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Evolución del empleo en México: 1895-1980*

Teresa Rendón y Carlos Salas 4

En este artículo se analizan las transformaciones que su/rieron en México, entre


1895 y 1980, tanto el nivel de ocupación como su estructura por sectores económi-
cos. La base principal del trabajo son las cifras sobre ocupación que aparecen en
los censos de población, previamente homogeneizadas por los autores. Además de
señalar las tendencias de largo plazo en el empleo global y sectorial, el estudio
muestra la existencia de tres periodos en la evolución del empleo. E l primero
(1895-1930), abarca el fin del auge a s o c i a d o al p r o c e s o d e acumulación sustentado
en la exportación de m e t a l e s y d e determinados productos agrícolas, así como una
prolongada etapa de estancamiento económico correspondiente a la crisis de ese
estadio del desarrollo del país. El segundo periodo (1930-1970J, cubre la fase e x -
p a n s i v a del c i c l o a s o c i a d o a un patrón de acumulación que tiene c o m o eje al sec-
tor manufacturero orientado al mercado interno; allí se distinguen dos etapas: de
1930 a 1950 ocurre la transición de un patrón a otro; y de 1950 a 1970, se c o n s o l i d a
el desarrollo industrial. Por último, en el decenio de los setenta el proceso de desa-
rrollo se encuentra con serios obstáculos para continuar. En cada uno de estos pe-
riodos, la ocupación adquiere características distintivas en lo que respecta a su rit-
mo de crecimiento y a su estructura por ramas de actividad. A l o largo del t e x t o
se muestra la existencia de tendencias de largo p l a z o , manifiestas tanto e n l o s
c a m b i o s en el v o l u m e n como en la composición del empleo; asimismo, se plantea
una serie de interrogantes respecto a las causas de algunas dé las transformaciones
en la ocupación que pueden observarse durante el periodo estudiado.

Introducción

Uno de los aspectos menos estudiados de la historia económica de nues-


tro país es la ocupación. Esto es fácilmente explicable puesto que las
1

fuentes estadísticas, además de ser escasas, presentan múltiples dificulta-


des para su análisis sistemático. En un intento por avanzar en el conoci-
miento de los nexos entre la transformación de la estructura productiva y
los cambios en la ocupación, nos dimos a la tarea de realizar este trabajo.
Tomando como base los censos de población levantados entre 1895 y
1980, construimos series históricas de ocupación, según criterios que per-
miten la mayor comparabilidad intercensal posible. En el cuadro 1 se 2

• U n a versión preliminar de este trabajo fue presentada en el Centro de Estudios México-


Estados Unidos de la Universidad de California en San Diego en mayo de 1985. Posteriormente
este material se ha discutido en el seminario del área "Acumulación y crisis en México" de la
División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Economía de la UNAM. Los autores agrade-
cen, en especial, los comentarios de los participantes en dicho seminario.
** División de Estudios de Posgrado, Facultad de Economía, UNAM.
1
U n a excepción serían los trabajos de Keesing (1969 y 1977).
2
Los detalles de los criterios empleados para la generación de las series históricas se
encuentran en "Series históricas sobre ocupación", material que puede solicitarse directamente

[189]
190 ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS Y U R B A N O S

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192 ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS Y URBANOS

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196 ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS Y U R B A N O S

encuentran los datos de población económicamente activa (pea), agrupa-


da por ramas de actividad, de acuerdo con los criterios detallados en el
documento citado en la nota 2. Este cuadro sirvió como punto de partida
a los cuadros subsecuentes —con y sin reasignaciones de la pea con rama
insuficientemente especificada— que presentamos dentro del texto y que
apoyan el análisis presente a lo largo del estudio y permiten apreciar las
tendencias de largo plazo en el empleo global y sectorial.
Además de señalar estas tendencias, nos detendremos a examinar lo
sucedido con la ocupación en los tres periodos que logramos identificar
durante el proceso de investigación.
El primero de ellos (1895-1930) abarca el fin del auge asociado al pro-
ceso de acumulación basado en la exportación de metales y determinados
productos agrícolas, así como una prolongada etapa de estancamiento
económico correspondiente a la declinación de esa forma de desarrollo
capitalista del país. E l segundo periodo (1930-1970), cubre la fase expansi-
va del ciclo asociado a un patrón de acumulación que tiene como eje al
sector manufacturero orientado al mercado interno; allí distinguimos dos
etapas: 1930-1950, que corresponde en realidad a la transición de un pa-
trón a otro, y 1950-1970, etapa en la que se consolidó el desarrollo indus-
trial. Por último, nos referimos al decenio de los setenta, cuando la acu-
mulación enfrentó serios obstáculos para continuar.
Como se constata en las gráficas adjuntas, en cada uno de estos perio-
dos la ocupación adquiere características distintivas en cuanto a su ritmo
de crecimiento y a su estructura por ramas de actividad. A lo largo del tex-
to mostramos la existencia de algunas tendencias de largo plazo manifies-
tas tanto en los cambios en el volumen como en la composición del em-
pleo; asimismo planteamos una serie de interrogantes respecto a las
causas de algunas de las transformaciones en la ocupación que pueden
observarse durante los diferentes periodos estudiados.
El presente trabajo es el primer resultado de un proyecto cuya finali-
dad es realizar un estudio exhaustivo del empleo en México a lo largo del
siglo xx, para lo cual habremos de examinar no sólo los censos de pobla-
ción, sino también otras fuentes.

Periodo 1895-1930

Pára iniciar el análisis creímos conveniente explicitar algunos rasgos del


Porfiriato que permiten comprender mejor el desarrollo de la ocupación
en esa época.
En el régimen del general Díaz, México alcanzó una estabilidad inter-

a los autores. E l tratamiento de la información censal de 1980 se encuentra en Rendón y Salas


(1986).
EVOLUCIÓN D E L E M P L E O E N MÉXICO: 1895-1980 197

na mínima que sirvió como base a la integración real del país al mercado
mundial. Destacó en esta época la exportación de productos agrícolas y
metales diversos (en un principio metales preciosos y, más tarde, metales
industriales como el cobre y el zinc). El nexo comercial con el exterior se
acompañó de la irrupción interna de capitales extranjeros, los cuales se
insertaron en las actividades más rentables y, al paso del tiempo, se con-
virtieron en los promotores y principales beneficiarios de un importante
proceso de modernización de la estructura productiva.
U n elemento central de este proceso fue la intensa labor de construc-
ción de vías férreas, que comunicaron los centros mineros del norte y del
centro del país con los puertos del Golfo, las ciudades fronterizas de Texas
e incluso con centros industriales como Chicago. Los ferrocarriles no sólo
facilitaron la exportación de materias primas, sino que jugaron un papel
central en la conexión de mercados regionales y en la consecuente conso-
lidación de un mercado interno. La minería, diversos sectores de la manu-
factura y la producción agrícola se beneficiaron con la introducción de
nuevas tecnologías, mismas que tuvieron importantes efectos sobre los n i -
veles de ocupación.
Si bien las exportaciones crecieron en valor a una tasa anual prome-
dio de 6% durante el Porfiriato, la caída del precio de la plata que ocurrió
en los primeros años del siglo trajo consigo un problema de balanza de
pagos, a lo cual se sumó un mayor costo en las importaciones; en conse-
cuencia, algunos empresarios mexicanos trasladaron inversiones hacia la
producción doméstica. Pero, a pesar del vigoroso crecimiento de la activi-
dad productiva, el Porfiriato mantuvo notables contradicciones económi-
cas y sociales, manifiestas en disparidades regionales, concentración del
ingreso, conflictos entre sectores empresariales, baja remuneración al tra-
bajo agrícola y un férreo control político y social. Todas estas contradic-
ciones habrían de manifestarse vigorosamente a partir de la crisis de 1907,
que culminó con el estallido de la Revolución.
El desarrollo económico de fines del siglo xix se reflejó en el ritmo
de crecimiento registrado por la ocupación durante el último lustro. El au-
mento en la población que habitualmente desempeñaba una ocupación
fue superior al crecimiento demográfico, de tal manera que las tasas bru-
tas de actividad, tanto de hombres como mujeres, se incrementaron entre
1895 y 1900 (véase el cuadro 6).
A excepción de los transportes (donde la ampliación de los ferrocarri-
les eliminó parcialmente los medios tradicionales de traslado de produc-
tos), todos los sectores de actividad incrementaron sustancialmente su
fuerza de trabajo, en especial la agricultura y la industria de transforma-
ción, que en conjunto contribuyeron con 79% de las nuevas ocupaciones
que se generaron en esos cinco años. El resto del crecimiento de la ocupa-
ción se debió a otras industrias (construcción y minería), que aportaron
7%, mientras que el comercio y los servicios contribuyeron con 14% (véa-
198 ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS Y U R B A N O S

se cuadro 3A). Las ramas de transformación de mayor dinamismo fueron


la alimenticia, la de fibras duras, la de construcción de vehículos y la de
materiales para construcción (cuadro 4).
En el cuadro 5 llama la atención que disminuya el peso relativo de
la servidumbre en el sector servicios mientras que las actividades de aseo
y limpieza lo incrementan; es muy posible que la declinación absoluta
del número de mujeres empleadas en el servicio doméstico (2 500), se
haya debido no a un proceso real de cambio en los servicios sino más bien
a que cierta cantidad de mujeres incluidas en la servidumbre en el censo
de 1895 se registró en 1900 bajo el rubro de lavanderas, ya que esta activi-
dad crece notablemente en el periodo y es la que explica el aumento en
la participación de las actividades de aseo y limpieza dentro de los servi-
cios.
Cabe hacer notar que las fuerzas armadas registran un considerable
incremento, lo que no hace sino reflejar el interés gubernamental por
mantener el orden establecido.
Pero a partir de la primera década del siglo xx la capacidad de la
economía para absorber nueva fuerza de trabajo empieza a verse minada;
la ocupación se expande a un ritmo menor que el de la población total
(véase la gráfica 1), por lo que las tasas brutas de actividad muestran una
tendencia al descenso que no habría de revertirse sino hasta los años cua-

GRÁFICA 1
Tasas de crecimiento (población total y pea)
EVOLUCIÓN DEL EMPLEO EN MÉXICO: 1895-1980 199

renta. Ya desde estos últimos tiempos del Porfiriato, los límites a la expan-
sión del mercado interno, aunados a las fluctuaciones del mercado inter-
nacional, restringían, al obstaculizar el proceso de acumulación de
capital, la capacidad de la economía para generar nuevas ocupaciones;
esto se convirtió en un obstáculo a la expansión del mercado interno en
lo que se refiere a las manufacturas y los servicios.
Durante este periodo, únicamente la ocupación agrícola conservó su
ritmo de expansión; el resto de las actividades perdió dinamismo. Así, la
industria extractiva mantuvo su nivel de ocupación prácticamente cons-
tante, pero la industria de transformación vio incluso reducida su fuerza
de trabajo.
La crisis de 1906-1907 y la contracción del mercado interno afectaron
la mayor parte de las ramas de la industria de transformación, salvo la me-
talúrgica, la de fabricación de vehículos y aquéllas ligadas al consumo de
las minorías privilegiadas. Fue notable la caída en la ocupación (en espe-
cial de mujeres) en las industrias textil y del vestido, donde el efecto de
la crisis de realización se sumó a la modernización de estas ramas.
En el sector servicios, el incremento en actividades como la enseñan-
za, los servicios profesionales y la administración pública se vio más que
contrarrestado por el descenso que registraron los servicios de aseo y lim-
pieza, las fuerzas armadas y sobre todo la servidumbre. Así, en 1910 el3

peso relativo de la industria de transformación y de los servicios en la


ocupación global fue inferior al de 1895 y al de 1900 (véase el cuadro 2).
Los efectos de la Revolución y de la inestabilidad política de los años
siguientes explican las caídas observables en casi todas las ramas, según
los datos del censo de 1921. A los hechos citados, se suman las tendencias
al estancamiento-recesión en casi todos los sectores económicos; la ocu-
pación se redujo en tal magnitud que, en 1921, su monto global era ligera-
mente inferior al registrado en 1900. Los únicos sectores que en esta se-
gunda década aumentaron su contingente de fuerza de trabajo fueron el
comercio y, sobre todo, los transportes y las comunicaciones.
La contracción de la fuerza de trabajo ligada a ciertas actividades se
explica en gran medida por la liberación de la mano de obra en las hacien-
das, no sólo de peones agrícolas, sino también de servidumbre; incluso
la drástica caída en la población femenina ocupada en la industria de
transformación fue parte de esa liberación. Entre 1895 y 1910, la inmensa
mayoría de las mujeres ocupadas en la industria alimenticia estaba inte-
grada por molenderas, quienes se dedicaban a la molienda de maíz y chi-
le para la comida de los peones de las haciendas; en el censo de 1921 esa

3
No se ha explicado la caida sistemática de la servidumbre entre 1900 y 1921. Es posible
que el movimiento armado de 1910, al liberar enormes contingentes de fuerza de trabajo ligados
a las haciendas, haya producido el abatimiento en la servidumbre. No obstante, esta explica-
ción no se aplica al periodo 1900-1910. Tampoco parece razonable atribuir la declinación a pro-
blemas ligados con el censo de 1910.
200 ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS Y U R B A N O S

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202 ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS Y U R B A N O S

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e l c u a d r o 5) se d e b e a q u e e l m o n t o d e l a v a n d e r a s ( a s o c i a d a s e n s u m a y o -
ría a l s i s t e m a d e l a s h a c i e n d a s ) se r e d u j o a l a m i t a d d u r a n t e e s o s 10 a ñ o s .
L a s i t u a c i ó n p o l í t i c a d e l a é p o c a se refleja e n l a c o m p o s i c i ó n de la
p o b l a c i ó n o c u p a d a e n e l s e c t o r g u b e r n a m e n t a l : m i e n t r a s e n 1910 l a s f u e r -
zas a r m a d a s r e p r e s e n t a b a n 5 7 % , e n 1921 s u p a r t i c i p a c i ó n s e e l e v ó a 86%
(a l a v e z q u e e l n ú m e r o d e e m p l e a d o s e n l a a d m i n i s t r a c i ó n p ú b l i c a s e r e -
dujo a menos de la c u a r t a parte), p a r a d i s m i n u i r a 6 2 % en 1930.

Además d e l o s efectos directos e indirectos de la Revolución e n el


monto y estructura de l a ocupación, ciertos c a m b i o s revelan l a c o n t i n u i -
d a d d e l incipiente proceso de modernización de la economía. C o m o era
ya perceptible desde p r i n c i p i o s de siglo, la estructura o c u p a c i o n a l de los
s e r v i c i o s y d e l a i n d u s t r i a d e transformación e m p i e z a a diversificarse (vé-
a n s e l o s c u a d r o s 4 y 5); d e h e c h o , e n e l c e n s o d e 1921 s e r e g i s t r a r o n n u e -
vas a c t i v i d a d e s , c o m o l a fabricación d e p r o d u c t o s d e h u l e y d e m a q u i n a -
ria, y los servicios de alojamiento y preparación de alimentos (aunque el
m o n t o d e trabajadores q u e o c u p a b a n era todavía insignificante), también
se r e d u j o l a f u e r z a d e trabajo o c u p a d a e n las i n d u s t r i a s t r a d i c i o n a l e s ( m i -
nería; fabricación d e a l i m e n t o s , b e b i d a s y t a b a c o ; textiles y d e confección
d e r o p a ) y e l c o n t i n g e n t e d e o b r e r o s e n e s t a b l e c i m i e n t o s i n d u s t r i a l e s se
incrementó notablemente. 5
Estos dos últimos procesos parecerían indicar
u n a s c e n s o de l a p r o d u c c i ó n fabril y d e l trabajo a s a l a r i a d o e n l a i n d u s t r i a ,
e n detrimento de la producción artesanal realizada e n forma casi siempre
independiente.

E n l a d é c a d a d e l o s v e i n t e , l a o c u p a c i ó n g l o b a l se i n c r e m e n t ó e n m e -
nos de 6%, p e r o este f u e e l r e s u l t a d o n e t o d e u n a u m e n t o d e l a f u e r z a d e
trabajo m a s c u l i n a d e m á s de 403 m i l personas y de u n a reducción en el
n ú m e r o d e m u j e r e s o c u p a d a s e n c e r c a d e 110 m i l . C o m o c o n s e c u e n c i a d e
los c a m b i o s p r o d u c i d o s p o r l a R e v o l u c i ó n e n las estructuras s o c i a l e s , y d e
l a creciente m o d e r n i z a c i ó n d e l a i n d u s t r i a , la participación d e las m u j e -
res e n l a fuerza d e trabajo continuó contrayéndose. E n t r e 1900 y 1930 se
a c e n t u ó l a d i v i s i ó n d e l trabajo p o r sexos ( p r o d u c c i ó n d o m é s t i c a a cargo d e
las mujeres y p r o d u c c i ó n p a r a el m e r c a d o a cargo d e los hombres).
L o s sectores q u e c o n t r i b u y e r o n e n m a y o r proporción a l i n c r e m e n t o e n

4
Es posible que esta ocupación no haya desaparecido del todo y que su ausencia en el
censo de 1921 refleje un cambio en el criterio de captación, siendo incluidas las molenderas
en el rubro de trabajos domésticos.
5
E n el cuadro 3, en los años 1895, 1900, 1910 y 1921, los obreros industriales están i n -
cluidos (junto con los empleados) en el rubro de otras industrias no especificadas, ya que se
desconoce en qué rama de actividad se encontraban ocupados. En 1921, 91% de las personas
registradas en industrias insuficientemente especificadas correspondían a obreros en estableci-
mientos industriales.
EVOLUCIÓN D E L E M P L E O E N MÉXICO: 1895-1980 203

el e m p l e o m a s c u l i n o f u e r o n , e n o r d e n d e i m p o r t a n c i a , los servicios, las


manufacturas y la agricultura, mientras que la reducción e n el empleo de
mujeres t u v o l u g a r sobre t o d o e n los d o s p r i m e r o s sectores (que e x p l i c a n
l a c a í d a d e 28 y 6 0 % , r e s p e c t i v a m e n t e ; véase e l c u a d r o 3 A ) .
A l i n t e r i o r d e l a i n d u s t r i a d e t r a n s f o r m a c i ó n n o es p o s i b l e d i s t i n g u i r
cuáles d e las ramas c o n t r i b u y e r o n e n mayor m e d i d a a l a creación de n u e -
vas o c u p a c i o n e s m a s c u l i n a s , d e b i d o a d i f i c u l t a d e s d e c o m p a r a c i ó n inter-
censal, 6
p e r o es p o s i b l e a d v e r t i r c ó m o l a r e d u c c i ó n d e l a m a n o d e o b r a
f e m e n i n a e n este s e c t o r s e d i o p r i n c i p a l m e n t e ( d e i g u a l m a n e r a q u e e n l o s
dos d e c e n i o s anteriores) e n las i n d u s t r i a s a l i m e n t i c i a s , textil y d e c o n f e c -
ción de ropa.

E n e l sector s e r v i c i o s se o b s e r v a , n u e v a m e n t e , l a r e d u c c i ó n e n e l n ú -
m e r o d e m u j e r e s o c u p a d a s e n e l trabajo d o m é s t i c o p a r a otros y e n las acti-
vidades de aseo y l i m p i e z a . S i b i e n la participación de mujeres continuó
s i e n d o a l t a e n e l c o n j u n t o d e l a s a c t i v i d a d e s d e s e r v i c i o s , a p a r t i r d e 1930
l a f u e r z a d e trabajo m a s c u l i n a se v o l v i ó p r e d o m i n a n t e .
La expansión de las actividades gubernamentales que tuvo lugar e n -
t r e 1921 y 1 9 3 0 s e r e f l e j ó e n l a c r e a c i ó n d i r e c t a d e e m p l e o s ; d e l o s 114 m i l
h o m b r e s q u e se i n c o r p o r a r o n a l s e c t o r s e r v i c i o s , 7 1 % c o r r e s p o n d i ó a la
administración pública y a las fuerzas armadas.
C a b e a d v e r t i r q u e l o s datos d e l c e n s o d e 1930 m u e s t r a n u n i n c r e m e n -
to e n l a p o b l a c i ó n m a s c u l i n a o c u p a d a e n e l s e r v i c i o d o m é s t i c o . T a l a u -
m e n t o p a r e c e reflejar, m á s q u e u n h e c h o r e a l , u n e r r o r d e clasificación,
p u e s l o m á s p r o b a b l e es q u e se h a y a c l a s i f i c a d o c o m o trabajadores d o m é s -
t i c o s a l o s i n d i v i d u o s q u e se i d e n t i f i c a b a e n c e n s o s anteriores c o m o e m -
pleados particulares.
S i b i e n e n los a ñ o s veinte se p r o d u j e r o n i m p o r t a n t e s c a m b i o s sociales,
políticos e institucionales q u e habrían d e p e r m i t i r u n posterior desarrollo
industrial, los cambios e n la estructura productiva fueron modestos. E n
1930, M é x i c o s e g u í a s i e n d o u n p a í s p r e d o m i n a n t e m e n t e a g r í c o l a ; m á s d e
las d o s terceras partes d e l a p o b l a c i ó n o c u p a d a se c o n c e n t r a b a e n a c t i v i -
d a d e s p r i m a r i a s y u n a b u e n a parte d e l a p r o d u c c i ó n d e b i e n e s y s e r v i c i o s
se r e a l i z a b a e n e l s e n o d e l o s h o g a r e s .

Periodo 1930-1970

Etapa d e transición: 1 9 3 0 - 1 9 5 0

E n t r e 1930 y 1940 l a e c o n o m í a registró m a r c a d a s fluctuaciones, incluida


la gran recesión de los primeros años de esa década. E n el s e g u n d o lustro

En el censo de 1930 se clasificó a la población trabajadora en ramas de actividad, lo


6

que implica que los obreros de establecimientos industriales están incluidos en la rama corres-
pondiente, asignación que no fue posible realizar con los datos de los censos anteriores.
204 ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS Y U R B A N O S

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206 ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS Y U R B A N O S

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EVOLUCIÓN D E L E M P L E O E N MÉXICO: 1895-1980 207

del periodo, el Estado se había consolidado por fin y la administración


cardenista llevó a cabo importantes reformas, las cuales habrían de permi-
tir la ampliación del mercado interno. En ese lapso, la ocupación global
aceleró su ritmo de crecimiento con relación al periodo intercensal prece-
dente. Esto se debió no sólo a que los servicios y, en general, las activida-
des terciarias continuaron ampliándose, sino también a un incremento
significativo en la ocupación agrícola, atribuible principalmente al repar-
to agrario realizado por Cárdenas. Por su parte el conjunto de las indus-
trias contribuyó sólo con 15% de las nuevas ocupaciones (véase el 7

cuadro 7); la industria extractiva, la generación y distribución de electri-


cidad y la construcción incrementaron su fuerza de trabajo a tasas relati-
vamente altas, pero en la industria de transformación el crecimiento fue
insignificante y la fuerza de trabajo femenina continuó disminuyendo
(véase el cuadro 3).
Esto parece atribuible, más que a un bajo ritmo de actividad, a una
expansión acelerada de la industria fabril a costa de la producción artesa-
nal; un hecho que ayudaría a confirmar esto es que al advenimiento de
8

la Segunda Guerra Mundial la industria mexicana fue capaz de incremen-


tar su producción con aumentos en la inversión muy bajos, lo cual habla
de un cierto monto de capacidad instalada ociosa.
Otra característica distintiva del comportamiento de la ocupación en
los años treinta fue que el empleo de mujeres comenzó a aumentar, pues
su creciente participación en las actividades terciarias compensó con cre-
ces la caída que todavía en esa década registró la fuerza de trabajo femeni-
na en las industrias tradicionales; no obstante, continuó el descenso de
la tasa bruta de actividad femenina, alcanzando en ese año el límite más
bajo del largo periodo 1895-1980 (véase el cuadro 6).
En los años cuarenta, la ocupación registró el ritmo de crecimiento
más alto del siglo y, excepcionalmente, superó al incremento demográfico
(véase la gráfica 1), pese a que éste se había acelerado de manera significa-
tiva a consecuencia de la disminución en la tasa de mortalidad (Alba,
1984: 44-46). Este auge de la ocupación se explica por la coincidencia de
un crecimiento acelerado de la producción manufacturera y de la acumu-

7
La deficiente clasificación de la PEA por clases de actividad del censo de 1940 impide
establecer comparaciones - a nivel desagregado- para la mayor parte de las actividades se-
cundarias y terciarias. Por ejemplo, parte de las ocupaciones de la industria metalúrgica están
incluidas en las industrias extractivas; la fabricación de materiales para construcción están
contenidas en la industria de la construcción, cuando dichas actividades forman parte de la
industria de transformación. Asimismo, algunos servicios están incorporados en comercio.
Además, el desglose de actividades de transformación y de servicios es mucho menor que el
correspondiente a los censos de 1930 y 1950.
8
Según datos de los censos industriales de 1930 y 1935. en ese periodo el personal ocu-
pado en los establecimientos censados pasó de 313 153 a 318 041, a pesar del cambio de criterio
en la captación. E n 1935 sólo se censaron aquellos establecimientos con un valor bruto de la
producción mayor a los 10 mil pesos anuales.
208 ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS Y U R B A N O S

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EVOLUCIÓN D E L E M P L E O E N MÉXICO: 1895-1980 209

GRÁFICA 2
Ocupación a g r o p e c u a r i a y n o a g r o p e c u a r i a (tasas d e c r e c i m i e n t o )

• Ocupación agropecuaria
• Ocupación no agropecuaria

lación en ese sector —aparejado de un aumento inusitado de la ocupación


en el comercio, los servicios y la construcción— con una expansión extra-
ordinaria del empleo en la agricultura, atribuible principalmente a la am-
pliación de la frontera agrícola. En esta etapa se construyeron grandes
obras de irrigación, que dieron origen a un incremento sin parangón de
la superficie cultivable (Reyes Osorio, 1974: 111-130). La gráfica 2 ilustra
claramente esta situación: en los años cuarenta tanto la ocupación agríco-
la como la no agrícola registraron el mayor crecimiento del siglo.
No obstante el considerable incremento del empleo en la agricultura,
el peso relativo de este sector en la ocupación global muestra ya una clara
tendencia decreciente (véase el cuadro 2). A diferencia de lo que ocurrió
durante los años treinta, entre 1940 y 1950 el empleo en las manufacturas
se incrementó notablemente. En 1950, el número de trabajadores ocupa-
dos en la industria de transformación era semejante al que existía en 1900,
pero la estructura de la ocupación se había modificado radicalmente. A
principios de siglo predominaban las actividades de elaboración de ali-
mentos (allí la mayor parte de la fuerza de trabajo masculina estaba integrada
por panaderos y matanceros, y entre la fuerza de trabajo femenina desta-
caba el número de molenderas y tortilleras), la fabricación de textiles,
ropa y calzado con técnicas rudimentarias (predominaban los tejedores,
210 ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS Y U R B A N O S

las costureras, los sastres y los zapateros). Estas actividades absorbían


73% de la población ocupada en la industria de transformación. En 1950,
en cambio, las personas dedicadas a la fabricación de alimentos, textiles
e indumentaria representaban 52% de la población total ocupada en el
conjunto de las manufacturas (véase el cuadro 4).
Precisamente en esta etapa de ampliación significativa del mercado
interno surgió el grueso del aparato comercial del país. Esto explica que
la ocupación en el comercio haya crecido, sobre todo en los años cuarenta,
a un ritmo sin precedente e incluso superior al que habría de registrar en
la etapa siguiente, cuando se intensificó el proceso de industrialización.
Anteriormente, una parte sustancial de las necesidades de alimentación
y vestido (a las que se circunscribía el consumo de las mayorías) se satisfa-
cían con productos de fabricación casera y parte importante de la produc-
ción mercantil era de carácter artesanal (productor y comerciante eran por
lo general una misma persona); por lo tanto, el aparato distributivo era
modesto. No fue sino en el momento en que el capital se apoderó del grue-
so de la producción que la actividad comercial se convirtió en una fuente
de trabajo con verdaderas posibilidades de crecer.
El extraordinario crecimiento de la ocupación en el sector servicios
en este subperiodo (que tuvo lugar sobre todo en los años cuarenta), se vio
acompañado de una diversificación también notable que denota no sólo
la modernización de la economía sino la de la sociedad. Entre las acti-
vidades que vieron crecer en mayor medida su ocupación están los servi-
cios financieros, los de alojamiento y preparación de alimentos, los de re-
paración, los de diversión, las agencias comerciales y los servicios de
profesionales. En los servicios comunales el empleo también creció a ta-
sas relativamente altas, aunque menos espectaculares.

Etapa d e consolidación: 1950-1970

A l inicio de este periodo, las actividades industriales (manufactureras,


minería, electricidad, petróleo y construcción) ocupaban 17% de la fuerza
de trabajo, participación que aumento a 21% en 1960 y a 25% en 1970 (véase
el cuadro 2). La magnitud que a principios de los años cincuenta habían
adquirido el mercado interno y la planta industrial, así como la penetra-
ción creciente de capital extranjero, habrían de permitir que el proceso de
industrialización se ampliara y se expandiera a la fabricación de bienes
de consumo duradero y de producción, de tal manera que ya en esa déca-
da el sector manufacturero se había consolidado claramente como el eje
de la acumulación. En el cuadro 4 puede constatarse una expansión gene-
ralizada del empleo en las manufacturas entre 1950 y 1970, pero destacan
por su mayor dinamismo la elaboración de bebidas, las industrias del pa-
pel y editorial, las del hule y vulcanización, la química, la metalúrgica,
EVOLUCIÓN D E L E M P L E O E N MÉXICO: 1895-1980 211

las de vehículos y accesorios (que se desarrollaron fundamentalmente en


los años sesenta), y la fabricación de materiales para la construcción. Así,
en esos veinte años el incremento de la población ocupada en las manu-
facturas fue de tal magnitud, que la importancia relativa de este sector en
la fuerza de trabajo existente en el país aumentó de 12 a 1 8 % .
A la par de una mayor presencia de capital extranjero en el país, el apa-
rato industrial se orientó en forma creciente a la producción de bienes de
consumo duradero (en su mayoría intensivos en capital), y las industrias
tradicionales intensificaron su modernización (elevando su densidad de
capital). Ambos procesos trajeron consigo una disminución relativa de la
demanda de obreros; sin embargo, debido al crecimiento rápido y sosteni-
do de la producción y de la planta productiva, que se registró en los años
sesenta (sobre todo a partir de 1 9 6 3 ) , el monto de las nuevas ocupaciones
generadas en la industria fue superior al que se logró en la década ante-
rior (véase el cuadro 3 ) . 9

En estos veinte años se observa una expansión generalizada de la ocu-


pación en las actividades secundarias y terciarias (por ejemplo en el sec-
tor servicios pasó de poco más de un millón de personas a 2.8 millones
y el comercio incrementó su fuerza de trabajo en cerca de 6 0 0 m i l perso-
nas); sin embargo, en la mayor parte de estas actividades el ritmo de creci-
miento ya no fue tan alto como en los años cuarenta.
La causa principal de que en ese lapso la economía redujera su capa-
cidad de generar nuevas ocupaciones fue el comportamiento del empleo
agrícola. En los años cincuenta, el número de trabajadores ocupados en
ese sector creció lentamente y en el decenio siguiente alcanzó práctica-
mente su límite máximo. Tal comportamiento no fue sino una consecuen-
cia lógica de la evolución de la estructura agraria y del papel que ha des-
empeñado la agricultura en el desarrollo del capitalismo mexicano a lo
largo de los cuatro decenios que abarca este periodo.
Después de la Revolución y sobre todo a partir del momento en que
el Estado se consolida, empiezan a configurarse dos tipos de agricultura:
un sector minoritario de agricultores capitalistas que concentra las mejo-
res tierras (incluso el grueso de la superficie de riego existente) y la mayor
parte de los medios de producción agrícolas, que cuenta con un abasteci-
miento permanente de mano de obra abundante y barata, y produce tanto
para el mercado interno como para la exportación. El otro sector está inte-
grado por un gran número de campesinos (pequeños productores direc-
tos) con tierras por lo general de mala calidad y con escasos medios de
producción, que produce sobre todo bienes alimenticios básicos destina-
dos en parte al mercado y en parte al autoabastecimiento (Bartra, 1976).

9
Debido a que en el censo de 1960 no se incluyen datos desagregados por ramas de la
población ocupada en la industria manufacturera, no es posible analizar el cambio de la es-
tructura del empleo industrial sino entre 1950 y 1970.
212 ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS Y U R B A N O S

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214 ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS Y URBANOS

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216 ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS Y U R B A N O S

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EVOLUCIÓN D E L E M P L E O E N MÉXICO: 1895-1980 217

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218 ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS Y U R B A N O S

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EVOLUCIÓN D E L E M P L E O E N MÉXICO: 1895-1980 219

En la configuración de esta estructura agraria fue decisiva la acción


del gobierno, mediante sus políticas agraria y de fomento agrícola. Para
el campesinado mexicano fue fundamental el reparto agrario, basado so-
bre todo en la apertura de tierras marginales al cultivo, mientras que la
política de fomento (obras de irrigación, crédito, investigación agrícola) se
orientó claramente desde los años cuarenta a apoyar el desarrollo del sec-
tor empresarial.
Con estas características, el sector agrario sirvió de pilar al desarrollo
industrial. Entre 1940 y mediados de los sesenta, la producción agrícola
creció a un ritmo suficiente para satisfacer la demanda de alimentos y ma-
terias primas; además, las divisas provenientes de las exportaciones agrí-
colas (realizadas sobre todo por el sector capitalista) fueron fundamenta-
les para financiar las importaciones que requería la expansión del aparato
industrial. Por otro lado, la economía campesina ha tenido un importante
papel en la reproducción del sistema: libera constantemente parte de su
fuerza de trabajo, dada su incapacidad para retenerla, ocasionada por su
limitado y limitante acceso a medios de producción, lo cual permite man-
tener bajos los salarios urbanos; pero a la vez retiene en el campo una pro-
porción importante de la población nacional, que la producción capitalista
no es capaz de absorber y reproducir.
De 1945 a la primera mitad de los años sesenta los importantes incre-

GRÁFICA 3
f e a y población ocupada en actividades no agropecuarias

• Ocupación no agropecuaria
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220 ESTUDIOS DEMOGRAFICOS Y U R B A N O S

mentes de la superficie agrícola (que permitieron la expansión tanto de


la agricultura empresarial como de la economía campesina), el notable
aumento en los rendimientos por hectárea de los principales cultivos,
producto de la "revolución verde" (que tuvo lugar fundamentalmente en
la agricultura capitalista), explican el considerable incremento que regis-
traron tanto la producción como el empleo.
Pero después de 1965 ese dinamismo se perdió y la agricultura dejó
de cumplir la mayor parte de las funciones que venía desempeñando. En
lo que respecta a la ocupación ya hemos visto que para entonces había al-
canzado su límite máximo; a ello contribuyeron varios factores: la superfi-
cie agrícola dejó de crecer; en la agricultura capitalista los cultivos que
desde principios de los años sesenta mostraron mayor dinamismo (sorgo,
cártamo, soya) eran poco intensivos en mano de obra, y en la economía
campesina, la parcelación constante de las unidades, la extracción cre-
ciente del excedente (cuando lo había o del producto necesario para la
reproducción simple), a través de los mecanismos de comercialización y
de la relación desfavorable de los precios de sus productos respecto a los
bienes industriales, hizo cada vez más difícil la reproducción de las uni-
dades campesinas, lo que determinó la expulsión de proporciones cre-
cientes de fuerza de trabajo.
Esta pérdida de capacidad del conjunto de la agricultura para absorber
fuerza de trabajo ocurrió en la etapa en que el crecimiento demográfico
había alcanzado su máximo crecimiento; esto impidió que el vasto incre-
mento de la ocupación en el sector no agropecuario se tradujera en un as-
censo de la tasa bruta de actividad de la población total. Por el contrario,
después de haberse incrementado en 1950 (véase el cuadro 6), recuperó en
1960 su tendencia descendente, pues debido a la importancia relativa de
la agricultura en la fuerza de trabajo masculina total, al reducirse el ritmo
de crecimiento de la ocupación en ese sector, la tasa bruta de actividad
masculina se contrajo. La tasa bruta de actividad femenina, en cambio, se
incrementó por la expansión de las actividades terciarias, en las cuales la
participación de las mujeres es alta, además de que la importancia relati-
va del contingente femenino en la fuerza de trabajo ocupada en la indus-
tria manufacturera empezó a crecer a partir de 1960.
Si bien el empleo agrícola había dejado de crecer, el auge industrial
permitió un crecimiento sostenido del p i b durante más de una década y
un incremento constante del empleo y del salario en los sectores no agrí-
colas.

Periodo 1970-1980

A principios de los años setenta se presentaron síntomas de una tendencia


al estancamiento y pese a los esfuerzos realizados durante la administra-
EVOLUCIÓN D E L E M P L E O E N MÉXICO: 1895-1980 221

CUADRO 6
Tasas brutas de actividad, total y por sexos (1895-1980)

TotaJ Hombres Mu/eres


1895 36.46 61.99 11.21
1900 37.41 62.54 11.33
1910 35.86 61.00 11.22
1921 35.29 65.35 6.57
1930 32.33 61.34 4.41
1940 29.80 55.95 4.34
1950 32.06 56.26 8.61
1960 29.20 48.80 9.80
1970 26.86 43.58 10.21
1980 25.56 n.d. n.d.
Puente: elaborado a partir de los censos de población.

ción d e l presidente Echeverría p o r mantener la expansión económica p o r


m e d i o d e l gasto público y el endeudamiento, las repercusiones d e la c r i -
sis m u n d i a l de 1974 n o p u d i e r o n sino postergarse, pues ya e n 1975 el p r o -
ducto i n d u s t r i a l reducía s u ritmo de crecimiento, situación que se a g u d i -
zó e n los dos años siguientes.
E n esas circunstancias, l a coyuntura favorable d e l mercado m u n d i a l

CUADRO 7
Nuevas ocupaciones por grandes sectores económicos (1921-1950)

Hombres % Mujeres % Total %

1921-1930

Total 403 552 100 -109 847 100 293 705 100
Agropecuario 81601 20 - 4 965 5 76 636 26
Industrial 152 326 38 -67 482 61 84 844 29
Terciario 169 625 42 -37 400 34 132 225 45

1930-1940

Total 444 592 100 60 848 100 505 440 100


Agropecuario 190 362 43 14 231 23 204 593 40
Industrial 102 989 23 - 2 9 056 -48 73 933 15
Terciario 151 242 34 75 672 125 226 914 45

1940-1950

Total n.d. n.d. 2 413 059 100


Agropecuario n.d. n.d. 993 030 41
Industrial n.d. n.d. 519 978 22
Terciario n.d. n.d. 900 051 37

Fuente: elaborado a partir de los censos de población.


222 ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS Y U R B A N O S

CUADRO 8
Participación femenina en la ocupación sectorial 1895-1970 (porcentajes)

1895 1900 1910 1921 1930


Total 15.47 17.04 15.64 9.50 6.90
Agropecuario 0.37 0.84 1.74 0.86 0.71
Transformación 51.75 54.84 53.00 29.41 16.03
Comercio 20.46 20.22 20.25 16.86 14.94
Servicios 60.05 58.76 62.21 59.75 40.69
1940 1950 1960 1970
Total 7.4 13.63 17.96 19.03
Agropecuario 1.04 n.d 10.80 5.22
Transformación 12.74 n.d 16.04 20.63
Comercio 17.32 n.d 27.00 28.31
Servicios 45.31 n.d 50.22 44.05
Fuente: elaborado a partir de los censos de población.

del petróleo en los años setenta, que coincidió con una abundancia de re-
cursos crediticios en la banca mundial, permitió a la economía mexicana
un auge inusitado que a fin de cuentas no fue sino un paréntesis que sólo
logró retardar la tendencia al estancamiento ya manifiesta anteriormente.
El auge 1978-1981, durante el cual el producto y la inversión (entendi-
da en su acepción restringida como la formación bruta de capital fijo) cre-
cieron a una tasa media anual de 8.4 y 16.3%, respectivamente, parece ser
el principal responsable del extraordinario incremento que registró la
ocupación entre 1970 y 1980 (véase el cuadro 3). 10

Esto se desprende del hecho de que entre 1970 y 1977 el ritmo de creci-
miento de la economía fue considerablemente inferior; la tasa media de
incremento anual del p i b fue de 5.7% y la inversión aumentó a 5.1%. Por
otra parte, según los censos industrial y de comercio, en estos sectores la
tasa de crecimiento de la ocupación que se registró entre 1970 y 1975 fue
considerablemente inferior a la que correspondió al quinquenio anterior.
En esa década todos los sectores de actividad (exceptuando el agropecua-
rio) registraron incrementos considerables, siendo los más dinámicos el
de la construcción y el de servicios; dado su peso relativo en el empleo
total, los que más contribuyeron a la generación de nuevas ocupaciones
fueron, en orden de importancia, nuevamente el de servicios, el manufac-
turero y el de la construcción; no obstante, la tasa de crecimiento de la

1 0
Es muy probable que el ritmo de crecimiento del empleo global y el de algunos sectores
esté sobrestimado - a ú n después de los ajustes hechos a la información censal de 1980. En el
de los resultados del censo de 1980 encontramos evidencias de sobrestimación y de
clasificación errónea de la PEA por rama de actividad. En ausencia de un desglose más detalla-
do de los datos de ocupación para 1980, los ajustes efectuados no pudieron eliminar, del todo,
la sobrestimación. Para mayores detalles consúltese Rendón y Salas (1986).
EVOLUCIÓN D E L E M P L E O E N MÉXICO: 1895-1980 223

ocupación en las manufacturas se redujo a la mitad en comparación con


el decenio anterior (véase el cuadro 3). Esto es atribuible a las tendencias
a la modernización, ya manifiestas en el primer lustro de la década, según
lo constatan los censos industriales. E l efecto de esas tendencias se vio
agravado porque en ese quinquenio y en los años siguientes el ritmo de
crecimiento de la inversión industrial se incrementó, especialmente en las
ramas más dinámicas caracterizadas por una alta composición orgánica
de capital, sobre todo la petrolera, y aquellas industrias de transformación
que crecieron en forma acelerada como la automotriz y la siderúrgica; en
cambio, las industrias tradicionales permanecieron relativamente estan-
cadas. Por otra parte se confirma que, hace ya dos décadas, la agricultura
agotó su capacidad de generar nuevas ocupaciones; además, las bajas ta-
sas de crecimiento de la población (atribuibles a un éxodo continuo de sus
habitantes) en la mayor parte de los municipios donde predomina la eco-
nomía campesina, dan cuenta de que el campo no es siquiera capaz de
asegurar la reproducción de la población que ahí mora.
Así, entre las ramas productoras de bienes materiales, sólo la construc-
ción registró una capacidad creciente para generar empleos durante el de-
cenio anterior. Este auge tuvo su origen en dos procesos simultáneos: uno
es el incremento en el gasto destinado a obras públicas y otro es el aumen-
to en nuevas inversiones de todo tipo realizadas por el sector privado. La
creciente incapacidad de las principales ramas vinculadas a la producción
material para absorber la oferta potencial de fuerza de trabajo, que se ma-
nifestó primero en la agricultura y después en la industria, se vio acompa-
ñada, desde los años cincuenta, de una aceleración del proceso de
terciarización del empleo. Cabe aclarar que esta incapacidad tendió a con-
centrarse fundamentalmente en el área de servicios, pues la moderniza-
ción del comercio, iniciada en los años sesenta, ha empezado ya a manifestar
sus efectos sobre el empleo. Los censos comerciales permiten constatar que
entre 1960 y 1975 el empleo sectorial sufrió, primero, una pequeña caída
en su ritmo de crecimiento y después una abrupta baja. Por otra parte, de
los nuevos empleos generados entre 1970 y 1975, 35% correspondió a su-
permercados y tiendas de autoservicio; a la vez, se registró una disminu-
ción en el número de establecimientos y de personal ocupado en la rama
de compra-venta de alimentos procesados (integrada sobre todo por tien-
das de abarrotes y misceláneas). Estos hechos ilustran claramente los efec-
tos de la modernización del aparato distributivo.
En lo que se refiere al sector servicios, no puede evaluarse cuáles
fueron sus ramas más dinámicas porque el censo de población de 1980
no proporciona información detallada. Es de suponer, sin embargo, que
se mantuvieron las tendencias observadas entre 1950 y 1970. El aumento
en los gastos sociales destinados a la educación y atención a la salud en
la pasada década, hace pensar en un incremento sustancial en ambos ru-
bros de ocupación. A la par de una mayor participación femenina en la
224 ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS Y U R B A N O S

GRÁFICA 4
Ocupación en manufacturas (1895 = 100)

-i r ~\ i i i i r
1895 1900 1910 1921 1930 1940 1950 1960 1970 1980

GRÁFICA 5
Ocupación agropecuaria (1895 = 100)

180-

i i 1 1 i T
1895 1900 1910 1921 1930 1940 1950 1960 1970 I9B0
EVOLUCIÓN D E L E M P L E O E N MÉXICO: 1895-1980 225

GRÁFICA 6
Ocupación en el comercio (1895 = 100)

800-

fuerza de trabajo, los servicios de aseo y limpieza, así como los de prepa-
ración y venta de alimentos, debieron crecer en forma notable.
El incremento en el número de automotores en la década pasada, así
como el consumo de aparatos electrodomésticos, seguramente trajo consi-
go un aumento en el subsector reparaciones. Cabe señalar que en la mayor
parte de los estudios sobre la ocupación en México, la terciarización del
empleo suele atribuirse a la incapacidad del sector para absorber mano de
obra, lo que obliga a muchas personas a realizar todo tipo de servicios y
actividades por cuenta propia, prescindibles para el funcionamiento de
la economía. Se habla, entonces, de la "hinchazón" del terciario, o en tér-
minos más en boga, del "sector informal urbano", como una característica
privativa de los países llamados subdesarrollados, y se hace caso omiso
del papel más importante que, en la generación de ocupaciones terciarias,
tiene la expansión del capital hacia actividades comerciales y de servi-
cios, fenómeno que ocurre en todo país capitalista. En el caso de México,
las evidencias existentes contradicen la interpretación que postula el ace-
lerado crecimiento de la ocupación en el sector terciario en las dos últi-
mas décadas, como consecuencia del incremento en los servicios personales
por cuenta propia y del comercio en pequeño.
Las tendencias sectoriales del empleo que hemos reseñado con base
en el análisis empírico indican que la terciarización del empleo no es pro-
ducto de una "hinchazón" de ese sector, sino del "adelgazamiento" de la
ocupación en la agricultura y en la industria.
226 ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS Y U R B A N O S

Tendencias de la ocupación

En los apartados anteriores presentamos múltiples evidencias de transfor-


maciones sustantivas en la estructura ocupacional del país. Los cambios
en la composición sectorial del empleo son el reflejo de las profundas mo-
dificaciones que ha sufrido la economía y muestran, además, un proceso
caracterizado por grandes tendencias.
Esta sección está dedicada a resaltar los hallazgos más relevantes de
nuestro trabajo. La inequívoca presencia de tres grandes etapas (1895-1930,
1930-1970 y 1970-1980} es posiblemente uno de los más significativos. La
existencia de un ciclo largo industrial que culmina en los años treinta ha
sido demostrada en la tesis doctoral de Stephen Haber." Asimismo, los
estudios hechos por Jefrey Bortz sobre los salarios industriales en México,
los cuales cubren desde 1939 a la fecha, muestran cómo, durante el pe-
12

riodo de transición entre el modelo de acumulación primario-exportador


y el llamado modelo de sustitución de importaciones, los salarios reales
cayeran sistemáticamente. A partir de 1954, durante el periodo que llama-
mos de consolidación del modelo de industrialización, los salarios reales
crecieron constantemente. A mediados de la década pasada, los salarios
reales iniciaron una brusca caída sin un freno visible en el mediano plazo.
Esta caída es resultado del agotamiento del modelo de industrialización.
Pasamos ahora a señalar los rasgos definitorios de los periodos identi-
ficados en términos de las características de la ocupación. Como puede
apreciarse en la gráfica 8, durante los tres primeros decenios de este siglo,
que marcan el largo proceso de agotamiento del modelo de acumulación
basado en el sector primario exportador, el nivel de ocupación se mantuvo
prácticamente constante. Durante la primera y la tercera décadas, la tasa de
crecimiento medio anual de la fuerza de trabajo era apenas de 0.7%. De
hecho, apenas en los años cuarenta, cuando la industria de transformación
empezó a perfilarse como el eje del crecimiento (sustituyendo al sector
primario-exportador), la ocupación aumentó aceleradamente. Pero sólo has-
ta que el nuevo modelo de acumulación se consolidó, la senda seguida
por la ocupación global pudo determinarse por lo que sucedía en el em-
pleo no agrícola, pues no fue sino hasta entonces que la estructura ocupa-
cional se modificó sustancialmente (véase la gráfica 9).
Las gráficas 4 a 8 ilustran claramente la tendencia seguida por la ocu-
pación (tanto global como sectorial) entre 1895 y 1980. Entre 1895 y 1930,
el sector agropecuario, que hasta los años cincuenta sería la fuente de ocu-

Haber (1985) demuestra cómo la columna vertebral de la gran industria en México


1 1

permaneció intacta a lo largo de la Revolución y cómo, de hecho, sólo después de 1930 la estruc-
tura industrial registró cambios significativos.
E l trabajo de Bortz (1977), permite observar la inequívoca existencia de ciclos largos
1 2

en la retribución a los trabajadores industriales. Por carencia de información adecuada, este


tipo de estudios no han sido realizados para otros sectores económicos.
EVOLUCIÓN D E L E M P L E O E N MÉXICO: 1895-1980 227

GRÁFICA 7
Ocupación en servicios (1895 = 100)

—r— T
1
-

1895 1900 1940 1960 1970 198C


1930

GRÁFICA 8
Ocupación total

g
=
2

i r—i 1 r
1895 1900 1910 1921 1930 1940 1950 1960 1970 1980
228 ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS Y U R B A N O S

GRÁFICA 9
Ocupación total, agropecuaria y no agropecuaria

pación de la mayoría de los mexicanos, muestra un crecimiento lento pero


continuo, sólo interrumpido durante la Revolución. Pero en la etapa de
consolidación de la industria, la fuerza de trabajo agrícola aceleró nota-
blemente su ritmo de crecimiento; esto no hace sino reflejar el importante
papel que jugó la agricultura en el proceso de industrialización, en tanto
proporcionó abundantes alimentos y divisas al país. A partir de los años
sesenta, el empleo agrícola dejó de crecer, reflejando la lenta expansión
de la frontera agrícola, el deterioro de las condiciones de reprodución de
la economía campesina, además de la mecanización constante y el au-
mento en la importancia relativa en la agricultura capitalista de cultivos
poco intensivos en mano de obra.
La fuerza de trabajo ocupada en la industria de transformación mues-
tra una clara tendencia declinante entre 1900 y 1940, como resultado tanto
del lento crecimiento derivado de la estrechez del mercado, como del lar-
go proceso de sustitución de la producción artesanal por la fabril.
A partir de los años cuarenta, el empleo manufacturero se incrementó
a un ritmo tal que para 1980 se había triplicado; no obstante, en el último
decenio registró una clara tendencia a la desaceleración, a consecuencia,
en parte, de un proceso creciente de modernización y concentración. E l
abatimiento en el ritmo de creación de empleos industriales observado
durante los años setenta se debió también al hecho de que la producción
EVOLUCIÓN D E L E M P L E O E N MÉXICO: 1895-1980 229

manufacturera estaba orientada casi exclusivamente al mercado interno,


lo cual impuso límites a su expansión. Esto, aunado a la escasez y encare-
cimiento de las divisas destinadas a la importación de bienes de capital,
se tradujo en la crisis que vive la economía mexicana desde 1982. Con esta
crisis, se profundiza la manifiesta incapacidad del sistema para generar
un número adecuado de ocupaciones, capaz de absorber la fuerza de tra-
bajo disponible. Cuando se comparan las gráficas 6 y 8, resalta la simili-
tud del comportamiento de la ocupación global y la correspondiente al
sector comercio. Tal semejanza parece reflejar cómo la capacidad de ex-
pansión de este sector está determinada por el desarrollo de las activida-
des de producción de bienes materiales. A l observar la gráfica 7, corres-
pondiente a la ocupación en los servicios, se constata que su expansión
se inició cuando la economía se transformó de agraria en industrial. A
partir de entonces, el peso relativo del sector dentro del empleo total se
incrementó continuamente. En la sección anterior abordamos con cierto
detalle este punto; aquí sólo queremos resaltar su capacidad de absorción
de fuerza de trabajo y llamar la atención hacia un hecho frecuentemente
soslayado en el estudio de este sector: su heterogeneidad. Es muy proba-
ble que una buena parte de las opiniones existentes respecto al papel que
juega el sector servicios dentro de la economía del país estén basadas en una
suposición implícita de homogeneidad dentro de él, supuesto que los da-
tos censales permiten refutar.
U n hecho observable a todo lo largo del siglo (salvo en el decenio de
los cuarenta), es el descenso sistemático de la tasa bruta de actividad (véa-
se el cuadro 6). Sin embargo, las causas son diferentes en los distintos pe-
riodos. Durante los tres primeros decenios, la explicación principal fue el
estancamiento de la actividad económica, que dio como resultado que el
aumento de la fuerza de trabajo se situara por debajo del crecimiento de-
mográfico, pese a que éste era lento. En cambio, a partir de los años cin-
cuenta se combinaron dos procesos: la población creció a un ritmo inusi-
tado y la agricultura perdió su capacidad de incorporar nuevos trabajadores.
El monto del crecimiento demográfico ha sido ubicado entre los prin-
cipales problemas de nuestro país y uno de los argumentos más socorri-
dos para fundamentar esta opinión es el déficit de puestos de trabajo. 13

En efecto, la brecha entre el crecimiento de la población y el de la fuerza


de trabajo se convierte en un problema para la clase trabajadora pero se
manifiesta debido a la presencia de una circunstancia adicional: la mayo-
ría de los trabajadores percibe salarios muy bajos y, en consecuencia, para
que una familia pueda subsistir es comúnmente necesario que varios
miembros de ésta deban procurarse una ocupación remunerada. En estas
circunstancias, se reduce la posibilidad de que los trabajadores puedan
lograr aumentos salariales.

1 3
U n ejemplo son los comentarios que pueden verse en Urquidi y Morelos (1979: 3-8).
230 ESTUDIOS DEMOGRÁFICOS Y U R B A N O S

México busca hoy redéfinir su modelo de crecimiento. Esto parecería


implicar nuevos vínculos con el mercado mundial, para lo cual sería ne-
cesario orientar una parte importante de las actividades económicas con
miras a la exportación. Mientras este proceso no se consolide, la econo-
mía nacional difícilmente habrá de manifestar signos de recuperación
sostenida. En consecuencia, dada la magnitud de la crisis y las tenden-
cias previas del empleo, es de esperar no sólo el ahondamiento de la bre-
cha entre el crecimiento del empleo y el de la población, sino también un
deterioro creciente en las ya de por sí precarias condiciones de vida de
las mayorías de nuestro país.

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