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PRECIOS DE suscmciON EN TODA ESPAÑA: Año, 40 ra. Semestre, 23. Trimestre, 13.
U F H C U ESFMOU.
DIRECTOR-PROPIETARIO: D. Pablo Fernandez Izquierdo.
REDACTORES Y COLABORADORES: Todos los farmacéuticos.
Humanitarismo.—Independencia.—Libertad.— Soberanía farmacéutica.—Discusión ámplla de
Moralidad.—Amor á l a ciencia.—Instrucción.— doctrina en lo profesional.—Discusión cientí-
Dignidad profesional.—Fraternidad.—Asocia- fica permanente.—Beneficencia farmncéutica.
ción científica y profesional. Protección mútua.—Progreso en todo.
Sale los días €J, 1 » , l ü ü , 241 y 3 0 de cada mes, desde Enero de 1869.
PROSPECTO.
L
Cuando una institución social humanitaria é imprescindible, como es la pío-1
fesion farmacéutica, después de una historia llena de semcios heróicosy páginas
gloriosas en que se marca la huella de un desarrollo progresivo, á través de i n -
finitos obstáculos, se encuentra desfallecida, teniendo por Apremio la ingratitud,
por vida la discordia, por esperanza la miáeria, por medios la esplotacion y por
consuelo la desconfianza, ¿ conviene que sus representantes^ sus intérpretes, sus
sacerdotes se arrojen al suelo dándose por vencidos de un extravío social, 6 de-
ben enérgicamente estudiar sus propias fuerzas, calcular las del génio contrario
y disponerse á defender la integridad de la institución que temporal y transito •
riamente se les confia? ¿ Todas las clases, todos los individuos, la nación entera,
han de poder trasformar sus tinieblas en luz, su dolor en placer, su abatimiento
en espansion, y ú n i c a m e n t e los farmacéuticos han de ser las victimas obligadas,
cualquiera que sea el siglo, de oro. de hierro, de pasiones 6 de virtud? ¿Pues qué,
entre cuatro mil individuos que han seguido una carrera literaria, que se han
inspirado en las leyes eternas de la naturaleza, que han agotado el cáliz d é l a
amargura, no existen ciento que quieran estudiar, que quieran promover, que
quieran demostrar que estamos en condiciones de salvar nuestros derechos, i n -
separables de la honra, de marchar unidos como hermanos en la desgracia, de
hacer polvo la base que á cada momento nos hace perder el equilibrio y fundar
otra que resista los embates de la ingratitud, de la falsía y del crimen que carac-
terizan á los enemigos irreconciliables de la farmacia?
No han de faltar filósofos que estudiando el ayer y comparándole con el hoy,
presenten deshecho, y no roto, el nudo gordiano; no faltarán políticos que logren
engranar nuestra causa con la causa de la nación; no faltarán hombres de cien-
cia que hagan ver las conquistas de la farmacia; no faltarán entusiastas cam-
peones que multipliquen su pluma y su palabra, y saquen de la indefereucia á los
que pudiendo hacer mucho bien, hacen mucho mal con el silencio; pero si la
masa general, á pesar del hermoso horizonte que las ruinas del despotismo ofre-
cen á las inteligencias pensadoras, no obstante haber sonado la hora de la justicia,
que no puede negarse á quien la invoque, se obstina en seguir siendo el blanco do
todo el que abusa del débil; á nadie culpe en lo sucesivo, de nadie se queje, á
nadie pida protección, aislamiento como hasta aquí, 6 vida püblioa ea lo fluce-
2 L A FARMACIA
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paña y esc público puede rechazar y desentenderse del que le ofrece. Hay más,
v es que, por un conjunto de causas que no son de hoy, una plaga de intrusos
absorve ios beneficios del privilegio, burlando las penas establecidas, con el arti-
ficio más refinado, y otra plaga de comerciantes de drogas, amparados por la am-
bigüedad ó imprevisión de las disposiciones que tienden á marcarlas atribuciones
del farmacéutico y del droguero, se extralimita constantemente en perjuicio de
la farmacia.
Así resulta que el derecho de la exclusiva elaboración y venta que el Estado
ofrece al farmacéutico se encuentra desnudo y restringido, incompleto é inse-
guro, y por tanto los vientos y las corrientes sociales, le desmoronan por donde
más indefenso le encuentran, según las circunstancias.
El listado, pues, desde tiempo inmemorial, ha dado á la institución farma-
céutica el carácter de HUMANITARISMO REGLAMENTADO Y ESPECULACIÓN RESTRINGIDA é
indefensa, pretendiendo conciliar dos sistemas de imposible amalgama, de i r -
realizable fusion: sistema mixto, resultante de los estremos humanitarismo y
especulación, que se rechazan mutuamente: término medio de dos partes i n -
divisibles, de tal modo que hay que abandonar la una, si se quiere seguir la
otra, porque no cabe en el individuo humano, el hecho ilusorio de seguir las
dos al mismo tiempo.
Este sistema, planteado y seguido desde que la institución farmacéutica
adquirió vida científica y estabilidad social, es el principio de donde emanan
todas las calamidades que aflijón al farmacéutico y todas las imperfecciones
que sufre el desvalido, cuando busca la salud y procura por su vida: es la cau-
sa de tantos desastrosos efectos como gravitan, destruyendo sobre la farmacia
y la humanidad el punto de partida en las investigaciones que sobrevengan,
y en los remedios ó soluciones que propongamos, cuando se vea con claridad,
precision y exactitud lo repugnante del cuadro que ofrece el ejercicio de la
profesión farmacéutica; cuando demostremos al Estado, á la nación y á los
farmacéuticos, que es preciso variar de rumbo en el porvenir, si no hemos
de ser todos cómplices á sabiendas de la disolución de los elementos queinsti»
tuyen la farmacia, y de las consecuencias fatalísimas que un suceso tal
acarrearía.
Averiguada la causa, veamos algunos de los efectos, para que no se nos
trate de visionarios, para que se raciocine con calma, para que se impresio-
nen los que hasta ahora hayan sido sordos al incesante clamoreo de las vícti-
mas, y nos decidamos todos y cada uno, Estado, sociedad y profesores, ^ em-
prender la nueva senda que, nos haga partícipes del bien propio Je la ins-
titución farmacéutica, nos coloque en nuestro centro y giremos en el movi-
miento con armonía semejante á la que se observa en el complicado sis*
tema de los cuerpos celestes, sin chocarnos, sin confundirnos, sin estralimi-
tarnos, por más que alguna vez sobrevengan aereolitos ó globos de fuego,
los cuales representan á lo sumo un átomo imperceptible en la inmen-
sidad de los mundos.
L a conducta que el Estado impone al farmacéutico, por medio de la ley, se
reduce á preparar íntegramente los medicamentos y tenerlos prontos para cuan-
do oportunamente so le pidan, prévio su importe, cuyo máximun tiene señalado
en la tarifa. E l público sabe ó debe saber, que sólo el ftirmacéutico es apto para
preparar y vender los medicamentos; que no puede LEGALMENTE solicitar medi-
camentos del intruso, ni el farmacéutico venderlos más caros que lo que la tasa
preceptúa. Integridad y precio prudente encuentra el público al llegarse al
farmacéutico. E l importe de la receta es todo lo que el farmacéutico exige
al público. Nada más racional, al parecer, que la venta y la compra: nada
más sencillo que receta y dinero, por parte del público, ¿quién ha de presu-
mir lo anómalo y complicado en lo que parece racional y sencillo?
Si la tasa no gravitase sobre el farmacéutico y éste abusase de su privile-
gio esclusivo, se concebiría que el público burlára la vigilancia legal y bus-
case medicamentos baratos, siempre que se los dieran íntegros de contra-
bando ; pero cuando la integridad no puede buscarse donde falta aptitud;
cuando la integridad sólo está garantizada con ei farmacéutico y cuando
este no puede abusar, aunque quiera, en el precio,'¿qué es lo que mueve a
L A FARMACÍA
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VI,
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que corre la farmacia; y para que no quede la más ligera duda de nuestras nobles
intenciones y de que es el principio fecundo en la trasformacion que ha de sufrir
la conducta profesional, indicaremos á grandes rasgos que es el humanitarismo
el que nos sirve de bandera.
La institución farmacéutica obedece á un fin social que se reduce á la aplica-
ción de los fenómenos naturales en la organización de los cuerpos, para obtener
el equilibrio perdido, cuya falta prolongada puede ocasionar la muerte del ser or-
ganizado. E l farmacéutico, conocedor de esos fenómenos en los cuerpos que ma-
neja, es el único apto para colocar los agentes naturales en disposición de que,
aplicados al organismo, ejerzan la inñuencia que sus circunstancias determinan.
E l paciente es el que motiva la aplicación. E l médico dirijo esta misma aplica-
ción. L a familia es el agente que relaciona al médico, al farmacéutico y al pacien-
te. L a sociedad es la reunion de esas familias. E l Estado es el cuerpo po-
lítico de la nación, la nación misma, el ente moral é intelectual que dirijo la ac-
ción colectiva. E l Estado, la sociedad y la familia no puede ménos de interesarse
por el paciente, puesto que el enfermo y el sano cambian de situación á todas
horas y no hay individuo que esté asegurado de enfermedades. E l farmacéutico
y el médico han de interesarse por el paciente, puesto que á él se han consagra-
do. Tenemos, pues, que interesándose todos por el enfermo, aman á sus semejan-
tes, ejercen el humanitarismo, son amantes del bien que buscan para el des-
graciado.
¿Habrá quien dude en qué consiste el humanitarismo en farmacia? Habrá
quien afirme que se puede ejercer el humanitarismo con la forma que hoy
se ejerce la farmacia? Mientras haya obstáculos que vencer por parte del
farmacéutico y por parte del público, el auxilio será imperfecto el huma-
nitarismo no se practica: cuando los obstáculos desaparezcan de una y otra
parte,, el humanitarismo s^rá un hecho y con él se observarán las conse-
cuencias. ¿Cómo se ejerce el humanitarismo en Farmacia? Extinguiéndola
forma y fondo comercial. ¿Cómo se extingue esa forma? Con sólo querer la
nación en uso de su soberanía y el individuo en uso de la suya. Entóneos el
farmacéutico, ¿dónde ve su recompensa? ¿dónde tiene los medios para ejercer?
Cosa muy sencilla. E n los materiales que se le darán, cualquiera que sea su coste
pondrá su aptitud y su acción, y se le dará también un sueldo fijo, infali-
ble con escalas ó sin ellas; se le revestirá de respeto, de la libertad é i n -
dependencia compatibles con su deber; se le mirará como á un sacerdote
consagrado á la religion que motiva la salud del cuerpo, y auxiiliará sin
obstáculos y le pedirán auxilio sin que en él se encuentren. A eso se re-
duce el humanitarismo en farmacia, á ese fin obedeceremos, y si nuestra fór-
mula no es conveniente, viable, ni justa, adoptaremos la que lo sea, ini-
cíese por quien se inicie,
En cuanto á legislación especial, sanitaria y de beneficencia que engrane
con el sistema nacional que. las Córtes constituyentes determinen, ínterin
no veamos la forma de Gobierno que se elijo entre las dos que están en
problema, no podemos decir nada en concreto: lo que sí haremos es, iniciar
una información general de pueblos y profesores, que nos dé la- clave de
la solución práctica; pues ántes que al triunfo de las opiniones particulares
debemos atender á los resultados positivos en pró de nuestros comprofesores
que gimen en la desgracia, y si, como esperamos, las aspiraciones generales
están conformes con nuestra humilde opinion, muy grato nos será desenvol-
ver en proyectos do ley, los principios que nos insiiiran. Huiremos si, de lo
anómalo, de lo odioso, de lo injusto y de lo indigno: buscaremos lo natural,
que conduzca á la armenia; lo útil, que nos engrandezca; lo necesario, que
sirva de base Arme en el porvenir.
12 LA. FARMACIA
VIIL
NOXXGXAS VAHXAS.
LA FARMACIA ESPAÑOLA , a l aparecer en el estadio de l a prensa
farmacéutica, saluda fraternalmente á todos sus colegas de Madrid
y provincia, disponiéndose á compartir con ellos el ímprobo tra-
bajo de obtener ventajas morales, intelectuales y materiales que
redunden, á l a par que en beneficio de los profesores, de l a ciencia
nuestra madre, de l a humanidad doliente nuestra bija predilecta y
de l a nación que nos cuenta en su seno.
Contribuyendo con nuestras escasas fuerzas, más con volun-
tad indomable, á ilustrar l a opinion délos profesores sobre las gran-
des cuestiones que habrán de presentarse en l a nueva era de la so-
ciedad y l a farmacia, llenaremos por completo las aspiraciones,
nobilísimas que nos ban traído á la arena periodística.
i Viva l a farmacia con la bonra y dignidad que se merece y l e -
vántese tan alta como l a nación, que ha sabido sacudir el yugo de
los tiranos!
LA REDACCIÓN.
CONDICIONES MATERIALES.
ANUNCIO.
Se enagena la oficina de farmacia, situada en Navalcan, propia del Director
de este periódico. Reúne 700 vecinos, sin competencia, produce mas de 2.000 es-
cudos. Dista cuatro leguas de Talavera, 16 de Toledo y 24 de Madrid. Está acre-
ditada y surtida.
Dirigirse á la administración de LA FARMACIA ESPAÑOLA.
MADRID: 1668.