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La erosión concentrada (tubificación) de la pared del conducto, forma estructura de tubo, dentro

de un suelo de grano grueso, no-arcilloso, por el efecto de arco o en un suelo fino arcilloso pero
dispersivo, en la interfase entre el terreno arcilloso y el no arcilloso, o en la interfase entre el suelo
y una estructura.

La tubificación (piping) ocurre en suelos granulares, en la superficie donde el gradiente del flujo se
concentra y se extiende regresivamente dentro de la masa del suelo. Por otro lado, el flujo de
agua, cambia la química de los granos finos en la arcilla mediante la eliminación de los cationes de
sodio, lo que provoca la rotura de los enlaces químicos existentes y la pérdida de cohesión por
tubificación. De la misma forma, se presentan métodos para identificar este fenómeno de una
forma práctica, por ejemplo:

 La erosión concentrada o tubificación (piping), en suelos granulares (no arcillosos), puede


ser identificada mediante lo señalado en un vídeo anterior donde presentamos el
diagrama de Hjulstrom.
 La tubificación en suelos de grano fino (arcillosos) se suele presentar en los suelos
dispersivos, y depende del grado de absorción potencial de sodio. Las arcillas kaoliníticas
no suelen ser dispersivas, este fenómeno suele ocurrir en zonas semi-desérticas y zonas
bajas, con una topografía suavemente ondulada y/o laderas planas, relativamente llanas,
donde la lluvia genera filtraciones tienen una alta capacidad de absorción de sodio. Para
explorar este fenómeno, en la práctica, tenemos tres ensayos:
 El ensayo de “pin-hole” (prueba del alfiler), en la que se pasa agua, con una gran gradiente
hidráulico a través de un muestra de suelo (ASTM D4647)
 La prueba “crumb test” (prueba de las migajas), observando el comportamiento de
pedazos de suelo en una solución de hidróxido de sodio
 El doble hidrómetro que se basa en la comparación de la dispersión natural de las
partículas de arcilla empleando química y medios mecánicos, observando la diferencia
(ASTM D4221)

Se dan posibles soluciones a este tipo de problemas. Entre ellas:

Para suelos granulares: incrementar su densidad, mezclar para evitar las brechas (saltos) en la
gradación (intentar tener gradaciones diagonales), reducir el gradiente hidráulico aumentando
la longitud del flujo mediante barreras o interceptar el flujo con pozos de alivio, o utilizar
filtros como el caso de la erosión interna.

Los suelos de grano fino (arcillas) muy uniformes, que se han empleado para construir presas
sin filtros, en los que las arcillas dispersivas están presentes, que han sido adecuadamente
compactadas (2% por encima de la humedad óptima para evitar la contracción y
agrietamiento), suelen comportarse bien. De forma alterna, usado un 4% (en masa) de cal
hidratada, o cenizas volantes pulverizadas (6%), o yeso (en una mezclado en el suelo o en el
agua), y sulfato de aluminio (0.6%), han sido empleados para tratar las arcillas dispersivas en
presas de tierra. Hay que tener cuidado con que esas mezclas no produzcan fragilidad
indeseada (lo que podría producir grietas de contracción) y presiones de hinchamiento.

OBRAS DE TOMA, DESCARGADORES DE FONDO, VERTEDEROS

Se describen los procesos erosivos conocidos como tubificación retrógrada, y tubificación en


suelos dispersivos. También los asociados de levantamiento o “reventón” de suelos y la ruptura
hidráulica. Las protecciones utilizadas en diversas estructuras hidráulicas adicionadas a la presa
(obras de toma, descargadores de fondo, vertederos) se han puesto en discusión últimamente al
cuestionarse el paradigma de “las múltiples líneas de defensa”. Se observa un avance hacia un
sistema integrado donde los filtros de aguas abajo, correctamente diseñados, sirven a los fines de
protección de deslaves de suelos finos, permitiendo el sellado de las grietas y fugas eventual.

Tubificación retrógrada

La tubificación retrógrada se puede producir en prácticamente todos los suelos (en los no
cohesivos si algún estrato o estructura impide el desmoronamiento del túnel), desde aguas abajo
hacia aguas arriba, siguiendo preferentemente el camino de concentración de las líneas de
filtración. El conducto se forma por las zonas geológicamente más débiles, por planos de
estratificación permeable, o en cualquier otra zona de concentración del flujo donde la energía
llega sin sufrir grandes pérdidas debidas a la fricción.

Caso de tubificación:

En la Provincia del Chaco son muy numerosos los casos de tubificaciones, tanto en presas de tierra
como en terraplenes
En el caso de la rotura del antiguo dique del Río Negro resultaron afectados 15 mil damnificados.
La acción dispersiva provocó el des alineamiento de la vertical de la iluminación en el acceso al
Puente Gral. Belgrano, y erosiones en las alcantarillas.

Las tubificaciones pueden prevenirse mediante los criterios adecuados de diseño, tanto en suelos
granulares como en cohesivos.

· La red de flujo proporciona un medio teórico de interpretar las subpresiones, las fuerzas de
filtración (gradiente) y los caudales pasantes. La seguridad de la presa depende de que los valores
obtenidos estén dentro de rangos seguros. De no poder determinarse, se deberán adoptar
criterios conservadores (como el de Lane), y calcular los valores mediante fórmulas aproximadas.

· El criterio de confiar y considerar al filtro de aguas abajo como la principal línea de seguridad de
la presa parece más razonable que el antiguo de múltiples líneas de defensa. Exige un diseño
cuidadoso de todos los filtros y drenes de la presa, incluyendo el dren chimenea.

· Los suelos dispersivos pueden utilizarse cuando no existan otros disponibles, con adecuadas
medidas de control, que impidan o aseguren el auto sellado de las fisuras potenciales. El control
en obra de estas medidas de seguridad es clave. Los riesgos son mayores, debido a las probables
tubificaciones superficiales y en los terraplenes.
La erosión interna incluye el transporte de partículas en solución, suspensión y arrastre a través de
cavernas interconectadas, o ductos y tubificación, o a lo largo del fondo de cimentaciones. Se debe
distinguir entre la erosión subsuperficial y la erosión profunda.

En la erosión subsuperficial se produce arrastre de partículas finas a veces casi imperceptibles


(Difuso) y en ocasiones produciendo hundimientos y cárcavas. Esta erosión ocurre en razón al
proceso de infiltración, como se indicó anteriormente. En la erosión profunda se pueden formar
grandes cavernas internas.

Los conductos de tubificación o erosión interna varían en longitud desde unos pocos centímetros a
cientos de metros y en diámetro hasta decenas de metros. Pueden convertirse en rutas
importantes de agua a través de una presa o pueden colapsar para formar cárcavas superficiales.

Susceptibilidad a la erosión interna Los factores que pueden iniciar un proceso de erosión interna
son:

a. Presencia de rellenos no compactados (zanjas para enterrar ductos).


b. El agrietamiento por cambios de humedad.
c. La desaparición de la cobertura vegetal.
d. La presencia de capas impermeables dentro del perfil del suelo.
e. Los gradientes hidráulicos internos muy altos.
f. La presencia de fracturas de neo tectónica o estructuras heredadas en un suelo residual.
g. La dispersibilidad o la solubilidad del suelo.

Uno de los casos más severos de erosión interna ocurre cuando hay fisuras o grietas. Al llover el
agua se infiltra rápidamente dentro de las ranuras y se produce un flujo subhorizontal que
arrastra las partículas de suelo y forma un canal. En materiales solubles como las calizas las
corrientes subterráneas pueden formar grandes cavernas.

Si el suelo es dispersivo ocurre defloculación de la arcilla al contacto con el agua, debilitando las
uniones electroquímicas entre las partículas, facilitando así la erosión. La erosión interna es
común en los mismos tipos de suelos que sufren erosión superficial.

Una vez se forman los conductos subterráneos estos avanzan hacia arriba muy rápidamente. El
agua que circula a lo largo de las grietas erosiona de acuerdo a la dispersibilidad del suelo y la
velocidad del flujo. También se puede producir un proceso de tubificación a lo largo del contacto
del suelo con una estructura, el cual se inicia en el punto de afloramiento y avanza aguas arriba.
La tubificación ocurre frecuentemente en suelos con permeabilidades tan bajas como 1*10
cm/seg., equivalente a arenas finas poco permeables.

La formación de túneles de erosión por flujo subterráneo de agua ha sido estudiada intensamente
en presas de tierra pero también es común a lo largo de tuberías de oleoductos en pendientes de
montaña y en formaciones naturales de suelos erosionables.

Erosión en las zanjas de conductos enterrados

Debido a las grandes pendientes (más del 30%), especialmente en zonas de alta montaña en la
zanja dentro de la cual se coloca la tubería de un oleoducto se produce un flujo interno de agua
con velocidades importantes. El flujo que generalmente se localiza al fondo de la zanja genera
arrastres de sedimentos formándose cavernas de erosión que pueden producir carcavamiento
superficial y/o erosión debajo de la cimentación de la tubería.
Este fenómeno puede controlarse por medio de barreras de materiales resistentes a la erosión
que sirven de elemento disipador interno de energía y evitan la continuidad de las posibles
cavernas en formación. Estas barreras se complementan con lechos filtrantes y tubos colectores
que recogen el agua interna y la sacan a la superficie del terreno.

Erosión interna en presas

Terzaghi (1948) escribió “Fallas verdaderamente catastróficas son las debidas a tubificación por
erosión interna, ya que ellas ocurren sin previo aviso, con el embalse lleno y, a veces muchos años
después de que el vaso fue puesto en operación por primera vez”.

La erosión interna en una presa de tierra puede ocurrir por las siguientes razones:

1. Compactación deficiente alrededor de conductos o tubos que producen una permeabilidad alta
y una concentración de flujo. (Similar al caso de oleoductos).

2. Capas mal compactadas de relleno del núcleo o cuerpo de presa.

3. Capas semipermeables que sirven de canal interno de transporte de agua.

4. Arcillas dispersivas o solubles que sufren lavado al pasar filtraciones pequeñas de agua.

Según Mitchell (1976) La mayoría de las fallas de erosión interna han ocurrido en presas de arcilla
de baja a mediana plasticidad (CL Y CL-CH) que contienen algo de Montmorillonita. El ensayo de
«Pinhole» fue desarrollado para detectar la presencia de suelos dispersivos que pudieren
representar problemas de erosión interna en presas.

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