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MELVIN MARTINEZ
A sus 9 años, por alguna coincidencia del destino, le tocó formar parte del
internado del sacerdote italo-nicaragüense Marco Dessi. Viajó a Italia por primera
vez a los 10 años allá por 1996 y hasta sus 15 lo siguió haciendo por lo menos
una vez al año en período de tres meses.
El último de esos viajes que ya se volvieron tan normales para él, lo hizo en 2007.
Oscar, fue parte de un grupo de seis de los ex integrantes del coro de Dessi, que
decidieron denunciarlo ante las autoridades de ese país por haber abusado
sexualmente cuando eran niños.
Ha sido la estadía más prolongada para él en ese país. Permaneció dos años y
seis meses, que es el tiempo en que duró el juicio en que el cura fue encontrado
culpable y lo que tardó su recuperación, después de haber sido atendido por
sicólogos especialistas en atender ese tipo de casos.
“Por más que tenía todas las condiciones para adaptarme, tener un buen trabajo y
mandar plata a mi familia, no pude adaptarme, me hacía falta mi gente”, cuenta.
Aunque dice estar consciente del peligro que representaba regresar a Nicaragua,
debido a la gran simpatía que siente muchos chinandeganos por Dessi, por la gran
cantidad de proyectos de interés social que impulsó en la ciudad por más de 30
años.
Una situación similar vive Luis David López Guido, asentado en una humilde
vivienda, si así se le puede llamar, a un solar con cuatro cuartones de madera y un
enorme plástico negro que le sirve para cubrirse de la inclemencia del sol y de las
incesantes lluvias de esta temporada de invierno.
“Por suerte para mí, paso la mayor parte de mi tiempo en el restaurante”, afirma
como una forma de auto consolarse.
- ¿La resolución del juez en Italia, mandaba a que les indemnizarán con 100 mil
euros a cada uno? Le consulte a Luis David.
“Sí, pero Marco Dessi se declaró en quiebra. Todo su dinero está en manos de
testaferros, pero eso no me quita el sueño. Mi conciencia está tranquila”.
-¿Los organismos italianos que les apoyaron les ofrecieron la opción de iniciar una
nueva vida en Italia? – le interrogo.
“Sí, pero la verdad es que extrañaba a mi familia y mi país. Creo que cumplí con
Chinandega y con Nicaragua, y contribuí para que otros niños no sean abusados
sexualmente como lo fuí yo”.
“No voy a poder tener una vida normal”, me dice nervioso. “Quedé marcado,
pienso que fue un error haber regresado, pero no podía dejar sola a mi mamá y a
mí hermana que padece de problemas mentales”.
Ricardo Núñez, es el tercero de los seis jóvenes denunciantes que decidió volver a
Nicaragua, pero temeroso de los seguidores de Dessi, que era considerado un
hombre que se había ganado el cielo haciendo obras de caridad para beneficiar a
los más pobres de Chinandega, que edificó escuelas, casas, hospitales para los
pobres y creó varias escuelas técnicas, para que los jóvenes en vez de las drogas
y las pandillas aprendieran un oficio.
Ante lo que consideró una gran amenaza por los miles de seguidores que según
dice, consideran un santo al ex sacerdote, decidió asentarse en Managua, donde
cursa el tercer de la carrera de Ingeniería Industrial en una de tantas
universidades privadas de la capital.
“Cuando fui a dar mi testimonio contra Dessi no lo hice pensando en obtener nada
a cambio, sólo lo hice para que se supiera la verdad. En todo el proceso hubo
amenazas, para mí, mi familia y los otros jóvenes, eso me hizo tener más cuidado
y preferí quedarme alejado de Chinandega, por seguridad”, afirma.
A pesar de los esfuerzos que hace Luis David por tranquilizarlo, Oscar vive una
vida atormentado por su pasado. Sin embargo, al consultarle sí está arrepentido
de haber aportado su grano de arena para condenar al ex sacerdote, respondió
concluyendo la conversación, el viaje a Italia había sido providencial.
RECUADRO
El legado maldito de los abusos
Por alguna razón que nadie se atreve a aclarar, el caso de abusos sexuales contra
menores no se le puso mayor interés en Nicaragua.
“No basta con tener con un marco jurídico amplio, sino que los operadores del
sistema encargados de aplicar las leyes, las comisarías de la Mujer de la niñez, la
Policía Nacional, desde que se inicie el proceso de investigación, el Ministerio
Público, deben jugar un rol importantísimo en la acusación”.
Iglesia se desmarca
Los representantes de la Iglesia Católica en Nicaragua evitan conversar de este
tema y por más que intentamos hacerles consultas, se limitaron a dar respuestas
escuetas.
Dijo que sólo sabe del caso “por lo que se ha publicado en los medios de
comunicación. Las cosas sólo Dios las conoce a fondo, y yo no sé más que lo que
han publicado los medios de comunicación”, expresó el prelado.
A favor y en contra
Dijo que para él, existieron pruebas suficientes para condenarlo. La opinión de la
joven María Alejandra Gutiérrez, es totalmente contraría. “El padre Marco es una
persona intachable, hizo muchas cosas buenas por los chinandeganos. Es una
injusticia todo lo que le ha pasado”, asegura.
“Todo fue un complot para quitarle su dinero, fue una conspiración bien montada
en la que participó mucha gente”, dice un comerciante propietario de un pequeño
negocio en el centro de la ciudad.
Mientras el vigilante Miguel Ángel Ruiz, que cuida una propiedad cerca del Hogar
del Niño, el proyecto insignia de Dessi en Chinandega, afirma que no puede opinar
de un caso que no conoce. “No puedo decirte sí es cierto o es mentira todo lo que
se dice, ya lo echaron preso al hombre, pero sólo Dios sabe si es verdad o no lo
de los abusos. Cada uno vamos entregar cuentas al hombre (se refiere a Dios) es
ahí donde se sabrá la verdad”.