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(PRIMERA ENTREGA.

CLASIFICACIONES EN GENERAL, FUENTES DE LAS


OBLIGACIONES Y CLASIFICACIÓN)1

U8BICACIÓN DE LAS MATERIAS.


1. LAS OBLIGACIONES.
Primera parte. Las obligaciones en general.
Segunda parte. Fuentes de las obligaciones.
Tercera parte. Clasificación de las obligaciones.
Cuarta parte. Efectos de las obligaciones.
Quinta parte. Extinción de las obligaciones.

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PRIMERA PARTE. LAS OBLIGACIONES EN GENERAL.

1. Generalidades y concepto de obligación. Sus elementos. Cuando


nos adentramos en el estudio del patrimonio dijimos que allí existían
derechos reales, créditos y acciones. Estudiamos los derechos reales y ahora
nos corresponde estudiar los créditos. Digo crédito, sin perjuicio que en
adelante se usará más bien la expresión “obligación”. Paso a explicar.
La palabra obligación evoca de inmediato la idea de ligazón. Y así resulta
de su significado etimológico, porque en el latín “ob” significa “a causa de” y
“ligatio” expresa las palabras “ligar”, “amarrar”, “atar”. De lo dicho resulta que
la obligación es una ligadura a la que está sometida una persona determinada
la que le impone el deber de dar, hacer o no hacer algo.
Como ustedes comprenderán en la obligación hay uno que exige: es la
parte activa. Hay otro que está constreñido a efectuar la prestación exigida: es
la parte pasiva. Y entre ambos, hay un lazo o liga que los relaciona y los une.
Si ponemos el acento en quien dispone, o sea, a quien tiene la parte
activa, hablamos del “acreedor”. El acreedor tiene un derecho en su
patrimonio. Ese derecho se llama crédito. Por eso es que resulta correcto
decir que Juan tiene en su patrimonio un tractor, una casa y un crédito contra
Pedro. Recuerden que el artículo 578 define el crédito como un derecho
personal que solo puede reclamarse de ciertas personas que por un hecho
suyo o la sola disposición de la le han contraído las obligaciones correlativas.
Ahora, si nos ponemos en el lugar de quien debe cumplir, o sea el
obligado, hablamos de “deudor” y en su patrimonio hay una deuda.
El lazo o ligazón o vínculo entre ellos recibe el trato de “obligación”.
Tradicionalmente el conjunto de estos tres elementos recibe el nombre
de “obligaciones”, comprendiendo esta denominación, además del tercer
elemento, a la institución misma.
Hablamos de acreedor y deudor, pero cada uno de estos pueden ser
varias personas. Así sucede en la situación prevista en el artículo 1511, por
ejemplo.

1Apuntes redactados por el Docente Fernando Mellado para la cátedra de Teoría de las
Obligaciones Otoño 2019.
La obligación impone al deudor una prestación. Esta puede consistir en
dar (transferir dominio), hacer ( ejecutar un hecho) o no hacer ( abstenerse
de algo).
Y, en fin, respecto a las generalidades, el derecho de las obligaciones
tiene su antecedente inmediato en el derecho romano. En realidad, todo
nuestro sistema jurídico privado emana directa o indirectamente de Roma,
aun cuando con modificaciones y adaptaciones más o menos notables según
sea la rama del derecho. Pero en materia de obligaciones prácticamente no
hay modificaciones, en forma que puede decirse que pasamos a estudiar lo
que los romanos vivieron y estudiaron en esta materia.

2. La carga del deudor. Aun cuando es cosa sabida, no está de más insistir en
alunas situaciones.
En virtud de la obligación contraída el deudor sufre una limitación de su
voluntad. En efecto, ella queda limitada por el deber que contrajo y sometida
a las reglas que la ley otorga al acreedor para hacer efectivo su derecho. Con
todo, esta limitación no implica una coacción de carácter personal. En
realidad, es su patrimonio el obligado al cumplimiento de lo debido y el
deudor limita su libre facultad de decisión al momento del cumplimiento de
lo debido.
En Chile no existe la prisión por deudas. El acreedor en cambio tiene
sobre el deudor el derecho que le concede el artículo 2465, ejerciéndolo en
los términos que indica el artículo 2469.

3. Los tres elementos de la obligación. Ya quedó dicho. Son el acreedor, el


deudor, y el vínculo entre ellos.
El acreedor. El acreedor debe ser una persona determinada.
Es la parte activa de la institución. Es quien tiene el derecho personal a
que se refiere el artículo 578. Se le llama acreedor, porque es quien tiene fe
en el cumplimiento de su deudor, conforme la expresión latina “creditur”. El
acreedor posee un crédito o derecho personal, como lo denomina
indistintamente el artículo 578 y la principal característica de este derecho
consiste en que solo “puede reclamarse de ciertas personas que por un hecho
suyo o la sola disposición de la ley, han contraído las obligaciones
correlativas……”
Reitero que puede existir uno o varios acreedores.
. El deudor. Debe ser una persona determinada. Conforme al citado
artículo 578 es quien está sujeto a cumplir aquello a que lo manda un hecho
suyo o una disposición legal.
La obligación. Está constituida por el objeto o cosa que se debe.
El objeto de la obligación es un hecho, el que puede tener carácter
positivo o negativo. Si el objeto de la obligación es positivo se habla de
“prestación”. Si el objeto de la obligación es negativo se habla de
“abstención”.
A su vez, la prestación puede consistir en algo que se tiene que dar o
hacer.
De acuerdo a lo explicado, hay tres clases de obligaciones: de dar, de
hacer y de no hacer. Las tres tienen reglas comunes, pero a veces hay
notables diferentas entre ellas, de las cuales se destacan aquellas aplicables a
la falta de cumplimiento de cada una de ellas.
SEGUNDA PARTE. LAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES.

4. Cuáles son las fuentes de las obligaciones. Cuando hablamos de fuentes


lo hacemos en el sentido de origen, vertiente, es decir, saber de donde
provienen las obligaciones.
Tradicionalmente se conocen como fuentes el contrato, el cuasicontrato,
el delito, el cuasidelito y la ley. Estas mismas son la que señala el artículo
1437, aunque la citada disposición las resume en tres: contrato o convención,
un hecho voluntario de la persona que se obliga, y la ley. A su vez, el hecho
voluntario puede ser lícito, como en un cuasicontrato, o ilícito, como sucede
en el delito y cuasidelito.
Del artículo 578 puede deducirse otra clasificación: hecho del hombre y
ley. Las primeras pueden ser convencionales y no convencionales. Fuentes
convencionales son los contrato; no convencionales lícitos son los
cuasicontratos y no convencionales ilícitas son los delios y cuasidelitos.
El programa tiene reservado el estudio particular de las fuentes de las
obligaciones para otra oportunidad. Ahora haremos solo una reseña de ellas,
advirtiendo que, además de las citadas, agregaremos dos más que,
tradicionalmente olvidadas en su calidad de fuentes, originan obligaciones sin
embargo.

5. El contrato como fuente de obligaciones. El artículo 1438 define:


“Contrato o convención es un acto por el cual una parte se obliga para con
otra a dar, hacer o no hacer alguna cosa.”
Cuando estudiamos el ramo de actos jurídicos advertimos que dicha
definición es técnicamente errónea. Esto, porque convención no es lo mismo
que contrato. La convención es un acto jurídico bilateral destinado a crear
modificar o extinguir derechos. Cuando está destinado a crear derechos y
obligaciones la convención toma el nombre de contrato. En forma que
convención es el género y contrato es la especie.
Hecha esta aclaración, digamos que el contrato es la más común
creadora de obligaciones. Como resultado de la voluntad del hombre, y
previo concierto de la oferta y la aceptación, el contrato está hecho
justamente para crear obligaciones. Esa es su finalidad
Las obligaciones originadas por el contrato se conocen como
“convencionales”. Todas las demás son “no convencionales”.

6. El cuasicontrato como fuente de obligaciones. Es un hecho voluntario


lícito y no convencional que produce obligaciones, definición que resulta del
artículo 2284.
Es un hecho jurídico voluntario, porque el hecho que lo origina emana de
la voluntad de las artes. Es jurídico porque origina efectos jurídicos. Es lícito
porque, además de estar autorizado por la ley, está reglamentado por esta.
Los efectos del cuasicontrato, esto es, los derechos y obligaciones que
genera, están señalados y reglamentados por la ley. Es decir, las partes no
señalan sus efectos.
Del cuasicontrato puede resultar obligado el creador del acto, como
sucede con el agente oficioso que debe responder por su gestión, conforme a
lo dispuesto en el artículo 2287, o quedar obligado un tercero como resulta,
por ejemplo, en el artículo 2290.
Hay que advertir que a pesar de su denominación el cuasicontrato es
básicamente distinto al contrato. De las varia diferentes entre ellos, hay una
que debe quedar grabada: el contrato es una convención, o sea, un acuerdo
de partes destinado a originar derechos y obligaciones, en tanto que en el
cuasicontrato no hay convención, no hay acuerdo entre el acreedor y el
obligado.
Los cuasicontratos serán estudiados en otro periodo de nuestro estudio.
Mientras tanto me limito a señalar los principales cuasicontratos de que trata
el Código: la agencia oficiosa, el pago de lo no debido, y el cuasicontrato de
comunidad. El Código los reglamenta en el Título XXIV del Libro IV,
correspondiente a los artículos 2284 al 2313.

7. Los delitos y cuasidelitos como fuentes de obligaciones. Se trata de


actos que tienen dos características: son actos ilícitos, esto es, repudiados por
la ley, y además son no convencionales.
La responsabilidad originada por la obligación de reparación nace de un
delito cuando el acto ilícito es producto del dolo del autor. Se trata de un
delito. Se le define como un hecho intencional, ilícito y no convencional que
causa daño.
Si solo hubo culpa el hecho se denomina cuasidelito. Se le define como
un hecho culpable, ilícito y no convencional, que causa daño.
Uno y otro pueden serlo de carácter penal o meramente civil, pero en
ambos se general obligación de reparar el daño.

8. La ley como fuente de obligaciones. La ley origina obligaciones y para


ello toma en cuenta circunstancias especiales. En ellas no cuenta la voluntad
de las personas. Alfredo Barros Errázuriz2 distingue tres de estas
circunstancias.
1º. La disposición legal que crea obligaciones no es arbitraria ni se funda
en hechos personales de la parte que se obliga. Los hechos que la ley
considera idóneos dan lugar a una obligación, como sucede, por ejemplo, en
aquella que tiene el padre en cuanto a alimentar al hijo.
2º. Estas obligaciones corresponden a un interés público y se imponen
aun contra la voluntad de la persona obligada.
3º. Estas obligaciones se imponen independientemente de la capacidad
de la persona, lo que implica una excepción a la regla del artículo 1445 Nº 1º

9. Se discute si la voluntad unilateral es generadora de obligaciones. El


artículo 1437 no considera la voluntad unilateral de voluntad como generadora de
obligaciones. Hacemos abstracción de situaciones tales como la aceptación de una
herencia o la que nace de una disposición testamentaria, tanto porque es la ley la
que ordena considerarlas como fuentes de obligaciones, como porque no son
estrictamente declaraciones unilaterales de voluntad. En ellas se necesita la
voluntad previa del testador y la del asignatario, posterior a aquella. La aceptación
de una herencia aparece como cuasicontrato en el artículo 1437.
El caso que propongo es diferente. Se trata de saber si una persona puede,
por si sola, obligarse. Esto, sin sanción legal, sin acuerdo con otra voluntad, tal
como por ejemplo, si yo prometiera, por medio de la prensa, entregar cinco mil

año2Alfredo Barros Errázuriz, “Curso de Derecho Civil”, Segundo Año. Imprenta y Encuaderna Claret. Santiago
de Chile, año 1916.
pesos al primero que pase por mi oficina. Ese primero que pasó por mi oficina,
¿podrá exigir el pago de esa cantidad?
La voluntad sola, sin acuerdo con otra, es capaz de adquirir posesión como
en la ocupación; es capaz de extinguir una obligación, como en la renuncia; es
capaz de poner término a un contrato, como en la revocación del mandato o en la
terminación de la sociedad, pero es difícil aceptar que por sí sola pueda obligarse,
faltando al otro lado el acreedor. No olviden que la obligación necesita tres
elementos: acreedor, deudor y vínculo obligatorio entre ellos. Por otra parte, si la
respuesta es positiva habrá que revisar aquella parte primera en que dijimos que el
acreedor debía ser persona determinada.
Al menos los tratadistas franceses han puesto serios reparos para aceptar que la
pura voluntad del deudor, sin aceptación del acreedor, pueda generar una
obligación.
Pero los alemanes aceptan que la declaración unilateral de voluntad origine
obligaciones. Es más, expresan que un contrato, en el fondo, no es otra cosa que
dos declaraciones unilaterales de voluntad.
En Chile, aunque en doctrina pareciera rechazarse dicha posibilidad, sin
embargo el Código Civil muestra dos casos en que la declaración unilateral
genera, o puede generar, obligaciones. Uno se encuentra en el artículo 632 inciso
2° y el otro en el artículo 1449. El primero trata del ofrecimiento de recompensa;
el segundo de la estipulación por otro. En este último es la declaración unilateral
de voluntad del beneficiario la que hace nacer las obligaciones respectivas, según
algunos. Antes de ello había una declaración sin acreedor aceptante.
En el Código de Comercio están los artículos 99 y 100, cuya sola lectura
demuestra que de la declaración unilateral de voluntad pueden nacer obligaciones.
La jurisprudencia tiende a aceptar que la declaración unilateral de voluntad
pueda ser fuente de obligaciones. Es clave el fallo de la Corte Suprema que se lee
en Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo 68, sección 1ª, página 217, en el
cual implícitamente se acepta y se analiza la declaración unilateral de voluntad
como fuente generadora de obligaciones. En “Repertorio de Legislación y
Jurisprudencia chilenas”3, tomo V, relativo al Código Civil y Leyes
Complementarias, página 14, Editorial Jurídica de Chile, 1997, con motivo de la
sentencia citada se expone un amplio comentario sobre el tema.
En la misma recién citada Revista, tomo 96, 1ª parte, paginas 91 a 104, se
lee una exposición obre este tema, escrita por el profesor Daniel Peñailillo. En la
misma Revista, tomo 12, 1ª parte, páginas 106 a 120 y páginas 121 a 131,
Fernando Claro Salas expone sobre esta materia.

10. Una fuente más: el enriquecimiento sin causa. Todo aumento del
patrimonio debe tener una causa. Esto es, una justificación legítima que
explique la razón de ese incremento. En su oportunidad se verá que los
cuasicontratos tienen s fundamento precisamente porque ha existido una
falta de causa legal para que otro obtenga un beneficio.
Nuestro Código no trata en forma orgánica el enriquecimiento sin causa.
teóricos. Se dice que eso se debe a que el Código francés, inspirador de Bello,
rara vez acoge normar principios que le parecen meramente teóricos. Pero el
Derecho Romano le había dado aplicación y esta se extenuó hasta la Edad
Media.
Dije que nuestro Código no reglamenta la institución, pero hay
numerosas disposiciones que se fundan en el enriquecimiento sin causa. Cito
3 En adelante se mencionará solamente como “Revista”
solo algunas de ellas, las que pueden servir de ejemplo: artículos 669, 909,
1578, 1740, 1746, 1750, 2094, 2297, 2300 hay 2325.
Hay que hacer notar que en cada caso particular nuestra jurisprudencia
no ha exigido una causa particular, especial o determinada, sino que le ha
bastado considerar las normas de la equidad. Tal vez por ello es que no se le
ha reglamentado en forma particular.

11. Requisitos para que exista enriquecimiento sin causa.


1º. Debe existir enriquecimiento. En términos generales, hay
enriquecimiento cuando materialmente aumenta el patrimonio de una
persona, o cuando se evita que uno o más bienes del patrimonio se trasladen
a otro patrimonio, o cuando se evita un daño.
Suele estimare también que ha de quedar comprendido el
enriquecimiento moral. Esto último es aceptado por unos y rechazado por
otros. Una posición intermedio acepta tal enriquecimiento, pero siempre que
se traduzca en una ventaja material o monetaria.
2º Debe existir empobrecimiento del patrimonio de otra persona, el que
puede ser material o moral evaluable en dinero.
3º Que el enriquecimiento sea ilegítimo, esto es, que no tenga una causa
aceptada por la ley. Si hay causa, no hay enriquecimiento sin causa, aun
cuando exista desproporción entre la causa y el resultado de ella.
Las causas que legitiman un enriquecimiento pueden ser los contratos,
las donaciones y asignaciones testamentarias, en las que la causa es una pura
liberalidad, cuando se trata del cumplimiento de una obligación impuesta por
la ley, sea propiamente legal o emanada de un delito o cuasidelito.

12. La acción in rem verso. Es esta una acción personal que corresponde a
quien ha sufrido un empobrecimiento sin causa para obtener la reparación
del menoscabo que ha sufrido su patrimonio. Además, su ejercicio pertenece
a los herederos y cesionarios a título universal del ilegalmente empobrecido.
Se dirige en contra de quien se ha enriquecido sin causa, y también en
contra de sus herederos y cesionarios a título universal.
El enriquecimiento sin causa se entiende producido y generar
obligaciones en el momento en que se entabla la demanda.
En cuanto a los requisitos para ejercerla se requiere:
.a.- Que quien pretenda entablarla no tenga otro medo para hacer valer
su derecho. Esto es, si la ley le concede otra acción, queda excluida la
posibilidad de valerse de la in rem verso.
b.- Que el enriquecimiento sin causa no esté permitido por alguna
disposición legal. Es obvio que si la ley autoriza tal enriquecimiento, la acción
carecerá de sentido.
A falta de una norma expresa, se entiende que la acción prescribe en 10
años contados del el hecho que produjo el menoscabo en el patrimonio del
titular de la acción.

TERCERA PARTE. TIPOS DE OBLIGACIONES O CLASIFICACIÓN DE


LAS OBLIGACIONES.

13. I. OBLIGACIONES DE DAR, HACER Y NO HACER


14. Obligaciones de dar, hacer o no hacer. Son distintos los efectos y los
caracteres de una obligación según se trate de una prestación de dar, o de
hacer o de no hacer.
La palabra dar no proviene exclusivamente de donar, como cuando se
dice que fulano da un regalo a perengano. No es así y ello obliga a precisar lo
que es una obligación de dar.
Hay una teoría que sostiene que la obligación de dar tiene como objetivo
único transferir la propiedad o constituir un derecho real , como el usufructo
o una servidumbre, sobre una cosa de otra persona. El vendedor tiene la
obligación de transferir al comprador el dominio de la cosa vendida. Es una
obligación de dar.
Esta concepción proviene del Derecho Romano y se le conoce como
concepción estricta.
Otra segunda teoría estima que la obligación de dar, además, comprende
la obligación de entregar. Así que , conforme a esta segunda, la obligación de
dar está constituía por la transferencia o traslado del dominio, de otro
derecho real, y, además, la entrega de una cosa.
Ya se sabe que la simple entrega no es tradición, por lo que pongo como
ejemplos, la que tiene el comodatario de restituir lo prestado, o el depositario
de restituir el depósito. Así, el comodatario tiene la obligación de restituir, o
devolver, o simplemente entregar, la bicicleta recibida en comodato. La
obligación del comodatario no implica que deba transferir el dominio, sino,
simplemente, efectuar un acto material, que es la entrega.
Esta segunda opinión es conocida como concepción amplia de las
obligaciones de dar y, según ella, entonces, dar significa transferir el dominio
y también significa la simple entrega.
¿Cuál de las dos sigue nuestro Código? Para algunos acepta la teoría
clásica, romana o restringida. Resumo dos razones para llegar a esa
conclusión.
a.- Su articulo 15464 indica que la obligación de dar contiene la de
entregar, lo que demuestra que son dos tipos distintos de obligaciones.
b.- Cada vez que el Código se refiere a las obligaciones que consisten en
transferir el dominio una la expresión dar y no la de entregar. Así resulta del
artículo 1793 cuando define la compraventa.5
Las sentencias chilenas, y en general su jurisprudencia, aceptan la
segunda teoría, es decir, la amplia. Según ella, reitero, la obligación de
entregar es también obligación de dar. Así que la obligación de restituir o
devolver en el comodato es una obligación de dar. Se dan razones para llegar
a esta conclusión. Resumo alguna.

4Cada vez que se cite o se designe un articulo se entiende que es del Código Civil Chileno.
5Este segundo ejemplo no es tan válido si se recuerda que el Código suele confundir tradición con entrega,
como ocurre en el artículo 1824.
a.- Varias disposiciones del Código hacen sinónimas la expresiones dar
(tradición) con entregar. Vean los artículos 1824, 2196 ( en el mutuo hay
tradición y sin embargo usa la expresión entrega”) y 2197.
b.- Los hechos que se deben se reputan muebles, conforme lo dispone el
artículo 581. A su vez el artículo 580 califica de inmueble la acción del
comprador para que se le entregue la finca. El Código toma la expresión dar
en el sentido de transferencia de un derecho, dentro del cual cabe, por
supuesto, la que resulta de una donación.
La obligación de dar es mueble o inmueble, según recaiga en uno o en
otro. En tanto la obligación de hacer es siempre mueble. Lo recién dicho
resulta de los artículos 589 y 581

15. II OBLIGACIONES CIVILES Y NATURALES .

16. Deberes morales o de conciencia. Ya se explicó que la obligación


impone al deudor el deber de cumplimiento. Es un deber jurídico sujeto a la
amenaza de coacción legal. Vean ustedes el artículo 2469 y ahí hallarán una
de las formas que la ley entrega al acreedor para satisfacer su crédito cuando
el deudor es remiso a ello. En tal situación nos encontramos con una
obligación perfecta porque tiene todos los caracteres que le son propios,
entre los cuales se halla una acción para exigir su cumplimiento. Se denomina
“obligación civil”.
Pero estén otras obligaciones a las que les falta algo: acción para exigir
su cumplimiento. Es decir, son obligaciones como todas, pero carecen de
acción. Se les conoce como “obligaciones imperfectas, o, más comúnmente,
como “obligaciones naturales”.
Como se comprenderá, en esta clase de obligaciones l deudor no está
obligado al pago toda vez que el acreedor, careciendo de acción, carece de un
medio para su cobro.
Pero puede intervenir en esta situación un imperio que a veces es más
fuerte que la coacción legal. Es el deber moral que impele a pagar. Y si el
deudor paga voluntariamente, el pago es válido bajo todos sus aspectos, de
los cuales destaca que no podrá repetirse lo pagado, conforme a los artículos
2296 y 2297. De la lectura de estos artículos queda claro, en términos muy
generales, que quien paga lo que no debe tiene derecho a repetir lo pagado,
pero si lo pagado es por una obligación natural, no existe tal derecho.
De manera que puede decirse que el reconocimiento y protección que la
ley hace al pago de una obligación natural obedece a amparar el deber de
conciencia del deudor que, sin estar obligado, sin embargo paga.
Por último en este párrafo, las obligaciones naturales fueron reconocidas
en el derecho de Roma y en las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio. Perdieron
importancia más tarde, incluyendo en ello al código de Francia. Una vez más
don Andrés Bello innovó y dedicó un título a su reglamentación.

17. Las obligaciones naturales en el Código Civil chileno. Obligaciones


naturales se encuentran en diversas disposiciones del Código. Por ejemplo,
en los artículo 99, 2208 y 2260. En todos ellos se da cuenta de una obligación
cuyo cumplimiento no puede exigirse, pero, si se paga, el acreedor tiene
derecho a retener lo pagado. Además, el artículo 1470 nos muestra cuatro
casos de obligaciones naturales.
Veremos primero las obligaciones naturales a que se refiere el citado
articulo 1470. Después haremos reseña de otros casos diversos en el Código.

18. Las obligaciones naturales del artículo 1470. Explicación previa. En


sus números 1º y 3º este artículo nos muestra obligaciones naturales que
nacieron con un defecto que las hizo anulables. En otras palabras, a estas
obligaciones les falta un requisito, situación que hará posible su nulidad en
virtud de sentencia judicial.
Se verá que aquella del número 1º es susceptible de nulidad relativa y la
del Nº 3º, de nulidad absoluta.
Resulta útil fijar previamente algunos conceptos.
Debe recordarse que la nulidad produce efectos una vez declarada por
sentencia. Mientras no haya sentencia ejecutoriada que declare la nulidad, el
acto produce todos sus efectos y podrá exigirse el cumplimiento de las
obligaciones respectivas. La obligación en ese entonces es civil y puede
exigirse su cumplimiento. Esto es, reitero, mientras la nulidad no ha sido
declarada.
En el lapso transcurrido entre el origen del acto y la declaración de
nulidad puede exigirse el cumplimiento de la obligación, como se acaba de
decir, pero el deudor puede oponer la excepción de nulidad. Pero si el deudor
paga sin oponer excepción habrá pago de una obligación civil, porque, como
se dijo, la obligación es civil, válida, mientras la nulidad no sea declarada.
Pasemos derechamente a ver los cuatro casos del artículo 1470.

19. Obligaciones civiles susceptibles de ser anuladas. Números 1º y 3º


del artículo 1470. Primero la del Nº 1º.
Ambas son conocidas como obligaciones anulables o rescindibles.
La del Nº 1º aparece descrita en el artículo 1470 en estos términos: “Las
constituidas por personas que teniendo suficiente juicio y discernimiento,
son, sin embargo, incapaces de obligarse según las leyes, como los menores
adultos”.
De la lectura de esta disposición se desprenden algunas situaciones.
Veamos
a.) Solo quedan comprendidos los relativamente incapaces. Los
absolutamente incapaces carecen de voluntad y el artículo 1447, refiriéndose
a ellos, en su inciso 2º prescribe: “Sus actos no producen ni aun obligaciones
naturales…..”
b) La causa de la anulabilidad ha de ser precisamente la incapacida relativa.
Esto significa que si el vicio consiste en vicios del consentimiento, como error,
fuerza o dolo, no procede considerar natural a la obligación generada con
tales vicios.
Se llega a esta conclusión en atención a que la norma en estudio exige
que la persona tenga “suficiente juicio y discernimiento”, lo que claramente
implica que debe existir voluntad sana como requisito.
c.) En cuanto a qué relativamente incapaces están comprendidos en la
norma, cabe señalar algunas ideas.
1.- En algunos textos de época anterior figura la mujer casada con
régimen de sociedad conyugal. Hoy no hay tal. La ley 18.802 dejó a la mujer
casada con plena capacidad.
2.- Los menores adultos. Pero hay que considerar que hay actos de estos
que en general son incapaces de obligarse, pero que, sin embargo, pueden
ejecutar actos o celebrar contratos válidos, es decir, no anulables. Así ocurre
con el menor adulto que actúa autorizado por su representante legal y con el
menor que contrata dentro de los límites de su peculio profesional, esto es, de
aquel tratado en los artículos 250 Nº 1º y 251.
3.- Se ha discutido sobre el disipador sujeto a interdicción. Para algunos,
entre ellos Luis Claro Solar6, estiman que el disipador puede originar
obligaciones naturales cuando actúa sin las formalidades habilitantes que se
le han impuesto, de las cuales destaca sujetarlo a una curaduría. Pero parece
imponerse la doctrina contraria, porque si el pródigo está sujeto a
interdicción es porque no tiene suficiente juicio y discernimiento y así era en
el Derecho Romano, de donde proviene esta institución.
4.- Los actos ejecutados o contratos celebrados en contravención a
incapacidades especiales se sancionan con nulidad absoluta, de tal manera
que no pueden originar obligaciones naturales.
5.- En cuanto al momento en que se genera la obligación natural, este no
puede ser sino al quedar ejecutoriada la sentencia que declara la nulidad.
Antes la obligación debe considerase válida, esto es, civil, y por consiguiente
puede pedirse su cumplimiento forzado, sin perjuicio que el deudor oponga la
defensa de nulidad relativa.

20. Obligaciones naturales señaladas en el Nº 3º del artículo 1470. Es el


segundo caso de obligaciones que hemos llamado anulables, porque tienen un
vicio que las hace susceptibles de ser anuladas. Como se verá, en este número
se trata de obligaciones que pueden ser sancionadas con la nulidad absoluta,
lo que se desprende de las causales que las originan.
El artículo 1470 Nº 3º dice que también son obligaciones naturales: “Las
que procedan de actos a que faltan las solemnidades que la ley exige para que
produzcan efectos civiles; como la de pagar un legado impuesto por un
testamento que no se ha otorgado en la forma debida”.
1º Esta disposición necesita algunas precisiones.
Desde luego fíjense ustedes que la norma está dedicada a los actos. Ello
significa que solo caben en ella los actos jurídicos unilaterales. Recuerden que
estos son aquellos que se perfeccionan con la voluntad de una parte. Esta
limitación es discutida principalmente por Luis Claro Solar quien no ve
inconvenientes para hacerla extensiva a las convenciones o actos jurídicos
bilaterales. Pero predomina la opinión contraria, esto es, aplicar esta especie
de obligación natural solamente a los actos unilaterales. Paso a resumir
algunas razones extraídas de las clases de los señores Alessandri y
Somarriva, recopiladas por Antonio Vodanovic y del texto de Fernando Fueyo
sobre as obligaciones.
a.)El Código se refiere comúnmente a acto como sinónimo de acto
unilateral y en contraposición a la convención. Vean ustedes los artículos
1681 y 1683 donde aparece evidente que el Código entiende cosas distintas
entre el acto y el contrato.
b) El ejemplo que pone el Código en el Nº 3º del artículo 1470 que
comentamos( pagar un legado) trata de un acto jurídico unilateral.
c) La historia del precepto, el que tiene su origen en el Proyecto de
García Goyena y en las Partidas, cuerpos jurídicos que limitaba la calidad de
natural a los unilaterales.

6 Luis Claro Solar, “Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado”, tomo X, Nº 30.
Tanto el texto de Vodanovic recién citado como el de Fernando Fueyo
sacan a colación el absurdo e injusticia que se produciría si un acto bilateral
pudiere tener la calidad de natural. Fíjense ustedes en la compraventa.
Supongan que por aplicación de la norma que estamos estudiando las
obligaciones del contrato (acto jurídico bilateral o convención) se cumplen
por parte del comprador, quien paga el precio de lo comprado. Cuando el
vendedor no entrega lo vendido, el comprador se halla en la imposibilidad de
exigir la entrega si la obligación de entregar es natural. No olviden que en
estas obligaciones no hay acción para exigir el cumplimiento. Entonces el
comprador pide la restitución del precio pagado, pero el vendedor le dirá que,
siendo natural la obligación, él, esto es, el vendedor puede retener lo pagado.
2º. Otra precisión necesaria: esta especie de obligación natural
comprende solamente a aquellos actos a los que falte una solemnidad ad
solemnitatem. Esto significa que no son aplicables otros vicios de nulidad
absoluta como podría ser la falta absoluta de capacidad, o la falta de causa.
3º. Otra más. Se trata de determinar desde qué momento la obligación
se considera natural. Siendo discutida la respuesta, parece que la más
aceptable es establecer el momento en que la nulidad es declarada. Esto es
así, porque la nulidad debe ser declarada por sentencia firme y mientras no
exista dicha declaración la obligación es perfecta y exigible.

21. Obligaciones naturales comprendidas en los número 2º y 4º del


artículo 1470. Se conocen como obligaciones desvirtuadas. Estas
obligaciones nacieron en calidad de obligaciones civiles perfectas, pero
durante su vigencia ocurrió un hecho de carácter jurídico que les privó de
acción para exigir su cumplimiento. Fernando Fueyo las llama “degeneradas”,
pero prefiero la expresión “desvirtuadas” que usa Alfredo Barros Errázuriz.7
Se comprenden en este grupo las obligaciones cuya acción se extinguió
por la prescripción y las que no han sido reconocidas en juicio por falta de
prueba.

22. Obligaciones cuya acción se ha extinguido por prescripción. Artículo


1470 Nº 2º. Corresponden a las mencionadas en el número 2º del artículo
1470. El artículo 1567 Nº 10 dispone que la obligación se extingue por la
prescripción. En realidad no es la obligación la extinguida, sino la acción que
permite exigir su cumplimiento. No obstante el artículo 1470 Nº 2º enseña
que son obligaciones naturales “Las obligaciones civiles extinguidas por la
prescripción”.
Como en los casos anteriores se discute acerca del momento en que la
obligación se transforma de ser civil a la condición de natural. La primera
opinión estima que tal transformación ocurre cuando se cumple el plazo de
prescripción; otra enseña que la transformación se produce cuando una
sentencia judicial ejecutoriada declara la prescripción.
La primera opinión se apoya en el artículo 2514 inciso 1º, el que,
referente a la prescripción liberatoria exige solamente cierto lapso de tiempo,
durante el cual no se hayan ejercido dichas acciones.
La segunda opinión recurre al artículo 2493 en cuanto dispone que
quien quiera aprovecharse de la prescripción debe alegarla. Entonces, dice,

7Alfredo Barros Errázuriz. “Curso de Derecho Civil”, Segundo año. Imprenta y encuadernación Claret.
Santiago de Chile. 1916.
mientras no se alegue por el deudor y sea declarada, la obligación es civil.
Esta segunda opinión trae una consecuencia. Si transcurrido el plazo de
prescripción, pero sin que esta haya sido declarada judicialmente, el deudor
que paga o pide prórroga, ha renunciado a la prescripción, según lo establece
el artículo 2494 y la obligación se considerará subsistente como obligación
civil.
Los profesores Alessandri y Somarriva8 defienden la segunda opinión.

23. Obligaciones que no han sido reconocidas en juicio por falta e


prueba. Articulo 1470 Nº 4º.
Dice la disposición citada en la parte correspondiente: Son obligaciones
naturales “Las que no han sido reconocidas en juicio por falta de prueba”. De
donde se deduce que la norma exige un juicio o pleito previo y que en ese juco
se haya rechazado la demanda. Además se exige que el rechazo de la
demanda sea porque el actor o demandante careció de prueba para
demostrar la existencia de la obligación. Hay que tener cuidado que la prueba
omitida sea para efectos de prueba precisamente y que no sea exigida como
solemnidad. La falta de testigos es una omisión que puede permitir la
aplicación de esta norma. Pero la falta de escritura pública en la compraventa
de un bien raíz es, además de prueba, solemnidad ( artículo 1801 inciso 2º) y
no podrá convertir en natural una obligación que nació sin la solemnidad
exigida.
En resumen, si en juicio se desconoce una obligación por falta de prueba,
y el deudor paga, el acreedor – que perdió el juicio - el pago es válido y el
acreedor puede retener lo pagado.

24. Otros casos de obligaciones naturales que el Código muestra. Se


estima que la expresión “tales son” que emplea el artículo 1470 implica que la
enumeración de esos cuatro grupos no es taxativa. Ahora bien, una revisión
de las disposiciones del Código muestra algunas obligaciones que,
carentes de acción para exigir su cumplimiento, autorizan sin embargo al
acreedor para retener lo pagado. Veamos algunas.
a.-) En lo esponsales: la multa pagada Ustedes saben que antes del
matrimonio los futuros contrayentes pueden pactar esponsales, también
llamados desposorio. Dicho pacto consiste en la promesa de matrimonio
mutuamente aceptada. Lo dicho resulta del artículo 98. Dicho pacto no
produce obligación alguna y la ley entrega el cumplimiento de sus
obligaciones “al honor y conciencia del individuo”. Pero es posible que en los
esponsales se haya pactado una multa “a favor del otro para el caso de no
cumplirse lo pactado”. No hay acción para cobrar dicha multa en caso de
incumplimiento, pero el inciso 2º del artículo 99 dispone:”Pero si se hubiere
pagado la multa, no podrá pedirse su devolución”.
En la disposición comentada se hallan los elementos de una obligación
natural, esto es, falta de acción para cobrar, pero derecho del acreedor a
retener lo pagado.
b.) En el juego y la apuesta. El artículo 2260 dispone: “El juego y la
apuesta no producen acción, sino solamente excepción. El que gana no puede
exigir el pago.” Su tercer inciso: “Pero si el que pierde, paga, no puede repetir

8Antonio Vodanovic . “Curso de Derecho Civil”. Tomo III, de las Obligaciones. Pagina 40. Editorial Nascimento.
Santiago. 1941.
lo pagado a menos que se haya ganado con dolo”. La norma se refiere a los
juegos y apuestas licitas.
Como ustedes pueden observar, esta es otra ocasión en que aparecen las
características propias de una obligación natural. Pero se hace necesario
determinar algunas cosas. Para empezar ustedes deben saber que juego y
apuesta son cosas diferentes. Hay juego cuando los participantes toman una
conducta que les permita vencer. En otras palabras, hay juego cuando ganar o
perder depende la actividad del apostador. Así sucede con una carrera del
apostador con su contrincante, o si se trata de una lucha entre ellos. En
cambio en la apuesta se espera un resultado de algo en que las partes no
intervienen, como en una carrera de caballos. Los juegos de esfuerzo o
destreza corporal producen acción y excepción y por lo tanto no originan
obligación natural, entendido que deben conformarse con las leyes y
reglamentos. Así se lee en el artículo 2263.
En los juegos de azar hay objeto ilícito y las obligaciones originadas por
ellos no producen efecto alguno. Su cumplimiento no puede exigirse por el
victorioso, pero si paga, no podrá repetir lo pagado. Pero lo recién dicho no
significa que aquí haya una obligación natural. En verdad hay solamente una
aplicación del artículo 1468 en cuanto prescribe que es irrepetible lo dado o
pagado por un objeto o causa ilícita a sabiendas.
No hay para qué recodarles que hay juegos de azar especialmente
autorizados por lay, como sucede con los juegos de lotería o las carreras del
Club Hípico.
c.-) Juegos de inteligencia. Del artículo 2260 se concluye que estos juegos
– como el ajedrez y algunos de cartas – no producen acción, sino solamente
excepción. Como se ve, tienen la característica típica de una obligación
natural y de consiguiente concluimos que se trata de una de ellas.
d) Pago de intereses no estipulados en el mutuo. El artículo 2208 nos
muestra otro caso propio de obligación natural: “Si se han pagado intereses,
aunque no estipulados, no podrán repetirse ni imputarse al capital”.
Para que la obligación sea considerada natural es necesario que las
partes no hayan pactado pago de intereses, porque si se ha convenido que el
mutuo no devengará intereses y sin embargo estos se pagan, no hay
obligación natural y habrá derecho a pedir repetición. Esto es así porque la
norma exige que no se hayan estipulado y en el caso que se comenta hay
estipulación y solo cabe cumplir lo pactado.
e.) Otros casos, algunos discutibles. De ellos destaco el artículo 1247 en
cuanto el heredero paga con sus bienes una deuda del causante, existiendo
beneficio reinventario. Pero propiamente aquí no hay obligación natural sino
una renuncia a los derechos que el beneficio de inventario otorga al heredero.
Otro caso en que más encontramos renuncia de un derecho antes que
una obligación natural aparece en el artículo 1625. Se trata del deudor que,
acogido al beneficio de competencia, no obstante, paga.
En fin, se puede creer que el artículo 1468 presenta otro ejemplo de
obligación natural. Pero no es así, porque el que contrató a sabiendas de
existir objeto o causa ilícita actuó fuera de la ley. Su conducta es ilícita. Pues
bien, la facultad o derecho a no repetir se funda en un deber moral, en la
licitud de la obligación que moralmente se debe. Solo con esos requisitos el
acreedor puede gozar del beneficio de no estar obligado a repetir.
25. Efectos de las obligaciones naturales. Entenderemos por efectos de las
obligaciones naturales las consecuencias jurídicas que originan. Estos son
dichos efectos:
a.) El acreedor tiene derecho a retener lo dado o pagado en razón de ellas;
b.-) La obligación natural puede ser novada;
c-) La obligación natural puede ser caucionada:
d.) No se produce cosa juzgada respecto del obligado naturalmente si es
absuelto en el juicio que se siguió en su contra.

26. Facultad para retener el pago. Este efecto es el más notable. Su


importancia radica en considerar que el deudor que paga una obligación
natural no está donando ni realizando acto alguno de beneficencia, sino que
está cumpliendo un deber jurídico. El acreedor tiene por lo tanto el derecho a
conservar lo pagado y, al revés, el deudor carece de acción que le permita
repetir lo pagado.
Este, el más importante de los efectos, aparece en el inciso 3º del artículo
1470 y reiterado en el artículo 2296: “No se podrá repetir lo que se ha pagado
para cumplir una obligación puramente natural de las referidas en el artículo
1470.”
Todo esto tiene una justificación moral y, en lo que al cuasicontrato de
pago de lo no debido se refiere, el título que justifica el pago es precisamente
la obligación natural.
Pero para que el pago produzca este efecto, es decir, para que el
acreedor carezca de la obligación de devolver o repetir lo pagado, se hace
necesario que el pago cumpla ciertos requisitos. Son: debe ser hecho
voluntariamente, por quien tiene la libre administración de sus bienes, y con
arreglo a la ley.
El pago debe ser hecho voluntariamente. Lo cierto es que todo pago
requiere voluntad en cuanto elemento del acto jurídico. Aquí se toma la
expresión específica de pagar. Esto implica que el deudor debe estar en
conocimiento que la obligación carece de acción y que, por consiguiente bien
puede abstenerse de pagar. También sabe que si paga no se está frente al
cuasicontrato de pago de lo no debido y por consiguiente no podrá
arrepentirse más tarde.
Lo voluntario del pago es la materialización del aspecto moral que tienen
estas obligaciones.
Se puede presentar el problema de saber cuado el deudor actúa
voluntariamente, esto es, sabiendo y aceptando las consecuencias de pagar
una obligación natural. Una veja sentencia recurrió a una presunción que
nace del sentido común: “es pago manifiestamente voluntario el hecho de
propia y libre iniciativa”. Claro está que si el pago se hizo por iniciativa del
deudor, no cabe sino admitir que es voluntario.9
Quien paga debe tener la libre administración de sus bienes. Es este el
segundo requisito que se exige al pago para que se produzcan los efectos de la
obligación natural. Sabemos que la libre disposición está estrechamente
vinculada con las reglas de la capacidad. Se trata, en suma, que quien paga
tenga capacidad de disposición del bien que será objeto del pago. Es normal
que dicha capacidad la tengan los adultos libre disponedores de sus bienes.
Los incapaces deberán pagar representados o autorizados por sus

9 Del citado texto de Fernando Fueyo, nota al pie de la página 79:Corte de Chillán, Gaceta 1938, tomo II, Nº 86.
respectivos tutores o curadores. Además, la cosa objeto del pago debe estar
libre de embargos o prohibiciones que impidan la traslación del patrimonio
del deudor al del acreedor.
Oportunamente se estudiarán, y en este curso, las reglas del pago.
El pago debe afectarse cumpliendo las exigencias que en cada indica la ley.
El pago de una obligación natural es pago propiamente tal. Pues bien, el pago
está sometido a reglas que se estudiarán más adelante. Vean por ejemplo el
del artículo 1591 o el artículo 1598. El pago de una obligación natural cumple,
como toda obligación las exigencias de estas disposiciones.
El efecto del pago es el que le señala el Nº 1º del artículo 1567, esto es,
extingue la obligación, sea civil o natural

27. Las obligaciones naturales pueden ser novadas. El Nº 2º del artículo


1567 considera la novación como una forma de extinguir una obligación. En
buenas cuentas es un pago, o, al menos, una forma de pagar. Les propongo un
ejemplo burdo, pero que solo tiene como intención que ustedes – que aun no
han estudiado la novación - comprendan lo que sigue. Nicasio adeuda a
Pedro la entrega de un cerdo. Nicasio, esto es el deudor, propone a Pedro, su
acreedor, pagar con un chivo en reemplazo del cerdo. Convienen en ese
cambio y acuerdan además que el chivo será entregado para el próximo 18 de
septiembre.
Salta a la vista que en el ejemplo propuesto la obligación fue
reemplazada por la segunda y, más aun, la obligación de entregar un cerdo se
extinguió. La causa de la extinción se halla en el artículo 1567 Nº 2º y toma el
nombre de novación.
Advierto que hay otras formas de novación que por ahora omito toda vez
que corresponde a materias próximas de estudio. En todo caso, les transcribo
el artículo 1628: “La novación es la substitución de una nueva obligación
a otra anterior, la cual queda por tanto extinguida.”
Pues bien, ya se sabe que la novación extingue la obligación anterior, lo
que conduce a concluir que es una forma de pagar. De manera que si la
obligación natural puede ser pagada, hay que convenir que también puede ser
objeto de novación, produciéndose en tal caso el efecto normal de estas
obligaciones, esto es, no hay derecho a repetir .
Además de lo explicado hay un texto legal expreso que autoriza la
novación como pago de una obligación natural. El artículo es el 1630 y se
encuentra precisamente en el Título dedicado a la novación. Dice: “Para que
sea válida la novación es necesario que tanto la obligación primitiva como el
contrato de novación sean válidos a lo menos naturalmente”.

28. La sentencia judicial que absuelve al obligado natural no extingue la


obligación natural. El artículo 1471 dispone: “La sentencia judicial que
rechaza la acción intentada contra el naturalmente obligado, no extingue la
obligación natural”. Se trata del acreedor que demanda a su deudor, pero
éste es absuelto por estar la deuda prescrita, o por estar en alguna de las
citaciones que indica el artículo 1470. Pues bien, la norma transcrita dice que
dicha sentencia absolutoria no modifica la calidad de natural que presenta la
obligación. Sin embargo, si después de la sentencia absolutoria el deudor
paga, ha pagado una obligación natural y el acreedor podrá retener dicho
pago.
En el Repertorio, página 138, se cita una sentencia: un señor perdió el
juicio porque el juez estimó que la obligación cuyo cumplimiento s exigía era
natural Por consiguiente, absolvió al deudor. Pero, no obstante, el deudor
pagó y posteriormente quiso recuperar lo pagado alegando que, puesto que la
sentencia lo había absuelto, el pago era indebido. Se falló que existiendo una
obligación natural que la sentencia absolutoria no había modificado, el
acreedor tenía derecho a retener el pago. (Gaceta 1887 Nº 1953.)

29. Las obligaciones naturales pueden ser caucionadas. Conforme al


artículo 1472 es posible constituir una caución que garantice el cumplimento
de una obligación natural. El artículo citado menciona a la fianza, a la prenda
y cláusulas penales. Respecto de la fianza el artículo 2338 dispone
expresamente que puede garantizar una obligación natural.
Con todo, el artículo 1472 exige un requisito: la caución tiene que estar
constituida por un tercero. En otras palabras, es nula la caución constituida
por el propio deudor natural. Esto se explica porque la caución sigue la suerte
de la obligación garantizada y si el acreedor carece de acción para perseguir
la obligación, igualmente carecerá de acción para accionar contra la garantía
constituida por el mismo deudor. Es como si dijéramos que la caución será
también natural.
Pero si un tercero constituye una caución para garantizar el pago de una
obligación natural, ese tercero queda obligado civilmente y el acreedor tendrá
acción para dirigirse contra la caución.
30. III OBLIGACIONES PURAS Y SIMPLES Y OBLIGACIONES SUJETAS A
MODALIDADES.

31. Conceptos generales. Volvemos a una materia de la cual tomamos


conocimiento en el ramo de actos jurídicos. Ahora decimos que las obligaciones se
dividen en puras y simples y en sujetas a modalidades. Lo normal es que las
obligaciones sean puras y simples, es decir, que produzcan sus efectos de
inmediato y sin restricción alguna. En forma excepcional las obligaciones ven
alterados sus efectos por las modalidades. Las modalidades tienen su origen en la
ley o en la voluntad de las partes y su efecto es alterar o subordinar el efecto de las
obligaciones a ciertas circunstancias o cláusulas pactadas por las partes o
establecidas por el testador o por la ley. Alessandri las define como “cláusulas
particulares que pueden insertarse en una obligación para modificar sus efectos,
sea en cuanto a su existencia su ejercicio o a su extensión”. A esta definición
habría que agregar que la ley también suele establecer modalidades, como sucede
a propósito de la propiedad fiduciaria Las modalidades son tres: la condición, el
plazo y el modo.
La condición es un acontecimiento futuro e incierto del cual depende el
nacimiento o la extinción de un derecho. Se dice “resolución” cuando un derecho
termina por operar la condición.
El plazo, también llamado término, es la época fijada para el cumplimiento de
l obligación. También se le define como “el hecho futuro y cierto del cual depende
la exigibilidad de un derecho”.
El modo tiene lugar cuando se da o se asigna algo a una persona para que lo
tenga por suyo, con la obligación de aplicarlo a un fin especial y determinado.
De lo recién explicado resulta que las obligaciones se dividen entre las puras
y simples y las sujetas a modalidades.
Estudiaremos en primer lugar las obligaciones condicionales.

32. La condición y las obligaciones sujetas a condición.

33. Acepciones y definición de condición. Nuestro Código usa la expresión en


muchas oportunidades y no siempre con igual significado. Por ejemplo, en el
artículo 1456 trata la condición como la situación personal de una persona; otro
tanto pasa en los artículo 55; artículo 80. En el artículo 2498 aparece como
sinónimo de requisito; etc.
Para nosotros existe la definición ya dicha y más común: “Acontecimiento
futuro e incierto del cual depende el nacimiento o extinción de un derecho”. Es la
misma que vimos en el estudio de actos jurídicos y corresponde a la que se deduce
de los artículos 1070 inciso 2º y 1473.
El profesor Fernando Fueyo10 propone otra similar: “Acontecimiento futuro e
incierto que, a su verificación, están subordinadas la eficacia del contrato, o bien,
la cesación de su eficacia”. La definición del profesor Fueyo deja afuera a la
condición en actos unilaterales como es el testamento, rico este en condiciones.
La obligación condicional es, entonces, aquella cuyo nacimiento o cuya
muerte, llamada resolución, depende de una condición, o sea de un hecho futuro e
incierto, o sea que puede suceder o no. Mientras el hecho no ocurra la condición

10Fernando Fueyo Laneri. “ Derecho Civil. De las Obligaciones”. Página 88. Universo S.A.
Valparfaíso. 1958.
no existe, es la nada. Es también aquella de existencia incierta sujeta a una
condición resolutoria que le pondrá fin.

34. Reglamentación. La condición y las obligaciones sujetas a condición


aparecen reglamentadas en el Título IV del Libro IV, es decir desde los artículos
1473 y siguientes, y en el Título IV del Libro III, según los artículos 1070 y
siguientes. Los primeros tratan de las obligaciones condicionales y los segundos
de las asignaciones condicionales. No puede olvidarse que las normas sobre el
fideicomiso, artículos 732 y siguientes contienen disposiciones relativas a la
condición, las que pueden resultar aplicables por analogía.
Las normas del Libro IV, artículos 1473 y siguientes, son de aplicación
preferente según resulta del inciso 3º del artículo 1070.
Es regla general que todo acto jurídico puede estar sujeto a condición. Por
eso se dice que las condiciones son de aplicación general. Por excepción hay
algunos actos que necesariamente han de ser puros y simples, esto es, no aceptan
modalidades y particularmente la condición. De estos puede mencionarse, la
legítima rigurosa conforme lo dispone el artículo 1192, la aceptación de una
herencia según el artículo 1227 y, además, en general los actos del derecho de
familia, como el reconocimiento de un hijo y la adopción.

35. Recuerdo de los caracteres de la condición Del estudio de los actos


jurídicos ustedes deben recordar ideas que servirán para comprender las
aplicaciones que la condición tiene en las obligaciones. En efecto, estamos
estudiando las obligaciones y de ellas las sujetas a condición. Por consiguiente,
debe recordarse que la condición requiere dos elementos: futuridad e
incertidumbre.
A.-)La futuridad exige que el acontecimiento o evento del cual depende la
condición ha de ocurrir en el futuro.
Por eso cuando se pacta como condición un hecho presente o pasado no
hay condición. Si el hecho ocurrió, el artículo 1071 dispone que el acto es puro y
simple. Si no ha ocurrido se entiende que no hay condición ni obligación,
conforme al artículo 1071,
Sin embargo, debe recordarse que hay reglas especiales en materia de
asignaciones hereditarias. En esta materia el artículo 1072 dispone que si la
asignación está sujeta a la condición de un hecho pasado no se aplica la regla del
artículo 1071, sino que debe averiguarse si el testador supo o no supo que el hecho
ya había ocurrido. Si el testador ignoró que el hecho ya había ocurrido, la
condición se tiene por cumplida. Pero si el testador estaba en conocimiento de que
el hecho había ocurrido hay que hacer otra distinción. Si el hecho admite
repetición, el testador quiso que el hecho se repitiera. Si el hecho no permite
repetición se entiende cumplida la condición.
B.-) La incertidumbre es propia de la condición. Veremos que las otras
modalidades contienen también un hecho futuro, pero la falta de certeza del evento
es propia de la condición. La incertidumbre consiste en ignorar la certeza de que
ocurrirá un hecho futuro. La muerte de una persona no es condición porque hay
certeza que algún día morirá. Pero es condición establecer que un individuo morirá
después de cumplir una determinada edad.
Alessandri ( obra citada, página 119) exige que la incertidumbre sea
objetiva, de apreciación general, digo yo. No es incertidumbre la que puede tener
un hombre de poco alcance. El autor pone este ejemplo. “Si yo digo a Juan te doy
mil pesos si tiembla mañana estamos en presencia de una incertidumbre objetiva,
porque es algo que todos sabemos que el fenómeno del temblor es algo natural que
puede acontecer o no. Pero si yo digo a Pedro “te doy mil pesos si Juan se muere,
porque se que Pedro cree que hay personas que no mueren, estamos en presencia
de una incertidumbre subjetiva”

36. Clasificación de las condiciones, De las varias especies de condiciones


veremos las que siguen.
1.)Condiciones positivas y condiciones negativas. Condición positiva consiste
en que suceda un hecho; la negativa consiste en que un hecho no acontezca. Te
doy $10.000.- si asistes al concierto es positiva. Te doy $10.000.- si no asistes al
concierto es negativa. Esta clasificación tiene importancia porque la condición
resolutoria tácita, que pronto estudiaremos con detención, es negativa y, además,
porque son distintos los efectos de unas y otras según la condiciones sean lícitas o
ilícitas.
2.) Condiciones expresas y tácitas. Expresa es aquella estipulada o expresada,
es decir, producto de una manifestación de voluntad. Tácita es aquella que no se
requiere pactarla y se subentiende en el contrato, como sucede con la condición de
que trata el artículo 1489, la que precisamente es conocida como “tácita”.
3.) Condiciones determinadas e indeterminadas. En la determinada se fija un
plazo para que ocurra un acontecimiento, como si se ofrece al hijo una casa sujeto
el ofrecimiento a que contraiga matrimonio antes del 20 de febrero del próximo
año. Es indeterminada aquella que consiste en un hecho que puede suceder en
cualquier momento, como cuando se ofrece una cantidad siempre que Fulano vaya
a España. La importancia de esta clasificación radica en precisar cuando falla la
condición, porque las reglas que da el Código son diversas unas de otras.
4) Condiciones potestativas, casuales y mixtas. Trata de esta clasificación el
artículo 1477 y se funda en quien debe cumplir la condición.
Potestativa es la que depende de la voluntad del acreedor o del deudor.
• Casual es la que depende de la voluntad de un tercero o del acaso.
Mixta es la que depende de la voluntad del acreedor o del deudor
conjuntamente con la voluntad de un tercero o del acaso. Algunos textos11
advierten que al definir la condición mixta el artículo 1477 olvida mencionar al
deudor.
5.) Condiciones meramente potestativas, también llamadas puramente
potestativas y condiciones simplemente potestativas. Esta es una subclasificación
de las obligaciones potestativas. La condición simplemente potestativa depende de
un hecho o acto voluntario del acreedor o del deudor. Por ejemplo: Te doy
$10.000.- si voy a Copiapó, o bien, te doy $10.000.-si vas a Copiapó. Esta
condición produce siempre los efectos que le son propios tal como lo expresa el
inciso 2º del artículo 1478.
La condición meramente potestativa depende del capricho o arbitrio del
acreedor o del deudor. Ejemplo: Te doy $10.000.- si quiero o si tú quieres. Para
precisar los efectos de la condición meramente potestativa deberá procederse a
algunas distinciones.
a) La condición meramente potestativa y depende de la pura arbitrio del
acreedor. Vale, sea la condición suspensiva o resolutoria. Es por eso que el
Código acepta la validez de la venta a prueba ( artículo 1823), la que implica una
condición suspensiva que depende la mera voluntad del deudor Y también el
Código acepta el pacto de retroventa (artículo 1881). Este pacto comprende una

11Antonio Vodanovic, “Curso de Derecho Civil”, de las clases de los profesores Alessandri y
Somarriva. tomo III. Página 35. Editorial Nascimento, Santiago, 1941.
condición resolutoria meramente potestativa que depende de la pura voluntad del
acreedor.
b La condición meramente potestativa depende del arbitrio del deudor. Si la
condición es resolutoria y depende del mero arbitrio del deudor la condición es
válida. Incluso el Código muestra al menos un caso al reconocer y reglamentar las
donaciones revocables entre cónyuges. Pero si la condición depende la mera
voluntad del deudor y es suspensiva, no vale. Es como cuando se dice: mañana te
doy $10.000.-si me da la gana. En tal caso no hay voluntad seria, con intención de
obligarse. Es por ello que el inciso 1º del artículo 1478 dispone: “Son nulas las
obligaciones contraídas bajo una condición potestativa que consista en la mera
voluntad de la persona que se obliga”.6) Condiciones posibles e imposibles y
lícitas e ilícitas. Esta clasificación se formula en atención al texto del artículo
1475. La condición es físicamente posible o imposible según esté dentro de las
posibilidades de ocurrir el evento de que depende. Un viaje al sol es una condición
físicamente imposible. Un viaje al Ártico es un hecho que hace posible el evento.
El artículo 1475 habla de condiciones moralmente posibles y condiciones
moralmente imposibles. Corresponde a decir que las condiciones son lícitas, las
primeras, e ilícitas, las segundas. Los artículos 1476 y 1480 señalan los efectos
que siguen a las condiciones de esta última clasificación, Las resumo.
a.- Condición negativa de cosa físicamente imposible: no hay condición y la
obligación es pura y simple. “Te doy mil pesos si no vas al planeta saturno.”
b. Si el evento consiste en que el acreedor no realice un hecho inmoral, vicia
la disposición. “Te doy mil pesos si asaltas un banco”,
c.. Si la condición suspensiva es o se hace imposible, la condición se tiene
por fallida. (Te presto mi automóvil desde el día que, en Temuco, el sol salga a
medianoche.)
d. Si la condición está concebida en términos ininteligibles, se tiene por
fallida.
e. Las condiciones que consisten en hechos ilegales o inmorales se tienen por
fallidas.
f. La condición resolutoria que es imposible o ininteligible, o inductiva a un
hecho inmoral se tiene por no escrita. ( te presto mi automóvil hasta que asaltes
un banco).
6) Condiciones suspensivas y resolutorias. Es condición suspensiva aquella
que suspende la adquisición de un derecho,. Es resolutoria la que pone término a
un derecho.
Es ejemplo de condición suspensiva ofrecer a Juan una suma de dinero, pero
sujeta a la condición de aprobar el ramo de Derecho Civil. Como se ve, Juan no
tiene derecho alguno “todavía". Lo tendrá cuando apruebe el examen.
Ejemplo de condición resolutoria: te presto mi automóvil hasta que apruebes
el ramo de Derecho Civil. Fíjense ustedes que la expresión “desde” es típica de la
condición suspensiva y “hasta” lo es de la resolutoria. Son como dos hermanas
que siempre andan acompañadas una y otra. Explico esto con un ejemplo
hipotético.
Don Gilberto tiene una casa que tendrá que cederla a Renato cuando este
último contraiga matrimonio. Fíjense que don Gilberto tiene la casa sujeto a una
condición resolutoria, porque el matrimonio de Renato pondrá término a su
derecho. A la vez, Renato es acreedor de la casa bajo condición suspensiva,
porque su derecho a la casa nacerá solo cuando contraiga matrimonio. Siempre es
así. El acreedor de condición suspensiva tiene que aceptar que hay otro gozando
del derecho bajo condición resolutoria.
37. Condición suspensiva y condición resolutoria.

38. Reiteración de conceptos. Un mismo hecho es evento de condición


resolutoria y a la vez de condición suspensiva. Volvemos a reiterar una vez más
que la condición resolutoria pone término a un derecho y la condición suspensiva
da nacimiento a un derecho. Si yo digo que donaré mi automóvil a Juan cuando
este contraiga matrimonio, las bodas de Juan pondrán término a mi derecho de
dominio sobre el automóvil, es decir, operará una condición resolutoria que
extingue mi derecho. Pero al mismo tiempo de suceder el matrimonio nacerá el
derecho de dominio de Juan sobre el vehículo. Antes de contraer matrimonio Juan
no era dueño del automóvil. Tenía solo la posibilidad o expectativa de llegar a
serlo, pero el matrimonio significó el cumplimiento de la condición. Para Juan el
matrimonio era una condición suspensiva.
Como dice el profesor Alessandri (página 148 de su ya citado texto) “En la
compraventa puede verse con toda claridad este fenómeno cuando el vendedor
vende una cosa al comprador bajo la condición resolutoria de que el comprador
pague el precio en el lugar y tiempo convenido, el comprador adquiere la cosa
bajo condición resolutoria negativa, y el vendedor pasa a ser un acreedor
condicional de condición suspensiva; ¿por qué? Porque cumplida la condición
resolutoria, resuelto el derecho del comprador, vuelve nuevamente la cosa a manos
del vendedor, quien tenía en suspenso su adquisición.”
Por eso, y en resumen, cuando una persona tiene algo sujeto a condición
resolutoria, hay otra que tiene la expectativa de adquirir el derecho cuando se
cumpla la condición, o sea, tiene el derecho bajo condición suspensiva.

39. Estados en que pueden encontrarse las condiciones suspensivas y las


resolutorias. Ambos tipos de condiciones pueden encontrarse en uno de estos tres
estados: pendiente, cumplida y fallida. Se entiende pendiente cuando el hecho no
se ha cumplido y se ignora si se verificará o no. Si el hecho o evento se verifica se
dice que la condición está cumplida, y cuando no se ha cumplido y llega a ser
cierto que no se cumplirá, la condición se entiende fallida.
El artículo 1482 se refiere al cumplimiento y al hecho de fallar la condición:
“Se reputa haber fallado la condición positiva o haberse cumplido la negativa,
cuando ha llegado a ser cierto que no sucederá el acontecimiento contemplado en
ella, o cuando ha expirado el tiempo dentro del cual el acontecimiento ha debido
verificarse, y no se ha verificado”.

40. Condición pendiente, condición fallida y condición cumplida. La


situación de la obligación condicional es distinta según la condición si está
pendiente, o si está cumplida o si ha fallado. La condición está pendiente mientras
el evento de que depende no ha ocurrido aun, ignorándose si ocurrirá o no
ocurrirá. Respecto a la condición suspensiva hay que entender que es un período
de espera. Si la condición es resolutoria quien tenía el derecho lo pierde y lo gana
quien lo tenía bajo condición suspensiva.
La condición está cumplida cuando el evento de que depende ha ocurrido
totalmente.
La condición se entiende fallida cuando llega a ser cierto que el evento no se
ha realizado ni se realizará jamás. Si la condición es suspensiva el acreedor pierde
toda esperanza de adquirir el derecho. Si la condición es resolutoria, quien tiene el
derecho sabrá que este es puro y simple y pierde el temor de perderlo. Al respecto
el artículo 1482 dispone: “Se reputa haber fallado la condición positiva o haberse
cumplido la negativa, cuando ha llegado a ser cierto que no sucederá el
acontecimiento contemplado en ella, o cuando ha expirado el tiempo dentro del
cual el acontecimiento ha debido verificarse y no se ha verificado.”
El artículo transcrito entrega reglas distintas para la condición positiva y para
la condición negativa y da reglas distintas para saber cuando ha fallado la positiva
y cuando se ha cumplido la negativa. Para ello considera si el hecho debía
realizarse dentro de cierto tiempo. De manera que en el citado artículo hay dos
reglas. Una es aplicable al caso en que no se ha fijado un tiempo dentro del cual
debe cumplirse la condición y, la otra, cuando el hecho debe verificarse dentro de
cierto tiempo. Entonces, de acuerdo al citado artículo 1482, resulta lo que sigue.
a.- Cuando la condición es positiva y no se ha señalado plazo para que
ocurra el hecho, la condición se entiende fallida cuando llegue a ser cierto que el
acontecimiento no se verificará. Como no se ha señalado plazo algunos esperan 10
años, plazo que el Código usa normalmente para conseguir la estabilidad de todos
los derechos, pero otros acuden a dar una aplicación general al artículo 739,
artículo que, aun estando en las reglas de la propiedad fiduciaria, establece un
plazo de cinco años para estimar fallida una condición.
Ejemplo hipotético o inventado: Me comprometo a vender mi casa a
Leonardo siempre que este se reciba de abogado. La condición estará cumplida
cuando Leonardo preste juramento de abogado y reciba su diploma. Pero se
entenderá fallida si Leonardo muere sin recibirse de abogado, porque llega a ser
cierto que la condición no se cumplirá. O cuando pasan 5 o 10 años, de acuerdo al
criterio que se acoja, sin recibirse de abogado.
b. Si la condición es positiva y se ha señalado un plazo para que ocurra el
hecho constitutivo de la condición, la condición se habrá cumplido si el hecho
sucede dentro de ese plazo, y se entenderá fallida si vence el plazo sin que ocurra
el evento que constituye la condición.
c. Si la condición es negativa y no se ha señalado plazo para que ocurra el
hecho, se entiende cumplida si llega a ser cierto que no se verificará el
acontecimiento. Así sucede si Adrián ofrece mil pesos a Baltasar si Juan no viaja a
Europa. La muerte de Juan hace imposible su pretendido viaje y la condición se
entiende cumplida.
d. Si la condición es negativa y se ha señalado plazo dentro del cual debe
verificarse, se reputa cumplida si el hecho no se verifica dentro del plazo señalado
“Te doy cinco mil pesos si Juan no se casa en el plazo de dos años.” En dicho
ejemplo la condición estará cumplida si transcurren los dos años o si Juan muere
antes de los dos años, en ambos casos en estado de soltería.

41. La mala fe y la condición fallida. El artículo 1481 dispone una regla que es
de aplicación general, aun cuando su redacción pareciere a estas destinada
solamente a las asignaciones testamentarias. Trata de una cosa tan simple como
esta: nadie puede aprovecharse d su mala fe. En el caso que tratamos consiste en
exigir que si la condición falla ha de ser por circunstancias o en todo caso por
circunstancias ajenas a la voluntad de la persona que se obliga. Es decir, el deudor
que resultará obligado al cumplirse la condición tiene interés en que esta resulte
fallida y podrá servirse de medios ilícitos para que el hecho constitutivo de la
condición.
El citado artículo 1481 pone dos ejemplos. En uno la condición se entiende
cumplida: en el otro, que es el que nos interesa, se entiende también cumplida, a
pesar y como sanción de maniobras ilícitas. Les pongo ejemplos de cada una de
estas situaciones. De la primera: Le dono mi casa a Ramón siempre que se case
con Leonor. Como ustedes ven la condición depende de la voluntad d Ramón y
además de la voluntad de Leonor. “Asignatario” dice este artículo, porque, como
dije, se ha ce extensivo a las asignaciones testamentarias. Si la condición por
alguna circunstancia no se pudo celebrar, o porque Leonor no quiso, y aun cuando
Ramón si acepta ese matrimonio, la condición se entiende fallida. Pero puede
ocurrir que un tercero ofrezca recompensa a Leonor para que no acepte. Es decir,
hay una maniobra para evitar el cumplimiento de la condición. En tal caso,
estando dispuesto Ramón y en virtud de maniobras ajenas, negándose Leonor, se
estima cumplida la condición.

42. Como debe cumplirse una condición. Tratan de esta materia los artículos
1483 y 1484.
La primera regla la indica el artículo 1483 disponiendo que la condición ha
de cumplirse en la forma que las partes han probablemente entendido que lo
fuese. En esta regla el Código hace cabal aplicación de lo que ya había expresaos
en el artículo 1560 en cuanto este ultimo obliga a buscar la intención de los
contratantes más que lo literal de las palabras.
El artículo 1483 agrega que “se entenderá que el modo más racional de
cumplirla es el que han entendido las partes”. Este artículo agrega: “Cuando, por
ejemplo, la condición consiste en pagar una suma de dinero a una persona que está
bajo tutela o curaduría, no se tendrá por cumplida la condición, si se entrega a la
misma persona, y esta la disipa”.
La segunda regla tiene aplicación una vez que, conforme a la primera regla,
se haya averiguado la intención de los contratantes y entonces, de acuerdo al
artículo 1484, las condiciones “deben cumplirse literalmente en la forma
convenida”. Literalmente implica exactamente, así cuando la condición exige un
viaje a Valparaíso no se entenderá cumplida por un viaje a La Serena aun cuando
se alegue que el viaje a La serena resultó más provechoso para el deudor.

43. Efectos de las condiciones. El estudio de esta parte de la materia conlleva a


determinar desde cuando una condición produce efectos en la obligación,
modificando sus efectos normales produce efectos, cuando los produce.
Para algunos la obligación sujeta a condición existe desde que se cumple la
condición. Pero para la mayoría de los autores la obligación sujeta a condición
nace cuando se perfecciona el acto o contrato en que consta la condición. Como
dice Alessandri ( página 154 de su libro) el derecho condicional se forma en el
momento de celebrarse el contrato que engendra la condición y es por eso que
desde ese momento deben concurrir todos los requisitos necesarios para la
formación del contrato.

44. Efectos de las condiciones. El estudio de esta materia implica precisar la


manera en que una condición influye en la obligación modificando los efectos
normales de esta. Para dicho estudio es necesario distinguir los propios de la
condición suspensiva y los que origina la condición resolutoria. Además, en cada
caso hay que separar los efectos según el estado en que se encuentre la condición.
Esta puede encontrarse pendiente, es decir en el tiempo antes de la ocurrencia del
hecho que la constituye, o puede encontrarse en estado de cumplida, es decir,
cuando ha ocurrió el hecho, o puede encontrarse fallida, cuando llega a ser cierto
que el hecho no ocurrirá si la condición es positiva, o que ocurrió si la condición
es negativa.

45. Efectos de la condición suspensiva pendiente. Empiezo por enumerar


aquellos que tradicionalmente se estudian. a.- El acreedor condicional tiene un
germen de derecho; b.- El acreedor puede pedir medidas conservativas; c.- El
acreedor no puede demandar el cumplimiento de la obligación; d.- Si el deudor
cumple tiene derecho a repetir; f.- No corre prescripción;

46. El acreedor condicional tiene un germen de derecho. Se ha negado que


exista un derecho, aun cuando lo sea en germen. No es un derecho completo y por
lo mismo no otorga al acreedor las facultades de tal. Sin embargo, el derecho, aun
en germen, existe desde que se perfecciona el acto en que consta la condición.
Como dice el profesor Alessandri, si esto pudiera compararse materialmente
habría que pensar en la existencia natural y legal de las personas . En concepto de
la ley explica, una persona no es generalmente persona sino a partir del
nacimiento, pero antes del nacimiento hay un principio de personalidad que la ley
reconoce y protege.
Que la obligación existe desde el momento en que se pacta la condición es
algo que no admite dudas si se piensa que no puede existir otra razón que
justifique que el acreedor condicional de condición suspensiva pueda pedir
medidas conservativas.
Si alguna duda cupiere, la lectura del artículo 1492 es suficiente para
disiparla. En este artículo se dispone que el acreedor condicional que fallece antes
de cumplirse la condición, transmite este derecho a sus herederos. Por supuesto, si
transmite algo es porque ese algo existe. Sin embargo ustedes deben tener cuidado
con esta disposición, porque la regla no se aplica a las asignaciones testamentarias
ni a las donaciones según lo advierte su inciso 2º.
Decidir como se ha explicado puede tener importancia. En efecto, aceptando
que hay un derecho, aun cuando sea en germen, no es posible que unilateralmente
una de las partes deje sin efecto la convención Cito otra situación. Si una ley
posterior exigiere nuevos requisitos para la validez del acto o contrato, estos
requisitos nuevos son inoponibles al contrato condicional. Ello es por aplicación
del artículo 22 de la Ley sobre el Efecto Retroactivo de las Leyes.

47. Pendiente la condición el acreedor puede pedir medidas conservativas.


Como se acaba de advertir, esta facultad demuestra que el derecho existe aun antes
de cumplirse la condición. Un atisbo de derecho, un germen según se dice
corrientemente. En varias oportunidades el Código ha hecho referencia a esta
facultad del acreedor condicional. Además del inciso final del artículo 1492, se
pueden citar los artículos 761 respecto al fideicomisario y 1078 tocante al
asignatario condicional.
Como el Código no especifica qué medidas son aquellas, se ha entendido que
son las que el Código de Procedimiento Civil reglamenta y que se estimen
adecuadas. Se puede pedir , por ejemplo, la facción de inventario, la constitución
de una caución que responda de posibles daños, o la designación de un interventor,
etc.

48. El acreedor no puede exigir el cumplimiento de la obligación. Esto es


así simplemente porque no existe obligación en sentido estricto. Habrá un germen,
pero ello no habilita al acreedor parra demandar el pago y, si el deudor pagare,
puede repetir lo pagado.
Aplicación de lo recién explicado se halla en el artículo 1078, artículo
aplicable a las obligaciones condicionales según lo manda el artículo 1492, El
texto de su inciso 1º habla por sí solo: “”Las asignaciones testamentarias bajo
condición suspensiva, no confieren al asignatario derecho alguno, mientras pende
la condición, sino el de implorar las providencias conservativas necesarias”.
49. Si el deudor paga tiene derecho a repetir, Ya se sabe que el deudor no
está obligado a pagar mientras la condición suspensiva está pendiente. Pero si
pagare, queda autorizado para repetir todo lo que hubiere pagado bajo condición.
Se justifica esto porque todo pago necesita una causa que lo justifique y el deudor
condicional no sabe si está o no está obligado al pago. Es decir, su pago carece de
causa justificativa. De acuerdo a lo recién dicho, el artículo 1485 inciso 2º
dispone “que todo lo que se hubiera pagado antes de efectuarse la condición
suspensiva, podrá repetirse mientras no se hubiere cumplido.”

50. Pendiente la condición suspensiva, no corre prescripción. La


prescripción que perjudica al acreedor no empieza a correr mientras esté pendiente
la condición. La razón se halla en el artículo 2514 en cuanto dispone que la
prescripción extintiva corre desde que la obligación se hace exigible, y ya sabemos
que la obligación se hará exigible solamente cuando se cumpla la condición. Así
que la prescripción extintiva empieza a correr desde que se cumpla la condición.

51 Efectos de la condición suspensiva fallida. Si se cumple la condición sus


efectos pueden resumirse diciendo que las cosas igual que antes. En efecto,
desaparece el germen de derecho que favorecía al pretendido acreedor,
desaparecen las medidas conservativas y quedan firmes los gravámenes que el
deudor condicional hubiere constituido. Desde ya advierto que si la condición se
hubiere cumplido, los gravámenes habrían caducado. Esto se verá a continuación.

52. Efectos de la condición suspensiva cumplida. Riesgos de la cosa debida.


Problema de la retroactividad. Cumplida la condición el derecho pasa de quien
lo tenía al acreedor, o sea, del que esperaba el cumplimiento de la condición para
ejercer su derecho. Esto es, desaparece la incertidumbre. El acreedor tiene derecho
a exigir la entrega de la cosa. Si el deudor se ha anticipado a pagar pierde su
derecho a repetir lo pagado.
Dicho de otra manera. Quien tenía el derecho bajo condición resolutoria, lo
pierde. Quien tenía el derecho bajo condición suspensiva, lo adquiere.

53. Los riesgos de la cosa debida. Tal como lo hemos dicho, cumplida la
condición suspensiva, ha llegado el momento en que el deudor ( que tenía la cosa
bajo condición resolutoria) debe hacer entrega. Esta obligación del deudor necesita
una explicación según las reglas de la llamada teoría de los riesgos. Veremos lo
que respecta a la obligación de entregar que carga sobre el deudor, y la situación
se limita a contestar esta pregunta: ¿ quién soporta la pérdida de la cosa debida,
pérdida ocurrida durante el período de condición suspensiva? Imaginen que
Bartolo contrata la venta de su caballo “Trueno” con Mateo. Mateo le ofrece
pagarle el precio fijado. Pero convienen además que la entrega del animal queda
sujeta la condición de realizarse un rodeo en Los Andes. Resulta que se efectuó el
rodeo, esto es, se cumplió la condición suspensiva para Mateo y resolutoria para
Bartolo. Pero resulta que en el curso de la condición suspensiva pendiente el
pingo murió a consecuencias de un rayo que le cayó.
Entonces, siguiendo el ejemplo, ¿quién pierde? Primera hipótesis: pierde
Bartolo porque, no pudiendo entregar el caballo, no podrá cobrar el precio a
Mateo. Segunda hipótesis: pierde Mateo porque, como la muerte del animal fue
fortuita, sin culpa de Bartolo, este puede cobrarle el precio pactado.
Como se ve, el problema del riesgo se limita a resolver quien soporta las
pérdidas ocurridas durante el período en que la condición estaba pendiente. En
otras palabras, el riesgo consiste en el peligro de perder un derecho a
consecuencias de un caso fortuito.
El ejemplo propuesto nos lleva a afirmar que el problema de los riesgos
existe cuando se trata de un contrato bilateral, es decir, que engendre obligaciones
recíprocas, y precisar si, por caso fortuito, una de las partes no puede cumplir su
obligación, la otra parte queda de todas maneras obligada a cumplir. Como se ve
el riesgo consiste en tener que cumplir la obligación a pesar que la contraparte no
la cumple.
Tradicionalmente este tema se estudia empezando por distinguir si la pérdida
es fortuita o culpable y si la pérdida es total parcial.
Primero. La pérdida es fortuita, es decir, sin culpa del deudor. Si tal sucede el
deudor queda dispensado de cumplir. El artículo 1486 dice: “Si antes del
cumplimiento de la condición la cosa prometida perece sin culpa del deudor, se
extingue la obligación”. Es decir, desaparece el contrato por carecer de objeto. En
esta situación el riesgo es del deudor, porque tiene que sufrir la pérdida sin obtener
compensación alguna.
Segundo. La pérdida es parcial y fortuita el acreedor debe recibirla en el estado
en que se encuentre, lo que lleva a concluir que el riesgo es del acreedor. Por lo
mismo, no tiene derecho a pedir rebaja del precio, Pero, al revés, si hay alguna
mejora en la cosa, no tiene obligación de pagar más. Así lo dispone el artículo
1486.
La pérdida es total y por culpa del deudor. Conforme al artículo 1486 el
deudor es obligado a pagar el precio y a pagar los perjuicios. Esto significa que el
deudor sigue obligado, pero ahora el objeto es distinto: precio e indemnización.
La pérdida es parcial, pero culpable. El artículo 1486 inciso 2º otorga al
acreedor el derecho a pedir que se resuelva el contrato ( rescinda dice la
disposición) más indemnización de perjuicios o que se le entregue la cosa en el
estado en que se encuentre más indemnización de perjuicios. La elección
corresponde al acreedor.
René Ramos Pasos recuerda que todas estas reglas reciben aplicación en el
artículo 1820 y a propósito del contrato de compraventa, Dice ese artículo: “La
pérdida, deterioro o mejora de la especie o cuerpo cierto que se venden pertenece
al comprador desde el momento de perfeccionarse el contrato, aunque no se haya
entregado la cosa; salvo que se venda bajo condición suspensiva, y que se cumpla
la condición, pues entonces, pereciendo totalmente la especie mientras pende la
condición la pérdida será del vendedor, y la mejora o deterioro pertenecerá al
comprador”.

54. El efecto retroactivo de la condición suspensiva cumplida. El Código


francés en su artículo 1179 dice expresamente que la condición cumplida tiene
efecto retroactivo al día en que el compromiso ha sido contraído”. Nuestro Código
no lo dice expresamente, pero así se desprende de varias situaciones que
comentaré brevemente. Que la condición suspensiva tenga efectos retroactivos
significa que ha de estimarse que el derecho del acreedor ha sido puro y simple
desde el momento en que se celebró el contrato que contenía la condición. Otro
tanto sucede con la condición resolutoria, porque se reputa que quien tuvo la cosa
bajo condición resolutoria, cumplida la condición resolutoria ( que es suspensiva
para el acreedor) jamás tuvo el derecho.
De los Apuntes de Clases del profesor Alessandri extracto varios principios
del Código que demuestran que la condición suspensiva cumplida opera con
efecto retroactivo.
1.- Sabemos que, pendiente la condición, el acreedor puede transmitir el
derecho a sus sucesores. Esto significa que el acreedor tenía ya ese derecho,
porque de otra manera no pondría dejar a sus herederos lo que no tenía. Esto de
muestra que el derecho existía aun antes de cumplirse la condición t
y tal sucede por el efecto retroactivo que el cumplimiento origina.
2.- Vean este ejemplo. “Te dono mi casa desde que te recibas de abogado”.
Aquí hay un condición suspensiva en que el deudor es el actual dueño de la casa.
Mientras el beneficiado no se recibe de abogado, soy dueño y ,como tal, gravo la
casa con hipoteca. Se recibe de abogado el donatario, esto es, se cumple la
condición suspensiva que favorecía al ahora abogado. La hipoteca con que yo
había gravado la casa, se extingue, desaparece, se resuelve, para usar el término
correcto. Esto ocurrió precisamente por el efecto retroactivo de la condición
cumplida, porque se considera que el donatario fue dueño desde el contrato y, por
mi parte, gravé con hipoteca una casa ajena.
Lo recién dicho solo se explica concediendo a la condición cumplida efectos
retroactivos. Es decir, considerar que el donatario fue dueño no desde que se
cumplió la condición, sino desde que se pactó la condición.
3. Por regla general el Código otorga efectos retroactivos a actos que tengan
un origen anterior al suceso. Vean como ejemplo la norma del artículo 77 que
retrotrae los efectos del nacimiento a la época en que la criatura estuvo en el
vientre materno.
Otro ejemplo se extrae del artículo 2513. Explico. La hipoteca se perfecciona
mediante la inscripción en el Conservador de Bienes Raíces. Antes no hay
hipoteca. Pero puede inscribirse una hipoteca futura, bajo condición suspensiva.
Cumplida la condición nace la hipoteca, pero su fecha será la de la inscripción y
no la del cumplimiento de la condición.
Una razón más. En la restitución de la cosa, el acreedor tiene derecho a los
aumentos y mejoras ocurridas mientras la condición estuvo pendiente. Entonces,
¿cómo se explica que gane las mejoras y aumentos si no se le reputa dueño
durante ese período?
En resumen: cumplida la condición suspensiva el acreedor se reputa dueño
desde que se pactó la condición y no desde que se cumplió la condición.
Pero hay una excepción notable.

55. Notable excepción a los efectos retroactivos que ocasiona el


cumplimiento de la condición suspensiva. El artículo 1493 hace aplicable a estas
condiciones las reglas sobre las asignaciones testamentarias condicionales. De
estas últimas interesa el inciso 3º del artículo 1078, que dice: “Cumplida la
condición, no tendrá derecho a los frutos percibidos en el tiempo intermedio, si el
acreedor no se los hubiere expresamente concedido”.
La norma transcrita, confirmada por el artículo 1488, no deja lugar a dudas
en cuanto a que quien tiene una cosa bajo condición resolutoria, expuesto a perder
la cosa en beneficio de otro que la tiene bajo condición suspensiva, se hace dueño
de los frutos. En otras palabras: no hay que restituir frutos ni su valor.
La razón de esta excepción hay que encontrarla en el deseo del legislador de
favorecer la producción, porque, ¿quién, teniendo un predio expuesto a entregarlo,
lo haría producir sabiendo que lo producido irá a manos del acreedor?
Hay, sin embargo, algunos casos en que excepcionalmente hay que restituir
frutos. Se verán más adelante, pero desde ya destaco lo que sucede en la
compraventa cuando la condición suspensiva consiste en que la compradora no
pague el precio. Ahí hay que restituir frutos, tantos frutos como resulte de la parte
del precio no pagada. Lo dicho consta en el artículo 1875.
56. Efectos de la condición suspensiva fallida. Fallida que sea la condición
no llega formarse el derecho que estaba en germen. Incluso desaparece el estado de
germen que tenía. Es igual que decir que no hay obligación ni jamás la hubo.
Quien tenía un germen de derecho, lo pierde, y a su vez quien tuvo el derecho bajo
condición resolutoria, lo consolida.

57. La condición resolutoria. Concepto y clases. Ya se ha explicado que la


condición suspensiva y la condición resolutoria forman una pareja que
necesariamente tienen que complementarse la una con la otra. En efecto, si alguien
tiene un derecho sujeto a condición suspensiva debe esperar el cumplimiento de la
condición para adquirir ese derecho. Pero mientras tanto, pendiente la condición
suspensiva, hay alguien que tiene el derecho. Ese alguien lo perderá cuando opere
la condición que es suspensiva para el primero. Para el actual dueño del derecho la
misma condición es resolutoria. Así que, en resumen, quien tiene un derecho bajo
condición resolutoria lo perderá cuando se cumpla la condición. Ese mismo
derecho lo ganará quien lo espera bajo esa misma condición, que para él es
suspensiva.
Por eso se dice que la condición suspensiva hace nacer un derecho; la
resolutoria extingue un derecho.
De lo recién explicado resulta la siguiente definición: “un evento futuro e
incierto del cual depende la resolución de un derecho”. He usado la expresión
“resolución” porque cuando un derecho termina por obra de la condición
resolutoria se dice “resolución”. Así, por ejemplo, se dice que Juan es dueño de
esta casa hasta que se case Margarita. En este caso el matrimonio de Margarita
hará que el dominio de Juan sobre la casa se terminará por resolución del derecho.
El estudio de los efectos de la condición resolutoria obliga a determinar que
esta se presenta en tres formas distintas. Todas operan resolviendo un derecho. En
todas hay una condición como elemento esencial. Pero sus efectos no son
necesariamente los mismos. Ello obliga a estudiarlas separadamente. Son: a.-)
Condición resolutoria ordinaria; b.-) Condición resolutoria tácita; c.-) Pacto
comisorio.
Empezamos por la condición resolutoria ordinaria.

58. La condición resolutoria ordinaria.

59. Concepto y definición. Es la condición que las partes han pactado. En el


contrato se establece, por ejemplo, entregar un automóvil en comodato a Jorge,
pero si llueve me lo devuelve. Es claro que Jorge es dueño de los derechos que le
otorga el comodato, pero esto ocurrirá hasta que caiga la primera lluvia.
La definición dice así : “Es aquella que consiste en un hecho futuro e incierto
que no sea el incumplimiento de una obligación, de que dependa la extinción de
un derecho”. La excepción dicha se debe a que si la condición consiste en el
incumplimiento de una obligación del contrato, dicha condición es tácita o es
pacto comisorio, pero no es condición resolutoria ordinaria.

60. Efectos de la condición resolutoria ordinaria cuando está pendiente la


condición. Mientras está pendiente el cumplimiento del hecho en que consiste la
condición resolutoria la obligación se considera pura y simple. Esto, porque la
condición resolutoria no ha impedido el nacimiento del derecho .Por lo mismo, el
acreedor tiene derecho a exigir al deudor el cumplimiento de la obligación. En
suma, la relación entre el acreedor y deudor es la misma que existe en una
obligación pura y simple.
Resumo los efectos.
1º. Puede exigirse el cumplimiento del acto sujeto a condición resolutoria. Ya
se explicó que la condición resolutoria no impide el nacimiento del derecho. Solo
provoca su extinción.
2º, Quien tiene una cosa sujeta a condición resolutoria, mientras esta se
encuentre pendiente, el dueño puede enajenar o gravar la cosa.
3º Tiene derecho a percibir y apropiarse de los frutos sean estos naturales o
civiles.
4º. Puede solicitar la partición de la cosa común. Tengan presente que, en
cambio, en la condición suspensiva, pendiente esta, no se puede pedir la partición
porque no existe ningún derecho mientras no opere la condición suspensiva.
5º. El que tiene una cosa bajo condición resolutoria tendrá que entregarla algún
día a quien la tiene bajo condición suspensiva. Es por eso que la cosa debe
cuidarse como un buen padre de familia. Los artículos 758, respecto a la propiedad
fiduciaria, y 1486, sobre los deterioros o aumento de la cosa, así lo disponen.
6º. Debe aceptar la imposición de medidas conservativas, según resulta de los
artículos 761 y 1492.

61. Efectos de la condición resolutoria ordinaria una vez cumplida. El


efecto propio del cumplimiento de la condición resolutoria es hacer desaparecer el
acto o contrato sujeto a esta especie de condición. El artículo 1479 al definir la
condición resolutoria termina diciendo “cuando por su cumplimiento se extingue
un derecho.” Además, hace desaparecer los efectos de aquel acto ahora
extinguido o resuelto, mejor dicho. El artículo 1487 así lo dispone: “Cumplida la
condición resolutoria, deberá restituirse lo que se hubiere recibido bajo tal
condición”. Por otra parte, el número 9º del artículo 1567 designa como un modo
de extinguir las obligaciones “el evento de la condición resolutoria”.
Paso a señalar algunos efectos que trae consigno el cumplimiento de la
condición resolutoria.
1º Sobre los frutos. Ya se sabe que la condición, sea suspensiva o
resolutoria, opera con efecto retroactivo. Esto significa que el acreedor, es decir,
el que espera bajo condición suspensiva, tiene derecho a que, cumplida la
condición, se le considere como dueño del derecho desde la fecha en que se pactó
la condición. También se dijo en su oportunidad que la restitución hace una
excepción respecto de los frutos. Es decir, cumplida la condición resolutoria, el
nuevo dueño del derecho actúa como si siempre hubiere sido dueño. Pero en
materia de frutos hay una excepción, porque no tiene derecho a los frutos
producidos en el lapso comprendido desde que se pactó el derecho condicional
hasta que se cumplió la condición. Reitero el texto del artículo 1488: “Verificada
una condición resolutoria, no se deberán los frutos producidos en el tiempo
intermedio, salvo que la ley, el testador, el donante o los contratantes, según los
varios casos, hayan dispuesto lo contrario”.
Como dije, los frutos no se restituyen. Pero hay casos de excepción, es decir,
casos en que, acaecida una condición resolutoria, hay que restituir frutos. Ya
dijimos que una se halla en la compraventa y respecto a la falta de pago del precio,
situación que se estudiará cuando sea la ocasión, pero que ustedes pueden leer en
el artículo 1875. Este artículo trata de la restitución de frutos en la compraventa
cuando la condición resolutoria tácita ha operado exclusivamente por no haberse
pagado el precio, caso en el cual habrá que restituir frutos en la misma proporción
de la parte no pagada del precio. Otra excepción muestra el artículo 1426, sobre
donaciones, Se pueden citar los artículos 1978 inciso 3º y el propio artículo 1488
en cuanto ambos permiten que el testador o los contratantes dispongan que
procede la restitución de frutos.
2º. Actos ejecutados o celebrados. Los actos de administración quedan sin
efecto. De manera que si la cosa se ha dado en comodato, el comodato queda sin
efecto.
Distinta es la situación de los actos de disposición, como son, por ejemplo,
la venta de la cosa o la constitución de una hipoteca que la grave. En esta materia
rige una idea que por ahora la entrego en términos muy generales: son válidas las
enajenaciones y actos de disposición hechas a favor de terceros de buena fe y se
resuelven respecto de terceros de mala fe. Poco más adelante veremos los artículos
1490 y 1491, artículos que reglamentan lo recién dicho.
3º. Los efectos de la condición resolutoria cumplida operan de pleno
derecho. Esto significa que no es necesario pedir al juez una declaración. El juez
cuando mucho es llamado a constatar el cumplimiento de la condición, esto es,
decidirá si la condición se ha cumplido o si está pendiente o fallida. Hago esta
observación porque cuando estudiemos la condición resolutoria tácita vamos a
observar que su cumplimiento no origina efectos sin que antes lo declare el juez.
Declarar es distinto a constatar.
Quede en claro que cumplida la condición muere el derecho del deudor y de
inmediato nace el derecho del acreedor y precisamente por lo recién expuesto se
dice que la resolución del derecho opera con efectos universales. Esto quiere decir
que el nuevo dueño puede oponer su calidad de tal a cualquiera que pretenda
disputar o estorbar su derecho, sin necesidad de pedir al juez que declare la
extinción del antiguo derecho y el nacimiento del nuevo derecho.

62. Efectos de la condición resolutoria fallida. Se consolidan los derechos


de quien tiene la cosa sujeta a condición resolutoria y se considera el acto como
puro y simple.
No hay para qué decir que se consolidan también las enajenaciones o
gravámenes recaídos en el derecho y, por el otro lado, caducan las expectativas del
acreedor, es decir, de quien esperaba el cumplimiento de una condición que para él
era suspensiva .
El Código no trata sobre estos efectos, pero se coligen de las reglas en esta
materia.

63. La condición resolutoria tácita.

64. Ideas generales. Esta condición está establecida por mandato de la ley, lo
que significa una doble excepción. Primero, porque las modalidades, la condición
entre ellas, son excepcionales, y, segundo, porque lo normal es que una modalidad
sea producto de una convención.
Su estudio es de señalada importancia. Ella existe, primero, porque su
aplicación cabe en los contratos bilaterales, segundo, porque produce efectos de
suma importancia para las partes, y, tercero, porque su aplicación ha originado
numerosas controversias.
La condición resolutoria tácita, como condición que es, tiene como elemento
esencial un hecho futuro e incierto. Ese hecho es el incumplimiento de una de las
partes. Así resulta del texto del artículo 1489, que la consagra: “En los contratos
bilaterales va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por uno de los
contratantes lo pactado”. Entonces, no se trata del matrimonio de Juan ni se trata
de cualquier hecho. No, precisamente el hecho debe consistir en algo preciso: que
una de las partes no cumpla su obligación. Agrega el inciso 2º: “Pero en tal caso
podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el cumplimiento del
contrato, con indemnización de perjuicios”.
Respecto a la clasificación que oportunamente se hizo, esta condición es
resolutoria, porque extingue, resuelve, un derecho. Es tácita, porque, sin que las
partes la pacten, se entiende incorporada en los contratos bilaterales. Es negativa,
porque consiste en que no acontezca algo. Es potestativa, porque el evento
depende del hecho de una de las partes.
La justificación doctrinaria de esta institución debe buscarse en los principios
de equidad y de contenido moral. Sin embargo distinguidos autores, como
Capitant en Francia y Jorge Mera Molina, quien fuera profesor de esta
Universidad, buscan la razón de ser de esta condición en la teoría de la causa. En
efecto, recuerden que para la doctrina clásica la causa de la obligación de uno es el
cumplimiento de la obligación del otro. Ahora, si una parte no cumple su
obligación desaparece la causa de la obligación del cumplidor, razón por la cual el
contrato sin obligaciones se extingue.
No es la opinión de Alessandri ni de Meza Barros. Sostienen que no es
lógico aceptar que el incumplimiento origine la extinción del contrato. Si fuere así
no habría explicación para justificar que el contratante cumplidor puede, a su
arbitrio, pedir el cumplimiento de lo contratado. En efecto,¿cómo puede
justificarse que pueda cumplirse un contrato muerto, desaparecido, resuelto, en
suma.
Para los autores citados la verdadera justificación de la condición resolutoria
hay que encontrarla en dos principios: la equidad y la voluntad presunta de las
partes. La equidad, porque resulta injusto obligar el cumplimento de la obligación
a una de las partes si la otra no ha cumplido. Es la misma justificación que
envuelve el principio de “la mora purga la mora” consagrado en el artículo 1552.
La voluntad presunta de las partes aparece como otra justificación de la condición
resolutoria tácita. Es como si la ley diera por descontado que así lo estipularán las
partes, porque es lo corriente; y entonces la ley les dice a las partes que no tienen
para qué pactarla porque yo, la ley, supletoria de la voluntad, ordeno que esta
cláusula se agregue al contrato. Ustedes podrían preguntar que pasa si las partes
no quieren estipular dicha cláusula. Pues, entonces deberán renunciar a la acción
resolutoria, porque esta es renunciable.

65. Ámbito de aplicación de la condición resolutoria tácita. Controversia.


La lectura del artículo 1489 limita su aplicación a los contratos bilaterales. No
obstante, algunos autores, de los cuales destaco a Claro Solar, piensan que la
redacción del artículo 1489 no impide que la condición resolutoria tácita exista
además en algunos contratos unilaterales. Esta misma discusión se ha planteado
en el derecho francés, donde por una parte, autores como Laurent estiman que esta
condición solo es aplicable a los contratos bilaterales. Otros, como Capitant y,
Planiol y Ripert, aparecen partidarios de hacer extensiva su aplicación a toda clase
de contratos.
En Chile, el profesor Arturo Alessandri estimaba que esta condición tácita
solo se aplica a los contratos bilaterales. Además del texto preciso del artículo
1489, no hay que olvidar que uno de los fundamentos de la condición resolutoria
tácita es la equidad y reciprocidad en el cumplimiento de las obligaciones. Solo en
los contratos bilaterales puede existir reciprocidad de las obligaciones de uno y del
otro contratante.
A su vez, los autores que defienden la extensión de la aplicación de esta
condición a los contratos unilaterales, señalan como ejemplos las normas de los
artículo 217 y 2396-. En ellos se trata de contratos unilaterales y sin embargo el
incumplimiento de las obligaciones del deudor ocasiona el término del contrato.
Por cierto, la cita de estos artículos que tratan de demostrar la existencia de la
condición resolutoria tácita en contratos unilaterales, se puede volver en contra de
sus sostenedores. Esto es porque si la ley tuvo que expresar la condición en los
contratos unilaterales a los que se refieren los artículos recién citados, es porque lo
estimó necesario ya que para ellos no existe la tácita.

66. Requisitos para la procedencia de la condición resolutoria tácita. Se


acepta que son dos las exigencias que impone el artículo 1489: mora de una de las
partes en el cumplimiento de las obligaciones contractuales y por la otra parte
haber cumplido o estar llano a cumplir.
Sobre la mora de la parte incumplidora. Mora es el retardo culpable en el
cumplimiento de una obligación. No basta no cumplir la obligación que impone el
contrato. La mora exige la existencia de culpa conforme al artículo 1558 incido 2º
y por lo mismo no sanciona el retardo causado por caso fortuito. Esta exigencia se
extrae de varias consideraciones. En primer lugar, el artículo 1489 otorga al
cumplidor la facultad de cobrar perjuicios al incumplidor y para cobrar perjuicios
se exige la mora del deudor según el artículo 1557. En la compraventa
encontramos el artículo 1873 que en alguna manera es aplicación de la condición
resolutoria tácita a dicho contrato. Pues bien, dispone este artículo que es
necesaria la mora del comprador en el pago del precio para cobrar perjuicios.
El segundo requisito. El otro contratante debe haber cumplido o estar llano a
cumplir, es decir, no debe estar en mora. Es evidente que no es justo que el remiso
en cumplir pueda reprochar lo mismo a la otra parte y pidiendo indemnización de
perjuicios más encima. Complementa este requisito el artículo 1552 que dispone:
“En los contratos bilaterales ninguno de los contratantes está en mora dejando d
cumplir lo pactado, mientras el otro no lo cumpla por su parte, o no se allana a
cumplirlo en el lugar y tiempo debido.”

67. Sobre el incumplimiento: ¿total o parcial? Se trata de precisar si el


incumplimiento en cuanto condición ha de ser total y qué sucede si el
incumplimiento es parcial. Por ejemplo, se paga el precio de la compraventa, pero
se deben los intereses, ¿procede la resolución?
Nuestra jurisprudencia se aparta de la francesa en este punto, según la cual en
Francia no basta una inejecución parcial para provocar la resolución. En Chile
nuestros tribunales estiman que el texto del artículo 1489 no distingue y por lo
tanto no es lícito al intérprete distinguir. Por consiguiente procede la resolución
del contrato tanto si se trata de un incumplimiento total como de uno parcial. Otra
razón se encuentra en el artículo 1569. En efecto, cumplir una obligación es pagar
y dicho artículo dispone: “El pago se hará bajo todos respectos en conformidad al
tenor de la obligación……” Esto significa que el pago, esto es el cumplimiento, ha
de ser íntegro y no parcial.
Hay muchas sentencias que así lo resuelven. Les cito como ejemplo la
publicada en Revista, tomo 35, 2ª parte, sección 1ª, página 400.

68. La condición resolutoria tácita no opera de pleno derecho. Recuerden


que la condición resolutoria ordinaria opera de pleno derecho, lo que significa que,
acaecido el evento de que depende la condición, la resolución del contrato se
produce de inmediato. El juez es ajeno a la producción del evento y cuando mucho
tendrá que constatar su existencia. No ocurre lo mismo en la condición resolutoria
tácita. En esta la ocurrencia del evento, es decir del incumplimiento, no extingue o
mata la obligación, porque se requiere que el juez así lo declare. En otras palabras,
mientras el juez no declara resuelto el contrato, este sigue válido y produciendo
efectos, aun cuando una de las partes no haya cumplido sus obligaciones. Esto es,
el contrato muere, o se extingue, o se resuelve, como quiera decirse, una vez que
quede firme la sentencia del juez que acoja la demanda del contratante cumplidor.
Es interesante razonar el porqué el legislador no quiso que la condición
resolutoria tácita operara de pleno derecho. Arturo Alessandri enseñaba que si no
fuera así la suerte del contrato estaría entregada a la voluntad del contratante de
mala fe a quien le habría bastado dejar de cumplir sus obligaciones para poner
término al contrato por su propia voluntad12.

69. Momento en que se resuelve el contrato. Vamos a ver que contestar esta
cuestión tiene gran importancia práctica. Hay dos posiciones al respecto. La
primera opina que el contrato se resuelve o extingue al momento en que el
cumplidor opta eligiendo la resolución en vez del cumplimiento. La opción se
manifiesta en la demanda judicial. Ese es el momento en que opera la resolución,
encargándose el juez de declararlo así. Hay otra razón: la sentencia del juez opera
con efectos retroactivos y se limita a reconocer un derecho preexistente.
Defiende esta opinión don Ruperto Bahamonde.
La segunda opinión es la de nuestra jurisprudencia y defendida por
connotados tratadistas, como Arturo Alessandri y Manuel Somarriva. Según ella la
resolución del contrato ocurre con la sentencia firme que así lo declara, no antes.
Entre las razones esgrimidas figura una que se origina en el propio texto del
artículo 1489. Se dice que en caso de incumplimiento el cumplidor puede pedir el
cumplimiento, lo que demuestra que la convención existe y es válida aun después
del incumplimiento. Con ello Alessandri refuta cualquiera opinión que pretenda
sostener que el contrato se ha resuelto en el momento del incumplimiento. Muestra
además una razón sostenida en el artículo 1184 del Código francés, el que, según
el autor citado, es fuente de nuestro artículo 1489. En aquella disposición se
expresa que la resolución no se produce de pleno derecho, sino en virtud de una
sentencia judicial.

70. Importancia práctica de decidir el momento en que se extingue el


contrato. Posibilidad de enervar la acción. Toda vez que nuestros tribunales
aceptan que la resoluciones produce con la sentencia firme que la declara y no
antes, resulta que durante el curso del juicio el contrato está vigente y produciendo
todos sus efectos. Esto trae como consecuencia un asunto de discusión. El artículo
310 del Código de Procedimiento Civil prescribe que durante el curso del juicio,
sea en primera o en segunda instancia, puede oponerse la excepción de pago
efectivo de la deuda. Esta disposición, aplicada a los juicios sobre resolución por
haber operado la condición resolutoria tácita, ha sido motivo de controversias, las
que paso a explicar.
Lo primero que hay que decidir es si la referida norma procesal es aplicable
al juicio sobre resolución por incumplimiento. Si se estima aplicable se dará el
caso que, demandado el contratante moroso, este puede pagar en el curso del
juicio y con ello habrá enervado la acción resolutoria. Alessandri por una parte,
Manuel Somarriva con Ramón Domínguez Benavente estiman que, toda vez que

12Arturo Alessandri Rodríguez. Teoría de la Obligaciones. Apuntes de sus clases. Página


168. Editorial El Esfuerzo, Santiago. 1834
Manuel Somarriva Undurraga y Ramón Domínguez Undurraga. “Las Obligaciones y los
“Contratos ante la Jurisprudencia”. Página 12. Editorial Jurídica de Chile, 1984.
el contrato sigue vigente durante el juicio, procede que el demandado enerve la
acción, pagando. Claro está que el pago debe ser completo, hecho por
consignación si fuere necesario y en las oportunidades que el citado artículo 310
indica.
Hay numerosos fallos que aceptan el pago como forma de enervar el juicio
resolutorio. Cito, como ejemplos: Revista, tomo 17, sección 1ª, página 117;
Revista, tomo 49, sección 2ª, página 153; y Revista tomo 24, sección 1ª, página
550.
Insisto que la aplicación del artículo 310 del Código de Procedimiento Civil
necesita que previamente se haya aceptado que la muerte ( resolución) del contrato
ocurrirá con la sentencia firme que así lo declara y no antes. Claro está que si se
acepta que el contrato se resolvió en el momento del incumplimiento, el citado
artículo 310 no podría operar respecto de un acto ya desaparecido.
Hay opinión contraria que sostiene que en el juicio promovido con motivo
de la condición resolutoria tácita, no procede enervar la acción pagando. Esto es,
producido el incumplimiento y demandada la resolución no es posible enervar o
terminar la acción mediante el pago de la obligación incumplida. La razón de ello
descansa en la redacción del artículo 1489, De su lectura resulta que la ley otorga,
da o confiere, al contratante diligente la facultad de optar entre la resolución o el
cumplimiento. Si el demandado está autorizado para cumplir, aunque sea
extemporáneamente, quiere decir que la opción corresponde al incumplidor.
Claro, porque provoca la resolución si le conviene o deja subsistente el contrato si
paga. Agréguese a lo dicho que el artículo 1489 otorga el derecho de elegir la
resolución o el cumplimiento a su arbitrio, con lo cual queda en claro que es él
quien debe elegir y sin necesidad de dar razones. El artículo 1873, que trata de
esta condición aplicado a la compraventa, también otorga el derecho de elegir al
vendedor cumplidor.

71. El pacto comisorio.

72. Concepto y clases. El pacto comisorio es la propia condición resolutoria


tácita que acabamos de estudiar, pero en vez de ser tácita, lo es pactada
expresamente.
El pacto comisorio puede ser pactado en todo contrato bilateral, a pesar que
el Código Civil lo reglamenta solamente a propósito de la mora en el pago del
precio de la compraventa. Si la ley estima que en cada contrato bilateral se
entiende este pacto, aunque tácito, no se ve inconveniente para que las partes lo
escriban. Dice El artículo 1877: “Por el pacto comisorio se estipula expresamente
que, no pagándose el precio al tiempo convenido, se resolverá el contrato de
venta”. Agrega el inciso 2º: “Entiéndese siempre esta estipulación en el contrato
de venta, y cuando se expresa, toma el nombre de pacto comisorio, y produce los
efectos que van a indicarse.”
Por lo recién expuesto, cabe esta definición: “La estipulación que hacen los
contratantes de la condición resolutoria tácita”.

73. Formas que en puede presentarse el pacto comisorio. Son: a.- Pacto
comisorio simple, tratado en el artículo 1877 y b. Pacto comisorio calificado,
tratado en el artículo 1879.
Pacto comisorio simple. Corresponde a la definición que hemos dado. Es
decir, es la misma condición resolutoria tácita, pero expresada. Por lo mismo,
resulta inútil pactarlo, porque ya la propia ley lo había establecido. No obstante el
profesor Meza Barros ( página 94 de su citado texto) enseña que este puede ser
eficaz en los contratos unilaterales como es el mutuo. En efecto, puede pactarse
que la devolución de lo prestado se hará en cuotas mensuales y que la falta de
pago de una de ellas hará exigible el pago de las siguientes. Hay en tal caso un
verdadero pacto comisorio, dice el autor.
Del artículo 1878 nace una conclusión: el pacto comisorio no opera de pleno
derecho y debe pedirse al juez la respectiva declaración. Esto es así, porque el
citado artículo 1878 otorga al cumplidor la opción de pedir el cumplimiento. Y, si
el contrato hubiere expirado al momento de la contravención, no podría otorgarse
ese derecho al cumplidor por estar muerto el contrato.
Pacto comisorio calificado. Hemos dicho que el acto o contrato no expira,
no se resuelve mejor dicho, sino cuando el juez lo declara y no cuando ocurre el
incumplimiento. Esto es así en la condición resolutoria tácita y en el consiguiente
pacto comisorio. Pero, ¿será posible que las partes estipulen el pacto comisorio y
que, además, agreguen que el contrato se entenderá resuelto conjuntamente con
el incumplimiento? Claro que pueden hacerlo, aun cuando el efecto que esperan
de dicho pacto no es el que suponen. El artículo 1879 reglamente este pacto
comúnmente conocido como “pacto con resolución ipso facto” o “pacto comisorio
calificado”. De la lectura de esta disposición resultan algunas consecuencias.
a. El artículo 1879 no priva al cumplidor del derecho de exigir el
cumplimiento, de donde se deduce que el incumplimiento no resuelve el contrato
porque no se puede otorgar derecho a pedir el cumplimiento de un contrato que no
existe. Conclusión: aun cuando las partes pactaron la resolución inmediata al
incumplimiento, el contrato sobrevive.
b.- Si no se interpreta esta disposición como se ha explicado, se estaría
entregando a una de las partes la facultad de terminar un contrato dejando
simplemente de cumplir.
c. El cumplidor debe pedir al juez que declare la resolución del contrato.
d.-El propio artículo 1879 dispone que el contrato sobrevive al
incumplimiento, al otorgar un plazo para enervar la acción deducida.

74. Forma y plazo para enervar la acción. El artículo 1879 reza: “Si se
estipula que por no pagarse el precio al tiempo convenido, se resuelva ipso facto el
contrato de venta, el comprador podrá, sin embargo, hacerlo subsistir, pagando el
precio, lo más tarde , en las veinticuatro horas subsiguientes a la notificación
judicial de la demanda”.
El texto del artículo 1879 deja en claro que la resolución, por muy ipso facto
que se haya pactado, subsiste el contrato después de la infracción. También deja
en claro que el juez debe declarar la resolución, Además, que para obtener la
declaración del juez se requiere un juicio. Y por último, que la acción puede
enervarse pagando simplemente en la oportunidad que paso a explicar.
El pago como forma de enervar la resolución cuando ha operado el pacto
comisorio ipso facto. Ya se dijo que el pacto comisorio ipso facto o calificado no
pone término al contrato. Es el juez quien debe declararlo. Lo que significa la
existencia de un juicio, juicio que empieza por demanda. Agreguemos algo más a
esta forma de impedir la resolución.
a.- El pago debe hacerse dentro de las 24 horas siguientes contadas desde la
notificación de la demanda.
b. El plazo es de horas y por consiguiente corre de inmediato, al momento de
la notificación de la demanda. Por lo mismo no se aplican las normas que el
articulo 48 entrega acerca de la forma de contar los plazos.
c.- El plazo es fatal, lo que se infiere de la expresión “en” que usa el artículo
1879.
d.- El pago debe ser íntegro y conforme a las reglas de los artículos 1569 y
siguientes.
e. El pago debe comprender solo las obligaciones actualmente exigibles. No
hay disposición que obligue a pagar lo que aun está sujeto a plazo o a condición.
f. Si el acreedor no quisiere aceptar el pago, el deudor deberá hacerlo por
consignación, según las normas que oportunamente se estudiarán y que se
reglamentan en los artículos 1598 y siguientes.

75. El pacto comisorio en otros contratos. Advertimos que si la condición


resolutoria tácita procede en todos los contratos bilaterales y siendo el pacto
comisorio la misma condición resolutoria tácita, pero expresada, no hay
inconveniente para que este pacto se estipule en cualquier tipo de contratos
bilaterales. Es más, las partes pueden pactarlo en contratos unilaterales, como,, por
ejemplo, en el comodato, según se explicó. Los efectos son los mismos, salvo el
caso del pacto comisorio calificado. En efecto, se aceptar la suscripción de este
pacto en cualquier contrato. Si se trata de la compraventa el pacto está
reglamentado en el propio que el Código destina a la compraventa. Allí se habla
del plazo de gracia de 24 horas. Pero, ¿ existirá ese plazo de gracia si tal pacto se
ha convenido en otro tipo e contrato, como el arrendamiento por ejemplo?
Nuestros tribunales13 han dicho que el pacto comisorio calificado puede
convenirse en cualquier contrato, pero que el plazo de gracia de 24 horas solo está
concedido para la compraventa y no para la aplicación del pacto comisorio
calificado en otro tipo de contrato. También para la permuta, agrego, atendiendo
al artículo 1900.

76. Diferencias entre la condición resolutoria tácita y la condición


resolutoria ordinaria Conviene conocer estas diferencias como una forma de
distinguir adecuadamente a cada una.
1º.La condición resolutoria ordinaria opera de pleno derecho, en el mismo
momento en que sucede el hecho constitutivo de la condición. La condición
resolutoria tácita no produce efectos mientras no se haya dictado sentencia que así
lo declare.
2º. En el caso de la condición resolutoria ordinaria no hay necesidad de
acudir al juez para que declare la resolución. Salvo que, existiendo contradicción
entre las partes acerca de si el evento de que depende la condición ha ocurrido o
no, se pida al juez un fallo sobre ese punto solamente.
En el caso de la condición resolutoria tácita debe acudirse al juez para que
declare la resolución.
3º. La condición resolutoria ordinaria provoca la muerte del contrato en el
momento de cumplirse la condición. De ello resulta que, muerto el contrato, no se
puede pedir su cumplimiento. Esta imposibilidad es aplicable a ambas partes del
contrato.
Pero en la condición resolutoria tácita, cumplido el suceso de que depende la
condición, esto es, el incumplimiento de una de las partes, se puede pedir el
cumplimiento de las obligaciones del contrato, derecho que corresponde al
contratante cumplidor de acuerdo al inciso 2º del artículo 1489-.
4º. Una vez que se cumple la condición de que depende la resolutoria
ordinaria se producen los efectos de esta, sin que las partes puedan evitarlo.
En tanto en la condición resolutoria tácita se puede enervar la acción
pagando.

13 Revista, tomo 11, sección 1ª, página 481.


5º La resolución ocurrida por la condición resolutoria ordinaria puede ser
alegada por cualquiera persona contra quien se pretenda hacer efectivos los
efectos del contrato. En otras palabras, el contrato está muerto y ya no produce
efectos respecto de todo el mundo.
Pero la resolución a consecuencias de la condición resolutoria tácita solo
puede ser alegada por la parte cumplidora.
6º. En la resolución ocasionada por la condición resolutoria ordinaria no hay
lugar a cobrar perjuicios.
En la resolución provocada por la condición resolutoria tácita procede el
cobro de perjuicios, de acuerdo al artículo 1489, confirmado, respecto de la
compraventa, por el artículo 1873.

77. La acción resolutoria. Copio la definición de Alessandri14: “La acción


resolutoria es la que nace de la condición resolutoria tácita o del pacto comisorio
para pedir la destrucción o resolución de un contrato, por el incumplimiento de las
obligaciones contraídas”.
Ya saben ustedes que la condición resolutoria ordinaria resuelve, mata el
contrato y extingue sus obligaciones,. Por algo el artículo 1567 Nº 9º indica como
causa de extinción de las obligaciones el evento de la condición resolutoria.
Recuerdo lo anterior para sacar una conclusión: el efecto propio de la condición
resolución ordinaria es la destrucción del contrato. En cambio, el efecto propio,
inmediato, de la condición resolutoria tácita cumplida es otorgar al contratante
cumplidor una acción. Esa acción tiene un destino: pedir al juez que declare la
resolución del contrato.
Objeto de la acción resolutoria. Su finalidad es conseguir del juez una
sentencia que declare que el vínculo jurídico que une al demandante y demandado
ha desaparecido, se ha extinguido por haber el demandado dejado de cumplir las
obligaciones que el contrato le impone. Por consiguiente, el demandado deberá
restituir todo lo que haya recibido bajo condición. En la compraventa el
comprador restituirá el objeto comprado, así como el vendedor debe restituir la
parte del precio que hubiere recibido. Todo ello es sin perjuicio del derecho de
cobrar perjuicios que asiste al cumplidor.
Quien es el demandante y quien es el demandado. La acción resolutoria es
personal. Por consiguiente, corresponde intentarla al contratante que ha cumplido
o que está llano a cumplir, según los términos del artículo 1489. La acción debe
dirigirse en contra de quien dejó de cumplir.
Debe tenerse claro esto último, porque es común decir que la acción resolutoria
produce efectos respecto de terceros. Ello no es efectivo. La acción se dirige
exclusivamente contra el incumplidor. Lo que ocurre, y mueve a confusión, es que
declarada la resolución por el juez, esta opera con efecto retroactivo, de tal manera
que se considera que los derechos que el demandante obtuvo de la sentencia
siempre estuvieron en su patrimonio. En forma que si el incumplidor había
enajenado o gravado la propiedad que acaba de perder, ha de considerarse que lo
hizo en cosa ajena. Entonces, terminado el juicio de resolución, el victorioso
recobra su propiedad, pero se encuentra que esta se halla en manos de un tercero.
Nace para el contratante cumplidor, y vencedor en el juicio, el derecho a entablar
acción reivindicatoria contra ese tercero. De lo expuesto resulta entonces que del
incumplimiento nace una acción: la acción resolutoria y de la sentencia que acoge
la acción nace un juicio reivindicatorio contra terceros.

14 Versión taquigráfica de sus clases, página 179.


Parece lógico, entonces, que si el incumplidor había enajenado la propiedad
objeto del juicio, el cumplidor accione primero contra el incumplidor y, ganando
el juicio, se transforma en dueño, y esto con efecto retroactivo. Entonces,
prosiguiendo con lo que parece lógico, convertido en dueño, entabla acción
reivindicatoria contra el tercero. Esto que parece tan evidente tiene un
inconveniente que debe salvarse, y es que el tercero opondrá la excepción de no
serle oponible el juicio de resolución en el que se declaró dueño al cumplidor. No
le afectan las consecuencia de ese juicio por aplicación del artículo 3º, ,disposición
que en su inciso 2º establece que “Las sentencias judiciales no tienen fuerza
obligatoria sino respecto de las causas en que actualmente se pronunciaren”. Es
decir, respecto del tercero, quien le vendió sigue siendo dueño del derecho. Es
como si el juicio de resolución no existiere respecto a él.
El inconveniente se salva recurriendo al artículo 17 del Código de
Procedimiento Civil que en su primer inciso dispone: “En un mismo juicio podrán
entablarse dos o más acciones con tal que no sean incompatibles”. Entonces, el
contratante cumplidor debe demandar conjuntamente al incumplidor de resolución
del contrato y en la misma demanda al tercero de reivindicación. Así se consigue
que el tercero sea parte del juicio y le alcancen los efectos de la sentencia que se
dicte. La sentencia resolverá declarando resuelto el contrato respecto a uno y
acogiendo la reivindicación respecto al otro.
En la situación prevista la demanda terminará pidiendo al juez en estos
términos: “Sírvase US. declarar resuelto el contrato y como consecuencia de ello
ordenar que Fulano restituya la cosa que tiene en su poder………”15
De la acción resolutoria caben otras precisiones.
a. La acción resolutoria es renunciable, en forma que es posible que en el
mismo contrato donde figura la condición, las partes renuncien a su ejercicio. Esto
es así porque no hay disposición que prohíba su renuncia y porque además mira al
interés individual del renunciante, según lo exige el artículo 12.
Sobre lo recién dicho conviene precisar algo. El artículo 1489 ofrece al
contratante cumplidor la opción de intentar la acción resolutoria o de exigir el
cumplimiento de las obligaciones que impone el contrato. . Se ha sostenido que si
elije el cumplimiento se entiende renuncia a la acción resolutoria. Pero la mayoría
de los profesores16 estiman que no es así. En forma que eligiéndose la resolución y
fracasado el intento, no hay inconveniente para después dirigir la acción de
cumplimiento de la obligación.
b. La acción resolutoria es personal, esto es, debe dirigirse exclusivamente en
contra de la parte que no cumplió las obligaciones que le impone el contrato.
c. La acción resolutoria será mueble o inmueble según la cosa sobre la cual
recaen los efectos del contrato, distinción que tiene importancia para efectos de la
competencia de los tribunales.
d. La acción resolutoria es de carácter patrimonial, lo que significa que se halla
en el patrimonio de la parte cumplidora y que, por lo mismo, puede transmitirla y
transferirla. Está en el comercio, en suma.
e. La acción resolutoria es divisible. Esto es motivo de discusión. El dilema se
presenta cuando hay varios acreedores y el deudor no cumple su obligación.
¿Puede cualquiera de los acreedores intentar la acción resolutoria? ¿ O deben
intentarla todos conjuntamente?
Quienes sostienen que la acción debe interponerse por todos los acreedores
conjuntamente acuden al artículo 1526 Nº 6º, disposición que aun no hemos

15 Así lo propone Arturo Alessandri en página 183 de su libro citado.,


16 Alessandri, página 183 de su citado texto.
estudiado. Según esta norma cuando la obligación es alternativa y la elección
corresponde a los varios acreedores, deben hacerla todos de conjunto. Pero tanto
Alessandri como Meza Barros refutan en cuanto al artículo 1526 N º6 trata de
varios objetos, requisito necesario para que exista obligación alternativa, en tanto
que en la acción resolutoria hay un solo objeto, generalmente pagar el precio
único.
Otro argumento a favor de dicha interpretación resulta, según sus defensores,
en cuanto a que si hay divisibilidad de opiniones, algunos acreedores optarán por
la resolución y otros podrán optar por el cumplimiento. Resulta un absurdo, dicen
que un contrato en parte pueda cumplirse y en parte resolverse. Sin embargo la
realidad es otra, Si algunos desean el cumplimiento no hay inconvenientes para
que otro pida la resolución de su cuota, y de esta manera se obtendrá el
cumplimiento, esto es el pago de lo adeudado respecto de algunos, y la muerte del
contrato, esto es, la resolución, respecto a otros. Por lo demás, esto no es novedad
si se recuerda el artículo 1690 en cuanto permite que un contrato sea nulo para
algunos y válido para otros.
Hay otra razón que justifica la divisibilidad del ejercicio de la acción
resolutoria. Si se exige que los varios acreedores actúen conjuntamente para pedir
la resolución, habrá que aceptar que también se necesita que actúen en conjunto si
se desea optar por el cumplimiento. Imaginen que el contratante adeuda
$1.000.000.- a Juan y a Pedro. Resulta absurdo que si Juan quiere cobrar los
$500.000. que le corresponden necesita el acuerdo de Pedro.
En cuanto a la prescripción de la acción.
1. Si se trata de la condición resolutoria ordinaria el plazo es de 5 años
contados desde la ocurrencia del hecho constitutivo de la condición. Esto es por
aplicación del artículo 2515 inciso 1º.
2. Si la acción trata de la condición resolutoria tácita el plazo es de 5 años
contados desde que la obligación infringida se hizo exigible. No hay reglas
especiales al respecto por lo cual se aplica el citado artículo 2515.
3. La acción se suspende en beneficio de las personas enumeradas en el Nº 1º
del artículo 2509. Es decir la suspensión favorece a los menores, dementes,
sordos o sordomudos que no pueden darse a entender claramente y a los que están
sujetos a patria potestad, tutela o curaduría.
Sobre la prescripción del pacto comisorio hay algunas reglas especiales.
1.- La acción prescribe en cuatro años o en el plazo menor que las partes hayan
pactado. El artículo 1880 dispone que “el pacto comisorio prescribe al plazo
prefijado por las partes, si no pasare e cuatro años” Su inciso 2º agrega:
“Transcurridos estos cuatro años, prescribe necesariamente, sea que se haya
estipulado un plazo más largo o ninguno”.
2. Como se trata de una prescripción de corto tiempo corre contra toda clase de
personas y no se suspende, esto de conformidad con el artículo 2524.
3. La prescripción corre desde la fecha del contrato según el inciso 1º del
artículo 1880, lo que es una excepción a la regla de que la prescripción corre desde
la exigibilidad de la obligación. Esto último envuelve una situación que no tiene
lógica. Desde luego, no hay razón para que el pacto expreso sea menor que la
condición tácita. Otra inconsecuencia se advierte si se vende una propiedad que
debe pagarse en el plazo de cinco años, situación de la cual resulta que la
obligación se hace exigible estando prescrita. Con todo, tratándose de la
compraventa, esto se salva por aplicación del artículo 1878: “Por el pacto
comisorio no se priva al vendedor de la elección de acciones que le concede el
artículo 1873”. Es decir, de todas maneras el vendedor puede optar entre la
resolución o el pago del precio.
78. La restitución y los terceros. Pasemos a estudiar la situación de los terceros
en cuyo favor se enajenó la cosa que, en virtud de la sentencia que declaró la
resolución por operar la condición resolutoria tácita, o el pacto comisorio, debe ser
restituida al contratante cumplidor.
Conviene hacer una aclaración previa. El tercero adquirió de su vendedor
cuando este era dueño; el contrato es perfecto en cuanto a formalidades; se efectuó
la tradición y, si se trata de un bien raíz , se practicó la respectiva inscripción en
el Conservador de Bienes Raíces. Entonces parece injusto privar de la cosa a este
tercero que ha tomado todas las providencias necesarias para una posesión
tranquila.
Pero, por otro loado está la situación del contratante cumplidor y vencedor
en el juicio de resolución, quien debe tener derecho a que le restituyan lo que
vendió ( si se trata de compraventa) y no se le pagó.
Es por esa diversidad de intereses contrapuestos, pero ambos justos, que el
profesor Alessandri estima que la regla general en esta materia es que el tercero no
está obligado a restituir. Pero, como no se puede desconocer la justicia que
envuelve el interés del cumplidor, la ley ha creado un sistema muy simple: el
tercero de buena fe puede estar tranquilo, porque no está obligado a entregar la
cosa, pero el tercero de mala fe debe entregar al contratante cumplidor y vencedor
en el juicio resolutorio, la cosa adquirida del incumplidor. Tal resulta entendiendo
a contrario sensu la norma del artículo 1490 y de las disposiciones que más
adelante se analizarán.
Pero, ¿qué significa estar de buena o mala fe? ¿Cuándo el tercero está de
buena o mala fe? La respuesta es esta: se está de mala o buena fe según el tercero
conocía la condición o según ignoraba la existencia de la condición.
La buena fe se presume, y la mala fe, o sea el conocimiento de la existencia
de la condición, resulta de la aplicación de los artículos 1490 y 1491.

79. Los terceros y las cosas muebles. Artículo 1490. Reza este artículo: “Si el
que debe una cosa mueble a plazo o bajo condición suspensiva o resolutoria, la
enajena, no habrá derecho de reivindicarla contra terceros poseedores de buena
fe.” Como ya lo hemos explicado, la condición resolutoria cumplida opera
retroactivamente y precisamente ese efecto pone en conflicto el interés del
contratante cumplidor con el interés del tercero adquirente, quien tomó todas las
precauciones posibles para asegurar su adquisición. Este tercero adquirió de buena
fe y la ley lo protege. Digo “adquirió” porque la buena fe debe estarlo al momento
de la adquisición. Recuerden que el artículo 706 anuncia que “La buena fe es la
conciencia de haberse adquirido el dominio de la cosa por medios legítimos,
exento de fraude y de todo otro vicio”.
En suma, a pesar de los defectos de redacción de que adolece, el artículo 1490
dispone que los efectos retroactivos de la acción resolutoria tácita no afectan al
tercero adquirente de cosa mueble siempre que la adquisición. haya sido de buena
fe.

89. Los comentaristas del Código acusan defectos en la redacción del artículo
1490. Acabamos de ver cuál es el sentido del artículo 1490. Así se ha entendido
sin excepción alguna. Pero conviene indicar y analizar cuáles son los defectos de
redacción en dicho artículo. Al estudiante le servirá dicho análisis para
comprender mejor y repasar algunos conceptos.
1º.- Del artículo 1490 resulta que el acreedor de una cosa mueble a plazo o bajo
condición suspensiva o resolutoria, vencido el plazo o cumplida la condición,
puede ejercer la acción reivindicatoria contra terceros de mala fe. El error consiste
en que la acción reivindicatoria solo puede ejercerla el dueño y el acreedor de cosa
mueble a plazo no es dueño. Imaginen que Z tiene un caballo con la obligación
de entregarlo a M en 90 días más Z no es dueño del caballo. Z es usufructuario y
M es nudo propietario. Esto se confirma por la regla del artículo 1078 y para su
mejor entendimiento desde ahora sepan que el plazo no impide el nacimiento del
derecho. Por eso es que el dominio del caballo pertenece a M.
Por otra parte, el artículo 1090 concede acción reivindicatoria a quien tiene la
cosa bajo condición suspensiva. Hay que recordar que el acreedor de condición
suspensiva solo tiene una expectativa sobre la cosa, o, si se quiere, un derecho en
germen, situación distinta a ser dueño, como lo exige la acción reivindicatoria.
De manera que la norma del artículo 1090 solo podría aplicarse al que tiene una
cosa bajo condición resolutoria.
El texto citado de Vodanovic propone la siguiente redacción: “Si el que tiene o
posee una cosa mueble bajo condición resolutoria, la enajena, no habrá derecho a
reivindicarla contra terceros poseedores de buena fe”17.
2º. El artículo 1490 olvidó la situación de la prenda. Sucede que el dueño de
una cosa mueble, pero sujeto a condición resolutoria, la entrega en prenda.
Vigente el derecho de prenda, y la cosa en manos del acreedor, ocurre el evento de
la condición resolutoria, Esto es, el dueño pierde el dominio de la cosa. El nuevo
dueño tiene acción contra el acreedor prendario y la ley no distingue si este
acreedor tenía la cosa de buena o mala fe. La lectura del artículo 2406 en su inciso
3º así lo demuestra.
Pues bien, tratadistas sostienen que la regla sobre la prenda recién citada es de
aplicación general para todos los gravámenes y si se acepta esto, claro está que la
expresión “enajenar” que usa el artículo 1090 corresponde a su sentido restrictivo
solamente, es decir a la traslación de la propiedad y no a la imposición de otros
derechos reales. De ello resulta que para recuperar el dominio de la cosa el tercero
debe haberla adquirido de mala fe y para recuperar los otros derechos reales bastan
con ser dueño, esté el tercero de buena o de mala fe.
Reitero que la mala fe del adquirente debe ser probada por los medios normales
que otorga la ley, incluyendo la prueba testifical puesto que se trata de probar un
hecho.

90. Los terceros y los efectos de la condición resolutoria tácita cumplida


respecto a bienes raíces. Artículo 1491. Reza este artículo: “Si el que debe un
inmueble bajo condición lo enajena o lo grava con hipoteca, censo o servidumbre,
no podrá resolverse la enajenación o gravamen, sino cuando la condición constaba
en el título respectivo, inscrito u otorgado por escritura pública”.
Desde luego hay que señalar que, tratándose de la acción reivindicatoria
originada por la resolución, la norma dispone que no procede dicha acción
reivindicatoria en contra del tercero a quien el inmueble se enajenó pero siempre
que este tercero estuviere de buena fe. Pero, como en el caso anterior, la redacción
del artículo 1491 necesita algunos comentarios, cuando no algunas crítica
1.- Cuando el artículo 1491 dice “el que debe una cosa bajo condición”, debe
entenderse que se refiere a la condición resolutoria, porque ya sabemos que la

17Vodanovic Antonio, Curso de Derecho Civil, tomo III. De las Obligaciones. Editorial
Nascimento. 1941.
condición suspensiva solo otorga un germen de derecho, y no más. Recuerden que
el dominio de la cosa reclamada es requisito ineludible de la acción reivindicatoria
2. El artículo que comento no menciona el plazo, lo que implica una corrección
del defecto que se había señalado en relación con los muebles.
3. El artículo 1491, al contrario del artículo 1490, menciona a la enajenación y a
la hipoteca, censo y servidumbre. Con ello da un argumento a los que sostienen
que el artículo 1490, respecto a los muebles, no menciona estos gravámenes, lo
que indica que allí la enajenación está tomada en sentido restringido.
Pero queda en pie una pregunta. ¿Qué pasa con el usufructo, uso y habitación,
derechos reales omitidos? La respuesta es que estos derechos reales están
deliberadamente excluidos. Esto, primero, porque la disposición es excepcional y
no puede interpretarse por analogía. Y, segundo, por innecesario, porque el
usufructo, el uso y la habitación se extinguen por la resolución del derecho de
quien lo constituye, según lo prescribe el artículo 806, respecto del usufructo y en
opinión de Meza Barros (quien cita a otro autor) tocante al uso y habitación.
3. La redacción del artículo 1491 da a entender que contra los terceros de buena
fe no tiene lugar la acción resolutoria, en circunstancias que la acción resolutoria
se dirige contra quien vendió el inmueble, o lo enajenó o constituyo uno o más de
los gravámenes a que refieren el artículo. Contra el tercer adquirente cabe o no
cabe, según sea el caso, la acción reivindicatoria y no la acción resolutoria. Al
parecer, el redactor no quiso usar la palabra “reivindicación” en atención a que
respecto de los inmuebles también trata de los gravámenes citados y cuesta
concebir como puede reivindicarse una hipoteca, por ejemplo. (Recordar el
artículo 891 y leer el artículo 2416 en su inciso final)
Hechas las consideraciones que la disposición comentada merece, reiteremos
que la enajenación que el incumplidor ha hecho del inmueble queda sin efecto por
operar la acción reivindicatoria, consecuencia esta de la resolución del contrato.
Pero para ello es necesario que el tercero adquirente esté de mala fe.
Ahora bien, al contrario de lo dispuesto en relación con los muebles, el artículo
1491 señala expresamente cuando el tercero adquirente está de mala fe. Ello
sucede cuando concurren dos circunstancias: a. La condición debe constar; b- La
constancia debe existir en el título respectivo,
Estudiemos por separado estos requisitos.

91. La condición debe constar. Se ha criticado esta exigencia, porque constar da


a entender que debe expresarse la existencia de la condición. Pero estamos
hablando de la condición resolutoria tácita y precisamente lo tácito es lo no
expresado. Hay que entender entonces que la exigencia punta a que consten los
hechos de los cuales se deduzca la existencia de la condición tácita, esto es, oculta,
sin identificarse como tal. El ejemplo que resulta típico y de ordinaria ocurrencia
es el que origina precio en la compraventa. Si se pacta en la escritura pública
(estamos hablando de inmuebles, así que hay que tener presente el inciso 2º del
artículo 1801 inciso 2º) que el precio es de cien millones de pesos, de los cuales se
pagan ochenta millones de contado y el saldo, esto es veinte millones de pesos en
120 días más, nos encontramos con una condición resolutoria tácita. El evento que
desencadena los efectos de la condición es que no se pague el saldo adeudado.
Como ustedes ven, nadie usó la palabra condición resolutoria, pero esta aparece
tácita precisamente, como quien, dice, escondida en la cláusula del precio.
El ejemplo propuesto recién lleva a un consejo de la máxima importancia. Al
estudiar los títulos de la propiedad que se va adquirir es necesario constatar que el
vendedor adquirió pagando el precio, y que el antecesor del vendedor, a su vez,
había pagado el precio de su adquisición. Y así hasta completar el término de 10
años, plazo de prescripción que estabiliza los derechos y pone término a los
efectos de condiciones que enturbiaren los títulos más antiguos.
En resumen, constar no es exigencia de describir los hechos que constituyen la
condición resolutoria tácita. Basta con señalar los hechos que constituyen las
obligaciones y que, si no se cumplen, dan origen a la acción reivindicatoria,
producto esta de la resolución del contrato celebrado entre el cumplidor y el
antecesor del tercero..

92. La condición debe constar en el título respectivo inscrito u otorgado por


escritura pública. Que conste en el título inscrito es una exigencia que constituye
presunción de derecho del conocimiento de la condición. El título se inscribe en el
Conservador de Bienes Raíces y como los libros o registros que dicho funcionario
lleva son públicos, se entiende que la condición está a la vista de todos y
particularmente del tercero que desee adquirir el inmueble.
Que el título sea “el respectivo” es exigencia para la transferencia donde
subyace la condición, sin que necesario que conste en los títulos subsiguientes.
Vean este caso: Juan vende a Pedro y allí se deja constancia que se está debiendo
parte del precio. Ahí, en esa escritura debe constar la condición. Posteriormente
Pedro vendió a Lucho y Lucho a Recaredo. Los títulos de estas últimas
compraventas no necesita la constancia de la condición resolutoria que afectaba al
primer comprador, esto es, Pedro. Por eso les decía en el párrafo anterior sobre la
necesidad de revisar los títulos hasta diez años atrás, porque esa antigua condición,
mientras no transcurra el plazo de prescripción, permitirá resolver el primer
contrato y reivindicar en contra del actual poseedor.
Nos queda sobre este punto otra cosa. El artículo 1491 habla del título
inscrito o “el otorgado por escritura pública”. Como se ve, la pura escritura
pública, sin inscripción, también produce el efecto de presunción del conocimiento
de la condición. Pero una escritura pública sin inscripción no está a disposición y
conocimiento del público, de manera que no se entiende que en tal caso puede
existir la presunción de conocimiento. Pero es así y hay dos explicaciones. La
primera, una escritura pública sin inscripción no transfiere dominio, en forma que
no puede existir una adquisición a favor de un tercero. La segunda, hay, aunque
excepcionalmente, enajenaciones que no necesitan más que una escritura pública
sin inscripción. Un ejemplo se encuentra en el artículo 882 , respecto a las
servidumbres.

93. Valor del conocimiento de la condición sin que esta conste en el título. Se
trata de una condición que por cualquiera razón no consta en el título. Como ya
sabemos, y toda vez que la buena fe se presume, el tercero adquirente queda
inmune respecto a la acción reivindicatoria que podría resultar de la resolución del
contrato. Pero, ¿qué pasa si el tercero toma conocimiento de la condición por
fuera, es decir aun faltando la constancia en el título?. ¿Se le considerará de todas
maneras de buena fe? La respuesta hay que encontrarla recordando que la buena fe
se presume y por consiguiente la mala fe es una excepción que no admite sino una
interpretación restrictiva. Por consiguiente, para que el tercero pierda su buena fe
debe cumplirse la precisa formalidad que exige el artículo 1491, esto es, constar la
condición en el título. El conocimiento que tenga a pesar de no estar consignada la
condición en el título, no le hace perder la buena fe.

94. Campo de aplicación de los artículos 1490 y 1491. Estos artículos tienen
aplicación restringida a la compraventa, la permuta y el pacto de retroventa. Así
es, a pesar de tener la apariencia de aplicación general. Sin embargo, actos
diversos tienen reglas especiales y propias sobre esta materia. Veamos.
1.- El artículo 1432 reglamenta este mismo tema respecto a las donaciones, de
manera que sus reglas son de aplicación preferente en virtud del principio de la
especialidad. ( Recordar el artículo 13)
2.-En el fideicomiso se reglamenta los efectos de la enajenación que el
propietario fiduciario, esto es, de un poseedor sujeto a condición resolutoria, hace
a un tercero. Sobre ello, recordar los artículos 757 y 758. Quedan por
consiguiente excluidas las normas generales que estamos estudiando.
3.La transmisión de la herencia no constituye enajenación lo que hace
inaplicable las normas de actual estudio.
4. No son aplicables cuando el enajenador es mero tenedor. Del texto de
Vodanovic ( página 101: “Pedro me arrienda un inmueble hasta que me vaya a
Europa. Si enajeno el inmueble no se aplica la enajenación del artículo 1491,
porque mi arrendador puede reivindicar la casa del poseedor.
5. Tampoco procede la aplicación en las adjudicaciones en una partición,
porque las adjudicaciones no constituyen enajenación y no pueden resolverse.

95. Términos que no deben confundirse. Llegado a este punto de la materia los
textos ya citados de don Arturo Alessandri y de don Ramón Meza Barros precisan
algunos términos que los estudiantes pueden confundir. Son los mismos que
señalamos en el curso de Actos Jurídicos, pero no está de más reiterarlos. Son los
que siguen.
Resolución. Es el efecto de la condición resolutoria cumplida, sea que la
condición resolutoria sea ordinaria, tácita o pacto comisorio. La resolución opera
en el momento de ocurrir el evento de la condición si se trata de condición
ordinaria. Si se trata de la tácita, o pacto comisorio, necesita que el juez la declare,
aunque, declarada, sus efectos se retrotraen al momento del incumplimiento.
Rescisión. Es la nulidad relativa. Un acto que adolece de los vicios que la
provocan se dice que se rescinde.
Terminación. Es la resolución que ha operado en contratos de tracto sucesivo,
como el arrendamiento. Su principal característica consiste en que sus efectos solo
operan para el futuro. No hay, por lo mismo, efectos retroactivos.
Revocación. El sentido más corriente es el que la considera como un modo de
extinguir ciertos contratos por la voluntad de una sola de las partes. Es una
situación excepcional si se tiene presente la norma del artículo 1545. Tiene
aplicación en el mandato, según el artículo 2163 N º3º y, aunque con el nombre de
desahucio, en el arrendamiento, conforme al artículo 1951.
El término revocación es también usado como una forma de dejar sin efecto un
acto o contrato ejecutado o celebrado por el deudor insolvente para hacer salir
bienes de su patrimonio y así perjudicar a sus acreedores. En otras palabras,
revocación es el resultado favorable del ejercicio de la acción pauliana, también
llamada revocatoria, retratada en el artículo 2468.
Resciliación Lo común es entender por ello al mutuo consentimiento apara
poner fin a un contrato o a una obligación. A ella se refieren los artículos 1545 y
1567 inciso 1º. Pero mi idea particular es distinguir entre mutuo consentimiento y
resciliación. Al mutuo consentimiento se refieren los artículos citados y su sentido
es el que hemos señalado. Pero ocurre que cuando el mutuo consentimiento
envuelve obligaciones que ya se han cumplido se origina una nueva obligación
cual es la de restitución. Ahora bien, si el mutuo consentimiento es una
convención, se transforma en contrato por generar obligaciones de restitución. En
tal caso, el mutuo consentimiento, transformado ahora en contrato, toma el
nombre de resciliación.
Sobre esta precisión de términos, va una última observación. Es que el Código
a veces no usa adecuadamente estos vocablos. Vean, por ejemplo, el artículo 1486
inciso 2º que dice “rescinda” en vez de “dejar sin efecto”, o el artículo 2271 que
cae en el mismo error. El artículo 2271 usa la expresión rescisión en vez de
resolución. En fin, la resolución ha sido omitida en otras disposiciones en que
debió estar y no está. Sobre ello, lean y discurran sobre los artículos 1826 y 2101.
Quede claro, sin embargo, que las equivocaciones del Código en el uso de estos
vocablos no dispensan al estudiante que cae en ellas.

96 Obligaciones a plazo.

97. Concepto. El artículo 1494 entrega una definición: “el plazo es la época
que se fija para el cumplimiento de la obligación”. Otra definición resulta del
artículo 1080 que, en relación con las asignaciones testamentarias, dice que
estas pueden estar limitadas por plazos o días “de que depende el goce actual
o la extinción de un derecho”.
Otra definición más usada en los textos de estudio: “Un hecho futuro y
cierto del cual depende el ejercicio o la extinción de un derecho”.
O, como dice Pothier, “El plazo es un espacio de tiempo otorgado al
deudor para saldar su obligación”.18

98. Reglamentación del plazo. Rigen el plazo los artículos del Título V del
Libro IV, pero hay disposiciones aplicables al plazo en el Libro III sobre
asignaciones testamentarias. El artículo 1498 ordena aplicar a las
convenciones las normas de las asignaciones testamentarias y el artículo
1080 dispone que las asignaciones a plazo - a día dice el precepto – se
sujetaran a las reglas de las obligaciones a plazo.
En resumen, el plazo admite dos lugares de reglamentación, pero hay que
advertir que en esta materia las normas de las asignaciones testamentarias
son supletorias, Esto resulta de la redacción y sentido de ambos artículos
citados. .

99. Elementos del plazo. De cualquiera definición que se acepte, lo cierto es


que aparecen dos elemento que son de la esencia del plazo: la futureidad y la
certidumbre. De donde resulta que el plazo consiste en un hecho o
acontecimiento futuro, esto es, que ha de ocurrir en el porvenir y, además, que
dicho acontecimiento debe ocurrir con seguridad.
La diferencia con la condición salta a la vista: en una el hecho ha de ser
incierto en cuanto puede o no puede ocurrir, y en el plazo hay absoluta
seguridad que el hecho ocurrirá. Es condición el futuro matrimonio de una
persona; es plazo una determinada fecha futura.
De lo explicado resulta una importante consecuencia. Como la condición
es incierta, el derecho no nace mientras no ocurra el evento del que depende
la condición; en tanto que la seguridad que el plazo se cumplirá permite que
la obligación quede perfecta desde el momento de la convención en que se fijó

18Pothier. Tratado de las Obligaciones. página 131. Talleres Gráficos Maryprint..Buenos


Aires. 1961.
el plazo. Lo único que queda en suspenso y esperando el vencimiento del
plazo, es el ejercicio del derecho. Lorenzo adeuda una suma de dinero a Raúl.
Ambos fijaron como fecha del pago el plazo de 60 días más tarde. Pues bien,
mientras transcurre el plazo Lorenzo es dueño del derecho y Raúl es deudor
del primero. La obligación existe y por eso uno es creedor y el otro deudor
Pero, el acreedor, Lorenzo, no puede exigir el pago - o sea, ejercer su derecho
- mientras no haya transcurrido el plazo convenido.

100. Clasificación de los plazos. El plazo se puede presentar de varias


maneras y cada una de ellas presenta caracteres y efectos distintos. El plazo
puede presentarse: a.) plazo fatal y plazo no fatal; b.-) determinado e
indeterminado; c.-) voluntario, legal y judicial; d.-) suspensivo y extintivo.
. Plazo fatal y plazo no fatal. Plazo fatal es aquel que extingue un derecho
una vez transcurrido. Esto sucede por el solo ministerio de la ley. Lean el
artículo 49 en cuanto lo describe con exactitud: “Cuando se dice que un acto
debe ejecutarse en o dentro de cierto plazo, se entenderá que vale si se
ejecuta antes de la medianoche en que termina el último día del plazo, y
cuando se exige que haya transcurrido un espacio de tiempo para que nazcan
o expiren ciertos derechos se entenderá que estos derechos no nacen ni
expiran sino después de la media noche en que termine el último día de dicho
espacio de tiempo”. El artículo 1879 muestra un ejemplo de plazo fatal
aunque la mayoría de los que fija el Código Civil no son fatales. En cambio el
plazo fatal constituye la regla general en el Código de Procedimiento Civil,
para cuyos efectos su artículo 64 dispone: “Los plazos que señala este Código
son fatales cualquiera sea la forma en que se exprese…….”.
Plazo expreso y plazo tácito. El plazo expreso es el establecido por la ley o
las partes o el testador, o excepcionalmente el juez, en términos formales y
explícitos. Como cuando en el contrato de promesa las partes declaran que el
contrato definitivo se firmará en el plazo de 60 días contados desde esta fecha.
Plazo tácito es el indispensable para cumplirlo, dice el artículo 1494 en su
inciso 1º. Doy un ejemplo. Juan presta a Lucho su tractor para que este, es
decir Lucho, concluya una siembra de avena. Es de evidencia que terminada
la dicha siembra ha expirado el plazo del préstamo.
Plazo determinado y plazo indeterminado. Uno y otro deben ser ciertos.
Pero el hecho que constituye plazo determinado se sabe cuando va a ocurrir.
Una fecha posterior, por ejemplo. Si el hecho necesariamente ha de ocurrir,
pero no se sabe cuando, como la muerte de una persona, el plazo es
indeterminado.
Plazo voluntario, plazo legal y plazo judicial. Plazo voluntario es aquel
pactado por las partes o fijado por el testador. El plazo legal es fijado por la ley,
como ocurre en los artículos 1879 y 2200. Plazo judicial es el que fija el juez.
Esto último requiere un comentario.
La regla general es que el juez no está facultado para fijar plazos. Esta
restricción en alguna medida favorece al juez evitándole llorosas petición de
concesión de plazo para pagar un documento o para el desalojo de una casa.
Pero excepcionalmente la ley ha facultado al juez para fijar un plazo. Algunas
de estas excepciones se encuentran en los artículos 904, 1094 y 2201. (
Prestaciones mutuas, modo y mutuo, respectivamente).
Plazo suspensivo y plazo extintivo. Del plazo suspensivo depende el
ejercicio de un derecho y mientras el plazo no se cumpla el derecho existe,
pero está postergado su ejercicio. Tengan presente que este plazo no impide la
existencia del derecho, solo impide su ejercicio.
El plazo extintivo pone término a un derecho.

101. Determinación del plazo. Para fijar un plazo en el contrato las


partes pueden usar cuatro combinaciones. Es posible fijar como plazo
una determinada fecha o fijar como plazo la muerte de una persona. En
ambos casos hay un hecho futuro que necesariamente ocurrirá. Es decir,
ambos casos constituyen plazo. Pero ustedes pueden fijarse que en un
caso se “determina” cuando ocurrirá el suceso, en tanto que en el segundo
no se sabe cuando ocurrirá la muerte de la persona. El primero es un
plazo determinado; el segundo, indeterminado.
Para precisar y distinguir unos de otros y a la vez las
asignaciones a plazo y aquellas condicionales acudimos a las reglas de las
asignaciones testamentarias, particularmente al artículo 1081, aplicable
según hemos señalado. En ellas el plazo recibe el trato de “días”, según se
verá. De esas normas resulta lo que sigue,
a.- El día es cierto y determinado si necesariamente ha de llegar
y se sabe cuando, como señalar una fecha futura. Así lo señala el artículo
1081 Inciso 1º. Se trata precisamente de un plazo determinado.
b.- El día es cierto e indeterminado si necesariamente ha de
llegar, pero no se sabe cuando, como es la muerte de una persona:
artículo 1081 inciso 2º. En este caso las partes han fijado un plazo y este
es indeterminado.
c.- El día es incierto y determinado si puede llegar o no, pero,
suponiendo que ha de llegar, se sabe cuando, como cuando una persona
cumpla 25 años. Así en el artículo 1081 inciso 3º. Si las partes han fijado
en los términos indicados, en realidad han pactado una condición. Esto
resulta de la incertidumbre de ocurrir que contiene el hecho constitutivo.
d.- El día es incierto e indeterminado si no se sabe si ha de llegar,
ni cuando, como fijar el día en que una persona se case: artículo 1081,
inciso 4º. Se trata de una condición y no de un plazo.
Noten ustedes que las situaciones expresadas en las letras c- y
d.- precedentes, el día aparece como incierto, circunstancia que indica
que se trata de condición y no de plazo, cosa que se apresura en aclarar el
artículo 1083.
Claro Solar19 propone un problema en relación con la
determinación del plazo.. Se trata de saber si hay plazo o condición en
cláusulas de uso común: “pagaré cuando pueda”, o “cuando me sea
posible”, o “cuando mis facultades me lo permitan”. El autor recién citado
dice que podría creerse que son cláusulas que contienen una condición
puramente potestativa, esto es, el evento depende la pura voluntad del
deudor. Pero, escribe Claro Solar, se trata de un plazo indeterminado para
el cumplimiento de la obligación. Es muy discutible la opinión del
tratadista, pero en su defensa acude al articulo 2201 en cuanto dispone
que si se hubiese pactado que el mutuario pague cuando le sea posible,
podrá el juez, atendidas las circunstancias, fijar un término. En el caso del

19Página 269 y Nº 240, Tomo Décimo, , Imprenta Nascimento. Santiago. 1936“De las
Obligaciones”, Explicaciones del Derecho Civil Chileno y Comparado”
mutuo, el acreedor y el deudor tuvieron la intención de fijar un plazo y no
unan condición. Se trata de un plazo con vencimiento indeterminado,
pero la indeterminación termina cuando el juez, atendiendo a que el
deudor ahora tienen facultades económicas, pone término al
cumplimiento. La norma de este artículo, dice el autor citado, puede
hacerse extensiva a todos los plazos semejantes al comentado en el
mutuo

102. Efectos del plazo suspensivo. El plazo suspensivo consiste en un


acontecimiento futuro que necesariamente ha de ocurrir. En eso tiene
una esencial diferencia con la condición suspensiva. La seguridad de
término del plazo permite que la obligación nazca en el momento de
pactarse. El plazo, en suma, no impide el nacimiento de la obligación.
Pero. eso sí, impide la ejecución o ejercicio de la obligación. Recuerden
que la condición suspensiva impide la existencia de la obligación. Pero en
cambio la obligación sujeta a plazo suspensivo existe, pero su ejercicio es
el que debe esperar el vencimiento del plazo. La condición suspensiva
dice relación con la existencia; el plazo con su ejercicio. Del hecho de
existir la obligación aun estando pendiente el plazo suspensivo, resultan
algunas consecuencias.
1.- El acreedor no puede exigir el pago estando pendiente el
plazo. Si lo hace, el deudor opondrá la excepción relativa al plazo
pendiente
2. El deudor puede pagar su obligación antes del vencimiento
del plazo. El artículo 1495 dice: “Lo que se paga antes de cumplirse el
plazo no está sujeto a restitución”. Se entiende que el deudor ha
renunciado al beneficio del plazo. Pero debe considerase que la renuncia
a un derecho requiere que ese derecho mire solamente al interés
particular del renunciante, conforme al artículo 12. Y, atento a dicha
norma, el artículo 1497 dispone: “El deudor puede renunciar al plazo, a
menos que el testador haya dispuesto, o las partes estipulado lo
contrario, o que la anticipación del pago acarree al acreedor un perjuicio
que por medio del plazo se propuso manifiestamente evitar”. Agrega su
inciso 2º: “En el contrato de mutuo se observará lo dispuesto en el
artículo 2204”. 20
3.- El acreedor, mientras espera el vencimiento del plazo, puede
solicitar medidas conservativas. No lo dice el Código, pero, según señala
Claro Solar, si lo permite en la condición suspensiva, no se adivina qué
razón hay para no otorgarlas en beneficio de una obligación cierta,
existente, aunque tenga su cumplimiento sujeto a plazo.
4. Mientras esté pendiente el plazo no corre prescripción
extintiva contra el acreedor, conforme al artículo 2514.
5.- No cabe la compensación mientras haya plazo pendiente,
según exigencia que impone el Nº 3º del artículo 1656.
6.-Una vez vencido el plazo se origina la exigibilidad de la
obligación y el acreedor puede instar por su cumplimiento.

20 Léase el artículo 10 de la ley 18010, el que, en cuanto a operaciones de crédito de dinero,


altera lo dicho sobre el pago anticipado.
7. Vencido el plazo el deudor queda constituido en mora si por
su culpa ha retardado el cumplimiento de la obligación. Como se lee en
los números 1º y 2º del artículo 1551.
8. Vencido el plazo desaparecen las limitaciones que imponía el
plazo suspensivo pendiente, de manera que empieza a correr la
prescripción y tiene lugar la compensación.

103. Extinción del plazo. Sobre el vencimiento. El plazo se extingue: a. Por


vencimiento; b.) Por renuncia; c. Por caducidad..
El vencimiento es el término normal del plazo. Una vez acaecido el hecho
del cual depende, el plazo ha vencido. Así sucede generalmente cuando ha
llegado la fecha que se ha pactado como término del plazo.
La renuncia del plazo ya motivó un comentario a propósito del 2º efecto
que puede originar los efectos del plazo suspensivo. Recapitulando, la
renuncia solo puede hacerla la persona favorecida con el plazo, lo que está de
acuerdo al artículo 12. Agrego que lo general es que el plazo esté establecido
en beneficio del deudor, pero hay que considerar las limitaciones que impone
el artículo 1497, que limita la facultad de renunciarlo cuando el testador no lo
ha permitido o cuando la renuncia traiga un perjuicio al acreedor. Además hay
una excepción en el mutuo con interés según el artículo 2204.
Todo lo dicho lo resume el Manual del profesor Meza Barros (página
132) en estos puntos.
1.- El deudor no puede renunciar al plazo cuando la renuncia le esté
expresamente prohibida.
2. El deudor no puede renuncia al plazo cuando la renuncia constituya un
perjuicio al acreedor, perjuicio que notoriamente pretendió evitar. El ejemplo
del autor es claro: en el depósito la estipulación de un plazo para la restitución
está manifiestamente encaminada a beneficiar al depositante, esto es, al
acreedor, puesto que el depositario no tiene interés en conservar por un cierto
tiempo la cosa de que no puede servirse ( artículo 2220) y no recibe
remuneración ( artículo 2219)

104. La caducidad del plazo. Ya sabemos que el acreedor no puede exigir el


pago de la obligación mientras esté pendiente el plazo. Pero puede suceder
que mientras el plazo está pendiente, y el acreedor impedido de cobrar, el
deudor se ponga en situación que permita suponer que su patrimonio no
tendrá capacidad para pagar oportunamente. En una situación semejante, la
ley autoriza al acreedor para hacer efectivo su crédito aun estando pendiente
el vencimiento del plazo. Es lo que se llama caducidad del plazo y sus reglas
constan en el artículo 1496, artículo que contempla dos causales.
a.-) Caso del deudor que tenga dicha calidad en el procedimiento concursal de
liquidación, y caso de quien se encuentre en notoria insolvencia y no tenga la
calidad de deudor en un procedimiento concursal de liquidación.
Hay que hacer notar que el procedimiento concursal de liquidación se
encuentra legislado en la ley Nº 20.720 y reemplaza la antigua legislación de
quiebras.
Tanto el procedimiento concursal como la insolvencia del deudor están
estrechamente vinculados. Pero el primero es una situación jurídica, declarada
y vigente, en tanto que la insolvencia es una cuestión de hecho, la que en la
práctica consiste en apreciar que el pasivo del patrimonio de un persona es
muy superior a los bienes que lo componen. Aparece clara la insolvencia
cuando el deudor deja de cumplir sus compromisos económicos y le acosan
protestos de documentos, acciones judiciales ejercidas en su contra, etc.
Se habrán ustedes dado cuenta que es injusto que en tales circunstancias
el acreedor tenga que esperar el vencimiento del plazo para cobrar lo suyo,
viendo como minuto a minuto van desapareciendo bienes del patrimonio del
deudor.
b.) El otro motivo de caducidad del plazo tiene lugar cuando las cauciones
se han extinguido disminuido su valor. Álvaro da en mutuo a Bonifacio una
importante suma de dinero. Bonifacio constituye una hipoteca que garantizará
a Álvaro el pago del mutuo. La hipoteca comprende un edificio de alto valor y
de lujosa construcción. Ahora, imaginen ustedes que el deudor destruye lo
construido y deja pelado el terreno. Ha ocurrido entonces la contingencia que
prevé el Nº 2º del artículo 1496, es decir, por un hecho del deudor ha
disminuido considerablemente el valor de la caución.
Sin embargo, el deudor tiene un opción que el propio artículo 1496 le
otorga: “el deudor podrá reclamar el beneficio del plazo, renovando o
mejorando las cauciones”.

105. Efectos del plazo extintivo. Como su nombre lo dice, llegado el


vencimiento del plazo, la obligación se extingue. Al revés de lo que sucede en la
condición, cumplido el plazo no opera el efecto retroactivo. Además, el
vencimiento del plazo no requiere declaración del juez, cuando mucho, el juez
constatará que un determinado plazo se encuentra vencido.
Como advierte el profesor Meza Barros, lo recién dicho emana del conteo
de las reglas sobre plazo, porque el Código reglamente solo los efectos del
plazo suspensivo, callando en lo que se refiere al extintivo.

106. Obligaciones sujetas a un modo.


107. Reglamentación. En la práctica el modo se aplica casi
exclusivamente en las asignaciones testamentarias y en la donaciones.
El artículo 1493 nos remite a las normas que sobre esta materia entrega el
Título IV del Libro II. Es decir, a las obligaciones modales se aplican las
normas que para esta materia entregan las referidas disposiciones. A su vez, el
artículo 1089 permite un concepto: “Si se asigna algo a una persona para que
lo tenga por suyo con la obligación de aplicarlo a un fin especial, como el de
hacer ciertas obras o sujetarse a ciertas cargas, esta aplicación es un modo y
no una condición suspensiva. El modo, por consiguiente, no suspende la
adquisición de la cosa asignada”.

108. El modo no suspende la asignación, Diferencia con la condición


suspensiva. Como lo advierte el citado artículo 1089, el modo no suspende la
adquisición del derecho. De manera que si don Cloro deja en su testamento
una casa a su sobrino Misael, pero, dice el testamento, dicho sobrino deberá
albergar a su hermano menor mientras este último termine sus estudios, don
Misael adquiere el dominio de la casa al momento de la delación de la
herencia. No es requisito probar su disposición de albergar a su hermano.
Esto recién dicho constituye una franca diferencia con la condición
suspensiva, porque esta suspenden la adquisición del derecho y el modo no la
suspende.
Claro está que si el asignatario no cumple, el beneficiario con el modo – el
hermano menor – puede accionar contra el asignatario exigiendo el
cumplimiento del modo.
Todo esto es sin perjuicio de la cláusula resolutoria, la que paso a
explicar..

109. Cláusula resolutoria en el modo. Excepcionalmente y en virtud de la


cláusula resolutoria debe restituirse la cosa asignada más sus frutos si el
asignatario no cumpliera el modo. Así resulta del artículo 1090.
La reglas sobre el modo son propias de las asignaciones testamentarias.
Si se pacta un nodo con cláusula resolutoria en un contrato, en realidad se ha
pactado un pacto comisorio, es decir, la propia condición resolutoria tácita,
pero expresada.
La cláusula resolutoria en el modo no es tácita: debe siempre expresarse.
El efecto de la cláusula resolutoria en el modo constituye una excepción.
Lo normal es que el incumplimiento no prive al asignatario del derecho; pero
si la asignación contiene cláusula resolutoria y el modo no se cumple, la
asignación se resuelve, debiendo restituirse la cosa y los frutos.

110. Como se cumple el modo. a.-) Si el modo es por su naturaleza imposible,


inductivo a un hecho inmoral o ilegal, o está concebido en términos
ininteligibles, no vale la disposición, según resulta del inciso 1º del artículo
1093. b.) Si se hace imposible cumplir en la forma ordenada puede cumplirse
en forma análoga “que no altere la substancia de la disposición. Tal resulta del
N 2º del artículo 1093. c.) El artículo 1094 se pone en el caso de que no se ha
determinado suficientemente el tiempo y la forma de cumplir el modo, y en tal
situación corresponde al juez fijarlos, pero consultando en lo posible la
intención de los contratantes. d.) Si el modo se hace imposible sin culpa del
asignatario, la asignación se estima pura y simple: artículo 1093 inciso 3º.
.

111. IV. OBLIGACIONES ALTERNATIVAS Y FACULTATIVAS.

112. Explicación previa. Esta clasificación de las obligaciones atiende a la


pluralidad de objetos en la prestación.
La distinción entre las obligaciones alternativas y las facultativas
obedece a una clasificación previa. En efecto, la teoría distingue entre aquellas
obligaciones cuya prestación consta de un objeto único y aquellas cuya
prestación tiene dos o más objetos. Juan debe un cordero, es decir el objeto de
la prestación es uno solo. Si Juan debe dos corderos la prestación es también
única. En ambos casos la obligación se cumple entregando el cordero o los dos
corderos, según sea el caso. La obligación es única y en el segundo caso sigue
siendo única aun cuando genera dos objetos diferentes.
También la obligación es única cuando los varios objetos forman uno
solo, como sucede, por ejemplo, si la obligación recae en una biblioteca o en
una colección. En tal caso ante los muchos libros o aquellos que forman la
colección, se entiende que constituyen un objeto único, porque están unidos
en cuanto a su naturaleza o a su finalidad. Un ejemplo resulta del mandato,
contrato que genera obligaciones de cumplir, de rendir cuentas y de entregar
al mandante los saldos que resulten. Estas obligaciones deben ser consideras
como una sola y su pago es único y no se concibe pagos parciales por cada
gestión.
Pero hay obligaciones cuyo objeto es múltiple Entendamos esto: hay una
sola obligación y dicha obligación recae en varios objetos.
Ahora bien, mirada desde el punto de vista del objeto las obligaciones
pueden ser: 1º Obligaciones de simple objeto múltiple; 2º Obligaciones
alternativas; 3º Obligaciones facultativas.

113. Obligaciones de simple objeto múltiple. En este tipo de obligaciones


una parte debe a la otra varias cosas, de manera que el deudor deberá cumplir
pagando todas.
No hay una obligación de objeto múltiple si son varias las obligaciones y
cada una de ellas tiene su propio objeto. Si Juan debe a Pedro una suma de
dinero y además la entrega de un bien raíz, estamos frente a dos obligaciones
distinta, cada de las cuales se regirá por sus propias exigencias. Cada
obligación se regirá por las normas que le corresponda, prescindiendo de las
otras de un solo objeto, o de varios objetos de una misma obligación
En este tipo de obligaciones nada hay de extraordinario.

114. Obligaciones alternativas. Están definidas en el artículo 1499:


“Obligación alternativa es aquella por la cual se deben varias cosas, de tal
manera que la ejecución de una de ellas, exonera de la ejecución de las otras.”
En la obligación alternativa se deben varias cosas y ha de entenderse que
por cosa el Código no solo entiende las materiales sino, además, los hechos, es
decir todo lo que puede ser objeto de una obligación.
Piensen en que la obligación única comprende un caballo, un toro fino y
un carretón de carga. El deudor está obligado a estas tres cosas. El acreedor lo
es de las tres. Pero si el deudor paga entregando el caballo queda libre
respecto a los otros dos objetos. Advierto que en el ejemplo he puesto al
deudor eligiendo la cosa con la cual paga, pero, lo veremos a continuación,
podría dicha elección corresponder al acreedor, según se explicará.
El artículo 1503 nos muestra una de las ventajas que para el acreedor tiene
la obligación alternativa. Esto es, porque existiendo más de un objeto de la
obligación, la pérdida o destrucción de uno deja subsistente la obligación
respecto a los restantes.

115. Efectos de la obligación alternativa. Resumo los que señala don


Alfredo Barros Errázuriz ( Página 62 de su citado “Curso de Derecho Civil”.)
1º. Como se deben varias cosas y ninguna en particular, resulta que la
pérdida de una deja subsistente la obligación respecto a las otras.
2º. La obligación se paga entregando tan solo una de las cosas debidas,
pero el pago debe comprender el total de la cosa entregada, sin que sea
permitido pagar una parte de una y el resto de otra.
3º. La elección de la cosa con la que hay que pagar se hace de común
acuerdo, pero si no existe acuerdo, la elección pertenece al deudor. Tal
dispone el inciso final del artículo 1500.
4º. En cuanto a los riesgos de la cosa debida en una obligación alternativa,
señalo los conceptos que siguen.
a.) Si todas las cosas que se deben alternativamente se deben perecen
sin culpa del deudor, la obligación se extingue, conforme al artículo 1504
inciso 1º. Esta es la única causal de extinción de la obligación.
b.-)Si la elección corresponde al deudor, este puede destruir una o más
cosas debidas, pero debe dejar subsistente a lo menos una .
c.- Si la elección es del deudor y es culpable de la destrucción de todas
las cosas debidas, deberá pagar el valor de la cosa que él elija. Así resulta del
artículo 1502 inciso 2º
El artículo 1504 inciso 2º dispone que si la elección corresponde al
acreedor y alguna de las cosas debidas perece por culpa del deudor, podrá el
acreedor pedir cualquiera de las cosas restantes o, a su arbitrio, pedir el valor
de cosa destruida, más indemnización de perjuicios..o

116. Obligaciones facultativas. Señala el artículo 1505 que “Obligación


facultativa es la que tiene por objeto una cosa determinada, pero
concediéndose al deudor la facultad de pagar con esta cosa o con otra que se
designa”. Si Juan debe a Pedro un caballo y se ha estipulado que Juan puede
también pagar su deuda entregando un buey estaremos en presencia de una
obligación facultativa. ( ejemplo del autor citado).
La obligación facultativa se nos muestra aparentemente con diversidad
de objetos, pero en realidad hay uno solo. La otra cosa, la que también sirve
para pagar, no forma parte de la obligación, sino que constituye un medio que
se otorga al deudor para liberarse de la obligación. De ello resultan algunas
consecuencias que la distingue de una obligación alternativa.
1º. En la obligación facultativa la obligación tiene un solo objeto; la
alternativa tiene varios objetos.
2º En la obligación facultativa el objeto debido está individualizado
desde la convención; en la obligación alternativa la cosa debida se
individualiza o determina solamente en el momento de la opción y no antes.
3º. Se debe demandar el cumplimiento de una obligación facultativa
pidiendo la entrega de la única cosa debida. En la obligación alternativa, y
correspondiendo la elección al deudor, la demanda se dirigirá en forma
alternativa. O, que es lo mismo, “….no puede el deudor demandar
determinadamente una de las cosas debidas, sino bajo la alternativa en que se
le deben”, según el artículo 1501.
4º En la obligación facultativa la destrucción de la cosa debida, y sin
culpa del deudor, extingue la obligación. En tanto que la destrucción de una de
las cosas debidas en la obligación alternativa no extingue la obligación.
5º. Si el objeto es ilícito en una obligación facultativa, la obligación será
nula, de nulidad absoluta. Pero si una de las cosas debidas resulta ser ilícita en
una obligación alternativa, la obligación subsiste teniendo como objeto los
restantes.
Resta decir que el artículo 1507 ordena que si hay dudas acerca de si una
obligación es alternativa o facultativa, se tendrá por alternativa.

117. V.- OBLIGACIONES DE ESPECIE O CUERPO CIERTO Y OBLIGACIONES


DE GÉNERO.

118. Obligación, prestación, objeto. Ya sabemos que el objeto de la


obligación es la prestación, es decir, el comportamiento que el obligado debe
efectuar en virtud del vínculo que lo liga. Este comportamiento puede ser dar
algo, o hacer algo, abstenerse de algo. El acreedor, a su vez, tiene derecho a
exigir al deudor el comportamiento a que este último se obligó.
De manera que dar o entregar, o hacer algo, o abstenerse de algo
es el objeto de la prestación.
Hecho este recuerdo, ustedes deben considerar que cuando
hablamos de objeto de la obligación en realidad estamos hablando de la
cosa, o del hecho, o de la abstención, que resulta de la prestación,
originada esta última por la obligación. Así que cuando hablamos de un
caballo técnicamente estamos hablando del objeto de la prestación.
Pero, como advierten los profesores, en la exposición resulta
más útil decir que el objeto de la prestación es el objeto de la obligación.
Así que para nosotros es objeto de la obligación la cosa, el hecho, o la
abstención a que el deudor está obligado.

119. Determinación de un objeto. Debe recordarse que en el estudio


de actos jurídicos dijimos que el artículo 1461 exigía que objeto de la
obligación debía ser determinado o al menos determinable en cuanto a su
género.
El legislador no siempre exige una determinación acabada del
objeto. Cuando el objeto recae en el caballo “Tifón”, inscrito con el Nº 345
en los registros de una determinada asociación de equinos, sin duda hay
una completa singularización del objeto. Ese caballo precisamente y no
otro. Pero, como acabo de decir, a veces la descripción no es tan acabada,
como cuando, por ejemplo, se designa como objeto un caballo
simplemente.
En ambos casos hay objeto de la obligación. En uno el objeto está
precisamente determinado; en el segundo se conoce solamente su
género., esto es, puede tratarse de cualquier caballo. Pero si ni siquiera se
indica el género la obligación carecería de objeto por una total falta de
determinación. Así sucedería si se pretendiera que el objeto consiste en
“cualquier animal”, o, simplemente en “algo”. La ley quiere, en suma que
el objeto sea determinado o al menos determinable. En el primer caso
propuesto hay objeto determinado; en el segundo ejemplo, el objeto está
determinado en cuanto a su género caballo, tal como lo exige el citado
artículo 1461.

120. Obligaciones de especie o cuerpo cierto.

121. Concepto. El objeto de estas obligaciones está individualizado


completamente, de tal forma que no pueda confundirse con otro
individuo del mismo género. Entonces, obligación de especie o cuerpo
cierto es aquella en que el objeto de la prestación es una cosa
determinada por sus caracteres propios que la distinguen de todas las
demás, incluidas las de su misma especie.
Este concepto lo he reproducido de un texto de estudio21toda
vez que el Código carece de un título o párrafo que las rija. Pero hay
disposiciones aisladas de las cuales pueden extraerse un concepto y sus

21“Derecho de Obligaciones”, página 138. Antonio Vodanovic H. Ediciones Periodísticas y


Estadísticas. Santiago. 1970.
caracteres y efectos. Tales son los artículos 1526 Nº 2º, 1548, 1550, 1590
y 1670 y siguientes.

122. Efectos de las obligaciones de especie o cuerpo cierto. Deberes


el deudor. Los deberes que impone una obligación de especie o cuerpo
cierto pueden resumirse en los siguientes puntos: a.) Conservar la especie
o cuerpo cierto; b. Entregar la cosa precisa de que se trata; c. Emplear el
debido cuidado de la cosa antes de la entrega; d.) Responder de la
pérdida culpable de la cosa.
a.) Conservar la especie o cuerpo cierto hasta la entrega. Esta
obligación la impone el artículo 1548: “La obligación de dar contiene la de
entregar la cosa, y si ésta es una especie o cuerpo cierto, contiene además
la de conservarlo hasta la entrega, so pena de pagar los perjuicios al
acreedor que no se ha constituido en mora de recibir”.
b) Entregar la cosa. El deudor cumplirá la obligación entregando
precisamente la cosa que es objeto de la obligación. No otra “ni aun a
pretexto de ser igual o de mayor valor”, según reza el inciso 2º del
artículo 1569,
c) Emplear el debido cuidado en la conservación de la cosa. El
artículo 1549 dispone:“La obligación de conservar la cosa exige que se
emplee en su custodia el debido cuidado”. Para saber que se entiende por
debido cuidado hay que recurrir al artículo 1547, artículo que indica
distinta responsabilidad según el contrato sea útil al acreedor, o útil al
deudor o lo sea en beneficio recíproco. El estudio de esta disposición está
reservado para más adelante, pero, no obstante, piensen que si el
acreedor es el único beneficiado (como en el contrato de depósito. Ver
artículo 2222) al deudor se le exigirá menos cuidado y responderá
solamente de la culpa grave o lata. Y si el deudor es el único que reporta
beneficio ( como en el comodato por ejemplo) se le exige ser muy
cuidadoso y responde de la culpa levísima.
En el artículo 1547 que he comentado muy livianamente, se trata,
además, del caso fortuito, que libera de responsabilidad al deudor.
Aconsejo leer, por ahora, el artículo 44.
d. ) Responder por la pérdida culpable de la especie o cuerpo
cierto. Sobre esto va algunas precisiones dichas someramente en espera
del estudio que en su oportunidad se hará.22
1º Cuando el cuerpo cierto se pierde o destruye sin culpa del
deudor y sin que el deudor esté en mora de entregarlo, este queda liberado
de la obligación de entregar. Ver artículos 1550, 1620, 1672 y 1820.
2º Su el cuerpo cierto se deteriora sin hecho o culpa del deudor, el
acreedor debe recibirlo en el estado en que se halla. Ver artículos 1590 y
1820.
3º Casos en que a pesar de existir caso fortuito, el deudor responde
por la pérdida o daños en la cosa debida. Como se ha dicho, el caso
fortuito libera de culpa al deudor, en forma que si la cosa se destruye por
caso fortuito, el deudor queda liberado de entregarla. Sin embargo hay
excepciones, esto es, el deudor responde aunque la cosa se haya
destruido por caso fortuito.

22El estudio de esta materia corresponde a un capítulo o sección titulada “Teoría de los Riesgos”. En esta parte
de nuestro estudio solo se han entregado algunos principios generales
a.- Si se hubiere estipulado que el deudor responderá del caso
fortuito, convención permitido por el inciso final del artículo 1547 .
b.- Si el deudor se ha constituido en mora de entregar la cosa.
Esto es a menos que, estando el deudor en mora, el caso fortuito
igualmente habría dañado la cosa si hubiere estado en poder del
acreedor. Así resulta de los artículos 1547 inciso 2º, 1550, 1590 y 1672.
c.- Si el caso fortuito ha sobrevenido por hecho o culpa del
deudor, conforme al artículo 1547 inciso 2º. Hay que advertir que en tal
situación propiamente no hay caso fortuito, porque el hecho o culpa del
deudor se oponen a la existencia de un caso fortuito: ver artículo 45.
d. Si el deudor se ha comprometido a entregar una misma cosa a
dos o más personas por obligaciones distintas: artículo 1550.
e.- El deudor que ha robado o hurtado una cosa no puede alegar
que la cosa ha perecido por caso fortuito: artículo 1676.

123. Obligaciones de género.

124. Definición. El artículo 1508 las define como “aquellas en que se


debe indeterminadamente un individuo de una clase o género
determinado”.
La expresión “género determinado” obliga a precisar que ella se
refiere a una clase de individuos que tienen caracteres comunes. Género
implica algo amplio, como decir, por ejemplo, el género animal. Es
determinado cuando se refiere a una clase de individuos que reúnen
ciertos caracteres comunes a todos ellos; así, la obligación de entregar un
caballo es una obligación de género determinado porque dentro del
género de los animales, son ciertos y determinados caracteres que se han
tomado en cuenta para individualizar lo que es un caballo, cualquiera sea
este.23 Por su parte el género es indeterminado cuando se toman en
cuenta caracteres muy generales, muy amplios. El género “animal” es un
género indeterminado.
Tratándose de obligaciones, la ley no acepta que estas tengan
como objeto un género indeterminado según se desprende de artículo
1508. Lo menos que exige la ley es que el género de la obligación sea
determinado, así como la cantidad. Como advertí hace poco, esta
exigencia guarda armonía con lo dispuesto en el inciso 1º del artículo
1461.
De la lectura del artículo 1508 fluye que en la obligación de
género no se debe una cosa determinada como ocurre en las especie o
cuerpo cierto, sino que se debe indeterminadamente una cosa de un
género determinado. Es decir, se debe una cosa no individualizada, pero
que debe pertenecer a un determinado género. Sirva de ejemplo la
obligación de entregar un caballo. Cualquier caballo, pero que sea caballo.

125. Consecuencias que resultan de la naturaleza de las obligaciones


genéricas.
a.) El acreedor solo tiene derecho a exigir indeterminadamente
un individuo del género convenido. Si se le debe “un caballo” podrá exigir

23 Alessandri, página 214 de su citado texto.


que se le entregue uno de los caballos, pero no podrá pedir que se le
entregue el caballo “Pura Pinta” precisamente.
b.) El deudor cumple su obligación entregando cualquier
individuo del género que se ha pactado, aun cuando debe cumplir la
exigencia que le impone el artículo 1509: siempre “que sea de una calidad
a lo menos mediana”.
c.) La obligación de género no se extingue por la pérdida de la
cosa debida, porque siempre habrá otro ejemplar que la reemplace. Para
que opere este modo de extinguir la obligación tendría que desaparecer
todo el género a que pertenece la cosa, situación que se tiene por
imposible. El género no perece es una máxima aceptada. ( Aun cuando se
señala como ejemplo contrario la abolición de la esclavitud que hizo
desaparecer el género esclavo)-
d.) Como el acreedor no puede exigir una cosa determinada, el
deudor puede destruir o enajenar las cosas comprendidas dentro del
género a que se refiere el contrato, aun cuando debe dejar una para
cumplir.
Todo lo recién dicho se halla prescrito en los artículos 1509 y
1510. Dispone el primero: “En la obligación de género no puede el
acreedor pedir determinadamente ningún individuo, y el deudor queda
libre de ella, entregando cualquier individuo del género, con tal que sea
de una calidad más o menos mediana”.
A su vez, el artículo 1510 dispone: “La pérdida de alguna cosas
del género no extingue la obligación, y el acreedor no puede oponerse a
que el deudor las enajene o destruya, mientras subsistan otras para el
cumplimiento de lo que debe”

126. VI. OBLIGACIONES CON MULTIPLICIDAD DE PERSONAS.

127. Concepto. El artículo 1438, con motivo de definir el contrato, había


advertido que “Cada parte puede ser una o muchas personas”. De manera que
no es novedad que una obligación tenga varios acreedores o varios deudores.
En el primer caso hay pluralidad de acreedores, y pluralidad de deudores en el
segundo.
Estos varios acreedores o varios deudores pueden existir desde el origen
mismo de la obligación, como cuando tres personas entregan en calidad de
mutuo una cantidad de dinero a una persona, o cuando tres amigos adquieren
una propiedad, quedando los tres obligados al precio.
La pluralidad de acreedores o e deudores también puede tener su origen
en un hecho posterior, como ocurre cuando fallece el acreedor y el crédito se
transmite a sus arios herederos. Puede pasar que el deudor fallezca y
entonces sus herederos adquieren la calidad de deudores, conforme al artículo
1097.
Cuando en una obligación participan muchas personas, sea en calidad de
acreedores o de deudores, la obligación puede encontrarse en una de estas
tres situaciones:
a.-) Es una obligación simplemente conjunta cuando se debe por varios
deudores o a varios acreedores, sin modalidad alguna.-
b.) Puede ser solidaria, caso en que cada uno de los varios acreedores
puede exigir al deudor el total de la obligación, y cada uno de los varios
deudores queda obligado a pagar el total de la obligación.
Puede ser indivisible. Esta tiene lugar cuando varios deudores han
contraído una obligación que no se puede dividir y en la que uno de los
deudores está obligado a satisfacerla totalmente, aun cuando no se haya
pactado solidaridad.
Veamos cada uno de estos casos.

128. VI (1)Obligaciones simplemente conjuntas.

129.. Concepto. Ya quedó dicho. La obligación simplemente conjunta es


aquella que tiene como objeto una prestación divisible y como sujetos varios
acreedores o varios deudores y, no existiendo alguita modalidad que lo
impida, en que el crédito se divide en tantas partes como haya acreedores o
deudores.
En suma, Pedro, Juan y Diego adeudan a Marcos una suma de dinero y
siendo la obligación simplemente conjunta, Pedro está obligado a pagar un
tercio, y un tercio cada uno d los otros deudores. Y, si la conjunción s de tres
acreedores cada uno de ellos podrá cobrar solo la tercera parte del crédito.
El inciso 1º del artículo 1511 dispone en forma muy clara lo recién
explicado: “En general, cuando se ha contraído por muchas personas o para
con muchas la obligación de una cosa divisible, cada uno de los deudores, en el
primer caso, es obligado solamente a su parte o cuota en la deuda, y cada uno
de los acreedores, en el segundo, sólo tendrá derecho para demandar su parte
o cuota en el crédito”.
El Código entrega un concepto de estas obligación, según lo he
transcrito, pero falta una reglamentación más completa, aun cuando la
doctrina y otras normas permiten elaborar algunas circunstancias, requisitos y
efectos que de ellas derivan.
Precisamente por esta falta de reglamentación solo la doctrina les ha dado el
nombre de “obligaciones simplemente conjuntas”, sin perjuicio de aplicarse a
veces la denominación de “obligaciones mancomunadas”. En Francia de las
conoce como “obligaciones desunidas” en clara referencia a la singularidad de
cada una.
Por último respecto a este párrafo, las obligaciones simplemente
conjuntas o mancomunadas pueden presentarse con varios acreedores y
entonces se habla de “mancomunidad activa”, o con varios deudores, y con el
carácter de “mancomunidad pasiva”.

130. La obligaciones mancomunadas constituyen la regla general. Basta


leer el comienzo del artículo 1511 y el primer inciso del artículo 1526 para
observar que la solidaridad y la indivisibilidad son excepcionales “Si la
obligación no es solidaria ni indivisible, cada uno de los acreedores puede
solio exigir su cuota y cada uno de los codeudores es solamente obligado al
pago de la suya……” expresa el citad artículo 1526.
De lo recién explicado nace como consecuencia que si hay dudas acerca
de si una obligación es indivisible o solidaria o simplemente conjunta, el juez
debe inclinarse por la última.

131. Monto de la cuota. Cuota viril y excepciones. La regla general es que el


crédito o la deuda se divida en partes iguales. Si son tres los acreedores cada
uno de ellos podrá cobrar la tercera parte, y si son tres los deudores cada uno
de ellos deberá pagar la tercera parte.
Cada parte igual se denomina “parte o cuota viril.”
Pero hay excepciones. Desde luego, la voluntad de los varios acreedores
o de los varios deudores puede alterar esta proporción. Además la ley a menos
en una oportunidad se encarga de cambiar los porcentajes. Así sucede con el
inciso 1º del artículo 1354 en cuanto dispone que las deudas del difunto serán
pagadas por los herederos, pero a prorrata de sus cuotas y no en cuotas viriles.

132. Hay tantas obligaciones como haya tantos acreedores o deudores.


Esto no debe perderse de vista. La relación de un acreedor con tres deudores
mancomunados constituyen tres obligaciones distintas y lo mismo pasa si hay
tres acreedores y un deudor. Poco a continuación veremos característica de
estas obligaciones y observarán que todas tienen explicación precisamente
porque se trata de diversidad de obligaciones. Imaginen, por ejemplo, que uno
de los codeudores contrajo la obligación siendo relativamente incapaz.
Declarada la nulidad respecto de ese deudor, el acreedor perderá la cuota
respectiva, pero quedan sanas las cuota de los otros deudores. Lo mismo
explica que los efectos de la prescripción en una no afecte a las otras.

133. Características de las obligaciones simplemente conjuntas.


1º. La prestación es única. Es decir, los varios deudores están obligados
al mismo objeto de la prestación. No hay obligación mancomunada si uno debe
una suma de dinero y el otro debe un animal.
2º.-Cada deudor está obligado al pago de su cuota y no más, y cada
acreedor puede cobrar su cuota en el crédito, y no más.,
2º Siendo varios los acreedores o varios los deudores, cada acreedor
solo puede exigir su parte y en el segundo caso cada deudor está obligado a
pagar su cuota y no más.
3º En las obligaciones mancomunadas hay tantas obligaciones cuantos
acreedores haya, o tantas obligaciones como tantos deudores . Esto significan
que si Arturo presta una suma de dinero a Baltasar y a Conrado se han
originado dos obligaciones distintas, cada una con sus propios caracteres. Por
ejemplo, la obligación de Baltasar puede extinguirse por algunas de las
causales que señala el artículo 1567 y sin embargo subsiste la obligación de
Conrado. O una puede adolecer de un vicio de nulidad y la otra ser sana.
4º Precisamente por tratarse de obligaciones distintas, la insolvencia de
uno de los deudores no grava la cuota del otro.
5º La interrupción de la prescripción que beneficia a uno de los
acreedores ( en la activa) no aprovecha a los demás. A su vez, esta
interrupción si obra contra uno de los deudores, no perjudica los otros.
6º. La nulidad de la obligación, sea absoluta relativa, pronunciada con
respecto a uno de los codeudores no aprovecha a los otros codeudores, y
perjudica solamente al acreedor contra quien se alegó la nulidad, caso este
último en la solidaridad activa.
7º La culpa de uno de los deudores no perjudica a los otros ni da acción
para reclamar perjuicios a los demás. Esta característica aparece implícita en
el artículo 1540 inciso 1º: “Cuando la obligación contraída con cláusula penal
es de cosa divisible, la pena del mismo modo que la obligación principal, se
divide entre los herederos del deudor a prorrata d sus cuotas hereditarias. El
heredero que contraviene a la obligación , incurre pues en aquella parte de la
pena que corresponde a su cuota hereditaria; y el acreedor no tendrá acción
alguna contra los coherederos que no han contravenido a la obligación”. s

134 VI (2) Las obligaciones solidarias.

135. Concepto. Del artículo 1511 resulta el concepto y aun la definición de la


obligación solidaria: “En general cuando se ha contraído por muchas personas
o para con muchas la obligación de una cosas divisible, cada uno de los
deudores, en el primer caso, es obligado solamente a su parte o cuota en la
deuda, y cada uno de los acreedores, en el segundo, sólo tiene derecho para
demandar su parte o cuota en el crédito.” El inciso 2º nos interesa: “Pero en
virtud de la convención, del testamento o de la ley puede exigirse a cada uno
de los deudores o por cada uno de los acreedores el total de la deuda. Y
entonces la obligación es solidaria o insolidum”. El inciso 3º: La solidaridad
debe ser expresamente declarada en todos los casos en que no la establezca la
ley”.
De la definición resulta que la obligación solidaria puede presentarse de
dos formas. En la primera hay v arios acreedores y un deudor y cada uno de
los acreedores puede cobrar el total. Se le conoce como solidaridad activa. En
la segunda hay un acreedor y varios deudores y se caracteriza por el acreedor
puede exigir el pago a cualquiera de los deudores, sin que este pueda alegar
división de la deuda. El acreedor elige a su arbitrio al deudor que debe pagar.

136. Características y requisitos de la solidaridad.


a.) Deben existir varios acreedores en la activa y varios deudores en la
pasiva.
b.) El objeto de la obligación debe ser divisible. Si el objeto es indivisible
opera otra forma de pluralidad de personas. Recuerden que cuando hay
muchos acreedores o muchos deudores la obligación puede ser simplemente
conjunta o solidaria, pero siempre que el objeto sea divisible. Si este es
indivisible la obligación se rige por el artículo 1526.
c.) El artículo 1512 exige que la prestación que se debe ha de ser la
misma respecto de los varios acreedores o de los varios deudores. Lo normal
es que cada prestación igual a otra tenga también un objeto igual a de la otra.
Pero puede suceder de un objeto y dos prestaciones. Por eso digo que es la
prestación la que debe ser igual en caso de existir un objeto Veamos un
ejemplo que propone Antonio Vodanovic24:”Supongamos que una persona
compra un caballo, y habiendo averiguado que el vendedor lo robó, lo vuelva a
comprar a su verdadero dueño. Ambos vendedores, el dueño y el ladrón
adeudan una misma cosa- el mismo acto, es decir, la entrega del caballo -
y sin embargo no existe entre ellos solidaridad. Uno y otro deudor, cada uno
por su parte, deben cumplir la obligación que les incumbe, bien entregando la
cosa, o indemnizando su importe al acreedor”
d.- Extinción de la obligación por el pago hecho a uno de los acreedores
en la solidaridad activa, o hecho por uno de los deudores en la pasiva..
e.- Una y otra solidaridad debe esta dispuesta por convención o por la
ley.

137. La solidaridad activa.

24 Antonio Vodanovic, “Derecho de Obligaciones” ya citado, página 83.


138. Concepto. Su escasa aplicación. Su fundamento. Conforme a lo ya
explicado, la solidaridad activa existe cuando hay varios acreedores con
derecho a exigir el pago total , de manera tal que pagado a uno de los
acreedores, se extingue la obligación respecto a todos los acreedores.
Es de escasa aplicación en la vida de los negocios. Tanto porque puede
ser reemplazada por un mandato que los acreedores se otorguen
recíprocamente, como porque uno de ellos pude desconfiar de otro que sea
más rápido para cobrar la obligación.
En la solidaridad activa cada acreedor es reputado dueño exclusivo del crédito
y eso justifica que pueda recibir el total de lo adeudado. Y, como dueño que es,
puede remitirla, compensarla ,novarla y, por supuesto, recibir el pago. Esta
característica proviene del derecho romano, porque consta que Andrés Bello
asó lo decidió. Desechó la doctrina del código francés, para el cual en la
solidaridad activa hay un mandato recíproco entre los coacreedores Tiene
importancia la historia de la institución, porque si se acepta la doctrina
francesa, habría que aceptar que un acreedor no podrá novar o remitir, por
ejemplo, sin la autorización de sus coacreedores, que son sus mandantes. En
los Apuntes que quedaron de puño y letra de Bello, el redactor advierte que se
aparta del código francés y sigue en este punto a la doctrina romana.
Pero hay que advertir que no es esa la opinión del profesor Somarriva,
quien estima que la verdadera explicación de la solidaridad se encuentra en el
mandato tácito que los acreedores se han conferido entre sí. Sobre esta
discusión puede leerse las páginas 52 y 53 de “Tratado de las Cauciones” de
Manuel Somarriva. 25
La tesis del mandato tácito ha sido acogida por nuestros tribunales, me
parece que en forma unánime.

139. Efectos de la solidaridad activa entre los varios acreedores y el


deudor. La regla primera es que la solidaridad activa impide que la
obligación se divida entre los varios acreedores. En otras palabras: aunque
existan varios acreedores la obligación sigue siendo única. Las demás
consecuencias o efectos emanan de esta primera regla.
a.) Cada acreedor puede exigir el pago total de la obligación;
b.) A su vez, el deudor puede pagar al acreedor que elija. Lo dispone así
el inciso 1º del artículo 1513. Pero, conforme al mismo artículo, si ha sido
demandado por uno de los acreedores, a ese habrá que pagarle..
c.) Conforme al inciso 2º del citado artículo 1513, el pago a cualquiera de
los acreedores extingue la obligación respecto a todos.
d.) Los demás medios de extinguir las obligaciones, como la remisión, la
novación o la compensación, extingue la obligación respecto a todos. Esto
implica que cada acreedor está facultado no solo para recibir el pago efectivo
sino, además, para condonar o n ovar, por ejemplo, la obligación. Por supuesto,
siempre que otro acreedor no haya demandado primero al deudor.
e.) Conforme al artículo 2519, si se interrumpe la prescripción que
perjudicaba a los acreedores, la interrupción que uno de ellos provoque que
favorece a los demás.

25Manuel Somarriva Undurraga, “Tratado de las Cauciones”.Editorialo Nascimento.


Santiago. 1943.
140. Efectos de la solidaridad activa entre los varios acreedores. El
acreedor que recibe el pago debe compartirlo con los demás acreedores. No lo
establece expresamente el Código, pero así lo indica la más elemental regla de
equidad.
No obstante lo dicho, el artículo 1668, que se refiere al modo de extinguir la
obligación llamado confusión, dispone en su inciso 2º que si hay confusión
entre uno de varios acreedores solidarios y el deudor, “será obligado el
primero a cada uno de sus acreedores por la parte o cuota que
respectivamente les corresponda en el crédito.”

141. La solidaridad pasiva

142. Concepto y caracteres. Conforme a la idea general en materia de


solidaridad, la pasiva existe cuando existen varios deudores de una obligación,
de tal forma que pagando uno de ellos la obligación se extingue respecto a
todos. Supongamos que A, B y C deben 30.000. a Luís. Si no existiere
solidaridad habría una obligación simplemente conjunta y Luís podría
reclamar de cada de los deudores solamente $10.000. Pero si la obligación es
solidaria –de solidaridad pasiva, Luís puede reclamar los $30.000. de
cualquiera de los deudores, elegido a gusto de Luís. “A su arbitrio”, dice el
artículo 1514.
Las características de estas obligaciones son fáciles de descubrir.. a)
Debe existir pluralidad de deudores; b)Todos los deudores están obligados al
pago total de la obligación; c) Extinción de la obligación respecto a todos los
deudores si uno de ellos ha extinguido la obligación, sea con el pago efectivo l
o con otro modo de extinguir las obligaciones, como la remisión, por ejemplo.
La solidaridad pasiva, al contrario de la activa, es de enorme utilidad
práctica en la actividad jurídica y particularmente la comercial. El profesor
Manuel Somarriva26 la ubica y la expone dentro de las cauciones y esto es
precisamente porque esta solidaridad asegura el cumplimiento de una
obligación. n En general, el acreedor ha de confiar en el patrimonio d su
deudor, pero en la solidaridad pasiva tiene dos, tres o más patrimonios que
responderán por lo debido. Desaparece para el hacedor el temor a la
insolvencia del único deudor, porque siempre habrá otros patrimonios cuyos
bienes podrá perseguir,
Tiene la solidaridad pasiva semejanza con la fianza, en cuanto esta
última es caución. Pero las diferencias son de mucha importancia. Explico
solamente dos de ellas.
El fiador puede oponer al acreedor el beneficio de excusión. Esta
excepción significa que el fiador puede pedir que “antes de procederse contra
él se persiga los bienes del deudor principal , y en las hipotecas o prendas
prestadas por éste para la seguridad de la misma deuda”. Este beneficio se
estudiará en el próximo curso, pero equivale a que el fiador diga “cóbrele
primero a mi afianzado y lo que falte lo pago yo”. Ver el artículo 2357. A su vez,
el artículo 2358 exige que para que el deudor goce de la excusión es necesario
que no se haya obligado como codeudor solidario
.

26 Manuel Somarriva, su texto ya ciado, páginas 50 y swiguientes.


Además el fiador puede oponer al acreedor el beneficio de división. Este
beneficio tiene lugar cuando hay más de un fiador, caso en el cual el fiador
demandado queda obligado a pagar solamente su parte o cuota de la deuda.
Nada de ello hay en la solidaridad. La práctica comercial ha inventado
una garantía llamada “fianza solidaria”, que no es más que una fianza en que el
fiador ha renunciado anticipadamente a estos beneficios. O sea, esta fianza
solidaria es en el fondo una solidaridad pasiva.
La solidaridad pasiva es muy útil en el comercio y de ahí que el código de
esa especialidad abunde en casos de responsabilidad solidaria. En las
sociedades colectivas comerciales, por ejemplo, hay responsabilidad solidaria
de los socios, el avalista es en un codeudor solidario en los instrumentos de
crédito, lo es el endosante de estos mismos instrumentos, según lo dispone la
ley Nº 18.012.

143. Efectos de la solidaridad pasiva. Explicación previa. Debe recordarse


que, siguiendo la doctrina romana como lo predica Alessandri, nuestra
legislación estima que cada uno de los acreedores es dueño de su crédito en la
solidaridad activa y que en la pasiva cada deudor lo es de la totalidad del
crédito. Siendo así cada deudor puede ejecutar cualquier acto en beneficio o
perjuicio de la obligación.
Los efectos de la solidaridad pasiva serán estudiados desde dos puntos
de vista: efectos entre los codeudores solidarios y el deudor y efectos entre los
propios codeudores solidarios.

144. Efectos de la solidaridad pasiva entre codeudores y acreedor. Es


necesario tener presente algo previo, justificación de varios de los efectos que
se pasan a estudiar. Debe recordarse que a propósito de las características de
la solidaridad dijimos que en la solidaridad hay una sola prestación, pero hay
tantas obligaciones cuantos sea los deudores. Unidad de prestación y
pluralidad de vínculos, en suma.
Pasamos a ver los efectos entre codeudores y acreedor.
A.- ) El acreedor puede dirigirse contra todos los deudores o cualquiera
de ellos, a su arbitrio.
Lo expresa así el artículo 1514: “El acreedor puede dirigirse contra
todos los deudores solidarios conjuntamente o contra cualquiera de ellos a su
arbitrio, sin que por éste pueda oponérsele el beneficio de división”.
De este efecto pueden nacer algunas situaciones que plantea y resuelve
el profesor Alessandri27. Por ejemplo, si el acreedor se dirige contra uno de los
codeudores, conserva sin embargo la facultad de perseguir a los otros por la
parte que el primer demandado no ha cubierto: artículo 1515.
Es lo mismo que decir que dirigida la acción contra uno no se ha
renunciado a la acción contra los otros.
B) El pago total de la obligación hecho por uno de los deudores solidarios
extingue la obligación de los demás.
Esto es de la esencia de la solidaridad pasiva. Pagada la obligación por
uno quedan liberados todos los deudores solidarios y alguno de ellos, por
ignorancia del pago, paga a su vez, habrá pago de lo no debido y derecho a
repetir. Vean el artículo 2295.

27 Teoría de las Obligaciones, página 237.


Puede suceder que exista pago parcial, esto es, que se pague solamente
una parte de la obligación. Sin tal pasare, la solidaridad subsiste en la parte no
pagada. Así lo dispone el artículo 1515: “La demanda intentada por el acreedor
contra alguno de los deudores solidarios, no extingue la obligación solidaria
de ninguno de ellos, sino en la parte en que hubiere sido satisfecha por el
demandado”.
C) Las otras formas de extinguir la obligaciones producen la extinción en
beneficio de los demás codeudores solidarios.
Esto es, cuando opera una forma de extinguir la obligación respecto de
uno de los deudores, la obligación se extingue tocante a los otros codeudores.
El artículo 1519 lo dice en relación a la novación: “La novación entre el
acreedor y uno cualquiera de los deudores solidarios libera a los otros……” Lo
mismo sucede cuando el acreedor extingue la obligación por compensación,
remisión y confusión. Sin embargo es necesario comentar algunas situaciones
que se presentan .
En primer lugar, el artículo 1519 citado contiene una parte final:”………a
menos que estos accedan a la obligación nuevamente constituida”. La
novación – artículo 1628 – consiste en la substitución de una nueva obligación
a otra anterior, la cual queda por lo tanto extinguida. Es claro que el acreedor
puede aceptar el cambio de obligación y en tal caso puede exigir, y los
codeudores aceptar, que siga la solidaridad, pero ahora recaída sobre la nueva
obligación. La anterior se extinguió.
El artículo 1651 contempla un caso semejante al que acabo de explicar.
Y, además, reproduce lo explicado el artículo 1645: “La novación liberta a los
codeudores solidarios o subsidiarios, que no han accedido a ella. ( El fiador es
un deudor subsidiario)
En segundo lugar cabe decir algo de la compensación. Ya sabemos que la
compensación es un modo de extinguir las obligaciones. El artículo 1655
explica_ “Cuando dos o más personas son deudoras una de otra, se opera entre
ellas una compensación que extingue ambas deudas, del modo y en los casos
que van a explicarse.” Es decir cuando el acreedor debe al deudo ambas
obligaciones se compensan hasta la de menor valor. “Me debes $1.000. y yo te
debo $900., entonces págame $100.
La compensación en la solidaridad tiene una particularidad: solo puede
oponerla el codeudor que a su vez es acreedor del acreedor demandante. Es
decir, se necesita carácter recíproco entre acreedor y deudor. Los demás
codeudores no pueden oponer esta excepción, a menos que, como lo advierte
el artículo 1657 , el codeudor que a su vez es acreedor, le haya cedido su
derecho. El inciso 4º del artículo 1657 dispone: “Ni requerido uno de varios
deudores solidarios pueden compensar su deuda con los créditos de sus
codeudores contra el mismo acreedor, salvo que éstos se lo hayan cedido”.
En tercer lugar, el artículo 1668 se justifica solamente aceptando que la
confusión extingue la obligación para todos los acreedores. El artículo 1665
nos dice que hay confusión cuando en una misma persona se reúnen la calidad
de acreedor y deudor. Agrega que la confusión produce los mismos efectos que
el pago.
En cuarto lugar entrego algunas ideas sobre la remisión. El artículo
1518 expresa: “Si el acreedor condona la deuda a cualquiera de los deudores
solidarios no podrá después ejercer la acción que se le concede por el artículo
1514, sino que con rebaja de la cuota que correspondía al primero en la deuda,
Queda claro entonces que si tres sujetos adeudan solidariamente $12.000.- y el
acreedor perdona, condona o remite, la obligación del primero, los dos sujetos
restantes quedan solidariamente obligados a $8.000.
D.) La interrupción de la prescripción.
Imaginen que A., B. y C. adeudan solidariamente al acreedor la suma de
$3.000.000. De esto hace ya algún tiempo y los tres deudores están con la
esperanza de que se cumpla el plazo de prescripción extintiva y así librarse del
pago. Pero el advertido acreedor interrumpe la prescripción demandando a A
solamente. Pues bien, la interrupción no solo perjudica las expectativas de A,
sino que también la de B. y las C. Ver artículo 2519.
Advierte el profesor Alessandri que este efecto no se produce en la
suspensión de la prescripción, porque esta última institución protege a los
incapaces según el artículo 2509.
E.) La constitución en mora de uno de los codeudores solidarios importa la
mora de los demás deudores.
En el curso de este estudio veremos la importancia que tiene la
constitución en mora. No está definida en el Código, pero hay consenso que la
mora “es el retardo culpable del cumplimiento de una obligación más allá de
la época fijada por la manifestación de voluntad del acreedor”. Entre los
efectos de la mora se cuenta que es requisito para cobrar perjuicios y que hace
responsable al deudor del caso fortuito.
Como dije en el epígrafe, si uno de los codeudores solidarios cae en
mora, de la misma manera se entiende morosos a los otros codeudores.
F) La perdida de la cosa que se debe en la solidaridad pasiva.
Si la cosa consiste en un cuerpo cierto y la pérdida es fortuita y ocurre
en el tiempo comprendido entre el contrato y el cumplimiento,1la obligación
se extingue para todos los codeudores solidarios.
Pero si antes del cumplimiento, la cosa perece por culpa o durante la
mora de uno de los deudores solidarios, todos quedan obligados
solidariamente al precio de la cosa, “salva la acción de los codeudores contra el
culpable o moroso, por la acción de perjuicios a que diere lugar la culpa o
mora”, según se lee en el artículo 1521. Fíjense que la solidaridad recae en el
precio de la cosa, porque el mismo citado artículo 1521 concede acción
solamente contra el culpable o moroso si se trata de cobrar perjuicios. En
suma, el precio: solidaridad; perjuicios: solo el culpable o moroso.
No hay qué decir que si todos los codeudores están constituidos en mora, o si
la cosa perece por culpa de todos ellos, la solidaridad subsiste respeto del
precio. En cambio, si bien todos responden por la culpa común, esta
responsabilidad no es solidaria, sino simplemente conjunta. Se llega a esta
conclusión en atención a que la solidaridad no se presume, sino que debe ser
expresa y no hay norma alguna que la contemple en tal situación.
7º. Pacto sobre prórroga de la competencia. Si uno de los acreedores
solidarios pacta, o acepta, la prórroga de la competencia, esta prórroga afecta a
los demás. Alessandri ( página 239 de su texto) cita en este sentido la
sentencia de la Corte Suprema que se lee en Revista de Derecho y
Jurisprudencia, tomo 19, sección 1ª, página 171.) 28

145. Defensas del codeudor solidario. Excepciones que pude oponer al


acreedor. Una vez demandado, el deudor solidario puede defenderse
oponiendo al acreedor excepciones. Resume estas defensas o excepcione el

28 Opinión de Alessandri, página 239 de su “Teoría….”


artículo 1520: “El deudor solidario demandado puede oponer a la demanda
todas las excepciones que resulten de la naturaleza de la obligación, y además
todas las personales suyas”. Agrega inciso 2º: “Pero no puede oponer por vía
de compensación el crédito de un codeudor solidario en contra del
demandante, si el codeudor solidario no le ha cedido su derecho”.
Las excepciones que provienen de la naturaleza de la obligación toman
el nombre de “reales” y como pueden ser opuestas por todos los codeudores se
dice que son comunes.
Las excepciones personales del codeudor solidario provienen de alguna
situación especial, propia del demandado y no de los demás codeudores. Se
llaman excepciones personales porque solo las puede oponer el codeudor que
se halla en esa determinada situación.
Además de las excepciones reales hay personales Veremos la excepción
de compensación y la remisión, las que tienen un trato especial, del cual ya
hemos entregado noticias cuando estudiamos las formas de extinguir las
obligaciones y su incidencia en la solidaridad.

146. Excepciones reales, también llamadas comunes. Estas excepciones


atienden a la obligación propiamente tal, sin tomar en consideración a la
persona. Se mencionan como excepciones reales:
1º. La nulidad absoluta de la obligación, la que, conforme al artículo
1683 puede ser opuesta por cualquiera persona. Tal será si el documento que
se cobra no ha pagado el impuesto exigido por la ley, o si falta la firma del
notario en caso que la ejecución provenga de lo acordado en una escritura
pública.
2º. El profesor Meza Barros ( página 165 de su citado Manual) señala
como excepciones reales las modalidades que afectan a toda la obligación,
como si se pretendiera el pago de una deuda sometida a plazo sin que este
haya vencido.
3º. También son reales las excepciones fundadas en la extinción total o
parcial de la obligación. Así, por ejemplo, se cobra una obligación que ya se
pagó o ha prescrito la acción para cobrar.

147. Excepciones personales. Estas se fundan en alguna situación particular


en que se encuentra el deudor demandado. Del mismo autor recién citado
rescato los siguientes casos.
1.- La nulidad relativa, derivada de la incapacidad del codeudor, de
fuerza, o dolo o de error. Recuerden que la nulidad relativa solo puede alegarla
la persona en cuyo beneficio lo ha establecido la ley (Artículo 1684).
Todos los autores comentan que el artículo 2354, a propósito de la
fianza, señala que el dolo y la violencia son excepciones reales. ¿Es un error
del redactor del Código? El profesor Somarriva opina que el citado artículo
considera reales las excepciones de dolo, error y fuerza solamente en relación
con la fianza. La razón se halla, dice, en que la nulidad relativa solo puede
alegarla la persona en cuyo beneficio la ha establecido la ley. Ahora bien, la
fianza es un contrato accesorio a otro contrato. Entonces el artículo 2354 al
considerar como real a estos vicios está permitiendo que el fiador pueda
alegar la nulidad relativa que afecta al contrato principal.
2. Las modalidades de la obligación convenidas respecto a algunos
deudores. Por ejemplo, se demanda a uno de los codeudores cuya
participación en la solidaridad estaba sujeta a plazo suspensivo que aun no ha
llegado.
3. Algunos beneficios especiales que la ley otorga a ciertos deudores,
como s el beneficio de competencia, según el artículo 1625. Vean además el Nº
2º del artículo 1619 en relación con el pago por cesión de bienes.

148. Excepciones mixtas. La remisión parcial y la compensación son


excepciones mixtas.
Veamos primero el caso de la remisión. Y empiezo por recordar que el
artículo 1652 entiende por remisión como sinónimo de condonación.
Perdonar toda o parte del cumplimiento de la obligación diríamos en lenguaje
corriente.
Si el acreedor condona toda la obligación, esta se extingue respecto a
todos los deudores solidarios.
Pero puede ocurrir que el acreedor remita o condone la obligación de
uno de los codeudores solidarios. En tal caso, la obligación se extingue para el
favorecido, pero los demás quedan siempre obligados solidariamente. Pero
ahora la obligación de cada uno de los codeudores restantes se rebaja en la
cantidad con que favoreció al codeudor.
Siguiendo a Meza Barros, aquí va un ejemplo simple. “A, B y C deben
solidariamente $90.000.- Condonada la deuda de A, este queda
definitivamente liberado, pero B y C aprovechan de la remisión porque no
puede perseguírseles sino por $60.000.
El profesor Meza Barros se pone en el caso que el acreedor que condonó
la parte de A, no obstante obligue a los demás a pagar el total, sin rebaja.
Entonces, el codeudor que paga tiene derecho a accionar contra el beneficiado
para que le pague la parte que a él, el favorecido con la condonación, le habría
correspondido. Si así ocurre, quiere decir que la condonación que el acreedor
hizo a A se esfumó, quedó en nada.
Pasamos ahora estudiar el papel de la compensación en cuanto a defensa
del codeudor demandado.
El artículo 1655 nos muestra que una obligación se extingue cuando dos
personas son deudoras una de otra. La extinción opera hasta el monto de la
menor. No hay para qué poner ejemplos que grafiquen una situación que es de
sentido común.
Esta excepción es personal por cuanto solo puede oponerla el deudor
que a su vez es acreedor del acreedor. Los demás codeudores no pueden
valerse la compensación que opera con otro codeudor. El artículo 1520 en su
inciso 2º prescribe que el codeudor demandado “no puede oponer por vía d
compensación el crédito de un codeudor solidario contra el demandante, si el
codeudor solidario no le ha cedido su derecho”.
Pero puede suceder que el acreedor demande precisamente al deudor
con el cual opera la compensación. Si así sucede, la obligación se extingue no
solo para el deudor de que se trata, sino que para todos los codeudores
solidarios. Entonces resulta que cualquiera de los codeudores puede oponer la
excepción de la compensación que extinguió la obligación. Esto significa que la
excepción, de personal que era, ahora se transforma en común.
Veamos una síntesis.
La compensación solo puede oponerla el deudor que es acreedor del
acreedor. Nadie más. Los demás codeudores no pueden oponerla. Por eso es
una excepción personal.
La compensación opera solamente en una parte de la obligación del
demandado. Los demás codeudores no pueden oponer esta compensación
parcial.
La compensación extingue la obligación del codeudor demandado: se
extingue la obligación respecto a todos. Como todos pueden alegarla, la
excepción se transformó en común.

149. Efectos de la solidaridad entre los codeudores. Se trata de saber que


suerte sigue la obligación extinguida, pero ahora respecto a los deudores entre
sí- Es claro que si el acreedor persigue y obtiene del codeudor A, este, es decir
A, tendrá derecho a que los demás codeudores le compensen o al menos le
indemnicen por un pago hecho, pago que benefició a los otros.
Lo primero que debe averiguarse de que forma pagó A. Esto, porque si el
pago no le ha reportado pérdida de su patrimonio, o sea que no le ha impuesto
sacrificio alguno, es obvio que no tiene derecho alguno en contra de los demás
deudores. Esto pasará si A extinguió la obligación por prescripción, o por
remisión total. Entonces, nuestro estudio se limita a estudiar las relaciones de
los codeudores una vez que uno de ellos ha extinguido la obligación por un
medio lucrativo, que perjudique el patrimonio del que pagó.
Tenemos entonces que el acreedor puede perseguir a cualquiera de los
codeudores, pero una vez extinguida la obligación por uno de ellos, nacen o se
originan relaciones entre el pagador y los demás deudores. Estas tienen un
claro objetivo, que es determinar cuál de los deudores soportará en definitiva
el pago
Para resolver esta disyuntiva vamos a distinguir dos situaciones. La
primera: todos los codeudores solidarios tienen interés en la obligación. La
segunda: la obligación solidaria solo interesa a uno de los deudores.

150. Todos los deudores tienen interés en la obligación. La lectura del


inciso 1º del artículo 1522 trata de ello. Dice: El deudor solidario que ha
pagado la deuda, o la ha extinguido por alguno de los medios equivalentes al
pago, queda subrogado en la acción de acreedor con todos su8s privilegios y
seguridades, pero limitada a cada uno de los codeudores a la parte o cuota que
tenga este codeudor en la deuda”.
Como ustedes aun no han estudiado la subrogación personal, conviene
que lean el artículo 1608: “La subrogación es la transmisión de los derechos
del acreedor a un tercero que le paga” ( El artículo debió decir “el traspaso” en
vez de transmisión, porque esta última expresión está reservada para el
traslado del patrimonio del difunto a sus herederos o legatarios).
Lo cierto es que si uno de los deudores paga al acreedor Lisandro, el
deudor que pagó pasa a ocupar el lugar jurídico de don Lisandro. Este, don
Lisandro garantizaba su crédito con una hipoteca. Era acreedor hipotecario, en
resumen. Ahora el deudor que pagó pasa a ser acreedor de los restantes
codeudores. Y, más que eso, pasa a ser acreedor hipotecario, porque la
propiedad del derecho real de hipoteca ahora está en su poder.
De manera que mediante el sistema de la subrogación, el deudor que
paga queda convertido en acreedor de sus solidarios y podrá demandarlos
para que cada uno le pague su cuota. Su parte o cuota, porque la solidaridad
desapareció.
La cuota que cada solidario ha de pagar es la equivalente al número de
demandados, es decir, la tercera parte, si son tres. Es lo que se llama la cuota
viril. Pero, advierte Manuel Somarriva (página 77 de su Tratado, que no hay
inconvenientes para que los solidarios hubieren pactado otra proporción en
las cuotas.

151. La obligación solidaria solo interesa a alguno de los deudores.


Puede suceder, y creo que es lo más corriente, que la solidaridad interese a
uno o más de los varios codeudores. Así sucede cuando la solidaridad se usa
como caución, que es el verdadero papel que se da a la solidaridad pasiva.
Imaginen que don Leocadio pide un préstamo. Se le niega el préstamo a menos
que don Leocadio ofrezca garantía. Ya habíamos dicho que la solidaridad
pasiva pone varios patrimonios a disposición del acreedor. Así pasó en el caso
que comento. Don Leocadio ofreció como garantes del pago, y en calidad de
codeudores solidarios, a sus amigos A, B. C y D. Aconteció que al llegar el
vencimiento el acreedor exigió el pago al codeudor B. Pagó B porque en eso
consiste precisamente la solidaridad. Pero ustedes entenderán que B hizo un
favor y ese favor le está costando el pago de una obligación de la que no
obtuvo ningún provecho. Esa es la situación que regla el artículo 1522 en su
inciso 2º: “Si el negocio para el cual ha sido contraída la obligación solidaria,
concernía solamente a alguno o algunos de los deudores solidarios, serán éstos
responsables entre sí, según las partes o cuotas que les correspondan en la
deuda, y los otros codeudores serán considerados como fiadores”.29 En el
ejemplo propuesto, B accionará contra Leocadio y si nada recupera o recupera
solo una parte, podrá dirigirse contra A, C y D, es decir, los otros codeudores.
Pero a cada uno de estos últimos solo podrá exigirle la cuota de cada uno,
incluyendo la de él. Es decir podrá cobrarle a cada uno una quinta parte de lo
que no ha recuperado. Como se ve, entre ellos no hay solidaridad y la
obligación que tienen en beneficio del que pagó es simplemente conjunta.
Ahora A, C, y D se consideran fiadores del pago que ha de hacerse a B.
El ultimo inciso del artículo 1522 reglamenta la posibilidad de ser
insolvente alguno de los solidarios que tienen que resarcir al que pagó: su
cuota se reparte entre los otros codeudores, comprendiendo incluso a aquel a
quien se le exoneró de la solidaridad. La repartición es a prorrata de la cuota
de cada uno.

152. Extinción de la solidaridad. Es obvio que la solidaridad se extingue


junto a la obligación. No se concibe solidaridad sin obligación.
En esta parte de nuestro estudio veremos las causales que motivan la
extinción de la solidaridad y permaneciendo vigente la obligación. Dichas
causas son dos: la renuncia a la solidaridad y la muerte del deudor.

153. Extinción de la solidaridad por muerte del deudor. Hay que recordar la norma del
artículo 1097 en cuanto disponen que los herederos representan la persona del causante
para sucederle en todos sus derechos y obligaciones transmisibles. En suma, los herederos
responden del cumplimiento de las obligaciones contraídas por el causante. De ahí que el
artículo 1523 insista: “Los herederos de cada uno de los deudores solidarios son entre
todos obligados al total de la deuda, pero cada heredero será responsable de aquella cuota
de la deuda que corresponda a su porción hereditaria”.

29En el próximo curso se estudiará la fianza. En esa oportunidad se observará la importancia que tiene
otorgar a estos codeudores la calidad e fiadores. Mientras tanto, ustedes peden consultar el artículo 2370 y
1610 Nº 3º, este último materia de este curso.
El ejemplo de Meza Barros ( página 173 de su Manual) ; A, B y C deben
solidariamente $300.000.-; A fallece y deja como herederos a D y a E.. D y E deben
individualmente $150.000.
De donde resulta un principio: la solidaridad no se transmite a los herederos del
codeudor solidario fallecido.

154. Extinción de la solidaridad por renuncia. Siguiendo el principio general que


establece el artículo 12, ahora el artículo 1516 en su primer inciso dispone que “el acreedor
puede renunciar expresa o tácitamente la solidaridad respecto de uno de los deudores
solidarios o respecto de todos”.
La renuncia puede ser expresa o tácita y parcial o total.
Renuncia expresa y renuncia tácita. Renuncia expresamente el acreedor cuando en
términos formales, renunciado a la solidaridad, expresa que acepta la división de la deuda.
La renuncia tácita se deduce de algunas actitudes del acreedor que manifiestan si intención
de renunciar. El artículo 1516 pone un ejemplo en su inciso 2º:La renuncia tácitamente a
favor de uno de ellos cuando le ha exigido o reconocido el pago de su parte o cuota de la
deuda, expresándolo así en la demanda o en la carta de pago, sin la reserva especial de l
solidaridad, o sin la reserva general de sus derechos”.
La renuncia solo produce efectos para el deudor demandado a quien se le libera de la
solidaridad, sea porque se le aceptó el pago parcial u otras de las circunstancias que constan
en la disposición recién transcrita.
De lo dicho resulta que se exigen tres requisitos para esta renuncia parcial que solo
favorece a uno de los deudores. a.) Que el acreedor exija o reciba solamente la cuota de uno
de los deudor. No es necesario que se usen las expresiones” parte” o “cuota” .b) En la
demanda o en la carta de pago o recibo debe quedar constancia que se ha recibido del
deudor una suma igual a su cuota en la deuda. c.) Es preciso que el acreedor, al recibir el
pago de la cuota del deudor, no haga reserva especial de la solidaridad de su derecho. Este
último requisito se explica porque la renuncia tácita constituye una presunción de la
intención del acreedor y del deudor solidario, pero una manifiesta expresa en contrario
hace desaparecer la presunción.

155. La renuncia a la solidaridad en las pensiones periódicas. Trata este tema el


artículo 1517. Se refiere al caso en que varios deudores solidarios deben pagar
periódicamente una pensión, como la alimenticia, por ejemplo..La renuncia tácita a la
solidaridad opera en los términos ya estudiados, pero con la limitación que solo queda
limitada a los pagos devengados: “……. sólo se extiende a los futuros cuando el acreedor
lo expresa”.

156. (VI-3) Obligaciones divisibles e indivisibles.

157. Concepto. Las obligaciones son divisibles o indivisibles según la


prestación pueda cumplirse en forma fraccionada o si no es posible el pago
fraccionado.. Por ejemplo, el pago de una suma de dinero es divisible por
esencia, sea que la obligación recaiga en una o en varias personas. Al efecto,
una puede estar obligada a pagar una tercera de la deuda y una y otra tercera
parte los demás deudores. Pero hay obligaciones que no admiten división, como
si dos personas deben la entrega de un caballo, situación que hace imposible
pagarla en cuotas. No se concibe que uno de los deudores tenga que entregar
una parte del animal y el otro deudor la parte restante.
Hay que advertir que el problema de la indivisibilidad se origina solamente
cuando hay varios acreedores o varios deudores. Si hay un solo deudor la
obligación deberá cumplirse íntegramente por el único deudor tal como
disponle artículo 1591: “El deudor no puede obligar al acreedor a que reciba por
partes lo que se le deba…..” No se concibe división en ella. El asunto
interesa cuando hay varios deudores o varios acreedores, porque entonces habrá
que decidir si la obligación puede cumplirse haciéndose cargo cada deudor de su
cuota o si ello es imposible. Si resulta imposible dividir el cumplimiento
estamos ante una obligación indivisible.
La indivisibilidad no se refiere solamente a una cosa como un caballo por
ejemplo, sino que también comprende o puede comprender un hecho como
resulta del compromiso de brindar un concierto de piano.
Dicho en otras palabras. La obligación, es indivisible cuando, existiendo
varios deudores o varios acreedores, debe cumplirse por el todo y no por partes,
sea que esto ocurra por la naturaleza del objeto de la prestación o sea por la
voluntad de las partes.

158. Definición de la ley. Explicación. Quedó dicho que es indivisible una


cosa que no admite división sin que pierda su individualidad o esencia. Un
animal es indivisible y por consiguiente la prestación que consiste en la entrega
del animal es indivisible. Hasta aquí no hay problemas, pero la definición que
nos entrega el artículo 1524 agrega otra condición de divisibilidad. Dispone su
inciso 1º: “La obligación es divisible o indivisible según tenga por objeto una
cosa susceptible de división, sea física, sea intelectual o de cuota”.
Al agregar el elemento de susceptibilidad intelectual en la división, el Código
estableció una idea confusa, porque todas las cosas son susceptibles de división
intelectual o de cuota. Es decir el elemento de intelectualidad o de cuota deja
abierta la puerta para entender que no existen casos de indivisibilidad. Debe
advertirse que el artículo 1524 señala que la división puede serlo físicamente o
de cuota y no dice que deban concurrir ambas. Un caballo, por ejemplo, es un
objeto indivisible, pero resulta divisible si se piensa que una parte o cuota del
animal pertenece a A y otra cuota del mismo pertenece a B.
Pero, como sea, la definición del artículo 1524 se nos muestra confusa y se
hace necesario escudriñar su verdadero sentido. Es decir, saber cuándo una cosa
es indivisible físicamente y además, intelectualmente. En un texto de estudio30
se cita la opinión de otro tratadista ( H. Larraín Ríos) quien dice que en cuanto
a la indivisibilidad intelectual, la definición del Código se refiere a las cosas
incorporales y la indivisibilidad física a las cosas corporales.
Según el texto de Antonio Vodanovic, en cuanto contiene las clases de los
señores Alessandri y Somarriva, se estima que la indivisibilidad debe definirse
como aquella “cuyo objeto no admite división entre los diversos sujetos activos
o pasivos, o que es la obligación que tiene una prestación que no puede
cumplirse por parcialidades.”
Resulta útil que transcriba la definición que de indivisibilidad entrega el
citado texto de don Rodrigo García: “Aquella en que existiendo pluralidad de
sujetos activos o pasivos, la prestación no puede efectuarse por parcialidades
y, en consecuencia, cada acreedor puede exigirla y cada deudor está obligado a
cumplirla en su totalidad”.
De lo explicado hasta ahora puede deducirse que la regla general es que las
obligaciones sean divisibles. Divisibles física y materialmente o divisibles
intelectualmente, esto es, una división imaginaria que nuestra inteligencia puede
crear.

159. Clases de indivisibilidad. Los tratadistas distinguen tres tipos de


indivisibilidad: la absoluta, la indivisibilidad de obligación, y la indivisibilidad

30Rodrigo García Lehmann. “Lecciones de Derecho Civil Chileno. De la teoría de las


Obligaciones”. Editorial Jurídica de Chile, 2010. Página 33.
de pago. Doy una brevísima reseña de cada una, porque nuestro Código
prescinde de esta clasificación y adopta otra más simple.
a.- La indivisibilidad absoluta es la originada por la naturaleza de la
obligación. El ejemplo más claro es el de la servidumbre de tránsito, tal como lo
cita el artículo 1524. Sobre este ejemplo, ver su inciso 2º en cuanto precisa:
“Así la obligación de conceder una servidumbre de tránsito o la de hacer
construir una casa son indivisibles, la de pagar una suma de dinero, divisible”.
b. - La indivisibilidad de obligación se origina por voluntad de las partes.
Una obligación que naturalmente es divisible, puede transformarse en
indivisible si las partes así lo acuerda, Meza Barros pone este caso. Dice que es
posible contratar la construcción de una casa por partes, esto es, construir el piso
es una obligación distinta a la de levantar el techo. La obligación es divisible,
pero las partes pueden convenir que la obligación se cumplirá solamente cuando
esté terminada. No habrá cumplimientos parciales. Ver el artículo 1524 inciso
2º.
c.- La indivisibilidad de pago. Consiste en una declaración de voluntad en
cuanto a que el pago que naturalmente es divisible ha de ser cumplido del todo y
no por cuotas. Este tipo de indivisibilidad tiene importancia práctica, como se
verá.

160. La estructura de la indivisión en el Código. Prescindiendo de la teoría,


los lo artículos 1511 y 1526 presentan un principio base: la indivisibilidad es
excepcional. La regla general es la divisibilidad porque todo es susceptible de
división, al menos intelectualmente. Lo que obliga a buscar los casos de
excepción que muestra el Código. De ello se encarga el artículo 1526. De
manera que se puede afirmar que los casos de solidaridad son aquellos del
artículo 1526 a los que cabe agregar la situación de la propiedad fiduciaria
(artículo 751) y de las servidumbres ( artículo 827).
En cuanto a los del artículo 1526, estos serán estudiados a continuación. Pero
antes ustedes deben imponerse de su inciso 1º, el que contiene ideas que
servirán para el estudio que sigue. Dice así: “Si la obligación no es solidaria ni
indivisible, cada uno de los acreedores puede sólo exigir su cuota, y cada uno de
los codeudores es solamente obligado al pago de la suya, y la cuota del deudor
insolvente no gravará a sus codeudores. Excepto en los casos siguientes………
De donde se desprenden que “los casos siguiente” son unan excepción a la
divisibilidad y que, por lo mismo, constituyen casos no discutibles de
indivisibilidad. Para don Arturo Alessandri la enumeración del artículo 1526 es
taxativa. Ello es por la parte final del inciso 1º del citado artículo 1526:
“exceptúanse los casos siguientes…” Exceptuar es apartar o separar de lo
corriente y normal.

161. Primer caso de excepción a la divisibilidad o primer caso de


indivisibilidad. Artículo 1526 Nº 1º. Este caso se refiere a la acción
hipotecaria o prendaria. Toda vez que aun no hemos estudiado ni la hipoteca ni
la prenda, entrego algunas ideas simples que ayuden a comprender la excepción
de que se trata.
El artículo 2405 dispone que la prenda es indivisible en cuanto a que si se
paga una cuota de la obligación no se puede pedir la restitución de la cosa dada
en prenda. O, lo mismo, no se puede pedir restitución de la cosa prendada
mientas exista sin cumplir el más mínimo resto de la obligación. A su vez, el
artículo 2408 dispone: “ La hipoteca es indivisible. En consecuencia cada una de
las cosas hipotecadas a una deuda y cada parte de ellas son obligadas al pago de
toda la deuda y de cada parte de ella”.
El artículo 1526 en su número 1º, norma que estamos viendo, dispone: “La
acción hipotecaria o prendaria se dirige contra aquel de los codeudores que
posea, en todo o parte, la cosa hipotecada o empeñada.” “ El codeudor que ha
pagado su parte en la deuda, no puede recobrar la prenda ni obtener la
cancelación, de la hipoteca, ni aun en parte, mientras no se extinga el total de la
deuda; y el acreedor a quien se ha satisfecho su parte del crédito, no puede
remitir la prenda o cancelar la hipoteca, ni aun en parte, mientras no hayan sido
enteramente satisfechos sus coacreedores”. La indivisibilidad de la prenda
y de la hipoteca resulta de los artículos 2405 y 2408.
- Tal como resulta de los artículos citados, la prenda y la hipoteca son indivisibles
desde el punto de vista del objeto gravado con hipoteca o prenda, porque la cosa
gravada lo está por el todo, sin que sea admisible alzar la mitad de la hipoteca o de
la prenda alegando que se pagó la mitad de la obligación garantizada. También
resulta indivisible para el acreedor, porque no puede alzar una parte de la hipoteca
o prenda bajo pretexto de que ha recibido una cuota de la deuda.
Hay que advertir que estas cauciones (la hipoteca y la prenda son cauciones)
tienen el carácter de indivisibles aun cuando la obligación garantizada sea divisible.
Imaginen que don Fidel prestó $10.000. a A, B y C. Estos tres son deudores de una
obligación mancomunada, es decir, cada uno responde por la tercera parte. Si A y B
pagaron su cuota, don Fidel tiene derecho a mantener incólume el total de la
hipoteca o prenda.
Hay otro aspecto de la indivisibilidad. Se trata de una situación en que el
acreedor queda limitado en el ejercicio de la acción de cobro. Expliquemos esto.
El acreedor cuyo crédito está garantizado con hipoteca ( lo dicho y lo que se
dirá vale respeto a la prenda) tiene dos acciones para obtener el pago. Una es la
acción personal, como, por ejemplo, la que le otorgan las normas de la
compraventa, o del mandato, o el mutuo, etc. Es decir, en la acción personal se
prescinde de la hipoteca. Pero además este acreedor tiene una acción que toma el,
nombre de “real” y cuyo objetivo es perseguir la hipoteca y obtener en un remate el
precio del bien hipotecado. Con el precio de la subasta se pagará de su obligación.
En suma, el acreedor tienen dos acciones a su disposición. Si elige la acción real
deberá demandar a aquel de los codeudores que posea, en todo o parte, la cosa
hipotecada . Así resulta del ya transcrito artículo 1526, Nº 1º. Si el bien
hipotecado estuviere en poder de dos o más personas, deberá demandare a todos
ellos.
La indivisibilidad, entonces, recae en el ejercicio de la acción real, la que,
aunque haya varios deudores, debe dirigirse contra uno precisamente y por el total
de deuda garantizada.
Sobre lo recién dicho, la Corte Suprema explicó en una sentencia que “es
responsable de la acción hipotecaria el poseedor de la totalidad de la cosa
hipotecada o de la parte de ella sobre la cual el acreedor ejerce su derecho, y si son
varios los que poseen la cosa, todos son igualmente responsable de dicha acción y
contra todos debe el acreedor dirigirla”. ( Revista de Derecho y Jurisprudencia,
tomo 14, 2ª parte, sección 1ª,página 302).

162. Segundo caso de excepcionalidad de la divisibilidad de la obligación.


Artículo 1526 Nº 2º. Deuda de una especie o cuerpo cierto. El Nº 2º del artículo
1526 dispone que “ Si la deuda es de una especie o cuerpo cierto, aquel de los
codeudores que lo posee es obligado a entregarlo.” Falta claridad en este precepto.
Una cosa puede ser transferida aunque el cedente no la posea. No hay
inconveniente para vender o ceder en general una tercera parte de lo derechos en un
caballo de carreras. Entonces, buscando el verdadero sentido de la disposición, hay
unanimidad a que ella se refiere a la tenencia material de la cosa que uno de lo
deudores posee.
A tiene a su cargo, como depositario, el caballo Caifás, que me pertenece en
madias con mi compadre. Vendemos el caballo a B. De esa compraventa nace
nuestra obligación de transferir el dominio y la obligación de entregarlo
materialmente. Transferir el dominio es obligación divisible, porque yo puedo
efectuar una tradición simbólica hoy día y mi compadre puede efectuar respeto a su
cuota en el dominio del animal, más tarde. Como ustedes ven, los vendedores
deben transferir el dominio al comprador ( obligación divisible) y entregarlo
materialmente.( obligación indivisible). Ya habrán notado que la norma que
estudiamos contiene una omisión, porque omite el caso en que el obligado a la
entrega no lo posee sin embargo.
En todo caso, resumo: la entrega a que se refiere el Nº 2º en estudio es
entrega material y no jurídica.
Hay una particularidad en este número. La indivisibilidad recae en el
acreedor y no en el deudor. En los otros casos la indivisibilidad afecta o limita a los
deudores impedidos de pagar cada uno su parte. Pero en este caso es el acreedor el
que está limitado a no poder cobrar por cuotas.
Para terminar este párrafo, digamos que la situación inversa no se aplica.
Esto ocurre cuando hay varios acreedores y un deudor. Antonio Vodanovic 31 pone
un ejemplo que, confiesa, es ajeno. “Llegan dos pasajeros a un hotel, toman una
habitación y entregan al dueño del establecimiento para que se los guarde un cofre.
Al día siguiente, uno de los pasajeros pide el cofre; el hotelero se lo entrega. Más
tarde aparece el otro pasajero y también requiere la cosa. ¿Podría excusarse el
dueño del hotel invocando el Nº 2ª del artículo 1526.? Se responde rotundamente
que no, porque la disposición se refiere a codeudores. Como no hay norma especial
para el caso hay que recurrir a la norma general, y lo es que la obligación sea
simplemente conjunta. En consecuencia, se concluye que para devolver el cofre el
hotelero debió exigir la presencia de los dos pasajeros”.

163. Tercera excepción a la divisibilidad de la obligación. El Nº 3º del artículo


1526 dice: “Aquel de los codeudores por cuyo hecho o culpa se ha hecho
imposible el cumplimiento de la obligación, es exclusiva y solidariamente
responsable de todo perjuicio al acreedor”. Esta norma establece, en resumen, que
sea que se trate de una obligación divisible o indivisible con varios deudores, aquel
que por su culpa ha hecho imposible el cumplimiento, es exclusivamente obligado
a reparar todo perjuicio al acreedor.
Todos los codeudores son deudores en la obligación de cuidar la cosa. Esta
común obligación es indivisible. Lo es porque si la falta de cuidado es culpa de
uno y causa daño a la cosa, la indemnización de perjuicios no se divide en tantas
cuotas como codeudores . El artículo que comentamos ordena que el pago sea total,
no por cuotas, y debe recaer en aquel que faltó a la obligación de cuidado. Si no
fuera por esta disposición la indemnización de perjuicios tendría el carácter de
simplemente conjunta.
¿Qué pasa si son varios los codeudores culpables del perjuicio? Como la
regla general es la mancomunidad, hay que concluir que todos los culpables deben
pagar la indemnización, pero cada uno de ellos solo en proporción a su cuota. (
Alessandri, Obra citada, página 264).

31 Antonio Vodanovic, página 167.


Ustedes se habrán dado cuenta que la expresión “solidariamente” que
aparece en esta parte es inadecuada y un visible error de concepto.

164. Cuarta excepción a la divisibilidad de las obligaciones. La convención o el


testamento. Al exponer esta parte de la materia los autores proceden a una
subdivisión. Son dos situaciones especiales originadas por el testamento una y por
convención la otra. Veámoslas por separado.
Primera situación. El testamento. Ustedes saben que los herederos
representan la persona del testador para sucederle en todos sus derechos y
obligaciones transmisibles ( artículo 1097). En forma que, dicho en forma
simple, los herederos deben pagar las deudas del causante. Cada heredero paga
una cuota y por eso esta obligación es simplemente conjunta o mancomunada.
Pero tiene una particularidad: las cuotas no son viriles, sino que obedecen a otra
proporción, señalada por el artículo 1354: cada cuota lo es en proporción al
monto de su parte en la herencia. El inciso 2º del artículo 1354 ejemplifica: “Así
el heredero del tercio no es obligado a pagar sino el tercio de la deuda
hereditaria”.
Pues bien, la regla del artículo 1354 puede ser alterada por el testamento o
por la voluntad unánime de los herederos. Esto es, puede disponer el testamento,
o la convención entre los herederos, que las deudas de la herencia se repartan en
forma distinta a como lo señala el artículo 1354. Por ejemplo, el testamento
puede ordenar que las deudas hereditarias sean pagadas íntegramente por un
heredero determinado. O los herederos pueden convenir que las cuotas lo sean
en una proporción distinta a la que señala el artículo 1354.
Si la obligación se establece por el total y respecto a un heredero, la
obligación se ha vuelto indivisible. Es decir, ese heredero tendrá que pagar el
total y no se aplicará la proporción que señala el artículo citado.
Hay que agregar que, si el testador designa a un heredero determinado para
que pague las deudas hereditarias, los acreedores no tienen obligación de
aceptar lo que disponga el testamento De esta manera el acreedor tiene el
derecho a elegir entre cobrar su crédito al heredero designado por el testamento
o acogerse a la norma del artículo 1354, esto es, exigir y aceptar el pago por
cada heredero y de cada uno la proporción que le quepa en la herencia. El
artículo 1358 explica claramente esta situación y agrega que si el acreedor opta
por el pago dividido en cada cuota de cada heredero, desechando la distribución
del testamento, el heredero que tiene que pagar más que lo que el testador había
dispuesto para él, tendrá derecho a ser retribuido por los otros herederos. Es
decir, lo dispuesto en el testamento no es obligatorio para el acreedor, pero sí lo
es respecto a los herederos.
El testamento ordena que el heredero Uno pague el total de la obligación,
pero el acreedor prefiere cobrar la respectiva cuota de cada uno de los dos
herederos, obligando de esta manera al heredero Dos a pagar su parte. El
heredero Dos posteriormente podrá demandar a Uno para que le compense.
Segundo caso de la cuarta excepción. Convenio entre acreedor y deudor. Se
encuentra este caso en el inciso 2º del Nº 4º del artículo 1526. Se trata de un
convenio entre acreedor y deudor en el cual se ha pactado que el deudor no
podrá hacer pagos parciales o en cuotas, estipulación que alcanza incluso a los
herederos del deudor.
La importancia práctica de esta estipulación se entiende si recordamos que la
solidaridad no se transmite, pero la estipulación de que hablamos produce los
mismos efectos solidarios en los herederos. Vaya un ejemplo. Juan es acreedor
de don Segundo. Sucede que fallece el referido deudor Los herederos de don
Segundo responderán, pero de conformidad con el artículo 1354, esto es, cada
uno solo en proporción a su cuota en la herencia. Pero en virtud de la
estipulación de que hablamos, el acreedor puede demandar por el total a
cualquiera de los herederos o para obligarlo a entenderse con los demás. Pero
queda exento de la obligación de demandar a cada uno por su cuota en la
herencia. .
Dos advertencias. El heredero obligado a pagar conserva el derecho de
exigir a los otros herederos que le reembolsen lo pagado en exceso sobre su
cuota. La otra es hacer notar que en primer caso que señalamos el acreedor no
está obligado a aceptar la distribución del pago que ordena el testamento ni está
obligado a aceptar el convenio pactado entre los herederos. En tanto, en este
segundo caso que acabamos de ver, el acreedor está obligado a aceptar lo
convenido, simplemente porque participó y aceptó con su deudor la
indivisibilidad.

165. Quinta excepción a la divisibilidad de las obligaciones. La división de


una cosa acarrea perjuicios. En este número el Código suple la intención de
las partes y por eso el Nº 5º del artículo 1526 dispone que “Si se debe un
terreno, o cualquiera otra cosa indeterminada, cuya división ocasionare grave
perjuicio al acreedor, cada uno de los codeudores podrá ser obligado a
entenderse con los otros para el pago de la cosa entera o a pagarla él mismo,
salva su acción para ser indemnizado por los otros”.
En el número anterior vimos que el acreedor y el deudor pueden pactar la
indivisibilidad que obligará a los herederos de este último.. En el número que
ahora estudiamos la situación es semejante, pero la diferencia se halla en que el
número anterior se requiere un pacto expreso de acreedor y deudor mientras que
el Nº 5ª del artículo 1526 presume la voluntad de las partes. Esto, porque no le
conviene al acreedor ni a los herederos perjudicar el valor de una cosa si se
divide. Ejemplo propuesto por Ramón Meza Barros ( página 183 de su Manual)
: “Se vende una extensión de diez mil metros cuadrados para construir una
usina, una satisfacción parcial no satisfaría al acreedor. ¿Qué haría con parte del
terreno si necesita la totalidad para construir la fábrica?
Por último respecto a este número, el artículo 1526 en el segundo inciso de
su Nº 5º señala que la indivisibilidad de que se trata no se aplica a la parte activa
de la obligación, esto es “los herederos del acreedor no podrán exigir el pago de
la cosa entera sino intentando conjuntamente la acción”. Es decir, cada
heredero solo puede exigir su cuota y si la indivisión causa perjuicio que se
quiere evitar la acción debe ser intentada por la unanimidad de los herederos del
acreedor.

166. Sexta excepción a la divisibilidad. Las obligaciones alternativas.


Recuerden que el artículo 1499 nos dice que “Obligación alternativa es aquella
por la cual se deben varias cosas, de tal manera que la ejecución de una de ellas,
exonera de la ejecución de las otras”. Policarpo adeuda a Baldomero tres
caballos de fina sangre. La obligación comprende los tres caballos, uno mulato,
otro overo y un tercero blanco. Pero como a la obligación pactada las partes le
dieron carácter de alternativa, resulta que el deudor Policarpo extinguen la
obligación entregando uno de los caballos. Si entrega, por ejemplo el caballo
negro, la obligación se extingue respecto de los tres animales.
¿Quién elige el caballo con que se pagará? Será el deudor, a menos que se
haya pactado lo contrario indica el inciso 2º del artículo 1500.
Ahora bien, si son varios los acreedores y a ellos corresponde, la elección
deben hacerla todos de consuno, lo que implica que la elección es indivisible.

167. Efectos de la indivisibilidad. Los artículos que tratan esta materia


distinguen entre los efectos de la indivisibilidad activa y los de la pasiva. En
ambos casos hay principios que requieren precisión previa.
El primero: Cada deudor es deudor de su cuota y no más. El segundo: cada
acreedor es acreedor solo de su cuota y no más. El tercero: si cada deudor estás
obligado al pago total es porque el objeto de la obligación no puede dividirse. El
cuarto: si cada acreedor tiene derecho a demandar el total, es porque el objeto no
puede dividirse.
De ahí el conocido apotegma: cada acreedor y cada deudor son acreedor y
deudor del todo, pero no del total.

168. Efectos de la indivisibilidad activa. La indivisibilidad es activa cuando


concurren varios acreedores en una obligación cuyo objeto es indivisible. Pedro,
Juan y Diego son coacreedores de la entrega de un caballo. En tal caso rigen las
normas y principios que paso a señalar, las que resultan de la parte final de los
artículos 1527 y 1528.
a.-) Cualquiera de los acreedores y sus herederos pueden exigir el
cumplimiento total de la obligación. Esto es así a pesar que cada acreedor lo es
de su cuota nada más y no del total del crédito.
b.) El artículo 1532 dispone que uno de los acreedores no puede recibir el
precio ni remitir la deuda, si no es con el consentimiento de sus coacreedores.
Norma esta que aparentemente se halla en abierta contradicción con el principio
que hemos señalado con el signo a). Claro, porque habíamos dicho que
cualquiera de los acreedores puede exigir el cumplimiento de la obligación y
ahora se nos dice que ese acreedor no puede recibir el precio
Alessandri ( página 271 de su Teoría de las Obligaciones) lo explica. Cada
uno de los acreedores, dice, “está autorizado para exigir y recibir la totalidad del
pago; pero como cada acreedor no es propietario de todo el crédito, solo puede
ejecutar actos de dominio con respecto a la parte o cuota que en el crédito le
corresponda. Por eso, si bien puede demandar la totalidad de la obligación,
porque obsta a la ejecución parcial la naturaleza de la cosa debida y es esa
circunstancia material la que ha obligado al legislador a darle este carácter a la
obligación, no puede ningún acreedor, sin el consentimiento de los demás,
ejecutar actos que signifiquen la disposición del crédito, como .”sería la
remisión de la deuda o que recibiera el precio de la cosa u otra cosa distinta de
la que se debe”
En síntesis, el precio es divisible y no puede sujetarse a las reglas de la
indivisión. Lo mismo pasa con la remisión. .
Ahora imaginemos que el coacreedor, a pesar de la prohibición, recibe el
precio de la cosa o remite la deuda. Si así fuere el propio artículo 1532 otorga a
los demás acreedores el derecho a exigir del deudor el cumplimiento de la
obligación, devolviéndole el valor de la cuota del acreedor que recibió el precio.
Es decir, la remisión que haga el coacreedor o el pago que el deudor haga a uno
de los coacreedores no libera al deudor.
c.) Si el deudor paga a uno de los acreedores, se extingue la obligación
también respecto de los otros acreedores.
d.)La interrupción de la prescripción con relación a un acreedor favorece a
los otros acreedores. El ejemplo de Vodanovic ( página 158 de “Curso de
Derecho Civil, basado en……): “Se trata de constituir una servidumbre y hay un
deudor y tres acreedores. Pedro demanda al deudor: interrumpe la prescripción .
También se entiende interrumpida respeto a Juan y Diego”. Agrega que el
legislador no lo dice expresamente en el párrafo de las obligaciones indivisibles,
pero se refiere a ello al hablar de las servidumbres en el artículo 886.
e.) El acreedor que recibe el pago debe prorratearlo con los demás
acreedores. Esto es evidente, aun cuando la ley no lo dice expresamente, dado
que el acreedor es solo dueño de su cuota, aun cuando tenga el derecho a cobrar
el total.

169. Efectos de la indivisibilidad pasiva. En general estos efectos resultan de


aquellas que hemos señalado con respecto a la indivisibilidad activa, pero
miradas desde otro punto de vista,
a) Cualquiera de los deudores puede ser demandado por el acreedor o sus
herederos exigiendo el total de la obligación. Si no fuera por estas disposiciones
( artículos 1527 y 1528) el acreedor tendría que demandar a cada uno de los
deudores, y por su cuota. De manera que cada uno de los deudores de una
obligación indivisible está obligado al pago. Lo dicho se desprende del artículo
1527. Hay que recordar que la indivisibilidad se transmite a los herederos, de
manera que cada heredero también queda obligado al cumplimiento total. Así lo
dispone el artículo 1528.
b.) El deudor demandado puede solicitar al acreedor un plazo a fin de
entenderse con los otros deudores para cumplir la obligación. El artículo 1530
concede un beneficio al que debe pagar.. Demandado uno de los deudores de la
obligación indivisible, podrá pedir un plazo para entenderse con los demás
deudores a fin de cumplirla entre todos a menos que la obligación sea de tal
naturaleza que él solo pueda cumplirla, pues en tal caso podrá ser condenado,
desde luego, al total cumplimiento, quedándole a salvo su acción contra los
demás deudores para la indemnización que le deban”,
Como explica Meza Barros ( página 185) , si la obligación consiste en
constituir una servidumbre de tránsito en una finca de varios herederos, resulta
estéril el plazo para deliberar si el cumplimiento se exige al heredero que se
adjudicó la propiedad.
c.) Cumplida la obligación indivisible por uno de los obligados,,se extingue
respecto a todo, conforme lo dispone el artículo 1531.
d.) Conforme al artículo 1529, la interrupción de la prescripción respecto a
uno de los deudores, la interrumpe respecto a los otros deudores.
e.) El deudor, en razón de la naturaleza indivisible de la obligación, tuvo que
pagar al acreedor. Pero como debe solamente su cuota, el artículo 1530 le otorga
el derecho a que sus codeudores le indemnicen. Esto es porque al cumplir pagó
más de lo que correspondía por su cuota en la deuda.

170. La obligación es indivisible, pero la indemnización que proceda es


divisible. Se trata de una obligación indivisible que no se cumplió. Se origina
por ello la obligación de indemnizar perjuicios. Pues bien, esta última, la de
indemnizar, es divisible y por consiguiente cada deudor pagará en proporción a
su cuota. Como dice el artículo 1533 en su inciso 1º: “ ….en la parte que le
quepa”.
Pero el inciso 2º del artículo 133 dispone que si el incumplimiento se debe al
hecho o culpa de uno de los deudores , este será responsable único de los
perjuicios causados.
171. Codeudores de un hecho. El artículo 1534 se pone en la situación de un
hecho que debe ejecutarse por dos o más personas. Así sucede cuando se
encarga a Juan, pianista y a Pedro, violinista, que ofrezcan un concierto de
sonatas para piano y violín. La ausencia de cualquiera de los dos artistas impide
el concierto. El texto del artículo 1534 habla por si solo: “Si de dos codeudores
de un hecho que deba efectuarse en común, el uno está pronto a cumplirlo y el
otro lo rehúsa o retarda, éste solo será responsable de los perjuicios que de la
inejecución o retardo del hecho resultaren al acreedor”.

172. Síntesis,. Todo lo hasta ahora explicado sobre la solidaridad pasiva puede
resumirse en lo que sigue: Cada deudor debe su cuota y no más, pero uno de
ellos se ve obligado a pagar el total porque el objeto debido es indivisible. Como
debe solamente su cuota, quien pagó tiene derecho a que sus codeudores le
indemnicen porque ha pagado más de lo que debía”. Ver el artículo 1530 en
cuanto dispone que al deudor que pagó le queda a salvo su acción contra los
demás deudores para la indemnización que le deban..

173. Semejanza y diferencias entre la solidariedad y la indivisibilidad. Así


titula este párrafo el profesor Alessandri32 Estas mismas diferencias y
semejanzas constan en todos los textos de la materia. El artículo 1525 prevé que
el estudiante puede confundirse y advierte: “El ser solidaria una obligación no le
da el carácter de indivisible”.
Semejanzas o coincidencias,
a.- Tanto en la solidaridad como en la indivisibilidad debe existir pluralidad
de personas, sean estas acreedoras o sean deudoras.
b. En una y en la otra cada deudor puede ser obligado al pago en su totalidad.
c,. En la solidaridad y en la indivisibilidad el pago hecho a uno de los varios
acreedores extingue la obligación respecto a los otros acreedores y el pago
hecho por uno de los deudores extingue la obligación de los demás deudores.
Diferencias.
a.-La naturaleza misma de unas y otras nos indican que en la obligación
solidaria cada uno de los deudores debe el total. Es por eso que el acreedor
puede exigir el total de la deuda a cualquiera de los codeudores solidarios. En
tanto, en la obligación indivisible cada uno de los codeudores debe su cuota y no
más, pero uno de ellos está obligado a pagar por la naturaleza indivisible de la
obligación,
Otra vez recurro a Meza Barros ( página 187): “En una palabra, el acreedor
que persigue a uno de los deudores solidarios puede decirle: “Usted me debe el
total, págueme”; al contrario, en la indivisibilidad el acreedor que persigue a
uno de los deudores, le dice: “Usted no me debe sino una parte, pero como le es
imposible pagar sólo esa parte, porque la obligación, siendo indivisible, no es
susceptible de ejecución parcial y, sin embargo es necesario que se me pague lo
demandado”.
b.)Las únicas fuentes de la solidaridad son la ley, la voluntad de las partes y
el testamento. En cambio el origen de la indivisibilidad se encuentra o en la
naturaleza del objeto debido o en la voluntad de las partes.
c.) La solidaridad no se transmite a los herederos, esto es, fallecido un
codeudor, sus herederos responden solamente por su cuota, en la proporción que
indica el artículo 1354. El carácter indivisible de una obligación se transmite a
los herederos.

32 Aquellos de ustedes que lean a Alessandri notarán que el profesor escribe “solidariedad”.
d.) En la solidaridad cada acreedor se considera dueño del total del crédito y
es por ello que puede cobrarlo, novarlo o condonarlo, como resulta de los
artículos 1518 y 1519. En cambio, en la obligación solidaria cada acreedor es
dueño de su cuota solamente y es por ello que no puede novarla ni remitirla
conforme lo dispone el artículo 1532.
e.) En las obligaciones solidarias cada deudor debe el total y tiene que
pagar el total. No puede excusarse pidiendo que también se cobre la cuota de
los otros codeudores. En la obligación solidaria, en cambio el deudor
demandado puede pedir un plazo para entenderse con los demás codeudores.

174. Otras clasificaciones.

175. Obligaciones de medio y obligaciones de resultado. En las


obligaciones de resultado el deudor se compromete a cumplir un resultado
preciso, como pude ser el algo de una cantidad de dinero, o la confección de
una obra o una determinada abstención. Esta es una obligación de resultado.
Hay otras en que el deudor se obliga exclusivamente a hacer todo lo que
le sea posible para obtener un determinado resultado. Es esta una obligación
de medio.
El ejemplo más claro es el del médico, que no está en situación de
asegurar la total mejoría del enfermo, pero que se obliga a realizar todo lo
posible para que el enfermo recobre la salud.
Vodanovic (página 136) nos cuenta que se refiere a esta clasificación el
Código Civil de Etiopía en estos términos: “En las obligaciones de hacer, los
contratantes pueden obligarse sea a procurar a su co contratante una ventaja
determinada, sea solo a realizar lo posible para proporcionársela”.
La importancia de esta clasificación debe buscarse en la etapa de su
cumplimiento. En la obligación de resultado el cumplimiento existirá cuando
se haya dado al acreedor la ventaja esperada; en las de medio la obligación se
habrá cumplido cuando el deudor despliega la actividad con la debida
diligencia. La diligencia que generalmente se exige en estos casos es aquella
del “buen padre de familia”. No habiéndose estudiado este concepto, lean
mientras tanto el artículo 44.

176. Obligaciones temporales y duraderas. Las primeras son aquellas en


que la prestación se agota en un solo momento. Las duraderas sobreviven un
lapso más o menos largo.
Las primeras, llamadas también transitorias, instantáneas o de tracto
único son aquellas cuyo cumplimiento exige uno o más actos aislados, los que
cumplidos extinguen la obligación. Por ejemplo, la obligación de entregar un
cuerpo cierto.
Duraderas son aquellas en que su prestación exige un tiempo más o
menos largo para cumplir el hecho debido. Estas obligaciones se subdividen en
obligaciones continuadas y obligaciones de tracto sucesivo.

En las obligaciones continuadas se exige una conducta permanente del


deudor, como sucede con el depositario en el contrato de depósito y con el
deudor en las obligaciones de no hacer.
En las obligaciones de tracto sucesivo se exige al deudor la repetición de
actos aislados y sucesivos. El ejemplo típico es el del arrendatario que debe
pagar la renta mes a mes. La misma es la situación del deudor de una pensión
alimenticia.
La importancia de la distinción contiene varios puntos,
a.- En algunos contratos que generan obligaciones de larga duración es
posible poner término a las obligaciones que generan mediante la voluntad
unilateral de una de las partes, como ocurre con el contratote arrendamiento,
de sociedad y del trabajo.
b.- En algunas legislaciones, y en los contratos con obligaciones de larga
duración, se aplica la cláusula “rebus sic stantibus”, según la cual una de las
partes puede pedir modificación del contrato cuando el cumplimiento de sus
obligaciones se ha vuelto demasiado gravosa. A pesar de la necesidad de su
existencia, nuestro Código no la contempla, salvo la ligera referencia que de
ella se nota en el Nº 2º del artículo 2003.

conejo
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