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Acarigua, 01 de Noviembre del 2.

018
Participantes: Manuel Álvarez.
Betzy de Álvarez.
Exegesis sobre el Divorcio
El matrimonio como institución ha pasado por diferentes etapas donde las
condiciones sociopolíticas, culturales, económicas y religiosas han influido en el
trato hacia este y principalmente hacia la mujer. En la época de Jesús también
existian esas características que la hacían muy diferente a como se establece hoy
en nuestra sociedad. Según la ley, la relación entre esposo y esposa no era de
igualdad, ni el matrimonio respondía a una elección libre de las parejas, sino a
determinados intereses, fundamentalmente económicos, de las respectivas
familias. En este contexto, la mujer era vista como una propiedad. Bajo esas
circunstancias y según la escuela del rabino Hillel, el esposo podía separarse por
cualquier motivo. Así mismo, otra escuela prominente como la del rabino
Shammai, basándose en Deuteronomio 24:1 y según las concepciones más estrictas
defendía la tesis de que el esposo solo podía divorciarse en caso de adulterio. Sin
embargo, la esposa no podía tomar la iniciativa para tal separación, hiciera este lo
que hiciera.
En Marcos 10: 1-12 se muestra claramente la pregunta que los fariseos le
hicieron a Jesús, y donde se observa que éstos veían al matrimonio como algo
temporal en la cual la mujer no tenía derechos legales, pero si el esposo que contaba
con todo ese respaldo legal. Sin embargo, para el Señor las mujeres tenían los
mismos derechos yal como se puede observar en el pasaje de Lucas 8:1-3, cuando
ellas eran seguidoras de Jesús y ayudaban con su dinero.
Por lo tanto, Jesús dio una enseñanza acerca del matrimonio y el divorcio
ya que se observa que él se interesaba en la institución divina del mismo, diciendo:
“… varón y hembra los hizo Dios” (Génesis 1:27) enfatizando que fue Dios quien
instituyó el matrimonio, de igual modo expresó: "Por esto dejará el hombre a su
padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne" citando
lo que dice la Biblia en Génesis 2:24 dejando como enseñanza que la relación
matrimonial toma alta prioridad ante los ojos de Dios e implica un reconocimiento
público, una unión permanente entre dos personas.
Así mismo, El Señor terminó diciendo en Marcos 10:9: "Por tanto, lo que
Dios juntó, no lo separe el hombre". Jesús confirma indisolubilidad del matrimonio
y este desde la perspectiva bíblica, es más que un compromiso humano ya que los
que se casan quedan unidos bajo la Ley de Dios. En ese contexto de unión, la
Escritura se refiere también al matrimonio como a un pacto divino como lo expresa
Proverbios 2:17 "... La cual abandona al compañero de su juventud, y se olvida
del pacto de su Dios." También en Malaquías 2:14, la palabra de Dios señala: "...
Jehová ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la cual has sido
desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto." Todo lo anterior implica
un compromiso entre dos personas para convertirse en un solo sentir bajo los
lineamientos de Dios que no deben ser quebrantados.
En tal sentido, el matrimonio ilustra la relación de Dios con su pueblo, por
lo tanto, es una unión indisoluble, y es usado tanto en el Antiguo Testamento como
en el Nuevo para mostrar la relación íntima y permanente de Dios con su pueblo.
En ese mismo orden de ideas, Ezequiel 16:8 nos dice: "Y pasé yo otra vez junto a
ti, y te miré, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores; y extendí mi manto
sobre ti, y cubrí tu desnudez; y te di juramento y entré en pacto contigo, dice
Jehová el Señor, y fuiste mía." Se expresa igualmente en Isaías 54:5 lo siguiente:
"Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre..." y en
Efesios 5:31-32 se deja clara una norma: "Por esto dejará el hombre a su padre y
a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este
misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia." Lo anteriormente
escrito, señala esa analogía entre el gran amor de Cristo por su Iglesia como una
esposa a la cual se le brinda toda la fidelidad expresada en el pacto.
Por lo tanto, el matrimonio es una institución divina, según Lucas 16:16
Jesús quiso que la gente viviera de acuerdo con la Ley y los profetas, sin embargo,
los rabinos judíos interpretaron mal lo que dice Deuteronomio 24:1 -4 ya que este
pasaje no condena el divorcio, aunque reconoce que es una realidad, pero no quiere
decir que Dios lo apruebe.
Por eso Jesús dijo en Mateo 5:32 “Pero yo os digo que el que repudia a su
mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el q ue se casa
con la repudiada adultera” en este pasaje el Señor no se refiere al adulterio porque
el castigo por el pecado era la muerte (Levítico 20:10) no el divorcio. Es de señalar,
que Jesús no está dando ningún mandamiento ni razón válida para un nuevo
matrimonio, es decir, no dice en el texto que, si una persona sufre el adulterio de
su cónyuge, ésta deba obligatoriamente divorciarse. Cabe destacar, que el adulterio
no solo es con contacto físico (Mateo 5:27-30).
De igual forma, si una mujer repudiada se volvía a casar en esa nueva
relación sería adúltera, por lo tanto, para el Señor el matrimonio inicial seguía
siendo válido y las nuevas relaciones las consideraba como adúlteras y
pecaminosas, independientemente de lo que autorizaran las leyes civiles o
religiosas. La fuerza del pasaje radica en la indisolubilidad del matrimonio, la
condena del divorcio como una forma de pecado, y también de las nuevas
relaciones que surgen a partir de él.
Ahora bien, el apóstol Pablo en 1 Corintios 7:10-11 divide el pasaje en dos
partes que tiene que ver con lo que el Señor dijo acerca del divorcio y el nuevo
matrimonio, además lo que el apóstol enseñó acerca del mismo tema adaptando las
enseñanzas de Jesús a las nuevas situaciones que se estaban produciendo en las
iglesias cristianas (1 Corintios 7:12-16). Es de señalar, que el apóstol enseñaba lo
mismo que el Señor ya había enseñado, sin embargo, Pablo aborda el caso que se
producían por la llegada del evangelio, cuando sólo uno de los dos cónyuges se
convertía, para este caso, el apóstol da una nueva enseñanza. No obstante, la unión
conyugal sigue teniendo el mismo carácter sagrado, el que ambos no procesen la
misma fe no justifica la separación ni la disolución.
En 1 Corintios 7:39 dice: "La mujer casada está ligada por la ley mientras
su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera,
con tal que sea en el Señor". Esto coincide con lo que dijo también en (Ro 7:2-3).
En síntesis, la única base bíblica para poder contraer nuevas nupcias es que
la persona enviude, en cuanto al adulterio, se debe tomar en cuenta que Dios
perdonó a Israel cuando esta le fue infiel (Jeremías 3:1). Lo que quiere decir que,
aun en el peor de los casos, cabe el recurso del perdón y la reconciliación.

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