierten en legiti- maciones poderosas de la desigualdad entre poblaciones y grupos sociales. El feminismo vino a desvelar una dimensién fundamental de fas relaciones de poder inscrtas en las elaboraciones teéricas al plantear que el sujeto de co- nocimiento habia sido siempre un sujeto masculino y que desde esa situacion de poder elabor6 discursivamente el lugar aribuido a hombres y mujeres en la vida social y, a su vez, desde las coordenadas del motela de comportamiento hhegeménico proyecto con cardcter universal determinados concepts y catego- rias que invisibilizaban la situacin real de las mujeres y los mecanismos de desigualdad. De este modo la ctitica feminista al androcentrismo vino tam- bién a convertirse en una cuestién central de la critica epistemol6gica al inte- ‘ior de la disciplina vinculada al mismo tiempo a la dimensién politica del co- nocimiento y su papel en la transformacién de la realidad social, En exte sentido la critica al sesgo androcéntrico de la antropologia se ha visto como un procese articulado en una triple dimensién: 48) Los sesgos introducidos por la persona que investiga y que por tanto estin presentes en la seleccién y definicién del problema a investi- gar, asi como en los contactos y seleccién de los/las informantes. 3. Genero, diferencia y desigualdad 'b) El sesgo distorsionador inherente ala realidad observada, es decir, a la sociedad estudiada. Aqui es relevante el androcentrispio de los/as informantes y es aiin més significativo en aquellos contextos etnograficos donde la segregacién sexual ¢s muy marcada y el dis- + curso androcéntrico se convierte en representativo del conjunto de la sociedad. ©) Los sesgos androcéntricos inherentes a las categorias, conceptos y enfoques teéricos utilizados en la investigacion que, como es sabi do, guian la formulacién de los problemas a investigar y la iterpre~ tacién de los datos y constituyen la posibilidad o el obstéculo para percibir la realidad. En consecuencia el androcentrismo es un problema que afecta a la totali- dad de ta disciplina antropolégica tanto en la prictica de la investigacion como er {4 construccién de los modelos tesricos. En un primer momento la solucién a esta distorsién y desequilibrio en el saber parecia resolverse so- lamente con la inclusién de la perspectiva de las mujeres en las investiga- ciones, aspecto que fue y sigue siendo muy relevante ante una situacién de silenciamiento ¢ invisibilidad. No obstante, muy pronto se comprendi6 que Ia critica feminista impticaba una tarea més compleja y de mayor dimen- sién porque no se trataba sélo de recoger nuevos datos y colocarlos en los esquemas conceptuales de siempre, sino de generar otros nuevos que no conilevaran en si mismos la exclusién. Esto fue posible al adoptar el género como categorfa de analisis porque vino a designar la elaboracin cultural de lasasignaciones y mandatos atribuidos a hombres y mujeres, Se hizo patente que el lugar de las mujeres en las instituciones acadé cas, en el terreno de investigacién, en las sociedades estudiadas y en ‘marcos teéricos que pretendian descrbirias estaban definidos desde las « laciones de género, que, como relaciones de poder, estan presentes en cada tuna de las instancias mencionadas anteriormente. Mas aun, se evideneié el hecho de que la relacin entre hombres y mujeres no es s6lo un dato a des- cribir sino una construccién social a aclarar. Asi la categoria género se con- virtid en extraordinariamente itil para esclarecer cémo las relaciones de poder y desigualdad han sido construidas como diferencias de género a tra- vés de la totalidad del entramado sociocultural y de las herramientas con- ceptuates que pueden ser fuente u obsticulo para comprender la desigual- dad, Estas son las ideas que se desarrollaran en las paginas siguientes 1. Biologia, cultura y desigualdad {Cuil es el papel de-la biologia en el comportamiento humano? ¢Existen caracteristicas universales en la naturaleza humana que determinan la uni- versalidad de determinadas instituciones y comportamientos? ;Hasta qué Tae Feminismos, Debates teéricos contemporsneos junto las diferencias entre mujeres y varones se pueden explicar por la bio- Togia, por la cultura © por la interaccién entre ambos aspectos? {Existe una base bioldgica para la division sexual de las tareas y finalmente para la sti- bordinacién de las mujeres?. Estas cuestiones surgen de manera inmediata cuando los/las estudiantes se enfrentan a los datos que indican la supremacta ‘masculina en el campo de la politica 0 del trabajo o se constata la presencia ‘mayoritaria de los varones en la guerra y, por el contratio, la dedicacién de las mujeres a las tareas de cuidado y de crianza. Es desir, hasta qué punto texisten diferencias biol6gicas que sean responsables de la distinta distribu- cién de papeles sociales y responsabilidades entre mujeres y varones. ‘Las preguntas mencionadas han sido también preocupaciones constantes cen la historia del pensamiento occidental. Aristoteles apelé a la naturaleza para justficar el destino no s6lo de las mujeres y de los varones, sino tam- bien de los varones libres y los esclavos. En La Politica defiende que desde cl nacimiento unos seres estan destinados a regir y otros a ser regidos. En- tte éstos, los que nacen para obedecer son los esclavos, las mujeres y los animales, porque la naturaleza los ha hecho inferiores. En este sentido es considerado.un impulsor del determinismo biologico que ha liegado hasta nuestros dias bajo diversos ropajes teéricos (Duran, 2000). Determinismo biologico que tiene probablemente en la sociobiologia su ditima «gran sin- tesis» |, aunque seguramente no sera la Ultima. 1.1 Determinidino biolégico y comportamiento humana La premisa bsica de fa sociobiologia consiste en afitmar que el comporta- ‘miento humano y determinados aspectos de la organizacién social han evo- tucionado, al igual que nuestros cuerpos, a través de adaptaciones basadas net principio de la seleccidn natural estudiado por Darwin. La socivbiolo- gia asume que los comportamientos humanos basados en determinadas Configuraciones genéticas han sido seleccionados porque son adaptativos para la supervivencia, Tales predisposiciones «innatas» constituyen nuestra haturaleza humana. Es importante notar que para que esta teora sea valida te requiere la demostracién de que el comportamiento humano esté basado en una configuracién genética especifica, ya que la evolucién a través de la seleccidn natural implica variaciones genéticas, es decir, mutaciones de for- mas a partir de las cuales se efectia la selecein, Pero la sociobiologia misma, al igual que el conjunto de los/las genetis- tas, estin de acuerdo en que no es posible vincular ningiin comportamien- to hnumano a un gen especifico o a una configuracién genética. Por tanto, la nica evidencia para tal vinculacién sélo es posible a través de la légica circular que establece el argumento sociobistogico, Esta logica parte de 'z premisa de las bases genéticas del comportamiento, después selecciona determinados comportamientos animales o humanos y constraye una his~ as. 3. Género, diferencia y desigualdad toria especulativa para explicar cémo el comportamiento (si estuviera ba- sado genéticamente) podria o puede servir para maximizar el éxito repro- duetv dels iniviuos. Ena conjetura se transforma en evidencia para la premisa de que el comportamieato ha tenido un origen genético (Ble 138617) sn sensico NNo se trata de negar el hecho incontrovertida de que los individuos de todas las especies se comportan dentro de los limites del amplio campo de las capacidades biol6gicas definidas por sus genes. Ciertamente los huma- nos caminamos y no volamos mientras que los pajaros vuelan y no cami- nan. Pero lo que se pretende en la sociobiologia no es dar cuenta de las ca- pacidades fisicas para el comportamiento que proporciona la biologia, sino establecer bases genéticas para comportamientos humanos enormemente complejos y para caracteristicas que se expresan de manera muy variable por diferentes individuos y culturas. Comportamientos tales como el al- truismo, la lealtad, la competitividad, la agresividad, la promiscuidad o el maternalismo, Es cierto que la sociobiologia también contempla que el aprendizaje, la cultura y el medio ambiente desempeiian un papel en el comportamiento hhumano; sin embargo, no es ésta una idea fundamental en tales elaboracio- nes. Como ha sefialado David Barash, uno de sus mas conspicuos represen- tantes, «la cultura ¢s indudablemente poderosa en moldear un gran niimero de detalles de nuestras vidas, pero ha de ser vista como una delgada capa exterior comparada con la sustancia subyacente de nuestra biologiay (1979:14), Desde las ciencias biolégicas y la psicologia se han criticado tales aseve- raciones y se han puesto de manifiesto los supuestos en los que se ideotogia del determinismo biolégico ° enn |. El determinismo biolégico esté compromerido con la opinién de que los individuos son ontolégicamerte previos a la sociedad y de aque sus caracteristicas son consecuencia de su Biologia 2., Asimismo se asume que los procesos sociales —incluyendo los sis- temas de desigualdad— son consecuencia de las caracteristicas bio- psicologicas de los individuos. Por lo tanto, la desigualdad social esté basada en las diferencias individuales intrinsecas. 3. Se produce una ecuacién entre intrinseco y genético. £ posible, en principio, que las diferencias entre los individuos sean innatas sin ser bioldgicamente heredables. De hecho, desde la perspectiva bio- ldgica puede demostrarse que una gran proporcion de la sutil varia- cidn fisioldgica y morfologica observada experimentalmente entre diversas especies animales son el resultado de accidentes del desa- srollo que no son heredables. 4. Se equipara lo «innato» a lo «inmutable», lo que parece implicar cierto predominio de lo natural sobre lo artificial. Sin embargo, la pie

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