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PRIMERA PARTE. LAS OBLIGACIONES EN GENERAL.
1Apuntes redactados por el Docente Fernando Mellado para la cátedra de Teoría de las
Obligaciones Otoño 2019.
La obligación impone al deudor una prestación. Esta puede consistir en
dar (transferir dominio), hacer ( ejecutar un hecho) o no hacer ( abstenerse
de algo).
Y, en fin, respecto a las generalidades, el derecho de las obligaciones
tiene su antecedente inmediato en el derecho romano. En realidad, todo
nuestro sistema jurídico privado emana directa o indirectamente de Roma,
aun cuando con modificaciones y adaptaciones más o menos notables según
sea la rama del derecho. Pero en materia de obligaciones prácticamente no
hay modificaciones, en forma que puede decirse que pasamos a estudiar lo
que los romanos vivieron y estudiaron en esta materia.
2. La carga del deudor. Aun cuando es cosa sabida, no está de más insistir en
alunas situaciones.
En virtud de la obligación contraída el deudor sufre una limitación de su
voluntad. En efecto, ella queda limitada por el deber que contrajo y sometida
a las reglas que la ley otorga al acreedor para hacer efectivo su derecho. Con
todo, esta limitación no implica una coacción de carácter personal. En
realidad, es su patrimonio el obligado al cumplimiento de lo debido y el
deudor limita su libre facultad de decisión al momento del cumplimiento de
lo debido.
En Chile no existe la prisión por deudas. El acreedor en cambio tiene
sobre el deudor el derecho que le concede el artículo 2465, ejerciéndolo en
los términos que indica el artículo 2469.
año2Alfredo Barros Errázuriz, “Curso de Derecho Civil”, Segundo Año. Imprenta y Encuaderna Claret. Santiago
de Chile, año 1916.
pesos al primero que pase por mi oficina. Ese primero que pasó por mi oficina,
¿podrá exigir el pago de esa cantidad?
La voluntad sola, sin acuerdo con otra, es capaz de adquirir posesión como
en la ocupación; es capaz de extinguir una obligación, como en la renuncia; es
capaz de poner término a un contrato, como en la revocación del mandato o en la
terminación de la sociedad, pero es difícil aceptar que por sí sola pueda obligarse,
faltando al otro lado el acreedor. No olviden que la obligación necesita tres
elementos: acreedor, deudor y vínculo obligatorio entre ellos. Por otra parte, si la
respuesta es positiva habrá que revisar aquella parte primera en que dijimos que el
acreedor debía ser persona determinada.
Al menos los tratadistas franceses han puesto serios reparos para aceptar que la
pura voluntad del deudor, sin aceptación del acreedor, pueda generar una
obligación.
Pero los alemanes aceptan que la declaración unilateral de voluntad origine
obligaciones. Es más, expresan que un contrato, en el fondo, no es otra cosa que
dos declaraciones unilaterales de voluntad.
En Chile, aunque en doctrina pareciera rechazarse dicha posibilidad, sin
embargo el Código Civil muestra dos casos en que la declaración unilateral
genera, o puede generar, obligaciones. Uno se encuentra en el artículo 632 inciso
2° y el otro en el artículo 1449. El primero trata del ofrecimiento de recompensa;
el segundo de la estipulación por otro. En este último es la declaración unilateral
de voluntad del beneficiario la que hace nacer las obligaciones respectivas, según
algunos. Antes de ello había una declaración sin acreedor aceptante.
En el Código de Comercio están los artículos 99 y 100, cuya sola lectura
demuestra que de la declaración unilateral de voluntad pueden nacer obligaciones.
La jurisprudencia tiende a aceptar que la declaración unilateral de voluntad
pueda ser fuente de obligaciones. Es clave el fallo de la Corte Suprema que se lee
en Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo 68, sección 1ª, página 217, en el
cual implícitamente se acepta y se analiza la declaración unilateral de voluntad
como fuente generadora de obligaciones. En “Repertorio de Legislación y
Jurisprudencia chilenas”3, tomo V, relativo al Código Civil y Leyes
Complementarias, página 14, Editorial Jurídica de Chile, 1997, con motivo de la
sentencia citada se expone un amplio comentario sobre el tema.
En la misma recién citada Revista, tomo 96, 1ª parte, paginas 91 a 104, se
lee una exposición obre este tema, escrita por el profesor Daniel Peñailillo. En la
misma Revista, tomo 12, 1ª parte, páginas 106 a 120 y páginas 121 a 131,
Fernando Claro Salas expone sobre esta materia.
10. Una fuente más: el enriquecimiento sin causa. Todo aumento del
patrimonio debe tener una causa. Esto es, una justificación legítima que
explique la razón de ese incremento. En su oportunidad se verá que los
cuasicontratos tienen s fundamento precisamente porque ha existido una
falta de causa legal para que otro obtenga un beneficio.
Nuestro Código no trata en forma orgánica el enriquecimiento sin causa.
teóricos. Se dice que eso se debe a que el Código francés, inspirador de Bello,
rara vez acoge normar principios que le parecen meramente teóricos. Pero el
Derecho Romano le había dado aplicación y esta se extenuó hasta la Edad
Media.
Dije que nuestro Código no reglamenta la institución, pero hay
numerosas disposiciones que se fundan en el enriquecimiento sin causa. Cito
3 En adelante se mencionará solamente como “Revista”
solo algunas de ellas, las que pueden servir de ejemplo: artículos 669, 909,
1578, 1740, 1746, 1750, 2094, 2297, 2300 hay 2325.
Hay que hacer notar que en cada caso particular nuestra jurisprudencia
no ha exigido una causa particular, especial o determinada, sino que le ha
bastado considerar las normas de la equidad. Tal vez por ello es que no se le
ha reglamentado en forma particular.
12. La acción in rem verso. Es esta una acción personal que corresponde a
quien ha sufrido un empobrecimiento sin causa para obtener la reparación
del menoscabo que ha sufrido su patrimonio. Además, su ejercicio pertenece
a los herederos y cesionarios a título universal del ilegalmente empobrecido.
Se dirige en contra de quien se ha enriquecido sin causa, y también en
contra de sus herederos y cesionarios a título universal.
El enriquecimiento sin causa se entiende producido y generar
obligaciones en el momento en que se entabla la demanda.
En cuanto a los requisitos para ejercerla se requiere:
.a.- Que quien pretenda entablarla no tenga otro medo para hacer valer
su derecho. Esto es, si la ley le concede otra acción, queda excluida la
posibilidad de valerse de la in rem verso.
b.- Que el enriquecimiento sin causa no esté permitido por alguna
disposición legal. Es obvio que si la ley autoriza tal enriquecimiento, la acción
carecerá de sentido.
A falta de una norma expresa, se entiende que la acción prescribe en 10
años contados del el hecho que produjo el menoscabo en el patrimonio del
titular de la acción.
4Cada vez que se cite o se designe un articulo se entiende que es del Código Civil Chileno.
5Este segundo ejemplo no es tan válido si se recuerda que el Código suele confundir tradición con entrega,
como ocurre en el artículo 1824.
a.- Varias disposiciones del Código hacen sinónimas la expresiones dar
(tradición) con entregar. Vean los artículos 1824, 2196 ( en el mutuo hay
tradición y sin embargo usa la expresión entrega”) y 2197.
b.- Los hechos que se deben se reputan muebles, conforme lo dispone el
artículo 581. A su vez el artículo 580 califica de inmueble la acción del
comprador para que se le entregue la finca. El Código toma la expresión dar
en el sentido de transferencia de un derecho, dentro del cual cabe, por
supuesto, la que resulta de una donación.
La obligación de dar es mueble o inmueble, según recaiga en uno o en
otro. En tanto la obligación de hacer es siempre mueble. Lo recién dicho
resulta de los artículos 589 y 581
6 Luis Claro Solar, “Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado”, tomo X, Nº 30.
Tanto el texto de Vodanovic recién citado como el de Fernando Fueyo
sacan a colación el absurdo e injusticia que se produciría si un acto bilateral
pudiere tener la calidad de natural. Fíjense ustedes en la compraventa.
Supongan que por aplicación de la norma que estamos estudiando las
obligaciones del contrato (acto jurídico bilateral o convención) se cumplen
por parte del comprador, quien paga el precio de lo comprado. Cuando el
vendedor no entrega lo vendido, el comprador se halla en la imposibilidad de
exigir la entrega si la obligación de entregar es natural. No olviden que en
estas obligaciones no hay acción para exigir el cumplimiento. Entonces el
comprador pide la restitución del precio pagado, pero el vendedor le dirá que,
siendo natural la obligación, él, esto es, el vendedor puede retener lo pagado.
2º. Otra precisión necesaria: esta especie de obligación natural
comprende solamente a aquellos actos a los que falte una solemnidad ad
solemnitatem. Esto significa que no son aplicables otros vicios de nulidad
absoluta como podría ser la falta absoluta de capacidad, o la falta de causa.
3º. Otra más. Se trata de determinar desde qué momento la obligación
se considera natural. Siendo discutida la respuesta, parece que la más
aceptable es establecer el momento en que la nulidad es declarada. Esto es
así, porque la nulidad debe ser declarada por sentencia firme y mientras no
exista dicha declaración la obligación es perfecta y exigible.
7Alfredo Barros Errázuriz. “Curso de Derecho Civil”, Segundo año. Imprenta y encuadernación Claret.
Santiago de Chile. 1916.
mientras no se alegue por el deudor y sea declarada, la obligación es civil.
Esta segunda opinión trae una consecuencia. Si transcurrido el plazo de
prescripción, pero sin que esta haya sido declarada judicialmente, el deudor
que paga o pide prórroga, ha renunciado a la prescripción, según lo establece
el artículo 2494 y la obligación se considerará subsistente como obligación
civil.
Los profesores Alessandri y Somarriva8 defienden la segunda opinión.
8Antonio Vodanovic . “Curso de Derecho Civil”. Tomo III, de las Obligaciones. Pagina 40. Editorial Nascimento.
Santiago. 1941.
lo pagado a menos que se haya ganado con dolo”. La norma se refiere a los
juegos y apuestas licitas.
Como ustedes pueden observar, esta es otra ocasión en que aparecen las
características propias de una obligación natural. Pero se hace necesario
determinar algunas cosas. Para empezar ustedes deben saber que juego y
apuesta son cosas diferentes. Hay juego cuando los participantes toman una
conducta que les permita vencer. En otras palabras, hay juego cuando ganar o
perder depende la actividad del apostador. Así sucede con una carrera del
apostador con su contrincante, o si se trata de una lucha entre ellos. En
cambio en la apuesta se espera un resultado de algo en que las partes no
intervienen, como en una carrera de caballos. Los juegos de esfuerzo o
destreza corporal producen acción y excepción y por lo tanto no originan
obligación natural, entendido que deben conformarse con las leyes y
reglamentos. Así se lee en el artículo 2263.
En los juegos de azar hay objeto ilícito y las obligaciones originadas por
ellos no producen efecto alguno. Su cumplimiento no puede exigirse por el
victorioso, pero si paga, no podrá repetir lo pagado. Pero lo recién dicho no
significa que aquí haya una obligación natural. En verdad hay solamente una
aplicación del artículo 1468 en cuanto prescribe que es irrepetible lo dado o
pagado por un objeto o causa ilícita a sabiendas.
No hay para qué recodarles que hay juegos de azar especialmente
autorizados por lay, como sucede con los juegos de lotería o las carreras del
Club Hípico.
c.-) Juegos de inteligencia. Del artículo 2260 se concluye que estos juegos
– como el ajedrez y algunos de cartas – no producen acción, sino solamente
excepción. Como se ve, tienen la característica típica de una obligación
natural y de consiguiente concluimos que se trata de una de ellas.
d) Pago de intereses no estipulados en el mutuo. El artículo 2208 nos
muestra otro caso propio de obligación natural: “Si se han pagado intereses,
aunque no estipulados, no podrán repetirse ni imputarse al capital”.
Para que la obligación sea considerada natural es necesario que las
partes no hayan pactado pago de intereses, porque si se ha convenido que el
mutuo no devengará intereses y sin embargo estos se pagan, no hay
obligación natural y habrá derecho a pedir repetición. Esto es así porque la
norma exige que no se hayan estipulado y en el caso que se comenta hay
estipulación y solo cabe cumplir lo pactado.
e.) Otros casos, algunos discutibles. De ellos destaco el artículo 1247 en
cuanto el heredero paga con sus bienes una deuda del causante, existiendo
beneficio reinventario. Pero propiamente aquí no hay obligación natural sino
una renuncia a los derechos que el beneficio de inventario otorga al heredero.
Otro caso en que más encontramos renuncia de un derecho antes que
una obligación natural aparece en el artículo 1625. Se trata del deudor que,
acogido al beneficio de competencia, no obstante, paga.
En fin, se puede creer que el artículo 1468 presenta otro ejemplo de
obligación natural. Pero no es así, porque el que contrató a sabiendas de
existir objeto o causa ilícita actuó fuera de la ley. Su conducta es ilícita. Pues
bien, la facultad o derecho a no repetir se funda en un deber moral, en la
licitud de la obligación que moralmente se debe. Solo con esos requisitos el
acreedor puede gozar del beneficio de no estar obligado a repetir.
25. Efectos de las obligaciones naturales. Entenderemos por efectos de las
obligaciones naturales las consecuencias jurídicas que originan. Estos son
dichos efectos:
a.) El acreedor tiene derecho a retener lo dado o pagado en razón de ellas;
b.-) La obligación natural puede ser novada;
c-) La obligación natural puede ser caucionada:
d.) No se produce cosa juzgada respecto del obligado naturalmente si es
absuelto en el juicio que se siguió en su contra.
9 Del citado texto de Fernando Fueyo, nota al pie de la página 79:Corte de Chillán, Gaceta 1938, tomo II, Nº 86.
respectivos tutores o curadores. Además, la cosa objeto del pago debe estar
libre de embargos o prohibiciones que impidan la traslación del patrimonio
del deudor al del acreedor.
Oportunamente se estudiarán, y en este curso, las reglas del pago.
El pago debe afectarse cumpliendo las exigencias que en cada indica la ley.
El pago de una obligación natural es pago propiamente tal. Pues bien, el pago
está sometido a reglas que se estudiarán más adelante. Vean por ejemplo el
del artículo 1591 o el artículo 1598. El pago de una obligación natural cumple,
como toda obligación las exigencias de estas disposiciones.
El efecto del pago es el que le señala el Nº 1º del artículo 1567, esto es,
extingue la obligación, sea civil o natural
10Fernando Fueyo Laneri. “ Derecho Civil. De las Obligaciones”. Página 88. Universo S.A.
Valparfaíso. 1958.
no existe, es la nada. Es también aquella de existencia incierta sujeta a una
condición resolutoria que le pondrá fin.
11Antonio Vodanovic, “Curso de Derecho Civil”, de las clases de los profesores Alessandri y
Somarriva. tomo III. Página 35. Editorial Nascimento, Santiago, 1941.
condición resolutoria meramente potestativa que depende de la pura voluntad del
acreedor.
b La condición meramente potestativa depende del arbitrio del deudor. Si la
condición es resolutoria y depende del mero arbitrio del deudor la condición es
válida. Incluso el Código muestra al menos un caso al reconocer y reglamentar las
donaciones revocables entre cónyuges. Pero si la condición depende la mera
voluntad del deudor y es suspensiva, no vale. Es como cuando se dice: mañana te
doy $10.000.-si me da la gana. En tal caso no hay voluntad seria, con intención de
obligarse. Es por ello que el inciso 1º del artículo 1478 dispone: “Son nulas las
obligaciones contraídas bajo una condición potestativa que consista en la mera
voluntad de la persona que se obliga”.6) Condiciones posibles e imposibles y
lícitas e ilícitas. Esta clasificación se formula en atención al texto del artículo
1475. La condición es físicamente posible o imposible según esté dentro de las
posibilidades de ocurrir el evento de que depende. Un viaje al sol es una condición
físicamente imposible. Un viaje al Ártico es un hecho que hace posible el evento.
El artículo 1475 habla de condiciones moralmente posibles y condiciones
moralmente imposibles. Corresponde a decir que las condiciones son lícitas, las
primeras, e ilícitas, las segundas. Los artículos 1476 y 1480 señalan los efectos
que siguen a las condiciones de esta última clasificación, Las resumo.
a.- Condición negativa de cosa físicamente imposible: no hay condición y la
obligación es pura y simple. “Te doy mil pesos si no vas al planeta saturno.”
b. Si el evento consiste en que el acreedor no realice un hecho inmoral, vicia
la disposición. “Te doy mil pesos si asaltas un banco”,
c.. Si la condición suspensiva es o se hace imposible, la condición se tiene
por fallida. (Te presto mi automóvil desde el día que, en Temuco, el sol salga a
medianoche.)
d. Si la condición está concebida en términos ininteligibles, se tiene por
fallida.
e. Las condiciones que consisten en hechos ilegales o inmorales se tienen por
fallidas.
f. La condición resolutoria que es imposible o ininteligible, o inductiva a un
hecho inmoral se tiene por no escrita. ( te presto mi automóvil hasta que asaltes
un banco).
6) Condiciones suspensivas y resolutorias. Es condición suspensiva aquella
que suspende la adquisición de un derecho,. Es resolutoria la que pone término a
un derecho.
Es ejemplo de condición suspensiva ofrecer a Juan una suma de dinero, pero
sujeta a la condición de aprobar el ramo de Derecho Civil. Como se ve, Juan no
tiene derecho alguno “todavía". Lo tendrá cuando apruebe el examen.
Ejemplo de condición resolutoria: te presto mi automóvil hasta que apruebes
el ramo de Derecho Civil. Fíjense ustedes que la expresión “desde” es típica de la
condición suspensiva y “hasta” lo es de la resolutoria. Son como dos hermanas
que siempre andan acompañadas una y otra. Explico esto con un ejemplo
hipotético.
Don Gilberto tiene una casa que tendrá que cederla a Renato cuando este
último contraiga matrimonio. Fíjense que don Gilberto tiene la casa sujeto a una
condición resolutoria, porque el matrimonio de Renato pondrá término a su
derecho. A la vez, Renato es acreedor de la casa bajo condición suspensiva,
porque su derecho a la casa nacerá solo cuando contraiga matrimonio. Siempre es
así. El acreedor de condición suspensiva tiene que aceptar que hay otro gozando
del derecho bajo condición resolutoria.
37. Condición suspensiva y condición resolutoria.
41. La mala fe y la condición fallida. El artículo 1481 dispone una regla que es
de aplicación general, aun cuando su redacción pareciere a estas destinada
solamente a las asignaciones testamentarias. Trata de una cosa tan simple como
esta: nadie puede aprovecharse d su mala fe. En el caso que tratamos consiste en
exigir que si la condición falla ha de ser por circunstancias o en todo caso por
circunstancias ajenas a la voluntad de la persona que se obliga. Es decir, el deudor
que resultará obligado al cumplirse la condición tiene interés en que esta resulte
fallida y podrá servirse de medios ilícitos para que el hecho constitutivo de la
condición.
El citado artículo 1481 pone dos ejemplos. En uno la condición se entiende
cumplida: en el otro, que es el que nos interesa, se entiende también cumplida, a
pesar y como sanción de maniobras ilícitas. Les pongo ejemplos de cada una de
estas situaciones. De la primera: Le dono mi casa a Ramón siempre que se case
con Leonor. Como ustedes ven la condición depende de la voluntad d Ramón y
además de la voluntad de Leonor. “Asignatario” dice este artículo, porque, como
dije, se ha ce extensivo a las asignaciones testamentarias. Si la condición por
alguna circunstancia no se pudo celebrar, o porque Leonor no quiso, y aun cuando
Ramón si acepta ese matrimonio, la condición se entiende fallida. Pero puede
ocurrir que un tercero ofrezca recompensa a Leonor para que no acepte. Es decir,
hay una maniobra para evitar el cumplimiento de la condición. En tal caso,
estando dispuesto Ramón y en virtud de maniobras ajenas, negándose Leonor, se
estima cumplida la condición.
42. Como debe cumplirse una condición. Tratan de esta materia los artículos
1483 y 1484.
La primera regla la indica el artículo 1483 disponiendo que la condición ha
de cumplirse en la forma que las partes han probablemente entendido que lo
fuese. En esta regla el Código hace cabal aplicación de lo que ya había expresaos
en el artículo 1560 en cuanto este ultimo obliga a buscar la intención de los
contratantes más que lo literal de las palabras.
El artículo 1483 agrega que “se entenderá que el modo más racional de
cumplirla es el que han entendido las partes”. Este artículo agrega: “Cuando, por
ejemplo, la condición consiste en pagar una suma de dinero a una persona que está
bajo tutela o curaduría, no se tendrá por cumplida la condición, si se entrega a la
misma persona, y esta la disipa”.
La segunda regla tiene aplicación una vez que, conforme a la primera regla,
se haya averiguado la intención de los contratantes y entonces, de acuerdo al
artículo 1484, las condiciones “deben cumplirse literalmente en la forma
convenida”. Literalmente implica exactamente, así cuando la condición exige un
viaje a Valparaíso no se entenderá cumplida por un viaje a La Serena aun cuando
se alegue que el viaje a La serena resultó más provechoso para el deudor.
53. Los riesgos de la cosa debida. Tal como lo hemos dicho, cumplida la
condición suspensiva, ha llegado el momento en que el deudor ( que tenía la cosa
bajo condición resolutoria) debe hacer entrega. Esta obligación del deudor necesita
una explicación según las reglas de la llamada teoría de los riesgos. Veremos lo
que respecta a la obligación de entregar que carga sobre el deudor, y la situación
se limita a contestar esta pregunta: ¿ quién soporta la pérdida de la cosa debida,
pérdida ocurrida durante el período de condición suspensiva? Imaginen que
Bartolo contrata la venta de su caballo “Trueno” con Mateo. Mateo le ofrece
pagarle el precio fijado. Pero convienen además que la entrega del animal queda
sujeta la condición de realizarse un rodeo en Los Andes. Resulta que se efectuó el
rodeo, esto es, se cumplió la condición suspensiva para Mateo y resolutoria para
Bartolo. Pero resulta que en el curso de la condición suspensiva pendiente el
pingo murió a consecuencias de un rayo que le cayó.
Entonces, siguiendo el ejemplo, ¿quién pierde? Primera hipótesis: pierde
Bartolo porque, no pudiendo entregar el caballo, no podrá cobrar el precio a
Mateo. Segunda hipótesis: pierde Mateo porque, como la muerte del animal fue
fortuita, sin culpa de Bartolo, este puede cobrarle el precio pactado.
Como se ve, el problema del riesgo se limita a resolver quien soporta las
pérdidas ocurridas durante el período en que la condición estaba pendiente. En
otras palabras, el riesgo consiste en el peligro de perder un derecho a
consecuencias de un caso fortuito.
El ejemplo propuesto nos lleva a afirmar que el problema de los riesgos
existe cuando se trata de un contrato bilateral, es decir, que engendre obligaciones
recíprocas, y precisar si, por caso fortuito, una de las partes no puede cumplir su
obligación, la otra parte queda de todas maneras obligada a cumplir. Como se ve
el riesgo consiste en tener que cumplir la obligación a pesar que la contraparte no
la cumple.
Tradicionalmente este tema se estudia empezando por distinguir si la pérdida
es fortuita o culpable y si la pérdida es total parcial.
Primero. La pérdida es fortuita, es decir, sin culpa del deudor. Si tal sucede el
deudor queda dispensado de cumplir. El artículo 1486 dice: “Si antes del
cumplimiento de la condición la cosa prometida perece sin culpa del deudor, se
extingue la obligación”. Es decir, desaparece el contrato por carecer de objeto. En
esta situación el riesgo es del deudor, porque tiene que sufrir la pérdida sin obtener
compensación alguna.
Segundo. La pérdida es parcial y fortuita el acreedor debe recibirla en el estado
en que se encuentre, lo que lleva a concluir que el riesgo es del acreedor. Por lo
mismo, no tiene derecho a pedir rebaja del precio, Pero, al revés, si hay alguna
mejora en la cosa, no tiene obligación de pagar más. Así lo dispone el artículo
1486.
La pérdida es total y por culpa del deudor. Conforme al artículo 1486 el
deudor es obligado a pagar el precio y a pagar los perjuicios. Esto significa que el
deudor sigue obligado, pero ahora el objeto es distinto: precio e indemnización.
La pérdida es parcial, pero culpable. El artículo 1486 inciso 2º otorga al
acreedor el derecho a pedir que se resuelva el contrato ( rescinda dice la
disposición) más indemnización de perjuicios o que se le entregue la cosa en el
estado en que se encuentre más indemnización de perjuicios. La elección
corresponde al acreedor.
René Ramos Pasos recuerda que todas estas reglas reciben aplicación en el
artículo 1820 y a propósito del contrato de compraventa, Dice ese artículo: “La
pérdida, deterioro o mejora de la especie o cuerpo cierto que se venden pertenece
al comprador desde el momento de perfeccionarse el contrato, aunque no se haya
entregado la cosa; salvo que se venda bajo condición suspensiva, y que se cumpla
la condición, pues entonces, pereciendo totalmente la especie mientras pende la
condición la pérdida será del vendedor, y la mejora o deterioro pertenecerá al
comprador”.
64. Ideas generales. Esta condición está establecida por mandato de la ley, lo
que significa una doble excepción. Primero, porque las modalidades, la condición
entre ellas, son excepcionales, y, segundo, porque lo normal es que una modalidad
sea producto de una convención.
Su estudio es de señalada importancia. Ella existe, primero, porque su
aplicación cabe en los contratos bilaterales, segundo, porque produce efectos de
suma importancia para las partes, y, tercero, porque su aplicación ha originado
numerosas controversias.
La condición resolutoria tácita, como condición que es, tiene como elemento
esencial un hecho futuro e incierto. Ese hecho es el incumplimiento de una de las
partes. Así resulta del texto del artículo 1489, que la consagra: “En los contratos
bilaterales va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por uno de los
contratantes lo pactado”. Entonces, no se trata del matrimonio de Juan ni se trata
de cualquier hecho. No, precisamente el hecho debe consistir en algo preciso: que
una de las partes no cumpla su obligación. Agrega el inciso 2º: “Pero en tal caso
podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el cumplimiento del
contrato, con indemnización de perjuicios”.
Respecto a la clasificación que oportunamente se hizo, esta condición es
resolutoria, porque extingue, resuelve, un derecho. Es tácita, porque, sin que las
partes la pacten, se entiende incorporada en los contratos bilaterales. Es negativa,
porque consiste en que no acontezca algo. Es potestativa, porque el evento
depende del hecho de una de las partes.
La justificación doctrinaria de esta institución debe buscarse en los principios
de equidad y de contenido moral. Sin embargo distinguidos autores, como
Capitant en Francia y Jorge Mera Molina, quien fuera profesor de esta
Universidad, buscan la razón de ser de esta condición en la teoría de la causa. En
efecto, recuerden que para la doctrina clásica la causa de la obligación de uno es el
cumplimiento de la obligación del otro. Ahora, si una parte no cumple su
obligación desaparece la causa de la obligación del cumplidor, razón por la cual el
contrato sin obligaciones se extingue.
No es la opinión de Alessandri ni de Meza Barros. Sostienen que no es
lógico aceptar que el incumplimiento origine la extinción del contrato. Si fuere así
no habría explicación para justificar que el contratante cumplidor puede, a su
arbitrio, pedir el cumplimiento de lo contratado. En efecto,¿cómo puede
justificarse que pueda cumplirse un contrato muerto, desaparecido, resuelto, en
suma.
Para los autores citados la verdadera justificación de la condición resolutoria
hay que encontrarla en dos principios: la equidad y la voluntad presunta de las
partes. La equidad, porque resulta injusto obligar el cumplimento de la obligación
a una de las partes si la otra no ha cumplido. Es la misma justificación que
envuelve el principio de “la mora purga la mora” consagrado en el artículo 1552.
La voluntad presunta de las partes aparece como otra justificación de la condición
resolutoria tácita. Es como si la ley diera por descontado que así lo estipularán las
partes, porque es lo corriente; y entonces la ley les dice a las partes que no tienen
para qué pactarla porque yo, la ley, supletoria de la voluntad, ordeno que esta
cláusula se agregue al contrato. Ustedes podrían preguntar que pasa si las partes
no quieren estipular dicha cláusula. Pues, entonces deberán renunciar a la acción
resolutoria, porque esta es renunciable.
69. Momento en que se resuelve el contrato. Vamos a ver que contestar esta
cuestión tiene gran importancia práctica. Hay dos posiciones al respecto. La
primera opina que el contrato se resuelve o extingue al momento en que el
cumplidor opta eligiendo la resolución en vez del cumplimiento. La opción se
manifiesta en la demanda judicial. Ese es el momento en que opera la resolución,
encargándose el juez de declararlo así. Hay otra razón: la sentencia del juez opera
con efectos retroactivos y se limita a reconocer un derecho preexistente.
Defiende esta opinión don Ruperto Bahamonde.
La segunda opinión es la de nuestra jurisprudencia y defendida por
connotados tratadistas, como Arturo Alessandri y Manuel Somarriva. Según ella la
resolución del contrato ocurre con la sentencia firme que así lo declara, no antes.
Entre las razones esgrimidas figura una que se origina en el propio texto del
artículo 1489. Se dice que en caso de incumplimiento el cumplidor puede pedir el
cumplimiento, lo que demuestra que la convención existe y es válida aun después
del incumplimiento. Con ello Alessandri refuta cualquiera opinión que pretenda
sostener que el contrato se ha resuelto en el momento del incumplimiento. Muestra
además una razón sostenida en el artículo 1184 del Código francés, el que, según
el autor citado, es fuente de nuestro artículo 1489. En aquella disposición se
expresa que la resolución no se produce de pleno derecho, sino en virtud de una
sentencia judicial.
73. Formas que en puede presentarse el pacto comisorio. Son: a.- Pacto
comisorio simple, tratado en el artículo 1877 y b. Pacto comisorio calificado,
tratado en el artículo 1879.
Pacto comisorio simple. Corresponde a la definición que hemos dado. Es
decir, es la misma condición resolutoria tácita, pero expresada. Por lo mismo,
resulta inútil pactarlo, porque ya la propia ley lo había establecido. No obstante el
profesor Meza Barros ( página 94 de su citado texto) enseña que este puede ser
eficaz en los contratos unilaterales como es el mutuo. En efecto, puede pactarse
que la devolución de lo prestado se hará en cuotas mensuales y que la falta de
pago de una de ellas hará exigible el pago de las siguientes. Hay en tal caso un
verdadero pacto comisorio, dice el autor.
Del artículo 1878 nace una conclusión: el pacto comisorio no opera de pleno
derecho y debe pedirse al juez la respectiva declaración. Esto es así, porque el
citado artículo 1878 otorga al cumplidor la opción de pedir el cumplimiento. Y, si
el contrato hubiere expirado al momento de la contravención, no podría otorgarse
ese derecho al cumplidor por estar muerto el contrato.
Pacto comisorio calificado. Hemos dicho que el acto o contrato no expira,
no se resuelve mejor dicho, sino cuando el juez lo declara y no cuando ocurre el
incumplimiento. Esto es así en la condición resolutoria tácita y en el consiguiente
pacto comisorio. Pero, ¿será posible que las partes estipulen el pacto comisorio y
que, además, agreguen que el contrato se entenderá resuelto conjuntamente con
el incumplimiento? Claro que pueden hacerlo, aun cuando el efecto que esperan
de dicho pacto no es el que suponen. El artículo 1879 reglamente este pacto
comúnmente conocido como “pacto con resolución ipso facto” o “pacto comisorio
calificado”. De la lectura de esta disposición resultan algunas consecuencias.
a. El artículo 1879 no priva al cumplidor del derecho de exigir el
cumplimiento, de donde se deduce que el incumplimiento no resuelve el contrato
porque no se puede otorgar derecho a pedir el cumplimiento de un contrato que no
existe. Conclusión: aun cuando las partes pactaron la resolución inmediata al
incumplimiento, el contrato sobrevive.
b.- Si no se interpreta esta disposición como se ha explicado, se estaría
entregando a una de las partes la facultad de terminar un contrato dejando
simplemente de cumplir.
c. El cumplidor debe pedir al juez que declare la resolución del contrato.
d.-El propio artículo 1879 dispone que el contrato sobrevive al
incumplimiento, al otorgar un plazo para enervar la acción deducida.
74. Forma y plazo para enervar la acción. El artículo 1879 reza: “Si se
estipula que por no pagarse el precio al tiempo convenido, se resuelva ipso facto el
contrato de venta, el comprador podrá, sin embargo, hacerlo subsistir, pagando el
precio, lo más tarde , en las veinticuatro horas subsiguientes a la notificación
judicial de la demanda”.
El texto del artículo 1879 deja en claro que la resolución, por muy ipso facto
que se haya pactado, subsiste el contrato después de la infracción. También deja
en claro que el juez debe declarar la resolución, Además, que para obtener la
declaración del juez se requiere un juicio. Y por último, que la acción puede
enervarse pagando simplemente en la oportunidad que paso a explicar.
El pago como forma de enervar la resolución cuando ha operado el pacto
comisorio ipso facto. Ya se dijo que el pacto comisorio ipso facto o calificado no
pone término al contrato. Es el juez quien debe declararlo. Lo que significa la
existencia de un juicio, juicio que empieza por demanda. Agreguemos algo más a
esta forma de impedir la resolución.
a.- El pago debe hacerse dentro de las 24 horas siguientes contadas desde la
notificación de la demanda.
b. El plazo es de horas y por consiguiente corre de inmediato, al momento de
la notificación de la demanda. Por lo mismo no se aplican las normas que el
articulo 48 entrega acerca de la forma de contar los plazos.
c.- El plazo es fatal, lo que se infiere de la expresión “en” que usa el artículo
1879.
d.- El pago debe ser íntegro y conforme a las reglas de los artículos 1569 y
siguientes.
e. El pago debe comprender solo las obligaciones actualmente exigibles. No
hay disposición que obligue a pagar lo que aun está sujeto a plazo o a condición.
f. Si el acreedor no quisiere aceptar el pago, el deudor deberá hacerlo por
consignación, según las normas que oportunamente se estudiarán y que se
reglamentan en los artículos 1598 y siguientes.
79. Los terceros y las cosas muebles. Artículo 1490. Reza este artículo: “Si el
que debe una cosa mueble a plazo o bajo condición suspensiva o resolutoria, la
enajena, no habrá derecho de reivindicarla contra terceros poseedores de buena
fe.” Como ya lo hemos explicado, la condición resolutoria cumplida opera
retroactivamente y precisamente ese efecto pone en conflicto el interés del
contratante cumplidor con el interés del tercero adquirente, quien tomó todas las
precauciones posibles para asegurar su adquisición. Este tercero adquirió de buena
fe y la ley lo protege. Digo “adquirió” porque la buena fe debe estarlo al momento
de la adquisición. Recuerden que el artículo 706 anuncia que “La buena fe es la
conciencia de haberse adquirido el dominio de la cosa por medios legítimos,
exento de fraude y de todo otro vicio”.
En suma, a pesar de los defectos de redacción de que adolece, el artículo 1490
dispone que los efectos retroactivos de la acción resolutoria tácita no afectan al
tercero adquirente de cosa mueble siempre que la adquisición. haya sido de buena
fe.
89. Los comentaristas del Código acusan defectos en la redacción del artículo
1490. Acabamos de ver cuál es el sentido del artículo 1490. Así se ha entendido
sin excepción alguna. Pero conviene indicar y analizar cuáles son los defectos de
redacción en dicho artículo. Al estudiante le servirá dicho análisis para
comprender mejor y repasar algunos conceptos.
1º.- Del artículo 1490 resulta que el acreedor de una cosa mueble a plazo o bajo
condición suspensiva o resolutoria, vencido el plazo o cumplida la condición,
puede ejercer la acción reivindicatoria contra terceros de mala fe. El error consiste
en que la acción reivindicatoria solo puede ejercerla el dueño y el acreedor de cosa
mueble a plazo no es dueño. Imaginen que Z tiene un caballo con la obligación
de entregarlo a M en 90 días más Z no es dueño del caballo. Z es usufructuario y
M es nudo propietario. Esto se confirma por la regla del artículo 1078 y para su
mejor entendimiento desde ahora sepan que el plazo no impide el nacimiento del
derecho. Por eso es que el dominio del caballo pertenece a M.
Por otra parte, el artículo 1090 concede acción reivindicatoria a quien tiene la
cosa bajo condición suspensiva. Hay que recordar que el acreedor de condición
suspensiva solo tiene una expectativa sobre la cosa, o, si se quiere, un derecho en
germen, situación distinta a ser dueño, como lo exige la acción reivindicatoria.
De manera que la norma del artículo 1090 solo podría aplicarse al que tiene una
cosa bajo condición resolutoria.
El texto citado de Vodanovic propone la siguiente redacción: “Si el que tiene o
posee una cosa mueble bajo condición resolutoria, la enajena, no habrá derecho a
reivindicarla contra terceros poseedores de buena fe”17.
2º. El artículo 1490 olvidó la situación de la prenda. Sucede que el dueño de
una cosa mueble, pero sujeto a condición resolutoria, la entrega en prenda.
Vigente el derecho de prenda, y la cosa en manos del acreedor, ocurre el evento de
la condición resolutoria, Esto es, el dueño pierde el dominio de la cosa. El nuevo
dueño tiene acción contra el acreedor prendario y la ley no distingue si este
acreedor tenía la cosa de buena o mala fe. La lectura del artículo 2406 en su inciso
3º así lo demuestra.
Pues bien, tratadistas sostienen que la regla sobre la prenda recién citada es de
aplicación general para todos los gravámenes y si se acepta esto, claro está que la
expresión “enajenar” que usa el artículo 1090 corresponde a su sentido restrictivo
solamente, es decir a la traslación de la propiedad y no a la imposición de otros
derechos reales. De ello resulta que para recuperar el dominio de la cosa el tercero
debe haberla adquirido de mala fe y para recuperar los otros derechos reales bastan
con ser dueño, esté el tercero de buena o de mala fe.
Reitero que la mala fe del adquirente debe ser probada por los medios normales
que otorga la ley, incluyendo la prueba testifical puesto que se trata de probar un
hecho.
17Vodanovic Antonio, Curso de Derecho Civil, tomo III. De las Obligaciones. Editorial
Nascimento. 1941.
condición suspensiva solo otorga un germen de derecho, y no más. Recuerden que
el dominio de la cosa reclamada es requisito ineludible de la acción reivindicatoria
2. El artículo que comento no menciona el plazo, lo que implica una corrección
del defecto que se había señalado en relación con los muebles.
3. El artículo 1491, al contrario del artículo 1490, menciona a la enajenación y a
la hipoteca, censo y servidumbre. Con ello da un argumento a los que sostienen
que el artículo 1490, respecto a los muebles, no menciona estos gravámenes, lo
que indica que allí la enajenación está tomada en sentido restringido.
Pero queda en pie una pregunta. ¿Qué pasa con el usufructo, uso y habitación,
derechos reales omitidos? La respuesta es que estos derechos reales están
deliberadamente excluidos. Esto, primero, porque la disposición es excepcional y
no puede interpretarse por analogía. Y, segundo, por innecesario, porque el
usufructo, el uso y la habitación se extinguen por la resolución del derecho de
quien lo constituye, según lo prescribe el artículo 806, respecto del usufructo y en
opinión de Meza Barros (quien cita a otro autor) tocante al uso y habitación.
3. La redacción del artículo 1491 da a entender que contra los terceros de buena
fe no tiene lugar la acción resolutoria, en circunstancias que la acción resolutoria
se dirige contra quien vendió el inmueble, o lo enajenó o constituyo uno o más de
los gravámenes a que refieren el artículo. Contra el tercer adquirente cabe o no
cabe, según sea el caso, la acción reivindicatoria y no la acción resolutoria. Al
parecer, el redactor no quiso usar la palabra “reivindicación” en atención a que
respecto de los inmuebles también trata de los gravámenes citados y cuesta
concebir como puede reivindicarse una hipoteca, por ejemplo. (Recordar el
artículo 891 y leer el artículo 2416 en su inciso final)
Hechas las consideraciones que la disposición comentada merece, reiteremos
que la enajenación que el incumplidor ha hecho del inmueble queda sin efecto por
operar la acción reivindicatoria, consecuencia esta de la resolución del contrato.
Pero para ello es necesario que el tercero adquirente esté de mala fe.
Ahora bien, al contrario de lo dispuesto en relación con los muebles, el artículo
1491 señala expresamente cuando el tercero adquirente está de mala fe. Ello
sucede cuando concurren dos circunstancias: a. La condición debe constar; b- La
constancia debe existir en el título respectivo,
Estudiemos por separado estos requisitos.
93. Valor del conocimiento de la condición sin que esta conste en el título. Se
trata de una condición que por cualquiera razón no consta en el título. Como ya
sabemos, y toda vez que la buena fe se presume, el tercero adquirente queda
inmune respecto a la acción reivindicatoria que podría resultar de la resolución del
contrato. Pero, ¿qué pasa si el tercero toma conocimiento de la condición por
fuera, es decir aun faltando la constancia en el título?. ¿Se le considerará de todas
maneras de buena fe? La respuesta hay que encontrarla recordando que la buena fe
se presume y por consiguiente la mala fe es una excepción que no admite sino una
interpretación restrictiva. Por consiguiente, para que el tercero pierda su buena fe
debe cumplirse la precisa formalidad que exige el artículo 1491, esto es, constar la
condición en el título. El conocimiento que tenga a pesar de no estar consignada la
condición en el título, no le hace perder la buena fe.
94. Campo de aplicación de los artículos 1490 y 1491. Estos artículos tienen
aplicación restringida a la compraventa, la permuta y el pacto de retroventa. Así
es, a pesar de tener la apariencia de aplicación general. Sin embargo, actos
diversos tienen reglas especiales y propias sobre esta materia. Veamos.
1.- El artículo 1432 reglamenta este mismo tema respecto a las donaciones, de
manera que sus reglas son de aplicación preferente en virtud del principio de la
especialidad. ( Recordar el artículo 13)
2.-En el fideicomiso se reglamenta los efectos de la enajenación que el
propietario fiduciario, esto es, de un poseedor sujeto a condición resolutoria, hace
a un tercero. Sobre ello, recordar los artículos 757 y 758. Quedan por
consiguiente excluidas las normas generales que estamos estudiando.
3.La transmisión de la herencia no constituye enajenación lo que hace
inaplicable las normas de actual estudio.
4. No son aplicables cuando el enajenador es mero tenedor. Del texto de
Vodanovic ( página 101: “Pedro me arrienda un inmueble hasta que me vaya a
Europa. Si enajeno el inmueble no se aplica la enajenación del artículo 1491,
porque mi arrendador puede reivindicar la casa del poseedor.
5. Tampoco procede la aplicación en las adjudicaciones en una partición,
porque las adjudicaciones no constituyen enajenación y no pueden resolverse.
95. Términos que no deben confundirse. Llegado a este punto de la materia los
textos ya citados de don Arturo Alessandri y de don Ramón Meza Barros precisan
algunos términos que los estudiantes pueden confundir. Son los mismos que
señalamos en el curso de Actos Jurídicos, pero no está de más reiterarlos. Son los
que siguen.
Resolución. Es el efecto de la condición resolutoria cumplida, sea que la
condición resolutoria sea ordinaria, tácita o pacto comisorio. La resolución opera
en el momento de ocurrir el evento de la condición si se trata de condición
ordinaria. Si se trata de la tácita, o pacto comisorio, necesita que el juez la declare,
aunque, declarada, sus efectos se retrotraen al momento del incumplimiento.
Rescisión. Es la nulidad relativa. Un acto que adolece de los vicios que la
provocan se dice que se rescinde.
Terminación. Es la resolución que ha operado en contratos de tracto sucesivo,
como el arrendamiento. Su principal característica consiste en que sus efectos solo
operan para el futuro. No hay, por lo mismo, efectos retroactivos.
Revocación. El sentido más corriente es el que la considera como un modo de
extinguir ciertos contratos por la voluntad de una sola de las partes. Es una
situación excepcional si se tiene presente la norma del artículo 1545. Tiene
aplicación en el mandato, según el artículo 2163 N º3º y, aunque con el nombre de
desahucio, en el arrendamiento, conforme al artículo 1951.
El término revocación es también usado como una forma de dejar sin efecto un
acto o contrato ejecutado o celebrado por el deudor insolvente para hacer salir
bienes de su patrimonio y así perjudicar a sus acreedores. En otras palabras,
revocación es el resultado favorable del ejercicio de la acción pauliana, también
llamada revocatoria, retratada en el artículo 2468.
Resciliación Lo común es entender por ello al mutuo consentimiento apara
poner fin a un contrato o a una obligación. A ella se refieren los artículos 1545 y
1567 inciso 1º. Pero mi idea particular es distinguir entre mutuo consentimiento y
resciliación. Al mutuo consentimiento se refieren los artículos citados y su sentido
es el que hemos señalado. Pero ocurre que cuando el mutuo consentimiento
envuelve obligaciones que ya se han cumplido se origina una nueva obligación
cual es la de restitución. Ahora bien, si el mutuo consentimiento es una
convención, se transforma en contrato por generar obligaciones de restitución. En
tal caso, el mutuo consentimiento, transformado ahora en contrato, toma el
nombre de resciliación.
Sobre esta precisión de términos, va una última observación. Es que el Código
a veces no usa adecuadamente estos vocablos. Vean, por ejemplo, el artículo 1486
inciso 2º que dice “rescinda” en vez de “dejar sin efecto”, o el artículo 2271 que
cae en el mismo error. El artículo 2271 usa la expresión rescisión en vez de
resolución. En fin, la resolución ha sido omitida en otras disposiciones en que
debió estar y no está. Sobre ello, lean y discurran sobre los artículos 1826 y 2101.
Quede claro, sin embargo, que las equivocaciones del Código en el uso de estos
vocablos no dispensan al estudiante que cae en ellas.
96 Obligaciones a plazo.
97. Concepto. El artículo 1494 entrega una definición: “el plazo es la época
que se fija para el cumplimiento de la obligación”. Otra definición resulta del
artículo 1080 que, en relación con las asignaciones testamentarias, dice que
estas pueden estar limitadas por plazos o días “de que depende el goce actual
o la extinción de un derecho”.
Otra definición más usada en los textos de estudio: “Un hecho futuro y
cierto del cual depende el ejercicio o la extinción de un derecho”.
O, como dice Pothier, “El plazo es un espacio de tiempo otorgado al
deudor para saldar su obligación”.18
98. Reglamentación del plazo. Rigen el plazo los artículos del Título V del
Libro IV, pero hay disposiciones aplicables al plazo en el Libro III sobre
asignaciones testamentarias. El artículo 1498 ordena aplicar a las
convenciones las normas de las asignaciones testamentarias y el artículo
1080 dispone que las asignaciones a plazo - a día dice el precepto – se
sujetaran a las reglas de las obligaciones a plazo.
En resumen, el plazo admite dos lugares de reglamentación, pero hay que
advertir que en esta materia las normas de las asignaciones testamentarias
son supletorias, Esto resulta de la redacción y sentido de ambos artículos
citados. .
19Página 269 y Nº 240, Tomo Décimo, , Imprenta Nascimento. Santiago. 1936“De las
Obligaciones”, Explicaciones del Derecho Civil Chileno y Comparado”
mutuo, el acreedor y el deudor tuvieron la intención de fijar un plazo y no
unan condición. Se trata de un plazo con vencimiento indeterminado,
pero la indeterminación termina cuando el juez, atendiendo a que el
deudor ahora tienen facultades económicas, pone término al
cumplimiento. La norma de este artículo, dice el autor citado, puede
hacerse extensiva a todos los plazos semejantes al comentado en el
mutuo
22El estudio de esta materia corresponde a un capítulo o sección titulada “Teoría de los Riesgos”. En esta parte
de nuestro estudio solo se han entregado algunos principios generales
a.- Si se hubiere estipulado que el deudor responderá del caso
fortuito, convención permitido por el inciso final del artículo 1547 .
b.- Si el deudor se ha constituido en mora de entregar la cosa.
Esto es a menos que, estando el deudor en mora, el caso fortuito
igualmente habría dañado la cosa si hubiere estado en poder del
acreedor. Así resulta de los artículos 1547 inciso 2º, 1550, 1590 y 1672.
c.- Si el caso fortuito ha sobrevenido por hecho o culpa del
deudor, conforme al artículo 1547 inciso 2º. Hay que advertir que en tal
situación propiamente no hay caso fortuito, porque el hecho o culpa del
deudor se oponen a la existencia de un caso fortuito: ver artículo 45.
d. Si el deudor se ha comprometido a entregar una misma cosa a
dos o más personas por obligaciones distintas: artículo 1550.
e.- El deudor que ha robado o hurtado una cosa no puede alegar
que la cosa ha perecido por caso fortuito: artículo 1676.
153. Extinción de la solidaridad por muerte del deudor. Hay que recordar la norma del
artículo 1097 en cuanto disponen que los herederos representan la persona del causante
para sucederle en todos sus derechos y obligaciones transmisibles. En suma, los herederos
responden del cumplimiento de las obligaciones contraídas por el causante. De ahí que el
artículo 1523 insista: “Los herederos de cada uno de los deudores solidarios son entre
todos obligados al total de la deuda, pero cada heredero será responsable de aquella cuota
de la deuda que corresponda a su porción hereditaria”.
29En el próximo curso se estudiará la fianza. En esa oportunidad se observará la importancia que tiene
otorgar a estos codeudores la calidad e fiadores. Mientras tanto, ustedes peden consultar el artículo 2370 y
1610 Nº 3º, este último materia de este curso.
El ejemplo de Meza Barros ( página 173 de su Manual) ; A, B y C deben
solidariamente $300.000.-; A fallece y deja como herederos a D y a E.. D y E deben
individualmente $150.000.
De donde resulta un principio: la solidaridad no se transmite a los herederos del
codeudor solidario fallecido.
172. Síntesis,. Todo lo hasta ahora explicado sobre la solidaridad pasiva puede
resumirse en lo que sigue: Cada deudor debe su cuota y no más, pero uno de
ellos se ve obligado a pagar el total porque el objeto debido es indivisible. Como
debe solamente su cuota, quien pagó tiene derecho a que sus codeudores le
indemnicen porque ha pagado más de lo que debía”. Ver el artículo 1530 en
cuanto dispone que al deudor que pagó le queda a salvo su acción contra los
demás deudores para la indemnización que le deban..
32 Aquellos de ustedes que lean a Alessandri notarán que el profesor escribe “solidariedad”.
d.) En la solidaridad cada acreedor se considera dueño del total del crédito y
es por ello que puede cobrarlo, novarlo o condonarlo, como resulta de los
artículos 1518 y 1519. En cambio, en la obligación solidaria cada acreedor es
dueño de su cuota solamente y es por ello que no puede novarla ni remitirla
conforme lo dispone el artículo 1532.
e.) En las obligaciones solidarias cada deudor debe el total y tiene que
pagar el total. No puede excusarse pidiendo que también se cobre la cuota de
los otros codeudores. En la obligación solidaria, en cambio el deudor
demandado puede pedir un plazo para entenderse con los demás codeudores.
conejo
.