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PERIODO COLONIAL
CONSTITUCION DE BAYONA
La llamada Constitución de Bayona, promulgada por José Napoleón “por la gracia de Dios, Rey de las Españas
y de las Indias”, el 6 de julio de 1808, formalmente incluía los territorios americanos de dominación española en su
ámbito de aplicación. En la realidad no tuvo vigencia, aun cuando sus disposiciones marcaron un campo de conceptos
que, posteriormente han inspirado en alguna medida las regulaciones americanas.
Muy pocas condiciones se daban para que esta Constitución hubiera podido cobrar vigencia. Napoleón interviene en
España, pretextando que las disensiones que dividían la Casa real estimularían una invasión inglesa. Invitó a Carlos IV y
a su hijo Fernando VII a visitarle en Bayona, territorio francés. Les obligó a abdicar, designando a Murat como
lugarteniente general del reino, que convocó a una Junta Central en Madrid que le ofreció la corona a José Bonaparte,
bajo cuyo imperio se reunieron las Cortes que emitieron una Constitución que jamás sería aplicada, por no ser en
realidad expresión de la soberanía española, alzada en guerra contra el usurpador. **
Partía la Constitución del hecho mismo que el poder no solamente descansaba en el derecho divino (“por la gracia de
Dios”) sino también en el contrato social (“como base del pacto que une a nuestros pueblos con Nos, y a Nos, con
nuestros pueblos”), y, por ello inauguraba una monarquía constitucional.
La Constitución organiza el Estado como se ve en el cuadro correspondiente.
En su artículo 87 determinaba que los reinos y provincias españolas de América y Asia gozarían de los mismos
derechos que la metrópoli; el 91, que cada reino y provincia tendría constantemente cerca del Gobierno diputados
encargados de promover sus intereses y de ser sus representantes en las Cortes; y el 92 incluía a Guatemala entre tales
territorios.
Como corresponde a una Constitución, legisla sobre las garantías individuales, tales como el derecho a la
publicidad del proceso penal, la inviolabilidad del domicilio, el principio de legalidad en las detenciones, la abolición del
tormento, y otras que pertenecen a la primera generación de los derechos humanos.
Es importante apuntar que el Senado –órgano moderador- tenía entre sus atribuciones velar activamente por la libertad
individual y la libertad de imprenta, al contener sendas comisiones formadas por cinco senadores para dicha vigilancia.
Contiene esta Constitución notas de liberalismo económico como las disposiciones de reconocer los mismos
derechos a las provincias españolas de América y Asia que la metrópoli [87]***, la libertad de cultivo e industria [88], la
libertad de comercio entre sí y con la metrópoli [89] y la prohibición de conceder privilegio alguno particular de
exportación o importación [90]. Normaba además un principio de igualdad desafortunadamente incumplido: “los servicios
y los talentos serán los únicos que proporcionen los ascensos”.
CONSTITUCION DE CADIZ
El Consejo Supremo de la Regencia de España, en nombre de Fernando VII, promulgó en Cádiz, único territorio libre de
la invasión napoleónica, el 19 de marzo de 1812, la Constitución Política de la Monarquía Española, que el rey
posteriormente no quiso jurar, anulando su eficacia.
Fernando VII regresó a España tras el triunfo de las armas españolas y la retirada del ejército francés, iniciándose tenue
pero seguramente el proceso de restauración del absolutismo, que llevo a la represión de toda tendencia liberal que se
creyó amparada en las normas de la Constitución de Cádiz. El absolutismo generó la rebelión gallega de 1820 que se
propagó por España, hasta que O´Donnell, jefe del Ejército de la Mancha, que estaba preparado para marchar contra
Galicia, en vez de hacerlo así, proclamó la Constitución en Ocaña al frente de sus tropas.
La Audiencia de Guatemala estuvo representada en las Cortes de Cádiz por Florencio Castillo, diputado por Costa Rica;
José Antonio López de la Plata, diputado por Nicaragua; Antonio Larrazábal, diputado por Guatemala; José Ignacio Avila,
diputado por San Salvador; José Francisco Morejón, diputado por Honduras; y Manuel de Llano, diputado por Chiapas.
Las autoridades de Guatemala la juraron el 24 de septiembre de 1812.
Por medio de esta Constitución quedaban reconocidas las instituciones políticas que gobernaban las provincias
coloniales: el Capitán General, la Audiencia, la Diputación Provincial y los Ayuntamientos. La monarquía constitucional
no cambió la dominación tradicional en lo político ni el sistema económico basado en el trabajo agrícola enfeudado.
Establece una monarquía constitucional, que llega a reafirmar la dignidad representativa y popular de las Cortes hasta
prohibirse al rey que entrara a ellas con su guardia. [122]
Se trata de una Constitución desarrollada y extensa, cuyo tono principal consiste en moderar la autoridad del rey, al
punto de establecer la primacía de las Cortes -órgano deliberante de elección popular indirecta- y legislar normas
claramente prohibitivas a la autoridad real.
Entre ellas tales las hay de un tenor terminante como las del artículo 172:
Primera.- No puede el Rey impedir bajo ningún pretexto la celebración de las Cortes en las épocas y casos señalados
por la Constitución; ni suspenderlas ni disolverlas ni en manera alguna embarazar sus sesiones y deliberaciones. Los
que le aconsejen o auxilien en cualquier tentativa para estos actos son declarados traidores y serán perseguidos como
tales.
Segunda.- No puede el Rey ausentarse del Reino sin consentimiento de las Cortes; y si lo hiciere, se entiende que ha
abdicado la Corona.
Tercero.- No puede el Rey enajenar, ceder, renunciar, o en cualquiera manera traspasar a otro la autoridad Real, ni
alguna de sus prerrogativas.
Si por cualquiera causa quisiera abdicar el Trono en el inmediato sucesor, no lo podrá hacer sin el consentimiento de las
Cortes.
Cuarta.- No puede el Rey enajenar, ceder o permutarle provincia, ciudad, villa o lugar, ni parte alguna, por pequeña que
sea, del territorio español.
Quinta.- No puede el Rey hacer alianza ofensiva, ni tratado especial de comercio con ninguna potencia extranjera sin el
consentimiento de las Cortes.
Sexta.- No puede tampoco obligarse por ningún tratado a dar subsidios a ninguna potencia extranjera sin el
consentimiento de las Cortes.
Séptima.- No puede el Rey ceder ni enajenar los bienes nacionales sin consentimiento de las Cortes.
Octava.- No puede el Rey imponer por sí directa ni indirectamente contribuciones ni hacer pedidos bajo cualquier nombre
o para cualquier objeto que sea, sino que siempre los han de decretar las Cortes.
Novena.- No puede el Rey conceder privilegio exclusivo a persona ni corporación alguna.
Décima.- No puede el Rey tomar la propiedad de ningún particular ni corporación, ni turbarle en la posesión, uso y
aprovechamiento de ella; y si en algún caso fuere necesario para un objeto de conocida utilidad común tomar la
propiedad de un particular, no lo podrá hacer, sin que al mismo tiempo sea indemnizado y se le dé el buen cambio a bien
vista de hombres buenos.
Undécima.- No puede el Rey privar a ningún individuo de su libertad, ni imponerle por sí pena alguna. El secretario del
despacho que firme la orden, y el juez que la ejecute, serán responsables a la Nación, y castigados como reos de
atentado contra la libertad individual.
Sólo en caso de que el bien y la seguridad del Estado exijan el arresto de alguna persona, podrá el Rey expedir órdenes
al efecto; pero con la condición de que dentro de cuarenta y ocho horas deberá hacerla entregar a disposición del
tribunal o juez competente. Duodécima.- El Rey antes de contraer matrimonio dará parte a las Cortes, para obtener su
consentimiento; y si no lo hiciere, entiéndese que abdica la Corona.
REFORMAS
En San Salvador, el 13 de febrero de 1835, se decretaron reformas importantes, que, según algunos comentaristas,
tendían a reducir la influencia de los conservadores.
Así se explica una norma novedosa que reconoce la libertad de cultos: “Los habitantes de la República pueden adorar a
Dios según su conciencia”. (11)
DISOLUCION
El sistema constitucional de la federación centroamericana estuvo vigente prácticamente hasta 1838, ya que el
30 de mayo se reunió el Congreso federal en San Salvador, que autorizó a los Estados para que, mientras se reformaba
la carta fundamental, tomaran disposiciones de organización estatal, circunstancias que Honduras tuvo para declarar su
soberanía e independencia el 26 de octubre de 1838. Separados del pacto federal los estados de Nicaragua, Honduras y
Costa Rica, no fue viable la realización de los comicios que renovarían las autoridades de la República, cuyo período
constitucional estaba para concluir, por lo que el 2 de febrero de 1839 no se habían electo los diputados al Congreso, ni
los magistrados a la Corte Suprema de Justicia ni presidente y vicepresidente de la República, quedando Centroamérica
sin gobierno constitucional. Aquí queda disuelto de hecho el pacto federal.
“Ninguna autoridad del Estado es superior a la ley; por ella ordenan, juzgan y gobiernan las autoridades, y por ella se
debe a los funcionarios respeto y obediencia” [7]
“La fuerza pública es instituida para la seguridad común, y no para utilidad de los funcionarios a quienes se confía”. [10]
“No podrá impedirse ninguna reunión popular que tenga por objeto algún placer honesto o discutir sobre política, y
examinar la conducta pública de los funcionarios”. [19]
“Ningún magistrado, ni representante es perpetuo: la Constitución señala las épocas en que unos y otros deben
renovarse.” [44]
“La casa de un ciudadano es un asilo sagrado que no puede ser violado sin crimen, fuera de los casos prevenidos por la
Constitución y con las formalidades ordenadas en ella”. [32]
“Todo hombre es libre en el Estado: nadie puede venderse ni ser vendido”. [21]
“Ningún oficio público es venal ni hereditario”. [9]
“El Estado no reconoce condecoraciones, ni distintivos hereditarios; tampoco admite vinculaciones.” [10]
REGIMENES TRANSICIONALES
ACTA CONSTITUTIVA DE LA REPUBLICA DE GUATEMALA
Desintegrada la federación centroamericana, en forma que parecía ya irreversible por las continuas guerras e
intervenciones ocurridas, el General Rafael Carrera emitió el 21 de marzo de 1847 el decreto erigiendo en República el
Estado de Guatemala. Esta situación obligaba a una nueva regulación constitucional, que efectivamente se hizo al
trabajar la Asamblea Constituyente desde el 16 de agosto al 19 de octubre de 1851 para emitir el Acta Constitutiva.
El 15 de septiembre de 1848, la Asamblea Constituyente, que presidía don Pedro Molina, había dispuesto que se dictase
una ley Fundamental basada en la situación de una independencia absoluta.
El Acta Constitutiva, que tuvo vigencia durante veinte años, fue reformada el 4 de abril de 1855 con disposiciones que
fortalecían la presidencia vitalicia de Rafael Carrera.
Esta Constitución organizó el Estado con cuatro cuerpos principales: la Presidencia de la República, el Consejo de
Estado, la Cámara de Representantes y el Orden Judicial. Los dos últimos por un sistema electivo determinado en las
leyes ordinarias, no así el primero que sería nombrado por una Asamblea General elitista.
En materia de derechos individuales mantuvo en vigor la llamada Ley de Garantías. Por su composición y atribuciones,
el Consejo de Estado alcanzó una importancia decisiva, que jamás tuvo durante el período independiente. La iglesia
católica mantiene su carácter de única religión del Estado, pero recibe además reconocimiento institucional al integrarla
en diferentes funciones, tales como las de atribuir al Arzobispo Metropolitano derecho de voto en el cuerpo que
nombraría el Presidente de la República y reconocerle, junto con los obispos de la capital y gobernadores del
arzobispado, participación activa en el Consejo de Estado.
PERIODO LIBERAL
LEY CONSTITUTIVA DE LA REPUBLICA DE GUATEMALA
La revolución liberal derogó el orden constitucional inaugurado por el régimen de los treinta años, que había principiado
desde el 11 de diciembre de 1844, fecha en que el Consejo Constituyente de Guatemala nombró al general Rafael
Carrera como Presidente de la República. La derogatoria estaba contenida prácticamente en el artículo III del acta de
Patzicía del 3 de junio de 1871, por el cual se facultaba al General Miguel García Granados para reunir una Asamblea
Constituyente que “dicte la Carta Fundamental que debe regir definitivamente a la Nación”.
En enero de 1876 se celebraron elecciones para diputados a una Asamblea Constituyente, que, por la situación bélica
existente con El Salvador, ser reunió hasta el 11 de septiembre. Los diputados se encontraron con una contradicción
política coexistiendo con un poder caudillista, inadecuado por naturaleza para absorber las limitaciones que lógicamente
habría de imponerle un sistema constitucional. La contradicción solamente se resolvió cuando Lorenzo Montúfar, con
sentido de realismo, pidió que se le diera un voto de confianza por cuatro años al general Justo Rufino Barrios,
Presidente de la República, para que gobernara sin el contratiempo constitucional que, por esencia, tendría que limitar
los excesivos poderes que detentaba Barrios. Fue así como la Asamblea Constituyente se autodisolvió el 23 de octubre
de 1877. No habían transcurrido los cuatro años, cuando Barrios convocó a la segunda Asamblea Constituyente que
debería instalarse el 15 de marzo de 1879. En dicho cuerpo participaron algunos elementos conservadores a título de
amistad personal con Barrios. El hombre clave de la redacción del texto fue Lorenzo Montúfar, quien tuvo el mérito de
prever circunstancias reales del ejercicio del poder, como para influir en la redacción de un texto que, con varias
reformas, habría de durar más de sesenta años.
Esta Constitución responde a un modelo presidencialista, que, no obstante, reconoce la independencia de los poderes
del Estado. Entre sus novedades, o al menos notas más importantes, se destacan que estableció la obligatoriedad de la
enseñanza primaria, y la gratuidad y carácter laico de la impartida por el Estado. Reconoce la libertad religiosa, prohibe
el establecimiento de congregaciones conventuales y toda especie de asociaciones monásticas. Para juzgar los delitos y
faltas de imprenta ordena la formación de jurados, lo que puede interpretarse como un fuero privativo. Constitucionaliza
el habeas corpus y reafirma el régimen de excepción en lo que se refiere a la posibilidad de suspender las garantías
constitucionales.
La Constitución fue objeto de varias reformas, algunas de ellas de carácter importante, pero las más relacionadas con la
cuestión del ejercicio de la Presidencia de la República, en el viejo afán de legitimar el poder algunas veces obtenido de
hecho o para prolongarlo más allá del período constitucional.
PERIODO REVOLUCIONARIO
CONSTITUCION DE LA REPUBLICA
Por Decreto 18 de la Junta Revolucionaria de Gobierno, del 28 de noviembre de 1944, se derogó totalmente la
Constitución de la República. La Asamblea Legislativa aprobó este decreto el 9 de diciembre y convocó a los ciudadanos
a elegir diputados a la Asamblea Constituyente que debería quedar instalada dentro de los treinta días siguientes a la
fecha de esa convocatoria.
El 11 de marzo de 1945 fue promulgada la Constitución. Como era de esperarse, por las motivaciones que justificaron la
rebelión cívico-militar del 20 de octubre de 1944, la Constitución enfatizó la protección de las garantías individuales.
Entre ellas una disposición contra la llamada “ley-fuga”, penalizando a los custodios que hicieran uso de sus armas
contra los reos. En esa época no ocurrían desaparecimientos de personas, que de haberse caracterizado así también la
dictadura derrocada, es indudable que los constituyentes hubiesen buscado una fórmula legal que reprimiera esa forma
de violar los derechos humanos, tal como la norma contra la “ley-fuga” fue realmente efectiva para evitarla, como se ha
visto durante cuarenta años en que prácticamente dicho inhumano modo desapareció.
Puso mucho cuidado en cerrar todas las puertas a las maniobras reeleccionistas, llegando incluso a reconocer el
derecho de rebelión cuando se quisiera vulnerar el principio de alternabilidad en el ejercicio de la presidencia de la
República.
Constitucionalizó los derechos sociales. En materia de trabajo señaló sus principios fundamentales, entre ellos: la
necesidad de su regulación por los contratos individuales y colectivos: la fijación periódica del salario mínimo; el derecho
a un séptimo día de descanso por cada seis trabajados; lo relativo a jornadas de trabajo, asuetos, horas extraordinarias,
vacaciones; igualdad del salario a igual trabajo; el derecho de huelga y sindicalización; protección a la mujer y menor
trabajadores; etcétera. En cuanto a familia reconoce la necesidad de equiparar, por razones de equidad, la unión de
hecho con el matrimonio civil. Declara que no se reconocen desigualdades legales entre los hijos. El artículo 78 contiene
una disposición claramente natalista al indicar que los padres de familia, con seis o más hijos menores, recibirán especial
protección del Estado.
En materia de cultura constitucionaliza la autonomía de la Universidad de San Carlos, cuyos títulos o diplomas de
estudio serían los únicos en ser reconocidos oficialmente. Agrega otras disposiciones de tipo programático, por ejemplo
sobre alfabetización, educación mínima, promoción del patrimonio espiritual de la nación y el mejoramiento étnico.
Por los controles legislativos sobre la actividad del Ejecutivo (interpelación y posibilidad de presionar la dimisión de los
Ministros) se le da una forma cuasiparlamentaria al Gobierno.
Crea el Consejo Superior de la Defensa y la Jefatura de las Fuerzas Armadas como formas de institucionalización del
Ejército, que en posteriores ordenamientos constitucionales fueron totalmente eliminadas.
Aparece por primera vez en la Constitución la reivindicación sobre Belice. También es la primera vez que establece con
rango constitucional la exclusividad del “español” como idioma oficial.
PERIODO LIBERACIONISTA
CONSTITUCION DE LA REPUBLICA
El 10 de agosto de 1954 se emitió por Decreto-Ley el Estatuto Político de la República de Guatemala, que en
su artículo 44 derogó la Constitución de la República del 11 de marzo de 1945. El 21 de septiembre de 1954 se convocó
“a los pueblos de la República a elecciones generales para diputados que deberán integrar la Asamblea Nacional
Constituyente”, las que se celebraron el 10 de octubre de ese año. El 29 la Asamblea se declaró instalada. La
Constitución fue promulgada el 2 de febrero de 1956, principiando su vigencia el 1 de marzo del mismo año.
En ella se desarrolla en forma más amplia el concepto de partidos políticos, a los que institucionaliza declarándolos entes
de derecho público. Permite la reelección de los diputados, en un intento por crear una carrera parlamentaria.
Establece el voto secreto de los analfabetos y dispone que las elecciones habrían de realizarse en un solo día,
superando disposiciones constitucionales anteriores en esta materia.
Concede personería jurídica a las iglesias de todos los cultos.
Como una forma de garantizar la autonomía universitaria, establece una asignación financiera privativa para la
Universidad de San Carlos.
Otro avance importante en materia de independencia del organismo judicial consistió en legislar sobre la inmovilidad de
los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y de la Corte de Apelaciones, que habiendo cumplido dos períodos
adquirirían derecho a conservar el cargo hasta cumplir los setenta años de edad.
REGIMEN MILITAR
CONSTITUCION DE LA REPUBLICA
El 30 de marzo de 1963, se constituyó un gobierno a cargo del Ejército Nacional, resolviendo en su proclama de esa
fecha la suspensión de la vigencia de la Constitución de la República por el tiempo que fuere necesario. El 26 de
diciembre de ese año, el Jefe de Gobierno emitió el decreto-ley 157 por el cual dictó medidas para la futura convocatoria
a una Asamblea Constituyente. Esta convocatoria se realizó por medio del Decreto-Ley 191 del 26 de marzo de 1964, a
efecto de que se realizaran las elecciones el 24 de mayo de ese año. La Asamblea se instaló el 6 de julio, fecha
señalada por Decreto-Ley 224. La sucesión de estos actos llevaba la inevitable derogatoria de la Constitución de 1956, a
efecto de abrir el camino a la redacción de otra “norma de normas” que reiniciara un nuevo régimen constitucional.
Los cambios más significativos de la última Constitución, en el aspecto político, fueron la restricción en la formación de
partidos, al elevar a rango constitucional la exigencia de que éstos dispusieran de un mínimo de cincuenta mil afiliados,
disposición que se entiende pretendía instaurar el bipartidismos similar al operado en los Estados Unidos de América,
pero sin tomar en cuenta que ese sistema no se basa en presupuestos legalistas sino en factores de su propio desarrollo
político.
La Constitución creó el Consejo Electoral que estaría formado por el director del Registro Electoral; por un miembro
propietario y un suplente designados por cada uno de los partidos legalmente inscritos y vigentes a la fecha de la
convocatoria a elecciones de que se trate y que hubieren obtenido no menos del quince por ciento del total de votos
válidos emitidos en las últimas elecciones generales; un miembro propietario y un suplente designados por el Congreso
de la República, por sorteo entre sus miembros, exceptuando del mismo a los integrantes de la Junta Directiva; y un
miembro propietario y un suplente designados por el Consejo de Estado, entre sus miembros, exceptuando al
Vicepresidente de la República.
Esta Constitución establece de nuevo el Consejo de Estado. Concede facilidades a la organización de las universidades
privadas. Asimismo, creó la Corte de Constitucionalidad.
La Asamblea Constituyente emitió leyes de rango constitucional, que necesitan para su reforma de una mayoría especial
de votos de los diputados al Congreso. Tales leyes son la de Orden Público, la de Amparo, Habeas Corpus y
Constitucionalidad y la de Emisión del Pensamiento.