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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y SOCIALES


HISTORIA CONTEMPORÁNEA
ACTIVIDAD 5
ENRIQUE ALEJANDRO MOISÉS ESPELETA
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Sin duda, después del fracaso rotundo en la Guerra de Vietnam, los años setenta estarían
marcados por una pérdida de confianza en el sistema político y el gobierno estadounidense.
La disposición que tenía la sociedad estadounidense de intervenir ante gobiernos
comunistas autoritarios en otros países era casi nula.
En las votaciones de 1974 el porcentaje de votantes independientes había aumentado de
manera considerable.Incluso los tribunales estaban actuando inusualmente, absolviendo a
diversos partidarios del comunismo y disidentes.
Todo esto nacía sin duda de la vergüenza nacional de Vietnam, y la deshonra política del
gobierno de Nixon, quien en agosto de 1974, representó en la historia de los Estados Unidos,
la primera dimisión de un presidente, causada en gran parte por los escándalos conocidos
bajo el nombre de Watergate.
El asunto Watergate comenzó durante la campaña presidencial de 1972, cuando arrestaron
a cinco ladrones con material para grabar ilegalmente al partido demócrata en el Comité
Demócrata Nacional, en sus oficinas en Watergate, Washington. Todos estos ladrones
estaban ligados de cierta forma a la Casa Blanca y al gobierno de Nixon. Por supuesto
fueron negadas las conexiones por los altos funcionarios quienes no pudieron impedir a
tiempo que la noticia saliese a la luz.
El siguiente suceso ocurrió al año siguiente, cuando en septiembre un jurado de acusación
procesó a los ladrones de Watergate junto a Howard Hunt y Gordon Liddy, funcionarios de
la Casa Blanca. Fue así como movidos por el miedo, muchos de los colaboradores
interrogados, comenzaron a declarar, implicando en estas declaraciones a los ayudantes
más próximos al presidente y al mismo Nixon, quienes no solamente habían organizado el
robo de Watergate, sino que habían creado una serie de acciones ilegales en contra de sus
oponentes políticos y activistas pacifistas. Nuevamente Nixon y sus colaboradores
mintieron, negando todas las declaraciones, intentando evadir su responsabilidad.
De entre todos los sucesos que siguieron, además de la salida a la luz de diversos tipos de
sobornos por parte de agencias privadas, grabaciones ilegales de conversaciones y demás
actos corruptos, en 1973, el vicepresidente de Nixon, Spiro Agnew, fue procesado en
Maryland, acusado de recibir sobornos de contratistas a cambio de favores políticos, lo cual
lo llevo a prsentar su dimisión a la vicepresidnecia en octubre de ese año.
Se reveló tambien que durante más de un año (1969-1970) se habían realizado
bombardeos secretos y masivos en Camboya, ocultando este hecho a los americanos y al
mismo Congreso.
Todos estos escándalos derivaron en la dimisión de Nixon en 1974, sin embargo, no
hubieron consecuencias ni se entablaron procesos criminales en su contra, parte de la
jugada de la Cámara de Representantes. “Cambiaron los jugadores pero el juego es el
mismo” dijo un financiero de Wall Street (Zinn, 2005, p.405), lo cual es completamente cierto,
ya que el sistema americano seguía encubriendo acciones como el bombardeo de
Camboya o las relaciones corruptas de Nixon con grandes corporaciones.
La transmisión televisiva del robo de Watergate fue minuciosa y detallada, pero los asuntos
como la exhaustiva guerra de Vietnam, los actos criminales y acciones de la CIA y el FBI,
continuaban con una mínima difusión y a veces llegaban a censurarse indirectamente.
La influencia de las Corporaciones grandes en la Casa Blanca ha sido un hecho presente
durante toda la historia de Estados Unidos, puesto que los intereses económicos responden
a intereses políticos.Al final daba igual si el presidente era Nixon o su sucesor Gerald Ford,
el sistema americano seguía funcionando de la misma forma.
Incluso en las investigaciones del Watergate, a las empresas se les acusó de un delito
menor, saliendo muy bien paradas de este escándalos, teniendo multas mínimas.
Sin duda después de la derrota de Vietnam, la gente había perdido credulidad en el
gobierno, y para contrarrestar este hecho, se bombardeó, durante el suceso de Mayagüez,
Tang Island, en Camboya en un movimiento militar que demostraría la supremacía del
imperialismo norteamircano y su poder sobre las naciones del mundo, hecho que en
contraste con Vietnam, donde la prensa se mostraba incrédula y sin ningún motivo de apoyo
al gobierno, en este hecho, la prensa apoyó incondicionalmente la decisión tomada por Ford,
nombrándola una: “estrategia melodramática y acertada” y calificándola de “admirable”,
esto claro, para cerrar filas con el gobierno para apoyar la idea de que había que mantener
la autoridad americana en todo el mundo.
El caso Watergate había dejado en mal lugar tanto al FBI como a la CIA, ya que las dos
organizaciones habían quebrantado las leyes que habían prometido cumplir, cooperando
con Nixon en sus robos y en las escuchas ilegales. En 1975 los Comités de la Cámara y el
Senado abrieron investigaciones sobre el FBI y la CIA.
Las investigaciones revelaron informaciones muy valiosas, pero eran justo las suficientes,
y todo se hizo de forma tan exquisita –discreta cobertura en la prensa, poca información en
TV y gruesos informes que pocos leerían- que parecía tratarse de una sociedad honesta y
autocrítica. (Zinn, 2005, p.411)
Se pusieron al descubierto también operaciones en la CIA, que tenían como objetivo la
propaganda en distintos países del mundo, utilizando a diversos académicos,
investigadores y científicos de Estados Unidos como el medio que produciría libros y otros
materiales que servirían como propaganda política. En estas investigaciones se descubrió
que la CIA había publicado, subvencionado y patrocinado más de mil libros antes de finales
de 1967.
Todos estos sucesos, la dimisión de Nixon, la sucesión de Ford, las investigaciones contra
la CIA y el FBI, estaban dirigidos para recobrar la confianza del pueblo estadounidense en
sus líderes y en el ejército, lo cuál no sucedió. Y gran parte de este descontento se debía
no solamente por los escándalos sino también por la situación económica que atravesaban
los estadounidenses.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
ZINN, Howard, La otra historia de los Estados Unidos, Siglo Veintiuno Editores, México,
2005

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